9 Teatro Esp
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9 TEMA
TEMA 9 – Esquema
Esquema
Teatro español del siglo XVII
El teatro español del Lope de Vega y otros El teatro de Tirso de Pedro Calderón de la Barca y
siglo XVII. dramaturgos de su ciclo Molina otros dramaturgos de su ciclo
2
© Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)
Ideas clave
Para estudiar este tema deberás leer las Ideas clave expuestas a continuación.
Dedicaremos este tema a estudiar el teatro español del siglo XVII. Para lograr nuestro
objetivo en primer lugar revisaremos la importancia del Arte Nuevo de Lope en este
contexto.
A continuación, y con la finalidad de ofrecer una visión de conjunto del género dramático
en la España del siglo XVII, estudiaremos la obra de los siguientes autores y algunos
miembros de sus respectivas escuelas:
El teatro fue posiblemente uno de los géneros más significativos en el siglo XVII español
tanto en su versión escénica como en la impresa.
Antes de abordar las características propias del teatro español del Siglo de Oro es preciso
ofrecer una cronología en forma de fases que permita entender la evolución del teatro
áureo español.
Siguiendo a Pablo Jauralde (1983, pp. 203-207), podemos distinguir los siguientes
periodos:
» El primero comprende los años 1575 y 1587: durante esta fase llegaron a España
muchas compañías itinerantes italianas, que imponen el modelo de la Commedia
dell´Arte. Recuérdese que este género nació en Italia en el siglo XVI.
» El segundo ocupa los años 1587 a 1620: coincide con el momento de esplendor de
los corrales de comedias.
» A partir de 1621, y hasta el siglo XVIII, el teatro de corral convivirá con los
nuevos espectáculos de palacio que ofrecen una escenografía más compleja. Además,
los temas evolucionan en un doble sentido: comedias de enredo u obras de gran
hondura temática, como ocurre en el teatro de Calderón de la Barca.
El teatro de corral, el de corte y los autos sacramentales constituyen, en el siglo XVII, las
tres modalidades dramáticas principales asociadas a tres espacios escénicos concretos:
los corrales, los escenarios cortesanos y los carros de la fiesta sacramental. Si nos
centramos en la primera modalidad, conviene tener en cuenta que a finales del siglo XVI
las obras de teatro empezaron a representarse a partir de conciertos económicos entre
los ayuntamientos, las cofradías y los hospitales, que sufragaban los gastos de cómicos y
escenarios. La primera obra que se representó bajo estas condiciones fue en el siglo XVI,
en 1565, en Madrid.
Pocos años más tarde la Cofradía de la Soledad pide participar en el negocio. Con los
beneficios de las primeras representaciones se instalan los primeros teatros en terrenos
propios: en 1579 el de la Cruz y en 1582 el del Príncipe. Como es sabido, el corral de
comedias era un espacio cerrado, cubierto de lonas para guarecer a los espectadores del
sol y la lluvia. Los espectadores contemplaban las representaciones desde el patio y desde
los palcos o habitaciones. Este espacio de representación se caracterizaba por la
organización de las distintas clases dentro de cada uno de sus subespacios: así, por
ejemplo, los miembros de la corte ocupaban los aposentos; las mujeres de bajo estrato
social se colocaban en la cazuela, espacio eminentemente reservado a las mujeres y los
mosqueteros ocupaban el patio.
El teatro de corral del siglo XVII se caracterizaba por su naturaleza festiva; las
representaciones duraban varias horas ofreciendo a los espectadores una jornada
completa de fiesta en la que no solo se representaba la comedia sino también otras piezas
breves que la acompañaban como son la loa, al comienzo y de forma previa a la comedia
para captar la atención del público; los entremeses, jácaras y mojigangas, que se
intercalaban entre jornada y jornada; o los bailes que se ponían en escena tras la tercera
jornada de la comedia. El día de teatro se celebraba, en una primera época, solo los
martes y jueves y empezaba a las tres de la tarde. Juan de Zabaleta ha descrito de forma
excelente el significado y desarrollo de la jornada en la que se celebraba una comedia en
Madrid en su obra El día de fiesta por la tarde de la que ofrecemos un fragmento:
Asómase a los paños por ver si está vacío el lugar que tiene dudoso y vele vacío.
Parécele que ya no vendrá su dueño y va y siéntase. Apenas se ha sentado cuando
viene su dueño y quiere usar de su dominio. El que está sentado lo resiste y
ármase una pendencia. [...]
Vuelve la cara a diferentes partes, cuando siente que por detrás le tiran de la
capa. Tuerce el cuerpo por saber lo que aquello es, y ve un limero, que metiendo
el hombro por entre dos hombres, le dice cerca del oído que aquella señora que
está dándose golpes en la rodilla con el abanico dice que se ha holgado mucho
de haberle visto tan airoso en la pendencia, que le pague una docena de limas.
El hombre mira a la cazuela, ve que es la que le ha contentado, da el dinero que
se le pide y envíale a decir que tome todo lo demás de que gustare. [...]
Ahora bien, quiero enseñar al que oye comedias a oírlas, para que no saque del
teatro más culpas de las que llevó. Procure entender muy bien los principios del
caso en que la comedia se funda, que con esto empezará desde luego a gustar de
la comedia. Vaya mirando si saca con gracia las figuras el poeta, y luego si las
maneja con hermosura, que esto, hecho bien, suele causar gran deleite. Repare
en si los versos son bien fabricados, limpios y sentenciosos, que si son de esta
manera le harán gusto y doctrina, que muchos, por estar mal atentos, pierden
la doctrina y el gusto. Note si los lances son nuevos y verosímiles, que, si lo son,
hallará en la novedad mucho agrado, y en la verosimilitud le hará grande placer
ver a la mentira con todo el aire de la verdad. Y si en todas estas cosas no
encontrare todo lo que busca, encontrará el deleite de acusarlas, que es gran
deleite».
(Zabaleta, s.f., s. p.)
Como el público del teatro era fijo, las obras en cartel duraban muy poco. Por eso, los
autores estaban obligados a producir nuevos textos sin desmayo. Un buen ejemplo a este
respecto es, sin duda, el de Lope de Vega.
» Las cortinas o paño cubren y descubren los huecos del escenario y el propio actor
puede correrlas o descorrerlas en función de las necesidades escénicas.
» Los distintos decorados que se puede mostrar bajo las cortinas es grande: adornos
de jardín, peñas rústicas, etc.
» En los huecos podían colocarse elementos móviles tales como barandillas, ventanas
o rejas.
» Las dos puertas laterales inferiores debían quedar libres pues se empleaban para la
entrada y salidas de actores y actrices; además, cuando una escena es, por ejemplo,
en la calle podían simular las puertas de la casa.
» En el hueco central suelen situarse escenas interiores: una cama, un bufete, una silla,
cuadros colgados, etc.
» En ciertos tipos de comedias el escenario podía enriquecerse con piezas móviles: ej.
montes o rampas por donde ruedan los personajes.
» Había también naves que atravesaban el escenario u otros objetos como nubes de
algodón o piedras de cartón.
Además de los elementos del decorado deben tenerse en cuenta las máquinas que
componen la tramoya:
» El bofetón es una especie de torno giratorio capaz de ocultar al actor que se coloca
en uno de sus lados, al darse la vuelta.
» Entre los efectos especiales tampoco faltan animales, a veces vivos, maniquíes o
actores disfrazados.
Lo habitual era que el dramaturgo vendiera su obra una vez concluida al autor de
comedias, etiqueta empleada para denominar al director de la compañía. El dramaturgo
no se quedaba con ninguna copia, pues vendía el manuscrito original y único al director.
Por lo tanto, el único dinero que recibía el dramaturgo por su obra era el pago que el
director le efectuaba en ese momento y, posteriormente, perdía todo el derecho sobre su
obra. Este procedimiento supuso numerosos problemas cuando los dramaturgos se
decidieron a imprimir sus comedias, puesto que les resultó complicado hacerse con los
textos vendidos muchos años antes para imprimirlos en partes de doce comedias;
además, cuando los recuperaron, los textos presentaban numerosos problemas textuales
por haber pasado durante años por las manos de distintas compañías de teatro. Era
frecuente que las compañías, una vez representada la obra, la vendieran a una tercera y
que estas adaptaran el texto.
Portada de Lope de Vega, Rimas de Lope de Vega Carpio aora de nuevo imprimidas con el Nuevo arte de
hazer comedias deste tiempo, Milán, Jerónimo Bordón, 1611.1
1Se maneja el ejemplar conservado en la Biblioteca Nacional de España (U/4482). La portada se toma del
ejemplar reproducido en la Biblioteca Digital Hispánica:
http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000134502&page=1.
Se trata de una suerte de poética en versos endecasílabos sin rima, donde el autor va
exponiendo, de manera cautelosa, y en forma de discurso académico, sus reflexiones
sobre el teatro en relación con varios temas tales como los distintos géneros o su mezcla;
las unidades del drama, la división en partes, el lenguaje y los personajes, la
representación, etc. Lope tuvo muy presente al componerla la Poética de Aristóteles, no
en vano respetó algunos de sus preceptos como el decoro o la verosimilitud.
El propósito de Lope era escribir un arte nuevo, porque el teatro, que es un arte popular,
lo necesita. De esta obra nacerán algunos de los rasgos característicos del teatro nuevo
del siglo XVII español, que romperán la tradición teatral de manera radical.
En lo que se refiere a los géneros, Lope distingue la tragedia de los demás géneros
teatrales. Además, se refiere a la tragicomedia, que caracteriza por dos notas: la mezcla
de personajes altos y bajos; y la mezcla de lo trágico y lo cómico.
En cuanto a la acción dramática, Lope acepta que esta debe ser una que sirva a un
argumento. Esto no quiere decir que no pueda haber dos paralelas, pero, en este caso,
deben complementarse, y apoyarse una en otra, de tal manera que resulten inseparables,
lo que nos lleva de nuevo a una acción única.
Lope recomienda que la acción transcurra en tres actos, que se corresponde con la
división entre planteamiento, nudo y desenlace.
El dramaturgo se refiere también a los metros empleados en las obras teatrales y atribuye
una función a las estrofas. Así, el soneto es para los soliloquios; la redondilla, la quintilla
y la cuarteta, para los diálogos; el romance, para contar algo al espectador. Además, sigue
la norma aristotélica de que cada uno hable como debe.
Hay cuatro tipos de discurso: el del poderoso, que es épico, retórico y culto; el viejo,
sentencioso y prudente; el del enamorado, petrarquista (salvo que sea villano como
Peribáñez, en cuyo caso debe popularizarse); y el del gracioso, que es humorístico e
ingenioso.
No es posible clausurar este apartado sin dedicar algunas líneas a los restantes géneros
teatrales vigentes en el siglo XVII: el auto sacramental, pieza religiosa que se
representa con riqueza de tramoya y mecanismos teatrales.
Por su parte el teatro cortesano incluye las fiestas de gran espectáculo representadas en
espacios cortesanos con abundante maquinaria teatral y tendencia a la fusión de las
artes: escultura, pintura, música, etc.
No será hasta 1622 con la llegada del primer escenógrafo italiano a España (Giulio
Fontana: transformación del escenario e iluminación artificial mediante el montaje de
La gloria de Niquea) y especialmente a partir de 1626 (llegada de Lotti; La selva sin
amor, primera ópera española, 1627, con fastuosa escenografía y efectos mecánicos)
cuando se desarrollen las obras de escenografía espectacular y comience a haber una
separación cada vez más amplia entre el teatro de corral y el teatro de corte.
Dicho desarrollo del teatro cortesano culmina durante el reinado Felipe IV, un rey
inclinado hacia las artes y el entretenimiento. No en vano, durante su reinado se produjo
una gran proliferación del teatro mediante representaciones abiertas a otros miembros
de la corte y también a través de representaciones privadas. En este sentido el Palacio del
Buen Retiro se convierte en lugar fundamental de representación teatral en la primera
mitad del reinado de Felipe IV. Un lugar, por otra parte, que Cosimo Lotti aprovecha
para sus planes escenográficos.
Al auto sacramental y el teatro cortesano debe sumarse la mención de las piezas breves
que formaban parte de la fiesta teatral celebrada bien en el corral bien en el espacio
cortesano como son la loa, el entremés, la mojiganga y el baile. En ambos casos la
estructura de la fiesta respondía al siguiente esquema:
Recuérdese que los autos sacramentales estaban formados por un solo acto y, por lo
tanto, en ellos no había lugar para las piezas intercaladas. Aun con todo, en su
representación se mantiene la loa inicial y las piezas breves al final.
La vida de Lope está muy unida a su obra, como ocurre con la de Miguel de Cervantes.
Por eso puede ser esclarecedor dar algunas notas al respecto. Félix Lope de Vega y Carpio
(1562-1635) nació y murió en Madrid, donde estudió en los jesuitas. En 1580 era ya un
escritor de cierta fama. Estuvo al servicio del marqués de las Navas, hasta que fue
desterrado, siete años más tarde, por un libelo contra un cardenal, tío de Elena Osorio,
su primer amor.
Durante su destierro en Valencia se casó con Isabel de Urbina, que aparecerá en sus obras
bajo el pseudónimo de Belisa. Fue soldado en la Armada Invencible, y pasó al servicio
del duque de Alba.
Entró entonces en su época más fructífera, en la que, además de escribir teatro, publicó
un poema épico, La Dragontea y El Isidro, poema encargado por el rey, para ornato de
la nueva capital del reino, sobre la vida del santo patrón. El pueblo de Madrid sentía ya
por Lope una enorme admiración.
Las Rimas sacras, colección de poemas religiosos, coincide con su ordenación sacerdotal
y con su última relación con Marta de Nevares, a la que llama en sus poemas Amarilis y
Marcia Leonarda. Su vida se convirtió en un escándalo perpetuo, y Lope, que pierde el
favor del rey, vive una tragedia con la locura y, además, el posterior fallecimiento, de
Marta, a la que dedica uno de los más hermosos sonetos de amor en español.
La muerte de Lope, en 1635, se convirtió en una jornada memorable para los habitantes
de Madrid, que acudieron a su entierro aclamándole como su poeta.
El teatro de Lope puede clasificarse desde muchos puntos de vista; uno de ellos es el
temático:
(Riñan.)
(Disparen dentro.)
Otros autores que pertenecen a la escuela de Lope de Vega son, por ejemplo, Mira de
Amescua, Vélez de Guevara, Juan Ruiz de Alarcón, Guillén de Castro, dramaturgo del
grupo valenciano, o Tirso de Molina, a quien dedicaremos las páginas que siguen.
Fray Gabriel Téllez, Tirso de Molina fue mercedario y ocupó puestos de responsabilidad
en la Orden, actividad que compaginó la composición de comedias. Solo un incidente
turbó una vida tranquila: la reprensión que le hicieron los mercedarios por escribir obras
demasiado profanas.
Tirso recogió su visión del teatro en dos obras: Los cigarrales de Toledo y Deleitar
aprovechando. También en el "Prólogo" que escribió para encabezar la Historia de la
Sagrada Orden de la Merced.
Tirso forma para de la escuela de Lope, autor al que admiraba sin reparos. Por este
motivo y a su juicio el teatro debía reunir cuatro elementos combinados:
Tirso defiende, en consecuencia, la libertad del poeta frente al canon literario impuesto,
tanto en formas como en temas y, por otra parte, gusta de la simplicidad y desconfía del
exceso de tramoya, porque considera que ahoga la creación teatral.
Es posible ofrecer una clasificación de las obras de Tirso de Molina de acuerdo con los
temas que se tratan en ellas:
» De asunto religioso. La venganza de Tamar; la Trilogía de Santa Juana, y, sobre
todo, El condenado por desconfiado, sobre la predestinación.
De todas ellas, El burlador de Sevilla es quizás la obra más célebre de Tirso. La obra se
desdobla en dos planos, representados cada uno en un acto: las burlas a cuatro mujeres,
dos nobles y dos villanas; y la posterior cita con el comendador, la muerte y la
condenación irremisible.
La primera parte supone una acumulación muy dinámica de acontecimientos. Don Juan
aparece como un amoral práctico, que busca el placer de manera egoísta. No es un
seductor transgresor, como lo será el Tenorio de Zorrilla.
En la segunda parte, Tirso usa el recurso teatral del crescendo: el burlador sube por una
escala -o baja- progresiva de infamias: de la crueldad de la seducción pasa a las
blasfemias, la soberbia del reto a Dios que desemboca en un final trágico, que no es tanto
la muerte, sino la condena.
Además, don Juan se ampara en su linaje, para creer que no sufrirá castigo alguno. Y,
respecto de su alma, piensa arrepentirse antes de morir. La sorpresa llega cuando Dios
le castiga en vida, contestando al reto blasfemo de don Juan, sin aguardar a la muerte, y
sustituye, así, a la justicia humana, que se ha demostrado ineficaz.
En 1608 ingresó Calderón en el Colegio Imperial de los jesuitas en Madrid en el que cursó
la enseñanza primaria y secundaria. Durante seis años estudió gramática y sintaxis
latina, se formó en las artes de la poética y la retórica, trabajó sobre la métrica latina y
tradujo a Ovidio, las Églogas de Cicerón, las Geórgicas de Virgilio, algo de Séneca, Catulo,
Propercio y autores latinos modernos. Igualmente aprendió griego, lo bastante para
traducir a Juan Crisóstomo, que servía como autor de base. Posteriormente, accedió
Calderón a la educación superior en la Universidad de Alcalá en donde fue alumno de
Súmulas cursando principios generales de Lógica y Retórica. Finalmente, abandonó
Alcalá para trasladarse a Salamanca en cuya Universidad realizó estudios de Derecho
Civil y Cánones.
No obstante, que, entre 1623 y 1630, Calderón encaminó la mayor parte de su producción
dramática hacia los corrales de comedias. A estos años pertenecen La devoción de la
cruz, probablemente obra temprana; Nadie fíe su secreto, de 1623 o 1624; El astrólogo
fingido y Lances de amor y fortuna, que Cruickshank sitúa hacia 1624 o 1625; La gran
Cenobia y El sitio de Breda, escenificadas en 1625; El alcaide de sí mismo, Hombre pobre
todo es trazas, La cisma de Ingalaterra y, quizás, El purgatorio de San Patricio,
representadas en 1627; un año más tarde Saber del mal y del bien y De un castigo tres
venganzas; entre 1628 y 1629, El médico de su honra y Luis Pérez el gallego; en 1629 El
príncipe constante, La dama duende, Casa con dos puertas y, probablemente, Origen,
pérdida y restauración de la Virgen del Sagrario; por fin, en 1630, Peor está que estaba,
Con quien vengo, vengo , La puente de Mantible y, probablemente, La vida es sueño.
Asimismo, ha de recordarse La vida es sueño, que se considera como una de las cimas
del teatro universal. En esta obra se enfrentan los temas del libre albedrío y el destino,
además de otros como la fugacidad de la vida, tema puramente barroco, o la libertad, que
Calderón inmortalizó en los dos monólogos de Segismundo, el príncipe encerrado en la
torre por su padre, que confunde la realidad con el sueño.
En lo que se refiere a las comedias de enredo destacan sobre todas, La dama duende
y Casa con dos puertas, mala es de guardar. La primera resulta muy conocida y ha sido
muy estudiada por la crítica. No así la segunda a pesar de suponer un ejemplo
paradigmático del género.
La composición de esta comedia corre pareja, desde el punto de vista cronológico, con la
de La dama duende, ambas se escribieron en el año 1629; los dos datos con los que
contamos para ordenarlas en el tiempo son muy confusos y totalmente opuestos, así, si
atendemos a la cronología interna de las obras, observamos que si bien La dama duende
se iniciaba apenas una hora después de celebrado el bautizo del príncipe Baltasar Carlos,
que tuvo lugar el 4 de noviembre de 1629, en el tercer acto de Casa con dos puertas se
hace una alusión a la reina aun embarazada, desde este punto de vista la obra que nos
ocupa sería anterior. Sin embargo, en la primera jornada de Casa con dos puertas
aparece citada La dama duende.
Sin embargo, Marcela, picada por la curiosidad, decide entablar relaciones con el
forastero, pero lo hace sin revelarle su identidad, ‘tapada’, y, por supuesto, a escondidas
de su hermano. Por otra parte, Don Félix está enamorado de Laura, que es amiga de su
hermana. Al principio Lisardo cree que la desconocida dama que corteja es la dama de
Don Félix. Don Félix cuenta a Lisardo su enamoramiento y Lisardo a su vez le cuenta lo
sucedido con Marcela.
La acción se desarrolla en Ocaña (espacio exterior) entre las casas de Don Félix y la de
Laura (espacios interiores), frente a estos, espacios explícitos, se alude en la obra a
Aranjuez (espacio también exterior). El tiempo de la fábula se extiende desde el
amanecer de un día hasta la noche del siguiente. Aparece protagonizada por nueve
personajes prototípicos: dos damas, Laura y Marcela, dos galanes, Don Félix y Lisardo;
Fabio, el padre de Laura, dos criados: Herrera y Calabazas, este último encarna la figura
del gracioso; y dos criadas: Celia, la de Marcela, y Silvia, la de Laura.
Es posible que hacia 1629 Calderón gozara ya de un especial patrocinio por parte del
rey, a juzgar por la resolución que tuvo el enfrentamiento del dramaturgo con Paravicino
del que, finalmente, salió mejor parado que el fraile. En efecto, no tardaría en
demostrarse esta inclinación real por Calderón, pues tan pronto como se inauguró el
Buen Retiro, a finales de 1633, el dramaturgo comenzó a escribir comedias por encargo
para escenificar en este nuevo espacio.
Esta época, que comprende un arco de fechas que va desde 1633 hasta 1640, está ocupada
por comedias pensadas para ser representadas en espacios cortesanos –entre los que
adquiere especial relevancia el citado Buen Retiro; piezas derivadas de encargos oficiales
o semioficiales, asociados bien a festividades que se repetían año tras año, como los
Carnavales, San Juan o San Pedro; bien a celebraciones de carácter extraordinario por
motivos civiles o religiosos; producciones teatrales todas ellas de gran aparato,
condicionadas por la llegada de los escenógrafos italianos.
Pedro Calderón de la Barca, primera parte de comedia, Madrid, viuda de Luis Sánchez, 16402.
2
Se maneja el ejemplar conservado en la Biblioteca Nacional de España (R/12588). La portada se
toma del ejemplar reproducido en la Biblioteca Digital Hispánica: http://bdh-
rd.bne.es/viewer.vm?id=0000134164&page=1.
Existe aún una tercera edición de la primera parte con fecha de 1640, que se conoce con
las siglas VS por llevar en la portada el nombre de la Viuda de Sánchez, pero no el del
librero. La primera edición de la Segunda parte es de 1637; la preparación de la misma
corrió a cargo de José Calderón, la impresora fue María de Quiñones y el librero Coello;
hoy en día se conoce con las siglas QC. Esta edición se reimprimió en dos ocasiones. La
primera –y, como se sabe hoy en día, verdadera– en 1641, a cargo de Carlos Sánchez y
dirigida a Antonio de Ribero; esta segunda edición está realizada, con la excepción de
pequeñas revisiones, a plana y renglón sobre QC; en la actualidad se conoce con la sigla
S. La segunda reimpresión de la princeps lleva por fecha falsa el año de 1637 y el nombre
de la impresora que figura en los preliminares es, de nuevo, María de Quiñones; por no
conocerse el nombre del librero hoy asignamos a esta edición la letra Q.
En 1664 aparece en Madrid la tercera parte; el impresor es, en esta ocasión, Domingo
García Morrás, el librero Domingo Palacio y Villegas y el editor Sebastián Ventura de
Vergara Salcedo, quien resultó ser un compilador poco cuidadoso, que dio lugar, en
ocasiones, a un texto incomprensible como consecuencia de los numerosos errores
cometidos. La tercera parte se publicó por segunda vez hacia 1673-1674, aunque se
conservara la fecha de 1664 en la portada de la edición, lo cual no quiere decir que se
tratase de una edición ilegal, ya que se produjo dentro del período de diez años original.
La primera edición de la cuarta parte apareció en 1672, seguida, en 1674, de una segunda
edición que no supone, como en casos anteriores, una simple reimpresión, sino que,
según parece, contó con la participación y cambios que llevó a cabo el propio dramaturgo.
Por fin, la quinta parte aparece en Barcelona y Madrid en 1677; la primera edición es la
de Barcelona –que se imprimió realmente en Madrid, tal y como indica su tasa–, por su
parte, la de Madrid es reimpresión de aquella (Cruickshank, 1973, pp. 2-12).
Cabe recordar que entre 1635 y 1680 Calderón escribió textos teatrales para las fiestas de
las cortes de Felipe IV, primero, y Carlos II, después; piezas que, en gran medida.
Contamos con once dramas calderonianos que se ajustan a este patrón: El mayor
encanto, amor (1635), Los tres mayores prodigios (1636), La fiera, el rayo y la piedra
(1652), Andrómeda y Perseo (1653), Celos aun del aire matan (1660), Apolo y Climene
(1661), El Faetonte (1662), Eco y Narciso (1661), Ni Amor se libra de amor (1662), Fieras
afemina Amor (1672) y La estatua de Prometeo (1670-1674).
Existen otras tres obras más que pertenecen igualmente a este grupo, aunque se
diferencian de las citadas en que son más breves; se trata de El golfo de las sirenas (1657),
que Calderón bautizó como égloga piscatoria, El laurel de Apolo (1657-1658) y La
púrpura de la rosa (1660), su primer experimento con una obra enteramente cantada.
Calderón escribió, no obstante, otras comedias para representar en la corte que no
estaban basadas en mitos clásicos; estas son El jardín de Falerina (1648-1649?), Hado y
divisa de Leonido y Marfisa (1680) –ambas de materia caballeresca– y el El monstruo
de los jardines (1661), sobre la infancia y adolescencia de Aquiles. Por su parte, en otras
piezas, como Amado y aborrecido (1650-1656) y Fineza contra fineza (1671), los dioses
paganos (Venus y Diana, y Venus y Cupido, respectivamente) intervienen solo al final
para asegurar una resolución feliz de la trama.
Jauralde, P. (1983). “El teatro en el siglo XVII"” En F. Rico et al. (ed.). Historia y Crítica
de la Literatura española. Vol. II. Siglos de Oro: Barroco. Barcelona: Crítica, pp. 203-
227.
Molina, T. de (1999). Don Gil de las calzas verdes (edición de Alonso Zamora Vicente).
Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
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Lecciones magistrales
En esta clase magistral continuamos con el teatro barroco en el siglo XVII en España.
No dejes de leer…
Presotto, M. (2015). Investigaciones sobre teatro del Siglo de Oro (2011-2014). Balance
y perspectivas. Etiópicas: revista de letras renacentistas, 11, 157-191.
Este artículo ofrece una interesante visión de conjunto sobre las publicaciones y líneas
de investigación vigentes en el campo de estudios relacionado con el teatro del Siglo de
Oro en el período 2011-2014.
Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5175889
No dejes de ver…
Lope
Accede al tráiler a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
https://www.youtube.com/watch?v=04wdMrHlxB8
+ Información
A fondo
Garrido, M. A. (2011). El ‘Arte nuevo de hacer comedias’, texto indecible. RILCE: Revista
de filología hispánica, 27.1, 103-118.
El artículo ofrece una reflexión teórica sobre diversas cuestiones planteadas en el texto
de Lope de Vega.
Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3328277
Webgrafía
Prolope
Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://prolope.uab.cat/
Calderón de la Barca
Accede a la página web a través del aula virtual o desde la siguiente dirección:
http://www.cervantesvirtual.com/bib/bib_autor/Calderon/
Bibliografía
Arellano, I. (1995). Historia del teatro español del siglo XVII. Madrid: Cátedra.
Ruiz Pérez, P. (2010). El siglo del arte nuevo (1598-1691), en Historia de la literatura
española, vol. 3. Barcelona: Crítica.
Actividades
Metodología/pautas:
Criterios de evaluación
» Se valorará la capacidad de alumno para manejar fuentes de información.
» Se valorará la capacidad crítica a la hora de identificar las tres características que se
solicitan.
» Se valorará la capacidad de redacción y argumentación.
Test
1. Las tres modalidades dramáticas principales del teatro español del siglo XVII son:
A. El teatro de corral, el cortesano y los autos sacramentales.
B. El teatro burgués, el cortesano y los autos sacramentales.
C. Los momos, el cortesano y los autos sacramentales.
4. Lope tomó los preceptos del decoro y la verosimilitud vertidos en su Arte Nuevo de…
A. La Retórica de Aristóteles.
B. La Poética de Cascales.
C. La Poética de Aristóteles.