Las Fake News
Las Fake News
Las Fake News
PROPAGAN
Hablamos sobre las noticias falsas, la propaganda y el periodismo con Marc
Amorós, autor de fake news: la verdad de las noticias falsas (plataforma actual).
Acaba de publicar el libro Fake News. La verdad de las noticias falsas, un libro
contundente que se lee de un tirón y que explica qué son las fake news, quién las
hace y cómo se propagan. Y quizás, lo que más importante, cómo luchar contra
las noticias falsas y cómo defendernos de ellas. Conversamos con él largamente
en una calurosa mañana de junio. Marc sabe de lo que habla.
Una fake new es una noticia falsa que se difunde con una voluntad deliberada de
engañar y que tiene dos características fundamentales: tener un objetivo claro y
adquirir una apariencia de noticia real, precisamente para conseguir engañarnos.
Una fake new existe en cuanto tiene un objetivo. Este objetivo puede ser
directamente económico –la mayoría de las noticias falsas tienen como objetivo
ganar dinero con ellas– o bien puede tener un objetivo ideológico, ya que
influyendo en el pensamiento de la sociedad se puede hacerla derivar hacia una
línea ideológica.
Se parecen mucho, pero hay una diferencia muy clara entre propaganda y una
fake new: la propaganda es una información que se genera para intentar
convencer a la gente en un entorno determinado de una idea o de un hecho y, en
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cambio, las fake news lo que buscan es alterar el relato objetivo de los hechos
para crear uno alternativo.
En el caso de las fake news, en cambio, la alteración del relato busca convertir la
verdad en una cuestión ideológica, que deja de esta manera de ser objetiva y se
convierte en lo que el creador de la noticia falsa quiere que te creas.
El dinero en Internet se crea con tráfico, con visitas y con clicks. Internet es el
gran difusor de información, pero no premia la buena información sino el tránsito
y la difusión de esta información, ya sea verdadera o falsa.
Hay que tener en cuenta también que hacer una noticia falsa es muy sencillo y
barato que crear una noticia real.
Pero en los medios online periodísticos parece que esté pasando lo mismo:
¿el ansia por ser el primero, la exclusiva y el ganar clicks son coladeros para
las noticias falsas?
Los medios de comunicación, como todos los demás, también han caído en la
dictadura del click. Necesitan constantemente tráfico y clicks en los anuncios que
publican para generar dinero. Por eso están obligados a incorporar a su circuito
informativo determinadas noticias y contenidos que apenas tienen otro sentido
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que el de generar tráfico. Esta necesidad constante de tráfico para generar ingreso
es un coladero de noticias falsas.
No obstante, hay otro factor tan importante como el de crear tráfico. Internet está
creando una sociedad de consumo informativo hiperinmediato. Exigimos que los
medios de información nos atiborren de noticias constantemente.
Antes los diarios creaban una edición cada día, que se imprimía, se repartía y se
leía. Hoy ese mismo diario crea entre siete y ocho ediciones cada día, refresca la
portada constantemente y suelta nuevas noticias para que la gente se conecte a
buscar nuevos inputs y, si es posible, que los viralice.
Esta necesidad de inmediatez impide que los periodistas puedan trabajar con el
tiempo y la dedicación necesaria para poder contrastar todas las informaciones
que necesitan colocar para estar en el ritmo de publicación que le exigimos sus
lectores. Esta es precisamente la otra puerta de entrada para la noticias falsas en
los medios: aquellos temas que no se pueden contrastar como se debería porque
no hay tiempo material para poderlo hacer.
Hay un informe de Gartner, al que haces referencia en tu libro, que dice que
en 2022 el 50% de las noticias serán falsas. Ante este panorama, ¿crees que
es posible que se vuelva a un modelo en el que paguemos por recibir
información contrastada y fiable?
La cultura del todo gratis es muy difícil de revertir. A nadie le gusta pagar.
La primera es que sólo damos por cierta la información que nos da la razón.
Nuestro cerebro busca información que nos dé confort, que nos reafirme en
nuestras creencias, en nuestras opiniones y que no nos haga entrar en crisis ni
cuestionarnos. De esta manera, tendemos a dar por ciertas las noticias que están
de acuerdo con nuestra ideología o con nuestros gustos y a dar por falsas las
demás. Una parte importante de la sociedad se conforma recibiendo
exclusivamente las noticias que no ponen en duda su sistema de valores o que
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confirma su opinión y sospecha –o directamente deja de lado– de las que le hacen
sentir incómodo y, por lo tanto, se reafirma cada vez más en lo que ya piensa.
Por otro lado, hay una masa de público, que no sé si es más grande o más
pequeña, que sabiendo que mucha de la información que recibimos es falsa,
busca medios –ya sean los actuales reinventados u otros medios nuevos– que
volverán a ejercer como veladores y garantes de la buena información.
Todos nos creemos muy capaces de identificar las noticias falsas, pero en
realidad no lo somos. No sabemos rastrear las noticias ni identificar las fuentes.
Y no tenemos por qué saberlo. Todos somos consumidores de información, pero
no todos somos periodistas. Para identificar noticias falsas, debemos tener la
voluntad y el tiempo.
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falsas rapidísimamente por whatsapp, e incluso en medios de comunicación,
es mucho más difícil.
El único sentido que tenía la dispersión de estas noticias era económico. Desde
luego, es muy ruin, pero es así. En momentos de crisis, como puede ser un
atentado o una catástrofe, se generan unos picos enormes de tráfico en Internet.
Los que sueltan fake news lo saben y están atentos a lo que pasa en el mundo. Si
ganan 2.000 euros con un coste prácticamente cero por publicar cualquier cosa,
se los ganan y cualquier otra consideración les da igual. Es un margen de
beneficio enorme que no tiene ningún medio de comunicación.
Obviamente nadie que se dedique a crear noticias falsas crea únicamente una
noticia al mes, sino que genera cuanta más cantidad mejor para multiplicar sus
ingresos.
En casos como estos, tenemos siempre que confiar en los medios oficiales. En el
caso de los atentados de Barcelona fue muy destacable la labor que hicieron los
Mossos de Escuadra, la Guardia Civil o los servicios de emergencia saliendo al
paso muy rápidamente ante todas las noticias falsas que corrían por WhatsApp,
Twitter o Facebook. Esto habla muy bien de estos estamentos institucionales que
no solo conocen los peligros de estas noticias falsas, sino que demostraron estar
preparados para actuar con diligencia y con eficacia en un momento de crisis y de
incertidumbre.
Las fake news han creado otro fenómeno, que es el de desprestigiar a los
medios periodísticos a base de decir que son difusores de fake news. El
campeón de esta práctica es Donald trump. Parece que haciendo creer que
todo son fake news, se consigue desinformar.
Trump es el principal impulsor del término fake news en los últimos años. Lo
que busca el presidente de los Estados Unidos es crear una desconfianza total en
los medios de comunicación para crear la paranoia colectiva de que todo puede
ser mentira. Si esto llega a pasar –y en algunos sectores de la sociedad está
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pasando– el único autorizado para decidir lo que es cierto y lo que no es él. Lo
hace a través de su Twitter o de sus declaraciones. Nos va diciendo qué noticias y
qué medios son creíbles. Todo lo que él no autorice se convierte en una noticia
falsa o un medio mentiroso.
http://www.uncode.cafe/mentiras-y-verdades/las-fake-news-quien-las-crea-para-
que-y-como-se-propagan
Breve complemento:
Puede parecer una cuestión simple; de hecho, seguramente es muy probable que
en nuestro fuero interno en más de una ocasión nos hallamos sorprendido
diciéndonos que la gente comparte noticias falsas por simple ignorancia, por
maldad, o en aras de la consecución de una finalidad.
Pero si bien es posible que esto pueda resultar cierto en más de una ocasión, las
razones por las que hoy triunfan los bulos pueden tener, y de hecho tienen, una
naturaleza mucho más profunda. Entre algunas de estas razones están los
llamados atajos cognitivos: por ejemplo, en el contexto del coronavirus, una
persona inexperta en la cuestión tenderá a asumir más fácilmente una
información como válida si cree que esta procede de un médico o un virólogo.
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del que nos consideramos parte, en detrimento de que estas estén sustentadas en
una realidad objetiva. Este mecanismo también funciona a la inversa, en algo que
los psicólogos han venido a denominar la ignorancia motivada. Este concepto, el
de ignorancia motivada, se fundamenta en que existen casos en los que el
individuo se mantiene ignorante respecto a alguna cuestión debido a que los
costes (cognitivos, sociales...) de tener ese conocimiento, sobrepasa a los
beneficios. En su versión social, la ignorancia socialmente motivada, el concepto
alude a aquellas personas que eluden adquirir un conocimiento que puede
confrontar las ideas del grupo en el con el que conviven.
https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/redes-sociales-favorecen-
proliferacion-noticias-falsas_16641