Encuentro 2 RUT y NOEMI
Encuentro 2 RUT y NOEMI
Encuentro 2 RUT y NOEMI
1. Caminar juntos
2. Contemplar:
2.1. Música
2.2 Palabra
3. En nuestras zapatillas
4. En la mochila
4.1. Oración
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1. Caminar Juntos
Resulta claro; lo que hay que buscar ante todo en la Escritura, es el alimento para nuestra vida espiritual. El
Pan vivo y la Palabra viva se ofrecen en la misma Persona: Cristo.
Así que “espiritualidad”, “realidad del Espíritu” y “Biblia” se llaman mutuamente. No hay verdadera,
autentica “espiritualidad” sin la Biblia. O, con otras palabras, “la realidad del Espíritu de Cristo, es decir la
espiritualidad cristiana es esencialmente bíblica”. Ejemplos:
● Jos 24, 16-24. Pueblo que declara como resuenan las palabras.
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Encuentro n° 1
En la tradición de la Iglesia existe una forma, un estilo peculiar de lectura de la Biblia llamado Lectio divina
(literalmente significa Lectura de Dios). Se trata de una lectura orante de la Biblia. Desde tiempos antiguos
es una práctica constantemente recomendada para que la Escritura sea realmente Palabra de Dios viva y
actual para el que la lee. Esta puede ser la clave, la llave maestra para que por medio de los textos de la
Biblia Dios nos hable hoy y nos animemos a hablar con Él.
Hacer Lectio divina implica estar convencidos de que Dios nos habla a través de su Palabra escrita en
lenguaje humano (Biblia). Dios, a pesar de haber inspirado la Biblia hace muchos siglos, tiene algo nuevo
que decirnos “hoy”, “aquí” y “ahora”. La Biblia responde a los problemas vitales de toda existencia humana.
Jesucristo resucitado es la llave que nos abre la puerta a todos los textos de la Biblia. Aunque leamos e
interpretemos la Biblia en forma personal, la leemos como miembros de una comunidad eclesial guiada por
el Espíritu Santo.
Al tomar la Biblia, hay que ponerla ante uno con reverencia, porque es el cuerpo de Cristo, y rezar la
epíclesis. Es justo decir que la LD es una para-liturgia que hay que celebrar, y se puede comparar (de
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Encuentro n° 1
manera análoga) con la celebración eucarística. De hecho, es en la misma mesa donde se sirven ambos
banquetes.
Ahora bien, la celebración vive un momento importante, indispensable, en la epíclesis: Ejemplo, en el misal
romano: “… santifica estos dones con la efusión de tu Espíritu, de manera que sean para nosotros Cuerpo y
Sangre de Jesucristo, Nuestro Señor…” Ejemplos de espíritu invocado: Lc 11, 13; Jn 14, 13-17.
La invocación al Espíritu Santo es indispensable en la celebración de la Eucaristía, lo es también en la
celebración de la LD. El Espíritu Santo presidio a la generación de la Palabra, Jesús; el Espíritu Santo hizo
la Palabra hablada y escrita a través de los profetas y evangelistas; el Espíritu Santo la dio a la Iglesia y la
hace llegar hasta cada uno de nosotros. Inspirada por el Espíritu, solo ese mismo Espíritu Santo puede hacer
la Palabra comprensible.
Ejemplo; 1R 3, 5; 2Co 3, 12-16. Modelo de oración inicial Sal 118
¡Es importante saber leer! ¿Cómo hacerlo? Para que la lectura sea autentica, las condiciones de una
verdadera lectura han de ser importantes. Entendemos que una verdadera lectura está cargada de creatividad.
En la lectura se trata de una voluntad de someterse a una mirada, de un deseo de vivir con gratitud en
presencia de alguien por la atención y el interés de un texto. El tiempo ofrecido en la LD no obedece a
necesidad alguna o a algún alcance utilitario; esta ordenado al descubrimiento de un amor más grande. El
gusto de estar con el Señor es el único lujo del creyente. ¿Entonces como leer? Aquí cuatro modos:
● Leer orando: Este modo de lectura supone una disposición propiamente en clima orante; no se trata
de estudiar. El estudio informa, solo la oración pone el corazón en contacto con Dios. No nos
detenemos en las notas de las ediciones bíblicas, en la crítica textual del texto, o los subsidios que
nos ofrecen. Sino en cambio, toda nuestra atención se la lleva la lectura de la Palabra, por quien es.
● Leer buscando: Es el modo de leer el texto con el fin de penetrar sus secretos y dejarle la posibilidad
de él mismo ingresar en nuestros corazones. Leerlo varias veces, y aun en alta voz. Una lectura de
nuestros tiempos, rápida y superficial; se contrapone con una buena lectura de búsqueda. Puede
ayudar a ejercitar este modo de lectura el escribir el texto deteniéndose en cada palabra. Con el fin de
imprimir esa Palabra en nuestras vidas. Cada palabra inspirada por el Espíritu Santo esconde el
secreto de Dios; por eso es recomendable hacerle preguntas a cada palabra: que, quien, como,
cuando, donde, por qué, porque si, porque no, etc.
● Leer escuchando: En este ejercicio orante, la lectura debe de ser una escucha constante, capaz de
llevarnos a la conversión. La lectura se hace por la escucha. Es preciso decir que la Palabra debe ser
escuchada. Quien dice Palabra, dice escucha. Dios habla, la lectura es solo un medio que él utiliza
para comunicarnos, y para nosotros esta lectura en la escucha es el medio propio para conversar con
él.
2. Contemplar
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3. En nuestras zapatillas
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11. Una muchachita judía, que estaba al servicio del militar extranjero Naamán, intervino con fe para
ayudarlo a curarse de su enfermedad (cf. 2 R 5,2-6). La joven Rut fue un ejemplo de generosidad al
quedarse con su suegra caída en desgracia (cf. Rt 1,1-18), y también mostró su audacia para salir
adelante en la vida (cf. Rt 4,1-17).
91. ¿Cómo no recordar a tantos jóvenes afectados por las migraciones? Los fenómenos migratorios
«no representan una emergencia transitoria, sino que son estructurales. Las migraciones pueden tener
lugar dentro del mismo país o bien entre países distintos. La preocupación de la Iglesia atañe en
particular a aquellos que huyen de la guerra, de la violencia, de la persecución política o religiosa, de
los desastres naturales –debidos entre otras cosas a los cambios climáticos– y de la pobreza extrema:
muchos de ellos son jóvenes. En general, buscan oportunidades para ellos y para sus familias. Sueñan
con un futuro mejor y desean crear las condiciones para que se haga realidad»[44]. Los migrantes
«nos recuerdan la condición originaria de la fe, o sea la de ser “forasteros y peregrinos en la tierra”
(Hb 11,13)»[45].
199. Si caminamos juntos, jóvenes y ancianos, podremos estar bien arraigados en el presente, y desde
aquí frecuentar el pasado y el futuro: frecuentar el pasado, para aprender de la historia y para sanar
las heridas que a veces nos condicionan; frecuentar el futuro, para alimentar el entusiasmo, hacer
germinar sueños, suscitar profecías, hacer florecer esperanzas. De ese modo, unidos, podremos
aprender unos de otros, calentar los corazones, inspirar nuestras mentes con la luz del Evangelio y
dar nueva fuerza a nuestras manos.
4.1. Oración
TÚ ERES LA VIDA
(Cardenal Eduardo Pironio)
y mostrarla a los jóvenes que buscan;
yo quiero, Señor, vivir tu Vida plenamente
“Señor Jesús, tú eres la Vida; en el amor y en la alegría y dando fruto.
tú viniste al mundo para traernos
la vida en abundancia; Por eso quiero vivir insertado plenamente en ti,
tú entregaste en la cruz tu propia vida como sarmiento vivo en la vid verdadera
por nosotros. para producir frutos abundantes.
Yo quiero vivir. No importa si el Padre me poda por la cruz
para dar más frutos.
Tú eres el único que tiene palabras de vida, Quiero vivir la Vida como la vivió María,
tú eres el pan de vida, de tí, muerto en la cruz, tu Madre y madre nuestra:
brotaron ríos de agua viva (cfr. Jn. 7, 37-39), en el silencio y la oración, en el servicio y la cruz,
que era el Espíritu Santo. en la resurrección y la esperanza.
Yo quiero vivir; yo necesito vivir
y vivir para siempre. Tú, María, nos diste una vez al
"Autor de la Vida"; hoy yo te lo pido de nuevo
No quiero seguir muriendo para mí y para todos los jóvenes del mundo.
ni buscando el agua de la vida
en pozos secos. Porque sólo así tendremos en Cristo
No quiero que me mate un mundo nuevo, más justo, más fraterno,
una cultura de la muerte. más humano; un mundo más lleno de amor,
de alegría y de esperanza;
Yo quiero vivir y dar la vida, un mundo donde la naturaleza exprese
quiero ser instrumento y comunicador la belleza de su Creador,
de vida a mis hermanos jóvenes. el hombre revele la imagen de su Dios
No quiero verlos envejecer prematuramente y el cristiano proclame la bondad
ni morir dramáticamente y la ternura de su Padre.
en los brazos del placer,
de la droga o la violencia. Pero, entonces, hay que aprender a decir
que Sí al Señor, como tú lo hiciste;
Tú eres la Vida, Señor, y tocaremos con las manos, como tú en Belén,
porque eres la Verdad y el Camino. la Vida que estaba en Dios, se manifestó
Yo quiero recorrer ese Camino "y nosotros la hemos visto, damos testimonio
y enseñarlo a mis hermanos; y la anunciamos" (cfr. I Jn. 1,2). Amén”.
yo quiero abrazarme a esa Verdad