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Sinastria Brignone

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SINASTRIA:

UN UNIVERSO MARAVILLOSO

JERONIMO JERRY BRIGNONE

Capítulo 7 del libro Ensayos astrológicos: abriendo nuevos caminos.


Investigación, aplicación, difusión, 2012, Ed. F.Caba, de Jerónimo
Brignone. Texto publicado previamente en 2007 por la revista GeA
(Gente de Astrología) y luego por el sitio web de SINARJ en Río de
Janeiro en 2011, compendia en forma de manual y con una sequen-
cia detallada paso a paso una inmensa cantidad de técnicas de
Sinastría, el estudio de la relación entre las personas a partir de sus
cartas natales, contándose entre dichas técnicas varios hallazgos
originales del autor, incluida la estructura de dicha secuencia.
CAPITULO 7

SINASTRIA: UN UNIVERSO MARAVILLOSO

Como bien lo señalara Freud en El Malestar de la Cultura, la


experiencia del amor constituye para el hombre contemporáneo el
sucedáneo de tantas otras experiencias de trascendencia y
sublimación energética que en otros momentos volcaba en mayor
medida en otras instancias culturales, tales como la de la religión.
Pero no es sólo el amor erótico o de pareja aquello que tanto nos
preocupa a todos, sino el vasto y complejo mundo de las relaciones
en general (familiares, de amistad, laborales, etc.), sobre todo en un
momento de la humanidad en que, reducida nuestra capacidad de
sensación de acción plena y efectiva sobre la sociedad, cuya res-
ponsabilidad pareciera quedar librada a poderosas y omnipresentes
multinacionales, redes informáticas, mediáticas, económicas y esta-
tales, nos vemos más librados a nosotros mismos, al cultivo de
nuestra interioridad, particularmente a través de nuestras relaciones
más cercanas.
La Astrología ha abordado desde los orígenes de su práctica
genetlíaca el aspecto vincular y la relación entre las Cartas Natales
de los involucrados mediante la rama específica desarrollada a tal
efecto: la Sinastría. Este nombre compone los términos syn (el “con”
latino) y aster (“astro”) en algo así como “poniendo juntos los astros”.
Desde sus comienzos, en la selección de la mejor pareja (y por
consiguiente su sucesión) para los gobernantes y aristócratas
romanos, medievales y renacentistas, hasta la práctica -común
todavía hoy día- en la India de planear los padres los matrimonios
de sus hijos teniendo en cuenta el referente astrológico desde
pequeños, esta rama ha tenido presencia plena en nuestra labor.
Más popular y moderna todavía es la noción, popularizada por los
medios masivos y su Astrología Solar, de que cada signo tiene
mayor o menor compatibilidad con otros. Pero la usanza más
difundida entre los practicantes modernos de esta disciplina es la de
simplemente verificar los aspectos entre los planetas de las dos
Cartas consideradas (sobre todo las conjunciones), realizando
literalmente el syn+aster. Y con suerte, aunque menos popular, una
posible mirada a las así llamadas “Cartas de relación”.

Jerónimo Brignone - Ensayos astrológicos| 105


Sin embargo las posibilidades de esta vertiente astrológica
son infinitamente más numerosas, y las múltiples propuestas di-
ferentes y eficaces que el siglo XX ha ido produciendo son quizás
poco conocidas por buena parte de los amantes de la Astrología.
Mis primeros cursos de Sinastría los tomé en la década del ’80 en el
Centro Astrológico de Buenos Aires, en aquel momento dictados por
Rubí Leza, y continué luego una labor intensiva de aplicación y
verificación de la técnicas aprendidas, comparando rigurosamente
las mismas en la búsqueda de separar la paja del trigo, o mejor di-
cho, de entender cuáles reflejaban mejor qué cosas en una relación
(y cuáles eran a mi entender inútiles, quizás mera especulación).
También fui tomando por supuesto contacto con nuevas propuestas
así como ensayando otras propias que terminaron resultando muy
eficaces. Dado que desde hace años estoy al frente de dicho
seminario en el Caba, me fue imperioso organizar para su transmi-
sión una secuencia coherente de las muchas alternativas posibles,
especificando el nivel de operatividad o qué aspecto de la relación
aparecía mejor reflejado en cada una de ellas, así como cuál era un
posible orden de abordaje ideal.
Esta secuencia completamente original combina puro senti-
do común con algunas propias apreciaciones de mi parte sobre
algún matiz de las técnicas conocidas, incluye varias otras, cuyas
hipótesis, interpretación y resultados son de mi exclusiva responsa-
bilidad. Lo comparto con la intención que el lector pueda ir aplicán-
dolos ya mismo a casos concretos, tal como lo hacen los estu-
diantes de la Fundación Caba durante dicho seminario, y dejo para
el capítulo 9 el relevar unas pocas de ellas a través de una relación.
Enumeraré dicha secuencia para luego detenerme en cada
técnica de un modo más pormenorizado:
1) El análisis exhaustivo y por separado de la identidad de
cada Carta Natal a ser considerada de los miembros de esa rela-
ción, sin detenerse todavía en sus costados vinculares.
2) El análisis profundo de los aspectos emocionales y vincu-
lares en general de cada una de dichas Cartas Natales.
3) El análisis de los significadores específicos de ese tipo de
relación en cada Carta y de los correspondientes al rol que repre-
senta en la misma la figura del otro.

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4) El análisis de las preponderancias y carencias zodiacales,
domales y planetarias conjuntas, es decir, de las dos Cartas juntas,
tomadas como si fueran una sola.
5) El análisis de todas aquellas combinaciones de factores
astrológicos repetidas (idénticas) en las dos Cartas.
6) El estudio de las complementaciones o compensaciones
entre ambas Cartas, sobre todo en lo que refiere a las preponde-
rancias y carencias zodiacales, domales y planetarias, hemisféricas,
de tipos de aspecto, etc.
7) La determinación del contraste entre los aspectos armóni-
cos de una Carta que en la otra son inarmónicos, y viceversa.
8) El estudio de las Progresiones Secundarias y Arcos
Solares de cada Carta, calculadas para el momento del nacimiento
del otro.
9) El estudio de las técnicas predictivas (sobre todo
Progresiones Secundarias, Arcos Solares y Tránsitos) de cada Carta
para el momento del comienzo de esa relación.
10) La determinación y el estudio de las conjunciones entre
ambas Cartas, según el siguiente detalle:
a) conjunciones de planetas de cada Carta con el área de
las Casas de la otra Carta;
b) conjunciones entre los Ejes (horizontal, meridiano, ver-
tical y nodal) de las dos Cartas;
c) conjunciones entre los planetas de cada Carta con los
ejes de la otra;
d) conjunciones entre los planetas de cada Carta y las
cúspides intermedias de la otra;
e) conjunciones entre los planetas de ambas Cartas
(calculadas en el Zodíaco Trópico);
f) conjunciones y oposiciones entre las posiciones
Dracónicas (planetarias y de los ejes) de ambas Cartas, sea
entre sí, como con sus posiciones trópicas;
g) conjunciones de las posiciones en el Zodíaco Domal
de los planetas de una Carta con la otra;

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h) conjunciones entre las posiciones de los elementos
progresados por progresión secundaria de ambas Cartas
correspondientes al momento del inicio de la relación, sea
entre sí, como con las posiciones natales del otro.
11) La determinación y estudio de otros tipos de aspectos
cruzados entre ambas Cartas (sobre todo la oposición) y con orbe
muy pequeño:
a) entre planetas trópicos entre sí;
b) domales entre sí;
c) progresados entre sí (y con los natales del otro);
d) los calculados en el Zodíaco de Venus.
12) El cálculo y estudio de las siguientes Cartas de Relación:
a) la Compuesta (de puntos medios, popularizada por
Robert Hand);
b) la de Relación de Ronald Davison (equidistancias en el
tiempo y el espacio);
c) las de Relación de Alexander Marr (tránsito comple-
mentario), directa y conversa;
d) la del momento del inicio de la relación (si es cono-
cido).
13) El estudio del devenir de la relación, considerando:
a) los indicadores de duración de ese vínculo en cada
Carta Natal;
b) las técnicas predictivas aplicadas a cada Carta Natal
por separado;
c) las técnicas predictivas aplicadas a las Cartas de
Relación;
d) los arcos de fase, es decir los ángulos entre cada
factor de cada Carta con los de la otra, considerados desde
la perspectiva de las direcciones simbólicas (1º = un año).
14) Elaborar durante cada paso una síntesis de aquello más
relevante e ir integrándola con lo visto previamente, para determinar

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finalmente un bosquejo de los principales elementos recurrentes, a
guisa de síntesis abierta.

Quizás parezca mucho, pero cada una de estas técnicas


sugeridas realmente funciona y muestra costados esenciales de la
relación a estudiar. Cabría también aclarar que la Sinastría es lógi-
camente una de las ramas más complejas de la Astrología, puesto
que a la multiplicidad de opciones simbólicas a las que deberíamos
estar abiertos y que normalmente vamos percibiendo (si trabajamos
a conciencia) en una Carta Natal individual cualesquiera, así como
en el devenir del destino que la acompaña, en este caso se ve
elevada al cuadrado (o más bien a la enésima potencia), dado que
ya no tenemos un solo sistema altamente complejo, inestable y con
el factor “conciencia” –no precisamente menor– incluido (es decir, un
individuo), sino las infinitas posibilidades de su interrelación a lo
largo del tiempo con otro sistema de idéntica complejidad.
Pero es tan rica la descripción que permite cada uno de
estos enfoques, y sobre todo su combinación según la secuencia
propuesta, que es una verdadera lástima perderse una información
tan valiosa, en cuanto nos abre nuevas perspectivas de compren-
sión más profunda, panorámica y vivencial de algo tan importante
como es el vínculo entre dos seres humanos y las invalorables opor-
tunidades de crecimiento que éste les permite desde la perspectiva
astrológica.
Es previsible que el principiante promedio, abrumado por la
cantidad de información astrológica que emerge de dicha secuencia,
en el caso de haberla determinado correctamente, generalmente,
maravillado por lo que va revelando su desarrollo, se ahogue en la
mera mención de los detalles, haga quizás una breve y cerrada
interpretación de cada cosa vista, y sobre todo, se olvide de hacer
una integración coherente y satisfactoria de todo.
Huelga decir que lo que se necesita es precisamente todo lo
contrario a lo recién mencionado: como decíamos en el punto 14, ir
apuntando lo verdaderamente más relevante de lo percibido en cada
mirada o punto de la secuencia, apenas esbozar hipótesis interpre-
tativas muy abiertas durante dicho proceso, e ir hilando, mediante
síntesis e integración progresiva, el conjunto de la información, de
modo que al final, una vez realizado todo el camino, pueda volver a
contemplar dicho conjunto desde cierta perspectiva y aislar las

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variables que considere más características, sea por intensidad, por
reiteración, por analogía o por complementaridad. Una vez recupe-
rada la unidad y coherencia simbólica de ese todo, allí sí conviene
elaborar hipótesis interpretativas más fuertes y volver –desde este
nuevo panorama– sobre la información previa para encontrar
nuevas dimensiones confirmatorias o, si se quiere, mayor lujo de
detalles.
Como anticipara más arriba, haré una referencia un poco
más pormenorizada de cada ítem mencionado en esa secuencia.

1. El análisis de cada Carta Natal


Obviamente debemos empezar por el principio (si bien no es
lo que suele suceder en estos temas, engolosinados por las fáciles
promesas de nuestras técnicas favoritas de comparación), e intentar
comprender astrológicamente quiénes son, profundamente, aquellas
personas que se están relacionando. El análisis exhaustivo y por
separado de la identidad de cada Carta Natal a ser considerada de
los miembros de esa relación, sin detenerse todavía en sus
costados vinculares, es entonces este primer paso indispensable
según los caminos y métodos que a cada uno de nosotros mejor nos
cuadren. Podríamos dar vuelta el conocido “Díme con quien andas,
y te diré quién eres”, y comenzar con: “Díme quién eres, y te diré...”,
pues cada identidad proyecta naturalmente cierto horizonte y destino
vinculares, sea arquetípicamente, sea proyectivamente. Para ello
también pueden venir a nuestro auxilio, luego, los desarrollos tipo-
lógicos de algunas tradiciones psicológicas. A tal efecto, recomiendo
particularmente la tipología junguiana, la freudiana, la reichiana, la
transaccional, y la desarrollada por Jean Shinoda Bollen en su
estudio de las diosas y dioses griegos en la cultura indoeuropea.

2. El mundo emocional y vincular general de los participantes


Una vez relevado aunque sea con carácter abierto e
hipotético quién es quién en esa relación, conviene detenerse a pro-
fundizar en cada Carta su mundo emocional, esencial a nuestros
vínculos (sean éstos cuales sean), sobre todo simbolizado por la
Luna (el signo en el cual se halla presente, los planetas que hacen
los aspectos más importantes y la Casa en la que se halla presente),
el conjunto y situación de los planetas presentes en signos de Agua

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(así como también en el Triángulo del Alma, las Casas IV, VIII y XII,
que reflejarán mejor las experiencias en ese plano, mientras los
signos simbolizarán predisposiciones interiores apriorísticas), las
carencias por elemento y ritmo zodiacales (frecuentemente asocia-
das a nuestro inconsciente), y aquello más característico emergente
del trasfondo de la relación de la Carta con sus posiciones en el
Zodíaco Dracónico (también llamada la Carta del Alma). Es
deseable asimismo percibir ahora el conjunto de la Carta desde una
actitud particularmente empática, sensibilizándose a sus factores
más destacados pero ahora desde la perspectiva emocional, y enfa-
tizando para ello a los planetas que Bruno y Louise Huber llaman
“de contacto”: además de la Luna, Venus, Marte y Neptuno.
El mundo propiamente vincular en general estará especial-
mente representado por la Casa VII (planetas presentes, signo en la
cúspide y planeta regente) en cuanto complemento natural, las
Casas III y XI solidarias a ella en ese Triángulo y los aspectos al Eje
Horizontal (Asc/Desc). Asimismo los aspectos planetarios de orbe
pequeño al Eje Nodal de la Luna, simbolizando las figuras (o
vivencias) más características que se le asociarán en su crecimiento
emocional mediante sus relaciones, así como al Eje Vertical (Vér-
tex/Antivértex), representante de vínculos más obligados, no depen-
dientes de su voluntad. El Eje Meridiano (Mc/Ic) también suministra
información relevante, dado que refleja las relaciones verticales (de
no paridad), cuya memoria infantil –la relación temprana con
nuestros padres– impregna todos nuestros vínculos, como también
ocurre con la Luna. Los aspectos inarmónicos, cuya difícil resolución
está en proceso continuo de elaboración, también reflejan nuestras
relaciones, en la medida en que la conciencia va tomando parte por
uno u otro polo simbólico (de un modo más o menos rígido), y
naturalmente proyecta el otro en figuras características de nuestras
vidas. A tal efecto, son especialmente elocuentes las oposiciones
(por su naturaleza naturalmente complementaria y opositiva, tal co-
mo lo señala la tradición), y en muchas ocasiones, los quincuncios
(como señalara Richard Idemon), cuando tienen un orbe pequeño y
son estructuralmente importantes en la Carta o en una etapa dada
de nuestras vidas.
Asimismo los planetas contrasexuales (Sol y Marte en Carta
femenina, Luna y Venus en Carta masculina), sea cual sea la índole
de la relación, tienden a ser naturalmente en parte proyectados a
nuestros vínculos por motivos biológicos y culturales: en el caso de

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las luminarias, más en términos psicológicos y de identidad (e indu-
dablemente con su referente arquetípico de Padre-Madre, básicos
para cualquier psicología), en el caso de Marte y Venus, como sím-
bolos de la materialidad física (o erótica) del otro. De todos modos,
la dimensión específicamente sexual del análisis es lo suficiente-
mente vasta y compleja como para exceder el marco de este
capítulo y amerita todo un tratamiento aparte.
Venus y Mercurio, planetas también básicamente vinculados
con nuestra forma de relacionarnos, merecen durante un momento
nuestra consideración, así como los planetas presentes en signos
de Aire también revelarán predisposiciones vinculares. Y, más
específicamente, la Casa dentro de la cual se hallaran los 0º de
Libra, así como la posición por Casa del regente de la Casa VII, sue-
len ser indicadores de los marcos o situaciones más características
en los cuales suelen comenzar nuestros vínculos más importantes.

3. Los significadores específicos de esa relación


Ya comprendido en mayor medida el mundo emocional y
vincular en general de cada miembro de la relación, veremos en la
Carta de cada uno cómo está reflejado ese “otro” particular en
términos arquetípicos y apriorísticos (y más allá de la Carta del otro
propiamente dicha). Si son hermanos, cuáles y cómo están los
significadores de hermanos en ambas Cartas. Si son madre e hijo,
cómo están los significadores de hijo en la Carta de la madre y los
de madre en la Carta del hijo, etc.
No es el sentido de este capítulo relevar todos lo significado-
res posibles de diversos roles vinculares (para ello hay dispersa muy
buena información en diversos manuales clásicos; yo mismo con-
centré alguna al respecto en el capítulo 11 de mi libro Manual de
Técnicas de Síntesis Astrológica: el Camino en el Mapa Natal), sino
recordar que durante un momento debemos naturalmente detener-
nos en los mismos. Mencionemos, sencillamente, que hay una Casa
tradicionalmente privilegiada, así como a veces otras asociadas en
forma secundaria; del mismo modo, un planeta principal (no necesa-
riamente coincidente con esa Casa desde la perspectiva de las
correspondencias del Zodíaco de Doce Letras humanístico basado
en el Zodíaco en reposo: I-Aries-Marte, II-Tauro-Venus, etc.) y otros
posibles también referidos por la tradición, aunque en grado menor.
A veces ciertos signos (y por lo tanto sus planetas presentes)

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también se asocian naturalmente a ese rol, en unos pocos casos
también cierto tipo de aspectos (ej: armónicos: amigos; inarmónicos:
enemigos; oposiciones en general, así como también el planeta del
primer aspecto realizado o recibido por la luminaria contrasexual:
pareja) y, aunque usados en menor medida todavía, pero muy elo-
cuentes, el o los partes arábigos relacionados con ese rol (a tal efec-
to hacemos una recomendación bibliográfica en el capítulo 20), en
donde, más allá de su posición por signo y Casa, tradicionalmente
se observa la situación del dispositor (planeta regente del signo en
el cual se halla el parte) y su relación con el Parte en cuestión.
Como siempre sucede con estas cosas, aparecerán factores
comunes o reiterados, en términos de interpretación, que serán los
más importantes. En cuanto a las diferencias más notorias, remito
tanto a la experiencia del intérprete como a los lineamientos pro-
puestos en el capítulo arriba mencionado de mi libro. Todos estos
contenidos son los que cada individuo naturalmente proyecta a priori
(actitudinal y destinalmente) en la otra figura correspondiente a ese
vínculo, independientemente de quién sea aquél en la vida real.

4. Las preponderancias y carencias conjuntas


Es sumamente útil –y hoy ya muy usual– considerar en una
Carta Natal aquello que prepondera, así como aquello que “falta”
notoriamente en términos de una mirada inicial, sea por presencia
planetaria en un Elemento o Ritmo zodiacal, tipos de Casas, plane-
tas más importantes (Almuten), hemisferios, tipos de aspecto, etc.
En un trabajo en el que compartiera abiertamente por primera vez
con la comunidad astrológica el fruto de mis experiencias sobre el
tema en 1999 y que fuera luego desarrollado en los capítulos 4, 5 y
10 del Manual antes mencionado publicado por Kier, expuse porme-
norizadamente muchas posibilidades, con muchas propuestas espe-
cíficas y detalladas, por lo que no tiene sentido explayarme aquí.
Valga entonces subrayar que, en la medida que una relación es, pri-
mero, la “sumatoria” de los dos miembros involucrados, el tomar las
preponderancias y carencias de las dos Cartas juntas, en su conjun-
to y como una unidad, es profundamente revelador de la identidad
de ese vínculo, tanto entre ellos mismos como ante el resto de los
seres humanos, así como los principales temas que se pondrán en
juego al reforzarse componentes generales básicos de las estructu-
ras de ambas Cartas.

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Si usamos algún sistema cualesquiera de puntajes (tal como
el que se propone en dicho Manual), sencillamente sumamos los
totales de ambas Cartas en cada nivel, y el resultado conseguido
sintetizará de un modo impresionante el clima y esencia de esa rela-
ción, recordando, a tal efecto, que las carencias tienen un contenido
no sólo de problema y proyección, sino también de sobrecompensa-
ción positiva (en este caso más subrayado todavía que en una Carta
Natal individual) generalmente como respuesta dialéctica a los
rasgos de aquello que prepondera. Este abordaje tan básico y de
sentido común no lo he visto desarrollado en otros ámbitos, pese a
que es inmensamente revelador y a mi entender fundamental en
términos de una caracterización inicial del vínculo.

5. Las combinaciones astrológicas repetidas


Del mismo modo que la mera coexistencia de las dos Cartas
refuerza lo básico a nivel estructural, las combinaciones de factores
particulares que aparezcan repetidas en ambas serán también un
rasgo característico de la relación pensada como conjunto (de nuevo
puro sentido común, pero clásicamente desatendido). Sea la
posición por signo o Casa de un planeta determinado, un aspecto
específico entre dos planetas, un mismo hemisferio sobreocupado,
la preponderancia o carencia de un tipo de aspecto, el excelente o
pésimo estado cósmico de un planeta en particular, etc. (ej: ambas
Lunas en Libra, ambos Martes en signo mercurial, ambas Cartas
con una T cuadrada con Júpiter focal, ambas cartas con sextil
Urano-Sol, ambas Cartas sin oposiciones, ambos Saturnos en un
particularmente buen estado cósmico, etc.). La lista de todos estos
factores que esta relación en particular potencia por el refuerzo de la
duplicación, es también entonces una marca inicial muy importante
de su identidad, de extraordinaria utilidad para el intérprete y gene-
ralmente no muy tenida en cuenta.

6. Compensaciones mutuas
De modo inverso aunque similar al punto 4, ha sido muy
observado por la tradición más reciente (sobre todo humanística:
Hamaker Zondag, Liz Greene, Idemon, etc.) y seguramente la
experiencia de todo astrólogo, cómo es tan frecuente que las
relaciones más significativas de nuestra vida, particularmente de

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pareja, muestren que aquello que parece faltar por presencia plane-
taria (por ejemplo, un Elemento) en la Carta de uno, es aquello que
precisamente prepondera en la Carta del otro, y viceversa, y en
donde la noción de complementación y el mito platónico de la Media
Naranja pareciera manifestarse del modo más prosaico imaginable,
aunque no por ello menos impresionante.
A efectos del análisis de la relación particular entre manos,
es muy interesante apuntar qué preponderancias específicas (a todo
nivel: zodiacal, domal, de protagonismo planetario, hemisférico, tipo
de aspecto, etc.) de una Carta son carencia en la otra, y viceversa.
Aquí se superponen dos fenómenos: a un determinado nivel,
verdaderamente uno proyecta su carencia en el otro, aquí espejo
privilegiado. Es decir, el otro es el que “oficialmente” aporta dicho
contenido, en términos de identidad, dentro de la relación, el que
ocupa el rol que se le asocia. Pero a otro nivel, y teniendo en cuenta
lo antes mencionado de las sobrecompensaciones de lo carente (así
como el exceso a secas de lo preponderante), los componentes
repetidos por contraste serán en general, de un modo casi idéntico
al punto 4, también marca de identidad de la relación toda, sólo que
aquí que cargados con la pulsión más profunda y relativamente
irracional que caracteriza todo aquello vinculado a lo inconsciente.

7. Complementación de aspectos inarmónicos y armónicos


Es interesante anotar en dos columnas (sujeto A y sujeto B)
los pares de planetas que en una Carta están en relación de aspecto
inarmónico en uno y que repiten su relación en la del otro, pero
mediante un aspecto armónico. En este caso, de un modo similar al
punto 6, pero más específico, se ven qué contenidos existenciales o
caracterológicos que en uno significan tensión y cierto nivel de
conflicto, el otro tiene naturalmente resueltos. De este modo, se
genera una cierta dependencia respecto del otro vinculada a esos
contenidos por parte de quien aporta el aspecto inarmónico, quien
pareciera recibir así una panacea o calma natural al respecto (cuan-
do no “lecciones” de vida o actitudinales específicas). Complemen-
tariamente, quien aporta los aspectos armónicos también se ve mo-
vilizado a darles una mayor expresión en su vida gracias a la dinami-
zación que la inarmonía del otro le aporta, instándolo a aprovechar
esas cualidades quizás no tan atendidas hasta el inicio del vínculo.

Jerónimo Brignone - Ensayos astrológicos| 115


Además de ver cuáles planetas repiten su combinación de
uno y otro modo, es muy interesante ver cuál de los dos partici-
pantes suma en su columna una cantidad notoriamente mayor de
armónicos o inarmónicos en el total de estas resonancias, dado que
la lectura apuntada en el párrafo anterior se hace así extensiva ya
no sólo a los temas simbolizados por las combinaciones planetarias
específicas, sino también al vínculo en general.

8. Las Progresiones y Direcciones para los nacimientos mutuos


El cálculo en una Carta de las Progresiones Secundarias
(directas y conversas -regresiones-), así como de su derivación
natural, las Direcciones Simbólicas por Arco Solar (Verdadero
Eclíptico; es decir, el más usual) para el día del nacimiento del otro,
y la interpretación de los elementos más relevantes que surgieren de
estas posiciones, es una herramienta de una poderosísima capaci-
dad de simbolización que fui descubriendo hace años en el proceso
de rectificación de Cartas Natales, cuando comencé a considerar en
forma exploratoria el momento del nacimiento de los padres, la
pareja, etc. como una fecha más para esa rectificación, por más que
el sujeto mismo no hubiere nacido todavía ni tuviera contacto directo
con el evento mismo del nacimiento.
Lo que observé, azorado, es cómo el simbolismo emergente
refleja con toda claridad nada menos que qué significa ese otro para
uno, es decir, para aquél de quien se calcularon las Progresiones y
Direcciones. Huelga decir que se deben calcular para ambas Cartas,
y que en esta mirada no hay diferencias sustanciales entre la
información de las posiciones directas y conversas (prenatales).
Sugiero privilegiar solamente las conjunciones (progresado a
progresado, o progresado a natal) y los aspectos de orbes diminutos
(bastante menos de un grado para los planetas más rápidos, y unos
pocos minutos de arco para Júpiter en adelante).
Reitero: esta técnica tan fundamental refleja qué (o quién) es
ese otro para mí, qué me significa, cómo lo veo.

9. Las técnicas predictivas para el momento en que se conocen


Complementaria a la anterior pero con un grado menor de
arquetipicidad: dado que las Progresiones Secundarias simbolizan

116 | Ensayos astrológicos - Jerónimo Brignone


sobre todo procesos graduales interiores, gánicos y actitudinales del
individuo para una etapa de su vida y que luego irá plasmando con
mayores o menores grados de intención voluntaria y consciente,
como estos contenidos –por su gradualidad e interioridad– todavía
no son necesariamente conscientes en un ciento por ciento, la
irrupción del otro individuo en su campo existencial en ese momento
determinado cargará sobre este nuevo agente y para siempre todo
aquello que esos símbolos signifiquen. El otro en cierto modo encar-
na estas nuevas posibilidades de la propia identidad y ayuda a cata-
lizarlas mediante la proyección inicial, que luego devendrá gradual-
mente en introyección por la mera coexistencia en la interrelación.
Más dramáticos todavía al respecto son los Tránsitos: dado
que éstos suelen simbolizar mejor estímulos exteriores que nos
incitan a conscientizar activamente y de nuevos modos algunos
componentes de nuestra propia identidad, la aparición de ese Otro
novedoso en el momento en que se conocen, generalmente es casi
sinónimo del proceso que dicho Tránsito está provocando. No sólo
la proyección está a la orden del día, sino que es escalofriantemente
frecuente ver cómo el otro tiene en su propia Carta Natal, como
posición de por vida, combinados de exactamente el mismo modo
aquellos dos planetas (transitante y transitado) que forman parte de
nuestro propio Tránsito.
Es decir, la información más relevante que surge de las
técnicas predictivas aplicadas en cada Carta para el momento en
que se conocen (huelga señalar que este punto se torna obsoleto en
el caso de las relaciones de padres con hijos o entre hermanos, ya
que allí es idéntica al punto 8), en gran medida simboliza qué viene
a enseñarme el otro de mí mismo en mi propio proceso de creci-
miento personal, por más que al principio tenga una connotación
prioritariamente proyectiva. Aunque cabe destacar que lo recién
dicho se extiende naturalmente, a distintos niveles, a todo el
conjunto de las técnicas de Sinastría, por más que esta mirada lo
refleje de un modo particularmente singular.

10. Superponiendo Cartas: las conjunciones


Syn+aster: al considerar las dos Cartas en su conjunto, es
en las conjunciones o superposiciones de sus elementos, es en
donde vemos simbolizarse de un modo poderoso los contenidos de
la relación que las une, pues allí es donde se da en el modo más

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material posible la unión, los temas que “se mezclan” al estar juntos.
Símbolos que anudan una y otra Carta, las conjunciones entre am-
bas son entonces el principal factor a tener en cuenta en la com-
paración. Luego, en algunos casos que más adelante especificare-
mos, podremos detenernos en otro tipo de aspectos, pero la
información que surge de esta combinación particular es esencial y
decisiva en lo que al vínculo refiere.

10.a. Planetas y Casas


Las conjunciones de los planetas de cada Carta con el área
de las Casas de la otra Carta o, en otras palabras, en qué Casas de
uno caen los planetas del otro, y viceversa, indicarán principalmente
dos cosas: por un lado, para aquél que pone el planeta, la Casa del
otro le muestra una nueva área de experiencias mediante las cuales
puede desarrollar las capacidades personales simbolizadas por el
planeta, dado que en su propia Carta éste está circunscripto de por
vida a un área específica privilegiada. Es legible por ello en términos
de oportunidad, de ensanchamiento de sus horizontes de acción
gracias a ese vínculo.
Por el otro, para el que pone la Casa, muestra qué área de
su vida está impactada o influenciada por determinadas caracterís-
ticas personales del otro, para bien o para mal (según la naturaleza
y estado cósmico del planeta).
Dado que los diez planetas de cada Carta totalizarán veinte
combinaciones posibles, debemos priorizar aquellas referentes al
Sol, la Luna, el o los planetas que más se asociarían con el tipo de
relación (Marte y Venus si es amorosa, Mercurio y Júpiter si es
pedagógica, etc.), y si se quiere, los benéficos de la antigüedad
tomados en conjunto en cuanto reflejo de la positividad, así como a
los maléficos de la negatividad.

10.b. Conjunciones de Ejes


Elementos fundamentales de una Carta en términos estruc-
turales, los Ejes ya son de por sí el producto del anudamiento o
intersección de dos planos astronómicos diferentes, uno de los
motivos por los cuales son metafóricamente tan importantes en
nuestro mundo de relación, como señaláramos en el punto 2. Las

118 | Ensayos astrológicos - Jerónimo Brignone


superposiciones de Ejes de una y otra Carta son frecuentes en
nuestras relaciones de mayor importancia y la cantidad de contactos
que se acumulara realzará la trascendencia de esa relación. Como
dos superficies acanaladas cuyos canales encastran, ligándolas,
estas superposiciones muestran hasta qué grado están ligados los
destinos de ambos sujetos.
Mencionamos antes (punto 2) los Ejes Horizontal, Meridiano,
Vertical y Nodal. Podemos trabajar con un orbe de hasta 3º, aunque
cuanto menor el orbe, más intensa su significación. El Eje Horizontal
(Asc/Desc) se caracteriza, como dijéramos, por la libertad y paridad
de las relaciones cara a cara entre iguales. El Meridiano (Mc/Ic), por
las relaciones verticales de desigualdad, autoridad, con su memoria
de las propias relaciones parentales y la posible carga de admira-
ción, miedo o dependencia consecuentes. El Vertical (Vértex/Anti-
vértex), por un matiz importante no volitivo, vivido como “destinal”,
en donde la libertad y la participación automotivada consciente
parecieran quedar reducidas a su mínima expresión. El Nodal (No-
dos Norte/Sur de la Luna), por una connotación emocional, también
vivenciada como predestinada, en donde se juega, a través de la
relación, una experiencia tangible de crecimiento personal.
Es importante notar, más allá de la posible cantidad de
contactos en sí (primer factor a tener en cuenta), qué ángulo de
quién se relaciona con qué ángulo del otro, porque cada uno viven-
ciará su parte según los matices apuntados en el párrafo anterior.
Inclusive podemos ver, en segundo lugar, si alguno de dichos Ejes
se superpone con un Eje formado por un par de cúspides
intermedias del otro, sobre todo si es relevante al tipo de relación
planteada, porque también va a teñir al vínculo, aunque sea de un
modo menor.

10.c. Planetas y Ejes


La “angularización” de planetas de una Carta por parte de
los Ejes de la otra es también una información muy importante a te-
ner en cuenta. Hasta 5º de orbe que, cuanto menor sea, se revelará
como más relevante. Se mantienen tanto las significaciones de los
Ejes recién apuntadas en 10.b, aplicándoles la interpretación hecha
sobre las conjunciones entre Planetas y las áreas de las Casas en
10.a, sólo que aquí se extiende al conjunto de la personalidad,
según el matiz propio del Eje en cuestión y, por supuesto, del pla-

Jerónimo Brignone - Ensayos astrológicos| 119


neta. En el caso de los Nodos, se agrega la connotación prioritaria-
mente asociativa del Nodo Norte y la disociativa del Nodo Sur.

10.d. Planetas y cúspides intermedias


Con el mismo nivel (aunque no grado) de significación de
10.c., pero más acotado al simbolismo de la Casa involucrada y no
más de 2º de orbe.

10.e. Planetas con planetas


“Mi Saturno sobre tu Venus”, “mi Sol sobre tu Urano”, etc.: la
experiencia más básica y habitual de la práctica informal de la
Sinastría. Cabe agregar que estoy refiriéndome aquí a las posicio-
nes zodiacales “normales” de una Carta Natal, es decir, medidas en
el Zodíaco trópico y que se cuentan, merecidamente, entre los
símbolos que mejor significan la relación de esas dos personas en
particular. De nuevo, hasta 5º de orbe (pero si es 2º, mejor, etc.).
Clásicas y especialmente significativas son las conjunciones
de los pares planetarios polares, sobre todo si son relevantes al tipo
de relación estudiada: Sol de una Carta y Luna de la otra (sobre
todo en intercambios heterosexuales, o los amorosos en general y
que estudiara Jung en forma estadística), Venus y Marte en las
relaciones eróticas, Mercurio y Júpiter en las pedagógicas y comer-
ciales, etc. También son importantes aquellos contactos que incluye-
ran (como suele ocurrir) a los regentes del Ascendente o a los
planetas dominantes (Almuten) de cada Carta.
Pero debo aclarar que coexisten dos fenómenos aparente-
mente contradictorios pero con los cuales los astrólogos (y los
sujetos estudiados...) debemos aprender a convivir: por un lado, se
admite y percibe la lectura más inmediata, donde cada uno
representa ante el otro el simbolismo del planeta que le toca en esa
conjunción. Dicho de otro modo, un rasgo particular de uno
(simbolizado por el planeta que él “pone” de su parte en la con-
junción) suscita, convoca o modifica un rasgo particular del otro
(simbolizado por el planeta que el otro “pone”), para bien o para mal,
según la naturaleza de los planetas, su compatibilidad intrínseca,
sus estados cósmicos y el grado de elaboración que cada sujeto
tenga de los mismos hasta la fecha (por ello es tan importante no

120 | Ensayos astrológicos - Jerónimo Brignone


sólo verificar el contacto en sí, si no qué red de significaciones
natales se activan para cada uno a través del mismo).
Pero por el otro, en todo lo que sea conjunción, interrelación
de símbolos y quizás en la Sinastría toda –pero sobre todo en este
apartado en particular–, se verifica por experiencia aquel proceso
que Jung denominó de enantiodromía, es decir, la mutación al
opuesto y la alternancia de los opuestos a las que hiciéramos
referencia en el capítulo 6. Es decir, si bien cada uno puede asumir
característicamente un rol ante un aspecto del otro, hacerle sentir
más claramente una de sus caras (y más precisamente ante una de
las caras que el otro puede mostrarle), es muy frecuente ver la
inversión de roles, muchas veces dotada de una carga libidinal de
dimensiones arquetípicas, como si hubiera un trasvasamiento mutuo
de energías e identidades. Así, en momentos de distracción o
automatismo, el inconsciente toma las riendas y cada uno asume
dramáticamente las proyecciones del otro, verificándose entonces la
lectura opuesta (en cuanto a “quién es quién” en esa conjunción) a
la que hubiéramos hecho a primera vista.

10.f. Los contactos dracónicos


La Carta Dracónica es aquella que dibujamos –nosotros o la
computadora– con las posiciones de los planetas y demás factores
en el marco del Zodíaco Dracónico. Éste tiene su comienzo (0º de
Aries) en el Nodo Norte de la Luna (se sugiere calurosamente el
Nodo Medio), y si bien la estructura general de la Carta no cambia,
nos encontramos con nuevas posiciones zodiacales por signo y
grados. Este Zodíaco se inscribe también en la Eclíptica, contando
desde el Nodo Norte como punto de origen los habituales doce
signos zodiacales iguales de 30º, y es usado con frecuencia cada
vez mayor desde la década del ’50 y, sobre todo, del ’70. Dada la
dimensión lunar que se suele aplicar a esta faceta de la Astrología
(ya que las posiciones dracónicas se miden desde el Nodo Norte de
la Luna), las interpretaciones normalmente hacen hincapié en
aspectos emocionales, anímicos, interiores e inclusive espirituales,
posiblemente de una mayor profundidad que las indicadas por el
Zodíaco Trópico.
Como dije en el punto 2, se la llama “La Carta del Alma”, en
sugestiva alusión a la dimensión a la cual nos remite su simbolismo,
sobre cuyos alcances me explayé en el capítulo 9 del Manual de

Jerónimo Brignone - Ensayos astrológicos| 121


Técnicas de Síntesis Astrológica en varias páginas, puesto que
vengo conferenciando sobre este tema –que me apasiona– desde
1990. Una de las primeras menciones sobre el uso de este Zodíaco
se dio en un libro de Sinastría (Davison, 1959), nada casual, puesto
que lo dracónico se basa en un Eje vincular como lo es el de los
Nodos (puntos 2 y 10.b) y está naturalmente asociado a la Luna,
otro factor básico de nuestra vida emocional y nuestras relaciones.
En la medida en que sus contenidos más bien profundos y
relativamente penumbrosos, como la luz nocturna y el inconsciente
que ésta simboliza, no son de tan fácil acceso como las posiciones
trópicas (las de nuestro Zodíaco de siempre que inicia en el Punto
Vernal y es por ello más solar), las posiciones dracónicas asumen
mayor relevancia cuando las comparamos con las propias
posiciones trópicas: en este caso, las conjunciones y oposiciones
(sugerimos desestimar todo otro tipo de aspecto para este enfoque,
ya que bastante información se acumula sólo de este modo y es el
consejo que han ahondado en el tema) mostrarán “ventanas del
alma”, es decir, funciones personales más conscientes (planetas y
ángulos de la Carta Natal trópica) a través de las cuales se toma
contacto con partes más profundas de nuestra personalidad (las
posiciones dracónicas conjuntadas) y, en cierto modo, gracias a este
contacto, con el Alma toda.
Sin embargo en la interrelación de la estructura trópica y
dracónica de una Carta Natal las ventanas serán siempre las mis-
mas y algunas zonas de la Carta Dracónica quedan naturalmente
relegadas a una mayor oscuridad. Cada vez que entablemos
contacto más íntimo –de alma a alma– con un ser humano, algunos
de sus planetas (o ángulos) trópicos contactarán por conjunción u
oposición algunas de esas posiciones dracónicas en penumbra,
permitiéndonos reconocer así zonas de nuestra propia Alma a través
de rasgos de la identidad espontánea del otro y entablar con
nosotros mismos un vínculo más profundo. Cuanto más importante y
profunda la relación, más de estos contactos cruzados dracónico/tró-
pico y trópico/dracónico solemos encontrar. Usamos 5º de orbe, que
cuanto más pequeño etc.
El primer nivel de lectura es la de la combinación de los
factores involucrados a secas, todavía sin considerar quién pone
qué y ni distinguir el plano dracónico del trópico. Luego, distinguimos
quién pone qué planeta dracónico y quién pone cuál planeta trópico.
Por ser planos diferentes, aquí no es tan patente la enantiodromía:

122 | Ensayos astrológicos - Jerónimo Brignone


como en el caso de las clásicas conjunciones Sol/Luna en Sinastría,
quien pone al planeta dracónico, más lunar, siente un deslumbra-
miento -cuando no dependencia- ante la función representada por el
planeta trópico, más solar, del otro. Pero también quien pone en
juego su planeta trópico siente cierta fascinación, no sólo narcisista-
mente surgida de la actitud del otro, sino también del contacto a
través suyo con ese mundo mágico y nocturno que lo dracónico
naturalmente evoca.
Tal como observáramos en el punto 7, también conviene
observar si la proporción de interaspectos es pareja o si alguno de
ambos participa con muchos más planetas dracónicos que el otro (y
viceversa), pues en este caso, la interpretación antes propuesta, allí
circunscripta al simbolismo involucrado, se hace entonces general a
toda la relación.
Los contactos de una Carta Dracónica a la otra también son
importantes pero son vividos con menor claridad por parte de
ambos. La mutua dimensión inconsciente los hace particularmente
vinculantes, pero con un contenido por ello de difícil manejo por
parte de los participantes. Es frecuente ver cómo una interaspecta-
ción armónica e intensa a nivel dracónico es acompañada por una
mucho más tensa y desagradable a nivel trópico y cómo las
personas involucradas sienten que no pueden separarse, pese a los
evidentes conflictos cotidianos, dado que existe una vivencia, a un
nivel más profundo, de inmensa comunión y complementación de
sus almas.

10.g. Las conjunciones domales


Por posiciones domales de los planetas nos referimos a
aquellas vinculadas a las Casas. Del mismo modo que la moderni-
dad (y en algún momento, los babilonios) ha dado comienzo a un
Zodíaco en el Nodo Norte de la Luna, nuestro conocido juego de
doce Casas es una especie de Zodíaco que tiene su punto de origen
en el Ascendente. Expresa más bien cuestiones asociadas a nuestra
relación con el medio ambiente tanto desde la interpretación pura-
mente simbólica como desde los elementos materiales (matemáti-
cos) que tome en cuenta para realizar su división en doce partes,
dando origen así a los diversos sistemas de Casas que la historia de
la Astrología fue proponiendo a lo largo de los siglos. Fuere cual
fuere nuestra opción al respecto (como la mayoría de los astrólogos

Jerónimo Brignone - Ensayos astrológicos| 123


argentinos, la nuestra es la del Sistema Topocéntrico), es un hecho
que durante esa misma historia las Casas fueron cargándose cada
vez más de los contenidos de los signos zodiacales que se les
asocian.
Se puede entonces tomar el toro por las astas y llevar el
concepto hasta sus últimas consecuencias, calculando “en qué gra-
do de una Casa” se halla un planeta. Como las Casas, cuando las
llevamos a la Eclíptica, son desiguales en la mayoría de los siste-
mas, nos quedan entonces dos opciones: una es calcular las posi-
ciones planetarias en el Zodíaco Domal desde los datos zodiacales
(eclípticos) de los que se dispone, haciendo una regla de tres simple
escolar para cada planeta. Por ejemplo, si ambas Cartas tuvieren un
planeta en conjunción exacta a la cúspide de Casa V, éstos están en
una cerrada conjunción domal a 0º de Leo Domal. Si ambos tuvieren
un planeta exactamente en la mitad de una Casa (“semicúspide”,
capítulo 15), supongamos la IV, estarán en una cerrada conjunción
en 15º de Cáncer Domal. O si un planeta en una Carta está a
exactamente siete grados de distancia de la cúspide de la Casa en
la que se hallara presente –supongamos, la VI– y que en esa Carta
en particular tiene una extensión exacta de 21º, estará en 10º de
“Virgo Domal”, si pensamos los signos como de 30º grados iguales;
y si otro planeta de la otra Carta estuviera a 12º exactos de la
cúspide de su Casa VI y también dentro de ésta, pero teniendo en
este caso una extensión de 36º, también estará en 10º de “Virgo
Domal”, por lo que los dos planetas estarán en una poderosa con-
junción domal. Dejo en manos del lector la deducción de la lógica de
la regla de tres simple implicada en el último ejemplo dado y la
fórmula elemental que la expresaría.
Si esta operación resultara tediosa (aunque ciertas posicio-
nes pueden deducirse prácticamente a ojo al mirar ambas Cartas, y
podemos en esos casos solamente hacer los cálculos confirmato-
rios), se puede acudir a la otra opción, que es la de ir más allá
todavía en la lógica de las posiciones domales y prescindir del
marco inicial eclíptico, usando en el caso del Sistema Topocéntrico
las posiciones ascensionales, las cuales tienen detrás de sí una
tradición con una brillante culminación en los dos creadores del
Sistema, Vendel Polich y Anthony Nelson Page. Su cálculo es
complejo en términos matemáticos, dado que incluye elementos de
cosmografía y trigonometría esférica, pero hay al menos tres
programas de computación que las facilitan: el Special 1 de

124 | Ensayos astrológicos - Jerónimo Brignone


Alexander Marr (o cualquier otro que calcule el Speculum para las
Direcciones Primarias), a partir del cual se pueden lograr las posicio-
nes ascensionales restando a las Ascensiones Oblicuas de los
planetas la Ascensión Oblicua del Ascendente (ARMC + 90º). Más
fácil todavía y apretando sólo una teclita de la computadora, median-
te la rutina K “Cambiar Casas por signos y signos por Casas” del
programa de descarga gratuita Kepler de Miguel García y que éste
incluyera en el mismo por sugerencia de Ernesto Cordero, o el pro-
grama argentino Meridian de Juan Saba. Propongo un máximo de 3º
de orbe.
¿Qué simbolizan estos contactos de conjunción domal?
Dado que las posiciones domales (sea en su versión proporcional
eclíptica o en su versión ascensional) refieren a cuestiones concre-
tas de nuestra relación con el medioambiente, más bien despojadas
de matices psicológicos, los interaspectos –aquí, conjunciones–
simbolizarán contenidos igualmente concretos que unen a ambos
sujetos, situaciones específicas que los vinculan no sólo a ellos sino
en fuerte relación con el medio que los rodea.

10.h. Entrecruzamiento de posiciones natales y progresadas


Se combina aquí en gran medida lo dicho en el punto 9 y el
punto 10 en general (más precisamente, el 10.g): el planeta trópico
natal (“quieto”) del otro, es decir, un aspecto de su ser, coincide (es
decir, tanto refleja como activa, convoca o desafía) con “algo que
estoy siendo” (mi planeta progresado) y viceversa. En este caso
conviene reducir los orbes a 1º (eventualmente 2º, y por supuesto
sólo con los rápidos). Las Progresiones se calculan para el momento
en que se conocen, es decir, para el inicio de la relación, pero
también la técnica es repensable para otros momentos de la misma,
tal como sugeriré en el punto 13. De todos modos, el impacto
simbólico del primer momento mantiene siempre su fuerte carga
germinal.
Vale la pena agregar aquí que, si en una relación dada son
más (sea por mayor cantidad, o más intensos o significativos) los
contactos cruzados progresados y natales de ambas Cartas que los
interaspectos natales propiamente dichos, es indicio probable de
que la relación dure lo que el orbe de vigencia de dichos contactos
(costado que relevaremos con más detalle en 13.b). Por otro lado,
los contactos que ocurrieren entre las posiciones progresadas de

Jerónimo Brignone - Ensayos astrológicos| 125


ambas Cartas entre sí, además de tener su duración relativizada a la
velocidad real y dirección (directa o retrógrada) de los factores en
juego, suelen tener una carga destinal, en el sentido de algo que
ninguno de los dos miembros de la relación siente que maneja
totalmente a voluntad.

11. Otros interaspectos


Dijimos que la conjunción es el aspecto privilegiado por
antonomasia en Sinastría. Le sigue en importancia la oposición, a la
que a mi juicio conviene no darle demasiada carga negativa cuando
leemos los símbolos involucrados, puesto que, si bien confrontativa,
la frontalidad de la dialéctica generalmente permite una interacción
bastante clara y por ende menos conflictiva de sus componentes (en
ese sentido, aunque sea más fuerte, quizás es más compleja la
conjunción, por ser más inconsciente). Luego, como apuntáramos al
apuntar la secuencia toda, podemos considerar otros tipos de
aspectos pero cuidando de reducir inmensamente nuestros orbes
habituales natales, porque de lo contrario el exceso de información
no nos permitirá operar cabalmente (si de árboles y bosques se
trata, ya hemos acumulado bastante vegetación solamente hasta
aquí). Sugiero 2º para los aspectos mayores y sólo tomar en cuenta
los aspectos menores clásicos con medio grado de orbe
(aumentándolo a un grado entero sólo cuando el simbolismo es
realmente pertinente al asunto).
Si bien se privilegia antes que nada el mero contacto entre
los símbolos intervinientes, la cualidad de armónico e inarmónico
también tiene su papel, aunque sea secundario. Quizás éste es más
notable por acumulación: si hay una significativa mayoría de
aspectos inarmónicos en detrimento de los armónicos o viceversa,
este dato solo ya es legible como característico del vínculo. Es
sumamente importante, asimismo, verificar si hay interaspectos
reforzados por su duplicación (ej: Júpiter de uno en aspecto al Urano
del otro, y Urano de aquél en aspecto al Júpiter de éste), porque se
tornan de este modo en inmensamente relevantes.
Sin descartar los matices enantiodrómicos, hay bastante
bibliografía de consulta en el estilo de “libro de recetas” (Ronald
Davison y James Neville entre la mejor literatura, mientras Linda
Goodman y Martin Schulman –aunque en su caso, restringidos a las
relaciones “él/ella” – pueden encontrarse entre la más difundida en

126 | Ensayos astrológicos - Jerónimo Brignone


español). Por ser la práctica más habitual en la comparación de
Cartas, no me detendré demasiado en ella.

11.a. Interaspectación de planetas trópicos entre sí


Nada que agregar a lo recién dicho, ya que es el caso
arquetípico y más usualmente observado por la mayoría de los
practicantes.

11.b. Interaspectación de planetas domales entre sí


Nos referimos, por supuesto, a las posiciones de los
planetas en el Zodíaco Domal, al cual hiciéramos referencia en el
punto 10.g. El mismo plano de lectura allí apuntado, sólo que ahora
incluyendo los interaspectos, con los orbes (si es posible, más
reducidos todavía) y criterios recién mencionados al comenzar el
punto 11. Cabe agregar que, tal como concluyeron los creadores del
Sistema Topocéntrico y sus antecesores en el tema y tal como
ocurre en el caso de un aspecto ecuatorial -paralelo o
contraparalelo- reforzando a un mismo contacto angular sobre la
Eclíptica, si un aspecto eclíptico estuviera reforzado por un aspecto
domal o ascencional, sea éste último cual fuera (es decir, no tiene
que ser necesariamente el mismo ángulo, aunque cuando esto
ocurre es doblemente potente), la interaspectación es particular-
mente fuerte, significativa y materializadora y, como tal, muy digna
de tener en cuenta en la interpretación.

11.c. Interaspectación de posiciones progresadas cruzadas


Continuación de lo ya señalado en 10.h, pero reduciendo
más todavía los orbes (para no tornar la información en
inconducente): medio grado para los aspectos mayores, extensible
al grado completo si el simbolismo es particularmente relevante,
cuarto de grado o nada, si vamos al caso, para los menores, de
considerarlos pertinentes y siempre en el caso de los planetas
rápidos. Se toman en cuenta también los cruces de los planetas
progresados de uno con los natales del otro.

Jerónimo Brignone - Ensayos astrológicos| 127


11.d. El Zodíaco de Venus
Me gusta llamarlas posiciones venéreas, pero el término no
suele ser muy bienvenido por el prójimo dadas las obvias resonan-
cias que evoca la palabra. Como sea, cercano a la idea del Zodíaco
Dracónico, el prolífico Ronald Davison alguna vez propuso que
“cada planeta tiene su propio Zodíaco”, es decir, podemos pensar a
un planeta cualesquiera de nuestra Carta como punto de origen (“0º
de Aries” del Zodíaco así generado) de una resignificación de todas
las otras posiciones de la Carta según el simbolismo del planeta en
cuestión. Yo he trabajado en lo personal bastante con el tema, pero
la propuesta, si bien fascinante, por la inmensa cantidad de informa-
ción superpuesta que produce, no me llevó todavía a ningún lugar
que yo sintiera de demasiada utilidad.
Una excepción al respecto es el Zodíaco de Venus en Sinas-
tría. Dado el simbolismo inherentemente vincular de este planeta,
los intersapectos entre todas las posiciones de ambas Cartas recal-
culadas en el marco de este Zodíaco, obviamente tomando para
cada una el signo, grado y minuto de su propio Venus como 0º de
Aries, son muy significativos en cualquier relación, por más que ésta
no sea estrictamente “amorosa”, aunque en dicho caso se tornen
particularmente reveladores. A Venus se lo mantiene en su posición
zodiacal original (sino todos tendríamos Venus en 0º de Aries).
Privilegiamos las conjunciones (3º de orbe) y a los otros aspectos
(sólo los mayores) les damos sólo 1º de orbe. La información
resultante es legible en términos generales como característica de la
relación en general, siempre encuadrada en todo aquello más impor-
tante que haya sido visto hasta aquí con las otras técnicas.

12. Las Cartas de Relación


Las Cartas de Relación simbolizan a la relación en cuanto tal
como una entidad autónoma. La información que surge de las
mismas cobra verdadera relevancia cuando ésta tiene cierta
duración o impacto en sus participantes. Es decir, podemos ver muy
bien reflejados los contenidos que caracterizaron y caracterizarán a
futuro al vínculo si ya está proyectado en el tiempo o si les
“sucedieron” eventos importantes a causa del mismo, pero no
funcionan a la inversa: una Carta de relación “fuerte” (después
veremos qué puede significar esto) no garantiza que la relación sea

128 | Ensayos astrológicos - Jerónimo Brignone


análogamente “fuerte”, si no hay algún anclaje real en la vida de sus
participantes, cosa que otras técnicas se ocuparán de indicarnos.
Mencionaré las tres más populares, así como una cuarta
también usada en Buenos Aires a causa de la fuerte influencia que
tuviera allí su autor, Alexander Marr. Hace años hice esfuerzos
denodados para descartar alguna con la expectativa de que su infor-
mación pudiera ser demasiado débil o difusa, o a la inversa, de que
una debería expresar la relación demasiado mejor que las demás.
Luego de testearlas en decenas y decenas de casos, no logré privi-
legiar ni desembarazarme de ninguna en particular: en este sentido,
como tantas otras buenas cosas en Astrología, uno termina usando
aquellas que más cómodas le resultan con los medios materiales
con los que cuenta (programas de computación, etc.), o las que
mejor vio funcionar en las relaciones que más lo impactaron. Por ello
menciono a las cuatro (aunque sí estoy dejando de incluir otras
existentes y de las cuales no logré comprender su utilidad), dado
que las creo a todas útiles para mostrar diversas caras pertinentes
de ese tan polifacético mundo que es una relación humana.

12.a. La Carta Compuesta


Popularizada por Robert Hand, quien escribiera un excelente
texto (Planets in Composite) sobre su interpretación en el estilo de
libro de recetas aunque muy funcional, no se sabe con exactitud
quién la propuso por primera vez: EEUU y Alemania se disputan su
origen, aunque probablemente sea de procedencia alemana (y su
autora o descubridora la gran Edith Wangemman), dado que se ba-
sa en la técnica de Puntos Medios allí desarrollada por la escuela de
Hamburgo en la primera mitad del siglo.
Consiste en el Punto Medio entre cada par de factores
análogos de las dos Cartas a ser consideradas (también admite ser
fácilmente calculada para relaciones de más de dos participantes:
familias, sociedades, grupos de trabajo, etc., aunque saltearemos en
esta exposición los detalles del cálculo para esos casos; varios
programas de computación lo hacen). Así, el Sol Compuesto es el
Punto Medio (interior, es decir, la equidistancia en el arco menor) del
Sol de uno con el Sol del otro: (Sol A + Sol B)/2 (cuidando de sumar
180º si se interpone entre ambos el 0º Aries). La Luna Compuesta,
el Punto Medio entre ambas Lunas, y así sucesivamente. Respecto
de la domificación, se suele tomar el Mediocielo Compuesto y deri-

Jerónimo Brignone - Ensayos astrológicos| 129


var del mismo las cúspides de Casas correspondientes a la latitud
geográfica donde nació la relación (aunque es interesante recalcu-
larla también para otros lugares que sean significativos para la
misma), en cuyo caso se le incorpora también el Punto Medio entre
ambos Ascendentes natales como otro punto sensible de la Carta
Compuesta.
Si bien su construcción suena artificial y la Carta resultante
no se corresponde con un cielo que haya tenido alguna vez
existencia astronómica real, hay una fuerte lógica que la sustenta: el
Punto Medio de cada par planetario es el lugar exacto en el que
dichos factores se encuentran, como cuando dos personas se citan
para encontrarse en algún punto geográfico equidistante. Para su
interpretación se sugiere no tener en cuenta al principio las
posiciones zodiacales, sino más bien las interrelaciones más fuertes
por aspecto y por presencia en Casas. Conviene entonces registrar
si hay planetas angulares, cuáles son y cómo están, si hay aspectos
(sobre todo mayores) con orbe pequeño, y particularmente si
participan de configuraciones. Además de las posiciones por Casa
del Sol, la Luna y el regente del Ascendente, observamos las de
aquellos factores que se han realzado según los criterios recién
mencionados, las de los planetas que naturalmente tienen analogía
con ese tipo de vínculo y la de algún stellium, si lo hubiere. Luego
podemos incluir en segunda instancia la información zodiacal (es
decir, por signo) de aquellos mismos elementos.
La Casa I es la Casa I de la relación en sí, la VII es la Casa
VII de la relación (cómo ésta es vista por los demás, o cómo impacta
al medioambiente, además del universo propiamente vincular “den-
tro” de la relación, es decir, entre sus participantes), y así sucesiva-
mente. De esto modo, cada Casa mantiene sus contenidos clásicos
tanto hacia fuera como hacia dentro del vínculo.
Es notable, cuando se angularizan benéficos, o, a la inversa,
maléficos, cómo esto se ve reflejado en el tono de la relación. Del
mismo modo, como señalara Alexander Marr, cuando se angularizan
las luminarias, cúan importante es esta relación, tanto para sus
participantes como para los demás.
Stephen Arroyo, en Astrología, Karma y transformación,
menciona que estas Cartas comenzaron a cobrar sentido para él
solamente cuando, a instancias del comentario de una colega, co-
menzara a considerarlas como símbolo del sentido de esa relación

130 | Ensayos astrológicos - Jerónimo Brignone


en particular, la motivación u objetivo profundo que la sostiene en el
tiempo. Lo que justifica la noción, señalada al principio del punto 12,
de que para que cobren significado deben tener algún tipo de
anclaje (criterio seguido consecuentemente por el autor argentino
Carlos de la Puente en Astrología del Matrimonio, si bien allí
circunscripto a las relaciones amorosas formales heterosexuales).
Por mi parte, además de coincidir con este enfoque, debo a Adriana
Poch Kade el señalamiento de la utilidad de la idea propuesta por el
autor norteamericano Steven Forrest: la de ver en estas Cartas si
una relación es “tiranía, democracia o shock”.
La “tiranía” se da cuando la Carta Compuesta es en sus
posiciones principales demasiado más similar a la Carta Natal de un
miembro de esa relación que a la del otro, en cuyo caso en principio
aquél toma las riendas del vínculo, el cual girará sobre todo
alrededor de su identidad y necesidades. Si bien dicho miembro
llevará la parte cantante, a veces también puede (y suele) quedarse
con las riendas “vacías”, es decir, el otro miembro desaparece por
no verse reflejado en el intercambio y sentirse en cierto modo
obsoleto. En cambio, en la “democracia”, la Carta Compuesta
retoma de alguna manera en forma pareja contenidos importantes
de una y otra Carta: el intercambio es así más equilibrado, y es
notable ver qué aspectos de la relación en la Carta Compuesta
coinciden con elementos de una y otra Carta. El “shock” ocurre
cuando la Carta Compuesta no semeja casi en nada a ambas
Cartas Natales, y por ende la experiencia de la relación es para sus
participantes intensamente extrañante y por ello dramáticamente
movilizadora.
Otra mirada posible y muy productiva es aquella que
considera qué factores de las Cartas Natales de ambas personas
son “tomados” por conjunción a los de la Carta Compuesta. De este
modo, vemos qué aspectos de la personalidad y destino de cada
uno son afectadas por el vínculo en sí. Además de observar el ca-
rácter básicamente benéfico o maléfico de dichos contactos, es in-
teresante computar la mera cantidad de conjunciones de una y otra
Carta para ver, en el caso de que haya una desproporción impor-
tante, cuál de los dos es más afectado por la relación en general.

Jerónimo Brignone - Ensayos astrológicos| 131


12.b. La Carta de Relación de Davison
Ronald Davison propuso en su libro Synastry (1959) tomar
ya no las equidistancias planetarias y meridianas (como en la Carta
Compuesta), sino la Carta levantada para el momento y lugar
exactos equidistantes en el tiempo y espacio entre ambos nacimien-
tos. El cálculo es muy fácil si usamos para ello el sistema de Días
Julianos y fracción (GMT/24), que no desarrollaremos aquí por razo-
nes de espacio: confiamos en que posiblemente el lector lo tiene ya
dado en sus programas de cálculo o que sabrá deducirlo por su
cuenta al comprender el concepto que lo sustenta. Valga para ello
como ejemplo un caso muy simple: si alguien nació en Buenos Aires
un día 10 de cierto mes y año a las 14 horas, y otra persona, dos
días después, a las 16 horas y a 200 kilómetros hacia el oeste, la
Carta de Relación correspondiente se levantaría para el día 11 a las
15 horas y a 100 kilómetros al oeste de esa ciudad.
Esta Carta tiene la ventaja conceptual sobre la anterior de
que se corresponde con un cielo astrológico y astronómico real: el
momento que se halla justo en el medio de ambos nacimientos, por
más que todavía no hubiera nacido el más joven de ambos, y el
lugar que se hallaría también exactamente en el medio de ambos
puntos natales, si trazáramos una recta que los uniera y por más
que cayera en el medio del océano. Pareciera mostrar quizás de un
modo más eficaz todavía las experiencias a ser vividas por los
participantes de la relación, aunque de todos modos es frecuente
que muchas de sus posiciones sean en gran medida similares a las
de la Carta Compuesta, lo que implica un refuerzo de las mismas.
Aquello en lo que difirieran, muchas veces vinculado a signos
opuestos, donde se pone de realce el simbolismo de la dialéctica de
ese eje, es aconsejable tenerlo en cuenta como una información
adicional.

12.c. La Carta de Relación de Marr


El alemán Alexander Marr venía trabajando intensivamente
la noción de Tránsito Converso (prenatal) desarrollada por la escue-
la siderealista norteamericana y algunos astrólogos británicos en las
décadas del ´50 y ´60 (incluido Davison), que postula que tanto las
Progresiones Secundarias como los Tránsitos pueden ser calcula-
dos en su forma habitual, directa (históricamente contemporánea a
la época que estemos estudiando en el caso de los Tránsitos, y

132 | Ensayos astrológicos - Jerónimo Brignone


simbólicamente en el caso de las Secundarias), como en su forma
conversa, es decir, tomando ese mismo lapso de tiempo transcurrido
(días, en el caso de las Progresiones –aquí denominadas Regresio-
nes– o años, meses y días en el caso de los Tránsitos) pero yendo
hacia atrás en el tiempo desde el momento del nacimiento del
sujeto. Al trabajar los Tránsitos Ascensionales (muy investigados por
los creadores del Sistema Topocéntrico), que se calculan para un
instante exacto, comprobó que los mismos también eran eficaces en
su versión conversa o prenatal a la hora de reflejar eventos
puntuales ya vividos.
Por ello propuso en Prediction III y algunos artículos de la
revista Astrología del Caba una nueva Carta de Relación que
consiste en tomar el Tránsito Converso exacto correspondiente al
nacimiento del miembro más joven de la relación, considerado
respecto del momento del nacimiento del miembro más viejo. Esta
Carta, que sugiere levantar para el lugar en que se inició el vínculo
(de nuevo, para su cálculo podemos usar manualmente Días
Julianos y fracción o acudir a la rutina de Tránsitos Ascensionales
de su programa Special 1 o al Meridian), se corresponde con un
momento del tiempo que es único para esas dos personas y que por
lo tanto caracterizaría a la relación que las une. Volviendo al ejemplo
hipotético dado en 12.b, la Carta de Relación de Marr se levantaría
para el día 8 de ese mes y ese año a las 12 horas y para donde se
hayan conocido esas personas.
Esta propuesta plantea sin embargo la objeción lógica de
por qué no calcular entonces también el otro punto simétrico en el
tiempo pero “hacia delante” (en nuestro ejemplo, el 14 de ese mes y
año a las 18 horas), también igualmente personal para ambos. Marr
mismo lo propone como posibilidad en los textos antes mencionados
y el argentino Omar González presentó como idea propia esta se-
gunda opción, a la que bautizó (vaya a saber por qué) “Ciclo Madre”.
Es decir que, si seguimos la lógica del asunto planteado, nos
encontramos en verdad con dos Cartas más de Relación distintas
entre sí, lo que seguramente fastidiará al lector si es que su
paciencia le permitió llegar a estos renglones (al menos así lo viví yo
en su momento). Pero esto deja de ser un problema si tenemos en
cuenta lo señalado en el punto 8, donde comenté que las Progre-
siones Secundarias y Arcos Solares levantados en cada Carta para
el momento del nacimiento del otro reflejaban cómo era vivido ese
otro por cada miembro de la relación. Aquí nos encontramos exacta-

Jerónimo Brignone - Ensayos astrológicos| 133


mente con lo mismo, sólo que en una versión más específica y
correspondiente al sistema de Tránsitos.
En suma, la Carta anterior al nacimiento de ambos mostrará
cómo percibe al otro aquél que nació primero y la posterior al
nacimiento de ambos mostrará cómo percibe al otro el que nació
después. Los criterios para interpretar estas Cartas son similares a
los lineamientos dados al principio de 14.a, con la salvedad de que
se circunscriben a la perspectiva de cada uno de los miembros de la
relación.

12.d. La Carta del Inicio


Una Carta de Evento se levanta para el momento en que
algo ocurre. Refleja tradicionalmente tanto al evento en sí como todo
aquello que devendrá por él desde entonces, según la noción de la
Astrología como “ciencia de los orígenes” patente en la práctica de
la Astrología natal. Está así a medio camino entre la Astrología
Horaria, la Mundana y la Genetlíaca y, en el caso de que el momen-
to del evento hubiere sido elegido por motivos astrológicos, también
de la Astrología Electiva o Eleccional.
Es indudable que una relación comienza materialmente
cuando sus dos miembros se conocen (en el caso de las relaciones
parentales o de hermanos, el momento es el nacimiento mismo del
más joven, por lo que no tiene mayor relevancia para esta técnica),
pero también es un problema habitual el no recordar cuál fue el
momento exacto en que las personas se conocieron, por lo que en
esos casos es también pertinente tomar el momento conocido en
que comenzó alguna nueva instancia trascendente de esa relación
(tal como el del matrimonio, el “Sí, quiero”, en una pareja, o cuando
deciden de una vez convivir, o cuando comienza efectivamente
dicha convivencia), teniendo en cuenta sin embargo que aquello que
la Carta en cuestión mostrará entonces es el destino del ciclo parti-
cular en ese momento iniciado (por ejemplo en la del matrimonio, no
la relación en general, sino el matrimonio propiamente dicho). Todos
estas consideraciones se problematizan y relativizan con los nuevos
canales de encuentro humano disponibles (por ejemplo, Internet), en
donde el primer conocimiento físico cara a cara está a veces
mediatizado por otras formas previas de contacto. Queda librado al
sentido común del intérprete el decidir qué instante (o instantes)
considerar para este tipo de análisis, lo que muchas veces depende-

134 | Ensayos astrológicos - Jerónimo Brignone


rá sencillamente de cuáles puede recuperar en su memoria con
cierta precisión, recordando que cuanto más anterior sea en el
tiempo, mejor simbolizará al vínculo en general.
La Carta de Evento del inicio de la relación o de alguna nue-
va instancia relevante de la misma se lee combinando laxamente
aquellos criterios de las ramas de la Astrología arriba mencionadas
que uno pudiera manejar, así como los de las Cartas de Relación
antes desarrollados en 12.a. Las angularizaciones, estados cósmi-
cos y aspectos aplicativos de la Luna, del regente del Ascendente y
de los factores más destacados de la misma reflejarán con un sabor
particularmente destinal el potencial y devenir de la relación en ese
momento nacida.

13. El devenir de la relación: las Técnicas Predictivas


El devenir concreto de la relación entendido como el
desarrollo en el tiempo del rico y complejo potencial caracterizado
por todas las técnicas hasta aquí vistas puede también ser abordado
por nuestra mirada para comprender, con la mayor profundidad
posible, los diversos momentos (sobre todo, contemporáneos) por
los que el vínculo transita.

13.a. Significadores de duración


Es conveniente relevar en primera instancia los indicadores
más clásicos de duración de la relación, del mismo modo que en el
pasado nuestros antecesores no estudiaban los principales eventos
futuros de una vida hasta no haber determinado su posible duración,
es decir el momento de la muerte, práctica gradualmente abandona-
da por la modernidad por considerársela incierta y por ello
“políticamente incorrecta” desde el punto de vista ético, amén de
tabúes culturales más cuestionables, resultando así hoy en una
virtual incompetencia general al respecto.
Es evidente que cuanto más “agradables” (e “importantes”)
fueren la mayoría de los significadores hasta aquí surgidos como
más relevantes en el conjunto de las técnicas vistas, mayores
probabilidades de continuidad tendrá una relación. De todos modos
cierto nivel de desafío o conflicto también es necesario para que sea
estimulante y se sostenga en el tiempo a partir de la incitación al

Jerónimo Brignone - Ensayos astrológicos| 135


crecimiento de sus participantes; de lo contrario, puede diluirse por
vivírsela como demasiado estática o aburrida. Sin embargo dema-
siada tensión o inarmonía cósmica hace intolerable la situación
desde un punto de vista realista. Metafóricamente, usando como
ejemplo los interaspectos cruzados entre ambas Cartas, sería ideal
una proporción de “dos a uno”, es decir, por cada aspecto inarmó-
nico, dos armónicos.
Al respecto, tampoco es nada desdeñable la participación de
nuestro tan temido Saturno. Más bien al contrario, es necesaria, si
de duración se trata. Exaltado en Libra, su simbolización de los fac-
tores “tiempo”, “construcción” y “estabilidad” hacen deseable su
presencia a distintos niveles, idealmente con aspectos armónicos.
Cuanto más complementaciones planetarias arquetípicas
aferentes al tipo de relación (Sol-Luna en general, Marte-Venus en
relaciones eróticas, Mercurios en todo aquello donde la comunica-
ción sea esencial, Marte-Saturno en lo laboral, etc.), mayor probabili-
dad de sostenimiento en el tiempo. Otra complementación arquetípi-
ca y vinculante es la de las preponderancias y carencias mutuas
(punto 6), que también tienden a la larga duración aunque con el
peligro de algún eventual cortocicuito mayúsculo que tronque la
continuidad, dados los fuertes contenidos inconscientes mutuos
puestos en juego, según la observación realizada por Jung de que,
en el proceso de introyección, cuando ésta ya ha logrado cierta
masa crítica, el otro deja de ser pantalla privilegiada de proyección
y, si no hubo un crecimiento parejo de ambos, el intercambio quizás
ya no sea sostenible.
Las superposiciones de Ejes mencionadas en el punto 10.b
también aportan a la duración, y muy particularmente las del Eje
Horizontal. Éste es esencial al tema, dado que representa nuestros
automatismos físicos cotidianos y espontáneos (Asc) en interacción
con el Otro (Desc). Que uno tenga presente en Casa I el planeta que
el otro tiene en Casa VII, que tenga en regencia (en su propio
domicilio) o en Casa I al planeta regente de la Casa VII del otro o
que angularice mediante su eje Asc/Desc algún planeta (idealmente,
luminaria o benéfico) presente en las Casas I o VII del otro, etc.,
promueve la duración, sobre todo si ocurre a más de un nivel en
forma cruzada (mutua). Lo mismo puede decirse de la relación (si la
hubiere, ojalá armónica) entre los regentes de sus Ascendentes (y
eventualmente Descendentes), así como, por extensión, de sus
planetas preponderantes (Almuten).

136 | Ensayos astrológicos - Jerónimo Brignone


En todo lo aquí dicho, a veces la mera coincidencia de
signos zodiacales o la pertenencia al mismo elemento, clásicamente
abordada en forma simplista y por ello inconducente por los medios
masivos y los almanaques anuales, por más que no hubiera ángulos
exactos de conjunción o trígono, también favorecen la continuidad
aunque en menor medida (en esa línea podemos considerar asimis-
mo como vinculantes a los signos en quincuncio, si bien indican más
intensidad y transformación que necesariamente continuidad).

13.b. Las Técnicas Predictivas en cada Carta


Más allá de lo que agreguemos en los puntos siguientes, a
la hora de evaluar momentos específicos de una relación, la expe-
riencia y el sentido común prescriben observar primero qué proce-
sos personales están viviendo ambos participantes desde la óptica
de su propia Carta Natal y las Técnicas Predictivas que se le
asocian, en la misma veta de lo sugerido en el punto 1. Mirar
entonces en cada Carta por separado lo que más intensamente
surja de nuestras Técnicas Predictivas favoritas para esos
momentos, aunque ahora desde la óptica de los procesos que más
puedan incidir en el vínculo, es no sólo lógicamente necesario sino,
según mi experiencia, donde mejor se pueden ver las instancias de
su desarrollo.

13.c. Las técnicas predictivas en las Cartas de Relación


Las cuatro Cartas de Relación mencionadas en el punto 12
admiten que se les apliquen las Técnicas Predictivas más clásicas,
con algunas aclaraciones que más abajo haremos, pero con una
salvedad básica: la maraña de información de allí resultante puede
sólo agregar confusión al intérprete si no tiene muy basamentadas
sus síntesis previas de todo lo visto y peor todavía si le da
demasiado lugar a los detalles. Conviene entonces sólo ver qué es
lo más groseramente notorio que surgiere de aplicar estas técnicas y
pensar entonces que ello reflejará procesos a vivir por la relación
misma en el marco de lo hasta aquí recorrido y particularmente en el
de los procesos personales simbolizados por el punto anterior
(13.b).
La Carta Compuesta (12.a) admite Tránsitos (como siempre,
son más notables los de los planetas lentos), sobre todo de con-

Jerónimo Brignone - Ensayos astrológicos| 137


junción: en ese caso, el planeta transitante está en esa época exac-
tamente en el medio de los dos planetas de cada Carta que generan
la posición compuesta. Lo mismo puede decirse de la Revolución
Solar (y eventualmente, Lunares), para lo cual debemos tener
calculada la posición exacta de cada Sol al segundo de arco para
que tenga la misma exactitud la posición Compuesta y generar una
Solar con cúspides fiables (hoy ya puede hacerse con programas
computación). En cuanto a las Progresiones, lo que se suele hacer
(y funciona muy bien) es tomar los Puntos Medios de las posiciones
progresadas de ambas Cartas para ese momento (los programas de
computación también lo hacen con mucha facilidad). Recordemos
que sólo consideraremos la activación de puntos neurálgicos de las
Cartas originales (sobre todo Compuesta) mediante aspectos con
orbes muy pequeños (idealmente, conjunción y oposición), así como
dentro de las Progresiones mismas. De lo contrario, es muy fácil irse
por las ramas y perderse.
A la Carta de Davison (12.b), dado que se corresponde con
un momento real del tiempo y el espacio, se le pueden aplicar
Progresiones, Direcciones, Tránsitos, Solares trópicas, Lunares
precesionales, etc. Reflejan muy bien los hitos de una relación y a
mi entender es la única Carta de Relación que muestra claramente
el momento más importante de todos, que es el del inicio de la
misma (por más que en términos predictivos esto sea de poca
utilidad, ya que si la estamos estudiando es porque, a algún nivel
fundamental, ya existe): generalmente aparecen para entonces
conjunciones (o eventualmente oposiciones) por Progresión
Secundaria o Arco Solar de los regentes de Casa I y Casa VII de la
Carta de Relación o de los dos regentes de Casa VII (de haber dos
signos presentes, o en los casos de doble regencia) o del Eje
Horizontal progresado con los planetas presentes o regentes de
esas Casas. Cabe recordar que la Carta original no se corresponde
con el nacimiento de ninguno de los dos miembros de la relación,
por lo que las Progresiones se calculan para la cantidad de días (=
años) transcurridos desde la fecha que le corresponde a esa Carta
hasta aquella que queramos evaluar.
Sobre las dos Cartas de Marr (12.c) y la del inicio de la
relación (12.d) no nos extenderemos, señalando sencillamente que
admiten ambas el uso de las técnicas mencionadas en el párrafo
anterior considerando, como ya advirtiéramos, sólo aquello que se
destaque con particular fuerza.

138 | Ensayos astrológicos - Jerónimo Brignone


13.d. Los arcos de fase
Probablemente todos conozcan la técnica de las Direcciones
Simbólicas de 1º = 1 año. Así como desde el momento del nacimien-
to nuestra Carta Natal comienza a girar lentamente, convirtiendo en
exactos aspectos natales con orbe y generando otros nuevos según
dicho criterio, en cierto modo, cada vez que iniciamos algo, comien-
za a moverse nuevamente desde cero nuestra Carta según este cri-
terio, repitiendo ciertas etapas y ciclos que nos son característicos.
Por ello existe otro modo tradicional de comprender el deve-
nir de una relación en Astrología, que es el de considerar la distan-
cia angular que separa a cada factor de una Carta con cada uno de
los factores de la otra; es decir, sus arcos de fase. Podemos orga-
nizar esta información en una grilla del estilo de las que usamos
para los aspectarios, y muchos programas de computación astrológi-
cos nos lo facilitan de ese modo. Entonces, si consideramos el
momento en que dos personas se conocen como momento de inicio
germinal del movimiento de Dirección Simbólica a razón de un grado
por año, los aspectos mayores exactos o dentro del grado de orbe
que se vayan verificando entre ambas Cartas reflejarán instancias
importantes que irán viviendo dentro del vínculo a través del tiempo.
Desde el punto de vista técnico alcanza con mirar las
Direcciones calculadas en una sola Carta para un momento dado y
ver qué aspectos se dan con la otra Carta Natal. De nuevo sugiero
darle importancia sólo a lo muy fuerte (conjunciones o interacciones
de los planetas vistos como más relevantes en el análisis) y, dado
que la progresión de la secuencia de técnicas desarrolladas dentro
de este punto 13 va de lo más eficaz -a mis ojos- hasta lo menos
elocuente, cabe aclarar que tienen sólo un matiz confirmatorio de
aquello que se hubiere visto anteriormente.

14. La Síntesis
Aunque dediqué un libro entero (el citado Manual) a pro-
puestas de síntesis astrológica, es un hecho que ese proceso debe
ser hecho en forma personal por cada uno siguiendo sus propias
intuiciones. Lo que sí quisiera es enfatizar la vital necesidad de que
ésta sea realizada por el intérprete mientras aplica la secuencia
propuesta e instarlo a que le dé un momento de su tiempo en cada
caso a cada punto de la secuencia y luego en la mirada final.

Jerónimo Brignone - Ensayos astrológicos| 139


Conviene ir apuntando lo verdaderamente más relevante de
lo percibido en cada mirada o punto de la secuencia, apenas
esbozar hipótesis interpretativas muy abiertas durante dicho proceso
e ir hilando el conjunto de la información mediante síntesis e
integración progresiva, de modo que al final, una vez realizado todo
el camino, pueda volver a contemplar dicho conjunto desde cierta
perspectiva y así aislar las variables que considere más
características, sea por intensidad, por reiteración, por analogía o
por complementaridad. Ya recuperada la unidad y coherencia sim-
bólica de ese todo, se pueden elaborar entonces hipótesis
interpretativas más fuertes y volver –desde este nuevo panorama–
sobre la información previa para encontrar nuevas dimensiones
confirmatorias o con un detalle mucho mayor. Por ello, entonces,
recomiendo sobre todo evitar la tentación de meramente mencionar
extensamente los detalles de la información técnica surgida o de
realizar breves y cerradas interpretaciones de cada cosa vista sin
haberla encuadrado en un marco mayor y, sobre todo, de olvidarse
de hacer una integración final coherente y satisfactoria de todo.

Vivimos en un mundo maravilloso donde nuestras relaciones


son quizás el regalo más hermoso que nos hace y la Astrología,
para aquellos que la amamos, probablemente se cuenta entre las
cosas más importantes, bellas y valiosas que nos han ocurrido en
nuestras vidas. La combinación de todo ello en un mismo sendero
es una aventura mágica a través de un universo polícromo,
polifacético y lleno de sentido que nos invita, amable y festivamente,
al desarrollo de nuestra consciencia y nuestra comprensión.

140 | Ensayos astrológicos - Jerónimo Brignone

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