Cofradia de Negros
Cofradia de Negros
Cofradia de Negros
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Santo, a los que no podían acceder los plebeyos. La Cofradía de la Veracruz
estaba dedicada a exaltar la Cruz de Cristo, celebrándose sus fiestas en mayo
y septiembre de cada año.
Entre los siglos XV y XVI, surge la necesidad de ofrecer una visión sencilla de
la religión, acercando al vulgo las esferas de lo divino y lo humano, para una
menor comprensión de los misterios de la Fe.
La Cofradía de la Veracruz une pronto sus actividades a la atención de la salud
pública, porque resulta siendo un mecanismo adecuado de recaudación de
fondos. De esta manera, las primeras cofradías tienen bajo su dependencia
Hospitales de Salud u Hospitales de la Piedad, donde a su vez estaba situada
la Iglesia de la Santa Cruz. Durante las procesiones de Semana Santa, solía
ubicarse un cófrade en la puerta del Hospital, para pedir aportes económicos o
limosnas para la salud pública de las villas.
Es importante anotar que estas primeras cofradías eran impulsadas y
sostenidas, sobre todo, por artesanos asociados en gremios.
Después de la Cofradía de la Vera Cruz, se cuentan las Cofradías del Santo
Entierro y la de Jesús Nazareno.
Poco a poco, los actos de contrición que significan las procesiones, se
confunden con actos populares en los que el pueblo llano cristaliza sus
expresiones de fe en costumbres, gastronomía y folklore. Se indica que en
Palma de Mallorca, España, existen a la fecha más de doscientas cofradías de
penitentes, cuyo origen se remonta al San Crist de la Sang, es decir, la Sangre
de Cristo. En el año de 1456, el Rey Alfonso el Magnánimo, autorizó la reunión
de las cofradías que sustentaban centros de salud, en un solo centro sanitario,
con una iglesia dedicada a la Anunciación de Nuestra Señora y que dependía
directamente del Papa de Roma.
COFRADIA DE NEGROS
Por el carácter de la sociedad de entonces y por disposiciones de gobierno, los
negros eran parte de una sociedad inferior o plebeya y por lo mismo impedida
de organizar cofradías religiosas.
Sin embargo, cuando en el año de 1246, el Rey Fernando III de Castilla y León
emprendió la conquista de la Muy Noble y Muy Leal ciudad de Sevilla en poder
de los moros, aconteció que ciertas iglesias hispalenses tenían bajo su amparo
a grupos de negros que tenían capilla y ermita dedicada a Nuestra Señora de
Gracia, vulgarmente conocida como de los Ángeles. Se dice que una de esas
cofradías habría sido fundada antes del año 1400, y tenía por oficio celebrar su
estación el Viernes Santo, en horas de la mañana.
La historia relata que “la cofradía de la Fundación o de los Ángeles, que es la
de los negros, tiene probada y documentada su creación en el año 1400 o
algunos antes”1. Otro autor, González de León 2, escribe: “… la hermandad del
Santísimo Cristo de la Fundación, o de los Negritos, tuvo principio por los años
de 1400. Esta corporación, fundada por D. Gonzalo de Mena, Arzobispo de
Sevilla, no reconoció otro objeto que el amparo y socorro de los negros, clase
por lo común pobre y desvalida, para cuyo efecto les hizo dicho Arzobispo una
2
casa hospital. Con suerte varia continuó esta hermandad hasta la mediación
del siglo XVI, en el que estando sin duda perdida se restableció de nuevo bajo
el instituto de Cofradía de disciplina, como aparece de su regla”.
Como puede advertirse de la cita, la hermandad de los negros, nacida así por
imperativos de protección, se convirtió en cofradía con casa- hospital,
siguiendo la suerte de otras entidades similares, cuya existencia, además de
carácter espiritual, estaba ligada a la asistencia pública.
COFRADIA DE NEGROS EN LA VILLA DE SAN FELIPE DE AUSTRIA
Debo aclarar que este trabajo es apenas una aproximación al tema, ya que sin
duda es menester profundizar su estudio sobre todo si las noticias sobre él son
muy escasas.
Un documento muy singular y por lo mismo valioso 3, nos ilustra que en los
inicios de la Villa de San Felipe de Austria, hoy ciudad de Oruro, pese a las
prohibiciones reales de conceder muchas gracias a los negros, se fundó y
estableció una Cofradía de Negros Libres u Horros que habitaban la Villa,
siguiendo- paradójicamente- las mismas orientaciones de los negros de Sevilla.
Es un documento bastante extenso, de 16 hojas, escritas por ambos lados, que
trasunta el protocolo de una escritura pública suscrita en 22 de noviembre de
1610 años. El cuerpo principal registra una escritura pública compuesta de dos
partes: una primera de 13 cláusulas, relativa a la ubicación de la capilla y otras
obligaciones religiosas, y otra de 32 cláusulas referente a la propia constitución,
deberes, atribuciones y obligaciones de los cófrades. Mediante esta escritura,
los señores Mateo de Loviano, Bartolomé de Placencia, Pedro de León y
Antonio de Ulloa, declarando ser de color morenos y mulatos, vecinos y
moradores de esta Villa, por sí y en nombre de los demás de su nación,
conciertan la fundación de una Cofradía y fábrica de capilla en el Convento de
Nuestra Señora de las Mercedes (actual Iglesia de San Francisco, calle Bolívar
y Soria Galvarro, zona central de la ciudad), a devoción de la Virgen María y
advocación de Nuestra Señora de la Visitación, con motivo de su visita bíblica a
su prima Santa Isabel.
De la lectura del documento se extrae que ya en fecha 2 de julio de ese año, el
Reverendo Padre Fray Francisco Guerrero, Comendador de la Orden de
Nuestra Señora de las Mercedes, cuyo convento habría fundado poco antes,
trató y conversó con los principales antes nombrados de aquella nación negra,
acerca de la conveniencia de fundar una COFRADIA DE ENTIERRO en dicho
convento, para todos aquellos que quisiesen entrar como hermanos,
conociendo y reconociendo que como seres mortales necesitaban del servicio
religioso y de los favores que podía brindarles la bendita Virgen María. De esta
manera, persuadidos de la propuesta y declarando que eran devotos de
Nuestra Señora de la Visitación desde mucho tiempo atrás, en fecha 5 de
octubre de 1610 tratan el tema y formulan una petición ante el maestro Luis de
los Santos, cura y vicario de la Villa de San Felipe de Austria, cuyo tenor
principal dice lo siguiente:
“Bartolomé de Placencia y Mateo de Loviano y Pedro de León y Antonio de
Ulloa y Domingo de Silva y Pascual de Mena y Leonor de Trexo y Geroma
3
Hernández y Ana María Hernández y María Gonzales, morenos y mulatos por
nos y en nombre de los demás hermanos y hermanas cofrades decimos que
nosotros tenemos tratados de fundar a honra de Dios Nuestro Señor y su
bendita madre, una cofradía nombrada Nuestra Señora de la Visitación a dos
de julio en el convento de Nuestra Señora de las Mercedes desta Villa de San
Felipe de Austria, guardando como hemos de guardar las constituciones de
que hacemos presentación. A VM pedimos y suplicamos mándesenos de
licencia para que la podamos fundar y pedir limosna señalándonos el día que
la habemos de pedir para el ornato de la dicha cofradía y pedimos justicia…” A
continuación se registra la licencia otorgada por el Sr. Vicario, quien señala los
días domingos del año para pedir limosnas.
Posteriormente, al llamado de campana teñida según era costumbre en la Villa,
el día seis de noviembre de 1610, se reúnen los fundadores de la cofradía más
los religiosos del convento, entre ellos el Comendador Fray Francisco
Guerrero, fray Andrés de Mendoza, fray Domingo de Sarza, todos ellos frailes
profesos y conventuales, para materializar la fundación como así se hace en
efecto. Asimismo, los cófrades se comprometen a construir su capilla dentro de
cuatro meses de la fecha de fundación.
La escritura en cuestión es bastante larga y merecerá un estudio más detallado
en posterior ocasión, por lo que ahora se rescata lo más sobresaliente:
En la cláusula primera se describe físicamente el lugar donde debía erigirse la
capilla. Así, se compromete la donación a título gratuito de un lugar dentro de la
iglesia del convento para la construcción de la capilla y demás servicios. Se
manifiesta que ese sitio debía estar ubicado al lado de la epístola 4, que estaba
al lado derecho como se entre por el portón principal de la iglesia. Paras mayor
referencia, se indica que dicha capilla, debía estar cerca de la que tenían los
naturales, a devoción de Jesús Nazareno, paren en medio. En ese lugar debía
construirse la capilla y sitio de entierro de los fundadores y veinticuatros5 de la
cofradía. Debía constar de un hueco de 30 pies de longitud dirigido hacia el
cuerpo principal de la casa del convento, por 21 pies de hueco desde el lienzo
de la capilla de los naturales a la capilla del altar mayor, más 8 pies de hueco
“que les queda fuera de su capilla a los naturales en la testera della y el largo
que tiene de techero la capilla de los dichos naturales donde hagamos
nuestras sacristía y tengamos el servicio que convenga a nuestra capilla…”
La capilla debía estar construida con una pared, cuyo grosor fuese de dos
adobes juntos colocados en treinta y dos hileras o “yladas” de alto, como dice
el documento, sin tomar en cuenta la longitud de los cimientos.
En la cláusula segunda se añade que dentro de la capilla debían abrirse dos
tabernáculos, sin duda para las imágenes sacras de su cofradía, así como
tener al pie de sus altares, lugar de entierro de los cuatro fundadores, sus
mujeres e hijos, así como para los demás herederos que tuvieren. Los altares y
entierros debían estar en los dos lienzos de la capilla, indicando así a las dos
paredes laterales. A cambio de esta donación, la cofradía debía entregar
cincuenta pesos de renta cada año.
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En las cláusulas siguientes, se hace relación de un espacio aledaño a la capilla
y hacia el cuerpo de la iglesia, consistente en ocho pies de longitud y por todo
el frente de aquélla, para que puedan sentarse los cófrades y celebrar las
vísperas y fiesta de la Visitación; así como la obligación que tuvieran los
religiosos de la orden de ofrecerles las misas cantadas y otros oficios
religiosos, con diácono y sub diácono. Igualmente, durante la fiesta de la
cofradía, debían permitírseles recibir confesiones y otros jubileos o “boletos de
ánima”, cobrando a cambio cierto dinero para la sustentación de su
hermandad.
Puntualmente se consignan otras obligaciones religiosas, especialmente con
motivo del entierro de difuntos pertenecientes a la cofradía, como misas
cantadas con el cuerpo presente, recorridos del difunto con cruz alta hacia el
cementerio de la iglesia, mientras en la puerta de ella los padres de la orden
puedan cantar los responsos necesarios e ínterin se escuche el doblar de las
campanas., Similar tratamiento debía hacerse a los españoles muertos que en
vida deseasen ser enterrados en aquel lugar. Asimismo, no se les debía obligar
a llevar cosa alguna con motivo de los entierros en la capilla ni por abrir las
sepulturas, excepto las limosnas acostumbradas.
En partes finales, se deja establecido que debía existir un capellán encargado
de recibir las confesiones de los cófrades, cada vez que pudieren o tuvieren
necesidad. Y si algún hermano o hermana estuviera muy mal de salud,
acudiera un religioso para prestarle los sacramentos debidos.
Por último, se declara que los días de Jueves Santo y Viernes Santo,
corresponda a dos hermanos o hermanas permanecer en vela con dos cirios
encendidos desde que se encierre el cuerpo de Nuestro Señor, hasta que se
desencierre.
Las cláusulas constitutivas son aún más interesantes, como sigue en lo más
sobresaliente:
En primer lugar, se deja estipulado que los cabildos y juntas de los fundadores
y veinticuatros de la Santa Cofradía, se realicen necesariamente dentro del
convento o dentro de la capilla.
Luego, se regulan ciertos procedimientos para la elección de una reina de la
cofradía, mayoral, mayordomas, diputadas, alférez, procurador y otros cargos,
que debían ser cadañeros y cadañeras 6, y registrarse en el libro de cabildo y
fundación de la cofradía. Este libro debía estar guardado en la caja de bienes,
la cual debía tener tres llaves, teniendo una el prioste de la cofradía y cada
mayordomo las restantes.
Más adelante, se expresa: “Que los que hubieren de entrar en la dicha cofradía
por veinticuatro, ansí hombres como mujeres, hayan de ser morenos mulatos,
morenas mulatas combayges y cambaygas, los cuales ande ser criollos o
nacidos y criados en España o en las yslas Española, Cartagena, México y
Panamá, y siendo Congos, Angolas o de Guinea, no los reciban por
veinticuatros sino tan solamente por hermanos y hermanas sencillas”.
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En cláusulas siguientes, se deja establecido que los negros o morenos de
Guinea, siendo de razón y virtud reconocidas, se les admita únicamente como
hermanos o hermanas, sin derecho a voz en los cabildos ni ejercer ningún
cargo. Similar tratamiento se estipula para españoles cuarterones o
montañeses, por las desinteligencias que pudiera haber entre ellos y los
hermanos, pudiendo recibírseles únicamente como hermanos sencillos sin
votos ni mando. Y de limosna se permita de ellos una libra de cera y dos pesos.
Se otorga una gran importancia a la aportación de ceras, a la que estaban
obligados sobre todo los fundadores y veinticuatros, los cuales debían portarse
con ocasión de la fiesta, Asimismo, se ordena que todos los domingos primeros
de mes, se digan en la capilla de la cofradía una misa cantada con su responso
para los hermanos difuntos, para lo cual deben concurrir los cófrades con su
respectiva cera.
Se regula que los días de Jueves y Viernes Santo, se haga dentro de la capilla
un monumento con las ceras encendidas. Se aclara que el monumento en
realidad corresponde a la imagen física del Señor, encerrado en su caja, a
donde debían acudir los veinticuatros con andas y ceras encendidas. De otro
lado, con ocasión de las fiestas de la Madre de Dios, se enciendan en el altar
mayor de la iglesia cuatro velas de cera mientras se diga la misa.
A quienes incumplan estas obligaciones, sobre todo si son veinticuatros, así
como no concurran a los entierros de los hermanos cuando fueren llamados,
los priostes y mayordomos apliquen las sanciones correspondientes
consistentes en el pago de una misa. En caso de que algún hermano cófrade
hubiera muerto fuera de la jurisdicción de la Villa y de tal acontecimiento se
enteraren, se ofrezca una misa cantada con vigilia, responso y doble ofrenda
de cera, pan y vino, todo a cargo de la cofradía.
Firman y se registran con cargos, las siguientes personas: Mateo de Loviano,
fundador; Bartolomé de Placencia, fundador; Pedro de León, fundador; Antonio
de Ulloa, veinticuatro; Joan de Gaona, veinticuatro; Joan Ortega, Pascual de
Mena y Domingo de Silica, así como Leonor de Trejo y Geroma Hernández y
Ana María, su hija, fundadoras.
PRINCIPAL RAZON QUE OBLIGO A LA FUNDACION
La escritura contiene una parte conclusiva que es muy ilustrativa respecto al
verdadero motivo que impulsó a los religiosos a permitir la fundación de una
cofradía de negros. Dice así:
“Y porque estando como estamos la una y otra parte como por mejor en lo
susodicho ansí la del dicho convento comendador frailes y religiosos del, por la
utilidad quedello se le sigue ansí porque este convento está recién fundado en
esta dicha Villa, y tan pobre que no tiene hasta agora vienes ni renta alguna
sino solamente la limosna que cada día pide y junta uno de los religiosos della
entre los vecinos y moradores con que nos sustentamos como porque de
acetar esta cofradía y su institución y fábrica de capilla y lo demás contenido
en las condiciones constituciones suso incorporadas es dar principio de
llamamiento a que se tenga devoción al dicho convento por otras muchas
personas especialmente guie los fundadores della y sus hijos y otros muchos
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mulatos y negros horros perseverando en esta devoción en su entierro y capilla
acrecientan las limosnas y hacen e instituyen en nuevas capellanías, todo en
servicio de Dios Nuestro Señor y su Santísima Madre y bien de esta dicha
como la de nos los dichos fundadores movidos del servicio de Nuestro Señor
Jesucristo y de la sacratísima Virgen nuestra señora abogada por dejar para
nosotros y nuestros hijos y para los demás de nuestra color memoria loable
entre todos, provocándoles esta devoción santa para que con ella todos
procuren salvarse…”
Adicionalmente se puede decir, que uno de los fundadores de la cofradía,
Mateo de Loviano, fue un singular personaje sobre cuya vida se tienen datos
desde cuando menos la fundación de la Villa, pues el sacerdote que ofició la
misa, tenía su morada en una de las tiendas que aquél poseía en la Plaza de
Armas de entonces, las cuales eran seis y se expendía en ellas productos de
masa cocida, tanto que Loviano se identifica como de oficio pastelero. Esto
significa decir que era un personaje que contaba con considerables ingresos
económicos, incluso tendría una mina en el cerro de San Cristóbal de la Villa, y
otras muchas historias de él que en otro trabajo podrán recogerse.
CONCLUSION
Por todo lo que acaba de decirse, que en realidad es apenas un resumen, se
infiere que las cofradías religiosas surgen como un afán del hombre de
patentizar sus valores espirituales, generalmente de carácter penitente, frente a
los continuos peligros, penurias y calamidades a los que se halla expuesto,
trasunto permanente del sufrimiento y Pasión de Cristo.
También se tiene noción del estado sobre todo económico en que se
encontraba la Iglesia de La Merced en aquellos tiempos, cuando se dice que
fue recientemente fundada a la creación de la cofradía; además se consigna
algo que entonces fue recurrente sobre todo para quienes llegaban a estas
tierras provenientes de otros sitios, en especial de Europa, como fue la
costumbre de ser enterrados cerca o en el interior de las iglesias cristianas, de
cuya circunstancia se tienen notables ejemplos en el territorio orureño.
Otro dato interesante, es que entre los propios negros de la época, existía
cierta distinción o lo que en términos actuales conocemos como discriminación.
En la nombrada Cofradía, si bien eran aceptados como hermanos simples,
negros provenientes de los países como Congo, Angola o Guinea; sin
embargo, no podían acceder a ciertos privilegios, como tampoco los llamados
españoles cuarterones, es decir, en la América colonial, los nacidos de mestizo
y española o de español y mestiza, como reflejando un prurito de raza o de
origen natural.
Lo dicho igualmente nos permite señalar que desde Sevilla a Oruro, en su
tiempo colonial, queda una especie de cordón umbilical que une una misma
concepción cristiana materializada en una devoción mariana. Podría generarse
una serie de comentarios y aún polémicas respecto a la revalorización que se
otorga a la figura femenina de la Madre de Cristo, en lugar de éste
propiamente. Pero, aún con la esperanza de profundizar esta materia, queda el
dato histórico de que en los inicios de la otrora Villa de San Felipe de Austria,
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se fundó y construyó una cofradía de negros y para negros, bajo el amparo de
la iglesia católica, pese a que una actitud así era poco menos que inaceptable
en aquellos tiempos por la condición en que se hallaban los negros, la mayoría
de ellos esclavizada, acaso como una respuesta contestataria a la aparente
apatía religiosa de los demás moradores y único modo de lograr la
manutención del entonces Convento y luego iglesia de la Merced, hoy San
Francisco.
NOTAS:
1.- “Hermandad de los Negritos”. Google. com.
2.- Misma fuente citada.
3.- Archivo Judicial de Oruro, Corte Superior de Justicia. Clasificación: Registro
12/1610, folios 1667 y sgts.
4.- Púlpito o plataforma desde donde se solían leer las epístolas o cartas
doctrinales del Nuevo Testamento, durante el oficio de las misas.
5.- Oficiales o cierto tipo de autoridades.
6.- Cada año.