Aborto Corregido
Aborto Corregido
Aborto Corregido
TRABAJO PRÁCTICO
En la temática del aborto durante la edad media en Europa, la Iglesia Católica Romana ejercía
un dominio absoluto en lo político, en lo económico y en lo social. De ahí que, la
anticoncepción y el aborto, ya conocidos en el mundo cristiano, estuvieran matizados por lo
religioso, hasta el punto de que algunos líderes de la iglesia intentaran suprimirlo, sin éxito.
Es de destacar que esta ley surge por la demanda social espontánea ante la problemática de
los abortos ilegales que ponían en riesgo la vida y la salud de las mujeres en edad
reproductiva expuestas a esta práctica insegura, en condiciones de inequidad y de
desigualdad social para aquellos sectores más vulnerables y desfavorecidos realizados en
lugares inadecuados y por cualquier persona dentro de la clandestinidad.
De este modo se busca con esta política de salud publica dar respuesta a las demandas
sociales de la población para disminuir la mortalidad y morbilidad materna ante las secuelas
de las practicas del aborto en condiciones de clandestinidad y de inequidad por la
desigualdad social.
El aborto es un procedimiento médico que pone fin al embarazo, puede ser espontáneo, o
provocado (inducido, terapéutico). Es una necesidad básica de atención de la salud para
millones de mujeres, niñas y otras personas que pueden quedarse embarazadas. Se calcula
que en todo el mundo, cada año, uno de cada cuatro embarazos acaba en aborto.
De hecho, el acceso al aborto es uno de los temas más controvertidos en todo el mundo, y el
acalorado debate que genera está empañado por la desinformación sobre las verdaderas
repercusiones de restringir el acceso a este servicio de salud básico.
Poner fin a un embarazo es una decisión común, que toman millones de personas: todos los
años, el 25% de los embarazos acaban en aborto.
Y con independencia de que el aborto sea o no legal, la gente sigue necesitando servicios de
aborto y accediendo de manera habitual a ellos. De acuerdo con el Instituto Guttmacher,
organización sin ánimo de lucro del campo de la salud reproductiva con sede en Estados
Unidos, la tasa de abortos es de 37 por 1.000 personas en los países que prohíben el aborto
totalmente o lo permiten sólo en caso de riesgo para la vida de la mujer y de 34 por 1.000
personas en los que lo permiten en general, diferencia que no es significativa
estadísticamente.
Pero cuando los gobiernos restringen el acceso al aborto, las personas se ven obligadas a
recurrir a abortos clandestinos y con riesgo, en especial si no tienen medios para pagarse un
viaje a otro país o atención privada. Lo que nos lleva al siguiente aspecto de la cuestión.
Impedir a las mujeres y las niñas el acceso al aborto no hace que dejen de necesitarlo. Es por
ello por lo que los intentos de prohibir o restringir el aborto no consiguen reducirlo sino lo que
hacen es obligar a las personas a someterse a abortos inseguros.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el aborto inseguro como “un procedimiento
para finalizar un embarazo no deseado realizado por personas que carecen de la capacidad
necesaria o que se lleva a cabo en un entorno donde se carece de un estándar médico
mínimo, o ambos”.
La OMS calcula que todos los años tienen lugar 25 millones de abortos inseguros, la gran
mayoría de ellos en países en vías de desarrollo.
En 2022, la OMS publicó nuevas directrices sobre la atención del aborto, cuya finalidad es
proteger la salud de las mujeres y las niñas y ayudar a prevenir los más de 25 millones de
abortos inseguros que se producen cada año a nivel mundial.
La imposibilidad de recibir una atención para el aborto de calidad, sea este espontaneo o no,
infringe varios derechos humanos de las mujeres y las niñas, como el derecho a la vida, el
derecho a gozar del grado máximo de salud física y mental que se pueda lograr, el derecho a
beneficiarse del progreso científico y de su puesta en práctica, el derecho a decidir libre y
responsablemente el número de hijos y el espaciamiento entre los partos, y el derecho a no
sufrir torturas ni tratos o castigos crueles, inhumanos o degradantes.
La OMS estima que cada año, entre el 4,7% y el 13,2% de las muertes maternas se deben a
un aborto inseguro. Se calcula que, en las regiones desarrolladas, por cada 100 000 abortos
inseguros se producen 30 defunciones, mientras que esta proporción aumenta hasta las 220
defunciones por cada 100 000 abortos inseguros en las regiones en desarrollo.
La OMS mantiene una base de datos en línea de políticas mundiales sobre el aborto, que
contiene información exhaustiva sobre leyes, políticas, criterios y directrices procedentes de
todos los países.
En el 2015, el CLAP/SMR creó la Red CLAP MUSA conectando centros centinelas donde se
asiste a mujeres en situación de aborto en la región, buscando incrementar la calidad de
atención y reducir la morbimortalidad materna. Para realizar la vigilancia epidemiológica en los
centros centinelas de la red se utiliza el SIP Aborto (SIP – A), un componente del Sistema de
Información Perinatal. El SIP-A sigue las normas establecidas por la OMS, lo que permite a
los investigadores sistematizar la información, generar informes locales y supervisar los
cambios tras las intervenciones de formación y seguimiento basadas en las directrices
nacionales. Al 2022, eran 29 los centros centinela de 13 países de la región que trabajaban
conjuntamente intercambiando información para mejorar la vigilancia de los indicadores de
salud de las mujeres en situación de aborto.
Marco legal:
Leyes Nacionales
• Ley Nacional de Derechos del Paciente en su relación con los Profesionales e Instituciones
de la Salud (26.529/09)
• Ley Nacional de Identidad de género (Ley 26.743;2012) y Decreto Reglamentario del art. 11
(Decreto 903/15)
• Código Penal de la Nación Argentina (art. 86, 2° párrafo, incs. 1 y 2: 11.179; 1921)
• Plan ENIA
• Garantizar el acceso a la atención en salud de las personas del colectivo LGTBI, de acuerdo
con la perspectiva de diversidad sexual y corporal.
• Garantizar el derecho a la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) de acuerdo con el marco
normativo vigente.
Asimismo, todas las personas tienen derecho a la atención post aborto más allá de si el
mismo se produjo o no en las situaciones previstas por la ley, y al acceso a métodos
anticonceptivos.
La interrupción voluntaria del embarazo (IVE) hace referencia al derecho al aborto con la
solicitud como único requisito hasta la semana catorce (14), inclusive, de gestación.
La interrupción legal del embarazo (ILE) hace referencia al derecho al aborto en las siguientes
situaciones:
Son derechos de todas las personas, con y sin discapacidad, en relación con la IVE/ILE:
Recibir atención totalmente gratuita tanto en el sistema público como en obras sociales
y prepagas (incluyendo todos los estudios, medicamentos y prácticas que fueran
necesarios).
Recibir atención de calidad (de acuerdo con las recomendaciones científicas vigentes).
En casos de violación, la persona tiene que firmar una declaración jurada, nunca es
necesaria una denuncia judicial o policial de la violación para acceder a la práctica
médica.
¿Pueden las niñas, los niños y adolescentes solicitar la práctica de manera autónoma?
Las/os adolescentes de más de 16 años siempre pueden acceder a la IVE/ILE sin necesidad
de estar asistidas/os, ya que son consideradas/os como personas adultas para decidir sobre
el cuidado de su propio cuerpo.
Las/os adolescentes desde los 13 hasta los 16 años pueden, en general, acceder a la IVE/ILE
sin necesidad de asistencia. Sólo en los casos en que por algún motivo particular la
realización de la IVE/ILE implique un peligro grave para su salud o su vida, es necesario que
estén asistidas/os de un/a referente afectiva/o, por personas que ejerzan formal o
informalmente roles de cuidado, personas allegadas indicadas por la adolescente.
Las/os niñas/os menores de 13 años pueden acceder a la IVE/ILE con la asistencia de un/a
personas que ejerzan formal o informalmente roles de cuidado, personas allegadas o
referentes afectivas. Estas/os deben participar en conjunto con la niña en la toma de
decisiones y deben firmar también el consentimiento informado.
Si bien, los y las profesionales de la salud que intervienen de manera directa en la interrupción
del embarazo tienen derecho a ejercer la objeción de conciencia, es decir a no realizar la
práctica de interrupción debido a profundas convicciones personales, tienen siempre la
obligación de informar sobre el derecho a IVE/ILE y derivar de buena fe y en forma inmediata
a otra/o profesional que garantice la práctica.
Los establecimientos privados o de obras sociales donde no haya profesionales que puedan
garantizar la práctica porque ejercieron de forma individual la objeción de conciencia, tienen
que derivar de buena fe a otro efector para garantizar la atención.
Taxonomía de Tobar:
Ningún país tiene un modelo puro, único, pero en algunos se observa una gran hegemonía de
una forma de organización y financiación de salud que caracteriza al modelo. Cuando no
existe una hegemonía neta, la identificación de los modelos es más difícil. A continuación se
presenta una taxonomía que distingue cuatro tipos ideales de sistemas de Salud: a) modelo
universalista, b) modelo del seguro social, c) modelo de seguros privados, y d) modelo
asistencialista. a. El Modelo universalista se caracteriza por tener financiación pública con
recursos procedentes de impuestos y acceso universal a los servicios que son suministrados
por proveedores públicos. Los trabajadores profesionales y no profesionales dependen del
Estado, que tiene una gran responsabilidad en la conducción y gestión del sistema. Con
frecuencia, en su financiación existen otras fuentes además de los impuestos, como el pago
directo de los usuarios y otros aportes, y lo mismo sucede en su organización y gestión, que
está tomando formas más participativas y comunitarias. No obstante, siguen siendo
básicamente estatales en su financiación, organización y gestión. En comparación con los
otros, este modelo privilegia la función del Estado como proveedor. b. El concepto de seguro
social implica un seguro del cual los participantes no se pueden substraer, es decir donde la
participación es compulsiva. Este modelo destaca las características básicas del sistema
desarrollado en Alemania, y se caracteriza por un menor protagonismo estatal, una gestión
mucho más descentralizada y una organización basada más en la regulación que en la
planificación. La financiación es por aportes y contribuciones de los empresarios y de los
trabajadores. Estos aportes son, por lo general, obligatorios y los administran los propios
interesados. La gestión de los recursos y la organización de los servicios las efectúan
entidades intermedias no gubernamentales que contratan servicios con proveedores privados
o públicos. Por definición, sólo cubren a los aportantes y su grupo familiar, aunque en los
últimos años han tendido a universalizar su cobertura. Todas las obras sociales de la
Argentina son exponentes de este modelo. En comparación con los otros modelos, éste
privilegia la función del Estado como financiador y regulador. c. En el modelo de seguros
privados hay ausencia del sector público tanto en las funciones de financiador como de
prestador. Tiene una organización típicamente fragmentada, descentralizada y con escasa
regulación pública, si bien esta tendencia se está revirtiendo. La situación real más
aproximada a este modelo es la de los Estados Unidos, donde hay más de 1.500 seguros
privados, lo que revela la característica organizacional de la fragmentación. En comparación
con los otros modelos, este modelo de seguros privados limita la acción del Estado a una
escasa regulación. d. El modelo asistencialista se centra en la concepción liberal que plantea
a la salud como cuestión Page 3 of 4 individual. A partir de ella no corresponde al Estado
asumir funciones relativas ni a la prestación, ni al financiamiento ni a la regulación sectorial.
De forma inversa que en el modelo universalista, desde esta óptica la salud no es un derecho
del pueblo sino una obligación de los ciudadanos. El denominado “Estado Mínimo” sólo se
ocuparía de brindar asistencia a aquellas personas incapaces de asumir la responsabilidad
individual de cuidar de su salud. Las acciones estarían, entonces, totalmente focalizadas
hacia los grupos más vulnerables y carenciados. A su vez, por definición, las acciones de
salud serían limitadas en su variedad y cantidad, puesto que, de lo contrario, el simple acto de
su provisión por parte del Estado podría constituir un incentivo para que las personas no se
hagan responsables por su propia salud.
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