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La victoria de Junín
Canto a Bolívar
Ya el formidable estruendo
del atambor en uno y otro bando 150
y el son de las trompetas clamoroso,
y el relinchar del alazán fogoso,
que erguida la cerviz y el ojo ardiendo
en bélico furor, salta impaciente
do más se encruelece la pelea, 155
y el silbo de las balas, que rasgando
el aire, llevan por doquier la muerte,
y el choque asaz horrendo
de selvas densas de ferradas picas,
y el brillo y estridor de los aceros 160
que al sol reflectan sanguinosos visos,
y espadas, lanzas, miembros esparcidos
o en torrentes de sangre arrebatados,
y el violento tropel de los guerreros
que más feroces mientras más heridos, 165
dando y volviendo el golpe redoblado,
mueren, mas no se rinden... todo anuncia
que el momento ha llegado,
en el gran libro del destino escrito,
de la venganza al pueblo americano, 170
de mengua y de baldón al castellano.
En torno de la lumbre,
el nombre de Bolívar repitiendo 335
y las hazañas de tan claro día,
los jefes y la alegre muchedumbre
consumen en acordes libaciones
de Baco y Ceres los celestes dones.
Lo grande y peligroso
hiela al cobarde, irrita al animoso.
¡Qué intrepidez! ¡qué súbito coraje 560
el brazo agita y en el pecho prende
del que su patria y libertad defiende!
El menor resistir es nuevo ultraje.
El jinete impetuoso,
el fulmíneo arcabuz de sí arrojando, 565
lánzase a tierra con el hierro en mano,
pues le parece en trance tan dudoso
lento el caballo, perezoso el plomo.
Crece el ardor. Ya cede en toda parte
el número al valor, la fuerza al arte. 570
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