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Encuentro 2 RUT y NOEMI

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Temario

1. Caminar juntos

1.1. Palabra que alimenta – espiritualidad bíblica

1.2. Lectio Divina (LD): lectio, meditatio, oratio, comtemplatio.

1.3. Epíclesis – invocación al Espíritu Santo

1.4. La lectio (la lectura) y sus cuatro modos

2. Contemplar:

2.1. Música

2.2 Palabra

3. En nuestras zapatillas

3.1. Christus Vivit

3.2. Lectura ejercitada

4. En la mochila

4.1. Oración

……………………………………………………………………………………………………………………….

1. Caminar Juntos

1.1. Palabra que alimenta – espiritualidad bíblica

Resulta claro; lo que hay que buscar ante todo en la Escritura, es el alimento para nuestra vida espiritual. El
Pan vivo y la Palabra viva se ofrecen en la misma Persona: Cristo.
Así que “espiritualidad”, “realidad del Espíritu” y “Biblia” se llaman mutuamente. No hay verdadera,
autentica “espiritualidad” sin la Biblia. O, con otras palabras, “la realidad del Espíritu de Cristo, es decir la
espiritualidad cristiana es esencialmente bíblica”. Ejemplos:

● Gn 1, 1-27. Palabra actuante creadora.

● Dt 6, 1-2, 6-9; Ex 13, 9, 16. Espiritualidad construida desde la fe en la Palabra de Dios.

● Jos 24, 16-24. Pueblo que declara como resuenan las palabras.
Lectio Divina | taller de espiritualidad 2
Encuentro n° 1

● Dt 8, 3 con Mt 4, 4. Ejemplo de Palabra hablada, palabra escuchada. Palabra puesta en práctica.

La espiritualidad de la biblia es esencialmente una espiritualidad de la Palabra. El hombre de la Biblia vive


de la Palabra; ¿Por qué el cristiano no viviría de las Escrituras? Ahora bien, no basta con interpretar y
comprender la Escritura: queda todavía por vivir de ella.
¿Vivir de ella? ¿Cuáles con las reglas básicas para que la comida alimente? La bioquímica enseña que lo
alimenticio de una comida esta en los jugos que contienen alimento. Para sacra esos jugos que alimentan, es
necesario masticar largamente la comida. Por ejemplo, las vacas. Ellas pueden pasar horas mascando el
alimento, con el afán de sacar provecho de hasta la última gota. Ese ejercicio se llama “rumiar”. ¿En qué
consiste? Masticar largamente el mismo alimento.
Existe una manera alimenticia de leer la Escritura, de exponerse a ella, de recibirla interiormente, de hacerla
resonar dentro de cada uno mismo para configurarse con ella. Esa manera se llama Lectio Divina. De esta
manera se comprende aquello que constituye el eje de la espiritualidad bíblica.
1.2. Lectio Divina (LD): lectio, meditatio, oratio, comtemplatio.

En la tradición de la Iglesia existe una forma, un estilo peculiar de lectura de la Biblia llamado Lectio divina
(literalmente significa Lectura de Dios). Se trata de una lectura orante de la Biblia. Desde tiempos antiguos
es una práctica constantemente recomendada para que la Escritura sea realmente Palabra de Dios viva y
actual para el que la lee. Esta puede ser la clave, la llave maestra para que por medio de los textos de la
Biblia Dios nos hable hoy y nos animemos a hablar con Él.
Hacer Lectio divina implica estar convencidos de que Dios nos habla a través de su Palabra escrita en
lenguaje humano (Biblia). Dios, a pesar de haber inspirado la Biblia hace muchos siglos, tiene algo nuevo
que decirnos “hoy”, “aquí” y “ahora”. La Biblia responde a los problemas vitales de toda existencia humana.
Jesucristo resucitado es la llave que nos abre la puerta a todos los textos de la Biblia. Aunque leamos e
interpretemos la Biblia en forma personal, la leemos como miembros de una comunidad eclesial guiada por
el Espíritu Santo.

Primer paso Lectura; ¿Qué dice el texto?


Segundo paso Meditación; ¿Qué me dice el texto?
Tercer paso Oración; ¿Qué le respondo a partir de la escucha de su Palabra?
Cuarto paso Contemplación; Abandonado, disfrutar de Dios

1.3. Epíclesis – invocación al Espíritu Santo

Al tomar la Biblia, hay que ponerla ante uno con reverencia, porque es el cuerpo de Cristo, y rezar la
epíclesis. Es justo decir que la LD es una para-liturgia que hay que celebrar, y se puede comparar (de
Lectio Divina | taller de espiritualidad 3
Encuentro n° 1

manera análoga) con la celebración eucarística. De hecho, es en la misma mesa donde se sirven ambos
banquetes.
Ahora bien, la celebración vive un momento importante, indispensable, en la epíclesis: Ejemplo, en el misal
romano: “… santifica estos dones con la efusión de tu Espíritu, de manera que sean para nosotros Cuerpo y
Sangre de Jesucristo, Nuestro Señor…” Ejemplos de espíritu invocado: Lc 11, 13; Jn 14, 13-17.
La invocación al Espíritu Santo es indispensable en la celebración de la Eucaristía, lo es también en la
celebración de la LD. El Espíritu Santo presidio a la generación de la Palabra, Jesús; el Espíritu Santo hizo
la Palabra hablada y escrita a través de los profetas y evangelistas; el Espíritu Santo la dio a la Iglesia y la
hace llegar hasta cada uno de nosotros. Inspirada por el Espíritu, solo ese mismo Espíritu Santo puede hacer
la Palabra comprensible.
Ejemplo; 1R 3, 5; 2Co 3, 12-16. Modelo de oración inicial Sal 118

1.4. La lectio (la lectura) y sus tres modos

¡Es importante saber leer! ¿Cómo hacerlo? Para que la lectura sea autentica, las condiciones de una
verdadera lectura han de ser importantes. Entendemos que una verdadera lectura está cargada de creatividad.
En la lectura se trata de una voluntad de someterse a una mirada, de un deseo de vivir con gratitud en
presencia de alguien por la atención y el interés de un texto. El tiempo ofrecido en la LD no obedece a
necesidad alguna o a algún alcance utilitario; esta ordenado al descubrimiento de un amor más grande. El
gusto de estar con el Señor es el único lujo del creyente. ¿Entonces como leer? Aquí cuatro modos:

● Leer orando: Este modo de lectura supone una disposición propiamente en clima orante; no se trata
de estudiar. El estudio informa, solo la oración pone el corazón en contacto con Dios. No nos
detenemos en las notas de las ediciones bíblicas, en la crítica textual del texto, o los subsidios que
nos ofrecen. Sino en cambio, toda nuestra atención se la lleva la lectura de la Palabra, por quien es.
● Leer buscando: Es el modo de leer el texto con el fin de penetrar sus secretos y dejarle la posibilidad
de él mismo ingresar en nuestros corazones. Leerlo varias veces, y aun en alta voz. Una lectura de
nuestros tiempos, rápida y superficial; se contrapone con una buena lectura de búsqueda. Puede
ayudar a ejercitar este modo de lectura el escribir el texto deteniéndose en cada palabra. Con el fin de
imprimir esa Palabra en nuestras vidas. Cada palabra inspirada por el Espíritu Santo esconde el
secreto de Dios; por eso es recomendable hacerle preguntas a cada palabra: que, quien, como,
cuando, donde, por qué, porque si, porque no, etc.
● Leer escuchando: En este ejercicio orante, la lectura debe de ser una escucha constante, capaz de
llevarnos a la conversión. La lectura se hace por la escucha. Es preciso decir que la Palabra debe ser
escuchada. Quien dice Palabra, dice escucha. Dios habla, la lectura es solo un medio que él utiliza
para comunicarnos, y para nosotros esta lectura en la escucha es el medio propio para conversar con
él.
2. Contemplar
Lectio Divina | taller de espiritualidad 4
Encuentro n° 1

2.2 Palabra: Rut 1,1-17. La historia de Rut y Noemi


1 Durante el tiempo de los Jueces hubo una gran sequía en el país, y un hombre de Belén de Judá
emigró a los campos de Moab, con su mujer y sus dos hijos.
2 El hombre se llamaba Elimélec, su esposa Noemí, y sus dos hijos, Majlón y Quilión: eran efrateos,
de Belén de Judá. Una vez llegados a los campos de Moab, se establecieron allí.
3 Al morir Elimélec, el esposo de Noemí, ella se quedó con sus hijos.
4 Estos se casaron con mujeres moabitas –una se llamaba Orpá y la otra Rut– y así vivieron unos
diez años.
5 Pero también murieron Majlón y Quilión, y Noemí se quedó sola, sin hijos y sin esposo.
6 Entonces se decidió a volver junto con sus nueras, abandonando los campos de Moab, porque se
enteró de que el Señor había visitado a su pueblo y le había proporcionado alimento.
7 Así abandonó, en compañía de sus nueras, el país donde había vivido. Mientras regresaban al país
de Judá,
8 Noemí dijo a sus nueras: «Váyanse, vuelva cada una a la casa de su madre. ¡Que el Señor tenga
misericordia de ustedes, como ustedes la tuvieron con mis hijos muertos y conmigo!
9 Que el Señor les dé un lugar para vivir tranquilas, en compañía de un nuevo esposo». Y las besó.
Pero ellas prorrumpieron en sollozos
10 y le respondieron: «No, volveremos contigo a tu pueblo».
11 Noemí insistió: «Regresen, hijas mías. ¿Por qué quieren venir conmigo? ¿Acaso tengo aún hijos
en mi seno para que puedan ser sus esposos?
12 Vuélvanse, hijas mías, vayan. Yo soy demasiado vieja para casarme. Y aunque dijera que todavía
no perdí las esperanzas, que esta misma noche voy a unirme con un hombre, y que tendré hijos,
13 ¿esperarían ustedes hasta que ellos se hagan grandes? ¿Dejarían por eso de casarse? No, hijas
mías; mi suerte es más amarga que la de ustedes, porque la mano del Señor se ha desatado contra
mí».
14 Ellas volvieron a prorrumpir en sollozos, pero al fin Orpá despidió a su suegra con un beso,
mientras que Rut se quedó a su lado.
15 Noemí le dijo: «Mira, tu cuñada regresa a su pueblo y a sus dioses; regresa tú también con ella».
16 Pero Rut le respondió: «No insistas en que te abandone y me vuelva, porque yo iré adonde tú
vayas y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios.
17 Moriré donde tú mueras y allí seré enterrada. Que el Señor me castigue más de lo debido, si logra
separarme de ti algo que no sea la muerte».

3. En nuestras zapatillas
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Encuentro n° 1

3.1. Christus Vivit

11. Una muchachita judía, que estaba al servicio del militar extranjero Naamán, intervino con fe para
ayudarlo a curarse de su enfermedad (cf. 2 R 5,2-6). La joven Rut fue un ejemplo de generosidad al
quedarse con su suegra caída en desgracia (cf. Rt 1,1-18), y también mostró su audacia para salir
adelante en la vida (cf. Rt 4,1-17).
91. ¿Cómo no recordar a tantos jóvenes afectados por las migraciones? Los fenómenos migratorios
«no representan una emergencia transitoria, sino que son estructurales. Las migraciones pueden tener
lugar dentro del mismo país o bien entre países distintos. La preocupación de la Iglesia atañe en
particular a aquellos que huyen de la guerra, de la violencia, de la persecución política o religiosa, de
los desastres naturales –debidos entre otras cosas a los cambios climáticos– y de la pobreza extrema:
muchos de ellos son jóvenes. En general, buscan oportunidades para ellos y para sus familias. Sueñan
con un futuro mejor y desean crear las condiciones para que se haga realidad»[44]. Los migrantes
«nos recuerdan la condición originaria de la fe, o sea la de ser “forasteros y peregrinos en la tierra”
(Hb 11,13)»[45].
199. Si caminamos juntos, jóvenes y ancianos, podremos estar bien arraigados en el presente, y desde
aquí frecuentar el pasado y el futuro: frecuentar el pasado, para aprender de la historia y para sanar
las heridas que a veces nos condicionan; frecuentar el futuro, para alimentar el entusiasmo, hacer
germinar sueños, suscitar profecías, hacer florecer esperanzas. De ese modo, unidos, podremos
aprender unos de otros, calentar los corazones, inspirar nuestras mentes con la luz del Evangelio y
dar nueva fuerza a nuestras manos.

3.2. Lectura ejercitada

¿Qué límites te pone la sociedad?

¿Las manos de las mujeres, en que andan?

¿Tus mayores? ¿Los hermanos migrantes?

¿Qué te pasó en este rato?

¿Cuál es tu lugar en el mundo?


4. En la mochila

4.1. Oración
TÚ ERES LA VIDA
(Cardenal Eduardo Pironio)
y mostrarla a los jóvenes que buscan;
yo quiero, Señor, vivir tu Vida plenamente
“Señor Jesús, tú eres la Vida; en el amor y en la alegría y dando fruto.
tú viniste al mundo para traernos
la vida en abundancia; Por eso quiero vivir insertado plenamente en ti,
tú entregaste en la cruz tu propia vida como sarmiento vivo en la vid verdadera
por nosotros. para producir frutos abundantes.
Yo quiero vivir. No importa si el Padre me poda por la cruz
para dar más frutos.
Tú eres el único que tiene palabras de vida, Quiero vivir la Vida como la vivió María,
tú eres el pan de vida, de tí, muerto en la cruz, tu Madre y madre nuestra:
brotaron ríos de agua viva (cfr. Jn. 7, 37-39), en el silencio y la oración, en el servicio y la cruz,
que era el Espíritu Santo. en la resurrección y la esperanza.
Yo quiero vivir; yo necesito vivir
y vivir para siempre. Tú, María, nos diste una vez al
"Autor de la Vida"; hoy yo te lo pido de nuevo
No quiero seguir muriendo para mí y para todos los jóvenes del mundo.
ni buscando el agua de la vida
en pozos secos. Porque sólo así tendremos en Cristo
No quiero que me mate un mundo nuevo, más justo, más fraterno,
una cultura de la muerte. más humano; un mundo más lleno de amor,
de alegría y de esperanza;
Yo quiero vivir y dar la vida, un mundo donde la naturaleza exprese
quiero ser instrumento y comunicador la belleza de su Creador,
de vida a mis hermanos jóvenes. el hombre revele la imagen de su Dios
No quiero verlos envejecer prematuramente y el cristiano proclame la bondad
ni morir dramáticamente y la ternura de su Padre.
en los brazos del placer,
de la droga o la violencia. Pero, entonces, hay que aprender a decir
que Sí al Señor, como tú lo hiciste;
Tú eres la Vida, Señor, y tocaremos con las manos, como tú en Belén,
porque eres la Verdad y el Camino. la Vida que estaba en Dios, se manifestó
Yo quiero recorrer ese Camino "y nosotros la hemos visto, damos testimonio
y enseñarlo a mis hermanos; y la anunciamos" (cfr. I Jn. 1,2). Amén”.
yo quiero abrazarme a esa Verdad

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