Capiìtulo 6 Profesionales 1
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ADOLESCENTES Y ADULTOS:
IMPLICACIONES EN EL TRATAMIENTO
Dr. Russell A. Barkley
CAPÍTULO 6
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CAPÍTULO 6 – LAS CONSECUENCIAS DEL TDAH EN ADOLESCENTES Y ADULTOS:
IMPLICACIONES EN TRATAMIENTO
BIENVENIDOS
Antes de empezar, quiero compartir con Uds. mis fuentes de ingresos durante el
año pasado, por si consideran que pueda existir algún conflicto de intereses en los
contenidos de esta presentación. Durante el último año he recibido una pensión
de jubilación de la Cátedra de Medicina de la Universidad de Massachusetts,
aunque sigo ejerciendo mi profesión. También he impartido conferencias en
diversas localidades internacionales y en la diapositiva pueden ver las
organizaciones que patrocinaron estas presentaciones. Recibo derechos de autor
de diversos editoriales por los productos relacionados con el TDAH que he creado,
y de varias páginas web por mis seminarios en Internet. He trabajado además
como conferenciante en representación de varias de las principales empresas
farmacéuticas que venden productos para el tratamiento del TDAH, a las que he
asesorado como experto.
Este curso va a tratar las consecuencias del TDAH en los adolescentes y los
adultos. Al describir las diversas áreas de disfunción, hablaré también de las
implicaciones para su tratamiento. Es en realidad la segunda parte de un curso,
sobre los factores de riesgo y disfunciones asociados con el TDAH. En la primera
parte del curso, hemos hablado de los factores de riesgo en la infancia. Este curso
como ya he comentado, tratará las consecuencias del TDAH en estos niños al,
llegar a la adolescencia y a la edad adulta.
Otro requisito, fue que sus síntomas no fueran apropiados para su etapa de
desarrollo que pudimos determinar, al entregarles a las familias el Cuestionario
Conners para Padres y la Escala de Valoración de Actividades Werry-Weiss-Peters.
Los niños participante en el estudio, tenían que estar dentro del percentil 98 de la
media, de acuerdo al Índice Connors de Hiperactividad y dentro del percentil 84,
de la media para la Escala de Valoración de Actividades Werry-Weiss-Peters. Era
necesario demostrar problemas de conducta generalizados en diversas
situaciones diarias, según el Homes Situation Questionnaire (Cuestionario de
Situaciones Domésticas).
Los síntomas de los niños participantes, tenían que haberse iniciado antes de los 6
años y como vemos en la diapositiva, excluimos varias condiciones, incluidas las
psicopatologías más severas.
Formamos otro grupo de 81 niños de contextos, barrios y colegios parecidos,
basándonos en lo que se llama la técnica de la bola de nieve. Consiste en invitar a
participar en el proyecto, a personas conocidas por los niños con TDAH y por sus
padres. Invitas entonces al grupo, a que recomiende amigos suyos como
participantes potenciales, y así… hasta conseguir el grupo de control. Utilizamos
este proceso de selección, para asegurarnos de que los niños del grupo de
control, compartían barrio, características socioculturales y de entorno, con los
niños con TDAH. Volvimos a evaluar a estos niños de nuevo a los 15, a los 21 y a
los 27 años. Los resultados que comentaré en esta presentación provienen, en su
mayoría, del seguimiento de los 21 a los 27 años. Observen que tuvimos un alto
nivel de permanencia de participantes, tanto en el grupo con hiperactividad
como en el grupo de control, por tanto la mayoría de las personas que
participaron en el inicio del estudio, participaron también en estos seguimientos.
Al llegar a la edad adulta, a los 27 años, el TDAH entonces se definía según los
criterios modificados del DSM-IV. Con esto quiero decir, que no utilizamos el
umbral diagnóstico de los 6 síntomas de cualquiera de los dos listados de
síntomas, tal como exige el DSM-IV, porque según los estudios, este umbral no es
apropiado para evaluar a los adultos. De hecho, es excesivo y corresponde al
percentil 99 de la población adulta.
COLABORADORES
Fíjense que al llegar a los 21 años, la gran mayoría de los niños con TDAH ya no
recibían tratamiento y no lo habían recibido, especialmente por fármacos,
durante sus años en el instituto. Aquí pueden ver, que sólo una cuarta parte de
los niños con TDAH, fueron tratados con fármacos cuando estaban en el instituto
y la gran mayoría de estos niños, fueron tratados con medicamentos
estimulantes. Al terminar el instituto, al llegar a los 21 años, la proporción de
chicos que recibían tratamiento con fármacos, había disminuido a 1 entre 7, es
decir, el 13% de los niños participantes.
Lo primero que nos interesa es el grado de persistencia del TDAH. Existen muchos
estudios que han investigado sobre esta cuestión. Los que no utilizaron criterios
diagnósticos formales, normalmente estudios realizados durante los años 70 y 80,
encontraron que los síntomas de aproximadamente el 50% de los individuos
participantes parecían persistir a lo largo de los primeros 10 años del
seguimiento, es decir, hasta entrada la adolescencia. Pero sin embargo, una vez
que se empezaban a utilizar los criterios formales del DSM, encontramos un
porcentaje más alto de persistencia.
En mi opinión, este aumento se debe a que los criterios del DSM son más
rigurosos. De todos modos, parece que por lo menos en un 70 u 80% de los
individuos, el TDAH completo persiste durante los primeros 10 años del
seguimiento, hasta la mitad de la adolescencia. Con esto no quiero decir que el
20 o 30% restante lo superaran. Como he indicado anteriormente, es habitual que
cierto porcentaje de las personas con TDAH lo superen, en este caso
probablemente es de un 10 a 15%. El otro porcentaje del 10 al 15% restante,
tiene un alto nivel de síntomas, pero no suficientes para cumplir con los criterios
diagnósticos del DSM para el TDAH.
Al llegar a los 21 años, o al inicio de la edad adulta, nuestro estudio recogió unos
resultados bastante interesantes y contradictorios, en comparación con otros
estudios. Esos estudios hicieron un seguimiento de niños con TDAH hasta los 21
años y la gran mayoría habían superado el trastorno. Los resultados mostraban
que entre un 3 y un 8% de los niños seguían cumpliendo todos los criterios para el
TDAH, al llegar a esa edad.
Esto demostraba un grado de recuperación realmente extraordinario entre los 15
y los 21 años, y nos preguntamos si era real o no. Cuando examinamos los
métodos empleados en todos estos estudios basados en un seguimiento de niños
hasta la edad adulta, descubrimos dos elementos que todos tenían en común.
El primero, es que todos los estudios dejaron de entrevistar a los padres de los
participantes, cuando éstos llegaban a la edad adulta. Las entrevistas se
realizaron solamente con los participantes.
Nos preguntamos si este hecho influía sobre los resultados. ¿Es importante la
fuente de información para determinar el grado de persistencia del TDAH? Uds.
pueden ver la respuesta a esta pregunta, en la parte central de esta diapositiva,
aquí mismo, donde comparamos los resultados de nuestras entrevistas con los
participantes y con sus padres. Observen, que cuando entrevistamos a los
participantes con TDAH a los 21 años, sólo un promedio de un 5% tenía síntomas
suficientes para un diagnóstico de TDAH, según los criterios del DSM.
En otras palabras, reproducimos los resultados de otros estudios. Pero entonces,
nosotros también incluimos a los padres, y cuando completamos estas entrevistas
con los datos aportados por ellos, el porcentaje fue como pueden observar aquí,
por lo menos 10 veces mayor, aproximadamente el 46%. Lo que significa es que
efectivamente, la fuente de la información influye mucho sobre el grado de
persistencia del trastorno. Si contamos con los informes de los padres a lo largo
de todo el seguimiento, parece que por lo menos la mitad de los participantes,
cumplen con todos los criterios del DSM, al llegar a la edad adulta. Si en cambio,
sólo se entrevista a los participantes mismos, sólo un pequeño porcentaje,
cumplen con todos los criterios.
La segunda cuestión, tiene que ver con los criterios del DSM. Como comenté
anteriormente, los criterios del DSM se desarrollaron pensando en la población
infantil y fueron testados sólo en esta población. Por tanto es posible que los
umbrales para el diagnóstico, e incluso la manera de describir los síntomas, no
sean apropiados para determinar el TDAH en los adultos.
Es decir, podría ser posible que los individuos superen los criterios del DSM, pero
no el trastorno en sí. Esto por supuesto requiere tener una definición diferente
del trastorno, que se pueda contrastar frente a los criterios del DSM.
La definición que nosotros usamos como alternativa, es conocida como conductas
inapropiadas en la etapa de desarrollo del individuo o criterios referenciales
según el desarrollo. Decidimos definir el TDAH en los adultos, basándonos en dos
desviaciones típicas sobre la media del número de síntomas que una persona sin
el trastorno presentaría en un auto-informe. Corresponde aproximadamente al
percentil 98. Una vez más, volvimos a entrevistar a los participantes en el estudio
sobre su trastorno y también a sus padres. Como pueden observar en la parte
inferior de la diapositiva, aquí, cuando entrevistamos a los individuos que tenían
TDAH durante su infancia y adolescencia, en referencia a los síntomas, sólo un
12% estaban en el percentil 98. Es un porcentaje casi tres veces mayor que el que
encontramos según los criterios del DSM, pero sigue siendo bastante bajo. Por
otro lado, observen aquí, los resultados que obtuvimos cuando preguntamos a los
padres sobre los síntomas de sus hijos.
Entonces vemos, que aproximadamente un 66% de los individuos con TDAH, se
sitúa en una cifra superior al 2% superior de la población, según los informes de
sus padres. Si contrastamos el 66% con el 46%, vemos el problema con el DSM.
Hay por lo menos más de una tercera de los individuos con TDAH que tienen
comportamientos no apropiados con su etapa evolutiva y por tanto podrían
considerarse como casos de TDAH que el DSM no detecta.
Para decirlo de otra manera, si usamos los criterios del DSM tal como están
escritos, habría por lo menos una tercera parte de los adultos que mantienen un
desarrollo inapropiado en su etapa evolutiva, pero no cumplen con los criterios
del DSM.
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Como nos sugieren los datos que vemos aquí, los autoinformes de personas con
TDAH, suelen subestimar el grado de sus síntomas, por lo menos hasta bien
entrada en la edad adulta.
Para resumir, recomendamos contrastar siempre los auto-informes realizados por
personas con TDAH con informes de las personas que les conocen bien, para
evitar la trampa de la subestimación de síntomas o grado de disfunción por parte
del paciente.
La siguiente pregunta es ¿qué ocurre en nuestro estudio longitudinal, cuando los
participantes llegan a los 27 años de edad? Existen muy pocos estudios de niños
con TDAH que hayan continuado durante tanto tiempo.
En esta diapositiva vemos los resultados a los 27 años. De hecho, lo que vemos
aquí, son los resultados a lo largo de todo el período de seguimiento, así que les
explicaré que significan estos resultados. Aquí vemos los resultados a los 21 años,
que acabo de describir. Pueden observar que hemos dividido el TDAH en
definiciones distintas, que están aquí a la derecha y que les explicaré. La línea
azul oscuro, representa lo que llamaríamos el “síndrome” completo del TDAH. Es
decir, si el individuo cumple con la totalidad de los criterios del DSM para este
trastorno. Las siguientes dos líneas, la azul claro y la amarilla, representan una
definición del TDAH, según la etapa evolutiva. La línea azul claro, representa el
percentil 98 que comentamos anteriormente y la línea amarilla, representa el
percentil 93 o una desviación típica de 1,5 sobre el promedio.
Observen el espacio entre las líneas azul claro y amarillo y la línea azul oscuro.
Este espacio o diferencia, representa el problema con el DSM. Muestra que
muchos individuos permanecen a lo largo de su vida con síntomas no apropiados
para su etapa evolutiva, pero se ve que el DSM tiene cada vez más dificultades
para detectarlos.
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Como he dicho anteriormente, es posible superar los criterios del DSM que vemos
aquí sin superar necesariamente el trastorno, si lo definimos como síntomas no
apropiados para la etapa evolutiva.
Para terminar, observen la línea roja en la parte inferior de la diapositiva.
Representa el porcentaje de los participantes en nuestro estudio de seguimiento
de personas con TDAH, que ya mostraban un rango normal en el grado de
síntomas.
Para definir el rango de normalidad, requerimos que por lo menos tuviera una
desviación estándar o menos, con respecto a la media de nuestro grupo de
control. Aquí pueden ver, que un pequeño porcentaje de individuos empiezan a
mostrar una normalización en cuanto a sus síntomas.
En esta diapositiva, vemos los resultados numéricos reales que utilizamos para
crear el gráfico. Fíjense especialmente en los números de la última columna de la
derecha, con los resultados del seguimiento a los 27 años. Vemos que el número
de personas con TDAH, según la definición de conducta no apropiada para la
etapa evolutiva (en el percentil 98 o 93) es el doble que las personas que
cumplían los criterios del DSM. Esta diferencia, se tendrá que corregir en el DSM-
V, para asegurarse de que los criterios sigan siendo adecuados para valorar el
TDAH en los adultos. En la parte inferior, vemos el porcentaje de individuos que
presentaban síntomas dentro del rango de la normalidad, que hemos considerado
generosamente, como el percentil 84 o menor. Y finalmente vemos, entre
paréntesis, a las personas que no solamente presentaban síntomas dentro del
rango de la normalidad, sino que tampoco demostraban mayores disfunciones
que el promedio de los individuos en el grupo de control.
Es decir, que mostraban un área o menos de disfunción.
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Este gráfico sugiere, que aproximadamente un tercio de los individuos con TDAH,
puede estar superando el trastorno, según los informes de sus padres. Pero
observemos qué ocurre cuando volvemos a los auto-informes. Allí vemos una
tendencia a lo contrario, en cuanto a los síntomas. Con el tiempo vemos un
aumento de los síntomas en vez de una reducción, independientemente de la
definición del TDAH que aplicamos.
Esto nos sugiere que las personas con TDAH, son más conscientes de sus síntomas
al inicio de la edad adulta, al cumplir los 21 años. No importa la definición de
TDAH que utilicemos, observamos un aumento en la percepción de los síntomas
de TDAH por parte del individuo.
Hay muchos posibles motivos de este aumento de los síntomas en los auto-
informes. Puede ser que muchos de estos individuos, se hayan independizado de
la casa de sus padres, y que sus amigos, compañeros, parejas o sus jefes,
empiecen a comentar con ellos sus problemas de conducta y por tanto ya no
pueden simplemente echarles la culpa a sus padres, como habían hecho cuando
eran más jóvenes. De hecho, a los 15 y a los 21 años, la mayoría de estas
personas no creían tener TDAH para nada, a pesar de que sus padres les habían
llevado a evaluar y habían recibido un diagnóstico, realizado por profesionales.
Pero observen que al llegar a los 27 años, un número mayor de estas personas
empiezan a “despertar” y darse cuenta de que pueden tener síntomas de TDAH.
Otro motivo de este aumento podría ser neurológico. La automonitorizacíon está
localizada en el lóbulo frontal del cerebro, en particular en el cingulada anterior, y
el lóbulo frontal sigue madurando hasta finales de los 20 y el inicio de los 30 años
de edad. Entonces es posible que parte de este aumento de reconocimiento del
TDAH, esté basado en la continua maduración neurológica.
Las personas tienen una mayor auto-conciencia y por tanto una mayor conciencia
de sus propios síntomas. Es posible que ambas explicaciones sean válidas en
relación con estos datos, pero da igual, porque lo que observamos en este gráfico,
no contradice los informes de sus padres.
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De hecho, representa una convergencia. Si comparásemos los dos gráficos que les
he enseñado, la disminución de los síntomas en los informes de los padres y el
aumento de síntomas en los auto-informes, podemos observar que hay una
convergencia de los dos en el seguimiento de los 27 años. Las personas con TDAH
que lo han tenido durante toda la vida, empiezan a estar de acuerdo con sus
padres sobre el grado de síntomas que pudieran tener. Esta convergencia
probablemente continúa unos años más, hasta iniciados los 30.
Es decir, que cuánto más mayor sea el paciente con TDAH, hay mayor
concordancia entre sus auto-informes y los informes de las personas de su
entorno. Pero antes de los 27 ó 30 años de edad, es frecuente que no coincidan.
Por eso, recomiendo encarecidamente que siempre obtengan el informe de
alguien que conozca bien a la persona, para contrastar con el auto-informe.
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Pero este hecho por supuesto, simplemente refleja la severidad del trastorno. Lo
importante es que no pudimos identificar ningún pronosticador de peso para la
superación del trastorno, por lo menos a través de las medidas de factores
psicológicos o sociales.
Estos resultados son muy parecidos a los de Joseph Biedeman y sus compañeros
en el Massachusetts General Hospital, en su propio estudio longitudinal. Es decir,
que existen muy pocos, y posiblemente ningún elemento pronosticador de los
resultados para el futuro.
Encontraron 3 factores que tenían significancia estadística pero, igual que en
nuestro estudio, no parecían corresponder mucho en la variación de los
resultados. De nuevo, el grado de severidad del TDAH en la evaluación anterior,
la presencia o no de por lo menos otro trastorno psiquiátrico y el grado de las
diferentes formas de psicopatologías que podría tener la madre, contribuían
aparentemente, a la persistencia del trastorno en el tiempo.
Pero la conclusión de este estudio, y de muchos otros también, es que existen
pocos, o posiblemente ningún pronosticador fiable de la persistencia del TDH en
la edad adulta. La razón de estos resultados, puede ser debida a que todos hayan
examinado factores psicológicos, psiquiátricos o sociales y ninguno estudió
mediciones neurológicas o genéticas del TDAH. Es posible que ciertos genes o
pautas de desarrollo neurológico, sean mayores factores pronosticadores de la
persistencia del TDAH en la edad adulta.
Como han visto en mi curso en esta página web sobre las etiologías del TDAH,
sabemos que el TDAH es uno de los trastornos neurogenéticos más llamativos
dentro de la psiquiatría. Factores neurológicos y genéticos, contribuyen en gran
parte a la etiología del trastorno, y quizás estos mismos factores sean
determinantes también en el pronóstico de la persistencia del trastorno en la
edad adulta. De hecho, estudios recientes han demostrado que las personas con
ciertas versiones de los genes dopamínicos en el cerebro o que tiene versiones
distintas de estos genes, tienen tendencia a un desarrollo de la corteza frontal
más rápido que personas que no los tienen.
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Por tanto, es posible que existan factores genéticos que están relacionados con el
grado de persistencia del TDAH. Es de esperar que futuras investigaciones nos
aporten más información sobre esta cuestión.
RESULTADOS EDUCATIVOS
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Observen que muy pocos de estos chicos inician los estudios universitarios y aún
menos los terminan, en comparación con la población general o con el grupo de
control de este estudio. Todo esto significa, que las personas con TDAH llegan a la
edad adulta con menos formación que otras personas de su mismo entorno socio-
cultural, su mismo barrio o su mismo instituto.
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¿Qué significa todo esto en relación con la manera de manejar el TDAH y las
dificultades que presenta en la educación? Me parece que primero, existe una
clara necesidad de formar a los profesores, directores y orientadores escolares,
sobre los grandes riesgos de fracaso escolar asociados con el TDAH. El TDAH es
un trastorno que perjudica mucho el paso del niño o del joven por el sistema
escolar. Lo segundo, es educar a los profesores específicamente sobre estrategias
que funcionan muy bien, para mejorar la conducta de los niños con TDAH en el
entorno escolar. Son de gran ayuda en el aula y ayudan al alumno en su paso por
el sistema educativo, con mayores posibilidades de éxito. Hay más información
específica sobre el manejo de conductas en el aula, en mi curso sobre la gestión
del TDAH en la escuela, disponible en esta página web.
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Los informes tanto de los padres como de los profesores, indican que todos están
más satisfechos con la forma de manejar a los niños con TDAH, cuando tienen
acceso a un asesor experto en este tema.
Nuestros resultados indican también, que los niños con TDAH deberían pasar una
revisión cuando inician la educación primaria. Revisar al niño según una escala de
valoración numérica de síntomas de TDAH es un procedimiento muy corto, sólo
se tarda unos 3 minutos y tiene un porcentaje de acierto notablemente alto. Un
examen psicológico más completo, detecta el TDAH en un 70 y un 80% de los
niños seleccionados por esta revisión rápida. El 30% restante, suelen ser niños
que tienen otros trastornos que causan conductas perturbadoras en el entorno
escolar, aunque no sea TDAH.
Estos instrumentos de revisión son bastante económicos, no ocupan mucho
tiempo y funcionan razonablemente bien, como herramienta de detección para
identificar a personas con riesgo de TDAH. Si se detecta el riesgo, se puede
realizar una evaluación más exhaustiva para determinar la naturaleza exacta del
trastorno que tiene, con toda probabilidad se tratará del TDAH y a continuación
se podría recomendar inmediatamente al colegio, las medidas necesarias para
tratar las dificultades del niño cuando inician su educación formal. Es preferible
buscar asesoramiento profesional en este momento, en lugar de esperar varios
años y reaccionar cuando el niño muestre ya fracaso escolar.
Como he comentado al hablar del enlace especializado, otra intervención
constructiva para tratar el TDAH en el entorno escolar, es la disponibilidad de un
asesoramiento para los profesores sobre métodos de gestión de conductas,
previa a la derivación del niño a un especialista. Este asesoramiento se puede
llevar a cabo por otras personas del equipo escolar, de los orientadores o
psicólogos que colaboran con el colegio o por profesionales fuera del entorno
escolar, que atiendan al niño. Es posible también adaptar el currículum pensando
en las necesidades específicas del niño con TDAH, además de emplear métodos
de modificación de conducta. Y por supuesto, si ninguna de estas posibilidades
funciona, se puede derivar al niño para una evaluación escolar específica y darle
acceso a los servicios de educación especial.
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Creo también, que estos resultados indican que es necesario iniciar el tratamiento
farmacológico a una edad más temprana, para prevenir o combatir los efectos
adversos del TDAH en el futuro.
Hoy en día se suele derivar a los niños para tratamiento con medicamentos
específicos para el TDAH, entre los 8 y los 10 años. Hay niños que están derivados
antes o después, pero la edad habitual para iniciar la medicación es esa.
Tengan en cuenta, que estos niños llevan 3 o 4 años en el sistema educativo antes
de empezar a medicarse, y significa que hay que recuperar la formación perdida
en esos 3 o 4 años que será difícil compensar, si el inicio de del tratamiento con
fármacos más tarde. Por tanto, iniciar este tipo de tratamiento a una edad más
temprana, podría tener un impacto positivo mucho más eficaz para el
rendimiento escolar del niño con TDAH. Recomiendo también que estos
individuos utilicen de entre estos medicamentos, los de sistema de liberación
prolongada y así cubrir toda la jornada escolar con una sola dosis.
En décadas anteriores, fueron más habituales los medicamentos de liberación
inmediata, cuyos efectos duraban sólo de 3 a 5 horas. Por tanto, los niños con
TDAH tenían que tomar sus medicaciones 2 o 3 veces durante la jornada escolar,
un hecho que en ocasiones llevaba a la estigmatización social y perturbaba el
ritmo de la jornada escolar. Significaba también, que el colegio tenía que
responsabilizarse de los medicamentos, algunos de los cuales son potencialmente
adictivos o susceptibles de abusos. Los nuevos medicamentos de una sola toma
de liberación prolongada, evitan estas situaciones. Los niños ya no están
expuestos a esta estigmatización, ni se tiene que interrumpir el ritmo de los
estudios, para tomar sus medicamentos varias veces durante la jornada escolar.
Para terminar, en la última línea de esta diapositiva, verán que hago una
recomendación encarecida de aportar a los niños con TDAH cuando entran en el
Instituto, asesoramiento sobre su capacitación vocacional y formación profesional
técnica, como parte de sus estudios. Lo recomiendo independientemente de la
probabilidad de seguir con estudios universitarios o no.
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Observen las dificultades para el empleo, que se han visto en varios de los
estudios longitudinales y como pueden comprobar aquí, muchos de estos
estudios demuestran que las personas con TDAH entran en el mercado laboral
con menos formación académica y menos capacidades. Por eso recomiendo, que
reciban algún tipo de formación profesional en el instituto. Se ha visto además,
que estas personas suelen pasar más tiempo sin empleo que las del grupo de
control. En mi estudio longitudinal, en los tres meses previos a su comienzo, por
ejemplo a los 21 años, era tres veces mayor el número de chicos con TDAH sin
empleo, comprándolo con el grupo de control.
Y Uds. pueden ver que los resultados no son mucho mejores a los 27 años,
especialmente para las personas con TDAH persistente. Uno de cada cuatro
carecía de empleo durante los tres meses previos a la entrevista. Otros estudios
han tenido resultados parecidos y han señalado además, que las personas con
TDAH, tienden a cogerse más días de baja por enfermedad, a tener una baja
productividad durante más días laborales al año y a no cumplir con su propio
trabajo. En conclusión, está claro que le TDAH tiene un impacto sobre el
rendimiento laboral y que este impacto tendrá repercusiones económicas para la
empresa.
También hemos visto que las personas con TDAH, tenían mayor probabilidad que
las personas del grupo de control de ser despedidas de su trabajo, como resultado
de conductas inapropiadas.
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Aquí pueden observar, que a los 21 años el número de personas con TDAH que
fueron despedidas de su trabajo, fue el doble que en el grupo de control. A los 27
años, el porcentaje para las personas con TDAH persistente, fue de
aproximadamente un 43% y un poco más bajo para las personas con TDAH no
persistente.
Vimos también que el número de trabajos de los que habían sido despedidas, fue
3 veces mayor que la cifra para las personas sin TDAH.
Por tanto, no solamente tenían mayor probabilidad de ser despedidas, sino que
también tenían mayor probabilidad de ser despedidas de distintos puestos de
trabajo. Encontramos asimismo, que tenían mayor tendencia a cambiar de
trabajo por su propia cuenta. La mayoría decían, que el trabajo en cuestión les
aburría y que se habían despedido porque sí, de forma impulsiva, para ver si
podrían encontrar otro empleo. Aquí pueden ver, que la cantidad de trabajos que
las personas con TDAH dejaron por su propia decisión, fue el doble que en el
grupo de control. Al llegar a los 27 años, pueden observar de nuevo que el
número de trabajos que dejaron por un impulso, fue el doble que en el grupo de
control, independientemente de si tenían TDAH persistente o no persistente.
Buscamos también una manera de obtener información sobre los participantes
con TDAH, por parte de sus jefes. A éstos les dijimos simplemente que estábamos
realizando un estudio del grado de satisfacción en el trabajo, para que no
supieran el verdadero propósito del estudio ni el diagnóstico de TDAH de sus
empleados. Según sus supervisores, los individuos con TDAH mostraron en el
trabajo, una cantidad significantemente mayor de síntomas, tanto del TDAH como
del Trastorno Negativista - Desafiante, comparado con las personas del grupo de
control. Opinaron también, que el trabajo realizado por los individuos con TDAH,
fue de peor calidad que el trabajo realizado por el grupo de control. Al terminar
nuestro estudio de seguimiento a los 27 años, las personas con TDAH tenían
trabajos de status inferior y por lo general, estaban en una franja socio-
económica más baja, determinada por sus ingresos, nivel de educación y status
social de sus trabajos, también en comparación con el grupo de control.
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Por tanto con el tiempo, las personas con TDAH avanzan más lentamente por la
escala del éxito socio-económico, que las personas que no padecen el trastorno.
El estudio realizado en Nueva York por los compañeros de Sal Mannuzza, al
parecer encontró también, que al llegar a los 30 años de edad, muchas personas
con TDAH tienden al autoempleo, como trabajadores autónomos.
Aproximadamente un tercio de los participantes en el estudio, trabajaban como
autónomos.
Puede que sea simplemente el resultado de los fracasos anteriores en trabajos
por cuenta ajena, pero también podría reflejar la posibilidad de que a las personas
con TDAH les sea más fácil adaptarse al trabajo por cuenta propia. Es decir, que
hay menor dificultad con el auto-empleo, donde uno es su propio jefe y no te
pueden despedir. También resulta más fácil organizar el trabajo alrededor del
horario, en el que se tenga mayor productividad, sea por la tarde o por la noche,
en vez de tener que adaptar su horario al de la empresa. A menudo las personas
buscan el autoempleo en campos donde encuentran mayor satisfacción o
disfrute, campos en los que uno funciona con éxito o eficacia. El auto-empleo
ofrece mayores posibilidades de trabajar según sus propios intereses, talentos o
aficiones, algo que disminuye las dificultades laborales debido al TDAH.
Aquí están los resultados del Estudio de Milwaukee, cuando los participantes
tenían 27 años. De nuevo vamos a comparar los tres grupos que vemos aquí:
TDAH persistente, TDAH no-persistente y el grupo de control de la comunidad. Si
observamos la pauta global, hay una ligera diferencia con la pauta que vimos con
el rendimiento académico. Vemos que las personas con TDAH persistente,
tuvieron mayores problemas con sus compañeros de trabajo, y lo observamos
también en otras áreas. Aquí por ejemplo, las personas con TDAH persistente,
tuvieron mayores problemas a la hora de aceptar una disciplina o la imposición de
reglas en el trabajo.
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Por tanto, hay que ser cauteloso a la hora de comunicar esta información, para
elegir la persona adecuada o simplemente no decir nada.
Creo además, que la formación profesional técnica que reciban en el instituto, de
la que hablé antes, en relación con los riesgos en el entorno escolar, podría ser
útil a la hora de abordar las dificultades laborales.
Las personas con TDAH que tengan una formación profesional técnica y de
capacitación vocacional, estarían más preparadas a la hora de entrar en el mundo
laboral y podrían tener menos dificultades en el trabajo.
Desde luego, sería útil informar a los adolescentes y adultos jóvenes con TDAH,
sobre trabajos en los que puedan tener mayor posibilidad de ajustarse a las
características particulares del trastorno. Pueden existir ciertas profesiones o
trabajos, en los que los síntomas del TDAH sean menos perjudiciales.
El ejército, por ejemplo, es una profesión que aporta un contexto muy
estructurado, con ayudas, apoyos y formación, a la vez que requiere y aporta un
mayor seguimiento, con medidas disciplinarias, en el caso de que sean necesarias.
Es posible que la mayor estructuración laboral que aporta el ejército, sea
beneficiosa para algunas personas con TDAH. De hecho, puede que explique
porque en el ejército, hay una mayor proporción de individuos con TDAH que
personas de la población en general. Puede tratarse de una especie de auto-
selección, en la que el individuo percibe que el ejército aporta un entorno
estructurado, en el que las dificultades por TDAH van a ser menores. Desde
luego, he aconsejado a numerosos jóvenes, que consideren el ejército como
opción formativa y como una profesión en el que tengan menos dificultades,
especialmente si no piensan matricularse en la universidad.
Hay muchos adultos con TDAH, que tienen mayores posibilidades de adaptación
en, las artes escénicas, las artes visuales, los monólogos cómicos, áreas
comerciales u otras profesiones activas, que ofrecen grandes posibilidades para
expresarse. Como he comentado anteriormente, el auto-empleo puede ser otra
área para mayores éxitos y menor grado de dificultades.
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Es cierto que la jornada laboral de algunas personas, puede extenderse más allá
de la extensión de estas fórmulas. Éstas suelen durar entre 8 y 10 horas y hay
personas con jornadas laborales de 10 a 12 horas, o más. Si lo estima necesario,
su médico puede ampliar el horario de tratamiento con medicaciones de
liberación inmediata en forma de comprimido o píldora.
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En numerosos estudios, vimos que las personas con TDAH tenían mayor
tendencia a conducir cuando eran jóvenes adolescentes, antes de conseguir el
carnet de conducir. Es decir, que antes de tener su licencia, cogían el coche de
sus padres y conducían cuando sus padres no estaban en casa.
Los riesgos que presenta esta situación, tanto para los adolescentes como para
otros individuos, son evidentes, ya que a esa edad el adolescente con TDAH no ha
recibido ninguna educación vial. Durante sus primeros 8 a 10 años como
conductores, las personas con TDAH tienen 2 o 3 veces más accidentes que las
personas del grupo de control. De hecho, como pueden observar aquí, es
probable que tengan múltiples colisiones durante sus años de conductores.
Vimos también, que recibieron 4 ó 5 veces más multas por exceso de velocidad
durante estos primeros 8 a 10 años, que los participantes en el grupo de control.
Los accidentes que tuvieron fueron más graves, según la valoración económica de
los daños.
Como pueden observar aquí, los accidentes que causaron las personas con TDAH
en nuestros estudios, fueron 2 ó 3 veces más graves en cuanto a los daños
materiales y físicos que causaron, que en el caso del grupo de control. Por tanto,
no es sorprendente que nuestros estudios mostraran, que durante los primeros 8
a 10 años de conducción, la probabilidad de retirada del carnet, fue 3 veces
mayor para las personas con TDAH que para los participantes en el grupo de
control.
Aquí vemos también, que los resultados de varios estudios, muestran que el
efecto adverso del alcohol sobre la conducción, es mayor para personas con
TDAH. Todos sabemos que el alcohol tiene un impacto adverso sobre la capacidad
de conducir un vehículo, pero encontramos que para las personas con TDAH, este
efecto adverso se inicia antes que para las personas del grupo de control. Es decir,
que los efectos perjudiciales del alcohol en las áreas que medimos en el estudio,
sucedían en las personas con TDAH, con una menor cantidad de alcohol. El
motivo es que los individuos con TDAH ya tienen, sin beber, perjudicada su
capacidad para conducir. El consumo de alcohol, incluso en cantidades mínimas,
empeora una situación ya comprometida.
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Otras recomendaciones tienen que ver por supuesto, con una supervisión
parental más estricta de lo habitual. Crear por ejemplo, una ficha que se coloca
cerca de la salida de casa o cerca de donde se guardan las llaves del coche. En
esta ficha, se documenta dónde va el adolescente durante cuánto tiempo estará
fuera, el motivo de la salida y si va con otras personas o no. Con estos datos, los
padres pueden, de vez en cuando, hacer una llamada de seguimiento para saber
dónde están. ¿Llegaron al destino que habían apuntado? ¿Con quién está?, etc.
También se puede instalar en el vehículo un pequeño GPS, para poder localizarlo
e incluso determinar a qué velocidad va, a través de un ordenador doméstico.
Muchas empresas, como UPS, las compañías telefónicas, y otras, ya emplean
estos mecanismos para hacer un seguimiento de la localización de sus vehículos y
sus conductores, cuando están de servicio. Se trata de una tecnología asequible,
que las familias pueden utilizar para hacer un seguimiento del coche cuando se
trata de un conductor con TDAH.
Una empresa en Estados Unidos, que se llama DriveCam ha creado una cámara
con un disco duro. La cámara se coloca junta al retrovisor. Tiene dos lentes: una
que mira hacia la carretera y otra que mira hacia el conductor. Si se produce un
movimiento brusco en el coche, una aceleración repentina o un frenazo, la
cámara deposita los últimos 10 segundos de conducción al disco duro. Cuando el
conductor llegue a casa los padres pueden bajar la información del disco duro a su
ordenador y ver los acontecimientos críticos, que tuvieron lugar mientras el
adolescente conducía. De hecho, ya no es necesario esperar hasta que llegue a
casa.
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En cuanto a las consecuencias del TDAH en los adultos, nos interesa también
saber si los trastornos psiquiátricos persisten en el tiempo. Los individuos con
TDAH tienen muchas probabilidades de tener uno o incluso dos trastornos
psiquiátricos adicionales. Si se matricularon en el curso que imparto en esta
página web, sobre comorbilidades psiquiátricas del TDAH, sabrán que un 80% de
los niños y adultos derivados a la consulta, probablemente tengan por lo menos
un trastorno adicional y más de un 50%, tengan un mínimo de 2 trastornos
adicionales. Por tanto, sabemos que frecuentemente las personas con TDAH
tienen por lo menos un trastorno psiquiátrico adicional. En la primera parte de
este curso, sobre los factores de riesgo y las consecuencias para la infancia,
hablamos sobre estas comorbilidades psiquiátricas.
En nuestro seguimiento de los niños de Milwaukee hasta la edad adulta,
encontramos que numerosos niños seguían con el Trastorno Negativista-
Desafiante. Es un dato que nos llegó a través de sus auto-informes, con lo cual
creemos que la cifra actual podría ser hasta 3 o 4 veces mayor si nos hubiésemos
guiado por los informes de sus familiares, sobre la conducta de nuestros
participantes. Ocurrió lo mismo con el Trastorno de Conducta, pero de todos
modos, a los 27 años había un porcentaje significante incluso a través de los auto-
informes, que cumplían los criterios para estos trastornos.
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TRASTORNOS PSIQUIÁTRICOS
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Así que, con o sin la presencia del trastorno de conducta, parece que hay un uso
excesivo de estas 3 sustancias, con el peligro de desarrollar una dependencia o un
trastorno de abuso de las mismas.
Se ha investigado con detalle el uso del tabaco entre las personas con TDAH y los
resultados sugieren, que constituye una especie de auto-medicación. Es sabido
que la nicotina ayuda a manejar los síntomas del TDAH.
En estos estudios, se ha visto que si una persona con TDAH empieza a fumar,
aumenta rápidamente el número de cigarros que fuma al día y terminará
fumando con mayor frecuencia que otras personas. Creemos que se trata de una
auto-medicación. Le parece que la nicotina le ayuda a manejar el TDAH, pero por
supuesto, está abusando de una sustancia altamente adictiva.
En el caso del alcohol y de la marihuana, la explicación es distinta. Estas drogas
no son beneficiosas para el TDAH y de hecho pueden hacer empeorar algunos de
los síntomas. Uno de los efectos iniciales del alcohol, por ejemplo, es la
desinhibición. Si una persona es impulsiva y bebe, puede que su conducta sea
incluso más impulsiva de lo normal, en una primera etapa de ebriedad. Se sabe
por otro lado, que la marihuana afecta la capacidad de dirigir y mantener la
atención y probablemente aumentará esa dimensión de los síntomas del TDAH.
Es posible que las personas con TDAH tiendan a utilizar el alcohol y la marihuana,
para intentar olvidarse de sus problemas y conseguir el estado de bienestar que
pueden aportar inicialmente esas sustancias, precisamente por las dificultades
que tienen en su propia vida, como consecuencia del TDAH.
Se sabe también que el alcohol, y posiblemente la marihuana, hacen que la
sensación del tiempo se acorte, que la percepción temporal se contraiga. Cuando
uno bebe, se concentra más en el presente y presta menos atención al pasado, al
futuro y sus consecuencias. El consumo de estas sustancias hace que sea posible
concentrarse en el momento, con una liberación de las consecuencias de sus
acciones, que proporciona sensación de bienestar. Sea como sea, está claro que
las personas con TDAH, incluso las que no tienen trastorno de conducta, tienen
mayores probabilidades de consumir y abusar de ellas.
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Por otro lado, encontramos que el uso de drogas más duras, como la morfina, la
heroína, las metanfetaminas, crack, cocaína, etc. estaba relacionado con la
presencia de trastornos de conducta antes de los 15 años, además de la relación
del individuo con compañeros problemáticos, que a su vez eran antisociales y
tenían mayor probabilidad de drogarse. Vimos también, que las personas que
tenían dificultades en los estudios o que los abandonaban, tenían mayores
probabilidades de consumir drogas más duras, que las personas que no tenían
estas dificultades añadidas. Por tanto, está claro que el trastorno de conducta y
estos otros factores, están relacionados con una predisposición mayor a la
drogodependencia, que en los casos del TDAH sin estos problemas añadidos. Y
por último, observamos que había una mayor probabilidad de trastornos de
abuso de sustancias durante la adolescencia, cuando había antecedentes
familiares o socioculturales.
Muy pocos estudios han examinado los trastornos de personalidad en individuos
con TDAH, y el nuestro es uno de ellos. Encontramos que el TDAH predispone al
desarrollo de 5 trastornos de personalidad. Por favor, fíjense en este dato aquí,
que demuestra que la mayoría de las personas con TDAH, no tenía un trastorno
de personalidad pero tenían una mayor predisposición que en el grupo de
control. Los 5 trastornos que encontramos son: trastorno de personalidad
antisocial, pasivo-agresivo, trastorno límite de personalidad, y trastorno de
personalidad paranoide. Si observamos esta línea del trastorno de personalidad
antisocial, vemos que la probabilidad del desarrollo de este tipo de trastorno, es
el doble para personas con TDAH persistente, que para individuos con TDAH no-
persistente, y más de 7 u 8 veces mayor, que para el grupo de control. Recuerden
que la primera cifra entre paréntesis representa siempre el grupo de TDAH
persistente, la segunda representa el grupo de TDAH no-persistente y la tercera
es el grupo de control.
En análisis posteriores, encontramos que todos estos trastornos de personalidad
fueron el resultado de un trastorno de conducta.
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Por tanto, el TDAH duplica los costes para la sociedad, en cuanto a servicios de
justicia de menores, actividades antisociales y como vemos aquí, de servicios de
salud mental y educación especial. Los resultados de mi estudio son muy
parecidos.
Fíjense que este coste de cuarenta mil dólares, en servicios sociales por
adolescente con TDAH casi se duplica en el caso de los adolescentes con TDAH
que desarrollan un trastorno de conducta. Por tanto el TDAH es un trastorno que
resulta muy caro para la sociedad y el TDAH con trastorno de conducta es dos
veces más caro.
IMPLICACIONES DE LA COMORBILIDAD
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Cuando existe una depresión comórbida con TDAH, como ocurre en 1 de cada 4
casos, lo más probable es que sea necesario acudir a otro tipo de intervención,
para tratar esta depresión comórbida. El tratamiento del TDAH en sí,
probablemente no sea adecuado para tratar la depresión.
En los casos en los que un individuo desarrolle un trastorno de conducta o
conductas antisociales graves, recomiendo encarecidamente que los médicos
clínicos consideren la utilización de una terapia multi-sistémica, tal como la han
desarrollado Scott Henggeler y sus compañeros, aquí en la Universidad de
Medicina de Carolina del Sur.
Se trata de una intervención muy intensiva, en la que los terapeutas realizan
visitas diarias de varias horas en casa de estos pacientes, para poder aplicar una
gran variedad de servicios psicosociales.
Funciona así, porque los jóvenes antisociales frecuentemente provienen de
familias con múltiples problemas y por tanto, los terapeutas necesitan una
preparación en diversos tratamientos sustentados empíricamente, para poder
aportar los servicios que necesitan. Estos servicios se realizan a diario durante 6 a
9 meses. Aunque pueda parecer que sale muy caro, en relación con los costes de
una visita semanal por parte del individuo a una clínica, no lo es en los casos muy
graves ya que cuesta menos del 25% de los costes juicios, internamientos, etc. Y
sabemos además, que se ha demostrado que el encarcelamiento, no mejora el
pronóstico para el futuro de estos individuos, mientras que la terapia multi-
sistémica, aparentemente, tiene un impacto positivo sobre las posibilidades de
reincidencia de los jóvenes antisociales con TDAH. Por lo menos, así se deduce de
los primeros datos que hemos recibido.
Está claro que muchos de los individuos con TDAH, que han participado en
actividades antisociales, entrarán en contacto con las autoridades de justicia de
menores e incluso con servicios de rehabilitación. Recomiendo encarecidamente,
que Uds. realicen consultas con estos compañeros para informarles sobre el
TDAH, ya que muy pocos han recibido preparación sobre este trastorno
psiquiátrico, su diagnóstico y tratamiento.
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RESULTADOS SOCIALES
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Mis propios estudios indican, que personas con TDAH pueden tener hijos a una
edad más joven. De hecho, las personas con TDAH, tienen mayor probabilidad de
tener hijos entre 5 y 10 años antes, que el resto de la población. Como les
enseñaré, es más probable que las personas con TDAH tienen mayor probabilidad
de tener hijos antes de cumplir los 19 años, que las personas en el grupo de
control. Por tanto, este factor de ser padres a una edad temprana, se debería
tener en cuenta como un factor de riesgo futuro, asociado con el TDAH. Hemos
observado, que en los casos de padres con TDAH, éstos indican a través de sus
auto-informes, un mayor nivel de estrés relacionado con su papel de padre o
madre, que las personas del grupo de control.
ESTILOS DE VIDA
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El Estudio de Milwaukee, encontró también que a los 27 años, las personas con
TDAH tenían mayores dificultades para administrar su dinero, que el grupo de
control. Aquí de nuevo, tenemos nuestros 3 grupos: TDAH persistente, TDAH no-
persistente y el grupo de control de la comunidad. Vemos que el grupo de TDAH
persistente, demuestra tener mayores dificultades para administrar su dinero que
las personas del grupo de TDAH no-persistente, representadas por la barra
blanca. Pero ellos a su vez, tienen mayores dificultades que el grupo de control
con la administración de su dinero, problemas con compras impulsivas, faltas a la
hora de pagar el alquiler, etc. Con todo esto vemos, que el TDAH en los adultos
está relacionado con mayores dificultades en la gestión de sus finanzas y con poca
credibilidad, en comparación con nuestros grupos de control.
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Vimos también, que las personas con TDAH habían tenido un mayor número de
parejas durante el año anterior, en comparación con el grupo de control, pero
pasaron menos tiempo con cada pareja, probablemente porque las relaciones
duraban menos. Encontramos que tuvieron un mayor número de encuentros
sexuales con parejas ocasionales, incluso fuera de las relaciones de pareja, que
nos indicaron, que probablemente utilizaban menos métodos anticonceptivos y
por tanto, tenían mayores probabilidades de embarazos durante la adolescencia.
De hecho, había más casos de embarazos adolescentes en chicas con TDAH, que
cuando se trataba de chicos con el trastorno.
Por lo general vimos en nuestro estudio, que casi un 40% de los participantes con
TDAH, habían dejado embarazada a su pareja y la proporción era de 8 a 10 veces
mayor, que la proporción en el grupo de control. Por tanto, se ha demostrado
que el TDAH es uno de los factores de pronóstico, en relación con los embarazos
en adolescentes.
Desde luego, el trastorno de conducta también es un factor que pronostica el
embarazo adolescente, pero cada trastorno es un factor independiente de riesgo
para la paternidad o maternidad temprana. Aquí vemos el número de
nacimientos en el grupo de TDH a los 21 años: 37 en comparación con un único
nacimiento a esa edad, en el grupo de control. Como es evidente, la diferencia
entre las dos cifras y el pronóstico de tener un hijo a una edad muy joven, es
notable. Fíjense, que más de la mitad del grupo de TDAH no consiguió la custodia
del niño cuando nació. En estos casos, los bebés fueron criados por los abuelos
(es decir, los padres del chico o de la chica con TDAH) o se dieron en adopción.
Encontramos también, como pueden observar aquí, que a los 27 años seguía
aumentando la probabilidad de convertirse en padres. El 51% de las personas con
TDAH que se iniciaron como niños en nuestro estudio, ya tenían hijos en
comparación con el 13% del grupo de control. Vimos además, que a los 21 años, y
después a los 27 años, las personas con TDAH tenían una probabilidad 4 veces
mayor de contraer un enfermedad de trasmisión sexual. A nivel global, lo que
observamos es la pauta de un estilo de vida mucho más arriesgado, en cuanto a
conducta sexual, que la de la población general.
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¿Cuáles son las implicaciones de este estilo de vida en cuanto a cuidados clínicos?
Lo primero, de nuevo, es que es necesario informar a los padres sobre estos
riesgos, cuando sus hijos se acercan a la edad del inicio de la actividad sexual. Los
profesionales de los cuidados primarios, como los pediatras y médicos de familia,
también necesitan informarse sobre estos riesgos, para poder pasar esta
información a sus pacientes. Puede haber la necesidad además, de solicitar la
participación de los servicios sociales, especialmente en el caso de embarazo
adolescente o casos de madres solteras adolescentes. Y existe la necesidad, por
supuesto, de asesorar a los padres y a los médicos sobre los riesgos asociados a
las enfermedades de trasmisión sexual.
Recomendamos que los padres de adolescentes con TDAH, ejerzan una mayor
supervisión sobre sus hijos, especialmente cuando empiezan a salir con chicos o
chicas. De hecho, recomendamos que intenten retrasar el inicio de estas citas en
el caso de adolescentes con TDAH y sustituirlos con lo que llamamos salidas en
grupo, en las que un grupo de amigos queda para ir todos juntos al cine o a casa
de uno de ellos, en vez de salir en pareja. Así que es buena idea aplazar el inicio
de salidas en pareja, fomentar las salidas en grupo y ejercer una mayor
supervisión. Por supuesto, otra manera de abordar el tema del sexo, los
anticonceptivos y los riesgos de una actividad sexual no protegida, es educar al los
adolescentes, pero en nuestra opinión la educación por sí sola tiene poca
probabilidad de disminuir estos riesgos, porque están relacionados,
aparentemente, con el factor de la impulsividad en el TDAH.
Por tanto, puede que los padres necesiten educar a sus hijos sobre los
anticonceptivos a una edad más temprana, para disminuir estos riesgos.
Es posible que el uso de medicamentos para tratar el TDAH durante la
adolescencia, pueda reducir la conducta impulsiva y aumentar la autorregulación
de estos chicos, aunque hasta ahora no existen estudios sobre este tema. Pero si
fuera así, podría incidir sobre una reducción del riesgo de estas consecuencias
adversas de la actividad sexual.
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Pueden ver aquí, algunos de los riesgos en la línea de trastornos alimenticios. Las
chicas con trastornos de alimentación, tenían 2 o 3 veces mayor probabilidad de
desarrollar una patología alimenticia, especialmente la bulimia, que las chicas que
no tenían TDAH. En un estudio se demostró, que los factores de riesgo que
figuran en esta línea de la diapositiva, pronostican el riesgo de desarrollar una
bulimia. Estos factores son: impulsividad severa, rechazo por parte de sus padres,
educación severa, comorbilidad para depresiones importantes, trastornos de
ansiedad, trastorno negativista-desafiante y trastorno de conducta.
Mis propios estudios han encontrado que hay mayor probabilidad en los adultos
con TDAH, de tener mayor tendencia a la somatización, según sus auto-informes,
especialmente si su TDAH está acompañado por un trastorno de ansiedad. En
este contexto, el término somatización se refiere simplemente a quejas por
cuestiones médicas poco precisas, que posiblemente no tengan ninguna causa
física.
Hemos encontrado además, que las personas con TDAH, como comenté
anteriormente, tienen mayor probabilidad que otros individuos, de fumar, abusar
del alcohol y otras sustancias. La mayor predisposición al consumo de drogas,
constituye otro factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares. De
hecho, el Estudio Longitudinal de Milwaukee es el único estudio que yo sepa, que
examinó los niveles de lípidos en sangre y los riesgos para desarrollar
enfermedades coronarias en el futuro. Aquí pueden observar, que las personas
con TDAH, mostraron perfiles lipídicos menos favorables. Es decir, que el nivel de
colesterol bueno el HDL, es menor, y la proporción del colesterol global, es mayo
en relación con los HDL.
Esta situación supone, un mayor riesgo de arteriosclerosis y de enfermedades
coronarias en el futuro, según el Sistema de Puntos Framingham, que realiza
pronósticos de posibles futuras enfermedades coronarias, basados en la
valoración del estilo de vida actual.
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A nivel global, todo esto significa que el TDAH puede acortar la vida del individuo,
si no se inicia el tratamiento lo antes posible, maniéndolo en el tiempo, mientras
el trastorno y las disfunciones que produce, estén presentes. Si juntamos todas
las consecuencias que ya hemos comentado, se podría afirmar que el TDAH
puede significar una menor longevidad para el individuo. No se trata de una
valoración hipotética. Ya se han realizado estudios que demuestran, que los niños
con trastornos externalizantes, que incluyen el TDAH, como observamos aquí en
la última línea, tienen una probabilidad 3 veces mayor que el resto de la
población, de morir antes de los 46 años. Vemos que el grado de severidad del
trastorno externalizantes, influye sobre el aumento de estos riesgos.
Fíjense aquí, en la segunda línea, que los resultados del estudio realizado por
Friedman, Collings y otros, demuestran que la falta de concienciación en la
infancia está asociada con la disminución de la esperanza de vida, es decir, con un
mayor riesgo de muerte por cualquier causa. La concienciación, es la dimensión
de la personalidad que se asocia con la autorregulación y la impulsividad. El
estudio de Friedman, demuestra que los individuos que estaban por debajo del
percentil 25, en cuanto a la concienciación, vivían 7 años menos, que las personas
que no figuraban en este corte inferior. Con lo cual podemos deducir, que la
reducción de esperanza de vida es aún mayor para las personas con TDAH. Por
tanto el TDAH, se puede considerar un trastorno de la salud pública y no
solamente un trastorno de la salud mental.
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Por tanto, hay que enfocar hacia esta población, programas de nutrición, de
abandono del tabaco y la bebida, así como de cuidados médicos y dentales
preventivos, etc., y animar a las personas con TDAH, para que adopten hábitos
más saludables para reducir estos riesgos.
Repito que no hay estudios que hayan examinado estas recomendaciones, para
ver hasta qué punto pueden ser efectivas, pero los datos que tenemos hasta la
fecha, nos indican la necesidad de contemplar este tipo de intervención.
CONCLUSIONES
Espero que en esta conferencia, hayan visto que el TDAH es un trastorno muy
persistente, y que entre un 65% y un 86% de las personas diagnosticadas
clínicamente en la infancia, se mantienen con TDAH diagnosticable en el inicio de
la edad adulta. Está documentado que algunos individuos pueden superar el
TDAH. De hecho en el Estudio de Milwaukee, vimos que entre un 14 y un 35% de
las personas con TDAH, o lo habían superado a los 27 años o habían
experimentado una reducción de los síntomas, hasta situarse por debajo del
umbral del diagnóstico. En la mayoría de las personas con TDAH sin embargo, el
trastorno será persistente en la edad adulta.
Les he demostrado también, que el TDAH está asociado con numerosos riesgos en
la infancia, la adolescencia y la edad adulta, y con disfunciones en un gran número
de las principales actividades de la vida. De hecho nuestros datos sugieren que,
de los actuales trastornos psiquiátricos de tratamiento ambulatorio, el TDAH es
uno de los más perjudiciales. Un mayor número de personas con este trastorno,
sufren dificultades en todas las áreas que hemos examinado y tienen disfunciones
en un mayor número de áreas, en comparación con otros pacientes ambulatorios
que presentan trastorno de ansiedad, depresión, dificultades de aprendizaje, y en
las relaciones con otros, etc. No quiere decir, que no existan trastornos que sean
más perjudiciales – que por supuesto los hay – pero en comparación con los que
se tratan en las clínicas ambulatorias, el TDAH es muy perjudicial.
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El mayor problema que tenemos actualmente en los Estados Unidos con el TDAH,
es el reconocimiento del trastorno y acceso al tratamiento adecuado.
Espero que Uds. hayan visto que el TDAH produce una franja bastante amplia de
disfunciones o efectos adversos, a lo largo de la vida del paciente, y en un mayor
número de áreas de las principales actividades de la vida diaria, en comparación
con otros trastornos tratados en ambulatorios. Espero que hayan aprendido algo
de este curso sobre los riesgos que presenta el TDAH y que hayan llegado a
comprender que el TDAH, no es simplemente un trastorno de la salud mental si
no también, un trastorno de salud pública.
GRACIAS
Gracias por matricularse en este curso por internet. Les invito a apuntarse
cuando quieran, a otros cursos que he preparado sobre el TDAH para esta página
web.
Les invito también a visitar la página web de la editorial Guilford.com para
obtener más información sobre los últimos productos que he desarrollado para
diagnosticar y tratar el TDAH. De nuevo, muchas gracias por apuntarse a este
curso.
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