Terapia Narrativa y Abuso Sexual
Terapia Narrativa y Abuso Sexual
Terapia Narrativa y Abuso Sexual
“La esperanza no es la convicción de que algo terminará bien, sino la certeza de que algo tiene
sentido, sin importar cómo termine” (Vaclav Havel)
Imelda Chacón Arauz
Cynthia García Aragón
Sabiendo que el abuso sexual es una situación de integridad, es decir que en ella se ponen en juego una
serie de aspectos personales e individuales, haciéndose visible la historia personal, la intimidad, este se
vivencia como un hecho único, atribuyéndole significados distintos y propios, es decir es una vivencia
personal. Siendo una problemática individual podemos considerar que el trabajo con la misma puede
ser abordado desde múltiples perspectivas teóricas tomando en cuenta las características del abuso
mismo y la constitucionalidad de la persona. Por tanto nos dimos a la tarea de hacer una revisión teórica
de otras terapias fuera de las ya estudiadas en el curso, desde donde se pudiera abordar el aspecto de la
intervención, sin perder de vista elementos centrales en el abordaje integral, como es el reconocimiento
de la igualdad de derecho, la soberanía de los cuerpos y ver a la persona como parte de un sistema
familiar, comunitario y social.
A lo largo de esta búsqueda nos encontramos con el abordaje de los temas de violencia y trauma en
general desde un perspectiva narrativa, la cual nos resultó interesante abordarla y profundizar un poco
más en ella, encontrando que al igual que se ha abordado desde esta perspectiva el trauma en general,
también se ha trabajado con victimas abuso sexual. Si bien es cierto es una posición teórica que surge
en los años 70, esta tiene un mayor auge en el año 1989, es decir que tiene un poco más de 20 años,
considerándose un trabajo reciente, ya que cobra mayor fuerza en los años noventa con el trabajo de
Michael White, luego ha continuado desarrollarse mayormente en Estados Unidos, África y Australia
y más recientemente se ha difundido en Latinoamérica, especialmente en Chile, Colombia, Brasil y
México.
Por lo tanto esta investigación documental, pretende hacer un análisis crítico del enfoque de la terapia
narrativa y su utilización con víctimas de abuso sexual. La terapia postula que la fuente principal de la
solución a los problemas se encuentra en la persona y en sus redes sociales, confiando de esta manera
en los recursos, competencias y habilidades de la persona al igual que en su medio. Desde esta
perspectiva se considera importante conocer y explorar nuevos paradigmas, teniendo presente que el
ser humano es el principal protagonista de su mundo, en donde constantemente está adjudicando
significados a sus experiencias, convirtiéndolas en relatos que dan forma a su propia vida y a sus
relaciones.
Un pequeño recorrido histórico, teórico y de intervención de este enfoque nos permitirá comprenderlo
y entenderlo, a fin de valorar sus aportes, utilidad y limitaciones, ante la dinámica del abuso sexual y
del trauma en general.
a) Terapia Narrativa
Michael White, trabajador social y David Epston, antropólogo de Australia y Nueva Zelanda
respectivamente, son los principales referentes de lo que hoy se conoce como Terapia Narrativa. Esta
surge en los años 70, sin embargo es en el año 1989 con la publicación de “ Literate means to
therapeutica ends (Epston y White) que se conoce de una manera más amplia. Esta perspectiva se asocia
fundamentalmente al pensamiento posestructuralista, el feminismo, la antropología cultural, entre otras
disciplinas. Algunos autores se refieren a ella como una forma de hacer terapia postmoderna.
La terapia narrativa nace de distintos planteamientos teóricos, los de Foucault respecto al ejercicio del
poder, los de Gregory Bateson respecto a la cibernética aplicada a las ciencias sociales, Bruner en
relación a la construcción del significado del lenguaje y finalmente los fundamentos epistemológicos
del construccionismo social, junto con la incorporación de la “analogía del texto” y el uso de la metáfora
en el quehacer terapéutico de Michael White.
Las personas al organizar su experiencia de vida en relatos, conservan además de los acontecimientos
concretos, el significado, el cual perdura al ser incorporada la experiencia en una historia y luego ser
narrada. Así se entrecruzan los significados y los acontecimientos, creando un marco interpretativo, que
permite que ciertas experiencias, sean incorporadas y otras no lo sean. Es en la narrativa precisamente
donde se da continuidad y significado a la vida. Estas narrativas precisamente constituyen el material
central de los terapeutas narrativos, siendo una forma de lenguaje y de comunicación, a través de la
utilización de la metáfora.
El proceso de seleccionar experiencias no es individual, constituye una interacción con los otros, donde
son representados los relatos, los que a su vez se hacen elementos de los significados de la experiencia.
White plantea que de la analogía del texto se desprende la idea de que “los relatos o narraciones que
viven las personas determinan su interacción y su organización, y que la evolución de las vidas y de las
relaciones se produce a partir de la representación de tales relatos o narraciones” (White, 1993).
Cuando en terapia narrativa se habla de historia, esta hace referencia a “una serie de eventos vinculados
a una secuencia a través del tiempo, en torno a un tema específico” (Latorre, 2013, p.3). La historia
narrada tiene muchos significados personales, los cuales permiten interpretar la propia vida y el mundo.
Tomando en cuenta los antes planteado podemos considerar los siguientes elementos claves en cuanto
al concepto de terapia narrativa:
Práctica terapéutica que visibiliza las habilidades, capacidades, creencias, valores y recursos
de las personas.
Hace énfasis en las historias y sus contextos.
Parte del reconocimiento de la construcción social de los significados de las historias.
La metáfora narrativa permite entender la vida y experimentarla.
La narración construye significados.
Es un enfoque respetuoso, no culpabilizador, centrado en la persona como principal experta
de su vida.
Los elementos antes planteados le permiten al individuo que participa de la terapia tener la capacidad
de regular su propia vida, reconociendo sus propias intencionalidades y conocimientos, lo cual le
permitirá tener una visión distinta del hecho y de sí misma. Las personas dan sentido a sus vidas y a sus
relaciones relatando sus experiencias a través del lenguaje externo.
La terapia como un “rito de pasaje”, implica reconocer y entender la narrativa como facilitadora
de transición. Entendiendo el proceso terapéutico en tres fases: la externalización del problema,
entender el surgimiento de nuevas posibilidades (internalización de agencia personal) y
reincorporar conocimientos.
Tomando en cuenta el concepto de poder propuesto por Michael Foucault, desde un enfoque narrativo,
el abuso sexual es examinado dentro de un contexto cultural, patriarcal y de abuso de poder; señalando
la creencia colectiva de que el hombre es un ser superior, que tiene todos los derechos y que desde su
posición puede ejercer cualquier tipo de explotación, subordinación y control sobre las mujeres, las
cuales en su mayoría son las víctimas de violencia por parte de los hombres. Desde esta perspectiva el
enfoque narrativo se considera un desafío de cara a la intervención, ya que tiene que ver
fundamentalmente con la construcción de relatos, donde las víctimas no se consideran responsables por
lo vivido, sino los hombres que las han agredido.
Una de las principales autoras que ha trabajado este enfoque con víctimas de abuso sexual es la
terapeuta Australiana Shona Russell, quien refiere:
La terapia narrativa se perfila como una de las mejores herramientas para tratar traumas post
abusos sexuales en todas las edades y géneros. Por lo general, el abuso sexual en la infancia
ocurre en un contexto social y político que se presenta en las relaciones de poder. Es crucial
para los terapeutas tener una comprensión de dichas relaciones dentro de las cuales ocurrió el
abuso. Muchas veces los discursos que exponen las víctimas no son del todo claro, producto
del trauma de la agresión. Esa prevalencia afecta su confianza y personalidad, ya que no quieren
volver a revivir la fatídica experiencia. Es en ese ámbito donde la terapia narrativa debe
comenzar a trabajar para que estas personas se desconecten de esas historias y tengan un
territorio distinto donde posicionarse y así sentirse tranquilos y poder hablar y sanarse ellos
mismos. (Terapia Narrativa surge como alternativa para tratar el abuso sexual, 2013, p. 1)
La terapia que expone Shona Russell ya se ha probado en países con un alto grado de abusos, como
Bangladesh, Colombia, Mongolia, Palestina y Zimbabwue, cita el mismo artículo.
El enfoque teórico del trabajo en relación a terapia narrativa y abuso sexual se tomó de los escritos del
Psicólogo Clínico Chileno, José Manuel Bustamante Donoso, quien en todo momento hace referencia
a los escritos de Russell, tomando en cuenta que no fue posible obtener escritos de la autora ni en Ingles
ni en Español, y el enfoque realmente nos resultó interesante de abordarlo, independientemente de dicha
limitación, tomando en cuenta que esta es un primera aproximación al tema.
La intervención con víctimas de abuso desde un enfoque narrativo se basa principalmente en lo que se
denomina “Mapa de establecimiento de posición” (Mann y Russell, 2003) citado por Bustamante
(2012), este patrón reflexivo de categorías busca desarrollar un relato alternativo que describa rica y
densamente la vivencia, y que tenga directa relación con la construcción de identidad de las víctimas.
Por lo tanto estos relatos, deben estar fuera del campo de influencia de los efectos de haber vivido y
sobrevivido a la experiencia traumática de abuso y sus consecuencias, evitando la retraumatización.
(Russell, 2003) citado por Bustamente, (2012)
Esta intervención requiere centrarse en la experiencia y conocimientos propios de las víctimas, más allá
de los efectos negativos del abuso (culpa, vergüenza, silencio, etc.); de esta manera se construye un
relato comprometido socialmente, dando cabida a una segunda lectura del hecho vivido. El rol del
terapeuta es el respeto y la escucha atenta; evitando dar juicios de valor que puedan victimizar a la
persona, creando un espacio para que emerjan los relatos de los efectos del abuso y las circunstancias
relacionadas con el silencio y la vergüenza. (Mann y Russell, 2003, citado por Bustamante, 2012)
Según Mann y Russell (2003), citado por Bustamante (2012), la intervención consta de cuatro pasos:
Mapeo de los efectos del problema: Este consiste en nombrar e identificar los efectos y la
influencia del problema en la vida de las víctimas, tomando en cuenta el contexto donde se
desarrollaron los mismos, confiriéndole la responsabilidad al perpetrador y no a ella. De esta
manera se crean rutas de exploración de los acontecimientos de la vida de la víctima que estén
fuera del alcance de los efectos adversos provocados por la situación de abuso.
Evaluación de los efectos del problema en sus vidas: En este momento del proceso se hace
énfasis en la experiencia, conocimiento y habilidades de la persona, como hacerle frente a los
efectos, reforzando la internalización de la agencia personal, tal y como ya se había planteado
en el paso número uno. Además se trabaja en la construcción de una identidad relacionada con
las capacidades, conocimientos y valores relacionados con el hecho de ser una sobreviviente de
abuso sexual.
Justificación de la evaluación: En este último paso la victima acoge una posición y opinión
acerca del problema y como de una u otra manera a pesar del trauma vivido han ido
construyendo formar de resistir y superar sus efectos. Igualmente se trabaja en relación a las
acciones de superación tanto personales como de otras personas de su entorno que también
han contribuido a su recuperación.
En las prácticas narrativas relacionadas con la intervención con víctimas de abuso sexual
podemos encontrar los planteamientos sobre la utilización de la ceremonia de definición y de
testigos externos (White, 2007; Russell 2003; Mann, 2003), práctica que consiste en la
participación de personas que han estado presentes y que han sido testigo de los efectos del
abuso contribuyendo a la resistencia a éstos. Ésta tiene como finalidad autentificar, confirmar
y validar los relatos en contra del abuso y sus efectos, como también enriquecer los relatos
positivos y preferidos para ellas. Se busca desde esta práctica, generar el sentido de agencia
personal, así como también posibilitar la conexión con experiencias, similares de otras mujeres
que han sufrido la experiencia de abuso. (p.7)
Por todo ello se considera a la terapia narrativa un enfoque respetuoso, no culpabilizador en donde la
víctima es la principal protagonista de su vida y de su historia de abuso, depositando en ella su
recuperación, sin dejar por fuera lo que desde este enfoque se denominan “testigos externos”, lo cuales
contribuyen al proceso.
A lo interno de la terapia narrativa hay muchas y distintas prácticas, una revisión de las mismas agotaría
el espacio destinado para este trabajo, sin embargo podemos mencionar: Ceremonia de Definición, el
Re-recontar (Re-telling) de los Testigos Externos y las Conversaciones de Re-autoría, las cartas y el
cuento terapéutico, muy empleado con niños entre otros.
La terapia narrativa parte del reconocimiento de la construcción social de los significados de las
historias que han sido parte de la vida de las personas. El relato es un hecho inherente al ser humano,
relatamos los conocimientos, los sentimientos y las conductas. Somos seres que vivimos en un constante
relato, por lo tanto cada uno de ellos forma parte de la historia cultural y social y sobre todo de la
personal, de cada ser humano. Un relato no surge en el vacío surge en un contexto social y personal,
por lo tanto tiene un significado. La vida y las relaciones humanas están conformadas por los
conocimientos y las historias que las comunidades de personas que negocian y se comprometen a la
hora de dar sentido a sus experiencias.
La terapia narrativa ayuda a la persona en la resolución de sus problemas, pero desde una perspectiva
dicotómica, es decir que separa a la persona del problema, este es externo a ella ubicándola en un plano
distinto, por ello uno de sus principios fundamentales es que la persona nunca es el problema, situándolo
en un plano más externo , confiriendo mayor énfasis al sentido de agencia personal, un concepto
interesante que valora las fortalezas, habilidades y capacidades del ser humano, respaldando la
importancia del protagonismo frente a sus problemas. Esto se considera importante, ya que pone al
terapeuta en una posición de facilitador de procesos, sin emitir juicios que puedan revictimizar y al
paciente como un agente activo del mismo.
a. Utilidad
La construcción de historias paralelas o dobles historias, permite expresar la experiencia del trauma
sin revivirlo, es decir se evita la re-traumatización.
Se considera una terapia respetuosa y solidaria. Muchas veces las historias son testimonios de
justicia, proponiendo la solidaridad como una respuesta a las relaciones de poder.
El trabajo del Sentido de Agencia personal, es algo muy positivo de cara a las víctimas de abuso
sexual, ya que permite el fortalecimiento personal y trabaja el sentido positivo respecto a si misma/o.
Ver a la persona como protagonista de su historia es muy positivo, se visualiza como el experto de
su vida, la cual pude dirigir y valorar, identificando habilidades y capacidades que le permiten tomar
decisiones y modificar el curso de su vida. La terapia narrativa se aleja de modelos patológicos del
sufrimiento humano, ya que evita la culpabilizacion. Lo patológico es la situación de abuso.
b. Limitaciones
No sería de mucha utilidad para personas con pocas habilidades narrativas.
A pesar de que trabaja con los testigos externos, le confiere una gran cuota de responsabilidad a la
persona respecto a su proceso y el entorno en cuanto a las redes de apoyo sabemos son
fundamentales.
Tomando en consideración que en el abuso sexual el asunto del cuerpo es medular, la terapia
narrativa no lo resolvería, por lo tanto se tendría que auxiliar de otra terapia para trabajarlo.
Hay que profundizar más en la investigación empírica, esta no es precisamente una fortaleza de la
terapia narrativa.
V. Referencias Bibliográficas
2. Lattore, I. (2013) Terapia Narrativa: Algunas ideas prácticas. Articulo inédito sin publicar.
3. Terapia Narrativa surge como alternativa para tratar el abuso sexual (2013). Diario Mayor, Universidad
Mayor de Chile. Recuperado el 20 marzo de 2014 de:
http://www.diariomayor.cl/v2/index.php?option=com_content&view=article&id=2288:terapia-narrativa-
surge-como-alternativa-para-tratar-el-abuso-sexual&c
4. White, M. y Epston, D. (1993). Medios Narrativos para fines terapéuticos. Editorial Paidos España
Tomando en cuenta que es una investigación documental pequeña, dentro de las citas se valoraron
solamente aquellos documentos de mayor pertinencia para este trabajo, sin embargo hay otros
documentos e investigaciones que parten de la terapia narrativa, acá consideramos pertinente enumerar
los que fueron revisados pero que no se incluyeron en el contenido de la investigación, sin embargo
fueron de mucha utilidad para tener una mayor compresión del tema que se trabajó, a continuación:
Fundación Pranas, Chile. (2013). Una entrevista con Michael White: Respondiendo a niños que han
tenido experiencias significativas de trauma desde una perspectiva narrativa. Traducido por I. Latorre y
C. Letelier. Recuperado el 20 de marzo de 2014 de: http://pranaschile.org/articulos-y-traducciones/
White, M. (2004). El trabajo de las personas que sufren las consecuencias de trauma múltiple desde la
perspectiva narrativa. Traducido por A. Díaz. Recuperado el 18 marzo de 2014 de:
http://www.terapianarrativacoyoacan.blogspot.com