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El Realismo Peruano

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EL Realismo Peruano

Literatura Peruana (Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa)

Studocu no está patrocinado ni avalado por ningún colegio o universidad.


Descargado por Cesar Guerrero Anccasi (cguerreroanccasi@gmail.com)
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EL REALISMO PERUANO

1. El Realismo.

El Realismo es una corriente estética de las artes que se da en toda Europa en


la segunda mitad del siglo XIX y que tiende a la representación de lo real y lo
concreto, evitando cualquier tratamiento idealizador o subjetivo. Si el
Romanticismo buscaba la fuente de inspiración en el mundo interior (intimismo,
subjetividad, sentimentalismo, evasión, etc.), el Realismo intenta reflejar la
realidad externa de forma objetiva y despersonalizada por medio de la
observación y la documentación. Para ello utiliza como género principal la
novela.

Para el triunfo del Realismo tienen importancia fundamental las transformaciones


sociales que se van produciendo a lo largo del siglo XIX y que traen como
consecuencia el ascenso de la burguesía, que se confirma como clase
dominante. La novela realista está vinculada a un público burgués, cansado del
sentimentalismo y del idealismo romántico, demanda temas más cercanos a su
entorno inmediato y personajes con los que pueda identificarse. Los héroes
apasionados e idealistas de la literatura romántica son sustituidos por personajes
comunes, de clase media que viven conflictos propios de su época y con los que
el lector se identifica.

2. El realismo en el Perú.

Al igual que el romanticismo, el realismo llego al Perú tardíamente: se desarrolló


hacia fines del siglo XIX. Se inicia, en el Perú, cuando estábamos sumidos en el
dolor que nos causó la guerra con Chile. No solo estábamos en crisis por las
consecuencias funestas de la guerra, sino que exhibíamos cierta
descomposición política y moral. La literatura realista, en nuestro país, levantó
los ánimos de los escombros, hizo análisis y planteamientos político –
doctrinarios, cuestionó el sistema imperante y criticó el comportamiento de los
caudillos militares. Sobresalieron el ensayo y la novela. El pensamiento
nacionalista y el afán renovador caracterizan a esta etapa. Brinda testimonio de
los problemas del país, visualiza sus causas y propone alternativas de solución.

2.1. Características del realismo peruano.

A. Recibió influencia directa del realismo europeo (francés).

La mejor manera para aproximarse y adentrarse en la realidad peruana,


fue el realismo y naturalismo francés. Cabe resaltar que las principales
representantes esta etapa, no conocieron Europa.

B. Es objetivo.

- Trata de representar la vida con la mayor exactitud posible. Muestra


gran interés por la realidad circundante. Este interés creció a causa de

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los funestos acontecimientos de la Guerra del Pacífico, que conllevó a


muchos escritores y pensadores a analizar nuestro país y buscar las
causas de la derrota. Se sustituyen los temas intimistas, legendarios y
fantásticos, típicos del Romanticismo.

- La novela debe ser verosímil, debe tener apariencia de verdadera para


el lector por medio de la técnica descriptiva. La fidelidad descriptiva se
ejerce en dos direcciones: los ambientes y la psicología de los
caracteres.

- El novelista adopta un punto de vista omnisciente; es decir, realiza


comentarios o modifica situaciones, influyendo en la opinión del lector.
Tiene conocimiento de las actuaciones de sus personajes:
pensamientos, sentimientos, etc.

- Renace la idea de un “arte útil”: La novela debe contribuir a la reforma


o al cambio de la sociedad, en un sentido o en otro.

C. Predomina la narración.

La novela y el ensayo son los principales géneros literarios. Anterior al


realismo, el ensayo apenas había sido difundido; fue muy utilizado en la
literatura realista para manifestar las propias ideas y reflexionar lo que
ocurría en ese entonces en el Perú.

D. Es de estilo sobrio y exacto.

Se emplea un estilo natural, fruto de una técnica muy depurada y se


incorpora a la novela el lenguaje coloquial, se elimina la retórica
grandilocuente de los románticos. Se pone empeño en adaptar el lenguaje
a la índole de los personajes.

E. Los principales temas en la narración son: la política y la crítica


social.

Se basa en la crítica hacia el centralismo peruano. Criticaban


especialmente el gobierno y la manera en que solo los ricos ascendían a
la presidencia. Resaltan los “clubes” cerrados de personas que
manejaban entre ellos el futuro del país, dejando imposibilitada la
participación de las clases inferiores.

Uno de los grandes rasgos del realismo es su afán por la sociedad.


Debido a su interés, los autores terminaron analizando los conflictos de la
misma, enfocándose en el centro del problema y planteando sus propias
alternativas de solución. La crítica era principalmente hacia el trato que
recibían los indios por ser de clase baja. Destacan los abusos cometidos y
de ahí surge el movimiento indigenista.

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F. Fue pobre en resultados estéticos, pero rico en implicancias y


significaciones socioculturales.

Enterró el romanticismo y abrió nuevos caminos de aproximación la


realidad y estuvo sembrada de buenas intenciones sociales, políticas y
morales. Sin embargo su aporte estético fue nulo o negativo.

G. Sus principales representantes fueron féminas y de provincia.

3. Principales autores y obras.

3.1. Manuel Gonzales Prada.

Uno de los más reconocidos ensayistas realistas y pensadores


anarquistas de la época en el Perú. Intelectual y político. Hijo de Francisco
González de Prada y de María Josefa Ulloa. Bautizado como José Manuel
de los Reyes, el futuro escritor nació el 5 de enero de 1844 y murió el 22
de julio de 1818. Luego de un período en el Colegio Inglés de Valparaíso
(Chile), donde su padre se encontraba desterrado, cursó estudios en el
seminario de Santo Toribio (1857-1859) de Lima. Sin embargo, rebelde
ante la rigidez de aquel centro de formación, fugó para culminar estudios
en el convictorio de San Carlos (1860-1862). Era aficionado a las ciencias,
pero ante la presión familiar para que siguiera la carrera de Derecho,
decidió dedicarse a la agricultura en el valle de Cañete por algún tiempo.
Durante la guerra con Chile (1879-1883) se incorporó a la reserva,
participó en la batalla de Miraflores (enero de 1881) y, ocupada Lima por
los invasores, permaneció recluido en su casa. Indignado por la derrota y
por las causas de la misma inició su vida pública como presidente del
Club Literario (1885). A partir de aquel momento inició su alejamiento de
los valores y principios de su clase, la aristocracia, primero en el orden
religioso y poco después en el social e ideológico-político. Es también la
época de múltiples discursos, como los pronunciados en el Politeama y en
el Olimpo (1888), y artículos contra los vicios y la corrupción de la vida
republicana hasta la formación de la Unión Nacional (1891), agrupación
política de corte radical. Viajó a Francia por razones de salud de su
esposa, Adriana de Vernier, con la que había contraído matrimonio en
1887, y luego de siete años de permanencia en Europa regresó al Perú (2
de mayo de 1898). Continuó sus ataques contra la corrupción y la
mediocridad, se apartó de la Unión Nacional por su alianza con los
liberales, se presentó como opositor al gobierno de Nicolás de Piérola y
fundó El Independiente (1899). Sus ideas anarquistas llegaron a los
obreros en favor de una confraternidad universal y, cuando la indiferencia
lo rodeaba, aceptó la dirección de la Biblioteca Nacional, vacante por la
renuncia de Ricardo Palma (4 de marzo de 1912). La opinión pública
censuró su aceptación, fue acusado de aprovecharse de la situación, ya
que se encontraba distanciado del autor de las Tradiciones peruanas. Al
asumir el cargo redactó una “Nota informativa acerca de la Biblioteca
Nacional” que ningún diario capitalino quiso publicar, con excepción del
periódico billinghurista La Acción Popular.

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En 1914, con ocasión del golpe militar dirigido por Óscar R. Benavides
que depuso a Guillermo Billinghurst, renunció al cargo, que le fue
restablecido dos años después por el gobierno de José Pardo y Barreda.
Un día de julio de 1918, cuando se aprestaba a acudir a su despacho en
la biblioteca, falleció súbitamente en su domicilio.

González Prada se definió a sí mismo como “pensador libre”, adherente


del positivismo y del progreso científico y técnico, lo cual explica la
multiplicidad de temas que toca su obra: filosóficos, gramaticales,
religiosos, políticos, entre otros. Impugnó la religión cristiana y a la
jerarquía eclesiástica de su época; consideraba que muchos de los
defectos del Perú republicano provenían de la dominación española; para
él el indio no era inferior al blanco ni al mestizo y todo lo que requería era
mejorar sus condiciones sociales y económicas y brindarle una educación
capacitadora; juzgaba vergonzosa la derrota ante Chile. Durante su etapa
anarquista abrigaba esperanzas en la juventud peruana, estado de ánimo
que fue diluyéndose en sus últimos años. Condenaba la propiedad
privada, rechazaba la autoridad y el derecho establecido, prevenía contra
el poder del Estado y pedía su extinción; exaltaba el socialismo libertario,
el trabajo y el internacionalismo. Anunció la muerte del mundo burgués y
la revolución proletaria mundial. Muchas de estas ideas las planteó,
también, en periódicos como El Libre Pensamiento que dirigía Christian
Dam, órgano de la Liga de Librepensadores; La Idea Libre de Glicerio
Tassara; y Los Parias, órgano que dirigió fugazmente. Al momento de su
muerte, la obra édita de González Prada constaba sólo de dos
recopilaciones de discursos y ensayos: Páginas libres (1894) y Horas de
lucha (1908), y de tres libros de poemas: Minúsculas (1901),
Presbiterianas (1909) y Exóticas (1911); el segundo de estos poemarios
apareció en forma anónima.

Posteriormente su hijo Alfredo, su esposa, Adriana de Vernier, y Luis


Alberto Sánchez se ocuparían de publicar las ediciones ampliadas de
algunos textos ya conocidos y otros títulos nuevos. En prosa: Bajo el
oprobio (1933), Anarquía (1936), Nuevas páginas libres (1937), Figuras y
figurones (1938), El tonel de Diógenes (1945). En verso: Trozos de vida
(1933), Baladas pe-ruanas (1935), Grafitos (1937), Libertarias (1938),
Baladas (1939), Adoración (1947), Poemas desconocidos (1973) y
Letrillas (1975). Ortometría, apuntes para una rítmica es una obra de
análisis literario y gramatical, que permaneció inédita hasta 1977. Entre
1985 y 1989 Luis Alberto Sánchez publicó la obra completa de Manuel
González Prada en siete tomos.

3.2. Clorinda Matto de Turner.

Escritora. Nace el 11 de noviembre de 1854, en la hacienda “Paullu” de la


provincia de Calca (Cusco), siendo bautizada como Grimanesa Martina.
Fue hija de Ramón Torres Matos y de Grimanesa Concepción
Usandivaras. Realiza sus estudios escolares en el Colegio de Educandas
de Cusco. El 27 de julio de 1871 contrae matrimonio con el comerciante

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inglés José Turner, quien le daría el nombre de Clorinda, estableciéndose


en Tinta. Tanto ella como su hermano cambian su apellido paterno y
adoptan el de Matto.

A los 24 años dirige en la ciudad imperial la revista El Recreo del Cuzco


(1876), al mismo tiempo que colabora en El Correo del Perú, de Lima.
Visita esta ciudad en los primeros meses de 1877, siendo recibida con
grandes muestras de aprecio, encontrando consagratoria acogida en las
veladas organizadas por la escritora argentina Juana Manuela Gorriti.
Enviuda el 3 de marzo de 1881, encargándose desde entonces del
mantenimiento de su familia, la cual disminuye con la pérdida casi
inmediata de su hijo. En 1883 se traslada a la ciudad de Arequipa,
asumiendo la jefatura de redacción del diario La Bolsa, dirigida por
Francisco Ibañez. Nuevamente en Lima frecuenta los grupos literarios de
la época y escribe para diversas publicaciones. Entre 1889y 1891 ejerce
la dirección de El Perú Ilustrado y luego la de su propio periódico Los
Andes (1892-1893). Justamente es en El Perú Ilustrado donde Clorinda
Matto autoriza la publicación del cuento “Magdala” de Coelho Neto,
acerca de Jesús y Magdalena, que se consideró herético y le valió no solo
la excomunión y la inclusión de su novela Aves sin Nido en el Index, sino
también una permanente hostilización y persecución, habiéndose llegado
en Arequipa al extremo de quemar su efigie. Funda la imprenta “La
Equitativa” y abre en su casa un salón literario.

Admiradora de la figura del general Andrés A. Cáceres, al ser este


depuesto en 1895 por Nicolás de Piérola, es desterrada a Buenos Aires,
donde se establece y dirige el quincenario El Búcaro Americano. Ejerce su
cargo hasta sus últimos días, con solo un intervalo en 1908, a causa de
un viaje a España, donde fue recibida en el Ateneo de Madrid como
exponente de la intelectualidad femenina de la América hispana.

Sus primeras publicaciones son dos series de Tradiciones cuzqueñas


(Arequipa, 1884 y Lima. 1886). En 1889 comienza a publicar sus novelas
que alcanzan gran aceptación: la primera de ellas es Aves sin nido, con
edición simultánea en Buenos Aires y traducida al inglés en 1904. Le
siguen Índole (Lima, 1891) y Herencia (Lima, 1893). Nuevas tradiciones y
leyendas se incluyen en Leyendas y recortes (Lima, 1893), y biografías,
relatos de viajes y estudios históricos conforman otros libros suyos como
Bocetos al lápiz de americanos célebres (Lima, 1890) y Boreales,
miniaturas y porcelanas (Buenos Aires, 1902), incursionó también en el
teatro con un drama histórico-indigenista en tres actos: Hima Sumac
(1892). Poco antes de su muerte, en 1909, aparecen Viajes de recreo y
Cuatro conferencias sobre América del Sur.

3.3. Mercedes Cabello de Carbonera.

Escritora. Nació en Moquegua el 7 de febrero de 1845. No se tienen


noticias exactas sobre los primeros años de su vida, aunque se conoce
que su padre se llamó Gregorio Cabello, y que Mercedes, desde muy
niña, demostró grandes habilidades para la literatura, habiendo llegado a

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publicar algunos versos, ocultado su identidad bajo el seudónimo de


“Enriqueta Pradell”. Se trasladó a Lima hacia 1865, época de auge del
Romanticismo. En la capital se unió en matrimonio con un prestigioso
médico, Urbano Carbonera, quien contribuyó decisivamente a la
maduración literaria y emotiva de su esposa. La acercó al positivismo,
alejándola al mismo tiempo de la politiquería ramplona. La señora Cabello
de Carbonera inició sus colaboraciones como tal en el Correo del Perú
(1872-1877) y en la Revista de Lima (1873), con artículos que demuestran
un firme radicalismo; también publicó colaboraciones en otros periódicos
limeños, como La Alborada, Perla del Rímac, La Bella Limeña (1872) o El
Semanario del Pacífico. Su pluma se dio a conocer asimismo en el
extranjero, gracias a los artículos que fueron editados en El Plata
Ilustrado, El Correo de París, La Habana Elegante, La Revista Literaria
(Bogotá) y El Álbum Iberoamericano (Madrid), entre otras tribunas. Asistía
además, con relativa frecuencia a las tertulias de Juana Manuela Gorriti.
Su estilo se fue enriqueciendo con la lectura de novelas de Balzac, Zola y
Stendhal, aunque sus ideas renovadoras significaban la liquidación del
romanticismo y tendían al establecimiento de una teoría realista,
impregnada de positivismo y de paradigmas feministas. Entre 1886 y
1894, su época más productiva, dio a la estampa seis novelas y un
ensayo mayor. Luego sufrió numerosos ataques públicos y serios
quebrantos en su salud. Los jactanciosos triunfadores de la revolución
pierolista de 1895 se encarnizaron de mala manera sobre ella, sobre todo
Juan de Arona, Ricardo Palma y Benjamín Cisneros. La obra creativa de
Mercedes Cabello consta de los siguientes títulos: Sacrificio y
recompensa, novela premiada por el Ateneo de Lima (1886) –que la
incorporó entre sus miembros–, donde describe la vida de Chorrillos a
mediados del siglo y plantea un drama pasional en el cual aún
predominan elementos románticos, pero no se halla exento de la crítica
social. Después publica Los amores de Hortencia (1887), novela que
expone el retrato de una mujer de clase alta, cuyo corazón debe callar
ante las exigencias de los intereses y ambiciones. Una novela corta,
Eleodora (1887), publicada originalmente en Madrid, se transformará en la
exitosa narración titulada Las consecuencias (1890), que ratifica las dotes
literarias de la autora; una de sus innovaciones consiste en que,
saliéndose del estrecho marco de las intrigas urbanas, describe a base
de recuerdos la campiña de su tierra natal. Blanca Sol (1890) es una obra
decididamente polémica, por su trama audaz, extraída de las esferas de la
alta sociedad limeña. Le sigue El Conspirador (1892), donde se presenta
la vida política de nuestro primer siglo republicano en un marco de
censura a la sordidez y demagogia de los grandes caudillos. Termina la
serie de sus novelas con La religión de la humanidad (1893) y El conde
Leon Tolstoi (1894), una mezcla de obra artística, literaria y filosófica. En
el terreno del estudio crítico, hay que mencionar La novela moderna
(1892), texto premiado con la “Rosa de Oro” en el concurso
interamericano de ensayo promovido por la Academia Literaria de
Buenos Aires. A fin de cuentas, doña Mercedes no tuvo una vida plácida:
su adhesión decidida a un pensamiento renovador, su empeño en reflejar
sin cortapisas la realidad circundante y su condición de mujer con propias
ideas, provocaron la reacción de los sectores conservadores, del clero y

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de los viejos escritores (especialmente Juan de Arona). Sin embargo,


quien la criticó más duramente fue José de la Riva Agüero y Osma, que
no solo rebajó sus aptitudes como estilista, sino rechazó a la pensadora.
Estas severas denuncias motivaron su ostracismo social y su caída en la
locura. Internada en el manicomio del Cercado de Lima, falleció el 12 de
octubre de 1909, a los 64 años de edad. La osadía de esta escritora
radicó en componer novelas realistas en un medio dominado aún por el
eco romántico; en romper el enclaustramiento de la mujer; en abordar los
problemas políticos, acarreando para sí la ira de los aludidos (los amigos
del presidente Balta, por ejemplo); y en abrir una trocha a la novela
nacional. Su estilo no era bueno, su expresión era incorrecta y su
vocabulario escaso, lo que fue compensado con la gran valentía del
concepto. Aunque no han logrado abordar el problema a fondo, Mario
Castro Arenas, Augusto Tamayo Vargas, Luis Fabio Xammar y Luis
Alberto Sánchez fueron los primeros en emprender la revaluación de la
obra de doña Mercedes.

3.4. Teresa Gonzáles de Fanning

Educadora y novelista. Nació el 12 de agosto de 1836 en la hacienda


“San José de las Pampas”, propiedad de su familia, en la localidad
ancashina de Nepeña. Hija de Jerónimo González, prestigiado profesor y
cirujano español, y de Josefa del Real y Salas. Recibió una esmerada
educación a cargo de los mejores profesores de la época. Desde muy
joven se orientó a la creación literaria, firmando sus primeros ensayos
-con evidente interés por las costumbres sociales y la educación- bajo los
seudónimos de "Clara del Risco" y "María de la Luz". Todavía en plena
adolescencia. Un día antes de cumplir los diecisiete años, contrajo
matrimonio el 11 de agosto de 1853 con el joven marino Juan M. Fanning,
miembro de una rica familia oriunda de Lambayeque.

En su vida conyugal fue relativamente feliz: tuvo dos hijos (Jorge y Emma)
y supo armonizar las labores domésticas con las intelectuales, pues siguió
escribiendo artículos y narraciones de primera calidad. Pero la desgracia
empezó a castigarle a partir de una sublevación de los peones que
trabajaban en su hacienda, hecho que motivó su huida a Lima en
condiciones sumamente penosas, que precipitaron la muerte de sus dos
pequeños vástagos. Algo más tarde, en la guerra del Pacífico, su esposo,
el comandante Juan M. Fanning, dirigió maniobras navales a bordo del
"Talismán" y se integró después a uno de los batallones de defensa de
Lima, hasta morir frente al invasor chileno en la batalla de Miraflores el 15
de enero de 1881. El espíritu de Teresa se vio una vez más puesto a
prueba ante la adversidad. Dando muestras de gran patriotismo, fomentó
una erogación llamada "ofrenda patriótica de los vecinos de Lima", por la
que se recaudó 9,600 soles. Como premio a su iniciativa y labor realizada,
el comité patriótico del valle de Chicama la premió con una medalla de
oro.

La señora viuda de Fanning, rompiendo las trabas de la sociedad


conservadora del novecientos, decidió fundar un colegio para señoritas en

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su casa de la calle Faltriquera del Diablo, labor que realizó con el auxilio
de sus hermanas Enriqueta y Elena. Dicho colegio llegó a ser el primero
en su tiempo, no sólo por los métodos de enseñanza, sino por la primacía
que se le dio a la educación sobre la instrucción. Se adelantó por cierto a
su época, comprendiendo que la hora en que la mujer debía prepararse
para la vida había llegado. Alistó a la mujer cívicamente, a través de su
colegio y de sus escritos, para el bienestar social. En el plantel que
regentaba Teresa González se enseñaban materias tales como
matemáticas, gramática, geografía, economía doméstica, historia del Perú
y religión, para cuya instrucción se seguían los libros escritos por ella mis-
ma. Abogó intensamente por la enseñanza técnica, poniendo en práctica
sus ideas de que la educación moral, la intelectual y la física debían
complementarse. Al mismo tiempo, prosiguió exitosamente con las tareas
literarias, y se mantuvo al frente del colegio Fanning hasta que los
achaques de la edad le aconsejaron dejar la dirección, en 1901.

En la segunda mitad de la década iniciada en 1870 participó en las


veladas literarias de Juana Manuela Gorriti. Fue socia del Club Literario y
del sucedáneo Ateneo de Lima. Una colección de artículos suyos
aparecidos en el diario £/ Comercio de Lima fueron recopilados en un libro
titulado Educación femenina (1898), obra en la cual critica la crianza de la
mujer para el matrimonio y alaba el trabajo como fuente de ingresos y de
liberación. Teresa González de Fanning intervino en una polémica entre
Elvira García y García y la señora Lastenia Larriva de Liona sobre las vir-
tudes de los colegios laicos y religiosos. Nuestra biografiada realizó una
defensa de los planteles laicos, afirmando que su educación era más
completa y más efectiva y se orientaba mejor al ideal de igualdad de
conocimientos y de preparación entre hombres y mujeres. Fue autora de
las siguientes novelas: Ambición y abnegación (1886); Regina (1886),
obra de estilo castizo y depurado que mereció ser premiada con una
medalla de plata por el Ateneo de Lima; Lucecitas (1893), prologada por
Emilia Pardo Bazán; Indómita (1904); y Roque Moreno (1904). Colaboró
con artículos de opinión en los periódicos El Comercio, El Correo del
Perú, El Perú Ilustrado, La Alborada, El Semanario del Pacifico, La
Patria y El Nacional. La señora viuda de Fanning murió el 7 de abril de
1918, víctima de una neumonía, a la edad de 82 años. En toda ocasión,
hasta sus últimos instantes, demostró la humildad de su espíritu y la
grandeza de su alma, llegando a pedir a sus familiares que su sepelio se
realizase en privado para evitar superfinas vanidades. Como homenaje
póstumo a esta insigne educadora, don Manuel Beltroy consiguió que se
diera a una gran unidad escolar (hoy en el distrito de Jesús María) el
nombre de Teresa González de Fanning.

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Bibliografía

- DELGADO, Washington. Historia de la literatura republicana.


Ediciones Rikchay Perú. Lima, 1984
- Grandes Forjadores. Lexus Editores. Lima 2008.
- AMBROSIO, Fausto. Realismo Literario. San Marcos 2008. Pag.
39-44.

Direcciones web.

- http://lasdoscarasliterarias.blogspot.pe/2011/05/el-realismo-en-el-
peru.html

- http://es.calameo.com/read/001374664f4d738aefa0c

- http://cepre.uni.edu.pe/pdf/literatura.pdf

- http://centros.edu.xunta.es/iesastelleiras/depart/lincas/temas/lite/s
%20xix/Realis.pdf

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