Reinado Austrias Mayores - Siglo XVI
Reinado Austrias Mayores - Siglo XVI
Reinado Austrias Mayores - Siglo XVI
I. INTRODUCCIÓN
Tras la muerte de Isabel I, su tercer hija Juana, casada con Felipe [el Hermoso] de Habsburgo, heredó el trono de Castilla,
mientras que su marido Fernando quedó solo como rey de Aragón. De esta manera, la dinastía de los Habsburgo o
Austrias inicia un periodo de dos siglos de presencia en la historia de los reinos hispanos. La “locura” de doña Juana
[declarada incapaz para reinar por las Cortes], la prematura muerte de su marido, nombrado rey como Felipe I y del
príncipe Juan (el hijo de Fernando el Católico con su segunda mujer, Germana de Foix), hizo que Carlos [hijo de Juana y
Felipe] recibiese una fabulosa herencia:
• De sus abuelos maternos [Isabel y Fernando]: las coronas de Castilla –incluidos Navarra y territorios americanos-
y Aragón -incluidos Cerdeña, el reino de Nápoles y Sicilia.
• De sus abuelos paternos [Maximiliano de Austria y emperador del Sacro Imperio romano Germánico y María de
Borgoña]: territorios en Austria y la posibilidad de ser elegido emperador, los Países Bajos, Luxemburgo y el
Franco Condado.
Carlos I, nacido en 1500 en Gante [Bélgica], fue nombrado rey de Castilla y Aragón en 1516, logrando además la elección
imperial del Sacro Imperio Romano Germánico en 1519 [con el título de Carlos V] gracias a los sobornos –con el dinero
prestado por el banquero Fugger- de los príncipes alemanes encargados de designar al nuevo emperador. Todo ello
cambió la historia española para siempre. Su hijo y sucesor, Felipe II, fue monarca de un gran imperio territorial pero ya
no recibió el título de emperador [el título -y los territorios patrimoniales de los Habsburgo en Austria- tras la abdicación
de su padre fue a manos de su tío Fernando] sino el de Rey Católico. A Carlos I y Felipe II, se les va a conocer como los
“Austria mayores”, y sus reinados abarcan todo el siglo XVI, siendo la época de la expansión de la Monarquía Hispánica y
en la que se alcanza el rango de primera potencia europea.
II.DESARROLLO
II.1. EL GOBIERNO DE LOS AUSTRIAS
La monarquía de los Austrias era una construcción política que reunía diversos territorios que conservaban una
amplia autonomía. La unidad de este conjunto la proporcionaba la persona del rey. De Castilla – y las Indias, que
le pertenecían- los Austrias obtuvieron los mayores recursos en hombres y dinero.
El aparato de gobierno estaba asentado en las reformas introducidas por los Reyes Católicos. Era muy complejo
y de carácter polisidonial [basado en Consejos y Juntas] El rey era la cabeza del gobierno y la administración.
Para auxiliar al rey en su tarea de gobierno se reforzaron los Consejos, unos temáticos [Consejo de Estado, de
Guerra, Hacienda, …] y otros territoriales [Consejo de Castilla, Consejo de Indias, de Aragón, de Italia, de
Portugal, de Flandes]. La complejidad y lentitud burocrática de este sistema estaban compensadas en gran
medida por los secretarios, que eran los intermediarios entre el rey y los Consejos. Las Cortes no representaban
a todo el reino, sino más bien a los grupos privilegiados. En Castilla, su función se reducía a votar los servicios
[impuestos], al no estar concernidos la nobleza y el clero, tan solo iban a las convocatorias los representantes de
las ciudades [los procuradores, nombrados por un número reducido de electores y supervisados por un
representante del rey, el corregidor] con derecho a voto [en el siglo XVI eran 18].1 Al lado de las Cortes de
Castilla, existían las Juntas Generales de las provincias vascongadas y las Cortes de Navarra, estos dos últimos
territorios conservan un régimen fiscal y administrativo que les deja una relativa autonomía con respecto a
Castilla. En Navarra el rey está representado por un virrey.
En los territorios de la Corona de Aragón la autoridad real quedaba limitada por reglas constitucionales y usos
tradicionales. Es el llamado pactismo: el soberano está obligado a respetar las reglas. La única institución común
era el Consejo de Aragón. Cada territorio que constituía la Corona de Aragón tenía Cortes propias: reino de
Aragón, reino de Valencia y principado de Cataluña. Además de votar los impuestos tenían capacidad legislativa.
En la práctica eran una emanación de las oligarquías locales. En cada uno de estos territorios, al igual que en
Nápoles, el rey estaba representado por un virrey,
La institución monárquica seguía manteniendo el control de la Justicia y los concejos municipales.
1Durante tiempo se ha mantenido que tras la derrota de las Comunidades las Cortes entraron en decadencia, pero
desde la creación por Felipe II del impuesto sobre el consumo, “los millones”, las Cortes no fueron tan dóciles.
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Las grandes familias nobiliarias siguieron excluidas del gobierno; los puestos más destacados de la
administración fueron ocupados por universitarios.
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1] Contención del expansionismo turco. Ante el avance turco en el Mediterráneo [conquista de Chipre y
Malta] se forma la Santa Liga [Papado, Venecia y España], cuyas fuerzas, mandadas por el hermanastro
del rey, don Juan de Austria, vencen a los turcos en Lepanto [1571].
2] Flandes. El conflicto que se desencadenó en 1566 tenía sobre todo un carácter político: la aspiración
de una mayor autonomía y un brote de nacionalismo. La cuestión religiosa [negativa del rey a conceder
la libertad de culto] tuvo un papel secundario. Guillermo de Orange aglutinó a todos los descontentos,
en su mayoría protestantes, por lo que dio al conflicto un cariz ideológico. Para justificar la rebelión
contra su rey llegará a pronunciar un discurso que una vez publicado será la base para la leyenda negra
antihispánica, cuyos ecos llegan hasta hoy. Felipe II respondió con una dura política de represión que
ejecutó el duque de Alba [ejecución de los condes Egmont y Hoorn]. Los sublevados contaron con el
apoyo de Inglaterra y Francia. La revuelta nacida en el sur acabó triunfando en el norte. Alejandro
Farnesio logró atraerse a los católicos del sur [(Unión de Arras) que tuvo su réplica en la Unión de
Utrech]. Al final de reinado de Felipe II, las provincias del norte –las Provincias Unidas-, calvinistas, se
declararon independientes, las del sur, católicas, fueron entregadas a su hija Isabel Clara, casada el
archiduque Alberto de Austria.
3] Portugal. La muerte de Sebastián de Portugal en la batalla de Alcazarquivir en 1578 anunció un
problema sucesorio en el trono de Portugal [no tenía hijos y le sucedió su tío, el viejo cardenal-infante
Enrique]. Felipe II como nieto del rey Manuel de Portugal era uno de los candidatos con más derechos.
El enfrentamiento con otro de los candidatos, Antonio, prior de Crato, se saldó con la derrota de los
partidarios de este último. Felipe II fue reconocido como rey de Portugal en 1581, aunque el territorio
conservó su autonomía e instituciones.
4] Inglaterra. La relación se desarrolló en tres tiempos:
o Breve periodo de unión, cuando el príncipe Felipe, casado con su tía, María Tudor, fue rey
consorte de Inglaterra.
o Con la muerte de María Tudor y el advenimiento de Isabel I, los rebeldes flamencos pueden
contar con la simpatía activa del gobierno inglés. Los corsarios ingleses, Hawkins, Drake, atacan a
los barcos españoles, aunque las dos naciones estén oficialmente en paz.
o La guerra abierta empieza en 1585. Felipe II decide atacar ante el apoyo logístico, material y
financiero que Inglaterra sigue prestando a los rebeldes. Se trata de llevar a cabo una invasión de
las islas británicas. Una armada de 130 barcos debía embarcar a las tropas españolas acantonadas
en los Países Bajos. El bloqueo de los puertos por los rebeldes, los vientos y las tempestades
hicieron fracasar la operación. El viaje de regreso se realizó bordeando Inglaterra por el norte. Lo
que quedó de la Armada llegó a Santander dos meses después de su partida [1588]. La operación
fue un fracaso, pero no tuvo unas consecuencias tan dramáticas como se ha afirmado. Un año
después, Inglaterra envió una flota de invasión, la Contra Armada, sufriendo una gran derrota.
España conservó el dominio de los mares. Los ingleses tuvieron que conformarse con ataques
sorpresa a los barcos aislados y los puertos.
5] Francia. Al inicio de su reinado, Felipe II tuvo que hacer frente a una declaración de guerra de Francia
–ésta es un epílogo de la rivalidad entre los dos países abierta desde 1521-. El hecho bélico más
relevante es la batalla de San Quintín. La paz de Cateau-Cambresis [1559] puso fin a la rivalidad entre las
dos potencias en Italia y consagró la influencia española. El matrimonio de Felipe II con Isabel de Valois,
hija del rey de Francia, parecía el punto de partida de una distensión duradera entre los dos países. La
situación interna de Francia dio al traste con esta esperanza. Tras la muerte de Isabel de Valois, Felipe II
intervino en Francia a favor de los católicos en su enfrentamiento con los calvinistas. El conflicto interno
se soluciona cuando Enrique de Borbón IV se convirtió al catolicismo. El tratado de Vervins [1598] puso
fin a la guerra, pero Francia y España siguieron manteniendo una actitud hostil, sin que hubiera
perspectivas de entendimiento.
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II.4. LAS AMÉRICAS
Si inicialmente el descubrimiento tuvo mucho de azaroso y accidental, no fue casual: vino incentivado por la rivalidad
comercial castellano-portuguesa, y posibilitado por la experiencia en instrumentos y técnicas de navegación adquirida
a lo largo del siglo XV por navegantes portugueses, genoveses, venecianos, sevillanos, mallorquines, cántabros y
vascos.
Desde los primeros enclaves estables –La Española y Cuba-, los españoles fueron descubriendo y conquistando entre
los primeros veinte años del siglo XVI todas las Antillas y las costas del Caribe. Atravesando el istmo de Panamá, Balboa
descubrió el Pacífico. Magallanes halló el paso entre los dos océanos, Atlántico y Pacífico, por el extremo sur de
América [expedición, mandada al final por Elcano, que completó la circunnavegación del mundo. Hernán Cortés
conquistó México [1519-1522], y Pizarro, Perú [1533-1535], bases para posteriores conquistas por América central, por
los territorios que serían Ecuador, Colombia, Venezuela, alto Perú [futura Bolivia] y por el sur, Chile. Expediciones
procedentes de España iniciaron [1535-1540], tras crear primero Buenos Aires y Asunción, la penetración hacia el
interior de la futura Argentina y Paraguay.
El imperio conquistado fue realizado por unos diez mil hombres en un tiempo corto, alrededor de cuarenta años. Era
gigantesco: dos millones de Kilómetros cuadrados, unos cincuenta millones de población indígena. Fue incorporado a la
corona de Castilla.
Los conquistadores –en general, pertenecientes a la pequeña nobleza rural y de familias pobres, sobre todo andaluces
y extremeños- actuaron movidos por deseos de riqueza, honor y fama. La evangelización de los indios fue instrumento
esencial de la conquista, y en buena medida su justificación. La conquista, empresa privada bajo control de la corona,
conllevó paralelamente la destrucción de las poblaciones y culturas indígenas precolombinas, siendo denunciada desde
el principio por Fray Antonio de Montesinos y por De Las Casas, lo que obligó a la corona a introducir legislación
protectora de indios. Guerras, epidemias [viruela, sarampión, tifus, gripe, …] y trabajos forzados [encomiendas, mita]
provocaron la muerte de decenas de millones de indígenas. Los españoles llevaron a América el español, la religión, la
ganadería, la agricultura extensiva, las monedas y sistema financieros europeos, un nuevo urbanismo y una nueva
arquitectura, imprenta, libros, universidades, … Cristalizaría un nuevo orden social producto de un crecimiento de la
población blanca americana de origen español [los criollos], la extensión del mestizaje y la importación abundante de
esclavos negros de África. Las nuevas sociedades funcionarían con gran autonomía y pronto tendrían identidad propia y
distinta.
Las Indias 2 adquirieron importancia decisiva para la monarquía hispana a partir de la 2ª ½ del siglo XVI.
Las Indias importaron por dos razones: por la dependencia de los envíos de plata [grandes centros productores en
Zacatecas en México y Potosí en Perú] –aunque fuesen más importantes las rentas de Castilla e Italia-. Y por el valor
que la economía atlántica, con eje en Sevilla, tenía para algunos sectores de la economía española.
En las últimas décadas del siglo XVI, los corsarios franceses, ingleses y holandeses atacarán las posesiones españolas en
América y los barcos que hacían la “carrera de las Indias” [el tráfico entre Sevilla y los puertos americanos].
III. CONCLUSIÓN
Carlos V y Felipe II no siguieron una política nacional sino una política dinástica, la de la casa Habsburgo -o Austria-.
España, o más concretamente Castilla, se limita a sufragar dicha política. Entre la política desarrollada por Carlos V y la
seguida por Felipe II existe una indudable continuidad, pero también caracteres específicos que marcan diferencias.
Desde la 2ª ½ del siglo XVI, con Felipe II, que además incorporó a la corona de España las Filipinas, junto con Portugal y
sus posesiones, el imperio español fue un verdadero imperio atlántico.
Pese a los reveses militares que la monarquía española sufrió en los últimos años del reinado de Felipe II, la monarquía
hispánica seguía siendo la gran potencia hegemónica a finales del siglo XVI.
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El nombre de América se debe al cartógrafo alemán Waldseemüllerr, que, en 1507, en honor a Amerigo Vespucci, navegante
florentino al servicio de portugueses y españoles, que unos años antes había explorado las costas de Venezuela y Brasil
teniendo conciencia de que se había descubierto un nuevo mundo.
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