Argentina - Clases Sociales - Alimentacion
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Representaciones
Comprenden visiones acerca de la vida, las edades, los géneros, la salud y el cuerpo que
funcionan como “principios de incorporación” de la comida construyendo “gustos de clase”
donde cada sector se reconoce y se diferencia. Las representaciones de los alimentos, de las
comidas y los cuerpos sustentan la pertenencia a un sector identificando a los que son, piensan
y comen “como nosotros” separándonos de los que no son, no comen y no piensan, es decir,
“son los otros”. Y en esta clasificación entre “nosotros y los otros”, cada grupo llenará el
“nosotros” de condiciones positivas que sostengan su identidad, diferenciándose de “los otros”
que por no compartir “nuestra” idea del mundo, “no saben pensar, ni comer, ni vivir”. Hemos
encontrado tres representaciones del cuerpo que funcionan como principio de inclusión de tres
tipos de alimentos, que se organizan en tres tipos de comensalidad, que se verifican
fundamentalmente por la pertenencia a cierto sector de ingresos. Aunque los límites son
difusos, podemos describir:
Cuerpo Fuerte=alimentos rendidores= comensalidad colectiva
La primera representación es el “cuerpo fuerte” de lo hogares de menores ingresos. Ideal de
cuerpo fuerte que se verifica en las formas, la postura y la actividad, seguramente relacionado
con el valor de mercado del cuerpo ya que para los trabajos mano de obra intensivos que
realiza este sector, un cuerpo esbelto no sería elegible por los empleadores. Este cuerpo fuerte
es una representación que mucho tiene de aspiración porque el sector de más bajos ingresos se
enferma más, se atiende menos, se muere más y más joven que el resto.
Para alimentar a este “cuerpo fuerte” se necesita un tipo de alimentos, también “fuertes”
como la carne, los fideos, etc. el principio de incorporación que los rige es que sean alimentos
“rendidores” y esto quiere decir que sean “baratos”, “que llenen” y “que gusten”. Analizando la
base material de estas representaciones se observa que las canastas de los pobres
efectivamente logran mayor cantidad de alimentos a menor precio: son baratas (aunque no
nutricionalmente adecuadas porque ese sesgo hacia los alimentos de menor precio las
desbalancea hacia panificados, harinas, papas, grasa, azúcar, yerba, etc. los productos más
económicos y las vacía de carnes, frutas y verduras, lácteos industrializados, cuyos precios son
mayores). Llenan: Se componen de los alimentos que dan mayor sensación de saciedad (fideos,
papas, panificados, carnes grasas, y azúcares). El mercado de los pobres, además, provee al
“gusto pobre” con productos más grasos y azucarados a menor precio que los de consumo
indiferenciado masivo. Además, de nada serviría que un alimento fuera barato y llenara si
quedara en el plato y no se comiera porque no es rico. Sobre los alimentos rendidores han
construido un “gusto de lo necesario” que hace que se prefiera lo que de todas maneras se
estaría obligado a comer, admitiendo la monotonía como una virtud y protegiendo de la
frustración de desear lo imposible