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Cambio Climático y Producción Agrícola

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COLEGIO DE POSTGRADUADOS

INSTITUCIÓN DE ENSEÑANZA E INVESTIGACIÓN EN CIENCIAS


AGRÍCOLAS

CAMPUS TABASCO

POSGRADO

DOCTORADO EN CIENCIAS AGRÍCOLAS EN EL TRÓPICO

CURSO

CAT-630 SUSTENTABILIDAD EN LOS SISTEMAS DE PRODUCCIÓN


AGRÍCOLA

DR. ÁNGEL SOL SÁNCHEZ

TEMA

CAMBIO CLIMÁTICO Y PRODUCCIÓN AGRÍCOLA

ALUMNA

MC. HEYDI LORENA ARIAS DE LA CRUZ


Cambio climático y producción agrícola

1. Como afecta el Cambio Climático la Producción agrícola

El clima es un factor muy importante para la producción agrícola, y se encuentra


influenciada por la región y las condiciones de cada cultivo, provocando que el
rendimiento sea bajo o alto. La mayoría de los productores se encuentran en una gran
incertidumbre ya que no siempre es posible predecir de manera exacta el rendimiento de
los cultivos, por ello es de vital importancia realizar estudios localizados y proponer
modelos estadísticos que permitan predecir el comportamiento del clima y establecer
cuáles son los cultivos que mejor se adaptan a cada zona (Bohórquez y Ceballos, 2008).
Los modelos existentes proporcionan herramientas para que los productores tomen
medidas de adaptación e incluso se preparen para el cambio climático, minimizando las
perdidas en las cosechas mediante el uso de variedades locales tolerantes a la sequía,
policultivos, agroforestería, colecta de plantas silvestres y otras técnicas (Altieri y Nicholls,
2008).
Otro factor importante que se debe tomar en cuenta es la contaminación atmosférica, esto
surge principalmente por que los productores desconocen las dosis exactas para combatir
las enfermedades y plagas de los cultivos, provocando un uso indiscriminado de
plaguicidas afectando al mismo tiempo la calidad del suelo, del aire y del agua, sin
embargo, no es el único factor que provoca el cambio climático solo es un pequeño factor
que contribuye a ello, el principal factor es el calentamiento global, aumentando la
temperatura del planeta provocada por las emisiones de gases de efecto invernadero
provocadas por las actividades del ser humano, provocando la variación del clima que de
manera natural no se produciría. Dentro de las actividades que mayormente contribuyen
al calentamiento global se encuentran la deforestación, destrucción de los ecosistemas
marinos, aumento de la población. Estos problemas surgieron a raíz de la revolución
industrial, y dio lugar a nuevos modelos de producción y consumo. Cada vez se
consumen de manera desmedida los recursos, con el fin de cubrir la demanda de la
población, provocando que el planeta tierra enferme.
Con el incremento de la contaminación, el clima ha ido cambiando constantemente, lo que
ha preocupado a la comunidad científica y a los productores, ya que la temperatura y la
precipitación son elementos esenciales para la producción agrícola. El incremento de la
precipitación puede ocasionar daños en los cultivos por inundación y erosión del suelo o
salinización de suelos cercanos al mar, mientras que las altas temperaturas pueden
ocasionar estrés a las plantas por la falta de agua, afectar el rendimiento y crecimiento de
las plantas. La temperatura del planeta ha aumentado de manera considerable (1.1°C), y
se espera que aumente todavía más si no se toman las medidas necesarias para mitigar
el calentamiento global. Con este propósito han surgido un sinfín de iniciativas para
contrarrestarlo, pero no se ha logrado tener gran avance debido al gran desinterés de la
población y del gobierno, o aún no se han definido de manera concreta los índices para
medirlos, y que se enfoquen en los tres sectores importantes que se deben tomar en
cuenta, la población, la sociedad y lo económico. Sin embargo, una posibles soluciones
se encuentra en los propios agricultores, ya ellos poseen gran conocimiento que han
adquirido en base a la experiencia, por ello es esencial poner especial atención en esos
conocimientos para realizar las planeaciones referentes a la siembra y cosecha para
diseñar una estrategia de desarrollo de agroecosistemas sostenibles en base a la
variabilidad del clima y entender los rasgos agroecológicos, de adaptación y resiliencia de
los sistemas agrícolas (Altieri y Nicholls, 2008).

2. Como será el comportamiento del clima y la producción de alimentos en un


futuro cercano (2050)

Como se ha mencionado anteriormente el cambio climático afecta principalmente el sector


agrícola, por lo que se han hecho muchos estudios relacionados con el comportamiento
del clima, han surgido una gran variedad de modelos que predicen que para el año 2050
aumentará la aparición de fenómenos meteorológicos más violentos, sequías, incendios,
acidificación de los océanos, la muerte de especies animales y vegetales, los
desbordamientos de ríos y lagos y la destrucción de los recursos económicos,
especialmente en países en desarrollo. Habrá menor disponibilidad de agua dulce, el
derretimiento de hielo en los polos, provocando el aumento del nivel del mar, a su vez
producirá inundaciones y amenazas en los litorales costeros, provocando que exista el
riesgo que desaparezcan las pequeñas islas (Bascopé, 2013).
Las altas temperaturas y la calidad de agua afectaran de manera drástica la producción
de alimentos y la ganadería. El aumento de las precipitaciones, las sequias e
inundaciones provocaran la caída del rendimiento de los cultivos, y afectara también a la
industria pesquera. Pero no solo tendrá repercusiones en el suministro de alimentos, sino
que también afectará la calidad, el acceso y la estabilidad alimentaria. Por lo que es muy
importante tomar medidas sostenibles para asegurar la gestión de la tierra, el agua y el
aire.
La FAO (2017) estima que para el año 2050, se prevé que la población mundial
aumentará y alcanzará casi los 9 700 millones de personas, por lo que la producción de
alimentos debe elevarse hasta en un 60% con el fin de satisfacer la demanda de
alimentos de la población. Las comunidades locales dependen de la agricultura para el
empleo y la generación de ingresos, sin embargo, esta no se puede desarrollar debido a
la presión que presentan las tierras, es decir, que al hacer uso intensivo de la tierra los
nutrientes y la calidad del suelo disminuye haciendo que el rendimiento de los cultivos
baje. Otro factor importante se encuentra en el sector económico, debido al incremento de
la población también incrementa los ingresos de las ciudades, lo que ha impulsado a la
clase media a acelerar los cambios de alimentación y de consumo. La demanda
alimentaria se centra en un mayor consumo de carne, huevo y alimentos lácteos, lo que
está provocando la producción ganadera masiva contribuyendo a que el efecto
invernadero se encuentre presente, ya que la ganadería es una de las prácticas que más
contribuyen, las emisiones son causadas por la producción de alimento, la fermentación
entérica, los desechos de animales y el cambio en el uso de la tierra.
Sin embargo, hasta el momento se han propuesto tres maneras de reducir las emisiones
ganaderas, la primera se basa en mejorar el manejo de desechos y de cría, es decir,
extender la vida reproductiva del ganado, mejorar genéticamente, etc., lo que podría
reducir de un 20-30 % la cantidad de emisiones; la segunda se basa en la captura de
carbono a través de un manejo mejorado de los pastos, mejorando la movilidad del
ganado en sistemas pastoriles y agropastoriles, integrando árboles y pastos; y por último,
mejorar la integración ganadera en la bioeconomía circular, es decir, que se deben
realizar sistemas de cultivos mixtos de cultivos y ganadería en fincas y granjas, lo que
provocaría el comercio de subproductos, como el pienso, frutas y verduras, entre otros
(FAO, 2018).
Pero solo los países bajos o en vía de desarrollo invierten en la agricultura, y son más
cuidadosos en la producción y manejo de la tierra, caso contrario a lo que ocurre en los
países ricos, donde la agricultura se realiza de manera intensiva ocasionando la erosión
del suelo, pérdida de bosques y que los precios en los mercados baje debido a la
producción de alimentos, lo que provoca a su vez el desperdicio de estos, y perdidas para
el productor.
Es fundamental que el gobierno y la sociedad trabaje de manera unida, con el fin de
planear estrategias de adaptación ante las condiciones climáticas que se presenten en el
futuro, y buscar modelos estadísticos que permitan predecir e ir mitigando el
comportamiento del clima de manera realista, para ir adaptando las prácticas agrícolas,
erradicar la pobreza y el hambre.
3. Analice los mapas de calor para américa latina y para el trópico y sustente
que pasara en los próximos 20 años en relación a diversidad biológica-
producción de alimentos

Los panoramas pronosticados en américa latina indican que en los próximos 20 años se
presentará no solo un aumento de la temperatura si no también la modificación en los
periodos de lluvia, lo que afectará directamente al rendimiento de los cultivos, debido a la
disponibilidad de agua de riego, pues es bien sabido que el agua disponible en el
subsuelo proviene de las precipitaciones.
Esto es y será consecuencia de las actividades humanas, principalmente el uso de
combustibles fósiles, los cuales generan los gases de efecto invernadero que año con año
aumentan su concentración en la atmosfera producto de las actividades económicas e
industriales. Sin embargo, las actividades de la producción de alimentos como la
agricultura, también emiten gases de efecto invernadero como el metano. Debido a los
incrementos en la temperatura, se prevé una disminución en la producción de cultivos,
principalmente del arroz, trigo y maíz, sin embargo, el cambio climático afectará de forma
diferente a cada país y cada región (Bascopé, 2013).
Los países más pobres enfrentaran los problemas más serios debido a la reducción de la
producción agrícola, por el uso ineficiente del agua, ya que, sus sistemas de cultivos son
en su mayoría de temporal y su manejo agronómico no es tan tecnificado, lo que los haría
más susceptibles al surgimiento de nuevas plagas de insectos. A su vez, los costos de
producción de cultivos y alimentación animal aumentarán, provocando el incremento en
los costos de la carne (Nelson et al., 2009).
Sumado a esto, los paisajes también se verán afectados, puesto que, al modificarse la
temperatura, diversos cultivos serán desplazados hacia zonas o regiones con mejores
condiciones para su desarrollo y mayor disponibilidad de agua para obtener mayores
rendimientos, y con esto la superficie ocupada por bosques disminuirá, lo que provocará
la perdida de importantes reservas de agua superficial y subterránea (Nelson et al., 2009;
Bascopé, 2013).
En cuanto a la diversidad biológica, esta también se verá seriamente afectada, pues las
zonas de cultivo y los bosques, albergan una gran cantidad de especies endémicas y
además son hábitat temporal de especies migratorias. Cuando las zonas de cultivos sean
desplazadas, habrá diversas especies asociadas a eso cultivos que serán desplazadas
por otras especies invasoras, lo que provocará la desaparición de algunas de ellas por la
dificultad de adaptarse a cambios climáticos y de paisaje. Una situación similar sucederá
con los bosques, cuando estos sean reducidos para el establecimiento de cultivos o
asentamientos humanos desaparecen diversas especies como mamíferos, aves, reptiles,
e insectos, sin embargo, también se verán afectado la flora endémica como, frutales,
maderables y pantas medicinales.

4. Como enfrentar el cambio climático desde la agricultura

El cambio climático se puede detectar en todo el planeta, se atribuye principalmente al


calentamiento global (quema de combustibles fósiles, la deforestación e incendios
forestales), lo cual contribuye al aumento de la concentración de gases de efecto
invernadero. Si esto no se reduce, los impactos adversos serán severos, para lograrlo se
requiere que las emisiones de gases de efecto invernadero se reduzcan de manera
drástica. No sólo se trata de implementar acciones de mitigación y adaptación, sino que
también se requiere una profunda y completa transformación de los acuerdos de gestión y
gobernanza de la economía, y enfocarse en buscar nuevas fuentes de energía (Yáñez-
Arancibia et al. 2013). Por lo que es necesaria la capacitación de estudiantes, la sociedad
en general y medios de comunicación, en cuanto a la formulación de medidas de
mitigación y adaptación, que deben partir de la planificación ambiental estratégica para
fortalecer el desarrollo de políticas públicas que conduzcan hacia la gestión integrada de
los ecosistemas (Yáñez-Arancibia, 2015).
Las medidas de adaptación pueden usarse para ayudar a los productores agrícolas a
superar los impactos negativos del cambio climático. Por ejemplo, proveer información
climática actualizada y aportar recomendaciones sobre el cambio de las fechas de
siembra, combatir plagas y enfermedades en los cultivos, y como salir adelante ante los
cambios inesperados en el clima, que las instituciones creen seguros agrícolas para lidiar
con los impactos del clima en la producción de alimentos, entre otras (Martínez-
Rodríguez, et al., 2017).
Actualmente la medida de adaptación que se encuentra en auge es la adaptación basada
en ecosistemas, ya que se puede implementar actividades que incluyen la conservación,
restauración y manejo de sistemas naturales como los manglares y humedales, bosques y
montañas. Un ejemplo puede ser la restauración de los humedales o la siembra de
manglares para proteger las regiones costeras, implementar la siembra de árboles
frutales, maderables, de leña o combinación de cultivos para disminuir la velocidad de
viento, o la erosión de suelo, podría ayudar a los productores a estar más preparados
ante el impacto de cambio climático, y aumentar el rendimiento de los cultivos y reducir la
incidencia de plagas y enfermedades. Además de aprovechar la cosecha de los árboles
frutales y obtener ingresos extras, pueden ahorrar dinero, ya que al tener al alcance los
alimentos pueden ser consumidos por ellos, y de esta forma garantizar la seguridad de los
alimentos (Martínez-Rodríguez, et al., 2017).
Las prácticas de adaptabilidad pueden ayudar a mejorar la fertilidad del suelo, amortiguar
las altas temperaturas y precipitaciones, asegurar la disponibilidad de agua, pero es
necesario dar a conocer todas las ventajas que presenta este tipo de adaptación a los
productores e instituciones, para que pueda ser aplicada y aumentar de manera rápida los
beneficios (Martínez-Rodríguez, et al., 2017).
Otras estrategias que se pueden llevar a cabo para mejorar la productividad agrícola de
una manera más sostenible es la modificación genética de los cultivos que se adapten a
las condiciones climáticas extremas como la sequía o las heladas, que sean resistentes a
plagas, o el rendimiento sea cada vez mayor, de esta manera se puede satisfacer la
demanda de alimentos, reduciendo la huella ambiental y climática, garantizando el
bienestar de las generaciones actuales y futuras. Así como también erradicar el hambre y
la malnutrición (FAO, 2017).
Es necesario que se invierta en la agricultura, en los sistemas agroalimentarios, en las
investigaciones enfocadas en el sector agrícola e impulsar la innovación y crear una
agricultura sostenible, capaz de brindar la seguridad alimentaria. Todo esto dependerá del
interés de participar tanto de los ciudadanos, productores y el gobierno, que puedan
participar de manera conjunta para conseguir los objetivos de desarrollo sostenible y crear
policías públicas que permitan cumplir con los desafíos del cambio climático.

5. ¿Lo que funciona para la agricultura de subsistencia, también funciona para


la agricultura convencional?

La sostenibilidad en la agricultura tiene tres enfoques fundamentales: el primero relaciona


una agricultura sostenible con aquella capaz de satisfacer la demanda de alimentos; la
segunda apunta a una mejora en la calidad del medio natural; y por último el que aboga
por el mantenimiento del medio rural como fuente de tradiciones, cultura y economía a
pequeña escala (Prieto et al., 2013). En este apartado se comparará la agricultura
convencional y la de subsistencia.

La agricultura de subsistencia es una forma de cultivo en donde la producción de


alimentos se encuentra destinada para alimentar a toda la familia y a los que han
trabajado en ello. Esta agricultura se enfoca en la supervivencia y el autoconsumo. Las
técnicas que utilizan los agricultores son de manejo manual, por lo general usan sus
manos, se ayudan con animales y no emplean muchas herramientas (Franquesa, 2016).
Existen distintos tipos de agricultura de subsistencia, entre ellos se encuentran la
agricultura migratoria, en este tipo de agricultura, el terreno se prepara talando y
quemando de árboles, en donde las cenizas son utilizadas como abono, posteriormente
se vuelve a plantar. Los agricultores utilizan esta práctica hasta que ven que el
rendimiento de los cultivos ha bajado, lo que generalmente ocurre en dos o tres años,
luego que el terreno es agotado, se van a otra parte y realizan el mismo procedimiento. Y
así van sucesivamente hasta volver al punto de partida. La agricultura extensiva de
secano consiste en fertilizar el terreno con abono de origen animal, de esta manera se
pueden relacionar las actividades agrícolas con la ganadera, permitiendo un
aprovechamiento continuo del suelo (Rodríguez, 2020).
Otro tipo de agricultura de subsistencia, es la agricultura intensiva, un ejemplo de esta es
la agricultura de irrigada del arroz, ésta se realiza en zonas de abundantes
precipitaciones, tierras fértiles e inviernos cálidos. La producción de arroz es favorable ya
que es una planta que no debilita ni arruina el terreno. Esta clase de agricultura es por lo
general muy intensiva ya que se aprovecha cada pedazo de tierra para obtener mucha
más producción, además del arroz también se puede sembrar maíz, usan herramientas
manuales como rastrillos, la hoz, hachas, machetes, entre otros. la agricultura de
subsistencia suele centrarse en una cantidad limitada de cultivos del llamado “ciclo corto”,
que serán anuales o de un periodo más corto, o estacionales (Rodríguez, 2020).
La agricultura convencional es un sistema de producción agropecuaria basado en el alto
consumo de insumos externos al sistema productivo natural, como energía fósil, abonos
químicos sintéticos y pesticidas. La agricultura convencional no toma en cuenta el medio
ambiente, sus ciclos naturales, ni el uso racional y sostenible de los recursos naturales.
Se enfoca en el monocultivo, y se justifica como herramienta fundamental para lograr la
mayor eficiencia del proceso productivo. Sin embargo, este sistema de producción ha
mostrado serios problemas de sostenibilidad. La agricultura convencional ha estado
asociada a los modelos de desarrollo que demuestran las limitantes de este tipo de
cultivos, que requieren reorientarse para asegurar su viabilidad no sólo económica, sino
social y ambiental, obtener cambios adecuados que posibiliten un menor daño al
ambiente y una mayor equidad social entre la población (Mazzoleni y Nogueira, 2006).
Para lograr una productividad agrícola sustentable es necesario eliminar los monocultivos,
reducir la dependencia de costosos insumos como los plaguicidas y herbicidas. Es
necesario poner en práctica los conocimientos de los agricultores y diseñar una
agricultura ecológica. Los sistemas de manejo deben colocar como base los recursos
locales y la integración de la biodiversidad vegetal y animal. Al utilizar las tecnologías
convencionales y compararlas con la agricultura de subsistencia se pone en evidencia las
ventajas de los sistemas de cultivo integrales diseñados con un criterio ecológico. Estas
ventajas incluyen una reducción en la vulnerabilidad a las plagas, enfermedades y hierbas
parásitas; menores requerimientos de capital y una mayor eficacia en el uso de la tierra.
Promueven una estructuración biológica eficiente, lo cual resulta en considerables
beneficios sanitarios, ambientales y socioeconómicos (Rosset, 1998).

Bibliografía

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FAO. (2018). Soluciones ganaderas para el cambio climático. Disponible en: www.fao.org

Franquesa, M. (2016). Todo sobre la agricultura de subsistencia. Disponible en:


https://www.agroptima.com/es/blog/agricultura-subsistencia/.
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Rosset, P. (1998). La crisis de la agricultura convencional, la sustitución de insumos y el


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Yáñez-Arancibia, A., Day, J. W., Hall, C. A. S., y Reyes, E. (2013). Diminished resources,
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Yáñez-Arancibia, A., y Welsh-Rodríguez, C. M. (2015). Cambio climático: adaptación y


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