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Sainetes 2

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80

Cada uno tome su mueble,


Y á cenar, el que lo tenga.
TODOS. Y aquí acaba este saínete
Perdonad las faltas nuestras.
MANOLO.
TRAGEDIA PARA REIR,

SAINETE PARA LLORAR.

PERSONAJES.

E L TÍO MATUTE, taberne-


L A POTAGERA, enamora-
ro de Lavapiés mari- da, en ausencia de Ma-
do de nolo, de
L A T Í A CHIRIPA, casta- MEDIODIENTE , amante de
ñera. la Remilgada.
L A REMILGADA , hija del SABASTI A N , esterero, con-
tio, amante de Medio- fidente de todos.
diente. VERDULERAS]
MANOLO , hijo de la tia,
amante pasado de
MUCHACHOS, J

y m e d i d e1 3C S l ! e A c h a
eV t T ¡ T 3 S o ' ° » ^ Lavapiés para
ACTO ÚNICO.

ESCENA PRIMERA.
Después de la estrepitosa obertura de timbales y clarines, se levanta el
telón, y aparece el teatro de calle pública, con magnífica portada de ta-
berna, y su cortina apabellonada de un lado, y del otro tres 6 cuatro
puestos de verduras y frutas, con sus respectivas mujeres: la TÍA CHIRIPA
estará á la puerta de la taberna con su puesto de castañas, y SABASTIAM
haciendo soguilla á la punta del tablado. En el fondo de la taberna suena
la gaita gallega un rato, y luego salen dándose de cachetes MEDIODIEHTR
y otro tuno, que huye luego que sale el TÍO MATUTE con el garrote, y
comparsa de aguadores.

MEDIOD. O te he de echar las tripas por la boca,


O hemos de ver quién tiene la peseta.
SÁBASTIAN. Aguarda, Mediodiente.
CHIRIPA. ¿Pues qué es esto?
¿Cómo no miran quién está á la puerta
De la taberna, y salen con más modo?
Y no que por un tris no van la mesa
Y las castañas con dos mil demonios.
MEDIODIENTE. Los héroes como yo cuando pelean
No reparan en mesas ni en castañas.
CHIRIPA. YO te aseguro...
SÁBASTIAN. Moderaos, princesa,
Pues si no me equivoco, el Tio Matute
Con su gente y sus armas ya se acerca.
ESCENA II.
Tío M A T U T E , SU comparsa y los dichos.

Tío. Escuadrón de valientes parroquianos,


Ya veis que la opinión de mi taberna
Está pendiente: nadie los perdone,
Y cada cual les dé con lo que pueda.
MEDIODIENTE. Aguárdate, cobarde.
Tío. No le sigas.
83
Y date t ú á prisión.
MEDIODIENTE. ¿Pues q u é m á s prueba
Queréis, si el otro huye y yo me quedo,
De que él os hizo noche la peseta?
Tío. Tengas ó no la culpa, pues te pillo,
Tú, Mediodiente, pagarás l a pena;
Porque la fama que hasta aquí h a b r á roto
Más de catorce pares de trompetas
Por ese Lavapiés, preconizando
Mis medidas, m i vino y m i conciencia,
No ha de decir j a m á s que hubo en m i casa
U n hurto que importase una lanteja.
¿Se ha de decir que hurtaron cuatro reales
E n una que es acaso la primera
Tertulia de l a corte, donde acuden
Sujetos de naciones tan diversas,
Y tantos petimetres con vestidos
De m i l colores y galón de seda?
¿Aquí donde arrimados los bastones
Y plumas que autorizan las traseras
De los coches, es todo confianza,
Se ha de decir que hay quien faltó á ella?
¿Aquí donde compiten los talentos,
Dempues de deletreada la Gaceta,
Y de cada cuartillo se producen
Diluvios de conceptos y de lenguas?
Aquí donde las honras de las casas,
Mientras yo mido, los criados pesan,
De suerte que á no ser por m í y por ellos,
Muchas cosas quizá no se supieran?
¿Aquí ha de haber quien robe? Rabio de i r a .
Que se emborrachen, vaya enhorabuena,
Que á eso vienen aquí las gentes de honra;
¿Pero quién será aquel, dempues que beba,
Que hurte, juegue, murmure n i maldiga
E n el bajo salón de m i taberna?
MEDIOD. Matute, ¿qué apostáis cagarro un canto,
Y os parto por enmedio la mollera?
84
Tío. ¿Yo amenazado?
MEDIODIENTE. ¿YO ladrón?
CHIRIPA. Esposo,
Déjale con m i l diablos.
Tío. No pretendas
Que deje sin castigo su amenaza.
CHIRIPA. ¡Ay, señor, que amenaza t u cabeza,
Y conforme te puede dar en duro,
T a m b i é n te puede dar donde te duela!
Tío. T ú dices bien. ¡Ah, cuánto en ocasiones
Las mujeres prudentes aprovechan!
S A B A S T I A N . ¡Templanza heroica!
MEDIODIENTE. ¡Formidable aspecto!

E S C E N A III
que se representará con la dignidad correspondiente.
REMILGADA y los dichos.

REMILGADA. L a llave me entregad de la bodega,


Que el jarro se acabó del vino tinto.
Tío. Y o tengo capitanes de esperencia
Y de robusta espalda, que manejan
Mejor las cubas, y subirle puedan.
CHIRIPA. Para esta expedición fuera m á s ú t i l
Que no faltase t u persona excelsa,
No equivoquen el vino veterano;
Pues el que ayer llegó de Valdepeñas
A ú n e s t á moro, y fuera picardía
Consentir que cristianos lo bebieran.
Tío. ¡Qué discreción! Ven pues, porque al momento
L a llave saques y el candil enciendas.

ESCENA IV.
REMILGADA, MEDIODIENTE, SABASTIAN y las VERDULERAS.

MEDIODIENTE. ¿ E S posible, divina Remilgada,


Que siquiera la vista no me vuelvas?
85
¿ Y la fe que juraste á Medie-diente?
REMILG. Y O no me hablo con gente sin vergüenza;
N i yo por medio diente m á s ó menos
He de exponer m i aquel á malas lenguas,
No teniendo otra cosa m á s de sobra
Que los dientes enteros y las muelas.
MEDIODIENTE. Y a te entiendo, y te juro, dueño m i ó ,
Que nunca he vuelto á ver l a Potagera,
Dende l a noche que la d i la tunda
Por darte á t i satisfacción.
REMILGADA. NO mientas;
Que yo el dia te v i de los Defuntos
Ir cácia el hespital junto con ella.
MEDIODIENTE. N O viste tal.
REMILGADA. SÍ V Í .
(Dentro suenan unos cencerros.)
MEDIODIENTE. ¿Pero q u é salva
De a r m o n í a bestial el aire llena?
SABASTIAN. E s t o e s , señor, sin duda, que Manolo,
Aquel de quien han sido las proezas
E n Madril tan notorias, aquel joven
Que aluno de las m a ñ a s y la escuela
Del ensine Zambullo, dio al maestro
Tanto que hacer, en el m e s ó n se apea
Dempues de concluir las diez c a m p a ñ a s
E n que el Africa vio; pues su soberbia,
No cabiendo del mundo en l a una parte,
Repartió entre las dos su corpulencia.
MEDIODIENTE. ¿NO es éste el hijo de l a t i a Chiripa,
T u madrastra, y el que en los patos entra
De que ha de ser t u esposo, pues t u padre,
E l tio Matute, se casó con ella?
REMILGADA. E l mismo es.
MEDIODIENTE. ¡Pues reniego de t u casta!
¿Para q u é me digistes, embustera,
Que me querías? ¿Era este el motivo
De estar conmigo por las noches seria,
Y de darme sisados los cuartillos?
86
¡Oh santos dioses! Y o te juro, ¡ah perra!
Que has de ver de los dos cuál es m á s hombre
E n medio del Campillo de Manuela,
De naaja á naaja ó p u ñ o á p u ñ o ,
Y le tengo de echar las tripas juera.
R E M I L G A D A . N O te irrites, señor. ¡Destino alverso,
Suspende tus furiosas influencias!
¿Casarme con Manolo yo? ¡y qué poco!
Primero me cortara la cabeza.
MEDIODIENTE. ¿Serás ñ r m e ?
REMILGADA. Testigo el Espartero.
¡Así lo fueras t ú !
MEDIODIENTE. S i te hago ofensa
Y falto á m i palabra, que me falten
E l vino y el tabaco, l a moneda
E n el juego...
REMILGADA. N O m á s , m i bien, que bastan
L o s juramentos para que te crea.
Queda en paz.
MEDIODIENTE. Yete en paz.
REMILGADA. Sólo te encargo
Que no vuelvas á ver l a Potagera.
MEDIODIENTE. ¡Ay que viene Manolo!
REMILGADA. ¡Ay que eres tuno!
Los DOS. ¡Cielos, dadme favor ó resistencia!

ESCENA V.
MEDIODIENTE, SABASTIAN y las VERDULERAS.

MEDIODIENTE. [Cuidado, Sabastian, con el secreto.]


S A B A S . Soy quien soy; soy t u amigo, vé, sosiega,
Y las cosas dispon, pues esto nadie
L o sabe sino yo y las verduleras.
(Váse Mediodiente.)
¡Oh amor, cuando en dos almas te introduces,
Y m á s cuando son almas como estas,
¡Qué heroicos pensamientos las sugieres,
Y con q u é heroicidá los d e s e m p e ñ a n !
87
Pero Manolo viene; ¡santos cielos!
A q u í del interés de l a tragedia;
Y porque nunca la ilusión se trunque,
Influya Apolo la unidad, centena,
E l millar, el millón, y s i es preciso,
Toda l a tabla de contar entera.

ESCENA VI.
MANOLO de tuno con capita corta y montera, y la posible comparsa de
pillos, y SABASTIAN.

MANOLO. Y a estamos en Madril, y en nuestro barrio,


Y a q u í nos h o n r a r á con su presencia
M i madre, que si no es una real moza,
Por lo menos veréis una real vieja.
¡La patria q u é dulce es para aquel hijo
Que vuelve sin camisa n i calcetas!
Sin embargo de que eran de Vizcaya
L a s que sacó en el dia de su ausencia.
SABASTIAN. ¡Manolo!
MANOLO. ¡Sabastian! dame los brazos;
Y no e x t r a ñ e s , amigo, me sorprenda
De verte en u n estado tan humilde.
¿Tú manejar esparto en vez de cuerdas
Para asaltar balcones y cortinas?
¿Tú que por las rendijas de las puertas
Introducías l a flexible mano,
L a aplicas á labores tan groseras?
¿Qué es esto?
SABASTIAN. ¿Qué ha de ser? que se ha trocado
Tanto Madril por dentro y por ajuera,
Que lo que por ajuera y por adentro
Antes fué porquería, y a es limpieza.
MANOLO. ¿Cómo?
SABASTIAN. Son cuentos largos; pero, amigo,
T ú con t u gran talento considera
Cómo e s t á todo, cuando yo me he puesto
A sastre de serones y de esteras.
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MANOLO. Dime m á s novedades. ¿Y l a P a c h a ,
L a Alifonsa, l a Ojazos y l a Tuerta?
S A B A S T I A N . E n San Fernando.
MANOLO. ¡Si sus vocaciones
H a n sido con fervor, dichosas ellas!
S A B A S T I A N . N O apetecieron ellas la clausura,
Que allí las embocaron de por juerza.
MANOLO. ¿Pues q u é tirano padre les da estado
Contra s u voluntad á las doncellas?
S A B A S T I A N . Y a sabes que entre gentes conocidas
E s l a razón de estado quien gobierna.
MANOLO. ¿Y nuestros camaradas, el Zurdillo,
E l Tinoso, Braguillas y Pateta?
S A B A S T I A N . Todos fueron en tropa...
MANOLO. Dende chicos
Fueron m u y inclinados á l a guerra,
Y el dia que se hallaban sin contrarios
Jugaban á romperse las cabezas.
S A B A S T I A N . P e r m í t e m e que gane las albricias
De t u llegada.
MANOLO. Y O te doy licencia.
S A B . Pero no hay para q u é , pues y a te h a n visto.
MANOLO. ¡Cielos, dadme templanza y fortaleza!

ESCENA V I L
La tia CHIRIPA y los dichos.

C H I R I P A . ¡Manolillo!
MANOLO. ¡Señora y madre m i a !
Dejad que i m p r i m a en la manaza bella
E l dulce beso de m i sucia boca.
¿Y m i padre?
CHIRIPA. Murió.
MANOLO. Sea norabuena.
¿Y m i t i a l a R o m a '
CHIRIPA. ¡En el hespicio!
MANOLO. ¿Y m i hermano?
CHIRIPA. E n Oran.
89
MANOLO. ¡ F a m o s a tierra!
¿Y m i c u ñ a d a ?
CHIRIPA. E n las Arrecogldas.
MANOLO. Hizo bien, que bastante anduvo suelta.
E S C E N A VIII.
Los dichos, el Tío MATUTE y la REMILGADA.

Tío y REMILGADA. ¡Manolo, bisn venido!


MANOLO (á la tia chiripa). ¿Quién es éste
Que tan serio me habla y se presenta?
CHIRIPA. Otro padre que yo te he prevenido,
Porque con l a orfandá no te afligieras.
MANOLO. ¿ Y q u é destino tiene?
Tío. Tabernero.
{Lo dice con dignidad, y Manolo y su comparsa le hacen una profunda y
expresiva reverencia.)
CHIRIPA
(presentándole á la Remilgada).
Y é s t a , que es rama de l a m i s m a cepa,
Es s u hija y t u esposa.
REMILGADA. ¡ Y O fallezco!
CHIRIPA. R e p á r a l a q u é aseada y q u é compuesta.
MANOLO Y a veo que lo e s t á .
CHIRIPA. ¿Vienes cansado?
MANOLO. ¿De qué? Diez ó doce a ñ o s de miseria,
De grillos y de zurras, son lo mismo
Para m í que beberme una botella.
Tío. ¿Cómo te fué en presillo?
MANOLO. Grandemente.
SABASTIAN. Cuenta de t u jornada y tus proezas
E l cómo, por menor ó por arrobas.
MANOLO. F u é , señores, en ñ n , de esta manera.
No refiero los méritos antiguos
Que me adquirieron en m i edad primera
L a c o m ú n opinión; paso en silencio
Las pedradas que d i , las faldriqueras
Que asalté, y los p a ñ u e l o s de tabaco
Con que llené m i casa de banderas,
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Y voy sin reparar en accidentes
A l a sustancia de la dependencia.
Dempues que del palacio de provincia
E n público salí con la cadena,
Rodeado del ejército de pillos,
A ocupar de los moros las fronteras,
E n bien penosas y contadas marchas,
Sulcando rios y pisando tierras,
Llegamos á Algeciras, dende donde
Llenas de aire las tripas y las velas,
Del viento protegido y de las ondas,
Los muros Saludé de l a gran Ceuta.
No bien pisé l a arena de sus playas,
Cuando en tropel salió, si no en hileras,
Toda la guarnición á recibirnos
Con su gobernador en medio de ella.
Encaróse conmigo, y p r e g u n t ó m e :
¿Quién eres? y al oir que m i respuesta
Sólo fué, soy Manolo, dijo serio:
Por t u fama conozco y a tus prendas.
Dende aquel mismo instante, en los diez a ñ o s
No ha habido expedición en que no fuera
Y o el primerito. ¡Qué servicios hice!
Y o levanté murallas; de la arena
Limpié los fosos; a m a s é cal v i v a ;
R o m p í m i l picas; descubrí canteras,
Y en las noches y ratos m á s ociosos
Mataba mis contrarios treinta á treinta.
Tío. ¿Todos moros?
MANOLO. Nenguno era cristiano,
Pues que con sangre humana se alimentan.
E n ñ n , de mis p e q u e ñ o s enemigos
Yencida la p o r ñ a y l a caterva,
Me vuelvo á reposar al patrio suelo;
Aunque s e g ú n el brío que me alienta,
Poco me satisface esta jornada,
Y sólo juzgo que salí de Ceuta
Para correr dempues las d e m á s cortes,
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Peñón, Oran, Melilla y Alhucemas.
SABASTIAN. Y entre tanto á las minas del azogue
Puedes i r á pasar la primavera.
Tío (á Remilgada). Habla á tu esposo.
REMILGADA. Gran señor, no quiero.
Tío. ¡Qué gracia! ¡quéhumildad! ¡y qué obediencia!
CHIRIPA. Ven, pues, á descansara

ESCENA IX.
La POTAGERA y los dichos.

POTAGERA. Dios guarde á ustedes;


Y t ú , Manolo, bien venido seas,
S i vuelves á cumplirme la palabra.
MANOLO. ¿De qué?
POTAGERA. De esposo.
MANOLO. Pues en vano esperas,
Que tengo aborrecidas las esposas
Dempues que conocí lo que sujetan.
P O T A G E R A . T Ú me debes...
MANOLO. ¿Al cabo de diez años
Quieres que yo me acuerde de mis deudas?
POTAGERA. Mira que de paz vengo, no resistas,
O apelaré al despique de la guerra;
Pues á este fin m i ejército acampado
Dejo ya en l a vecina callejuela.
Tío. ¡Hola! ¿qué es esto?
POTAGERA. E S asunto de honra.
Tío. ¡Cielos, qué escucho! aquí de m i prudencia.
Haced vosotros gestos entre tanto
Queyo me pongo así como el que piensa. (Pausa.
MANOLO. ¡Qué bella escena muda!
Tío. Y a he resuelto,
Y voy á declararme.
CHIRIPA. Pues revienta.
Tío. Aquí hay cuatro intereses: el de m i hija;
E l de Manolo, que á casarse llega;
E l nuestro, que cargamos con hijastros,
92
Y finalmente el de la Potagera,
Que pretende que pague el que l a debe,
Y es justicia con costas etcétera. (Pausa.)
Manolo ha de casarse con m i hija.
(Resuelto.) Este es m i gusto.
REMILGADA. ¡Cielos, que sentencia!
Tío. Conque es preciso hallar entre t u honra
Y m i decreto alguna conveniencia.
POTAGERA. M i honor valia m á s de cien ducados.
Tío (á la Potagera). Y a te c o n t e n t a r á s con dos pesetas.
POTAGERA. No lo esperes.
Tío. Pues busca quien le tase.
POTAGERA. L o t a s a r á n las u ñ a s y las piedras.
ESCENA X .
MEDIODIENTE y los mismos.

MED. (á la Potagera) Y o tevengo á servir de aventurero,


Pues hoy quiere el destino que dependa
Tu suerte de l a m i a .
POTAGERA. Y O te estimo
L a generosa, Mediodiente, oferta,
Porque mientras yo embisto cara á cara,
T ú por la retaguardia me defiendas.
MANOLO. ¡Amigo Mediodiente!...
MEDIODIENTE. N O es m i amigo
Quien del honor las leyes no respeta;
Y sabré...
MANOLO. ¿Qué sabrás? ¿Cómo á l a v i s t a
De este feroz ejército no tiemblas?
(Señala á los pillos.)
MEDIODIENTE. Nunca el pájaro grande retrocede
Por ver los espantajos en la higuera.
POTAGERA. Haz que toquen á marcha.
SABASTIAN. S i nos vamos
Todos á un tiempo se acabó l a fiesta.
M E D . Y O le ofrezco á tus.pies rendido ó muerto.
R E M I L G A D A . ¡Ay de m í !
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Tío. ¿Qué es aquesto?
REMILGADA. Y a que llega
A este extremo m i mal, no se malogre
Mi gusto por un poco de vergüenza,
Que sólo es aprensión; y sepan cuantos
Aquí se hallan, que por tí estoy muerta,
Y que te he de matar ó he de matarme
Si vuelves á mirar la Potagera.
MED. N O lo creas, m i bien... mas mi palabra
Empeñada está ya por defenderla.
Aquí me llama amor; aquí m i gloria:
¿Dónde está m i valor?... ¿mas m i fineza
Adonde está también? ¡Oh injustos hados,
Qué de afectos contrarios me rodean!
MANOLO. ¡Cómo esprime el cornudo las pasiones!
MEDIODIENTE. Pero al fin de este modo se resuelva;
Lidiaré por la una, y á la otra
Satisfaré dempues. ¡Al arma!
MANOLO. ¡Guerra!
POTAGERA. Avanza, infantería, á las castañas.
MANOLO. Amigos, asaltemos la taberna,
Y á falta de clarines y tambores
Hagan el son con la gaita gallega.

ESCENA X I .
Los dichos; y al verso avanza infantería, salen unos muchachos que
á pedradas derriban el puesto de castañas, y andan á la rebatiña.
M A N O L O y los tunos entran en la taberna, y suena ruido de vasos
rotos. La C H I R I P A anda á patadas con los muchachos, y luego se
agarra con la P O T A G E R A . El Tío tiene á la R E M I L G A D A desmayada
en sus brazos. S A B A S T I A N está bailando al son de la gaita, y luego
salen dándose de cachetes M A N O L O y MEDIODIENTE; y á su tiempo,
cuando leda la navajada, se levantan lastres verduleras, y van sa-
liendo tunos y muchachos y forman un semicírculo, haciendo que
lloran con sendos pañuelos, etc.

MANOLO. ¡Ay de mí! muerto soy.


MEDIODIENTE. Me alegro mucho.
REMILGADA. Y a respirar podemos.
CHIRIPA. ¿Quién se queja?
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Tío. No te asustes; no es m á s de que á t u hijo
Le atravesaron la tetilla izquierda.
M A N . Y o muero...nohayremedio. ¡ A h , m a d r e m i a .
Aquesto fué m i sino... L a s estrellas...
Y o debía morir en alto puesto,
S e g ú n l a heroicidá de mis empresas;
¿Pero q u é hemos de hacer? no quiso el cielo:
Me m o r i r é , y dempues t e n d r é paciencia.
Y a no veo los bultos... aunque veo
Las horribles visiones que me cercan.
¡Ah tirano! ¡Ah perjura! ¡Ay madre mia!
Y a caigo... y a me tengo... vaya de esta (Cae.)
CHIRIPA. ¡Ay hijo de m i vida! ¿para esto
Tantos a ñ o s lloré t u triste ausencia!
¡Ojalá que murieses en l a plaza,
Que al fin era mejor que en l a plazuela!
Pero aguarda, que voy á a c o m p a ñ a r t e
P a r a servirte en cuanto te se ofrezca.
¡Oh Manolo, el mejor de los mortales!
¿Cómo sin t i es posible que viviera
T u triste madre? ¡Ay! allá va eso. (Cae.)
Tío. A g u á r d a t e , mujer, y no te mueras...
Y a m u r i ó , y yo t a m b i é n quiero morirme
Por no hacer duelo n i pagar exequias. (Cae.)
R E M I L G A D A . ¡Ay padre m i ó !
MEDIODIENTE. " Escúchame.
REMILGADA. N O puedo,
Que me voy á morir á toda priesa. (Cae.)
POTAGERA. Y yo t a m b i é n , pues se m u r i ó Manolo,
A llamar a l doctor me voy derecha,
Y á meterme en l a cama bien m u l l i d a ,
Que me quiero morir con conveniencia.

E S C E N A ÚLTIMA.
SABASTIAN, MEDIODIENTE, los comparsas y los difuntos.

SABASTIAN. ¿Nosotros nos morimos ó q u é hacemos?


MEDIOD. A m i g o , ó es trigedia ó no es trigedia:
95
Es preciso morir; y sólo deben
Perdonarle la vida los poetas
A l que tenga la cara m á s adusta,
Para decir la ú l t i m a sentencia.
S A B . Pues dila t ú , y haz cuenta que yo he muerto
De risa.
MEDIODIENTE. Voy allá. ;De q u é aprovechan
Todos vuestros afanes, jornaleros,
Y pasar las semanas con miseria,
S i dempues los domingos ó los lunes
Disipáis el jornal en l a taberna?
L A MAJA MAJADA.

PERSONAJES,

COLASA, maja de rumbo.


D O N A P E T R A , suhermana.
PATRICIO , su cortejo.
P E P A vecina de Colasa.
B L A S , SU marido.
DON SATURIO, vizcaíno.
MEWEGILDO, cortejo de
DON MAURICIO, petimetre.
BASTIAJVA, otra maja. A L C A L D E DE B A R R I O .

La escena se supone en Madrid.


Casa pobre, donde se ve á COLASA de maja, partiendo cascajo en una
mesa, y encima una cesta de frutas, cajas de turrón, un almirez, etc.

COLASA (canta). Quien no vive en l a calle


De l a Paloma,
No sabe lo que es pena
N i lo que es gloria.
Toma piñones,
Que me gusta l a gracia
Con que los comes.
B L A S (sale). Muy buenas noches, mujer.
COLASA. Marido, tales las tengas.
B L A S . ¿Es hora de que cenemos
Ya?
COLASA, ¿Hombre, tienes conciencia?
¿Conoces a l g ú n cristiano
Que cene en l a Noche-buena?
BLAS. Todos.
COLASA. H a r á n colación.
7
98
B L A S . L O mesrno es.
COLASA. ¿Y t ú l a hicieras
S i ayunaras?
BLAS. ¿Qué, no ayuno?
Mejor que t ú .
COLASA. Buena es esa,
Y almorzaste u n c u a r t e r ó n
De queso, y una libreta.
B L A S . E S O fué por l a m a ñ a n a ;
Y lo que dicen las letras
Del Kalendario, es vegilia
Por l a noche.
COLASA. Pues haz cuenta
Que ayunas, y a c u é s t a t e
Sin cenar.
BLAS. ¡Qué brava cesta
De frutas! (La toma.)
COLASA. ¡Para t i estaba
A q u í ! m i r a si l a dejas,
O te abro con el martillo
E n l a frente una tronera
Por donde salgan á misa
D e l gallo las tres potencias.
B L A S . E n no estando don Patricio
A q u í , no h a y diablos que puedan
Aguantarte.
COLASA. Calla, Blas.
B L A S . Digo b i e n . S í .
COLASA. ¿Cuánto apuestas
Que te sacudo?
BLAS. Dale:
¿No callo ya?
COLASA. ¡Blas!...
BLAS. ¡Paciencia!
C O L A S A . Mientras yo parto el cascajo,
Machaca t ú esas especias. (Blas la obedece.)
(Canta. ) Toma c a s t a ñ a s ,
Verás q u é gusto tienen
99
A resaladas.
P E P A (Sale). Vecinita, buenas noches.
C O L A S A . ¡Qué tarde que vienes, Pepa!
P E P A . ¡Qué quies! cada una en su casa
Tiene tal noche como ésta
Que hacer su poco, ó su mucho.
C O L A S A . ¿ A q u é viene esa fachenda,
S i eres como el caracol,
Y sales á cenar fuera
De casa?
BLAS. ¿Yienes acá?
P E P A . S Í señor.
BLAS. Señal que hay cena.
P E P A . ¿Quieres que te ayude?
COLASA. SÍ:
Y é partiendo nueces, mientras
Yo mondo.
BLAS. Machaca t ú ,
Yo mondaré.
COLASA. ¡Blas!...
BLAS. ¡Paciencia!
P E P A . ¿Y Patricio?
COLASA. ¿Qué sé yo?
S i en dando las seis y media
No ha parecido, á las siete
Y a estoy yo de centinela
A la puerta dé l a calle,
Y l a pregunta primera
No se la h a r é yo.
PEPA. ¿Pues quién?
COLASA. Esta manita derecha,
Con un sopapo tan limpio,
Que antes que llegue, las muelas
Se le han de salir de miedo
Con el aire que he de hacerlas.
B L A S . ¡ A S Í él te diera otro igual,
Y con eso me comiera
Yo solo todo el t u r r ó n !
100
P E P A (con fisga).
No discurro yo que venga
Tan pronto.
COLASA. ¿Por qué?
PEPA. Por nada
C O L A S A . E S O de por nada, deja:
Vamos, gomita, que cuando
Los mudos hablan, licencia
Tienen de Dios, como dijo
E l otro.
PEPA. ¿Mujer, que seas
Asina? s i ha sido gana
De hablar.
COLASA. Pues ya que comienzas,
Prosigue, y dímelo todo,
¡Maldita sea t u lengua!
P E P A . L a tuya: y mira cómo hablas,
Nicolasa.
COLASA. Más valiera,
Que t ú lo miraras antes.
P E P A . ¿Pues yo q u é te he dicho?
COLASA. Pepa,
Dime dónde está ese hombre.
P E P A . S i no 68 m á s que una sospecha.
COLASA. Pues c u é n t a m e l a .
PEPA. N O quiero
Que te d é l a ventolera,
Y que digan que yo he sido
Ocasión de una pendencia.
C O L A S A . ¿Y q u é , te parece á t i ,
Que s i callas no ha de haberla?
P E P A . ¿Con quién?
COLASA. Contigo: porque
Si al instante no me cuentas
L o que sabes, me encaramo
Encima de t u concencia,
Y te hago de cada brinco
Echar un pecado fuera.
P E P A . ¡Anda fuera, volatína!
101
C O L A S A . ¿Lo quieres ver?
PEPA. Ten prudencia,
Y arrepara que n o es justo
E l que por nosotras pierda
L a calle de l a Paloma
L a opinión de su grandeza,
Y del juicio y l a quietud
De cuantos viven en ella.
B L A S . Dice bien la Pepa: basta
Que viva y o .
C O L A S A (áBlas). Calla, bestia:
(A Pepa.) T ú dime de bien á bien
Lo que hay.
PEPA. Una friolera.
Que esta m a ñ a n a encontró
Don Patricio, e n las fruteras
De la plaza, á la Bastiana...
COLASA
(viva).¿Y la habló?
PEPA. Anduvo con ella
U n rato, y la regaló,
Según dicen malas lenguas, .
Un pavo de peso gordo,
Y dos cajas de jalea:
Conque como no ha venido
Todavía, y sé que hay fiesta
E n casa d e la otra, puede
Que busque dos noches buenas.
C O L A S A . NO tendrán sino una y mala
Entrambos, como y o pueda.
Blas, ponte presto la capa,
Y V e n C O n m i g O . (Coge la mantilla.)
BLAS. ¿Qué idea
Te ha dado?
COLASA. Ponte l a capa,
Y no chistes, n i te metas
En más.
BLAS. ¿Pero á dónde vamos?
COLASA. A los infiernos.
102
PEPA. ¡Que tengas
Ese genio!
COLASA. N O tengo otro.
Ten cuidado de l a puerta,
Y de esas cuatro ensaladas,
Que presto d a r é l a vuelta:
S i viene gente, que espere.
S i por desgracia le encuentra
M i furor con l a Bastiana,
Y ella sale á l a defensa,
Del primero p u n t a p i é
L a hago subir tantas leguas,
Que cuando baje, y a estemos
A mediado de cuaresma, (váw.)
P E P A . ¡Mujer, no seas tan loca!
B L A S . ¡El diablo que l a detenga! (Váse.)
Mutación de sala, donde están bailando y cantando BASTIANA de maja,
DOÑA PETRA de escofieta, D . MAURICIO, D . SATURIO, etc., y luego
sale MENEGILDO, oficial menestra!, borracho.
(Cantan). U n a maja idolatro,
Porque las majas
Corresponden con todas
Sus circunstancias.
Y en las u s í a s ,
Son las correspondencias
Falsas ó tibias.
B A S T I A N A . Bailar y cantar á u n tiempo,
No hay gargantas que lo puedan
Aguantar.
MAURICIO. T a m b i é n se lucen
A u n tiempo voces y piernas.
P E T R A . E l bailar sin instrumentos,
Parece bailar á secas.
SATURIO. Diablos, cantoras m a l bailas
Guitarras cuando no suenas.
MAURICIO. ¿NO te he dicho y a que calles,
Primo, hasta que hables y entiendas
E l castellano?
103
SATURIO. Castillas
Tiene demonios en lenguas,
Y ángeles en caras mozas,
Que vuelven almas mantecas.
BASTIANA. Parece que al vizcaíno
Las muchachas de esta tierra
No le desagradan. (

SATURIO. Diablos,
Que tienes almas traviesas.
MAURICIO. Pues ya te he dicho que no
Tienes que llegar á ésta: (Por Petra.)
Echa por otro camino,
E ingéniate como puedas.
SATURIO. Para caminos, ingenios
Sobran, si faltan pesetas.
PETRA. ¡Lo que tarda t u marido!
BASTIANA. Quizá estará en l a taberna
Esta noche hasta las doce.
P E T R A . ¡ Y que t ú se lo consientas,
Hermana!
BASTIANA. ¡Qué tonta eres!
Es cucaña manifiesta
Tener marido borracho,
Pues aunque haga lo que quiera
Una mujer, entre y salga,
No chista; y cuando se queja
No le cree ninguno, y todos
L a compadecen á ella.
P E T R A . [ Y O me avergüenzo.]
MAURICIO. [Por cierto
Que son ustedes diversas
E n el modo de pensar,
De hablar, y aun en l a apariencia,
Pues usted es toda filis,
Y su hermana ordinariezas.]
MENEGILDO (sale turbado). Por siempre sea alabada,
L a divina Providencia.
BASTIANA. E h , y a viene como suele.
104
¡Dios te l a depare buena!
MAURICIO. M u y buenas noches; s e ñ o r
Hermenegildo.
MENEGILDO. L a media
E n punto. Chis... (Estornuda). Tibi Christi,
Qui fecit Ingalaterram.
S A T U R I O (á Menegildo que le pisa). ¿Paisanos, no miraspatas
Donde pones, que revientas?
MENEGILDO. ¿Qué hacen ustedes á oscuras?
¡También es buena simpleza
Habiendo luz! ¿Sebastiana,
Y las despabiladeras?
B A S T I A N A . A. l a vista e s t á n .
MENEGILDO. Chitito,
Y poquitas d e s v e r g ü e n z a s ,
Que en hablando yo formal,
No hay que volver á l a cuenta.
B A S T I A N A . Cuidado lo que haces.
MENEGILDO (espabilando sin atinar). Mientes.
V a y a otra, e s t á t e quieta:
¡Hola, parece que quiere
Burlarse de m í l a vela!
Pues juguemos limpios: ¡dale!
¿A. m í te vienes con esas?
Toma. ( Da un sopapo á la luz y la apaga.)
BASTIANA. ¿Qué has hecho, borracho?
MENEGILDO. L O que cualquier hombre hiciera:
Mirar por t u honra y l a m i a .
MAURICIO. A q u í está: voy á encenderla. (Váse.)
MENEGILDO. Parece que a ú n es de noche,
Mujer.
BASTIANA. ¿Por q u é no te acuestas?
MENEGILDO. Luego: a g u á r d a t e u n poquito
A que repose l a cena.
BASTIANA. Siéntate.
MENEGILDO. Bien; pero calla,
Que voy á rezar completas.
MAURICIO (vuelve con la luz). ¿ E s t a r á usted divertida
105
Con este hombre?
PETRA. * - ¡No viviera
Con él, aunque m i l doblones
Tuviese al año de renta!
BASTIANA. Pues yo vivo, y muy gustosa...
Pero han llamado á la puerta.
MENEGILDO. Oyes, Bastiana, si vienen
A saber de l a taberna
Qué es lo que debo yo, diles
Que apunten azumbre y media,
Que una cosa es el dinero,
Y otra cosa es la concencia.
BASTIANA. ¿Quién es á estas horas?
C O L A S A (sale con Blas). Yo.
BASTIANA. ¿Qué buena venida es esta?
¿Colasa, t ú por acá
A esta hora, en Noche-buena?
COLASA. N O vengo á cenar; no tienes
Que asustarte.
BASTIANA. Aunque vinieras,
Creo que no faltaría.
COLASA. Y a lo huelo: en casa llena
Presto se guisa el potaje.
BASTIANA. Siéntate.
COLASA. Yengo de priesa.
BASTIANA. ¿Y q u é tienes que raandar?
COLASA. ¿Reñiremos?
BASTIANA. Como quieras.
COLASA. Más vale que no.
BASTIANA. Más vale.
C O L A S A . Pues si quieres que fenezca,
Como dicen, la visita
En paz y concordia, suelta
A l punto el pavo cebado,
Y las cajas de jalea
Que has estafado á Patricio.
BASTIANA. ¡Colasa, qué desatenta
Y provocativa eres!
106
PETRA. ¡Se d a r á tal desvergüenza!
COLASA. A usted no la dan g o l i l l a ,
Señora doña Escofieta,
Para este entierro.
BLAS. ¡Bien dicho!
BASTÍ A N A . ¿Colasa, vienes de veras
Por esos chismes?
COLASA. Andando.
BASTIANA. Pues tiene mucha manteca
E l pavo en l a rabadilla,
Para que yo te le ceda.
C O L A S A . Vengan el pavo y las cajas.
BASTIANA. ¿Las cajas? vuelve por ellas;
E n comiéndome yo el dúz
Te daré las tapaderas.
COLASA. Mira, que ya se me van
Poniendo azules las venas.
B A S T I A N A . Señal de sofocación:
D i que te echen sanguijuelas,
Mientras me como yo el pavo,
Que á Dios gracias estoy buena.
C O L A S A . ¿Te burlas de mí?
PETRA. Hace bien:
Y es una gran insolencia
E l venir á provocarla.
MAURICIO. Usté en eso no se meta,
Doña Petronila.
COLASA. ¡Arroz!
M i señora doña Petra,
Hermana de la Bastiana,
Pasanta de m u ñ u e l e r a ,
E n las V i s t i l l a s : recoja
U s t é ese don, que le cuelga,
Porque está mal hilvanado.
BASTIANA. Para esto ya no hay paciencia.
COLASA. ¿ Y qué harás tú?
BASTIANA. ¿Qué haré? Toma. (La zurra.)
C O L A S A . Vuelvo: y á ver por quién queda.
107
MENEGILDO. POCO á poco, que hay delante
Gente de forma.
BLAS. ¡Qué terca
Es esta mujer! L a dije
Cien veces que no viniera.
COLASA. ¡Que no traiga yo el rejón!
PATRICIO (sale). Tengan ustedes muy buenas...
(A Colasa.) ¿Aquí estás? ¿Cómo te atreves
A salir sin m i licencia
A estas horas de t u casa?
B L A S . Me alegro, para que vea,
Que cuando yo hablo, algo digo.
-PATRICIO. Parece que no escarmientas:
Pues escarmentarás. Vamos
Dejando esta gente quieta:
• Arrecoge la mantilla,
Y á casa.
COLASA. ¿YO á casa? ¡Deja!
Mientras no me lleve el pavo,
Y las cajas de jalea,
Que le has dado á esta golosa,
No me he de ir aunque muera.
PATRICIO. Te digo que vamos.
COIASA. ¡Ya!
Digo, que no quiero.
PATRICIO. Ea:
Haz lo que mando, y no demos
Que decir en casa ajena.
C O L A S A . S i no me he de ir.
PATRICIO. Señor Blas,
Obligúela usted á que venga
Como marido.
BLAS. a ¿Yo? ¡es cierto
Que el empeño la h a r á fuerza!
C O L A S A . S i no he de ir.
PATRICIO. Irás.
COLASA. N O iré.
PATRICIO. Pues irás de esta manera. (Cógela del brazo.)
108
C o i A S A . ¡Ay, ay, ay!
MENEGILDO. Poquita b u l l a ,
Que me duele l a cabeza.
C O L A S A . Picaro, falso: por t i
Me veo yo en esta afrenta:
Pero me l a be de comer. (Suéltase y vueire.)
B A S T I A N A . Veremos.
A L C A L D E (sale). ¿Qué bulla es esta?
L a justicia.
PETRA. ¡La j u s t i c i a !
¡Ay de m í ! ¡que se me altera
E l corazón! ¡ya l a vista
Se desvanece, y flaquea
L a m á q u i n a ! ¡yo desmayo! (Se desmaya.)
MAUH.ICIO. Saturio, trae agua fresca.
SATURIO (Aturdido). Aguas, no sabe cocinas
Tinaja donde e s t á n puestas.
A L C A L D E . ¿Qué es esto?
PATRICIO . Señor Alcalde,
H a sido una friolera.
A L C A L D E . A l g u n a causa ba de haber
Donde hay voces y pendencia,
Y yo quiero averiguarla.
Nadie hable palabra, mientras
Y o pregunto á cada uno
De por sí. ¿Quién es la d u e ñ a
De l a casa?
BASTIANA. YO.
ALCALDE. ¿Y el dueño?
C O L A S A . Este caballero.
ALCALDE. Venga
Usted acá: ¿parece que
Tiemblan u n poco las piernas?
MENEGILDO. E l sereno de l a noche...
A L C A L D E . Y a : ¿qué bulla h a sido esta?
MENEGILDO. ¿Cuál?
ALCALDE. L a que ustedes t e n í a n .
MENEGILDO. ¿Si no hay en casa vihuela,
109
Cómo h a de haber baile? ¡Vaya
Que toda esta gente sueña!
ALCALDE. ¡Qué bueno e s t á s t ú ! ¿Mocito,
Quién es usted?
SATURIO. ¿YO? de Menas
Real valles nacer Saturios
Giles, Guarricochitenas,
Antiguos nobles Adanes
Solares mucho m á s que Evas.
ALCALDE. ¡Brava clase de testigos
Son los que se me presentan!
¿Caballerito?
MAURICIO. Señor,
Hasta que esta dama vuelva
E n toda su luz, están
E n ocaso mis potencias.
A L C A L D E . ¡También es bueno!
MENEGILDO. De modo,
Que el hombre que no se alegra
Hoy, no es hombre para nada.
¿Se hace usted cargo?
ALCALDE. ¡Qué buena
E s t á t u alma! ¿Usté, quién es? (A Blas.)
B L A S . Y O soy el marido de ésta^
ALCALDE (á Patricio). ¿ Y usted, señor guapo?
PATRICIO. YO,
Señor Alcalde, un cualquiera.
ALCALDE. ¿ Y á q u é se viene aquí?
PATRICIO. A dar
A esta mocita una felpa,
Porque sale de su casa
Sin pedirme á mí licencia.
ALCALDE (á Blas). ¿ Y usté, qué dice á esto?
BLAS. ¿YO?
Allá los dos se lo avengan.
¿No se lo dije yo antes
De salir, que no saliera?
ALCALDE. ¿Qué, no manda u s t é en su casa?
110
B L A S . Señor Alcalde, aunque sea
Descortesía: ¿y usted
Si es casado, manda en ella?
A L C A L D E . S Í señor, y m i mujer,
E n viéndome, es la primera
Que se pone á temblar, sin
Que nadie á chistar se atreva,
H a s t a que yo doy l a orden.
B L A S . Será l a señora vieja.
A L C A L D E . No es sino moza y bonita.
B L A S . ¿Muchacha, bonita, y tiembla
E n entrando su marido,
Y en todo vive sujeta
A s u m e r c é , en este siglo?
¡Vaya, que u s t é se chancea!
¡ N i n g ú n casado es posible
Que trague esa berengena?
A L C A L D E . ¿Por qué?
BLAS. Porque cada uno
E c h a plantas por defuera
De su casa, y dentro hace
L o que quiere l a parienta.
ME»EGILDO. Pues cuando lo dice Blas,
P u n t o redondo.
MAURICIO. Y a alienta
Esta señora.
PETRA. ¡Ay, J e s ú s !
C O L A S A . ¿Con tantas preguntas hechas,
Qué h a sacado usted en limpio?
A L C A L D E . Que esto es una borrachera,
Y que si no se separan
Todos, h a r é yo que venga
Quien los separe.
MENEGILDO. Bien hecho
PATRICIO. De suerte es, y de manera,
Señor Alcalde, que á m í
No me agrada esa sentencia. *
A L C A L D E . ¿Por q u é ?
111
PATRICIO. Porque usté no sabe
L a causa de l a contienda.
ALCALDE. No por cierto.
PATRICIO. Pues ha sido
Por dos cajas de jalea,
Y un pavo, que he regalado
Esta m a ñ a n a yo á ésta.
De esto se ha picado estotra,
Y quiere que se lo vuelva,
Porque está en la actualidad
De que yo le favorezca:
Conque" dividatur linfas,
Ó júntense las meriendas,
Y unánimes y conformes
Celebren la Noche-buena,
Las pascuas, y si quisieren
También las carnestolendas;
Que yo me rio de todas,
Y de las dos las primeras,
Y me voy con su permiso,
A otra parte con l a orquesta.
Colasa, salud, y Dios
Te dé lo que te convenga.
Don Blas, aplicar el hombro,
Que esto se acabó, ¡paciencia! (Váse.)
COLASA. ¿Que esto me suceda á mí?
B L A S . ¡Mujer, has quedado fresca!
BASTIANA. Animo, amiga Colasa,
Que una cosa es la quimera,
Y otra es la paz; por ñ n , basta
Que seas mujer, y te deja
U n picaro, para que
Las mujeres de honra sean
De t u parte.
COLASA. Antes que otro
Yuelva á escuchar de mi...
BASTIANA. Deja
Los juramentos, y vamos
112
A que si nos da licencia
E l señor alcalde, todo
' E n diversión se convierta.
A L C A L D E . Como sea con quietud,
Muy bien.
MENEGILDO. Toda es gente quieta,
Y basta que yo lo diga.
A L C A L D E . [¡Qué valiente gentezuela!
¡Cuánto para dirigirla
E s menester conocerla,
Y las ridiculas causas
De sus chismes y quimeras!]
AdiOS. (Váse.)
TODOS. Señor, muchas gracias.
BASTIANA. ¿Todavía estás suspensa,
Colasa?
COLASA. N O estoy pensando
E n eso.
BASTIANA. ¿Pues en qué piensas?
COLASA. Solamente en acordarme
De una tonadilla buena,
Porque con ella se dé
M á s regocijo á l a fiesta;
Y que se ahorquen los hombres,
Sabiendo que si nos dejan
A l g u n a vez, los dejamos
Nosotras á ellas cuarenta.
BASTIANA. Y que no es mentira. Blas,
Ves á traer á la Pepa
A hacer colación. E n tanto
(A Colasa.) Canta la tonada buena,
Que has ofrecido.
COLASA. • No quiero
Que digan que me lo ruegan,
Dempues de malo. Allá va,
Y si no gusta, paciencia.
Con la tonadilla concluye este intermedio.
EL MUÑUELO.
TRAGEDIA POR M A L NOMBRE

E N U N A C T O .

PERSONAJES.

P E P A , frutera.
A L C A L D E DE BARRIO.
C U R R A , lavandera.
U N A CASTAÑERA.
PIZPIERNO,) N . .
7
p U N MONAGUILLO.
ROÑAS, \ restdtmos.
DOS ALGUACILES, que w
Z A Q U E , majo del barrio. hablan.
MUDO, majo del barrio.

La escena es en Madrid, y su calle Ancha de Avapiés.

ESCENA PRIMERA.
La PEPA y luego la CURHA de majas bizarras.

P E P A . Valor, a c u é r d a t e de que eres m i ó ;


Y de que como dijo el otro marras,
E n no sé q u é comedia de treato,
Saber vencerse es l a mayor h a z a ñ a .
E l rincor en nosotras, ¿qué es? Impulso
De alborotar las calles y las casas:
8
114
¿Y l a vergüenza? U n a aprensión que suele
Salir á l o s carrillos de l a cara,
Que con pasar la mano, agur amigo,
Y queda una persona descansada.
Pues fuera de rincor y de v e r g ü e n z a ,
Y vamos á evitar muchas desgracias
E n dos familias que el honor han sido
De todo el Avapiós y media E s p a ñ a .
Curra, Curra. (A su puerta.)
C U R R A (sale). Y a lo oigo: ¿qué me quieres?
P E P A . Solamente decirte una palabra.
CURRA. Dila.
PEPA. Y que me respondas.
CURRA. Pues pregunta,
Que y a e s t á n las orejas destapadas.
P E P A . ¿Sernos mujeres, dime, ó no lo sernos?
C U R R A . Sé que lo soy, y no me importa nada
Que t ú lo seas; pero así parece.
P E P A . D i , ¿te acuerdas de aquella noche infausta?
C U R R A . ¡Más te acordarás t ú ! pero adelante.
P E P A . Pues chiton, y pelitos al mar vayan.
C U R R A . E s t á lejos el mar; vayan al aire,
Y llegarán primero: á la sustancia.
P E P A . Pues y a sabes que hoy llegan de presillo
Nuestros hermanos, que por mote llaman
A l mió R o ñ a s , y Pizpierno al tuyo.
C U R R A . Porque lo sé me he puesto medio guapa;
Y y a un real calesín he prevenido
Para irle á recibir si viene á pata,
Y que como quien es entre en la corte.
P E P A . ¿Y el barrio, qué dirá de esa fanfarria
E n una lavandera?
CURRA. ¿Y t ú , quién eres?
U n a triste frutera de l a Plaza,
Que mientras yo me lavo, ella se ensucia
Las manos con la fruta remostada.
P E P A . Frutera ó no, por ñ n he socorrido
A m i hermano, y le digo siempre: gasta
115
Con tu presona propia y tus amigos,
Que aquí está Pepa.
CURRA. ¿Y cuánto le enviabas?
P E P A . Una letra formal de duro y medio,
A quince dias vista, en oro ú plata.
¿Qué te parece?
CURRA. ¡Como cosa tuya,
Que en poniéndote á dar eres bizarra!
P E P A . ESO no viene al caso.
CURRA. ¿Pues qué viene?
P E P A . Que sigun escribieron en su carta
Dende Alucemas á m i tia losilla,
Cuyo porte pagó con tanta rabia
Que l a mordió, pato solene han hecho
Entramos de casarse con entramas.
C U R R A . ¿Y qué más?
PEPA. Que ya sernos todos unos:
Y que como de amigas á cuñadas
Hay tanta diferencia...
CURRA. Eso es corriente.
P E P A . Quisiera...
CURRA. ¿Qué quisieras? Pepa, acaba
Por Dios, que me has hecho una joroba
E n l a pacencia y otra en las espaldas.
P E P A . Quisiera yo que nuestras disinsiones
A los oidos en j a m á s llegaran
' De nuestros novios á la trocadilla,
Y hermanos; pues m i Roñas si se enfada
Es un demonio.
CURRA. Y m i Pizpierno un diablo
S i se atufa: lo propio que su hermana.
Supongo que todito m i linaje
No tiene que envidiar en mala fama
Y golpes de fortuna al m á s pintado:
Ahí están oficiales de la Sala
Y menistros, que si se lo preguntan,
Se h a r á n lenguas en nuestras alabancias.
P E P A . L o mesmo de la m i a .
116
CURRA. Y finalmente,
S i alguna cosa habernos hecho mala,
Lo han pagado los cuerpos ó el bolsillo,
Y hoy en el dia no debemos nada.
P E P A . Pues para no deber, capitulemos
Paz y secreto.
CURRA. Y o te doy palabra,
Y la mano derecha de uno y otro.
P E P A . Y yo como l a m á s interesada
E n que nuestros dos hombres á s u arribo
No me encuentren vencida, y no vengada,
U n abrazo te doy.
CURRA. ¡Pero cuidao,
Que hay en el Avapiés lenguas muy largas-
Que lo puedan decir!
PEPA. S i á eso se atreven,
Tijeras tengo yo para cortarlas.
C U R R A . ¿Sabes la hora que es?
PEPA. SÍ.
CURRA. ¿Tienes reloses?
P E P A . Cuatro se oyen muy bien desde m i casa:
Los de San Juan de Dios, los Hespitales,
E l de la Trenidá y el de la Plaza.
C U R R A . Y O sólo tengo dos: uno de arena,
Y otro de sol, pintado en una tapia.
P E P A . E l Mudo viene allí.
CURRA. Pues entre tanto
Que saco l a basquina yo del arca,
P r e g ú n t a l e qué puerta de la corte
E s t á m á s cerca de presillo. (Váse.)

E S C E N A II.
VBPÍL y el MUDO.

PEPA. Anda
Y vuelve pronto, que se va la tarde.
MUDO. Adiós, Pepa.
117
PEPA. Adiós, Mudo.
MUDO (con soma). t ¿Conque, gracias
A Dios, hoy llegan Roñas y el Pizpierno?
P E P A . Mucho: y y a me parece a m í que tardan.
MUDO. ¿ Y esa pasión que muestras porque lleguen,
Por cuál es de los dos?
PEPA. N O sé.
MUDO. ¡ A h , tirana!
¿Piensas que ignoro entre ellos y vusotras
E l monopolio y la tracamundana?
PEPA. ¿Quién te lo ha dicho?
MUDO. E l corazón insine
Mió, que cubre esta indecente capa
Y este roto chaleco, que aunque roto,
Cada rasgón es timbre de una h a z a ñ a ,
De una victoria m á s , que he conseguido
A puntapiés, á palos y p u ñ a d a s .
P E P A (con fisga). ¡Eres muy guapo t ú !
MUDO
(suspirando).
¡Tristes resultas
De una voluntad ñ n a y malograda!
P E P A . ¿ Y son esos suspiros por l a Curra,
O por mí? l a verdad.
MUDO. Son por entrambas:
Pues yo me acuerdo de aquel tiempo...

E S C E N A III.
CURRA de mantilla, y los dos.

CURRA. Pepa,
¿Te ha dicho el Mudo ya para su entrada
Qué puerta es l a mejor?
MUDO. L a del infierno,
De que será el portero m i venganza.
C U R R A . ¿Contra quién y de quién?
MUDO. L O dirá el caso.
CURRA.. Anda á ver si hay varillas ó cerrajas
Por ahí flojas, en que emplear las u ñ a s ,
118
Aquesta noche, por comer m a ñ a n a ,
Y déjanos en paz.
PEPA. Mudo, habla menos.
M U D O . ¿ Y si no quiero?
PEPA. Yete enhoramala.
MUDO. N O es digna m i atención de ese desaire;
Pero por ñ n y postre sois dos damas;
Y en tales circunstancias es preciso
Que el hombre mire por sus circunstancias-
P E P A . E a , jarnos.
CURRA. A d i ó s , caballerito.
P E P A . ¿ Y el calesin, adonde nos aguarda?
CURRA. Sigúeme.
PEPA. ¿ Y no hay m á s que uno para cuatro?
C U R R A . E S lo que debe ser: no seas machaca.
P E P A . ¿Cómo?
CURRA. L O S dos señores al tistero,
U n a en el pisebron y otra en l a zaga.
ESCENA IV.
El MUDO solo.

¡Calesín! ¿Esto m á s ? ¿tan poderosa


E s su pasión por ellos, y que salgan
Con todo ese aparato á recibirlos?
¿Quién son ellos, conmigo en comparanza?
Pero t a m b i é n mirado, ¿quién son ellas?
?
Quién son e l l a s O h amor! Son dos muchachas,
Que donde hay tantas que se pintan solas,
Se las apuestan á las m á s pintadas.
¿No soy yo tan honrado como todos?
¡Mas ah! la diferencia no es l a causa;
Que somos todos cinco m u y iguales
E n nacimiento, m é r i t o s y fama.
¿Pues c u á l lo p u e d e s e r ? E s el demonio
Que se lleve á los cuatro, y m i desgracia.
119

ESCENA Y .
ZAQUE y el MODO.

ZAQUE. Cansado de buscarte vengo, amigo.


MUDO. Pues no te canses m á s , que y a me hallas.
ZAQUE. ¿Pero, cómo te hallo?
MUDO. Desairado
De dos mozas, entre las que dudaba
Cuál escoger.
ZAQUE. Pues ambas te aborrecen,
Y ha cesado l a duda: ahora descansa.
MUDO (furioso).
¿Yo descansar hasta que á mis contrarios
Hacer añicos pueda, ó los deshaga?
¿Yo despreciado? Yo que soy sobrino
De m i tio Manolo, que Dios haiga,
Aquel que en el Campillo de Manuela,
Después de haber servido diez campañas
E n Ceuta, y haber vuelto victorioso,
Murió de mala muerte...
ZAQUE. ¡Atroz navaja
Del cruel Mediodiente! ¡de qué hijo.
De qué ladrón privastes á la patria!
MUDO. ¡Oh funesto Campillo!
ZAQUE. S Í por cierto:
¡Cuántas veces jugamos á l a taba
Y o y tu buen tio allí! •
MUDO. ¡Crudas memorias!
ZAQUE. Pues cuécelas y alienta. Sé l a trama
De esas dos mujercillas...
MUDO. Poco á poco,
Y delantre de mí, mira cómo hablas;
Que al cabo soy quien soy, y ellas mujeres.
ZAQUE. Pero malas mujeres.
MUDO. Eso vaya.
ZAQUE. Y ellos son unos pillos.
MUDO. Y pillados
120
Por l a justicia.
ZAQUE. E s a fué desgracia,
Que á t i , ó á m í , como hay tantos soplones,
Nos puede suceder hoy ó m a ñ a n a .
Ser traidores contigo todos cuatro,
Siendo t u amigo yo, me llega al alma.
Y a han entrado en Madrid, los he seguido,
Y s i n sangre te ofrezco l a venganza.
MUDO. ¿A palos?
ZAQUE. Con pesares y con chismes
Yerás qué pronto el lazo se desata
De una boda,
MUDO. ¿Y l a otra?
ZAQUE. ¿Cuántas quieres?
MUDO. A las dos, y sino no hacemos nada;
Que aunque entre ruin ganado hay poco arbitrio
Para escoger, es l a elección ventaja.
Z A Q U E . Allí viene el Pizpierno. No te alteres;
Salúdale cortés, y después calla;
Que yo h a b l a r é , y verás el bello modo
Con que le meto un chuzo por el alma.
MUDO. ¿Y dónde está?
ZAQUE. E n l a lengua, cuya herida,
E n penetrando, tarde ó nunca sana.

ESCENA Y I .
Los dichos y PIZPIERNO.

Z A Q U E y MUDO. Sea para bien, Pizpierno.


PIZPIERNO. ¿Mudo? ¿Zaque?
Mis ilustres antiguos camaradas,
Dadme muchos abrazos, y decidme
Cómo va de salud, bolsillo y majas.
MUDO (con desden). Y o a s í , a s í .
ZAQUE. Y O tan gordo como siempre.
PIZPIERNO. ¿Y cómo va el oñcio?
ZAQUE. N O se gana
121
Para fumar. T ú sí que vienes güeno.
PIZPIERNO. No hay en el mundo tierra m á s templada
Que el Africa.
ZAQUE. ¿Y el pan?
PIZPIERNO, Güeno, aunque poco;
Que allí es_tá en todo su vigor l a tasa.
Z A Q U E . ¿Y Roñas?
PIZPIERNO. Entre tanto que yo vengo
A darle dos abrazos á m i hermana,
Ha ido á ver la suya, y prevenirla
De que luego iré yo á congratularla,
Y á que me congratule, mientras tanto
Que los trenes de boda se preparan.
MUDO. ¡Oh golpe de fortuna!
PIZPIERNO. Amigo Mudo,
¿Qué espamientos son esos?
ZAQUE. Calla, calla:
Y no sea correo t u semblante
De tal noticia.
PIZPIERNO. ¿Qué noticia?
ZAQUE. ¡Mala!
No, no me la preguntes. Me atraganto...
Me da hipo de sólo imaginarla.
PIZPIERNO. ¿Por q u é t ú te estremeces, y á este otro
E l cuerpo se le encoje y se le alarga
Dende que aquí me vio? ¿Estoy acaso
Sentenciado á segundas caravanas?
Hablad claro.
MUDO. ¡Ojalá!
ZAQUE. ¡Menos mal fuera!
PIZPIERNO. ¿Pero qué es ello?
ZAQUE. ¡ E S cosa muy amarga
Dar un amigo á otro un trabucazo!
PIZPIERNO. Peor es darle una purga que no alcanza
Para hacer el efecto que es corriente,
Y le corrompe á un hombre las e n t r a ñ a s .
Dilo.
ZAQUE. Es contra t u honor.
122
PIZPIERNO. E s o es lo menos.
Z A Q U E . Que...
PiZPIERNO. Di.
ZAQUE. A t u novia encuentras azotada.
PIZPIERNO. ¿ A l a s eñora Pepa?
MUDO. A la señora
Pepa, t u dulce esposa idolatrada.
PIZPIERNO. ¿Y cómo?
ZAQUE. Con l a mano.
PIZPIERNO. ¿Y d ó n d e ?
ZAQUE. ¡Harto,
Harto te he dicho y a ; r u m í a l o , y basta!
PIZPIERNO. ¿Y q u i é n fué l a infelice criatura,
¡Hecho veneno estoy! que puso osada
L a fuerte mano sobre cosa mia?
MUDO. ¡Según dijo l a novia, no es m u y blanda!
PIZPIER. Aunque vuelva á presillo otros diez a ñ o s ,
Se l a voy á cortar. ¿Quién fué? (Saca un cuchillo.)
ZAQUE. T U hermana.
PIZPIERNO ¿La C u r r a fué?
ZAQUE. L a Curra.
PIZPIERNO. ¡ Q u é contraste
Siente m i c o r a z ó n , y q u é batalla
De afectos divididos! De a q u í t i r a
E l amor, de a q u í afloja y me desarma
L a sangre el brazo: l a naturaleza
Me dit-a c o m p a s i ó n : amor venganza...
E s t o y borracho.
ZAQUE. N O te precipites.
PIZPIERNO. Te aseguro que poco me faltaba;
Mas valga l a prudencia, y entre tanto
Envainemos.
MUDO. L O propio hizo Carranza.
PIZPIERNO. Quiero disimular hasta s u tiempo.
C u r r a , C u r r a . (Llama.)
ZAQUE. No tienes que l l a m a r l a ;
Que salió con l a Pepa á recibirte.
PIZPIERNO. ¿Luego y a e s t á n en paz?
123
ZAQUE. Como c u ñ a d a s .
PIZPIERNO. ¿Y por q u é puerta fueron?
ZAQUE. Por l a puerta
Que a l presidio creían m á s cercana.
P I Z P . ¿Pues no saben que siempre que podemos
Por los portillos son nuestras entradas?
Z A Q U E . ¿Y por qué?
PIZPIERNO. Por huir de cerimonias
Con los registradores y los guardas.
M U D O . ¡Prudente reflexión!
PIZPIERNO. Pero entre tanto
Que ellas vienen, ó vamos á buscarlas,
Decid para tomar yo mis medidas,
De tal caso el catástrofe y l a causa.
Z A Q U E . Dígalo el Mudo.
MUDO. Dilo t i i s i puedes;
Que yo no hablo de cosas atrasadas.
Z A Q U E . Pues y a que renovar de aquel suceso
E l pasivo dolor, amigo, mandas,
Diré que era l a tremenda noche
De los defuntos, en que las campanas
Aturden m á s que avivan á las gentes,
Aunque sean calaveras agraciadas,
Que lo serán horribles con el tiempo:
Noche que por costumbre inveterada
Deben solemnizarse las tertulias
Con puches, y m u ñ u e l o s y c a s t a ñ a s .
9
PIZPIERNO. ¿Y v i n o
MUDO. Se supone; aunque eche el cielo
Aquella noche á cántaros el agua.
ZAQUE. E n casa, de l a t i a Churumbela,
Como l a m á s rumbosa y m á s anciana
De las viejas, que fueron reales mozas
En este barrio...
MUDO. Añade: y no se hallan
Ya.
ZAQUE. Cuando no se buscan. Como digo,
Estaban y a las mesas preparadas,
124
Aunque sin servilletas n i manteles,
Con m á s de una docena de cucharas
De palo, platos hondos, y tres jarros
De vino moscatel, cuya fragancia
Salía á recibir los convidados
A l a escalera, y todos levantaban
E l e s p í r i t u al techo y encogían
L a s narices, diciendo en alabanza
D e l que p l a n t ó l a s v i ñ a s , todo aquello
Que merece u n autor de tanta fama.
H a b í a menos silias que personas,
Y de las puches y a borboritaba
E l enorme perol en l a cocina,
Y en el fragmento de una gran banasta
D é l o s m u ñ u e l o s churruscantes lleno,
E l gusto d é l o s ojos retozaba.
¡Pero q u é azar! Erase allí u n m u ñ u e l o
Jefe por l a grandura y por l a traza
De lo bien modelado, de los otros,
Que l a atención de todos arrebata:
Quiso l a Curra, como m á s golosa,
Tirarse á él. L a Pepa, que se jacta
E n pies y manos de l a m á s ligera,
L e coge, y de u n bocado se le zampa.
I r r í t a s e l a Curra; se le quiere
De l a boca sacar: Pepa afianza
Los atrevidos dedos con los dientes:
E m p r é n d e n s e primero á bofetadas;
Sigue l a lucha á brazo y zancadilla;
Cae l a Pepa debajo por desgacia,
Cae sobre ella l a otra por fortuna,
Y escupiendo primero l a manaza,
Cuantos m á s ojos de j a b ó n m á s negra,
Ojeó todo el volumen de las faldas,
Y descubrió...
PIZPIERNO {con vivez*»). ¡Qué imagen representas
A m i ilusión, t a n formidable! T a p a . . .
Corre el velo al discurso, no profane
125
T u lengua y labio, lo que no profanan
E l sol dorado ni l a luna llena.
ZAQUE. Pues diré sólo que la azotó.
PIZPIERNO. Basta.
MUDO. Y sobra: callen Barquillo, Maravillas
Y Bastro, no lo digo por jactancia,
Donde está el Avapiés, que ha sido siempre
E l non pus de azotados y azotadas.
ZAQUE. ¡Qué afrenta para toda su familia
Y la tuya, si en ella te ingertaras!
PIZPIERNO. ¡Y que por u n muñuelo miserable
Se hayan de malograr las esperanzas
Que en la unión de los Roñas y Pizpiernos
Pudiera afianzar toda la España!
MUDO. ¡Cosas del mundo!
PIZPIERNO. ¡Y que en un barrio donde
Han vivido l a paz y l a abundancia,
L a honra y el honor como en su centro,
Tal escándalo sufran los que maman,
O mamaron en él la primer leche!
ZAQUE. T Ú ahora como parte interesada
Debes desagraviarle.
MUDO. A h í viene Roñas.
PIZPIERNO. Disimulemos.

ESCENA YII.
ROÑAS y los diehos.

ROÑAS. ¿Yiste y a á t u hermana


Y dueño mío, compañero hermano,
Que l a m í a y el tuyo no está en casa?
¡Hola! ¿Pero qué es esto? ¿Te retiras?
¿Y los torcidos ojos en m i clavas?
PIZPIERNO. Dame los brazos, como compañero,
Y como hermano saca la navaja.
ROÑAS. ¿Para picar tabaco?
126
PIZPIERNO. P a r a darme
Si me ganas l a acción, cien p u ñ a l a d a s .
ROÑAS. ¿ Y volver á presidio?
PIZPIERNO. Si te mato
A t i yo, te a h o r r a r á s esa jornada.
Sácala.
ROÑAS. E S m u y chiquita.
PIZPIERNO. Sea c u c h i l l o
O cualquier trasto de matar.
ROÑAS. Aguarda,
Que el matar y el morir son dos asuntos,
A l a verdad, u n poco de importancia.
Sepamos l a r a z ó n .
PIZPIERNO. Dempues de muerto,
Y satisfecho yo, s a b r á s l a causa.
ROÑAS. H a de ser antes.
ZAQUE. Dice m u y bien R o ñ a s .
PIZPIERNO. Pues es que t u familia e s t á infamada
C o n l a nota de azotes, y no quiero
A t u Pepa que h a sido l a azotada.
ROÑAS. T a m b i é n me han dicho á m í que t ú lo fuiste,
Antes de i r á Alucemas, en Granada.
PIZPIERNO. Ese fué testimonio.
ROÑAS. T a m b i é n puede
Serlo estotro.
PIZPIERNO. E s o no, que fué m i hermana
Quien se los dio, y los dos fueron testigos.
MUDO. Y O no lo v i , que me golví de espaldas.
Z A Q U E . Y O tampoco, que h a b í a muchas mujeres
Delantre, pero oí cómo sonaban.
PIZPIERNO. Con que r i ñ a m o s hoy esta pendencia,
Sobre l a boda, s i h a de ser m a ñ a n a .
ROÑAS. Me conformo; pero para que veas
Soy m á s hombre que t ú de m i palabra,
Te m a t a r é , d a r é l a mano á Curra,
Y dempues l a d a r é cuatro patadas,
V e r b i g r a c i a , donde ella dio á l a Pepa;
L a m a n d a r é a l hospicio á cardar lana,
127
Y yo iré, si no me ahorcan, á las minas
Del azogue, á bailar l a zarabanda.
PIZPIERNO. A l arma, pues.
ROÑAS. Embiste.
ZAQUE. POCO á poco:
Que cualquier duelo s i n iguales armas^
E s nulo.
MUDO. Dice bien.
Los DOS. ¿Pues q u é remedio?
ZAQUE. Veamos á ver. Por dos de l a navaja
Tiene el corte el cuchillo.
MUDO. E s t á compuesto
Con que Roñas le dé cuatro mojadas
A l Pizpierno por dos.
ZAQUE. ¡ J u s t a sentencia!
No pudiera decir m á s Sancho Panza.
PIZPIERNO. Me convengo.
ZAQUE. Aguardad. [Mudo, ya sabes
Que las gentes de modo y bien criadas,
Cuando ven que entre sí dos personajes
Tienen que tratar cosas de importancia,
Se deben separar.
MUDO. Y muchas leguas:
Y o me voy al canal.
ZAQUE. Y yo á m i casa
A prevenir las redes, porque pienso
E s t a noche salir á pescar gangas.]

ESCENA V I H .
PIZPIERNO y ROÑAS.

PIZPIER. Y a estamos solos.


ROÑAS. ¿Conque no hay remedio?
PIZPIERNO. ¿Me temes?
ROÑAS. ¿YO temer?
(Se van & embestir, y se detienen al oir !a voz.)
CASTAÑERA (demro). C o n las tenazas
Te he de abrir la cabeza.
128
L o s DOS. ¿Qué es aquello?
PIZPIERNO Gente se acerca.
ROÑAS. Pues envaina.
PIZPIERNO. Envaina.

ESCENA IX.
L a CASTAÑERA, el MONAGUILLO y dichos.

C A S T A Ñ E R A (corriendo tras el Monaguillo).


Detengan á ese picaro.
MONAGUILLO. Sujeten
A esa mujer, que al público defrauda
Dando pocas c a s t a ñ a s y r o ñ o s a s .
CASTAÑERA . Más roñoso es el cuarto que me dabas*
Que no puede pasar.
ROÑAS. Huye, muchacho.
M O N A G . L a tengo de apedrear con las c a s t a ñ a s .
Allá v a una podrida; é s t a está cruda;
É s t a no se la tiro que está sana, (A la boca.)
C A S T A Ñ E R A . ¡LO ven ustedes que desvengonzadoí
MONAGUILLO. E s t a está hecha c a r b ó n .
PIZPIERNO. Monago, escapa.
MONAGUILLO. E S O no, mientras haya municiones,
P a r a ver si escarmienta esa tirana;
Y sepa los respetos que merecen
E s t a sobrepelliz, y esta sotana. (Váse.)
PIZPIERNO. Déjele u s t é .
CASTAÑERA. ¿Dejar? V o y á decirle
A l alcalde de barrio lo que pasa;
Y si no, el s a c r i s t á n es m i cortejo,
Y o le h a r é que le pegue una sotana.

ESCENA X .
ROÑAS, PIZPIERNO y el MUDO.

MUDO (acelerado).
¿Cuál h a muerto?
PIZPIERNO. Ninguno: h a sucedido
U n azar que l a vida nos alarga.
129
MUDO. Pues dejad l a pendencia, porque vienen
Las novias hacia aquí, desesperadas
Porque no os encontraron, y han sabido
Que entrasteis en Madrid sin esperarlas.
ROÑAS ^PIZP. ¿ Y dónde están?
MUDO. Muy cerca, sosegaos.
PIZPIERNO. ¿ Y O ver á una mujer que está zurrada?
ROÑAS. ¿YO dar los brazos á una zurradora
Sin ver antes su sangre derramada?
PIZPIERNO. Sigúeme, si eres hombre.
ROÑAS. S i lo eres,
Sigúeme t ú .
Los DOS. Veráse en la c a m p a ñ a .
MUDO. Pues i d hacia el Campillo de Manuela,
Y si el valor de alguno se desmaya,
Invocad á Manolo, que a ú n pulula
Entre su estiércol, broza, polvo y malvas,
De aquel héroe l a sangre esclarecida,
Y su espíritu al m á s cobarde inflama.
ROÑAS. ¿Qué m á s Manolo que yo mismo?
PIZPIERNO. Vamos
A ver cómo sostienes esa planta.

ESCENA X I .
E l MODO, y después PEPA y CURRA.

MUDO. Arda en celos, en chismes y camorras


E l Avapiés, y todo el mundo arda,
Pues yo me abraso.
PEPA. Mudo, ¿acaso has visto
Nuestros hermanos?
CURRA. ¿Sabes dónde andan?
MUDO. LOS he visto: mas sólo sé de entrambos
Que tuvieron noticia á su llegada
De aquella friolera que l a noche
De los defuntos sucedió entre ambas:
Que Roñas no te quiere, n i á t i el otro;
9
130
Que sobre esto tuvieron sus palabras,
Que se van á matar: yo siento mucbo
E l veros viudas, antes que casadas.
L A S DOS. ¿Y quién fué el hablador?
MUDO. L a castañera
Se lo contó á los dos.
CURRA. Por t i , malvada...
P E P A . Por t i , desolladota...
MUDO. ¡Bueno! ¡lindo!
Y o y á decirle todo lo que pasa
A l alcalde de barrio, y ver si puedo
Pescar á rio revuelto alguna carpa. (Vase.)

ESCENA XII.
PKPA y CURRA.

P E P A . ¿Estás contenta? ¿Yes l a tremolina


Que anda en el Avapiés, por ser t ú larga
De manos?
CURRA. ¿Por q u é t ú no l a encogiste
A l mirar el m u ñ u e l o en l a banasta?
P E P A . ¿Y q u é , es lo mismo azotes que m u ñ u e l o s ?
C U R R A . ¡Nadie me la hace á m í que no l a paga!
P E P A . ¿Y cuando yo me atufo, te parece
Que donde está la Pepa alguna campa?
C U R R A . ¿Qué Pepa?
PEPA. YO.
CURRA. ¿Y por q u é no te atufaste
Aquella noche?
PEPA. Estaba resfriada,
Y con una s a n g r í a en este brazo.
C U R R A . ¿Y ahora, que t a l estás?
PEPA. Rebusta y sana;
Y s i lo quieres ver...
CURRA. Y O siempre quiero.
P E P A . ¿Qué has de querer, s i toda eres fanfarria?
C U R R A . N O volvamos...
131
PEPA. Volvamos; y si alguna
Echa la zancadilla, que no valga.
C U R R A . También yo sé reñir de fuerza á fuerza.
P E P A . Y yo de puño á puño. Apara.
CURRA. * Apara.
P E P A . ¡Fuerte brazo!
CURRA. ¡Terrible resistencia!
No me a r a ñ e s . (Luchan.)
PEPA. A h í va esa bofetada.
C U R R A . ¡Este es mayor agravio que no el mió!
P E P A . Pues véngate.
E S C E N A XIII.
ZAQUE y las dos majas.

ZAQUE. ¿Mujeres desgraciadas,


De vuestros dos hermanos ó maridos,
E l infeliz catástrofe no basta?
L A S DOS (asustadas). ¿Murieron?
ZAQUE. ¡Mayor fué la desventura,
Pues segunda vez dieron en las garras
De l a justicia!
L A S DOS. ¿Cómo?
ZAQUE. Y por vosotras
Contra un duro no daré una blanca.
P E P A . ¿Pues qué ha habido?
ZAQUE. De suerte y de manera,
Que yendo yo de aquí para m i casa,
A Roñas y á Pizpierno v i á lo lejos
Que cuerpo á cuerpo con valor luchaban.
C U R R A . ¿ Y no los separaste?
ZAQUE. E l que es prudente
Nunca se mete donde no le llaman.
P E P A . ¿ Y en q u é paró?
ZAQUE. Cansado y a el Pizpierno
De combatir, echó á Roñas l a zanca,
Y dio con él de bruces en la tierra;
Se revuelve ligero, a l otro agarra
132
De una pierna y le t i r a de costillas:
Se i r r i t a n , se detestan, se levantan;
Cuatro pasos detras toman terreno;
Cierran los p u ñ o s bien, luego los alzan,
Y apuntando cada uno á las narices
De s u contrario, se hacen la mostaza.
Corre l a sangre, venlo unos muchachos
Que en u n portal al t á n g a n o jugaban,
Se acercan, gritan, m á s de cien matronas
Acuden luego, crece l a algazara;
E l alcalde de barrio se aparece,
Y así como por arte de l a magia
Suben los diablos por escotillones,
Se aparecieron como dos fantasmas
Dos alguaciles, que antes que les diera
L a orden el alcalde, los agarran:
A vuestra vista presos los conducen,
Y yo me quedo á ver en lo que para.
P E P A . ¡Fatal R o ñ a s !
CURRA. ¡Pizpierno desgraciado!
Z A Q U E . ¡Oh m u ñ u e l o ! ¡Oh tragedia inesperada'

ESCENA XIY.
El ALCALDE DE BARRIO; el MUDO; ROÑAS y PIZPIERNO ensangrentados
los hocicos, la ropa, manos, etc., y presos por dos ALGUACILES d« capa
y cofias.

A L C A L D E . Antes de conducirlos á l a cárcel,


Examinemos á las dos hermanas,
A ver s i han de i r los cuatro.
PEPA. Y o fallezco.
C U R R A . Zaque m i ó , sostenme no me caiga.
ROÑAS. ¡Pepa!
PIZPIERNO. ¡Curra!
CURRA. ¡Pizpierno!
PEPA. ¡Hermano mió!
Z A Q U E . ¡Espectáculo triste!
MUDO. ¡Hora menguada!
133
E S C E N A . ÚLTIMA.
La CASTAÑERA trayendo al MONAGUILLO de una oreja, y dichos.

MONAGUILLO. ¡Ay!
CASTAÑERA. S e ñ o r , el Monago me ha perdido
E l respeto: j u s t i c i a .
MONAGUILLO. N O OS e n g a ñ a
E n eso; pero miente: la he apedreado
Con cinco de las seis malas c a s t a ñ a s
Que me dio por un cuarto.
P E P A (& i Castañera).
a D i , soplona,
¿Por q u é antes que llegasen á sus casas,
Fuistes á estos dos probes con el chisme
De cosas que era justo que ignoraran?
C A S T A Ñ E R A . Señor alcalde, que me lo hagan bueno.
¿Yo chismosa? L a s locas m a l habladas
Son ellas: ¡y cuidado que yo á todas
Se los planto, y ninguna me los planta!
A L C A L D E . Poco á poco: ¿qué chisme ha sido ese?
C U R R A . Que e s t á b a m o s las dos y a como hermanas,
Y é s t a nos h a enredado.
CASTAÑERA. Señor, mienten:
Porque yo n i los v i ni hablé palabra.
MUDO. ¿Señor alcalde, manda usté otra cosa,
Que es tardecillo, y hay que hacer en casa?
A L C A L D E . A g u á r d e n s e , que por lo que se ofrezca,
E s bueno siempre que testigos haya.
P E P A . S i no lo has dicho, pega con el Mudo,
Que el falso testimonio te levanta.
C A S T A Ñ E R A . Pues, gato... (Embistiéndole.)
A L C A L D E . (Deteniéndola.) C h i s : y todo el mundo quieto.
E l ha ido á sacarme de m i casa
P a r a contarme de los presidiarios
E l desafío, y de las dos muchachas
L a camorra.
MUDO. Mas no dije el motivo,
N i á los recien venidos dije nada;
134
Que el Zaque fué quien se lo contó todo.
A L C A L D E . ¿ Y q u é es el todo?
CURRA. P u r a patarata,
E n l a hora: si yo l a c a s q u é á é s t a ,
E s t a me h a dado á m í una bofetada,
Que es peor: me perdona, l a perdono,
Y se quedan las cosas como estaban.
A L C A L D E . ¿ Y era por este pique vuestra r i ñ a ?
R O N . y PIZP. S Í s e ñ o r .
ALCALDE. ¿ Y ahora q u é decís?
Los DOS. Patas.
ROÑAS. Pizpierno, yo por m í , lo dicho dicho.
PIZPIERNO. Y por m í , m i palabra es m i palabra.
A L C A L D E . Soltadlos; y agarrad á esos dos t u n o s ,
I r á n á donde purguen l a m a r a ñ a
Que han urdido, por tres ó cuatro meses.
MUDO. ¿ Y ellos que queden libres? •
ZAQUE. Á l a sala
Apelaremos.
ALCALDE. Interin apelan,
Llevadlos y metedlos en l a jaula.
A L G U A C I L E S . Veamos.
MUDO. Reniego yo de las mujeres.
Z A Q U E . Y O reniego de amigos de t u casta.
(Se los llevan.)
A L C A L D E . Ustedes cuatro miren cómo viven,
Que no siempre se pueden hacer gracias;
Y esta es atendiendo á que han sufrido
Diez a ñ o s de presidio, y que l a causa
Procedió de un enredo; y concluida
L a r a z ó n de unas quejas chavacanas,
L a Curra con su R o ñ a s , y Pizpierno
Con s u Pepa se case, y santas pascuas. (Váse.)
M O N A G . ¿Dos bodas? ¡bueno, bueno! Dos propinas,
N i un cuarto has de llevarme de c a s t a ñ a s .
C A S T A Ñ E R A . S Í , vé por ellas, v é , que por bonete
Te he de poner el tostador.
MONAGUILLO. ¡Zarazas!
135
C U R R A . Esposo...
ROÑAS. Esposa...
PIZPIERNO. Pepa...
PEPA. Dueño m i ó . . .
Los CUATRO. Dichoso ñ n tuvieron nuestras ansias.
PIZPIERNO. ¿Concluyó l a tragedia?
PEPA. N O , hasta tanto
Que os mudéis ropa, y os lavéis las caras.
ROÑAS. Vamonos á lavar, y despejado
E l teatro de gente sanguinaria,
Sostituya l a alegre, y finalice
Con un par de boleras resaladas.
PIZPIERNO. Y disipe el terror de l a tragedia
E l rasgueado placer de las guitarras.
LOS BANDOS DEL AVAPIES,
Y

LA VENGANZA D E LZURDILLO.

PERSONAJES.

E L ZURDILLO) . ,. L A ZAINA, )
C A N I L L E J A S , M^7"f ordi- L A DENGOSA, )Majas.
E L ZANCUDO, nanos del L A PELUNDRIS, )
MARRAJO, ] ¿arquillo
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idem de PERDULARIO *fnosdel
ZüNGA,' ) U e m
- Comparsa de hombres,
Tío M A N D I N G A , majo or- mujeres y muchachos
dinario , padre de que no hablan.

La escena empieza en el barrio del Barquillo y acaba en el del Avapiés.


Calle: con las voces primeras cae atado de pies y manos el ZUHDULO,
de majo del Barquillo, ensangrentado el rostro.

P E R D U L A R I O (dentro). Y a que s u gran d e s v e r g ü e n z a


H a llevado pan de perro,
Yolvamos á L a v a p i é s
Muy alegres.
ZURDILLO. ¡Piedad, cielos!
P E R D U L A R I O (dentro). Este castigo merece
Quien s o c a r r ó n y embustero
138
Se anda á caza de gangas
Como á caza de conejos.
ZURDILLO. ¡Oh pena! ¡pesia m i madre,
Que para mirarme en esto
Me parió, pues m á s quisiera
Haber nacido camello!
PELUNDRIS (dentro). No h a b é i s de s a l i r .
C A N I L L E J A S (dentro). Dejadme,
Que quiero ver q u é es aquello.
PELUNDRIS (dentro). Pues yo contigo saldré,
Porque t a m b i é n quiero verlo.
C A N I L L E J A S . U n bruto...
ZURDILLO. N o has dicho m a l ;
Que por serlo a s í me veo.
C A N I L L E J A S . Tendido en el suelo está;
Sale la PELUNDRIS con un candil, y CANILLEJAS con un garrote, d«
majos del Barquilo.
Pero distinguir no puedo
S i es tinaja racional,
O s i es viviente pellejo.
¿Quién eres?
ZURDILLO ¡Soy el demonio!
C A N I L L E J A S . Pues, hijo, vete al infierno.
ZURDILLO. ¡Que no pueda levantarme!
C A N I L L E J A S . E S difícil, pues yo creo,
Desde que cayó el demonio,
Que á levantarse no h a vuelto.
ZURDILLO. ¡Válgame Dios.
PELUNDRIS ¡A Dios llama!
¡Demonio es de buen ejemplo!
¿Quién eres?
ZURDILLO. Soy el furor,
L a i r a , l a rabia, el veneno
Del invencible Barquillo;
Que aunque ultrajado me veo,
Soy el valiente Zurdillo
Conocido por mis hechos.
C A N I L L E J A S . ¡LOS valientes y el buen vino
139
Siempre se acabaron presto!
PELUNDRIS. ¿Zurdillo, t ú de esta suerte
Tirado por esos suelos
Cuando has sido de este barrio
E l baladron m á s soberbio?
ZURDILLO. Es que quise á una mujer
Y ella causó m i despeño;
Que los hombres que os trataron
Luego de costillas dieron.
CATJILLEJAS. Quitémosle los cordeles.
ZURDILLO. ¡ S Í , porque son triste agüero,
Que dan á entender que otros
Me pondrán en el pescuezo!
PELUNDRIS. Refiérenos tus desgracias.
ZURDILLO. Es preciso para hacerlo
Que alborotemos el barrio,
Y concurran á este puesto
Hombres, mujeres y niños,
Para que todos sabiendo
Que á todos toca el agravio,
Todos se venguen sangrientos.
CANILLEJAS. ¿A todos toca el agravio?
ZURDILLO. A todos, si es que tenemos
Vergüenza.
CANILLEJAS. Y O no lo sé,
Pero lo preguntaremos.
PELUNDRIS. ¿Aqueso dudas, canalla?
Vergüenza, y mucha tenemos;
Pues que j a m á s la gastamos
Porque no falte á su tiempo.
CANILLEJAS. Pues siendo así, á convocar
A todos seré el primero,
Y el primero que en defensa
Del Barquillo cruel y fiero,
Como si fuera u n Herodes,
He de tocar á degüello.
PELUNDRIS. Y O , valerosa y altiva,
Tomando parte en el cuento,
140
E n corrales, conventillos,
E n tabernas y los puestos,
Convocaré las matronas,
Para mostrar que el tremendo
Barrio del Barquillo, siempre
Sabe volver por sus fueros.
ZURDILLO. Pues llamadlos. ¡Dura suerte'
CANILLEJAS. NO te apures, majadero,
Porque tomar pesadumbres
A ninguno hace provecho.
PELUNDRIS. Nobles heroicas matronas,
Que en este grande imisferio,
Y a morcillas rellenando,
Y a t a r á n g a n a friyendo,
Abastecéis á Madrid,
Suspended por un momento
Las haciendas en que estáis,
Sean de honra ú de provecho,
Y venid á este lugar
A enderezar un entuerto.
Noble Gangosa... Gallarda,
Tiñosilla, Zunga, extremo
Del valor, y en fln, toitas
Las que habitáis en su centro.
CANILLEJAS. Grandes invencibles héroes,
Que en los ejércitos diestros
De borrachera, rapiña,
Gatería y vituperio,
F a t i g á i s las faltriqueras,
Las tabernas y los juegos,
Yenid á escuchar el modo
De vengar nuestro desprecio.
Envidiable Pelachon;
Marrajo temido y fiero;
Inimitable Zancudo,
Y d e m á s que sois modelo
De virtudes, venid todos
Para que escuchéis mis ecos...
141
Los DOS. ¿NO venís?
Salen por ambos lados las nombradas y nombrado?, pobremente vestidos.
TODOS, ¿Cómo faltar
P o d í a n nuestros alientos?
ZUNGA. Morcilla, aceite y cazuelas,
Todo abandonado dejo
Para ver lo que nos quieres;
Porque en lances como estos,
Aunque una pierda su hacienda,
L a honra ha de ser lo primero.
M A R R A J O . Aunque pierda m i taberna
De tanto honor y respeto,
Donde m i l hombres de bien
Desuellan lobos tremendos,
Más importa nuestro punto
E n casos de tal empeño.
GANGOSA. Mis livianos y mis bofes,
Y todo el caudal que tengo,
Que no es malo, soy capaz
De derrocharlo y perderlo.
TODOS. Sepamos á q u é nos llamas.
ZURDILLO. Escuchadlo sin rodeos.
Y a sabéis soy el Zurdillo,
Que por mis valientes hechos
He ido á los cuatro presillos
Sólo á visitar sus templos.
Que las espaldas también
Me vesitó el regimiento,
T r a t á n d o m e á l a baqueta
Por ser ligero de dedos.
Que en Madril en un borrico
He dado muchos paseos,
Y otras muchas aventuras
Que se dejan a l silencio.
Y cuando libre de todo,
Discurrí hallar el sosiego,
Ese demonio de Zaina,
Hija de Mandinga el viejo,
142
E l héroe de L a v a p i é s ,
Que allá en sus años primeros
S i no me igualó en virtudes,
Me escedió en merecimientos;
E s t a hija de aquel macho,
Me fué introduciendo un fuego
Que no sé cómo se l l a m a
Aunque s é cómo lo siento.'
F u é el caso que cierto dia
V i que entró en casa de Pedro
E l tabernero, y con ella
Perdulario el zapatero;
Detras de ellos e n t r é yo;
Piden de beber, bebieron;
Piden pan, piden sardinas,
Y para postre pimientos;
Y a l pagar el Perdulario
Dijo... no tengo dinero,
Zaina, deja t u m a n t i l l a
E n prendas del gasto hecho.
Y o , porque l a Zaina y a
Zainamente me habia muerto,
Me llegué y con majestad
Dije: donde hay caballeros
Como yo, no se consiente
Con las damas t a l desprecio.
Y echando mano á l a bolsa,
P a g u é dos reales y medio
Que i m p o r t ó todo. Desde este
Lance fuíme introduciendo
E n el amor de l a Zaina
Con tal fuerza y tal esmero.
Que ella me quiere á m í m á s ,
Aunque yo mucho l a quiero.
E s t a noche fui á hablarla,
Cuando asaltado me veo
De m á s de treinta personas
Entre grandes y p e q u e ñ o s .
143
P ú s e m e luego en defensa
Con valor y con arresto;
¡Y fueron tantos los palos
Y patadas queme dieron,
Que en un cuerpo tan ruin
Yo no sé como cupieron!
Me ataron luego las manos,
Llenándome de empruperios,
Como á todo nuestro barrio,
Diciendo era sacrilegio
Que nenguno de mosotros
Tratase de galanteos
E n Lavapiés, cuando hay tanta
Diferencia en los sujetos;
Y á moquetes y á empellones,
Para m á s desprecio nuestro
Me trajeron hasta aquí,
Donde sin honra me veo,
Como para restaurarla
No me deis el favor vuestro.
Esta es m i fuerte congoja,
Este m i duro tormento,
Esta m i cruel fatiga,
Este m i gran sentimiento.
A todos toca el agravio;
Todos vengarle debemos,
Y en Lavapiés con su sangre
Hoy nuestras manos lavemos;
Para cuya gran empresa
Hemos de emplear soberbios
Todos los cinco sentidos
A i r e , agua, tierra y fuego.
TODOS. ¡Muera Lavapiés!
ZURDILXO. No puede
Lavapiés morir, jumentos.
TODOS. ¡Mueran los que están en él!
ZURDILLO. Aquese ya es otro cuento.
C A M L L E J A S . ¡Pasémoslos á cuchillo!
144
ZURDILLO. No, mejor es á degüello.
HOMBRES. ¡Afrentado nuestro barrio!...
MUJERES. ¡ Tratarnos con tal desprecio!...
TODOS. ¡Duele mucho!
ZURDILLO. ¡ M á s m e duelen
Los palos que á m í me dieron!
ZANCUDO. Pues toma t ú l a venganza,
Que todos te ayudaremos.
GANGOSA. Y nosotras, pues, v e r á s
Acabar con esos perros.
ZURDILLO. ¡Mujeres hay que p o d r á n
Acabar el universo!
C A N I L L E J A S . Por general te nombramos
Para que marchemos luego
A destruir L a v a p i é s .
ZURDILLO. ¡ E l con bastantes lo ha hecho!
TODOS. Y a m o s a l punto.
ZURDILLO. Y decid:
¿Ofrecéis estar sujetos
A mis órdenes?
TODOS. N O h a y duda.
ZURDILLO. ¿ Y me dais poder abierto,
Especial, bastante, amplio
P a r a acabar este pleito?
TODOS. S Í te damos.
ZURDILLO. E s t á bien.
Pues armaos luego a l momento
De furor, i r a y venganza.
M A R R A J O . ¡ De cólera estamos ciegos!
ZURDILLO. Pues a s í veréis mejor
A . vuestros pies los trofeos.
TODOS. E s t á bien.
ZURDILLO. Pues yo diré...
TODOS. Todos contigo diremos...
ZURDILLO. Feliz quien vino á ser glorioso empleo
De su venganza y del aplauso vuestro. (Váse.)
TODOS. Feliz quien vino á ser glorioso empleo
De su venganza y del aplauso nuestro. (Yanse.)
145
Casa pobre. Salen cantando y bailando CACHIVACHE con guitarra y la
DENGOSA con los hombres y mujeres que puedan; y detras el tio MAN-
DINGA y la ZAINA llorando.

CACHIVACHE. A l pasar por un convento


Hallé l a puerta cerrada.
TODOS. Que tira que tira, que sala que sala.
CACHIVACHE. Y O t i r é de un cordelito,
Y respondió una campana.
TODOS. Que tira que tira, que sala que sala,
Que aferra velacho, que caza la gavia.
MANDINGA. ¿Di, chiquilla desgraciada,
Criatura de poco seso,
Pues cómo ensuciar querías
E l solar de tus abuelos?
¡ T ú con el Zurdillo hablar!
¿ T ú gastabas chicoleos,
Siendo acérrimo enemigo
De Lavapiés, y teniendo
Á su barrio declarado
Guerra siempre á sangre y fuego?
Z A I N A . Pues yo le he jurado paces,
Y quebrantarlas no puedo,
Y á pesar de todo el mundo...
MANDINGA. ¿ Q u é , muchacha?
ZAINA. L e requiero,
Y él me quiere y me requiere.
MANDINGA. Pues yo vengarme prometo,
Matando á ese monicaco
Antes que me infame.
PERDULARIO (scie.) Presto
Confesémonos á voces,
Y hagamos los testamentos,
Porque vamos á morir.
MANDINGA. Perdulario, ¿Pues q u é es esto?
PERDULARIO. N O m á s que todo el Barquillo
Viene á Lavapiés, diciendo
Que á todos han de matarnos;
Y el Zurdillo como un perro
10
146
Viene mandando l a gente.
Toros. ¡ A y tristes, y sin consuelo!
MANDINGA. ¡ E s t a infame tiene culpa;
Matémosla!
PERDULARIO. N O convengo.
MUJERES. ¡ A r a ñ é m o s l a !
ZAINA. ¡ Aspacito;
Porque si me desenvuelvo,
No me ha de quedar nenguna
Que no traiga al retortero!
MANDINGA. ¡ Por el alma de t u tio
E l que ahorcaron en Pozuelo,
Que t ú me l a p a g a r á s !
CACHIVACHE. Formemos todos concejo
De guerra, y veamos el modo
De salir de aqueste aprieto.
PERDULARIO. N O hay m á s concejo que todos
Animosos y resueltos
Salgamos á resistirlos;
Y si nos cascasen ellos,
Pedirles misericordia
Eendidos.
MANDINGA. ¿ T Ú dices eso? '
¿ L a v a p i é s se h a de humillar
A l Barquillo? ¡ S a n t o s cielos!
¡Primero m o r i r !
PERDULARIO. E S O es
L o ú l t i m o que hacer debemos.
VOCES (dentro). ¡Mueran todos!
PERDULARIO. ¡Ya se acercan!
DENGOSA. Pues desechemos el miedo,
Y las primeras nosotras
A l a defensa saldremos
Porque v i v a L a v a p i é s .
MANDINGA. Ese es el mejor acuerdo:
Cada uno tome las armas
Que pueda, y vamos corriendo, i
Z A I N A . ¡Ya lo veréis conZurdillo!
147
P E R D U L A R I O . C o n Z u r d i l l o l o veremos,
Que h a de m o r i r .
ZAINA. Puede ser
Que él os deje á todos muertos.
TODOS. ¡Viva e l grande L a v a p i é s !
Z A I N A . ¡Viva e l Z u r d i l l o m i d u e ñ o ! (Vánse.)
Calle, á la izquierda una puerta y ventana encima. Salen los. del
Barquillo con palos y navajas.
Z U R D I L L O . ¡ A m a z o n a s valerosas,
Noble e s c u a d r ó n de guerreros,
Mueran estos enemigos!
E s a casa de frontero,
E s donde vive l a Z a i n a ,
Y de esa casa salieron
L o s motores del agravio,
Tanto m i o como vuestro.
C A N I L L E Í A S . ¡ M a t e m o s l a casa!
ZURDILLO. No:
Matemos los que e s t á n dentro.
TODOS. ¡Mueran todos!
ZURDILLO. «Aspacito,
Y que llegue á cada puerco
S u S a n M a r t i n . A h o r a es bien
Que todos t o m e n sus puestos.
P ó n g a s e l a i n f a n t e r í a (Los muchachos ai foro.)
A este lado, y con esfuerzo
G r i t a r á , s i el enemigo
Quisiere á t r a i c i ó n cogernos.
L o s caballos sois vosotros;
(Los hombres á una punta del tablado.)
Se p o n d r á n a q u í impidiendo
Que se escape el enemigo,
S i se consigue vencerlo.
LOS C a ñ o n e s de m e t r a l l a (Las mujeres en medio.)
Sois vosotras; p u e s é s 'erer'Kr
Que m a y o r estrago h a c é i s
Que hace u n ejército entero;
E l centro ocupar d e b é i s ;
14S
Pues de todos sois el centro.
S i os desbarata el contrario, ÍA ios muchachos.)
A l Hospicio á recogeros.
S i os rompe, idos á parar (A ios hombres.)
A Sierra Morena luego,
Y s i á vosotras os d a ñ a , (A las mujeres.)
C u r a o s , y buen provecho.
M A N D I N G A (á la ventana). ¿Qué queréis en Lavapiés?"
Z U R D I L L O . L a v a r con sangre los nuestros.
P E R D U L A R I O (ventana). ¿ C u á n t o s venís?
CANILLEJAS. L O S que e s t a m o s ;
Y sobran m u c h o s a l cuento.
M A N D I N G A . ¡Hay en L a v a p i é s m u c h a honra!
Z U R D I L L O . A l g u n o s no dicen eso.
P E R D U L A R I O , ¡ P r e s t o lo veréis!
CANILLEJAS. Mejor
L o s hespitales lo v i e r o n .
M A N D I N G A . Pues esperad. (Váse.)
ZURDILLO. Y a esperamos.
PERDULARIO. ¡Ya lo veréis! (Váse.)
CANILLEJAS. L o veremos.
Z U R D I L L O . E a , a m i g o s , y a llegó
E l fiero lance tremendo:
M a t a r ó m o r i r es fuerza.
C A N I L L E J A S . P u e s el matar escogemos.
P E L U N D R I S . Pero no te ablandes t ú .
Z U R D I L L O . ¡ Y O ablandarme! ¡ b u e n o es eso!
N o me v e n c e r á n demonio
N i mundo.
CANILLEJAS. Mas puede hacerlo
E l otro enemigo.
ZURDILLO. No,
Que yo á ese contrario venzo.
Salen por la puerta los de Lavapiés, embisten á los del Barquillo; C A N I -
LLEJAS va siempre siguiendo al tio MANDINGA como acechándole, y
cuando queda solo le da en la cabeza un golpe; cae en el suelo y el
ZURDILLO le va á matar: sale la ZAINA y le detiene.
L A V A P I É S . ¡Yiva L a v a p i é s !
BARQUILLO. ¡Que v i v a
149
E l Barquillo siempre!
MANDINGA. ¡Ay cielos,
Que me han muerto!
ZURDILLO. Así tendré
De les enemigos menos.
CANILLEJAS. ¡Acábale t ú !
(Embistiéndole y deteniéndose.)
ZURDILLO. A l l á voy.
Z A I N A . N O le mates.
ZURDILLO. Y a me tengo.
CANILLEJAS. Que es tu enemigo.
ZURDILLO. ¡Bien dices!
Z A I N A . Que es m i sangre.
ZURDILLO. Y a lo veo.
CANILLEJAS. D e r r á m a l a .
ZURDILLO. Será justo.
Z A I N A . N O hagas t a l .
ZURDILLO. Será bien hecho.
CANILLEJAS. Y O t u amigo te lo pido.
Z A I N A . Y O t u esposa te lo ruego.
CANILLEJAS. E S t u mayor enemigo.
ZURDILLO. ¡ E S verdad, porque es m i suegro!
ZAINA. ¡Mira que aqueste es m i padre!
ZURDILLO. ¡Si no es mentira, es muy cierto!
CANILLEJAS. Mátale.
ZAINA. Perdónale.
Los DOS. Eesuélvete.
ZURDILLO. Y a resuelvo.
MANDINGA. ¿Ha llegado ya m i hora?
ZURDILLO. N O , que a ú n no se matan cerdos.
MANDINGA". Pues d i , ¿qué he de hacer?
ZURDILLO. Vivir
Hasta que te caigas muerto.
CANILLEJAS. ¿Eres m i amigo?
ZURDILLO. S Í soy.
Z A I N A . ¿Eres m i esposo?
ZURDILLO. E S m u y cierto.
CANILLEJAS. Pues haz lo que digo.
ZURDILLO. Voy.
150
Z A I N A . Pues haz lo que pido.
ZURDILXO. Vuelvo.
C A N I L L E J A S . Obra como vencedor.
Z A I N A . Obra como caballero.
ZURDILLO. ¡Eso puede m á s que todo!
Alzate, suegro, del suelo
Y vete, para que veas
Que los generosos pechos
Lidiamos porque l i d i a m o s ,
Mas no nos aborrecemos,
Aunque son crueles contrarios
Siempre los suegros y nueros.
C A N I L L E J A S . ¿Le dejas ir?
ZURDILLO. Que se v a y a .
Z A I N A . ¿Conque se v a libre?
ZURDILLO. Y suelto;
P e r o en los d e m á s sabré
Despicar m i enojo ñero,
Porque pueda m i venganza
Dar que admirar á los tiempos.
(Vánse Zurdillo y Canillejas.)
VOCES (dentro). ¡A ellos que huyen!
L A V A P I É S (salen huyendo).¡Corramos,
Que nos zurran el coleto!
MANDINGA. ¿Cómo huís?
PERDULARIO. Corriendo bien.
MANDINGA. ¿Y á dónde vais?
TODOS. ¡A escondernos!
M A N D I N G A . E S locura.
PERDULARIO. Más locura
Será morir sin provecho.
MANDINGA. Pues ¿qué hemos de hacer?
PERDULARIO. N O hay m á s
A r b i t r i o , que el que roguemos
A l a Zaina de que clame
Por todos, pues es m u y cierto
Conseguirá del Zurdillo
E l perdón que pretendemos.
151
TODÚS. ¡Zaina!...
ZAINA. Zainos sois vosotros.
TODOS. ¡ P i e d a d ! . . .
ZAINA. ¡ A h , que os entiendo!
TODOS. ¡De L a v a p i é s !
ZAINA. Sólo él
Me vence, no vuestros ruegos.
Retiraos todos; que sola
Llegar a l Zurdillo quiero,
Y sola ganar el lauro
De l a victoria que espero.
MANDINGA. T U madre es de Lavapiés,
Mira por su honor y el nuestro.
Entranse en la casa. Sale el ZURDILLO y los suyos.
ZURDILLO. Todo Lavapiés, amigos,
Se lleve á sangre y á fuego;
Que yo el primero...
ZAINA. Zurdillo,
¿ E s posible que t u aliento
Quiera á Lavapiés quemar,
Estando yo en él? ¡ A y cielos!
ZURDILLO. Conque á m i casa te vengas,
Quedarás libre del riesgo.
ZAINA. ¿ Y O d e s a m p a r a r l e ? ¿ y o ?
¿Pues cómo me dices eso?
ZURDILLO. ¿ Y yo dejar m i venganza? -
¿Cómo propones t a l yerro?
ZAINA. ¡ M i r a que he de ser t u esposa;
Y s i prosigues sangriento
T u venganza, y me achicharras,
No podré llegar á serlo!
ZURDILLO. S i te sucede ese chasco,
T ú tienes l a culpa, puesto
Que si piensas en casarte,
E s t á s y a perdiendo tiempo.
ZAINA. ¿NO hay remedio?
ZURDILLO. M i venganza.
ZAINA. ¿ Y no h a y otro?
152
ZURDILLO. No le encuentro.
Z A I N A . Puesto que voy á morir
Dame, pues será el postrero,
U n abrazo; y muera yo,
Y a que tienes gusto en ello.
ZURDILLO. ¡Cielos, que l a Zaina l l o r a !
¡ Maldito sea m i genio,
Que en llorando una mujer,
A l instante hago pucheros!
Z A I N A . Pues no he de volver á verte,
Adiós, Zurdillo; y los cielos
Te guarden. ¿Por q u é me envías
Á morir?
ZURDILLO. Mientes en eso;
Que si yo te lo mandara
No te irías por lo mesmo;
Que hay muy pocas que obedezcan
Del marido los preceptos.
Z A I N A . ¿ C o n q u e así me dejas ir?
ZURDILLO. Quédate, que yo te ofrezco
Serás el dueño absoluto
De todo cuanto yo tengo.
Z A I N A . ¿Y á Lavapiés le perdonas?
ZURDILLO. ¿ P e r d o n a r ? N o hablemos de eso;
¿ H a n de quedar sin venganza
L a s patadas que me dieron?
Z A I N A . S i n que llegues á vengarte,
B a s t a para desempeño
Que te pudistes vengar.
ZURDILLO. ¡ N O , que mucho me dolieron!
Z A I N A . Adiós otra vez, que voy
Á morir.
ZURDILLO. ¡ Y O me enternezco!
¡Ah, mujeres, lo que ablandan
Yuestros llantos zalameros!
¿Qué quieres, Zaina, de mí?
Que c u m p l í r t e l o te ofrezco.
Z A I N A . Sólo que viva triunfante
153
Lavapiés.
Z iTRj) ILLO . Y o lo c oncedo.
Z A I N A . Pues toma en premio mis brazos.
C A N I L L E J A S . Y a se h a rematado el cuento.
Z A I N A . ¡ L a v a p i é s viva! Y salid
Todos libres y contentos.
TODOS (salen). A tus plantas...
ZURDILLO. Suspended,
Que quiero sepáis primero,
Que sólo con que me deis
A l a Zaina por m i d u e ñ o ,
Y quede paz asentada
E n t r e los dos barrios nuestros,
E s t á todo concluido.
TODOS. Gustosos lo concedemos.
ZURDILLO. Pues mientras l a tonadilla
L o g r a indulto de los yerros,
Y á m o n o s cantando todos,
Diciendo por m á s festejo...
TODOS. A l pasar por u n convento, etc.
EL CASERO BURLADO.

PERSONAJES.

DOÑA LUCÍA ZÁPALOS. UN ALGUACIL.


MARICA PENDANO. ANTON, albañil.
U N ESCRIBANO. UN CASERO.

Casa pobre, un arca al frente, una mesila vieja y una alacena: sale
MARICA y el AIBAÑII, con ui.a guitarra.

M A R I C A . ¡ E s t a s í que es buena vida!


Todos son d í a s de fiesta
P a r a t i , y dias de ayuno
P a r a m í : ¡quién me dijera
Que y o h a b i a de v e n i r
A verme en t a n t a m i s e r i a ,
Cuando en casa de m i s padres
E s t a b a y o t a n contenta,
Y t a n querida de todos! (Llora.)
A N T Ó N . ¿Qué v á que s i l a v i h u e l a
Cojo por lo m á s estrecho,
Te l a encajo en l a cabeza?
M A R I C A . Y O lo creo, que t ú eres
Capaz de infamias como é s t a s ,
Y de otras: hombre que e s t á
Todo el dia en l a taberna,
C o n otros tan holgazanes
156
Como él, y no se a v e r g ü e n z a n
De no mantener su casa,
N i de que á su mujer vean
Indecente, ¡qué no haria!
¡Reniego de m i simpleza,
Y de m i c a r i ñ o , que
Tantas l á g r i m a s me cuesta!
ANTÓN. [ Y O no siento que se queje,
Lo que siento es que se queja
Con r a z ó n . ]
MARICA. ¡A fe que cuando
Me p r e t e n d í a s , no eras
Tan bribón, n i tan soberbio,
Y que las noches enteras •
Sabias estarte en l a calle
Rondando al frío, m i puerta!
Y cuando fuiste á pedirme
A m i madre diste muestra
De humildito, y la decías,
Que h a b í a de ser l a d u e ñ a
De l a casa, y l a contabas
Tenias tantas grandezas;
Que ganabas tanto y cuanto,
Y tenias las arcas llenas
De ropa: ¡fuego de Dios,
Y cómo mientes! ¡Ah, perra
De m í , que pudiera estar
Tan bien como una marquesa,
Y estoy peor que una esclava!
¡Yo te aseguro, si fuera
Otra, que me pones en
Paraje de no ser buena!
ANTÓN. T Ú tienes razón, mujer,
Y o te prometo la enmienda;
A l punto cojo l a capa,
Y me llego á la taberna
A decir que no me esperen
Solamente: t ú a h í te quedas,
157
Que voy á eso, y de camino
A exponer nuestra miseria
A l casero porque aguarde
Hasta que pagarle pueda.
M A R I C A . A h o r a vengo yo de allá
Y es ociosa diligencia,
Que h a ido á buscar l a j u s t i c i a
P a r a que al instante venga
A embargarnos los haberes,
Y encajarte á t i en l a trena.
ANTÓN. ¿ P u e s por q u é tanto rigor?
M A R I C A . ¿ P o r qué? yo te lo dijera;
Pero si luego... y o . . . que...
Mejor es que no lo sepas.
ANTÓN. ¡Malo!
MARICA. ¿ Malo ? Todavía
Pudiera ser peor, si fuera
Y o otra; pero eso no,
Que l a honra es l a riqueza
Mayor del mundo.
ANTÓN. ¿ P u e s que?
L a verdad, ¿te galantea
E l casero?
MARICA. Como t ú
A él no se lo dijeras,
Y o te diría que sí;
Y que y a me tiene hechas
Más de cuarenta visitas.
ANTÓN. Más me h a hecho á m í de cincuenta
S u mujer; pero es por sólo
Caridad, que siempre deja
Para poner el puchero.
MARICA. Pues el otro no lo lleva
Por tan buen camino, que
Dice que hasta que le quiera
No me h a de dar u n ochavo,
Y que nos ha de echar fuera
De l a casa.
158
ANTÓN. Pues, mujer,
V a m o s discurriendo á medias
Q u é se ñ a de liac^r.
Salen el ESCRIBANO muy ridículo y ALGUACIL.
ESCRIBANO. L a justicia.
A N T Ó N . ¡ P o r fin á buena h o r a l l e g a n ,
Que m e ahorro el d i s c u r r i r !
M A R I C A . ¡ A y , que yo estoy medio muerta!
¡ P o r no aplicarte, b r i b ó n ,
N o s vemos en esta afrenta!
A N T Ó N . Tampoco s i te aplicaras
T ú , j a m á s nos sucediera;
Pero s i somos entrambos
Desaplicados. ¡ P a c i e n c i a !
ESCRIBANO. ¿Sois A n t ó n el albañil?
A N T Ó N . ¡ O j a l á que no lo fuera!
E S C R I B A N O . ¿ C o n o c é i s aquesta firma?
A N T Ó N . E S de m i mano y m i l e t r a .
E S C R I B A N O . V a m o s entregando llaves,
Y haciendo a q u í manifiestas
Todas las alhajas luego;
Que hacer inventario es fuerza,
P a r a ver si el acreedor
C o n los muebles se contenta.
A L G U A C I L . ¡ C u i d a d o , no ocultar algo,
Porque es cargo de conciencia!
MARICA. N O hay más de lo que se ve,
Y l a ropa que e s t á en esa
A r c a . (Señal ando.)
E S C R I B A N O . Pues v a y a , m u c h a c h o ,
A r r í m a t e á aquella mesa,
Y v é escribiendo.
ALGUACIL. Y a traigo
Prevenida l a cabeza.
E S C R I B A N O . Escribe: primeramente,
Y por n a d a te detengas:
U n a . . . dos... tres... c u a t r o sillas:
P a r a no errar en l a c u e n t a ,
159
Una sin asiento, y otra
Sana, y las dos enfermas:
U n cazo de azófar roto:
Una sartencilla vieja:
U n candelero de barro:
U n candil: repisa y media
De yeso: una estampa ahumada:
Una arca y una alacena;
U n barreño esportillado...
ANTÓN. Que sirve de chimenea
Y brasero.
ESCRIBANO. U n a cofaina,
Una cortina en dos puertas:
Vamos ahora á ver la ropa
De l a arca.
MARICA. N O l a revuelvan
Ustedes; y como ustedes
Me dejen esa escofieta,
Y la ropa con que voy
A pasear los dias de fiesta,
VayatodolO d e m á s . (Va sacando del árcalo que dice.)
ESCRIBANO. U n zapato, tres calcetas,
Una camisa sin mangas,
U n escarpin de bayeta.
ALGUACIL. Y dio fin la ropa blanca.
M A R I C A (á su marido). ¡ Picaro, das buena cuenta
De m i dote!
ESCRIBANO. ¡ Ciertamente,
Que para cobrar la deuda
Hay bien de que asir! Amigos,
Vamos antes á dar cuenta
De todo al juez y á l a parte,
Por si quieren que se prenda
A este hombre, y asegurar
Nuestras costas, y no sea
Que con que es pobre, después
Nuestro trabajo se pierda.
ALGUACIL. Vamos donde usted mandare.
160
ESCRIBANO (ai alhamí).
Cuidado que hasta que vengan
Por los trastos y por él,
De l a casa no se mueva:
Yo le entregaré su vale,
Y él allá se las avenga. (Vanse ios dos.)
MARICA. ¡ Muy buenos hemos quedado,
Marido!
ANTÓN. Y o y á una iglesia
A retraerme.
MARICA. ¿ N O dijo que
Iba á decir que viniera
E l Casero, el Escribano,
Y á darle el vale? Pues ea,
¿ Quieres ver cómo le burlo?
ANTÓN. ¿ Y si él lo toma de veras?
M A R I C A . Se llevará mayor chasco:
Sal t ú de casa y acecha
Cuando entre, y luego, después
De u n rato, has de dar la vuelta
Enfadado, y lo demás
Déjalo t ú de m i cuenta.
ANTÓN. Muy bien está: oyes, cuidado,
Que l a burla está dispuesta
Entre los dos; no te yerres,
Que yo contigo he de hacerla. (Váse.)
MARICA. Deje u s t é estar al amigo
Casero, yo haré que sepa
Quién es Marica Pendaño,
Y que otra vez no se atreva
A inquietar mujeres, que
Se e s t á n en su casa quietas.
Pero él viene a h í , empecemos
A. entablar la estratagema.
¡Ay pobre de mí! ¿No hay quién
Yenga á auxiliar á una muerta? (Se desmaya.)
CASERO ( i ) . [Pobre Marica: ¡yo bien
s a e

L a perdonara l a deuda!...
¿Pero por qué carga de agua?
161
No s e ñ o r , pague q u i e n deba;
Que él me lo debe á m í , y yo
N o le debo nada á e l l a . ]
M A R I C A . ¡Ay! ¡Que me empiezo á m o r i r !
C A S E R O . ¿Qué h a y , M a r i c a ? ' ¿ e s t á s c o n t e n í .
¡ P u e s a ú n falta lo peor!
¡ E s t a t e tiesa, q u e ' t i e s a .
Que yo estoy duro, que duro,
Y veremos q u i é n se l l e v a
E l gato a l agua!
MARICA. ¡ A y , señor!
¡No creí yo que usted era
T a n fuerte de genio! ¡ v a y a .
Que paga bien l a finezas
C o n que yo i b a procurando
Modo de tener licencia
De A n t ó n , p a r a que pudiese
Y e n i r m e á ver s i n sospecha
De él y de l a v e c i n d a d !
1
CASERO.(afable). H i j a , ¿lo dices de veras '
M A R I C A . Y a no: ¡ J e s ú s y q u é poco!
¡Ha sido crueldad horrenda
L a de hoy!
CASERO. " E l l a dice bien:
¡Reniego de m i vileza!
M A : U C A . E a , v a y a usted con D i o s ,
Y h a g a usted que luego vengan
P o r los trastos.
CASERO. Mariquita,
-
F á c i l m e n t e se remedian
L a s cosas. ¿ C o n q u e , por fin.
Y a estabas t ú menos terca?
M A R I C A . ¡ T o m a s i lo estaba! pero
Y a , ¡qué poco! ¡ya estoy hecha
U n veneno! (furiosa).
C A S E R O (humilde). Pues, q u e r i d a .
P e r d ó n a m e , y como quien.
T r a t a r m e tan solamente
1 1
162
Con agrado, serás d u e ñ a
De esta casa, de l a m i a
Y de m i bolsa; y en prueba
De esta verdad, pongo el vale
A t U S píes. (Dale el vale.)
MARICA. [¡Cayó esta breva!]
CASERO. ¿Qué dices?
MARICA. Que tengo yo
U n genio, que como sea
Por bien, al cabo del mundo
Con u n cabello me llevan;
Pero por m a l , soy el diablo. (Cogeei vai .¡
e

CASERO. Y d i , ¿estás y a algo m á s contenta?


M A R I C A . ¿Qué sé yo? por fin y postre,
Y o le diré á A n t ó n las muestras
De cariño que os debemos,
Y él es preciso, que á fuerza
De hombre de bien, él t a m b i é n
Os dé la correspondencia.
C A S E R O . Mejor es no se lo digas.
ANTÓN (dentro). Mujer, á b r e m e l a puerta.
M A R I C A . ¡Pobre de m í !
CASERO. ¿Pues qué importa,
ANTÓN. Abre, mujer.
CASERO. ¿De q u é tiemblas? (A ella.)
M A R I C A . De que si os halla a q u í dentro,
Os h a de abrir l a cabeza.
C A S E R O . ¡ESO faltaba! pues, hija,
Daca el vale, no se pierda
Todo; y s i me veo apretado,
Le diré, cuando le vea
Enfurecido, que vine
A perdonaros la deuda,
Por caridad.
MARICA. ¡Ay, que Antón
No l a conoce! y m i pena
E s , que vos habéis entrado
Aquí á hacer una obra buena,
163
Y él os h a r á m a l a obra,
Y es cargo de m i conciencia.
N o , lo primero sois v o s ;
Meteos en esa alacena,
Y dejadme hacer á m í .
C A S E R O . ¿Y el vale?
MARICA. E n m i mano queda
Seguro, y a s í veremos
Q u é resulta de esta prueba;
Y o se lo d i r é , escuchad
Y o s desde a q u í s u respuesta.
(Escóndele en una alacena que habrá, y sale el albañil.)
MARICA. H o m b r e , ¡ q u e d e p r i s a vienes! (Hace senas.)
A N T Ó N . Dame l a llave de aquella
A l a c e n a , que es preciso
Sacar de allí l a h e r r a m i e n t a . . .
C A S E R O . ¡Pobre de m í ! pobre de...
A N T Ó N . Que tengo u n a obra dispuesta.
M A R I C A . E l caso es que no l a topo. (Hace que la busca.)
A N T Ó N . A b u r e a r l a , ó s e r á fuerza
Descerrajarla.
CASERO. ¡ A n d a , hijo!
Caí en l a ratonera.
A N T Ó N . ¿ N O l a hallas? pues voy á abrir
A patadas.
' CASERO. ¡ A n d a , morena!
M A R I C A . H i j o , el casero h a venido.
A N T U N . ¿Qué dices? ¡que no viniera
Y o antes, y le encontrara
Para cortarle las piernas!
M A R I C A . A n t e s merece las gracias,
Pues apiadado de nuestra
Infelicidad, me trajo
E l vale, y dice que queda
E n ser m u y amigo t u y o ,
Y en perdonarnos l a deuda.
A N T Ó N . S i como he pillado el vale (Rómpele.)
E n t r e m i s u ñ a s , cogiera
164
A l casero, h a b í a de hacer
De s u figura menestra.
CASERO. ¡Bueno va!
ANTÓN. D a c a l a llave.
M A R I C A . N O l a encuentro; pero espera,
Que a q u í en casa del vecino
H a y u n a llave maestra,
Y nos l a puede prestar. (Vase.)
A N T Ó N . Pues ves corriendo por ella.
P A S E R O . ¡ T r i s t e vale y triste hombre!
¿ / / A N T Ó N . ¡ J u r o á b r i ó s , que s i supiera
Adonde h a l l a r el Casero,
L e h a b i a de dar u n a felpa!
/ ^ j l J C Í A (dentro.) DeOgraciaS. (Llamando á ia puerta
ANTÓN. Pase adelante.
¿Quién es?... ¿Señora casera?
C A S E R O . E s t o es peor, que es m i mujer.
L U C Í A . A n t ó n m i ó , ¿ q u é tragedia
Te sucede? ¿ t ú acosado
De l a justicia? ¿ t u hacienda
E m b a r g a d a , estando yo
E n él mundo? ¿Si te acuerdas
De que á los pobres estimo,
Por q u é á m i piedad no apelas
E n t u s infortunios?
CASERO. ¡Yaya,
Que l a función es completa!
A N T Ó N . S e ñ o r a , vuestro marido
Me aflige por u n a deuda. '
L U C I A . ¿A q u i é n no afligirá él?
¡Es el a n i m a l m á s bestia,
E l m á s avariento y m á s
Soberbio, y el m á s tronera
Del m u n d o !
CASERO. V é echando mases.
L U C Í A . ¡Reniego de l a riqueza!
¡Ojalá me h u b i e r a y o
Casado contigo!
165
CASERO. ¡Arrea,
Manolo!
LUCÍA. En fin, págale.
Que a q u í hay en buena moneda
T r e i n t a doblones, y luego
V é á casa por otros treinta.
C A S K R O . ¡Y e l vale roto! ¡ A r d a T r o y a ,
Pues que m i casa se quema!
A N T Ó N . Y o os doy las gracias.
(Por salir e! casero cae con la alacena.)
A N T Ó N (asustado.) ¿Mas, q u é es
Esto?
LUCÍA. ¿ T Ú en casa ajena
Escondido?
ANTÓN. ¡Usté en m i casa
Escondido con cautela!
LUCÍA. ¡ T O te lo d i r é ! . . . (Amenazándolo.)
ANTÓN. Y yo, y toco.
Los DOS. ¡Muera este insolente, muera!
C A S K R O . ¡ J u s t i c i a venga del cielo,
Pues que me falta en l a tierra!
L U C Í A , (repelándole.) Te tengo de hacer a ñ i c o s .
M A R I C A (sale.) ¡Hola! ¿Qué b u l l a es esta
E n m i casa?
E S C R I B A N O (sale.) L a justicia;
Todo el m u n d o se detenga,
Y sepamos q u é ha sido esto.
L U C Í A . P i l l a r en l a ratonera
A m i marido.
CASERO. Pillar
Infragante,Á m i parienta,
De ladrona estafadora:
Di me: ¿de d ó n d e , perversa,
Tienes t ú tanto dinero?
L U C Í A . De lo que desaprovechas
Y yo s é ahorrar, p a r a que
Socorriendo l a pobreza
De esta gente, á t u i n t e n c i ó n
166
P u e d a n tener resistencia.
A N T Ó N . ¡Que todos estos caseros
T e n g a n las caras t a n feas!
E S C R I B A N O . V a y a n todos a l a cárcel.
M A R I C A . H a r t o castigados quedan
E l casero y s u mujer,
Si alguna c u l p a h a y en ella,
Con que p i e r d a n el dinero.
E S C R I B A N O . C o m o p r o m e t a n l a enmienda
Todos, y queden en paz,
C a l l a r y callemos.
CASERO. Ea,
P u e s , pelillos á l a m a r ;
Y a e s t á dada l a sentencia,
C o m o se m u d e n de casa
Donde yo n u n c a los vea.
MARICA. A S Í los dos lo ofrecemos;
Y porque acabe l a pena
L a b u r l a de m i casero
E n a m o r a d o , l a fiesta
Se celebre alegremente.
E S C R I B A N O . ¡ S e a m u y enhorabuena!
TODOS. P i d i e n d o p e r d ó n a l patio
De todas las faltas nuestras.
ÍNDICE

PÁGINAS.

La Petra y la Juana, ó el Buen Casero (La casa


de Tócame Roque) 1
Las castañeras picadas 33
L a comedia de Maravillas 65
Manolo. Tragedia para reir ó saínete para llorar. 81
L a maja majada 97
E l m u ñ u e l o . Tragedia por mal nombre en un
acto 113
Los bandos del Avapiés, y la venganza del Zur-
dillo 137
E l casero burlado 4 íi5

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