ORDINAL
ORDINAL
ORDINAL
PRESENTACIÓN
2
En conformidad a lo establecido en los cánones de la
“de la Iglesia Misionera Jesús Buen Maestro, permito la
presente edición del subsidio litúrgico para el altar del
Pontifical, tal como aquí aparece y establezco la
obligación de su uso para todos los servicios religiosos,
públicos y privados de nuestra Congregación Religiosa
Provincia de Colombia.
____________________________
Rvdo. Padre Fredys R. Martínez R.
Superior General
3
DEDICACIÓN
4
A Dios Padre, a Dios Hijo y a Dios Espíritu Santo. Por darme
el honor de ser un humilde servidor de esta pequeña porción de
Iglesia en Colombia de la Iglesia Misionera Jesús Buen
Maestro.
____________________________
Rvdo. Padre Fredys R. Martínez R.
Superior General
5
6
ORDENACIÓN DE DIÁCONOS Y PRESBÍTEROS Y OBISPOS
OBSERVACIONES PREVIAS
I
ORDENACIÓN DE DIÁCONOS Y PRESBÍTEROS
1. Conviene que la Iglesia particular a cuyo servicio se ordenan los diáconos y los
presbíteros se prepare a la Ordenación.
Los candidatos mismos deben prepararse con la oración en retiro practicando
ejercicios espirituales al menos durante cinco días.
2. Realícese la Ordenación en la iglesia catedral o en las iglesias de cuyas
comunidades son oriundos uno o más de los candidatos, o en otra iglesia de
mayor importancia.
Si los ordenandos son miembros de alguna comunidad religiosa, puede hacerse la
Ordenación en la iglesia de la comunidad en la que van a ejercer su ministerio.
3. Celébrese la Ordenación con la asistencia del mayor número posible de fieles en
domingo o días festivos, a no ser que razones pastorales aconsejen otro día. Pero
se excluyen el Triduo pascual, el miércoles de Ceniza, toda la Semana Santa y la
Conmemoración de todos los fieles difuntos.
4. La Ordenación tiene lugar dentro de la Misa, una vez terminada la Liturgia de la
Palabra y antes de la Liturgia eucarística.
Puede emplearse la Misa ritual «En la que se confieren las sagradas Órdenes»
excepto en las Solemnidades, los Domingos de Adviento, Cuaresma, Pascua, y
los días de la octava de Pascua.
En estos casos se dice la Misa del día con sus lecturas.
Pero en otros días, si no se dice la Misa ritual se puede tomar una de las lecturas
de las que se proponen en el Leccionario con este fin.
La Oración Universal se omite, porque las letanías ocupan su lugar.
5. Proclamado el Evangelio, la Iglesia particular pide al Obispo que ordene a los
candidatos.
El presbítero encargado informa al Obispo, que le pregunta ante el pueblo, de
que no existen dudas acerca de los candidatos. Los candidatos, diáconos y
presbíteros cada cual, en su momento, en presencia del Obispo y de todos los
fieles, manifiestan la voluntad de cumplir su ministerio, según los deseos de
Cristo y de la Iglesia bajo la autoridad del Obispo. En las letanías todos imploran
la gracia de Dios en favor de los candidatos.
6. Por la imposición de las manos del Obispo y la Plegaria de Ordenación, se les
confiere a los candidatos al diaconado el don del Espíritu Santo para su función
7
diaconal. Estas son las palabras que pertenecen a la naturaleza del sacramento y
que por tanto se exigen para la validez del acto:
ENVÍA SOBRE ELLOS, SEÑOR,
EL ESPÍRITU SANTO,
PARA QUE, FORTALECIDOS CON TU GRACIA
DE LOS SIETE DONES,
DESEMPEÑEN CON FIDELIDAD EL MINISTERIO.
Inmediatamente después de la Plegaria de Ordenación se revisten los
Ordenados con la estola diaconal y con la dalmática para que se manifieste
visiblemente el ministerio que desde ahora van a ejercer en la liturgia.
Por la entrega del Evangeliario se indica la función diaconal de proclamar el
Evangelio en las celebraciones litúrgicas y también de predicar la fe de la
Iglesia de palabra y de obra.
7. Después de que todos han orado de nuevo, sigue la Ordenación de los
presbíteros.
Por la imposición de las manos del Obispo y la Plegaria de Ordenación, se
confiere a los candidatos el don del Espíritu Santo para su función presbiteral.
Estas son las palabras que pertenecen a la naturaleza del sacramento y que por
tanto se exigen para la validez del acto:
TE ROGAMOS, PADRE TODOPODEROSO,
QUE CONFIERAS A ESTOS SIERVOS TUYOS
LA DIGNIDAD DEL PRESBITERADO.
RENUEVA EN SUS CORAZONES
EL ESPÍRITU DE SANTIDAD;
RECIBAN DE TI EL SEGUNDO GRADO
DEL MINISTERIO SACERDOTAL
Y SEAN, POR SU CONDUCTA, EJEMPLO DE VIDA.
Inmediatamente después de la Plegaria de Ordenación, se revisten los
Ordenados con la estola presbiteral y con la casulla para que se manifieste
visiblemente el ministerio que desde ahora van a ejercer en la liturgia.
Este ministerio se explica más ampliamente por medio de otros signos. Por la
unción de las manos, se significa la peculiar participación de los presbíteros en
el sacerdocio de Cristo. Por la entrega del pan y del vino en sus manos, se
indica el deber de presidir la celebración Eucarística y de seguir a Cristo
crucificado.
8. El Obispo con su saludo pone en cierto modo el sello a la acogida de los
presbíteros y de los diáconos como nuevos colaboradores suyos en su
8
ministerio. En cuanto sea posible, todos o al menos algunos presbíteros saludan
a los Ordenados de presbíteros y, a su vez, los diáconos a los recién ordenados
de diáconos en señal de acogida en su Orden.
9. Los ordenados presbíteros ejercen por primera vez su ministerio en la Liturgia
eucarística concelebrándola con el Obispo y con los demás miembros del
presbiterio. Los presbíteros recién ordenados ocupan el primer lugar. Y los
diáconos asisten al Obispo. Uno de ellos prepara el altar, distribuye la
Comunión a los fieles, sirve el cáliz y proclama las moniciones.
II
LO QUE HAY QUE PREPARAR
10. Además de lo necesario para la celebración de la Misa, deben prepararse:
Ritual de Ordenación;
casullas para cada uno de los ordenandos de presbíteros;
estolas y dalmáticas para cada uno de los ordenandos diáconos;
santo crisma;
lo necesario para limpiarse las manos el Obispo y los ordenados de
presbíteros.
11. La Ordenación hágase normalmente junto a la cátedra, pero si fuere necesario
para la participación de los fieles, prepárese la sede para el Obispo delante del
altar o en otro lugar más oportuno.
Las sedes para los ordenandos deben prepararse de modo que los fieles puedan
participar de la celebración, incluso visualmente.
12. El Obispo y los presbíteros concelebrantes visten los ornamentos sagrados que
se les exige a cada uno para la celebración de la Misa.
Los que van a ser ordenados presbíteros se revisten con amito, alba, cíngulo y
estola diaconal. Los que serán ordenados diáconos usan amito, alba y cíngulo.
Los presbíteros no concelebrantes, que imponen las manos a los elegidos para el
Presbiterado, estén revestidos de estola sobre el alba o sobre el traje talar con
sobrepelliz.
Los ornamentos han de ser del color de la Misa que se celebra, o caso contrario
de color blanco. También pueden emplearse otros ornamentos festivos más
nobles.
9
PONTIFICAL
ECUMENICO
Fórmulas para:
1. La recepción de candidatos al orden sagrado de
Diáconos:
Presbítero:
Obispos
10
ORDENACIÓN DE PRESBÍTEROS Y DIÁCONO
RITOS INICIALES
PROCESIÓN DE ENTRADA
CANTO DE ENTRADA
El canto acompaña todo el movimiento procesional hasta que todos se hayan colocado en sus respectivos puestos. Si es
necesario se repiten estrofas. El orden es el siguiente: Acólitos con la cruz y las velas, un diácono, llevando el evangeliario, el
acólito que se ordena de diácono, los diáconos que se ordenan de presbíteros, los presbíteros que concelebran y el Obispo,
acompañado por los diáconos. Avanzan procesionalmente hacia el altar, hacen genuflexión, lo besan y se colocan en sus
puestos.
ACTO PENITENCIAL
O. En el día en que celebramos la victoria de Cristo sobre
el pecado y sobre la muerte, reconozcamos que
11
estamos necesitados de la misericordia del Padre para
morir al pecado y resucitar a la vida nueva.
Breve silencio
Amén.
Canto Penitencial
Amén.
_____________________________________________________________________________________________________
ORACIÓN COLECTA
Misa presbiterado
Señor Dios nuestro, que para regir a tu pueblo has
querido servirte del ministerio de los sacerdotes,
concede a estos diáconos de tu Iglesia que han sido
elegidos para el ministerio presbiteral perseverar al
servicio de tu voluntad para que, en su ministerio y en
su vida, puedan buscar tu gloria en Cristo.
Él, que vive y reina contigo, por los siglos de los siglos
Responden todos:
13
Amén.
Oración colecta
Misa Episcopado
Oh, Dios, que, por pura generosidad de tu gracia, has
querido poner hoy al frente de tu Iglesia de N., a tu
siervo, el presbítero N., concédele ejercer dignamente el
ministerio episcopal y guiar con la palabra y el ejemplo,
bajo tu amparo, la grey que le has confiado.
Por nuestro Señor Jesucristo.
O bien, especialmente si se ordena un obispo no residencial:
LITURGIA DE LA PALABRA
14
1ª Lectura:
Lectura del libro de Jeremías Jr. 1, 4-9
Recibí esta palabra del Señor:
“Antes de formarte en el vientre te escogí; antes de que
salieras del seno materno, te consagré: te nombré
profeta de los gentiles.”
Yo repuse:
“¡Ay, Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un
muchacho.”
El Señor me contestó:
“No digas: “Soy un muchacho”, que a donde yo te
envíe, irás, y lo que yo te mandé, lo dirás. No les tengas
miedo, que yo estoy contigo para librarte.”
Oráculo del Señor
El Señor extendió la mano y me tocó la boca; y me dijo:
“Mira: yo pongo mis palabras en tu boca.”
Palabra de Dios
2ª Lectura:
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 1Pe. 4, 7b-11
Queridos hermanos:
Sed moderados y sobrios, para poder orar. Ante todo,
mantened en tensión el amor mutuo, porque el amor
16
cubre la multitud de los pecados. Ofreceos mutuamente
hospitalidad, sin protestar.
Que cada uno, con el don que ha recibido, se ponga al
servicio de los demás, como buenos administradores de
la múltiple gracia de Dios.
El que toma la palabra, que hable palabra de Dios. El
que se dedica al servicio, que lo haga en virtud del
encargo recibido de Dios. Así, dios será glorificado en
todo, por medio de Jesucristo, a quien corresponden la
gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios
EVANGELIO:
† Lectura del santo Evangelio según san Juan Jn. 15, 7-9.
En aquél tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
“Como el Padre me ha amado, así os he amado yo;
permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi
amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos
de mi Padre y permanezco en su amor.
17
Os he hablado de esto para que mi alegría esté con
vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.
‘Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros
como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por
sus amigos.
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que
hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo
lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo
quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y
deis fruto, y vuestro fruto dure.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo
dé.
Esto os mando; que os améis unos a otros.”
Palabra del Señor
Después de la lectura del Evangelio, el diácono deposita nuevamente y con toda reverencia el libro de los Evangelios sobre el
altar, donde permanece hasta el momento de entregarlo a los ordenados.
RITO DE ORDENACIÓN
ORDENACION DE DIACONOS
Comienza después la Ordenación de diáconos. El Obispo se acerca, si es necesario, a la sede preparada para la Ordenación, y
se hace la presentación de los candidatos.
ELECCIÓN DE LOS CANDIDATOS.
Los ordenandos son llamados por el diácono de la forma siguiente:
N.N. Presente
Se acerca al obispo, a quien hace una reverencia
Estando todos situados ante el Obispo, el Superior o un presbítero designado por el Obispo dice:
18
Reverendísimo Padre, la Santa Madre Iglesia pide que
ordenes diácono a este (estos) hermano (s) nuestro (s).
El Obispo le pregunta:
Sí, quiero.
El Obispo:
Sí, quiero.
El Obispo:
Sí, quiero.
El Obispo:
Sí, quiero.
El Obispo:
Si Prometo.
__________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Si Prometo.
__________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
20
El Obispo:
ORACIÓN LITÁNICA
Todos se levantan. El obispo, dejando la mitra, de pie, con las manos juntas y de cara al pueblo, hace la invitación
21
Santa María Magdalena Ruega por nosotros.
San Esteban Ruega por nosotros.
San Ignacio de Antioquía Ruega por nosotros.
San Lorenzo Ruega por nosotros.
Santas Perpetua y Felicidad Rueguen por nosotros.
Santa Inés Ruega por nosotros.
San Gregorio (Magno) Ruega por nosotros.
San Agustín Ruega por nosotros.
San Atanasio Ruega por nosotros.
San Basilio Ruega por nosotros.
San Martín de Tours Ruega por nosotros.
San Benito Ruega por nosotros.
Santos Francisco y Domingo Rueguen por nosotros.
San Francisco (Javier) Ruega por nosotros.
San Juan María (Vianney) Ruega por nosotros.
Santa Catalina (de Siena) Ruega por nosotros.
Santa Teresa de Jesús Ruega por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios Rueguen por nosotros.
Por tu bondad Líbranos, Señor.
De todo mal Líbranos, Señor.
De todo pecado Líbranos, Señor.
De la muerte eterna Líbranos, Señor.
Por el misterio de tu encarnación Líbranos, Señor.
Por tu muerte y resurrección Líbranos, Señor.
Por el envío del Espíritu Santo Líbranos, Señor.
Nosotros que somos pecadores, Escúchanos, Señor.
Para que por la gracia del bautismo
hagas renacer a estos elegidos tuyos. Escúchanos, Señor.
Jesús, Hijo del Dios vivo. Escúchanos, Señor.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.
Acabadas las letanías, el Obispo, en pie y con las manos extendidas dice:
Amén.
Los que se ordenan de diáconos vuelven a su sitio y el que va a ser ordenado de diácono permanece donde está.
El elegido para el Orden del diaconado se acerca al Obispo, que está de pie delante de la sede y con mitra, y se arrodilla ante
él.
El Obispo impone en silencio las manos sobre la cabeza del elegido.
Estando el elegido de rodillas ante él, el Obispo, sin mitra, con las manos extendidas, dice la Plegaria de Ordenación:
22
Asístenos, Dios todopoderoso, de quien procede toda
gracia, que estableces los ministerios regulando sus
órdenes; inmutable en ti mismo, todo lo renuevas; por
Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro -palabra,
sabiduría, y fuerza tuya-, con providencia eterna todo lo
proyectas y concedes en cada momento cuanto
conviene.
A tu Iglesia, cuerpo de Cristo, enriquecida con dones
celestes variados, articulada con miembro distinto y
unificado en admirable estructura por la acción del
Espíritu Santo, la haces crecer y dilatarse como templo
nuevo y grandioso.
Como un día elegiste a los levitas para servir en el
primitivo tabernáculo, así ahora has establecido tres
órdenes de ministros encargados de tu servicio. Así
también, en los comienzos de la Iglesia, los apóstoles de
tu Hijo, movidos por el Espíritu Santo, eligieron, como
auxiliares suyos en el ministerio cotidiano, a siete
varones, acreditados ante el pueblo a quienes, orando e
imponiéndoles las manos, les confiaron el cuidado de
los pobres, a fin de poder ellos entregarse con mayor
empeño a la oración y a la predicación de la palabra.
Te suplicamos, Señor, que atiendas propicio, a este, tu
siervo, a quien consagramos humildemente para el
orden del diaconado y el servicio de tu altar.
ENVÍA SOBRE ÉL, SEÑOR, EL ESPÍRITU SANTO,
PARA QUE FORTALECIDO CON TU GRACIA DE
LOS SIETE DONES DESEMPEÑE CON FIDELIDAD
EL MINISTERIO.
23
Que resplandezca en él un estilo de vida evangélica, un
amor sincero, solicitud por pobres y enfermos, una
autoridad discreta, una pureza sin tacha y una
observancia de sus obligaciones espirituales.
Que tus mandamientos, Señor, se vean reflejados en sus
costumbres, y que el ejemplo de su vida suscite la
imitación del pueblo santo; que, manifestando el
testimonio de su buena conciencia, persevere firme y
constante con Cristo, de forma que imitando en la tierra
a tu Hijo, que no vino a ser servido, sino a servir,
merezca reinar con él en el cielo.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los
siglos de los siglos.
Todos responden:
Amén.
Concluida la Plegaria de Ordenación se sientan todos. El Obispo recibe la mitra. El ordenado se levanta y recibe la estola al
estilo diaconal.
La paz contigo.
El ordenado responde:
Y con tu espíritu.
Y lo mismo hacen todos o al menos algunos diáconos presentes.
Mientras tanto, puede cantarse la antífona siguiente con el salmo 145, u otro canto apropiado de idénticas características que
concuerde con la antífona.
24
ORDENACION DE PRESBITEROS
Estando todo dispuesto, se inicia la procesión por la iglesia hacia el altar según el modo acostumbrado. Precede el diácono
portador del libro de los Evangelios, con los demás diáconos, si los hay; siguen los ordenandos, los presbíteros concelebrantes
y, finalmente, el Obispo, con sus dos diáconos asistentes ligeramente detrás de él. Llegados al altar, y hecha la debida
reverencia, se dirigen todos a su respectivo lugar.
Mientras tanto, se entona la antífona de entrada con su salmo, u otro canto apropiado.
Antífona de entrada Jr 3, 15
Os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con ciencia y experiencia [T. P. Aleluya].
Los ritos iniciales y la liturgia de la palabra se realizan del modo acostumbrado, hasta el Evangelio, inclusive.
Comienza, seguidamente, la Ordenación de presbíteros.
El Obispo se acerca, si es necesario, a la sede preparada para la Ordenación, y se hace la presentación de los candidatos.
Presente
Se acerca al obispo, a quien hace una reverencia
Estando todos situados ante el Obispo, el Superior o un presbítero designado por el Obispo dice:
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Con el auxilio de Dios y de Jesucristo, nuestro
Salvador, elegimos a este (estos) hermano (s) nuestro
(s) para el orden de los Presbíteros.
Todos responden:
Sí, lo haré.
El Obispo:
26
El Obispo:
Prometo.
El Obispo:
27
ORACIÓN LITÁNICA
Todos se levantan. El obispo, dejando la mitra, de pie, con las manos juntas y de cara al pueblo, hace la invitación
El Obispo:
Oremos, hermanos, a Dios Padre todopoderoso para
que derrame bondadosamente la gracia de su bendición
sobre estos siervos suyos que ha llamado al Orden de
los presbíteros.
Entonces los elegidos se postran en tierra, y se cantan las letanías, respondiendo todos. En los domingos y durante el tiempo
pascual, se hace estando todos de pie, y en los demás días de rodillas.
28
San Ignacio de Antioquía Ruega por nosotros.
San Lorenzo Ruega por nosotros.
Santas Perpetua y Felicidad Rueguen por nosotros.
Santa Inés Ruega por nosotros.
San Gregorio (Magno) Ruega por nosotros.
San Agustín Ruega por nosotros.
San Atanasio Ruega por nosotros.
San Basilio Ruega por nosotros.
San Martín de Tours Ruega por nosotros.
San Benito Ruega por nosotros.
Santos Francisco y Domingo Rueguen por nosotros.
San Francisco (Javier) Ruega por nosotros.
San Juan María (Vianney) Ruega por nosotros.
Santa Catalina (de Siena) Ruega por nosotros.
Santa Teresa de Jesús Ruega por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios Rueguen por nosotros.
Por tu bondad Líbranos, Señor.
De todo mal Líbranos, Señor.
De todo pecado Líbranos, Señor.
De la muerte eterna Líbranos, Señor.
Por el misterio de tu encarnación Líbranos, Señor.
Por tu muerte y resurrección Líbranos, Señor.
Por el envío del Espíritu Santo Líbranos, Señor.
Nosotros que somos pecadores, Escúchanos, Señor.
Para que por la gracia del bautismo
hagas renacer a estos elegidos tuyos. Escúchanos, Señor.
Jesús, Hijo del Dios vivo. Escúchanos, Señor.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.
Acabadas las letanías, el Obispo, en pie y con las manos extendidas dice:
Amén.
29
Entonces se acercan los elegidos para el Orden del presbiterado. Todos se levantan.
El Obispo, dejando la mitra, de pie, con las manos juntas y de cara al pueblo, dice:
Los ordenandos se arrodillan en su sitio, el Obispo desciende para imponerles las manos.
Le siguen todos los sacerdotes presentes imponiendo igualmente en silencio las manos. Después continuando los ordenandos
arrodillados, el obispo dice la plegaria de ordenación
30
Finalmente, cuando llegó la plenitud de los tiempos,
enviaste al mundo, Padre santo, a tu Hijo, Jesús,
Apóstol y Pontífice de la fe que profesamos.
Él, movido por el Espíritu Santo, se ofreció a ti como
sacrificio sin mancha, y habiendo consagrado a los
apóstoles con la verdad, los hizo partícipes de su
misión; a ellos, a su vez, les diste colaboradores para
anunciar y realizar por el mundo entero la obra de la
salvación.
También ahora, Señor, te pedimos nos concedas, como
ayuda a nuestra limitación, estos colaboradores que
necesitamos para ejercer el sacerdocio apostólico.
TE PEDIMOS, PADRE TODOPODEROSO, QUE
CONFIERAS A ESTOS SIERVOS TUYOS LA
DIGNIDAD DEL PRESBITERADO; RENUEVA EN
SUS CORAZONES EL ESPÍRITU DE SANTIDAD;
RECIBAN DE TI EL SEGUNDO GRADO DEL
MINISTERIO SACERDOTAL Y SEAN, CON SU
CONDUCTA, EJEMPLO DE VIDA.
Sean honrados colaboradores del Orden de los Obispos,
para que por su predicación, y con la gracia del Espíritu
Santo, la palabra del Evangelio dé fruto en el corazón
de los hombres, y llegue hasta los confines del orbe.
Sean con nosotros fieles dispensadores de tus misterios,
para que tu pueblo se renueve con el baño del nuevo
nacimiento, y se alimente de tu altar; para que los
pecados sean reconciliados y sean confortados los
enfermos. Que, en comunión con nosotros, Señor,
31
imploren tu misericordia por el pueblo que se les confía
y en favor del mundo entero.
Así todas las naciones, congregadas en Cristo, formarán
un único pueblo tuyo que alcanzará su plenitud en tu
Reino.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los
siglos de los siglos.
Todos responden:
Amén.
UNCIÓN DE LAS MANOS Y ENTREGA DEL PAN Y DEL VINO
Todos sentados
Terminada la Oración de consagración algunos presbíteros colocan a cada ordenado la estola al estilo presbiteral y le visten la
casulla.
Seguidamente el Obispo toma el gremial y unge con el santo crisma las palmas de las manos de cada ordenado.
Los ordenados se acercan al obispo y se arrodillan ante él, el obispo les unge las manos diciendo:
La paz contigo.
El ordenado responde:
Y con tu espíritu.
32
Y lo mismo hacen todos o al menos algunos presbiteros presentes.
CANTO:
Prosigue la Misa como de costumbre. Se dice o no el Símbolo de la fe, según las rúbricas.
ORDENACIÓN
Comienza, seguidamente, la Ordenación del Obispo. Estando todos de pie, puede cantarse el himno VENI, CREATOR
SPIRITUS, u otro himno análogo, según las costumbres del lugar.
33
mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.
4. Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Lo tenemos.
El Obispo ordenante principal:
Léase.
Y se lee ahora el mandato, estando todos sentados. Terminada su lectura, prestan todos sus asentimientos a la elección del
Obispo, diciendo:
34
Seguidamente, el Obispo ordenante principal, estando todos sentados, hace la homilía, en la que, partiendo del texto de las
lecturas proclamadas en la liturgia de la palabra, amonesta al clero, al pueblo y al Obispo electo sobre el ministerio episcopal
Pueden utilizarse, para dicha amonestación, las siguientes o parecidas palabras, adaptando, sin embargo, su texto cuando se
ordena un Obispo no residencial.
Sí, quiero.
El Obispo ordenante principal:
Sí, quiero.
El Obispo ordenante principal:
Sí, quiero.
El Obispo ordenante principal:
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¿Quieres edificar la Iglesia, ¿Cuerpo de Cristo, y
permanecer en su unidad con el Orden de los Obispos,
bajo la autoridad del sucesor de Pedro?
El elegido:
Sí, quiero.
El Obispo ordenante principal:
Sí, quiero.
El Obispo ordenante principal:
Sí, quiero.
El Obispo ordenante principal:
Sí, quiero.
El Obispo ordenante principal:
Sí, quiero.
36
Sí, quiero, con la ayuda de Dios.
El Obispo ordenante principal:
Pongámonos de rodillas.
En las letanías pueden añadirse, en su lugar respectivo, otros nombres de santos, por ejemplo, del patrono, del titular de la
iglesia, del fundador, del patrono de quien recibe la Ordenación, o algunas invocaciones más apropiadas a cada circunstancia.
37
San Martín de Tours Ruega por nosotros.
San Benito Ruega por nosotros.
Santos Francisco y Domingo Rueguen por nosotros.
San Francisco (Javier) Ruega por nosotros.
San Juan María (Vianney) Ruega por nosotros.
Santa Catalina (de Siena) Ruega por nosotros.
Santa Teresa de Jesús Ruega por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios Rueguen por nosotros.
Por tu bondad Líbranos, Señor.
De todo mal Líbranos, Señor.
De todo pecado Líbranos, Señor.
De la muerte eterna Líbranos, Señor.
Por el misterio de tu encarnación Líbranos, Señor.
Por tu muerte y resurrección Líbranos, Señor.
Por el envío del Espíritu Santo Líbranos, Señor.
Nosotros que somos pecadores, Escúchanos, Señor.
Para que por la gracia del bautismo
hagas renacer a estos elegidos tuyos. Escúchanos, Señor.
Jesús, Hijo del Dios vivo. Escúchanos, Señor.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.
Concluido el canto de las letanías, el Obispo ordenante principal, en pie y con las manos extendidas, dice:
Podéis levantaros.
Y todos se levantan.
38
Tras la imposición de manos, los Obispos permanecen junto al Obispo ordenante principal hasta finalizar la Plegaria de
Ordenación, pero de modo que los fieles puedan ver bien la ceremonia.
Seguidamente, el Obispo ordenante principal recibe de un diácono el libro de los Evangelios y lo impone abierto sobre la
cabeza del elegido; dos diáconos, a derecha e izquierda del elegido, sostienen el libro de los Evangelios sobre la cabeza de
aquél, hasta que finaliza la Plegaria de Ordenación.
Con el elegido de rodillas ante él, el Obispo ordenante principal, sin mitra, y con los demás Obispos ordenantes a su lado,
también sin mitra, pronuncia, con las manos extendidas, la Plegaria de Ordenación:
39
el sumo sacerdocio sirviéndote sin tacha día y noche;
que atraiga tu favor sobre tu pueblo y ofrezca los dones
de tu santa Iglesia; que por la fuerza del Espíritu, que
recibe como sumo sacerdote y según tu mandato, tenga
el poder de perdonar pecados; que distribuya los
ministerios y los oficios según tu voluntad, y desate
todo vínculo conforme al poder que diste a los
Apóstoles; que por la mansedumbre y la pureza de
corazón te sea grata su vida como sacrificio de suave
olor, por medio de tu Hijo Jesucristo, por quien recibes
la gloria, el poder y el honor, con el Espíritu, en la santa
Iglesia, ahora y por los siglos de los siglos.
R. Amén.
Concluida la Plegaria de Ordenación, los diáconos retiran el libro de los Evangelios que sostenían sobre la cabeza del
ordenado; uno de ellos continúa con el libro hasta el momento de entregarlo al ordenado. Se sientan todos. El Obispo
ordenante principal y los demás Obispos ordenantes se ponen la mitra.
40
Recibe este anillo, signo de fidelidad, y permanece fiel
a la Iglesia, Esposa santa de Dios.
Seguidamente, el Obispo ordenante principal pone la mitra al ordenado, diciendo:
PROFESIÓN DE FE
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, creador del
cielo y de la tierra, de todo lo visible e invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios
Luz de Luz Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, de la misma naturaleza del
Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros los
hombres y por nuestra salvación bajó del cielo y por
obra del Espíritu Santo Se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en
tiempos de Poncio Pilato: padeció y fue sepultado, y
resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al
cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo
41
vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo Señor y dador de vida que
procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria, y que habló por
los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y
apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el
perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
Se omite la oración universal.
LITURGIA EUCARÍSTICA
OFERTORIO
CANTO DE OFERTORIO
El nuevo diácono prepara el altar; una vez preparado, avisa al obispo
Obispo:
42
Oremos, hermanos, para que este sacrificio, mío y de
ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Todos:
Amén.
_____________________________________________________________________________________________________
Amén.
_____________________________________________________________________________________________________
43
Prosigue la Misa al modo acostumbrado. Se dice o no el Símbolo de la fe, según las rúbricas. Se omite la oración universal.
Amén.
Si preside la liturgia eucarística el obispo ordenante principal:
Amén.
44
LITURGIA EUCARÍSTICA
PREFACIO DE LAS ORDENACIONES I
El sacerdocio de Cristo y el ministerio de los sacerdotes
Este prefacio se puede decir en la misa de ordenación de obispos o de presbíteros.
45
Él no sólo confiere el honor
del sacerdocio real
a todo su pueblo santo,
sino también, con amor de hermano,
elige a hombres de este pueblo,
para que, por la imposición de manos,
participen de su sagrada misión.
Ellos presiden a tu pueblo santo
en el amor, lo alimentan con tu palabra
y lo fortalecen con los sacramentos.
Al entregar su vida por ti
y por la salvación de los hermanos,
van configurándose a Cristo,
y así dan testimonio constante
de fidelidad y amor.
Por eso, nosotros, Señor,
con los ángeles y los santos
cantamos tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
Canto del santo
46
PREFACIO DE LAS ORDENACIONES II
Cristo, origen de todo ministerio eclesial
Este prefacio se puede decir en la misa de las ordenaciones.
48
PLEGARIA EUCARISTICA
Y RITO DE CONSAGRACIÓN
PLEGARIA EUCARÍSTICA I, O CANON
ECUMENICO
El sacerdote, con las manos extendidas, dice:
_____________________________________________________________________________________________________
50
EN LA ORDENACIÓN DE OBISPO
A. Si lo dice el obispo recién ordenado:
51
Eleva los ojos
52
Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este
cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:
53
Después, con las manos extendidas, prosigue:
Amén.
PLEGARIA EUCARÍSTICA II,
Cuando el obispo, de pie ante la Santa Mesa haya puesto en orden el pan y el vino, de tal manera que pueda con más facilidad
y decencia partir el Pan ante el pueblo, y tomar el Cáliz en sus manos, dirá la Oración de consagración, como sigue.
55
PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN
MÍA.
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo genuflexión.
Luego dice:
56
tierra: a tu servidor, el Papa N., a nuestro Obispo N.,
que preside esta acción de gracias, al Orden episcopal, a
este (estos) hijo (s) tuyo (s) que has constituido hoy
ministro (s) (Presbíteros) (Pastor) de esta Iglesia, y de
todos los pastores que cuidan de tu pueblo.
_______________________________________________________________________________________________________________________________________
57
Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus
hijos dispersos por el mundo.
A nuestros hermanos difuntos, especialmente a N.N., y
a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud
eterna de tu gloria, por Cristo, Señor nuestro, por quien
concedes al mundo todos los bienes.
Obispo:
Amén.
RITO DE COMUNIÓN
Obispo:
Amén.
Extendiendo y juntando las manos, añade:
La paz del Señor esté siempre con vosotros.
Todos:
Y con tu espíritu.
Diácono:
59
En el Espíritu de Cristo resucitado, daos fraternalmente
la paz.
CANTO DEL CORDERO DE DIOS
_________________________________________________________
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Ordenación de Diáconos
Oremos
Concede, Señor, a tus siervos, alimentados con esta
Eucaristía, procurar tu gloria y la salvación de tus hijos,
61
siendo siempre fieles ministros del Evangelio, de los
sacramentos y de la caridad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
_____________________________________________
Oración después de la comunión
Ordenación de Presbíteros
_____________________________________________
Oración después de la comunión
Si preside la liturgia eucarística el obispo recién ordenado:
62
AGRADECIMIENTO DE LOS RECIÉN ORDENADOS.
RITO DE CONCLUSIÓN.
El Obispo:
Y con tu espíritu.
El Obispo:
Amén.
El Obispo:
Amén.
El Obispo:
Amén.
El Obispo:
Amén.
El Diácono:
Podemos ir en paz.
Todos:
63
Demos gracias a Dios.
Dada la bendición y despedido el pueblo se vuelve a la sacristía del modo acostumbrado.
Terminada la oración después de la comunión, se canta el Te Deum laudamus u otro himno parecido, según las costumbres del
lugar. Mientras tanto, el ordenado recibe la mitra y el báculo y, acompañado por dos de los Obispos ordenantes, recorre la
iglesia bendiciendo a todos.
64
Dios, que dirige y gobierna la Iglesia, os proteja
siempre con su gracia para que cumpláis fielmente el
ministerio presbiteral.
R. Amén.
Que él os haga servidores y testigos en el mundo, de la
verdad y del amor divino, y ministros fieles de la
reconciliación.
R. Amén.
Y que os haga pastores verdaderos que distribuyan a los
fieles la palabra de la vida y el pan vivo, para que
crezcan en la unidad del cuerpo de Cristo.
R. Amén.
Y bendice a todo el pueblo añadiendo:
65
benévolo tu mirada sobre nuestro humilde ministerio y
concede a nuestro tiempo la abundancia de tu paz.
R. Amén.
Ayúdame también con los dones que, por tu gracia, has
puesto en mí, y pues me has elevado al orden episcopal
concédeme agradarte con la perfección de las obras; que
el corazón del pueblo y del obispo tenga un mismo
querer, de tal manera que al pastor no le falte la
obediencia de su grey, y a la grey no le falte el cuidado
del pastor.
R. Amén.
Y a todos vosotros, que están aquí presentes, los
bendiga Dios todopoderoso, Padre ✠, Hijo ✠, y
Espíritu ✠ Santo.
R. Amén.
B. Si preside la liturgia eucarística el obispo ordenante principal, él mismo imparte esta bendición con las manos extendidas
sobre el obispo recién ordenado.
67
para cambiar su ceniza en corona,
su traje de luto en perfume de fiesta,
su abatimiento en cánticos.
Palabra de Dios.
2
A donde yo te envíe, irás
68
—«No digas: "Soy un muchacho", que a
donde yo te envíe, irás, y lo que yo te
mande, lo dirás. No les tengas miedo, que
yo estoy contigo para librarte».
Oráculo del Señor.
El Señor extendió la mano y me tocó la
boca; y me dijo:
—«Mira: yo pongo mis palabras en tu
boca».
Palabra de Dios.
69
pronunciando la acción de gracias, lo partió
y dijo:
—«Esto es mi cuerpo, que se entrega por
vosotros. Haced esto en memoria mía».
Lo mismo hizo con el cáliz, después de
cenar, diciendo:
—«Este cáliz es la nueva alianza sellada
con mi sangre; haced esto cada vez que lo
bebáis, en memoria mía».
Por eso, cada vez que coméis de este pan y
bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del
Señor, hasta que vuelva.
Palabra de Dios.
2
Predicamos que Cristo es Señor, y nosotros siervos vuestros por Jesús
Hermanos:
Encargados de este ministerio por
misericordia de Dios, no nos acobardamos;
al contrario, hemos renunciado a la
clandestinidad vergonzante, dejándonos de
70
intrigas y no adulterando la palabra de
Dios; sino que, mostrando nuestra
sinceridad, nos recomendamos a la
conciencia de todo hombre delante de Dios.
Nosotros no nos predicamos a nosotros
mismos, predicamos que Cristo es Señor, y
nosotros siervos vuestros por Jesús.
El Dios que dijo: «Brille la luz del seno de
las tinieblas» ha brillado en nuestros
corazones, para que nosotros iluminemos,
dando a conocer la gloria de Dios, reflejada
en Cristo.
Este tesoro lo llevamos en vasijas de barro,
para que se vea que una fuerza tan
extraordinaria es de Dios y no proviene de
nosotros. Palabra de Dios.
3
Nos encargó el ministerio de la reconciliación
71
Nos apremia el amor de Cristo, al
considerar que, si uno murió por todos,
todos murieron.
Cristo murió por todos, para que los que
viven ya no vivan para sí, sino para el que
murió y resucitó por ellos.
Por tanto, no valoramos a nadie según la
carne. Si alguna vez juzgamos a Cristo
según la carne, ahora ya no.
El que es de Cristo es una criatura nueva.
Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha
comenzado. Todo esto viene de Dios, que
por medio de Cristo nos reconcilió consigo
y nos encargó el ministerio de la
reconciliación.
Es decir, Dios mismo estaba en Cristo
reconciliando al mundo consigo, sin pedirle
cuenta de sus pecados, y a nosotros nos ha
confiado la palabra de la reconciliación.
Por eso, nosotros actuamos como enviados
de Cristo, y es como si Dios mismo os
exhortara por nuestro medio. En nombre
de Cristo os pedimos que os reconciliéis
con Dios.
72
Palabra de Dios.
4
En función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo
73
otros, pastores y maestros, para el
perfeccionamiento de los santos, en función
de su ministerio, y para la edificación del
cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos
todos a la unidad en la fe y en el
conocimiento del Hijo de Dios, al hombre
perfecto, a la medida de Cristo en su
plenitud.
Palabra de Dios.
5
Dios me ha nombrado ministro de la Iglesia
75
no para contentar a los hombres, sino a
Dios, que aprueba nuestras intenciones.
Como bien sabéis, nunca hemos tenido
palabras de adulación ni codicia disimulada.
Dios es testigo. No pretendimos honor de
los hombres, ni de vosotros, ni de los
demás, aunque, como apóstoles de Cristo,
podíamos haberos hablado
autoritariamente; por el contrario, os
tratamos con delicadeza, como una madre
cuida de sus hijos.
Os teníamos tanto cariño que deseábamos
entregaros no sólo el Evangelio de Dios,
sino hasta nuestras propias personas,
porque os habíais ganado nuestro amor.
Palabra de Dios.
SALMOS RESPONSORIALES
1
76
Salmo responsorial: Salmo 15, 1-2a y
5. 7-8. 11 (R.: cf. 5a)
77
Salmo responsorial: Salmo 18, 2-3. 4-
5. 6-7 (R.: 5a)
3
78
Salmo responsorial: Salmo 26, 1. 4. 5.
8-9b. 9c-11 (R.: 8b)
79
Si mi padre y mi madre me abandonan, el
Señor me recogerá.
Señor, enséñame tu camino, guíame por la
senda llana, porque tengo enemigos. R.
4
Salmo responsorial: Salmo 83, 3. 4. 5-
6a y 8a. 11 (R.: 5)
80
Dichosos los que encuentran en ti su
fuerza;
caminan de baluarte en baluarte. R.
82
EVANGELIOS
1
Mi cáliz lo beberéis
Lectura del santo evangelio según san
Mateo 20, 20-28
En aquel tiempo, se acercó a Jesús la
madre de los Zebedeos con sus hijos y se
postró para hacerle una petición. Él le
preguntó:
—«¿Qué deseas?»
Ella contestó:
—«Ordena que estos dos hijos míos se
sienten en tu reino, uno a tu derecha y el
otro a tu izquierda».
Pero Jesús replicó:
—«No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de
beber el cáliz que yo he de beber?».
Contestaron:
83
—«Lo somos».
Él les dijo:
—«Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi
derecha o a mi izquierda no me toca a mí
concederlo, es para aquellos para quienes
lo tiene reservado mi Padre».
Los otros diez, que lo habían oído, se
indignaron contra los dos hermanos. Pero
Jesús, reuniéndolos, les dijo:
—«Sabéis que los jefes de los pueblos los
tiranizan y que los grandes los oprimen. No
será así entre vosotros: el que quiera ser
grande entre vosotros, que sea vuestro
servidor, y el que quiera ser primero entre
vosotros, que sea vuestro esclavo.
Igual que el Hijo del hombre no ha venido
para que le sirvan, sino para servir y dar su
vida en rescate por muchos».
Palabra del Señor.
84
2
Id y haced discípulos de todos los pueblos
85
3
La mies es abundante y los obreros pocos
86
Quedaos en la misma casa, comed y bebed
de lo que tengan, porque el obrero merece
su salario.
No andéis cambiando de casa. Si entráis en
un pueblo y os reciben bien, comed lo que
os pongan, curad a los enfermos que haya,
y decid: "Está cerca de vosotros el reino de
Dios"».
Palabra del Señor.
4
Os transmito el reino como me lo transmitió mi Padre a mí
87
Porque, ¿quién es más, el que está en la
mesa o el que sirve? ¿Verdad que el que
está en la mesa? Pues yo estoy en medio
de vosotros como el que sirve.
Vosotros sois los que habéis perseverado
conmigo en mis pruebas, y yo os transmito
el reino como me lo transmitió mi Padre a
mí: comeréis y beberéis a mi mesa en mi
reino, y os sentaréis en tronos para regir a
las doce tribus de Israel».
Palabra del Señor.
5
El buen pastor da la vida por las ovejas
88
Yo soy el buen Pastor, que conozco a las
mías, y las mías me conocen, igual que el
Padre me conoce, y yo conozco al Padre;
yo doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de
este redil; también a ésas las tengo que
traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo
rebaño, un solo Pastor».
Palabra del Señor.
6
Ya no os llamo siervos: a vosotros os llamo amigos
89
Os he hablado de esto para que mi alegría
esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a
plenitud.
Éste es mi mandamiento: que os améis
unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da
la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que
yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no
sabe lo que hace su señor: a vosotros os
llamo amigos, porque todo lo que he oído a
mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido,
soy yo quien os he elegido y os he
destinado para que vayáis y deis fruto, y
vuestro fruto dure.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi
nombre os lo dé.
Esto os mando: que os améis unos a
otros».
Palabra del Señor.
90
7
Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas
91
—«Sí, Señor, tú sabes que te quiero».
Él le dice:
—«Pastorea mis ovejas».
Por tercera vez le pregunta:
—«Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?».
Se entristeció Pedro de que le preguntara
por tercera vez si lo quería y le contestó:
—«Señor, tú conoces todo, tú sabes que te
quiero».
Jesús le dice:
—«Apacienta mis ovejas».
Palabra del Señor.
92
CITAS BIBLICAS
Relatos de vocación de “jefe”:
Gen 12, 1-9: vocación de Abraham.
Ex 2, 24 - 4,18: vocación de Moisés (yavista y eloista).
Ex 6, 2-12; 7, 1-7: vocación de Moisés (sacerdotal).
Dt 31, 14-15.23; Jos 1, 1-18: vocación de Josué.
Jue 6, 11-24: vocación de Gedeón.
93
Mateo Marcos Lucas
22, 1-10 14, 15-24 Parábola del banquete
8, 11-12 13, 28-29 Vendrán de oriente y occidente
9, 10-13 2,15-17 5, 29-32 No he venido a llamar a los justos
20, 28 10,45 Su vida en rescate por muchos
19, 10 El Hijo del hombre viene a salvar lo
perdido
11, 25-27 10, 21-22 El Reino revelado a los sencillos
18, 12-14 15, 3-7 La oveja perdida
B) Llamada al discipulado
Mateo Marcos Lucas
4, 18-22 1, 16-20 5, 1-11 Los cuatro primeros discípulos
9, 9 2, 13-14 5, 27-28 Leví
10, 1-5 3, 13-20 6, 12-16 Elección de los doce.
8, 19-22 9, 57-62 Escena de vocación fallida
19, 11-12 Continencia por el Reino
19, 16-22 10, 17-22 18, 18-23 Joven rico
D) Misión
Mateo Marcos Lucas
10,1-5-42 6, 7-13 9, 1-6 Instrucciones a los doce
10,1-20 Misión de los 72 discípulos
28, 18-20 16, 15-18 Misión universal encarnada por Jesús
Resucitado
94
Relatos de vocación en San Juan
1, 35-51: Los primeros discípulos.
5, 40-47: Creer en Él.
13, 13ss.: La humillación, como el Maestreo se ha humillado. Lavatorio.
7, 17-18: Buscar la voluntad y la gloria del que me ha enviado.
15, 14-17: Dar fruto, amándoos los unos a los otros.
13, 34-35: Amaos unos a otros como yo os he amado.
Cap. 14, 15, 16: Recomendaciones últimas a los elegidos. Expresamente 15, 16-17:
Elegidos por Dios para dar fruto, y 15,19: Nos ha sacado del mundo.
Relatos de vocación en San Pablo
Hch 9, 1-19: vocación de Saulo.
Hch 2, 6-21: vocación de Saulo.
Hch 26, 12-18: Vocación de Saulo.
Hch 16, 10: Pablo, llamado a evangelizar.
Hch 13, 12: Vocación de Bernabé y Saulo.
Hch 2, 39: Todos los llamados tienen el derecho a la promesa.
Gal 1, 15ss: Pablo es llamado por la “gracia” de Dios.
La vocación en San Pablo
1Tes 2, 12: Vocación al Reino y a la gloria de Dios.
1Tes 4, 7: Llamada a la santidad.
1Tes 5,24: Fidelidad de dios que llama.
2Tes 1, 11-12: Que el Señor nos haga dignos de la vocación…
2Tes 2, 13-14: Elección desde el principio por parte de Dios para su gloria.
Gal 1, 6: Llamada (vocación) por la gracia de Cristo.
Gal 1, 15: Llamada (vocación) por la gracia de Cristo.
Gal 4, 9: Dios nos conoce antes de conocerle nosotros.
Gal 5, 8: El que nos llama no nos contradice.
Gal 5, 13: Vocación a la liberta que es caridad.
1Cor 1, 1-2: Vocación al apostolado y a la santidad por voluntad de dios.
1Cor 1, 9: Llamada a la unión con Cristo el Señor.
1Cor 1, 24-31: La vocación se fundamenta en la fuerza y sabiduría de dios.
1Cor 7, 17-24: Vivir tal como Dios le ha llamado a cada uno. Vivir en paz.
Rom 1, 1: Pablo, apóstol por vocación.
Rom 1, 6-7: Los llamados de Cristo, santo pos vocación.
Rom 4, 17: Vocación a la vida y a la existencia.
Rom 8, 28-30: Los llamados están ordenados a la gloria de Cristo, según el plan de
Dios.
Rom 9, 12: La elección de dios es gratuita, no depende de las obras.
Rom 9, 24-26: Dios llama de entre los judíos y gentiles gratuitamente.
Rom 11, 28-29: Irrevocabilidad y gratuidad de la vocación de Dios.
95
Fil 3, 7-17: la Gracia de la vocación es celestial.
Col 1, 24-29: Es dios quien da el ministerio a Pablo. Misión en orden a los demás.
Col 3, 15: Llamados a la paz de Cristo.
Ef 1, 4-6: Elegidos antes de la creación.
Ef 1, 18: Llamados a la esperanza de la Salud.
Ef 4, 1-4: Mostrarse digno de esta gracia de la vocación. Una es la esperanza.
1 Tim 1, 2-17: Pablo y su vocación.
2 Tim 1, 9: Llamados a la vocación por la gracia y según el plan realizado en Cristo.
Heb 2, 11: El santificador y los santificados tienen el mismo origen.
Heb 3, 1: Partícipes de una vocación celestial.
Heb 5, 4: Dignidad del llamado por Dios al Sumo Sacerdocio.
Heb 9, 15: Todos los cristianos son llamados a la vida eterna por el mediador de la
nueva alianza.
Heb 11, 8: Dios llama a Abraham dentro de la historia de la salvación.
Heb 11, 16: El Dios de los llamados les ha preparado una ciudad celestial.
La vocación en las cartas católicas y en el Apocalipsis
1 Pe 1, 1-2: Elegidos para obedecer a Jesucristo.
1 Pe 1, 15: Llamados a la santidad.
1 Pe 2, 9-10: Linaje elegido, nación santa.
1 Pe 2, 21: Llamados al sufrimiento como Cristo.
1 Pe 5, 10: Dios nos llama, mediante el sufrimiento, a su eterna gloria.
2 Pe 1, 3: Llamados por la propia gloria y virtud de Dios a la santidad.
2 Pe 1, 10: Afianzamiento de nuestra vocación.
Ap. 3, 20: Mira que yo estoy a la puerta y llamo.
Ap. 17, 14: Los elegidos, los llamados, harán la guerra en unión con el Cordero.
Ap. 19, 9: Dichosos los invitados al banquete.
Ap. 6, 11: Vocación al martirio.
Otros temas varios
- La llamada de Dios procede de su libertad soberana: Jr. 1, 4 ss; Rom 8, 30;
1Cor 15, 9-10; Gal 1, 15.
- Demanda de fe y obediencia: Gen 12; Mt 4, 18-22; 16, 24-26; 8, 18-22.
- Crea una novedad en la persona llamada: Gen 17, 4-8; Lc 1, 13, 31-32, 59-
63; Jn 1, 42.
- Comunica el Espíritu de Yahvé: ¡Sam 10, 6;16, 13; Is 2, 2; 42,1; Jn 16, 16-
26;
20, 22; 14, 16; Mc 3, 13.
- Llamada a la herencia de la vida eterna: Mt 22, 1-4; Fil 3, 14; “Tés 2, 14;
1Tim 6, 12; Heb 9, 15; Ap. 19,9.
- Aspecto comunitario: Rom 9, 7; 1Cor 12, 1 ss; Col 3, 15; Ef 4, 1-12.
- Propósito de la llamada: Jue 6, 12-23; Ex 3, 14-17; Lc 1, 13-17; 1 Pe 2, 9.
96
- Seguridad en Dios: Ex 19, 3; Jue 6, 13-14; Ez 3, 7-9; Jer 1, 6-9; Mt 10, 1-8;
Mc 3, 15; Lc 9, 1-2; 2Cor 3, 4-6; 4, 7; Ef 4, 11.
- Persecución: Is 50, 5-8; 53, 1-12; Mt 10, 16-33; Mc 13, 11; Lc 21, 14-15;
Hch 9, 15-16; 26, 17-19.
- Renuncias: Mt 2, 4; Mc 10, 17-22; Lc 5, 27-28; 9, 57-62.
- Recompensa: Mt 19, 27-29; Jn 15,15; 2 Cor2, 15-17.
- Oración por la perseverancia: 2Tes 1, 11-12.
- Discernimiento: Sal 25 (24); Rom 11, 33-36; 8, 28-30; Ef 1, 3-14; 1Cor 2, 7-
12; 1Pe 1, 1-10.
- Tema de la Alianza: Gen 6, 17-18; 8, 13- 917; 16, 1-21; Ex 19, 3-8;
2 Sam 7, 22-29; Sal 50 (49), 78, 89, 111; Jr 31, 1-6; Heb 8, 7-12.
- Misión: Is 41, 8-16; 42, 5-9; 42, 8-12; Le 9, 2; 10, 1-9; 24, 46-48; Mt 28, 16-
20; Hch 1, 8; 10,42; 5, 20 42; 6,6; 13, 2; 8, 72.
- Servicio: Is 42, 1-8; 49, 1-7; 50, 4-10; 52, 13; 53,12.
- Matrimonio: Sal 45 (44); Canta de los cantares; Is 62, 4-5; Mt 22, 1-13; 15,
1- 12; Lc 14, 7-24.
- Sacerdocio: 1 Pe 2, 2-10; Heb 4, 12; 5, 6; 10, 10-17.
- Pobreza: Prov 22, 1-2; 16, 22-23; Sal 73 (72);40, 5; 18; 107; Am 2, 6; 8, 4-6;
Is 66, 1-2; 11, 1-5; 61, 1-4; Mt 5, 1-12; 6, 19-34; 8, 19-20; 11, 2-6; 19, 16-
22; Lc 1,46-55; 4, 18-21; 6, 20-26; 12, 13-21; 14, 12-14; 16, 1-3; 20, 45-21;
4; 1Cor 7,29-31; 2Cor 6, 2-10; 8, 1-15; Hch 2, 42-47; 4, 32-35.
- Castidad: Sab 3, 16-18; 4, 1-2; Mt 5, 38; 19, 12; 1Cor 7, 1-7; 8, 32-40; 1Tes
4,1-7; 1 Tim, 4, 10-12.
- Obediencia: Dt 4, 32-40; 6, 4-6, 13-19; Is 29, 13-24; Sal 50 (49); Jn 6, 35-
40; 14, 21-24; 8, 38-2; Fil 2, 5-11; Rom 16, 25-27; 13, 1-7; 1Pe 2, 13-19; Mt
7, 21-27; 6, 9-13; 22, 15-22; Ef 6, 1-10; Hch 4, 19; 5, 27-32.
- Buscando a Dios: Jos 6, 1-3; Sal 27(26); 24, 3-6; 105, 1-4; 42, 2-5; Is 55, 6-
13.
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