Inmunizacion Activba Eb Gatos
Inmunizacion Activba Eb Gatos
Inmunizacion Activba Eb Gatos
EN GATOS
TRABAJO FIN DE GRADO
ÍNDICE
AGRADECIMIENTOS .............................................................................................................. 3
1. INTRODUCCIÓN................................................................................................................... 6
2. OBJETIVOS ............................................................................................................................ 7
3. METODOLOGÍA ................................................................................................................... 8
Clamidiasis ........................................................................................................................ 30
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Inmunización activa en gatos.
7. CONCLUSIONES ................................................................................................................. 48
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Inmunización activa en gatos.
AGRADECIMIENTOS
Agradecer en primer lugar a mi tutora, que ha sufrido conmigo todas las etapas del
desarrollo de este trabajo y que ha sacado tiempo de donde apenas hay.
Por otro lado, a mi familia y amigos que están ahí siempre apoyándome.
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Inmunización activa en gatos.
RESUMEN
Los avances en las diferentes investigaciones que se llevan a cabo para cada enfermedad
en medicina veterinaria y, en concreto, en la especie felina son continuos y, en los
últimos años, han desembocado en cambios muy importantes en la práctica clínica y en
nuevos conocimientos que pueden sentar la base para futuros logros en ese campo.
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Inmunización activa en gatos.
SUMMARY
Development of vaccines and its widespread use has been and is still crucial to eradicate
the infectious diseases.
In this paper, we can find out about a wide variety of factors to dispense the vaccine to
the animal. Some factors are: types of vaccines, environment, animal’s lifestyle,
pathogen’s characteristics and intrinsic factors like age, health status and individual
response of each animal. In addition, different vaccines existing in the market differ in
their efficacy, risks, forms of administration and the requirements of each vaccine in the
population.
Scientific advancement due to scientific research about vaccines in cats are continuous.
In recent years, some scientific breakthroughs have resulted in changes to implement in
clinical practice or in future promising research.
Investigations of adverse effects due to vaccines in cats have revealed vital importance
of detecting them, knowing its frequency and creating measures and protocols to
prevent them.
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Inmunización activa en gatos.
1. INTRODUCCIÓN
Aunque los principios de vacunación se conocen desde hace muchos años, las vacunas y
los procedimientos de vacunación continúan evolucionando a medida que se intenta
mejorar su eficacia y seguridad. La vacunación no es siempre un procedimiento inocuo
y puede producir, ocasionalmente, enfermedad o muerte. Por ello, antes de su
aplicación, es necesario realizar un análisis de sus riesgos y beneficios, de acuerdo
siempre con el propietario del animal (Tizard I. R., 2009c).
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Inmunización activa en gatos.
2. OBJETIVOS
El objetivo principal de este Trabajo Fin de Grado ha sido realizar una revisión
bibliográfica actualizada sobre la inmunización activa en gatos, tema en continuo
estudio y evolución. Para conseguirlo, se han planteado los siguientes objetivos
específicos.
2. 2. 4.- Recopilar los conocimientos existentes sobre el sarcoma felino del sitio de
inyección y otros efectos adversos de la vacunación en gatos.
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Inmunización activa en gatos.
3. METODOLOGÍA
Los principales descriptores utilizados para ello han sido los siguientes: “history of
vaccine”, “feline vaccination”, “guidelines”, “protocols vaccination”, “ABCD”,
“AAFP”, “WSAVA”, “types of vaccine”, “feline parvovirus”, “feline panleukopenia”,
“feline herpesvirus”, “feline calicivirus”, “FIRDC”, “feline Chlamydia psittaci”, “rabies
virus in cats”, “feline leukaemia virus”, “feline immunodeficiency virus”, “feline
infectious peritonitis”, “duration of immunity”, “maternally derived antibodies”,
“efficacy of vaccine”, “FISS”, “adverse effects of vaccination”.
Una vez realizada la búsqueda bibliográfica, se eligieron los registros que tenían
relevancia para el trabajo a realizar, excluyéndose aquellos artículos cuya antigüedad
excedía de 17 años. Las excepciones, en este sentido, fueron aquellos trabajos que, por
la relevancia de lo descrito, continúan siendo referenciados en la actualidad.
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Inmunización activa en gatos.
4. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
El sistema inmune protege al animal frente a una invasión microbiana y es, por tanto,
esencial para la vida. Se necesitan múltiples mecanismos para asegurar la ausencia de
enfermedad como son las barreras físicas que excluyen a los patógenos, la inmunidad
innata que proporciona una protección inicial rápida y la inmunidad adquirida que
proporciona una inmunidad prolongada efectiva (Tizard I. R., 2009a).
La antigenicidad de una sustancia se refiere a la capacidad que tiene para desarrollar una
respuesta inmune y depende fundamentalmente de las propiedades de los antígenos
(Day M. J. y Schultz R. D., 2011). Las sustancias que producen mayor antigenicidad
son las de mayor tamaño, las moléculas insolubles y aquellas con complejidad química
y estabilidad estructural. Además, las sustancias biológicamente activas como los
microbios son especialmente inmunogénicas (Day M. J., 2008).
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Inmunización activa en gatos.
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Inmunización activa en gatos.
Los linfocitos son células capaces de reconocer y reaccionar frente a los antígenos
extraños y desempeñan un papel fundamental en la defensa del organismo. Existen tres
tipos principales de linfocitos (Tizard I. R., 2009a):
1.- Las células natural killer que desempeñan un papel muy importante en la inmunidad
innata.
Los linfocitos T provienen de células madre linfoides que migran al timo pasando a
denominarse timocitos. Estos timocitos inmaduros sufren un proceso de desarrollo y
maduración muy complejo hasta transformarse en linfocitos T maduros. Durante el
desarrollo, las células comienzan a adquirir los marcadores de superficie CD4 y CD8
(dobles positivas) y TCRs. A medida que continúan madurando pierden el marcador
CD4 o el CD8. Las CD4+/CD8- se denominan linfocitos T helpers (CD4+), mientras que
las CD4-/CD8+ se denominan linfocitos T citotóxicos (CD8+) (Ahmed S. A. y Schurig
G. G., 2009b). Los linfocitos T helpers (CD4+) regulan, en general, la respuesta inmune
y ayudan a los linfocitos B a convertirse en células plasmáticas, demostrando así que
existe una conexión entre los componentes humoral y celular de la inmunidad. Los
linfocitos T citotóxicos (CD8+), por su parte, se encargan de la destrucción del agente
patógeno (Cerón J., 2016).
En el caso de los linfocitos CD4+ o helper (Th), que son unos de los más importantes en
el desarrollo de las vacunas, los epítopos son presentados por las CPA pero en el CMH-
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Inmunización activa en gatos.
II y así se provoca la activación de estos Th. Estas células Th activas son capaces ya de
estimular células, tanto innatas como adaptativas, a través de la secreción de citoquinas,
para conseguir una respuesta inmune más fuerte y más efectiva (Karch CP, Burkhard P.,
2016). Las células Th se subdividieron inicialmente en T-helper 1 (Th1) y T-helper 2
(Th2) dependiendo de su producción principal de citoquinas. Actualmente, se han
encontrado más tipos de células Th como la Th17, Th foliculares y las células T
reguladoras implicadas en distintos aspectos de la inmunidad (Siegrist C-A, 2013).
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Inmunización activa en gatos.
predominando las de tipo IgM que cuentan con una vida media de tres a seis días
(Domínguez, J. A., 2005).
Exiten dos métodos básicos por los que cualquier animal puede ser inmunizado
(inmunidad adquirida) frente a una enfermedad infecciosa: inmunización pasiva y
activa.
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Inmunización activa en gatos.
El término vacuna fue acuñado por primera vez por Edward Jenner, en el año 1796, para
describir la inoculación de humanos con el virus de la viruela vacuna para conferir
protección contra el virus de la viruela humana (Meeusen E. N. T. y cols., 2009).
Actualmente, la vacuna se podría definir como “preparación inmunogénica inocua
obtenida a partir de agentes infecciosos o tóxicos que, al ser inoculada a individuos
inmunocompetentes, induce un estado específico de protección contra los efectos
nocivos del agente de donde provienen” (Domínguez J. A., 2005).
Pero los objetivos generales de vacunación cambian con cada animal. De forma general
se debe tener en cuenta lo siguiente (Scherk M. A. y cols., 2013):
- No se debe vacunar al animal frente a enfermedades para las que no tenga riesgo
real de infección.
- Solo se debe vacunar si el patógeno causa enfermedad significativa.
- Los beneficios de la vacunación siempre deben ser mayores que los riesgos
potenciales.
- No se debe vacunar más frecuentemente de lo necesario.
- Se debe vacunar el mayor número de animales posibles de la población en
riesgo.
- Las vacunas deben ser utilizadas apropiadamente para proteger la salud pública.
Las propiedades de una vacuna ideal deberían incluir ser económica, contar con lotes
homogéneos, ser estable (sin requerimiento de condiciones de almacenamiento
específicas), tener posibilidad de almacenamiento de larga duración, provocar una
adecuada respuesta inmune, contar con los epitopos inmunodominantes del patógeno,
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Inmunización activa en gatos.
En relación a lo comentado, para que la vacuna provoque una respuesta inmune eficaz,
debe cumplirse lo siguiente (Tizard. I. R., 2009b):
1.-El antígeno debe ser liberado eficientemente, de manera que las células presentadoras
de antígeno puedan procesarlo y secretar las citoquinas apropiadas.
2.-Se deben estimular tanto los linfocitos B como los linfocitos T de manera que se
genere un gran número de células de memoria.
3.-Se deben estimular los linfocitos T colaboradores y efectores frente a varios epítopos
de la vacuna de manera que se minimicen las variaciones individuales en el
polimorfismo de las moléculas de clase II del CMH y en las propiedades del epítopo.
4.-El antígeno debe ser capaz de estimular a las células de memoria de tal forma que la
protección sea tan duradera como sea posible.
Por otro lado, se debe tener en cuenta que el nivel de protección conferido a partir de la
vacunación varía entre individuos. Así, este nivel de respuesta está influenciado por una
compleja interacción de factores individuales, del ambiente, de la naturaleza de la
vacuna y del patógeno. Esta dificultad de predecir el resultado de la vacunación es razón
suficiente para no ofrecer nunca la vacunación como garantía de protección total
(Scherk M. A. y cols., 2013).
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Inmunización activa en gatos.
Hay que tener en cuenta, además, que algunas vacunas no cubren por completo al gato
de la enfermedad y, aunque este responda de forma correcta, el virus puede permanecer
en forma latente y la vacuna actuar únicamente disminuyendo la intensidad de los
signos clínicos (Horzinek M. C., Thiry E., 2009).
Hacia el siglo XII en China observaron que los individuos que se recuperaban de la
viruela eran resistentes a ataques posteriores de esta enfermedad. Por ello, infectaron
deliberadamente a niños, introduciendo costras de enfermos en cortes en la piel. Los que
sobrevivieron fueron resistentes de por vida. Se comprobó, además, que usando costras
de los casos más leves se reducían los riesgos de enfermedad. A partir de aquí, el
conocimiento de la variolización se extendería hasta Europa a principios del siglo XVIII
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Inmunización activa en gatos.
Mucho más tarde, ya en 1912, Alexis Carrel desarrolló el cultivo celular in vitro que
abrió camino al desarrollo de vacunas contra los virus de la polio, sarampión, paperas y
rubéola entre otras (Montaño, J. A., 2005).
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Inmunización activa en gatos.
Estas vacunas atenuadas también cuentan con ventajas como la de tener mayores
probabilidades de inducir una inmunidad celular y humoral sólida y de inducir más
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Inmunización activa en gatos.
Estas vacunas son seguras, pero se requiere una gran masa antigénica para provocar una
respuesta de anticuerpos similar a la que se puede obtener con una dosis pequeña de un
virus atenuado (Horzinek M. C. y Thiry E., 2009). Sin embargo, las dosis altas o
múltiples de antígeno aumentan el riesgo de ocasionar reacciones de hipersensibilidad e
incrementan su coste económico. A esto se le añade que, normalmente, se usan
adyuvantes para mejorar la antigenicidad, hecho que puede causar una inflamación
grave o una toxicidad sistémica (Tizard, I. R., 2009b).
En la siguiente tabla (Tabla 1) se muestran las ventajas de las vacunas vivas y las
inactivadas o muertas (Tizard. I. R., 2009b).
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Inmunización activa en gatos.
Aunque tanto las vacunas inactivadas como las atenuadas han sido de gran utilidad para
el control de muchas enfermedades infecciosas, aún persiste la necesidad de hacerlas
más eficaces, baratas y seguras. En este sentido, el empleo de las técnicas moleculares
más modernas puede producir nuevas y mejoradas vacunas (Tizard, I. R., 2009b). El
Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) clasifica las vacunas
creadas a partir de dichas técnicas en tres categorías (USDA, 2018): categoría I que
incluye a las vacunas recombinantes y a las vacunas de ácidos nucleicos; Categoría II y
Categoría III:
A- Vacunas recombinantes
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Inmunización activa en gatos.
Las ventajas de las vacunas de ADN incluyen la pureza que alcanzan, su estabilidad
fisicoquímica, simplicidad y su bajo costo de producción, distribución y entrega. Se
basan en la utilización del ADN viral, aislado e integrado en un plásmido bacteriano
recombinante, en lugar de usar una proteína inmunogénica. La respuesta inmune que
provoca, tanto humoral como celular, simula la respuesta provocada por la infección
viral y se pueden administrar inyecciones repetidas sin interferencia del sistema inmune.
Una ventaja importante de la inmunización con ADN es que puede inducir inmunidad
incluso en presencia de MDA (Horzinek M. C. y Thiry E., 2009).
- Categoría II: vacunas que contienen microorganismos vivos con delecciones génicas
o genes marcadores heterólogos.
- Categoría III: vacunas que contienen vectores de expresión vivos que expresan genes
heterólogos para antígenos inmunizantes u otros estimulantes.
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Inmunización activa en gatos.
Las patologías felinas provocadas por agentes infecciosos son comunes en la práctica
clínica veterinaria. La combinación de signos clínicos, historia, hallazgos en la
exploración física y pruebas laboratoriales se utiliza para elaborar un diagnóstico
diferencial (Lappin M. R., 2014) o, en el caso de la prevención mediante vacunas,
decidir qué protocolo seguir con cada gato.
Las vacunas para la especie felina que actualmente existen en el mercado, aunque
algunas no están comercializadas en nuestro país, van dirigidas frente a las siguientes
enfermedades:
- Panleucopenia felina.
- Leucemia felina
- Rabia
- Clamidias
Este virus provoca una enfermedad altamente contagiosa que afecta a todos los
miembros de la familia Felidae (Kruse B. D. y cols., 2010). La infección y transmisión
en gatos de esta patología se demostró en 1928 por Verge and Christoforoni (Csiza C.
K. y cols., 1971), aunque no fue hasta la década de 1960 que se hicieron los primeros
aislamientos del virus en cultivo de tejidos (Allison A. B., Parrish C. R., 2014).
Existen muy pocos estudios sobre la prevalencia de esta enfermedad, pero se sabe que
es ubícua por su resistencia en el ambiente, y que el riesgo de infección sobre todo en
refugios y hogares con muchos gatos es muy alto. Por tanto, la recomendación general
es que se deben vacunar todos los gatos (Möstl K. y cols., 2015).
Los signos clínicos de la panleucopenia comienzan, normalmente, entre los días cinco y
catorce después de la exposición e incluyen fiebre de 40-41ºC, depresión, anorexia,
vómitos y, a veces, diarrea aguda de intestino delgado (Palmero M. L. y Carballés V.,
2010). A consecuencia de ello, la deshidratación del animal puede llegar a ser muy
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Inmunización activa en gatos.
grave, constituyendo una de las principales complicaciones del proceso (Zaragoza C.,
2002).
La infección uterina por este virus con frecuencia deriva en aborto y si ocurre en la fase
terminal de la gestación puede producir hipoplasia cerebelar en los gatitos (Gaskell R.
M., Dawson S., 2006). En general, la enfermedad tiene mayor morbilidad y mortalidad
en gatos de hasta doce meses (Kruse B. D. y cols., 2010) de ahí la importancia de la
vacunación en gatitos.
La primera vacuna creada frente a este virus se desarrolló en 1965 con el virus de la
panleucopenia atenuado (Gorham J. R. y cols., 1965) pero la cepa atenuada tenía la
capacidad de propagarse de gatos vacunados afectados con enfermedad respiratoria
felina a gatos no vacunados que estuvieran en contacto con ellos. Esto se solucionó tras
realizar sucesivos pases del virus de la vacuna a cultivos con el fin de aumentar su
atenuación y eliminar su capacidad de diseminarse (O'Reilly K. J., 1971). En 1973 ya se
producían también vacunas inactivadas (Povey R. C., 1973) y en 1997, Hu L. y cols.
desarrollaron una vacuna viva recombinante en poxvirus frente al FPV y la rabia que
demostró grandes resultados.
A partir de la descripción, hacia 1950, del primer agente causal de esta patología:
Chlamydia psittaci (ahora llamada Chlamydia felis) se fabricaron numerosas vacunas
frente a este patógeno de resultados cuestionables. Posteriormente, en las décadas de
1950 y 1960, se asoció el herpevirus felino tipo I (FHV-1) y el calicivirus felino (FCV)
como principales agentes causales de esta enfermedad (Povey, R. C., 1976). El primero
suele inducir una enfermedad más grave que el FCV pero, este último, parece tener
mayor frecuencia de aparición (Afonso M. M. y cols., 2017).
La prevalencia general del FHV-1 y FCV en España han sido descritas en 2017
mediante un estudio multicéntrico y fueron, respectivamente, 28,3% y 48,0% en gatos
con enfermedad respiratoria del tracto superior; 24,2% y 43,6% en gatos con
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Inmunización activa en gatos.
Otros dos virus que se han implicado, aunque en menor medida, en esta enfermedad son
el reovirus felino y el virus de la viruela felina (cow poxvirus). Además de virus,
también se ha descrito la participación de bacterias en su desarrollo como Bordetella
bronchiseptica y, como se ha comentado anteriormente, Chlamydophila felis (Gaskell
R. M., Dawson S., 2006).
La primera vacuna contra el calicivirus felino se desarrolló en 1975 con la cepa F-2 y se
obtuvieron buenos resultados cuando se administró por vía intranasal (IN) (Bittle J. L.,
Rubic W. J., 1975). En 1977 se creó una vacuna combinada de FHV-1 y FCV que
resultó ser muy eficaz en la disminución de los síntomas en los animales enfermos
(Scott F. W., 1977). Posteriormente, en 1998, se elaboró una vacuna recombinante de
herpesvirus felino, C7301dlTK, que expresaba un antígeno de FCV y que dio muy
buenos resultados como vacuna viva atenuada (Yokoyama N. y cols., 1998). Además,
se consiguió demostrar un aumento de la latencia del virus de campo en gatos
vacunados por vía subcutánea con cepas de FHV-1 de tipo salvaje (Sussman M. D.,
1997).
Los signos clínicos tanto para FHV-1 como para FCV son similares, aunque la
infección por herpesvirus cursa con signos más graves (Gaskell R. M., Dawson S.,
2006). En la siguiente tabla (Tabla 2) se expone un diagnóstico diferencial en base a los
signos clínicos entre FHV-1 y FCV (Palmero M. L., Carballés V., 2010):
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Inmunización activa en gatos.
Tabla 2: Principales signos clínicos de FHV-1 y FCV (Palmero M. L., Carballés V.,
2010).
FHV-1 Calicivirus
Ambos virus se transmiten por contacto directo entre gatos, a través de secreciones
nasales, oculares y faríngeas y la infección suele ser más grave en gatitos menores de 6
meses de edad. Los gatos que sobreviven a la enfermedad por FHV-1 y/o FCV se
convierten en portadores latentes de por vida. Además, los que tienen herpesvirus lo
eliminan periódicamente, después de circunstancias estresantes (Gaskell R. M., Dawson
S., 2006); y los que tienen calicivirus lo hacen de forma continua (Coyne K. P. y cols.,
2006).
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Inmunización activa en gatos.
Está causada por un retrovirus que se integra en el genoma del hospedador. Existen
diferentes subtipos (A, B, C y T) con diferentes cuadros clínicos también, pero solo el A
tiene capacidad infectiva, razón por la que sólo existen vacunas frente a este subtipo
(Palmero M. L., Carballés V., 2010).
Las vacunas FeLV han seguido avanzando en los últimos años con tres principales
familias de vacunas disponibles comercialmente: vacunas clásicas de virus inactivados;
vacunas de subunidades basadas en glicoproteína (gp70) de envoltura sintetizada por
bacterias (Marciani y cols., 1991); y vacunas con un vector vivo, el virus de viruela del
canario (Canarypox) recombinante diseñado para expresar genes de FeLV (Tartaglia y
cols., 1993).
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Inmunización activa en gatos.
Virus de la rabia
La rabia es una enfermedad de gran importancia por ser capaz de infectar a todos los
mamíferos, con diferencias en la susceptibilidad de cada uno. Está producida por un
virus de la familia rhabdoviridae (Frymus T. y cols., 2009). Este virus se transmite a
través de la saliva, mediante la mordedura de un animal infectado por el virus, o a través
de una herida en la piel. Los signos clínicos pueden corresponder al periodo de
incubación, a la forma “furiosa” (hiperexcitabilidad) o a la forma “muda” (parálisis)
(Palmero M. L., Carballés V., 2010).
Los gatos son más resistentes que los perros a algunas cepas del virus de la rabia, hecho
relacionado, en algunos casos, con la edad del animal. En algunos sitios donde la rabia
está controlada exclusivamente con vacunas para perros, el gato puede llegar a ser el
reservorio más importante de rabia (Day M. J., y cols. 2016).
Es la causa de una de las enfermedades más antigua y más temida de los humanos y de
los animales y ya fue descrita en Egipto antes del 2300 a.C. y también en la antigua
Grecia por Aristóteles. En 1885, antes de que se comprendiera la naturaleza de los virus,
Louis Pasteur ya desarrolló, probó y aplicó una vacuna contra la rabia, abriendo así la
era moderna de prevención de enfermedades infecciosas mediante la vacunación
(Frymus T. y cols., 2009).
A partir de aquí, se publicaron estudios de numerosas vacunas, aunque las más usadas
en gatos fueron las vacunas LEP (The Low Egg Passage) y HEP (The High Egg
Passage), ambas conseguidas mediante pases y adaptación del virus a embriones de
pollo y pato; y las vacunas ERA (Evelyn Rokitniki Abelseth) de virus vivo modificado,
adaptada a cultivos de células de riñón de hámster, perro y cerdo (Walker V. C., 1969).
Posteriormente, empezaron a comercializarse vacunas combinadas con panleucopenia
(Brun A., 1979a), vacunas inactivadas (Kihm U. y cols., 1982) y vacunas recombinantes
de administración oral para animales salvajes (Brochier B. y cols., 1990). A principios
de 1980, varios gatos vacunados con vacunas de virus de rabia atenuada HEP
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Inmunización activa en gatos.
Hoy en día, la rabia canina y felina se controla principalmente por el uso de vacunas
inactivadas. Sin embargo, en gatos se aplica preferentemente una vacuna de rabia
recombinante que utiliza como vector el virus canarypox, que expresa la proteína G del
virus rabia, ya que no provoca inflamación en el sitio de inyección a diferencia de las
vacunas de rabia con adyuvante (Poulet H. y cols., 2007).
Los signos clínicos pueden clasificarse en las formas “húmeda” y “seca”, pero existe
una considerable superposición entre las dos formas. La forma “húmeda” se caracteriza
por la ascitis, ya sea torácica, pericárdica o abdominal. Sin embargo, la forma “seca” es
un desafío diagnóstico debido a sus signos tan inespecíficos como son pirexia, anorexia
y letargo; y el resto de signos dependerán de los órganos o tejidos implicados en la
vasculitis y las lesiones piogranulomatosas (Addie D. y cols., 2009).
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Inmunización activa en gatos.
La primera vacuna se desarrolló y llegó a comercializarse en 1992 con una cepa sensible
a la temperatura, variante de DF-2, aunque no se definió claramente su eficacia, sólo su
seguridad (Reeves NC, Pollock RV y Thurber ET, 1992). No fue hasta 2004 que se
publicaron estudios de una posible vacuna, esta vez atenuada y con delección de genes
específicos, que inducía altos niveles de anticuerpos neutralizantes y una protección
demostrada del 90% frente a la exposición al virus de serotipo II (Haijema BJ, Volders
H y Rottier PJ, 2004).
Desde su aislamiento por Pedersen en 1986 (Pedersen N. C. y cols., 1987), los estudios
serológicos realizados han demostrado que el FIV es endémico en poblaciones de gatos
domésticos de todo el mundo, siendo muy variable entre las diferentes regiones. Así, se
ha estimado su prevalencia en un 1 % y un 14 % en gatos sin signos clínicos y hasta en
un 44 % en gatos enfermos. En poblaciones de gatos callejeros, la prevalencia total
puede llegar a ser de un 30 % (Unzeta B., 2015). Las distintas cepas de FIV se clasifican
en cinco subtipos filogenéticos (subtipos A-E), con seroprevalencias variables entre
regiones, algunas de ellas superiores al 26%. La enfermedad cursa con una
inmunodeficiencia originada por la replicación del virus en gran diversidad de células
inmunes (Roukaerts I. D. y cols., 2015).
El modo de transmisión más común son las heridas por mordedura y los gatos
infectados generalmente permanecen sin signos clínicos durante varios años e, incluso,
algunos gatos nunca desarrollan la enfermedad. La mayoría de los signos clínicos son
consecuencia de la inmunodeficiencia y de la infección secundaria y pueden
desarrollarse una gingivoestomatitis crónica, rinitis crónica, linfadenopatía, pérdida de
peso y glomerulonefritis inmunomediada (Hosie M. J. y cols., 2009).
Entre 1991 y 1996, se hicieron numerosos estudios con diferentes enfoques sobre una
vacuna para el FIV: con células infectadas fijadas, con el virus completo inactivo, de
subunidades y recombinantes. De ellas, solo las dos primeras conferían protección y
solo contra el virus homólogo. En 1997, se consiguió conferir protección a gatos libres
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Inmunización activa en gatos.
del patógeno contra los subtipos A y D del virus (in vitro), con una vacuna de células
inactivadas infectadas con ambos subtipos. Sin embargo, esta no se probó contra
subtipos distintos (Hohdatsu T. y cols., 1997).
Clamidiasis
La clamidiasis es una enfermedad provocada por las clamidias, que son bacterias
gramnegativas intracelulares obligadas del género Chlamydophila. La especie
Chlamydophila felis, antes denominada Chlamydophila psittaci, variedad felis, es la que
predominantemente afecta al gato (Palmero M. L., Carballés V., 2010). Estas bacterias
causan una conjuntivitis aguda que cronifica y también pueden provocar neumonía,
siendo su potencial zoonósico bajo. El antibiótico de elección para tratar estas
infecciones es la doxiciclina que, generalmente, permite controlar la sintomatología
(Sykes J. E., 2005).
La prevalencia de gatos infectados con C. felis es muy variable entre zonas geográficas,
siendo de un 14,7% en Reino Unido, 20,0% en Italia, 11,5% en Suiza, 15,3% en Suecia
y 4,6% en EE. UU. (Ohya K. y cols., 2008).
Actualmente, las vacunas para C. felis siguen sin prevenir la infección por completo y
no permiten distinguir con certeza, utilizandolas pruebas serológicas convencionales,
entre gatos que están vacunados y gatos que están infectados, ya que en ambos casos se
producen anticuerpos como respuesta (Ohya K. y cols., 2008).
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Inmunización activa en gatos.
Existe una serie de recomendaciones generales sobre la aplicación de las vacunas (Tabla
3) que todo clínico debe conocer y seguir puesto que una conservación, manipulación o
administración inadecuada puede provocar el fallo de la estimulación inmune esperada.
Las vacunas tienen una temperatura de almacenamiento óptima que es por lo general entre 2-
8°C. No deben ser congeladas y se debe controlar regularmente la temperatura del frigorífico.
Bajo ninguna circunstancia debe romperse la "cadena de frío".
Las vacunas liofilizadas deben reconstituirse inmediatamente antes de su uso con el
diluyente apropiado o vacuna líquida dada simultáneamente (según las recomendaciones del
fabricante). Algunos componentes de la vacuna (por ejemplo, CDV, FHV-1) son
particularmente lábiles en este sentido y, por tanto, estas vacunas pueden no inducir una
inmunidad adecuada si no son reconstituidas justo antes de su uso.
Las vacunas sólo deben mezclarse juntas en la misma jeringa si esto se especifica como
aceptable en la ficha técnica del fabricante.
Los sitios de inyección de la vacuna no deben ser esterilizados con alcohol u otro
desinfectante ya que esto puede inactivar las vacunas infecciosas (MLV).
Las vacunas no deben estar caducadas y se debe tomar nota de números de lote,
componentes y sitio de inyección en el registro médico del animal.
Las pautas de vacunación de los animales domésticos dependen en gran medida de las
condiciones de su lugar de residencia. Por ello, las directrices de vacunación deben ser
seguidas bajo el criterio del veterinario y siempre en función de las características de
cada animal (Day M. J. y cols., 2016).
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Inmunización activa en gatos.
E., 2009; Scherk M. A. y cols., 2013; Day M. J. y cols., 2016). Las vacunas “no
esenciales” (opcionales) son aquellas que deberían administrarse solo a los gatos que
estén en riesgo de exposición al agente, ya sea por su forma de vida o por la prevalencia
de la enfermedad en diferentes zonas geográficas. Estas vacunas son las que protegen
contra el FeLV, FIV, Clamydophila felis y Bordetella bronchiseptica. Por último, las
vacunas “no recomendadas” son aquellas en las que no existe evidencia científica
suficiente de su eficacia o seguridad para justificar su uso, como ha sido anteriormente
el caso de la vacuna contra el PIF (Day M. J. y cols., 2016).
Estas vacunas repetidas en el primer año de vida del animal, no constituyen pues
refuerzos, sino intentos de inducir una respuesta inmune primaria al inyectar el virus
atenuado en un intervalo de tiempo, en el que presumiblemente han desaparecido ya los
anticuerpos maternales neutralizantes (Horzinek M. C. y Thiry E., 2009).
32
Inmunización activa en gatos.
Existen dos razones por las que se debe evitar vacunar más de lo estrictamente
necesario: una de ellas es la DOI y la otra son las reacciones adversas que puede
provocar. Según estudios realizados, la DOI frente a una vacuna inactivada adyuvantada
frente a FPV es de 7,5 años (Scott F. W. y Geissinger C. M., 1999) y de tres años tanto
para el caso del FHV como del FCV (Jas D. y cols., 2015) Así, para un gato de 'bajo
riesgo', entendiéndose por esto un gato solitario, de interior y que no visita una
guardería, se aconseja revacunar las vacunas esenciales a intervalos de tres o más años.
Por el contrario, para los gatos 'de alto riesgo', que visitan regularmente una guardería o
que viven en un hogar de varios gatos con acceso al interior/exterior, el veterinario
debería considerar la administración de la vacuna FPV cada tres años, y de las vacunas
contra FCV y FHV-1 anualmente, con su aplicación programada para poco tiempo antes
de una visita anual regular a una guardería (Day M. J. y cols., 2016).
En las Tablas 4A y 4B, se muestran las directrices a seguir para las vacunas esenciales y
no esenciales en los gatos. Estas tablas aúnan los criterios y recomendaciones de las
asociaciones y organizaciones más importantes en este ámbito: Advisory Board on Cat
Diseases (ABCD), American Association of Feline Practitioners (AAFP) y World Small
Animal Association (WSAVA) (Scherk M. A. y cols., 2013; Hosie M. J. y cols., 2015;
Day M. J. y cols., 2016).
33
Inmunización activa en gatos.
34
Inmunización activa en gatos.
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Inmunización activa en gatos.
Vacuna antirrábica
Todas estas vacunas tienen una eficacia demostrada y son seguras (Frymus T. y cols.,
2009), sin existir diferencias estadísticas significativas en los estudios realizados sobre
dicha eficacia (Nokireki T. y cols., 2017). Los títulos de anticuerpos generalmente
alcanzan niveles protectores cuatro semanas después de la vacunación (Day M. J. y
cols., 2016). Se ha aceptado internacionalmente un título de anticuerpos de 0,5 UI/ml
como suficiente para neutralizar al virus y, por tanto, para conseguir inmunidad
esterilizante. Aunque en gatos hay menos riesgo de no alcanzar este título que en perros,
este riesgo es el mismo si los gatos tienen menos de un año, o si hace menos de seis
meses que se vacunaron. Además, las vacunas basadas en el virus de la rabia ofrecen
protección cruzada contra otros lyssavirus estrechamente relacionados con el virus de la
rabia (Nokireki T. y cols., 2017).
España tiene como esencial la vacuna contra la rabia porque estudios realizados en la
Unión Europea (UE) y, especialmente en España, demuestran que, debido a la
importación de perros, la principal ruta de entrada de rabia a Europa es Marruecos
(Napp S. y cols., 2010). Por esto, en la UE, la vacunación antirrábica es obligatoria en
los gatos para el transporte entre países, ya sean pertenecientes o no a la UE, según el
Reglamento nº 998/2003 (BOE, 2018). Sin embargo, a pesar del riesgo relativamente
alto de entrada del virus, la vacunación contra la rabia a los gatos es obligatoria sólo en
algunas comunidades autónomas de España. De tal forma que, por ejemplo en
Extremadura, según el Decreto 207/2014 de 2 de septiembre, sobre “vigilancia y control
de la rabia en la Comunidad Autónoma de Extremadura”, es “voluntaria y
36
Inmunización activa en gatos.
Panleucopenia felina
Está plenamente demostrado que las vacunas contra panleucopenia protegen contra la
infección del virus (Chalmers W. S. y cols., 1999).
Si la vacuna no está bloqueada por los MDA, la inmunidad frente a este virus con
vacunas MLV puede desarrollarse incluso solo tres días después de su administración
(Brun A. y cols., 1979b).
Las vacunas actualmente disponibles para FHV-1 no pueden proteger por completo de
la infección y la latencia del virus de forma crónica (Nelli R. K. y cols., 2016), aunque
sí se ha demostrado que la administración parenteral tanto de la vacuna inactivada como
de la vacuna atenuada puede disminuir los signos clínicos de la enfermedad siete días
después de la vacunación (Summers S. C. y cols., 2017).
37
Inmunización activa en gatos.
Al igual que ocurría en el caso de herpesvirus, las vacunas contra calicivirus no evitan
que los gatos se infecten y eliminen el virus al medio ambiente y, además, actualmente
no existe una vacuna disponible que proteja con la misma eficacia contra todas las cepas
de campo de FCV (Radford A. y cols., 2009).
Según un estudio llevado a cabo por Afonso y colaboradores en 2017, los anticuerpos
generados para la cepa FCV-F9 permanecen con amplia reactividad cruzada frente a las
cepas contemporáneas aisladas en Reino Unido, Suecia, Países Bajos, Alemania,
Francia e Italia.
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Inmunización activa en gatos.
Leucemia felina
En las áreas geográficas en las que la infección por FeLV sigue siendo frecuente (como
en España), cualquier gato de edad inferior a 1 año y con un estilo de vida al aire libre
debe recibir vacunación contra esta enfermedad. Además, sólo gatos FeLV-negativos
deben ser vacunados (Day M. J. y cols., 2016).
Las vacunas frente a FeLV han avanzado en los últimos años existiendo principalmente
cuatro familias de vacunas: vacunas clásicas de virus inactivados de las cepas 61E y
Kawakami-Theilen (CIMA Vet., 2018); vacunas de subunidades basadas en
glicoproteína (gp70) de envoltura producida por bacterias (Marciani y cols., 1991); un
virus canarypox recombinante vivo diseñado para expresar genes env/gag de FeLV
(Tartaglia y cols., 1993) con la cepa vCP97 y, finalmente, el antígeno purificado p45 de
la envuelta del FeLV. Todos excepto la glicoproteína gp70 están comercializados en
España (CIMA Vet., 2018).
39
Inmunización activa en gatos.
anteriores a estos dos citados que apoyan sus resultados. En la publicación hecha por
Hofmann-Lehmann R. y cols., en 2015, comentando el estudio de Stuke K. y cols. antes
mencionado, se vuelven a explicar todas las razones por las que el estudio no se hizo en
las condiciones adecuadas.
Sin embargo, las vacunas no proporcionan una inmunidad esterilizante dado que,
aunque protegen a los gatos de la antigenemia y de los signos clínicos no previenen la
integración proviral y la replicación viral mínima (Hofmann-Lehmann R. y cols., 2007).
Existe cierta variabilidad con respecto al DOI de las vacunas frente al FeLV y, por
tanto, en cuanto a la periodicidad de su revacunación. La vacunación con la vacuna
inactivada Versifel FeLV proporciona una DOI de tres años después de la primera
vacunación (Wilson S. y cols., 2012), mientras que una vacuna inactivada diferente
(Novibac FeLV) proporciona una DOI de dos años (Jirjis F. F. y cols., 2010).
1) Falta de datos sobre la protección cruzada entre el subtipo vacunal y los distintos
subtipos y recombinantes de campo en las diferentes áreas geográficas.
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Inmunización activa en gatos.
3) El hecho de que se trata de una vacuna con adyuvante que debe administrarse
repetidamente (un curso primario de tres inyecciones y revacunación anual) a una
especie susceptible al sarcoma en el sitio de inyección.
La vacuna comercial inactivada con los subtipos A y D (Fel-O-Vax FIV®) tiene una
tasa de protección solo del 56% en condiciones de campo en Australia y, por ello, es
recomendable utilizar otras medidas para la protección contra la enfermedad (Westman
M. E., y cols., 2016). En estudios de corta duración (37-41 semanas), esta vacuna y una
vacuna prototipo compuesta únicamente del virus entero inactivado, han proporcionado
tasas de protección combinadas del 100% contra el subtipo A (cepa Petaluma), del 89%
contra el subtipo B (cepa FC1), del 61% contra el subtipo recombinante A / B (cepa
bangston), del 62% contra el subtipo recombinante F '/ C (cepa NZ1), y del 40% contra
el subtipo-A (cepa UK8), siendo las cepas con menos sensibilidad a los anticuerpos
neutralizantes contra las que menos tasa de protección se ha conferido. Por otro lado, en
estudios de larga duración (76-80 semanas) llevados a cabo, las vacunas proporcionaron
una tasa de protección combinada de, al menos, un 46% contra las cepas menos
sensibles a los anticuerpos neutralizantes de la vacuna y, curiosamente, fue más efectiva
la vacuna prototipo contra las cepas con menor porcentaje de protección que la
comercial, no correlacionándose esta diferencia con los anticuerpos neutralizantes
existentes. Este estudio demuestra, por tanto, que no toda la protección que confiere la
vacuna se debe a sus anticuerpos neutralizantes, sino también a la inmunidad celular
(Coleman J. K. y cols., 2014).
En España, actualmente, existe una vacuna comercializada contra el PIF producida con
el virus atenuado con la cepa DF2 (CIMA vet., 2018). Su función es la de inducir una
respuesta inmune de la mucosa local a través de la inducción de IgA e inmunidad
mediada por células (Addie D. y cols., 2009). Según los estudios de Postorino Reeves
41
Inmunización activa en gatos.
N., en 1995, los gatos solo pueden beneficiarse de ella si han tenido un destete temprano
para no haber estado expuestos a FCoV, dado que esta es ineficaz en gatos que ya han
experimentado una infección de campo de FCoV. Al ser el FCoV un patógeno ubicuo y
altamente contagioso es muy difícil conseguir esta seronegatividad a las 16 semanas.
Por otro lado, según un estudio publicado en 2014 por Bálint Á. y colaboradores, la
eficacia de una vacuna recombinante contra el PIF es del 100% siempre y cuando los
gatos no hayan estado con anterioridad expuestos al patógeno.
Chlamydia felis
En España actualmente, solo está comercializada una vacuna que contiene Chlamydia
felis inactivada (cepa Cello) y es una vacuna combinada y adyuvantada (CIMA vet.,
2018).
Las vacunas frente a la clamidiasis son efectivas para proteger contra la enfermedad,
pero no contra la infección. Se debe considerar la vacunación para los gatos en riesgo de
exposición a la infección, particularmente en ambientes donde haya muchos gatos, en
los que hay antecedentes de infección por Chlamydia (Gruffydd-Jones T. y cols., 2009).
Bordetella bronchiseptica
42
Inmunización activa en gatos.
Al igual que en el caso de las vacunas frente a Chlamydia felis, estas vacunas solo se
recomiendan en el caso de gatos que convivan con muchos gatos y que tengan
antecedentes de la enfermedad (Egberink H. y cols., 2009).
Los efectos adversos de las vacunas son infrecuentes, mientras que los beneficios de la
vacunación superan con creces los riesgos en la mayoría de los casos. Los efectos
adversos más comunes son la aparición de pirexia y letargia pocos días después de la
vacunación, relacionados con el inicio de la respuesta inmune. Otro efecto adverso
relativamente común, es una reacción de hipersensibilidad tipo I que se produce
minutos después de la administración de la vacuna. Además, existen evidencias de que
la vacunación puede inducir un periodo transitorio de inmunosupresión en algunos
animales (Day M. J. y Schultz R. D., 2011). Pero el efecto adverso de la vacuna de
mayor importancia en gatos es el sarcoma felino del sitio de inyección (FISS). Esta
lesión fue descrita por primera vez en EEUU en 1989, para luego ser reconocida
mundialmente. Se trata de un sarcoma, altamente maligno e invasivo, que se desarrolla
en la piel, muy frecuentemente en el lugar de una inyección previa (Day M. J. y Schultz
R. D., 2011). Las vacunas más frecuentemente asociadas al FISS han sido la de la FeLV
y la de la rabia (Kass P. H. y cols., 1989).
Aunque la patogenia del FISS sigue sin demostrarse, la creencia actual es que una
reacción inflamatoria crónica localizada inicia la transformación maligna de las células
mesenquimales y que este proceso tiene una base genética (Day M. J. y cols., 2016).
Los estudios actuales, basados en una base epidemiológica más amplia que los
anteriores, sugieren que el riesgo de sarcoma debido a la vacunación es en realidad
bastante más bajo de 1 de cada 10.000 dosis de vacuna (Gobar G. M. y Kass P. H.,
2002).
- Distribuir las vacunas en diferentes partes del cuerpo para favorecer, en caso de su
desarrollo, la resección quirúrgica del sarcoma. Así, se recomienda que las vacunas
43
Inmunización activa en gatos.
contra FPV, FHV-1 y FCV se administren debajo del codo derecho, las vacunas FeLV
debajo de la rodilla izquierda y, por último, las vacunas contra la rabia debajo de la
rodilla derecha (Scherk y cols., 2013). Estudios recientes indican que en la cola también
se puede vacunar y que se obtiene en esta localización una buena respuesta serológica
(Hendricks C. G. y cols., 2014).
- Administrar las vacunas solamente a gatos con alto riesgo de exposición al agente
(Kass P. H., 2018).
- La vacuna debe administrarse sin estar excesivamente fría, pero sin perder su eficacia,
ya que se ha demostrado que a temperaturas muy bajas aumenta el riesgo de FISS (Kass
P. H., 2003).
- Se recomienda que todas las vacunas parenterales sean administradas por vía
subcutánea ya que la vacuna administrada por vía intramuscular no reduce el riesgo de
formación de tumor y puede retrasar la detección de una masa (Scherck M. A. y cols.,
2013).
En cuanto al uso de un tipo de vacuna frente a otro para reducir el riesgo de FISS, varios
autores coinciden en que, en este momento, no hay información suficiente para hacer
recomendaciones definitivas (Scherck M. A. y cols., 2013; Kass P. H., 2018). Esta
decisión se basa en que los estudios existentes se refieren a la inflamación que se
produce en el sitio de infección debido a las vacunas, pero no están realizados sobre la
evolución de dicha inflamación a un tumor. Hay que tener en cuenta que tal conexión
causal, entre la inflamación postvacunal y la formación de un tumor, permanece hasta
nuestros días como una conjetura, especulación e hipótesis, y hasta que esa conexión
pueda establecerse firmemente, tales investigaciones son cuestionables (Kass P. H.,
2018).
Sí que existe un estudio que encuentra diferencias significativas entre el uso de vacunas
recombinantes e inactivadas con el desarrollo de FISS, teniendo mayor riesgo de
provocar este sarcoma las segundas. Pero también se demostró en dicho estudio que
ninguna vacuna o inyección de compuestos de acción prolongada como por ejemplo
glucocorticoides, estaba libre de riesgo de desarrollar FISS (Srivastav A. y cols., 2012).
44
Inmunización activa en gatos.
5. REFLEXIÓN CRÍTICA
Para comenzar este apartado, se debe mencionar la amplitud del tema que se ha
abordado en este trabajo. Conlleva una gran dificultad investigar y plasmar en el texto
lo descrito sobre cada enfermedad y las vacunas existentes para ellas, además de sentar
las bases fisiológicas de la inmunología, todo con la limitación de páginas que existe
para los Trabajos de Fin de Grado. De esta forma, ha sido necesario restringir la
amplitud de los primeros puntos, que podrían, claramente, haber sido de mayor
extensión.
En cuanto a las vacunas específicamente, hay aún enfermedades para las que hay que
recorrer un largo camino hasta encontrar la vacuna ideal, y hay otras en las que se esta
muy próximo a ello, como son la panleucopenia felina y la rabia. Las vacunas para estos
dos procesos son estables, relativamente económicas, homogéneas, con almacenamiento
de larga duración, proporcionan una respuesta inmune esterilizante, tienen una DOI
larga y, finalmente, cuentan con una cantidad de efectos adversos asumible. Pero aún se
puede aspirar a más y pretender, no sólo que existan estas vacunas eficaces, sino que
lleguen a toda la población para intentar erradicar estas enfermedades.
45
Inmunización activa en gatos.
menor cantidad demostrada de virus latente, menor cantidad de signos clínicos y, con
todo ello, menor posibilidad de contagio al medio.
Basándonos en los estudios actuales, existe aún duda de la eficacia de las vacunas FeLV
recombinantes vectorizadas en el virus canarypox, siendo recomendable seguir
utilizando el resto de vacunas que existen contra esta enfermedad.
En el caso del FIV, empiezan a ser similares los pros y los contras para el uso de la
vacuna actual. Existen pruebas serológicas discriminatorias y, frente a algunos subtipos,
la protección es muy alta por lo que, dependiendo de la zona geográfica (si existen
estudios de prevalencia para dichos subtipos) podría disponerse de una vacuna muy
eficaz, siendo en el peor de los casos la eficacia del 40%.
Finalmente, con la vacuna contra el PIF sigue existiendo la posibilidad de infectar a los
gatitos con FCoV. A día de hoy, no existe otra medida para impedir dicha infección que
el destete temprano y, aún así, sin que exista ninguna garantía de ello. De esta forma, la
vacunación sólo sería posible si las pruebas de diagnóstico de FCoV fueran negativas.
- Vacunar con la cepa específica de la zona consiguiendo así mayor eficacia vacunal
sobre todo en el caso del calicivirus.
46
Inmunización activa en gatos.
Al igual que con la rabia, y con respecto a la panleucopenia felina, se deberían vacunar
todos los gatos, tanto domésticos como callejeros. Además, se deberían realizar más
estudios de prevalencia para detectar las zonas de mayor riesgo y controlar así la
diseminación de la enfermedad, así como implantar los refuerzos vacunales más
distanciados en el tiempo (hasta 7 años).
Las vacunas frente a la leucemia felina aún tienen resultados muy diferentes entre
publicaciones y algunas son de dudosa fiabilidad, por lo que habría que hacer estudios
para tener mayor certeza de qué tipo de vacunas son más eficaces.
Finalmente, sería de interés continuar con el estudio sobre las vacunas por vía
intranasal, que en calicivirus y herpesvirus provocan una inmunidad más robusta, y
cuya eficacia aún está por investigar a fondo.
47
Inmunización activa en gatos.
7. CONCLUSIONES
3.- Existen muchos factores a tener en cuenta para la efectividad de las vacunas y
muchos de ellos dependen exclusivamente del control veterinario, por lo que hay que
estudiar y actualizar los protocolos de vacunación regularmente.
4.-Cada vacuna y cada gato presentan unas características particulares que hacen
obligatorio el individualizar los protocolos de vacunación para ajustarlo a las
necesidades de cada población felina.
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Inmunización activa en gatos.
8. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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FISS: Feline Injection Site Sarcoma: sarcoma felino del sitio de inyección.
IN: Intranasal.
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