Leyendas de Jaén.1
Leyendas de Jaén.1
Leyendas de Jaén.1
Ráez Ruiz
Matías D. Ráez Ruiz
PROMUEVE
AMPA Colegio San Vicente de Paúl, Jaén
ACUARELAS
Juan de Dios López Jiménez
Queda autorizada cualquier forma de reproducción, distribución y comunicación pública o privada de esta obra, siempre que sean
gratuitos y no supongan ánimo de lucro para quienes la usen.
Queda prohibida la venta y cualquier tipo de especulación política o ideológica de esta obra y, salvo excepciones contempladas en ley,
cualquier transformación de la misma, sin la autorización del titular de la propiedad intelectual.
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Leyendas de Jaén y otras historias
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Matías D. Ráez Ruiz
Nota histórica
Jaén se conoce poblada desde el Neolítico (escasos vestigios), si bien el yacimiento más importante en la
antigüedad lo fue durante la Edad del Cobre (Marroquíes Bajos)
En efecto, hace 4.500 años Jaén constituía una ciudad de aproximadamente 2.000 metros de diámetro,
organizada en cinco círculos concéntricos separados por fosos que recogían el agua de la Malena y Santa
María, distribuyéndola por toda la ciudad.
Casualidades o no, resulta asombroso el parecido con la ciudad de Atlantis, de acuerdo con la descripción
que ofrece Platón en su obra “Diálogo del Critias”, en cuanto a distribución (fosos) y tamaño (11 estadios x
177,6 = 1.953,6 metros)
Allá por noviembre de 2004, mi amigo Manuel, Presidente por aquel entonces del AMPA del Colegio
San Vicente de Paúl, me pidió que preparase una visita cultural al casco antiguo de Jaén para narrar
leyendas de esta ciudad a niños de ese Colegio y a sus padres.
La idea de convivencia interfamiliar circunscrita a este ámbito me interesó mucho, de modo que, a
partir de ese momento recurrí a los apuntes que guardaba en el ordenador (sobre todo de rutas guiadas por
Jaén), libros, folletos, Internet, etc. y comencé a dar forma a una importante colección de leyendas e
historias que vieron su luz con gran aceptación en febrero de 2005, aun cuando contuviesen bastantes
deficiencias.
Esta simple colección se fue ampliando y corrigiendo en los años posteriores, y así sigue siendo hoy
en día, en que ha pasado a ser una auténtica recopilación - adaptación, sencilla y sin mayores pretensiones,
dirigida sobre todo a los más jóvenes, pero buscando también el toque cultural que imprime a estas
leyendas la historia de las piedras que las vieron nacer.
Son muchos los sitios con encanto que salpican nuestra ciudad; por ello os propongo cinco
itinerarios a seguir en familia y amistad, cogidos de la mano de este libro o de estos u otros apuntes para
que, leyendo las vicisitudes e historietas que jalonan cada itinerario, disfrutéis con ellas y encontréis la
magia escondida en esas misteriosas piedras, y en el viento tal vez perfumado que las envuelve.
Yo por mi parte, me siento orgulloso de haber calado en la mirada y en el sentimiento de esas
personas tan importantes para mí, niños y jóvenes, a quienes dedico principalmente este corolario de
historias y leyendas que con tan gran ilusión he tratado de recomponer. Con ello busco que, quienes a la
postre serán los guardianes de nuestra tradición y de nuestra cultura, velen por mantenerlas,
defendiéndolas de cualquier agresión política o especuladora. Así podrán transmitir al mundo venidero la
ilusión de contar con un patrimonio histórico, artístico y cultural que, aun cuando haya sido masacrado en
gran medida, marca un hito diferenciador con respecto a la mayor parte de los pueblos de Andalucía.
Este libro, como bien me apuntó un hombre bueno de Jaén, D. Vicente Oya, ya no es mío, es del
pueblo, y mi ilusión es difundirlo desde la gratuidad a los jiennenses en particular y a todas las personas en
general. Así viene siendo desde su inicio en 2005 y así será en el futuro, ya sea callejeando por esta ciudad
con amigos, compañeros y conocidos, ya sea buscando editores que propicien dicha difusión gratuita, ya
sea a través del correo electrónico. Si lo consigo me sentiré hartamente recompensado.
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Leyendas de Jaén y otras historias
AGRADECIMIENTOS
Las leyendas que a continuación se insertan han llegado en gran parte hasta mis oídos desde los
eruditos labios de Eva de Dios, guía de Jaén que ha sabido inculcar a cuantos la hemos escuchado, el
misterio, el arte, la belleza y la singular historia que se cierne sobre esta mítica ciudad; sobre este Jaén,
crisol de leyendas, de culturas y de gentes que han bebido el néctar magdalenero, sanjuanero y
sanmiguelero de sus calles; por ello, desde aquí le expreso mi reconocimiento.
También doy las gracias a las personas amigas y conocidas, que a través de sus comentarios
personales o de su magisterio cultural por los barrios típicos de esta ciudad, han dejado su impronta en el
conocimiento que hoy tengo de la misma. Entre ellas, Mª Carmen, Manolo, Rafael y otras posteriores como
Juan Manuel, Capi, José Mª, Julián, Catalina, José Luis, Pedro, Luis, Mª Ángeles y tantas otras que, como
las abuelitas de San Miguel o de la Magdalena, han incidido directa o indirectamente con sus relatos o
vivencias en este mágico sentir.
Gracias a Juan de Dios López Jiménez1 (1884 -1976), quien
supo plasmar en sus acuarelas el encanto de ese Jaén de la primera
mitad del siglo XX, y de ese otro ya desaparecido en aquel tiempo, que
pudo recrear merced a las fotografías realizadas por su abuelo Francisco
López Vizcaíno y por la esposa de éste, Amalia López de López, primera
mujer fotógrafa de España, y que hoy ilustran tan admirablemente las
páginas de esta obra.
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Juan de Dios López Jiménez
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Alfredo Cazabán Laguna (Juan de D. López Jiménez, 1912)
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Matías D. Ráez Ruiz
PREÁMBULO
En Jaén se mezclan en un todo homogéneo el mito con la leyenda y ésta con la historia, el cuento y con
experiencias personales que se han transmitido de generación en generación a través de la tradición. Es difícil
diferenciarlas en muchos casos, por eso y, en cuanto se refiere al cuerpo principal de esta narrativa, debemos saber
que la leyenda se configura en tiempo y lugar real, y es fruto de la tradición oral que se ha transmitido para recordar algo
sucedido y que causó gran impacto en la mente del pueblo medieval, moderno o contemporáneo que lo vivió, o también
para explicar algún hecho inconmensurable o fantástico que de por sí no tiene explicación, como es el caso de las
leyendas relacionadas con fenómenos paranormales (Ej.: entidad Colegio Arquitectos: ¿Se inventa la leyenda para
explicar un fenómeno extraño, una actitud violenta, la muerte de un ángel de 15 años..., o se trata de un hecho
constatado?)
El exponente de la narrativa mítica lo encontramos en “El lagarto de la Magdalena”. Este mito -que según
Eslava Galán se transmitió a la península entre los siglos I y VI a.C.- se ha enraizado tanto en el sentir y vivir de los
jiennenses en general y de los magdaleneros, sanjuaneros y sanmigueleros en particular, que hoy constituye una
leyenda mítica.
Pero además de las leyendas, la magia de Jaén está salpicada por la de tanta y tanta gente que habita o
habitaba el casco antiguo: gente mágica, sensible, con sabiduría popular, con tesón, filántropa y sencilla; gente que está
sucumbiendo ante el desinterés general por mantener su permanencia en el barrio que los vio nacer y que, como en
tantos casos, los lleva a buscar vivienda en otros rincones tan poco mágicos como Las Fuentezuelas, El Gran Eje, o El
Bulevar, mientras que sus casas caen abandonadas, las suplantan con diseños torpes de nuevos edificios, o las ocupan
personas de otras etnias que, aun cuando se establezcan en ellas con todo el derecho, no sienten la magia de sus
piedras.
Y es que estamos en la capital de un reino santo y mágico; reino que mantiene su identidad desde los tiempos
de Abderramán IV, en 1018, que tuvo su continuidad con Fernando III, cuando comprendía las ciudades de realengo de
Andujar, Baeza, Jaén y Úbeda, y las también villas de realengo de Arjona, Santisteban del Puerto e Iznatoraf, (Alcalá se
incorporaría en el siglo XIV), que siguió figurando como tal en la firma de tratados y documentos de todos los reyes
posteriores; reino que incluso tuvo la consideración de Principado, algo que ningún otro tendría -excepción sea hecha
del de Asturias-, aunque tan solo fuera durante el reinado de Juan II (1406-1454)
Estamos en Jaén, capital del “Sanctum Regnum”, ciudad de la Atlántida neolítica y calcolítica, la mayor y más
antigua de la vieja Europa prerromana, y que ha sucumbido víctima de la especulación inmobiliaria y la dejadez de gran
parte de sus habitantes; estamos en la Orongis ibera; en la Auringis íbero-cartaginesa; en la Aurgis y Flavia romana; en
la Giyen y Geen árabe y judía, capital de la Cora de YayYán; en la cristiana Iaén. Hoy, el espíritu de todas ellas
confluyen en esta histórica ciudad.
Un paseo por las antiguas collaciones de San Miguel, La Magdalena, San Juan, Santiago, San Andrés, San
Lorenzo y ya después por el entorno de la Merced, la Catedral y San Ildefonso, e incluso por los románticos jardines de
la Alameda de Capuchinos, nos puede recrear el espíritu con las historias y leyendas escondidas en las piedras de sus
ya escasos muros.
Así, discurriremos por el Jaén mítico, por el Jaén mágico, por el Jaén histórico propiamente dicho, debiendo
tener en cuenta que uno y otros se entremezclan, se imbrican tan armónicamente, que a menudo configuran el mosaico
de un todo homogéneo; un todo que se esconde bajo la piel del dragón que conforma la antigua ciudad de Jaén.
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Leyendas de Jaén y otras historias
CLASIFICACIÓN
Las siguientes leyendas / cuentos podríamos encuadrarlas en departamentos estanco, según su contenido o la
época en que se gestaron y/o se narran. Con arreglo a la primera de ellas, las más conocidas son:
1 Míticas: El lagarto de la Malena (3 versiones)
2 Religiosas/Piadosas/Milagrosas: El viaje de San Eufrasio (-medieval- Narra 1 de las 3 formas en que llegó Santo
Rostro a Jaén; 2 Alfonso VI; 3 Nicolás de Biedma); Santa Catalina (Se aparece en sueños a Fernando III -1246-);
Virgen de la Coronada (Encontrada por labrador bajo campana -Alfonso X-); El Señor de la Tarima (Cristo Injurias
pisado - S. XIII); Cristo del Amparo (Ahuyenta a judíos - S. XV); S. Pedro Pascual (mula transporta santo - S. XIV);
Cruz de Jaspe (Cristal Cruz bajó del cielo - S. XV); Señor de los 3 Huevos (de Burgos, o de 3 potencias (Fraile pide
comida en C/ Recogidas - ½ S. XVII); Nuestro Padre Jesús (Talla en casería camino Puente Sierra - Fin S. XVI);
Los ángeles de Ntra. Sra. Angustias (Antón esculpe imagen dos hijos - Fin S. XVII); Velasco el alguacil (Relicario
Jesús para bala - 1710); Ecce Homo Bernardas (monja esculpe busto Cristo - fin XVII / fin XX); Cristo Charcales
(Cruz en charco F. Peña - Fin S. XVII); Arco del Consuelo (loca abofetea rostro Virgen S. XVIII); Virgen Dolores
(Sana a esposa escultor - S. XVIII); El Monaguillo volador (Cae desde torre S. Andrés - ½ S. XIX); Pascualete
(Marcha a V. Cabeza, salvándose de incendio); San Cristóbal; Fray Juan de la Miseria (Pintor de Santa Teresa); La
Virgen de la Antigua (¿traída por Fernando 3º?); La procesión Celestial V. Capilla (1430); Dos santos en la Loma
del Royo (Cuento – 2008)
3 Históricas: La cámara de las estatuas (710, D. Rodrigo rompe candados cámara/1º XX Borges); Alí (vence a
Alhatan 1002/fin S. XVI Argote de M.); La Cruz roquera (Espada en cerro – 1246); La casa de los Rincones (Pedro
I, Pero Gil, Pedro de Salazar -1368- ½ XIX Conde Almenas); Historias: Al-Gazal: (Hispano-árabe S. IX: cuclillas,
copa, vid...); Hasday Ben Chaprut (Judío S. X: curó obesidad Sancho I “El Craso”); El Obispo insepulto (Alonso
Suárez de la F., 1500 - 1520); La espada de Antonio Ordóñez (Soldado de Flandes que consigue recuperar espada
- S. XVI); La mantilla colorá (excursión a Guadalbullón y reyerta con moros)
4 De tesoros: El tesoro de la plaza de los Huérfanos (Mil y una noches - tesoro tras pared); La Calle del Duende
(Judío encuentra tesoro en su primitiva casa); En frente del toro está el tesoro (no enfrente); El Tesoro de Zumel
(trama similar al de Gallarín: Califa cordobés esconde tesoro); La casa de los Salazares (C/ Abades, 2 - S. XIX - Dª
Ana esconde tesoro); Los rebuscadores (Niños encuentran olla con monedas); El tesoro oculto junto a la casa
donde se encontraba la hornacina del Cristo de los Tres Huevos (C/ Recogidas); Los tesoros de los caseríos de
Mariblanca y Pilatos; Gallinas del cerro Pitas (encuentran tesoro mientras picoteaban)
5 Otros cuentos: El Duende de la Magdalena (minguillos acompañan a ubetenses hasta Jaén -S. XIV / 2007);
Maestro Tijeras (burlador descubierto en lances amorosos ½ S. XX - A. Almendros Soto); El rabino Isaac (no se
cumple sueño) - J. Eslava Galán
6 De miedo: El Padre Canillas (Cura de piernas huesudas en S. Lorenzo); El espectro de La fuente de la Peña (bebé
se transforma en monstruo)
7 De misterio: la mona de la catedral (Niño le cercena nariz - S. XIX); El albañil emparedador (Guarda cierta relación
con la emparedada de la Casa de las Torres de “El jinete polaco” - A.M.M.)
8 Fenómenos paranormales: Caminos subterráneos en Santo Domingo (Sofía, 1995); La casa del miedo (Conde
Águila 1866: miedo y fenómenos paranormales); Entidades en Palacio Condestable (pervive); Palacio de los Vélez
(Colegio Arquitectos -S. XVII/XIX- Joven encerrada por enamorarse de sirviente); El niño de la catedral (Internet -
Fin XX- Espectro niño, sollozos, ven varias personas); La princesa del palacio moro (Santo Domingo: Mora
asesinada por enamorarse de cristiano); Fantasma mora en Parador (se aparece a turista (Eva 2004)); Jasmina
(Amada de C. Iranzo - Fin XV/1960); Fantasmas en S. Juan de Dios (A) (pervive)
Alí en baños árabes (Histórica - Presencia a hora “Ángelus”)
9 Románticas: Caño Quebrado (Omar y Zoraida -medieval-); D. Luis de Torres (Hijo del Condestable Iranzo: Amor
imposible e ingreso en convento); La Cruz del Posito (Diego de Osorio, Beatriz de Uceda, Lope de Haro - S. XVII)
El Palacio de los Vélez, Princesa mora, Jasmina (paranormales)
10 Ejemplarizantes: El peñón de Uribe (valores humanos - hijo no lleva a padre a asilo); El hombre que robó a la
Virgen de la Capilla (castigo humano y escarmiento público); Los hermanos Carvajales (Castigo divino a Fernando
IV “El Emplazado” - 1304-)
11 De Jaén: El viento de Jaén; El ronquido de Jaén
12 Anecdóticas: La mujer de Juan del Hacha (labradora ofrenda toca, pero no bandeja) S.XIX; Calle Cruz Verde
(pícaras carnicerías); Cofrades de La Pastora (actuaciones con borrachera); El cuerpo incorrupto del Gorrión
(jamón indultado)
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Matías D. Ráez Ruiz
ITINERARIOS A SEGUIR
Como he dicho, leer las historias y leyendas de Jaén sin más, no es lo mismo que hacerlo durante un relajado
paseo, eligiendo para ello un camino por el que poder vivir “in situ“ la recreación de lo acontecido en otra época. Por
tanto propongo cinco itinerarios a seguir (en este caso mejor acompañado que solo), y podréis comprobar cómo un día
festivo cualquiera puede acabar siendo mágico.
Segundo paseo: Desde la Plaza del Pato a C/. Arco del Consuelo
12. C/ Herrerías y Ayuntamiento
13. Plaza de San Juan / Santa Catalina
14. C/ Almendros Aguilar (Maestra Alta)
15. C/ Elvín y Alcalá Wenceslada / Virgen de la Coronada
16. C/ de las Cumbres / Pícaras carnicerías.
17. Plaza de Santiago / La Cruz del Castillo, Soneto a la Cruz; Caño Quebrado.
18. Arco de San Lorenzo / Padre Canillas; D. Luis de Iranzo
19. C/ Montero Moya / El Maestro Tijeras; Velasco el alguacil
20. C/ Colegio (Plaza de los Naranjos) / Calle del Duende
21. C/. Maestra / El Cristo del Amparo.
22. C/. Arco del Consuelo / Loca abofetea imagen Virgen / El cuerpo incorrupto del Gorrión.
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Leyendas de Jaén y otras historias
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Matías D. Ráez Ruiz
PREVIO:
La Calle Millán de Priego se sigue llamando todavía por el pueblo “El Arrabalejo”. En otro tiempo
se conoció como “camino de las huertas” (La Calatrava, etc.) y calle de los morales”, por sus abundantes
moreras. Y es que hay que tener en cuenta que a finales del XVIII había en Jaén más de 1000 telarillos de
seda (LS), tradición heredada de los árabes, que por su calidad pasó a integrar la ya famosa lista de prendas,
confecciones y otras artesanías, que salían de Jaén con la denominación de origen de “Jaencianas”
Se trata de una senda paralela a la muralla, que unió la ronda exterior de la misma en el tramo en
que se abrían las “puertas” o “portillos” del Aceituno, de la plazoleta de Cambil, de Hornos Caños, del Sol,
de Baeza, del Arroyo de San Pedro (ojival), y la torre junto a la cual se edificó la de San Agustín (Cambil,
Sol, Caños y Arroyo, eran portillos)
Aprovechando este lienzo de muralla se construyeron casas a partir de 1500 - 1520, siguiendo la
política de expansión de Jaén extramuros, según la cual, primero levantaba una ermita o convento y luego
se construían casas a su alrededor. En este caso, se erigió el Convento de Nobles Damas de Ntra. Señora
de los Ángeles, llamado de Vallehemoso (chalet que fue de Inocente Fe), que después pasó a la calle del
mismo nombre (LS, 1920, 26), ocupando la manzana donde antes estuvo la iglesia de San Miguel el Nuevo y hoy
la Escuela de Artes y Oficios “José Nogué”
Iniciamos el paseo junto al Pilar del Arrabalejo, en el Barrio de San Miguel, barrio éste de
labradores, lleno de vida y buena vecindad, que ponía sonrisa en cada saludo que se prodigaban sus
parroquianas mientras barrían la puerta de su casa y veían el trasiego de mulas y arrieros hacia las huertas
próximas.
Mantuvo su identidad como tal hasta la demolición de su iglesia en 1874, aunque desde 1843
pasara a formar parte de las antiguas collaciones de la Magdalena y de la ya perdida también de San Pedro
(1) (LS)
Comprendía intramuros los campillejos del Poyato (Albergue - Teatro), de San Miguel, de Cambil,
Plaza de S. Juan de Dios, y las calles Fernando IV (Noguera), Rey D. Pedro (las Viejas), Hornos Francos,
Hospital de San Miguel, Cuesta de S. Miguel, Ormendo, San Miguel, Lavanderas, Misericordia, Escalerillas,
Telégrafos (del vicio), Arquillos, Córdoba, Santa Ursula (Almona), etc. y extramuros las de Millán de Priego
(Arrabalejo), y otras que no entran en este recorrido, como Sedeño, Tinajeros, etc.
Hoy es un barrio olvidado por los políticos, más preocupados por embellecer y dar servicios a las
zonas de ensanche de esta ciudad que por atender las necesidades de los más dignos, quienes sufren este
abandono con estoica resignación.
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Pilar Arrabalejo y Puerta del Sol, JD.L.J., 1943
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Leyendas de Jaén y otras historias
Más reciente es la placa colocada al otro lado del pilar, dedicada al cantaor José Ruiz Pérez (Jaén,
1924), cuyo apodo dio nombre desde 1980 a uno de los festivales de flamenco más importantes en
Andalucía: Pepe Polluelas, la magia en la garganta.
La Puerta del Sol (portillo), llamada así por ser la primera que iluminaba el astro, se encontraba
adosada a un torreón circular que desapareció sobre 1970. A través de ella se accedía al paseo de ronda
interior de la muralla que conformaba la calle Noguera, hoy de Fernando IV “El Emplazado”, por la que
ascenderemos buscando un recodo para comentar la leyenda de los hermanos Carvajales.
Dejamos atrás la calle del Rey Don Pedro o de las Viejas (por un beaterio que señoras mayores que
existió en esa calle (1)), topándonos (rarísimo en Jaén) con dos edificios nuevos, coherentes en su fisonomía
con el entorno en que se encuentran, pues presentan zócalo con sillares, balcones con arco de medio
punto en el ático, alero, etc. Pasado el segundo de ellos, llamado precisamente de Fernando IV,
recordamos la leyenda de...
4
Con bóveda triangular, al igual que el raudal, lo que denota su factura árabe.
5
Se han encontrado silos romanos en la excavación efectuada en 2008, así como varios pozos y una puerta lodada que pudo ser de
iglesia dado el tamaño del arco de medio punto que la corona.
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Matías D. Ráez Ruiz
Tornamos de nuevo a Fernando IV, y siguiendo sus piedras llegaremos hasta la C/ de Hornos
Caños en la que se aprecian restos del lienzo de muralla y de un torreón medieval que protegió un portillo
de la misma.
Aquí podemos observar las tres fases por las que pasa una excavación arqueológica tras su
descubrimiento casual:
- 1ª, de descubrimiento, limpieza y exposición.
- 2ª, de floración (helechos, jaramagos, etc. y otras endémicas como botellas, latas, etc.)
- 3ª, de especulación
6
Campillejo de Cambil, JD.L.J.
7
Ilustración 4: Portada de San Miguel, JD.L.J.
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Leyendas de Jaén y otras historias
Nos podemos imaginar el templo: Tendría una facción similar al de San Andrés o al de San
Bartolomé, con planta basilical de tres naves separadas por arcos formeros apuntados sobre pilastras,
ábside semicircular, una capilla pequeña a ambos lados del ábside, arco toral separando el presbiterio del
resto del templo, coro bajo y cubierta mudéjar... 8
Se conservan bastantes restos en las viviendas que tiene actualmente alrededor:
- Plaza de San Miguel: Esquina de la torre y, dentro de una vivienda, el ábside con dos ventanales
gótico - mudéjares (uno abocinado de medio punto y otro apuntado, ambos enmarcados por alfiz),
parte de la cripta, y una pequeña capilla gótica con bóveda de crucería, en cuya clave central
confluyen cuatro aristas que parten de otras tantas ménsulas en las esquinas, decoradas con
motivos vegetales (tréboles, hojas, racimos, etc.), distintos en cada una de ellas.
- C/ Misericordia: En la fachada principal se abre un vano que contendría la puerta principal, hoy
cerrada por un portón, cuyos orificios dejan ver el solar de la nave, y en él, un par de capiteles.
También puede observarse la otra parte del arranque de la torre. Haciendo esquina con la calle
Escalerillas, estuvo la Sacristía de la Iglesia y después la “Casa del Diablo”, Llamada así porque,
según Catalina, su bisabuelo era tan desinquieto, que lo apodaron con tal mote y así perduró.
- C/ Escalerilla: Muro de la sacristía en el que se aprecian dos ventanas, una con arco adintelado y
otra con arco apuntado. Esta última también puede tratarse de una puerta lateral a la que se
accedería por una pequeña escalinata, lo que a la postre daría el nombre a la calle, aunque no es
menos cierto que esta calle siempre tuvo escalerillas para salvar su pendiente. En su interior se
conservan dos arcos ojivales sustentados en tres pilares hexagonales (los pilares en la planta baja y
los arcos en la superior)
8
Miguel Ruiz Calvente (Patrimonio H. Artístico), José Mª Díaz Hernández (Revista Códice nº 19), LS 1930
9
Iglesia San Juan de Dios, JD.L.J, 1964
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Matías D. Ráez Ruiz
En él hace su aparición espectral una monja decimonónica con su blanca toca almidonada. También
se han sentido ráfagas de aire ocasionales, como si alguna entidad pasase junto a nuestro lado a gran
velocidad y nos soplase tras la oreja, produciendo “tiritonas” a quienes lo perciben.
A personas concretas, estando solas, le han silbado al oído, o han visto cómo la pesada puerta se
abría sola, como si alguien entrase y luego la cerrase sigilosamente tras sus pasos espectrales. El ascensor
también ha dado algún problemilla que otro, abriéndose y cerrándose solo, o al menos, sin nadie visible en
su interior.
¿Alguien ha bajado las escaleras de caracol? ¿Alguien se ha montado en el ascensor y se ha
dejado llevar de una planta a otra del edificio sin tocar un solo botón? ¿Alguien ha oído o sentido alguna
sensación fuera de lo normal? ¿Se te han apagado las luces en medio del corredor? ¿Te has encontrado
con que un papel traído por el viento se ha parado a tus pies? ¿Has sentido frío en la cripta? ¿...? El viento
de Jaén, muchas veces tapa con su silbido, el quejido ronco de almas que sufrieron lo indecible en este
Hospital. (A)
Sumido en esta meditación, soñé o viví el cuento que inserto:
ALMAS ERRANTES EN EL HOSPITAL S. JUAN DE DIOS
Esta tarde se ha puesto a llover; a llover de esa forma tan especial con que lo hace en Jaén.
El viento zarandeaba las baldas de la persiana que, a media altura, dejaban pasar al comedor la
última cuota de claridad que los pardos nubarrones permitían filtrar por sus frías y húmedas paredes. Izo un
poco más aquella persiana, y agudizo mis sentidos.
El silbido del viento se hacía presente por las invisibles rendijas de la ventana. Las ramas de los
árboles siseaban al rozarse con fuerza las unas contra las otras, mientras las gotas de agua, estrelladas en
los cristales, imprimían una visión distorsionada de las personas que, encorvadas por el viento y asiéndose
el sombrero con una mano o aguantando el paraguas ya vuelto con la otra, caminaban lo más deprisa que
podían por las calles empedradas. Alguna de ellas parecía volverse, y mirarme, y llamarme.
Estaba en un punto en que lo onírico se podía transmutar en realidad, o en el que tal vez, la realidad
podía adquirir tintes oníricos. En estos casos, la curiosidad tiende a dejarse llevar por las apariencias y,
quizás, conducirnos al encuentro de algo o alguien mostrándonos un camino que, de tomarlo, no
acertaríamos a adivinar si es real o imaginario. En ese estado, atrapado por las redes que lanza el viento al
entrecruzarse con las ramas de los invisibles olmos, me siento transportado al viejo barrio de San Miguel.
La cuesta que lleva hasta su perdida iglesia se torna resbaladiza. Allí, al igual que en sus calles
aledañas, tampoco hay árboles, pero sin embargo se sigue escuchando el quejido de las ramas, trayendo
quizás alguna oración perdida desde el vecino convento de Santa Catalina.
Como si de un sendero trazado se tratase, sigo los húmedos y brillantes guijarros de la Calle
Córdoba hasta llegar a la todavía llamada de la Almona. En ella, una monja enjuta y pálida, con hábito azul,
mandil blanco y blanca toca almidonada desplegada al viento, baja impasible hacia la del Carnero,
perdiéndose inexplicablemente antes de tomar el recodo de la misma.
El viento me empuja y fuerza mis pasos hasta aquel lugar, pero no encuentro su rastro. Paso por
delante del callejón, llamado en otro tiempo “de los muertos”, siempre bordeando la tapia del benéfico
hospital de San Juan de Dios, y abierta su antigua puerta gótica de par en par, decido entrar al vislumbrar
entre las palmeras del patio la pálida silueta de la monja. Ya dentro, me pareció verla entrar en el ascensor;
me acerco, entro también, y compruebo que no hay nadie en su interior; solo yo.
El aire, que se arremolinaba por el claustro creando pequeños torbellinos, ha arrojado un papel
dentro del ascensor, dejándolo a mis pies; me inclino para cogerlo y, cuando me disponía a desdoblarlo
para leerlo, se cierra sin más su puerta conmigo dentro y comienza un descenso a lo desconocido que
encogió mi ánimo, mientras una ráfaga de viento cruzaba mi espalda, produciéndome un escalofrío, un
“repelús”, que me hizo languidecer con tal rapidez que, de no ser porque la puerta se abrió de nuevo y pude
salir, hubiese caído sin duda en una crisis de pánico.
Me encuentro ahora en una estancia con bóvedas bajas, justo al lado de la cafetería. La
temperatura es fría, muy fría; sin embargo, un prolongado perfume a azahar inundaba el momento, creando
un ambiente de bienestar espiritual.
Pero esa conjunción con lo eterno pronto fue turbada por un repentino y fugaz apagón de luces que
actuó, al parecer, como resorte para que se abriera la pesada puerta de cristal por la que se accede a la
cafetería.
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Leyendas de Jaén y otras historias
Perdida ya la razón y dejándome llevar por los impulsos del alma, crucé el umbral de aquella puerta
y recorrí una larga estancia. En ella, tras la barra del mostrador, se encontraba una mujer morena de ojos
grandes, oscuros y profundos, que más que camarera, asemejaba encarnar una vestal romana rodeada de
un aura blanca por todo su cuerpo.
Miró mis asustados e incrédulos ojos mientras me ofrecía un café.
Sobre el fuego apagado de la cocina, la cafetera silbaba indicando que el café estaba en su punto.
Me sirvió una taza; pero otro repentino y fugaz apagón de luces me hizo desviar la mirada de aquellos
profundos ojos y dirigirla al lugar por el que entré: El ascensor abría su puerta nuevamente sin nadie dentro
de él, y a los pocos segundos, se vuelve a abrir sola la de aquella cafetería, a la vez que unos pasos
sordos parecían avanzar hasta mí deteniéndose a escasos metros; entonces, la puerta se cerró con la
misma lentitud con la que antes se abrió.
No reacciono. Vuelvo la mirada a la sacerdotisa y le pregunto con la mía. Ella pausó unos segundos
la contestación, a la vez que su rostro se tornaba en cada uno de ellos más afable. Después, con voz
dulcísima, me dijo: En este Hospital hubieron muchos llantos, lamentos, agonías dolorosas... muertes
imprevistas. Aquella estancia -dijo dirigiendo su mano a la de baja bóveda donde se encontraba el
ascensor, y sin dejar de mirarme-, era la cripta; allí dejaban a los muertos hasta que eran transportados al
cementerio o a la iglesia. Muchas almas -continuó diciendo- han quedado apresadas entre estos muros
esperando el momento de ver la luz que las lleve hasta la infinita misericordia.
Una nueva ráfaga de viento zarandeó mi cuerpo, mientras mis ojos se perdían en el océano
proceloso de los de aquella mujer.
Se había abierto un postigo de la ventana y la lluvia penetraba en mi comedor mojándome la cara.
Lo cierro con rapidez y me siento despertar de un sueño un tanto absurdo.
Las escasas personas que pasaban por la calle, iban cobijándose como podían de las inclemencias
de la tarde, y las ramas de los árboles seguían en su desaforada desazón blandiéndose las unas contra las
otras.
El subconsciente me llevó de nuevo hasta los ojos de aquella mujer, a esos ojos negros, grandes y
profundos, pero achinados un tanto a causa de la sonrisa virginal y mágica que me deparaba.
Esos ojos, llenos ahora de dulzura, incidieron con suavidad en una de mis manos, en la que tenía
cerrada y apoyada sobre el frío cristal; me vuelve a mirar forzando mi ánimo para que yo mirase también
esa mano; así lo hago y veo como en ella, fuertemente apretado, había un papel aprisionado; era el mismo
papel que recogí en el ascensor del Hospital.
Como si el tiempo y el lugar se hubiesen traslado desde aquella cripta hasta mi comedor, me
enfrento de nuevo a las almas mudas y penitentes que vagaban por las frías salas de aquel hospital. Miro
de nuevo el papel arrugado dentro de mi mano, pero no me atrevo a leerlo inmediatamente a pesar de la
intriga que de su contenido percibo; lo despliego poco a poco, receloso de lo que pueda encontrar escrito en
él, pero al mismo tiempo ávido por saberlo. Al cabo, fijo mis ojos sobre unas letras grandes, un tanto
deformes, de color rojo apagado, en las que puede leer con estupor: ORA PRO NOBIS. (A) (T)
Haciendo esquina con la calle Baja de Santo Domingo, se encontraba el consultorio del doctor
Vena, donde se les hacían revisiones periódicas y expedían cartillas sanitarias a las meretrices de Jaén (jmab)
y que, como otras casas de nobles piedras, está esperando con su techo hundido y su crecida higuera en
mitad del portal, la picota de la especulación.
Ya en la C/ Córdoba, dejamos atrás el final de la C/ Arquillos, en otro tiempo de los Siete Arquillos
(1)
, que sube hasta la Magdalena en compañía del muro occidental del Convento, y que ha perdido todo su
encanto tras la inadecuada fisonomía del nuevo bloque de viviendas allí construido.
El nombre, que data del siglo XV, le pudo ser dado por el altillo con arcos, típico de los de Jaén, con
que contaba la casa núm. 2 (1) (C), o por los arcos (arbotantes o por tranquil) que posiblemente hubiesen en
esa calle.
Avanzamos unos pasos y nos encontramos con un pequeño callejón, cuya margen derecha la
ocupa el solar de una antigua vivienda: C/ Duende de la Magdalena.
¿De dónde le puede venir este nombre? ¿Es quizás por el fenómeno paranormal que tiene lugar en
el vecino convento de Santa Catalina (Archivo Histórico), según el cual una joven mora fue asesinada por un
familiar al haberse enamorado de un cristiano, o tiene que ver con alguna tradición llegada aquí desde otros
lugares? Me inclino más por esta segunda opción, y baso mi hipótesis en las siguientes consideraciones,
siendo la última de ellas la que actúa como nexo de todas ellas:
15
Matías D. Ráez Ruiz
Es sabido que entre las leyendas de Mágina se encuentran muchas referencias a “Martinillos” y / o
“Minguillos”; que en la Edad Media, esta comarca -que constituía la frontera entre la España cristiana y la
árabe- estaba comprendida en el alfoz de Úbeda y de Baeza; que en estas ciudades proliferan las historias
de “Mengues” o “duendes”; que en Baeza es muy frecuente la expresión “me cachis en los mengues”
cuando te equivocas en algo subsanable, o “me cachis en los mengues jorobaos” cuando esa equivocación
o contratiempo es irreparable; que en Úbeda está constatada la existencia de duendes en muchas casas;
que entre las leyendas de Jódar es famosa aquella recogida en la revista D. Lope de Sosa (recopilada
después por el cronista de la ciudad N. Mesa), en la que una familia, abrumada por los duendes, decidió
cambiar de casa, quedándose con expresión de preinfarto cuando los vieron en la carreta al terminar la
mudanza.
Para terminar, resulta que cuando Jaén fue entregada por Alhamar a Fernando III en 1246 y aquél
abandonó la ciudad con sus moradores ibero-romano-árabes, se hizo urgente repoblarla, y ello se realizó
por gentes de Úbeda, Baeza y Andújar, en proporción de un 30% cada una de ellas 10
Por tanto, ¿qué tiene de extraño que esa tradición ubetense o baezana haya calado en los
herederos de los mismos? ¿Por qué no pudo ser que, como sucediera en la leyenda de Jódar, los minguillos
acompañasen hasta Jaén a algún repoblador de aquellas localidades?
Lo cierto es que, aun cuando hoy en día los vecinos de esa calle nieguen cualquier tipo de
fenómeno extraño, no tiene por qué sorprendernos que en el siglo XV (que es cuando se intitulan la mayoría
de las calles), existiese o hubiese existido en el recuerdo, alguna familia con inquilinos pequeños y
juguetones que cambiaran las cosas de sitio y se mondasen de risa cuando los dueños se volvieran locos
buscándolas.
Por ello, basándome en la leyenda de Jódar recopilada por Cazabán y en otras similares que se
prodigan tanto en esta provincia como en el suelo peninsular, voy a recrear lo que pudo haber pasado en
esta calle al término del siglo XIII.
10
Isabel Ramos Vázquez “El Concejo de Jaén” 1474-1556
16
Leyendas de Jaén y otras historias
Se han encontrado además, los restos de varias personas medievales, lo que me obliga a pensar
que los fenómenos anormales que se sintiesen en otra época también pudieron deberse al hecho de tener
vivienda sobre un cementerio o sepultura incógnita.
Proseguimos por la empedrada calle Córdoba hasta embocar la de Santa Úrsula, conocida todavía
como “Almona” (por la fábrica de jabón que hubo en las hoy separadas casas nº 2 y 4) y por cuyas lindes
estuvo la alameda y baños creados por el romano Sempronio (LS, 1915, 18 y 20), e incluso el zoco árabe y la casa
de los Rincones.
En este punto, tenemos que aunar la vista con el corazón: Hemos llegado al enclave mítico de Jaén,
donde las leyendas se conjugan con las nobles piedras que aún quedan en sus muros centenarios; donde la
nebulosa de la historia traza caminos imaginarios entre el aire perfumado de jazmines y geranios. Cerrad los
ojos y abrid el alma. Este es el Jaén de íberos, romanos, visigodos, árabes, judíos y cristianos. ¡Entremos!
Separando la iglesia de La Magdalena del convento de Santa Úrsula hay una tapia. Por allí discurría
antes el final de la calle Córdoba, dando paso al Zoco árabe.
Tras contemplar de paso la imagen fotográfica que desde allí se nos muestra, con la fachada este
de la Iglesia (en cuya esquina más cercana hay un ara romana actuando como piedra angular), su torre
(alminar), el monumento del nacimiento y la verde ladera que encumbra al castillo como telón de fondo,
giramos a nuestra derecha recorriendo la fachada principal del convento
de Santa Úrsula, creado a mediados del siglo XVI “para el recogimiento
de mujeres de las que andan por el mundo ofendiendo a Dios Nuestro
Señor” (2), y donde se veneraba hasta 2008 la imagen de Santa Rita (si le
pides algo, te da la rosa y la espina)
Ya no se escuchan las salmodias y rezos de las monjitas, ni se
oye el batir de yemas y otros ajetreos de cocina para elaborar sus
riquísimos dulces. Se han ido yendo, las más al cielo, y el resto a otros
conventos desgranados de la magia de Jaén, dejando sus vacías
estancias llenas de espiritual amor.
Seguimos bordeando las piedras del Convento, imaginándonos
en aquel lugar el bosque sagrado y los baños del Toro al otro lado de la escalinata que da a la C/ Molino de
la Condesa, por donde transcurriera tiempos atrás el río de la Malena. Cierra los ojos y remángate el
pantalón para cruzar el ahora imaginario río.
Desde ahí llegamos al muro occidental del patio de abluciones, junto al cual se acreditan restos de
la Casa de los Rincones en 1913 (LS), muy cerca del Huerto de Cárdenas, por donde estuvieron los baños y
el bosque romano de Sempronio y Fusca, y el caño del agua. Allí se gestó la siguiente leyenda (y no en el
callejón sin salida de la Magdalena (LS, 1923)):
17
Matías D. Ráez Ruiz
Para ponerse a salvo y no pudiendo escapar a aquella hora por la inclemencia de la noche, D.
Pedro llamó en la primera ventana que halló próxima. La puerta de la casa se abrió y el dueño de ella dio
hospedaje a aquellos hidalgos, que ocultaron sus nombres.
Al apuntar el alba del siguiente día, Don Pedro y Pedro Gil se levantaron de sus lechos dispuestos a
salir de la ciudad, más al avanzar Pedro Gil hacia la habitación inmediata, vio en un rincón de ella a un
hombre armado.
• ¡Señor, señor, nos vendieron! - la mano en su daga puesta - exclama el noble hijodalgo...
• ¡Villanos! Nunca tal mengua en los que su hogar me dieron, a suponer me atreviera.
• No son traidores, Señor, Los que con leal reserva a su Rey dieron guarda pasando la noche en vela -
exclama el buen Salazar-, y con la rodilla en tierra, al Rey presenta sus armas... sólo una tizona
vieja..."
El Rey, premiando aquel acto de lealtad, dijo al fiel velador de su sueño: ¡Sal del rincón! Y le otorgó la
nobleza para él y sus descendientes. Y como Salazar le pidiera agua y almenas para su casa, agua y
almenas le fueron concedidas, y el apellido del Rincón, como recuerdo del lugar en que el Rey y Pedro Gil le
sorprendieron. (2) (4) (LS 1929)
En ese momento se estatuyó el apellido del Rincón, un apellido típicamente jaenés, y a gala
tuvieron y tienen llevarlo los descendientes de aquel Pedro de Salazar, primer marqués de Las Almenas.
¿Qué cómo reconoció Salazar a D. Pedro?, pues oyendo el crujir de sus rodillas (era conocida la
gran artrosis del rey)
Por cierto, la guerra la ganó Enrique: En marzo de 1369, el rey salió de Sevilla con destino a Toledo
para entablar batalla contra su hermanastro Enrique. Ambos ejércitos se encontraron el día 13 en Campo de
Calatrava, pero D. Pedro se vio obligado a refugiarse en el Castillo de Montiel. El día 23, el rey intentó
sobornar al capitán francés Beltrán du Guesclin, mercenario de Enrique, quien fingió aceptar la propuesta.
Éste lo llevó hasta su tienda y allí se encontró con su hermanastro, enfrentándose a él en un cuerpo a
cuerpo. Como quiera que Enrique cayese al suelo bajo el cuerpo de Pedro, el francés cogió a D. Pedro del
pie y le dio la vuelta, al tiempo que pronunciaba la célebre frase "Ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi
Señor". Quedó entonces encima el bastardo Enrique, quien le clavó la daga con gran saña y después de
muerto lo decapitó.
Seguimos nuestro camino ascendente hacia la Plaza de la Magdalena para girar a la izquierda,
dejando al otro lado la calle Magdalena Baja, por donde discurría la barbacana (LS, 1924)
En la plaza nos encontramos a un lado con el cantón donde se inician las calles Zumbajarros y
Bobadilla; enfrente, el patio de la antigua mezquita cristianizada, y en él, el estanque de abluciones
menores, donde los antiguos árabes se lavaban pies, manos, brazos y hombros antes de entrar en ella,
rodeado a modo de claustro, por arcadas de medio punto y de herradura que se sustentan en algunos
casos con lápidas romanas y árabes y en otros con pilastras huecas inclinadas hacia la pared (y la pared
hacia ellas)
A la izquierda, una torre morisca (minarete) nos trae el eco del muecín llamando a oración a la hora
de az-zagüel (caída de la tarde), tras contemplar el bosque romano que le quedaba a poniente y al sur, en
el después llamado “Huerto de Cárdenas”, y por el que transcurría el “Caño del Agua” (LS, 1913, 15, 18,20) que
conducía las del río Magdalena.
Cuatro arcos de medio punto daban entrada a otras tantas naves de la antigua mezquita
(perpendiculares al sentido actual); hoy solo una tiene acceso al templo. Otra puerta ojival al fondo del patio,
comunicaba con la Calle Córdoba que antes de la reforma discurría por allí, y que ahora constituye de
puerta a la derecha dependencias de la parroquia, y de puerta a la izquierda un pequeño cementerio de las
vecinas monjitas que ya no están.
El tímpano interior de esa puerta está decorado con pintura gótica que alude a un calvario, bajo el
cual el sacristán ha recompuesto y colocado dos lápidas de enterramiento de mediados del XVI y otra
alusiva al Deán Mazas, así como una mesa de mármol.
Comprobemos la cantidad de elementos arquitectónicos romanos que fueron parte de la decoración
del nacimiento del raudal (como el pedestal que sostiene el arco primero del Patio, con la inscripción
“Dedicado a Apolo Augusto...” (LS, 1915)), y otros restos árabes y góticos diseminados por el patio. Uno de
ellos -según cuenta José Luis, el antiguo sacristán-, contiene el nombre del primer obispo gitano de Jaén:
Octavio.
18
Leyendas de Jaén y otras historias
11
Iglesia de la Magdalena
José María Díaz H., extraordinario historiador y mejor
persona, jiennense del barrio magdalenero y defensor a ultranza del
mismo, me dijo que, si bien la referencia escrita más antigua sobre el
lagarto era la de Pedro Ordóñez a finales del XVI, también había que
saber leer las piedras y, en tal sentido, ver como algunos de los
nervios de las bóvedas de la iglesia están adornados con cabezas de
dragón, lo que da constancia de la impronta del mito en aquella
época (sobre el año 1500)
Es la más antigua de la ciudad y su tracería es del gótico
flamígero (isabelino) Su interior contiene cuatro naves con 12 bóvedas
escalonadas y estrelladas, y 9 arcos apuntados.
Cuenta con un relieve de la crucifixión atribuido al “Indaco”
(retablo “del Corpus”, siglo XV) y con el Cristo de la Clemencia
(atribuido a Salvador de Cuellar - siglo XVI), amén de otras joyas
pictóricas y escultóricas.
Sus bóvedas soportan los restos humanos encontrados en las
inmediaciones de la iglesia (téngase en cuenta que, antes de que se
abriera el antiguo cementerio que hubo entre Santa Isabel y las
actuales casas de Juan León, previo al de Capuchinos y al de San
Eufrasio, las iglesias estaban obligadas a tener su propio cementerio)
Su retablo plateresco de nogal con nicho que albergaba a Santa María Magdalena (Mateo de
Medina, siglo XVIII) con crestería gótica (LS, 1913), desapareció durante la remodelación de la iglesia (entre
1966 y 1983); tan solo perviven expuestos en los laterales del tempo, algunas de las tablas que
enmarcaban sus calles. Su magnífica solería en jaqueles blancos y negros, también desapareció o destruyó
en esa época.
El ambón sobre el que se pone el atril para colocar el evangelio, lo constituye un ara romana en la
que se puede leer el nombre de “Valerio”, noble romano de Jaén decapitado en esa piedra por ser cristiano.
Tanto su frontal, como el del altar mayor, está conformado por bellísimo alicatado árabe, procedente de la
desaparecida solería del patio del estanque.
Sobre la crestería de panales de la portada gótica (con arco carpanel, antes conopial, y columnillas
poligonales que voltean el arco (LS, 1913)), existió un rosetón que se perdió con la remodelación para asegurar
la firmeza del muro.
La primitiva portada del primer gótico (lodada), daba a la otra parte de la plaza, y estaba situada
junto al Camarín de San Blas, igualmente desaparecido (LS, 1924)
La torre -alminar mayor- está coronada por chapitel ochavado de Vandelvira, frente al cual se
encuentra el famoso nacimiento de la Malena que diera tanta vida a su alrededor.
Hoy ese manantial está muerto; lo han matado los propios jiennenses, como matan sus viejos
edificios nobles, como matan sus costumbres, como matan su historia al olvidarla.
Sois vosotros, los más jóvenes, los que tenéis la difícil misión de resucitar tradiciones e historia
respetando la nobleza de sus piedras, para que el alma de este pueblo viva siempre en vosotros y en
vuestro entorno. ¡Podemos!
Fuente de la Magdalena
Eslava Galán nos relata en “El enigma de la Mesa de Salomón”, que durante el neolítico existía en
el emplazamiento de la actual Catedral, un dolmen sagrado donde efectuaban su ritual los distintos
visitantes que acudían allí para venerar a la diosa Madre; que posteriormente le hacían un sacrificio en el
Peñón de Uribe y, por último, acudían al oráculo para que el druida les predijese el futuro, invocase a las
fuerzas del nacimiento para favorecerlos a ellos o a sus animales, etc.
Pues bien, en el nacimiento de agua de la Malena estaba establecido el oráculo del dolmen
sagrado.
11
Iglesia Magdalena, JD.L.J,
19
Matías D. Ráez Ruiz
Hasta aquí venían los jiennenses neolíticos y otros pueblos anteriores a los romanos, para
consultarle al sacerdote (druida) los designios que para ellos tenía la diosa; incluso este último pueblo tenía
establecido altar y culto a sus dioses en ese lugar.
Imaginemos un camino pedregoso con profuso bosque a ambos lados y algunos cauces de agua
atravesándolo: Calle del Obispo, Moreno Castelló, Almendros Aguilar, Ayuntamiento, Herrerías, Uribes,
Córdoba...
Pero esta ficción que alimenta más si cabe el consagrado mito del lagarto, no ha sido única en la
apreciación mágica que ese entorno ha provocado en los moradores que han contemplado el caudaloso
caño de aguas cristalinas discurriendo al exterior desde las entrañas de la tierra: Fenicios, íberos y
romanos, escuchaban atónitos el bramar del naciente río, allí, en mitad del bosque sagrado donde, según
describe Francisco López Vizcaíno en el Romance XXV del Romancero de Jaén (1862), “habitan genios
sagrados y hadas, anida la tórtola, canta sus amores el ruiseñor, y el lobo es el rey de la comarca” Los
árabes por su parte, consideraron aquellas entrañas como el santuario secreto ideal para albergar la Mesa
de Salomón. Los iniciados que la buscaban, descubrían esculpida en su interior la siguiente frase lapidaria
“Aquel que sea tan osado como para entrar, deberá tener la misma gallardía para poder salir” (Sofía)
Este carácter mágico-esotérico ha llevado a determinados investigadores a examinar sus restos y
estudiar la propia fuente y su zona perimetral. Allí han aparecido desde hachas votivas de la edad del cobre,
vasijas y libros medievales, hasta, según un vecino, una Virgen de mármol blanco y varias orzas con
monedas de oro.
Hoy, la fuente seca y muda de tanto reclamar justicia para su miseria, se ha visto remozada con una
nueva imagen que nada tiene que ver con su función primitiva ni con su fisonomía histórica, pero que al
menos le otorga cierta dignidad, aunque se haya perdido la esperanza de recorrer ese santuario de misterio
y de energía cósmica. ¿Alguien nos va a contar qué han encontrado en los recovecos del raudal, o se ha
perdido para siempre esa esperanza?
Ya solo nos queda el recuerdo de algunos valientes exploradores nacidos antes de 1970, pues,
hasta no hace tantos años (década de los 80 del pasado siglo), los niños sentían una misteriosa fuerza que
les empujaba a corretear sus pasadizos buscando tesoros escondidos, mientras portaban precarias teas
(alpargatas encendidas que después les dejaban cara y ropa negruzcas) para alumbrar las imponentes
salas de estalactitas y estalagmitas que se conforman en el interior de la montaña, a la vez que sentían el
sabor de la aventura vetada a los niños y jóvenes de hoy. (jmab)
Sería un guerrero con traje de espejos, un ladrón al que se le perdona vida y prisión, o un hábil
pastor, quien matara al temido dragón, lagarto o sierpe.
El primero lo haría con su espada tras deslumbrarlo con los espejos del traje; el segundo,
arrojándole un saco de pólvora envuelto en piel de cordero desde su caballo, y el tercero arrojándole yesca
encendida envuelta en una piel de cordero.
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Leyendas de Jaén y otras historias
La primera versión, sin demasiado arraigo en Jaén, tiene mucho que ver con las gestas de
caballería del norte de Europa; la segunda, es de tendencia cristiana y puede representar los sacrificios y
martirios a que sometían a los primeros cristianos en el Circo romano; sin embargo es la tercera la más
verosímil y documentada, y puede proceder de un mito perdido (LS, 1913)
Hoy es más popular la segunda versión, aún cuando esté basada en la tercera. Juan Eslava nos
relata la que le fue contada por un magdalenero y que, recreada, viene a decir: (¡Qué alguien la lea!)
En la cueva que conforma el venero que hay enfrente de la iglesia de la Magdalena había un lagarto
muy grande que salía y se comía a todo el que iba por agua, e incluso merodeaba por las calles y huertas
del barrio, buscando el alimento que podría proporcionarle algún animal o persona demasiado confiados.
Ya nadie salía de sus casas, y cuando no había más remedio, lo hacían con mucha precaución y
siempre acompañados de alguien. Todos estaban asustados y sin poder trabajar, ni los rebaños beber, ni
las bestias abrevar.
Había en la cárcel un preso condenado a muerte que, enterado de la situación, pidió audiencia al
Alcalde de la prisión, al que le solicitó el perdón si lograba matar al lagarto.
Tal era la desesperación de los vecinos y del propio Consistorio, que se accedió a su solicitud.
Entonces el preso pidió un caballo, un costal de panes calientes, una piel de cordero y un saco de pólvora.
Ya de noche, se puso frente a la cueva con el costal de panes recién horneados, y dejó uno al lado
de la entrada. La bestia lo olió y salió para comérselo pero, cuando vio al preso, fue a él a quien embistió.
Entonces, éste montó en su caballo y salió corriendo, y en su huida iba echándole más y más
panes, que el lagarto no dejaba de devorar. Así continuó hasta que llegó a las inmediaciones de San
Ildefonso, donde le tiró el saco de pólvora con la mecha encendida envuelto en la piel, y el lagarto, creyendo
que era realmente un cordero, se lo tragó y reventó. (LS) (3) (E) (A) (T)
Las otras dos versiones cuentan lo siguiente:
- Un guerrero vestido con traje de espejos esperó al monstruo y, al salir éste, quedó deslumbrado por
las reverberaciones de la luz sobre los cristales, recibiendo el golpe mortal en la espalda.
- La tercera versión la protagoniza un ingenioso pastor, que tiende una trampa a la serpiente que se
comía sus corderos: Le arrojó la piel de uno de ellos rellena de yesca encendida con la que, una vez
ingerida, el monstruo se abrasó las entrañas y murió.
Esta leyenda también puede encerrar algún secreto, u otro mundo paralelo y oculto, vetado a
simples mortales.
En lo antiguo, y en las religiones agrarias matriarcales, lo femenino estaba representado por la
cueva (útero), el agua (flujo de vida), la luna (28 días -menstruación-), etc. El dragón era el custodio de la
cueva, por tanto, también pertenece al mundo de lo femenino.
En un momento determinado, se impone el patriarcado, donde el héroe simboliza lo masculino, y al
que se le adscriben elementos masculinos tales como caballo, sol (espejos), cordero... Por tanto, si abrimos
la puerta de lo esotérico, podríamos interpretar que nos encontramos ante un cambio diametralmente
opuesto al establecido.
Según Internet (La Casa Encantada) podemos encontrar vestigios del mito en muchos puntos de la
península ibérica y en el resto de la Europa mediterránea
- Convento de Santo Domingo (Asturias): matan a dragón dándole pan con alfileres.
- La tarasca (representación monstruosa del dragón) sale de las riveras de las tormentas para
llevarse a las víctimas. Portugal, Cáceres, Granada, Tarascón (Francia), son lugares donde las
leyendas han recreado su imagen. Concretamente en Tarascón, Santa Marta aspergió al monstruo
con agua bendita y, amansado por tal motivo, fue arrojado al río Ródano. Esta leyenda ha tenido tal
raigambre en ciudades como la vecina Martos, que incluso podemos apreciar el acetre e hisopo en
un cuartel de su escudo, y en otro cuartel un dragón.
- La Biblia nos relata que Daniel (siglo VII aC.) durante su cautiverio en Babilonia, no quiso adorar a
la gran serpiente y logró matarla con un cocimiento de sebo, pez y pelos que la hizo reventar
(motivo por el que lo echaron a los leones)
- San Jorge (Siglo III) mató al dragón que quería comerse a la princesa...
Tampoco deja de sorprender que, desde 1249, el escudo de los Obispos de Jaén, lleve la sierpe.
21
Matías D. Ráez Ruiz
Avanzamos un trecho más y nos adentramos a la derecha de la plaza, que en este lugar también es
conocida como Plaza del Cadiato, por haber residido en ella, sobre su soportal moruno el Cadí de la ciudad
(algo así como el Juez mayor de la Cora), por lo que no causa extrañeza que, al decir de una vecina, haya
un pasadizo subterráneo que comunique esas casas con la iglesia de la Magdalena, y vaya más allá.
Esta zona constituyó el ágora principal de la ciudad árabe, donde en la época del emirato y del
califato, jienenses hispano-árabes (o por mejor decir ibero-romano-árabes) descollaron en las ciencias, en
las artes y en la política.
Tal fue el caso de AL-GAZAL (la gacela), nombre que por su belleza y apostura recibió el poeta y
embajador del emir Abd-al-Rahman II, Yahyà Ibn Hakam, quien además descolló como militar, alquimista y
astrónomo... Perteneció a la tribu siria de los Banu Becar ben Wail, que se estableció en Jaén tras la
conquista. Después fue exiliado a causa de la intolerancia religiosa.
De las muchas anécdotas que jalonaron su vida, una cuenta que, tras derrotar en la batalla de
Sevilla a los vikingos, y cuando fue al país de éstos, para tratar la paz entre ese pueblo y su emir, el rey
Harald de Dane (Dinamarca), conocedor de la gallardía de aquél y sabedor de que no se inclinaría ante él
como era preceptivo en tal época, mandó rebajar la puerta de entrada al salón real con profusa vegetación,
hasta que no tuviese más remedio que inclinar bastante la cabeza para pasar. Cuando llegó Yahyà estaban
todos expectantes para reírse ante la forzada humillación, pero lo que hizo fue pasar en cuclillas, dejando a
todos con tres palmos de narices.
En otra ocasión fue a Bizancio para presentar sus credenciales al emperador Teófilo y, habiendo
terminado el banquete que se ofreció, tomó la copa de oro que había en la mesa y se la guardó, ante la
mirada de absombro del emperador y del resto de los comensales. Yahyà adujo que en su país era norma
de cortesía regalar al invitado la copa con la que había bebido, haciendo al tiempo el ademán de dejarla
sobre la mesa (dando a entender con ello que el emperador era un descortés); entonces éste le insistió para
que se la quedase. Caro le salió a Teófilo, pues todos los comensales guardaron también su copa, aunque
luego se la requisara a sus cortesanos.
Otra anécdota refiere que su fama de hombre educado, culto y buen conversador, le precedía; por
eso, al terminar el ágape, la seductora Teodora, esposa del emperador, encaprichada con la apostura del
Embajador, le pidió que narrase alguna de sus poesías. Pasearon solos por el jardín y, después de recitarle
algunas, la ya seducida emperatriz quiso saber por qué se circuncidaban los hombres de su religión. Al-
Gazal, sin perder la compostura, le dijo: Sabed señora que la buena vid requiere gran cuidado y necesita
ser podada; con ello el tronco se hará más largo y más grueso. 12
Al-Gazal murió en el año 864 con 94 años de edad. (LS, 1927)
Otros árabes jiennenses que descollaron en las letras fueron Aben-Jacan (A. La Real, ¿?/1140), de
vida licenciosa, como también lo era la Corte de Córdoba, pero extraordinario escritor y cronista árabe;
Abendarrach, de Cazalilla, en Jaén (958 - 1030); Abensaid, de Alcalá la Real, hacia primeros del siglo XIII;
Abenfárach de Jaén (+ 966), (LS, 1927, 30)
La sensibilidad de estos árabes cultos y refinados, dista mucho de la cultura y sensibilidad de
nuestros días; por eso, a modo de ejemplo, inserto a continuación un poema que Abenfarach compuso
sobre la Castidad:
Aunque estaba pronta a entregarse, me abstuve de ello y no obedecí la tentación que me ofrecía
Satán. / Apareció sin velo en la noche, y las tinieblas nocturnas, iluminadas por su rostro, también
levantaron aquella vez sus velos. / Mas puse al precepto divino que condena la lujuria, como chambelán
que guardase las puertas de mi pasión, para que mi instinto no se rebelase contra la castidad. / Y así pasé
la noche con ella, como el pequeño camello sediento a quien el bozal impide mamar. / Tal un vergel, donde
para uno como yo, no hay otro provecho que el ver y el oler. / Que no soy como las bestias abandonadas
que toman los jardines como pasto. (LS, 1930)
Saliendo de la plaza, a la derecha, una estrella de David de finales del XIX señala la casa donde
pudo haber vivido el famoso judío, asesor de Abderramán III y Al-Hakén II, político, filósofo y sobre todo
médico, HASDAY BEN SHAPRUT. (LS, 1923) (E) (5)
De él se cuenta que sanó de sus males de obesidad al rey D. Sancho I de León (El Craso), nieto de
Dª Toda Aznar (reina de Navarra y tía de Abderramán), cuyos males le impedían reinar, pues el que no
podía montar a caballo no reinaba, y el gran peso de éste se lo impedía porque reventaba a las bestias.
12
Fco. Vidal Castro, “Cultura, Sabios y Producción Intelectual en el Jaén andalusí”, abril 2005
22
Leyendas de Jaén y otras historias
El auge de su fama llegó hasta los primitivos núcleos cristianos por lo que, a pesar de ser enemigos
políticos, Dª Toda solicitó en numerosas ocasiones a su sobrino que este eminente médico pudiese tratar a
su nieto.
La insistencia de la Reina dio sus frutos: Hasday, a instancia del Califa, visitó a D. Sancho, convino
el precio y le marcó las pautas a seguir. Éste perdió gran peso, pero eso sí, además de por ingerir la pócima
inventada por el doctor Shaprut, también pudo ser porque éste exigió que viniesen andando desde Burgos
hasta Córdoba para finalizar allí el tratamiento. Gracias a ello recuperó el trono que le quitó su hermano
Ordoño IV el año 960. El precio, diez castillos que nadie sabe si entregaron o no.
¿Toda tía de Abderramán? En efecto, la madre de Toda (Oneca de Navarra), tras enviudar casó con
'Abd Allah; de ellos nació Muhammad, y de éste y otra vascona, Abderraman III.
Bien, hemos paseado por el Jaén mítico, ese Jaén en que los duendes moran dentro de las almas
de sus vecinos, y donde el aire recoge la estela de su historia envuelta en el sentimiento de un rasgueo de
guitarra flamenca quebrando las sombras de la noche.
“Cojo de la Magdalena”, ¡Vámonos por soleares! ¡Qué el duende que llevas dentro se asome por las
cuerdas de tu guitarra, e inunde el cielo con tu arte! ¡Tomás, Tomas Reyes!
Ahora nos disponemos a entrar en otro Jaén, donde la magia y el misterio de las piedras externas,
internas y subterráneas, se combina con la de sus gentes. Es el Jaén mágico.
Ocupamos el jardín que alberga la fuente con la escultura del
lagarto (1967) Allí finalizan las calles Trinidad, 13 Hospitalico (con la
Casa de los Priores de la Magdalena), Juanito el Practicante y Santo
Domingo.
Allí se encontraba el foro romano, cuyos últimos vestigios
yacen bajo el patio de un nuevo bloque de pisos. Allí existe una
columna exenta (hoy adosada) de trabajado capitel.
C/ Juanito el Practicante (El Corralaz): En ella hubo un corral
de comedias (de ahí el antiguo nombre) que se incendió alrededor de
1615, causando gran número de víctimas. (Deán Mazas - LS, 1930)
El actual nombre es el que le daban los vecinos a ese
jiennense fallecido en 1973, que realizó una labor ejemplar entre las
clases menesterosas. Pero en esa labor estuvo asistido por un grupo
de personas íntegras, gentes de bien que se juntaban en la rebotica de
la farmacia que había en la calle Santo Domingo, para estudiar las
necesidades del barrio y atajarlas en la medida de sus posibilidades.
En tal sentido, no debe olvidarse la figura de la enfermera Dª
Juana Martínez de la Torre, quien durante la contienda de 1936 estuvo luchando por la vida de tantos
hombres en el Hospital San Juan de Dios de Granada, donde por desgracia perdió a uno de sus hijos y a su
esposo que estaba hospitalizado. Precisamente fue allí donde conoció a Juanito, continuando en Jaén su
labor filantrópica.
Qué la historia no la olvide, pues fue una mujer de bien.
Discurriendo por la C/ Santo Domingo en el transcurso de un paseo cultural con los chavales del
Colegio San Vicente de Paúl en febrero de 2005, unas madres se daban con el codo y, mirándose entre
ellas con gesto ladino comentaban, “¡Ahí está la Mesa!”, a la vez que señalaban el suelo y miraban con
cierta sorna mi cara de extrañeza.
Una de ellas (Sofía), apiadada quizás por mi aturdimiento, se acercó y me dijo: “Se trata de LA
MESA DE SALOMÓN”. Con una sonrisa en los labios, le di a entender mi escepticismo, por lo que continuó
diciendo con rostro severo:
“Es una mesa de piedra que fue escondida por D. Francisco de Atienza en una sala subterránea a
finales del siglo XVI. La encontró hace pocos años un investigador llamado Mario quien, tras sentir la
corazonada de que en una casa de la calle le esperaba algo imprevisible, acumuló una serie de vicisitudes
hasta dar con ella”.
13
C/ Trinidad, JD.L.J., 1954
23
Matías D. Ráez Ruiz
14
Portada de Sto. Domingo, JD.L.J., 1964
24
Leyendas de Jaén y otras historias
Este hecho, en su versión más ortodoxa, no fue aislado durante la contienda medieval; por ello he
urdido una trama para ustedes, aunque yo mismo me tilde de “atrevido”:
Corría el año de 1155. El rey Alfonso VII “El Batallador”, vino a sitiar Jaén tras haber tomado
Andujar. Para ello dio órdenes precisas a sus capitanes, a fin de que vigilaran y cerraran el paso de los
caminos que llevaban a la ciudad.
En esa ocupación se encontraba D. Fernán Ventúrez, al que el Rey encomendó la vigilancia del
camino de Granada, cuando cierta mañana decidió investigar las defensas enemigas, adentrándose por
entre las huertas que riega el arroyo de Valparaíso, burlando la vigilancia de los soldados sarracenos que,
apostados en los oteros, controlaban los movimientos de las tropas cristianas.
Por mala ventura, una joven mora que por aquellos andurriales se encontraba en compañía de otras
tres moritas, se topó de bruces con el apuesto Capitán quien, sorprendido por el encuentro y por la singular
belleza de aquella joven, quedó extasiado en su contemplación, en tanto que la moza, también abrumada
por la gentil apariencia del Capitán, quedó paralizada entre el miedo y la sorpresa, desoyendo los
requerimientos vehementes de quienes la acompañaban.
D. Fernán, que estaba apostado junto a un rosal silvestre de blancas flores, tomó una de ellas y, con
gesto enamorado, se la ofreció a la Princesa, invitándola a que marchase junto a los suyos.
Ella, ruborizada y con sus hermosos ojos albergando mil estrellas de amor, tapaba su rostro con una
gasa transparente de delicados bordados y pedrería, mientras caminaba despacio y sin darle la espalda al
caballero, hasta juntarse con sus compañeras, quienes, entre risas cómplices, tomaban el camino de Jaén,
volviendo una y otra vez la mirada hacia aquel apuesto soldado que, ensimismado aún con los verdes ojos
de su ya sentido amor, seguía apostado junto al rosal.
Volvió al día siguiente el Capitán a ese lugar buscando la fortuna de encontrar a la morita. En esta
ocasión fue él quien la sorprendió, ofreciéndole de nuevo una blanca rosa que permaneció unos segundos
entre las manos de ambos dos, hasta que ella la tomó para sí, besando sus pétalos a la vez que fundía el
verde mar de su mirada con la de su apuesto doncel.
Durante tres días más se produjo el encuentro de los dos enamorados, aumentando con cada uno
de ellos el sentimiento común que les embargaba; pero la envidia, tan mala consejera como cruel verdugo,
sentó sus reales en aquella nefasta mañana:
La Princesa fue delatada por una de sus doncellas y, apenas hubo rebasado la puerta de Granada,
un piquete de soldados la siguió hasta el árbol del amor, y sorprendiendo a los enamorados, los prendieron
y llevaron hasta el palacio real donde, a pesar de las súplicas y llantos de la Princesa, el Capitán fue
conducido inmediatamente a las mazmorras del castillo, mientras ella era recluida en una habitación del
palacio.
Transcurrían los días, y la joven enamorada rogaba insistentemente a sus guardianes que le dieran
noticias de su amado; pero ante el silencio de aquellos, se le turbó gravemente el juicio y, entre llantos,
pregonaba con gran vehemencia sus sentimientos.
Cierta mañana dejaron de oírse tan sentidos lamentos. Sólo se escuchaba el rastrear de una pala,
echando tierra sobre una fosa cavada en el jardín del palacio. Desde aquel día, son muchos los que han
visto la figura transparente de una morita de ojos verdes, con gasa de delicados bordados y pedrería sobre
su rostro, pasear su pena por el claustro del Convento, o buscar por las mazmorras del antiguo castillo, el
halo de su enamorado Capitán. (A)
Más si este relato constituye una ficción, si es cierto que durante una visita al Archivo Histórico y, al
preguntarle a la Directora sobre la mora que se aparecía, ésta nos dijo que nunca vio nada anormal, pero
que un estudioso de los que visitaban esa galería, le advirtió con la cara pálida que nunca más subiría a la
misma.
También comentó que una tarde, cuando los albañiles se quedaron solos, salieron despavoridos del
recinto tras sentir unos escalofríos, haciéndole saber al día siguiente que nunca más volverían a pisar
aquella casa. Es así mismo significativo el caso de un pintor, que prefirió perder el empleo a continuar su
trabajo.
Quizás viesen el reflejo de sábanas colgadas en los pisos adyacentes; pero lo cierto es que, de
cuando en cuando, se percibe un agradable olor a azahar en el lugar; además, en cierta ocasión se tomó
una fotografía al fondo del corredor de la galería alta, apreciándose en la misma cómo la figura transparente
de una entidad a modo de mujer vestida con gasas o túnica oscuras, deja ver lo que hay detrás de ella. La
fotografía desapareció misteriosamente.
25
Matías D. Ráez Ruiz
Cuatro referencias en la Plaza de Santa Luisa Marillac: Peñón de Uribe, fuente del pato, baños
árabes y callejón de San Benito. El enclave se conoció como plaza del Hospicio y de las Herrerías.
Está presidida desde 1592 por el palacio de los Condes de Villardompardo (Fernando de Torres y
Portugal, virrey del Perú), que con el tiempo pasó a ser Banco hasta mediados del XVIII (véanse
inscripciones en muro del patio)
En 1751 lo adquirió la Diputación que lo habilitó como Hospicio de mujeres; también albergó hasta
1970, atendidas por las Hermanas de San Vicente de Paúl, la Casa-Cuna y la Maternidad. Hoy se pueden
admirar en su interior los Baños Árabes, el Museo de Artes y Costumbres Populares, el Internacional de
Arte Naif, y en la iglesia, exposiciones varias.
La plaza se urbanizó en 1900, dotándola de jardines (solo quedan las palmeras) y colocando en su
centro una fuente de hierro fundido (1892) procedente de la Plaza del Deán Mazas, para colocar en la balsa
de aquella, el monumento a Justino Flórez. (LS, 1930)
BAÑOS ÁRABES
Fueron construidos en 1002, aprovechando los restos de una casa o baño romano con pórtico.
Se encuentran en los bajos del palacio de Villardompardo que mandó edificar Fernando de Torres y
Portugal. Fueron descubiertos por Enrique Romero de Torres en 1914 al escudriñar un sótano, y al haberse
derrumbado casualmente en el patio de las monjas el muro que daba a la sala caliente.
Por cierto, en Fuerte del Rey, el alguacil le prohibió a Enrique visitar lugares y tomar apuntes, por
considerarlo espía alemán. (LS)
Su uso estaba reservado a moros, excepto el viernes que era su día sagrado, en que lo podían
utilizar judíos y cristianos; además existía separación por sexos: hombres por la mañana y mujeres y niños
por la tarde.
26
Leyendas de Jaén y otras historias
Con Fernando III y Alfonso X, se siguieron utilizando estos baños, pero después los convirtieron en
tenerías (tintes de ropa), y acabaron llenos de escombros para servir de cimiento al actual Palacio.
A finales del siglo XVI, Gonzalo Argote de Molina, nos relata en “Nobleza de Andalucía”, la historia-
leyenda de Alí (aun cuando se haya desmentido su existencia), que transcrita por D. José Chamorro, nos
viene a decir lo siguiente:
“En el año 1002, siendo rey en Córdoba Alhatan, le hizo la guerra el rey moro de Jaén, llamado Alí.
Éste venció a Alhatán y volvió a Jaén con todos los suyos, donde lo recibieron por señor.
Construyó unos baños y, estándose recreando en ellos, entraron tres eunucos vasallos de Alhatán y
lo mataron...” (ahogándolo en el baño, a espada -cortándole la cabeza- o asfixiándolo al no poder salir del
vaporoso baño)
Añade Argote que los de Jaén proclamaron a Cacin, hermano del muerto, que se hallaba en Sevilla,
de donde vino, siendo recibido por los berberíes que le acataron como Rey. Añade también que Cacín
reinó tres años, cuatro meses... y que, descubriendo a dos de los tres asesinos de su hermano, los mandó
matar. (LS, 1913) Son conocidos como los “Baños del niño” (Hadman al Walad)
El fantasma de este reyezuelo moro vaga por la sala templada del hadman y se manifiesta a la hora
del “Ángelus” (12 de la mañana) absorbiendo la energía de sus visitantes, aunque no es la única entidad
que vaga por sus corredores (A)
Frente al Palacio de Villardompardo se encuentra el Callejón de San Benito,
Al fondo tuvo su sede hasta 1837 el Priorato de dicha Orden, (LS, 1924) donde muchos nobles se
investían como caballeros de la Orden de Calatrava. Después, y ya como monjes guerreros (freires),
desfilaban hasta la plaza montados sobre sus briosos corceles enjaezados, ondeando al viento sus blancas
capas, en las que mostraban bordura con roja cruz flordelisada (A). Otros, como Fray Benito Rades,
recibieron allí sepultura.
De Internet (Orden Militar de Calatrava) obtuve la siguiente reseña: Fue fundada en 1158, reinando
Don Sancho III, por el abad cisterciense de Fitero fray Raimundo Serra (San Raimundo) y su compañero de
orden Diego Velázquez, para ocupar la ciudad de Calatrava y defender el territorio del ataque de los
musulmanes, tras la renuncia de la Orden del Temple a hacer esas funciones.
Hoy en día, las ánimas de aquellos monjes muestran su indignación por el olvido en que han
quedado sumidos; de hecho, si en la víspera de San Benito (20 de marzo) alguien se detiene a contemplar
el callejón desde la cercana fuente, pasadas, eso sí, las doce de la noche, podría ver el esqueleto de un
freire con su espada y con su escudo, vestido con raída túnica y capa hecha jirones, montado sobre el
esqueleto de un caballo que galopa sobre el viento con trote amplio y lento. (A)
Nos despedimos de la plaza con el recuerdo de un árbol centenario que tuvo que ser cortado por su
base, al desgajarse por el viento en abril de 2008, lo que nos trae a colación la leyenda del por qué de ese
viento tan particular que sopla en esta ciudad:
EL VIENTO DE JAÉN
¿Quién no ha escuchado alguna vez, boquiabierto y con los ojos desmesuradamente abiertos,
alguno de los episodios en que el viento ha hecho de las suyas en esta ciudad? Es muy célebre la noche en
que éste mostró su más furioso empuje de aire; fue la del 24 de diciembre de 1821.
Dicha noche, el viento dobló y casi rompió cuatro fortísimos barrones de hierro que cierran por el
interior las puertas de la Catedral (LS 1918), abriendo estas y penetrando violentamente en el interior del
templo, donde cirios, imágenes y hojas de los árboles revoloteaban entremezclados.
Un señor mayor me contó en el mercado de Peñamefecit (04/2007) la leyenda del por qué de esos
vientos tan fuertes: Resulta que hace cientos de años, Jaén sufría una epidemia de cólera que se cobraba
cada vez más víctimas, mientras que Jabalcuz permanecía con una nube cenicienta sobre su cumbre, que
lejos de dar agua con qué alejar la epidemia, favorecía la propagación de la misma. El pueblo entero sacó a
Ntro. Padre Jesús a la calle en rogativa, pidiendo que el viento se llevara esa maligna nube. ¡Sopla!,
¡Sopla!, pedían.
Al día siguiente, una suave brisa acariciaba la ciudad y el monte, y esa brisa empezó a crecer y a
crecer tornándose huracanada y llevándose la nube del Cerro. El cólera desapareció y la población sanó,
pero el aire se quedó para siempre en Jaén. (A) (T)
27
Matías D. Ráez Ruiz
SEGUNDO PASEO: Desde Plaza del Pato a C/. Arco del Consuelo
28
Leyendas de Jaén y otras historias
15
Palacio de Villardompardo (JD.L.J., 1964)
16
Capilla Santa Catalina en el Castillo, JD.L.J.
17
Plaza de S. Juan JD.L.J., 1948
29
Matías D. Ráez Ruiz
En la torre estuvo el Concejo hasta el siglo XVII en que se trasladó a la plaza de Santa María. Es de
propiedad municipal (no de la iglesia) y tuvo entrada independiente. A sus pies, se reunían en el siglo XV los
Cabildos Municipal y Eclesiástico.
Su campana del siglo XVI, con un metro de diámetro y otro de altura, marca la hora oficial de Jaén.
En ella se inscribe en caracteres góticos la siguiente frase: "He aquí la Cruz del Señor. Huid, enemigos.
Venció el león de la Tribu de Judá y de la raíz de David"
Ante situaciones de peligro para la ciudad (guerra, llegada de los moros, etc.), alertaba al vecindario
tocando a arrebato y concitando al pueblo (LS, 1921)
Si el peligro atañía a la propia ciudad, también tocaba a arrebato y luego daba toques según los
barrios, pues cada uno de ellos tenía un número de campanadas (E) Da las horas y las medias.
Allí se inicia la Calle Maestra Alta, que desde 1903 toma el nombre de Almendros Aguilar, en
memoria de este singular poeta jiennense (1825 - 1904)
Continuamos por ella hasta llegar a un callejón sin salida: la Calle Elvín, de la que destacamos la
casa del fondo, al tipo del carmen granadino, con su jardín o huerto tradicional en bancales, y que el
Ayuntamiento ha comprado con la idea de mantener el jardín en terraza y remodelar el resto de la misma
para convertirla en centro de interpretación de las tres culturas (árabe, judía y cristiana), y construir un
planetario(E); pero del dicho al hecho...
Enfrente de este callejón, se encuentra la reducida Calle Alcalá Wenceslada (Ropa Vieja), que se
inicia con un cantón en altozano protegido por una barandilla, donde se colocaban los familiares de los
presos para verlos en la frontera Prisión Provincial (1860/1932)
En aquel lugar estuvo el convento de La Coronada, también conocido como “del Carmen”
(1620/1860) (J) que, tras su desamortización y posterior exclaustración en 1860, paso a ser Cárcel
Provincial hasta 1932. Los cines de verano “Jalisco” y “Rosales” dieron paso a la actual plaza.
18
Convento de la Virgen Coronada y Cárcel Provincial JD.L.J.
30
Leyendas de Jaén y otras historias
Junto a la ermita se levantó una torre que sirvió de refugio a los agricultores durante las incursiones
moriscas. Allí se instituyó la cofradía de Ballesteros de la Coronada; pero a principios del XVII, ante el
despoblamiento del barrio, la ermita se derribó.
Con sus piedras construyeron el nuevo convento en la C/ Martínez Molina donde “con los grillos y
cadenas de cautivos, se labraron las rejas”.
La imagen, que al parecer fue una de las que los cristianos mozárabes escondieron... (aunque tenía
rasgos románico - góticos), se trasladó a San Bartolomé en 1865. Cruzaba sus manos, y en una de ellas
llevaba un cetro. No tenía niño. El rostro tendría poco más de seis centímetros de altura y era moreno
oscuro, del color de las imágenes de los siglos X, XI y XII.
La Virgen de la Coronada nació para ser patrona de Jaén, al igual que tantas otras tallas de
vírgenes que aparecieron por esa época en España; pero por algún motivo ignoto, quedó relegada a un
patronazgo (mercedarios) y, posteriormente, a la hoguera en 1936.
Retomamos la Calle Almendros Aguilar y concretamente, el tramo comprendido entre C/ Alcalá
Wenceslada y C/ Parrilla, que correspondía a la antigua parroquia de Santiago (1)
Vamos a buscar el tinte pintoresco de esta antigua collación:
¿Han oído hablar de la CALLE CRUZ VERDE? El por qué de ese nombre lo tenemos en el hecho
de que allí tuvo casa el Santo Oficio, y sus “oficiantes” lucían en el atuendo una cruz de este color.
También tuvieron casa en esa calle numerosos caballeros veinticuatro de la ciudad y después, tras
su abandono (se fueron al barrio de S. Ildefonso), algunas tiendas “de venta de carne” donde se
preocupaban entre otras cosas de la salud de sus “clientes”. Así se cuenta que cierto día un joven acudió a
obtener ese servicio, y la pícara “carnicera” le dijo al mozo: ¿Cómo está tu padre, joven, que hace tiempo
que no lo veo por aquí? ¿Acaso perdió los dientes y ya no puede comer carne?
Actualmente toma el nombre de Las Cumbres, y han tenido que demolerse todos sus edificios y
hacer casas nuevas, para que desaparecieran las pícaras “carnicerías” que, por otra parte, eran
frecuentadas por señores con más o menos reputación.
Podemos recordar como se las gastaban los “paparazzis” del momento cuando veían a algún
“cliente” postinero subiendo con cierto disimulo, y quizás embozado, por la calle “Cruz Verde” en busca de lo
que iban buscando.
El propietario de la Gaceta “El Látigo Rojo” tenía su sede en una esquina de la Plaza de Santiago
cercana a esta calle.
A menudo se las apañaba para reconocer al señoriíto que buscaba las públicas casas de aquella
calle, y así contaba al día siguiente: “Por la cuesta de la Cruz Verde se ha visto a D. Fulano de Tal”; por lo
que, transcurridas unas horas, o a otro día, era fácil encontrarse al editor con los labios reventados, el ojo a
la “virulé”, etc. (jmab)
En este sentido, no olvidemos a “La Fidela”, que tuvo casa de “invitados” en lo que fue el noble
palacio de los Benavides, en el número 3 de dicha Plaza, que luego pasaría a ser casa de familias humildes
y, antes de ser un solar como hoy aparece, la casa de Fidela Magdaleno Molina.
Dejamos atrás la calle de Las Cumbres, y pasamos por el inicio de las calles Positillo, Macías, (a un
lado), Hornos de Santiago Campanas de Santiago, etc. (al otro), hasta llegar a la Plaza de Santiago, donde
otrora estuviese la parroquia, y donde Jaén se enardece en vistas y olores serranos.
Desde allí brilla como en ningún otro sitio la impronta de la Cruz sobre la peña más alta del cerro.
LA CRUZ ROQUERA (2) (E) (LS, 1916)
La tradición cuenta que al conquistarse Jaén, el capitán de las tropas cristianas que tomó el Castillo,
hincó su espada como signo de posesión y a manera de cruz en el lugar donde hoy se levanta otra de
piedra. Enterado el Rey de aquella acción, la alabó y decidió que fuese construida una gran cruz de madera
que sustituyera a la espada, encomendándole su cuidado a las monjas clarisas.
El convento de estas monjas estuvo ocupando parte de las calles Abades y Pilarillos, entre el Arco
de los Dolores o puerta de San Sebastián y la Puerta Noguera. Cuando la cruz se caía por los azotes del
viento, las monjitas la volvían a poner; pero en 1835 cayó y así permaneció durante varios años, no por
culpa de las monjas. El clamor del pueblo, dio lugar a que el obispo transmitiese el privilegio de sustituir la
cruz a D. Juan José Balguerías Brunet, que continuó la tradición hasta el año 1946 en que Dª Dolores
Balguerías costeó la pétrea cruz a cuyos pies se esculpieron los famosos versos de Almendros Aguilar
31
Matías D. Ráez Ruiz
No olvidemos a otros poetas de Jaén, como Bernardo López, Moreno Castelló, Montero Moya..., a
quienes nuestros ediles también dieron el honor de nombrar calle.
La antigua iglesia de Santiago (siglo XIV), construida sobre lo que hoy constituye la plaza
acantonada, estaba en ruinas en la época de Napoleón, por lo que su hermano, José Napoleón (Pepe
Botella), la mandó destruir del todo para que quedase un espacio abierto al estilo de las ciudades francesas
(1)
Bajo ella se encuentra la cripta, que se usó como refugio antiaéreo en 1936.
Desde allí parten corredizos hacia San Bartolomé, hacia la Merced (1) (E) y hacia el Castillo, y es que,
como sucede en el barrio árabe de la Magdalena, hay una ciudad visible y otra subterránea, donde se
refugiaban y por donde huían los principales cuando había razias del enemigo. La cripta se usó después
para plantar champiñón. Hoy están allí los cuadros eléctricos de “Sevillana”
Antes de abandonar la plaza, vamos a
recordar otra leyenda romántica que se vivió
en el Castillo y que, como tantas historias de
amor, acabó de forma trágica.
19
Cruz-Castillo, JD.L.J., 1965
20
Ruinas del castillo (JD.L.J., 1965)
32
Leyendas de Jaén y otras historias
Al decir de la propia calle, de la ingente cantidad de edificios nobles que la poblaron, nuestros
alcaldes y nuestros arquitectos nos han dejado poco más que la muestra: Ahí tenemos las majestuosas
columnas renacentistas que flanquean la fachada del núm. 41 (C)
Este edificio fue Escuela de Magisterio en el siglo XIX, y después clínica del Dr. Eduardo Arroyo
desde 1926 hasta 1975 en que adopta su actual configuración. Frente a ella (esquina con calle Cambil), la
casa donde vivió el poeta Almendros Aguilar, que da nombre la vía Maestra Alta (1)
Continuando por la calle de D. Antonio y, antes de llegar a la calle Parrilla, nos encontramos con la
de Los Ángeles, nombre que le viene del convento dominico que hubo de Damas Nobles de Santa María
de los Ángeles (1486), después de su traslado desde el lugar conocido como Valle Hermoso.
Tenía entrada por Maestra Baja (en el solar que ocupó la iglesia de San Miguel el Nuevo) y
comprendía toda la manzana.
Tras la desamortización en 1868, pasó a ser Casino Primitivo, después, Cuartel, Colegio Hispano-
Francés y Escuela de Artes y Oficios (LS, 1921 y 28) El edificio se demolió en 1964 para levantar la Escuela de
Arte “José Nogué”.
En otro tiempo se la conoció como calle de las Platerías (por los orfebres allí instalados) Era otra de
las calles estrechas de Jaén (apenas entraba un coche)
Ahora nos paramos en un edificio con vano para entrada a cocheras, en cuya pared hay un mosaico
que recrea la imagen que pudo haber tenido la iglesia de San Lorenzo, y nos da conocimiento de los
personajes que tuvieron relación con la misma.
Atravesamos el inicio de la calle Parrilla. Cualquiera diría que allí estuvo una de las puertas de la
iglesia con la imagen de San Lorenzo (en una parrilla, claro)
En fin, hemos llegado al ARCO DE SAN LORENZO, así
llamado porque estaba unido a la iglesia de San Llorente (siglo XV),
hundida en 1825. 21
Se trata de un torreón que termina en planta semicircular y al que se
accede desde la puerta colocada en el intradós del arco. La primera
estancia tiene bóveda de ladrillo (de cascarón, por los círculos
concéntricos), y decoración gótico-mudéjar en sus paredes.
Posee un alicatado extraordinario, como también lo es la
yesería que recorre a modo de festón el interior.
Son de admirar igualmente los azulejos conformados con
teselas, el altar con sus estrellas de 24 puntas, etc.
El frontal lo ocupa un nicho con fondo rojo, donde hay un
Crucificado (antes, una imagen de San Lorenzo) En el suelo, una lápida
cubre los restos de Juan de Olid y de su esposa Isabel Rendélez.
Y ya que hablamos de mudéjar, ¿sabríamos diferenciar entre
mudéjares, muladíes, mozárabes y moriscos? Lo recordamos:
mudéjares, fueron los musulmanes que convivieron con los cristianos
sin cambiar de religión, entre los siglos XIII y XVI. No hay que confundirlos con los moriscos o árabes
convertidos al cristianismo, ni con los muladíes (de madre no árabe) o cristianos que cambiaron a la religión
del islán en Al-Andalus, ni tampoco con los mozárabes o cristianos que vivieron entre árabes sin cambiar de
religión.
La capilla fue utilizada para los cultos del Hospital de la Madre de Dios, auspiciado por D. Luís de
Iranzo, hijo del Condestable, que la dotó de indulgencias (LS, 1930)
En su interior se puede leer en caracteres góticos: “Esta capilla de Jesús Nazareno es del Hospital
de la Madre de Dios...” También perteneció a la primitiva casa de niños expósitos que tuvo Jaén, y en 1620,
al primer Seminario conciliar del obispado (LS, 1915)
Sobre el arco estaba la sacristía y, delante de ella, el altar mayor. Esta segunda estancia tiene
bóveda ojival, y se accede a ella a través de una estrecha escalera que recibe iluminación de las saeteras.
En ella celebran sus reuniones los “Amigos de San Antón”
21
Arco de San Lorenzo, JD.L.J.,1959
33
Matías D. Ráez Ruiz
Las dos plantas de la torre pasaron por diferentes vicisitudes, alguna de ellas muy próxima a la
destrucción (para dejar expedita la calle Madre de Dios); pero se salvó al declararlas monumento nacional, a
finales del XIX (11-10-1877) (LS, 1930)
A principios del pasado siglo, el arco tenía menos luz: tuvieron que rebajar el piso (ver escalón calle
y sillería de escalera acceso a lonja) para que pudiera pasar mejor Nuestro Padre Jesús, aún cuando antes,
los costaleros -únicos para todo el trayecto- lo hiciesen de rodillas.
También han reformado la ventana que se ve desde la lonja (antes cuadrada) y han colocado sobre
la clave del arco una cruz de Calatrava.
Aquí, además de ser enterrado el Secretario del Condestable Iranzo y su esposa, fue bautizado
Maximiliano de Austria, primo hermano de Carlos I (LS, 1918 y 30), y quizás, velado el rey Fernando IV “El
Emplazado”
Bien, ahora nos encaramamos en la lonja que inicia la Calle San Lorenzo para contar una leyenda
fantasmal, pero antes debo decir que era en esta lonja donde se abría la puerta principal de la iglesia
(quedan restos en un solar contiguo de dicha calle)
La Capilla del arquito de San Lorenzo tenía concedida un gran número indulgencias; de ahí provino
la devoción de muchos fieles de mandar en sus testamentos que se les dijesen Misas de difuntos en ella.
Por ello, hasta no hace tanto, era muy general la celebración de esas misas en aquel altar, lo que se repetía
casi todos los días del año... Incluso en los entierros de los Obispos, se hacía una posa o parada con el
cadáver del Prelado ante la Capilla del Arco, cantándose un responso... (LS, 1930)
Desde aquí mismo comentamos la calle que tenemos al frente llamada Madre de Dios:
34
Leyendas de Jaén y otras historias
En el número 3 se instituyó el Hospital de la Madre de Dios, fundado por D. LUIS DE TORRES, que
fue demolido en 1980.
D. Luis fue el único hijo varón del Condestable Miguel Lucas de Iranzo y de la Condesa Teresa de
Torres, su mujer. Nació en Jaén el lunes 11 de abril de 1468, sucediendo a su padre en el señorío y
mayorazgo de la casa de Torres, en la alcaldía de los castillos de la ciudad de Jaén y en el alguacilazgo
mayor de ella. “Cuando vino en edad de discreción, gobernó virtuosamente”, pero al no tener descendencia,
concluyó en él la sucesión del Condestable (LS, 1930)
Su historia amorosa (LS, 1930) un tanto recreada, relata que en cierta ocasión fue invitado a la corte de
los Reyes Católicos donde, con la excusa de algún acto festivo, se despachaban asuntos de Estado.
En esas fiestas todos llevaban sus mejores galas, y muchos aprovechaban la ocasión para
presentar en público a su familia, buscando algún buen partido para los hijos solteros o las hijas “casaderas”
Allí por mala ventura, D. Luis se encontró con la amplia sonrisa de una joven alta, de ojos verdes y
hoyuelo en la barbilla, cuyos rubios bucles incidían sobre la rosada piel de su pecho.
. Al percibir que ella también lo miraba, se sonrojó y esgrimió una descompuesta reverencia,
quedando enamorado en ese momento de tan principal dama.
Por ella gastó tiempo y hacienda y rompió lanzas en justas y torneos, sin reparar en que un noble
de mayor edad y cuidado lenguaje con acento francés, seducía a tan hermosa princesa con suaves
palabras, y con la arrogancia de paladín curtido en la vida y en la guerra.
Pero tan recia prendió en él la llama del amor que, desposada la dama con aquel caballero francés,
y para llegar mejor hasta ella, aprovechó una peregrinación a la Santa Ciudad de Roma como excusa de
salida de Jaén, y siguiendo el aroma de su amada que tan celosamente tenía guardado en el corazón, viajó
hasta Francia disfrazado de peregrino.
De semejante guisa se presentó ante ella, pero cuando así lo vio, le recriminó lo vano de su
aventura entre risas burlonas. En aquel momento, todas las sonrisas y miradas de su sentido amor, se
convirtieron en puñales que desgarraron su alma, dejándola hecha jirones.
Sin pronunciar palabra alguna, se volvió el afligido mozo, tomó su caballo y, apretando los dientes
para no derramar lágrimas, regreso a España.
Ya en su casa, triste y desengañado, tomó la decisión de irse al convento de San Francisco del
Monte, en la sierra de Córdoba, donde vistió el hábito de la Orden, permaneciendo allí hasta el fin de sus
días, recordando a cada instante en el olvido el brillo de los ojos de su amada y el dulzor de su sonrisa. (A)
Ya en la calle, comentar que en el ábside del arco fusilaron en 1811 a Pedro del Alcalde, heroico
guerrillero villariego que, junto a un pequeño grupo de rebeldes, aniquiló en el Barrio de Belén y en los
pagos de Jaén a muchos franceses durante la contienda contra los Bonaparte (1) (E)
En el núm. 5 vivió el sacerdote Cándido Carpio Ruiz (+ 1965), que dedicó su vida a los más
humildes y desfavorecidos. Enfrente está la Funeraria “La Verdad”, la más antigua de la ciudad. (1)
Continuamos por Maestra Alta, hasta el cruce con la calle Montero Moya, en cuyas inmediaciones
se urden dos leyendas.
35
Matías D. Ráez Ruiz
La leyenda tiene cierta base real: Consta en un informe jurídico datado en 1710 para acreditar los
milagros de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Seguimos nuestro descenso hasta la calle Maestra Baja, dejando a la derecha la torre y otras
dependencias del episcopado, la puerta del Seminario (con escudo de Fray Benito Marín de 1761) y la
puerta del Colegio del Sacramento.
22
Palacio Capitán Quesada Ulloa, en Plaza de la Merced (JD. L.J.)
36
Leyendas de Jaén y otras historias
Una vez en ella, y al comienzo de la misma, la hornacina con el Cristo del Amparo que allí existe,
actúa como un bendito talismán que protege con su halo de inmanencia a quien deambula por esa calle y
demanda devotamente su protección.
En esta casa de la Calle Maestra Alta, murió el poeta Almendros Aguilar (JD.L.J.)
37
Matías D. Ráez Ruiz
38
Leyendas de Jaén y otras historias
Hoy nos concentramos en la Plaza de Santo Domingo, y tras los saludos tanto añorados
como pertinentes, empezamos nuestro paseo con una breve referencia a la misma.
En lo antiguo se llamó Altozano de San Miguel y Campillejo de San Antonio. Allí se encuentra la
casa de Dª Leonor Serrano Coello de Portugal conocida como “casa de piedra”, que luego pasaría a ser el
Colegio San Vicente de Paúl, con el nombre popular de “la miga de piedra”: “Miga”, porque como “amigas”
se conocían a las maestras de la escuela de párvulas que estas religiosas establecieron en 1885, y “de
piedra” por una lápida sepulcral romana que estuvo empotrada en la fachada.
Esta lápida hacía referencia al loricario (coracero) Cornelio April, y era gemela de la que hubo
enfrente, en lo que fue portería del Convento de Santo Domingo, consagrada a los dioses manes (LS, 1920)
Hoy están las dos en el museo.
Al decir de la hermana Antonia, la lápida estuvo justo en la esquina con la calle de los Uribes y
desde allí pasó a la iglesia de la Magdalena, actuando como ambón sobre el que se pone el evangelio. En
ella se puede leer el nombre de “Valerio”, un noble romano de Jaén a quien martirizaron sobre esta piedra
cortándole la cabeza, por haberse convertirse al cristianismo. Nos quedamos con la primera versión por
estar contrastada, pero aceptamos por su valor romántico la segunda opinión.
Algunos antiguos alumnos cincuentones dicen que a la Virgen del patio se le llamaba o se le llama
la Amiga de piedra. También se llamaban “amigas” a las señoras que, para ganar unas monedas en
aquellos años de necesidad económica, llevaban a los pequeños desde sus casas a esta Casa de piedra,
con lo que la amiga sería la propia Escuela. Desde aquí saludo a los niños de ese Colegio, y a quienes los
hacen crecer en el respeto, la tolerancia y la cultura.
Presidiendo la plaza, en una hornacina de la iglesia del Convento, tuvo culto el Señor de la
Clemencia, obra del escultor Salvador de Cuellar (siglo XVI), en cuyo honor se celebraba una romería tras la
que se daba al barrio una pequeña colación. Hoy se venera en la iglesia de la Magdalena, donde pervive de
alguna forma aquella tradición.
En la plaza también se ubica la puerta accesoria al templo del Convento y la entrada a la antigua
Universidad que tuvo Jaén durante unas décadas a finales del siglo XVI, merced a los caudales que, a
instancia de su esposa, dejó para tal fin Juan Cerezo, veinticuatro de Jaén. (LS,1923) Después pasaría a ser
portería del Convento.
Giramos sin más a la izquierda y tomamos la calle de los Uribes, dejando a la derecha la puerta
barroca de la iglesia, donde a veces, cuando el viento sopla y la lluvia golpetea airada tejados y ventanas,
se puede escuchar si así se intenta, el canto tenebroso de los monjes dominicos a la hora de maitines,
dadas las 12 de la noche. Habrá que preguntarle a las Hermanas de la Caridad por si ellas han escuchado
algo (A)
A continuación, el solar de la casa de aquel linaje, en cuyos sótanos hoy al descubierto se pueden
admirar desde una terma romana hasta restos del periodo almohade del siglo XII, y el pasadizo que llega
hasta los baños desde la fuente de La Magdalena.
La casa fue ocupada después por la familia “Tirado” para fabricar sus licores (sobre todo, anís)
En esta calle pero en la acera contraria, también vivió Antón con su esposa y sus dos hijos allá por
1667, en una casa blasonada, en cuyos altillos mostraba ventanas con arco de medio punto, y que fue
origen de la siguiente leyenda
39
Matías D. Ráez Ruiz
Finalmente, el Prior del Convento logró averiguar la historia de Antón. Resultó haber sido prisionero
en Argel, en donde se enamoró de la hija de un importante moro. Huyeron hasta Sevilla, donde se casaron
y tuvieron dos niños. Se trasladaron después a Jaén pensando que allí estarían más seguros; pero aquella
noche, los enviados del moro dieron con ellos y le arrebataron a su esposa e hijos. Fue hasta Almería
persiguiéndolos y allí estuvo diez años buscando noticias infructuosamente. Al final regresó a Jaén.
Conmovido por tal relato, el Prior quiso darle una ocupación más acorde a su oficio, y le encargó un
retablo para colocarlo a los pies de la Virgen. Talló dos figuritas, dos ángeles llorando, que dicen eran la
imagen de angustia de sus dos hijos en la noche del rapto. Tras acabar las tallas, dejó una nota para el
fraile explicando que no podría soportar la visión de aquellas figuras, y desapareció. (4) (E)
Los ángeles, en realidad, estuvieron en primer lugar con la Virgen de la Correa. Su incorporación a
la de las Angustias, es más reciente.
Ya estamos en la plaza de las Herrerías, o del pato, o de Santa Luisa de Marillac.
Algunos recuerdan a unos caballeros ataviados con blanca túnica marcada con cruz roja
flordelisada, descendiendo sobre sus briosos corceles hasta la plaza desde el callejón de San Benito, o
cómo un hijo regresaba con su padre a casa tras verlo llorar en el Peñón de Uribe, o también cómo allí
ajusticiaba la reina madre al rey sagrado, disimulando éste cojera para evitar la muerte, o incluso, a una oca
con cabeza de serpiente, etc.
Vamos a entrar en el palacio de Villardompardo para visitar los baños árabes:
Alfredo Cazabán nos habla de ellos, considerándolos ya los más suntuosos y grandes de España
(LS,1913 y 1927)
Añade que “estuvieron olvidados hasta que en 1913 (siguiendo la pista dejada por el Deán
Martínez Mazas), Enrique Romero de Torres dio con ellos, ya convertidos en los restos de una cantina que
había servido para almacenar aceite y que las hermanas de la Caridad tenían como subterráneo
abandonado..., y que por el fondo de las naves corre una galería en dirección a los antiguos palacios de los
Reyes Moros, galería utilizada para una conducción de aguas, por la cual puede un hombre recorrer más de
18 metros antes de tropezar con una pared allí construida... A la izquierda de ingreso a esta galería, están
los peldaños de una escalera acodada, que debió tener su salida cerca del actual callejón de San Benito...”
No se crean, aunque parece frágil, el suelo de cristal no se rompe fácilmente; dicen que haría falta
un peso superior a 500 Kg. por baldosa para que ello pudiese suceder. Bajo él se encuentran basas que
corresponde a un pórtico de factura romana.
Bien, atravesamos el vestíbulo con alcobas o alhamías en ambos extremos donde cambiarse, tacas
para dejar el vestuario y nichos para afeites, perfumes, etc. En el techo, 18 luceras estrelladas.
En él aún se pueden observar algunos restos de baldosas de mármol blanco y pinturas de arquerías
rojas sobre fondo también blanco que recorrerían toda la estancia, y antes de la curvatura de la bóveda, una
franja con pinturas a modo de cenefa, todo ello de época almohade.
La sala fría, de aclimatación y espera, tiene una configuración muy parecida a la anterior, aunque
con tan solo una alcoba.
Por una puerta en dintel accedemos a la sala templada: Una gran sala cuadrada en la que se
inscribe otro espacio también cuadrado sostenido por ocho columnas con arcos de herradura, que nos abre
los sentidos a cuanta magnificencia y misterio se respiran en su entorno, sobre todo tras imaginar que la
estancia separada del cuadrilongo, podría tratarse de un reservado para el Rey.
• ¿En esa piscina tan pequeña se bañaban? -preguntó extrañada la pequeña Cristina-
• Esa piscina es posterior, pero había un recipiente de donde se tomaba el agua para derramarla sobre el
suelo que estaba a gran temperatura, con lo que se desprendería bastante vapor de agua. (baño turco)
• ¿Entonces se quemaban los pies?
• Hombre, si se salían de las alfombras de esparto o de los entarimados que había sobre el suelo,
posiblemente se los achicharrasen. Pero esto no solía ocurrir. Lo que sí era frecuente era la
acumulación de vapor en la estancia, aunque eso lo subsanaban a través de las lucernas estrelladas
(luceras) que hay en la bóveda.
• ¿Con las luces?
• No, en el año 1002 no había bombillas como las que ahora lucen aquí para simular la luz del día, sino
que eran aberturas al exterior cubiertas con cristales (verdes, amarillos y rojos) que se manipulaban
para abrirlas o cerrarlas, con objeto de dejar salir al vapor o retenerlo en la estancia.
40
Leyendas de Jaén y otras historias
41
Matías D. Ráez Ruiz
En la anterior calle es donde Rafael Cámara, en el libro “Leyendas de la judería de Jaén”, ubica el
cuento del rabino Isaac que recoge Juan Eslava en su publicación “Otro Jaén”, según el cual este rabino
sueña cómo la rotura de un plato por parte de su hijo, le lleva a ser entregado como criado a un primo de
aquél que residía en Fez, donde prospera por su inteligencia y buen hacer, pero separado para siempre de
sus padres.
Los gritos airados de su esposa le hicieron despertar: Al hijo se le había caído un plato. Menos mal
que era de madera y no se rompió. Así, tampoco se rompería la unidad familiar.
Nos adentramos en la C/ del Rostro (antes con magníficas
vistas al castillo), donde se encuentra la entrada a las dependencias de
la Cofradía de la Pura, Limpia e Inmaculada Concepción, 23 creada por
el venerable clérigo Gutierre González Doncel en tiempos del
obispo Alonso Suárez.
Dicho clérigo fue protonotario del Papa, y murió martirizado
en Roma (1527) a manos de la soldadesca que luchaba contra la
"Santa Liga", y ello, por no querer decir dónde estaba el tesoro del
Papa. Así se dice que "... lo colgaron de sus partes ocultas ... los
cuales, compungidos de su yerro, veneraron muerto a quien
atormentaron vivo. (2)
La fachada presenta portada barroca y temas platerescos.
Sobre la puerta, relieve alusivo al abrazo de San Joaquín y Santa Ana
ante la puerta dorada de Jerusalén, antigua iconografía con que se
plasmaba el carácter virginal de María (o un jarrón de azucenas,
símbolo de la pureza)
Retomamos nuestros pasos, no sin antes contemplar una
estrella de David incrustada en la pared (copia exacta de la original existente en la judería de Úbeda) y, en
el marco derecho de la puerta de una de las casas, la mezuzá, tablita colocada en una jamba, que contiene
una oquedad en la que los judíos insertaban un pequeño pergamino enrollado con versos del Deuteronomio
sobre la unicidad de Dios y la observancia de la Ley (Torá), y que se besaba y rezaba al entrar o salir de la
casa.
Ya en el campillejo, el solar de las antiguas casas caídas, nos deja divisar al frente los únicos restos
(un paredón reedificado al caerse el anterior) de la iglesia de la Santa Cruz, que fue parroquia desde 1511
(LS, 1916)
Al desaparecer la parroquia, su solar quedó agregado al Convento de Santa Clara (LS, 1921)
En 1484 se estableció el Santo Tribunal de la Inquisición frente a la Iglesia; después pasó al
Convento de Santa Catalina hasta 1525 en que se unió al de Córdoba. En la entonces Ermita se hacían los
Autos de Fe. Tenía un “quemadero” contiguo. (LS, 1916)
También frente a la Iglesia, en la llamada “Casa del Alférez”, se encontraba a finales del siglo XVI el
Beaterio de Dª María Mexía, emparentada con la casa real de Portugal (LS, 1926)
Si volvemos la mirada hacia el pequeño callejón sin salida por donde discurriera otrora la Calle
Gregorio Murcia (hoy Santa Cruz), contemplaremos la torre de San Juan, y detrás, la silueta del castillo.
Cuentan que adosada a uno de sus muros, había una cabeza de toro esculpida, bajo la cual se
insertaba una leyenda, que andando los tiempos dio origen a la siguiente narración:
(5) (E)
ENFRENTE DEL TORO ESTÁ EL TESORO
Al parecer, en uno de los muros del Castillo existía una cabeza de toro tallada en piedra bajo la que
se leía “enfrente del toro está el tesoro”
Fueron muchos los jiennenses y forasteros que buscaron con ahínco el dichoso tesoro frente a la
cabeza del toro, gastando aparte de tiempo, picos, palas y paciencia en el empeño.
Cierto día, un buscador cogió tal “cabreo” que le atizó al toro con todo el pico en la cabeza, cayendo
un trozo al suelo; pero cuando se marchaba soltando por su boca letanías venenosas, oyó el tintineo de
algo metálico y, dándose la vuelta, observó que de la frente del toro caían monedas de oro. Y es que el
mensaje había que leerlo en el sentido de “en frente...”, en lugar de “enfrente...”
23
Fachada posterior de San Andrés en C/ del Rostro, JD.L.J., 1964
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Leyendas de Jaén y otras historias
Hay quien dice que la narración puede titularse “Enfrente del moro está el tesoro”; pero ya no
tendría que ver con lo contado en la anterior, sino con la Mona de la Catedral, siendo el tesoro la propia
leyenda que existe en la cenefa gótica del muro este del Templo, y que solo algunos elegidos han podido
descifrar.
Descendemos por la izquierda de esta calle 24 para tomar la de
los Huérfanos. Hay poco trecho hasta la plaza, de modo que nos
dirigimos a ella para contemplar la menorá (candelabro de los siete
brazos -semana, sábado central-), puesta ahí, en la antigua puerta
árabe de Baeza, entrada al barrio judío, a loor de la memoria de ese
pueblo. También es curioso el puente colocado sobre los restos
convertidos en fuente de la puerta árabe de Baeza, que marca el
camino seguido por los judíos al entrar o salir de Jaén.
Otros pueblos conformaron física y culturalmente nuestra
actual forma de ser. No olvidemos pues a fenicios, griegos, íberos,
romanos, árabes y visigodos.
Bien, en la confluencia entre esta Plaza y la propia calle de los
Huérfanos, concretamente en los bajos de la casa con arco túmido que
allí existe, pudo gestarse la siguiente leyenda.
24
C/Santa Cruz, JD.L.J., 1964
43
Matías D. Ráez Ruiz
En su iglesia se venera al Cristo del Bambú, también conocido por Cristo de las Misericordias o de
los Estudiantes (anónimo siglo XVI) Tiene un coro bajo con una sillería de valiosas tallas, y un soberbio
artesonado (LS, 1917 y 30) (etc.)
Si alguien quiere comprar madalenas, está en el sitio indicado; y si queréis que el día de la boda no
os llueva, procurad traerle a las monjitas una docena de huevos.
25
Iglesia de San Pedro, JD.L.J., 1919
26
Don Lope de Sosa, JD. L.J.
44
Leyendas de Jaén y otras historias
Ya en Jaén, los alguaciles le quitaron la espada, pues iba con ella a horas no permitidas. No le
valieron a Ordóñez razones ni súplicas para que al desarmarle no se la quitasen.
Fue la espada a poder del Corregidor, quien no oyó ruegos del valiente soldado... Antes al contrario,
la regaló a un hijo suyo, que la lucía en la ciudad.
Un día, cerca del Convento de Ntra. Señora de los Ángeles, encontró Ordóñez al mozo, que llevaba
la espada; le suplicó sereno y grave a la vez que se la devolviese, pues procedía del Maestre de D. Juan de
Austria. Contestó el hijo del Corregidor que era ese el motivo de quererla él. Repuso Ordóñez que por
habérsela quitado después del toque de queda la había perdido, pero que si iba sin espada (pues había
jurado no llevar otra hasta recobrarla) tenía una daga en la mano. Luchó con el mozo, le hirió en la cabeza,
le quitó el arma y huyó de Jaén. ..
Pedido por el Corregidor, el Consejo Real envió un Juez que condenó a muerte a Antonio Ordóñez.
Fue empeñado su mayorazgo y confiscados sus bienes.
Ordóñez compareció antes de cumplirse un año, en la Chancillería de Granada, y con informaciones
de sus servicios y especialmente de lo ocurrido en el castillo de Flandes, obtuvo la libertad y la declaración
de su honradez... 27
Avanzamos otro trecho.
Pasadas las calles Gracia, Josefa Sevillanos, Las Higueras y las Palmas, podremos admirar casas
modernistas en los números 5 y 1; entre ambas, la calle Carmelo Palomino (Accesoria de San Agustín) con
una bellísima portada de clavazón enmarcada entre pilastras almohadilladas
Nos adentramos en la Plaza de San Bartolomé.
Está presidida por el templo medieval. Su fachada principal
(barroca) es obra de Eufrasio López de Rojas (fin XVII) Sobre la
puerta se encuentra una hornacina con la imagen de San
Bartolomé y remata el todo una espadaña coronada por el
arcángel San Miguel. 28
La puerta lateral izquierda (neogótica) es de 1892, y la de
la derecha, (antiguo acceso), gótica. Su interior de tres naves, está
cubierto por un artesonado mudéjar de par y nudillo. El retablo es
del jiennense Sebastián de Solís (1582) y detrás de él existen unas
pinturas (frescos) del siglo XV alusivas a la vida del santo. En una
capilla lateral se custodia la imagen del Cristo de la Expiración
(José de Medina, siglo XVIII), que procede del convento de San
Francisco (Diputación) Única en Jaén es la pila bautismal (siglo
XV), en cerámica vidriada verde y decoración gótico-mudéjar (1) (2)
(LS 1918)
27
don Lope de Sosa, JD.L.J.
28
Iglesia de S. Bartolomé, JD.L.J.
45
Matías D. Ráez Ruiz
Allí se produjo un dramático accidente que costó la vida de un niño de corta de edad, hijo del
Conde, que murió al caérsele a la niñera desde una ventana. La familia abandonó la casa y la alquiló.
Después murieron otros vecinos. Con el tiempo se cerró y empezó a decirse que en ella "había miedo".
En la década de los años veinte del pasado siglo, una pandilla de niños, vecinos de los alrededores
de la plaza, entraba en la casa abandonada.
Subían a las buhardillas y, entre sus travesuras, movían tablones, hacían ruidos, accionaban los
llamadores mediante cordeles, etc., causando el miedo entre los vecinos.
Después vino a instalarse allí el Registro de Rústica. En principio todo iba bien, pero después se
observaron fenómenos paranormales: se encendían y apagan las luces solas, se abrían y cerraban puertas
y cajones, los expedientes pasaban de uno a otro armario, se escuchaban susurros, gemidos, etc. Al final,
tuvieron que quitar las oficinas, volviendo a quedarse la casa abandonada. Remodelaron totalmente el
edificio allá por 1990 y, de momento, no se ha apreciado fenómeno paranormal alguno. (E) (4)
Atravesamos la Calle Virgilio Anguita (de los Coches), que era una de las más estrechas de
Jaén, tanto que al Cristo de la Expiración tenían que pasarlo “de lado”.
Comprobemos si, como indicaba el Catálogo Monumental de Jaén de 1985, todavía existen sendas
casas modernistas (principios del siglo XX) en los números 3 y 5. ¡Ah, pues ya no están!
Se llamó “de los coches” porque aquí tenían cochera ciertas casas nobles del inicio de la Calle
Martínez Molina (1)
En ella, revisamos otra vez el Catálogo Monumental de Jaén, que nos habla de una portada de
piedra con pilastras planas en esquina a Teniente Bago; un escudo imperial en fachada del núm. 5 y el
escudo del Corregidor y el de la ciudad presidiendo la portada; En el primer tramo de la C/ Martínez Molina,
la casa de los Coello de Portugal de inspiración neoclásica (siglo XIX) en el 18, y una portada de pilastras
toscanas almohadilladas y cancela, en el núm. 24. Algo se ha quedado en el camino.
Dejamos atrás la plaza de la Audiencia y embocamos sin más preámbulos la Calle Maestra, que
fue la primera calle peatonal de Jaén (1853 (1))
Pasamos por la ya cerrada Casa Donato (1886) y las bocacalles de Madre de Dios y Compañía.
Hacemos posa en esta última, llamada así por haber tenido en ella su sede la Compañía de Jesús,
y recordamos cómo en aquel entorno tuvo casa (la de su esposa) el Condestable Iranzo, hoy ocupada por
el Cine Darymelia (anterior Teatro Principal hasta 1901 (J)), llamado así porque el arquitecto que lo
construyó, Justino Florez, le puso el nombre de sus dos hijas Daría y Amelia.
También ocupaba el Casino Primitivo, la Peña Flamenca y oficinas del Ayuntamiento, además de
otros casinos, clubes, hoteles (como “Lión D’ Ors”, hoy Peña Flamenca, etc. (1) (E)
Continuando por esa calle, llegamos hasta la unión con la de Bernardo López (Talavera), donde
tuvo su origen la siguiente leyenda
46
Leyendas de Jaén y otras historias
Algo más abajo se llega a la puerta que da acceso al patio del Palacio del Condestable,29 en el que
se han detectado una serie de fenómenos paranormales que han sido investigados por mi amigo Juan E.,
gracias a Juani, una vidente de las tantas con magia y sensibilidad que pueblan esta ciudad:
En él se encontraban cuatro entidades, una joven que murió
ciento veinte años atrás, su hija natural, un joven, padre de la niña, y
el padre de aquél.
Éste recriminaba continuamente a su hijo por haber tenido
relación carnal con la empleada, impidiéndole acercarse a su
amada, que lo miraba con la niña en los brazos, al igual que él la
miraba a ella.
Al final, las oraciones, velas, misas, etc. dieron su fruto y,
hoy por hoy, solo queda el espectro del abuelo, pero en buena
disposición de abandonar esta cárcel, e ir en busca de la luz que ya
ve.
Terminamos el paseo de hoy comentando el cruel suceso
acaecido a la amada del Condestable Iranzo:
D. Lucas tenía que prestar mayor atención a las cuestiones
políticas, y ello lo hacía desde el castillo. Allí se gestó otra leyenda
relacionada con la entidad que vaga por las almenas: 30
JASMINA
Era la amada del Condestable Iranzo; mora bellísima de ojos rasgados y verdes que vivía en los
aposentos expresamente dispuestos para ella por D. Lucas en el castillo.
Muchos nobles, envidiosos de la aventura amorosa que
disfrutaban el paladín y su amada o, quizás recelosos por el trato tan
favorable que daba a moros, gitanos y judíos, aprovecharon que
Iranzo salió de Jaén por asuntos de guerra, para entrar en la
habitación de Jasmina. Allí y, aunque estaba embarazada, la violaron
y después la quemaron viva. Desde entonces, no es raro contemplar
en los atardeceres solitarios y silenciosos, el llanto de una bella
princesa mora por las almenas de la fortaleza, esperando a su
amado.
Tal visión fue contemplada por el guarda del castillo, allá por
1960, cuando se estaban ejecutando las obras del Parador;
concretamente, por la antigua entrada de éste (escaleras de la
cafetería) 31
En alguna ocasión, al tomar una fotografía al cuadro del
Condestable que hoy se expone en el salón de armas del Parador,
ésta ha salido velada.
No se sabe muy bien si los sollozos que se escuchan y las
visiones que se han constatado en el castillo, son por este episodio,
por el de la mora del palacio de los Reyes (Convento de Santa
Catalina), o por la mora suicidada por amor en Caño Quebrado.
Por cierto, ¿sabíais que el hornazo de Semana Santa ya se tomaba en tiempo del Condestable en
el día de la Pascua de Resurrección? ¿No? Pues ya lo sabéis. (LS)
...///...
29
Pórtico mudéjar antiguo palacio Condestable, JD.L.J., 1950
30
Castillo Santa Catalina - Torre del Suplicio (JD.L.J.)
31
(Basado en charla de Josefina Vázquez Florido; año 2004)
47
Matías D. Ráez Ruiz
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Leyendas de Jaén y otras historias
La crónica del Condestable Iranzo refiere como éste mandó “allanar e despedregar... la plaza”
porque “muchos caballos e caballeros caían e se lisiaban allí”
M. López Pérez, en su libro “El viejo Jaén”, da unas pinceladas de esta plaza durante el siglo XIX.
Dice que “se daban corridas de toros”, “tuvo varios nombres”, “en 1867 se instaló el alumbrado público (de
aceite) con un gran candelabro de bronce y trece farolillos”, etc.
Añade que según el poeta José de la Vega, a finales del XIX y principios del XX, los paseos por la
plaza establecían sin previo acuerdo de nadie, una delimitación de áreas que por ningún motivo era
rebasada. En tal sentido, el lado frontero al Palacio Episcopal se reservaba para el señorío y, la zona
opuesta, para la gente llana. En un lado se consumían avellanas saladillas, dulces y refrescos y en el otro
garbanzos tostados. (1)
Esta plaza aúna lo profano con lo divino, la vida política con la popular
y con la religiosa, las personas con sus piedras y con su historia y,
tiene tanto que contar, que no cabe hacer más descripción en este
resumen. Solo apuntar que desde 1754 a 1904, estuvo instalado el
Ayuntamiento en el Palacio del Duque de Montemar (J); en 1862 y en
el mismo palacio, la imprenta de Francisco López Vizcaíno, editor de la
Nobleza Andaluza (Argote de Molina) y tatarabuelo de mi mujer (J); a
principios del siglo XX el quiosco de Petrolo (Francisco Fernández
Rivero32); desde 1904 a 1912 se prolongaron las obras del
Ayuntamiento actual (sin las reformas de 1951); que durante este
tiempo, estuvo emplazado en la Clínica de Los Palmas (J) (Plaza del
Deán Mazas) La fisonomía actual es de 1960.
Sobre nuestra Catedral,
comentar que la mezquita
cristianizada, destruida en
tiempos de Pedro I, fue edificada
en estilo gótico por orden del
obispo Nicolás de Biedma; su
muro oriental (gótico flamígero),
fue levantado por Pedro López;
siendo obispos Luis de Osorio y Alonso Suárez; el más sublime, el sur
(1540), fue obra de Pedro y Andrés de Vandelvira, por encargo del
cardenal Merino; el norte (C/ Campanas) de Juan de Aranda (1634),
por encargo de Balsar Moscoso; el occidental (Plaza de Santa María)
de Eufrasio López de Rojas, discípulo de Aranda, hasta 1684. Coro y
bóvedas bajas fueron obra de José Gallego (discípulo de
Churriguera), en 1726. El Sagrario fue construido por Ventura
Rodríguez desde 1764 a 1801.
En este gran Templo 33, forjado durante cuatrocientos años para actuar como Sancta Sanctórum de
la “VERO ICONA” (Santo Rostro), su impresiónate arquitectura se funde con los misterios insondables que
la rodean, creando un halo de misterio que se expande desde la fachada hasta sus cúpulas.
32
Quiosco de Petrolo en Plaza de Santa María (JD. L.J., 1919)
33
Catedral de Jaén, JD. L.J.
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Matías D. Ráez Ruiz
LEYENDAS DE LA CATEDRAL
50
Leyendas de Jaén y otras historias
Dicha talla es de finales del siglo XVI o principios del XVII y algunos la atribuyen a Sebastián de
Solís, 34 que la haría por encargo de los PP. Carmelitas Descalzos (de ahí su nombre real de Ntro Padre
Jesús de los Descalzos), siendo sufragada con las limosnas de los vecinos de esta ciudad (LS, 1929) Tiene la
peculiaridad, única en Jaén, de poseer todos los elementos anatómicos de un hombre.
En cuanto a la cruz procesional, comentar que fue propiedad de la marquesa de Blancohermoso
hasta la década de los 80 del pasado siglo XX en que la donó a la Santa Iglesia Catedral. Esta cruz se
construyó expresamente para ser portada por Nuestro Padre Jesús el día de Viernes Santo, y ello, por el
suceso milagroso que acaeció a la Marquesa a finales del siglo XIX en que, estando con otros familiares y
amigos viendo la procesión desde el balcón de su palacio, éste cedió por el peso, pero nadie resultó muerto.
La Marquesa ordenó grabar en la cruz una oración compuesta por Almendros Aguilar: “...Todas las cruces
son flores, si las sabemos llevar...” Dicha Cruz se guarda en la funda cedida por la Marquesa. (E)
3.- Historia / leyenda del la Virgen de los Dolores:
En la capilla del “Abuelo”, también podemos admirar las tallas de Ntra. Señora de los Dolores (José
de Medina, 1741) y la del cirineo (anónima valenciana, siglo XIX) Pues bien, cuando José de Medina tallaba
esta virginal imagen, su esposa cayó gravemente enferma y, encomendándose a Ella, prometió no cobrar
nada al cabildo por su ejecución si sanaba su esposa.
Milagrosamente sanó, y se dice que fue el primer milagro que obró esta Dolorosa cuando aún no
estaba terminada (Sofía)
Por lo que respecta a la talla del cirineo, se presume que fue el jefe de los soldados romanos quien
posó como modelo; de hecho, la talla fue costeada por esta agrupación. (E)
34
Pudo ser terminada por su hijo dada la avanzada edad de aquél, pasando el apelativo dado al escultor, al propio Cristo.
51
Matías D. Ráez Ruiz
Una noche los oyó hablar de ciertas irregularidades que se daban en la Santa Sede (el Papa estaba
siendo seducido por una bella mujer, Lilit, el diablo) San Eufrasio podría evitarlo si lo ponía rápidamente en
conocimiento del Papa, pero pasarían semanas antes de que pudiese llegar a Roma.
El santo preguntó a los diablillos si podrían llevarlo a esa ciudad y en qué tiempo. Uno le dijo que en
dos meses; el segundo que en mes y medio; pero el tercero, tocado por el pecado de la gula, habló y dijo
que lo llevaría en media hora si le daba todas las noches las sobras de su cena. San Eufrasio accedió a la
propuesta del diablillo y, yendo en sus lomos hasta Roma, previno al Papa de los abusos que en esa ciudad
acontecían y del peligro de pecado en que se encontraba. Éste conjuró a la mujer y la aspergió con agua
bendita e, inmediatamente, aquella mujer se fue chillando transformada en demonio; por tal motivo,
agradecido y profundamente arrepentido, le regaló a San Eufrasio la Santa Faz.
De vuelta a su diócesis, púsose a cenar y, tras el requerimiento del hambriento diablo dijo: Ahí
tienes las sobras de mi cena; pero has de saber que, desde hoy, he cambiado mi alimentación: ahora ceno
nueces (sobran las cáscaras) (E) (4) (LS, 1921) Dicen que aún hoy se conserva en Roma el sombrero que dejó
olvidado San Eufrasio (LS, 1913)
Otra tradición apunta a que, con la irrupción árabe, las distintas reliquias fueron trasladadas a las
montañas de Asturias. Ya en aquel lugar, el rey Alfonso VI abrió el arca donde se encontraban,
previniéndose con muchos actos de devoción, ayunos y penitencias, para que no le acaeciera como al
obispo don Ponce en tiempo del rey Ramiro III que, abriendo el cofre por curiosidad, quedó ciego para
siempre. Así, el rey Alfonso se quedó con la imagen de Nuestro Señor que fue quien le propició sus victorias
contra los moros, pasando después a sus herederos hasta llegar a San Fernando quien, al ocupar Jaén, lo
trajo nuevamente a la tierra de donde salió. (2)
“... Perseveró pues la Santa Verónica en Jaén en tiempo de moros, guardada por los cristianos
mozárabes que allí vivían, hasta que habiéndose ganado la ciudad, se
salió de allí el Santo Rey D. Fernando para traerla en sus conquistas. Y
como a poco tiempo de ganada la ciudad de Sevilla murió, no pudo él
restituirla... haciéndolo en 1378 D. Nicolás de Biedma, quien en un libro
recogió de la Verónica que por los milagros que hacía, aún sus
enemigos la veneraban” (LS, 1921)
Acuña del Adarve, en sus “Discursos de las effigies e verdaderos
retratos non manufactos del Santo Rostro e cuerpo de Christo...” (1637),
dice que el obispo Sancho Dávila cortó trozos del lienzo donde se
encontraba la Verónica35, repartiéndolos a autoridades tales como Felipe
III, Conde de Oropesa, etc., y después de cortar y repartir tales trozos
del lienzo, mandó pegar en una tabla el resto que quedaba que consiste
sólo en la parte que ocupan los ojos, nariz y boca; y añade: “ignoramos
si por disposición suya o del Cabildo se mandó pintar toda la parte
exterior de la cara, lo que se hizo con muy poca premeditación e
inteligencia. (2)
La Catedral fue saqueada durante la guerra civil y se perdieron
joyas inigualables como la Cruz de Jaspe. El Santo Rostro corrió igual
suerte pero, en 1940 fue encontrado en un sórdido garaje que había en
las inmediaciones de un pueblo cercano a París, dentro de un baúl que,
junto a otros trece, componían el “tesoro del Partido Comunista español”
(2)
Hoy se guarda bajo siete llaves en la Catedral.
6.- La Virgen de la Antigua
Se encuentra en la capilla Mayor una Virgen galactotrofusa (de la leche) que, según la tradición, fue
dejada por Fernando III en la antigua mezquita una vez cristianizada, pues al parecer, este rey entraba a
las ciudades conquistadas portando una talla de la Virgen sobre la grupa de su caballo, haciéndolo en Jaén
con esta Virgen, que iba sobre unas andas ricamente adornadas y en hombros de sacerdotes revestidos (LS,
1916)
; pero a decir verdad, la hermosa talla que se venera en esta capilla es de estilo gótico y no románico,
como hubiese correspondido en 1246; además, la envergadura de la misma es tal, que difícilmente hubiese
podido ir a la grupa sin romperse. Se presume cierto que es la más antigua de Jaén; quizás le venga de ahí
su nombre.
7.- La Cruz de Jaspe.
35
Santo Rostro, JD. L.J.
52
Leyendas de Jaén y otras historias
Tres cosas tiene Jaén que no las tiene Sevilla: Santo Rostro, Cruz de Jaspe y Virgen de la Capilla. (LS, 1930)
Esta copla expresa el orgullo de Jaén por estas reliquias. La Cruz de Jaspe se trataba de una cruz
procesional de la Catedral, de orfebrería gótica, a la que más tarde se le añadió una cruz de cristal de roca
hallado en el Ejido y que, según cuentan, cayó del cielo tras una tormenta. Fue venerada por muchos
peregrinos procedentes de toda la provincia (2) (1) (LS, 1930) Desapareció en 1936.
8.- Los ángeles de Nuestra Señora de las Angustias.
La Virgen (traída desde el Convento de Carmelitas Descalzos) es de José de Mora, pero los
ángeles (de pasión) son anónimos aunque se relacionan con la escuela de Granada, también de finales del
XVII. Antes estuvieron acompañando a la Virgen de la Correa. (LS)
Existen dos leyendas; la 1ª de ella con dos versiones:
1.- El autor fue un hombre que no llevaba una vida muy ordenada y lo metieron en la cárcel. Al
despedirse de su mujer y de sus dos hijos (mellizos), vio como éstos lloraban amargamente. Cuando estuvo
en la cárcel, talló los ángeles acordándose de esos rostros de tristeza. (E)
2.- Al escultor se le muere la esposa y se inspira en el llanto de los hijos para hacer las tallas. (E)
Segunda leyenda: Relatada en C/ de los Uribes.
9.- El niño de la catedral
Un señor mayor me contó que, allá por 1950, un niño se subió a una estructura de la Catedral para
ver salir a Nuestro Padre Jesús, resbaló y cayó al suelo, lo que le produjo la muerte. ¿Tendrá esto algo que
ver con el resumen que hago del siguiente relato?
Alguien decidió quedarse a dormir en la Catedral para poder contemplarla al amanecer sin nadie
que le estorbase, pero de repente, se cruzó en sus sueños la imagen de un niño. Despierta sobresaltado y
mira a su alrededor: no hay nada. Parecía tan real... Instantes después escucha un llanto que parece
provenir del coro. Vuelve a mirar. Tose y el llanto cesa. Espera un poco, coge una vela de la capilla y se
acerca al coro. Allí no hay nadie; se sienta en un banco; apaga la vela y espera. Pasaron las horas, eran
cerca de las cuatro cuando volvió a escuchar el llanto, primero más lejano, luego muy cerca de él. Al cabo
de un rato decide hablar. ¡Quién anda ahí! En ese momento cesa el llanto y nota una ráfaga de aire frío por
la espalda. No se atreve a moverse. Ahora la nota por todo el cuerpo. Se gira y ve la silueta de un niño,
como una áurea blanca, dirigiéndose hacia la Sacristía. Al acercarse a la puerta desapareció. Los primeros
rayos del sol entraban por las vidrieras. Ahora no podía contemplar la catedral, no se quitaba al niño de la
cabeza. Espera a que se abran las puertas. Lo hacen temprano. Busca al capellán y le pregunta si alguien
ha visto alguna vez un fantasma. Le cuenta que hay rumores de gente que afirma haber visto a un niño
corriendo por las naves de la catedral, pero concluye diciendo que son habladurías.” 36
Se trata de un niño de 10 a 12 años que se ve correteando por la Catedral, con unos pantalones
cortos, con tirantes y en cualquier época del año. El niño ha sido visto por trabajadores en las obras de
reparación, o por el propio sacristán, que al ir a cerrar las puertas y ver al niño corriendo, fue tras él para
hacerlo salir y, al doblar el crucero, se encontró con que había desaparecido. Esta entidad tiene cierta
atracción por la Virgen de las Angustias. En tal sentido, cuando se ha ido tras de él en Semana Santa, han
visto cómo se mete bajo el trono de esta Virgen y, al levantar los faldones, el niño no estaba. (E)
10.- La Virgen de Belén
Antes de salir de la catedral por la puerta izquierda de su fachada principal (que es la derecha
desde el interior), se encuentra el relieve de la Virgen que iba desde Belén hacia Egipto montada en la
borriquita (Pedro Roldán, 1675) A esta Virgen le han preguntado por el futuro muchos jiennenses. Para ello,
puestos delante del alto relieve (a la altura de la pila del agua bendita, más o menos) se le reza esta
oración (así me la contaron y así la cuento):
Virgencita de Belén / Entre palmas y olivos te quisiera ver /
Con tu hijo y tu esposo San José /
Y las siete gotas de leche / Que le diste en la huida hasta Belén. /
Esta pregunta que te hago / Me la has de responder
Entonces, se hace la pregunta. Si se nota como un giro o movimiento, te está diciendo que sí a la
pregunta. Si no notas nada, dice no (Sofía)
36
perso.wanadoo.es/descubrejaen/relatos/2004
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Matías D. Ráez Ruiz
El recorrido por la Catedral ha sido muy interesante, sobre todo cuando hemos descubierto detalles
tan curiosos como la unión (en el interior) de la fachada de Eufrasio López (que se hizo antes) con el cuerpo
de la Iglesia; el especial diseño de la cruz que hay sobre cada pila de agua bendita; cómo la primera puerta
de las siete que hay que abrir para acceder al Santo Rostro, es la de la lonja (la 2ª la puerta de los fieles, la
3ª la de la Capilla Mayor, etc.); la inscripción que un preso dejó en un rinconcito, a la izquierda del crucero
sur cerca del cuadro de San Cristóbal (la Catedral fue utilizada como cárcel durante la guerra de 1936)
También descubrimos una de las firmas de Vandelvira en la tríada de capiteles de la Sacristía; el
misterioso pasadizo que lleva a la Sala Capitular; la puerta principal que construyó este escultor antes de
que López de Rojas hiciese la actual (por eso está ahí el gran cuadro de San Cristóbal)...
Puedes o no ver la aguja o el dedal, pero si no has visto dónde dejó la Virgen las tijeras, lo siento,
no te casarás. Ahora bien, si le pides tres deseos, te concederá uno.
Ya fuera de la Catedral, observamos como a esta hora de la mañana, la impronta de la fachada
hace sonar el disparador de algunas cámaras digitales. ¿Quiénes son esos personajes que miran al
horizonte, impasibles, ajenos a cuanto barullo se origina en su entorno y a las miradas curiosas de los
simples mortales? Pues bien, vamos a satisfacer nuestra curiosidad:
Conforme los miramos, de izquierda a derecha, las esculturas superiores corresponden a San
Ambrosio, San Gregorio Magno, San Mateo (ángel), San Juan (águila), San Fernando, San Lucas (toro),
San Marcos (León), San Agustín y San Jerónimo. Los dos primeros y los dos últimos fueron doctores de la
Iglesia, mientras que Fernando III, en el centro, está acompañado por dos evangelistas a cada lado.
El pueblo llano que a todo saca punta, ha puesto en conversación a San Gregorio con los tres
siguientes y, aun cuando el tema de diálogo sea escatológico, lo inserto por su carácter popular:
¡Qué mal huele!, dijo el primero; yo no he sido (2º); pues del cielo no ha caído (3º) Pues, el que haya
sido o vaya a ser, con la espada lo voy a j der (sentencia San Fernando) (Capi)
Los relieves y esculturas inferiores se encuentran en los intercolumnios y corresponden a San
Miguel (sobre la puerta de los fieles, que es la que está normalmente abierta), San Pedro, La Asunción
(sobre la puerta del perdón que es por donde sale Jesús Nazareno), San Pablo, Santa Catalina (sobre la
puerta del clero, que permanece generalmente cerrada)
Antes despedirnos de tan singulares personajes, vamos a recordar por qué es tan nuestro, tan
castizo, ese sonido gutural que muchos jiennenses emplean a modo de contestación previa ante una
pregunta “tonta”, poco pensada o con tono de voz algo subidito, dando con ello rotundidad y severidad a la
respuesta, o mostrando su enfado si el tono empleado no hubiese sido el correcto.
Por ejemplo: Un marido que buscaba las llaves del coche, después de remover todos los cajones, le
pregunta con cierto genio a su esposa si ella sabía quién las tenía. A lo que la esposa, castiza, frunciendo el
ceño y mirándolo de reojo, emite un sonido previo (o último) de ronquido de inspiración y le espeta, ¿Acaso
crees que yo soy adivina? (A)
54
Leyendas de Jaén y otras historias
Si tomamos la derecha y, en esta acera, podremos ver el cantón por el que discurre la muralla.
Al frente nos encontraríamos con la
casa que ocupó el Banco de España, aunque
en 1654, lo que estuvo delante de este
edificio fue el Ayuntamiento 37 (J), que utilizó
para sus dependencias la casa solariega de
los Ponce de León, adosada al palacio de
Montemar (J)
A la izquierda, el sublime muro sur de
la Catedral con su espléndida portada dórico
– jónica, en cuyas enjutas encontramos las
alegorías de “La Piedad” y “La Religión”.
Sobre dicha puerta, relieve de la Asunción
(advocación del templo) con grupos de
ángeles sosteniendo el manto de la Virgen, y
en lo alto, tanto en esta parte como en la
saliente (que ocupa el espacio que correspondía hasta mediados del siglo XVI a la torre del Alcotán), una
soberbia logia con seis arcos, todo ello obra de Andrés de Vandelvira desde 1548 en que sucedió a su
padre, hasta 1575 (LS, 1916), y cuyas trazas serían respetadas tras su muerte para concluir este magno
proyecto que finalizó en 1801.
En esa parte de la calle, se encuentran la Sacristía (con escudo de la Catedral), el Panteón y otros
bajos ignotos.
La muralla avanzaba por lo que hoy es calle de la Mona, o Callejón Sucio, e iba a buscar en
dirección recta el arco de la Puerta de Noguera, del que aún existen restos; desde allí subía entre las calles
Portillo y la de los Abades y se reunía a la torre de Alcotón (Alcotán) (LS, 1930)
En esta Calle, donde la excavación arqueológica de un solar nos han dejado ver un pasadizo que
comunicaría la Catedral con las huertas de las Monjas, se refiere la siguiente leyenda:
37
Casa solariega Ponce de León (Antiguo Ayuntamiento), JD. L.J.
55
Matías D. Ráez Ruiz
38
Palacio de los Vélez (JD. L.J., 1964)
56
Leyendas de Jaén y otras historias
La escultura en cuestión presenta una nariz cercenada por la pedrada de un niño que, según cuenta
la leyenda, apareció muerto al día siguiente, después de una crisis de locura. (E) (T)
Trataré de recrear entre lo oído y lo intuido, esta breve leyenda.
Parece ser -digo yo- que a finales del siglo XIX unos niños que habían oído de sus mayores el
encantamiento maléfico que pesaba sobre la pequeña figura -lo que les hacía rehuir este lugar para sus
juegos-, por dárselas de valientes, decidieron cierta tarde bajar hasta la Plaza de San Francisco y pasar
bajo la imagen demoníaca de la Mona, ante el estupor de las personas que por allí andaban, pues evitaban
tanto mirarla, como pasar cerca de ella.
Desoyeron los niños las asustadas peticiones de aquellas gentes, a las que parecía que les iba en
ello la propia vida, y primero más retraídos y después más resueltos, pasaron una y otra vez bajo la adusta
silueta de aquella imagen a la que, una vez se hubieron desinhibido totalmente, le proferían insultos y
gestos soeces.
De vuelta a su Barrio, los niños fueron recibidos como héroes por la chiquillería, y sobre todo por las
niñas, que vieron en ellos a auténticos capitanes.
Enterados sus padres, les recriminaron duramente su actitud y les prohibieron tajantemente volver
por aquel lugar. Pero al igual que en las batallas el tedio relega a la poltrona a sus más esforzados
soldados, en el caso de nuestros protagonistas, la fama adquirida fue perdiendo intensidad,. Incluso hubo
quien afirmó que la proeza de aquellos rapaces fue una invención.
Destronados pues de su pequeño pedestal de gloria, concertaron en secreto una nueva visita a la
Plaza en compañía de aquellos que dudaban de su anterior bravura.
Una vez llegados al lugar, se pavonearon largamente de su audacia y valentía, mientras que
algunos de ellos permanecían un tanto alejados para no verse sometidos a la maldición de la Mona.
Fue entonces cuando el más engreído, envalentonado por las miradas de admiración de los que se
encontraban más lejos, hizo alarde de su inconsciencia y tomó varias piedras del suelo, lanzándolas con
más o menos fortuna a la imagen del judío, hasta que una de ellas impactó contra la nariz, cercenándosela.
El miedo y admiración combinados de los presentes, se tornó en estupor cuando vieron que, a los
pocos minutos, aquel niño comenzaba a sudar y a sentir escalofríos.
De vuelta a la casa, los padres llamaron al médico. Este le aplicó ungüentos y cataplasmas y le hizo
ingerir pócimas y brebajes, pero el niño, lejos de mejorar, se convulsionaba en la cama entre gritos
aterradores. ¡Vete, vete!, repetía una y otra vez.
Cuando amaneció, dejaron de escucharse los gritos. Ahora eran chillidos lastimeros los que salían
de la estancia. Eran los gritos de la madre, contemplando el cuerpo sin vida de su hijo. (A)
Hoy permanece en el recuerdo y en los hechos parte de la leyenda, pues hay quien dice que quien
haya estudiado y después insulte a la mona, aprobará. (T)
Estamos en la Plaza de San Francisco, que fue el centro social y económico del Jaén del Siglo
XIX. En ella tuvieron palacio los reyes cristianos desde Fernando III (1246) hasta Pedro I que lo cedió a los
franciscanos en 1354.
Tras derribar la torre defensiva de la Puerta de Santa María en 1757 (LS, 1928), se comenzó la
construcción del Sagrario en 1764 (aunque estaba diseñado en el XVI), para que sirviera de contrafuerte al
muro de la Catedral, dañada en 1755 por el terremoto de Lisboa. La otra torre defensiva se derribó sobre
1900 para construir un bloque de pisos (LS, 1930)
En 1905 colocaron junto a la Cripta unos jardines y el busto en bronce de Bernardo López García
(1838 - 1870), obra del escultor Jacinto Higueras , y que hoy se encuentra en los Jardinillos.
Aun resuena con fragor de guerra, la décima al “dos de mayo” que este poeta romántico y político
republicano compuso en 1866. Recordemos las primeras estrofas:
Oigo, patria, tu aflicción,
y escucho el triste concierto
que forman, tocando a muerto,
la campana y el cañón;
Volvemos a retomar la configuración de la Plaza.
57
Matías D. Ráez Ruiz
39
Convento de San Francisco (JD.L.J., 1960)
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Leyendas de Jaén y otras historias
El Condestable mandó allanar e despedregar esta calle hasta la Puerta Barrera, para carrera de
caballos (LS, 1915); de ahí el nombre popular de “La Carrera” con que se la conoce.
Esta calle marcó la vida comercial y cultural de Jaén durante gran parte del siglo XX.
Nos basta echar una ojeada para alegrarnos en la contemplación de los numerosos edificios
modernistas que jalonan la calle en su margen derecha, a uno y otro lado del edificio regionalista construido
para Casa del Banco Español de Crédito en 1921, en cuyo diseño se tuvieron en cuenta el Balcón de
Pilatos (Palacio de Montemar), la esquina del Colegio del Sacramento que daba a la calle Maestra, el alero
de la Casa de los Priores, e incluso el antiguo Hospital de la Madre de Dios (LS, 1921)
En la acera de la izquierda solo se puede citar al edificio núm. 11, cuya fachada modernista mezcla
columnas salomónicas y telamones con decoración de grutescos (aspectos historicistas), imagen que
también se da a su espalda, en la Plaza del Pósito.
Entramos en la calle Joaquín Tenorio. En su margen izquierda, ocupando lo que hoy constituye
una entrada al jardín de la Diputación, estuvo el edificio conocido como “La Gota de Leche”, asistido hasta
la década de los cincuenta del pasado siglo por las Hermanas de San Vicente de Paúl. En él trabajó como
ayudante un mozicón fuerte y algo distraído, al que apodaban “Tragalitros”, y que se hizo famoso por emitir
sonoros eructos como respuesta a las llamadas burlonas de los niños. De ahí viene el dicho “Eructas más
que Tragalitros” (7)
¡Cómo recuerdo aquel sótano del “Bodegón” donde tomábamos bocadillos en compañía de los
gatos! ¡Qué bien lucía Analía Gadé en la confitería “Flor y Nata” protagonizando la película de “El
Monumento”!
Descansamos un rato apoyados en el mirador que da a la Plaza
del Pósito, nombre que le viene dado del edificio que cedió el Conde de
Ureña (fin siglo XV) para albergar la Casa Panera (donde se almacenaba
el trigo), y cuya portada fue construida por Francisco del Castillo “el
Viejo” en el año 1547.
En ella y sobre su arco de medio punto enmarcado por columnas
exentas sobre pilastras, se encuentra un cornisamiento en cuyo friso,
también entre columnas, se aprecian dos figuras agrícolas sosteniendo
un escudo, una a cada lado.
En el centro, enmarcado a su vez por las columnas de Hércules,
el escudo imperial, y todo ello sostenido por sirenas haladas. (LS, 1913)
El edificio fue demolido 1920, pero esta soberbia portada pasó a
hermosear la entrada del Cuartel del Camino de la Estación (Museo) en
1924 40
En esta plaza de pan se fraguó la LEYENDA DE LA CRUZ DEL
PÓSITO
Se configura entre los siglos XVI y XVII, junto a la columna que
sustenta la Cruz, antes circular, con pretil, a modo de rollo o picota de los que había a la entrada de los
pueblos, y donde se exponían los despojos de los criminales. La actual es de bellísima traza renacentista,
traída desde el antiguo palacio de Montemar, actual Ayuntamiento.
Antonio Guijosa nos narra en el Romancero de Jaén (1862), como a finales del siglo XVI, mientras
Jaén dormía, dos hombres merodeaban por la plaza del Pósito, uno espiando en la sombra y otro orando al
pie de una cruz. ¿Quiénes eran?
La tradición cuenta que vino desde Flandes un noble señor, acaudalado y con apariencia de “Don
Juan”, el capitán Diego de Osorio, quien se enamoró de Dª Beatriz de Uceda, bellísima y prudente dama
que a su vez andaba enamorada en silencio de otro caballero. Logró casarse con ella más por imposición
familiar que por verdadero amor, pero Dª Beatriz supo ejercer el papel que entonces se esperaba de una
esposa.
El capitán se dio pronto al vicio nocturno y terminó siendo un jugador empedernido que acabó con
toda su fortuna en la Tahurería (casa de juego, sobre todo dados) que había en el Pósito y a la que se
accedía por la calle del mismo nombre.
40
Puerta del Pósito, JD.L.J.
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Matías D. Ráez Ruiz
Un día, no teniendo más que jugarse, mandó a un criado a casa de su esposa, con el requerimiento
de que le entregase el anillo de pedida; pero efectuada la visita, la dama dijo al criado que no le entregaría
el anillo a otra persona que no fuese su esposo, exhortando al criado a que dijese a su señor que viniera él
a pedírselo, fijando para ello el lugar denominado la Plaza del Pósito, junto a la cruz.
Recibido el mensaje, el tenorio vividor salió enfurecido al encuentro de su esposa y, hallándola en
el sitio convenido, recibió el anillo de manos de la apenada Dª Beatriz, a la que mató con una daga por la
afrenta sufrida. Una vez retiró la daga del cuerpo yerto, fue nuevamente hacia el lugar en que estaba
jugando para proseguir la partida.
En esto, entraron varias personas comentando el asesinato acaecido; partieron todos hacia el lugar
de los hechos, incluso el mismo asesino, como si nada hubiese pasado. Personado en el lugar, se encontró
con D. Lope de Haro que lo retó a espada en ese sitio y a esa hora.
Y es que D. Lope, enamorado en silencio de aquella dama al igual que ella lo estuvo de él, vio como
salía presurosa de su casa y determinó seguirla, siendo testigo del brutal crimen. Se entabló el inevitable
duelo y el vil asesino cayó herido de muerte al suelo.
El pueblo añade a la leyenda, que el enamorado ingresó como fraile en el convento de San
Francisco (Diputación) y que todas las noches iba hasta la Cruz del Pósito para, postrado de rodillas, rezar
un Padre nuestro por su dama y llorar su ausencia. Otros apuntan a que tras la muerte de D. Lope y, en la
fecha trágica en que asesinaron a su amada, aparece el espectro del caballero al pie de la Cruz del Pósito
e, hincado de rodillas, musita un “Pater Noster”, mientras que el alma de D. Diego vaga entre las sombras
del Pósito penando su crimen.
Otra versión cuenta que la dama estaba realmente enamorada del caballero que le profesaba amor
platónico y que, enterado el jugador, asesinó a su esposa, lo que motivó al enamorado a batirse contra el
jugador, dándole muerte. (E) (4) (LS, 1920)
Abandonamos esta plaza, no sin antes hacer referencia al edificio modernista (ecléctico) que tiene
su correspondencia en la Carrera, para adentrarnos en la Calle Cronista Cazabán (antes del Pósito), que
en justicia intitularon en 1926 a nombre de este cronista quien, junto al Dean Mazas, fue una de las
personas que más influyó en la vida cultural de Jaén.
Que nadie pierda la referencia de este nombre, Alfredo Cazabán Laguna. Que cada vez que
escuchéis o leáis su nombre sepáis que, como él, nadie se preocupó tanto por defender cualquier tipo de
manifestación cultural en esta ciudad. Larga vida a su memoria.
A la derecha de esta calle se encontraban un lateral del Pósito, la clínica de Los Palmas desde
1925, y delante, los antes llamados “Jardinillos” (plaza Dean Mazas y Las Palmeras)
Por la margen derecha tenía entrada la Casa
de Comedias (construida en 1674 en sustitución de la
que ardió en 1615 en el Corralaz), y en cuyo solar se
construyó después (1787) la Real Sociedad
Económica de Amigos del País (J) 41
Algo más abajo, ocupando lo que hoy es el
edificio Cervantes, se construyó con carácter particular
en 1904 el teatro modernista del mismo nombre, en el
solar que quedó al demoler en dicho año la Alhóndiga
de la esquina (depósito de granos en general) y el
Cuartel de Caballería de San Rafael (obsoleto desde
1898) (J)
Tratemos de condenar al olvido a quienes
destruyeron o permitieron destruir aquel Teatro.
A la izquierda de los antiguos Jardinillos, se encuentra el soportal de la fachada de la Casa de D.
Cristóbal de Vilches (siglo XVI), prototipo de la casa andaluza de aquel tiempo, conformado por siete arcos,
cuyas enjutas contienen medallones con bustos.(LS)
Terminamos nuestro paseo en la Plaza de las Palmeras. ¿Qué diríais que había antes delante de lo
que hoy es Hacienda? Pues ni más ni menos que un teatro de madera que se inauguró el 3 de agosto de
1903, y ardió por completo el día 13 del mismo mes y año al incidir un rayo sobre él. (J)
41
Ilustración 29: Casa Comedias, Hoy, R.S.E .Amigos País. JD.L.J.
60
Leyendas de Jaén y otras historias
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Matías D. Ráez Ruiz
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Leyendas de Jaén y otras historias
Alameda de Capuchinos:
Siempre fue llamada por el pueblo con este nombre, precisamente porque allí estuvo el Convento
de estos monjes,42 aunque también el de los Gerónimos, y el Palacio renacentista que los Obispos
mandaron edificar para su descanso sobre las Cuevas de las Peñas de la Señora.
Cazabán (LS, 1929) relata cómo en 1848,
cuando el Convento de Capuchinos estaba ya
ruinoso, el Ayuntamiento dispuso la remodelación
del antiguo paseo (que ya existía en el siglo XVII),
por otro más amplio, con gran variedad de
árboles; pero no se llevó a cabo hasta 1862, con
tintes románticos y diseño del arquitecto local
Vicente Serrano Salaberry.
Lo describe como “un paralelogramo
rectangular, semicircular por ambos extremos,
que mide 137 x 37 varas (1 vara = 0,84 metros),
con 48 asientos en su interior y dos fuentes de
taza a las que va el agua desde la fuente de D.
Diego; dos calles circundantes, una para paseo
de peatones y otra para caballos y coches;
corpulentos árboles, multitud de plantas y flores...”
Hoy, todavía podemos admirar sus centenarios acacias, algarrobos, aligustres, árboles de Judea,
castaños, cedros, cipreses, cinamomos, chopos, magnolios, olmos, etc, así como plantas tan aromáticas
como Santolina y Lavanda.
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Convento de Capuchinos (recreación), JS.L.J., 1950
43
Virgen de la Cabeza (JD. L.J., 1952)
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Matías D. Ráez Ruiz
Esperaron el paso de la cofradía de La Colomera por la ermita de Capuchinos y se fueron con ellos.
No supo si la Virgen llevaba o no el anillo de su abuela, pues eran tantos los colocados en los dedos de la
imagen, que no acertó a distinguirlo.
Cuando regresó, temía que le fueran a pegar por no haber dicho nada al marcharse, pero todo lo
contrario, lo recibieron con gran alegría, pues su casa había ardido nada más irse, y lo dieron por muerto al
no encontrarlo.
Nos encaramamos ahora en la terraza que se eleva sobre el antiguo cementerio, en las huertas de
Capuchinos, desde donde el sol derrama su luz a la Catedral y a todo Jaén, a sus montes y a sus valles. La
Mella, Almodóvar - Celada, Las Peñas de Castro, el Zumel Chico, el Zumel redondo..., y el Valle de
Valparaíso rubricando las eminencias de los cerros.
Desde aquí, vamos a relatar varias historias y leyendas gestadas en los alrededores bucólicos de la
ciudad.
(4) (E)
EL ESPECTRO DE LA FUENTE DE LA PEÑA
A un arriero que regresaba de los Villares, al pasar por la Fuente de la Peña ya de noche, le pareció
oír los sollozos de un niño en un lavadero donde las mujeres subían a lavar la ropa.
El arriero tal vez pensó que se trataba del hijo de alguna de aquellas lavanderas que se había
perdido. Buscó el origen de los sollozos y vio que era un niño de dos o tres años. Lo tomó en brazos y
procuró tranquilizarlo. Cuando cesó de llorar, lo colocó atrás en la mula y continuó su camino hacia Jaén.
Ya entrando en el barrio de San Felipe, un poco antes de llegar a la Glorieta, el arriero empezó a
notar que la mula iba tornando su paso en fatigoso. Parecía como si un peso muy grande la lastrara.
El hombre se extrañó, y cuando echó la cabeza hacia atrás para ver qué pasaba en la recua, se
encontró con que el niño se había convertido en un ser enorme y monstruoso, una criatura de rostro terrible
y enormes dientes. Y con cierta sorna, le preguntó: ¿Tienes dientes como yo?
El arriero, pese a ser un hombre hecho y derecho, descabalgó de un salto y, sin ocuparse de sus
mulas que se desperdigaron por calles y caminos, salió corriendo al tiempo que se santiguaba.
Bueno, tomamos unas cuantas fotografías, y de camino reparamos en los olivos de Jaén, llenando
de plata el aire que envuelve la ciudad.
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Leyendas de Jaén y otras historias
A UN OLMO SECO
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Puerta del Ángel (JD. L.J., 1946)
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Matías D. Ráez Ruiz
La puerta se apoya por la izquierda en muro del segundo recinto murado, siguiendo los Adarves, y
por la derecha en lo que fue tapia de la huerta del antiguo convento de los Jerónimos y, desde 1618, de las
Franciscanas Bernardas. (LS. 1913)
45
Convento de las Bernardas: (extractado de D. Lope de Sosa, 1918, 24)
Se mandó construir en tiempos del Arzobispo de Toledo
Bernardo de Sandoval y Rojas (de ahí el nombre de Bernardas)
por el Prior de San Ildefonso, el después Obispo Melchor de
Soria, una vez que los frailes Gerónimos (Isidorianos) y
posteriormente los Capuchinos abandonaran el convento. El
arquitecto pudo ser Sebastián de la Plaza.
Cuenta con interesantes pinturas de Angelo Nardi
(Florencia, 1601), discípulo de Pablo Veronés, que vino a España
como pintor de Felipe IV. Son suyos los cuadros del altar Mayor
(Cristo en la Cruz, Santa Catalina, Santa Teresa)
El edificio está rodeado por muros que van desde el
Portillo de San Jerónimo a la Puerta del Ángel.
La puerta que da a la calle es de orden dórico. Tiene
sobre ella una imagen en piedra de la Purísima y a los lados los
escudos del fundador de aquella casa, Melchor de Vera y Soria,
que sirvió al también obispo de Jaén, después arzobispo, D.
Bernardo de Sandoval.
La obra comenzó en 1618 y se terminó en enero de 1627...,y vinieron unas monjas de Valdemoro.
Tiene en su interior una urna barroca con un Ecce – Homo
45
Iglesia d las Bernardas, JD.L.J., 1964
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Leyendas de Jaén y otras historias
En realidad, el Ecce Homo procedía del Convento de la Trinidad, y son muchos los que aseguran
que de su boca entreabierta salieron palabras celestiales, y que emana un agradable aroma todos los días
del año, excepto uno. (LS 1918) Ello es debido, según me acredita una hermana del Convento (2008), a que el
busto está esculpido en madera de sándalo, sin poderme precisar qué día no emana ese olor.
Sí insiste en que el busto, originariamente tenía la boca cerrada y que, a partir del momento en que
le habló a Beatriz (Leonor según ella), la dejó entreabierta.
Tomamos ahora el camino de la Calle Bernardas, calle eminentemente agrícola en lo antiguo. Allí
vivió durante el siglo XIX un labrador, cuya esposa protagonizó un simpático episodio:
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Matías D. Ráez Ruiz
Para que la venerada imagen pudiera ser vista a todas horas desde la calle, el Obispo Suárez
mandó abrir un hueco con una reja, entre la portada y el contrafuerte de la esquina, del cual aun quedan
huellas visibles... (LS, 1929)
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Leyendas de Jaén y otras historias
Una de las noches siguientes, los moros prepararon una emboscada, penetrando en el Arrabal, más
los vecinos les salieron al paso y los derrotaron y pusieron en fuga, y desde entonces no volvieron más”
Ximena Jurado, concluye el relato de la Procesión Celestial diciendo: “Comenzaron luego los fieles a
venerar aquel sitio... y por mandato del santo obispo Gonzalo de Zúñiga, se edificó en él una pequeña
Capilla en la parte donde paró la Procesión y se hizo un altar donde se colocó una imagen muy antigua de
Ntra. Señora que estaba en uno de los altares de San Ildefonso a la que, por haberla puesto en esta Capilla,
le dieron este nombre para diferenciarla de las demás Imágenes de Nuestra Señora que había en la ciudad
de IAEN.” 46
Continua diciendo que, en 1600 se trasladó el altar desde la espalda del Sagrario a la actual capilla,
guardada por costosísima reja con el escudo del obispo Sancho Dávila. (LS, 1913)
Dejamos a la imaginación del lector otro origen de la leyenda.
En memoria de este favor y desde entonces, todos los días 11 de junio (San Bernabé) se hace una
procesión desde la Catedral a esta Capilla por las calles por las que paseó la Virgen, y en la que participa
tanto el Cabildo Eclesiástico, como el Seglar.
A decir de Cazabán (LS, 1913), La primitiva talla de la Virgen era de madera, con el ropaje decorado en
dorado, de una altura de tres palmos (0,70 metros) La espalda está serrada y sin decoración alguna, como
de haber estado apegada completamente a un retablo o muro. Los pliegues del ropaje denotan una
escultura gótica, un poco anterior a la fecha en que se colocó en la Capilla. El niño forma parte de la talla de
la imagen, aunque pudiera ser que en principio no tuviera Niño; prueba de ello es que tiene el pie derecho
adelantado (se entiende que se adelanta el pie sobre el que se ejerce la carga y, en este caso, el peso está
en el lado izquierdo)
Por otra parte, la mano derecha, más antigua
que la izquierda, está cerrada, en hueco, como si
sujetara el mango de un objeto. El rostro es moreno
oscuro muy brillante, y que el darle este título... “de la
Capilla”, parece que nació de no tener otro ninguno esta
imagen, y así entonces los fieles decían: Vamos a visitar
a la Imagen que está en la Capillita o Capilla, de donde
se quedó el nombre de Nuestra Señora de la Capilla (LS,
1913)
(LS, 1923)
LA MANTILLA COLORÁ
Almendros Aguilar relató el origen de esa toca típica jiennense. Así lo recogía Cazabán en la revista
D. Lope de Sosa:
46
Virgen de la Capilla (JD. L.J., 1960)
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Matías D. Ráez Ruiz
“Damas y galanes bajaron al río, el día de San Juan. Cuando los caballeros corrían y jugaban
cañas, los moros, que en celada hallábanse, fueron a robarles las damas; y al defenderlas los nuestros,
hubo sangriento combate. Las gumías se clavaron en los pechos de muchas de ellas y la sangre enrojeció
sus tocas blancas, y en recuerdo de aquel día y de aquel suceso llevan en Jaén las hembras encarnada la
mantilla”.
Añade Cazabán que, si bien las tocas en Jaén eran blancas para moras y cristianas, a partir de la
conquista de Granada éstas cambiaron el color por el rojo para diferenciarse socialmente de las moras.
47
Iglesia de San Ildefonso (JD.L.J., 1961)
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Leyendas de Jaén y otras historias
Un joven cordobés de buena familia quiso expoliar las joyas de la Virgen de la Capilla; para ello
quedó escondido en la iglesia y cuando salieron todos los fieles y cerraron la puerta, se dispuso a hacer su
tarea. Se dirigió al camarín de la Virgen y le rezó un Ave María para que se le fuera el remordimiento que
sentía; pero aun así no soportaba su mirada, por lo que decidió ponerle un velo por encima de la cabeza, y
así poder robar las joyas.
Cometida esta felonía con nocturnidad, surcó los campos con la intención de poner leguas de por
medio, pero cuando amaneció, sólo había llegado hasta “Los Villares” (a escasas 2 leguas) Allí se cundió la
noticia del robo antes de que él llegase con su saco y, como viesen sospechoso el hato que llevaba, fue
aprendido y de vuelta a Jaén, juzgado y sentenciado a muerte, a pesar de las súplicas y promesas
económicas de sus padres.
Así pues, la cabeza fue puesta en un palo, en el tejado del Templo, para ejemplo del pueblo.
Cuando los carroñeros se la comieron, pusieron la de piedra para que no quedase olvido de cómo se
pagaba semejante sacrilegio para con la Virgen.
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La Divina Pastora (JD.L.J. 1961)
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Leyendas de Jaén y otras historias
Enrique IV en 1465 y 1466, confirmó las gracias dadas por Enrique II en 1369 y añadió: Que Jaén
pudiese tener una corona real sobre su escudo de armas, que son cuatro cuarteles lisos, primero y último de
oro, y los otros de color rojo y por orla castillos y leones; que se nombrase Muy Noble y Muy Leal Ciudad,
Guarda y defendimiento de los Reinos de Castilla... que hubiese casa de Moneda y que las monedas, paños
y otras cosas de esta ciudad se llamasen jaencianas... (LS, 1922)
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Matías D. Ráez Ruiz
FRAY JUAN DE LA MISERIA vino a Jaén a adorar el Santo Rostro: (LS, 1927–30)
Palma y Camacho, en su libro Noticias del Santo Rostro, dice que... Fr. Juan de la Miseria fue uno
de los dos primeros que se asociaron a Santa Teresa de Jesús para la Reforma Carmelitana, y que “yendo
un día a oír misa en Palencia, se encontró con un viejo de rostro venerable y le comenzó a hablar con tanto
espíritu y suavidad que el hermano hizo concepto en su interior que era Santo. Díxole entre otras cosas que
fuese a ver la Santa Verónica en Jaén, que él le acompañaría en el camino.
Saliendo con gusto al viaje, al punto que llegaron a la Ciudad, no vio más al compañero. Vino pues
a Jaén, visitó la Santa Verónica y se refugió en una cuevezuela junto a una ermita que había en Río-
Cuchillo, de donde salía los domingos para venir a la ciudad, donde oía Misa, recibía los Santos
Sacramentos y pedía alguna limosna para sustentarse.
El hermano Juan de la Miseria fue uno de los primeros Religiosos que se sumaron a Santa Teresa
para llevar a cabo la reforma de la Orden... y fue autor del único retrato de la Doctora, que tenía entonces
61 años... La Santa no salió muy favorecida, dando las gracias a Fray Juan por “pintarla fea”...
EL SEÑOR DE LOS TRES HUEVOS (CRISTO DE BURGOS, O DE LAS TRES POTENCIAS) (Internet
– ujaen - E)
En la calle García Requena, más conocida por Recogidas, se encontraba la hornacina del Cristo de
Burgos, de las tres potencias o del Señor de los Tres Huevos
Cuentan que un anciano fraile pidió albergue en una casa de aquella calle y sus propietarios, muy
pobres, sólo le pudieron ofrecer para comer tres huevos. Al amanecer el fraile había desaparecido, los
huevos estaban intactos y en la pared había un crucifijo.
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Leyendas de Jaén y otras historias
Antes se denominó Cristo de la Peña, pero desde finales del XIX paso a llamarse de Charcales.
Le construyeron una ermita en el lugar en que estuvo la antiquísima ermita de la Virgen de la Peña
(siglo XVI), por cuyos andurriales corría osos el Condestable Iranzo. (LS 1918)
Se celebra romería en su honor el segundo domingo de mayo, y aún hay muchos jiennenses que
van hasta la ermita para venerar al Cristo, y después, degustar una riquísima paella “caldosa”, mientras
suenan los tamboriles y las banderas ondean impulsadas por los brazos de jóvenes cofrades.
Tres leyendas han perdurado hasta nuestros días, que relatadas por diversos cofrades y
contrastadas con varias páginas de Internet, vienen a decir:
Una cuenta que en los primeros años del siglo XVII, Jaén sufría una epidemia de cólera, y que unos
campesinos encontraron en aquel lugar, flotando sobre un charco, una tabla en forma de cruz con la imagen
de Cristo. Tras implorarle el fin de la epidemia y, desaparecida ésta, se edificó una ermita en la Fuente de la
Peña.
Más reciente es la que refiere que un soldado que perdonó la vida a un moro durante la guerra de
Marruecos a principios del pasado siglo, recibió en prueba de gratitud el conocimiento del lugar en que sus
antepasados escondieron un tesoro. Al regresar a Jaén no lo encontró, pues el médico que leía las cartas
de su madre, se anticipó, aunque fue castigado por la Virgen dejándolo en la ruina.
La más oída cuenta que un ladrón aprovechó la ausencia en su casa de un anciano artesano, para
entrar a robar, matando además a su esposa.
Los hortelanos, viendo al anciano viudo y sin dinero, hicieron una colecta y con su importe le
compraron un pequeño huerto junto a la Fuente de la Peña.
Estando en él, cayó una gran tormenta y al asomarse a la huerta para ver los destrozos, comprobó
que estaba intacta, descubriendo en un gran charco una cruz de madera con la imagen de Cristo, lo que
puso en conocimiento de sus vecinos, que tampoco sufrieron daño alguno, considerándolo un milagro del
Señor.
Al regresar los hortelanos de la casa del artesano, vieron en el suelo a una persona a la que había
alcanzado la chispa de un rayo, comprobando absombrados que la bolsa que tenía en la mano era la que le
robaron al viudo, mas al devolvérselo, éste quiso que el dinero se emplease en la construcción de la ermita
del Cristo de la Peña.
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Como aportación personal, he insertado en este libro varios relatos para dar “sentido” a ciertas
leyendas, aun cuando se basen en las mismas o en datos históricos aislados.
Así, son creaciones “Almas errantes en el Hospital San Juan de Dios”, “El fantasma de la mora del
Palacio de los Reyes Moros”, “La mona de la Catedral”, y otras aportaciones identificadas con la llamada
“(A)”
La que relato a continuación, está fuera de los paseos establecidos.
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Montó en ella, y sin tener que dirigirla, tomó el camino de la Puerta Barrera que permanecía
cerrada, y puesto frente a ella, empujó las dos pesadas hojas de la misma, abriéndose a su empuje como si
fuesen de papel más que de gruesa madera.
¡El pueblo está sanando!, comentaba la gente con emoción, y dando gracias al Señor.
El arriero llegó a casa de su hermano y, tras los saludos y abrazos pertinentes, le comentó lo
acaecido en la tarde anterior y esa misma mañana.
Inmediatamente se fueron a ver al capellán de la ermita, quien lo puso en conocimiento del Obispo.
Éste llamó al arriero y le preguntó si conocía el nombre de aquellos santos varones.
- Dijeron llamarse Roque y Nicasio, Excelencia.
Este cuento no es el origen de la ya desaparecida ermita que, bajo la advocación de esos santos, se
levantó en el imaginario lugar en que la burra paró; pero no deja de ser curioso el hecho de que en la actual
iglesia de Belén y San Roque, que vino a sustituir el culto de aquella ermita, se venere a Jesús entrando en
Jerusalén sobre una borriquita. (A)
….. / …..
….. / …..
LAUS DEO
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Los sitiados, creyendo que los cristianos querían rescatar la imagen de María Santísima, la
arrojaron a la cerrada del río desde unas altas peñas (donde hoy está su Casa), sobre la cueva de agua que
allí hay, pero la Señora volvía a aparecer en lo alto cuantas veces la tiraban. Esto atemorizó a muchos
moros, pero Mamad – Andon, irritado, sacó su alfanje y dio golpes a la imagen, volviendo a tirarla hecha
trozos.
El 25 de marzo, tras la conquista, un moro converso les dijo dónde se encontraban los restos de la
imagen y se solicitó un artífice que la recompusiese, quedando perfectamente. Determinaron llevársela a
Toledo para mayor culto, pero al tiempo de su partida la imagen estaba milagrosamente en su antigua
capilla...
Se nota la cabeza dividida en tres partes... faltan algunos pedazos del cuerpo... se le hizo un vestido
de hoja de plata, para ocultar del todo los desperfectos. Tiene su fiesta el 8 de septiembre.
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Cuando entraron, los moros entendieron que eran tan buenos los defensores del castillo, que
dejaron luego de combatirlo.
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La imagen de piedra y de rudo tallado, revela ser del tiempo de los godos. Tiene poco más de un
codo de alta y el niño que lleva en brazos le sale del costado izquierdo. Debió ser escondida por los
cristianos con motivo de la invasión de los árabes. Se destruyó en 1936.
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En la fontana de Xodar / Vi la niña de ojos bellos / E finqué ferido de ellos / Si tener de vida una
hora.
Cautelosamente, la comitiva partió de Xodar. Al llegar a Alcalá de Henares, fue recibida por el Rey
que admiró los presentes y se condolió por la desgracia de las dos Princesas, tomándolas bajo su real
protección... proponiéndose darlas a un noble caballero por marido.
Pero quiso la suerte, que el despechado de Bedmar, que siguió los pasos de la comitiva, enterase al
Rey de los amores de Dª María con Don Payo. Al Rey le causó gran enojo, pues lo consideró desacato a su
persona, al venir las damas encomendadas a su regia protección.
Decretó la prisión del Embajador quien, confidencialmente enterado por la misma Princesa de lo que
contra él se tramaba, huyó a Galicia y después a Francia, hasta que las lágrimas de la princesa ablandaron
el corazón del monarca, que le otorgó el perdón, concediéndole la mano de Dª María...
La segunda Princesa, Dª Angelina, casó en Segovia con el Regidor de la Ciudad...
La leyenda se ubica en la cima del cerro de la Atalaya, que se encuentra en el cortijo de la Torre,
entre Noalejo y Arbuniel.
Dicen que ese cortijo era propiedad del moro Gallarín, amigo personal del rey Almanzor, y que
habiendo venido éste a visitar a tal amigo, le pidió que escondiese su tesoro en algún lugar de su cortijo,
dada la gran extensión del mismo y la cantidad de roquedales, cavernas, bosques, etc. que en él
dominaban.
Los soldados de Gallarín construyeron a tal efecto un gran foso donde se depositaron todas
aquellas riquezas, siendo después cerrado y disimulada su entrada.
Pero el rey receló de su amigo y de su pequeño ejército, y mandó matarlos, quedando Almanzor
como único sabedor del sitio. Pero también éste murió en la batalla de Calatañazor, y se perdió todo rastro
del tesoro.
Parece ser que en el siglo XIX, una señora de aquella zona obtuvo del Obispo la copia de un
manuscrito que se conservaba en el archivo catedralicio, en el cual se expresaba:
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“A cinco leguas de Jaén, sitio de la Torre, señas más principales: loma de Cabras y el castillo
derribado en la atalaya que divisa siete torreones. El terreno que allí existe tiene dedos y yemas y rayas en
las piedras. Un árbol negro con un tronco muy grueso y unos endrinos. Tres mogotes de piedra hechos de
la mano del hombre, uno enfrente de Coloma y los otros al hilo de éste. De uno de ellos baja un carril
desmochado de piedras, cuando acaba, a tres metros en dirección al sol saliente, una piedra igual de ancha
que de larga tapa un agujero y a continuación un pasillo ancho y largo, no hagas caso de cuanto veas y
oigas, sigue adelante hasta que veas al final dos poyos grandes”. Ello dio lugar a que muchas personas,
infructuosamente, buscasen el tesoro. Hoy, sigue sin aparecer
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BIBLIOGRAFÍA Y LLAMADAS:
• Francisco López Vizcaíno.- La fuente de la Magdalena (1862)
• (A) Aportaciones del autor
• (C) Varios autores.- Catálogo monumental de 1985, de la ciudad de Jaén
• (E) Excursiones turísticas por Jaén de mano de la guía Eva de Dios
• (J) Juan de Dios López Jiménez - comentarios en las láminas
• (LS) Revista D. Lope de Sosa, 1913 - 1930
• (Sofía) Persona entrañable y mágica.
• (T) Tradición popular, amigos y otras gentes sensibles a su historia
• (1) Manuel López Pérez.- El viejo Jaén
• (2) José Chamorro Lozano.- Guía artística y monumental de la ciudad de Jaén
• (3) Juan Eslava Galán.- El enigma de la mesa de Salomón
• (4) Página Web de Yayyan
• (5) Asociación Iuventa.- Una ciudad de leyendas.
• (6) José García García.- Los cuentos de Jaén
• (7) Manuel Palacios Zamora.- Dichos y frases de nuestro Jaén.
• Folletos varios de la Oficina de Información, Internet, etc.
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Calle Buenavista
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Sin duda, este trabajo al que hoy pego “carpetazo”, ha constituido uno de los más
gratificantes esfuerzos en mi vida.
Gratificantes han sido los lugares que he conocido, las personas que me han
guiado, aquéllas a las que yo he enseñado.
Nunca me hubiese imaginado que una avería en el coche, que a la postre truncó
un viaje a la sierra, fuese el toque de gracia para iniciar mi conocimiento sobre lo
que atesora esta ciudad.
Nunca creí que la magia de Jaén y de sus gentes se confabulara a mi favor para
captar la luz que emana de cada uno de sus rincones.
Pero no puedo ser egoísta con todo el conocimiento que se me ha entregado. Por
ello hoy, al igual que vengo haciendo desde hace cinco años, quisiera iluminar a las gentes de esta ciudad
con esa luz que me ha venido alumbrando en el pasado.
Quiero tratar de contagiar a todos cuantos pueda, y en especial a los más jóvenes, del mismo entusiasmo
que yo he venido sintiendo mientras colocaba cada una de las piezas del puzzle que conforma esta
histórica ciudad.
Son aún muchas las que quedan sin poner, pero esas las tenemos que buscar entre todos, y las tenemos
que buscar desde el respeto. Respeto a cuanto nos ha sido legado por nuestros mayores, respeto a las
diferentes formas de cultura, respeto a nuestra historia, respeto a nosotros mismos y a los demás.
Así, entre todos, podremos dar sentido auténtico a esa primera estrofa de nuestro himno que entronca con
el del “Abuelo”:
“Bella ciudad de luz”
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