LA PATOLOGÍA VEGETAL Parte 1
LA PATOLOGÍA VEGETAL Parte 1
LA PATOLOGÍA VEGETAL Parte 1
F García-Arenal A. Fraile
ENFERMEDADES, PLANTAS Y PATÓGENOS
La ciencia que estudia las enfermedades de los vegetales se denomina Patología Vegetal
o Fitopatología (del griego phyton: planta; pathos: enfermedad; logos: estudio). Se
ocupa de la identificación de las causas de las enfermedades y de la aplicación de
medidas para su manejo.
c. - Etiología humoral. –
Considera el movimiento, cantidad y calidad de la savia en la planta. En la antigüedad
Hipócrates sostenía que los humores de un cuerpo sano se presentaban en una mezcla
equilibrada, pero si este equilibrio se alteraba se formaban mezclas nocivas que
causaban enfermedades. Se llegó a sostener que la pudrición de los frutos se debía a
cantidades excesivas de savia que la planta no podía segregar y se creía conseguir una
rápida curación cortando algunas raíces del árbol enfermo.
d.- Causas funcionales. –
Nuestros antepasados atribuían las enfermedades de las plantas a trastornos
funcionales; por ejemplo, el carbón en los granos era atribuido a una ausencia o
deficiencia en la fecundación, iniciándose una fermentación desordenada que daba
lugar a la formación de dichos granos.
e.- Causa genética. –
En el pasado se determinó que ciertas combinaciones de genes podían causar
anormalidades genéticas; tales son los casos de algunas enfermedades hereditarias o
heredopatías. En la actualidad para algunos casos de interacción hospedante-parásito
se ha demostrado la complementariedad génica que gobierna la reacción de la planta
(resistencia o susceptibilidad), en respuesta a los genes de avirulencia o virulencia del
agente causal.
f.- Causa parasitaria. –
Fue demostrada por Tillet cuando encontró que el carbón o carie del trigo era causado
por una contaminación de los granos con esporas de Tilletia carie. A pesar de demostrar
que granos de trigo en contacto con esporas del carbón daban origen a plantas
enfermas, él todavía pensaba que el polvo del carbón era portador de una sustancia
venenosa, restándole importancia a la espora en sí como la causa misma. A Prevost se
le da el crédito de postular que la causa del carbón o carie del trigo era la espora misma
y no sustancia venenosa alguna. Es de Bary quien asoció el mildiú de la papa con la
presencia del patógeno sobre la planta.
Los estudios de Tillet y Prevost del carbón fétido del trigo y la aparición del microscopio
demostraron que las criptógamas eran causa de enfermedades; de esta manera la
Fitopatología se vuelve ciencia.
Burrill, en 1877, estudió una enfermedad bacteriana en el peral. Para probar el origen
patogénico inoculó exudados de árboles enfermos a árboles sanos obteniendo los
síntomas de la enfermedad y demostrando por primera vez que las bacterias también
podían causar enfermedades en plantas.
E.F. Smith demostró en forma precisa por medio de microfotografía la presencia de
bacterias fitopatógenas en tejidos de plantas. Mayer e lvanowski estudiaron el mosaico
del tabaco y pensaron que se trataba de bacterias. A pesar de que Ivanowski demostró
que el agente causal no era retenido por los filtros "Chamberland", prevaleció la
creencia que los agentes causales del mosaico del tabaco eran bacterias. Beijerinck
demostró que el jugo de plantas de tabaco enfermas al ser pasada a través de un filtro
de porcelana era estéril y altamente infeccioso, descartando así la etiología bacteriana
y denominando virus a esa nueva entidad biológica.
g.- Otras causas de enfermedades. -
Creencias tales como que las hormigas eran culpables de la abolladura del ciruelo y
melocotonero; que las esporas de roya eran consideradas huevos de insectos; o las
pústulas de roya eran el resultado de excrementos de insectos fueron comunes en el
siglo pasado. En nuestro medio, en determinados lugares se pueden aún oír comentarios
como "las plantas se enferman porque el suelo está cansado", "no abonamos por que
las plantas se acostumbran".
Las formas de control fueron evolucionando mediante pruebas de tanteo y error, o
conforme se descubrían la causa que producía la enfermedad y con la disponibilidad de
productos químicos con acción fungicida, u otro medio. En la literatura es posible
encontrar citas de propuestas de control mediante el uso de productos tales como el
azufre en forma de fumigación, técnica que difiere de las formas actuales de aplicación
como son el espolvoreo y/o la aspersión. Cabe indicar que esta forma de "vaporizado"
quemando el Azufre, aún se lleva a cabo en algunos ambientes de invernaderos para el
control de las royas en cereales o de la oidiosis en plantas ornamentales.
El uso del fuego para aprovechar el calor producido fue un método de control físico del
suelo para el tratamiento del carbón del etilo (Panicum miliaceum, Pennisetum
glaucum)
Ejemplo de control cultural como el escoger épocas de siembra de manera que las
plantas de cereales maduren antes que las royas aparezcan fue conocida entre los años
70 y 60 a.C. Del mismo modo, se creyó que, si se plantaban ramas de laurel en los cultivos
de trigo, la roya atacaría al laurel en vez del trigo. El principio en que se basa este
ejemplo es lo que se conoce como evasión.
En 1733, Jethro Tull describe el tratamiento de semillas de trigo con salmuera para
controlar el carbón. El ácido arsénico, la sal, el salitre y la ceniza de madera fueron
también usados para dicho fin.
Tiliet, Prevost, Robertson y Knight son considerados como los precursores de los
métodos modernos de control de enfermedades de las plantas.
Tillet, 1755, recomendaba el tratamiento preventivo contra el carbón del trigo lavando
los granos, secándolos al sol, lavando luego en lejía y espolvoreándolos con cal.
Prevost, 1807, encontró que el sulfato de cobre a la concentración de uno en 10 000
mataba las esporas de Tilletia spp. sin perjudicar a la semilla de trigo. El mismo producto
fue usado para preservar maderas.
Robertson, 1821, logró controlar la Oidiosis del duraznero mediante aplicación de una
suspensión de azufre en agua jabonosa.
Knight, 1804, logró infectar trigo usando aeciosporas de Puccinia graminis obtenidas del
berberis. Esto confirmó la sospecha de los agricultores de aquella época sobre la relación
existente entre el trigo y el berberis como albergador de la roya, lo que dio lugar a la
eliminación de este arbusto corno un medio de controlar la enfermedad. El mismo
Knight recomienda el uso de variedades resistentes
para combatir enfermedades en cereales, especialmente royas.
William Forsyth, 1803, curó una planta de manzano atacada de oidiosis inyectándole
polisulfuro de calcio. Esto puede ser considerado corno el comienzo de la quimioterapia
en el control de enfermedades.
Millardet, 1882, dio comienzo al período moderno de control de las enfermedades
mediante la protección de las plantas con el descubrimiento del caldo bordelés.
Bibliografía
Borlaug, N.E. 1974. Población humana, demanda alimentaria y necesidades de la fauna
y la flora. CIMMYT. México. Traducciones y Sobretiros No 6, 9 pp.
Garcés, C. 1954. Control de las enfermedades de las plantas. Edit. Bedout, Medellín,
Colombia. 381 PP.
lanson, H., N.E. Borlaug, y R.G. Anderson. 1982. Trigo en el tercer mundo. CIMMYT.
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Cajamarca 18-22 noviembre 1981. Fitopatología Vol. 17 (1): 8.
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Pflanzenschutz-Nachrichten "[layer-. 17 (4): 197-288.
Parris, G.K. 1968. A chronology of Plant Pathology. Johnson and Sons. Starkville,
Mississippi. 167 pp.
XXXX
Daños causados por las Enfermedades, su Evaluación
Todo patógeno es capaz de causar enfermedad en el hospedante al cual ataca. La
manifestación visible de este ataque es la presencia de síntomas que puede implicar
cambio de color, de forma, lesiones o áreas necróticas localizadas de tejido enfermo, o
síntomas de marchitamiento o de muerte de plantas por el daño de ciertos órganos
como, por ejemplo, las raíces, el cuello de los troncos, las ramas, etc.
https://www.youtube.com/watch?v=7XRNrukLR3o
Percepción Remota. -
Debido a las dificultades y sesgos inherentes en la obtención de la intensidad de
enfermedad por evaluación visual, los investigadores han buscado instrumentos para
medir la enfermedad en base de ciertos caracteres físicos. Desde que los tejidos
enfermos presentan síntomas obvios, estos tejidos tienen reflejos a la luz y
temperaturas diferentes de aquellos tejidos sanos. Estas diferencias físicas en los tejidos
pueden ser detectadas en películas fotográficas o por instrumentos de percepción
térmica. Películas fotográficas de color natural o infrarrojas son usadas comúnmente.
Medida del hospedante. -
Muchos fitopatólogos en sus evaluaciones de enfermedades ignoran la medición del
hospedante en la cual la enfermedad ocurre. Si se observa igual intensidad de
enfermedad en dos momentos sucesivos de evaluación, la implicación es que la
enfermedad no ha incrementado. Sin embargo, si el hospedante ha duplicado su tamaño
en ese interín, entonces la enfermedad debe de haberse también duplicado. Por lo
tanto, la interpretación basada solamente en la proporción de enfermedad es una
tergiversación de la epidemia natural. Las hojas nuevas sanas son frecuentemente
adicionadas a la copa en el tiempo y hojas con y sin enfermedad se pierden por
defoliación y por senescencia.
El crecimiento del hospedante puede ser monitoreado de varias formas. Las hojas
individuales pueden ser rotuladas o de lo contrario marcadas para determinar la
posición de las hojas que se agregan o se pierden. También es posible determinar área
de hoja, peso de planta, densidad y volumen de la copa, porcentaje de suelo cubierto
por la copa, y estado de desarrollo de la planta.
División de la copa de la planta. -
Para muchos patosistemas, la enfermedad es más intensa en ciertas porciones de la
planta o en ciertos estratos foliares. En tales casos, la enfermedad puede ser evaluada
para cada porción o estrato a fin de obtener una representación más exacta de la
intensidad de la enfermedad en el cultivo. Este enfoque es muy útil cuando la intensidad
de la enfermedad en ciertas partes de la planta afecta grandemente los rendimientos o
cualquier otra respuesta del cultivo. Ejemplos de tales patosistemas son las
enfermedades en la hoja de bandera de los cereales (el fotosintato producido en la hoja
de bandera es el componente de mayor contribución a los rendimientos), la pudrición
de la base de la panícula del arroz por Pyricularia orizae, la pudrición del cuello de la
base del tronco de muchas plantas, y aquellos muchos otros patosistemas en los cuales
la defoliación es la consecuencia usual de la enfermedad.
La división de la copa o de otras partes de la planta en tres porciones parece ser el
óptimo. Cuando este número se incrementa, la carga de trabajo para efectuar la
evaluación se incrementa sustancialmente, con menor detección de diferencias entre
las diferentes porciones.
Los investigadores deben de tener en cuenta que el hospedante integra todos los
componentes del complejo de pestes. Por lo tanto, la consideración total de todas las
enfermedades debe de ser determinada con antelación; luego esta proporción de
enfermedad puede ser dividida en enfermedades individuales mediante la aplicación
cuidadosa de las claves necesarias para cada caso y de acuerdo a la experiencia del
investigador.
Cuando las evaluaciones del efecto de un problema en el campo deben de ser hechas
para un complejo de enfermedades, la duración de la sanidad del área de hoja debe de
proveer una medida valiosa de la integración de todos los componentes en el complejo.
Reducción de rendimientos por enfermedades. -
La evaluación de enfermedades tiene un valor relativamente pequeño a menos que ella
sea referida a reducción en rendimiento. Este tipo de correlación no resulta fácil y es
demasiado específica, esto es que las funciones matemáticas encontradas para una
determinada enfermedad y un hospedante dado no pueden ser aplicadas para otra
enfermedad en el mismo hospedante ni mucho menos para enfermedades en
hospedantes diferentes. Los desequilibrios fisiológicos y bioquímicos en los diversos
hospedantes son de diferente magnitud para las distintas enfermedades, por lo que su
incidencia en los rendimientos será diferente.
Existen algunas pautas que pueden seguirse para la estimación de pérdidas en cosecha
y ellas no son sino métodos experimentales que citamos:
Bibliografía
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3, 4 pp.
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• Chester, K.S. 1950. Plant disease losses, their appraisal and interpretation. Plant
Dis. Reporter, Supple-
LAS BACTERIAS FITOPATÓGENAS
E. Montesinos R. Beltrá
INTRODUCCIÓN
Las bacterias fitopatógenas son microorganismos unicelulares con estructura de tipo
procariótico que causan enfermedades en las plantas. Actualmente existen unas 60
especies reconocidas que incluyen alrededor de 300 subespecies y patovares.
La estructura celular de las bacterias fitopatógenas igual que la de otros procariotas se
caracteriza por la falta de compartimentación intracelular en forma de orgánulos. La
célula se compone de una envoltura o pared celular y una membrana que engloba el
citoplasma.
Las bacterias fitopatógenas se distinguen de otros microorganismos fitopatógenos
eucarióticos en que estos últimos tienen orgánulos intracelulares (mitocondrias, retículo
endoplasmático), poseen ribosomas de tamaño grande del tipo 80S y el material
genético está fragmentado, generalmente repartido en varios cromosomas y englobado
por una membrana que forma un núcleo durante la mayor parte de su ciclo vital.
Existen dos tipos de procariotas que producen enfermedades en las plantas:
las eubacterias y los mollicutes. Las eubacterias poseen una pared celular rígida que
rodea la membrana celular, es responsable de la forma de la bacteria y le confiere
resistencia mecánica al choque osmótico.
Los mollicutes (fitoplasmas y espiroplasmas) no presentan dicha pared.
Familia: Pseudomonadacea.
Familia: Rhizobiaceae.
Familia: Enterocbacteriaceae.
Parte III: Bacilos de forma irregular, gram positivos y que no forman esporas.
Parte V: MOLLICUTES: procariontes con membrana celular, pero sin pared celular.
Familia: Spiroplasmataceae.
MORFOLOGÍA Y ESTRUCTURA
La mayoría de las eubacterias fitopatógenas
presentan un tamaño celular comprendido
entre 0,5 µm de anchura y varios µm de
longitud (exceptuando los actinomicetes) y
pueden ser observadas con el microscopio
óptico.
La mayor parte de los materiales contenidos
en el interior del citoplasma y externos son
de tamaño submicroscópico y sólo pueden
apreciarse con el microscopio electrónico.
La morfología de las bacterias fitopatógenas corresponde esencialmente a formas
alargadas o cilíndricas denominadas bacilos. Existen bacilos cortos denominados
cocobacilos, o incluso muy largos que constituyen formas filamentosas.
En los bacilos se observan células libres o bien unidas por los extremos formando
cadenas.
Las bacterias fitopatógenas, al igual que otras bacterias, son microorganismos
unicelulares cuya ultraestructura no es observable, excepto algunas inclusiones, con el
microscopio óptico.
En la Figura 1 se esquematiza una célula bacteriana típica. En la parte más exterior de la
célula existen estructuras que pueden recubrirla o constituir apéndices con funciones
específicas.
Las cápsulas son capas compactas de proteínas que actúan como protectoras del
desecamiento o de la acción de los sistemas defensivos del huésped.
El glicocálix es una estructura de mucopolisacáridos mucho más laxa que facilita la
adhesión a superficies.
Los flagelos son orgánulos filamentosos constituidos por una proteína denominada
flagelina, que están implantados en la membrana plasmática pero que se mueven por
giro y no por ondulación como en los eucariotas (Foto 2).
La distribución de los flagelos puede ser
polar cuando se sitúan en los extremos
distales de la célula o peritrica si se
distribuyen por toda la superficie celular.
En la flagelación polar puede existir un
solo flagelo (monotrica), varios en un solo
polo celular (lofotrica) o dos penachos de
flagelos uno en cada extremo (anfitrica).
Las fímbrias son apéndices más finos que los flagelos, también constituidos por proteína,
pero de morfología rectilínea. Son orgánulos de reconocimiento de sustratos y
superficies como las del huésped (59).
Hay un tipo de fimbrias que son los pili sexuales que actúan como canales de
transferencia del material genético en el proceso de conjugación bacteriana. La
envoltura rígida de la célula bacteriana constituye la pared que está compuesta por
diferentes tipos de macromoléculas exclusivas de los procariotas.
NUTRICIÓN Y METABOLISMO
La diversidad nutricional y metabólica de las bacterias fitopatógenas es muy extensa. Al
igual que otros microorganismos, necesitan fuentes de carbono, de energía, de poder
reductor y otros elementos biogénicos diversos (N, P, etc.).
Las bacterias fitopatógenas son microorganismos heterótrofos porque sólo pueden
sintetizar su carbono celular a partir del carbono orgánico. Son también quimiótrofos
porque obtienen la energía mediante oxidaciones de compuestos químicos reducidos y
organótrofos porque la fuente de poder reductor son los compuestos orgánicos.
Siguiendo esta terminología las bacterias fitopatógenas se consideran como
quimioorganoheterótrofas.
El metabolismo oxidativo es realizado por todas las bacterias fitopatógenas y se
denomina respiración.
En las fermentaciones se originan compuestos orgánicos parcialmente reducidos como
alcoholes y ácidos orgánicos, dióxido de carbono, e incluso en algunos casos hidrógeno
molecular.
Las fermentaciones de mayor interés, sobre todo en el diagnóstico de bacterias
fitopatógenas, corresponden a las realizadas por enterobacterias como la ácidomixta y
la butilenglicólica.
La fermentación ácido mixta produce ácido fórmico, etanol y ácidos acético, succínico y
láctico, disminuyendo mucho el pH. La fermentación butilenglicólica produce ácido
fórmico, etanol y 2,3-butanodiol, y disminuye poco el pH. Esta última es típica del género
Erwinia.
Otro aspecto importante en la nutrición de las bacterias fitopatógenas es su relación con
el oxígeno. Existen bacterias aerobias que pueden emplear el oxígeno como aceptor
terminal de electrones en la cadena respiratoria.
Las bacterias aerobias estrictas no sólo necesitan oxígeno, sino que resisten
concentraciones elevadas de éste, mientras que las microaerófilas pueden respirar
oxígeno, pero no resisten concentraciones elevadas.
Son aerobios estrictos la mayoría de los miembros de los géneros Pseudomonas y
Xanthomonas.
Por otro lado, existen bacterias anaerobias que pueden vivir (anaerobias facultativas) o
sólo viven en ausencia de oxígeno (anaerobias estrictas). Son anaerobias facultativas las
especies del género Erwinia.
En general, las bacterias anaerobias estrictas tienen un metabolismo fermentativo,
mientras que las facultativas pueden ser fermentativas o pueden realizar respiraciones
anaerábicas usando como aceptores terminales de electrones otros compuestos
inorgánicos diferentes del oxígeno.
En este último caso, cuando se utilizan nitratos o nitritos se produce el proceso
denominado desnitrificación que es típico de Erwinia herbicola y de Pseudomonas
fluorescens.
REPRODUCCIÓN
Las enfermedades bacterianas de las plantas comúnmente son muy difíciles de controlar. Con
frecuencia, se requiere de una combinación de varios métodos de control para combatir
a una determinada enfermedad bacteriana.
Debe evitarse la infestación de los campos o de las cosechas, debida a las bacterias
patógenas, introduciendo y sembrando solamente semillas o plantas sanas.
Son muy importantes las medidas sanitarias que permiten disminuir la cantidad de
inoculo en una área de cultivo al trasladar y quemar las plantas o ramas infectadas y al
limitar la propagación de las bacterias de planta en planta mediante la desinfección de
las herramientas y manos después de haber manipulado plantas enfermas.
El uso de variedades resistentes a ciertas enfermedades bacterianas es una de las
mejores formas de evitar grandes pérdidas.
Las variedades resistentes, complementadas con prácticas de cultivo adecuadas y
aplicaciones de compuestos químicos, son los medios efectivos para controlar las
enfermedades bacterianas, especialmente cuando las condiciones ambientales
favorecen el desarrollo de la enfermedad.
El uso de compuestos químicos para controlar las enfermedades bacterianas ha sido, en
general, mucho menos exitoso que el control químico de las enfermedades fungosas.
El suelo infestado con bacterias fitopatógenas puede esterilizarse con vapor o con calor
seco, pero esto es práctico sólo en invernaderos y pequeños almácigos.
Las semillas infectadas sólo superficialmente pueden desinfectarse con hipoclorito de
sodio.
De los productos químicos aplicados en forma de aspersiones foliares, los compuestos
de cobre han dado los mejores resultados.
Los antibióticos se han utilizado en los últimos años para combatir algunas
enfermedades bacterianas y los resultados obtenidos son alentadores. Algunos
antibióticos son absorbidos por la planta y distribuidos sistémicamente.
F. Nuez, R. Gil y J. Costa: Enfermedades no viróticas
Marchitez bacteriana (Pseudomonas solanacearum; «southern bacterial wilt»)
Etiología
Ralstonia solanacearum (sinónimo Pseudomonas solanacearum E. F. Smith) Yabuuchi et al.,
1995) es el agente causal del marchitamiento y muerte de cultivos de importancia económica
de las regiones tropicales y subtropicales del mundo, presente también en algunas malezas
(Hayward, 1991).
Epidemiología
Las bacterias, que pueden permanecer en el suelo por largos períodos de tiempo,
invernan en plantas o restos de plantas enfermas. La lluvia y el agua de riego favorecen
su movimiento al estar provistas de varios flagelos polares.
Penetran en la planta por el punto de inserción de las raíces secundarias. De esta
manera, las bacterias alcanzan los vasos del xilema, difundiéndose a través de ellos en
la planta.
Las heridas producidas en las raíces por nematodos, insectos o implementos de cultivo,
pueden favorecer considerablemente el desarrollo de la infección.
Los ataques también pueden iniciarse a partir de semillas de pimiento infectadas.
La marchitez bacteriana del pimiento es propia de regiones tropicales y subtropicales.
Es decir, es favorecida por temperaturas muy altas de suelo, su óptimo de virulencia se
muestra entre 25 y 35 °C, y alta humedad ambiental.
Esta enfermedad suele ser más grave que en pimiento, en otras Solanáceas, como
tomate, tabaco, papa y berenjena.
Métodos de control
Para prevenir la marchitez bacteriana se han señalado como recomendables, la rotación
de cultivos sin Solanáceas y el tratamiento de semillas y del agua de riego con productos
a base de cobre.
La desinfección de utensilios de trabajo en una solución de hipoclorito de sodio al 10% ,
desinfección del suelo, evitar humedades en el mismo y reducir los aportes de
nitrógeno.
Una vez instalada la enfermedad se deben quemar las plantas enfermas y las que le
rodeen, aunque no muestren síntomas. Las parcelas infectadas pueden recuperarse
mediante labores frecuentes durante la estación seca para asegurar la desecación de las
plantas enfermas y la destrucción de las bacterias.
Podredumbre blanda de los frutos (Erwinia carotovora pv. carotovora; «bacterial soft
rot»)
Etiología
La podredumbre blanda de los frutos de pimiento es causada por Erwinia carotovora pv.
carotovora. Esta bacteria es alargada y recta. Se mueve gracias a estar dotada de
numerosos flagelos. Además, como todas las Erwinias, es la única bacteria fitopatógena
que es anaerobia facultativa.
Sintomatología y daños
La bacteriosis se manifiesta sobre el fruto en forma de depresiones acuosas y blandas
(Coplin, 1980). Se inicia generalmente en el pedúnculo y cáliz, de donde pasa a la parte
carnosa del fruto.
También puede originarse a través de heridas en cualquier otra parte del fruto. En este
caso la lesión suele progresar en el fruto longitudinalmente. En condiciones óptimas, el
fruto completo puede ser reducido a una masa flácida en el plazo de 3 a 6 días tras la
infección.
La epidermis no suele resultar afectada, permaneciendo arrugada sobre la carne
macerada por la bacteria. A veces, sobre la epidermis pueden aparecer grietas de
tamaño variable.
También se pueden observar ataques en tallos. Sobre ellos se producen manchas
oscuras asociadas a podredumbres blandas que los anillan. A diferencia de las
podredumbres blandas producidas por esta bacteria sobre otros productos, en pimiento
no suele estar asociada a malos olores.
Epidemiología
La bacteria se mantiene en restos vegetales en el campo o en los almacenes. Es
transmitida por insectos, útiles de trabajo, manos y agua de riego.
Pero su principal vía de entrada son las heridas. Una vez dentro de los tejidos, se
multiplica con profusión en los espacios intercelulares, terminando por disolver las
paredes de las células e invadiéndolas.
Ataca principalmente a los frutos, ya sea en pleno campo, en invernadero o en pos
cosecha.
La enfermedad se manifiesta más intensamente durante períodos lluviosos, por ser
favorecida por la humedad y porque las bacterias son salpicadas desde el suelo sobre
los frutos y tallos, que desarrollan los síntomas ya señalados. Si la baya ha sufrido
lesiones durante la cosecha, la enfermedad puede manifestarse durante la fase de
comercialización.
En ocasiones ha sido señalada su estrecha correlación con heridas producidas por
ataques de insectos. Esta bacteria puede crecer en un rango muy amplio de
temperaturas, entre 5 y 37 °C, estando su óptimo en 22-27 °C. No soporta temperaturas
superiores a 50 °C.
Métodos de control
El control de la podredumbre blanda se basa casi exclusivamente en prácticas culturales
y sanitarias de tipo preventivo.
Pythium es un Oomiceto causante de los daños más graves que se pueden producir en
los semilleros de pimiento y de cualquier otra plántula. Estos daños también pueden ser
causados por el Basidiomiceto Rhizoctonia spp., por Alternaria spp.,, Botrytis cinerea,
Colletotrichum spp., Phytophthora capsici, Sclerotium spp., Sclerotinia spp.,
Stemphylium solani, asfixia radical (asociada generalmente a Fusarium spp.), salinidad y
por bacterias, cuando éstas son trasmitidas por las semillas.
Sintomatología y daños
Los síntomas suelen consistir en fallas de emergencia, colapso de plantitas o detención
de su crecimiento, lo que suele ocurrir en manchas dentro del semillero, o campo de
cultivo cuando se práctica la siembre directa. En el caso específico de Pythium y
Rhizoctonia se suelen observar daños, manchas de color marrón, en el cuello de las
plantitas tiernas, justo al nivel del suelo (hipocotilo) . Estos daños impiden el flujo de
savia a la parte aérea, provocando la muerte de la plantula.
Cuando los ataques se producen antes de la emergencia, matan los ápices de la plantita,
que muere rápidamente. Si las plantitas son viejas también pueden ser atacadas, pero
la invasión de los hongos permanece limitada a los tejidos corticales. Cuando plantas
parcialmente infectadas se utilizan para el trasplante, debido al estrés sufrido en esa
operación, los síntomas se ponen en evidencia en la parcela de cultivo.
Epidemiología
Los hongos que causan estas enfermedades de las plantitas se encuentran en el suelo o
las semillas. Su actividad se ve favorecida por la presencia de materia orgánica no
descompuesta, altas humedades y la presencia de plantitas poco lignificadas. Por lo
demás, algunos, como Rhizoctonia, Pythium y B. cinerea, son más activos a bajas
temperaturas, mientras que otros, como P. capsici y Colletotrichum, lo son a altas
temperaturas.
Métodos de control
Para reducir las pérdidas de plantitas, es recomendable tratar las semillas con un
fungicida. También es aconsejable situar las camas de siembra en terrenos bien
drenados. Además, éstos deberán ser desinfectados antes de la siembra. En los se-
milleros se deberán utilizar protecciones que faciliten la ventilación de los mismos, para
prevenir humedades altas y facilitar el endurecimiento de las plantitas. En invernaderos
donde se hayan producido ataques de Pythium, es recomendable la desinfección de
bancadas y macetas o el tratamiento de las mismas con una solución al 1% de sulfato de
cobre. La incorporación de fungicidas en alguno de los riegos también es recomendable
en la fase de semillero y el proceso de transplante con Benomil , clorotalonil,
propamocarb , captan, carboxin, triadimefon y metiltiofanato para Rhizoctonia).
En la parcela de cultivo, la enfermedad se previene utilizando plántulas sanas,
endurecidas y de desarrollo equilibrado entre parte aérea y radical. Cuando se haga
trasplante a raíz desnuda, es recomendable el tratamiento por inmersión de las raí-ces
en un caldo fungicida. No obstante, este tratamiento se ha mostrado, a veces, como un
inconveniente en la operación posterior de trasplante, al quedar embarra-das las raíces,
lo que dificulta el trasplante mecánico y semimecánico.
Recientemente se ha señalado la posibilidad de control biológico de Pythium y
Rhizoctonia con varios organismos antagonistas como Trichoderma, Glioclaudium y
Laetisaria.
Los tubérculos que han sido infectados presentan manchas irregulares de color
pardusco o entre negro y púrpura, cuando se corta el tejido afectado tiene apariencia
húmeda presenta color obscuro de 5 a 15 mm de la pulpa del tubérculo, estas lesiones
pueden ser pequeñas o casi todo el tubérculo.
El patógeno:
Phytophthora infestans. El micelio de este hongo produce esporangióforos ramificados
de crecimiento indeterminado. En las puntas de las bifurcaciones de esos
esporangióforos se forman esporangios papilados que tienen la forma de un limón, pero
conforme prosigue el crecimiento de las puntas de las ramas, los esporangios son
desplazados hacia los lados y más tarde se desprenden. En los sitios donde se forman
los esporangios, los esporangióforos forman hinchamientos que son una característica
particular del hongo. Los esporangios germinan casi siempre por medio de zoosporas a
temperaturas menores a 12 o 15°C, en tanto que por arriba de los 15°C los esporangios
germinan directamente produciendo un tubo germinal. Cada uno de los esporangios
produce de 3 a 8 zoosporas (o en algunas ocasiones un número mayor), las cuales son
diseminadas cuando se rompe la pared esporangial a nivel de su papila
Desarrollo de la enfermedad. El hongo inverna en forma de micelio en los tubérculos de papa
infectados. Este micelio se propaga en los tejidos de los tubérculos de papa y por último llega a
unos cuantos de los retoños que se formaron a partir de los tubérculos infectados que se utilizan
como semilla, así como a las plantas voluntarias desarrolladas a partir de tubérculos enfermos
abandonados en el campo, o bien puede llegar a los brotes que se han formado por las papas
infectadas que fueron depositadas en basureros o en montones de desechos.
El micelio propaga hacia el tallo de las plantas con mayor rapidez a nivel de la región cortical,
dando como resultado la decoloración y el colapso de las células de esa zona. Más tarde, el
micelio se desarrolla entre las células medulares del tallo, pero rara vez se le encuentra en el
sistema vascular. El micelio crece a través del tallo y llega a la superficie del suelo. Cuando el
micelio alcanza las partes aéreas de las plantas, produce esporangióforos que emergen a través
de los estomas de las hojas y del tallo y se proyectan al aire (figura 11-21). Los esporangios que
se forman sobre los esporangióforos se desprenden y son diseminados por la lluvia o bien son
llevados por las corrientes de aire cuando han llegado a la madurez.
Al depositarse sobre las hojas o tallos húmedos de las plantas de papa, los esporangios germinan
y producen nuevas infecciones. El tubo germinal penetra la cutícula de la hoja o entra a través
de un estoma y forma un micelio que crece profusamente entre las células y el cual envía largos
haustorios enrollados hacia el interior de ellas. Las células en las que el micelio se nutre tarde o
temprano mueren y, conforme empiezan a degradarse, el micelio del hongo se propaga
periféricamente en los tejidos carnosos de las hojas. Al cabo de unos cuantos días después de
haberse producido la infección, emergen nuevos esporangióforos a través de los estomas de las
hojas y producen numerosos esporangios que son diseminados por el viento e infectan a otras
plantas. En un clima favorable, el período comprendido entre la aparición de la infección y la
formación de los esporangios puede durar tan sólo cuatro días y, como consecuencia, pueden
producirse en una sola estación de crecimiento nuevas infecciones y numerosas generaciones
asexuales de hongo. Conforme avanza la enfermedad, las lesiones previas continúan
extendiéndose y aparecen otras de ellas, dando como resultado la muerte prematura del follaje
de las plantas y una disminución proporcional en la producción de los tubérculos de papa.
La germinación de los esporangios sólo se produce cuando hay rocío o un cierto volumen de
agua sobre las hojas de las plantas y, dentro del rango de temperatura comprendido entre 10 y
15°C, puede concluir al cabo de media hora o dos como máximo.
G.N. Agrios
Control.
El tizón tardío de la papa puede controlarse satisfactoriamente mediante la combinación
de varias medidas sanitarias, variedades resistentes y aspersiones con compuestos
químicos aplicadas en la temporada adecuada. Sólo deben utilizarse papas sanas para
semilla. Los montones de papas descompuestas deben quemarse antes de la temporada
de cultivo en la primavera, o bien debe aplicárseles herbicidas potentes para matar a
todos los brotes o tejidos verdes de esos tubérculos.
Deben destruirse todas las plantas procedentes de semillas de cultivos anteriores de la
zona de cultivo (ya sea en los cultivos de papa o de otro tipo de planta), ya que todas las
plantas de ese tipo constituyen una fuente de infección por el tizón tardío de la papa.
Sólo deben cultivarse las variedades de papa que sean más resistentes a la enfermedad.
El hongo que produce el tizón tardío comprende varias razas o cepas que difieren entre
sí de acuerdo a las variedades de papa que infectan.
Muchas variedades de papa son resistentes a una o varias razas del hongo del tizón
tardío. Algunas de ellas son resistentes a la infección en los tallos, pero no a la infección
de los tubérculos de papa.
Nuevas variedades derivadas de las cruzas con Solanum demissum tienen uno o varios
genes R que les confieren resistencia al tizón tardío y han resistido el ataque de todas
las razas conocidas de hongo durante una cierta temporada, pero fueron finalmente
atacadas por otras razas que anteriormente no se habían identificado o que quizá
todavía no existían.
Muchas variedades poseen la denominada "resistencia de campo", la cual sólo es una
resistencia parcial variante pero que es eficaz contra todas las razas del hongo del tizón
tardío. Sin embargo, no es suficiente confiar sólo en la resistencia de las variedades
vegetales para controlar al tizón tardío debido a que, en un clima favorable, esta
enfermedad infecta severamente a esas variedades a menos de que se les aplique un
buen fungicida protector. Incluso a las variedades resistentes debe aplicárseles
fungicidas con cierta regularidad a fin de eliminar tanto como sea posible el ataque por
razas del hongo a las que son resistentes, o bien por razas completamente nuevas.
El aprovechamiento del momento oportuno y la protección del follaje reciente y anterior
son esenciales para que las plantas sean protegidas de la enfermedad. Una vez que se
ha establecido el tizón tardío, es extremadamente difícil controlarlo, a menos de que el
tiempo vuelva a ser cálido (35°C o más) y seco.
Los compuestos químicos que se utilizan para el control del tizón tardío comprenden el
mancozeb, metalaxyl, una combinación de metalaxyl y mancozeb, clorotalonil, polyram
oxicloruro de cobre y el caldo bórdeles.
la aspersión del follaje disminuye considerablemente la infección de los tubérculos de
papa. Sin embargo, aun cuando las hojas y los tallos parcialmente marchitos de las
plantas sobrevivan a la temporada de cosecha, es necesario desechar los órganos aéreos
de las plantas de papa o bien destruirlos mediante aspersiones con compuestos
químicos o mediante métodos mecánicos.
Las royas de las plantas, ocasionadas por Basidiomycetes del orden Uredinales, se encuentran
entre las enfermedades de las plantas más destructivas, han ocasionado hambre y arruinado la
economía de grandes áreas y países enteros. Se conocen mejor debido a los efectos
devastadores que despliegan sobre los cultivos de granos, especialmente trigo, avena y cebada,
pero también atacan en hortalizas tales como el frijol y el espárrago, cultivos mayores como el
algodón y la soya, así como a plantas de ornato como el
clavel, y han ocasionado pérdidas considerables en árboles
como el pino, manzano y cafeto.
Puccinia ocasiona también royas graves en cultivos tales como el algodón (P. stakmanií)', en
hortalizas tales como el espárrago (P. asparagi); y en flores tales como el crisantemo (P.
chrysanthemí), la malva real {P. malvacearuni).
Las royas son enfermedades producidas por parásitos obligados, muy especializados y
es por esto que atacan sólo a ciertos géneros hospedantes.
El micelio que caracteriza a estas enfermedades es tabicado, binucleado, con núcleos de
signos opuestos (es decir, dicariótico, heterocariótico) en la mayor parte de su ciclo de
vida – sólo es uninucleado y haploide el proveniente de la germinación de las
basidiosporas -; se caracteriza también por ser intercelular y por estar provisto de
haustorios que se introducen en las células mediante la invaginación de la membrana y
se sitúan en las proximidades del núcleo. Este micelio además puede ser localizado,
semi-localizado - próximo a la zona de penetración - o sistémico.
El micelio sistémico por lo general es perenne y se extiende por todo el sistema
vegetativo de la planta provocando deformaciones diversas
Los hongos de las royas son parásitos obligados, aunque en la actualidad algunas de ellas se han
podido cultivar en medios especiales en el laboratorio.
La mayoría de ellas producen 5 estructuras fructíferas distintas con 5 tipos de esporas diferentes
que se desarrollan de acuerdo a una determinada secuencia. Algunas de las esporas parasitan
sólo a un hospedante, mientras que las demás infectan y parasitar a un hospedante alterno
distinto.
Todas las royas producen teliosporas y basidiosporas. Las royas que sólo producen teliosporas y
basidiosporas se denominan royas nücrocíclicas o royas de ciclo de vida corto Otras royas
producen además de teliosporas y basidiosporas espermacios (primeramente conocidos como
picniosporas), eciosporas y uredosporas (conocidas también como urediosporas o
urediniosporas)
Los daños severos, mayores al 60%, pueden causar defoliación. Si la infección ocurre en
etapas tempranas se puede presentar una reducción en el rendimiento. Sin embargo, si la
infección se presenta en etapas tardías, el efecto se observará en los niveles de amarre de
fruto del siguiente ciclo de cultivo.
infección
El ataque de la Roya al café se inicia con la
liberación de sus uredosporas -esporas, la
estructura reproductiva más importante
de este hongo, que puede persistir año
tras año en este estado. Entre 3 y 12 horas
después, estas germinan. Para ello se
sirven de una especie de tubo de
germinación que va avanzando sobre la
gota de agua hasta encontrar una estoma
abierta en el envés de la hoja.
Inmediatamente, entre los espacios
intercelulares, se empieza a desarrollar el
micelio, en el que aparecen unos órganos
llamados austorios, mediante los cuales, la
Roya penetra en el interior de las células y
empieza a alimentarse del tejido de la hoja.
Entre 10 y 15 días después del inicio del ataque, ya se puede apreciar en las hojas
manchas amarillentas que se van tornando de color café, a medida que se va necrosando
el tejido. La aparición de nuevas uredosporas puede tener lugar a los 15 días, más o
menos, aunque el periodo de incubación depende de las condiciones climáticas.
En el envés de estas manchas, aparece un polvo anaranjado, al tacto parecido a óxido,
constituido por varios cientos de miles de uredosporas, que, con la ayuda del viento, la
lluvia, el paso de animales y personas, el traslado de material vegetativo, etc. se van
distribuyendo por las hojas del mismo cafeto, de los cafetos vecinos y de los cafetales
cercanos.
Manejo de la roya.
Para evitar la infección de la Roya del café, se realiza lo siguiente:
• Regular la sombra.
• Poda los árboles del café
• Controla la maleza.
• Abona las plantaciones.
• Sembrar nuevas variedades resistentes.
• Si es necesario aplicar fungicidas
• Aplicaciones del hongo antagónico Trichoderma
ROYA EN AJO
Esta enfermedad probablemente se puede encontrar en las especies de Allium
dondequiera que se cultiven. La gravedad varía entre cultivos y localidades.
El síntoma inicial es pequeño, manchas blancas o ligeramente amarillas en las hojas y
tallos, que se convierten en pústulas de uredos naranja de 1-3 mm de longitud. Las
pústulas circulares y alargadas generalmente ocurren entre las nervaduras de las hojas.
Las hojas muy infectadas pueden volverse amarillas y morir. Más adelante en la
temporada, se pueden formar pústulas de color oscuro que contienen teliosporas. Las
etapas picniales y aeciales son raras en la naturaleza (Hill, 1996; Gjaerum et al., 1992).
Manejo de la enfermedad
Esta enfermedad puede controlarse mediante medidas culturales y/o control químico.
Se recomienda como mediadas culturales la rotación de cultivo evitando aquellos que
pertenezcan a la misma familia botánica, como son las cebollas, puerros y cebolla de
verdeo; no plantar juntos en la misma parcela cebollas, puerros o ajos; controlar
malezas, sobre todo las que pertenecen a la misma familia botánica y por último utilizar
semillas sanas (Planells, 2018).
Para el control químico se recomienda aplicaciones de tratamientos preventivos y/o
curativos como: Azoxistrobina, Mancozeb, Difenoconazol, Fluopyram 20 % +
Tebuconazol 20 %, Clorotalonil 50 %, Piraclostrobin 6.7 % + Boscalid 26.7 % y
Tebuconazol (Planells, 2018).
CARBONES
A. Rodríguez
INTRODUCCIÓN
Los carbones, también llamados caries o tizones (en la literatura inglesa "smuts" o bunts
enfermedades causadas por hongos basidiomicetos del orden Ustilaginales caracterizan
por la producción de masas de teliosporas negras en los tejidos infectados.
Parasitan sobre todo plantas monocotiledóneas, especialmente gramíneas, pero
también atacan a diversas dicotiledóneas como leguminosas y solanáceas. Excepto en
muy raras las plantas leñosas no son infectadas por los carbones. Parasitan cereales,
céspedes, plantas ornamentales y miles de plantas fanerógamas (maíz, cebolla, tulipán,
trigo, geráneo, cipres, jasmines, pinos, encimas, rosales) sin importancia económica.
Por su importancia real o potencial, en algunos casos para evitar la introducción en otros
países, están sujetos a severas cuarentenas, por ejemplo Tilletia índica que ataca a trigo,
Las enfermedades más importantes con distribución mundial están causadas por los
géneros Ustilago y Tilletia.
ETIOLOGÍA
Los hongos productores de los carbones son
basidiomicetos del orden Ustilaginales, clase
Teliomycetes. Estos hongos producen dos
tipos de esporas: teliosporas (ustilosporas) y
basidiosporas (esporidios).
Las primeras son esporas dicarióticas de
paredes gruesas y color oscuro que sirven de
estructuras de resistencia y constituyen las
masas carbonosas características de estas
enfermedades. Al germinar ocurre la meiosis y
producen un basidio (promicelio) en el que se
forman las basidiosporas haploides.
En el carbón desnudo de diversas especies de avena (U. avenae), los soros sustituyen al
grano, las glumas normalmente están completamente destruidas y las masas de esporas
son fácilmente liberadas. En el carbón desnudo de la cebada (U. nuda) y del trigo (U.
tritici), las espigas infectadas tienen las espigas completamente transformadas en una
masa de esporas cubiertas con una fina membrana que se rompe fácilmente a medida
que emergen las espigas, las esporas se dispersan con el viento quedando a los pocos
días sólo el raquis. El carbón vestido de la cebada y la avena (U. hordei), presenta las
formas especiales hordei, que ataca a varias especies de cebada, y avenae que ataca a
avena, pero también puede infectar a especies de Agropyron, Bromus, Elymus, y
Triticale, cuyos soros reemplazan las semillas de las espigas infectadas.
Urocystis
Especies parásitas que frecuentemente causan infecciones sistémicas. Los soros, casi
siempre en hojas y tallos, son normalmente negros; las teliosporas están compuestas
por una o varias células esféricas o irregulares, oscuras, de pared fina y rodeadas por
una fina capa de células estériles.
Al germinar forman un basidio cilíndrico en el que se forman apicalmente las
basidiosporas sésiles.
Causan el carbón de la cebolla (U. cepulae) y también infecta al puerro y al ajo. El carbón
del tallo y de la hoja del centeno (U. occulta) causa enanismo, malformación y estriados
en ajas y tallos del centeno, pero afecta poco a los órganos reproductores.
Entyloma
Especies parásitas en hojas, causan manchas cloróticas o necróticas; las teliosporas se
forman en o sobre las hifas y están inmersas en el tejido foliar, esféricas u ovadas, de
pared fina y lisa, germinan frecuentemente con un basidio cilíndrico relativamente largo
que forma en la superficie de la hoja una especie de círculo apical de basidiosporas. Con
la unión de basidiosporas se forman esporidias filiformes.
El ciclo vital de estas especies difiere de la mayoría de los carbones, pareciendose más
al de una roya. Causan el carbón de la hoja del arroz (E. oryzae) y manchas en la hojas
de caléndula (E. calendulae), entre otras. Además de su especificidad patogénica, en
muchas especies de carbones se han escrito numerosas razas con discrepancias muy
importantes en función de los cultivares diferenciales usados.
SINTOMATOLOGÍA Y DIAGNÓSTICO
Los carbones son diagnosticados, más que por los síntomas que ocasionan, por los
signos: masas negras de esporas en soros. Los soros se pueden desarrollar en varias
partes de la inflorescencia incluyendo ovarios, óvulos, anteras, pétalos etc., o se pueden
formar en hojas, frutos, tallos, yemas axilares, rizomas e incluso en raíces. En el género
Tilletia, la formación de los soros ocurre principalmente en los ovarios y en Ustilago los
soros se pueden formar en diferentes órganos de la planta.
El lugar de la formación de estas estructuras, a pesar de que puede haber cierta
variación, puede ser de gran ayuda a la hora de delimitar géneros o especies. Además
de los signos característicos descritos, la sintomatología puede ser muy variada:
reducción de la tasa de supervivencia de las semillas infectadas (T. indica) (63),
EDIDEMIOLOGÍA
Los carbones, en general, son enfermedades causadas por patógenos monocíclicos que
se reproducen una vez en concurrencia con sus huéspedes. Se caracterizan por la
producción, en general, de masas de teliosporas (ustilosporas) en tejidos infectados
Estas teliosporas germinan produciendo un basidio corto y septado en el que se forman
las basidiosporas, que germinan produciendo micelio primario que infecta al huésped.
Dispersión
La dispersión de las teliosporas puede ser mediante el viento (U. avenae, U. nuda, tritici),
pero sólo a cortas distancias. Caen al suelo y pueden sobrevivir durante periodos más o
menos largos hasta infectar a las plantas en germinación. En los carbones de cereales la
transmisión se ha desarrollado a un nivel muy especializado. En tizones, las esporas de
T caries y T foetida se liberan con la cosecha, la dispersión se realiza fundamentalmente
por la contaminación de las semillas sanas y también invaden los suelos al ser
transportadas por corrientes de aire. Las teliosporas de estos patógenos se desarrollan
tarde en relación con la maduración del grano, siendo la recolección un eficaz sistema
de dispersión hacia la superficie de las semillas sanas. Igualmente, los granos infectados
total o parcialmente por T indica liberan durante la cosecha las esporas que contaminan
el suelo y la semilla.
Medidas administrativas
Las medidas administrativas juegan un importante papel para evitar la difusión de estas
enfermedades. Por ello, se requiere un certificado internacional de fitosanidad para la
importación y exportación de semillas. Por ejemplo, en EE.UU. está prohibida la
importación de trigo procedente de países donde Urocystis tritici es endémico (27).
El control fitosanitario en la importación o comercio de semillas entre regiones o países,
no sólo es importante para impedir la introducción de nuevos patógenos, sino también
para evitar la introducción de nuevas razas capaces de superar la resistencia de las
variedades en uso en cada región (14). Localmente, las medidas administrativas dirigidas
a reducir el inóculo en el material de siembra juegan también un papel importante en el
control de los carbones.
Métodos culturales
El objetivo primario de estos métodos es reducir el inóculo al máximo. Por ello, se -
recomienda la quema o destrucción de rastrojos que puedan ser portadores de pato-
genos y la eliminación de plantas enfermas. Esta medida es importante en cultivos para
la obtención de semilla para la siembra, la elección de la época de siembra ha sido eficaz
en algunos casos como el carbón de la caña de azúcar ((U. scitaminae) cuyas teliósporas
no son capaces de sobrevivir en el suelo bajo condiciones húmedas.
Métodos biológicos
A nivel experimental se conocen numerosos ejemplos de control de los carbones en
microorganismos. Así, el tratamiento de las semillas de trigo con nutrientes, como la
leche desnatada en polvo (5), disminuye las infecciones de T caries al incrementar
fuertemente el crecimiento de microorganismos antagonistas, especialmente Bacillus
spp., en la superficie de la semilla. También, el tratamiento de las semillas con
determinadas cepas de Pseudomonas fluorescens reduce la incidencia de T. foetida (38),
lo mismo ocurre con T. caries, cuando se tratan las semillas de trigo con diferentes
aislados de P. fluorescens y P. putida (17).
Métodos físicos