Casos Clínicos
Casos Clínicos
Casos Clínicos
Sandra es una niña de 6 años. Los padres la traen a consulta preocupados por el
comportamiento que últimamente han observado en ella. Explican que tiene una actitud
desafiante y provocadora, y que no saben cómo ponerle límites. También están
preocupados porque la madre está embarazada y no saben cómo reaccionará Sandra con
la llegada del nuevo hermanito.
Los principales problemas que se dan es a la hora de vestirse, en las comidas, la hora del
baño y de ir a dormir. Evaluando el tiempo de calidad (el tiempo de jugar con Sandra y
estar con ella haciendo las actividades que ella deseara, como ir al parque, jugar a algún
juego, hablar con ella...) que pasan con su hija, se identificó que por las rutinas
establecidas y el trabajo casi no tenían este tiempo de calidad.
Sandra, es una niña que se muestra agresiva durante muchos momentos del día, también
tiene una baja tolerancia a la frustración y celos de su hermano mayor. Se hace una
valoración de conducta, cuáles son las situaciones más graves y cuáles las conductas
positivas. Una vez detectadas, se aplican diferentes técnicas de modificación de
conducta, como puede ser la economía de fichas. Esta técnica, basada en puntos, motiva
mucho a Sandra para mejorar su comportamiento y los padres se muestran muy
satisfechos.
A raíz de los problemas de conducta, la autoestima de Sandra es muy baja. Para trabajar
este aspecto, se decide realizar un diario conjuntamente con los padres donde se
describan las conductas positivas que la niña hace. Y para reducir los celos hacia el
hermano, se recomienda que compartan momentos exclusivos con cada uno, dónde ellos se
sientan los protagonistas.
Luis es un niño de 11 años de edad y que actualmente cursa el 6to de primaria, su padre
es electricista y tiene 45 años y la madre es licenciada en Mercadotecnia y tiene 42 años.
Luis tiene un hermano de 9 años de edad quien cursa el 4to grado de primaria.
Según la madre refiere que Luis cada vez es más difícil, se está haciendo insoportable.
En las comidas no hay quien lo aguante, no porque tenga problemas para comer, sino por
las continuas peleas con su hermano.
Su hermano se mete con él, porque le dice que es un maniático, le da por el orden y es
exagerado. Cada vez que come lentejas las cuentas, tiene que tener 19 en cada
cucharada. Tarda muchísimo en comer, su hermano se ríe de él, y acaban pelando. Como
este comportamiento tiene muchos.
La madre refiere que tiene que tener todos los lápices del mismo tamaño y, si a uno se le
rompe la punta, saca punta a todos hasta que queden de igual tamaño. Otra es que se lava
las manos 50 veces durante el día y siempre le parece que las tiene sucias. Ordena su
cajón y sus cosas de una forma fija, y si le toco algo o le pongo algo se pone nervioso,
saca todo afuera y empieza de nuevo a ordenar.
También en el colegio me han dicho los profesores que les hace preguntas para ponerles
en aprietos, da muchas vueltas a las cosas, no se conforma con cualquier explicación.
El embarazo de la madre fue normal, al igual que el parto. Hubo lactancia materna hasta
los 6 meses. Las adquisiciones evolutivas como andar, hablar, alimentación y sueño, las
realizó sin ningún problema. Control de esfínteres a los trece meses. Escolaridad: buena
adaptación desde el preescolar. Aprendía con facilidad siempre el primero o segundo de
su clase. Sociabilidad: tiene amigos, pero sobre todo se lleva bien con los más
inteligentes, y a veces tiene problemas porque es muy mandón.
Entre sus antecedentes, surge que a los 15 años consumió marihuana y alcohol por un
tiempo prolongado con su grupo de amigos y que, en una oportunidad, a raíz de una crisis
de excitación con agresividad, fue internado en un servicio de psiquiatría. Algunos lo
agreden diciéndole «loco».
Martha es una niña de 6 años y 11 meses. Acude a consulta acompañada por sus padres,
quienes expresan que fueron derivados por el Pediatra del Hospital La Mascota, ya que la
niña no sigue el ritmo de la clase y además tiene problemas de lenguaje.
El embarazo fue deseado y evolucionó normal. Hubo parto distócico con sufrimiento fetal
agudo. Test de Apgar 8 - 9. Peso al nacer: 2,850 Kg. Estuvo 4 días ingresada en
neonatología y hubo lactancia artificial.
A los 3 años empezó el II nivel de Preescolar. Adaptación normal. Colegio privado, nivel
exigente. Tuvo que repetir 1er grado por no haber adquirido los aprendizajes básicos.
Alberto tiene 6 años y es el hijo menor de la familia. Tiene un hermano de 14 años y otro
de 10 años de edad, en casa viven el padre, la madre con sus tres hijos.
Inició en maternal a los 2 años por iniciativa de la madre, sin embargo lloraba mucho,
asistió a 3 diferentes instituciones, pero en todas sucedió lo mismo. Al entrar al colegio
actual, lloró por las mañanas los tres primeros meses aproximadamente. Recibió apoyo
extraescolar por parte de la maestra para nivelarlo y por presentar problemas de
atención durante las clases. En el informe del maestro, se refiere a él como un niño con
“lapsos de atención cortos de aproximadamente 5 minutos en cada clase. Se torna
distraído cuando está en grupo ya que platica con quien tenga al lado, lo que tiene como
consecuencia un bajo rendimiento académico. Es obediente, amigable, comparte, espera
su turno, acepta cambios de actividad.”
Fátima tiene 9 años de edad, fue enviada a un especialista por la directora de colegio
donde estudia. Hace tres meses se solicitó una exploración ya que Fátima no acababa de
«encajar» con las otras personas del centro y había presentado conductas problemáticas,
especialmente autoagresiones y, menos frecuentemente, agresividad hacia los demás.
Fátima tiende a «encerrarse en sí misma» y no se relaciona con nadie, en el colegio. Su
conducta autolesiva y agresiva generalmente aparecía cuando se producían cambios en
sus actividades rutinarias. La conducta autolesiva consistía en golpearse repetidamente
las piernas y en morderse las manos.
Desde los 4 años, va a la escuela. Sus padres fallecieron y no tiene ningún contacto con su
único hermano. Vive con una tía quien por orientación de un pediatra le realizó un EEG el
cual presentó varias anormalidades, pero no se notificaron crisis epilépticas. Según los
tests psicológicos, su coeficiente de inteligencia es de 55.
Fátima tiene una voz plana y monótona. Mantiene contacto visual, pero no presta atención
a todo lo que pasa a su alrededor. Algunas veces repite una frase concreta en un tono
monótono, «blum, blum».
Elizabeth es una niña de 15 años de edad, quien llega a la emergencia del Hospital
Materno Infantil La Mascota en Managua, acompañada por un maestro de su escuela. El
maestro refiere que a Elizabeth la encuentran muy deprimida y, posiblemente, con ideas
de suicidio. Su padre también se había sentido preocupado porque, durante el pasado
mes, Elizabeth parecía estar triste y ensimismada.
Elizabeth vive con sus padres y dos hermanos. Según nos explica, ha estado deprimida
desde el día en que tuvo una pelea con su madre, dos años antes. Durante la pelea, su
madre le tiró una taza de agua caliente y le quemó el hombro. Tuvo que ir a urgencias
para curarse la quemadura. Desde entonces, evita a su madre.
La madre de Elizabeth tiene una amplia historia de problemas mentales, con múltiples
hospitalizaciones y un largo tratamiento ambulatorio. Su marido la describe como
«psicótica» crónica, con cambios radicales del estado de ánimo. En el transcurso de los
años, han sido muchos los problemas conyugales y, actualmente, están en proceso de
divorcio e intentando vender la casa. Desde el incidente con el agua caliente hace 2 años,
la madre de Elizabeth casi no mantiene ningún contacto con la familia.
Antes del incidente con la madre, Elizabeth era una niña con muchas actividades sociales,
recibía lecciones de música y baile, y participaba en las actividades de la iglesia y de la
escuela. Era una excelente estudiante. Elizabeth dice que su estado de ánimo ha
empeorado mucho en los últimos 6 meses.
Se siente deprimida durante todo el tiempo, casi cada día. Está preocupada por su madre
y cree ser la culpable de la pelea. Ha perdido interés por la escuela y por las actividades
sociales, y durante los últimos 6 meses casi no ha estudiado. Sus notas han bajado de
sobresalientes a notables y aprobados. Se siente constantemente cansada y hace una
siesta al llegar a casa de la escuela. Por la noche tiene problemas para dormirse, y por la
mañana le cuesta mucho levantarse.
Francisco es un niño de 13 años de edad. Acude a consulta acompañado por la madre quien
refiere que desde hace 3 años ha presentado alteraciones de conducta, que fueron
diagnosticadas como TDAH.
Su madre lo describe como «un niño muy agresivo con ella, desde que nos separamos y
estoy con otra persona». Los padres se divorciaron, ante las dificultades
comportamentales la custodia fue concedida al padre, acudiendo a visitas a casa de la
madre, donde «monta los números»: agresividad, aporrear la puerta de la casa, ha llegado
a desnudarse en la calle, mientras la madre se dirige a él desde la ventana de su domicilio
sin abrirle la puerta.
Ha abandonado los estudios. Aparece como un niño retraído, con la mirada perdida,
suspicaz y desconfiado. Es difícil que acuda a la consulta, pero lo hace acompañado por el
padre quien consigue controlarlo mejor que la madre quien, además, se muestra asustada.
El aspecto físico de Francisco lo muestra bien vestido, pero descuidando la higiene, habla
poco y cuando lo hace es para hacerlo con frases hechas o repite lo que dice el
examinador (ecolalia), realiza movimientos estereotipados y también imita los
movimientos de las personas que tiene alrededor (ecopraxia) o realiza muecas llamativas.
No tiene actividad conocida, pues abandona las que le intenta conseguir su padre, por lo
que se pasa el día en su casa o acudiendo a la casa de la madre.
Luis a los 2 años y 9 meses, fue derivado al servicio de Psicología por falta de desarrollo
del lenguaje, conducta hiperactiva y agresiva. Según relatan los padres, comenzó con
tales síntomas a partir del año y medio, coincidiendo con el nacimiento de una prima y el
embarazo de la madre; aceptan que era un bebé hiperactivo.
Nacido de embarazo y parto normales, neonato normal. Caminó a los 16 meses y aún no
controlaba esfínteres y sólo balbuceaba algunos monosílabos o sonidos ininteligibles.
Examen neurológico normal, RX cráneo normal, fondo de ojo normal. EEG normal.
Potenciales evocados auditivos normales.
A los 3 años y 2 meses comienza el preescolar, donde según informe docente, se produce
una correcta integración. Las deficiencias permanecen en el lenguaje y se hace evidente
en el examen neurológico la torpeza motriz, mientras la hiperactividad disminuye
levemente.
A los 4 años comienza con fonoaudióloga quien considera el retraso de lenguaje como
simple, con buen pronóstico; sin embargo, en ese año, se hacen evidentes sus dificultades
en el preescolar. El niño sigue mejorando lentamente en su hiperactividad, atención,
motricidad y lenguaje. Efectúa psicoterapia, fonoaudiología y psicopedagogía. Es
promovido a 1° grado, buscándose en estos momentos la escuela adecuada para él.
Jennifer tiene siete años y diez meses y viene a la consulta por rendimiento escolar
insuficiente. Los padres la describen como una niña normal, quizás algo infantil para su
edad. Presenta una enuresis nocturna primaria, y, de tiempo en tiempo, tics.
En el colegio dicen que tiene algunos signos de dislexia. Va peor en inglés, aunque antes
era en lo que iba mejor, y en redacción. Si los padres la obligan a fijarse lo hace mejor.
De todas formas, su retraso escolar parece que es en casi todo. Es una niña muy
sobreprotegida y egocéntrica que le ha costado mucho adaptarse a la escolaridad. Los
padres acentúan que la niña muestra una gran inteligencia para la vida, lo que contrasta
con su torpe escolaridad. La madre es una personalidad inestable que ha estado en
tratamiento antidepresivo y vive con mucha angustia la anorexia de otro de sus hijos.
José Luis es un niño que tiene siete años y diez meses, que viene a la consulta por
trastornos de conducta y rendimiento escolar insuficiente. Los padres lo describen como
una personalidad inestable, egocéntrica e inadaptada. Desde siempre ha manifestado
cierto retraso intelectual, aunque, al mismo tiempo, sorprende por sus observaciones
agudas o impropias de su edad. Con los otros niños se relaciona mal porque no acepta sus
normas de juego. Con las personas mayores es afectuoso y siempre ha mostrado
predilección por el padre.
El embarazo y el parto fueron normales. Hacia los siete meses empezó con un cuadro
grave de bronquitis que tardó un año en curar. Aunque a los 9 meses se mantenía en pie,
no anduvo hasta los 16 meses, porque, según dicen los padres, tenía miedo a los golpes que
se daba. Las primeras palabras aparecieron a los dos años pero sólo hasta los cuatro no
dijo frases completas. No ha aprobado el primero de primaria
La madre se considera una personalidad normal aunque, como tiene cinco hijos, pierde
frecuentemente la paciencia. El padre es una personalidad muy autocontrolada, que se
angustia mucho por los problemas que le plantean los hijos.
Martín está próximo a cumplir 16 años cuando llega a la consulta debido a que ha repetido
cuarto año de secundaria y no tiene buen rendimiento en los estudios. Respecto de su
historia escolar, durante la primaria fue un alumno regular. En 4°, 5° y 6° fue buen
estudiante, especialmente en Lengua y Literatura.
Martín refiere que las materias que más le gustan son las que "no hay que estudiar", como
matemáticas, física o química, porque las entiende en la clase. No le gustan en cambio
historia, lengua y literatura, moral y cívica, etc., en las que tiene mayores dificultades.
Su padres se separaron hace unos tres años. Con el padre se fueron a vivir sus dos
hermanos mayores que estudian y trabajan (una mujer de 24 años y un varón de 22). Él se
fue a vivir con su madre a la casa de la abuela materna. Debido a que Martín no se llevaba
bien con su abuela, la madre decidió alquilar un departamento, donde vive con ella desde
hace dos años y medio.
Las pruebas de diagnóstico revelan que Martín alcanzó el pensamiento formal, aunque
presenta problemas para fundamentar verbalmente las respuestas por dificultades en el
lenguaje (vocabulario pobre, problemas de sintaxis, errores en la conjugación verbal,
etc.). El Goodenough dio como resultados un CI = 111. El niño no fue buscado pero sí fue
aceptado y no hubo en ningún momento dudas en tenerlo o no. El parto fue normal, aunque
la madre refiere que nació "medio morado" pero salió rápido de la situación gracias a la
oportuna intervención médica. Martín fue siempre alérgico. A la edad de un año y medio
tuvo neumonía, y desde entonces presenta dificultades respiratorias (broncoespasmos y
fatiga). Cuando ingresa en el jardín de infantes no tiene dificultades en adaptarse,
siendo muy querido por ser muy sociable.
Nunca tuvo problemas de integración social en la escuela, era muy charlatán aunque,
según la maestra, algo distraído y renuente a hacer las tareas.
Howard vive con sus padres y sus cuatro hermanos. Se ha adaptado bien a vivir en
Managua, es inteligente, va contento al colegio, su relación con los otros niños es normal,
aunque se relaciona más y juega con sus hermanos. Desde hace 6 semanas su conducta se
ha vuelto cada vez más desorganizada. Despierta a su hermano a todas horas de la noche
para discutir con él de temas religiosos. Siempre parece estar respondiendo a voces que
sólo oye él. Ni se lava ni se cambia de ropa. Según él existen diversas voces que
comentan su conducta y discuten con él en tercera persona. En la entrevista Howard es
un chico tranquilo y algo retraído.
Su hermano comenta que es popular en su vecindario dado que ayuda a alguno de sus
vecinos ancianos en la compra o en las tareas domésticas. Cuando está así su estado de
ánimo no presenta alteraciones. Sin embargo confiesa que debido a las “voces” no puede
concentrarse en el colegio. De vez en cuando lee libros, pero ve poca televisión ya que oye
las voces que salen del televisor y le molesta que los programas de televisión se refieran
a él con frecuencia.
Durante las últimas 6 semanas, de forma cada vez más insistente, las voces le han
empezado a decir que él es el nuevo Mesías, Jesús, Moisés, y que debe dar comienzo a
una nueva etapa religiosa de la historia de la humanidad. Según su hermano, ha mostrado
una preocupación cada vez mayor por estas voces y sus actividades diarias se han vuelto
más desorganizadas. Afirma que está convencido de que sus vivencias religiosas, euforia
y energía le han sido dadas por Dios.