La Peste Negra
La Peste Negra
La Peste Negra
La peste negra o muerte negra fue la pandemia de peste bubónica más devastadora de la
historia de la humanidad, que afectó a Eurasia en el siglo xiv y que alcanzó un punto máximo
entre 1347 y 1353. La enfermedad fue causada por una bacteria de tipo bacilo, Yersinia pestis,
y transportada por las pulgas de los roedores, aunque estudios recientes sugieren que los
parásitos humanos como los piojos también podrían haberla transportado. Se la conocía como
la peste negra porque podía ennegrecer la piel y las llagas, mientras que otros síntomas eran la
fiebre y los dolores articulares.
La peste es una enfermedad infecciosa causada por una bacteria del tipo bacillus que es
transportada y propagada por las pulgas parásitas de los roedores, especialmente la rata
parda. Otros parásitos, como los que viven en la piel humana, también podrían haber
propagado la enfermedad.
Hay tres tipos de peste, y es probable que los tres estuvieran presentes en la pandemia de la
peste negra: La peste bubónica, la peste neumónica y la peste septicémica.
La bubónica
Fue la más letal, caracterizada por la aparición de bubones o hinchazones en los ganglios,
debilidad, escalofríos y dolor de cabeza. Es la más común, la cual ocurría por la picadura de una
pulga infectada.
La septicémica
Se manifiesta con manchas púrpuras en la piel, pero sin bubones, sin pus; se presenta cuando
el bacilo de la peste se multiplica en la sangre.
La neumónica
El siglo XIV en Europa ya había demostrado ser un desastre incluso antes de la llegada de la
peste negra. Una peste anterior había afectado al ganado y se habían producido pérdidas de
cosechas por la sobreexplotación de la tierra, lo que provocó dos grandes hambrunas en toda
Europa en 1316 y 1317. A esto se le sumó la guerra de los Cien Años (1337-1453) entre
Inglaterra y Francia. Incluso el clima empeoró, ya que el ciclo inusualmente templado de los
años 1000-1300 dio paso al comienzo de una «pequeña edad de hielo», en la que los inviernos
eran cada vez más fríos y largos, reduciendo la temporada de cultivo y, en consecuencia, la
cosecha.
La peste negra de 1347 entró a Europa probablemente a través de Sicilia, cuando fue
transportada por cuatro barcos de grano genoveses que navegaban desde Caffa, en el Mar
Negro. La ciudad portuaria había sido asediada por los tártaros-mongoles que habían
catapultado cadáveres infectados hacia la ciudad, y fue allí donde los italianos se contagiaron
de la peste. Otro origen fue el de los comerciantes mongoles que utilizaban la Ruta de la Seda
y que habían traído la enfermedad desde su lugar de origen en Asia central, identificándose
específicamente a China tras los estudios genéticos realizados en 2011.
Así, a finales de 1349, la enfermedad había sido transportada a lo largo de las rutas
comerciales hacia Europa Occidental: Francia, España, Gran Bretaña e Irlanda, todos fueron
testigos de sus terribles efectos. La peste se extendió como pólvora y hubo brotes en
Alemania, Escandinavia, los países bálticos y Rusia entre 1350 y 1352.
Aunque se extendió sin control, la peste negra afectó a algunas zonas con mucha más
severidad que a otras. En ocasiones, ciudades enteras, como Milán, lograron evitar
repercusiones significativas, mientras que otras, como Florencia, quedaron devastadas: la
ciudad italiana perdió 50.000 de sus 85.000 habitantes. Se dice que en París enterraban a 800
muertos cada día. Una media del 30% de la población de las zonas afectadas perdió la vida,
aunque algunos historiadores prefieren una cifra más cercana al 50%. Así, las cifras de muertos
oscilan entre 25 y 30 millones en Europa entre 1347 y 1352.
Las consecuencias de un número tan elevado de muertes fueron graves y, en muchos lugares,
la estructura social se rompió. Muchas zonas urbanas pequeñas afectadas por la peste fueron
abandonadas por sus habitantes, que buscaron seguridad en el campo. La autoridad
tradicional fue cuestionada, pues ¿cómo podían ocurrir tales desastres a un pueblo? ¿No eran
los gobernantes y Dios los responsables de alguna manera? ¿De dónde venía este desastre y
por qué era tan indiscriminado? Al mismo tiempo, aumentó la religiosidad personal y
florecieron las organizaciones benéficas.