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Bases Cientificas

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BASES CIENTIFICAS:

1.- Sandra Milena Silva Arroyave y Francisco Javier Correa Restrepo


El suelo es un componente esencial del ambiente en el que se desarrolla la vida;
es vulnerable, de difícil y larga recuperación (tarda desde miles a cientos de miles
de años en formarse), y de extensión limitada, por lo que se considera un recurso
natural no renovable. De acuerdo con Dorronsoro (2007), este recurso se utiliza
para fines muy diversos: agricultura, ganadería, pastos y montes, extracción de
minerales y de materiales para la construcción, soporte para las edificaciones,
eliminación de residuos y actividades de ocio y recreo, entre otros. En este
sentido, puede decirse que el suelo provee importantes funciones ambientales,
dentro de los cuales se destaca ser el sustento de alimento para las plantas,
almacenar nutrientes, poseer y albergar materia orgánica proveniente de restos
animales y vegetales, ser el hábitat de diversos organismos que transforman la
materia orgánica presente en él, entre otros factores que lo hacen ser esencial en
el desarrollo de los ecosistemas de los cuales forma parte.

Una de las principales problemáticas en el ámbito ambiental y empresarial es la


pérdida o degradación de recursos naturales que comprometa la generación de
satisfactores sociales y económicos, razón por la cual es fundamental conocer
cuáles son las principales fuentes de contaminación del recurso suelo y cuál es la
diferencia entre un suelo contaminado y uno alterado. Así, según Cepeda (2003),
la contaminación ambiental es la presencia en la atmósfera, el agua o el suelo, de
sustancias no deseables, en concentraciones, tiempo y circunstancias tales, que
puedan afectar significativamente la salud y bienestar de las personas.

En resumen, puede decirse que el suelo es un recurso natural importante para la


actividad económica, dado su papel de insumo esencial en actividades como la
agricultura y la ganadería, sin embargo es un recurso altamente vulnerable, pues
su sobreutilización por parte de dichas actividades puede llegar a afectarlo
irreversiblemente. Esto puede generar, como consecuencia, la pérdida de sus
funciones ambientales y, por ende, la disminución de sus bienes y servicios.
Específicamente, el uso de sustancias tóxicas, como los plaguicidas, puede llegar
a generar efectos negativos en el recurso suelo, debido a que sus características
fundamentales como persistencia, vida media y toxicidad, entre otras, pueden
destruir los componentes de este recurso y llevarlo a su destrucción. En este
sentido es importante conocer, tanto en el ámbito nacional como internacional,
cuál ha sido la normativa que se ha implementado a través del tiempo para evitar
el uso inadecuado de recursos naturales como el suelo.

Se considera importante la adopción de instrumentos económicos como los


impuestos ambientales que dirijan las decisiones del sector agrícola hacia
prácticas más sustentables y a una aplicación más eficiente de opciones que
contrarresten los efectos negativos de sustancias como los plaguicidas. De esta
manera, siguiendo las ideas de Oskam (1997) 18, una primera aproximación en
Colombia de aplicación de instrumentos económicos debe tener en cuenta: 1. Los
impuestos a plaguicidas deben establecerse con base en el daño que provocan a
la salud o al medio ambiente. Las sustancias más tóxicas deben tener el impuesto
más alto y si es posible, su monto debe ser igual al daño marginal que causa a la
sociedad (al tamaño de la externalidad). 2. El impuesto tendrá mayor éxito entre
más fácil sea su recolección y entre más difícil sea su evasión. 3. Si el monto del
impuesto recaudado se regresa a los mismos agricultores que sufren perjuicios
derivados del impuesto entonces habrá un mayor grado de aceptación.
Finalmente, es importante que el mecanismo de redistribución de los ingresos
tenga costos de transacción muy bajos.

Generado a partir del trabajo de grado titulado “Instrumentos económicos para la gestión en el control de la contaminación del suelo
generada por plaguicidas en el oriente antioqueño”, con el Grupo de Investigaciones y Mediciones Ambientales (GEMA, categoría A de
Colciencias) y Grupo de Economía Aplicada (GEA, categoría C de Colciencias), de la Universidad de Medellín, Colombia. Calle 1ª C Nº 65–
67, Tel: 2558196, Correo electrónico: smsilva@udem.edu.co. *** Economista y especialista en Evaluación Socioeconómica de
Proyectos.

2.- Ing. Julio Reyna Ramos

La contaminación del suelo ocasionada por actividades antropométricas es un


problema complejo y de proporciones mundiales, políticas, económicas,
científicas, tecnológicas y culturales que interactúan de una manera tan estrecha
que muchas veces dificulta la ejecución de acciones correctivas, y mundial porque
prácticamente no hay lugar en el planeta que escape a sus consecuencias.

En este trabajo se analizan algunos aspectos generales del problema de la


contaminación y se describe un enfoque que propone la Ingeniería industrial para
su estudio. En un breve bosquejo histórico se describen los conceptos de ecología
y ciencias del medio ambiente. Se identifica la forma en que la sociedad ha
percibido el problema ambiental como medio para enlazar sus aspectos políticos,
económicos científicos y culturales. Así mismo, situándonos en el ámbito científico
y tecnológico. Finalmente, describimos el aporte de esta disciplina a solucionar el
problema de la contaminación.

Se considera a la ecología como la rama de la ciencia que estudia los organismos


con relación a ellos mismos y a lo que les rodea; busca determinar las relaciones
cualitativas y cuantitativas, de causa-efecto que se dan entre los sujetos motivo de
estudio. Su método requiere de la observación, clasificación y comprobación
experimental. Para ello se requiere de la observación sistemática a lo largo de
prolongados periodos de tiempo ya que el tamaño de los recintos bajo estudio es
muy grande y requiere en muchas ocasiones de métodos y equipos de medición
muy sofisticados. El laboratorio de la ecología es el planeta Tierra en su conjunto.

Un primer enfoque del problema de la contaminación del suelo es interpretar los


deterioros del medio ambiente como fenómeno aislado, fortuito pero inevitable en
el curso de la vida. Los trastornos medioambientales se ven como accidentes,
errores de cálculo o consecuencias de la ignorancia, la indiferencia, la
irresponsabilidad o la negligencia humana. Las implicaciones políticas son
relativamente escasas y de poca importancia, incluyen la advertencia, la
educación, el adoctrinamiento y unas cuantas sanciones legales, como las leyes
que prohíben tirar basura al aire libre, así como la prohibición de causar fuegos,
ruidos u olores molestos. La política en este caso tiende a maquillar el problema
se hace campañas de reforestación, de limpieza y pintura, de análisis de
ordenanzas municipales, de exhortación a los pobladores de separar la basura,
etc. Estas acciones son amplias y tradicionalmente aceptadas. Con ellas, el
ciudadano "siente" que el problema de la contaminación se resuelve.

Se concibe ahora el problema de la contaminación y su consecuente ecológico


como un asunto global que requiere de soluciones globales. Actualmente, las
diversas naciones, sobre todo las desarrolladas, realizan esfuerzos dentro de su
territorio por restaurar y preservar la salud ecológica nacional y buscan lograr
acuerdos con las demás naciones para extenderlos a todo el planeta. Además, se
originan diversas propuestas de solución. En todas se observan componentes
políticos y científicos tecnológicos. Las políticas se encaminan hacia los
mecanismos de tipo legislativo que disponen los gobiernos, para modificar las
pautas de comportamiento de la sociedad; las científico-tecnológicos se orientan al
estudio y desarrollo de técnicas de defensa del medio ambiente.

Hasta la fecha, la tendencia de solución que parece prevalecer es la de modificar


el "desarrollo sustentable". El primero de ellos implica la idea de crecimiento
económico limitado a través del constante aumento en la producción y consumo
de bienes y servicios, en tanto que en el segundo, el crecimiento económico y el
consecuente bienestar social deben lograrse sin deteriorar el entorno y evitando la
irracional explotación de los recursos naturales del planeta.

Esta tendencia se basa en la creencia de que no hay problema en las relaciones


medioambientales de la humanidad, que la ciencia, la tecnología, la política o la
economía no puedan resolver. Sobre todo en las democracias con economías de
libre mercado, la técnica se ve ahora como un poder natural. Se ha convertido en
un sucesor conceptual del "progreso", concebido como poder y agente de cambio
social que no se puede detener.

Sin embargo, el concepto de "desarrollo sustentable" no contempla acciones de


fondo para limitar el crecimiento demográfico y el urbanismo, tendiendo a
estabilizar la población del planeta y, además, conserva y tal vez refuerza el
liberalismo económico.
Hasta ahora, la historia nos enseña que la ciencia y la tecnología tradicionales,
junto con las políticas liberales de desarrollo y progreso condujeron a la Era
Industrial, cuyas consecuencias hoy vivimos.

3.- Irene Ortiz Bernad, Juana Sanz García, Miriam Dorado Valiño y
Susana Villar Fernández.

La contaminación del suelo consiste en una degradación química que provoca la


pérdida parcial o total de la productividad del suelo como consecuencia de la
acumulación de sustancias tóxicas en unas concentraciones que superan el poder
de amortiguación natural del suelo y que modifican negativamente sus
propiedades. Esta acumulación se realiza generalmente como consecuencia de
actividades humanas exógenas, aunque también se puede producir de forma
natural o endógena cuando los procesos de edificación liberan elementos
químicos contenidos en las rocas y los concentran en el suelo alcanzando niveles
tóxicos. Un ejemplo de esto último lo tenemos en suelos muy evolucionados
formados sobre rocas serpentinizadas con altos contenidos en metales pesados
como el Cr, Ni, Cu y Mn, entre otros, que se concentran en los suelos a medida
que la intensa edafogénesis produce el lavado de otros constituyentes esenciales
como el Ca, Mg e incluso el Si. Conforme se desarrolla esta concentración
residual metálica, estos elementos que inicialmente eran constituyentes no
asimilables de los minerales primarios pasan a formas más activas, solubles y
biodisponibles que influyen negativamente sobre la actividad biológica (Macías,
1993).

A la hora de abordar el estudio de la contaminación de un suelo no basta sólo con


detectar la presencia de la sustancia o sustancias contaminantes sino que su
concentración debe superar la carga crítica o máxima cantidad permitida en el
suelo sin que se produzcan efectos nocivos que no puedan ser contrarrestados
por el poder de amortiguación del suelo. De esto se deduce que distintos suelos
van a reaccionar de forma diferente ante la presencia de un mismo contaminante o
de una misma cantidad de contaminante.
el grado de contaminación de un suelo no puede ser estimado exclusivamente a
partir de los valores totales de los contaminantes frente a determinados valores
guía, sino que es necesario considerar la biodisponibilidad del contaminante o su
posible asimilación por los organismos del suelo, determinada por la competencia
entre el sistema radicular de la planta, la solución del suelo y la fase sólida del
suelo (Sposito, 1989); la movilidad, que regulará su distribución y transporte en el
suelo o a otros medios; y la persistencia, que controlará la duración de su efecto
pernicioso en el suelo. Todos estos conceptos permiten evaluar los riesgos
potenciales de determinadas actividades contaminantes y planificar actuaciones
de acuerdo con el tipo de suelo, aunque es necesario recalcar que la propia
heterogeneidad del suelo puede dificultar en muchos casos la caracterización de
estos parámetros.

En la actualidad se dispone de un amplio abanico de tecnologías de recuperación


de suelos contaminados, algunas de aplicación habitual y otras todavía en fase
experimental, diseñadas para aislar o destruir las sustancias contaminantes
alterando su estructura química mediante procesos generalmente químicos,
térmicos o biológicos. Su aplicación depende de las características del suelo y del
contaminante, de la eficacia esperada con cada tratamiento, de su viabilidad
económica y del tiempo estimado para su desarrollo (Reddy et al., 1999). Según la
forma en la que se apliquen las técnicas de recuperación de suelos se habla de
tratamientos in situ, que actúan sobre los contaminantes en el lugar en el que se
localizan, y tratamientos ex situ, que requieren la excavación previa del suelo para
su posterior tratamiento, ya sea en el mismo lugar (tratamiento on-site) o en
instalaciones externas que requieren el transporte del suelo contaminado
(tratamiento off-site). Los tratamientos in situ requieren menos manejo pero por lo
general son más lentos y más difíciles de llevar a la práctica dada la dificultad de
poner en contacto íntimo a los agentes de descontaminación con toda la masa de
suelo contaminada. Los tratamientos ex situ suelen ser más costosos pero
también más rápidos, consiguiendo normalmente una recuperación más completa
de la zona afectada

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