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El Crisis Del Antiguo Régimen Y Las Revoluciones Industriales

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1.

El CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN Y LAS REVOLUCIONES INDUSTRIALES

El término Antiguo Régimen se utiliza para designar las formas específicas de


sociedad, de economía y de instituciones políticas que caracterizan a la historia europea
desde mediados del siglo XV hasta finales del siglo XVIII. A esta etapa, llamada también
Edad Moderna, se le pone fin a través de las revoluciones burguesas o liberales, proceso
que se inicia en Europa con la revolución francesa de 1789, fecha y acontecimiento que
marcan el inicio de la Edad Contemporánea. A ella le prestaremos nuestra atención en otro
tema. Ahora debemos conocer las bases sobre las que se asentaba el Antiguo Régimen y
cómo se produjo el cambio del Antiguo Régimen a la sociedad burguesa.

I. 💸LA ECONOMÍA DEL ANTIGUO RÉGIMEN 💸


La economía de estos siglos está prácticamente anclada en la Edad Media, aunque
se ha producido algún avance técnico las condiciones no son muy distintas de la época
medieval: agricultura extensiva, rotación de cultivos, organización gremial... Frente a eso
empiezan a aparecer nuevas formas de producción que iban evolucionando hacia un nuevo
sistema económico, el capitalismo, que terminará implantándose con la Revolución
Industrial, acontecimiento que corre paralelo a la revolución liberal o burguesa.
La economía del Antiguo Régimen no conseguía hacer crecer de forma sostenida la
producción, por delante del aumento de la población, y todo ello era debido a la baja
productividad del trabajo que traía consigo que la producción y el consumo por habitante
fueran pequeños. Las principales características de la economía del Antiguo Régimen eran
las siguientes:

a) 👨🏻‍🌾El predominio absoluto de la agricultura👨🏻‍🌾


Era el sector económico predominante. La mayor parte de la población (entre el 80 y
el 90%) trabajaba en ella. La persistencia de los métodos de cultivos tradicionales (rotación
bienal o trienal con barbecho) aportaba unas tasas muy bajas de productividad. En
consecuencia, la producción era escasa y cuando venía una serie de malas cosechas se
producían hambrunas que traían consigo la caída de la población. Buena parte de las tierras
estaban bajo la propiedad de la nobleza y el clero. En general, ni uno ni otro explotaban
directamente sus propiedades; las cedían en forma de censos o arrendamientos a cambio
de una renta. Además, en muchas zonas de Europa la nobleza disfrutaba de un poder
jurisdiccional sobre los habitantes de un pueblo o localidad (es decir, cobrar impuestos,
hacer justicia, aprobar ordenanzas…).
b) 🏭La escasa importancia de la industria 🏭
Los niveles de productividad eran bajos por la ausencia de mecanización, por el uso
de fuentes de energía tradicionales y por el escaso desarrollo de la división del trabajo. Su
dependencia frente a la agricultura era clara: una crisis agrícola se traducía en una crisis de
subsistencias y en una caída de la demanda de productos industriales. Las formas
principales de organización industrial eran tres: la industria artesanal, la industria doméstica
rural y la manufactura.
En las ciudades seguía presente una industria artesanal, con técnicas tradicionales,
rígidamente reglamentada por los gremios que impedían toda forma de competencia (idea
capitalista). La industria doméstica o “sistema a domicilio” fue la utilizada por los
comerciantes para atender a la demanda de los mercados exteriores. En el campo, lejos del
control gremial, un comerciante facilitaba materias primas (lana o algodón) a los
campesinos para que elaborarán un determinado producto que era pagado a tanto la pieza
por el comerciante. El otro modelo de producción fue la manufactura. Se trataba de
grandes talleres donde trabajaban obreros asalariados, pero la maquinaria seguía siendo la
tradicional, con predominio del trabajo manual. Muchas manufacturas fueron financiadas por
el Estado, inicialmente daban beneficios para posteriormente acabar con pérdidas, que
terminaban siendo sufragadas por el Estado.

c)🚚La inexistencia de un mercado de ámbito nacional 🚚


Para ello era necesario que aparecieran nuevos medios de transporte. Ya era
importante el transporte marítimo, en crecimiento por las relaciones comerciales con las
colonias; sin embargo, la lentitud y carestía de los transportes terrestres y la persistencia de
aduanas interiores determinaban un escaso grado de integración económica entre los
diferentes territorios de un país.

d) 🤑 El estancamiento económico 🤑
Era lo que, en definitiva, caracterizaba a la economía del Antiguo Régimen. Una
serie de buenas cosechas elevaban el nivel de vida y el ritmo de crecimiento demográfico,
se aumentaba la demanda de productos industriales y el comercio se beneficiaba también
de la expansión agraria. Por el contrario, una época de malas cosechas traía consigo una
crisis de subsistencias, una caída en la demanda de productos industriales, extendiéndose
la crisis al resto de los sectores de la economía. Romper con este círculo vicioso era
necesario para conseguir un crecimiento sostenido de la producción. Se trataba, en
definitiva, de poner en marcha un nuevo régimen económico que sería un hecho con la
Revolución Industrial.
II. 👥La estructura de la sociedad estamental 👥
La sociedad del Antiguo Régimen continuó siendo estamental; se mantenía la
división de origen medieval en estamentos: nobleza, clero y tercer estado o estamento
popular. Para cumplir las misiones encomendadas al clero (rezar para la salvación de la
comunidad) y a la nobleza (vigilar por su defensa) estos estamentos gozaban de privilegios,
concedidos por ley, de tipo económico, social y político. Todos ellos consolidados, a lo largo
de la Edad Media, se mantendrán durante la Edad Moderna.
La nobleza y el clero constituían el estamento privilegiado. El primer estamento lo
formaba el clero. En su interior había importantes diferencias lo que daba lugar a un claro
escalonamiento: arzobispos, abades, curas rurales y religiosos. La Iglesia poseía grandes
propiedades de las que obtenía rentas, no pagaba impuestos y mantenía una fuerte
influencia en los comportamientos sociales (matrimonio, paternidad, enseñanza…). La
aristocracia en teoría constituía el segundo estamento. Su condición de privilegiado se
justificaba por su misión (la defensa militar de la comunidad y la de aconsejar a los
monarcas); sin embargo, al pasar a la Edad Moderna el Estado se fortalece, la monarquía
se hace absoluta y la nobleza ve reducir su peso político, militar o administrativo. En
cambio, mantiene sus privilegios jurídicos (no paga impuestos y goza de leyes propias) y
vive de las rentas de sus tierras. También, una parte de ellos, los más poderosos, los que
ocupan la parte alta de la nobleza o aristocracia, disfrutan de poderes jurisdiccionales, como
el cobro de impuestos, el nombramiento de jueces o la redacción de ordenanzas para las
poblaciones de su señorío.
Por último, el estamento de los no privilegiados, también conocido como tercer
estado incluía a todos los que no eran ni nobles ni clérigos. Un grupo social donde se
incluían los jornaleros del campo o los que habitaban en las ciudades, los artesanos, los
comerciantes y los profesionales liberales. Entre ellos había fuertes diferencias económicas,
pero a todos les unía la obligación de pagar impuestos, la necesidad de trabajar, y la
carencia de privilegios. Bajo un proceso lento, desde el siglo XIII se venía consolidando un
grupo social dentro de lo que luego pasaría a llamarse tercer estado. Este nuevo grupo,
cada vez más influyente y rico, era la burguesía que nació como consecuencia del
desarrollo del comercio, del crecimiento de las ciudades, de los descubrimientos
geográficos y de la consiguiente apertura de los mercados exteriores. Esta burguesía, a lo
largo del siglo XVIII, fue poco a poco adquiriendo conciencia de su fuerza y de su
marginación. Apartada del poder político, acabó rechazando el absolutismo monárquico y la
desigualdad ante la ley. Estamos, por tanto, ante la clase social que, alzada en revolución,
acabará con las bases del Antiguo Régimen y pondrá los cimientos de las del mundo
contemporáneo.
III. 💡 La Ilustración. El Despotismo Ilustrado y la crisis del Antiguo Régimen 💡
Desde mediados del siglo XVIII un grupo de pensadores, en su mayoría franceses,
desarrollaron una corriente de pensamiento nuevo, a la que se dio en llamar Ilustración, que
terminó siendo un arma formidable para destruir las bases del Antiguo Régimen. Partían del
supuesto de que el hombre había nacido para ser feliz y de que la razón humana, única
fuente de conocimiento, era capaz de alcanzar por sí sola la verdad. Advertían que si los
hombres habían sido creados para alcanzar la felicidad, las relaciones entre ellos tenían
que estar basadas en la tolerancia y en la igualdad ante la ley (con la consiguiente
desaparición de los privilegios estamentales).
Defendían, a su vez, una nueva forma de Estado basado en los ideales de igualdad,
libertad y tolerancia. Entre estos filósofos, que prepararon el fin del Antiguo Régimen,
destacaron Montesquieu, Voltaire y Rousseau.
Montesquieu advertía que para evitar que el Estado cayera en la tiranía y el
despotismo debía organizarse sobre la separación de poderes: legislativo (en manos del
Parlamento), ejecutivo (en las del rey y sus ministros) y judicial (ejercido por los tribunales
legalmente constituidos).
Voltaire era un ferviente defensor de la libertad de pensamiento y de la tolerancia
religiosa.
Rousseau expuso el principio de la soberanía nacional: el poder reside y emana del
pueblo. Pero la realidad era otra: el rey era el soberano absoluto, Dios le había entregado
todo el poder y, en consecuencia, el monarca sólo era responsable de sus actos ante la
divinidad.
Las ideas de los ilustrados se difundieron, primero, por Francia y, después, por todos
los países europeos e, incluso, por las colonias americanas. La burguesía las acogió con
entusiasmo, ya que respondían a sus intereses e ideales.
Sin embargo, también tuvieron mucha aceptación entre un sector de la nobleza y
entre algunos de los monarcas absolutos, como José II de Austria, Federico II de Prusia,
Catalina II de Rusia y Carlos III de España. Sus medidas de gobierno han dado lugar al
llamado Despotismo Ilustrado, consistente en llevar a cabo reformas, pero sin pretender
una coparticipación popular, siguiendo el principio de “todo para el pueblo pero sin el
pueblo”. Ahora bien, el Despotismo Ilustrado venía a ser, también, una estrategia de los
mismos monarcas para enfrentarse a la crisis del Antiguo Régimen, sistema sociopolítico
que venía teniendo una larga vida y que, en la segunda mitad del siglo XVIII entró en crisis
por diversos factores: Por las transformaciones económicas, que exigían una libertad de
producción, por las aspiraciones de la burguesía, dispuesta a poner fin a la sociedad
estamental y al absolutismo monárquico, y por las críticas de los ilustrados, que mostraban
al Antiguo Régimen como un sistema injusto, irracional y poco adecuado para lograr la
felicidad del hombre y el progreso de la sociedad.
La revolución francesa será la encargada de materializar el cambio, de acabar con el
Antiguo Régimen; por su trascendencia la fecha de su inicio, 1789, sirve para poner fin a la
Edad Moderna y para marcar el comienzo de otra nueva Edad: Contemporánea. Del
sistema sociopolítico del Antiguo Régimen se va a pasar a otro nuevo: al sistema liberal,
donde la burguesía organiza un nuevo Estado basado en el reconocimiento de las
libertades, en la división de poderes y en el principio de la soberanía nacional.

I. 🏭 SIGNIFICADO DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL 🏭

1. 🔡 Definición y evolución del término 🔡


El término revolución industrial hace referencia al conjunto de innovaciones técnicas
cuya aplicación en la industria contribuyeron a incrementar la producción económica. El
proceso tuvo su inicio en Inglaterra, a partir de los años de 1760-1780, y dio lugar a un
aumento de la productividad del trabajo humano, es decir, en la cantidad de bienes (de trigo,
de paños…) que cada trabajador podía producir en un tiempo determinado. Ello fue posible
al concurrir varios factores: los cambios en la agricultura, el aumento de la población, los
avances en la mecanización, el empleo del carbón y del vapor de agua como fuentes de
energía y la abundante disponibilidad de algodón.
También, las nuevas máquinas y la energía del vapor cambiaron la organización
económica industrial. Anteriormente, las bases del sistema eran la manufactura, el “sistema
a domicilio” y el taller artesanal, ahora con la industrialización se impone el dominio de la
fábrica, con sus máquinas, patronos y obreros. El taller artesanal no podía competir,
naturalmente, con la fábrica por su nivel de producción y sus costes, mucho más bajos lo
que permitía al fabricante abaratar los precios. La revolución industrial se generalizó en
Gran Bretaña durante las primeras décadas del siglo XIX y, desde allí, se expandió por los
distintos países europeos en diferentes momentos y según las características propias de
cada uno de ellos. Fuera de Europa, EE.UU. y Japón se convirtieron en potencias
industriales en la segunda mitad del siglo XIX. Tradicionalmente la revolución industrial se
divide en dos fases, y así las vamos a estudiar:
a) La primera revolución industrial es la que se da a finales del XVIII y hasta
mediados del siglo XIX.
b) La segunda revolución industrial se da a finales del siglo XIX y principios
del XX, en ella aparecen la electricidad y el petróleo como principales fuentes de
energía.
II. 🇬🇧 LOS ORÍGENES DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL BRITÁNICA 🇬🇧
Hacia las últimas décadas del siglo XVIII, la primera revolución industrial se produjo
en Gran Bretaña al darse cita un conjunto de factores que contribuyeron a elevar el
crecimiento de la demanda de productos industriales. Para los empresarios el momento era
óptimo para invertir: los gastos en nueva maquinaria se veían claramente compensados por
el incremento de las ventas. Y ello se debió a la suma de varios factores que vendrían a ser
los orígenes o las condiciones previas para la revolución industrial: el aumento de la
población, las transformaciones agrarias y el desarrollo del mercado interior y exterior.

1. 🫂La revolución demográfica 🫂


En Gran Bretaña, durante el siglo XVIII, se asiste a un crecimiento de la población
como consecuencia de una caída progresiva de los índices de mortalidad, debida,
fundamentalmente, a las mejoras en la alimentación (efecto de la revolución agrícola) y en
las condiciones higiénicas. Se considera que el crecimiento demográfico fue primero
consecuencia de los cambios económicos (las transformaciones agrarias), pero también se
acepta que, a continuación, la presión demográfica, al elevar el número de consumidores y
de productores, se convirtió en una de las causas de la Revolución Industrial.

2. 👨🏻‍🌾 La revolución agraria 👨🏻‍🌾


Las transformaciones agrarias, como acabamos de ver, contribuyeron a alimentar a
una población en crecimiento e hicieron que fuera posible la revolución industrial.
Consistieron en aplicar nuevos métodos de cultivo y en introducir modificaciones en la
estructura de la propiedad de la tierra. Sobre las modificaciones en los métodos, el
barbecho fue eliminado, se introdujeron nuevos cultivos, se amplió la superficie cultivada y
los rendimientos por hectárea se incrementaron. Los barbechos se suprimieron aplicando
un sistema de rotación cuatrienal de cultivo. De las cuatro hojas de la tierra, dos se
plantaban con cereales o leguminosas. Las otras dos con tubérculos (patatas, nabos) y
forrajeras (alfalfa o trébol).
La introducción de tubérculos y forrajeras, como plantas nitrogenantes, contribuían a
enriquecer el suelo y a incrementar la producción de forraje. Por tanto, se aseguraba la
alimentación de la cabaña ganadera cuyo estiércol, a su vez, mejoró la fertilidad de la tierra.
En consecuencia, se elevaron los rendimientos por hectárea y, por tanto, la productividad de
los campesinos. Todos estos cambios se enmarcan en un proceso de consolidación de la
gran propiedad, que resultó perjudicial para el pequeño campesino, acostumbrado a hacer
uso de las tierras comunales, de las que obtenía bienes como leña para su hogar o pasto
para su ganado. Estas tierras comunales pasaron de poder ser utilizadas por los vecinos, a
convertirse en tierras de propiedad privada. En efecto, el Parlamento inglés aceleró la venta
de tierras comunales por medio de las leyes de cercamiento (Enclosure Acts), realizándose
las mayores ventas entres 1760 y 1815.
Los nuevos propietarios cercaban las tierras adquiridas, invertían en ellas, como
empresarios que buscan el máximo rendimiento, e introducían los nuevos métodos de
cultivo. A partir de 1830, nuevas innovaciones, como el uso de fertilizantes químicos o en la
maquinaria agrícola, elevaron todavía más los rendimientos. Por último, debemos destacar
los efectos causados por la revolución agraria para impulsar la industrialización:
● Al aumentar la producción de alimentos se pudo abastecer a unas ciudades que
estaban en continuo crecimiento.
● El movimiento de las “enclosures” y la mayor productividad de los campesinos liberó
al campo de mano de obra y propició el éxodo rural o emigración a las zonas
urbanas e industriales.
● Al aumentar los beneficios para el propietario o el salario para el campesino, el
campo se convertía en un mercado para el consumo de los productos de la industria.
● Por fin, de los beneficios obtenidos por los grandes propietarios, se podía suministrar
capital para financiar la industrialización.

3. 🛶 El desarrollo del comercio 🛶


En Bretaña, desde mediados del siglo XVIII, se intensificaron los intercambios
comerciales campo–ciudad y ciudad–campo. Los excedentes de la producción agraria
llegaban a las ciudades y éstas suministraban productos de la industria. Este comercio
interior consiguió hacerse más rápido y barato al mejorarse la red de transportes
(construcción de carreteras) y la red fluvial de canales, que permitía el transporte de
mercancías pesadas (carbón o hierro) a unos costes más bajos. El comercio exterior fue
otro de los desencadenantes de la revolución industrial.
El comercio inglés, en efecto, se mantuvo en crecimiento a lo largo del siglo XVIII,
destacando entre las mercancías los tejidos de algodón. Inglaterra importaba algodón de la
India y de los EE.UU. para luego exportarlo, ahora convertido en tejido, a América, Europa y
la India. Este comercio posibilitó una acumulación de capital, una reserva de dinero, que
podía invertirse en la industria.
🇬🇧 LA PRIMERA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL EN GRAN BRETAÑA 🇬🇧
III.
1. 🔧 La mecanización y las nuevas fuentes de energía 🔧
Al crecimiento de la demanda de productos industriales había que responder
aumentando la productividad en la industria. Ello era posible introduciendo cambios en la
mecanización y en el empleo de nuevas fuentes de energía.
Los 1º inventos se aplicaron al hilado y tejido de algodón. Inicialmente, estos
ingenios seguían funcionando con fuerza humana o con fuerza del agua. Sin embargo, la
que permitió elevar la producción de un modo inimaginable fue la aplicación a la nueva
maquinaria de la fuerza expansiva del vapor de agua, logro obtenido con la máquina de
vapor patentada por el escocés James Watt en 1769. Consistía en una gran caldera de
agua que calentada a altas temperaturas mediante carbón genera un vapor de agua
sometido a fuertes presiones que produce un movimiento (un ejemplo parecido de la
potencia del vapor lo tenemos en el vapor producido por una olla exprés), encargado de
poner en funcionamiento otras máquinas. Este calentamiento podría haberse hecho con
leña, pero había una sustancia que podía suministrar mucho más calor: la hulla.
La máquina de vapor extendió su empleo: en 1800, Inglaterra extraía de sus minas
10 millones de toneladas. La máquina de vapor comenzó a utilizarse en la producción de
tejidos, luego en la matalurgia y después se aplicó en los transportes: las barcos de vapor y
el ferrocarril.

2. 🧵 La industria algodonera 🧵
La industria textil inglesa, desde mediados del siglo XVIII, fue en continuo
crecimiento. La materia prima, el algodón, resultaba barata y procedía de la India o de
EE.UU., de sus grandes plantaciones esclavistas. El proceso de transformación del algodón
tenía 2 fases: el hilado y el tejido. Un primer avance, la lanzadera volante de John Kay
(1733), permitió elevar la producción de tejido; sin embargo, ello provocó un desequilibrio
con las operaciones de hilar. Era necesario, por tanto, fomentar nuevas invenciones en el
hilado. Cuando diversos inventos permitieron elevar la producción de hilo, otra vez volvió a
plantearse el desequilibrio, ahora en contra de las operaciones de tejer. Era necesario
inventar un telar que trabajara a mayor velocidad, papel que correspondió al telar
mecánico de Cartwright (1787). No todo acabó aquí. Desde fines del siglo XVIII la
máquina de vapor se adaptó al hilado y al tejido, lo cual revolucionó a este sector: la
producción de tejidos de algodón ingleses se multiplicó por cien entre 1780 y 1850, mientras
que el número de trabajadores en la industria algodonera se multiplicó por siete. Las
innovaciones tecnológicas habían logrado revolucionar la productividad de la industria textil.
3. ⚫ La industrialización del hierro ⚫
Los avances económicos que estaban teniendo lugar en Inglaterra contribuyeron a
impulsar la demanda de productos de hierro, es decir, de la industria siderúrgica. La
revolución agraria requirió más aperos y herramientas de hierro. La industria textil
necesitaba que se fabricaran máquinas de hilar y de tejer. También, desde fines del siglo
XVIII, comenzó a utilizarse el hierro como material de construcción de viviendas, canales,
puentes y fábricas. El aumento de la producción y de la productividad pasaba por introducir
innovaciones tecnológicas en la fabricación de hierro.
Fue necesario sustituir el carbón vegetal, que ponía en peligro el bosque inglés y
frenaba, en consecuencia, la producción de hierro, por un carbón mineral (hulla), cuyas
reservas eran abundantes en Inglaterra. Los grandes hornos, donde se realizaba la
fundición del mineral de hierro, necesitaban grandes cantidades de carbón y por ello las
empresas siderúrgicas se concentraban cerca de los yacimientos hulleros (Lancashire,
Yorkshire, Tierras Bajas de Escocia). Sin embargo, la hulla no podía emplearse
directamente en los altos hornos, era necesario convertirla previamente en coque (una hulla
destilada de sus elementos sulfurosos), a través de un método ideado por Abraham Darby
(1709). Después, Henry Cort, en 1786, introdujo el sistema de afinado o “pudelado” en un
horno mayor, utilizando coque como combustible. La masa obtenida era laminada entre
cilindros movidos con energía de vapor.
A partir de 1840-1850 la demanda de productos de hierro recibió otro nuevo empuje,
que ayudó a consolidar esta industria, como consecuencia de la construcción del ferrocarril,
la mecanización de un gran número de industrias, el rápido proceso de urbanización y el
aumento de los gastos militares por los Estados.

4. 🚂🚢Los nuevos transportes: el ferrocarril y la navegación a vapor 🚂🚢


Con la revolución industrial el comercio alcanzó un mayor volumen y ello exigió una
renovación en los medios de transporte. La aplicación de la energía de vapor, tanto en el
transporte terrestre (el ferrocarril) como en el marítimo (el barco de vapor), permitió dar el
gran salto adelante.
El ferrocarril revolucionó el transporte por su capacidad de carga, rapidez y por la
reducción de los costes del transporte. En el sector minero ya venía utilizándose vagonetas
arrastradas sobre raíles por animales de tiro. Se trataba de inventar la locomotora movida
por la energía de vapor. La primera locomotora se debe a Richard Trevithick (1804) y se
aplicó para el transporte de hierro. Después, el ingeniero George Stephenson construyó
otros modelos de locomotoras, más perfeccionadas, lo que animó a crear líneas de
ferrocarril para mercancías y personas. En 1830 se inaugura la primera línea de ferrocarril
propiamente moderna, con una locomotora construida por Stephenson, la de Manchester a
Liverpool. El “boom” ferroviario en Gran Bretaña estaba a punto de comenzar: entre 1830 y
1850 se construyeron 10.000 kilómetros. La construcción de ferrocarriles exigió grandes
inversiones de capital. En Gran Bretaña los ferrocarriles fueron financiados por compañías
privadas, que daban elevados intereses a sus accionistas.
En los demás países europeos, en cambio, el Estado fomentó la construcción de la
red facilitando ayudas financieras a las empresas constructoras. Sobre el transporte
marítimo, la aplicación de la máquina de vapor a la navegación se conseguiría a principios
del siglo XIX por el ingeniero Robert Fulton (1807). Sin embargo, hasta finales del siglo XIX,
los buques a vapor no lograron imponerse en el transporte de mercancías a los barcos de
vela.

5. La financiación del proceso de industrialización.


Ya sabemos que la revolución industrial exigió la inversión en la industria de
capitales o recursos monetarios, generados por otros sectores económicos. El crecimiento
de la industria, por otro lado, sólo es posible si se incrementa y moderniza su capital fijo (los
edificios y la maquinaria).
Se considera que, inicialmente, la principal aportación de capital procedió del ahorro
individual o familiar (autofinanciación sin necesidad de recurrir al crédito) y de las propias
industrias. Después, los negocios cambiaron. Las fábricas ganaron en tamaño, la
maquinaria era más sofisticada y, en definitiva, el dinero necesario para crear una empresa
aumentó. Empezaba a ser necesario hacer uso de otros medios de financiación. Los
bancos, que ya existían antes de la revolución industrial, ganaron en importancia al seguir
cumpliendo sus dos principales funciones: guardar el dinero de los ahorradores y prestarlo,
a cambio de un interés, a las empresas.
Otra vía era las sociedades anónimas, nacidas antes del siglo XIX, y que, con la
revolución industrial, van a adquirir un gran desarrollo al tratarse de una fórmula excelente
para reunir más capital. Al fundar una empresa, por ejemplo, siderúrgica, su capital se
dividía en acciones (o participaciones) para ser adquiridas por diferentes accionistas.
Muchos ahorradores podían convertirse en accionistas de una sociedad, cuyos beneficios
eran luego repartidos en forma de dividendo entre los accionistas.

💸 El liberalismo económico 💸
6.
La revolución industrial se vio favorecida por una nueva doctrina económica: el
liberalismo económico, un conjunto de teorías y de prácticas que vinieron a consolidar el
capitalismo como sistema económico. Los nuevos principios del liberalismo económico
fueron definidos, entre otros, por los pensadores británicos Adam Smith (1723- 1790),
David Ricardo (1772-1823) y Thomas R. Malthus (1766-1834), partidarios de la libre
contratación entre patronos y obreros (que venía a dar, en la práctica, todas la ventajas a
los primeros) y de la libertad de comercio entre las naciones (fue Inglaterra la primera en
abolir las tarifas aduaneras, aunque la mayoría prefirió seguir protegiendo sus productos
agrícolas e industriales).
También condenaban cualquier intervención del Estado en la economía (en las
cuestiones sociales, financieras y empresariales). En definitiva, aunque la revolución
industrial trajo consigo una mejora muy grande en las condiciones de vida de los países
occidentales, sus primeros pasos fueron pagados al precio de grandes sufrimientos de la
clase obrera. La no intervención del Estado en la economía dejaba las manos libres a los
empresarios, actuando ante sus trabajadores sin ningún tipo de restricciones. Esta
situación, sin embargo, originó graves injusticias sociales, lo que abrió las puertas al
nacimiento del movimiento obrero.

IV. LA SEGUNDA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL.


A partir de 1870, la revolución industrial va a entrar en una nueva fase. Se extenderá
geográficamente (por toda Europa, EE.UU. y Japón), aparecerán nuevas fuentes de
energía, las industrias ya mecanizadas se ampliarán y aparecerán otras nuevas. Este
periodo es conocido históricamente con el nombre de “gran capitalismo” o “segunda
revolución industrial”. A continuación trataremos sus características.

1. La aparición de nuevas fuentes de energía y sus aplicaciones industriales.


La electricidad. Ya era conocida, pero ahora se trataba de producirla en cantidades
industriales, a bajo precio, y resolver el problema de su transporte. En 1873, Bergès
descubrió que podía obtenerse electricidad en centrales hidroeléctricas, a partir de la fuerza
del agua. Desprez, en 1881, resuelve el problema de su traslado ideando el transporte de la
corriente a alta tensión, posibilitada por la reciente invención del transformador. El abanico
de sus aplicaciones fue enorme: alumbrado (en 1878, Edison ultima su lámpara de
filamento o incandescente), sistemas de comunicaciones (telégrafo, teléfono y radio) y de
transporte (ferrocarril, tranvías eléctricos y el “metro”).
El petróleo. Adquirió importancia cuando empezó a utilizarse como combustible en los
medios de transporte. Ello fue posible tras los inventos del motor de combustión interna,
obra de Rudolf Diesel, y del motor de explosión, construido por los alemanes Gottlieb
Daimler y Karl Benz.

En cualquier caso, la utilización de la electricidad y del petróleo como fuerza motriz


siguió siendo modesta hasta 1895. Desde 1890 estaban ya a punto el motor de petróleo y el
motor eléctrico, pero el monopolio de la máquina de vapor seguía siendo total a finales del
siglo XIX: el carbón suministraba más del 90% de la energía producida y consumida en
Europa.

2.🧪Los nuevos sectores industriales: la “era del acero”, la industria química, otros
avances 🧪
Hasta ahora el acero se obtenía por pudelado y ello producía un acero muy caro. El
panorama va a cambiar al aparecer nuevos procedimientos de obtención. Bessemer, en
1856, con su convertidor se incrementó la producción de acero. El procedimiento
presentaba, no obstante, un inconveniente: no permitía utilizar un hierro con elementos
fosforosos.
En 1877-1878 Thomas construyó un convertidor capaz de eliminar el fósforo. Otro
método, el de los hermanos Martín y Friedrich Siemens triunfó sobre los procedimientos
anteriores. Estas invenciones permitieron una reducción en el precio del acero (alrededor de
un 50% entre 1850 y 1880) y, con ello, una extensión de sus utilizaciones. En la industria
química, las investigaciones en este campo dieron lugar a nuevos productos: abonos para la
agricultura, colorantes artificiales muy demandados por la industria textil, fabricación de
explosivos (la nitroglicerina, por el italiano Sobrero, y la dinamita, por Alfred Nobel) y
productos farmacéuticos. Finalmente, debe recordase la invención del cine, de las máquinas
de coser y de escribir, y de la bicicleta.

3. 💳 La concentración industrial 💳
Entre 1850 y 1900 el número de empresas se estabiliza o tiende a disminuir, en
cambio la producción creció. Hubo, en efecto, un proceso de concentración industrial que se
explica por dos razones. En primer lugar, por el mismo progreso técnico, al elevar el costo
de las máquinas utilizadas. En principio, sólo las grandes empresas contaban con recursos
para invertir en nuevas tecnologías, frente a las dificultades en que se encontraban las
empresas pequeñas. En segundo lugar, el mecanismo por el que se busca la concentración
es para conseguir un aumento de la productividad del trabajo y la consiguiente disminución
del coste medio de cada unidad producida. Con ello se lograba conquistar nuevos mercados
y competir más favorablemente en ellos en una etapa en la que la expansión colonial estaba
en boga. Esa concentración podía hacerse de forma horizontal o bien vertical. En la primera
se fusionaban empresa con la misma actividad productiva (por ejemplo, el siderúrgico); en
la segunda se integraban empresas complementarias en el proceso de producción (por
ejemplo, carbón, mineral de hierro y siderurgia). Junto al modelo de concentración que
acabamos de ver, hubo otra de tipo financiero, como el trust y el cártel.
En el primero, diversas empresas decidían agruparse para tener una administración
común; en el segundo, las empresas seguían siendo independientes pero se ponían de
acuerdo para fijar un precio de venta común. Con todo, este proceso hacia la concentración
no debe hacer olvidar que la empresa pequeña, donde había unos cuantos obreros en torno
al empresario, seguía siendo la más numerosa a comienzos del siglo XX aunque su peso en
la producción total había disminuido.

4. ⏩El avance de la industrialización ⏩


A mediados del siglo XIX, Gran Bretaña era la primera potencia industrial en Europa;
la segunda, con una potencia mucho menor, era Francia. A partir de 1860, la producción
industrial alemana superaba a la de Francia. En 1890-1900, Alemania estaba a punto de
alcanzar a la economía británica; a su vez, la mayoría de los países europeos estaban ya
industrializados (Austria-Hungría, Italia, España) o bien daban comienzo a la
industrialización, como era el caso de la Rusia zarista. Si del ámbito económico europeo
nos trasladamos al mundial, entre 1850 y 1900 se observa como Europa va perdiendo su
superioridad mientras EE.UU. se ha convertido en la primera potencia mundial. La
economía europea, sin embargo, superaba a la de los EE.UU. en la disposición de
mercados internacionales, en el de los transportes marítimos y en el del mercado de
capitales (es decir, Europa, en concreto, Francia, Gran Bretaña, Alemania y Bélgica,
disfrutaban de los intereses de sus inversiones en el resto del mundo). Sin embargo, la
Primera Guerra Mundial pondrá a prueba este sistema económico y obligará a introducir
profundos cambios en la economía europea.

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