Apunte TC1 SUELOS
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SUELOS Y FUNDACIONES:
Cimentaciones:
Es la parte de la obra que se construye por debajo del terreno, sirviendo de soporte a la estructura.
Fundaciones:
Engloba a la cimentación, es el conjunto de interacciones producidas entre el suelo y el cimiento.
El suelo también forma parte de la fundación.
Suelo:
Es el primer elemento estructural y por lo tanto es el elemento más importante a tener en cuenta.
Esta impuesto en el lugar y no se lo puede cambiar. La cimentación debe adaptarse a él: para el
proyectista el suelo es fundamental, por lo tanto hay que conocerlo bien para poder seleccionar el
tipo de fundación más apropiado.
Se lo considera como un material más que hace a la construcción y cumple la función de soportar
las cargas del edificio, sean estas verticales (peso propio del edificio), horizontales (vientos y
sismos) o negativas (arrancamientos producidos por la succión del viento. El tipo de fundación a
utilizarse ira en función al tipo de suelo que se encuentre en el terreno. Para determinar el tipo de
suelo en el que nos encontramos, se ejecutan unos estudios o ensayos de suelos, de lo que nos
ocuparemos más adelante.
Unos de los problemas más frecuentes de los suelos es su heterogeneidad, la que puede darse
en distancias muy cortas, encontrándonos con comportamientos muy diferentes en un mismo lote
o uno relativamente chico.
Nunca habrá un suelo homogéneo, es decir uno constituido íntegramente por un solo material.
Algunas definiciones:
Material heterogéneo producido por una cantidad de elementos aglomerados en la corteza de la
tierra, formado a través del tiempo, los que en la mayoría de los casos son afectables por el agua.
Suelo es todo agregado natural de partículas naturales separables por medios mecánicos (como
ser agitación mecánica). El agua que estos contienen, influye en su comportamiento, y se lo
considera como parte integrante del material (suelo).
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El problema con los suelos rocosos firmes es que resulta difícil conseguir un correcto anclaje entre
el edificio y el terreno, lo que en zonas sísmicas o eólicas constituye un verdadero problema,
solucionable mediante la concreción de trabajos complicados y caros.
_roca firme es la roca madre, de las cuales derivan los suelos granulares. Tienen muy variado
origen.
- Suelos Granulares: Son suelos cuyos granos minerales pueden separarse por débil acción
mecánica. En general estos suelos no tienen adherencia molecular o cohesión (aglutinación) es
decir que se desparraman, dado que sus partículas están sueltas y son de tamaño considerable.
Tienen escasa o nula presencia de arcilla. Son compresibles. Al no tener adherencia molecular,
su resistencia es por fricción o rozamiento, es decir que las cargas se transmiten de grano en
grano.
Dado que estos suelos soportan las solicitaciones principalmente por rozamiento interno, su
resistencia varía en función del tamaño de sus granos, con la compacidad de sedimentación y la
profundidad del estrato en el que se encuentre (debe ser tal que no pueda ser socavado o
arrastrado).
- Suelos cohesivos: Se caracterizan por la presencia de arcilla. Se dividen en dos grupos: muy
cohesivos y poco cohesivos.
Son suelos cementados: tienen ligantes calcáreos, silícicos o férricos. Según el tipo de ligante,
variarán su resistencia, pudiendo llegar a ser muy compactos y resistentes.
- Suelos Inestables o colapsables: también denominados “loess” (suelto) son de fácil colapso:
ante cargas relativamente bajas, se escurren o desplazan causando hundimientos. Son suelos de
formación eólica: formados por el depósito de finas partículas acarreadas por el viento. Su
estructura es macroporosa: poseen grandes poros o vacíos de aspecto esponjoso y cementados
con sales solubles en agua. Ante la ausencia de humedad son suelos firmes y resistentes, el
peligro comienza al saturarse de agua, ya que con relativamente poco peso experimentan
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hundimientos que derivan en un inminente colapso, esto debido a que al disolverse las sales por
contacto con el agua, el volumen del suelo se reduce hasta en un 30 %.
- Suelos Reactivos: causan un efecto contrario al anterior, pero de igual poder destructivo. Suelos
cuyas partículas se hallan aglutinadas por arcilla, conformando laminillas muy delgadas adheridas
unas a otras, tremendamente higroscópicas: absorben agua con facilidad aumentando su volumen
(hinchamiento) y al perderla se contraen. El agua se instala entre las laminillas aumentando el
volumen del suelo y con ello levantando la construcción; llegando incluso, a quebrar parte de la
estructura, la cual en la mayoría de los casos, no está pensada para aguantar solicitaciones de
flexión.
La consistencia de este suelo y su capacidad portante se dan en función de la humedad, a la cual
debe mantenérsela constante sin grandes variaciones. Conviene tenerlos permanentemente
saturados.
El comportamiento de estos suelos suelen provocar fisuras, levantamientos y hundimientos.
También son llamados “arcillas reactivas”, las que al entrar en contacto con el agua sufren un
hinchamiento que tiende a levantar la estructura edilicia. Luego de producido este fenómeno,
existen dos alternativas de comportamiento según la tipología del suelo en cuestión: una vez que
pierden el agua absorbida pueden quedar con una leve hinchazón permanente o en su defecto
recuperar el volumen original, lo que constituye (esto último) el tipo más riesgoso,
ya que estarán intercalando eternamente su volumen ante la respectiva ausencia o presencia
de agua.
- HINCHAMIENTO
- DESLIZAMIENTO
- PLASTICIDAD
- CONTRACCIONES
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De lo dicho se desprende que los suelos granulares sufren un rápido asiento. En caso de que
éstos se vean saturados, se producirá una expulsión inmediata del agua en ellos contenida, la
que; al cesar la carga; no es reabsorbida. De ahí que se los tilda de constituir terrenos
compresibles e inelásticos.
b) Por consolidación:
Ocurre sobre suelos arcillosos. Debido a la acción de las cargas el terreno ubicado inmediatamente
por debajo de la base sufre una compresión, produciéndose una compactación efectiva del suelo,
con disminución del volumen, a expensas del aire o del agua expulsados de los poros. Aquí el
fenómeno es más lento y gradual; a tal punto que pueden pasar años antes de que se manifiesten.
Cabe agregar que el fenómeno es típico de las fundaciones profundas.
En suma podemos decir que un suelo no granular, como ser arcilla saturada, experimenta asientos
lentísimos, dado que su escasa permeabilidad no permite la rápida expulsión del agua. si la carga
incidente es quitada, se produce una lenta y gradual reabsorción del agua antes expulsada. Por
ello determinamos que además de ser compresibles también son elásticos, ya que su consistencia
varía con el contenido de agua.
Los peores suelos desde todo punto de vista y en especial en lo atañe a asientos, son el
fango y la turba, ya que tienen la propiedad de expulsar el agua con gran rapidez ante la
acción de una carga y de reabsorberlo con igual rapidez al cesar dicha acción; en esto se
diferencian de las arcillas, en las cuales el fenómeno es mucho más lento. Esto obedece a
que la expulsión del agua es tanto más lenta, cuanto más finos son los granos que
componen el suelo, y sabido es, que el tipo de suelo con los granos mas minúsculos es la
arcilla.
Dado que el limo y la arcilla son difíciles de diferenciar a simple vista, he aquí una técnica para
poder hacerlo: se amasan cilindros de suelo entre los dedos, mostrando la arcilla una superficie
lisa, mientras que el limo presentará pequeñas escamillas. Si se coloca limo húmedo en el hueco
de la mano y se dan algunas sacudidas en la superficie aparece agua, si se lo comprime, la
superficie brillante anterior se vuelve color mate.
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Ensayos:
Son estudios o investigaciones del suelo, que permite determinar con precisión, el tipo de suelo
en donde nos encontramos y por consiguiente su comportamiento. No se debe proyectar sin antes
hacer un estudio de suelo: todo proyecto serio, necesita del asesoramiento de un especialista en
suelos, los que generalmente son ingenieros especializados en “mecánica de suelos” que hoy por
hoy ya es toda una disciplina, es decir una ciencia.
El análisis se hace no solo en la totalidad del área ocupada por la obra, sino también en la aledaña,
examinando visualmente las construcciones vecinas y tomando datos sobre la estructura
geológica de la localidad.
Los ensayos en general comprenden dos etapas: “in situ” (se trabaja directamente en el terreno
de edificación) y en laboratorios:
Los ensayos sobre el terreno consisten en medir el hundimiento de una superficie unitaria
conocida, bajo la acción de una carga que se aumenta progresivamente.
Humedad natural – granulometría – corrientes físicas – límite de consistencia – compresión simple
– consolidación – corte directo – tratamiento – permeabilidad – capilaridad – posibilidad de
desmoronamiento en excavación.
El ensayo en los laboratorios tiene por objeto elaborar informes a partir de análisis realizados a
diversas muestras con el fin de adoptar un sistema de fundación correcto para el suelo en
cuestión.
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Los ensayos se realizan mediante sondeos o exploraciones que son muestras extraídas del
terreno, las que ordenadas debidamente permiten reconstruir el corte del terreno y con ello el
reconocimiento de la composición y estructura de las distintas capas o estratos del mismo. Dicho
en otras palabras consiste en extraer muestras in situ y ponerlas en probetas de laboratorios,
reconstruyendo con ellas el corte o perfil geológico del terreno, en donde se aprecian las distintas
capas que conforman el suelo.
La profundidad de los sondeos, será llevada hasta la zona de influencia de cargas del edificio, lo
que se da en función del tipo de suelo, de la intensidad de la carga y principalmente de la forma y
tamaño de su fundación.
Para la zapata continua, el estudio de suelo debe alcanzar una profundidad igual a 2 veces b, para
el caso de la zapata aislada, el estudio alcanzará una profundidad igual a 3 veces b.
1) Compresión mecánica del suelo: compactación conseguida con pisones o rodillos, que
eliminan los espacios vacíos.
Método usado en terrenos arcillosos. Dada su eficacia limitada, solo es aplicable a cimientos
modestos de edificios pequeños.
4) Relleno de arena: da buenos resultados en terrenos anegados, debido a que la arena, con su
peso, contribuye eficazmente a compactar el terreno inferior, atenuando su permeabilidad.
Además en el plano de contacto con el suelo, se mezcla con éste, modificando su composición,
con lo que mejora levemente su resistencia.
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5) Por electroósmosis: valiéndose de la famosa ley de ósmosis (en donde el agua corre siempre
en sentido contrario a la corriente eléctrica) provoca una reducción en el contenido de agua del
suelo. Se hincan electrodos en el terreno y el campo eléctrico creado lleva el agua hacia un tubo,
que hace las veces de cátodo y se encarga de recoger y eliminar el agua que llega hasta él.
Método poco usado dada su complejidad.
Sigma admisible: Capacidad mínima que deberá tener el terreno, para resistir al edificio más su
carga. Se lo establece muy por debajo de la capacidad real del terreno (a 1/10 de su valor) esto
en razón de la incertidumbre que presenta un terreno de cimentación en cuanto a su
homogeneidad: como es sabido, un mismo lote puede presentar variaciones en su resistencia,
dados los diferentes tipos de suelo que lo pueden llegar a integrar.
Tensión: es la relación entre peso o carga y resistencia del suelo. La tensión se diluye en el suelo
formando un bulbo.
Bulbo presión: Es la forma en que se distribuyen las fuerzas (distribuida por la fundación) sobre
el suelo de fundación. El bulbo se da en función de la superficie de apoyo de la fundación. Cuanto
mayor sea la superficie de apoyo, mayor será el tamaño del bulbo de presión. Es decir: cuanto
mas ancha es la superficie de apoyo (contacto) de fundación respecto del suelo, mayor será la
profundidad de acción de la carga. A mayor superficie de contacto, menor incidencia sobre el
terreno.
La forma del bulbo dependerá más de la forma y tamaño de la fundación, que de las cargas en sí.
Para zapatas el bulbo toma forma de cebolla, para pilotes es esférico:
Isobaras: son lineas que unen puntos de igual presión. En cada capa se dan distintas presiones.
Para el caso de los pilotes, la carga se transmite al terreno, parte por rozamiento periférico
y parte a través de la punta, a un porcentaje que variará según las características del terreno
atravesado. Así podremos tener pilotes apoyados en la base (sin rozamiento periférico) -caso
a- o pilotes flotantes (sin descarga a través de su base) -caso b-.
En el primer caso el pilote actúa como una columna apoyada sobre su base, pero en la realidad,
dado que un pilote sin rozamiento periférico está siempre empotrado en la
punta, colaborará en su aguante, la parte del terreno inmediatamente superior a la punta.
En el caso b, las isobaras dibujadas en la figura, indican cómo se produce la disipación en
el terreno de las cargas de un pilote flotante, sometido en mayor porcentaje a un rozamiento lateral,
y en menor grado a una resistencia de punta. Cabe recalcar, que ambas disposiciones dependerán
del tipo de suelo en cuestión.