Contabilidad Fundamental

Márquez Hoyos Alejandro.

Lectura de Joseph E. Stiglitz

Se señala que, aunque la obligación de pagar impuestos es necesaria para
financiar servicios públicos, también puede permitir al Estado transferir recursos
de un grupo a otro. Esta transferencia forzada se compara con un robo, pero con
la diferencia de que se realiza a través de un proceso legítimo.

Se menciona que esta cuestión preocupó a los fundadores de los Estados Unidos
durante la Guerra de Independencia, y el lema "la tributación sin representación es
una tiranía" fue importante en ese contexto.

Se habla de la amplia variedad de impuestos que han sido recaudados por los
Estados a lo largo de la historia. Estos impuestos han abarcado una gama diversa
de áreas, desde impuestos sobre ventanas y embarcaciones de lujo hasta
impuestos sobre la renta de personas y sociedades, entre otros.

Se menciona que los impuestos pueden dividirse en dos categorías principales:

impuestos directos e impuestos indirectos. Los impuestos directos afectan
directamente a las personas y empresas, como el impuesto sobre la renta de las
personas, las cotizaciones a la seguridad social y el impuesto sobre la renta de las
sociedades. Los impuestos indirectos se aplican a una variedad de bienes y
servicios, como aranceles aduaneros, impuestos sobre consumos específicos
(como el servicio telefónico y bienes de lujo) y, en algunos lugares, impuestos
sobre las ventas al por menor o el valor añadido.

Se menciona que, en Estados Unidos, los principales impuestos federales son las
cotizaciones a la seguridad social y los impuestos sobre la renta de las personas,
mientras que en los Estados y municipios, el impuesto sobre la renta de las
personas y las cotizaciones a la seguridad social también son importantes fuentes
de ingresos. Además, se destaca que algunos Estados pueden tener exenciones
fiscales, es decir, no se le aplican impuestos a alimentos en algunos lugares.

La aprobación de la Decimosexta Enmienda en 1913 fue un momento crucial en la

historia fiscal de Estados Unidos, ya que introdujo el impuesto sobre la renta.
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Antes de eso, los principales ingresos del gobierno provenían de impuestos sobre
bienes específicos y aranceles aduaneros. Sin embargo, a lo largo del siglo XX,
los impuestos sobre la renta de personas y empresas, junto con las contribuciones
a la seguridad social, se convirtieron en las fuentes principales de ingresos del
gobierno. Esto se refleja en el cambio de importancia de diferentes tipos de
impuestos, con un aumento en los impuestos directos y una disminución en los
impuestos indirectos, y un papel en aumento de las contribuciones a la seguridad
social.

La mayoría de los países europeos han optado por el impuesto al valor añadido o
también conocido como impuesto al valor agregado (IVA).

Se buscan cinco características para que un sistema tributario sea adecuado.

Eficiencia económica: Significa que el sistema tributario no debe interferir en la

asignación eficiente de los recursos en la economía. En otras palabras, los
impuestos no deben distorsionar las decisiones económicas de las personas o
empresas. Un sistema eficiente asegura que la economía funcione de la manera
más productiva posible.

Sencillez administrativa: El sistema tributario debe ser fácil de entender y

administrar tanto para los contribuyentes como para las autoridades fiscales. La
simplicidad reduce los costos y la complejidad asociados con la recaudación de
impuestos.

Flexibilidad: El sistema debe poder adaptarse rápidamente a cambios en las

condiciones económicas o fiscales. Esto significa que debe ser capaz de ajustarse
en función de la evolución de la economía o las necesidades del gobierno sin
requerir cambios sustanciales en la legislación.

Responsabilidad política: Los contribuyentes deben poder comprender cuánto

están pagando en impuestos y cómo se utilizan esos fondos. Esto promueve la
transparencia y permite que los ciudadanos tomen decisiones informadas sobre
asuntos fiscales.
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Justicia: El sistema debe ser justo en la forma en que trata a diferentes individuos.
Esto implica que las personas con mayor capacidad económica deberían contribuir
más al sistema tributario en proporción a sus ingresos o riqueza, lo que se conoce
como el principio de equidad fiscal.

Los impuestos tienen un impacto significativo en cómo las personas toman

decisiones en su vida económica. Pueden influir en una amplia gama de
elecciones, como la decisión de estudiar, la elección de profesión, la decisión de
trabajar o quedarse en casa para cuidar a los hijos, la cantidad de horas que una
persona trabaja, el ahorro y cómo se realiza, el momento de jubilarse y trabajar a
tiempo parcial después de la jubilación, e incluso las decisiones relacionadas con
el matrimonio y el divorcio.

Por ejemplo, los impuestos sobre la renta pueden afectar el rendimiento educativo
después de impuestos, lo que influye en la decisión de una persona de continuar
estudiando. También pueden afectar la elección de la ocupación, ya que algunos
trabajos ofrecen beneficios no sujetos a impuestos.

Además, pueden influir en las decisiones de casarse o divorciarse debido a cómo

se considera el estado civil durante todo el año fiscal.

Los impuestos también afectan decisiones empresariales, como la inversión, la

investigación y el desarrollo, y la asignación de recursos. Incluso pueden influir en
la durabilidad de las máquinas que se utilizan en la producción, la asignación de
recursos al sector de la vivienda y al equipamiento, y la sostenibilidad de los
recursos naturales.

Los impuestos a veces pueden afectar la forma en que se realizan las

transacciones sin cambiar su esencia.

Por ejemplo, en términos prácticos, no importa mucho si un empleador da dinero a

un empleado para que compre un seguro médico o si el empleador compra el
seguro y lo proporciona al empleado. Sin embargo, desde una perspectiva fiscal,
hay una gran diferencia.
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En el primer caso, el dinero dado al empleado se considera como "ingreso" sujeto

a impuestos, mientras que, en el segundo caso, el "pago en especie" no está
sujeto a impuestos.

Del mismo modo, en términos financieros reales, no hay mucha diferencia entre
ahorrar directamente para la jubilación o permitir que el empleador retenga parte
del salario y lo invierta en un plan de pensiones.

Sin embargo, las implicaciones fiscales son diferentes, lo que puede llevar a que
se aliente a los empleados a ahorrar a través de un fondo de pensiones ofrecido
por la empresa en lugar de hacerlo por su cuenta.

Estos efectos financieros pueden tener consecuencias en la economía real, ya que

los fondos de pensiones, debido a las regulaciones a las que están sujetos,
pueden invertir de manera diferente a cómo lo haría una persona que ahorra para
su jubilación.

Los impuestos también tienen un impacto en cómo se organizan las actividades

económicas. Por ejemplo, la legislación tributaria distingue entre empresas con
responsabilidad limitada y personas o sociedades colectivas sin esa limitación.
Cuando la responsabilidad es ilimitada, significa que, si una inversión de 100
euros va mal, las pérdidas pueden ser mucho mayores que los 100 euros
invertidos, lo que hace que los inversores sean más cautelosos. Los impuestos
pueden influir en esta organización al favorecer o desfavorecer a las empresas.
Por ejemplo, si los impuestos son favorables a las empresas con responsabilidad
limitada, esto puede estimular la actividad empresarial y la asunción de riesgos.
Por otro lado, si los impuestos son desfavorables para las empresas, pueden
reducir los incentivos para emprender actividades comerciales y limitar la asunción
de riesgos en la economía.

Normalmente los efectos financieros suelen estar relacionados con los efectos
organizativos. Como caso tenemos que el sistema tributario puede influir en la
forma en que las empresas obtienen financiamiento, ya sea a través de bancos o
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en el mercado de valores. Esto puede ser crucial, ya que diferentes fuentes de

financiamiento tienen implicaciones financieras significativas y muy diferentes.

Por ejemplo, si un sistema tributario favorece la financiación a través de bancos, la

empresa puede volverse muy dependiente del banco para obtener capital, ya que
este tiene una estrecha relación con sus necesidades para requerir dicho capital o
por qué la empresa tiene escasez de fondos, y así los bancos proporcionar este
mismo a las buenas empresas y negarlo a las que tienen problemas más
fundamentales.

Por otro lado, la obtención de fondos a través de los mercados de capitales

(emisión de bonos o nuevas acciones) suele ser más complicado en las
recesiones para adquirirlos.

El impuesto tiene un efecto en el equilibrio general, es decir que pueden afectar o

alterar a la economía, ejemplo, si se aplican impuestos sobre los intereses puede
reducir el cautivar de los trabajadores en el ahorro o inversión por la aplicación de
estos impuestos, lo que a su vez se traduce en un menor capital por parte de las
empresas o alguna entidad, como podría ser el estado, para invertir en activos
como planta, maquinaria y equipo a lo que deriva una menor eficiencia por parte
de los trabajadores en la producción debido a la reducción de herramientas para
trabajar, y al existir menos producción se recortan los salario y se regresaría al
punto de no tener la capacidad para ahorrar.

En caso de que se aplique un impuesto sobre capital puede reducir la oferta de

capital y un aumento en la desigualdad.

Al anunciarse un impuesto eso puede traer consecuencias o efectos incluso antes

de que entre en aplicación dicho impuesto, un ejemplo claro de esto es cuando se
elimina alguna deducción de algún activo, esto puede repercutir a una
depreciación de su valor.

En el ámbito de los impuestos, se distingue entre impuestos distorsionadores y no

distorsionadores. Los impuestos no distorsionadores, también llamados impuestos
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de cuantía fija, son aquellos en los que el individuo no puede hacer nada para
cambiar sus obligaciones fiscales.

Por otro lado, los impuestos distorsionadores son aquellos en los que el individuo
puede intentar cambiar su carga fiscal mediante ciertas acciones, como trabajar
menos o gastar menos en productos gravados. La mayoría de los impuestos en
los países occidentales son distorsionadores, como los impuestos sobre la renta o
sobre las mercancías, cuando se compra menos de la mercancía gravada.

Sin embargo, se menciona que el estado puede recaudar los ingresos necesarios
sin afectar el bienestar de los individuos, esto se realiza al establecer impuestos
de cuantía fija.

Los impuestos correctores son aquellos en los que se recaudan ingresos y

mejoran la eficiencia de la asignación de los recursos.

La gestión del sistema fiscal implica costos significativos. Estos costos se dividen
en dos categorías: costos directos, que son los gastos asociados con la
administración de las agencias de recaudación de impuestos; y costos indirectos,
que recaen sobre los contribuyentes y deben ser asumidos por ellos.

Los costos administrativos de un sistema fiscal dependen de varios factores. En

primer lugar, dependen de la cantidad de información que las personas y las
empresas deben mantener para cumplir con sus obligaciones fiscales. Las
grandes empresas tienen ventajas aquí porque su contabilidad es más avanzada,
y el uso de computadoras ha reducido sus costos en este aspecto. Sin embargo,
para las pequeñas empresas y las personas que emplean servicio doméstico,
llevar registros detallados para fines fiscales puede ser costoso y complicado.

En particular, cumplir con los impuestos sobre las ganancias de capital puede ser
especialmente costoso debido a la necesidad de mantener registros a lo largo del
tiempo.

El hecho de que existan diferente tasa de impuestos o algunas personas tengan

una tasa más baja a la de otras, provoca un intento de desviar renta hacia
familiares con tasas menores o que estén menos gravadas.
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Gravar algunas categorías de rentas puede ser mas caro que gravar otras, es
difícil distinguir entre renta y capital. Por ejemplo, en las inversiones, el pago
efectuado a los propietarios puede clasificarse como “renta” (dividendos) o
“principal” (devolución de fondos o efectivo invertido), si la legislación tributaria
trata de forma distinta a estos pagos, los contribuyentes le darán cierta
caracterización según les convenga.

Además, los costos administrativos de recaudar impuestos pueden variar según el

tamaño de las empresas. Las pequeñas empresas a menudo enfrentan costos
más altos para cumplir con los impuestos en comparación con las grandes
empresas. Por lo tanto, impuestos como el impuesto al valor agregado, que
obtienen una parte importante de sus ingresos de grandes empresas que
contribuyen significativamente al valor total de la economía, pueden tener costos
administrativos más bajos en comparación con impuestos sobre las ventas que se
aplican en muchas tiendas minoristas.

En primer lugar, menciona que los cambios en los tipos impositivos son necesarios
cuando las circunstancias económicas cambian. Algunos ajustes son simples de
hacer, mientras que otros requieren debates políticos más amplios.

Luego, se refiere a la "estabilización automática", que se da en el caso de algunos

impuestos, como el impuesto sobre la renta. Cuando la economía atraviesa una
recesión y los ingresos de las personas disminuyen, el tipo impositivo medio
también disminuye, lo que significa que las personas pagan menos impuestos
debido a sus menores ingresos. Por otro lado, cuando la economía se recupera y
los ingresos aumentan, el tipo impositivo medio también aumenta. Esta
característica del impuesto sobre la renta ayuda a estabilizar la economía de
forma automática.

En los debates políticos existe gran controversia, salen a relucir varias preguntas
como en el caso de que los tipos impositivos aumentos ¿debería aumentar
proporcionalmente? O si algunos impuestos deberían ajustarse según la cantidad
de ingresos, entre otras cuestiones.
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La equidad horizontal se refiere a la idea de que un sistema tributario es

considerado justo si trata de la misma manera a individuos que son idénticos en
todos los aspectos relevantes. En otras palabras, dos personas que son iguales en
todos los aspectos relevantes deberían recibir el mismo tratamiento en términos
de impuestos.

Sin embargo, el texto plantea algunas preguntas vagas en esta definición. Por
ejemplo, ¿qué significa que dos personas sean idénticas en todos los aspectos
relevantes? ¿Y qué significa que dos personas reciban el mismo trato? Para
ilustrar esto, se presenta un ejemplo de gemelos idénticos que solo difieren en sus
preferencias de helado: uno prefiere el chocolate y el otro la vainilla. Si el sistema
tributario grava el helado de chocolate y el de vainilla a tasas diferentes, uno
termina pagando más impuestos que el otro, lo que podría parecer injusto desde el
punto de vista de la equidad horizontal. Sin embargo, ambos gemelos tienen
acceso a las mismas oportunidades y podrían comprar el otro tipo de helado si lo
desearan, lo que significa que el sistema no los discrimina.

La equidad vertical se basa en la idea de que algunas personas tienen una

capacidad superior para pagar impuestos en comparación con otras y, por lo tanto,
deben pagar una proporción más alta de sus ingresos en impuestos.

Se espera que aquellos con mayores ingresos paguen más impuestos, lo que se
llama progresividad. Sin embargo, a veces los impuestos pueden ser regresivos, lo
que significa que incluso aquellos con mayores ingresos pueden pagar una parte
menor de sus ingresos en impuestos.

En el pasado, solíamos gravar cosas específicas o de lujo, pero a medida que el

gobierno necesitaba más dinero, comenzamos a depender más de impuestos
sobre la renta de las personas como una fuente importante de ingresos. En la
actualidad, algunos países están considerando impuestos sobre el consumo,
como el IVA, que gravan principalmente lo que compramos en lugar de nuestros
ingresos.
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Argumenta que algunos creen que los impuestos deberían basarse en lo que una
persona gasta (consumo) en lugar de en lo que gana (renta) porque el gasto
refleja mejor su contribución a la sociedad. La diferencia entre los ingresos y el
consumo es el ahorro. Un importante punto de discusión es si el ahorro debería
estar exento de impuestos. Esto significa preguntarse si los ingresos generados
por el ahorro, como intereses, dividendos y ganancias de capital, deben estar
sujetos a impuestos.

la idea de utilizar la renta percibida a lo largo de toda la vida como base para
establecer los impuestos en contraposición al enfoque tradicional de gravar la
renta en un año específico. Propone que la base tributaria adecuada debería ser la
renta acumulada de toda la vida de un individuo, que se calcula como el valor
actual descontado de sus ingresos futuros. Esto significa que se toma en cuenta la
idea de que el dinero hoy vale más que el dinero en el futuro debido a la
posibilidad de invertirlo y obtener ganancias.

se examina la eficiencia de estos sistemas, teniendo en cuenta factores como las

distorsiones económicas que pueden causar y los costos asociados con la
administración y el cumplimiento de los impuestos. Luego, se identifican los
sistemas tributarios que son eficientes en el sentido de Pareto, lo que significa que
no es posible mejorar el bienestar de una persona sin empeorar el de otra dada la
información y los instrumentos disponibles.

Después de evaluar la eficiencia, se utiliza una función social de bienestar para

elegir entre las estructuras tributarias eficientes. Esta función refleja la actitud de la
sociedad hacia el bienestar de los individuos. El enfoque separa las cuestiones de
eficiencia de los juicios de valor y permite determinar cómo deberían aumentar los
impuestos en relación con la renta y si se deben permitir deducciones para ciertos
gastos, como los médicos

El utilitarismo es una teoría que tradicionalmente respaldaba la idea de impuestos

progresivos, es decir, gravar a las personas ricas con tasas impositivas más altas
que a las personas pobres. Según esta teoría, los impuestos deben configurarse
de manera que la pérdida de bienestar que una persona experimenta al pagar
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impuestos sea la misma para todas las personas. En otras palabras, si quitar un
euro a una persona rica causa menos pérdida de bienestar que quitárselo a una
persona pobre, entonces aumentar los impuestos al primero y reducirlos al
segundo aumentaría el bienestar general. Sin embargo, este argumento no
considera que los ingresos de las personas dependen de su esfuerzo y trabajo, y
aumentar los impuestos a quienes ganan más podría desincentivar su trabajo, lo
que a su vez podría reducir los ingresos fiscales del Estado. En otras palabras, los
impuestos pueden afectar la cantidad de trabajo que las personas están
dispuestas a realizar.

Por lo tanto, el utilitarismo también tiene en cuenta cómo los impuestos afectan los
ingresos. Si un grupo de personas responde fuertemente a los aumentos de
impuestos reduciendo significativamente su oferta de trabajo, entonces un
aumento en las tasas impositivas podría generar relativamente pocos ingresos de
ese grupo, lo que sugiere que no deberían enfrentar tasas impositivas muy altas.