I. ¿QUÉ ES LA FILOSOFÍA?

QUÉ SEA LA FILOSOFÍA y cuál su valor, es cosa discuti-

da. De ella se esperan revelaciones extraordinarias
o bien se la deja indiferentemente a un lado como
un pensar que no tiene objeto. Se la mira con respe-
to, como el importante quehacer de unos hombres
insólitos o bien se la desprecia como el superfluo
cavilar de unos soñadores. Se la tiene por una cosa
que interesa a todos y que por tanto debe ser en el
fondo simple y comprensible, o bien se la tiene por
tan difícil que es una desesperación el ocuparse con
ella. Lo que se presenta bajo el nombre de filosofía
proporciona en realidad ejemplos justificativos de
tan opuestas apreciaciones.
Para un hombre con fe en la ciencia es lo peor de
todo que la filosofía carezca por completo de resul-
tados umversalmente válidos y susceptibles de ser
sabidos y poseídos. Mientras que las ciencias han
logrado en los respectivos dominios conocimientos
impresionantemente ciertos y umversalmente acep-
tados, nada semejante ha alcanzado la filosofía a
pesar de esfuerzos sostenidos durante milenios. No
hay que negarlo: en la filosofía no hay unanimidad
alguna acerca de lo conocido definitivamente. Lo
aceptado por todos en vista de razones imperiosas
se ha convertido como consecuencia en un conoci-
miento científico; ya no es filosofía, sino algo que
pertenece a un dominio especial de lo cognoscible.
Tampoco tiene el pensar filosófico, como lo tienen
las ciencias, el carácter de un proceso progresivo.
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Estamos ciertamente mucho más adelantados que a la filosofía se pretende poder sin más intervenir
Hipócrates, el médico griego; pero apenas podemos en ella y hablar de ella. Pasan por preparación sufi-
decir que estemos más adelantados que Platón. ciente la propia humanidad, el propio destino y la
Sólo estamos más adelantados en punto al material propia experiencia.
de los conocimientos científicos de que se sirve este Hay que aceptar la exigencia de que la filosofía
último. En el filosofar mismo, quizá apenas haya- sea accesible a todo el mundo. Los prolijos caminos
mos vuelto a llegar a él. de la filosofía que recorren los profesionales de ella
Este hecho, de que a toda criatura de la filosofía sólo tienen realmente sentido si desembocan en el
le falte, a diferencia de las ciencias, la aceptación hombre, el cual resulta caracterizado por la forma
unánime, es un hecho que ha de tener su raíz en la de su saber del ser y de sí mismo en el seno de éste.
naturaleza de las cosas. La clase de certeza que Segundo. El pensar filosófico tiene que ser origi-
cabe lograr en filosofía no es la científica, es decir, nal en todo momento. Tiene que llevarlo a cabo cada
la misma para todo intelecto, sino que es un cercio- uno por sí mismo.
rarse en la consecución del cual entra en juego la Una maravillosa señal de que el hombre filosofa
esencia entera del hombre. Mientras que los cono- en cuanto tal originalmente son las preguntas de
cimientos científicos versan sobre sendos objetos los niños. No es nada raro oír de la boca infantil algo
especiales, saber de los cuales no es en modo algu- que por su sentido penetra inmediatamente en las
no necesario para todo el mundo, trátase en la filo- profundidades del filosofar. He aquí unos ejemplos.
sofía de la totalidad del ser, que interesa al hombre Un niño manifiesta su admiración diciendo: "me
en cuanto hombre, trátase de una verdad que allí empeño en pensar que soy otro y sigo siendo siem-
donde destella hace presa más hondo que todo co- pre yo". Este niño toca en uno de los orígenes de
nocimiento científico. toda certeza, la conciencia del ser en la conciencia
La filosofía bien trabajada está vinculada sin del yo. Se asombra ante el enigma del yo, este ser
duda a las ciencias. Tiene por supuesto éstas en el que no cabe concebir por medio de ningún otro. Con
estado más avanzado a que hayan llegado en la su cuestión se detiene el niño ante este límite.
época correspondiente. Pero el espíritu de la filoso- Otro niño oye la historia de la creación. Al princi-
fía tiene otro origen. La filosofía brota antes de toda pio creó Dios el cielo y la tierra..., y pregunta en el
ciencia allí donde despiertan los hombres. acto: "¿Y qué había antes del principio?" Este niño
ha hecho la experiencia de la infinitud de la serie de
Representémonos esta filosofía sin ciencia en algu- las preguntas posibles, de la imposibilidad de que
nas notables manifestaciones. haga alto el intelecto, al que no es dado obtener una
Primero. En materia de cosas filosóficas se tiene respuesta concluyente.
casi todo el mundo por competente. Mientras que se Ahora, una niña, que va de paseo, a la vista de un
admite que en las ciencias son condición del enten- bosque hace que le cuenten el cuento de los elfos
der el estudio, el adiestramiento y el método, frente que de noche bailan en él en corro... "Pero ésos no
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los hay..." Le hablan luego de realidades, le hacen ocultaciones y de las cosas que no son cuestión, per-
observar el movimiento del Sol, le explican la cues- diendo la ingenuidad del niño. Éste se halla aún
tión de si es que se mueve el Sol o que gira la Tierra francamente en ese estado de la vida en que ésta
y le dicen las razones que hablan en favor de la for- brota, sintiendo, riendo y preguntando cosas que
ma esférica de la Tierra y del movimiento de ésta en pronto se le escapan para siempre. El niño olvida lo
torno de su eje... "Pero eso no es verdad", dice la que se le reveló por un momento y se queda sor-
niña golpeando con el pie en el suelo, "la Tierra está prendido cuando los adultos que apuntan lo que ha
quieta. Yo sólo creo lo que veo." "Entonces tú no crees dicho y preguntado se lo refieren más tarde.
en papá Dios, puesto que no puedes verle." A esto se Tercero. El filosofar original se presenta en los
queda la niña pasmada y luego dice muy resuelta: enfermos mentales lo mismo que en los niños. Pasa
"Si no existiese él, tampoco existiríamos nosotros". a veces —raras— como si se rompiesen las cadenas
Esta niña fue presa del gran pasmo de la existen- y los velos generales y hablase una verdad impre-
cia: ésta no es obra de sí misma. Concibió incluso la sionante. Al comienzo de varias enfermedades men-
diferencia que hay entre preguntar por un objeto tales tienen lugar revelaciones metafísicas de una
del mundo y el preguntar por el ser y por nuestra índole estremecedora, aunque por su forma y len-
existencia en el universo. guaje no pertenecen, en absoluto, al rango de aque-
Otra niña, que va de visita, sube una escalera. Le llas que dadas a conocer cobran una significación
hacen ver cómo va cambiando todo, cómo pasa y objetiva, fuera de casos como los del poeta Hó'lder-
desaparece, como si no lo hubiese habido. "Pero lin o del pintor Van Gogh. Pero quien las presencia
tiene que haber algo fijo... que ahora estoy aquí no puede sustraerse a la impresión de que se rompe
subiendo la escalera de casa de la tía, siempre será un velo bajo el cual vivimos ordinariamente la vida.
una cosa segura para mí." El pasmo y el espanto A más de una persona sana le es también conocida
ante el universal caducar y fenecer de las cosas se la experiencia de revelaciones misteriosamente pro-
busca una desmañada salida. fundas tenidas al despertar del sueño, pero que al
Quien se dedicase a recogerla, podría dar cuenta despertarse del todo desaparecen, haciéndonos sen-
de una rica filosofía de los niños. La objeción de que tir que no somos más capaces de ellas. Hay una ver-
los niños lo habrían oído antes a sus padres o a dad profunda en la frase que afirma que los niños y
otras personas, no vale patentemente nada frente los locos dicen la verdad. Pero la originalidad crea-
a pensamientos tan serios. La objeción de que estos dora a la que somos deudores de las grandes ideas
niños no han seguido filosofando y que por tanto filosóficas no está aquí, sino en algunos individuos
sus declaraciones sólo pueden haber sido casuales, cuya independencia e imparcialidad los hace apare-
pasa por alto un hecho: que los niños poseen con fre- cer como unos pocos grandes espíritus diseminados
cuencia una genialidad que pierden cuando crecen. a lo largo de los milenios.
Es como si con los años cayésemos en la prisión de Cuarto. Como la filosofía es indispensable al hom-
las convenciones y las opiniones corrientes, de las bre, está en todo tiempo ahí, públicamente, en los
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refranes tradicionales, en apotegmas filosóficos co- Ir de camino buscando, o bien hallar el reposo y la
rrientes, en convicciones dominantes, como por ejem- plenitud del momento —no son definiciones de la fi-
plo en el lenguaje de los espíritus ilustrados, de las losofía. Ésta no tiene nada ni encima ni al lado. No
ideas y creencias políticas, pero ante todo, desde el es derivable de ninguna otra cosa. Toda filosofía se
comienzo de la historia, en los mitos. No hay mane- define ella misma con su realización. Qué sea la
ra de escapar a la filosofía. La cuestión es tan sólo si filosofía hay que intentarlo. Según esto es la filo-
será consciente o no, si será buena o mala, confusa o sofía a una la actividad viva del pensamiento y la
clara. Quien rechaza la filosofía, profesa también reflexión sobre este pensamiento, o bien el hacer y
una filosofía, pero sin ser consciente de ella. el hablar de él. Sólo sobre la base de los propios in-
tentos puede percibirse qué es lo que en el mundo
¿Qué es, pues, la filosofía, que se manifiesta tan nos hace frente como filosofía.
universalmente bajo tan singulares formas? Pero podemos dar otras fórmulas del sentido de
La palabra griega filósofo (philósophos) se formó la filosofía. Ninguna agota este sentido, ni prueba
en oposición a sophós. Se trata del amante del cono- ninguna ser la única. Oímos en la Antigüedad: la
cimiento (del saber) a diferencia de aquel que es- filosofía es (según su objeto) el conocimiento de las
tando en posesión del conocimiento se llamaba cosas divinas y humanas, el conocimiento de lo ente
sapiente o sabio. Este sentido de la palabra ha per- en cuanto ente, es (por su fin) aprender a morir, es
sistido hasta hoy: la busca de la verdad, no la pose- el esfuerzo reflexivo por alcanzar la felicidad; asi-
sión de ella, es la esencia de la filosofía, por frecuen- milación a lo divino, es finalmente (por su sentido
temente que se la traicione en el dogmatismo, esto universal) el saber de todo saber, el arte de todas
es, en un saber enunciado en proposiciones, defini- las artes, la ciencia en general, que no se limita a
tivo, perfecto y enseñable. Filosofía quiere decir: ir ningún dominio determinado.
de camino. Sus preguntas son más esenciales que Hoy es dable hablar de la filosofía quizá en las
sus respuestas, y toda respuesta se convierte en siguientes fórmulas; su sentido es:
una nueva pregunta. Ver la realidad en su origen;
Pero este ir de camino —el destino del hombre en apresar la realidad conversando mentalmente
el tiempo— alberga en su seno la posibilidad de una conmigo mismo, en la actividad interior;
honda satisfacción, más aún, de la plenitud en algu- abrirnos a la vastedad de lo que nos circunvala;
nos levantados momentos. Esta plenitud no estriba osar la comunicación de hombre a hombre sir-
nunca en una certeza enunciable, no en proposicio- viéndose de todo espíritu de verdad en una lucha
nes ni confesiones, sino en la realización histórica amorosa;
del ser del hombre, al que se le abre el ser mismo. mantener despierta con paciencia y sin cesar la
Lograr esta realidad dentro de la situación en que razón, incluso ante lo más extraño y ante lo que se
se halla en cada caso un hombre es el sentido del rehusa.
filosofar. La filosofía es aquella concentración mediante la
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cual el hombre llega a ser él mismo, al hacerse par- lo ridiculizó la sirviente que le vio caer en un pozo
tícipe de la realidad. por andar observando el cielo estrellado. A qué
anda buscando lo que está más lejos, si es torpe en
Bien que la filosofía pueda mover a todo hombre, in- lo que está más cerca.
cluso al niño, bajo la forma de ideas tan simples La filosofía debe, pues, justificarse. Pero esto es
como eficaces, su elaboración consciente es una fae- imposible. No puede justificarse con otra cosa para
na jamás acabada, que se repite en todo tiempo y la que sea necesaria como instrumento. Sólo puede
que se rehace constantemente como un todo presen- volverse hacia las fuerzas que impulsan realmente
te —se manifiesta en las obras de los grandes filó- al filosofar en cada hombre. Puede saber que pro-
sofos y como un eco en los menores. La conciencia mueve una causa del hombre en cuanto tal tan des-
de esta tarea permanecerá despierta, bajo la forma interesada que prescinde de toda cuestión de uti-
que sea, mientras los hombres sigan siendo hombres. lidad y nocividad mundanal, y que se realizará
No es hoy la primera vez que se ataca a la filoso- mientras vivan hombres. Ni siquiera las potencias
fía en la raíz y se la niega en su totalidad por super- que le son hostiles pueden prescindir de pensar el
flua y nociva. ¿A qué está ahí? Si no resiste cuando sentido que les es propio, ni por ende producir cuer-
más falta haría... pos de ideas unidas por un fin que son un sustituto
El autoritarismo eclesiástico ha rechazado la filo- de la filosofía, pero se hallan sometidos a las condi-
sofía independiente porque aleja de Dios, tienta a ciones de un efecto buscado —como el marxismo y
seguir al mundo y echa a perder el alma con lo que el fascismo. Hasta estos cuerpos de ideas atesti-
en el fondo es nada. El totalitarismo político hizo guan la imposibilidad en que está el hombre de
este reproche: los filósofos se han limitado a inter- esquivarse a la filosofía. Ésta se halla siempre ahí.
pretar variadamente el mundo, pero se trata de La filosofía no puede luchar, no puede probarse,
transformarlo. Para ambas maneras de pensar ha pero puede comunicarse. No presenta resistencia
pasado la filosofía por peligrosa, pues destruye el allí donde se la rechaza, ni se jacta allí donde se la
orden, fomenta el espíritu de independencia y con escucha. Vive en la atmósfera de la unanimidad que
él el de rebeldía y revolución, engaña y desvía al en el fondo de la humanidad puede unir a todos con
hombre de su verdadera misión. La fuerza atrac- todos.
tiva de un más allá que nos es alumbrado por el En gran estilo sistemáticamente desarrollada hay
Dios revelado, o el poder de un más acá sin Dios filosofía desde hace dos mil quinientos años en
pero que lo pide todo para sí, ambas cosas quisieran Occidente, en China y la India. Una gran tradición
causar la extinción de la filosofía. nos dirige la palabra. La multiformidad del filoso-
A esto se añade por parte del sano y cotidiano far, las contradicciones y las sentencias con preten-
sentido común el simple patrón de medida de la uti- siones de verdad pero mutuamente excluyentes no
lidad, bajo el cual fracasa la filosofía. Ya a Tales, pueden impedir que en el fondo opere una Unidad
que pasa por ser el primero de los filósofos griegos, que nadie posee pero en torno de la cual giran en
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todo tiempo todos los esfuerzos serios: la filosofía

una y eterna, la philosophia perennis. A este fondo
histórico de nuestro pensar nos encontramos remi-
tidos, si queremos pensar esencialmente y con la
conciencia más clara posible.