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Trabajo de Dearrollo Final

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NUEVA VIDA AMOR DE DIOS

A.
DIOS TE AMA PERSONALMENTE Amor firme y estable de Padre:
Is 54, 10 Amor incondicional y tierno de madre;
Is 49, 15-16

B.
DIOS QUIERE LO MEJOR PARA TI, PORQUE ERES

SU HIJO
Heredero de su Reino Ef 3, 20; Rom 8, 16-
17
C.
DIOS TOMA LA INICIATIVA Y AMA A

LOS PECADORES
1 Jn 4, 19; Rom 5, 20

Déjate amar por Dios


AMOR
AMOR DE DIOS COMO PADRE, AMOR PERSONA E INCONDICIONAL

Dios te ama a ti, personalmente, como padre amoroso. Te ama, importas para Él, te
acepta incondicionalmente.

Seas hombre o mujer, de cualquier edad, raza, color de piel, tamaño, figura, condición
social, rico o pobre, con o sin estudios, culto sin preparación, empleado, obrero o
campesino.

Por lo que eres, no por lo que tiene, o por lo que sabes hacer, o por la posición o nivel
social que tienes. No importa quién eres o lo que hayas hecho. Él te ama y te acepta. Eres
Hijo de Dios. Eres hecho ha imagen de Dios. Sé consciente de esa dignidad.

Y su amor es fiel y firme, siempre seguro no falla nunca en ninguna circunstancia y por
ningún motivo.

Jer 31, 3 “De lejos Yahveh se me apareció. Con amor eterno te he amado: por eso he reservado gracia para ti.”

Is 49, 15 “¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues, aunque ésas
llegasen a olvidar, yo no te olvido.”

Is 54, 10 “Porque los montes se correrán y las colinas se moverán, mas mi amor de tu lado no se apartará y mi alianza
de paz no se moverá - dice Yahveh, que tiene compasión de ti.”

Dios mismo te lo está diciendo aquí, ahora, en su palabra.


Como creador tiene un plan de amor para ti: Y es que logres la plenitud y felicidad
desde este mundo y definitivamente en la eternidad. Que alcances la plenitud en todo lo
positivo y bueno, en todo lo que te realice plenamente en tu persona individual, cuerpo,
mente, espíritu; en tus relaciones familiares y personales; éxito en tu trabajo por el
esfuerzo responsable que tienes; y lograr de los suficientes bienes materiales para la
honesta y adecuada sustentación y desarrollo integral de ti mismo y de tu familia

Como padre providente, siempre está pendiente de ti y te cuida en todo y en cada


aspecto de tu ser y de tu vida: hasta de cada cabello… Él más que a los lirios del campo o
las aves del cielo… Es decir, hasta el más pequeño detalle.
¿Te habías dado cuenta de esto?

Is 43, 1.4: “Ahora, así dice Yahveh tu creador, Jacob, tu plasmador, Israel.
«No temas, que yo te he rescatado, te he llamado por tu nombre. Tú eres mío…
dado que eres precioso a mis ojos, eres estimado, y yo te amo. Pondré la humanidad
en tu lugar, y los pueblos en pago de tu vida.”

Él nos ha hecho y hacia Él caminamos, de Él venimos y a Él vamos. Él es el principio y el


fin, el Alfa y la Omega.

Solo Él sabe cómo y para qué estamos hechos, y cómo funcionamos adecuadamente
como individuos y como sociedad. Su ley y sus mandamientos son como el
instructivo de un aparato, el manual de instrucciones. Y para eso nos equipó y
capacitó a cada uno con dones y talentos concretos: inteligencia creativa y voluntad
libre; sentimientos y emociones.

Y puso todo en nuestras manos, como administradores de toda su creación, para


cuidarla sin destruirla y transformarla por medio de, nuestra iniciativa y trabajo
creativo, para nuestro beneficio, servicio y utilidad para todos; con espíritu
agradecido, alabando y bendiciendo su nombre.

Él es nuestro fin y centro de gravedad: “Nos hiciste Señor para ti, y nuestro corazón
anda siempre inquieto, corriendo y buscando por todas partes, hasta que encuentra
su lugar y descanso Y en María nuestra madre, siempre inseparable de la presencia
de Dios encontramos el rostro maternal de Dios y su cuidado amoroso y providente
para nosotros.

Salidos de sus manos nos pone en el paraíso, símbolo de felicidad plena. Todo era y
todo debería seguir en armonía y en orden: en salud corporal y mental, en las
relaciones humanas y en la armonía con el dominio sobre la creación.

Salidos buenos de su poder creador, nos destina a la felicidad, y pone todo a nuestra
disposición para que logremos esa felicidad y plenitud, si seguimos su plan.
Y desde el principio nos invita a una relación y comunión personal de amor con Él,
como hijos y amigos.

1 Jn 5, 1: “Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama a aquel
que da el ser ama también al que ha nacido de Él.”

Si todos somos hijos de un mismo padre, todos somos hermanos, y el amor de Dios
debe manifestarse en el amor al hermano, por tanto, debemos tratarnos todos como
hermanos.
en ti; llenando y saciando la sed, nuestros anhelos legítimos y nuestras auténticas
necesidades profundas, de cada individuo y de toda la humanidad”

“Llamado por tu nombre”, que, es decir, a ti personalmente, de forma individual,


insustituible, no intercambiable por nadie. Desde que Dios es Dios... Pensó en ti… y
te amó… por eso existes y estás aquí. “con amor eterno te he amado…” Y te sigue
amando por eso dice: “he reservado gracia para ti”, es decir, amor benevolente para
ti en concreto, de forma permanente. Después de haberlo rechazado a Él y a su amor,
y habernos separado de Él por el pecado, nos sigue amando y no nos abandona. Nos
ofrece reconciliación, salvación y vida nueva. ¿Puedes aceptar esta verdad y esta
realidad en tu corazón y en tu vida en este mismo momento?

¿Hay quizá algo que te lo impone? Aunque teóricamente aceptamos con la cabeza
esta verdad, hay diversas situaciones que lo impiden en la práctica, sentir y dejar
penetrar esta realidad del amor personal de Dios, son fundamentalmente tres:

 Puede ser la imagen deformada de Dios que puede tener cualquiera de ustedes
por haber recibido una educación religiosa, equivocada en la casa o en la
escuela, en la manera de presentarles a un Dios como juez rígido o como
policía vengador.
 Para otros puede ser la imagen paterna dañada, por lo que tu padre son
pudieron o no supieron darte; cuidado y amor expresado directamente o en
todo aquello que te ha lastimado o dañado, con las consecuencias de un niño
pequeño interior herido y dañado. No haber podido sentir y expresar tus
sentimientos, siendo reprimido o avergonzado por ellos. No haber alcanzado y
llenado tus necesidades fundamentales en el momento oportuno.
 También puede ser la propia vida de pecado y alejamiento de Dios y de su
amor, sin conocerlo ni haber experimentado su adopción en el nosotros, como
sucedería si haciendo frio, nos ponemos fuera del rayo de sol, que nos daría
calor.

Ahora mismo, necesitan abrirse a la experiencia del amor de Dios, paternal y


cuidadoso. Necesitan creerle a su palabra, y yo doy testimonio de ello.
PECADO

A. SATANÁS Y SUS OBRAS


Miente, roba y mata Jn 8, 44

B. QUÉ ES EL PECADO Intentar ser como Dios: Paraíso No creerle a Dios: Rm 14,
23 Rebelión contra Dios: 2 S 15-18 Esclavitud: Jn 8, 34
Produce muerte: Rm 6, 23

C. LA MALA NOTICIA Tenemos un enemigo y un problema


Satanás Pecado
Nadie te puede salvar: Rm 3, 23 RECONOCE TU PROBLEMA DELANTE DE DIOS
SALVACIÓN
EL PECADO DEL MUNDO

Además de la creación, el amor de Dios se muestra en la salvación. Dios fielmente


mantiene su amor y lo sigue manifestando. Pero… no podemos experimentar el amor
de Dios y la salvación de Jesús por el pecado, que nos separa y aleja de Dios, única
fuente de vida. La Palabra de Dios lo afirma:

Jr 2, 13: “Doble mal ha hecho mi pueblo: a mí me dejaron, Manantial de aguas vivas, para hacerse
cisternas, cisternas agrietadas, que el agua no retienen.”

Rm 3, 23: “todos pecaron y están privados de la gloria de Dios”

Un muro nos separa de Dios, un abismo infranqueable nos mantiene alejados de la


fuente de vida, y el resultado es la muerte.

la vida eterna en CrisRm 6, 23: “Pues el salario del pecado es la muerte; pero
el don gratuito deto Jesús Señor nuestro.” Dios,

Rechazó el hombre el árbol de la vida y prefirió el árbol del conocimiento de bien y


del mal, no quiso la vía de Dios y escogió caminar con sus propias fuerzas para
construir sólo su vida. Se siente autónomo, rechaza toda dependencia de Dios,
decidiendo ser el único artífice y el creador de su propia historia.

El hombre, desde el comienzo, rechazó el amor de Dios y la comunión con Él. Quiso
construir un reino prescindiendo de Dios. En vez de adorar al Dios verdadero, adoró
ídolos: las cosas de este mundo, las obras de sus manos; se adoró así mismo.

Como consecuencia entraron en el mundo el miedo, la vergüenza, el odio, la violencia


y la muerte. Se produce una profunda división en el hombre. su vida, individual y
colectiva, se presenta como una lucha dramática entre el bien y el mal, entra luz y las
tinieblas. Mirando dentro de su corazón y contemplando su vida se descubre
inclinado hacia el mal, sumergido en múltiples males, se siente además cargado de
cadenas.
Consecuencias del pecado

El pecado del mundo genera múltiples y graves consecuencias en todos los campos:

 La persona:
- En el cuerpo: sufre toda clase de elecciones, dolencias y enfermedades, leves
o incurables
- En la mente y en su comportamiento: toda clase de desajustes y
desequilibrios. Desorden y falta de armonía consigo mismo, con los demás y
con toda la creación. Adicciones y ataduras, angustias, temores, vergüenza,
agitación, ira, depresiones, vida sin sentido

 las relaciones:
- interpersonales: inexistentes, conflictivas o enfermas: relaciones conyugales y
familiares desajustadas y disfuncionales, con graves daños para toda la vida;
incapacidad de amar sana y constructivamente, y para expresar el amor, abuso
sexual en niños y adolescentes; deshumanización y despersonalización del
sexo; agresividad de palabra y en los hechos; relaciones engañosas,
interesadas y posesivas; adicciones y codependencias, desconfianza y
soledad.

- Relaciones sociales: entre grupos y naciones, corrupción, opresión,


explotación del más débil, injusticia, violencia, esclavitudes y colonialismos,
imperialismos, afán de poder y de dominio, conflictos raciales y guerras,
segregacionismo y marginalidad, manipulación de la comunicación y de la
información, miseria y hambre.

- La tierra: dañada seriamente, aire, manantiales, ríos, lagos y mar


contaminados; bosques arrasados; especies animales acabadas, sobre abuso
y destrucción de todos los recursos naturales.

Vanas soluciones del hombre De todo esto Dios no es el responsable, ni lo que debe
ni lo manda. El responsable es el hombre mismo que rechazando a Dios provocó el
desorden, el desequilibrio, la enfermedad y la muerte.

SALVACIÓN EN JESÚS

A. LA BUENA NOTICIA: JESÚS SALVADOR


Jn 3, 16-17; Mt 1, 21

B. CÓMO FUIMOS SALVADOS EN JESÚS


Por su muerte: Jn 10, 18; Hb 9, 14 Por su
resurrección: Jn 10, 10b Por su glorificación: Ef
2, 4-7

C. UN ÚNICO SALVADOR: JESÚS


Hch 4, 12; 1 Tim 2, 5
Jesús no nos salva,
¡Ya nos salvó!

LA SOLUCIÓN DE DIOS: JESÚS EL SALVADOR

Sólo Dios tiene solución. Ya lo ha dado. La única verdadera, la única radical, la única
definitiva, la única integral.

Por Jesús, el padre nos ha dado ya la salvación.

Hch 4, 12: “Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que
nosotros debamos salvarnos.”

Jn 3, 16-17: “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que
todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha
enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve
por él.”

Ef 1, 7: “En él tenemos por medio de su sangre la redención, el perdón de los


Por su cruz nos ha salvado y por su resurrección no san ganado vida nueva su muerte en la
cruz y su sangre derramada son el precio de nuestra redención y salvación.
Jn 10,10b: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.”

Rm 5, 8.10: “más la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía
pecadores, murió por nosotros. Si cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios
por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvos
por su vida!”
En el muro de separación la huelga ya ha sido abierta; en el abismo en fuente ya han sido
puestos: es Jesús en el árbol de la Cruz, es la verdadera acta de la salvación.

Nosotros no podemos franquear el muro, no podemos hacer nuestros puentes. La


justificación de los bienes sólo por la fe en la obra salvadora ya consumada por Jesús.

Por su encarnación misma, Jesús une el cielo con la tierra. Dios con el hombre. Toda su
vida y cada uno de sus actos tuvieron valor de salvación. En su ministerio público
proclamó y anunció la Buena Nueva del Reino de Dios iniciándolo e instaurándolo,
mostrándolo con señales y prodigios.

El Kerigma apostólico

Jesús, el Mesías esperado, Señor y salvador, ha muerto en la Cruz por ti, canceló ahí la
nota de cargo que tú debías, derramó su sangre para limpiar tus pecados y como precio de
redención, ahí mismo en su cruz ha sido clavado y juntamente con Él ha muerto el hombre
viejo, tu pecado y tu carne; ahí te reconcilió con Dios y elló la Nueva Alianza, resucitó para
que tuvieras nueva vida, de su costado abierto, brotó la sangre de la salvación y el agua del
Espíritu derramado como fruto de su glorificación y de su señorío.

Rm 6, 8-11: “Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con Él,
sabiendo que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más, y que la
muerte no tiene ya señorío sobre él. Su muerte fue un morir al pecado, de una vez para
siempre; mas su vida, es un vivir para Dios. Así también vosotros, consideraos como
muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.”

La salvación es una obra ya realizada y consumada por Jesús. Creamos en lla con nuestro
corazón, confesémosla con nuestros labios, agradezcámosla y hagámosla nuestra. Este es
el mensaje de la fe que proclamamos:

Rm 10, 9: “Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón
que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo.”

No es simple relato de hechos pasados, sino anuncio de hechos ahora de salvación con
eficacia para nosotros, en el “misterio pascual”: Muerte en la Cruz, resurrección y
donación del Espíritu.

Murió en la Cruz por ti… por ti, Él derramo su sangre… resucitó para que tú seas criatura
nueva y puedas tener vida abundante.

Salvación de cada persona, de todo el hombre, en su ser entero: espíritu, alma y cuerpo; de
todas las situaciones del hombre: familia sociedad estructuras y sistemas, de toda la
creación. Para un hombre nuevo, un mundo nuevo y una nueva creación.

Y María, Madre del Señor, por la que nos vino el redentor, la más íntimamente
asociada a Él en su obra de salvación; cuello del cuerpo de Cristo, modelo y
prototipo de discípulo de Jesús.
CONVERSIÓN
A. NACER DE NUEVO
Jn 3, 3

B. PASAR DE LAS
TINIEBLAS A LA LUZ
1 Pe 2, 9

C. CAMBIO DE VIDA:
LA VIDA DE JESÚS
POR LA NUESTRA
Ap 3, 20

Invita a Jesús a tu corazón


CONVIERTETE DE TODO LO QUE TE SEPARA DE DIOS

Mc 1, 15: “Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con Él, sabiendo que
Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más, y que la muerte no tiene ya
señorío sobre él. Su muerte fue un morir al pecado, de una vez para siempre; mas su vida, es un
vivir para Dios. Así también vosotros, consideraos como muertos al pecado y vivos para Dios en
Cristo Jesús.”
Conversión es la exigencia inicial para entrar al Reino. Cambio interior
primero, hecho por Dios y en referencia a Él. Para tener luego el cambio exterior: de
vida, de actitudes y obras, con proyección y compromiso con los demás.

Total, cambio interior, “metanoia”, arrepentimiento, transformación profunda de corazón y


de mente. La finalidad de la evangelización es este cambio interior, conversión de la
conciencia personal y colectiva de los hombres; y lo exterior, la actividad en la que están
comprometidos, su vida y su ambiente concretos. (EN 19)

Alcanzar y llegar hasta transformar, por la fuerza del Evangelio, los criterios de juicio,
los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las
fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad que están en contraste
con la Palabra de Dios y el designio de salvación. (EN 19)

Evangelizar en profundidad, de manera vital, y hasta en sus mismas raíces, la cultura y


las culturas, pero a partir de la persona y teniendo siempre presentes la relaciones
entre ellas y con Dios. (EN 20)

Del interior al exterior, de lo pastoral a lo social; a partir de la persona y las relaciones


sociales, y la relación explícita con Dios.

Nueva Evangelización que lleve a una promoción humana integral, y que llegue hasta
una cultura cristiana. Un mundo nuevo con nuevas y renovadas estructuras, pero con
hombres nuevos. Hacen falta estructuras más justas, más humanas, menos opresivas,
pero las mejores estructuras, los sistemas mejor concebidos se convierten pronto en
inhumanos, si las inclinaciones humanas del corazón del hombre no son saneadas por
una conversión del corazón y de la mente de quienes viven o dirigen estas
estructuras. (EN 36)

Mundo nuevo y nueva cultura son, pero no se logrará nunca sin hombres y
criaturas nuevas, por la salvación de Jesús y la acción vivificadora del Espíritu.
Lo exterior, el cambio de actitudes, acciones y de vida, es consecuencia del
cambio interior.

Convertirse es volverse de… para volverse a…, salir de… para ir hacia, alejarse
de… habiendo dejado atrás y dado la espalda… para dirigirse hacia…, dar vuelta y
dirigirse a la dirección correcta.

Es más importante hacia dónde va y lo que uno adquiere, que de dónde sale o lo
que deja. Uno no deja nada sino por algo mejor. Sólo por lo que uno alcanza,
acepta dejar y salir de donde estaba. Volverse a Dios, buscar su rostro, volver a la
casa paterna.

Fl 3, 8.10: “Y más aún: juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento
de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para
ganar a Cristo, y conocerle a él, el poder de su resurrección y la comunión en sus
padecimientos hasta hacerme semejante a él en su muerte,
De las tinieblas a la luz. De los ídolos mudos al Dios vivo. De la perdición a la
salvación. De la muerte a la vida.

Debe uno ubicarse en su situación actual, viendo a la luz del Espíritu Santo el
momento en que está viviendo: qué cosas concretas debe dejar o cortar, de qué
debe salir y hacia dónde: de lo malo a lo bueno, de lo bueno a lo mejor, de la
tibieza o la mediocridad, al fervor; del individualismo al sentido comunitario y del
servicio a los demás; de la entrega floja a una entrega plena y total.

Interiormente en mi mente y mi corazón decido, movido por el Espíritu Santo, ir


hacia la luz y a la vida, que es el encuentro con Jesús, para obtener la salvación y
vida nueva; pero en el orden práctico y operativo debo primero abandonar,
alejarme, dejar, salir, volverme de:

 De todo pecado: pecado que es un “no” a Dios y a su amor, es rechazar su luz


y querer realizarse uno mismo sin Dios; construir el mundo, prescindiendo de
su presencia y de su acción. En términos relacionales, pecado e son agradar
al Padre, contristar al Espíritu que habita en nosotros, no ser fieles discípulos
de Jesús. Ese es el sentido bíblico auténtico del pecado.

 En el fondo de todo pecado hay algo que ponemos en lugar de Dios:
situaciones, cosas, personas, y en último término, nosotros mismos. No hacer
presente conscientemente a Dios y no interesarse en sintonizar y adecuar
nuestra vida con su voluntad.
 Gracia y pecado, no entendidos como una cosa que se tiene o se pierde, no la
mera transgresión de una ley sino el dar la espalda, el rechazar al Dios vivo,
como persona; en términos de relación personal con Él, que se mantiene, se
intensifica, o se descuida, se debilita y puede llegar a romperse. Entendiendo
“gracia” como la comunión amorosa personal con Dios don, de Él mismo.
 “Pecado” como el descuido, el rechazo o el rompimiento efectivo de esa
comunión, y por consecuencia, la separación de Dios.

 En la práctica se concretiza en una acción u omisión, consciente, voluntaria y


libre contra la voluntad de Dios y su plan, una trasgresión de su ley,
manifestada en su palabra, o encerrada en nuestra propia naturaleza. El punto
de referencia es siempre Dios mismo como persona, aunque el contenido de
nuestras acciones o sus consecuencias nos dañen a nosotros mismos, a os
demás o a la creación. El pecado lo ubicamos en pensamiento y planes
conscientemente promovidos y mantenidos; deseos voluntariamente
comentados y sostenidos; palabras, acciones y omisiones. Con conocimiento
claro y consentimiento suficientemente libre.
 Examinar y revisar primero nuestra orientación y dirección global al Dios vivo
como persona, la opción fundamental de nuestra vida, lúcida y firmemente
mantenida; y sólo después actos concretos, en congruencia o no con esa
opción básica.
FE
A. HACEMOS NUESTRA LA
SALVACIÓN MEDIANTE
LA FE
Hch 13, 38; 16,30-31; Rm 10,
9

B. CARACTERÍSTICAS DE LA FE
QUE SALVA Hb 11, 1; Rm 4, 1-
25

C. FRUTOS DE LA FE:
EXPERIMENTAR LA
SALVACIÓN
Ef 3, 17; Col 3,3; Jn 1, 12 CONFIESA A JESÚS COMO TU ÚNICO SALVADOR
FE

ACEPTAR A JESÚS COMO EL SAVADOR PERSONAL

Rm 10, 8-9; 13: “Entonces, ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra: en tu boca y en tu
corazón, es decir, la palabra de la fe que nosotros proclamamos. Porque, si
confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios le resucitó
de entre los muertos, serás salvo. Pues todo el que invoque el nombre del Señor se
salvará.”

Que Jesús este vivo y confesarlo como Señor es la clave de una vida
cristiana auténtica y consistente.

Mc 1, 15: “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en
la Buena Nueva.”

Mc 16, 15-16: “Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la
creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará.”

El Kerigma debe llevar una conversión y fe inicial; a una primera conversión y


a un inicio de fe, a una primera conversión y a un inicio de fe, entendida como
apertura, adhesión, aceptación y opción por Cristo y por el Reino de Dios, sus
valores y sus exigencias.
La actitud receptiva y la respuesta explícita al anuncio de la Buena Nueva es la
conversión y la fe, arrepentirse y creer, cambiar de dirección y aceptar la oferta
de la salvación, creyendo que hemos sido ya salvados en y por Jesús y que
nos la está ofreciendo, a nosotros ahora y sobre todo hacerla suya invitándolo
sinceramente a que sea nuestro personal salvador, por una adhesión explícita y
personal a Jesús.

Fe aquí no es el reconocimiento de la existencia de Dios, que podemos lograr


con nuestra sola razón, pues la aceptación de las verdades reveladas, sino fe de
adhesión a la persona de Jesús a su oferta de salvación, respuesta positiva
y anuncio de salvación de tal forma que nos lleva a un encuentro con
el Señor resucitado, como el de Pablo en el camino de Damasco, encuentro
que cambia totalmente el sentido y el curso de nuestra vida.

Ya hemos sido bautizados de pequeños, llevamos quizá una vida cristiana de


rectitud moral y de cumplimiento religioso, pero es necesaria una fe viva como
encuentro personal con Jesús, que lo aceptemos, lo confesemos y lo
recibamos en nuestro corazón y nuestra vida como Salvador.

¿QUÉ ES SER CRISTIANO PARA TI?

El cristianismo no es sólo una doctrina o una religión, es ante todo entrar en


relación directa y mantener una comunión personal, con Jesús vivo, como
Dios y Señor. Se parte de un encuentro Real con Jesús, se mantiene y
desarrolla en una íntima comunicación y comunión con Él.

Como a los discípulos, Jesús nos hace a cada uno de nosotros esta pregunta:
“para Ti… ¿Quién soy YO?”

¿Cuál es tu respuesta personal?, respuesta que brote de una experiencia


propia y no como repetición de una lección aprendida. ¿Tú, qué respuesta
puedes dar ahora?

Para muchos el cristianismo lamentablemente se reduce a:

 Una religión o religiosidad de prácticas exteriores, incluso sacramentales, por


cumplir un precepto, una ley o puramente devocionales, como comercio espiritual o
para tener acepto a Dios. Religión que no es expresión de la fe, sino a veces
sustituto de ella.

Prácticas a las que se les de valor por sí mismas, de dónde se saca una ilusión
vana de haber cumplido o una satisfacción de tranquilidad de conciencia o que
se cumplen con cierto sentido mágico y supersticioso, de carácter utilitario o de
temor a lo divino.

 Este tipo de religiosidad de imágenes, novenas, veladoras, es muchas veces


alienante porque no se entrega el corazón sino sólo lo exterior; se piensa sólo en el
cielo sin hacer reinar a Dios en este mundo; se encierra en la individualidad sin
interesarse ni preocuparse de la comunidad humana, de tal manera de hacer un
mundo mejor para la instauración del amor, de la justicia y de la paz. Una moral
restrictiva, código de normas predominantemente negativas, que limitan la libertad e
impiden vivir la vida a base de prohibiciones. Sin relación, ni como exigencia de la
comunión personal con un Dios vivo, sino un cristianismo de legalismo farisaico. Sin
vida, una vida triste, apagada, con alma de esclavos.
 Una pura doctrina que se queda en teoría y conceptos, o bien una ideología
humanista que ve en Cristo solo un hombre extraordinario y al Evangelio como un
ideal y un programa de rectitud, justicia o liberación social. Humanismo sin Dios
racionalismo sin fe auténtica, visión e ideales que terminan en la tierra y en el
tiempo, sin trascendencia a valores de eternidad.
El cristianismo y la fe es más que todo esto y anterior a ello. Por eso el Papa nos
dice: “a veces nuestra sintonía de fe es débil y yo les propongo es lo que para
reavivar su fe. Un encuentro personal, vivo, de ojos abiertos y corazón
palpitante con el Señor Resucitado.”

¿CÓMO COMENZAR LA VIDA CRISTIANA?

La auténtica vida cristiana comienza con un encuentro vivo con Jesús,


recibiéndolo en nuestro corazón y en nuestra vida, a la que Él entra salvándolo,
liberando, sanando y transformando.

Es necesaria una experiencia personal de encuentro y de salvación, donde


queda comprometido nuestro entorno y toda nuestra vida.

A partir del encuentro vivo con Jesús comienza una nueva vida, que se expresa
y manifiesta en un comportamiento moral y en una vida cultural y de práctica
religiosa, como fruto y consecuencia normal de la presencia viva de Jesús y de
la acción del Espíritu.

“A menudo la primera evangelización no tiene lugar, y cierto número de niños,


bautizados en su infancia, llega a la catequesis parroquia sin haber recibido
ninguna iniciación en la fe, y sin tener todavía adhesión alguna explícita y
personal a Jesucristo” CT 19

Este en un “SI” a la presencia y a la acción salvadora de Dios a través de


Jesús. Un “SI” lúcido y consciente que se da una vez y se renueva
permanentemente. Adhesión libre y responsable de nuestro ser entero a Jesús

La Iglesia requiere una


Evangelización Nueva
- En su ARDOR
- En sus MÉTODOS
- En sus EXPRESIONES

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