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NULIDAD DEL PROCEDIMIENTO Y CONTRATO Opinión 064-2023-DTN - CONTRATISTAS GENERALES - CONGEKER EIRL - NULIDAD ACTOS PROCED.Y NULDAD CONTRATO

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Dirección Técnico Normativa

Opinión

Expediente N° 69805
T.D. 24298511

OPINIÓN Nº 064-2023/DTN

Solicitante: Contratistas Generales Ker EIRL

Asunto: Nulidad de los actos del procedimiento y nulidad del contrato

Referencia: Formulario S/N de fecha 19.MAY.2023 – Consultas sobre la


Normativa de Contrataciones del Estado.

1. ANTECEDENTES

Mediante el documento de la referencia, el Representante Legal de la empresa


Contratistas Generales Ker Empresa Individual de Responsabilidad Limitada –
Congeker E.I.R.L., formula varias consultas referidas a la declaración de nulidad de
los actos del procedimiento de selección y del contrato, en el marco de lo establecido
en la normativa de contrataciones del Estado.

Antes de iniciar el desarrollo del presente análisis, es necesario precisar que las
consultas que absuelve este Organismo Técnico Especializado son aquellas referidas
al sentido y alcance de la normativa de contrataciones del Estado, planteadas sobre
temas genéricos y vinculados entre sí, sin hacer alusión a asuntos concretos o
específicos, de conformidad con lo dispuesto por el literal n) del artículo 52 de la Ley
de Contrataciones del Estado, aprobada a través de la Ley N° 30225 y modificada
por el Decreto Legislativo N° 1444, así como por el numeral 3 del acápite II del
Anexo N° 2 de su Reglamento, aprobado mediante Decreto Supremo Nº 344-2018-
EF y sus modificatorias.

En ese sentido, las conclusiones de la presente opinión no se encuentran vinculadas


necesariamente a situación particular alguna.

2. CONSULTAS Y ANÁLISIS

Para efectos de la presente opinión se entenderá por:

● “Ley” a la aprobada mediante la Ley N° 30225 y sus modificatorias.

● “Reglamento” al aprobado mediante el Decreto Supremo N° 344-2018-EF y


sus modificatorias.

Dicho lo anterior, las consultas formuladas son las siguientes:


Firmado digitalmente por FLORES
MONTOYA Carla Gabriela FAU
20419026809 hard
Motivo: Doy V° B°
Fecha: 19.06.2023 17:17:20 -05:00
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2.1. “¿Es procedente declarar la nulidad del contrato, por causales de nulidad del
procedimiento de selección?” (Sic.).

2.1.1. En principio, corresponde señalar que el numeral 44.2 del artículo 44 de la Ley
establece las causales por las cuales el Titular de la Entidad puede declarar la
nulidad de los actos expedidos en el marco del procedimiento de selección, siendo
estos: (i) cuando hayan sido dictados por órgano incompetente, (ii) contravengan
las normas legales, (iii) contengan un imposible jurídico o (iv) prescindan de las
normas esenciales del procedimiento o de la forma prescrita por la normativa
aplicable. La resolución que se expida para efectos de declarar la nulidad, debe
expresar la etapa a la que se retrotrae el procedimiento de selección.

2.1.2. Acto seguido, el numeral 44.3 del artículo 44 de la Ley establece las causales por
las cuales, la Entidad, puede declarar la nulidad de oficio de los contratos, siendo
estos:

“44.3 Después de celebrados los contratos, la Entidad puede declarar la nulidad


de oficio en los siguientes casos:

a) Por haberse perfeccionado en contravención con el artículo 11 de la presente


Ley. Los contratos que se declaren nulos en base a esta causal no tienen derecho a
retribución alguna con cargo al Estado, sin perjuicio de la responsabilidad de los
funcionarios y servidores de la Entidad, conjuntamente con los contratistas que
celebraron irregularmente el contrato.

b) Cuando se verifique la trasgresión del principio de presunción de veracidad


durante el procedimiento de selección o para el perfeccionamiento del contrato,
previo descargo.

c) Cuando se haya suscrito el contrato no obstante encontrarse en trámite un


recurso de apelación.

d) Cuando no se haya cumplido con las condiciones y/o requisitos establecidos en


la normativa a fin de la configuración de alguno de los supuestos que habilitan a
la contratación directa. Cuando no se utilice los métodos de contratación previstos
en la presente Ley, pese a que la contratación se encuentra bajo su ámbito de
aplicación; o cuando se empleé un método de contratación distinto del que
corresponde.

e) Cuando por sentencia consentida, ejecutoriada o reconocimiento del contratista


ante la autoridad competente nacional o extranjera se evidencie que durante el
procedimiento de selección o para el perfeccionamiento del contrato, éste, sus
accionistas, socios o empresas vinculadas, o cualquiera de sus respectivos
directores, funcionarios, empleados, asesores, representantes legales o agentes, ha
pagado, recibido, ofrecido, intentado pagar o recibir u ofrecer en el futuro algún
pago, beneficio indebido, dadiva o comisión. Esta nulidad es sin perjuicio de la
responsabilidad penal y civil a que hubiere lugar”.
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Por lo expuesto, se advierte que el artículo 44 de la Ley ha establecido de manera


expresa las causales que habilitan a la Entidad a declarar la nulidad de los actos
expedidos en el procedimiento de selección y, por otro lado, claramente
diferenciadas, las causales por las cuales la Entidad puede declarar la nulidad del
contrato. Así, puede concluirse que no puede declararse la nulidad del contrato por
causales que la Ley ha establecido como causales para declarar la nulidad de los
actos expedidos en el procedimiento de selección.

2.2. “¿Posterior a la suscripción del contrato se puede declarar la nulidad de contrato,


por haber advertido omisión en la presentación de algunos requisitos para la
firma de contrato, y que no fue observado dentro del plazo legal, por el órgano
encargado de las contrataciones – OEC?” (Sic.).

2.2.1. De forma preliminar, debe indicarse que, como se ha hecho anteriormente, el


artículo 44 de la Ley ha establecido expresamente las causales que habilitan a la
Entidad a declarar la nulidad del contrato. Sobre el particular, es pertinente precisar
que, para determinar si se configura, o no, alguna de dichas causales, debe evaluarse
los elementos que son parte del contexto que son materia de análisis; asimismo,
debe indicarse que, el correcto desarrollo de los procesos de contratación es
responsabilidad del órgano encargado de las contrataciones, así como del Titular de
la Entidad que, en cumplimiento de sus funciones en el marco de lo establecido en
la normativa de contrataciones del Estado, tienen la obligación de hacer
seguimiento y supervisar cada una de sus fases y actuaciones, incluyendo el
perfeccionamiento del contrato.

2.2.2. Aclarado lo anterior, en principio, corresponde señalar que la Primera Disposición


Complementaria Final del Reglamento establece que, “En lo no previsto en la Ley
y el Reglamento, son de aplicación supletoria las normas de derecho público y, solo
en ausencia de estas, las de derecho privado”.

Sobre el particular, debe indicarse que la aplicación supletoria de normas implica


la existencia de una normativa que, siendo aplicable a determinada relación o
situación jurídica de manera obligatoria, no regula un caso o supuesto particular
(norma suplida), por lo que resulta necesario recurrir a otra normativa distinta con
la finalidad de suplir la falencia o vacío existente (norma supletoria)1.

Aunado a ello, debe indicarse que la aplicación supletoria de una norma presupone
un análisis de compatibilidad; es decir, debe realizarse un análisis comparativo de
la norma a ser suplida y de la norma supletoria, a efectos de determinar si la
naturaleza de ambas es semejante y, por tanto, si son normas compatibles.

En tal sentido, la aplicación supletoria de normas de derecho público o derecho


privado a las disposiciones de la normativa de contrataciones del Estado presupone

1
Al respecto, Neves (1997) indica que por supletoriedad se entiende a la situación que implica la existencia
de “(...) la norma uno, a la que le corresponde regular un hecho pero no lo hace, denominada suplida, y a
la norma dos, que sí contiene una regulación para tal hecho, llamada supletoria”, las que comúnmente se
conectan o vinculan a través de una remisión.
NEVES, J. (1997) Introducción al Derecho del Trabajo, Lima – Perú, Ara Editores, págs. 131 – 132.
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realizar un análisis comparativo para determinar si estas normas resultan


compatibles o no.

2.2.3. En virtud de lo expuesto, en el marco de la normativa de contrataciones del Estado,


un contrato es un acuerdo de voluntades a través del cual tanto la Entidad como el
proveedor buscan satisfacer su respectivo interés; en este aspecto no existe mayor
diferencia entre los contratos administrativos y los contratos privados, salvo por el
hecho que la Entidad representa el interés público y, por ende, goza de potestades
especiales que le permiten, por ejemplo, —entre otros— declarar la nulidad de
oficio de los contratos.

A esto, debe aunarse que mediante la Consulta Jurídica N° 17-2018-


JUS/DGDNCR, la Dirección General de Desarrollo Normativo y Calidad
Regulatoria del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos precisa lo siguiente:

“55. El proceso de contratación, en general, consta de varias etapas, empezando


por los actos preparatorios, el desarrollo del proceso de contratación y finalmente
la ejecución del contrato. Durante los actos preparatorios, no hay ninguna relación
especial de la administración hacia los ciudadanos, a quienes se les considera
administrados. De igual manera, durante el desarrollo del proceso de contratación,
los postores no cambian su estatus jurídico frente a la Administración, pues
también son considerados como administrados.

56. Durante la etapa de ejecución contractual la relación jurídica se desarrolla


entre los proveedores del Estado y la entidad pública contratante. Estos
proveedores del Estado ya no son considerados como administrados, sino que
existe entre ellos y la entidad contratante una relación contractual, que se rige ya
no por las normas del Procedimiento Administrativo General, sino por lo dispuesto,
en primer lugar, en el contrato, luego, en las bases y términos de referencia y
finalmente en las normas de contrataciones del Estado. Los proveedores del Estado
no tienen la calidad de administrados ante la entidad contratante, por lo que las
normas sustantivas aplicables a la relación jurídica contractual que se ha generado
no son las normas de la Ley del Procedimiento Administrativo General. (...)”.

Al respecto, la normativa de contrataciones del Estado ha previsto las reglas


específicas que se aplican a los contratos “administrativos”2 celebrados por las
Entidades Públicas con los proveedores, en el Capítulo IV del Título II de la Ley,
“El Contrato y su Ejecución”, así como reglas específicas para la solución de
controversias en el marco de dichos contratos en el Título III “Solución de
controversias” y en el Título VI del Reglamento, “Ejecución Contractual”. Estas
disposiciones tienen por objeto regular las relaciones contractuales que se instauran
entre las Entidades y los proveedores o contratistas, desde los requisitos y

2
Al respecto, Juan Carlos Cassagne indica que “En el contrato administrativo, a diferencia de los contratos
regidos por el derecho privado, la Administración procura la satisfacción de un interés público relevante,
de realización inmediata o directa, que se incorpora al fin u objeto del acuerdo, proyectándose en su
régimen sustantivo (ius variandi, interpretación, equilibrio financiero, etc.)”.
CASSAGNE, J.C. (2005) El Contrato Administrativo, Buenos Aires, Editorial Abeledo-Perrot, segunda
edición, pág. 21.
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procedimiento para el perfeccionamiento de los contratos, hasta su culminación.

Teniendo claro lo anterior, corresponde señalar que el Artículo IX del Título


Preliminar del Código Civil establece que “Las disposiciones del Código Civil se
aplican supletoriamente a las relaciones y situaciones jurídicas reguladas por otras
leyes, siempre que no sean incompatibles con su naturaleza”. Por tanto, las
disposiciones del Código Civil son aplicables supletoriamente a los contratos
celebrados por las Entidades con sus proveedores en el marco de la normativa de
contrataciones del Estado, en los aspectos que resulten compatibles.

Por consiguiente, y en concordancia con los criterios desarrollados en las Opiniones


N° 130-2018/DTN, N° 107-2012/DTN y N° 081-2022/DTN, debe señalarse que
ante la ausencia o vacío de regulación de algún hecho o situación en la normativa
de contrataciones del Estado respecto de la ejecución contractual, deberá recurrirse,
supletoriamente, a las disposiciones del Código Civil que sean compatibles3.

2.2.4. Ahora bien, teniendo claro lo anterior, es pertinente traer a colación lo que establece
el numeral 44.6 del artículo 44 de la Ley, “Cuando corresponda al árbitro único o
al Tribunal Arbitral evaluar la nulidad del contrato, se considera en primer lugar
las causales previstas en la presente Ley y su reglamento, y luego las causales de
nulidad aplicables reconocidas en el derecho nacional”. (El énfasis y subrayado
son agregados).

En relación con el arbitraje y la nulidad de los contratos celebrados al amparo de la


Ley, el numeral 45.1 del artículo 45 de la Ley establece que “Las controversias que
surjan entre las partes sobre la ejecución, interpretación, resolución, inexistencia,
ineficacia o invalidez del contrato se resuelven mediante conciliación o arbitraje,
según el acuerdo de las partes. (...). Las controversias sobre la nulidad del contrato
solo pueden ser sometidas a arbitraje”. (El énfasis y subrayado son agregados).

Como se aprecia, la Ley establece que los contratos celebrados bajo su amparo
puedan ser declarados nulos, luego de haberse considerado las causales previstas
en su numeral 44.3, por causales reconocidas en el derecho nacional, en este caso
las causales previstas en el Código Civil —dado que dicho cuerpo normativo regula
los actos jurídicos entre partes—, siendo en este último caso competente para
dilucidar sobre la validez (la nulidad del contrato) el árbitro único o el tribunal
arbitral.

2.2.5. Realizadas las precisiones anteriores, debe indicarse que, el artículo 139 y el
artículo 141 del Reglamento establecen los requisitos y el procedimiento y los
plazos para perfeccionar el contrato, respectivamente, de tal manera que, no debería
perfeccionarse un contrato y, en consecuencia, el contratista no podría iniciar con

3
En relación con lo señalado, la Opinión N° 130-2018/DTN aclara que “(...) la aplicación supletoria de las
disposiciones compatibles del Código Civil a las disposiciones de la normativa de contrataciones del
Estado que regula la ejecución contractual, no afecta ni excluye —cuando corresponda— la aplicación
de las disposiciones de la Ley N° 27444 a las actuaciones internas que permiten a las Entidades expresar
su voluntad en el marco de una relación contractual bajo el ámbito de la normativa de contrataciones del
Estado”.
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la ejecución de este, si es que no cumple con la presentación de todos los requisitos


para tales efectos. En conclusión, un contrato celebrado al amparo de la normativa
de contrataciones del Estado solo puede perfeccionarse (y tener validez)
cumpliéndose con el procedimiento y los requisitos prescritos en los artículos 139
y 141 del Reglamento.

Ahora bien, el artículo 219 del Código Civil establece que los actos jurídicos son
nulos:

“1.- Cuando falta la manifestación de voluntad del agente.


3.- Cuando su objeto es física o jurídicamente imposible o cuando sea
indeterminable.
4.- Cuando su fin sea ilícito.
5.- Cuando adolezca de simulación absoluta.
6.- Cuando no revista la forma prescrita bajo sanción de nulidad.
7.- Cuando la ley lo declara nulo.
8.- En el caso del artículo V del Título Preliminar, salvo que la ley establezca
sanción diversa”.

En relación con la última causal establecida en el artículo 219 del Código Civil,
debe indicarse que el artículo V de su Título Preliminar establece que “Es nulo el
acto jurídico contrario a las leyes que interesan el orden público o a las buenas
costumbres”.

Al respecto, es pertinente señalar que la doctrina —a lo largo del tiempo— le ha


dado contenido al concepto de “orden público”, pudiendo entenderse como una
situación y estado de legalidad normal en la cual, las autoridades ejercen las
atribuciones que les han sido otorgadas y los ciudadanos las respetan y obedecen
sin oponer resistencia, siendo así, el contenido de orden público se concreta en el
respeto a los derechos fundamentales, a las leyes y a los derechos de los demás4. Al
respecto, Acedo Penco desarrolla lo que se conoce como orden público económico,
haciendo referencia al ordenamiento de la economía impuesta por los poderes
públicos del Estado con el principal efecto de limitar la libertad de contratación, así,
evocando a De Castro, el autor señala que el orden público económico es “(...) la
exteriorización de los mandatos legales imperativos que se ponen en mano de la
Administración para que mediante reglamentos o actos administrativos
intervengan en la ordenación general de la economía del Estado”, complementa
esta idea evocando a Díez-Picazo señalando que este concepto (orden público
económico) “(...) incluye además de las actividades del Estado para ordenar
económicamente la sociedad, las directrices básicas de la estructura y del sistema
económico de cada momento histórico de esa comunidad, integran dentro de éstas
los grandes principios económicos como son la propiedad privada, la
conmutatividad del comercio jurídico, el principio de la buena fe y la moralización
de las relaciones económicas, la iniciativa privada y la libertad económica, es
decir, la regla de la libertad contractual pero limitada por una concepción social

4
Montalvo Abiol, J.C. (2010) Concepto de orden público en las democracias contemporáneas, España,
RJUAM, n° 22, pp. 197-222.
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del Derecho”5

Como puede advertirse, de acuerdo con lo establecido en el Código Civil, los actos
jurídicos carecen de validez cuando son constituidos contrariando el orden público,
el cual —como lo ha desarrollado la doctrina—, desde el punto de vista económico,
puede concebirse como aquel contexto contemplado en el ordenamiento jurídico
que establece parámetros y limitaciones para la realización de las relaciones
económicas entre las personas (sean estas de derecho público o privado). En
consecuencia, un acto jurídico que haya sido celebrado sin observar el
cumplimiento del ordenamiento jurídico carecería de validez según lo establecido
en el artículo 219 del Código Civil.

En conclusión, por lo establecido en el artículo 44.6 de la Ley, se podría declarar


nulo el contrato, celebrado al amparo de la normativa de contrataciones del Estado,
por alguna de las causales de nulidad establecidas en el Código Civil, como en el
caso de haberse perfeccionado incumpliendo los plazos y los requisitos previstos
en el artículo 139 y 141 del Reglamento, siendo finalmente el árbitro único o el
tribunal arbitral el órgano competente para dilucidar sobre dicha nulidad.

2.3. “¿En caso se declare la nulidad del contrato en qué momento debe devolverse las
garantías otorgadas por el contratista?” (Sic.).

2.3.1. De manera previa, como se ha señalado anteriormente, debe indicarse que el


contrato puede ser declarado nulo cuando se configura alguna de las causales de
nulidad establecidas en el numeral 44.3 del artículo 44 de la Ley o, en aplicación
del numeral 44.6, por alguna de las causales de nulidad establecidas en el Código
Civil, como en el caso de haberse perfeccionado incumpliendo los plazos u los
requisitos previstos en el artículo 139 y 141 del Reglamento, siendo finalmente el
árbitro único o el tribunal arbitral el órgano competente para dilucidar sobre dicha
nulidad.

2.3.2. Por otro lado, debe indicarse que el artículo 149 del Reglamento establece que
“Cuando habiéndose practicado la liquidación final y exista una controversia
sobre el saldo a favor de la Entidad menor al monto de la garantía de fiel
cumplimiento, esta se devuelve, siempre que el contratista entregue una garantía
por una suma equivalente al monto que la Entidad determinó en su liquidación. La
última garantía se mantiene vigente hasta el consentimiento de la liquidación
final”. Asimismo, el artículo 155 del Reglamento establece que “Cuando el
contratista no la hubiere renovado antes de la fecha de su vencimiento. Una vez
que se cuente con la conformidad de la recepción de la prestación o haya quedado
consentida la liquidación, según corresponda, y siempre que no existan deudas a
cargo del contratista o de haber saldo a favor, se le devuelve el monto ejecutado
sin dar lugar al pago de intereses”.

Como se advierte, la garantía de fiel cumplimiento es devuelta cuando ya se tiene

5
Acedo Penco, A. (1996-1997) El orden público actual como límite a la autonomía de la voluntad en la
doctrina y la jurisprudencia, España, Anuario de la Facultad de Derecho de la Universidad de
Extremadura, pp. 323-392.
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la conformidad de la recepción de la prestación o cuando ya ha quedado consentida


la liquidación, según corresponda, y siempre que no existan deudas a cargo del
contratista o que este tenga un saldo a favor.

2.3.3. Ahora bien, en este punto es importante señalar que, por definición de la doctrina,
un contrato nulo es inexistente y, por ende, no surte efectos; por tanto, la declaración
de nulidad de un contrato determina que las obligaciones que constituyen su objeto
son inexigibles para las partes.

De esta forma, una consecuencia de la declaratoria de nulidad del contrato es que


no pueda exigirse al contratista la ejecución de ningún trabajo u obligación
contractual y, además, que tampoco pueda exigirse a la Entidad a efectuar el pago,
pues el cumplimiento de dichas prestaciones solo pueden justificarse en el marco
de una relación contractual válida; en consecuencia, la declaración de nulidad del
contrato tiene como consecuencia que este no genere efectos económicos, ello sin
perjuicio de las acciones destinadas a impedir el enriquecimiento sin causa u otras
a que hubiere lugar.

Aunado a lo anterior, es importante señalar que los procesos de contratación


realizados al amparo de la normativa de contrataciones del Estado se desarrollan
sobre la base —entre otros— del Principio de Equidad, por el cual “Las prestaciones
y derechos de las partes deben guardar una razonable relación de equivalencia y
proporcionalidad, sin perjuicio de las facultades que corresponden al Estado en la
gestión del interés general”, es así que las acciones que se adopten en el marco de
todo proceso de contratación deben realizarse manteniendo, entre otros aspectos, el
equilibrio económico financiero.

Al respecto, debe mencionarse que la normativa de contrataciones del Estado no


regula aspectos relacionados al enriquecimiento sin causa, sin embargo, la Entidad,
en una decisión de gestión, puede optar por realizar las acciones que estime
pertinentes para impedir dicha situación en el marco de un escenario en que se
declara la nulidad de un contrato.

2.3.4. Desarrollados los alcances anteriores, debe aclararse que, en el marco de la


declaratoria de nulidad de un contrato, la normativa de contrataciones del Estado
no ha previsto el momento en el que la Entidad debe devolver las garantías; sin
embargo, la Entidad, en una decisión de gestión, puede optar por realizar las
acciones que estime pertinentes para impedir que en ese contexto se genere un
enriquecimiento sin causa y, una vez que se determinan los saldos a favor o en
contra del contratista, proceder a devolver las garantías.

2.4. “¿La supuesta presentación de información inexacta que no cuenta con


manifestación expresa del órgano emisor, puede ser suficiente para declarar la
nulidad de contrato?” (Sic.).

2.4.1. De manera previa, como ya se ha indicado, el OSCE no tiene competencia para


emitir pronunciamiento sobre situaciones o casos concretos. Por tanto, este
Organismo Técnico Especializado no puede determinar, en vía de consulta, si una
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situación en particular configura, o no, una causal prevista en el artículo 44 de la


Ley para efectos de que la Entidad declare la nulidad de un contrato.

2.4.2. Sin perjuicio de ello, debe indicarse que el literal b) del numeral 44.3 del artículo
44 de la Ley, establece que la Entidad puede declarar de oficio el contrato “Cuando
se verifique la trasgresión del principio de presunción de veracidad durante el
procedimiento de selección o para el perfeccionamiento del contrato, previo
descargo”.

Sobre el particular, debe precisarse que la declaratoria de nulidad del contrato es


potestad de la Entidad, la cual se habilita cuando se configura alguna de las causales
previstas en el artículo 44 de la Ley; así, cuando la Entidad verifica la trasgresión
del principio de presunción de veracidad por parte del contratista, ya sea durante el
procedimiento de selección o para el perfeccionamiento del contrato, esta puede
declarar la nulidad del contrato, previo descargo del contratista. Cabe añadir que ni
la Ley ni el Reglamento han establecido parámetros para la revisión y verificación
de los documentos que fueron presentados por los contratistas durante el
procedimiento de selección o para el perfeccionamiento del contrato y determinar,
finalmente, la transgresión del mencionado principio.

2.4.3. En definitiva, cuando la Entidad verifica la transgresión del principio de presunción


de veracidad por parte del contratista, durante el procedimiento de selección o para
el perfeccionamiento del contrato, podrá declarar la nulidad del contrato. La
normativa de contrataciones del Estado no ha establecido parámetros para realizar
dicha verificación; la Entidad debe evaluar los documentos e información a efectos
de determinar si se configura la causal de nulidad del literal b) del numeral 44.3 del
artículo 44 de la Ley.

3. CONCLUSIONES

3.1. El artículo 44 de la Ley ha establecido de manera expresa las causales que habilitan
a la Entidad a declarar la nulidad de los actos expedidos en el procedimiento de
selección y, por otro lado, claramente diferenciadas, las causales por las cuales la
Entidad puede declarar la nulidad del contrato. Así, puede concluirse que no puede
declararse la nulidad del contrato por causales que la Ley ha establecido como
causales para declarar la nulidad de los actos expedidos en el procedimiento de
selección.

3.2. Por lo establecido en el artículo 44.6 de la Ley, se podría declarar nulo el contrato,
celebrado al amparo de la normativa de contrataciones del Estado, por alguna de las
causales de nulidad establecidas en el Código Civil, como en el caso de haberse
perfeccionado incumpliendo los plazos y los requisitos previstos en el artículo 139
y 141 del Reglamento, siendo finalmente el árbitro único o el tribunal arbitral el
órgano competente para dilucidar sobre dicha nulidad.

3.3. En el marco de la declaratoria de nulidad de un contrato, la normativa de


contrataciones del Estado no ha previsto el momento en el que la Entidad debe
devolver las garantías; sin embargo, la Entidad, en una decisión de gestión, puede
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optar por realizar las acciones que estime pertinentes para impedir que en ese
contexto se genere un enriquecimiento sin causa y, una vez que se determinan los
saldos a favor o en contra del contratista, proceder a devolver las garantías.

3.4. Cuando la Entidad verifica la transgresión del principio de presunción de veracidad


por parte del contratista, durante el procedimiento de selección o para el
perfeccionamiento del contrato, podrá declarar la nulidad del contrato. La
normativa de contrataciones del Estado no ha establecido parámetros para realizar
dicha verificación; la Entidad debe evaluar los documentos e información a efectos
de determinar si se configura la causal de nulidad del literal b) del numeral 44.3 del
artículo 44 de la Ley.

Jesús María, 19 de junio de 2023

Firmado digitalmente por SEMINARIO


ZAVALA Patricia Mercedes FAU
20419026809 soft
Motivo: Soy el autor del documento
Fecha: 19.06.2023 17:51:26 -05:00

PATRICIA SEMINARIO ZAVALA


Directora Técnico Normativa
JDS

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