Critica Razon Pura
Critica Razon Pura
Critica Razon Pura
{UEL KANT
CRITICA
DE LA
RAZON PT]RA
ESTUDIO INTRODUCTiVO
Y ANALISIS DE LA OBRA
POR
FNANCISCO LARNOYO
DECIMOSEXTA EDICION
Primera reimpresión
mlli¡ri¡'¡¡lriiffi
MANUEL KANT
EDITORIAL PORRÚA@
.nv. RrptlsrrcA ARGENTTNA, 1 5
IrÉxlco, zors
Primera edición en español, Madrid, 1883
Primeta edición en la Colección "Sepan Cuantos' ""' 1'972
Título original:
Krítik der reínen Yernunlf, Riga, 1781'1787
NOTA PRELIMINAR
Versión española de Manuel García Morente KANT, FILÓSOFO DE LA CULTURA MODERNA
y Manuel Fernández Núñez
I
EL CRITICISMO DE KANT
II
Copyright @ 2018
TABLA CRONOLÓGICA
Las caracterfsticas de csta edición son propiedad de la
EDTTORIALPORRUA, S.A. DE C.V.-2 III
Av. ReprlblicaArgentina 15 06020, México, D.F.
EDICIONES Y BIBLIOGRAFÍA
IMPRESO TN ¡TNÉXICO
PRINTED IN MEXICO
INTRODUCCIÓN,
I ntroducción.
I. DOCTRINA ELEMENTAL TRASCENDENI'AL
Plimera parte. Estética trascendental.
ls Sección. Del espacio.
2a Sección. Del tiempo.
Segunda parte. Lógica trascendental.
lq División. Analítica trascendental, en dos libros, con sus diferentes capítulos y secciones.
2a División. Dialéctica trascendental en dos libros, con sus di lerentes crpítu)os y seccioncs
II. DOC,IRINA TRASCENDENTAL DEL IVIETODO
le| Capitulo. La disciplina de la razón pura.
2s Capitulo. El canón de la razón pura.
3er Capitulo. La arquitectónica de la tazón pura.
4s Capitulo. La historia de la razón pura.
En la segunda edición no puso Kant tabla de materias. La que hemos puesto nosotros ha sido
hecha posteriormente.
27
CRÍTICA DE LA RAZON PURA 29
28 MANUEL KANT
Es pues por lo menos una cuestión que nccesita de una,detenida comparativa (por inducción), de tal modo que se debe propiamente
investigación y que no ha de resolverse enseguida a primera vista,
1a de decii: en lo quL hasta ahora hemos percibido no se encuentra excepción
"rn
,i t uy contcimiento semejante, independiente de la experiencia y alguna o esti o aquella regla. Así pues si un juicio es pensado con
il,ír toda impresión de los ientidos. Eios conocimientos llámanse a .i.i"tu universalidad, de suérte que no se pennita como posible_ninguna
priori y distínguense de los empíricos, que tienen sus fuentes a poste- excepción, entonces no es derivado de Ia experiencia, sino absolutamen-
te a priori. La universalidad empírica es pues sólo un arbitrario
aumento
riori, a saber, en la exPeriencia. pasa a valer
Aquella expresión, L*p.ro, no es bastante deterrninada para señalar de li validez: que, de valer paia la mayoría de los casos'
para todos elloi, por ejemplo en la proposición: todos los cuerpos son
adecuadamenie el sentido todo de la cuestión propuesta. Pues hay pero jurcio tiene universalidad estricta,
eniamüio óuando un
ulguno, conocimientos derivados de fuentes de experiencia, delos
que p"uáOor.
juicio, una
de.ellos, ésta señala una fuente particular de conocimiento para aquel
su"ele decirse que nosotros somos a priori partícipes o capaces,
facultaá del conocimiéúO a priorl. Necesidad y universalidad estrictas
párqr. no los derivamos inmediatamente de la experiencia, sino de una priori.y están insepara-
son pues señales seguras de un conocimiento a
regla universal, la cual, sin embargo, hemos sacado de ia experlencia' la
AJí, de uno que socaval'e el fi-rndamento de su casa, diríase que pudo blemente unidas. Mu, ,o.o, en el uso, es a veces más fácil mostrar
,onting"r"iu que la limitación empírica de los juicios, o a, vece s también
irüát o priori que la casa se vendría abajo, es decir, que no necesitaba por nosotros
iu experiencia de su caída real. Mas totalmente a priori no podía es más*claro mostrar la universalidad ilimitada, ahibuida
a unjuicio, que su necesidad, es de aconsejar el uso separado de ambos
"rpáir.
saterlo. pues tenía que saber de antemano por experiencia.que los
criteiios, .udu utto de los cuales por sí es infalible'
cuerpos son pesados y por tanto que cuando se les quita el sostén,
caen.
por conocimientos a priori no gs faóit mostrar ahora que hay reaimente en el conocimiento humano
En 1o que sigue, pués, entenderemos
esta o aquelia experiencia, juicios necesarios y universales, en el más estricto sentido, juicios por
ro, qr" tür"n iígár^irá"p"rái."t.-"nte de
iunto puros a prioii. Si se quiere un ejemplo sacado de las ciencias' no
sino'absoluto*"|rc de toda experiencia. A éstos opónense los
conoci-
o ios qüe no son posibles más que a posteriorí' hav más qu" iiiu.s" en todás las proposiciones de 1a matemática. Si se
mientos empíricos sea puede servir
es decir, poi experiencia. De éntre 1os conocimientos a
priori tlámanse A;1";; un .¡"*pto del uso más ordinario del entendimiento,
enpírico. Así por ta proposióión: todo cambio tiene que tener una causa' Y aun en este
;;;;; ;q";ilÁr'.n los cuales no se mezcla nada tan manifiestamente
i¡"*pf o,'iu proposición: todo cambio tiene su causa, es una proposición irit'irr" ejemplo, enciera ei concepto de causa e1
cuerpo (que ahora ha desaparecido por completo) ocupaba; de éste no Y precisamente en estos últimos conocimientos, que se salen deI
podéis prescindir. De igual modo, si en vuestro concepto empírico de
mund; de los sentidos y en donde la experiencia no puede¡roporcionar
todo objeto, corporal o incorporal, prescindís de todas las propiedades ni trito conductor ni rectificación alguna, es donde están las investiga-
que os enseña la experiencia, no podréis sin embargo suprimirle aquella
.io""a de nuestra razón,que nosotro' consideramos, por su importancia'
por la cual 1o pensáis como sustancia o como adherente a una sustancia que todo
como mucho más excelentes y sublimes en su intención última
(aunque este concepto encien:a más determinación que e1 de un objeto i; á;" el entendimiento puede aprender en el campo de los fenómenos.
en general). Así pues, tenéis que confesar, empujados por la necesidad Y aun en ellas nos atrevémos a todo, corriendo el peligro de errar, antes
con que, se os impone ese concepto, que tiene un lugar en \uestra qu. uUu"Ao"ar investigaciones tan- importantes por motivo.de duda o
facultad de conocer a priori.z por menospreclo e rnáiferencia. [Estos problemas inevitables de la
empero,
iurOn prru r on Dios, la libertad y la inmortalidad. La ciencia
aünamentos, se endereza sólo a la
m- ,ry" ,fiii*"piopósiio, con todos sus
soiución de-esós problemas, llámase meturtsics, cuyo proceder'
al
dogmático, es decir, que sin previo examen de la capaci-
LA FILOSOFÍA NECESITA UNA CIENCIA QUE DETERMINE LA
POSIBILIDAD, LOS PRINCIPIOS Y LA EXTENSION DE TODOS "iÁ"iur,es
ááá o in"ápucid;d de la'razónpura una empresa tan grande,
emprende
3
LOS CONOCIMIENTOS "A PRIORI" confiada su realización.]
Ahora bien, parece nátural que tan pronto como se ha abandonado
e1
Pero hay algo más importante aún que 1o antes dicho, y es que ciertos no levante un-edificio cón conocimientos
conocimientos abandonan incluso el campo de todas las experiencias
camil de la éxperiencia, sé
á;;. po§een sin saber de dónde y sobre el crédito de prinoipios, cuyo
posibles y, mediante conceptos para los cuales no puede ser dado en la
órig.t no se conoce, sin antes haber asegurado, pormedio de cuidadosas
experiencia ningún objeto correspondiente, parece que amplifican la por lo tanto
invZstigaciones, la fundamentación de dicho edificio; y que,
extensión de nuestros juicios por encima de todos ios límites de la
se traUi¿ lanzaáo hace tiempo la cuestión de cómo el entendimiento
experiencia. a priori, I qu¿ extensión'
;;d;li.;", a todos esos óonocimientos
2 En la primera edición Ia introducción se divide tan sólo en dos paltes: l. Idea iáfiá", y i,alor pueden tener' Nada, en realidad, es más natural' si por
natural se entiende 1o que debiera ocurir equitativa y racionalmente.
de Ia Filosolla
trascendental, y Il. División de la Filosolla trascendental. Todo Io que hasta ahora va escr.iro es
ot'iginal de la segunda edición y en su lugar dice la prinrer.a tan sólo lo que sigue: ü; ;i se entiende lo que ocurre de costumbre, entoncesnonada se
más
haya
"La experiencia es sin duda el primer ploducto que elabora nuesh'o entendinriento, con la
materia bruta de las percepciones sensibles. Precisamente por eso es la primera enseñanza y, en el
,"i*rt y más co*pr"rrtible que el que esa investigación
progreso, se muestra tan inagotable en nuevas enseñanzas, que la encadenada vida de todas las hecho en tanto tiempo, Pues una parte de esos conocimientos, los
matematicos,iestá de antiguo en posésión de la certidumbre y da de
luturas producciones de nuevos conocimientos, que puedanjuntalse en ese sue)o, no tendrá nunca
ese
f'alta. sin embargo no es ni con mucho el único campo en donde se deja limitar nuestr.o de una
entendimiento. Nos dice, es cierto, lo que existe, pero no que ello tiene necesariamente que ser así
*á¿o ,nu esperanza favoiable pára los otros, aunque éstos se.an
y no de otro modo. Precisamente por eso no nos da verdadera universalidad y la razón, tan deseosa natvraTezatotalmente distinta, Además, cuando se ha salido del círculo
áe la experiencia, hay seguridad de que no ha de venir la experiencia
a
de esa especie de conocimientos, se ve más excitada que satisfecha por ella. Ahora bien, esos
conocimientos universales que tienen al mismo trempo el carácter de interior necesrdad, han de
refutarnbs. El encantó qué nos produce ampliar nuestros conocimientos
ser independientes de la experiencia, claros y cieltos por sí mismos; por eso se les llanra que eltropiezo
conocimientos a priori. Por el contrario lo que sólo de la experiencia está tonrado, es conocido, es tan grande, que no nós detiene en nuestra marcha más
como se dice, sólo a posteriori o empiricamente. con u; coniadicción clara, Ésta, empero, puede evitarse; basta con
"Ahora bien, muéstrase en esto algo muy notable y es que con nuesh.as experiencias misnras
hacer cuidadosamente las invenciones, que no por eso dejan de ser
se mezclan conocimientos que han de tener su origen o priori y que quizá no silven nrás que para
dal'conexión a nuestras representaciones de los sentidos, Pues aunque se suplinra en éstas todo.lo invenciones. La matemática nos da un brillante ejemplo de cuán lejos
que pertenece a los sentidos, quedan sin embargo ciertos conceptos originarios yjuicios proclucidos podemos ir en el conocimiento a priori, independientemente de la
pot'éstos, que tienen que haber nacido enteramente apliori, independientemente de Ia experiencia, experiencia. Ahora bien, ella se ocupa, es cierto, sólo de o§etos y
porque hacen que se pueda decir o al menos que se crea poder decir de los objetos que aparecen
a los sentidos, más de lo que la mera experiencra enseñaria, y hacen que algunas alirmaciones oonocimientos que se pueden exponer en la intuición. Pero esta circuns-
encierren verdadera universalidad y estricta necesidad, calidades,que el conocimiento verdadera- tancia pasa fácilment; desapercibida, porque esa intuición puede ella
mente empírico no nos puede proporcionar."
A partir de aqui sigue la primera edición como la segunda, pero sin los subtitulos, ni las
divisiones. (N. del T.) 3 Las frases entre
[ ] no están en la l'. edición. (N. del T')
cnírlce ng L¡' RRzÓN PuR'c 33
32 MANUEL KANT
dos maneras' O bien
negativos es luego facil), es esa relación posible de
priori y por tanto se distingue apenas. de un'mero A comb algo contenido (ocultamente)
misma ser dada a eliredicado n pátenecíal sujeto
;;;;;;t" p;ro. aneuata¿á pot prueba semejante del poder de la fuera del concepto A' si
"'u La ;;;;. .;;..ptó e; o bien, B está enteramente
iiO", et af¿n de acrecentar nuestro conocimiento no ve límites' ul.r,.n enlaci con.el misáo. En el primer caso ll,amo el
juicio analítico,
,ufo*u lisera que hiende en su libre r'uelo los aires' percibiendo
su son pues
mucho mejor .. ár ot o sintético. Los juicios analíticos (1os afinnativos)
que volará sujeto es pensa-
iffi.fu.á, ;"¿}. r*l"rre la representlgió1 deel porque uouettos en ios cuales el inlace del predicado con el
igual modo abandonó Platón mundo sensible, ;;;;;i;;;;;;;árJ. Aquellos, emp"o, en que este enlace es pensado
"llr "^"io.be
il; d;;rf .*-"n¿l*i.nto estrechas limitacionesa y se ariesgó más prtmeros,pudlelan
por las alas de sin identidad, deben llamarse juicios sintéticos, Los
puro' llevado
allá, en el espacio vacío del entendirniento tambiénl|am'arsejuiciosdeexpticación,|ossegundosjuiciosdeamplia-
esfuerzos; pues del
i". i¿"ut. No notó qlle no ganaba camino alguno con sus qué hacer
prrq"" uqrá,Io, no a¡aden nada con el predicado al.concepto
; i;i;, por decirio así, iringún apoyo, ninguna base sobre "i'Ji, por medio de análisis, en slrs
para poner el entendimiento en ;;j;d ;ü; qu. ro dividen tan sólo, en él; los últimos
il;; y' en qué poaei emptearlás- humana en la especula-
conceptos-partes, pensados ya (aunque.confusamente)
no estaba
*ori-i.nto. Es un'¿estlno habitual de 1a razón .urnUio'u¡adén al cor',cepto del sujeto un predicadg
.que.
sólo después investigar si e1
ción, el acabar cuanto antes su edifrcio y pero "n por alguno' Por
entonces se buscan toda ;;;; ;* ár v no hubiera podido iacarse análisis.éste un juicio
fundamento del misml .stá bl.n afirmado. ;i;p];, si yo áigo: todos loi cueryos son extensos' es
quedar contentos de su solidez o incluso para que uno al.cuerpo'5 para
clase de pretextos para analítico. Pues no he de salir fuera dál concepto
excusarse de hacer piu"fu tardía y peligrosa-' Mas lo que nos libra
.* r,aita, tu extensión como enlazada con é1, sino
que t-an- sólo teng.o que
y nos
á. tá¿" cuidado y de loda sospecha durante la construccron quizá la anaTizar aquel concepto, es decir, tomar conciencia de la multiplicidad
nromete una aparent.loiiá.' es 1o siguiente' Una gran parte' qu. .i.-pi" pienso en é1, para encontrar en esa multiplicidad dicho
i
34 MANUEL KANt CRíTICA DE LA RAZÓN PURA 35
repre-
pensados en ese concepto. Ahora bien, si amplifico mi conocimiento y
no puede ser, porque el principio citado añade esta segunda
me vuelvo hacia la experiencia, de donde había separado ese concepto no sólo óon más universalidad de la que 1a ex-
sentu"ió., a la primóra,
de cuerpo, encuentro, unida siempre con los anteriores caracteres, propárcionar, sino también con la expresión de 1a
i"ir.rti, puede
necesidad y, por tanto, enteramente a priori y
también la pesantez, y la añado, pues, como predicado, sintéticamente por meros conceptos'
a aquel concepto. Es pues en la experiencia en donde se funda la Áhoru bien,-en semejaátes principios sintéticos, es decir' de amplifica-
posibilidad de la síntesis del predicado de la pesantez con ei concepto espe-
.iárr, ¿.rru"sa todo ól propósito úitimo de nuestro conocimiento y
de cuerpo, porque ambos conceptos, aun cuando el uno no está conte- to. analíticos, si bien altamente importantes
crrtuiiuo a priori;pu"í
nido en el otro, sin embargo, como partes de un todo (a saber, la necesafios;1o ,on i*
sóio para aTcanzar aquella claridad de los concep-
experiencia que es ella misma una unión sintética de las intuiciones) tos, que se exige para una síntesis segura y extensa' que sea una
pertenecen uno a otro, si bien sólo por modo contingente.T
adquisición verdaderamente nueva.
Pero en los juicios sintéticos a priori faita enteramente esa ayuda. Si
he de salir del concepto A para conocer otro B, como enlazado con é1,
¿en qué me apoyo? ¿Mediante qué ls posible la síntesis, ya que aquí no V
tengo la ventaja de volverme hacia el campo de la experiencia para
buscarlo? Tómese esta proposición: todo 1o que sucede tiene una causa. EN T6DAS LAS CIENCIAS TEÓRICAS DE LA RAZÓN
ESTÁN CO}JTENIDOS
| 0
En el concepto de algo que sucede pienso ciertamente una existencia, JUICIos slNr'ÉTlóói";; PRioR¡; coMo PRINC IP Ios
antes de la cual precede un tiempo, etc..., y de aquí pueden sacarse
juicios analíticos. Pero el concepto de una causa emálicos sou todos ,ellos sintético.l. Esta proposición
Los juic,ios tnaf
[está enteramente fuera humana
de aquel concepto y] t me ofrece algo distinto del concepto de lo que oarece haber escapado hasta ahora a los analíticos de la razón
y trasta hallarse en directa oposición a todas sus sospechas, aunque es
sucede y no está por tanto contenido en esta úitima representación.
consecuencias' Pues
¿Cómo llego a decir de lo que sucede en general algo enteramente áierta irrefutablemente y muy importante en sus
se hacen
distinto y a conocer como perteneciente a ello [y hasta necesariamente]e fruUi.nAo encontrado qré lur óonciusiones.de los matemáticos
el concepto de causa, aun cuando no se halle contenido en ello? ¿Cuái i"J", ,Lgúrr el principio de contradicción (cosa que exige la naturaleza
es aquí la incógnita x, sobre ia cual se apoya el entendimiento cuando á. iá¿" Z..teza apodíctica), persuadiéronse de que también los.princr-
cree encontrar fuera del concepto A un predicado B extraño a aquel ;i";;;; .*o.idou pot'.i principio.de contradicción; en 1o cual
concepto y lo considera, sin embargo, enlazado con é1? La experiencia ánduri.ro, effados, pues una proposlcron sintética, si bien puede ser
,á"á"i4, por medio áel principio de contradicción, no 1o es nunca en sí
7 En lugar de este trozo que comienza: *irrnu, sino sólo presuponiendo otra proposición sintética de la cual
"Los juicios de experiencia, como tales, etc...,' dice la
primera edición como siguel "Ahora bien, resulta de esto claramente, 1.. que por medió de los pueda ser deducida
juicios analíticos nuesho conocimiento no es ampliado, sino el concepto, que ya tengo, es analizado Hay que notar, ante todo, que las proposiciones propiamente mate-
máticás son siempre j uicios a priori y no empíricos, pues llevan consigo
y hecho comprensible para mi mismo;2o. que en losjuicios sintéticos tengo que tener, además del
concepto del sujeto, alto distinto (x) en donde se apoye el entendimiento para conocer, como
perteneciente a aquel concepto, algo que no está en é1.
"En los juicios empíricos o de experiencia no hay para esto dificultad alguna. pues esa (x) es lo Este pánafo V y el siguiente Vl, fueron añatlidos por Kant en la 2". edición' En su'lugat'
que siguen: "Flay pues
la experiencia completa del objeto, que yo pienso mediante un concepto A, el cual no constituye leiase, conró hánsito alo quies el pánafo Vll de la 2". edición,1as líneas
puede hacer seguro y digno de
más que una parte de esa experiencia. Pues aunque yo no incluya en el concepto de un cuerpo en uqui ,n.i.rto misterio esiondido* cuyo descubrimiento.tan sólo
saber,
general el predicado de la pesantez, aquel concepto sin embargo señala la experiencia completa .ü"¡rrru.l progr.ro en el ilimitado campo del conocimiento puro del entendinriento; es.a
losjuicios sintéticos
por medio de una parte de la misma, a la cual por tanto puedo yo añadir aún offas partes de esa á.s.uUrir, con la-universalidad apropiada, el fundamento de la posibilidad de
á-prirri,'p"ro^r las condicionis que hacen posible cada uno de sus modos y reseñar todo
misma experiencia como pertenocientes a la primera. Puedo conocer antes analíticamente el ese
concepto de cuerpo mediante los caracteres de 1a extensión de la impenetrabilidad, de'la figula, (que constituye su propia especie) en un sistema según sus o¡iginales fuentes,
cJnocimiánto
entera-
etc... que todos son pensados en ese concepto. Ahora bien, si amplifico mi conocimiento y, me ái;l;i;;;r, extensión y límiies, no poi medro de una linea borrosa, sino determinándolo
vuelvo hacia la experiencia, de donde había separado ese concepto de cuetpo, encuentro, unida .;."1;' á. un *odo suficientápara qualquier uso. Basta, por ahora, con lo dicho acerca de los
siempre con los anteriores caracteres, también la pesant€2. La experiencia es pues aquella x que caracteies peculiares que los jr'ricios sintéticos tienen en sl'
está fuera del concepto A y en la cual se funda la posibilidad de la síntesis del predicado de la * Si ,.'1. hubiera ücurridá a uno de los antiguos aLrn sólo proponer esta cuestión, hubiet'a ella
pesantez B con el concepto 4." por.si sola ofrecido una po<lerosa resistencia a todos los sistemas de la razón pura, lrasta
nuestros
8 Las palabras entre
[ ] fueron añadidas por Kant en la 2'. edición. bías, y ahonado tantos vanos intentos que han sido ciegamente emprendidos
sin saber de qué se
e Las palabras entre
[ ] fueron añadidas por Kant en Ia 2'. edición. trataba propiamente.
CRiTICA DE LA RAZON PURA 31
36 MANUEL KANT
la parte. Y aun estos mismos, aunque valen según meros conceptos' no
necesidad,lacualnopuedeserderivadadelaexperiencia'Massino son admitidos en la matemática más que porque pueden ser expuestos
r* qri"r" ,¿rnlti, esto, ¡muy bienl, entonces limito miel.proposición
a
ya contener no en la intuición,
la matemat¡ca pura, óo"""pto ileva consigo.
"uyo sino tan sóio un conocimiento puro a io qr* comúnmente nos hace creer aquí que el predicado de esos
un conocimiento empíiico, jurcios apodícticos está ya en nuestro coxcepto y que el lyit'g es' por
pri Tenemos
''
or i.
* ianto, úlítico, es tan solo la a,rbigüedad de 1a expresión.
io¿tiu pensarse al principio que la proposición: 7 5 =
12' es una predicado' y
ef'ecttvamente que pensar, en un concepto dado, un cierto
proposición..rur.nt. analitica, que se sigue del concepto de una suma esa necesidad yacé ya en los .onc"pios' Mas la cuestión
no es qué
l. ,r.t. y de cinco, según e1 ptiniiplo de contradicción' Pero' cuando
suma de clebemos p"rrrut L1 cont"pto dado, sino qué es lo que pensamos
.. más de tn'uentra que el concepto.de 1a
"tt
aunqu" os.u.amtnte; y entonces se muestra que el
""i.u,.t realmente en é1,
ttf"ártiá"tu
; encierra nada más que reunión. de ambos números en uno
fa único p.edi"ado pende de aquel concepto necesariamente' es cierto' pero no
,oio, lo cual no se piensa áe ningún modo cuál sea ese número io*o p""üdo en el concepto mismo, slno por medio de una intuición'
"on los oi.os dos' El ioncepto de doce no es' en modo
ár.'*pt.nde reunión de siete y que tiene que añadirse al concepto.
' 2'. La ciencia de la naturaleza (Physica) contiene juicios sintéticos
áigrno, pensado ya en el pensamiento de aqueila
una suma semejante
.ii.", V p* *rriro que anaiice mi concepto Hay que
de
salir de esos u priori ,o,*o principios' Quiero adelantar tan só1o un par de
proposi-
posibii no encontraÉ en él el número doce' .ii"", "o*o á¡.*pior, qu. en todas las transformaciones de1 mundo
que corresponde a uno"de ellos'
;;;6i";, .yudándose con 1a intuición(cbmo o que en toda
sgsyer.tl ?u aritmética)
I
;;rp;;"i i, .unti¿u¿ de materia perrnanece inalterada,
p"iiñÁir;, lo, cinco dedos o bien
l
son distintas de ella, sino por su propia natrraleza pues entonces, te a priori. Un organon de la razón pura sería un conjunto de los
habiendo primero conocido completamente su propia facultad, en con- principios según los cuales todos los conocimientos puros a priorí
sideración de los objetos que puedan presentársele en la experiencia, pueden ser adquiridos y realmente establecidos. La detenida aplicación
tiene que serle fácil determinar completa y seguramente la extensión y de un organon semejante nos proporcionaría un sistema de la razón
los límites de su uso, cuando se ensaya más allá de todos los 1írrites de pura. Mas como éste es muy solicitado y sin embargo no sabemos aun
la experiencia. sí aquí también es posibie en general una ampliación de nuestro cono-
Se puede pues y se debe considerar como no acaecidos todos ios cimiento y en qué casos lo es, resulta que no podemos considerar una
intentos hechos hasta ahora para llevar a cabo dogmáticantente vna ciencia del mero juicio de la razón pura, sus fuentes y límites, más que
metafisica. Pues 1o que en unos u otros haya de analítico, es decir, mera como la propedéutica para el sistema de la razón pura. Esta no debería
descomposición de los conceptos que residen a priori en nuestra razon, llamarse doctrina sino sólo crítica delarazón pura y su utilidad sería
no es el fin de la metafísica, sino solamente un preparativo para la reaimente sólo negativa consideración de la especulación] r2 y
[en
metafisica propiamente dicha, o sea para extender el conocimiento a serviría no para la ampliación sino sólo para la depuración de nueska
priori sintéticamente; y eso no sirve para ello, pues no muestra más que raz6\, y la guardaría de los elrores; en Io cual se habría ganado ya
1o que se halla contenido en esos conceptos, pero no cómo nosotros mucho. Llamo trascendental todo conocimiento que se ocupa en general
llegamos a priori a esos conceptos para luego poder determinar también no tanto de objetos como de nuestro modo de conocerlos, en cuanto éste
su uso valedero en consideración de los objetos de todo conocimiento debe ser posible a priori.t3 Un sistema de semejantes conceptos se
en general. No hace falta tampoco mucha abnegación para sacrificar llamaría Ftlosofia liascendental. Ésta empero, es a su vez demasiado
todas esas pretensiones, pues 1as contradicciones innegables y, en e1 uso para el comienzo. Pues como una ciencia semejante debe contener por
dogmático, inevitables también, de la razón consigo misma, han despo- completo no sólo el conocimiento analítico sino también el sintético a
jado ya desde hace tiempo a la metafisica de su autoriciad. Más perse- priori, resulta demasiado extensa en cuanto se refiere a nuestro propó-
verancia hará falta para no dejarse vencer interiormente por la dificul- sito, ya que no podemos llevar el análisis sino hasta el punto en que nos
tad, y exteriormente por la resistencia, que se oponen a fomentar, por es absolutamente necesario, para penetrar en toda su extensión los
medio de un tratamiento enteramente opuesto al usado hasta ahora, 1a principios de la síntesis a priori, que es solamente de 1o que tenemos
pujanza, por fin saludable y fructífera, de una ciencia imprescindible que hatar. Esta investigación, que no podemos propiamente llamar
para la razón humana, ciencia cuyas ralnas pueden podarse pero cuya doctrina sino sólo erítica trascendentai, por que tiene como propósito
raiz no puede cortarse nunca. no la ampliación de los conocimientos, sino sólo la rectificación de los
mismos, y debe proporcionar la piedra de toque del valor o no valor de
todos los conocimientos a priori, es 10 que aquí nos ocupa ahora, Una
VII crítica semejante es según eso una preparación, en 1o posible, para un
organon y, si éste no resulta bien,lor 1o menos, para un cánon, según
IDEA Y DIVISIÓN DE UNA CIENCIA PARTICULAR, BAJO EL NOMBRE DE el cual en todo caso podría ser expuesto en adelante, tanto anaiítica
CRíTICA DE LA RAZÓN PURA como sintéticamente, el sistema completo de la filosofia de la razón
pura, consista éste en una arnpliación de su conocimiento. Y esto es
De todo esto se deduce la idea de una ciencia particular que puede posible; más aún: puede decirse que un sistema semejante no ha de tener
llamarse C'rítica de la razón pura.tr Pues razón es la facultad que una extensión muy grande, y que cabe esperar terminarlo completamen-
proporciona 7os principios del conocimiento a priori. Por eso_es razón te. En efecto, de antemano podemos colegirlo, porque aquí constituye
purá aquella que contiene los principios para conocer algo absolutamen- el objeto, no ia naturaleza de las cosas, que es inagotable, sino el
entendimiento que juzga sobre la naturaleza de las cosas, y aun éste a
ll El tirulo de este párTalb no cxiste en la prinrera ediciól]. Ésta dicc, en ltrgil de la plinterr su vez só1o en consideración de sus conocimientos a priori, cuya
ll ase, conro stgue: "De todo esto se dedtrce lc itler dc una cicncia porticular que puede set vir.pat l
la cl.itica de la razón pura. Todo conocinricnto qLre no está mezclado co:r nada ext:año se llanra l2 Las palabras entre [ ] fueron añadidas en la 2'. edición.
pra,o. Par.ticularn]ente entpero llámase absolLltan]ente pLtro Ltl't conocintielrto en dondc ¡ro sehlezcla
r3 La primera edición decia: "no tanto de objetos, como de nuestros conceptos o priori de
absoluta,r.rente ninguna experietrcia o sensación; ese conocinriento por tanto e§ posible entelanlente
objetos en general".
n priori. Ahora bién, razón es la l'acultad que" .. etc .. como en la 2" edición'
Ir
provisión no puede perrnanecer oculta para nosotros, ya que no podemos El principal cuidado que hay que tener en 1a división de una ciencra
buscarla fuera, y, según toda probabilidad es bastante pequeña para semejante, es que no debe entrar en eiia ningún concepto que contenga
poder ser enteramente recogida, jtzgada en su valor o no valor y algo empírico, esto es: que e1 conocimiento c priori sea enteramente
reducida a una exacta apreciación. [Menos aún podrá esperarse aquí una puro. Por eso aunque los principios supremos de la moralidad y los
crítica de los libros y sistemas delarazón pura, sino solamente la de ia conceptos fundamentales de la misma son conocimienlos priorl, no per- a
facultad pura misma de la razón Só1o sobre la base de una crítica tenecen sin ernbargo a ia frlosofía trascendental; porque si bien no
semejante, encuéntrase una piedra de toque segura para apreciar el ponen como fundamento de sus preceptos los conceptos de placer y
contenido filosófico de las obras antiguas y modernas en esa especiali- bo1or, de apetitos e inciinaciones, etc..' todos de origen empírico, sin
dad; de lo contrario el historiador y juez sin autoridad falla su juicio embargo, con e1 concepto del deber, que como obstáculo debe ser
sobre las afirmaciones infundadas de los demás, por medio de las suyas ruperaáo o, como excitante, no debe con'ertirse en motivo, tienen
que no tienen tampoco mejor base.] ra neiesariamente que introducirlos en 1a construcción de1 sistema de ia
La filosofia trascendental es la idea de una ciencia lt para la cual la moraltciad pura.17 Por eso 1a fi1osofia ttascendental es una filosofía de
crítica de la razón pura debe bosqúejar todo el plano, de un modo larazónpura, meramente especulativa. Pues todo 1o práctico, por cuanto
arquitectónico, es decir, por principios, con garantía completa de la encierra motivos, se rehere a sentimientos, los cuales pertenecen a 1as
integridad y certeza de todas las partes que constituyen ese edificio. lirentes enrpíricas dcl conocimiento.
[Ella es el sistema de todos los principios de la razón pura.] r6 E1 qüe Ahora bien, si desde el punto de vista universal de un sistema en
la crítica no se llame filosofia trascendental, obedece tan sólo a que para general se quiere hacer la división de esa ciencia, entonces ésta que
ser rm sistema completo debía contener también un detallado análisis áhuru .*porernos debe contener primero una doctrina elemenlal, y
dc todo cl conocimiento humano a priori. Es cierto que nuestra crítica segundo una metodología de la razón pura. Cada una de estas partes
debe desde luego presentar una enumeración completa de todos los prrncipales tendría sus divisiones, cuyos fundamentos sin embargo no
conceptos madres, que constituyen el refendo conocimiento puro. Mas ie pueden exponer aún. Como tntroduccrón o recuerdo previo parece
es justo que se abstenga del detallado análisis de esos conceptos mis- qué só1o es necesario 1o siguiente: que hay dos ramas del conocimiento
mos, como también de la recensión completa de 1os que de ellos se hurrano, que quizá se originen en una raíz común, pero desconocida
derivan; porque por una parte ese análisis no sería adecuado a nuestro para nosotros, y son a saber, la sensibilldad y el entendrmiento.
fin, ya que no tiene las dificultades que se hallan en ia síntesis, para la Por medio de la primera nos son daclos objetos; por rredio de la
cual propiamente está hecha toda Ia crítica, y por otra parte porque sería segunda son los objetos pensados. Ahora bien, por cuanto la sensibrli-
contrario a la unidad del plan cargar con ia responsabilidad de que fueran daá debe contener representaciones o priori, que constituyan 1a condi-
completos ese análisis y esa derivación, pudiéndose dispensar de el1os por ción bajo la cual nos son dados objetos, pertenecetá a la Filosofia
1o que respecta a su propósito. Esa integridad del análisis como de 1a trascendental. La doctrina trascendental de 1os sentidos corespondería
denvación, que habrían de hacerse sobre los conceptos a priori que luego a 1a primera parte de 1a ciencia de 1os elementos, porque las condiciones
se han de proporcionar, puede en cambio completarse fácilmente, üna yez bajo las cuales tan sólo son dados 1os objetos del conocimiento humano,
que esos conceptos estén ya en nuestro poder, como amplios principios preceden a las condiciones bajo 1as cuales los mismos son pensados.
de la síntesis y nada falte de 1o que toca a ese propósito esencial.
A la crítica de la raz6n pura pertenece según eso todo lo que
constituye la filosofia trascendental, y es 1a idea completa de la fi1osofia
trascendental, pero no esta ciencia misma; porque la crítica no adelanta
en el análisis más que 1o necesario para el cornpleto juicio del conoci-
miento slntético a priori.
I
l
T
I
LA ESTÉTICA TRASCENDENTAL
§ 1'
posteriori, la forma de los mismos; en cambio, tiene que estar toda ella PzuMERA SECCIÓN
ya a priori en el espíritu y, por tanto, tiene que poder ser considerada DE LA
aparte de toda sensación. ESTÉTICA TRASCENDENTAL
Llamo puras (en sentido trascendental) todas ias representaciones en
] DEL ESPACIO
las que no se encuentre nada que pertenezcaala sensación. Según esto,
la pura forma de las intuiciones sensibles en general, en donde todo 1o §2
múltiple de los fenómenos es intuido en ciertas relaciones, se hallará a 6
priori en el espíritu, Esta forma pura de la sensibilidad se l7amará Exposición metafisica de este concepto
también eIla misma intuición pura. Así, cuando de la representación de
un cuerpo separo 1o que el entendimiento piensa en ella, como sustancia,
fuerza, divisibilidad, etc..., y separo también 1o que hay en el1a pertene- Por medio del sentido externo (propiedad de nuestro espíritu) nos
ciente a la sensación, como impenetrabilidad, dureza, coior, etc., enton- representamos objetos como fuera de nosotros y todos eilos .en el
ces réstame de esa intuición empírióa todavía algo, a saber, extensión y espacio. En él es determinada o determinable su figura, magnitud y
figura. Éstas pertenecen a la intúición pura, la .uál r. halla en ei espíritu mütua relación. El sentido interno, mediante el cual el espíritu se intuye
a priori y sin un objeto real de los sentidos o sensación, como una mera
a sí mismo o intuye su estado intemo, no nos da, es cierto, intuición
forma de la sensibilidad. alguna del alma misma como un objeto; pero, sin embargo, es una forma
A la ciencia de todos los principios a priori de la sensibilidad, llamo determinada, bajo la cual tan sólo es posible una intuición de su estado
yo Estética trascendental.* Tiene que haber, por tanto, una ciencia interno, de modo que todo 1o que pertenece a las determinaciones
semejante, que constituya la primera parte de la doctrina elemental intemas es representado en relaciones de tiempo. Exteriormente no
trascendentai, en oposición a aqueiia otra que encierra ios principios puede el tiempo ser intuido, ni tampoco el espacio, como algo en
de1
pensar puro y se llama lógica hascendental. nosotros. ¿Qué son, pues, espacio y tiempo? ¿Son seres reales? ¿Son
Así, pues, en la estética trascendental aislaremos primeramente la sólo determinaciones o también relaciones de las cosas, tales que les
sensibilidad, separando de ella todo 1o que el entendimiento, con sus corresponderían a las cosas en sí mismas, aun cuando no fuesen intui-
conceptos, piensa en ella, para que no nos quede nada más que la das? ¿O se hallan sólo en la forma de la intuición y, por tanto, en la
intuición empírica. En segundo término, separaremos aún de ésta todo constilución subjetiva de nuestro espíritu, sin ia cual no podrían esos
cuanto pertenece a la sensación, para que no nos quede nada más que 1a predicados ser akibuidos a ninguna cosa? Para dilucidar esto vamos a
intuición pura y la mera forma de 1os fenómenos, que es io único que L*pon.r primeramente el concepto del espacio.T [Por exposición (expo-
la sensibilidad a priori puede proporcionar. En esta investigación se sitio) entrendo la representación clara (si bien no detallada) de io que
hallará que hay, como principios del conocimiento a priori, dos puras pertenece a un concepto; metafisica es la exposición, c_uando encierra
formas de la intuición sensibie, a saber, espacio y tiempo, con cuya aquello que representá al concepto como dado a priori.ls
consideración vamos ahora a ocupamos. 1) El espacio no es un concepto empírico sacado de experiencias
externas. Pues para que ciertas sensaciones sean referidas a algo fuera
de mí (es decir, a algo en otro lugar del espacio que el que yo ocupo),
* Los alemanes son los únicos que emplean ahora la palabra estética, para designar, por medio
de ella, la que otros llaman critica del gusto. Fúndase esta denominación en una esperanza f'a))ida,
y asimismo para qué yo pueda representarlas como fuera [y al lado]e
que e) excelente analítico Baumgarten concibió: la de traer el juicio critico sobre la beileza a unas de ofas, por tanto no sólo como distintas, sino como situadas en
principios racionales y elevar a ciencia las reglas del misnro. Mas el enrpeño es vano, pues las distintos lugarés, hace falta que esté ya a la base la representación del
citadas reglas o criterios son, en sus [principales] s fluentes merameflte empiricas y no pueden ser.vir
nunca, por lo tanto, de leyes o priori [determinadas],5 según las cuales tuviera que regirse nuest¡o
espacio. Según esto, la representación del espacio no puede ser tomada,
juicio de gusto; ntás bien constituye éste la piedra de toque propia para la exactitud de aquéllas. por experiencia, de las relaciones del fenómeno extemo, sino que esta
Por eso es de aconsejar [o bien] 5 dejar de nuevo caer esa denominación y teservarla para aquella
doch'ina, que es una verdadera ciencia (con lo cual nos acercariamos más al lenguaje y al sentido
de los antiguos, entre los cuales era muy famosa la división del conocimiento en úro0r,¡tc xar 6 Este subtitulo no existe en la 1". edición. (N. del T.)
vorltú), [o bien compartir la denominación con la filosofla especulativa y tomar la estética, par.te 7 La primera edición dice: "...vamos a considelar plinrelo el espacio". (N. del T)
[ ] son añadidos de la segunda edición. (N del T )
en sentido trascendental, parte en sentido psicológicol.5 8 Las ll'ases entre
5 Las palabras entre
[ ] fueron añadidas en la 2'. edición. (N. del T.) e Las palabras entre
[ ] son añadidos de la segunda edición (N. del T.)
48 MANUEL KANT CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA 49
experiencia externa no es ella misma posible sino mediante dicha el infinito son a la vez). Así, pues, la originaria representación del
representación. espacio es intuición a priori y no concepto.tl
2) E1 espacio es una representación necesaria, a priori, que está a la
base de todas las intuiciones externas. No podemos nunca repre-
sentamos que no haya espacio, aunque podemos pensar muy bien que §3
no se encuentren en objetos algunos. Es considerado, pues, el espacio
é1
como la condición de la posibilidad de los fenómenos y no como una Exposición trascendental del concepto del espacio
determinación dependiente de éstos, y es una representaciín a priori,
que necesariamente está a la base de los fenómenos externos.r0 Entiendo por exposicidm trascendental la explicación de un concepto
3) El espacio no es un concepto discursivo o, según se dice, universal, como un principio por donde puede conocerse la posibilidad de otros
de las relaciones de las cosas en general, sino una intuición pura. Pues conocimientos sintéticos a priori. Para este propósito, se requiere: 1o.,
primeramente no se puede representar más que un único espacio, y que esos conocimientos salgan realmente del concepto dado; 2o., que
cuando se habla de muchos espacios, se entiende por esto sólo una parte esos conocimientos no sean posibles más que bajo la presuposición de
del mismo espacio único. Estas partes no pueden tampoco preceder al un modo dado de explicación de ese concepto.
espacio uno, que lo comprende todo, como si fueran, por decirlo, así, La geometría es una ciencia que determina las propiedades del
sus componentes (por donde la composición del espacio fuera posible). espacio sintéticamente y, sin embargo, a priori. ¿Qué tiene que ser pues
Por el contrario sólo en él pueden ser pensadas' El es esencialmente la representación del espacio para que sea posible semejante conoci-
uno; lo mrlltiple en él y, por tanto también el concepto universal de miento de é1? Tiene que ser originariamente intuición, porque de un
espacios en general, se origina sólo en limitaciones. De aquí se sigue mero concepto no se pueden sacar proposiciones que vayan más allá de1
que en 1o que a é1 respecta, una intuici ón a priori (que no es empírica) concepto. Esto es, sin embargo, 1o que ocuffe en la geothetría (v.
slrve de base a todos los conceptos del mismo. Así todos los principios Introducción V), Pero esa intuición tiene que hallarse en nosotros a
geométricos, v. g. que en un triángulo dos lados juntos son mayores que priori, es decir, aftes de toda percepción de un objeto y ser, por tanto,
el tercero, no son nunca deducidos de los conceptos universales de línea intuición pura, no empírica. Porque las proposiciones geométricas son
y ffiángulo, sino de la intuición; y ello a priori, con certeza apodíctica. todas apodícticas, es decir, están unidas con la conciencia de su nece-
4) El espacio es representado como una magtritud inftnita dada. sidad, como por ejemplo: el espacio sólo tiene tres dimensiones. Ahora
Ahora bien, hay que pensar todo concepto como una representación que bien, semejantes proposiciones no pueden ser juicios empíricos o de
está contenida en una multitud infinita de diferentes representaciones experiencia, ni ser deducidas de esos juicios. (Introducción IL)
posibles (como su característica común) y, por lo tanto, que las com- Mas, ¿cómo puede estar en el espíritu una intuición extema que
prende debajo de sí; mas ningún concepto, como tal, puede ser pensado precede a los objetos mismos y efr 1a cual el concepto de estos últimos
como si enceffase en sí una infinita multitud de representaciones. Sin puede ser determinado a priorí? Maniflestamente no puede estar de otro
embargo, así es pensado el espacio (pues todas las partes del espacio en módo que teniendo su asiento en el sujeto, como propiedad formal de
éste de ser afectado por objetos y así de recibir representación inme-
diata de estos últlmos, es decir, intuición. Esto es, sólo como forma del
l0 En la primera edición, al llegar a este puntÓ, decía como sigue: "3) En esta necesidarl a sentido extemo en general.
priorl fúndase la certeza apodictica de todos los principios geométricos y la posibilidad de sLrs Por tanto, sólo nuestra explicación hace concebible 1a posibilidad
ionstrucciones a priori. En efecto, si esa represenlación del espacio fuera un concepto adquilido
a posteriori, sacádo de la experiencia extema general, entonces los primeros prrncipios de la
de la geometría como conocimiento sintético a priori. Todo modo de
deielminación matemática no serian más que percepción. Tendrian, pues, toda la contingencia de explicación que no proporcione esto aunque en apariencia tenga con é1
la percepción y no sería entonces necesario que entre dos puntos haya sólo uno linea recta, sino
que la experiencia Io enseñaría siempre, Lo qr,re está sacado de la experiencia no tiene más qr'le
rina univeisalidad comparativa, a saber, universalidad por inducción. Así, pues, sólo podria decirse: ll La 1"., edición formula este número 4 de la siguiente manera: "El espacio es representado
según lo hasta hoy observado, no se ha encontrado espacio alguno que tenga más de tl'es dado como una magnitud intlnita. Un concepto unive¡'sal de espacio (que es común tanto a un p¡e
dimensiones." Los párrafos 4 y 5 que seguian a éste en la 1". edición se hallan en la 2'. (nuestro como a una vara) no puede determinar nada en lo que se retlere a la magnitud, Si no t'uera pol la
texto) con los números 3 y 4. Este párrafo 3 de la 1". edición se encontrará algo transformado en ausencia de límites en la marcha de la intuición, ningún concepto de relaciones llevaría consigo
el 3 del texto de la 2'. edición (el nuesho). un principio de la infinidad de las mismas."
50 MANUEL KANT cnirrce oE re R,qzó¡t puRe 5i
alguna semejanza, puede distinguirse seguramente de él por esas carac- seres pensantes; no podemos saber si están sujetas a las mismas condi-
terísticas.r2 cionei, que limitan nuestras intuiciones y son para nosotros de validez
universal. Si nosotros añadimos ia limitación de un juicio al concepto
del sujeto, vale el juicio entonces incondicionalmente. La proposición:
CONCLUSIONES SACADAS DE LOS CONCEPTOS ANTERIORES "todai las cosas están unas junto a otras en el espacio", vale con la
limitación siguiente: cuando esas cosas son tomadas como objetos de
a) El espacio no representa ninguna propiedad de cosas en sí, ni en nuestra intuiCión sensible. Si añado aquí la condición al concepto y digo:
su relación recíproca, es decir, ninguna determinación que esté y per- ,,todas las cosas, como fenómenos externos, están en el espacio unas a1
manezca en los objetos mismos aun haciendo abstracción de todas las lado de otras", entonces vale esta regla universalmente y sin limitación.
condiciones subjetivas de la intuición. pues ni las determinaciones Nuestras exposiciones enseñan, por consiguiente, la realidad (es decir,
absolutas ni las relativas pueden ser intuidas antes de la existencia de validez objétiva) del espacio en 1o que se refiere a todo aquello que
las cosas a quienes corresponden; por tanto, no pueden ser intuidas a puede presentársenos exteriormente como objeto; enseñan, empero'
priori. iambién la idealidad del espacio, en 1o que se refiere a las cosas, cuando
á) El espacio no es oka cosa que la forma de todos los fenómenos la raz6n las considera en sí mismas, es decir, sin referencia a la
del sentido externo, es decir, la condición subjetiva de la sensibiiidad, constitución de nuestra sensibilidad. Afirmamos, por tanto, la realidad
bajo la cual tan sólo ps posible para nosotros intuición externa. Mas empírica del espacio (en 1o que se refiere a toda experiencia exterior
como la receptividad del sujeto para ser afectado por objetos, precede poiibl.¡, aunque admitimos la idealidad trascendental del mismo, es
necesariamente a todas las infuiciones de esos objetos, si pu"d" decir, que no és nada, si abandonamos Ia condición de la posibilidad de
prender cómo la forma de todos los fenómenos puede sei dada "o*- en el toda eiperiencia y 1o consideramos como algo que está a 1a base de 1as
espíritu antes que las percepciones reales y, por tánto, a priori y cómo cosas en sí mismas.
eila, siendo una intuición pura en la que todoi los objetos-tienen que ser ' Pero fuera del espacio no hay ninguna otfa representación subjetiva
determinados, puede contener principios de ias reráciones de ios mis- y referida a algo exterior, que pueda ilamarse objetiva a priori. Pues de
mos, antes de toda experiencia. ,irgrnu de ellas pueden deducirse, como de la intuición en el espacio,
No podemos, por consiguiente, hablar de espacio, de seres extensos, proposiciones sinléticas a priori. (§3.) Por eso, hablando con exactitud,
etcétera, más que desde el punto de vista de un hombre. si prescindimos no ie, corresponde ideaiidadr3 alguna, aunque coinciden con 1a repre-
de la condición subjetiva, bajo la cual tan sólo podemo. r..ibi. infuición sentación deiespacio en que sólo pertenecen a la constitución objetiva
externa, a saber, en cuanto podemos ser afectados por los objetos, del modo de sentir, v. g. de la vista, del oído, del tacto mediante 1as
entonces la representación dei espacio no significa nada. Este predicado sensaciones de color, sonido, temperatura, las cuales, siendo só1o sen-
no es atribuido a las cosas más que en cuanto nos aparecen, ei decir, en saciones y no intuiciones, no dan a conocer en sí objeto alguno y menos
quanto son objetos de la sensibilidad. La forma constante de esa recep- aun a priori.ta
tividad que llamamos sensibilidad, es una condición necesaria de todas
las relaciones en donde los objetos pueden ser intuidos como fuera de 13En su libro (Ideatismo y positivismo. 1f propone Lats que se sustituya idealidad por
nosotros, y, sí se hace abskacción de esos objetos, es una intuición pura realidat!. La sustitución es exacta al parecer, pero bien nrit'ada no corresponde al pensanriento de
que lleva el nombre de espacio. como no podemos hacer de las Kant. Hay dos especies de idealidad, una dogmática según la cual concuerdan o priori nuesh'as
r.epresentáciones y las cosas mismas, oh'a crítrca, limitada, h'ascendental según la cual ntrcslras
condiciones particulares de la sensibilidad condiiiones de la posibilidad represenlaciones a priori del espacio sirven a priori para los obietos de nuesfra sensib.ilidad. Las
de las cosas, sino sólo de sus fenómenos, podemos decir que el espacio sensaciones no poséen ni una ni otr.a idealidad; son totalmente a posteriori. (N. del T.) .
la En lugar de este último aparte, dice la p|imera edición: "Pero fuera del espacio no hay
comprende todas las cosas que pueden aparecemos exteriórmentejpero
ninguna otrirepresentación subjetiva y referida a algo exteriot, que pueda llamarse objetiva o
no todas las cosas en sí mismas, sean o no intuidas, o séanlo por un priári. por eso ista condición subjetiva de todos los fenómenos exteriores no puede compararse
sujeto cualquiera. Pues no podemos juzgar de ras intuiciones di otros con ninguna otra. El buen sabor del vino no peltenece a las determinaciones objetivas del vino y
por lo tánto de un objeto, aun considerado como fenémeno, sino a la particular constitución del
sentido en el sujeto que lo prueba, Los colores no son propiedades de los cuelpos, de cuya intuición
Todo este § 3 fue añadido en Ia 2". edición. Representa un resumen de los se hallan pendientei, sino sólo modiflcacrones del sentido de la vista que es afectado de cierta
.12 s§ 6-9 de los
Prr:legómenos. Hemos puesto cdracrerísticos enpru.ar, iiguiendo la lección de
Garh)d; en efecto, mane¡.a por la luz. En cambio el espacio, como condición de objetos extetiores, pertenecen
se refiere aquí Kant a las dos condiciones indicadas en elprimer aparte
de este § 3. (N. del r.) necesariamente al fenómeno o intuición de los nrismos. El gusto y el color no son condiciones
52 MANUEL KANT CRíTICA DE LA RAZÓN PURA 53
El propósito de esta observación es sólo impedir que se le ocurra a el tiempo mismo (como la condición universal de su posibilidad) no
nadie explicar la afirmada idealidad del espacio con ejemplos del todo puede ser suprimido.
insuficientes, pues v. g. los colores, el sabor, etc.,. son considerados con 3) En esta necesidad a priori fúndase también la posibilidad de
razón no como propiedades de las cosas, sino sólo como modificaciones principios apodícticos de las relaciones de tiempo o axiomas del tiempo
de nuestro sujeto, que incluso pueden ser diferentes en diferentes hombres. en general. Éste no tiene más que una dimensión; diversos tiempos no
En efecto, en este caso, lo que originariamente no e§ más que fenómeno, son a la vez, sino unos tras otros (así como diversos espacios no son
v. g. una rosa,vale como cosa en sí misma en el entendimiento empírico, unos tras otros, sino alavez). Estos principios no pueden ser sacados
pudiendo sin embargo aparecer, en 1o que toca al color, distinta a de la experiencia, pues ésta no les daría ni estricta universalidad, ni
distintos ojos. En cambio, el concepto trascendental de los fenómenos, certeza apodíctica, Nosotros podríamos sólo docir: eso enseña la per-
en el espacio, es un recuerdo crítico de que nada en general de lo intui- cepción común; mas no: así tiene que suceder. Esos principios valen
do en el espacio es cosa en sí, y de que el espacio no es forma de las cosas como reglas bajo las cuales en general son posibles experiencias y nos
en sí mismas, sino que los objetos en sí no nos son conocidos y Io que instruyen antes de la experiencia y no por medio de la experiencia'
llamamos objetos exteriores no son otra cosa que meras rgpre- 4) El tiempo no es un concepto discursivo o, como se le llama,
sentaciones de nuestra sensibilidad, cuya forma es el espacio, pero cuyo universal, sino una forma pura de la intuición sensible. Diferentes
verdadero correlativo, es decir, la cosa en sí misma, no es conocida ni tiempos son sólo partes del mismo tiempo. La representación que no
puede serlo. Mas en la experiencia no se pregunta nunca por ella. puede ser dada más que por un objelo único, eq intuición' Tampoco la
proposición: "diferentes tiempós no pueden ser a la vez", podría dedu-
cirse de un concepto universal. La proposición es sintética y no puede
SEGLINDA SECCION
originarse sólo en conceptos. Ella está pues inmediatamente contenida
ESTÉTICA TRASCET#NTAL DEL TIEMPO en la intuición y representación del tiempo.
5) La infinidad del tiempo no significa otra cosa sino que toda
§4 magnitud determinada del tiempo es sólo posibie mediante limitaciones
Exposición metafisica del concepto del tiempo
ts de un tiempo único fundamental. Por eso la presentación primaria
tiempo tiene que ser dada como ilimitada. Pero cuando hay algo en 1o
1) El tiempo no es un concepto empírico que se derive de una cuaf las parles mismas y toda magnitud de un objeto sólo puedur ser
experiencia. Pues la coexistencia o la sucesión no sobrevendría en la percep- representadas determinadamente, mediante limitación, entonces, la re-
ción, si la representación del tiempo no estuviera a priori a la base. Só1o prósentación total no puede ser dada-por conceptos (pues éstos sólo
presuponiéndola es posible representarse que algo sea en uno y el óontienen representaciones parciales)ro sino que ha de fundarse en una
mismo tiempo (alavez) o en diferentes tiempos (uno después de otro). intuición inmediata.
2) EI tiempo es una representación necesaria que está a Ia base de
todas las intuiciones. Por lo que se refiere a los fenómenos en general,
no se puede quitar el tiempo, aunque se puede muy bien sacar del tiempo §s
los fenómenos. El tiempo es pues dado a priori. En él tan sólo es posible
t7
toda realidad de los fenómenos. Estos todos pueden desaparecer; pero Exposición Írascendental del concepto del tiempo
necesarias bajo las cuales tan sólo los objetos puedan ser para nosotros objetos de los sentidos. Sobre esto puedo referirme al número 318 en donde, para abreviar, he
Están enlazados con el fenómeno sólo como efectos contingentemente añadidos de la organización puesto ya 1o que es propiamente trascendental, entre los artículos de la
particular. Por eso no son tampoco representaciones a priori, sino que se fundan en la sensación
del buen sabor o hasta del sentimiento (de placer y dolor) como un efecto de la sensación. Tampoco
éxposiiión métafisica. Aquí añado que el concepto del cambio y con él
puede rradie tener a priori la representación de un color o de un Sabor; el espacio empero Se rcfiere el ioncepto del movimiento (como cambio de lugar) no son posibles
sólo a la forma pura de la intuición, no incluye pues en sí sensación algÚna (nada empirico) y todos
los modos y determinaciones del espacio pueden y hasta deben ser representados a priori, sihan l6 En la 1". edición, dice: ,,(pues en éstos preceden las representaciones parciales)".
de formarse conceptos de figuras como de relaciones. Por éstos sólo es posible que las cosas sean l7 El epí8¡afe y todo este § 5 fue señalado en la 20. edición'
para nosofios objetos exteriores." 18 Se refiere al núm. 3 del
l5 El título fue añadido en la 2'. edición. (N. del T.) § 4.
54 MANUEL KANT cRÍTICN DE LA RAZÓN PURA 55
i (1
de nuestra intuicton
sin tener en cuenta la forma de nuestra intuición sensible, sea inherente nor 1o anteriormente dicho. No es más que la forma
paricular cóndición nuestra sensibiiidad,
en absoluto a las cosas como condición o propiedad. Tales propiedades ffi#;tilir"'q.,ii" ¿" Jiia de
que convienen a las cosas en sí, no pueden semos dadas nunca por los ;;.;;;*t" tamui¿n e1 concepto del tiempo' El tiempo' pues' no es
*f,.i."t" sino sólo al sujeto que los i'tuYt
sentidos. En esto consiste, pues, la idealidad trascendental del tiempo, '^^.p;;; a los objetos mismos, ,
según la cual éste, cuando se hace abskacción de las condiciones ú ,ru.u po, tu .uut esa objeción vuelve con tanta unanimidad,
err-báca de quiénes, por cierto, nada -pleden'
sin embargo' oponer
subjetivas de la intuición sensible, no es nada y no puede ser atribuido
a los objetos en sí mismos (sin su relación con nuestra intuición) ni por ,iuru*.nt. a'la teoríá de la idealidad de espacio,, el .esla: que no
la realidad absoiuta del
modo subsistente ni por modo inherente. Sin embargo, esta idealidad, ;fi;t"; en poder ¿Áo.t u, apodícticamente el cual' no es
como la del espacio, no ha de compararse con las subrepciones de la ü;;;;;;;ñi,á r'.nt. a ellos éstá el idealismo' según
sensación, porque en éstas se presupone que el fenómeno mismo, en nosibledemostrarestrictamentelarealidaddelosobjetosexteriores. y
(yo mismo
quien esos predicados están inherentes, tiene realidad objetiva, cosa que ñ;;;;^;, ;;bio, r"¿"r objero de nuestro sentido intemo Aquellos objetos
aquí desaparece enteramente, exceptg en cuanto es meramente empírica, ;;;ffi") .; ináediaiamáte clara por 1a conciencia'
objeto interno empero es'
es decir, que aquí se considera el objeto mismo sólo como fenómeno: .*t"*"t podrán ser mera apariencia; este Pero no pensaron que
sobre esto véase la nota anterior de la sección primera. según su'opinión; innegablemente algo real'
objátos, el exteáo y el intemo' sin que s1 nueal.t]1s:ltl:-t^'
^r-uor, embargo' solo-a.t leno-
realidad aó.no ,apratentaciones, pertenecenr sin
lado¡, uno cuando el objeto es
§7 ;;;;, el cual tilne siempre dos 9l
del modo de intuirio' por io
en si mismo iprescindiendo
"on.iá"rr¿o pra"i.utnente por eso, peffnanece.siempre proble-
Explicación cual su modo de ,"r, ja forma-de intuición de ese objeto'
-i;;;il. y el otro "uurrdo se miraela objeto
mático)
en sí mismo' sino en sujeto a
Contra esta teoría que concede al tiempo reaiidad empírica, pero le ha de buscarse no en
necesaria y
niega la absoluta y trascendental, presentan una objeción los entendidos, quien éste aparece, urrqua corresp-onde, sin embargo'
con tanta unanimidad, que me hace pensar que ha de hacerla también rialmente fenómeno de ese objeto'
de ias
naturalmente todo lector para quien no sean habituales estas considera- Espacio y tiempo son, por tánto,^dos fuentes de conocimiento
príoripod"*or'É*traer diferentes conocimientos sintéticos;
1a
ciones. Dice la objeción como sigue: las mutaciones son reales (esto 1o .,rut"i a
que se refiere a los
demuestra el cambio de nuestras propias representaciones, aunque se ;;"mát'"" prrá ,o. da un ejempio briliante, por 1otomadas juntas' son
quisieran negar todos los fenómenos extemos con sus mutaciones), Las ,orro"i*i"rrtis del espacio y sus ielaciones' Ambas'
es9' hac11
mutaciones, empero, no son posibles más que en el tiempo; el tiempo, i;;"; puras de toáu lntúi.ion sensible Y,^ Por losibies
pues, es algo real, La contestación no ofrece dificultad. Concedo todo pr"p".iJi"".s sintéticas a priori' Mas esas fuentes de conocimiento ¿z
ii.n. qr. ser algo qu. no se encuentra en el espacio III, IV, fueron añadidos en la 2", edición
60 MANUEL KANT
''"-J;:;'.:armente,
modo de intuición, es decir, nuestra sensibilidad, y aun ésta siempre
bajo las condiciones de espacio y tiempo, originariamente referidas al
de aquetlo otro que:"' ,", ," ,u.:
valedero para la relación de la sensibilidad en general, y sí sólo para
sujeto. Pero jamás podremos conocer lo que son los objetos en sí, por una particular posición u organización de este o aquel sentido. Y
luminoso que sea nuestro conocimiento del fenómeno, que es lo único entonces decimos del primer conocimiento, que representa el objeto en
que nos es dado. sí mismo, del segundo que sólo su fenómeno. Mas esa diferencia es sólo
Por lo tanto, decir que nuestra sensibilidad toda no es más que la empírica. Si permanecemos en ella (como suele ocurrir) y no conside-
representación confusa de las cosas, repiesentación que encierra sola- ramos aquella intuición empírica a su vez como mero fenómeno (como
mente 1o que les conviene a las cosas en sí mismas, aunque en tal debiera ocurrir), de tal modo que en ella no se encuentra nada que se
amontonamiento de caracteres y representaciones parciales, que no refiera a una cosa en sí misma, entonces está perdida nuestra distinción
podemos analizarlo con clara conciencia, es falsear el coneepto de sen- hascendental y entonces creemos conocer las cosas en sí mismas,
sibilidad y de fenómeno, haciendo inútil y vacia toda la teoría de atmque por doquiera (en el mundo sensible), y aun en la investigación
éstos, La diferencia entre una representación clara y una confusa es una más profunda de sus objetos, no tenemos conocimiento más que de
diferencia meramente lógica y no toca al contentdo, Sin duda el con- fenómenos, Así por ejemplo diremos que el arco iris es un mero
cepto de derecha usado por el entendimiento común, contiene las fenómeno cuando llueve y sale el sol y que la lluvia es la cosa en sí
mismas cosas que una especulación sutil extrae y desarrolla, sin que en misma; y esto es exacto, siempre que entendamos este último concepto
el uso común y práctico tenga nadie consciencia de esas múltiples en su sentido fisico, es decir, como aquello que, en la experiencia
representaciones contenidas en ese pensamiento. Mas no por eso puede universal y bajo las distintas posiciones respecto a los sentidos, está sin
decirse que el concepto común sea sensible y encierre un mero fenóme- embargo determinado en la intuición así y no de otro modo. Pero si
no, pues el derecho no puede en modo aiguno aparecer como fenómeno, tomamos el elemento empírico en general y sin preocuparnos de la
sino que su concepto yace en el entendimiento y representa una consti- coincidencia del mismo con todo sentido humano, preguntamos si
tución (la moral) de las acciones, que les corresponde en sí mismas. En representa también un objeto en sí mismo (no las gotas de lluvia, pues
cambio la representación de un cuerpo no encierra en la intuición nada éstas, como fenómenos, son ya objetos empíricos), entonces la cuesfión
que pueda convenir a un objeto en sí, sino contiene el fenómeno de algo de la referencia de la representación al objeto es trascendental, y no sólo
y el modo como nosotros somos afectados por ese algo; y esa recepti- esas gotas son meros fenómenos, sino también su figura redonda y hasta
vidad de nuestra capacidad de conocimiento se llama sensibilidad y el espacio en que caen no son nada en sí mismos, sino meras modifica-
sigue siendo totalmente diferente del conocimiento del objeto en sí ciones o fundamentos de nuestra intuición sensible; el objeto trascen-
mismo, aunque se penetre en el fenómeno hasta el mismo fondo. dental empero perrnanece desconocido para nosotros.
La filosofia Leibnizo-Wolfiana ha coiocado pues todas las investiga- El segundo asunto importante de nuestra estética trascendental es que
ciones acerca de la naturaleza y el origen de nuestros conocimientos, no sólo como hipótesis aparenteconquista algún favor, sino que es tan
bajo un punto de vista enteramente erróneo, considerando la diferencia cierta e indudable como puede exigirse a una teoría que debe servir de
enire ia sensibilidad y lo intelectual como meramente lógica, cuando organon. Para hacer plenamente luminosa esa certeza, vamos a elegir
manifiestamente es trascendental y toca no sólo a la forma de claridad un caso en el cual su validez puede hacerse patente y servir para aclarar
o confusión, sino al origen y al contenido de los conocimientos, por más lo dicho en el 3 §,23
modo tal que en la primera no es sólo que conocemos confusamente la Supongamos que el espacio y el tiempo sean objetivos en sí mismos
constitución de las cosas en sí mismas, sino que no Ia conocemos de y condiciones de la posibilidad de las cosas en sí mismas. Se ve entonces
ninguna manera y, tan pronto como suprimimos nuestra constitución primero: que de ambos resultan proposiciones a priori apodícticas y
subjetiva, no hallamos en parte alguna ni podemos hallar ya el objeto sintéticas en gran número, sobre todo del espacio, que por eso vamos a
representado, con las propiedades que le confirió ia intuición sensible, investi gar aquí preferentemente como ej emplo. Como las proposiciones
porque precisamente esa constitución subjetiva determina la forma dei de la geometría son conocidas sintéticamente a priori y con certeza
objeto como fenómeno. apodíctica, pregunto yo: ¿de dónde sacáis semejantes proposiciones? y
Distinguimos por 1o demás en los fenómenos, lo que depende esen-
cialmente de la intuición y vale para todo sentido humano en general, 23 Las palabras
"para aclarar, etc." fueron añadidas en la segunda edición. (N. del T.)
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62 MANUEL KANT CRITICA DE LA RAZÓN PURA 63
¿sobre qué se apoya nuestro entendimiento para ilegar a semejantes nuestra intuición, en relación con las cuales, por tanto, todos los objetos
verdades absolutamente necesarias y universaimente valederas? No hay son meros fenómenos y no cosas dadas por sí en ese modo; de esos
más camino que o por medio de conceptos o por medio de intuiciones; fenómenos pueden decirse por lo tanto a priori muchas cosas, en lo que
pero ambos son dados a priori o a posteriori. Estos últimos, a saber, toca a la forma de los mismos; pero no se puede nunca decir 1o más
1os conceptos empíricos, así como aquello en que se fundan, la intuición
mínimo de la cosa en sí misma, que está a 1a base de esos fenómenos.
empírica, no pueden dar proposición sintética alguna, a no ser que sea I]r2a Para confirrnar esta teoría de la idealidad del sentido extemo
sólo empírica, es decir, proposición de experiencia, que por tanto no como del interno y por tanto de todos los objetos de los sentidos como
puede encerrar nunca necesidad y absoiuta universalidad, cosa que es meros fenómenos, puede servirnos muy bien la siguiente observación:
sin embargo 1o característico de todas ias proposiciones de la geometría. que 10 que en nuesho conocimiento pertenece a la intuición (exceptuan-
Queda el primero y único modo, que sería alcanzar semejantes conoci- do po, 1o tanto el sentimiento de placer y dolor y la voluntad, que no
mientos por medio de conceptos o intuiciones a priori; pero es claro soí conocimientos) no encierra nada más que meras relaciones de los
que por meros conceptos no se puede alcanzar conocimiento alguno lugares en una intuición (extensión), cambio de los lugares (movimien-
sintético, sino sólo analítico. Tomadla proposición siguiente: con dos to) y leyes según las cuales es determinado ese cambio (fuerzas moto-
líneas rectas no se puede encerrar ningún espacio, por tanto ninguna rui). tvtás ¿qué es lo que está presente en el lugar?, o ¿qué es 1o eficiente
figura es posible. Tratad de deducirla del concepto de linea recta y de en las cosas mismas a parte del cambio de lugar? Nada de esto nos es
núrmero dos. O tomad esta otra: que con tres líneas rectas es posible una dado en las citadas relaciones. Por meras relaciones no es conocida una
figura y tratad del mismo modo de deducirla de esos conceptos. Vues- cosa en sí misma; así pues, hay que juzgar que, puesto que mediante el
tros esfuerzos serán vanos y os veréis obligados a refugiaros en 1a sentido extemo no nos son dadas más que meras Iepresentaciones de re-
intuición, como también hace siempre la geometría. Os dáis pues un lación, ese sentido no puede tampoco contener más que la relación de
ob.¡eto en la intuición. ¿De qué especie es esta intuición? ¿Es pura a un objeto con el sujeto en su representación y no 19 interno que
priori o ernpírica? Si fuera esto últir¡o, nunca podría salir de ella una cor,rengu al objeto en Sí. Lo mismo ocurre con la intuición interna. No
proposición universalmente valedera y menos aún apodíctica, pues la sóio constituyen en ella las representaciones de los sentidos externos,
experiencia no puede proporcionar nllnca semejantes proposiciones. la materia propia con que ocupamos nuestro espíritu, sino que el tiempo
Tenéis pues que dar vuestro objeto a priori en ia intuición y fundar en en el cual poré-os esas representaciones. y que precede a la conciencia
éste vuestra proposición sintética. Ahora bien, si no hubiera en vosotros
de las miimas en 1a experiencia, estando en su base como condición
una facultad de intuir a priori; si esa condición sub¡etiva no fuera, según final del modo como las colocamos en el espíritu, encierra ya las
la forma, al mismo tiempo la condición universal a priori, bajo la cual relaciones de sucesión, de simultaneidad y de aquello que es simultáneo
tan sólo el objeto de esa intuición (exterior) misma es posible; si el con la sucesión (1o permanente). Ahora bien, lo que, como repre-
objeto (el triángulo) fuera algo en sí mismo, sin relación a vuesfio sentación, puede precedff a toda acción de pensar algo, es la intuición
sujeto, ¿cómo podríais decir que lo que yace necesariamente en vuestras y, si no encierra nada más que relaciones, es la forma de la intuición;
condiciones subjetivas para construir un triángulo, tiene que convenir la cual, no representando nada sino por cuanto algo es puesto en el
tambrén al triángulo en sí mismo? Pues a vuestros conceptos (de tres espíritu, no puede ser otra cosa que el modo como el espíritu es afectado
1íneas) no podríais añadir nada nuevo (la figura) que hubiese necesaria-
por la propia actividad, a saber, por ese poner sus representaciones
mente de hallarse en el objeto; porque éste es dado antes de nuestro conoci- y, por 1o tanto, por sí mismo; es decir, que es un sentido interior según su
miento y no por é1. Así pues, si el espacio (y también el tiempo) no forma. Todo 1o que es representado por un sentido es siempre fenómeno
fuese una mera forma de vuestra intuición, que contiene las condiciones y o no se admite el sentido intemo, o el sujeto, que constituye el objeto
a priori bajo las cuales solamente las cosas pueden ser para vosotfos de dicho sentido, no puede ser representado por é1, más que como
objetos exteriores (que, sin esas condieiones subjetivas no son nada en fenómeno y no al modo como juzgaría el sujeto de sí mismo si su
sí) no podríais decidir nada sintéticamente y a priori sobre objetos intuición fuese mera actividad propia, es decir, intelectual. Aquí toda la
exteriores. Es pues, indudablemente cierto y no sólo posible o verosími1, dificultad estriba tan sólo en cómo un sujeto pueda intuirse a sí rnismo
que el espacio y el tiempo, como condiciones necesarias de toda
experiencia (externa e interna) son só1o condiciones subjetivas de toda 2a Todo lo que sigue, hasta el final de la estética trascendental es un añadido de la segunda
edición. (N. del T.)
64 MANUEL KANT CRiTICA DE LA RAZÓN PURA 65
interiormente; mas esta dificultad es común a toda teoría. La conciencia objetiva, entonces es cuando no se puede evitar que todo se convierta
de sí mismo (apercepción) es la simple representación dei yo y si por ello en mera apariencia. Pues si consideramos el espacio y el tiempo
mediante ella sola todo lo múltiple en el sujeto fuese dado por propia como cualidades que, según su posibilidad, tienen que hallarse en las
actividad, entonces la intuición intema spría intelectual. En el hombre, cosas en sí, y reflexionamos en los absurdos en que nos vemos entonces
esa conciencia exige una percepción interna de lo múltiple que es dado complicados 4uesto que dos cosas infinitas, que no son sustancias ni
anteriormente en el sujeto; y el modo como ese múltiple es dado en el algo realmente inherente a las sustancias, y que, sin embargo, existe y
espíritu sin espontaneidad tiene que llamarse en cuenta esa hasta han de ser la condición necesaria de la existencia de todas las
distuición- sensibilidad. Si la facultad de ser -teniendo
consciente ha de apre- cosas, seguirían siendo, aunque se suprimiesen todas las cosas existen-
hender lo que está en el espíritu, tiene entonces que afectarle y sólo de tes- entonces no podemos censurar al bueno de Berkeley por haber
ese modo puede producir una intuición de sí misma, cuya forma empero, rebajado los cuerpos a meras apariencias; es más, nuestra propia exis-
anteriormente en el espíritu, determina en la representación del tiempo tencia (que, de ese modo, resultaría depender de la realidad de un
el modo cómo lo múltiple está reunido en el espíritu; y entonces, éste imposible como el tiempo), debería tomarse en mera apariencia, absur-
se construye a sí mismo, no como él representaría, siendo inmediata- do que nadie hasta ahora ha querido cargarse en cuenta.
mente activo por sí mismo, sino según el modo cómo es afectado por IV. En la teología natural, en donde se piensa un objeto que no sólo
dentro; consiguientemente no como es, sino como se aparece a sí no puede ser para nosotros objeto de intuición, sino que no puede ser
mismo. para sí mismo, en modo alguno, objeto de intuición sensible, se ha
III. AI decir que en el espacio y en el tiempo la intuición de los objetos tenido sumo cuidado de excluir de toda su intuición las condiciones del
exteriores y también la propia intuición del espíritu representan ambas tiempo y del espacio (pues todo su conocimiento ha de ser siempre
cosas tal como afectan a nuestros sentidos, es decir, tal como aparecen, intuitivo y no pensamiento, pues siempre el pensamiento demuestra
no quiere esto decir que esos objetos sean una mera apariezcia. Pues limitaciones). Mas ¿con qué derecho puede hacerse esto si el espacio y
en el fenómeno son siempre considerados los objetos, y aun las,cuali- el tiempo han sido considerados antes como formas de las cosas en sí
dades que les atribuimos, como algo realmente dado; sólo que en cuanto mismas y aun como tales formas, que como condiciones de la existencia
esa cualidad depende del modo de intuición del sujeto, en la relación de las cosas a priori, subsisten, aunque se hayan suprimido las cosas
del objeto dado con é1, diferénciase dicho objeto, como fenómeno, de mismas? En efecto, como condiciones de su existencia en general,
sí mismo como objeto en sí. Así, no digo: los cuerposparecen solatnente deberían serlo también de la existencia de Dios. Si no se quiere hacer
estar fuera de mí, o: mi alma pqrece solamente estar dada en mi de ellas formas objetivas de todas las cosas, no queda más sino hacerlas
conciencia propia, cuando afirmo que la cualidad del espacio y del 'formas subjetivas de nuestro modo de intuir tanto intemo, como exter-
tiempo (según la cual, como condición de la existencia de cuerpos y no; el cual se llama sensible porque no es originario, es decir, porque
alma, pongo estas cosas) está en mi modo de intuir y no en esos objetos no es tal, que por medio de él la existeneia misma del objeto de la
en sí. Sería culpa mía si hiciese una mera apariencia de lo que debería intuición sea dáda (éste no pu"& conr"nir, según 1o que cónocemos,
considerar como fenómeno.2s Mas esto no ocurre según nuestro princi- mas que el ser primero), sino que depende de la existencia del objeto y
pio de la idealidad de todas nuestras intuiciones sensibles; más bien, por 1o tanto no es posible más que en cuanto la facultad de repre-
cuando se atribuye a aquellas formas de representasión una realidad sentación del sujeto es afectada por el objeto.
Tampoco es necesario que limitemos el modo de intuir en el espacio
25 Los predicados del fenómeno pueden ser atribuidos al objeto mismo en relación con nuestro y el tiempo, a la sensibilidad del hombre; puede ser que todo ser finito
sentido, v. g. a la rosa el color rojo o el olor; pero la apariencia no puede nunca ser atribuida al pensante tenga necesariamente que coincidir en esto con el hombre
objeto como un predicado, precisamente porque ella atribuye al objeto en sí, lo que no le puede
(aunque no lo podemos decidir). Mas no por esa validez universal deja
convenir más que en relación con los sentidos o en general con el sujeto, v. g., las dos asas que
primitivamente se atribuían a Satumo. Lo que no se halla en el objeto en si mismo, sino sierrrpre de ser sensibilidad, porque es intuición derivada (intuitus derivatus) y
en la relación de éste con el sujeto, y es inseparable de la representación del primero, es ltnómeno; no originaria (intuitus originarius) y por tanto no intelechral; ésta, por
y así atribuimos rectamente los predicados del espacio y del tiempo a Ios objetos de los sentidos
como tales; en esto no hay apariencia alguna. En cambio si atribuimos a la rosa en s/ el color rojo,
el fundamento que acabamos de exponer, parece convenir sólo al ser
a Satumo las asas o a los objetos exteriores todos la extensión en sí, sin mirar a una relación primero, nunca empero a un ser dependiente según su existencia y según
determinada de esos objetos con el sujeto y limitar a ella nuestro juicio, entonces tan sólo surge la su intuición (determinada por su existencia en relación con objetos
apariencia,
66 MANUEL KANT
SEGLINDA PARTE
CONCLUSIÓN DE LA ESTÉTICA TRASCENDENTAL
LA LÓGICA TRASCENDENTAL
Aquí tenemos ya una de las partes necesarias para la solución del
problema general de la filosofia trascendental: ¿cómo son posibles
proposiciones sintéticas a priori? Constituyen esta parte las intuiciones INTRODUCCIÓN
puras d priori, espacio y tiempo, en las cuales, cuando haciendo un
juicio a priori queremos salir del cgncepto dado, encontramos aquello IDEA DE LINA LÓGICA TRASCENDENTAL
que no puede ser descubierto a priori en concepto, pero sí en la intui-
ción que le corresponde y puede ser sintéticamente enlazado con ei I
primero; estos juicios por dicha razón no pueden extenderse, sin embar-
go, más que a objetos de los sentidos y valen sólo para objetos de la DE LA LÓCICA EN GENERAL
experiencia posible.
Nuestro conocimiento se origina en dos fuentes fundamentales del
'espíritu; la primera es la facultad de recibir representaciones (la recep-
tiiidad de ias impresiones), la segunda es la facultad de conocer un
objeto mediante isas r"presentaciones; por 1a primera nos es dado
ur objeto, por la segunda es éste pensado en la relación con aqueiia
represLntación (como mera determinación del espíritu). Intuición y
conceptos cOnstituyen, pues, los eiementos de todo nuestro conocimien-
to; de tal modo que ni conceptos sin intuición, que de alguna manera
les corresponda, ni intuición sin conceptos, pueden dar un conocimien-
to. Amboi Son o puros o empíricos. Empíricos, cuando una sensación
(que presupone 1á presencia real de1 objeto) está contenida en eiios;
puros, cuando con ia representación no se mezcla sensación alguna. Esta
últi-u puede llamarse la materia del conocimiento sensible. Por eso 1a
intuición pura encierra solamente la forma bajo la cual algo es intuido;
y el concepto puro, sólo la forma del pensar un objeto en generai. Só1o
intuiciones puras o conceptos puros son posibles a priori; conceptos o
intuiciones empíricas sólo son posibles a posteriori.
Llamaremos sensibilidad a la receptividad de nuestro espíritu para
recibir representaciones, en cuanto éste es afectado de alguna manera;
llamaremos en cambio entendintiento ala facultad de producir nosotros
mismos representaciones, o ala espontaneidad del conocimiento. Nues-
tra nafutaleza lleva consigo que la intuición no pueda ser nunca más
qte sensible, es decir, que encierre sólo el modo como somos afectados
por objetos. En cambio es e7 entendimiento la facultad de pensar el
bb¡"to-d" 1a intuición sensible. Ninguna de estas propiedades ha de
69
CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA
68 MANUEL KANT
pues' principibs.empíri-
y empíricas que nos enseña la psicología' Tiene
preferirse a la otra. Sin sensibilidad, no nos sería dado objeto alguno; ocup? del uso del entendimiento,
iin entendimiento, ninguno sería pensado.' Pensamientos sin contenido
;ü^;t bie; es general en cuanto se
del entendimien-
sin ¿i.tlnrlon d-e objetod. Por eso no es ni un'cánon
eso es tan necesario
aon urnoa, intuiciones sin conceptos son clegas' Por ciencias particulares' sino solamente un
decir, añadirles el objeto en la to g"r.rul, ni un órganonde
t ur.r** sánsibles los conceptn, 1". "n
decir, traer- kafialtican del entendimiento común'
i"t*.iOrj, como hacerse comprensibles las intuiciones (es pueden tampo- En la lógica g.n"rui,-iu purt. qu. ha de constituir
la doctrina pura de
no
iu, Uujo cánceptos). Ambas fatultades o capacidades parte que constituye la
puede intuir nada,.y los larazondebe, pues, tó;;t¿ enieramente de la
.o troca. ,u. iunrior,.s. El entendimiento no es propia-
unión pue{e originarse iági." upri.uáá 1u,rrlqí. siempre general)' La primera sola
,"riiao, no pueden pensar nada. Sólo de su
mente ciencia, si bien corta y t"á y tal como
la exige la exposición
aportación
conocimientó. No poi eso, sin embargo, es 1ícito confundir la élemenial del ente¡dimiento. En ésta no
para separar. y distinguir .r.oiárii.u de una doctrina
de cada uno, sino que hay fuertes motivos lógicos perder de vista nunca dos reglas:.
cuidadosamente unos y oi.or. Por eso distinguimos la ciencia de las á;t,;l"t
:=ii'c"*á?gi.i " contenido
de todo -.-,--i). del
la estética, de la ciencia g.nr*r, hace _abstracción
,.Áir.'¿. la sensibilidád.n g"n.ral, es decir, conácimiento iñtelectual y de la diferencia de sus
objetos y no se ocupa
de"las reglas del entendimiento en general, es decir, la lógica' que de la mera forma del pensar'
ehoribien, la lógica puede a su vqz tomarse en dos sentidos; o como - nada rnáslógica pura, no tiene principios,empírico1,lo,t^l:..t:lto'no
de
lógica del uso geneial d'el entendimiento, o como lógica del uso
parti- ij Co*o psicologi4 la cua.l, pues'
primera las reglas del,p-ensar' absoluta- tomá nada (coáo a u"c"s se ha creído) de la
cuíu, del mismi. La encierra En una doctrina
no ti*" infiujo alguno en el cánon del entendimiento'
*"r]t" necesarias' sin las cuales no hay uso alguno del entendimiento' á"*ort u¿u y toOJ.n ella tiene que s€r enteramente cierto a priori.
V-r" Jiiig., pues, a él sin tener en
cuenta la diferencia entre los objetos - (contrariamente a la signif,rcación
á qr; ñü referirse. La lógica del uso particular del entendimiento
io ou. ,á Uu*o foe*u aplicáda ciertos ej ercic ios
.nói"rru las reglas pu.u p.nrá, rectamente sobre una cierta especie
de ,rd;;;}á;ri; ñ.#", .egún la .ru1 hu de conrener una representación del
regta) es
áUj"tor. Aquéila púede ilu*urr. lógica elemental; ésta,
en cambio, es ;;;;'i;;;.i., r" roái.u-píra_da
y de tír r.glus de su
la
uso necesario in concreto, a saber,
tal o cual ciencia. Eita última suele, en las escuelas' ir ini.n¿l*i"nto
;i;rg*;,r;;'áe la marcha b;ñ ñ condióiones coniing"nt"s .del sujeto' que pueden
impedir o
por &lante como propedé{1qa de las ciencias, aunque según dadas. Trata
ya la ciencia facilitar ese uso y que todasiilas sólo empíricamente son
de la razlnhumana, ós lo último a que ésta llega' cuando del origen del
última mano para su de la atención, de sus obstáculos y su§ consecuencias'
está desde hace tiempo hecha, y necesita sólo la
que conocer los objetos ya en un .ror, á"i.rtado de duda, del escrúpulo, de la convicción, etc. La lógica
.oápto¡ución y perfécción. Pues hay misma retación que la mora-1..--que
;;ffibastante"eievado, para dar las
reglas de cómo pueda llevarse a ;;;;;"1 i ;;a guarda cán ella lanecesarias de una voluntad libre en
;;;ti.rJ üto ti'r leyes morales
--t una ciencia de eilos.o lógica pura-o lógica aplicada'.En la primera
cabo
áát.t.f- guarda .on lu teoría propia de la virtud' que considera esas
fogitu general es y pasiones
hacemos"abstiacción de todai ias condiciones empíricas
bajo ias. cuales [v..
,q;;1*tr¡" Tos obstácuios de los sentimientos, inclinacionespuedo
hombres, rnás o menos, están sometidos' y no
nunca
del influjo de los sentidos' del ;
nuestro entendimiento se ejercita,v' g',
demostrada' porque' igual que
y
de la memoria' de la fuerza de la oráoor.iorrur una ciencia verdadera
iueso de la imaginación, dá las leyes i¿g;u-ápri.udu, necesita prinóipio s empíricos y psicológicos,
'";;il;;r;, á" iíin"li"ación, etc., y por 1o tanto, también de_las fuentes ;;;:ii;
que pueden originar
áe los pre¡uicios y, en general, deiodas las causas
ciertos conocimientos, porque éstas se. refieren
o introducir en nosotroí II
bajo ciertas circunstancias de su aplicación y para
át sólo
"ni.n¿i*iento pero pura''
conocerlas es necesariaia experiencia. Una iógica general, DE LA LÓGICA TRASCENDENTAL
tiene sólo qu. o.uprrre de principios a priori
y es ]]n cánon del
y de\arazón; pero sólo por 1o que s9 refiere a la pafte La lógica general hace abstracción, como hemos visto' de todo
"ntini¡r"¡""to
formaldesuuso,seaelcontenidoelquequiera(empíricootrascenden- .ont"nidó dellonocimiento, es decir, de toda referencia del conoci-
;;ir. Mr. \a lógica general se llama luego aplicad' :yT9: t:.::f'""
u
la relación
subjetivas miento al objeto y considera solamente Ia forma lógica en
ñ.;;ñ ¡el"uso áel entendimiento, bajo las condiciones
I
70 MANUEL KANT CRITICA DE LA RAZON PURA 71
de los conocimientos entre sí, es decir, la forma del pensamiento en y la validez objetiva de esos cono-
determinase el origen, la extensión
general. Ahora bien, así como hay intuiciones puras y empíricas (según
cimientos, tendría que llamarse lógica trascendenlal, porque no trata
demuestra la estética trascendentar), así tamúién ptoría hallarse una
sinó de las leyes del entendimiento y de la raz6n, pero solamente en
distinciónentre un pensar puro y un pensar empíricb de los objetos. En
cuanto son referidas a objetos a priori y no, como la lógica general, a
este caso, habría una lógica en 1a cuar no se hiciera abstraccióñ de todo
los conocimientos racionales, empíricos o puros, sin distinción.
contenido del conocimiento; pues aquella lógica que encerrase sólo las
reglas del pensar puro de un objeto, excluirá tádbs ios conocimientos
que tuvieran un contenido empírico. Esta lógica se referiría también
el III
origen de nuestros conocimientos de los objétos, por cuanto ese origen
no puede ser atribuido a los objetos. En cambio, la lógica general no DE LA DIVISIÓN DE LA LÓcICA CENERAL EN
se
preocupa del origen del_ conocimiento, pues no coñsideia ras repre- ..ANALiTICA" Y "DIALÉCTICA''
sentaciones --sean desde un principio dadas a priori en nosotros
mismos o séannos sólo empíricum"ni" dadas- *ár qr. por las leyes La antigua y famosa pregunta con que se creía estrechar a los lógicos
según las cuales el entendimiento ias usa en relación y se trataba de ponerlos en la altemativa o de dejarse sorprender en un
-rtur, cuando
prensa; es decir, que trata sólo de la forma del entendimiento qie puede miserable dialelo o de confesar su ignorancia y por ende la vacuidad de
ser proporcionada a las representaciones, cualquiera que sea iu oiigen. todo su arte, es la siguiente: ¿qué es la verdad? La definición nominai
Y aquí hago yo una observación que extiende su influio a todas las de la verdad, a saber: que es la coincidencia del conocimiento con su
consideraciones posteriores y que no deberá perderse de vista, a saber: objeto, se concede aquí y se presupone. Se desea empero saber cuál sea
que no todo conocimiento a priori ha de llamarse trascendental. só1o el criterio general y seguro de la verdad de cada conocimiento.
aquel por el cual conocemos que ciertas representaciones (intuiciones Es ya una prueba grande y necesaria de prudencia y de penetración,
o concepto_s) son empleadas o son posibles soiamente a priori y cómo el saber lo que razonablemente se haya de preguntar. Pues cuando la
1o son, debe llamarse trascendental (es decir, que se'refiere , a la pregunta es en sí absurda y exige contestaciones innecesarias, tiene a
posibilidad del conocimiento o al uso der mismo-a priori). por eso veces el inconveniente, aparte de avergonzar al que la hace, de conducir
ni
el espacio ni ninguna determinación geométric a a piiori dál espacio es al que la oye sin fijarse bien en elia, a contestaciones absurdas y de dar
una representación trascendental; sólo puede llamárse trascenáental el ambos el aspecto ridículo que los antiguos expresaban diciendo: uno
conocimiento de que esas representacioáes no tienen un origen empírico ordeña al macho y otro tiene el jarro.
y.la posibilidad de que una determinación geomé trica a priíri Si verdad consiste en la coincidencia de un conocimiento con su
se rÉfiera,
sin embargo, a priori a objetos de ra expeiiencia. De i§ual modo objeto, entonces ese objeto debe, por lo mismo, distinguirse de otros;
e1 uso
del espacio para los objetos en generar sería también tráscendental; mas , pues un conocimiento es falso cuando no coincide con el objeto a que
si se limita sólo a los objetos de los sentidos, llámase empírico. La se refiere, aunque encierre algo que pueda quizá valer para otros objetos.
distinción de lo trascendental y de lo empírico pertenece, pues, sóro a Ahora bien, un criterio general de la verdad sería el que fuese valedero
la crítica de los conocimientos y no se ,efiere a ü relación á" érto. ,on para todos los conocimientos en general, sin distinción de objetos. Pero
su objeto. es bien claro que como en ese criterio se hace abstracción de todo
Esperando pues, que pueda haber quizá conceptos que se refieran
c contenido del conocimiento (referencia a su objeto) y la verdad
priori a objetos, no como intuiciones puras o r.niibl"., sino sólo como concierne precisamente a ese contenido, resulta enteramente imposi-
acciones del pensar puro, que sean, por tanto, conceptos, pero cuyo ble y absurdo preguntar por una característica de la verdad de ese
origen no sea empírico ni estético, nos hacemos de ante'mano Ia idea de contenido de los conocimientos y, por tanto, es imposible dar una
una ciencia del entendimiento puro y del conocimiento racional, por la nota suficiente y al rnismo tiempo generai de la verdad. Como más
cual pensamos enteramente a priori objetos. Semejante ciencia, qr. arriba hemos denominado materia del conocimiento al contenido del
mismo, habrá que decir: de la verdad del conocimiento, según la
I En conformidad con la opinión de
materia, no se puede pedir característica alguna general, porque eilo es
Adickes, Vorlánder, Natorp, añadimos las palabias: ,.que contradictorio en sí mismo.
se refiere". (Nota del T,)
72 MANUEL KANT cRÍr¡ce nr L¡, ruq,zóN puRe 73
Mas por 1o que se refiere al conocimiento según la mera forma (con quela lógica de la apariencia, un arte sofistico para dar a su ignorancia
exclusión de todo contenido) es también claro que la lógica, en cuanto o incluso a sus premeditadas ficciones el color de la verdad, imitando
indica las reglas universales y necesarias del entendimiento, tiene que ex- el método de sólida fundamentación que prescribe la lógica y emplean-
poner, precisamente en esas reglas, criterios de la verdad. Pues 1o do su tópica como paliativo de toda ficción vana. Puede pues, notarse,
que contradice a esas reglas es falso, porque el entendimiento entonces como advertencia segura y útil: que la lógica general, considerada conto
se opone a sus reglas generales del pensar, por tanto a si mismo. Pero organon, es siempre una lógica de la apariencia, es decir, dialéctica.
estos criterios se refieren sólo a la forma de la verdad es decir, del pensar Pues como no nos enseña nada sobre el contenido del conocimiento,
en general, y en ese sentido son enteramente exactos, mas no suficientes. sino sólo las condiciones formales de la concordancia con el entendi-
Pues aun cuando un conocimiento sea enteramente conforme a la forma miento, las cuales por lo demás, en lo que se refiere a los objetos, son
lógica, es decir, aunque no se contradiga a si mismo, puede sin embargo enteramente indiferentes, resulta que la pretensión de usarla como un
contradecir al objeto. Así pues el criterio meramente lógico de la verdad, instrumento (organon) para extender los conocimientos y ampliarlos, al
a saber, la coincidencia de un conocimiento con las leyes universales y menos ficticiamente, no conduce más que a una palabrería vana que
fomales del entendimiento y de la razón, es \a conditio sine qua non, afirma 1o que se quiere con alguna apariencia o ataca también según el
y por tanto 1a condición negativa de toda verdad. Pero más ailá no puede capricho.
ir la lógica; la lógica no tiene medios para descubrir el eror que se Semejante enseñanza no es en modo alguno conforme a la dignidad
refiere no a la forma, sino al contenido. de la filosofia., Por eso se ha preferido añadir a la lógica esa denomina-
La lógica general resuelve en sus elementos la función formal del ción de dialéctica, como crítica de la apariencia dialéctica; y como tal
entendimiento y de larazíny expone dichos elementos como principios queremos que se entienda también aquí.
de todo juicio lógico de nuestro conocimiento. Esta parte de la lógica
puede pues llamarse analítica y por eso es la piedra de toque, negativa
al menos, de la verdad; ya que, ante todo, hemos de examinar y apreciar IV
según estas reglas todo conocimiento en su forma, antes de investigarlo
en su contenido, para decidir si encierra verdad positiva con respecto al DE LA DIVISIÓN DE LA LÓGICA TRASCENDENTAL EN
objeto. Mas como Ia mera forma del conocimiento, por mucho que ANALÍTICA Y DIALÉCTICA TMSCENDENTALES
coincida con las leyes lógicas, no basta ni mucho menos para constituir
la verdad materiai (objetiva) del conocimiento, nadie puede, con la En una lógica trascendental aislamos el entendimiento (como antes
lógica sólo, atreverse a juzgar sobre objetos y afirmar nada, sin antes hemos aislado la sensibilidad en 1a estética trascendental) y destacamos
de nuestro conocimiento tan sólo la parte del pensar que tiene su origen
haber obtenido fuera de la lógica información fundada acerca de e1los,
para luego tratar de utilizar y enlazar esa información en un todo sólo en el entendimiento. El uso de ese conocimiento puro descansa,
empero, en Ia condición de que, en,la intuición, nos sean dados objetos
coherente, según leyes lógicas o, mejor todavía, para examinarla según
a los que puede aplicarse dicho conocimiento. Pues sin intuición, carece
las leyes lógicas. Sin embargo, hay algo tan seductor en la posesión de
de objetos todo conocimiento y, entonces, queda enteramente vacío. La
ese arte ilusorio de dar a todos nuestros conocimientos la forma del
parte, por lo tanto, de la lógica trascendental, que expone los elementos
entendimiento (aun cuando en 1o que se reiiere al oontenido del mismo
pueda ser harto pobre y vacío) que aquella lógica general aunque es sólo del conocimiento puro del entendimiento y los principios sin los cuales
un cánon para el juicio, ha sido usada como un organon, por decirlo no se puede nunca pensar un objeto, es la analítica trascendental y al
así, para la producción real o al menos para la ficción de afirmaciones
mismo tiempo una lógica de la verdad. Pues ningún conocimiento puede
contradecirla sin que al mismo tiempo pierda todo contenido, es decir,
objetivas; y de ese modo, en realidad lo que se ha hecho ha sido usarla
toda referencia a algún objeto, y por ende toda verdad. Mas como es
abusivamente, La lógica general, como supuesto organon, llámase
dialéctica. muy atractivo y seductor usar solos ese conocimiento puro del entendi-
miento y esos principios y aun usarlos más allá de los límites de la
Por muy diferente que haya sido la significación en que los antiguos
experiencia (la cual sin embargo es la única que nos puede proporcionar
empleaban este nombre de una ciencia o de un afie, puede colegirse por
1a materia (objetos) a que pueden aplicarse aquellos conceptos puros del
el uso real que hacen de la dialéctica que ésta no era, entre ellos, más
MANUEL KANT
Lreno Pnn'4eno
75
MANUEL KANT
cnÍuc¡ oB Le RezÓN Pun,t 77
76
|a sensibilidad, tener intuición alguna, El entendimiento, pues, no es una
dolos en el solo entendimiento, como lugar de su nacimiento, y anali-
facultad de intuición. Mas fuera de la intuición no hay otro modo de
zando el uso puro, en general, de este último. Tal es el tema propio de
conocer, sino por conceptos. Por tanto, el conocimiento de todo enten-
una filosofia lrascendental, pues 1o demás es tratamiento lógico de los
dimiento, por 1o menos humano, es un conocimiento por conceptos' no
conceptos en la filosofia en general. Perseguiremos, pues, los conceptos
intu tivo, sino discursivo. Todas las intuicioneso como sensibles que son,
puros en sus prlmeros gérmenes y rudimentos en el entendimiento
descansán en afecciones; los conceptos, en funciones. Mas por función
i,r*uno, en 1oi cuales yacen preparados, hasta que, desarrollados con entiendo la unidad de la acción que consiste en ordenar diversas repre-
ocasión de la expenencia y libertados, por ese mismo entendimiento,
sentaciones bajo una común. Los conceptos se fundan pu€s en la espon-
de las condiciones empíricas, que 1es son inherentes, Sean expuestos en
taneidad del pénsar; como las intuiciones sensibles en la receptividad
su pureza.
de las impresiones. De estos conceptos no puede el entendimiento hacer
otro uso que el de juzgar por medio de elios. como ninguna representación
se refiere inmediátamente al objeto, a no ser la intuición, resulta
que un
Prurvten Cepirulo
concepto no se refiere nunca inmediatamente a un objeto, sino a alguna
DEL HILO CONDUCTOR PARA EL DESCUBRIMIENTO DE TODOS LOS otra rápresentación del mismo (sea intuición o incluso ya concepto),
CONCEPTOS PUROS DEL ENTENDIMIENTO El jüicio pues es el conocimiento mediato de un objeto; por lo tanto,
la repiesentación de una representación de1 mismo. En cada
juicio hay
Cuando ponemos en juego una facultad de conocimiento, manifiés- un ctncepto que vale pará muchos y entre esta multitud comprende
tanse, tras múltiples ocasiones, diversos conceptos, que dan a conocer también ura ,epr"s"rrtáción dada, que se refiere entonces inmediata-
esa fácultad y pueden reunirse en una lista más o meno§ extensa, dado mente al objeto. Así, por ejemplo, en el juicio: todos los cuerpos son
que la observaóión de aquellos conceptos haya sido larga o penetrante. divisibles, ei concepto de divisible se refiere a diversos otros conceptos;
Éero ¿dónde acaba esta investigación? Ello es cosa que con este proce- pero entre éstos seiefiere-aquí particularmente al concepto de cuerpo y
dimiento por decirlo así mecánico, no puede nunca determinarse con éste a ciertos fenómenosz que se nos ofrecen. Estos objetos son
pues
seguridad. Ni estos conceptos, así úrscádos ocasionalmente, se descu- representados inmediatamente, por medio del concepto de divisibilidad'
brán en orden y unidad sistemática, sino que, al cabo, son emparejados tá¿os los juicios son, según esto, funciones de la unidad entre nuestras
por ia mera semejanza y ordenados, según ia cantidad de su contenido, representaóiones, puesto!re, .n lugar de una representación inmediata,
iesde los más simples hasta los más compuestos, en series que no tienen ,. uuu puru el conócimienio de1 objeto otra más elevada, que comprende
nada de sistemátióas, si bien han sido obtenidas en cierto modo metó- en sí aquélla y otras más; y así son recogidos en uno muchos conoci-
dicamente. mientos posibies. Mas podémos reducir a juicios todas las acciones del
La filosofia trascendental tiene 1a ventaja también la obliga- entendimiento, de modb que el entendimienlo en general puede repre-
-pero surgen, puros
ción- de buscar sus conceptos según un principio; porque sentarse como unafacultád de juígar. Pues, según 1o que antecede, es
y sin mezcla, del entendimiento como unidad absoluta y por eso tienen una facultad de pensar. Pensar es conocer por conceptos. I Os conceptos
que conexionarse entre sí según un concepto o idea. semejante conexión empero se refiéren, como predicados de posibles juicios, a alguna
empero proporciona una regla, por ia cual puede determinarse a priori repiesentación de un objeto aún indeterminado. Así el concepto de
el iugar'de-cada concepto puro del entendimiento y 1a integridad de .u.tpo significa algo, v. g. metal, que puede ser conocido por aquel
todos en conjunto; 1o cual, si no, dependería del capricho o del azat' concipto.-Así pueJ no es concepto sino porque, bajo é1,- otras repre-
sentaciones son contenidas, por medio de las cuales puede refenrse a
objetos. Es pues el predicado para un posible juicio: v. g. todo metal es
un
PnrvpRA. SecclóN pueden pues ser halladas todas,
.*rpo. las funciones del eniendimiento
juicios.
podemos exponer completamente las firnciones de la unidad en los
si
DEL USO LÓGICO DEL ENTENDIMIENTO EN GENERAL llevarse a cabo.
Lá sección siguiente hárá ver que esto puede muy bten
El entendimiento fue definido más arriba sólo negativamente, como 2 En el ejemplar particular de Kant se ha encontrado la palabra "fenómenos" corTegida y
una facultad no sensible de conocimiento. Ahora bien, no podemos, sin sustituida por "intuiciones". (N, del T.)
r
¡
78 MANUEL KANT i CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA 79
*
SecuNoe SeccróN concepto sin excepción, exactamente como si fuera urt concepto común
l
I con una extensión para cuya total significación valiese el predicado. Si
§e comparamos en cambio un juicio singular con otro común, simplemente
ir
como conocimiento según la magnitud, entonces se hallará con éste en
De la función lógica del entendimiento en los juicios la misma relación que la unidad con la infinidad, y por tanto será en sí
mismo esencialmenle distinto de éste. Así pues, si estimo un juicio
Si hacemos abstracción de todo contenido de un juicio en general y singular (iudicium singulare) no sólo según su validez interior, sino
atendemos sólo a la mera forma del entendimiento en é1, encontramos también como conocimiento en general, según la magnitud que tiene,
que la función del pensar, en el juicio, puede reducirse a cuako rúbricas, en comparación con otros conocimientos, entonces es desde luego
cada una de las cuales encierra tres momentos. Pueden represeoiarse distinto de los juicios comunes (judicia communia) y merece ocupar un
cómodamente en la siguiente tabla: lugar especial en una tabla completa de los momentos de1 pensar en
general (aunque no seguramente en la lógica que se limite al uso de los
'l juicios entre sí).
2".De igual modo tenían que distinguirse, en una lógica trascenden-
CANTIDAD DE LOS JUICIOS
tal, los juicios infinitos de los afirmativos, aun cuando en la lógica
Universaies. general cuéntanse entre éstos y no forman un miembro especial de la
Particulares. división. Esta lógica hace, en efecto, abstracción de todo contenido de1
Singulares. predicado (aunque sea negativo) y atiende tan sólo a si éste es atribuido
u opuesto al sujeto. Aquella otra lógica, en cambio, considera el juicio
también según el valor o contenido de esa afirmación lógica hecha por
2 3
medio de un predicado meramente negativo y ia ganancia que propor-
CUALIDAD nemcró¡¡ ciona respecto del conocimiento todo. Si yo dijera del alma que no es
mortal, evitaría al menos un error, mediante un juicio negativo. Mas con
Afirmativos. Categóricos.
la proposición siguiente: el alma es inmortal, he afirmado realmente,
Negativos" Hipotéticos.
según la forma lógica, colocando el alma en la ilimitada extensión de
Infinitos. Disyuntivos.
los seres inmortales. Ahora bien, como de toda la extensión de seres
posibles lo mortal constituye una parte y lo inmortal la otra, resulta que
4 mediante mi proposición no digo otra cosa sino que el alma es una de
MODALIDAD las infinitas cosas que quedan cuando elimino lo mortal en su totalidad.
Pero de esta manera limítase la esfera infinita de todo 1o posible, por
Problemáticos. cuanto lo mortal queda excluido de ella y el alma queda colocada en la
Asertóricos. extensión restante de su espacio.3 Mas este espacio, a pesar de esa
Apodícticos. exclusión, sigue siendo infinito; distintas partes del mismo pueden aun
ser excluidas, sin que por ello el concepto del alma aumente en lo más
Como esta división parece apartarse de la técnica habitual de los mínimo y se determine afirmativamente. Estos juicios infinitos, por su
lógicos, en algunos puntos, aunque no esenciales, no serán inútiles ias exteqsión lógica, son pues realmente sólo limitativos, respecto de1
siguientes observaciones, para prevenir alguna mala interpretación. contenido del conocimiento en general; y en ese sentido no pueden
1'. Los lógicos dicen con razón que, en el uso de losjuicios para 1os omitirse en la tabla ffascendental de todos los momentos del pensar en
raciocinios pueden tratarse 1os juicios singulares como los universales. los juicios, porque la función que e1 entendimiento ejerce en ellos puede
Pues precisamente porque no tienen extensión alguna, su predicado no quizá ser importante en el campo de su conocimiento puro a priori.
puede referirse sólo a algo de lo que está contenido en el concepto del
sujeto y exceptuarse de 1o demás. Vale ese predicado para aquel
3 La primera édición decíai "...colocada en el restante espacio de su extensión".
80 MANUEL KANT cRÍuce oB I-e R¿zót¡ puRe 81
3a. Todas las relaciones del pensar en los juicios, son: a) del predi- consiste el disyuntivo (miembros de la división) son todos problemáti-
cado con el sujeto, b) del fundamento con la consecuencia, c) del cos. En el ejemplo anterior, la proposición: "existe una justicia perfec-
conocimiento dividido y de todos los miembros de la división entre sí. ta", no está dicha asertóricamente, sino sólo pensada como un juicio
En la primera especie de juicios considéranse sólo dos conceptos, en la voluntario, que es posible que alguien admita, y sólo su consecuencia
segunda dos juicios, en la tercera varios juicios en relación unos con es asertórica, Por eso esos juicios pueden ser manifiestamente falsos y
otros, La proposición hipotética siguiente: "si existe una justicia per- sin embargo, tomados probiemáticamente, ser condiciones del conoci-
fecta, el malo impenitente es castigado", encierra propiamente Ia rela- miento de la verdad. Así el juicio: "el mundo existe por un ciego azar",
ción de dos proposiciones, la primera: "existe una justicia perfecta", y en el juicio disyuntivo, tiene sólo una significación problemática, a
la segunda: "el malo impenitente es castigado". Aquí queda indeciso si saber, que alguien admita esta proposición, por un momento, y sirve sin
ambas proposiciones son verdaderas en sí. Sólo la consecuencia es 1o embargo (como indicación dei camino falso entre el número de todos
pensado mediante este juicio. Por último, el juicio disyuntivo encierra los que se pueden seguir) para encontrar el camino verdadero. La
una relación de dos o más proposiciones, unas con otras, pero no una proposición problemática es pues aquella que expresa sólo posibilidad
relación de consecuencia, sino de oposición lógica, en cuanto que la lógica (que no es objetiva); es decir, una elección libre para dejar valer
esfera de la una excluye la de la otra, mas al mismo tiempo de una proposición semejante, una admisión meramente caprichosa de la
comunidad, en cuanto que todas juntas llenan la esfera del conocimiento misma en el entendimiento. La asertórica dice realidad lógica o verdad,
propio; una relación, por tanto, de las partes de la esfera de un conoci- como v, g., en un raciocinio hipotético el antecedente en la mayor se
miento, puesto que la esfera de cada parte e§ un complemento de la presenta problemático; en la menor, asertórico, y muestra que la propo-
esfera de la otra, para el conjunto total del conocimiento propio, como sición está ya enlazada con el entendimiento, según las leyes de éste.
v. g. "el mundo existe o por un ciego azar o por interior necesidad o La proposición apodíctica piensa el juicio asertórico como determinado
por una causa exterior". Cada una de esas proposiciones asume una por esas leyes del entendimiento mismo Y, Por tanto, como afirmando
parte de la esfera del conocimiento posible acerca de la existencia de a priori; y de esa manera expresa necesidad lógica, Ahora bien, como
un mundo en general, y todas juntas, toda la esfera. Excluir el conoci- aquí todo se incorpora gradualmente al entendimiento, de tal modo que
miento de una de esas esferas, significa incluirlo en las restantes; e primero se juzga algo problemáticamente, luego se admite asertórica-
incluirlo en una esfera significa excluirlo de las restantes. Así pues, en mente como verdadero y por último se afirma como enlazado insepara-
un juicio disyuntivo, hay cierta comunidad de conocimientos que con- blemente con el entendimiento, es decir, como necesario y apodíctico,
siste en que se excluyen recíprocamente unos a otros; mas por eso resulta que se puede decir que las tres funciones de la modahdad son
mismo, en conjunto, determinan todos el verdadero conocimiento, otros tantos momentos del pensar en general.
constituyendo el contenido total de un único conocimiento dado. Y esto
es lo único que hallo necesario observar aquí para entender mejor Io
que
' sigue, ru*.ul, s'ccróN
4a. La modalidad de los juicios es una función muy especial de los
mismos que se caractenza por no contribuir en nada al contenido del §10
juicio (pues fuera de la cantidad, cualidad y relación, nada queda ya que
constituya el contenido del juicio), y referirse tan sólo al valor de 1a De las conceptos puros del entendimiento o categorías
cópula, én relación con el pensar en general. Problemático.s son aquellos
juicios en los cuales el afirmar o negar se admite sólo como posible La lógica general hace abstracción, como hemos repetido muchas
(voluntario). Asertóricos, cuando es considerado como real (verdade' veces, de todo contenido del conocimiento y espera que le sean dadas
ro). Apodícticos son aquellos en los cuales se advierte como necesario.a representaciones por otro conducto, sea éste el que fuere, para transfor-
Así los dos juicios cuya relación constituye el juicio hipotético (ante- marlas en conceptos, lo cual sucede analíticamente. En cambio, la lógica
cedens y consequens), como también aquellos en cuya acción recíproca trascendental tiene ante sí un múltiple de la sensibilidad a priori, que
la estética trascendental le ofrece, para dar a los conceptos puros del
a Como si el pensar en el primer caso fuese una función del entendimiento, en el segundo dei
entendimiento una mateiia, sin la cual quedaría esa lógica sin contenido
juicío, en el tercero de la razón. Más adelante hallará esta nota su explicación,
83
82 MANUEL KANT CRiTICA DE LA RAZÓN PURA
alguno y por tanto sería enteramente vana. Ahora bien, el espacio y el dan unidad a esa síntesis pura y consisten sólo en la representación de
para e.l conoCimiento
tiempo encierran un múltiple de Ia intuición pura a priori, pbro perte- esa unidad sintética ,r"c"ruriu, hacen lo tercero
necen a las condiciones de la receptividad de nuestro espíriiu, bajo las *- un objeto que se
de presenta, y descansan.en el entendi*:11"^:^-^
en
cuales tan sólo puede éste recibir representaciones de o6¡etos, que por iu *i.rnu función que da unidad a las diferentes representaclones
repre-
de diferentes
lo tanto han de afectar siempre también al concepto de ros mismos. Mas ,."j;;;;';: Áu iu*ui¿í unidad a la mera síntesis
se llama' con expresión
la espontaneidad de nuestro pensar exige que eie múrtipre sea primero sentaciones en una ¡ntiiii'¿n, y esa unidad
recorrido, y reunido para hacer de é1 un conocimiento. A está acción g.r.rut, el concepto puio aet'eitendimiento' El mismo entendimiento
produjo en los
llamo síntesis. nues- v mediante las mismas acciones por las cuales
Entiendo empero por síntesis, en el sentido más general, la acción de il;il,;;i;f;;i¿s,* juicio p.ormedio de la unidad analitica,
-i"
de un
a1.a{ir diferentes representaciones unas a otras y cómprender su multi- pone también, por *¿J¿ la unidad sintética de lo múltiple en la
en sus repre-
plicidad en un conocimiento. semejante síntesis intuición en general, un contenido trascendental del entendi-
múltiple no es dado empíricamente_sino a priori (comó "i pura cuand.o lo
ro múrtiple en ;;;;;;i;;*t, pí, to ,uát u¿Inullse éstos conceptos-puros
el espacio y el tiempo). Antes de- todo análisis de nuestras iepre- ;i;;;;;.1á ,en"r"il a objetos, cosu (ue la lógica general no
iili'¡
sentaciones, han de ser éstas dadas primero y ningún concepto püede puede llevar a cabo.
conceptos puros del
originarse, en su contenido, analiticamente. Mas 1a sínteiis d" un De esta manera se originan precisamente tantos
múltiple (sea dado empíricamente o a priori) produce primero un co- .rri"n¿iÁáo ,"f"ridár7 priiri a objetos de la inruición en general,
nocimiento que puede bien al principio ser todavía groiero y confuso ;;;ñi*.. togirá. los juicios posibles hubo 9n la tabla
y por tanto que necesita del análisis; pero la síntesis es propiamente la el *t "n'todo, queáa enteiamente agotado por las
anterior; pues
"AiÁit"to abrazada' Vamos. a,llamar
que colecciona los elementos para los conocimientos y loi une en un referidas funciones y su facultad tótalmente-
cierto contenido; es pues lo primero a que hemos de atender, si quere- pues que nuestra rnten-
a esos conceptos categorías, segun Aristó.te.les'
mos juzgar sobre el primer origen de nuestro conocimiento. pnnclplo' sibien se aleja mucho de
ción es la misma que la suya, en un
La síntesis en general es, como veremos más adelante, el mero efecto ella en su desarrollo.
de la imaginación, función ciega aunque indispensable del alma, sin la
cual no tendríamos conocimiento alguno, mas de la cual ra.ra uu
llegamos a ser conscientes. Pero reducir esa síntesis a conceptos, ésta TABLA DE LAS CATEGORÍAS
es una función que coresponda al entendimiento y por la cual, y sólo
entonces, éste nos proporciona el conocimiento en la propia significa- 1
cantidad, a saber: unidad, pluralidad y totalidad; sólo que éstas, que SpcuNoo C¿pirulo
deberían propiamente ser tomadas materialmente, como pertenecientes
a la posibilidad de las cosas mismas, usábanlas los antiguos en realidad DE LA DEDUCCIÓN DE LOS CONCEPTOS PUROS
DEL ENTENDIMIENTO
sólo en su sentido formal, como pertenecientes a la exigencia lógica,
con respecto de todo conocimiento, y sin embargo, hacían inconsidera-
PRrn¿eRe SrcctóN
damente de esos criterios del pensar propiedades de las cosas en sí
mismas. En primer lugar, en todo conocimiento de un objeto, la unidad
§ 13
del concepto, que se puede llamar unidad cualitativa, por cuanto se
piensa en ella sólo la unidad de la conexión de lo múltiple de los
De los principios de una deducción
conocimientos, es algo así como la unidad del terna en un drama, un
trascendenÍal en general
discurso, una fábula. En segundo iugar, la vet'dad respecto de las
consecuencias: cuantas más consecuencias verdaderas salen de un con-
cepto dado, tantas más características hay de su objetiva realidad. Esto
Los maestros de Derecho, al hablar de facultades y prbtensiones,
podría llamarse la pluralidad cualitativa de las notas, que pertenecen a distinguen en un asunto jurídico la cuestión sobre 1o qLre es de Derecho
(quid juris) de la que se'refiere al hecho (quid facri) y, al exigir prueba
un concepto como fundamento común (no pensadas en él como magni-
de ambas, llaman deducción a la primera, que expone la facultad o la
tud). Finalmente, en tercer lugar,la perfección, que consiste en que,
pretensión jurídica. Empleamos una multitud de conceptos empíricos,
inversamente, esa pluralidad en conjunto conduce de nuevo a la unidad
sin oposición de nadie, y nos consideramos autorizados, aun sin deduc-
del concepto y coincide enteramente con éste y no con otro, 1o cual
puede llamarse integridad cualitativa (totalidad), De donde se advierte
ción, a darles un sentido y significación imaginada,s porque tenemos
siempre la experiencia a mano para demostrar su objetiva realidad, Hay
claramente que esos criterios lógicos de la posibilidad del conocimiento
sin embargo tambiérr conceptos usurpados, como v, g.felicidad, destino,
en general, transforman aquí las tres categorías de la magnitud, en las
que, si bien coren con casi general indulgencia, caen sin embargo a
cuales la unidad en la producción de la cantidad es tomada de un modo
veces bajo la pregunta: ¿quid juris? y entonces nos vemos en no poca
absolutamente homogéneo, y ias emplean sólo con el propósito de
perplejidad acerca de su deducción, no pudiendo adelantar ningún
enlazar también trozos heterogéneos de conocimiento en una conciencia,
fundamento claro de Derecho, ni por la experiencia ni por \a tazon,
por medio de la cualidad de un conocimiento como principio. Así el
mediante el cual se aclarase la legitimidad de su uso.
criterio de la posibilidad de un concepto (no del objeto del mismo) es
Mas entre los muchos conceptos que constituyen la trama abiganada
la definición, en la cual la unidad del concepto,\a verdad de todo 1o
del conocimiento humano, hay aigunos que también están determinados
que puede derivarse inmediatamente de é1, y finalmente \a integridad
para uso puro a priori (enteramente independiente de toda experiencia)
de 1o que ha sido sacado de é1, constituyen 1o exigible para la formación
y la legitimidad de éstos necesitf siempre una deducción; porque para
de todo el concepto. O también: el criterio de una hipótesis es la
mostrar que su uso es conforme a Derecho, no bastan pruebas sacadas
inteligibilidad del fundamento explicativo admitido o su unidad (sin
de la experiencia, siendo sin embargo necesario saber cómo esos con-
hipótesis subsidiaria), la verdad (coincidencia consigo mismo y con la
ceptos pueden referirse a objetos, no tomados de ninguna experiencia,
experiencia) de las consecuencias, que han de sacarse de é1, y finalmente
Por eso llamo deduccióru trascendental de los conceptos a priori la
la integridad de ese fundamento explicativo para las consecuencias, que
explicación del modo como esos conceptos a priori pueden referirse
no nos muestran ni más ni menos que 1o que fue admitido en 1a hipótesis
a objetos; y ésta se distingue de la deduccion empírica, que señala e1
y devuelven a posteriori analíticamente 1o que fue pensado a priori
modo como un concepto ha sido adquirido por experiencia y refle-
sintéticamente, coincidiendo con ello. Así }os conceptos de unidad,
verdad y perfección, no completan la tabla trascendental de las catego-
xión sobre la experiencia. Por tanto, la deducción empírica no se
rías, como sr ésta fuera incompieta, sino que, dejando a un iado entera-
refiere a la legitimidad sino hecho (acturr/ de donde se ha originado
1a posesión.
mente la relación de esos conceptos con objetos, reducen el manejo de
ellos a las reglas lógicas generales de Ia coincidencia del conocimiento
I Supone Vaihinger que Kant escribió "valedera" en lugar de "imaginada;'. En alemán
consigo mismo.
parajustilicar una enata del chjista. (N, del T,)
par'écerrse bastante ambos vocablos,
cniucn oE t-¡' nnzÓN PuRe 91
90 MANUEL KANT o
y determinado su validez 1b]:t1uu
kascendental, y hemos explicado por-entre
Ahora tenemos ya dos clases de conceptos de muy
distinta especie' iu'Étt*toia sigue su paso seguro'
priori. Sin embargo,
lá filosofia un certificado
los cuales sin embargo concuerdan unos con otros
en que-ambas ciases
conocimient o, o p,o'i',"'t'i;;'ililtiigiat
priori objetos; son' a saber'-los.conceptos a lei' de su concepto
;,;9;fJ;t t1tll":t1l
se ref,reren enteramente a a de la proced"n"iu pu'u mas
á"i"*pu"io y del tiempo, óo*o fgrm.as de la sensibilidad'
y las-catego-
ü;.ñ;' vtu, d"l concepto no se refiere en esa crencla
de dar de ellos una "t "'o cuya.intuición es-e-l espacio
oue al mundo .*r.,io'iJlt' t"nti¿ot'
de
rías, como conceptos'dál entendimiento' Tratar
sería un trabajo totalmente vano.;pues 1o distintivo por tanto.todo conocimiento seometrrco' va
¿.Jii..iO, empírióa
en que se refieren a sus objetos,
l"T"t#;;;; ;; Jonag
tiene evidencia inmediata y los
á. * nuiurulela consiste precisaáente oue se funda en i'd;;l¿'i a priori'
;;6;;i.rcianadu paia ,_a representación de éstos mismo' dados a priori '(según su
sin haber tomado d" :üi-¿'. ür,-rá, .i-tonoti**nto
g,.á*uo con 1os c.onceptos puros del entendi-
§i ,rnu deducción de ellós es necesaria, tendrá pues que ser
slempre
forma) en la intuició".
de buicar la deducción ffas-
---¡il
trascendental. miento comienza I"
embargo, de estos conceptos, eomo de todo
conocimiento,
se ";;iJ;"i""uituut"
cendental, no sólo d";li;; ;tmos'
sino también del espacio; porque'
pu"á" Urt.rr""i tu si no el.principio de su posibiiidad' al
como no hablan d. t"lpt"á*"¿os de la intuición y la sensibi-
"*p"tl"ntia,
menos las causas o.ujonuf". de su producción; entonces las impresio' "b;;;; pensar q": p'i.?'.!.! 1e re!11e1 a los
iidad, sino ,o, pr.ai"ááos del
toda 1a'fuerza la 'sensibilidad y no se fundan
;;; J; los sentidos dan el primer empuje para que se.abra
ésta
iltet;;;;ñá1;.; l*;on¿i.ton.. de en la intuicion a priori' objeto
en la expen.n.ru, n''pititn *tnuf*'
.llos y'r* ttér" a cabo 1a experiencia;
de conocimi"nto r.specio de
para el antes de toda experiencia' resulta
encierra dos element;t ;ry heterogéneos, a
saber, ..na materia
dicha alsuno sobre el cual fuiáen su síntesis' objetiva v las
ilffi;;i;;;;;1;;;n1íao', v rina cierta forma.Dara ordenar sospechas acerca. de la validez
íu rr.nt. *itilo''áel puro intuir v d:] tlT.1e11sar'
los ;li$"":;il;üil;"
¿. ,u urJ, ,mlir" hacen también
equívoco aque.l c.oncepto
;;i;;i;,-ñ, y limitaciones de
;i;;, .j" ocasión de la primera, sbn puestos en ejercicio
producen
del espacia,porque úL'atn t usarlo-por encima de las condicionesuna
dar más arriba
i" 1os primer-os esfuerzos que.realiza nuestro
La indagación la intuición ,"r,.iur";"pl'i" á'"r fue necesario el lector tiene que
""r""pr"t.
;;;;'J; ;"*"i*iJ"io, puia elevarse desde ias percepciones particula- deducción trascendenial de este concepto. Así
alguna una gran utiiidad de esta deducción tras-
res hasta conceptos ;;i;;;;;t, tiene sin duda convencerse A" fu iápi"tti"á'Uf" """t"idud
ir*oó Locke el habeiabierto el camino el paso en el campo de la razón pura'
v hav oue cendental, antes de da¡ un solo
CI'n'e' de errar de acá para allá'
p.;;'"iiiuai"r¡ór de los conceptos puros a priorl no se
ñ;ffi';il;;;;;;*"^';;;; i'
"nrud.""r-uf l1eva
Ü.ffi¿r;.
pot.t.'rntOio, put'no está de ningún modo en esa
vía' primera de donde partió' Mas ha de
nunca a cabo tendrá que volver a la ignorancia
inde-
t,uio, d" su uso f't"o, que debe ser enteramente carta claramente' la inevitable dificul-
;;tq". ; la experiencia, han de présentar esos conceptos una considerar también, ie";;;t**;'
nendiente de
alii donde es el
lad, para no qu"¡uiti-l;;g; de áscuridad o sentirse demasiado
asunto
#;;;; üi"r'¿irt,ri, áe la que'los hace provenir de experiencias. mismo el que está profundamente escondido'
ensayado y que propiamente no porque se trata o
B.á á.riru.ión fisiológica, que s-e ha pronto hastiado en ia tarea de apartar obstáculos; eonocimiento que
*"4. porque concleme a \na quaestion.em facti'
iiutnurse deducción,'.ro, de abandona, todas ias pretensiones de
explicación de \a posesión de un tu*po' :1 q9: p":i l'"--:.llTf:,1:
ffi; ffi;ffi"-po. ia
éste no puede haber más
"nt"'u'nt"te
tiene la rarón pura,"su *át p"tiuAo
perfección esta lnvestlgaclon
conocimiento puro.'É, put''claro que de ioáu posible, o áe llevar a la
;;;;; ¡;duóción* ñá.i.na*tat v ae ningún modo una empírica "^p"tr.ncia
crítica. u^L, '
príori' --^.. trabajo' que
arriba' sin gran
} qr; ;J; última, iá q" se refiere a los conceptos puros a Hemos podido hacer comprender más a priori'
los conceptot ¿"f .tputiá V t"f tiempo'
en que sólo puede ocuparse como conocimiento
no es más que una serie de ensayos vanos peculiar de esos a objetos y hacen
quien no ha comprendido la naiuraleza enterámente tienen que referirse,sin embargo necesariamente de toda
posible ur,.ono.iái""io ti't¿tió de éstos'
independientemente
conocimientos. la sensibi-
modo de una posible puras de
Ahora bien, aunque se admita que el único experiencia. pu", ,o*o sólo mediante
esás formas
que se haga por vía es decir' ier ut' objeto de la
deducción del conocimiento puro a priori
es el puede un objeto sernos aparente'
lidad
trascendental, no poi eso se ve claramente
que esa deducción sea tan
intuición empírica, así resulta que. espacio
y tiemp- o son intuiciones
perseguido hasta.sus fuen- posibilidad de los obj eto s
absolutament. ,ra."-,u'iu' Más aniba á;. ;;.i.rrri., r"i i¡á, i ti
hemos ón de
una deducción il;;; "i"dici
1á
como fenómenos, y la síntesis en el espacio y el tiempo tienen validez que otro algo (B) le siga necesariamente y según una regla absoluta'
objetiva. mente univbrsal. Los fenómenos proporcionan ciertamente casos,
por
Las categorías del entendimiento, en cambio, no nos representan las to. es posible una regla según la cual algo acontece habitual-
condiciones bajo las cuales objetos son dados en la intuición; por tanto "rul".
mente; pero nunca que dicho acontecimiento sea necesario' Por eso
pueden desde luego sernos objetos aparentes sin que hayan necesat'ia- tiene laiíntesis de lá causa y el efecto una dignidad, que no se puede
mente de referirse a funciones del entendimiento y sin que este enten- expresar empíricamente, y ás a saber: que el efecto no sólo se añade
dimiento haya de contener las condiciones a priori de dichos objetos. u ü .u.,ru sino que es puósto por ésta y es consecuencia de ésta. La
Por donde se muestra aquí una dificultad que no hemos encontrado en universaiidad d-e la re[la no es tampoco una_propiedad de las
el campo de la sensibilidad, y es a saber: ¿Cómo condiciones subjetivas "stilctu
;;ú"t empíricas, las cuales, por inducción, no pueden alcanz¿r. más
del pensar han de tener validez objetiva, es decir, deben ofrecer condi- qri"l rrru ,r,iu"t.álidud compaiativa, e,s decir, una extensa posibilidad
ciones de la posibilidad de todo conocimiento de los objetos? Pues sin áe aplicación. Ahora bien, el uso de los conceptos puros del entendi-
funciones del entendimiento pueden desde luego darse fenómenos en la miento variaría enteramente si se 1as tratara sólo como productos
intuición. Tomo v. g., el concepto de causa, el cual significa una especie empíricos.
particular de síntesis, ya que tras algo (A) se pone, según una regla, algo
(B), enteramente diferente. No es claro a priori por qué unos fenómenos
hayan de tener algo semejante (pues no se puede dar como prueba de §14
ello experiencias, ya que ia validez objetiva de ese concepto tiene que
poderse exponer a priori); queda por tanto indeciso a priori si semejante Tránsito a la deducción trascendental
concepto no será acaso totalmente vacío sin encontrar en ninguna parte de las categorías
objeto alguno entre los fenómenos. Pues que los objetos de la intuición
sensible tienen que ser conformes a las condiciones formales de la Nohaymásquedoscasosposibles,enloscualespuedancoincidir
sensibilidad, que están en el espíritu a priori, se advierte claramente las r"presentaciones sintéticas óon sus objetos, referirse necesariamente
porque si no, no serían objetos para nosotros; pero que además hayan ,n"ri otros y por decirlo así salirse al encuentro. O que sea el ob.¡eto
de ser conformes a las condiciones que necesita el entendimiento para el que hace ptuiUt. la representación, o que ésta sea la que hace.posible
la unidad sintética del pensar, ésa es ya una conclusión que no es tan ;i ;tj;1". Si ocurre lo primero, entonces la relación es empírica y 1a
fácil de ver, Pues los fenómenos podrían muy !is¡, en todo caso, estar repre"sentación no es rrúrru posible a priori. Y éste es el caso de los
hechos de tal suerte que el entendimiento no los hallase conformes a las i"nó*"r,o. por lo que se iefiere a óuanto en ellos pertenece a la
sí
condicrones de su unidad y andar todo en confusión tal que, v. g., en la sensación. Mas si ocu.re 1o segundo, puesto que la representación-en
serie consecutiva de los fenómenos nada se ofreciese que nos propor- misma (aquí no se trata de iu ca¡rsalidad mediante la voluntad) no
cionase una regla de la síntesis y que córrespondiese por tanto al proAut.'su propio objeto, según la existencia, habrá de ser la repre-
concepto de causa y efecto, el cual entonces sería enteramente vano, sentación.nioni.. deienninante a priori, en 1o que se refiere al objeto,
,ll
nulo y sin sentido. Los fenómenos no obstante ofrecerían a nuestra ."4"¿o sólo por ella sea posible conocer algo como un .objeto' Hay ¡
intuición objetos; pues la intuición no necesita de ningún modo de las ;ñr" áos ctndiciones bájo las cuales tan sólo es posible elesconoci-
lunciones del pensar. miánto de un objeto: primeramente intuición, por la cual dado
Y quien piénse librarse de ia pesadumbre de estas investigaciones y segundo lugat,.c.onc-eyto' pot
el objeto, pero sóio como fenómeno; en
diciendo que la experienoia ofrece sin qesar ejemplos de semejante et crál un objeto que coresponde a esa intuición. Mas de 1o
regularidad de los fenómenos, que dan ocasión bastante para separar de ", ienrudo
resulta claramente que ia primera condición, a saber, la
árá
ella el concepto de causa y justificar al mismo tiempo la validez objetiva "nt".l¿e
condición bajo la cual tan sólo pueden ser intuidos objetos, está, en
de este concepto, no advierte que el concepto de causa no puede i.uii¿u¿, a pitorien el espíritu como base de los objetos según su forma.
crriginarse de esa manera sino que o se funda enteramente a priori en el Con esta cbndición formal de la sensibilidad concuerdan pues necesa-
entendimiento o hay que abandonarlo del todo como una mera fantasía. riamente todos los fenómenos, porque sólo por ella pueden ser aparen-
En efecto, este concepto sigue enteramente que aigo (A) sea de tal modo tes, es decir, ser empíricamente intuidos y dados' Ahora bien' se
CRiTICA DE LA RAZÓN PURA 95
94 MANUEL KANT
enlazados' y
objeto, conceptos que, en sí, en el entendimiento, no están
pregunta si no preceden también conceptos o p'i?'i-?-?y:^condiciones' i"'r"l¿ tamplco en 1á cuenta de que acaso el entendimiento, por medio
pensado-como objeto
ü;l;l;;;;;ilt iun sólo algo es, no intui-do'.pero síempírico.de los objetos á. conóeptos mismos, pudieia ser el creador de la experiencia en
en g"r,erul;porque entonós todo conocimibnto "rá.
áárde s,r. objitos son hallados; así pues, apremiado por la nec-esidad'
porque' sin presuponer-
es necesariamente conforme a esos conceptos' rruu" ¿. derivarlos de la experiencia (a saber, de una necesidad
subje-
experiencia
ior,-rr¿" posible como obi et o d,e I a exp iriencia' Mastoda tiuu, qu. se origina en la eiperiencia por frecuente asociación'
y que
"t por cual algo es dado'
t",iti"r., de rulrtuláion de los sintidos, 1a-
tumbre), peto
"¿"más o aparece en la intuición; según iu.io .onria.rui,or falsamente como obj etiva, y es _14 cos
i"riip:riáe un ob3eio, que está dado proZeaiO después con gran consecuencia, declarando
que es imposible
"l urt" ¿. toáo conocimiento de experiencia' habrá' como sus
y con los
"ri", "-ií objetos en general; por consiguiente i.*qr.u, los límites le la experiencia con esos conceptosque
condiciones a priori, conceptos de prirJrpior a que ellos dan lugai. Pero 1a derivación empírica ambos
de las cátegorías, como conceptos a priori'
descan-
i^ 'autorá,
verifitaron, rro ," con la realidad de los conocimien-
""iial, "u¡étiva
sará en que sólo po, es p"osible la experiencia (según la forma del
"oápugina pura y 1a
"ilu. y a priori a-objetos tos científico s a priori qu" poieá-os, a saber: 1a matemdtica
pensar). Pues entonc", s" ,"fttitan necesáriamente
general' ser i¡in"¡o universál de la'naiuraleza, y por tanto queda refutada por el
á" lu é*periencia, porque sólo mediante ellas puede' en hecho (Factum).
---
pensado un objeto de la experiencia.' ef piirn"ro de esos dos hombres ilustres abrió ancho campo al
s a. priori tiene pues
La deducción trascendental de todos los concepto *¡rt¡rír*r; porque 7a razón, en cuanto advierte que se le concede
toda' y es
* pti".tprq fru.* .f cual debe enderezarse 1a investigacióncomo condiciones f.Áiro, no ioniiente ya mantenerse en sus limitaciones, por mucho
a saber: que esos conceptos tienen que ser.conocidos
intuición que il";1á encomie Ia máderación. El segundo entregóse enteramente al
¿e ta explriencia (ya sea de la
)'ii¡ir¡áá-tá-posiuilt¿a¿ iscepticismo porque había creído descubrir que era una ilusión
de
que proporcionan
se encuentra en ella, o del pensamiento)' Conceptos ,r"át u facultad d" conocer 1o que universalmente se tenía por raz6n.
la experiencia, son necesa-
.i funJu*""to objetivo de ü posibilidad de
la experiencia' en Ertu,,,o. ahora en el punto de |acer el ensayo de gobemar la.tazón
rios, precisamente pot .tto' \{as el desarrollo de felizmente por entre esos dos escollos, señalándole sus determinados
su deducción su ilustración)''porque
donde se encuentran, no if*ñ., conservando sin embargo abierto para ella todo el campo de
"t
entonces no serían ,"¿. q," toniingt't"t'
-(sino primordial referencia
§i' ttu
dondá se presentan todos los objetos del su actividad adecuada.
a la experiencia posrble, en Só1o quiero dar antes la definición óelas categorías. So¡ conceptos
conocimiento,nopodríacomprenderselareferenciadelosconceptosa de un objeto en general, por medio de los cuales la intuiCión de éste
es
algún objeto,e consideráda carÁo determinada con respecto a una de 1as funciones
ElfamosoLocke,aquienfaltóhacere'staconsideración'habiendo lógicas en los juicios. Así la función del juicio categórico es la de la
los derivó
hallado en la experien"iá conteptos puros del entendimiento' qte refución del sujeto con el predicado, v. g., todos los cuerpos son
inconsecuencia
il^i;;;¡;;i;r"ü y sin embargo proóedió con tanta que pasan.muy divisibles. Mas ton respecto al uso meramente lógico del entendimien-
r" ,t."lio u .nruy* de obtener con ellos conocimientos
J" iá"toda experiencia' David Hume ::l:.:],ó
li*i,.tde q" to, queda indeterminado a cuál de los dos conceptos se ha de dar la
il;ñ; era necesario que esos conceplos tuvtesen f*.ió, del sujeto y a cuál la del predicado. Pues se puede decir también:
iuru poA., hacer esto último, que el en- algo divisible es iuerpo. Mas, por medio de la categoría de sustancia,
il;',g.r rr r¡or¡.peiiiopudo explicarse óómo sea posible enlazados en el cu"ando pongo bajo elia el concepto de cuerpo, queda determinado
que
tendimiento tenga que pensar, como necesariamente
su intuióiónlmpirica en la experiencia tiene que ser considerada-siem-
e Hasta aquí coinciden la 1". y la 2". edición La parte que sigue'.en el,texto'hasta el final
de
pre sólo como iujeto, nunca como mero predicado; y así en todas las
¡r
i"-rr-i"g.i¿iie ésd como sigue: "Mas hay r'es rirentes
este s no se halla en ru r". .¿i.íor,- restantes categorías.
'.\
i;;;iil.il.1;iá?l q-. encieran las cóndiciones de la posibilidad
nr.imor.diales (capacidades
"
pu.alilil;;;;r-üít-a. de nineuna otra thcultad del espi'itu' v ion:
be toda experien.iu y no múltiple n priori por
t ) ti
1: