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RABIH Microduelo

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Microduelo, ansiedad de

separación y dolor mental

* Moisés Rabih

En este trabajo trataré de precisar algunos fenómenos que he detectado


en pacientes que se enfrentan con la terminación de sus análisis. Es
decir, con el proceso de dependencia introyectiva del pecho en la trans-
ferencia y con la ardua lucha que implica el reconocimiento de la misma
en lo que respecta a la pérdida de la indiferenciación entre el self y los
objetos primarios.
Me propongo proveer nuevos vértices para la comprensión de este in-
trincado problema y aportar también algunos elementos para un mayor
esclarecimiento, si fuera posible, de la metapsicología que lo sustenta.
Vaya referirme a tres tipos de fenómenos. El primero de ellos es el
duelo por la pérdida del objeto original, el objeto de la transferencia,
fenómeno que propongo llamar microduelo. Luego me referiré al micro-
duelo por la pérdida de cualidades de los objetos y las resistencias a su
reequipamiento, puestas en juego para evitar los cambios y el conse-
cuente dolor mental. Quiero destacar que estos dos fenómenos van acom-
pañados por un tercero, la angustia de separación y pérdida dentro de
la sesión analítica.
Estas tres configuraciones coexisten en distintas combinatorias y dife-
rentes alianzas defensivas.
En la etapa de terminación del análisis, el paciente se enfrenta con la
dolorosa realidad de que el analista no es su objeto original o, dicho en
otras palabras, enfrentado con la pérdida de su ilusión (o "delirio") trans-
ferencial, se ve obligado a reconocer y a aceptar, en algún grado, la
pérdida del objeto transferido original, como plantea Strachey al referir-
se a la segunda fase de la interpretación mutativa (Strachey, 1934).
A mi entender, este fenómeno se acompaña de intensos sentimientos
de orfandad, duelo y dolor. Como se podrá apreciar, estoy refiriéndome
a la ansiedad de separación, pero no a la que alude habitualmente la
literatura analítica, concerniente a la separación física del analista en

* Dirección: José E. Uriburu 1690, 19° "A" (1114), Capital Federal, R. Argentina.
1000 Moisés Rabih

tanto representante externo de un objeto interno (sesión-intervalo-fin


de semana-vacaciones). Me estoy refiriendo a una configuración fundada
en el hecho que emerge dentro de la sesión analítica. Esta configuración
se presenta con un espectro de emociones y cualidades de ansiedad
dependientes del grado de perturbación psicopatológica y estrechamente
vinculada con la fuerza de los bastiones narcisistas. De esta manera, las
respuestas podrán ser del tipo de las defensas progresivas correspon-
dientes a las de la posición depresiva o -sin dejar de lado los tintes
intermedios- las correspondientes, en los grados extremos, a las defen-
sas regresivas como la maníaca, o a la envidia defensiva, al acting-out,
etc.
Propongo llamar microduelo a este proceso que se da infinitas veces
durante el proceso terapéutico en general, y en cada proceso interpreta-
tivo transferencia (interpretación mutativa), en que la persona real del
analista emerge poniendo fin a la ilusión transferencial, con el conse-
cuente sentimiento de soledad, desamparo (duelo) y dolor mental. Cada
proceso interpretativo transferencial en esta etapa, al ser resuelto, im-
plica inexorablemente una pérdida objetal, el objeto que el analista es
en la transferencia, dando lugar en ese momento y dentro de la sesión
analítica, al surgimiento de angustia de separación o pérdida. Esto
configura un ingrediente importante del insight. El insight se acompaña
de depresión, no sólo por la toma de conciencia de los impulsos agresivos,
el daño al objeto y la pérdida del mismo porque ha sido dañado. También
enfrenta al paciente con una pérdida real del objeto, no sólo fantaseada
por los ataques. De este modo, es necesario destacar cómo a través del
insight el paciente además de comprender cómo atacó a su madre en la
infancia, y a su analista como madre, se hace cargo de que el analista
no es su madre, perdiéndolo como objeto transferencial, aunque lo haya
ganado como analista. Este proceso implica una pérdida de la ilusión
transferencial, del objeto de la transferencia. Sugiero llamar a este pro-
ceso microduelo porque considero que no se trata de grandes duelos en
tanto no tienen la especificidad ni la significación que revisten algunos
duelos detectados y elaborados, actuarían como una vacuna contra el
dolor mental, frente a la pérdida, ya sea totales o de aspectos parciales
del vínculo infantil con el objeto. El microduelo-uacuna se manifiesta
"ad-infinitum" durante el proceso terapéutico, sobre todo en las etapas
finales del mismo. Cada pequeños dolor nos fortalece y nos ayuda a
superar los dolores más grandes de nuestra existencia.
Sin pretender extrapolar conceptos, encuentro cierta analogía entre el
microduelo y el concepto de señal de angustia de Freud (1926). La señal
de angustia, según Freud, reproduce en forma atenuada la reacción de
angustia vivida primitivamente en una situación traumática. Es tam-
bién asimilable a lo que describió con respecto al proceso secundario,
Microduelo, ansiedad de separación y dolor mental 1001

mostrando que los efectos displacenteros repetidos en forma atenuada


son capaces de movilizar la censura.
En las fases finales del análisis, el microduelo prepara al paciente,
mediante las manifestaciones atenuadas de la ansiedad de separación
dentro de la sesión analítica, a enfrentarse con una pérdida que siente
comoinexorable. La pérdida del objeto original es vivida inicialmente co-
mo pérdida y luego como separación, ya que en la experiencia transfe-
rencial mutativa, la vivencia es que estos objetos originales no se
pierden definitivamente sino que retornan una y mil veces en cada pro-
ceso interpretativo transferencial. De esta manera Be promueve una
suerte de inmunización o vacunación que atenuaría el impacto de la
ansiedad y el dolor frente a la separación y pérdida del objeto.
Algunas autores prefieren homologar, en el sentido práctico, la ansie-
dad de separación y la de pérdida.
Aunque éste fuera un concepto que Freud, con su habitual franqueza,
admitía que 10 tenía confundido, al final de su último trabajo sobre el
tema (1926) aclara lo que él considera como la auténtica relación exis-
tente entre la ansiedad de separación y la pérdida real de un objeto.
Anteriormente no sólo había supuesto que la represión antecedía a la
ansiedad, sino que también le había resultado difícil aceptar que la
ansiedad y el dolor pudieran ser una respuesta a una pérdida objeta!.
Finalmente observa que la ansiedad es producida frente al peligro de la
pérdida del objeto y el dolor, frente a la pérdida real del mismo. Entiendo
que en ambas situaciones la ansiedad y el dolor están presentes; es por
eso que, sin intentar restar importancia al tema del dolor, planteado por
Freud, frente a la pérdida real del objeto, quisiera referirme a la ansie-
dad de separación y al dolor mental desde otros autores que estudiaron
este complicado tema.
A partir de las diferencias que establece Freud (1926) entre ansiedad
objetiva (peligro externo conocido)y ansiedad neurótica (peligro interno
desconocido), Melanie KIein (Klein y otros, 1952) considera que tanto
una como otra están vinculadas al temor de una posible pérdida que
experimenta el bebé. Liga la ansiedad objetiva a "... la completa depen-
dencia del niño de la persona de la madre para lograr la satisfacción de
sus necesidades, y el alivio de la tensión." Acerca de la ansiedad neuró-
tica dice 10 siguiente: "... surge de la aprensión que experimenta el bebé
sobre la posibilidad de que la madre amada haya sido destruida por sus
impulsos sádicos, o corra el riesgo de ser destruida, y este temor l... ]
contribuye a reafirmar el temor infantil de que aquélla no ha de ingresar
nunca." Klein piensa que ambas ansiedades están presentes desde un
comienzo e interactúan constante constantemente entre sí, aunque con
predominancia de la primera al comienzo y de la segunda algo más
tardíamente. Piensa que "...ninguna situación de peligro que surja de
1002 Moisés Rabih

causas externas podrá ser experimentada por el niño pequeño como un


peligro externo y conocido" (Klein, M. y otros, 1952). Refiriéndose al
episodio del carrete de algodón, el famoso "fort-da", difiere taxativamen-
te de Freud diciendo que "...cuando [un bebé] extraña [a la madre] y sus
necesidades no son satisfechas, la ausencia de aquélla se experimenta
como resultado de sus impulsos destructivos".
En el mismo volumen Susan Isaacs afirma que siempre "...el dolor
mental tiene un contenido, un significado e implica fantasías. De acuer-
do con la teoría aquí formulada, la fase 'se comporta como si nunca fuera
a verla nuevamente' significa que, según sus fantasías, el propio odio o
codicia del niño habría destruido a la madre, a quien ha perdido para
siempre" (Klein, M. y otros, 1952).
No hay lugar a dudas de que las consideraciones arriba señaladas se
refieren a la ansiedad depresiva fundamentalmente.
Otra divergencia importante es que Freud considera que la separación
promueve ansiedad por la acumulación de estímulos, mientras que
Klein relata la importancia de la ansiedad persecutoria.
Es necesario destacar, a los fines de este trabajo, las consideraciones
de S. Isaacs acerca de la estrecha vinculación u homologación entre
angustia de separación y dolor mental.
Considero que la angustia de separación es un especial tipo de vínculo
en el cual el sujeto necesita, al sentirla, ser contenido y comprendido. El
proceso analítico cumpliría con ambos cometidos.
Meltzer, a partir de las ideas de Klein sobre la identificación proyec-
tiva, efectuó aportes importantes al tema de la angustia de separación.
Para este autor la máxima defensa contra la angustia de separación es
la identificación proyectiva que, al provocar una confusión sujeto-objeto,
borra el "quién es quien" en la situación analítica y llega en algunas
circunstancias a adquirir características delirantes. Esto puede ocurrir
en algunos casos graves de seudomadurez que Meltzer estudió en su
trabajo de 1966 sobre masturbación anal e identificación proyectiva. En
esta grave situación psicopatológica la intensidad y cualidad de la iden-
tificación proyectiva tanto en objetos internos como externos, conduce a
identificaciones delirantes con los padres internos en coito, así como a
una fantasía de autoabastecimiento en la cual las heces, por idealización
y a través de la masturbación anal, son fantaseadas como un alimento
omnipresente. Estos pacientes niegan la separación y dependencia del
objeto. Así, el analizado identifica proyectivamente sus partes angustio-
sas, en forma violenta, en un objeto externo o interno. El paciente se
libera de la angustia y sólo una gran atención a la contra transferencia
y la modificación de la identificación proyectiva mediante el proceso
interpretativo podrán modificar esta situación.
Para Meltzer las vicisitudes del proceso psicoanalítico, o sea el pasaje
de la enfermedad a la salud, dependen fundamentalmente de la atenua-
Microduelo, ansiedad de separación y dolor mental 1003

ción de la identificación proyectiva. La virulencia de este mecanismo se


atenúa cuando el trabajo analítico logra doblegar los bastiones narci-
sistas.
En términos generales, si estamos de acuerdo con la escuela kleiniana
y autores poskleinianos, la angustia de separación deberá interpretarse
en términos de angustias persecutorias y depresivas, aunque dentro del
espectro se deberán tener en cuenta las confusionales y catastróficas.
Winnicott considera que cuando la angustia de separación se dá en
paciente muy regresivos y en una relación diádica, la interpretación no
es operativa. En estos casos recurre a aciertas modificaciones del se-
tting, como promover una regresión profunda y a un manejo de la situa-
ción, ya que son pacientes que no están capacitados para captar el men-
saje verbal.
Otros autores que se interesaron en este tema son Bowlby, Rickman,
Margaret Mahler, Balint, etc. y, entre otros, Zac,Bleger, Etchegoyen,
etc.: todos con ideas muy interesantes que, por razones de espacio, no
entraré a detallar ahora.
En síntesis, desearía destacar la importancia de la contratransferen-
cia cuando se trata de enfocar este problema, ya que el analista debe
tener conciencia de que es parte de un vínculo y qUE!la separación y sus
ansiedades en relación con los pacientes también los afecta. El analista
también se separa de su objeto paciente.
Etchegoyen dice que "una interpretaci6njusta de la angustia de sepa-
ración pone al rojo vivo el problema tal vez más doloroso del hombre, su
vínculo con los demás, su dependencia y su orfandad. Debemos saber
entonces que toda vez que interpretamos la angustia de separación
confrontamos a nuestro analizando con su soledad y atacamos su omni-
potencia."
Antes de pasar al tema del reequipamiento* (1 reconstrucción del
mundo interno, quisiera recordar someramente algunos conceptos verti-
dos por Strachey en una de las comunicaciones más relevantes de la
literatura analítica "La naturaleza de la acción terapéutica del
psicoanálisis", leído en la Sociedad Británica en HI33 (Strachey, 1934).
Me conduce a esto la idea de que la presente comunicación pueda ser
considerada como una continuación o ampliación de la línea de pensa-
miento iniciada en su magistral trabajo y, a mi entender, encuentro
importantes puntos de contacto entre el concepto de interpretación
mutativa como agente modificador de las cualidades del superyó origi-
nal y e] concepto de equipamiento de los objetos internos propuesto por

* Prefiero llamar reequipamiento a la provisión de equipo nuevo para los objetos internos
descrita por Meltzer. El primer equipamiento ya fue efectuado en los estadios tempranos
con las falencias que el reequipamiento intentarla modificar.
1004 Moisés Rabih

Meltzer (1967). Sin embargo no debemos olvidar los originales y valiosos


aportes con que este autor enriqueció estos primeros conceptos.
Dice Strachey que la interpretación mutativa es un especial tipo de
interpretación que abre una brecha en el círculo vicioso neurótico. Para
que esto ocurra tienen que encontrarse una analista que funcione ade-
cuadamente, con respuestas distintas de las de los objetos arcaicos
-mergiendo como objeto real- y un paciente que 10 introyecte (al objeto
real) como un objeto distinto de los demás, Strachey llega así a su
concepto de superyó auxiliar. Estas ideas están enraizadas en las que
plantearon en su momento Alexander, Radó y otros, junto con los
conceptos de proyección-introyección de M. Klein (1928).
Ciertas cualidades del superyó auxiliar, como por ejemplo la permisi-
vidad del "puedes decir" en la asociación libre, en contraste con el "no
puedes decir" del original, determinan la diferenciación entre ambos
superyó al abrir la brecha en el círculo vicioso proyectivo-introyectivo.
Como sabemos el círculo vicioso consiste en el incremento de la perse-
cución en el interjuego proyectivo-introyectivo por falta de un objeto que
la rectifique. Su ruptura atenúa la severidad del superyó frente a las
pulsiones, lográndose así el restablecimiento del desarrollo.
No me detendré en la descripción de las dos fases de la interpretación
mutativa, seguramente conocida por todos. Sólo diré que el momento de
la mutación ocurre cuando el paciente ve emerger al analista como objeto
real que es íntroyectado con cualidades distintas del original. La modi-
ficación de las cualidades del superyó posibilita una visión más realista
del mundo externo y por ende determina un mayor realismo en las futu-
ras proyecciones.
Al referirse a la naturaleza gradual de los cambios producidos por el
psicoanálisis, dice Strachey que estos cambios se explican si son el resul-
tado de un número inmenso de pequeños pasos, cada uno de los cuales
corresponde a una interpretación mutativa.
Como se puede apreciar, Strachey centra su objetivo en el juicio de
realidad que rompe el círculo vicioso neurótico. Estoy del todo de acuerdo
con él y mi propuesta con el concepto de microduelo ampliaría sus inves-
tigaciones. A mi entender el juicio de realidad no sólo implica que el
analista emerja como objeto real, sino que se pierde el objeto transferen-
cial que, aunque muchas veces con grandes falencias, es valorado por el
intenso ligamen con él.
Desde este punto de vista, entiendo que el microduelo, con sus ansie-
dades de pérdida y orfandad, no deja de estar presente en el proceso
mutativo.
Tiene razón Strachey cuando dice que el sentido de realidad del
paciente es muy endeble como aliado. el paciente está dispuesto siempre
a transformar el objeto real externo (el analista) en el objeto original,
fuente de su conflicto, impidiendo al analista operar con la interpreta-
Microduelo, ansiedad de separación y dolor mental 1005

ción mutativa. Otro tanto ocurriría, pienso yo, frente a la emergencia del
microduelo con los intentos del paciente de retornar al objeto original a
los fines de eludir el dolor y la soledad (duelo).
R. H. Etchegoyen, en su importante trabajo de 1982 "A cincuenta años
de la interpretación mutativa", resalta con énfasis la vigencia actual de
los conceptos vertidos por Strachey. Otros autores se ocuparon de sus
ideas: John K1auber en su trabajo (1972) sobre las relaciones entre la
transferencia y la interpretación señala que la acción terapéutica del
psicoanálisis se debe no sólo a la interpretación mutativa, como plantea
Strachey, sino al intenso vínculo emocional y apego que establece el
paciente ,~onsu analista, o mejor dicho con su función analítica.
H. Rosenfeld (1972) considera vigentes las ideas de Strachey y propone
una modernización de las mismas a través de una ampliación con
conceptos como el de identificación proyectiva, splitting de aspectos del
self, idealización, omnipotencia, etc.Considera que estos elementos
interfieren en la estructuración del yo y distorsionan las relaciones
objetales (afectando muchas veces la función analítica) pero las favorece
cuando hay una adecuado registro y decodificación de la contratrans-
ferencia. Coincido con la propuesta de Rosenfeld que, a mi entender, no
le resta vigencia teórica ni originalidad al importante trabajo de
Strachey. Entiendo que la ampliación propuesta y varios de los mecanis-
mos que sugiero incluir, forman parte de las defensas que se ponen en
marcha para evitar el dolor en el microduelo y reequipamiento.
Considero el concepto de interpretación mutativa como fundante de
ulteriores producciones teóricas e instrumentos de primera magnitud
del psicoanálisis actual, como son los conceptos de insight y elaboración.
Aunque Strachey no se ocupó explícitamente del insight como concepto
psicoanalítico, la interpretación mutativa nos conduce directamente al
insight ostensivo al abrir éste la brecha en el círculo vicioso neurótico.
La discriminación entre lo que está pasando con el analista y aquello
que corresponde al pasado configura un verdadero insight ostensivo, en
el sentido de Richfield (1954). El paciente toma contacto con el destina-
tario original de su pulsión, vivencia que va entrando en el proceso
secundario en la medida en que adquiere significación verbal (elabora-
ción). In.tentaré ilustrar lo antedicho con un ejemplo clínico.

L. es una joven abogada de 30 años. Su difícil análisis ya lleva alrededor


de 10 años, Me había consultado por serias perturbaciones de su perso-
nalidad. Sus estados de humor oscilaban cubrien.do muchas veces el
espectro que, partiendo de un humor ciclotímico culminaba en francos
estados maníaco-depresivos, en oportunidades con una configuración
psicótica. La paciente padecía de sentimientos de injusticia: las
vivencias se relacionaban con ser tratada arbitraria e injustamente en
relación con padres, hermanos y amigos, lo que promovía una conducta
1006 Moisés Rabih I

que, socialmente, le provocaba grandes sufrimientos. En la transferen-


cia esto se ponía en evidencia a través de sus quejas acerca de lo desigual
del vínculo analítico y lo injusto de algunas pautas del encuadre, como
por ejemplo horarios, honorarios, vacaciones, etc. así como una protesta
permanente por el aspecto asimétrico de la relación. Se quejaba de que
yo a veces le preguntaba cosas que ella se sentía obligada a responder
mientras que cuando ella lo hacía no obtenía una respuesta directa, sino
una "fastidiosa" interpretación. También le parecía injusto mi anoni-
mato. Luego de una ardua y prolongada lucha, la paciente pudo elaborar
y atenuar la ruidosa sintomatología de las primeras etapas del proceso,
obteniendo una notable mejoría con logros que, una vez estabilizados, le
permitieron continuar con éxito algunas actividades que habían
quedado relegadas a causa de su enfermedad. La paciente pudo retomar
sus estudios de abogacía, que había interrumpido en primer año, termi-
nar la carrera con excelentes calificaciones, para ser, en la actualidad,
a pesar de su juventud y poca experiencia, una profesional calificada y
exitosa también en el plano económico. En relación con esto quiero
destacar que, hasta hace tres años, la paciente dependía económica-
mente, en forma absoluta, de sus padres.
En cuanto al apego afectivo, también logró cambios notables, ya que
durante gran parte de su vida "vivió dentro de su madre" con esporádicas
incursiones al exterior. Su independencia de los objetos externos empezó
a acompañarse, como es de suponer, por el reconocimiento de la depen-
dencia del pecho en la transferencia y una cada vez mayor penetración
en la posición depresiva. Merced a su decisión de deponer algunos bas-
tiones de su organización narcisista y al notorio incremento de los pro-
cesos introyectivos, comienzan a adquirir una dimensión relevante algu-
nos indicadores de terminación. Esta fase del proceso comenzó a
configurarse hace dos años con un casi súbito cambio en la estructura
de los sueños, así como con la jerarquización de los mismos y de la
realidad psíquica. Estos, junto con otros elementos, me condujeron a
considerar que la paciente se enfrentaba con su decisión de terminación
de análisis. El control de sus estructuras infantiles y por ende del act-
ing-out fueron hechos notorios en esta etapa. Me encontraba frente a
una paciente receptiva y reflexiva. Me asombraba el cambio, que se hizo
también extensivo a lo corporal. De ser una mujer algo obesa y
desproporcionada, pasó a adquirir una atractiva silueta juvenil que
provocaba impacto estético y promovía el interés de hombres que,
anteriormente, no había reparado en ella como mujer. Mi contratrans-
ferencia avalaba esto: sentía que estaba frente a "una mujer" y que
había quedado atrás la niña depresiva y abandonada, la niña excitada
maníacamente, despreciativa y superficial. Esto no significaba un aban-
dono total de su sintomatología, pero sí un alivio y atenuación de la
misma.
Microduelo, ansiedad de separación y dolor mental 1007

Trataré de ilustrar cómo surge el microduelo con una secuencia clínica


y, más adelante, trataré de mostrar el problema de la resistencia al
reequipamiento de los objetos internos a través de un elocuente mate-
rial.
La paciente abordaba el tema de la injusticia y la desconfianza. Decía
que reconocía haber progresado en esto pero que aún sentía no lo tenía
resuelto, todavía dudaba de mi sinceridad y, en alguna medida, seguía
pensando que yo era injusto y que las pautas del encuadre tenían que
ver con mi conveniencia personal. En el material se expresaba esto a
través de los conflictos con X., su socio en el estudio, abogado, exjuez con
mucho prestigio y experiencia que, generosamente, le ofreció formar
una sociedad a partes iguales. A pesar de este hecho, la paciente dudaba
permanentemente de la honestidad de X. y sostenía que, a pesar de ser
socios igualitarios, él funcionaba con mucho autoritarismo, tratándola
a veces como si fuera su empleada, imponiendo siempre s.u voluntad y
desestimando sus opiniones. Quiero señalar que ciertas características
que le atribuía a X. empalmaban casi puntualmente con algunas de su
padre que, durante el proceso analítico, surgía como un hombre con un
gran poder económico, omnipotente, injusto, desconfiado, mentiroso y
fraudulento. Este padre hacía gala en innumerables circu:nstancias de
una gran crueldad y sadismo. Infringía a sus hijos duros castigos fisicos,
(llegando muchas veces a pegarles "patadas en la cabeza") al extremo de
provocar, según algunas hipótesis médicas, un síndrome convulsivo en
su hijo menor.
El despliegue transferencial nos permitió visualizar la inocultable
relación entre los personajes padre, socio y analista. Se fueron esclare-
ciendo a lo largo del trabajo analítico los distintos significados de esta
constelación transferencial, Este trabajo estuvo embuido por reacciones
maníacas y acting-out que, merced al proceso interpretativo y compren-
sión de la paciente se atenuaron y fueron indicativos del debilitamiento
de su organización narcisista.
Con respecto al proceso mutativo me gustaría aclarar que, a mi
entender, no podemos hablar de "una" interpretación mutat:iva sino de
procesos interpretativos transferenciales que se dan infinitas veces
durante el proceso, donde cada uno de ellos culmina en una mutación o
insight, con la ansiedad de separación correspondiente. El proceso
mutativo permitió a la paciente tomar insight y discriminar por ende,
a los personajes en juego, dándose cuenta entonces de que, por ejemplo,
su socio no sólo no era como ella suponía sino que sentía una deuda de
gratitud con quien se había comportado tan generosa y desintere-
sadamente con ella. Llegó a pensar que le debía casi todo su éxito profe-
sional a él, aunque no desconocía los esfuerzos de ella para obtener estos
logros. Así, surge el socio discriminado, en un primer paso en la "reso-
1008 Moisés Rabih

lución" transferencial. Ulteriormente pudo tomar insight: logró conside-


rarme su analista y comprender que yo no era ni su padre, ni su socio,
para culminar así este proceso mutativo. Reconoció que yo no era su
padre cruel e injusto, ni su socio que había vivido como tan arbitrario y
abusador. Sentía que ahora yo era una persona real, un médico "de
carne y hueso" que había tenido mucha paciencia y comprensión con ella
y que gracias a esto ella era otra persona. Sin embargo también sentía
que tenía una ansiedad intensa y que, a pesar de tenerme como analista,
experimentaba una sensación de pérdida, de orfandad, como si hubiera
perdido a alguien, a su padre, a quien (a pesar de todo) también quería.
Mientras lloraba me decía que se sentía como una niña huérfana y que,
aunque sabía que estos sentimientos tenían que ver con el análisis (los
había vivido otras veces y hasta con más intensidad) no podía evitarlos.
Este fenómeno se reveló también en varios sueños producidos en ésa
época. En uno de ellos aparecía su padre (un hombre obeso) transfor-
mándose en alguien delgado y con un rostro distintos (el analista es
delgado). En el sueño la paciente observaba esta metamorfosis con
intensa angustia. Tanta, que logró despertarla.
La elaboración subsiguiente, junto con un nuevo despliegue trans-
ferencial, da lugar al surgimiento de un nuevo proceso mutativo: a un
ciclo que culmina con otra mutación transferencial o insight. Este proce-
so se da infinidad de veces con una gradual atenuación de la ansiedad
de separación. Considero que la elaboración fija el insight en la misma
forma en que el relato de un sueño, frecuentemente, impide el olvido
(represión) del mismo.
En cuanto al problema del reequipamiento, sabemos por Meltzer
(1967) -autor que considera la ansiedad de separación como uno de los
pivotes del proceso- que durante el período de dependencia introyectiva
se va operando una provisión de equipo nuevo a los objetos internos
(como modificación de la estructura infantil y restricción de su omni-
potencia). Estos objetos introyectados, así reequipados, se asimilan
mediante la identificación introyectiva que opera la parte adulta del self
y promueven un auténtico insight, utilizado para el control de estructu-
ras infantiles y el acting-out. Se puede ver de esta manera que el insight
genuino estaría dado por la asimilación de estos objetos enriquecidos
(reequipados) que enriquecerían a su vez a la parte adulta de la
personalidad. Este proceso se logra mediante la interpretación y no sólo
es un reequipamiento para los objetos internos, sino también para el self
adulto. Aparte de las cualidades de bondad, belleza y fortaleza, los obje-
tos deben ser equipados con conocimiento, destreza y sabiduría (Meltzer,
1967).
El self narcisista, al no tolerar el dolor que implica aceptar deter-
minadas cualidades positivas del vínculo con el objeto original o algunas
Microduelo, ansiedad de separación y dolor mental 1009

de sus cualidades -la mayoría de las veces negativa- ataca este intento
de reequipamiento. De este modo, la organización narcisista trata de
desvirtuar o pervertir el vínculo al intentar estabilizar al terapeuta en
el rol del objeto original.
El proceso de reequipamiento, descrito más arriba, también daría
lugar, a mi entender, al surgimiento del microduelo, ya que al producirse
la mutación de una cualidad del objeto -a pesar de que generalmente
está investida de un signo negativo-se afecta profundamente el vínculo
con éste, con los consiguientes sentimientos de pérdida y dolor. Sabemos
que el self narcisista no tolera estas emociones y, para evitarlas, desde
su reducto, ataca cualquier vínculo que ponga en peligro su relación con
el objeto original. Con tal de mantener la ilusión de que el objeto original
está presente en la transferencia, no puede aceptar determinadas cuali-
dades positivas del analista y adscribírselas.
Las configuraciones ofensivas instrumentadas por el self narcisista
corresponden B. las defensas regresivas activadas en la posición depre-
siva, fundamentalmente la defensa maníaca. Esto me conduce a pregun-
tarme si este tipo de defensas en la posición depresiva no estaría moti-
vada también por este proceso transferencial.
El self agresivo, entonces, para evitar el duelo y las ansiedades
concomitantes y por motivos de economía del dolor mental, ataca esta
posibilidad de reequipamiento. Aceptar que la nueva cualidad difiera de
la anterior resultaría intolerable para el self agresivo.

Volviendo a la joven abogada, quisiera ilustrar mediante un material


(que para mí fue muy revelador acerca del reequipamiento y las resisten-
cias al mismo) la puesta en marcha de mecanismos maníacos para evitar
la depresión y duelo que implica el cambio de cualidades en el objeto.
La paciente me relata que había tenido una fuerte discusión con su
socio en presencia de la secretaria del estudio, persona ésta no grata
para L., que siempre la consideró una aliada incondicional de su socio.
Esto hacía que, B. pesar de ser una persona muy eficiente, L. la tratara
con gran desvalorización y desprecio.
El contenido de la discusión tenía que ver con un expediente que el
socio le recriminaba no haber manejado bien, descuidando detalles
importantes del mismo, como ser por ejemplo, no haber asistido a
audiencias que promovieron una demora en un juicio, con graves perjui-
cios económicos. L alegaba categóricamente que ella había cumplido
con todo lo que le correspondía y acusaba, a su vez, a su socio de haber
descuidado el caso. Ninguno de los dos tenía un registro de las fechas de
las audiencias ni a quién le había correspondido efectuarlas. La secre-
taria se retira un instante y regresa con un cuaderno en que figuraba un
registro minucioso de las fechas y personas que realizaron las audien-
1010 Moisés Rabih

cias, mostrando categóricamente la falsedad del reclamo del socio y el


correcto desempeño de L. Ésta quedó perpleja ante la honestidad de la
secretaria, a quien consideraba su acérrima enemiga, pero intentó mini-
mizar y negar el episodio, diciendo que seguramente se "equivocó". Yo
le señalé que otras veces habían ocurrido hechos similares que ella
desvirtuaba para evitar la depresión y la pérdida que implicaba ver de
otra manera a su madre, reequipada a través del análisis con atributos
de verdad y justicia. Un paso siguiente fue la elaboración y aceptación
de cualidades en su secretaria que antes había negado sistemáticamen-
te. Durante la elaboración de estos elementos recordó que su madre
permanecía impasible y fría frente a los castigos que le infería el padre.
La transferencia materna de estas cualidades de la madre fueron
irreductibles durante largo tiempo. Estas y ulteriores elaboraciones e
insights permitieron que reequipara a su madre interna con un conside-
rable progreso en el análisis.
Recuerdo una paciente que no toleraba la verdad, para no perder ese
aspecto de la madre depositado en mí, en la transferencia. Yo quedaba
investido con las cualidades negativas de la madre. Yo era un mentiroso
para la paciente, y mis interpretaciones: mentiras urdidas por mí para
"meterle cosas falsas en la cabeza". Estos aparecían también reitera-
damente en sueños y fantasías. Luego de una ardua lucha, la paciente
recordó que la madre era muy mentirosa, que "nadie le creía nada" y que
por esa actitud había perdido gran parte de sus amistades. Recordó
también que la despreciaba mucho por esto y que había decidido
"olvidar" ese aspecto de la madre que la avergonzaba profundamente. A
partir de estos recuerdos, la paciente comienza a deprimirse y a recono-
cer el mal trato que injustamente me infirió.
En el momento en que la paciente reconoce que no soy la madre, tiene
que encarar la aceptación del reequipamiento con mi función analítica
(la verdad), que es muy resistida. Intenta evitar el duelo y emplea la
defensa maníaca al igual que hacía con la madre para evitar la depresión
frente a sus falencias.
Otro caso se refiere a una paciente que había acudido a mí para un re-
análisis, alegando que su anterior analista era autoritario y prepotente.
Al cabo de algunos años de análisis, el paciente comienza a quejarse de
mi actitud y manera tranquila de interpretarle. Pedía que "le diera por
la cabeza", que lo "indujera a hacer ciertas cosas", modo de exigirme que
fuera autoritario y prepotente. No toleraba que fuera distinto a su pa-
dre, que era tan autoritario y cruel hasta llegar a la agresión fisica
(justamente las interpretaciones que demandaba). Estas exigencias me
perturbaban contratransferencialmente y tal vez por una contraidenti-
ficación proyectiva con su padre y su anterior analista, me sorprendía
fantaseando con algún tipo de actuación sádica con el paciente. En esos
Microduelo, ansiedad de separación y dolor mental 1011

momentos descubría que había logrado a través de la identificación


proyectiva, transformarme, por momentos, en su objeto original.
La tenacidad de la demanda del paciente para que yo me comportara
como su objeto original, junto con la no aceptación de mis cualidades
positivas, configuraban la resistencia al reequipamiento, fuertemente
inducida por el self narcisista.
El paciente me exigía que me adornara con el autoritarismo del padre
para seguir con la ilusión de que yo era su padre. Si yo era autoritario,
era por lo tanto el padre y, por consiguiente, no lo había perdido. En el
momento en que reconoce que yo, como analista, no detento esa cualidad
autoritaria, siente que pierde al padre original. Esto conduce a un ree-
quipamiento del objeto-padre con cualidades más tolerantes y menos
autoritarias.
A partir de este insight podría, a través de la elaboración, reveer tam-
bién su posición frente al padre, por ejemplo, hasta qué punto el autori-
tarismo del padre tenía que ver con su conflicto con él.
Con tal de no aceptar las diferencias entre el objeto original y el ana-
lista, el paciente tiende a asignarle, y a tratar de mantener en el analista
cualidades negativas que no le pertenecen, interfiriéndose así el reequi-
pamiento y evitando así el dolor por la separación.
Quiero remarcar una vez más la relación del reequipamiento con el
insight y la reconstrucción del mundo interno, ya que el reequipamiento
es indispensable y la condición necesaria para que los objetos se presen-
ten como aptos para la identificación introyectiva. Para que esto ocurra
es necesario atacar interpretativamente a los bastiones narcisistas
hasta doblegarlos (aunque no siempre se pueda) y así tratar de despojar-
los de las más variadas fachadas o disfraces con que suelen presentarse,
como por ejemplo, la seudocolaboración o la seudoalianza terapéutica
(Rabih, 1981).
Las ideas debieron proveer un vértice muy interesante para la com-
prensión de la angustia de separación. No voy a entrar en detalles acer-
ca de las teorías de Bion, seguramente por todos conocidas, como los
conceptos de preconcepción, concepción y realización, sus conceptos
sobre el reverie materno, así como su teoría sobre el pensamiento y otras
fundamentales aportaciones. Tomaré solamente algunos puntos que
contactan, en alguna medida, con las ideas expuestas en este trabajo.
Bion (1962) estudia qué ocurre cuando el pecho está ausente. Observa
que luego de haber atravesado, el bebé, experiencias de realización
positiva y con una adecuada tolerancia a la frustración, la ausencia del
pecho deviene pensamiento. Así, el vacío persecutorio se transforma en
ausencia y posibilidad de evocación del objeto: el objeto puede ser pen-
sado.
Entiendo que Bion considera que la capacidad de tolerar la ausencia
(angustia de separación, ¿dolor mental?) como una motivación funda-
1012 Moisés Rabih

mental para la génesis del pensamiento y el consecuente crecimiento


mental. Afirma que el progreso en psicoanálisis es inseparable de la
tolerancia al dolor del crecimiento psíquico (Bion, 1967). Durante las
etapas finales de un análisis, en la fase del destete, surgen como
corolario del proceso analítico, una mayor tolerancia a la ausencia del
objeto, tanto dentro de la sesión analítica (microduelo) como fuera de
ella.
Esta mayor tolerancia a la angustia de separación y al dolor junto con
el reequipamiento del mundo interno y del self adulto capacitan ahora
al paciente para el insight y autoanálisis. Son los ingredientes funda-
mentales para el crecimiento mental y, por ende, el de la función psi-
coanalítica de la personalidad.
Bion (1970) establece una diferencia entre sentir el dolor y sufrirlo.
Nos dice que en la negativa a padecer el dolor impide conocer sus motivos
y lograr alivio, obstaculizando el contacto con la realidad psíquica y por
ende con la posibilidad de que el psicoanálisis pueda operar eficazmente.
Considero, para concluir, que tanto el microduelo como las resistencias
al equipamiento, adecuadamente detectados o interpretados, podrían,
tal vez, operar como un estímulo para la aceptación del dolor y su conse-
cuente alivio.

Bibliografía

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