Bifo - Sobre La Sensibilidad - Entrevista
Bifo - Sobre La Sensibilidad - Entrevista
Bifo - Sobre La Sensibilidad - Entrevista
Amador Fernández-Savater
19 de octubre de 2018 20:28h
A comienzos de los años 70, Pier Paolo Pasolini hablaba de “mutación antropológica”
para referirse a los efectos que estaba teniendo la penetración de la cultura del consumo
en Italia. El consumo alcanzaba y alteraba capas del ser que ni siquiera el fascismo había
tocado. Todas las respuestas -de la política, de la cultura, de la filosofía- debían ser
repensadas a la luz de los acontecimientos, según el poeta-cineasta.
Todo debe ser repensado, afirma también Bifo, el alcance de la mutación digital es
igualmente muy profundo. La atrofia de la sensibilidad implica una atrofia de la empatía,
que es la capacidad de sentir-con, de sentir al otro como prolongación de mi existencia y
de mi cuerpo. La base sensible de la solidaridad. ¿Qué monstruos habitan en esa
insensibilización radical? ¿Cómo es posible volver a pensar, a crear y a luchar en
condiciones de transformación radical de la percepción? ¿En qué tipo de ser humano nos
estamos convirtiendo?
Hoy vivimos un desplazamiento de una percepción erótica del cuerpo del otro a una
percepción cada vez más informática: el cuerpo del otro nos aparece como signo, como
información. Esa mutación tiene un fuerte componente patógeno. Es una mutación que
produce mucho sufrimiento, efectos de pánico y depresión por la apertura del organismo
sensible que somos a una hiper-saturación de estímulos, llegando finalmente una parálisis
del cuerpo erótico.
Por el contrario, la lógica conectiva es una relación en la cual la interpretación del sentido
está formateada, está reducida a un formato. Es la relación entre una máquina y otra
máquina -o entre un ser humano y una máquina- donde el signo significa una sola cosa.
Si dos máquinas están formateadas de manera diferente no pueden entenderse:
necesitamos una reducción del formato que permita la interpretación exacta de los signos.
En la relación conjuntiva la exactitud no existe. No hay exactitud porque la relación
humana conjuntiva es esencialmente una relación de ambigüedad. Naturalmente, es un
tipo de relación en la cual puede nacer la violencia si no hay una educación a la
conjunción, lo que en la modernidad se llamó “cortesía”. Lo que estamos viviendo en el
mundo en este momento me parece que es esencialmente una epidemia de
descortesía, es decir, de incapacidad de descifrar los signos según el deseo.
Bifo: Es un fenómeno que acompaña la historia del puritanismo, como una corriente
cultural, estética, perceptual y política minoritaria, pero siempre presente durante los
siglos de la modernidad. El barroco es esencialmente la proliferación de los signos, el
espectáculo de esa proliferación. No es casualidad que el barroco fuese la herramienta
política de la Iglesia católica de la Contrarreforma que desplegó, no un discurso de
persuasión, sino un espectáculo de seducción. La proliferación de los signos en la época
del barroco católico es una historia de espectacularización y de multiplicación de las
ambigüedades.
Bifo: Sugiero la lectura de una feminista americana que se llama Angela Nagle. Nagle ha
escrito un libro muy interesante -y muy ambiguo también- que no comparto
esencialmente, pero que contiene muchísimos elementos para entender la victoria de
Donald Trump. El título del libro es Kill All Normies y es un libro sobre la alt-right
culture, sobre la relación de la cultura libertaria, transgresora, y la cultura de la derecha
extrema, que es una derecha paradójicamente irónica o, más bien, cínica.
Pero también hay una cara cínica del ironismo. ¿Y el cinismo qué es? Es una pregunta
muy difícil. Yo diría que el cinismo es una conciencia de la ambigüedad, pero que acepta
sólo como interpretación posible la interpretación del poder. El más fuerte es el que
interpreta. Los signos son ambiguos, entonces los interpreto según mi voluntad, porque yo
soy el más fuerte.
¿Dónde nos encontramos hoy? Estamos en el territorio del triunfo total del puritanismo
digital, pero, paradójicamente, ese triunfo ha producido en la dimensión erótica y social un
efecto híper-barroco, donde continuamente perdemos la orientación.
Bifo: Como digo, creo que la relación entre los cuerpos se empobrece a causa del
desplazamiento de la comunicación desde la relación empática hacia el terreno de la
comunicación conectiva. Hace poco leía un mensaje de un chico de 19 años que decía:
“Desde que nací mi relación principal ha sido siempre con autómatas inteligentes que he
encontrado en la red, ¿porqué tengo que tener relaciones sexuales con humanos? Los
humanos son más brutales, menos inteligentes y menos interesantes que los autómatas”.
Me parece que está claro: los seres humanos están hablando con autómatas y perdiendo
la capacidad de hablar con otros seres humanos. La relación entre seres humanos se ha
vuelto una relación sin cortesía, sin este tipo de sabiduría especial que es el
desciframiento de la ambigüedad en condiciones de empatía. El porno es justamente la
sexualidad sin ambigüedad, donde la ambigüedad queda cancelada desde el comienzo.
Se sabe siempre lo que va a pasar.
Amador: Los movimientos de mujeres son quizá ahora mismo los movimientos que
demuestran más vitalidad en España y no sólo. Ayer salimos a la calle contra la sentencia
a los miembros de La Manada que no considera violación los hechos probados, Bifo
también estaba allí. ¿Qué potencialidad piensas que pueden tener estos movimientos
para repensar y rehacer los códigos afectivos y de comunicación interhumana?
Bifo: No sé si Camille Paglia es conocida en España… ¿Qué dice Camille Paglia? Antes
que nada dice: yo soy barroca, soy católica y latina. Segundo: mi figura de referencia es
Madonna. Y su trabajo es un trabajo de crítica al feminismo puritano, que tiene un papel
fundamental, probablemente mayoritario, en la experiencia del feminismo americano. La
lectura de Camille Paglia, para mí y hablando en general para las mujeres de mi
generación, fue una experiencia enriquecedora. Pero en cierto momento las cosas
cambiaron y la actitud de Camille Paglia se hizo cada vez más minoritaria y hoy está, me
parece, completamente desaparecida, al menos en EEUU.
¿Por qué? ¿Es que las mujeres feministas se han vuelto acaso demasiado puritanas y
moralistas? No, es que el mundo ha cambiado, el mundo ha cambiado de una manera
que hace cada vez más difícil interactuar de manera ambigua y cortés. La ambigüedad se
ha vuelto peligrosa porque la cortesía ha desaparecido y entonces estamos obligados a
decir “sí es sí, no es no”. A mí no me gusta esta binarización de la comunicación, pero a
día de hoy me parece inevitable. Porque fuera de la reducción “sí-sí, no-no” se haya
constantemente el peligro de la violencia.
Bifo: Creo que este regreso del fascismo al que estamos asistiendo a nivel planetario
tiene que ser interpretado de una manera nueva. Hay ciertamente muchos signos de
fascismo clásico: el nacionalismo, la agresividad, la difusión de la guerra, el racismo…
Pero la génesis del fenómeno actual es diferente, y tenemos que interpretarlo en su
diferencia.
¿Qué está pasando? Yo creo que estamos saliendo -o hemos salido ya- de la dimensión
que ha hecho posible la política de la modernidad, es decir, el pensamiento crítico. ¿Qué
es el pensamiento crítico? ¿Qué es la crítica? La crítica es la capacidad de distinción de lo
verdadero o de lo falso, de lo bueno o de lo malo, en una enunciación, en una
información, en un acontecimiento. Pero para discriminar críticamente necesitamos
tiempo.
La crítica se hizo posible cuando la escritura y la prensa permitieron una re-lectura, una
reversibilidad y sobre todo un tiempo para la discriminación crítica. La burguesía ilustrada
hizo de la crítica la facultad esencial de la decisión política. Los acontecimientos ocurren,
las informaciones nos los narran, pero nosotros tenemos que decidir si esto es verdadero
o falso, bueno o malo. Y a partir de esta discriminación se hace posible una decisión
políticamente crítica.
Pero eso ya no existe más. La situación en la cual nos encontramos hoy no permite la
decisión política de tipo crítico. De hecho ya no hablamos más de “gobierno”, sino de
“gobernanza”. ¿Qué es la gobernanza? Es una automatización de la decisión. Si
pensamos lo que pasa en el territorio de las finanzas, por ejemplo, donde hay billones y
billones de información que circulan continuamente en el mundo a la velocidad de la luz,
¿cómo podemos decidir si invertir en una dirección u otra? ¡No podemos! Entonces
automatizamos la decisión.
¿Y qué pasa en el territorio de la política? La decisión racional y secuencial se sustituye
por una forma de comunicación que llamamos “memética”. Es el meme lo que produce los
efectos de la política contemporánea. ¿Qué es un meme? Un meme es una unidad
mínima hiperintensa e hipersugerente, pero no racional, de comunicación política. La
Rana Pepe, el símbolo usado por los supremacistas norteamericanos favorables a Trump,
parece que ha tenido un efecto enorme en la decisión de voto de millones de jóvenes
americanos. El libro de Angela Nagel tiene muchísima información sobre esta forma de
comunicación.
Bifo: Me invitan mucho a hablar del 68: yo tenía entonces 18 años, estaba inscrito en la
facultad de filosofía de Bolonia. En fin, soy un tipo con suerte: todo me pareció perfecto, el
mundo era exactamente lo que yo estaba imaginando, deseando y pensando.
Pero, ¿podemos pensar hoy en replicar algo similar? No digo que no, pero problematizo la
cosa diciendo lo siguiente: el 68 nace del aburrimiento. Los años sesenta son años
aburridos, en un buen sentido. El aburrimiento no es algo malo, es pasar una tarde
imaginando cosas, no sabiendo exactamente qué hacer. La intensidad era muy grande en
los años sesenta, son años de gran vitalidad cultural, artística, musical. Hay un mundo
entero que se abre. Pero yo estoy aquí, en mi casita con la abuela, y me aburro
muchísimo. Entonces deseo la aventura, tengo deseo de aventura.
Acabo de ver la segunda película de Zvyagintsev, un director ruso muy triste, muy glaciar,
que se llama Loveless. Loveless es la historia de la relación entre una madre y un niño de
8 años que se llama Alyosha y que en cierto momento desaparece. ¿Por qué? ¿Por qué
es “loveless”, “sin amor”? Porque la madre, por razones sociales, relacionales, de pareja,
de trabajo, de precariedad, del smartphone que suena constantemente, no es capaz de
amar. Y lo dice: “he tenido un hijo pero ha sido un error porque no soy capaz de amar, no
sé cómo se puede amar a este niño”.
El niño desaparece. Lo buscan en todos los lugares pero no lo encuentran. Está muerto o
escondido o ha sido asesinado, no lo sabemos. La película termina así, no lo sabemos.
Ese es el problema hoy, que no lo sabemos. No sabemos si en el interior de una situación
angustiosa, de aceleración, de hipersaturación del espacio de atención, se puede
reactivar el placer de la relación entre cuerpos que hablan.
La palabra ha sido despegada del cuerpo. Hablamos mucho, pero los cuerpos no se
encuentran. Y cuando los cuerpos se encuentran no saben hablar. Ese es el problema de
la relación erótica, pero también el problema de la relación política y de la relación social.
Esa es también la manera de enfrentar el miedo. ¿A qué tenemos miedo? Tenemos miedo
a la percepción de que la vida se nos está escapando y no la vivimos. Pero, ¿por qué
tenemos que pensar que la vida ha de ser ser la aventura que hemos leído o visto en la
pantalla? ¿Quién lo ha dicho? ¿Quién ha dicho que la vida tiene que ser como Mayo del
68? La buena vida puede ser volver al aburrimiento. Volver al aburrimiento como terapia
de la angustia me parece que es una manera posible de enfrentar el problema.
La verdad es que no tengo muchas respuestas. Nuestro problema actual es que todas las
respuestas del pasado no funcionan porque el contexto relacional ha cambiado
totalmente. Pero al mismo tiempo insistimos en poner preguntas que implican una
respuesta del pasado. Un movimiento de relajación de las expectativas de aventura
podría ser un comienzo para una nueva aventura.