02.1 - 10 Semanas para Un Mejor Matrimonio
02.1 - 10 Semanas para Un Mejor Matrimonio
02.1 - 10 Semanas para Un Mejor Matrimonio
Bibliografía de consulta:
5.‐ Dos actitudes que nutrirán tu matrimonio. Autor: SheilaMorataya‐Fleishman . Portal católico:
http://encuentra.com/mujer_y_matrimonio/dos_actitudes_que_nutriran_tu_matrimonio15627/
9.‐ ¿Qué es sexualidad? y ¿Qué es sexo?, en Sexualidad, información básica para adolcentes,
México, 1990, 4ª edición, Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE), Consejo Nacional de
Población (CONAPO).
http://www.conevyt.org.mx/cursos/cursos/sex_juv/contenido/revista/sxj_01.htm
Escrito por
Este Curso está dirigido a los esposos y esposas que con un corazón sincero desean que
Dios sea el centro de su vida matrimonial.
La explicación del porqué de este Curso es porque Dios está dispuesto a dirigir las vidas de
las personas que se entregan totalmente a Él.
Texto.
Testimonios.
Oración dirigida.
Tarea.
Por dinero. La familia de él o de ella es gente de dinero, y les convino casarse para tener
una vida cómoda y también para ayudar a mi familia.
Por prestigio. Él o ella es una persona muy apreciada por la gente, y les convino estar dentro
de su círculo social.
Por seguridad. Él o ella es una persona muy insegura e indecisa, y sé casó para recibir la
seguridad que necesita.
Por deseo sexual. Él o ella tenía tantos deseos de sexo, que se casó pensando que casado
podría satisfacer sus deseos.
Por un embarazo. Ella quedó embarazada antes de casarse, y se casaron por las presiones
sobre todo de la familia de ella.
Por presiones familiares. Esto sucede o por un embarazo antes de casarse, o porque ya tenía
la edad para hacerlo, o porque convenía emparentar con la otra familia por situaciones de
negocios.
Por salir de la casa paterna. Ocurre sobre todo en las mujeres que no pueden convivir con
sus padres, porque ellos no la dejan hacer lo que quiere, o porque siempre le están pidiendo
ayuda en la labores de la casa.
Por rebelión a nuestros padres. Es el caso de que sus padres le dicen: “ese muchacho no te
conviene”, o “esa muchacha no te conviene”; y se casan por contradecir a sus padres.
Porque estábamos enamorados. Este es el mejor motivo. Todos hemos conocido
matrimonios que se casaron porque se querían, posiblemente fue el caso de nuestros
padres. Estos matrimonios son los que tienen mayores posibilidades de mantenerse fieles
durante toda su vida.
Por miedo a quedarnos solos en la vida. Ocurre cuando la familia de él o de ella es pequeña,
y los padres son mayores o ya murieron; y es inevitable el que si no se casan van a vivir
solos.
Por el qué dirán. Ocurre cuando todas las amistades ya se habían casado; o porque ha
ocurrido un embarazo; o porque ya se tienen muchos años.
Puede haber muchas respuestas más.
¿Por qué razones Dios permite la unión de un esposo con una esposa? Por unión, amor y servicio.
1) Porque quiere que vivan unidos. En el evangelio de San Mateo 19:5 nos dice: “…dejará el
hombre a su padre y a su madre y se unirá su mujer, y los dos se harán una sola carne”. De
esta unión nacen los hijos.
2) Porque quiere que tengan un amor permanente y comprometido, es decir, que no dependa
de las emociones (de si siento o no amor), sino de la decisión de amar.
3) Porque quiere que se den servicio uno al otro, no para que cada uno busque lo mejor para
sí mismo.
4) Porque los hijos nacerán como fruto de este servicio, en un hogar amoroso.
5) Porque Dios es la fuente del amor, y El mismo pone en el corazón el amor que sentimos
hacia nuestro cónyuge.
Unión, amor y servicio durante toda la vida. Sin embargo, la sociedad actual considera que la
unión entre hombre y mujer se puede romper, de modo que cuando el enamoramiento pase y
surjan las primeras desavenencias cada uno se vaya por su lado.
Esto sucede porque la gran mayoría de la personas olvidan o no saben que es indispensable la
ayuda de Dios para vivir como matrimonio.
CONFERENCISTAS:
Borrador.
Platiquen alguna experiencia de su vida en la cual al recurrir a Dios, vieron claramente su ayuda
sin la cual no habrían podido continuar viviendo la unión, el amor y el servicio.
CONTINÚA EL TEMA…
Si al momento de escuchar este tema y la experiencia que les hemos platicado, ven que no están
viviendo la unión, el amor y el servicio, les quiero decir que Dios puede renovar la vida entre ustedes;
cierren ahora mismo sus ojos, tómense de la mano esposo y esposa, y repitan la oración que voy a
hacer, después de mí, frase por frase: (conferencistas: llamen a su esposa para que esté a su lado y
se tomen de la mano; reciten lentamente la oración y hagan pausa en cada “ /” para que los
participantes repitan la frase).
Dios nuestro: estamos seguros / de que nos quieres mucho más de lo que imaginamos,/ tu sabes
cómo nos falta más unión,/ más amor/ y más servicio entre nosotros./ Por favor/ perdónanos/ no
podemos por más que lo intentamos./ En este momento y para siempre/ nos entregamos a Ti/
tómanos tal cual somos cada uno/ y danos tu ayuda que todo lo puede/ para ser mejores cada día./
San José y María,/ a ustedes como ejemplo de esposo y de esposa/ les pedimos que intercedan ante
Dios/ para que nuestro matrimonio sea como el de ustedes./Así sea.
Podemos ahora abrir los ojos. Pueden continuar tomados de la mano si así lo desean.
Los animo a que cada día al despertar cada uno se ponga en manos de Dios y le pida su ayuda
para ese día ser mejores, de esta manera, al ser perseverantes en su oración diaria Dios les irá
ayudando. Y pidan a Dios uno por el otro.
Los temas de las siguientes semanas, sin duda alguna que les van a ayudar mucho. No dejen de
asistir cada semana.
El esposo y la esposa contesten cada uno por separado estas preguntas, y al terminar
platíquense lo que cada uno contestó.
Cada pregunta contéstenla con una calificación del 5 al 10. (5 significa que están mal en la
pregunta, 10 significa que están excelentemente bien).
Muchas veces, los conflictos entre esposo y esposa se deben a que el esposo quiere que su
esposa sea igual a él, y la esposa quiere que su esposo sea igual a ella.
Es decir, que piense igual, que tenga los mismos gustos, que todo lo haga como a uno le
gusta.
Los primeros meses y años del matrimonio es un aprender a acoplar sus deseos, opiniones
y proyectos a los de su cónyuge. En general es el tiempo más hermoso e inolvidable.
Si los dos tienen una mente amplia y un corazón acogedor, descubren todo el potencial que
reside en sus corazones para amar sin condiciones.
Pero también pudo haber ocurrido que el cónyuge no era como lo habían imaginado, y
entonces han vivido con desilusión, angustia, confusión y tristeza. Y entonces han venido estas
afirmaciones: ¡no sé qué hacer!, ¡no sé cómo manejar esta situación!, ¡me siento tan desorientado
o desorientada!
El conocer las diferencias entre el hombre y la mujer, te ayudará a entender muchas cosas que
pasan cada día, de modo que el esposo comprenda y acepte a la esposa como es, y la esposa
comprenda y acepte al esposo como es, y así nos tengamos paciencia uno al otro.
Él quiere actuar rápido en las relaciones sexuales. Ella mujer quiere ser acariciada para irse
preparando poco a poco hasta tener completa la relación.
El sólo puede hacer una cosa a la vez. Ella puede hacer muchas cosas a la vez: ver la tele,
hablar por teléfono, dar pecho al bebé, cocinar, etc.
El generalmente piensa hacia el futuro. Ella en el presente.
Él es poco emotivo, poco romántico, le cuesta mucho el dar muestras de cariño. Ella es muy
emotiva, muy romántica, desea recibir muestras de cariño.
El tiende a ser agresivo cuando se enoja. Ella a gritar.
El rara vez llama la mujer por teléfono del trabajo, y cuando lo hace suele estar ocupado
pues ella habla con las amigas.
El ve el acto sexual como una actividad más en la vida. Ella lo ve como un momento muy
importante de emotividad.
Él puede no ver el fondo de una situación. Ella tiene intuición (sexto sentido).
Si en verdad quieres amar a tu esposo, a tu esposa, lo que hoy has escuchado te va a ayudar
mucho.
El matrimonio es un proceso complicado en el que a veces las cosas no son color de rosa, pero
si ambos de proponen aceptarse como son, la vida será más feliz.
CONFERENCISTAS:
Platiquen alguna experiencia de su vida en la cual se dieron cuenta de que son diferentes el
hombre y la mujer, y qué hicieron con la ayuda de Dios, para aceptarse y llegar a tomar acuerdos.
CONTINÚA EL TEMA…
Los invito a que juntos, en este momento, hablemos con Dios; cierren ahora mismo sus ojos,
tómense de la mano esposo y esposa, y repitan la oración que voy a hacer, después de mí, frase
por frase: (conferencistas: llamen a su esposa para que esté a su lado y se tomen de la mano; reciten
lentamente la oración y hagan pausa en cada “/” para que los participantes repitan la frase).
Dios nuestro: estamos seguros / de que nos quieres mucho más de lo que imaginamos, / tu
sabes cómo discutimos/ y cómo en ocasiones nos enojamos porque no nos entendemos, / gracias
porque hoy nos has recordado que somos diferentes. / Ayúdanos, por favor, / a aceptarnos uno al
otro tal como somos/ ayúdanos a entendernos mejor/ para poder vivir en unión/ con amor/ y con
servicio mutuo/. San José y María, / a ustedes como ejemplo de esposo y de esposa/ les pedimos
que intercedan ante Dios/ para que nuestro matrimonio sea como el de ustedes. /Así sea.
Podemos ahora abrir los ojos. Pueden continuar tomados de la mano si así lo desean.
Como lo hicimos al final del tema de la semana pasada, los animo a que cada día al despertar el
esposo ponga a su esposa y a sí mismo en manos de Dios, y la esposa ponga a su esposo y a sí misma
en manos de Dios; y ambos le pidan su ayuda para ese día ser mejores, de esta manera, al ser
perseverantes en su oración diaria Dios les irá ayudando.
Los temas de las siguientes semanas, sin duda alguna que les van a ayudar mucho. No dejen de
asistir cada semana.
Primero pregúntese cada uno si pidió a Dios cada día por el otro.
El esposo y la esposa busquen un tiempo en esta semana en el cual puedan salir de casa solos
a platicar. Y son sinceridad primero vean juntos en qué cosas o detalles son tan diferentes que no
se pueden poner de acuerdo, y esto es motivo de disgustos o de pleitos.
Y luego, con serenidad y sin enojarse, cada uno opine sobre cómo pueden entre los dos superar
esas diferencias para vivir más unidos, más amorosos y más serviciales uno al otro, como Dios
quiere.
diversiones y demás gastos; y esto los cansa incluso hasta ponerlos de mal humor. El
dinero es una de las causas porque muchos matrimonios terminan.
Esposos expresen a su esposa su preocupación, díganle que les parece que podría ser más
cuidadosa en los gastos y traten de llegar a un acuerdo con ella. Si hasta hoy no lo han
hecho, ¿por qué no trabajar juntos en un presupuesto? Su mal humor y rudeza no ayudan
en nada para salvar a la relación de la preocupación por la economía.
Si los dos se empeñan en gastar sólo en lo necesario, se unirán más. Y todo lo que
platiquen sobe el tema del dinero los llevará a estar siempre unidos.
CONFERENCISTAS:
En cada uno de los párrafos de este tema, ustedes pueden usar los mismos ejemplos o los
que ustedes crean que se adaten más a las personas a quienes hablan.
CONTINÚA EL TEMA…
Los invito a que juntos, en este momento, hablemos con Dios; cierren ahora mismo sus
ojos, tómense de la mano esposo y esposa, y repitan la oración que voy a hacer, después de mí,
frase por frase: (conferencistas: llamen a su esposa para que esté a su lado y se tomen de la mano;
reciten lentamente la oración y hagan pausa en cada “/” para que los participantes repitan la
frase).
Oración: Dios nuestro,/ Tú sabes cuánto nos cuesta platicar con tranquilidad/ sobre
nuestros problemas y los de nuestros hijos,/ pues fácilmente nos enojamos uno con el otro,/ o nos
echamos la culpa uno al otro./ Queremos mejorar en nuestra manera de platicar/ y de
comunicarnos./ Por favor ayúdanos a encontrar un tiempo a la semana/ en que podamos estar
solos y tranquilos/ para platicar a gusto y sin enojarnos./ San José y María,/ a ustedes como
ejemplo de esposo y de esposa/ les pedimos que intercedan ante Dios/ para que nuestro
matrimonio sea como el de ustedes./ Así sea./
Podemos ahora abrir los ojos. Pueden continuar tomados de la mano si así lo desean.
Como lo hicimos al final del tema de la semana pasada, los animo a que cada día al despertar
el esposo ponga a su esposa y a sí mismo en manos de Dios, y la esposa ponga a su esposo y a sí
misma en manos de Dios; y ambos le pidan su ayuda para ese día ser mejores, en la forma de
comunicarse.
Los temas de las siguientes semanas, sin duda alguna que les van a ayudar mucho. No dejen
de asistir cada semana.
Primero pregúntese cada uno si pidió a Dios cada día por el otro.
El esposo y la esposa busquen un tiempo en esta semana en el cual puedan salir de casa solos
a platicar.
(Conferencistas: pueden darles copia de la lista que les expusieron en el apartado ¿sobre qué
vamos a platicar?, ver anexo
En el tema anterior hablamos sobre de qué temas platicar entre los esposos.
Una es escritora llamada Jutta Burggraf dice que: “Muchos matrimonios ya no conversan,
no por falta de tiempo, sino por haberle cerrado al otro la puerta del corazón”.
Otra escritora llamada Edith Stein, filósofa alemana, convertida al catolicismo, dice que la
felicidad de una persona está en compartir la vida de otro ser humano y participar en todo lo que le
afecta, en lo más grande y en lo más pequeño, en las alegrías y en los sufrimientos, pero también
en los trabajos y problemas.
Platicaremos hoy sobre la manera de comunicarnos, las palabras que debemos decir y la
actitud interior con la que debemos decirlas.
Escuchemos lo que Dios nos dice en la Biblia en el libro de Proverbios capítulo 16,21:
“palabras suaves, panal de miel: dulces al alma, saludables al cuerpo”. Y escuchemos también en el
mismo libro de Proverbios capítulo 15, verso 1: “una respuesta suave calma el furor, una respuesta
hiriente aumenta la ira”.
Amablemente.
Tranquilamente.
Escuchar atentamente.
Tomar la palabra hasta que el otro haya terminado de hablar.
Si no entendemos lo que él o ella dicen, pedirle que nos explique pues no entendemos.
Hablar con palabras claras lo que estamos pensando, es decir, no darle vueltas al asunto.
Generalmente la esposa habla mucho, y el esposo habla muy poco. Entonces, esposas
esfuércense por hablar menos, y esposos esfuércense por hablar más.
Si durante la semana anterior uno tomó una decisión equivocada, pedir perdón, y el otro
perdonarle, y no seguir reclamándole.
Mantener la calma si él o ella empiezan a disgustarse y a enojarse.
Cuando uno de los dos está tan enojado que no se puede controlar, el otro mantenga la
calma, no pelee, y diga que es mejor posponer para la semana siguiente la plática, y la
persona enojada acepte con humildad esa petición.
Gritar.
Quejarnos.
Usar palabras ofensivas.
Querer tener siempre la razón.
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10 Semanas para un Mejor Matrimonio M.C.M.
CONFERENCISTAS:
Expongan ustedes y su esposa algún testimonio sobre la manera cómo le han hecho para
superar lo que no debemos hacer cuando platicamos, sobre todo cuando alguno de los dos se
empieza a enojar. Recalcando el que oran antes y/o después de su tiempo de comunicación.
CONTINÚA EL TEMA…
Los invito a que juntos, en este momento, hablemos con Dios; cierren ahora mismo sus ojos,
tómense de la mano esposo y esposa, y repitan la oración que voy a hacer, después de mí, frase
por frase: (conferencistas: llamen a su esposa para que esté a su lado y se tomen de la mano; reciten
lentamente la oración y hagan pausa en cada “/” para que los participantes repitan la frase). (Nota:
la oración es muy semejante a la de la tercera semana).
Oración: Dios nuestro,/ Tú sabes cuánto nos cuesta platicar con tranquilidad/ sobre nuestros
problemas y los de nuestros hijos,/ pues fácilmente nos enojamos uno con el otro,/ o nos echamos
la culpa uno al otro./ Queremos mejorar en nuestra manera de platicar/ y de comunicarnos./ Por
favor ayúdanos a que esta semana/ nuestro tiempo de platicar lo hagamos con mucha tranquilidad,/
pues Tú sabes que nos queremos mucho,/ y no nos queremos lastimar uno al otro./ San José y
María,/ a ustedes como ejemplo de esposo y de esposa/ les pedimos que intercedan ante Dios/ para
que nuestro matrimonio sea como el de ustedes./Así sea./
Podemos ahora abrir los ojos. Pueden continuar tomados de la mano si así lo desean.
Como lo hicimos al final del tema de la semana pasada, los animo a que cada día al despertar el
esposo ponga a su esposa y a sí mismo en manos de Dios, y la esposa ponga a su esposo y a sí misma
en manos de Dios; y ambos le pidan su ayuda para ese día ser mejores, en la forma de comunicarse.
Los temas de las siguientes semanas, sin duda alguna que les van a ayudar mucho. No dejen de
asistir cada semana.
Primero pregúntese cada uno si pidió a Dios cada día por el otro.
El esposo y la esposa busquen un tiempo en esta semana en el cual puedan salir de casa solos
a platicar.
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10 Semanas para un Mejor Matrimonio M.C.M.
Van a platicar sobre si ponen en práctica los mismos puntos que tratamos hoy.
(Conferencistas: pueden darles copia de las listas que les expusieron el día de hoy sobre “cómo
comunicarnos” y sobre “lo que no debemos hacer cuando platicamos”).
Cuando decidimos vivir uno junto al otro, como esposo y esposa, nos dijimos que nos
queríamos mucho, que nos amábamos.
Quizá en este momento, alguno de los dos ha perdido el paso y hasta la pasión que los unió.
Hay que recuperar al otro. Deben procurar apasionarse de nuevo los dos. Pedir a Dios que renueve
su amor.
La mayor parte de las personas entienden la palabra amor como pasión, como atracción
sexual. Por eso al acto sexual entre el esposo y la esposa mucha gente lo llama: “hacer el amor”.
Pero, como queremos vivir conforme Dios quiere, es necesario que leamos en la Biblia lo
que Dios nos enseña acerca de lo que significa la palabra amor.
CONFERENCISTAS:
En este tema vamos a hacer algo diferente a los temas anteriores, se trata de que durante
la exposición del tema cada participante se vaya examinando a sí mismo.
Enseguida vamos a leer despacio el siguiente texto bíblico tal como está en este escrito.
CONTINÚA EL TEMA:
En la primera carta a los Corintios, San Pablo nos dice en el capítulo 13, versículos del 4 al 7:
el amor (y por tanto la persona que dice que ama) es paciente, es servicial, no es envidioso, no es
orgulloso, no busca su interés, no se enoja, no toma en cuenta las cosas malas, todo lo disculpa y
lo perdona, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
Ahora cada uno va a cerrar sus ojos, voy a leer dos o tres palabras y luego voy a hacer silencio
durante varios segundos para que cada uno piense si así es como expresa su cariño, es decir su
amor. Después de ese silencio voy a leer otras dos o tres palabras y cada uno se revisa si así expresa
su cariño, es decir su amor.
Seguramente que en varios de los puntos no andamos muy bien; pero Dios está dispuesto a
ayudarnos para que nuestro cariño sea como El mismo nos lo pide en la Biblia.
Sobre este punto San Lucas nos dice en su evangelio, en el capítulo 18, versículo 27: “lo que es
imposible a los hombres, es posible para Dios”.
Piense cada uno de ustedes si su unión y comunicación con Dios es tan fuerte como para
llenarlos de fuerza cada día.
Por medio de la fe en Dios que te sostiene tú puedes amar sin condiciones, olvidarte de ti,
entregarte. Esto, en esta época tan confusa en la que vivimos puede parecerte ridículo y hasta loco;
pero quien tiene la experiencia de vivir “un matrimonio diferente porque se encomienda a Dios”,
sabe con toda seguridad que con la ayuda de Dios puede lograrlo.
Esposo y esposa, decídete, como dice San Juan de la Cruz, a “poner amor donde no hay amor”.
Porque el deseo de amar y de ser amado ha nacido contigo. Te animo a que “jamás te rindas, nunca
te detengas”. y sobre todas las cosas ten presente a Dios en todo lo que decidas y hagas.
CONFERENCISTAS:
Expongan ustedes y su esposa algún testimonio sobre la manera cómo Dios les ha ayudado
a cambiar en su forma de darse cariño y amor, poniendo ejemplos vividos sobre alguna de las frases
antes redactadas. Recalcando que para superarse han pedido la ayuda a Dios.
CONTINÚA EL TEMA…
Los invito a que juntos, en este momento, hablemos con Dios; cierren ahora mismo sus ojos,
tómense de la mano esposo y esposa, y repitan la oración que voy a hacer, después de mí, frase
por frase: (conferencistas: llamen a su esposa para que esté a su lado y se tomen de la mano; reciten
lentamente la oración y hagan pausa en cada “/” para que los participantes repitan la frase).
Oración: Dios nuestro, / Tú sabes cuánto nos falta para darnos cariño y amor/ tal como nos
dices en la carta de San Pablo/ pero esta noche/ ponemos toda nuestra confianza/ en que Tú nos va
a ayudar a ser mejores. / San José y María, / a ustedes como ejemplo de esposo y de esposa/ les
pedimos que intercedan ante Dios/ para que nuestro matrimonio sea como el de ustedes. /Así sea.
Podemos ahora abrir los ojos. Pueden continuar tomados de la mano si así lo desean.
Como lo hicimos al final del tema de la semana pasada, los animo a que cada día al despertar el
esposo ponga a su esposa y a sí mismo en manos de Dios, y la esposa ponga a su esposo y a sí misma
en manos de Dios; y ambos le pidan su ayuda para ese día ser mejores, para darse más muestras
de cariño.
Los temas de las siguientes semanas, sin duda alguna que les van a ayudar mucho. No dejen de
asistir cada semana.
Primero pregúntese cada uno si pidió a Dios cada día por el otro.
El esposo y la esposa busquen un tiempo en esta semana en el cual puedan salir de casa solos
a platicar.
Van a platicar sobre cómo ayudarse uno al otro a vivir lo que dice San Pablo.
En la primera carta a los Corintios, San Pablo nos dice en el capítulo 13, versículos del 4 al 7: el
amor (y por tanto la persona que dice que ama) es paciente, es servicial, no es envidioso, no es
orgulloso, no busca su interés, no se enoja, no toma en cuenta las cosas malas, todo lo disculpa y
lo perdona, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
Sobre este punto San Lucas nos dice en su evangelio, en el capítulo 18, versículo 27: “lo que es
imposible a los hombres, es posible para Dios”.
Muchas veces los familiares del esposo y de la esposa, los compañeros de trabajo, las
comadres, los compadres, o los vecinos y vecinas nos quieren dar consejos de cómo resolver un
problema que ha surgido en nuestro matrimonio.
Estos consejos no siempre son buenos, por eso es conveniente que el día de hoy platiquemos
sobre las diferencias de lo que Dios quiere para nuestro matrimonio, y lo que la gente o el mundo
dicen que debemos hacer.
Dios nos pide que todo lo hagamos por amor a Él y por amor a las personas con quienes
convivimos.
El mundo nos pide que todo lo hagamos pensando en nuestra felicidad propia, sin
importarnos los demás
Dios nos pide que le pidamos su ayuda a cada momento, sobre todo cuando tenemos
problemas.
El mundo nos dice que nosotros podemos solos.
Dios nos pide que nos veamos a la mujer como hermana pues todos somos sus hijos.
El mundo nos dice que veamos a la mujer como un objeto de placer.
Dios nos pide que nuestra relación sexual sea para darnos cariño uno al otro. El mundo nos
dice que la relación sexual sea para satisfacer nuestra pasión.
Dios nos pide que lo que más busquemos en nuestra familia sea amarlo y vivir como Él nos
lo pide. El mundo nos dice que cada miembro de la familia busque ser feliz a como dé lugar.
Dios nos pide que los domingos vayamos a misa para darle gracias. El mundo nos dice que
el domingo es para nosotros y no para Dios.
Dios nos dice que nos tengamos paciencia y que nos perdonemos uno al otro. El mundo
nos dice que si no nos llevamos bien, es decir que si tenemos “incompatibilidad de
caracteres”, nos divorciemos.
Dios nos dice a través de la Iglesia que Jesús instituyó el sacramento del matrimonio, y que
al recibirlo Dios está presente en medio de los esposos y que sí ellos aceptan, les ayudará a
ser fieles y comprenderse hasta la muerte. El mundo dice que si un hombre y una mujer se
quieren, vivan juntos, y que no necesitan casarse ni por lo civil, ni por la Iglesia.
Dios nos dice, también a través de la Iglesia que la castidad, es decir, el no tener relaciones
sexuales antes del matrimonio ayuda mucho para un crecimiento puro y sin interés del amor
entre el hombre y la mujer. El mundo dice que si un hombre y una mujer se quieren, pueden
tener relaciones sexuales antes de casarse.
La Iglesia dice que el mejor alimento para que el amor entre los esposos no caiga en la
rutina, en el fastidio o en el desánimo, es el que juntos vayan a Misa, se confiesen,
comulguen, lean la Biblia, recen juntos el Santo Rosario y hagan oración juntos. El mundo
dice que las prácticas religiosas están pasadas de moda, que son pérdida de tiempo, que
mejor vean el internet, el Facebook, el WhatsApp y la televisión.
La Iglesia dice en el Catecismo, que Jesús da la fuerza para vivir el matrimonio imitando su
ejemplo al renunciar a sí mismos, al tomar sobre sí sus cruces de cada día. Porque Jesús
nos comprende pues murió en la cruz para que nuestro matrimonio tenga un valor muy
grande. El mundo dice que de nada sirve hacerle caso a la Iglesia, y que si no funciona tu
matrimonio, “lo truenes”, te divorcies.
La iglesia dice en el catecismo que en el matrimonio se aprende la paciencia y el gozo del
trabajo, el amor fraterno, el perdón generoso y la ofrenda de la propia vida. El mundo dice
que si tu cónyuge no es como tú quieres, que lo dejes.
La iglesia dice que los matrimonios y las familias que permanecen fieles a las enseñanzas
del Evangelio, son un ejemplo para los que los ven, de que sí es posible la belleza del
matrimonio indisoluble y fiel para siempre. El mundo dice que el matrimonio estuvo bien
para las generaciones anteriores, pero que ahora no sirve de nada, y nos pone como
ejemplo a las parejas que aparentemente son felices sin casarse, y también a matrimonios
que a los pocos meses se han divorciado después de haberse casado incluso por la iglesia.
CONFERENCISTAS:
Expongan ustedes y su esposa algún testimonio basando en alguno de los puntos del tema,
sobre la manera cómo Dios les ha ayudado a cambiar en su forma de pensar y de actuar que antes
era como el mundo dice, a la forma como Dios dice.
CONTINÚA EL TEMA…
Los invito a que juntos, en este momento, hablemos con Dios; cierren ahora mismo sus ojos,
tómense de la mano esposo y esposa, y repitan la oración que voy a hacer, después de mí, frase
por frase: (conferencistas: llamen a su esposa para que esté a su lado y se tomen de la mano; reciten
lentamente la oración y hagan pausa en cada “/” para que los participantes repitan la frase).
Oración: Dios nuestro, / Tú sabes que muchas veces/ hemos hecho las cosas como el mundo
nos ha dicho, / pero queremos cambiar. / Por favor, ayúdanos. / San José y María, / a ustedes como
ejemplo de esposo y de esposa/ les pedimos que intercedan ante Dios/ para que nuestro
matrimonio sea como el de ustedes. /Así sea.
Podemos ahora abrir los ojos. Pueden continuar tomados de la mano si así lo desean.
Como lo hicimos al final del tema de la semana pasada, los animo a que cada día al despertar el
esposo ponga a su esposa y a sí mismo en manos de Dios, y la esposa ponga a su esposo y a sí misma
en manos de Dios; y ambos le pidan su ayuda para ese día ser mejores, para darse más muestras
de cariño.
Los temas de las siguientes semanas, sin duda alguna que les van a ayudar mucho. No dejen de
asistir cada semana.
Primero pregúntese cada uno si pidió a Dios cada día por el otro.
El esposo y la esposa busquen un tiempo en esta semana en el cual puedan salir de casa solos a
platicar.
Van a platicar sobre diferencias entre la vida como Dios quiere, y como el mundo quiere.
Leamos primero lo que nos dice Dios en la Biblia por medio de la carta de San Pablo a los
Efesios, capítulo 5, versículos 22 y 23. (CONFERENCISTAS, no lean el texto en la biblia).
En esta carta el esposo es comparado con Cristo, y la esposa con la Iglesia (el grupo de todos los que
creemos en Cristo).
Cristo dirige a la Iglesia es como su cabeza, por tanto tiene autoridad. De la misma manera
el esposo tiene autoridad sobre la esposa, es él quien debe dirigirla a ella y a la familia.
La Iglesia (el grupo de todos los que creemos en Cristo) hace lo que Cristo le dice. De la misma
manera la esposa hace lo que el esposo le dice, a esto le llamamos sumisión.
Estas palabras generalmente causan enojo en la esposa, y alegría en el esposo.
El mundo dice que el hombre y la mujer son iguales, y que por tanto la esposa no debe estar
sometida al esposo.
Esposos que me escuchan examinemos cómo vivimos cada día. Alguno puede ser muy
autoritario y no aceptar escuchar a su esposa cuando ella no está de acuerdo en hacer lo que ustedes
le piden, y entonces ustedes se enojan con ella y quizá se pone violento. O alguien puede ser
totalmente lo contrario, espera a que su esposa le diga qué debe hacer. Los dos extremos son
incorrectos.
Esposas que me escuchan, quizá a la mayoría de ustedes no les gusta que su esposo les diga
lo que deben hacer, pero sí les gusta estarle diciendo a su esposo lo que él debe hacer. Los dos
extremos son incorrectos.
Lo correcto es que en las pláticas (comunicación) que van teniendo cada semana, vayan
tratando los asuntos personales y familiares con calma, cada uno diciendo lo que piensa; este
modo, el esposo toma muy en cuenta lo que la esposa dice, y toma la mejor decisión de qué hacer.
De este modo la esposa se siente tomada en cuenta, y es más fácil que acepte lo que él diga.
Estas pláticas entre ustedes les van dando confianza para decir lo que piensa cada uno.
Esta comunicación es muy importante para que poco a poco el esposo vaya tomando la
función que Dios quiere, y la esposa la que Dios quiere.
Pero hay que reconocer que la gente que vive alrededor de ustedes les esté diciendo: “no
te dejes”, “no le hagas caso”.
Quiero aclararles que Dios no dice que la esposa sea pasiva, es decir que no hable; ella debe
decir lo que piensa.
1.‐ El machismo: es frecuente en nuestro México que el esposo no acepte ninguna opinión de su
esposa. Esto puede ser porque así lo aprendió de su papá, o porque hace lo que sus amigos le dicen.
2.‐ Algunos esposos no respetan a su esposa, son violentos con ella, la golpean y le dice que no sirve
para nada.
3.‐ Otros rara vez le preguntan que cómo se siente, que si le duele algo; es decir no la cuidan.
6.‐ Y otras que no quieren acompañar al esposo cuando las invita a salir.
Es muy probable que en este momento los esposos aquí presentes sientan temor a tomar
la autoridad como Dios quiere. Y las esposas tengan temor a que él tome la autoridad.
No tengan miedo, ni los esposos, ni las esposas porque Dios en la Biblia nos dice en la misma
carta a los Efesios que los esposos quieran (amen) a su mujer como Cristo quiere (ama) a su Iglesia.
Entonces Cristo es el ejemplo de cómo debe el esposo usar su autoridad hacia su esposa, esta
autoridad es para cuidarla mejor.
Cuando los esposos no sepamos qué hacer, recordemos que Cristo murió para salvarnos a
todos porque nos quiere mucho, y en ese momento hablemos con Cristo y preguntémosle: ¿Tú qué
harías?, ¿Tú qué le dirías a tu esposa (la Iglesia)?
Fíjense muy bien que el hombre y la mujer somos hijo e hija de Dios, por tanto hermanos.
Cuando nuestros padres mueren, casi siempre el hermano mayor dirige a la familia, entonces
podemos decir que el hombre es como el hermano mayor de la mujer.
CONFERENCISTAS:
Expongan ustedes y su esposa algún testimonio sobre la manera cómo Dios les ha ayudado
a que platiquen juntos sobre alguna situación o problema escuchándose unos al otro, y cómo
finalmente el esposo ha tomado la decisión y la esposa la ha aceptado de muy buena manera,
confiando en que es lo que Dios quiere.
CONTINÚA EL TEMA…
Los invito a que juntos, en este momento, hablemos con Dios; cierren ahora mismo sus ojos,
tómense de la mano esposo y esposa, y repitan la oración que voy a hacer, después de mí, frase
por frase: (conferencistas: llamen a su esposa para que esté a su lado y se tomen de la mano; reciten
lentamente la oración y hagan pausa en cada “ /” para que los participantes repitan la frase).
Oración: Dios nuestro,/ a mi como hombre (repitan los hombres)/ me va a costar mucho
trabajo/ tomar la autoridad en la casa/ de una manera amable y cariñosa./ A mí como mujer
(repitan las mujeres) me va a costar mucho trabajo/ aceptar lo que él me diga./ Pero Señor, (repitan
los dos)/ juntos confiamos en que Tú nos vas a ayudar/ pues queremos ser mejores./ San José y
María,/ a ustedes como ejemplo de esposo y de esposa/ les pedimos que intercedan ante Dios/ para
que nuestro matrimonio sea como el de ustedes./Así sea.
Podemos ahora abrir los ojos. Pueden continuar tomados de la mano si así lo desean.
Como lo hicimos al final del tema de la semana pasada, los animo a que cada día al despertar
el esposo ponga a su esposa y a sí mismo en manos de Dios, y la esposa ponga a su esposo y a sí
misma en manos de Dios; y ambos le pidan su ayuda para ese día ser mejores, para darse más
muestras de cariño.
El tema de la semana siguiente se va a tratar de cómo le puede hacer el esposo para cuidar
mejor a su esposa y así poder tener la autoridad como Dios quiere. Y el tema a tratar dentro de
dos semanas será sobre cómo le puede hacer la esposa para querer y aceptar con alegría a su
esposo.
Estamos seguros de que esos temas les van a gustar mucho. No dejen de asistir cada
semana.
Primero pregúntese cada uno si pidió a Dios cada día por el otro.
El esposo y la esposa busquen un tiempo en esta semana en el cual puedan salir de casa
solos a platicar.
En esa plática, van a revisar la lista de situaciones que hoy tratamos en el tema.
Y también dijimos que Cristo es la autoridad en la Iglesia que todos formamos; y que por
tanto el esposo tiene autoridad hacia su esposa y familia.
Hoy vamos a tratar de que esa autoridad sea un cuidado cariñoso hacia su esposa e hijos.
Hay un pasaje en la vida de Cristo que nos enseña cómo debemos ser nosotros los esposos.
¿Recuerdan que en la última cena les lavó los pies a sus apóstoles y que al terminar les dijo: les he
dado ejemplo para que ustedes también lo hagan? Esto está en la Biblia, en el evangelio de San
Juan capítulo 13, versículo 13.
Fíjense nada más hasta donde llega al cariño que Cristo quiere que los hombres tengamos
a las esposas, que las cuidemos tanto, que hasta les lavemos los pies.
Las esposas que me escuchan han de estar sonriendo y diciendo, ¡por fin me va a hacer caso!
Hay otras palabras en la Biblia que también ponen a Cristo como ejemplo para el esposo.
Están en la Biblia en la carta de San Pablo a los Filipenses: y dicen que nada hagamos por vanagloria,
es decir para sentirnos orgullosos, superiores a los demás; sino que imitemos a Cristo que aunque
era Dios, al mismo tiempo era hombre, y dio su vida para servirnos.
Como se dan cuenta, la autoridad que Dios quiere que el esposo tenga, es un servicio
cariñoso hacia su esposa.
Veamos algunas formas prácticas para que el esposo sea con su esposa y con su familia como
Dios quiere.
Lo primero es orar por ella todos los días. Recuerden que este asunto lo hemos estado
repitiendo cada semana.
Luego platicar con ella, ya dijimos en temas anteriores lo importante que es el platicar a
solas una vez por semana, y dimos algunos detalles sobre cómo hacerlo para que
platiquemos contentos y no terminemos peleados.
El esposo agradece y felicita a su esposa por lo que hace, por ejemplo por la comida, por el
aseo de la ropa, por el cuidado a los hijos, etc.
El esposo debe interesarse por saber qué hace su esposa durante el día, a esto le llamamos
horario. El conocer el horario es muy bueno porque el hombre llega a saber todo lo que
hace la esposa durante el día, tanto en su trabajo fuera de casa, como dentro de la casa. Y
así el esposo la quiere más porque sabe todo lo que hace por él y por sus hijos, y también le
puede dar consejos de cómo usar mejor el tiempo.
El esposo toma decisiones y dice lo que se va a hacer. En este punto es necesario que la
esposa tenga paciencia pues ella por instinto femenino quiere actuar rápido y muchas veces
lo hace movida por el sentimiento y no por la razón. En cambio la mayoría de los esposos
necesitan pensar muy bien antes de tomar una decisión. Pero hay que tomarla, no sacarle
la vuelta, sino decidirse.
El esposo apoya a su esposa que trabaja fuera de la casa, ayudándole a atender la casa y a
los hijos.
El esposo corrige a los hijos. Recordemos cómo nos llamaban la atención nuestro papá y
nuestra mamá, a veces nos pegaban con el cinturón, o nos daban una nalgada o un pellizco,
o no nos dejaban salir a jugar, o no nos daba dinero para comprar dulces. Cada papá y cada
mamá lo hacían de forma diferente. Y nosotros esposos, preguntémonos: ¿corrijo a mis
hijos?
El esposo está al pendiente de que sus hijos respeten a su mamá, que no la hagan sufrir,
que le ayuden en los quehaceres de la casa. Y para que tus hijos te hagan caso, se necesita
que tú mismo, esposo respetes siempre a tu mujer, la trates con cariño, nunca le grites y
menos le pegues. Cuando empiece una discusión entre tu esposa y tú delante de tus hijos,
corta la discusión rápido; y dile a tu esposa con palabras amables que después tratarán ese
asunto.
El esposo tiene un tiempo cada semana para distraerse con su esposa y su familia, por
ejemplo jugar juntos en la casa o en algún parque, salir a pasear.
El esposo tiene un tiempo cada semana para estar a solas con su esposa. Se pueden ir al
cine o a alguna diversión, y después a platicar en un lugar en donde lo puedan hacer sin ser
interrumpidos. Recuerden que en temas anteriores ya hemos hablado sobre de qué pueden
platicar.
El esposo le da cariño a su esposa. Varias formas de hacerlo son: saluda y se despide de
beso de su esposa, la toma del brazo o de la mano cuando van por la calle, le lleva un
regalito con frecuencia al regresar del trabajo, le dice te quiero mucho.
Si tu esposa trabaja, cuando ella llegue del trabajo, tú espérala contento, déjala que
descanse un rato, y luego platícale lo que ha pasado contigo y con tu familia en el día.
El esposo no se está quejando de todo, pues esto hace que la persona sea insoportable.
Si algo te molesta de tu esposa, díselo; pero no enojado y menos con golpes. Porque cuando
un hombre se encierra en sí mismo, se vuelve muy sensible, siente lástima de sí mismo, está
triste, y no se le puede tocar ni con pinzas.
El esposo con frecuencia le dice a su esposa que la quiere mucho. Esto nos cuesta mucho
a los hombres, pero cuando se lo decimos, a ellas les da mucho gusto.
El respeto y la admiración por tu esposa son importantes para alimentar tu matrimonio,
especialmente cuando han pasado los primeros meses y años de casados.
Respeto hacia lo que ella es, decide, hace y opina.
El respeto es la clave para una vida feliz y desde luego para un matrimonio feliz.
Una forma de mostrar cariño es que valores como casado, las muchas oportunidades para
ser creativo, audaz, y sobre todo admirador y fan número uno de tu esposa.
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10 Semanas para un Mejor Matrimonio M.C.M.
Si te acostumbras a respetarla, podrás tener autocontrol para no abrir la boca de una forma
necia y así faltarle al respeto.
Si no la respetas, el amor se va secando, pues empiezas a anteponer el egoísmo y tu propio
sentimentalismo.
Pero, ¿y si es ella quien comienza a ofenderme y me hace perder la cabeza con sus
actitudes? Me dirás. Podrías aplicar en esos momentos aquella famosa expresión de Santa
Teresa: “Nada te turbe, nada te espante, Dios no se muda, quien a Dios tiene, nada le falta.
Sólo Dios basta.” Y quedarte callado, pues tu silencio será tu mayor arma para que el
respeto nunca se pierda; y ponte a orar mentalmente por tu esposa.
¿Podrías hoy recordar la admiración que sentiste por ella cuando tenían sus primeras
conversaciones?, tal vez la admiraste por su forma de ser con su papá, o por lo buena
estudiante que era, o porque era muy trabajadora.
Tal vez no fuera nada de eso lo que te cautivó, sino más bien su forma de estar en los
detalles.
Mantén la admiración hacia tu esposa, no dejes que se vaya perdiendo.
No digas: “es que cuando me case con ella era muy atenta y cariñosa, y pensé que así sería
de casada; pero ahora ya no lo es. En realidad no siento que haya nada en ella que me
motive a admirarle”.
Siéntete orgulloso por los más pequeños logros de tu esposa, esto es una manera de
admirarle.
Si tu esposa te falta al respeto; sé amable y cariñosa con ella. Desármala inteligentemente.
Si tu esposa se muestra incomprensiva, irrazonable y agresiva contigo; sé tú comprensivo
con ella.
Si a veces ella es desatenta, impaciente, nerviosa, indecisa, lenta o inconstante; tú trátala
con paciencia y buen humor.
Si a veces se muestra pesimista y se queja; tú muéstrate especialmente alegre y optimista.
Si a veces se pasa de orgullosa, autosuficiente o insultante; tú sé sencillo y humilde en tus
modales.
Si empiezas a perder la admiración por ella, recuerda todo lo que a la primera impresión te
cautivó de ella. Tú puedes hacerlo.
Si protesta por todo, te critica, y luce descontenta; no te canses tú de alabar sus cualidades.
Si alguna vez se muestra ingrata o brusca; tú regálale tu sonrisa y tu perdón.
Si es muy autoritaria y celosa; ámalo así, reza mucho por ella y dale el ejemplo.
Si sabes que es lo que le disgusta pon cuidado en no faltar en eso mismo.
Para terminar el tema, quiero decirles que lo que se necesita para conseguir la felicidad no
es una vida cómoda, sino un corazón enamorado. Tu corazón enamorado de hombre puede aceptar
mejor las actitudes de tu esposa, pues como hombre Dios te ha dotado de una cualidad especial
llamada comprensión.
CONFERENCISTAS:
Exponga el esposo algún testimonio sobre la manera cómo Dios les ha ayudado a cuidar a
su mujer. Tome como base alguno de los puntos anteriores platicando cómo era antes y cómo es
ahora gracias a la ayuda de Dios.
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10 Semanas para un Mejor Matrimonio M.C.M.
CONTINÚA EL TEMA…
Los invito a que juntos, en este momento, hablemos con Dios; cierren ahora mismo sus ojos,
tómense de la mano esposo y esposa, y los esposos repitan la oración que voy a hacer, después de
mí, frase por frase: (conferencistas: llamen a su esposa para que esté a su lado y se tomen de la
mano; recite sólo el esposo lentamente la oración y haga pausa en cada “/” para que los
participantes repitan la frase).
Oración (sólo los esposos): Dios mío,/ hace una semana te dije que me iba a costar trabajo/
ser el hombre que Tú quieres que sea/ en el cuidado hacia mi mujer y mis hijos,/ por eso hoy te pido
de nuevo/ tu ayuda para cuidar mejor a mi mujer y a mis hijos./ San José y María,/ a ustedes como
ejemplo de esposo y de esposa/ les pedimos que intercedan ante Dios/ para que nuestro
matrimonio sea como el de ustedes./Así sea.
Podemos ahora abrir los ojos. Pueden continuar tomados de la mano si así lo desean.
Como lo hicimos al final del tema de la semana pasada, los animo a que cada día al despertar
el esposo ponga a su esposa y a sí mismo en manos de Dios, y la esposa ponga a su esposo y a sí
misma en manos de Dios; y ambos le pidan su ayuda para ese día ser mejores, para darse más
muestras de cariño.
El tema de la semana siguiente cómo le puede hacer la esposa para querer y aceptar con
alegría a su esposo.
Estamos seguros de que así como les gustó el tema de hoy, les va a gustar el de la semana
próxima. No dejen de asistir cada semana.
Primero pregúntese cada uno si pidió a Dios cada día por el otro.
(Conferencistas: sólo a los esposos denles una copia de la lista de algunas formas prácticas para que
el esposo sea con su esposa y con su familia como Dios quiere).
Esta semana la tarea es para los esposos, se van a llevar una hoja con algunas formas
práctica de cómo pueden ser con su esposa y con su familia como Dios quiere.
Cada mañana después de pedir a Dios por su esposa, van a leer esa hoja y van a pedir a Dios
les ayude a hacer lo que dice la hoja.
Veamos algunas formas prácticas para que la esposa dé cariño a su esposo como Dios quiere.
Lo primero es orar por él todos los días. Porque confía, es decir, está segura de que Dios lo
está ayudando a ser mejor. Recuerden que este asunto lo hemos estado repitiendo cada
semana.
Luego platicar con él, ya dijimos en temas anteriores lo importante que es el platicar a solas
una vez por semana, y dimos algunos detalles sobre cómo hacerlo para que platiquemos
contentos y no terminemos peleados.
La esposa agradece y felicita a su esposo por lo que hace, por ejemplo por preocuparse por
ella, por el pago de los gastos, por el cuidado a los hijos, etc.
La esposa confía en su esposo. Mientras más confíe la esposa, el esposo se hace más seguro
de sí mismo y acepta su responsabilidad en la familia.
En este punto de la confianza en el esposo, le pueden venir a la esposa varias ideas que
dificulten en que confíe en él:
o Mi esposo no hace oración.
o Yo soy mejor que él para tomar decisiones.
o Mis hijos me hacen caso a mí, y no a él.
o Me ha ofendido tanto, que me cuesta mucho confiar en él.
o Ha cometido errores, tengo miedo que los vuelva a cometer.
La esposa más valiosa ante Dios, no es la que se pone joyas y peinados, sino la que es amable
y tranquila. Esto nos dice Dios en la Biblia, en la primera carta de San Pedro capítulo 3. El
esposo inteligente y listo es aquel que ve si su esposa es amable y tranquila, y no si anda
muy bien vestida y arreglada.
La esposa respeta a su esposo, no le grita, no lo ofende.
La esposa prepara los alimentos con cariño a su esposo y a su familia.
La esposa que trabaja fuera de su casa se organiza para que no falte la comida y la ropa al
esposo y a sus hijos.
La esposa acepta las decisiones del esposo y hace lo que le dice. Claro que si no está de
acuerdo, debe decírselo, y el esposo escucharla y tomarla en cuenta porque a la mejor no
pensó en algo que su esposa sí pensó, y esto lo puede hacer cambiar de opinión y de
decisión.
La esposa tiene paciencia cuando el esposo o los hijos hacen o dicen algo que no le gusta.
Se tranquiliza, y luego con calma les dice lo que piensa.
La esposa corrige a los hijos. Es una manera de demostrarles que los quiere.
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10 Semanas para un Mejor Matrimonio M.C.M.
La esposa está al pendiente de que sus hijos respeten a su papá, que no lo hagan sufrir, que
le ayuden en los trabajos que él necesite. Y para que tus hijos te hagan caso, se necesita
que tú misma, esposa respetes siempre a tu esposo, lo trates con cariño, nunca le grites y
menos le pegues. Cuando empiece una discusión entre tu esposo y tú delante de tus hijos,
corta la discusión rápido; y dile a tu esposo con palabras amables que después tratarán ese
asunto.
La esposa recuerda a su esposo cada semana que van a salir a distraerse con ella y con su
familia, por ejemplo jugar juntos en la casa o en algún parque, salir a pasear.
La esposa tiene un tiempo cada semana para estar a solas con su esposo. Se pueden ir al
cine o a alguna diversión, y después a platicar en un lugar en donde lo puedan hacer sin ser
interrumpidos. Recuerden que en temas anteriores ya hemos hablado sobre de qué pueden
platicar.
La esposa le da cariño a su esposo. Varias formas de hacerlo son: lo saluda y se despide de
él con un beso, lo toma del brazo o de la mano cuando van por la calle.
Cuando el esposo llega del trabajo, la esposa lo espera contenta, lo deja que descanse un
rato, y luego le platica lo que ha pasado con ella y con su familia en el día.
La esposa no se está quejando de todo, pues esto hace que la persona sea insoportable,
entonces el esposo procura salir temprano de la casa y regresar tarde.
Si algo te molesta de tu esposo, díselo; pero no con llanto, ni enojada. Porque cuando una
esposa se encierra en sí misma, se vuelve muy sensible, siente lástima de sí misma, está
triste, y no se le puede tocar ni con pinzas.
La esposa con frecuencia le dice a su esposo que lo quiere mucho.
El respeto y la admiración por tu esposo son importantes para alimentar tu matrimonio,
especialmente cuando han pasado los primeros meses y años de casados.
Respeto hacia lo que él es, decide, hace y opina.
El respeto es la clave para una vida feliz y desde luego para un matrimonio feliz.
Una forma de mostrar cariño es que valores como casada, las muchas oportunidades para
ser creativa, audaz, dulce, impecable ama de casa y sobre todo admiradora y fan número
uno de su esposo.
Si te acostumbras a respetarlo, podrás tener autocontrol para no abrir la boca de una forma
necia y así faltarle al respeto.
Si no lo respetas, el amor se va secando, pues empiezas a anteponer el egoísmo y tu propio
sentimentalismo.
Pero, ¿y si es el quien comienza a ofenderme y me hace perder la cabeza con sus actitudes
tontas? Me dirás. Podrías aplicar en esos momentos aquella famosa expresión de Santa
Teresa: “Nada te turbe, nada te espante, Dios no se muda, quien a Dios tiene, nada le falta.
Sólo Dios basta.” Y quedarte callada, pues tu silencio será tu mayor arma para que el
respeto nunca se pierda; y ponte a orar mentalmente por tu esposo.
¿Podrías hoy recordar la admiración que sentiste por él cuando tenían sus primeras
conversaciones?, tal vez lo admiraste por su forma de ser con su mamá, o por lo buen
estudiante que era, o porque era muy trabajador.
Tal vez no fuera nada de eso lo que te cautivó sino más bien su forma de estar en los detalles.
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10 Semanas para un Mejor Matrimonio M.C.M.
Para terminar el tema, quiero decirles que lo que se necesita para conseguir la felicidad no es
una vida cómoda, sino un corazón enamorado. Tu corazón enamorado de esposa puede aceptar
mejor las actitudes de tu marido, pues como mujer Dios te ha dotado de una cualidad especial
llamada comprensión.
CONFERENCISTAS:
Exponga la esposa algún testimonio sobre la manera cómo Dios les ha ayudado a dar cariño
a su esposo. Tome como base alguno de los puntos anteriores platicando cómo era antes y cómo es
ahora gracias a la ayuda de Dios.
CONTINÚA EL TEMA…
Los invito a que juntos, en este momento, hablemos con Dios; cierren ahora mismo sus ojos,
tómense de la mano esposo y esposa, y las esposas repitan la oración que voy a hacer, después de
mí, frase por frase: (conferencistas: llamen a su esposa para que esté a su lado y se tomen de la
mano; sólo la esposa del conferencista recite lentamente la oración y haga pausa en cada “/” para
que las participantes repitan la frase).
Oración (sólo las mujeres): Dios mío, / tu sabes que en ocasiones me cuesta trabajo aceptar
a mi esposo/ hemos pasado por tantas cosas, / por eso ahora te pido que me ayudes a quererlo
mucho, / a aceptarlo tal como es. / Ayúdame a mí misma a ser mejor esposa/ y mejor mamá. /
Virgen María, / a tí como ejemplo de esposa/ te pido que intercedas ante Dios/ para que yo sea una
esposa como tú. /Así sea.
Podemos ahora abrir los ojos. Pueden continuar tomados de la mano si así lo desean.
Como lo hicimos al final del tema de la semana pasada, los animo a que cada día al despertar
el esposo ponga a su esposa y a sí mismo en manos de Dios, y la esposa ponga a su esposo y a sí
misma en manos de Dios; y ambos le pidan su ayuda para ese día ser mejores, para darse más
muestras de cariño.
Primero pregúntese cada uno si pidió a Dios cada día por el otro.
(Conferencistas: sólo a las esposas dénles una copia de la lista de algunas formas prácticas para que
la esposa dé cariño a su esposo como Dios quiere).
Esta semana la tarea es para las esposas, se van a llevar una hoja con algunas formas
prácticas para que la esposa dé cariño a su esposo como Dios quiere.
Cada mañana después de pedir a Dios por su esposo, van a leer esa hoja y van a pedir a Dios les
ayude a hacer lo que dice la hoja.
El tema de hoy lo iniciamos con una pregunta: ¿qué es lo más importante entre un esposo
y una esposa?
Para Dios lo más importante es que los dos son sus hijos, y por tanto, entre ellos son
hermanos.
¿Qué es la sexualidad?
Sexualidad a la forma en la que cada ser humano se manifiesta como hombre o como
mujer, de acuerdo a las normas y valores propios de su cultura y de su época.
Así pues, los seres humanos manifiestan su sexualidad en todas sus acciones, desde la
forma de vestir, hablar, caminar, etcétera, hasta en aquéllas en que se demuestran los afectos, las
relaciones con los demás y la búsqueda de la intimidad y del placer.
Al igual que con la palabra sexo, en muchas ocasiones el término sexualidad se ha usado
para referirse sólo a las actividades que tienen que ver con el placer sexual; sin embargo, como ya
se mencionó, la sexualidad forma parte de cualquier expresión humana, ya sea con búsqueda de
placer sexual o sin ella.
En temas anteriores hemos hablado de vernos los esposos como hermanos por ser hijos de
Dios, también hemos platicado que somos diferentes, que nos amamos como Dios nos ama, que
nos comprendemos, que tenemos un orden en nuestra vida pues los esposos cuidamos de la esposa,
y los dos nos tenemos detalles de cariño. Todo esto es el plan de Dios.
Fíjense bien que si hacemos lo que acabo de decir, la sexualidad incluyendo las relaciones
sexuales se va a ir ejerciendo por el esposo y por la esposa como algo natural.
Y la intimidad sexual es el momento en que el amor y el cariño entre los esposos se unen en
uno solo.
Es necesario recordar que la forma como el hombre vive la relación sexual, es diferente a la
forma como la vive la mujer.
El esposo siente deseos de tener sexo con su esposa y en general trata de acabar pronto;
pero muchas veces se le olvida, o ignora, que su esposa necesita un tiempo mayor de preparación
para llegar al culmen, llamado orgasmo.
El esposo necesita dar expresiones de cariño y de afecto todos los días, y no sólo en el
momento de tener intimidad con su esposa; porque esas expresiones preparan a la esposa a que
desee tener una intimidad que la haga sentirse muy amada por su esposo.
Cuando un esposo que normalmente no tiene muestras de cariño hacia su esposa, la busca
para tener intimidad; puede causar que la esposa se sienta usada. Y a ella le va a costar trabajo
aceptar tener intimidad.
A continuación voy a dirigir unas palabras a los esposos; y después lo haré a las esposas.
Esposos:
Para que nuestra vida íntima con nuestra esposa sea muy agradable, que los dos queramos
hacerlo, y nos dé placer a los dos, es muy recomendable cuidar nuestros ojos. Me refiero a no ver
revistas ni películas pornográficas; si por la calle hay anuncios de mujeres desnudas o con poca ropa
volteemos la vista a otro lado. No vayamos a lugares en donde hay mujeres desnudas o con poca
ropa.
Porque todo lo que acabo de decir hace que nuestros pensamientos estén ocupados en esos
recuerdos, de tal modo que en los momentos de intimidad con nuestra esposa, podemos llegar a
desear que ella sea como las mujeres que vimos en la película, o en la calle, o en la TV, o en la
cantina, o en el internet.
También, tengamos mucho cuidado con las mujeres que tenemos como compañeras en el
trabajo, hablemos con éllas sólo lo necesario, y por asuntos propios del trabajo. Y no dejemos que
se metan en nuestros pensamientos.
Puede suceder a veces que los hombres tengamos deseos de intimidad, pero nuestra esposa
está cansada y nos pide que no lo hagamos. No nos enojemos, controlemos nuestros deseos. Y en
cambio digámosle, te quiero mucho, descansa, lo dejamos para otro día.
Deben comprender que los hombres necesitamos tener sexo con más frecuencia que
ustedes; no se nieguen cuando su esposo las busque, aunque tengan qué hacer a un lado el
cansancio; si ustedes lo rechazan, puede venir la tentación a su esposo de ir a buscar intimidad fuera
de la casa con otra mujer.
Esposas, cuiden a sus esposos, no lleven a casa revistas con mujeres en poca ropa; ni vean
programas en la televisión en donde aparecen ese tipo de mujeres.
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Como la relación íntima es como un sello al amor entre esposo y esposa, tengan en cuenta
estas sugerencias para ese momento:
Puede haber algún esposo o alguna esposa que siempre ha pensado que la intimidad es algo
malo, feo, desagradable pero que se tiene qué hacer, y por tanto no disfruta esos momentos. Y
procura que sea muy de vez en cuando. Este modo de pensar es equivocado. El acto sexual dentro
del matrimonio es algo natural, es bueno, es muy conveniente hacerlo para que los dos vivan
tranquilos.
A veces el esposo y/o la esposa andan intranquilos, no duermen bien, andan de genio. Les
pregunta uno que desde cuándo no tienen intimidad, y responden que hace semanas o meses.
Cada matrimonio debe ponerse de acuerdo, puede ser un día a la semana en que los dos estén
más tranquilos.
La Iglesia recomienda que todos los matrimonios tomen los Cursos del Método Billings, que es
un método natural que permite conocer los días en que la mujer es fértil, de modo que se puede
planear tener relaciones en esos días cuando se desea embarazarse, y no tener relaciones en esos
días cuando se desea no embarazarse.
Los matrimonios que deseen informarse sobre estos Cursos, pregunten en la oficina de su
parroquia sobre la dirección del Centro Billings más cercano a su casa.
La atención a los hijos y el cansancio que esto causa puede hacer que la esposa no tenga deseos
de intimidad. El esposo debe comprenderla. Pero la esposa no debe dejar pasar mucho tiempo sin
intimidad.
CONFERENCISTAS:
Si consideran conveniente, exponga el esposo y la esposa algún testimonio sobre la manera
cómo Dios les ha ayudado a darse muestras de cariño durante el día, comenten cuáles han sido o
son; y cómo esto les ha ayudado a tener intimidad satisfactoria para ambos.
CONTINÚA EL TEMA…
Los invito a que juntos, en este momento, hablemos con Dios; cierren ahora mismo sus ojos,
tómense de la mano esposo y esposa, y repitan la oración que voy a hacer, después de mí, frase
por frase: (conferencistas: llamen a su esposa para que esté a su lado y se tomen de la mano; reciten
lentamente la oración y hagan pausa en cada “/” para que los participantes repitan la frase).
Oración: Dios nuestro,/ a lo largo de nuestra vida/ el mundo, los amigos y las amigas/ nos
han metido muchas ideas equivocadas/ sobre el acto sexual;/ pero ahora nos has enseñado/ que es
algo muy hermoso/ y que lo podemos disfrutar/ porque al hacerlo Tú está junto con nosotros./ Ve
enseñándonos cada día a hacerlo mejor./ San José y María,/ a ustedes como ejemplo de esposo y
de esposa/ les pedimos que intercedan ante Dios/ para que nuestro matrimonio sea como el de
ustedes./Así sea.
Podemos ahora abrir los ojos. Pueden continuar tomados de la mano si así lo desean.
Como lo hicimos al final del tema de la semana pasada, los animo a que cada día al despertar
el esposo ponga a su esposa y a sí mismo en manos de Dios, y la esposa ponga a su esposo y a sí
misma en manos de Dios; y ambos le pidan su ayuda para ese día ser mejores, para darse más
muestras de cariño.
Primero pregúntese cada uno si pidió a Dios cada día por el otro.
El esposo y la esposa busquen un tiempo en esta semana en el cual puedan salir de casa
solos a platicar sobre sus expresiones de cariño, y especialmente sobre los momentos de intimidad,
qué les agrada y que les desagrada sobre la manera como lo hacen..
En este tema final primero vamos a hacer un resumen de todos los temas de este Curso, y
después platicaremos sobre varios consejos finales para ser mejores.
Siempre recordar que los dos somos hijos de Dios, por tanto hermanos.
Seguir el ejemplo de la Sagrada Familia: San José, María y Jesús.
Buscar siempre conservar la unidad entre los dos.
Cuando aparezca algún problema y nos empecemos a pelear, preguntémonos: ¿San José y
María se hubieran peleado por esta misma causa? Y en ese momento recemos juntos.
No ver sólo lo malo de la otra persona. Esto nos lleva a estar molestos o molestas. Es como
cuando frente a una hoja blanca que tiene un punto negro en medio le preguntan a uno
¿qué es lo que estás viendo? Y la persona que ve lo negativo dice: veo un punto negro; en
cambio el que ve las cosas por el lado bueno contesta: veo una hija blanca que tiene un
pequeño punto en medio. Aplicando esto a la vida diaria podemos decir: mi mujer es muy
buena pero tiene un pequeño defecto, o bien mi hombre es muy bueno pero tiene un
pequeño defecto.
Nunca se desanimen. Puede suceder dentro de su matrimonio que uno de los dos sí quiera
ser mejor y pongan todo de su parte para serlo, pero el otro no quiera hacer nada para
mejorar. En esos momentos tengan paciencia, sigan pidiendo a Dios porque mejore su
unión; sigan dando amor aunque reciban rechazo.
Sigan orando cada día uno por el otro.
Sigan platicando una vez a la semana ustedes solos.
CONFERENCISTAS:
Exponga el esposo y la esposa algún testimonio sobre cómo Dios los cambió cuando
tomaron por primera vez este Curso.
CONTINÚA EL TEMA…
Los invito a que juntos, en este momento, hablemos con Dios; cierren ahora mismo sus ojos,
tómense de la mano esposo y esposa, y repitan la oración que voy a hacer, después de mí, frase por
frase: (conferencistas: llamen a su esposa para que esté a su lado y se tomen de la mano; reciten
lentamente la oración y hagan pausa en cada “/” para que los participantes repitan la frase).
Oración: Dios nuestro,/ muchas gracias por todo lo que nos has enseñado en este curso,/
sabemos que es difícil ser mejores,/ pero no es imposible,/ porque con tu ayuda/ cada día seremos
mejores./ San José,/ como ejemplo de esposo,/ pide a Dios en el cielo por nosotros./ Virgen María,/
como ejemplo de esposa,/ pide a Dios por nosotros./ Así sea./