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Cauchy-Schwarz y el principio de incertidumbre

Fernando Chamizo

30 de enero de 2019

Diálogos del fı́sico desaforado y la matemática indolente

FD–¡El principio de incertidumbre es alucinante! En fı́sica cuántica sabemos probar matemáti-


camente –no te quejarás– que es imposible medir simultáneamente la posición y el momento.
MI–No vamos a discutir como siempre acerca de lo que significa “probar”. Creo que los dos
estaremos de acuerdo en que algo es una prueba dependiendo de lo que te creas.
FD–Por supuesto, tú no podrı́as probar el teorema de Pitágoras si no te crees los axiomas de
Euclides. De hecho hay geometrı́as alternativas, como bien sabes, en las que conviene cambiarlos y
entonces el teorema no es cierto. Por ejemplo, los triángulos curvos trazados sobre una superficie
esférica como la Tierra, útiles desde hace mucho para la navegación, no cumplen el teorema.
MI–Imagina que uno de los axiomas que supones es que el cuadrado de la hipotenusa menos el
cuadrado del cateto menor da el cuadrado del cateto mayor. Demostrarı́as el teorema muy fácilmente.
FD–Eso serı́a trampa, porque creerse tal cosa es tan difı́cil como creerse el teorema.
MI–Donde quiero llegar es que lo que me parece alucinante del principio de incertidumbre es la
interpretación de posiciones y momentos que dieron nuestros primeros padres cuánticos: Bohr, Born,
Heisenberg y otros incluyendo a Schrödinger y von Neumann que metieron muchas matemáticas en
ello.
FD–Realmente Born, Heisenberg y Jordan representaron posiciones y momentos con matrices
infinitas, una representación que pronto quedó obsoleta.
MI–Sı́ y su prueba era complicada y un poco dudosa. Lo que afirmo es que una vez que te crees
la interpretación de los textos actuales básicos, la prueba matemática del principio de incertidumbre
es prácticamente la desigualdad de Cauchy-Schwarz.
FD–Siempre tengo la impresión de que no solo estás amargada sino que quieres amargar a todo
el mundo. Seguro que el principio de incertidumbre será menos bonito después de que me expliques
todo esto.
MI–Me temo que te estás pasando a la zona oscura, ya empieces a pensar que menos matemáticas
equivale a menos bonito.
FD–¡Ufff, eres una lianta! A veces me parece que los matemáticos creéis en dos mundos irre-
conciliables, el mundo real imperfecto donde ocurren desastres naturales y reina el caos y el mundo
matemático perfecto, casi el de las ideas platónicas, mientras que los fı́sicos teóricos pensamos que
solo hay un mundo y está regido por leyes escritas en lenguaje matemático. ¿No es eso más positivo?

1
1. Cauchy-Schwarz a lo fácil
Comencemos viendo una prueba de la desigualdad de Cauchy-Schwarz distinta de la que habrás
visto en clase, una prueba algebraica. Un momento, ¿no era la de clase ya algebraica? Sı́, pero esta
va a ser más algebraica en un sentido pedestre de la palabra porque solo involucra polinomios. En el
caso de Rn se reduce a la identidad de Lagrange
X X X 2 1 X X
2 2
(1.1) xi yj = xi yi + (xi yj − xj yi )2
2
i j i i j

donde i y j se mueven, digamos, entre 1 y n. En notación vectorial, para ~x, ~y ∈ Rn esta identidad
nos dice k~xk2 k~y k2 = ~x · ~y )2 + algo positivo que implica la desigualdad de Cauchy-Schwarz para el
producto escalar de Rn . Un producto escalar en un espacio vectorial de dimensión finita sobre R
siempre se reduce al usual con un cambio de coordenadas que pase a una base ortonormal. Por tanto
a partir de (1.1) se tiene la desigualdad en espacios euclı́deos reales cualesquiera de dimensión finita:
(1.2) k~xkk~y k ≥ |h~x, ~y i|.
Una prueba de (1.1) se sigue simplemente desarrollando el último cuadrado para obtener que el
doble sumatorio es
X X X X X X X X X 2
(1.3) x2i yj2 + yi2 x2j − 2 x i yi x j yj = 2 x2i · yi2 − 2 x i yi .
i j i j i j i i i

Hay también una variante compleja de la identidad de Lagrange:


X X X 2 1 XX 2
(1.4) |xi |2 |yj |2 = x̄i yi + xi yj − xj yi
2
i j i i j

donde la barra indica el conjugado. La prueba de (1.4) es similar a la de (1.1) desarrollando el


2
cuadrado xi yj − xj yi como xi yj − xj yi por su conjugado. Con ello tenemos (1.2) también para
espacios vectoriales sobre C.
En R3 con el producto escalar usual, lo que dice (1.1) es
(1.5) k~xk2 k~y k2 = |~x · ~y |2 + k~x × ~y k2
donde ~x × ~y es el producto vectorial. A fin de cuentas, lo que está detrás de esta igualdad es
cos2 + sen2 = 1. Si tienes el superpoder de visión en n dimensiones, geométricamente lo que dice (1.1)
es algo similar a (1.5) reemplazando k~x × ~y k por el área del paralelogramo que determinan ~x e ~y .

2. Una desigualdad de incertidumbre


A través de (1.1) nos percatamos de que las expresiones xi yj − xj yi son las que alejan (1.2) de ser
una igualdad en Rn . Si disponemos de una cota inferior para la suma de sus cuadrados, tendremos
también una cota inferior para el producto de las normas. Con fórmulas:
XX 2 1
(2.1) xi yj − xj yi ≥ λ ⇒ k~xk2 k~y k2 ≥ λ.
2
i j

2
Geométricamente, en R3 significa que el producto de las longitudes de dos vectores no puede estar
nunca por debajo del modulo del producto vectorial, que es el área. Si xi yj − xj yi = 0 para todo
i, j ∈ {1, 2, 3}, el producto vectorial se vuelve conmutativo, y nulo, lo cual ocurre cuando los vectores
son proporcionales. En ese caso no hay restricción para el producto de las longitudes.
Lo que vamos a ver es una variante de esta idea que involucra aplicaciones lineales (matrices)
y la conclusión será que a no ser que dos aplicaciones conmuten, tendremos una cota inferior para
el producto de ciertas normas. En la aplicación más famosa esas normas son las “precisiones” con
las que se pueden medir posición y momento en mecánica cuántica y la existencia de una barrera
inferior se traduce en que una gran precisión (norma pequeña) en una de estas magnitudes implica
en una gran imprecisión (norma grande) en la otra.
Supongamos que trabajamos en un espacio vectorial V sobre C y consideremos dos aplicaciones
lineales hermı́ticas (autoadjuntas) A, B : V −→ V . Es decir, identificando A y B con sus matrices en
una base ortonormal, son matrices iguales a sus complejas conjugadas traspuestas. Si es la primera
vez que oyes hablar de matrices hermı́ticas quizá te convenga pensar que estamos en Cn con la base
canónica y el producto escalar usual.
Dado ~v ∈ V , definimos ~x = A~v , ~y = B~v . Usando que son hermı́ticas, h~x, ~y i = h~v , AB~v i, lo cual
se puede escribir como

(2.2) 2h~x, ~y i = h~v , {A, B}~v i − ih~v , i[A, B]~v i



con i = −1 donde {A, B} = AB + BA y [A, B] = AB − BA, unas notaciones que emplearás hasta
la saciedad en cursos superiores de fı́sica. Es fácil ver que {A, B} e i[A, B] son también hermı́ticas.
Ahora bien, si C es hermı́tica h~v , C~v i ∈ R porque h~v , C~v i = hC~v , ~v i = h~v , C~v i. Por tanto, cada uno
de los productos escalares del segundo miembro de (2.2) son reales y se tiene tomando módulos al
cuadrado
2 2
(2.3) 4 h~x, ~y i ≥ h~v , [A, B]~v i .

Aplicando la desigualdad de Cauchy-Schwarz, el primer miembro es menor que 4kA~v k2 kB~v k2 y se


concluye
1
(2.4) kA~v kkB~v k ≥ h~v , [A, B]~v i .
2
De este modo, si A y B no conmutan tenemos una cota inferior no trivial para el producto de las
normas que constituye el primer miembro. Como [A, B] es invariante al cambiar A 7→ A − µI con I
la identidad y µ ∈ R (con ello la aplicación sigue siendo autoadjunta), y lo mismo con B, sin esfuerzo
adicional, (2.4) se generaliza a
1
(2.5) kA~v − µ1~v kkB~v − µ2~v k ≥ h~v , [A, B]~v i para cualesquiera µ1 , µ2 ∈ R.
2
Si repasas la prueba de (2.5) verás que es fácil, poco más que Cauchy-Schwarz. Sı́, puedes afirmar
que es rara pero los pocos pasos de que consta se siguen sin dificultad. Pues bien, (2.5) incluye el
principio de incertidumbre habitual y otros muchos. Lo difı́cil no es creerse esta desigualdad sino que
posiciones y momentos tengan algo que ver con operadores hermı́ticos.

3
3. Teniendo fe en el diccionario cuántico
Los estados de los sistemas fı́sicos se representan por funciones que toman valores complejos,
llamadas funciones de onda muchas veces denotadas como Ψ. En situaciones simples, la Ψ que
representa una partı́cula es una función de (x, y, z) y del tiempo t. Este último en lo que veremos se
puede considerar fijo y por tanto nos olvidaremos de él. Para simplificar nos R centraremos R ∞en el caso
unidimensional y ası́ tendremos Ψ = Ψ(x) en lugar de Ψ = Ψ(x, y, z) y significará −∞ si no se
dice lo contrario. No indicar los lı́mites de integración deja la puerta abierta a que pongamos R3 u
otras cosasR cuando seamos mayores. Las funciones de onda interesantes fı́sicamente son aquellas que
cumplen |Ψ|2 = 1 y ası́ lo supondremos.
Hasta ahora, en los cursos de fı́sica el estado una partı́cula en un instante fijo venı́a dado por
un punto (posición) y una velocidad (o mejor un momento). ¿Qué sentido tiene representarlo ahora
mediante una función? No es que lo diga yo ni el telediario, es que lo dijo Schrödinger. Y esto es
solo el principio. En esta sección enciende tu varita de incienso, relájate y si te crees el diccionario
psicodélico que traduce conceptos fı́sicos básicos a matemáticas superiores, te creerás en un santiamén
el principio de incertidumbre. Cuando te pongas rebelde, pasa a la siguiente sección.
Se llaman operador posición y operador momento a los operadores A y B que actúan sobre las
funciones de onda de la siguiente forma:
d
(3.1) A : Ψ 7−→ xΨ y B : Ψ 7−→ −i~ Ψ
dx

donde ~ ≈ 1.0546 · 10−34 J · s es la constante de Planck normalizada e i es el i = −1 de toda
la vida. En fı́sica se suele escribir x̂ y p̂ en lugar de A y B. Ası́ el operador posición aplicado a
2 2 2
e−πx /2 da xe−πx /2 y el operador momento sobre la misma función de ondas da πi~e−πx /2 ¡Toma
ya! ¡Ahora posición y momento son operadores que pasan unas funciones a otras! Dijimos que ı́bamos
a relajarnos, ası́ que sigamos con un poco de matemáticas. Estos operadores son aplicaciones lineales
cuando metemos las funciones de ondas en un espacio vectorial de funciones porque A(Ψ1 + Ψ2 ) =
A(Ψ1 ) + A(Ψ2 ), A(λΨ) = λA(Ψ) para λ ∈ C y lo mismo con B. Los espacios de funciones tienen
habitualmente dimensión infinita por lo cual no es muy buena idea intentar representar A y B con
matrices1 .
Sı́, ya sé que no te lo quitas de la cabeza. ¿Cómo convencer al que pone los carteles en la carretera
de distancias y lı́mites de velocidad que lo que está midiendo son operadores? El truco está en que,
si te fı́as de los padres fundadores de la mecánica cuántica, lo que uno ve en el mundo macroscópico
es una especie de promedio de estos operadores para la función de ondas del sistema considerado.
Esta posición media y momento medio son
Z Z
d
(3.2) x̄ = x|Ψ|2 y p̄ = −i~ Ψ̄ Ψ
dx

donde Ψ̄ significa el conjugado de Ψ mientras que las barras encima de x y p son, por supuesto,
notación, una forma común de referirse a promedios. En el mundo subatómico, las mediciones de
1
En el futuro verás que las funciones de ondas que representan el espı́n son un caso amable de dimensión finita en
el que aparecen unas matrices 2 × 2 famosas, llamadas matrices de Pauli.

4
posiciones y momentos pueden dar cualquier cosa (demasiado tarde para pedir y el libro de reclama-
ciones a los padres fundadores) y x̄ y p̄ son realmente la media de esas mediciones. En esta situación
de resultados incontrolados, se vuelve relevante la desviación tı́pica: cuán lejos se separan normal-
mente las medidas de los promedios. Una desviación tı́pica pequeña significa que el promedio es muy
orientativo mientras que cuando es grande se tiene una gran dispersión en las mediciones. Pues bien,
el cuadrado de la desviación tı́pica, la varianza, para la posición y el momento viene dada por los
formulones
Z Z
2 2 2 2 d 2
(3.3) σx = (x − x̄) |Ψ| y σp = − i~ Ψ − p̄Ψ .
dx
Lo primero recuerda un poco a la fórmula de la varianza que quizá hayas visto en los cursos de
estadı́stica pero lo segundo no demasiado.
Fin de la psicodelia. Definamos el producto escalar2
Z
(3.4) hf, gi = f¯g

en el espacio vectorial sobre C generado por todas las funciones de onda que usemos. La norma
1/2
|f |2
R
asociada es kf k = y las fórmulas anteriores se escriben de manera bastante simétrica:

(3.5) x̄ = hΨ, AΨi, p̄ = hΨ, BΨi, σx = (A − x̄ Id)Ψ , σp = (B − p̄ Id)Ψ

con Id el operador identidad. No te dejes engañar por este aparente orden en el caos, los formulones
(3.2) y (3.3) vienen de estas fórmulas y no al revés. Notemos además que

d d
(3.6) [A, B]Ψ = x · (−i~) Ψ − (−i~) (xΨ) = i~Ψ.
dx dx
Entonces (2.5) con ~v = Ψ nos da3

~
(3.7) σx σp ≥
2

que es el principio de incertidumbre y se deduce una limitación diminuta, pero relevante en rangos
subatómicos, para la precisión al medir simultáneamente posición y momento. Según (2.5), la culpa
de esta limitación recae en la falta de conmutatividad de A y B y por ello en [A, B]Ψ = i~Ψ. En
fı́sica se suele escribir esta última fórmula como

(3.8) [x̂, p̂] = i~

y se le llama relación de indeterminación.


2
Con la notación del curso el producto escalar debe ser f ḡ en lugar de f¯g pero exigir la linealidad en el segundo
R R

argumento está tan extendido en fı́sica que no me atrevo a cambiarlo.


3
¿No habı́amos hecho todo en dimensión finita? ¿Y si ahora no lo estamos? La respuesta rápida es que a un fı́sico
probablemente eso le importe poco por la idea intuitiva de que siempre se puede aproximar por dimensiones finitas y
pasar al lı́mite.

5
4. Nociones cuánticas mal contadas en un ratillo
El resumen de la sección anterior es que si te crees (3.5) entonces (3.7) es prácticamente directo
a partir de (2.5). Lo que intenta dar esta sección es una idea de cómo concebir que las mediciones de
posición y momento, ambos conceptos fı́sicos básicos, tengan medias y desviaciones tı́picas dadas por
una fórmulas tan raras. Para ello habrá un poco de historias de abuelete y más fı́sica que matemáticas.
A principios del siglo XX diversos experimentos relacionados sobre todo con la fı́sica atómica
sugirieron que las partı́culas se comportaban como ondas. Por ejemplo, la famosa hipótesis de de
Broglie asociaba a una partı́cula de momento p una longitud de onda λ = h/p donde h es la
constante de Planck , esta vez sin normalizar, dada por h = 2π~. Las ondas con esta longitud de
onda son genéricamente eipx/~ donde la exponencial compleja es solo una manera matemáticamente
cómoda de no tener que tratar separadamente los senos y cosenos, gracias a la conocida fórmula de
Euler

(4.1) eiα = cos α + i sen α.

También se puede interpretar como una forma de representar una fase.


Si uno atiende a la dependencia en el tiempo, en parte los experimentos y en parte la teorı́a
sugerı́an que las ondas puras que corresponden a momento p y energı́a E son

(4.2) Ψp,E (x, t) = ei(px−Et)/~ .

La famosa ecuación de Schrödinger , uno de los postulados de la mecánica cuántica, afirma que la
onda asociada a una partı́cula, la función de ondas Ψ del apartado anterior, es superposición de estas
ondas puras Ψp,E . De este modo una partı́cula puede contener multitud de momentos y energı́as (que
Born y Heisenberg indicaban con matrices infinitas). Cuando Schrödinger introdujo su ecuación, la
mecánica cuántica era una mecánica ondulatoria que postulaba que las partı́culas eran realmente
ondas 4 por una función de ondas Ψ que, como antes suponemos siempre normalizada5
R representadas
2
con |Ψ| = 1.
Curiosamente Schrödinger estaba confuso acerca del significa fı́sico de Ψ e inicialmente creyó que
para los electrones |Ψ|2 daba la densidad de carga. La interpretación actual, procedente de Born, es
que fijado el tiempo, |Ψ|2 en cada punto es la densidad de probabilidad de detectar la partı́cula en
dicho punto. A esto se une un extraño fenómeno llamado el colapso de la función de ondas que es
motivo todavı́a de controversia porque combina partı́culas cuánticas con instrumentos de medición
clásicos haciendo que el significado de medir sea bien diferente del habitual. Si quieres saber sobre
esto, las palabras clave son interpretación de Copenhague y problema de la medición. En el tercer
apartado de [Wei05], un premio Nobel te dice unas palabras sobre ello.
Aunque el colapso de la función de ondas es central para entender la mecánica cuántica, aquı́
nos restringiremos a la visión incompleta originaria puramente ondulatoria. Una primera pregunta
4
De alguna manera la segunda cuantización que se utiliza en la actualidad al introducir campos, devuelve el prota-
gonismo a las partı́culas [LB14, §2.1].
5
Las ondas puras Ψp,E no están normalizadas, todavı́a peor |Ψp,E |2 = ∞. Eso no debe inquietarnos porque son
R

una idealización, no son la función de ondas de algo “real”. De hecho es natural que ocurra ası́ porque indican algo ası́
como una partı́cula que está en todos los sitios con igual probabilidad y si me dicen elige un número al azar en R yo
no sabrı́a calcular la probabilidad de que esté en un conjunto dado. Si tú sabes, ve al médico de los infinitos.

6
natural es que si por ejemplo un electrón es una onda ¿por qué nos parece una partı́cula? La respuesta
es que en las situaciones habituales es una onda muy concentrada. De la misma manera, nos parece
que tiene un momento preciso porque en la superposición de las Ψp,E de (4.2) que da la función de
ondas del electrón, hay solo un estrecho margen de valores de p que tiene coeficientes (amplitudes)
sensiblemente grandes.
Por ejemplo, según la teorı́a, un electrón en el estado fundamental de un átomo de hidrógeno
tiene como función de ondas

(4.3) Ψ(r, t) = (πr03 )−1/2 e−r/r0 −iE1 t/~ donde r0 = 5.29 · 10−11 m, E1 = 2.18 · 10−18 J

y r es la distancia al núcleo. Esta Ψ se vuelve prácticamente nula por el decaimiento exponencial


si r/r0 es grande, por tanto es imposible detectar la onda del electrón mucho más allá de r0 . Por
cierto, no es nada fácil expresar esta Ψ en términos de las ondas puras (4.2) (con p~ · ~x en lugar de
px porque estamos en tres dimensiones) pero es posible sabiendo suficientes matemáticas y cuando
se hace, se ve que la contribución de los momentos de norma mucho mayor que ~/r0 es despreciable.
En la siguiente sección haremos algunos cálculos precisos.
¿Cómo averiguar la posición de una onda? En principio es imposible, ası́ cos x está en todas partes
de la recta real pero todos serı́amos capaces de decir dónde está aproximadamente una ola o una onda
los suficientemente concentrada, como en el caso del electrón anterior. Siguiendo la interpretación
dada anteriormente, |Ψ(x)|2 es exactamente la densidad de probabilidad de detectar la partı́cula en x
y si nos obligan a especificar con un solo número las infinitas posiciones de una onda más o menos
concentrada, lo natural es elegir la posición media
Z
(4.4) x̄ = x|Ψ(x)|2 dx.

Ası́ que la primera fórmula de (3.2), y por tanto la primera de (3.5), no es tan rara una vez que uno
ha creı́do a Born. Lo mismo se aplica a la primera fórmula de (3.3) que no es más que la usual de la
varianza para la función de densidad f = |Ψ|2 .
Veamos que es medianamente comprensible o al menos explicable que llamemos “posición” al
operador A de (3.1). Para ello pensemos que un pulso, un onda abrupta muy estrecha tiene una
posición bastante bien definida. Troceando una onda en rodajas verticales siempre la podremos
descomponer en una suma de pulsos muy finos. El operador posición simplemente lo que hace es
multiplicar cada pulso por su posición, que está bien definida en el lı́mite de anchuras infinitesimales.
Uno de los postulados de la mecánica cuántica es que los observables fı́sicos son aplicaciones
lineales autoadjuntas (hermı́ticas). Aunque no lo parezca, esto en un artificio teórico que refleja el
hecho de que exista una descomposición de cualquier función de ondas de forma que el observable
adquiera un valor de verdad, un número real, en cada trozo de la descomposición sobre el que actúa
por multiplicación.

El operador momento es más complicado porque la descomposición de una función de ondas Ψ


en términos de los trozos Ψp,E que tienen momento bien definido es matemáticamente bastante más
difı́cil que hacer rodajas verticales. Para simplificar, supondremos que la energı́a E es constante,
igual que ya lo habı́amos hecho con el tiempo. Si Ψ es superposición de muchas Ψpj ,E y, como en las

7
rodajas anteriores, los pj pueden estar arbitrariamente juntos, es mejor tomar como modelo que Ψ
es una integral en vez de una suma6 :
Z
(4.5) Ψ(x) = a(p)Ψp,E (x) dp.

Con la filosofı́a anterior, como Ψp,E tiene momento p, el operador momento debe ser:
Z
(4.6) B : Ψ 7−→ pa(p)Ψp,E dp.

Esto no tiene mucha pinta de parecerse a (3.1), entre otras cosas porque no tenemos ni idea de
qué es a(p). La explicación es mucho más sencilla de lo que parece, solo hay que saber derivar
exponenciales:
Z Z
d d
(4.7) pa(p)Ψp,E (x)dp = −i~ a(p)Ψp,E (x)dp = −i~ Ψ.
dx dx
R 2
Ahora hay un hecho nada obvio y es que (4.5) implica h |a| = 1. Esto se deduce tomando
f1 = f2 = Ψ y a1 = a2 = a en la fórmula matemática alucinante
Z Z Z Z
(4.8) f1 (x) = a1 (p)Ψp,E (x)dp, f2 (x) = a2 (p)Ψp,E (x)dp ⇒ h ā1 a2 = f¯1 f2 .

La palabra mágica es trasformada de Fourier y solo la menciono para intrigar porque no habrá expli-
caciones sobre ella. Como h |a|2 = 1, se puede considerar que h|a|2 es una densidad de probabilidad
R

y, en analogı́a con la interpretación de Born, (4.5) induce a pensar que h|a(p)|2 es la densidad de
probabilidad de medir momento p en el sistema fı́sico representado por Ψ. Con ello, el momento
medio y su varianza están dados por
Z Z
(4.9) p̄ = h p|a|2 y σp2 = h (p − p̄)2 |a|2

en completa analogı́a con x̄ y σx2 . De nuevo esto se parece bien poco a sı́ mismo, esto es, a las fórmulas
para p̄ y σp2 en (3.2) y (3.3). El cálculo que explica esta paradoja no es complicado pero sı́ hermético
porque vuelve a usar (4.8). Veámoslo
d
Tomando a2 = pa se tiene f2 = −i~ dx Ψ por (4.7) y si además elegimos a1 = a, de (4.8) se sigue
R d R 2
−i~ Ψ̄ dx Ψ = h p|a| , que es lo que querı́amos probar para p̄. La igualdad entre las dos fórmulas
para σp2 se sigue de la misma forma tomando esta vez a1 (p) = a2 (p) = (p − p̄)a(p) que por (4.7)
d
corresponde a f1 = f2 = −i~ dx Ψ − p̄Ψ.

5. Un ejemplito con un electrón


Para practicar y explorar un poco el caso tridimensional, vamos a calcular posiciones y momentos
para el electrón del átomo de hidrógeno correspondiente a (4.3). En este caso hay posiciones y
6
En los ejemplos que estudiarás en cursos superiores los habrá tanto con sumas como con integrales e incluso
combinando ambas. Cuando solo hay sumas, momentos y energı́as solo puede tomar unos valores concretos, por ejemplo
relacionados con los enteros, y se dice que están cuantizados.

8
momentos correspondientes a cada una de las tres coordenadas. Por ejemplo
Z Z
2 ∂
(5.1) ȳ = y|Ψ| o p̄z = −i~ Ψ̄ Ψ.
R3 R3 ∂z
p
Al sustituir la Ψ de (4.3) con r = x2 + y 2 + z 2 es fácil ver que x̄, ȳ, z̄, p̄x , p̄y y p̄z son todos nulos
ya que se integra una función impar en una de las variables. Esto es lógico con la imagen clásica del
electrón dando vueltas alrededor del núcleo, pues la posición media estará en el centro (el origen) y lo
mismo con el momento. Las desviaciones tı́picas no son, por supuesto, nulas. Por ejemplo, teniendo
en mente (3.3)
Z
1
Z √
2 2 2
(5.2) σz2 = z 2 |Ψ|2 = 3 z 2 e−2 x +y +z /r0 dxdydz = r02 .
R 3 πr 0 R3

La última igualdad se sigue pasando a coordenadas esféricas o preguntando al profesor de Análisis II.
La segunda fórmula de (3.3) para pz da

2 2 2
~2 z 2 e−2 x +y +z /r0 ~2
Z Z
2 2 ∂Ψ 2
(5.3) σpz = ~ = 5 2 2 2
dxdydz = 2 .
R3 ∂z πr0 R3 x +y +z 3r0

La desigualdad (2.4) para los operadores Az : Ψ 7−→ zΨ y Bz : Ψ 7−→ −i~ ∂z Ψ asegura que en
cualquier ejemplo σz σpz ≥ ~/2, ya que [Az , Bz ] = i~. En nuestro ejemplo
√ con el electrón del átomo
de hidrógeno en el estado fundamental hemos obtenido σz σpz = ~/ 3 que está alrededor de un 15 %
por encima del lı́mite. Dicho sea de paso, hay un prueba matemática de que solo se alcanza la igualdad
2 2
en (3.7) cuando |Ψ|2 es de la forma Ce−C π(x−K) con C > 0 y K constantes. Es trivial comprobar que
Ay : Ψ 7−→ yΨ y Bz conmutan, [Ay , Bz ] = 0. En este caso no hay ningún principio de incertidumbre
que impida la existencia de sistemas fı́sicos en los que la posición en la dirección y y el momento en
2 2 2
la dirección z tengan precisión arbitrariamente pequeña. Por ejemplo para |Ψ|2 = e−π(x +y /+z ) se
cumple σy2 = 3/2 /(2π) y σp2z = ~2 π1/2 /2 que son arbitrariamente pequeños cuando  → 0+ .

Por la simetrı́a se tiene σx = σy = σz = r0 y σpx = σpy = σpz = ~/(r0 3). Eso explica que, como
se indicó antes, sea muy inusual detectar el electrón mucho más lejos de r0 del núcleo o con momento
mucho mayor que ~/r0 . Debido al decaimiento exponencial de |Ψ|2 las probabilidades de que ocurra
esto se vuelven muy pequeñas en cuanto que “lejos” sea “moderadamente lejos”. Por ejemplo, la
probabilidad de encontrar al electrón a una distancia mayor que 10r0 del núcleo es
Z
1
Z √
2 2 2
(5.4) 2
|Ψ| = 3 e−2 x +y +z /r0 dxdydz = 221e−20 .
r>10r0 πr0 x2 +y2 +z 2 >10r0
Esta cantidad es menor que media millonésima.

6. Para saber más


En [SR05] y [Bag17] hay mucha información histórica acerca de cómo se gestaron las ideas
fundacionales de la fı́sica cuántica. También son muy ilustrativas las primeras páginas de [GP78].
Un resumen rápido está en [Wey50]. Es increı́ble que ese libro se escribiera en 1928 cuando todavı́a
se estaban asimilando los conceptos básicos.

9
Originalmente la relación de indeterminación era una identidad entre productos de matrices
infinitas. A pesar de que este interpretación tuvo una historia muy corta, es instructivo (aunque
nada sencillo) intentar seguir estos primeros pasos en que posiciones y momentos se convirtieron en
operadores. Una explicación moderna detallada está en [FP09] y hay traducciones de algunos de los
artı́culos originales en [vdW67].

Referencias
[Bag17] J. Baggott. La historia del cuanto: una historia en 40 momentos. Ediciones de Intervención
Cultural, 2017.

[FP09] W. A. Fedak and J. J. Prentis. The 1925 Born and Jordan paper “On quantum mechanics”.
Amer. J. Phys., 77(2):128–139, 2009.

[GP78] A. Galindo and P. Pascual. Mecánica cuántica. Alhambra, Madrid, 1978.

[LB14] T. Lancaster and S. J. Blundell. Quantum Field Theory for the Gifted Amateur. Oxford
University Press, New York, 2014.

[SR05] J. M. Sánchez-Ron. Historia de la fı́sica cuántica. vol. 1: El periodo fundacional (1860-


1926). Drakontos. Crı́tica, D.L.2001, Barcelona, 2005.

[vdW67] B. L. van der Waerden. Sources of quantum mechanics. Dover Publications, Inc., New
York, 1967. Classics of Science, Volume V.

[Wei05] S. Weinberg. Einstein’s mistakes. Physics Today, 58(11):31–35, 2005.

[Wey50] H. Weyl. The theory of groups and quantum mechanics. Dover Publications, Inc., New
York, 1950. Translated from the second (revised) German edition by H. P. Roberton,
Reprint of the 1931 English translation.

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