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Identificación de La Presencia de Antiguo en Restos Óseos de La Cultura Capacha de Colima

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Identificación de la presencia

de adn antiguo en restos


óseos de la cultura capacha
de Colima
Juan Alberto Román Berrelleza* / Andrés Saúl Alcántara Salinas** /
Angélica González Oliver***

issn: 2007-6851
p. 94-p. 104
Fecha de recepción del artículo: 12 de noviembre de 2015
Fecha de publicación: julio de 2016
Título del artículo en inglés: “dna testing on ancient Colima’s osseous remainings”
diariodecampo.mx

Resumen
Se analiza una colección osteológica recuperada del sitio arqueológico Las Fuentes en Colima, México, cuyos
materiales corresponden a la fase cultural capacha del Formativo temprano (1500 a.C.). Las vasijas asa de estri-
bo y las acinturadas, asociadas con los entierros, guardan una similitud con las elaboradas por las culturas de
América del Sur, lo cual plantea probables contactos culturales y comerciales. Mediante la recuperación de los
esqueletos y análisis del adn mitocondrial (adnmt) se pretende establecer hipótesis sobre estas relaciones. El ar-
tículo expone los avances y primeros resultados obtenidos.
Palabras clave: identificación, adn, restos óseos, Colima, capacha.

Abstract
The article presents progress and preliminary results of the analysis of an osteological collection from the archaeolo-
gical site of Las Fuentes, Colima, whose materials correspond to the Capacha cultural phase of the Early Formative
(1500 BC). Stirrup spout, narrow-waisted vessels, associated with burials, bear a similarity with those made by cultu-
res in South America, which suggests probable cultural and commercial contacts. Through the recovery of skeletons
and mitochondrial dna (mtdna) analysis, an attempt is made to establish a hypothesis on these relations.
Keywords: dna testing, bone remains, Colima, Capacha culture.

La antropología física, como rama de la antropología que se ocupa del estudio del ser biológi-
co dentro de su contexto sociocultural, se ha nutrido de una amplia gama de métodos y técnicas
provenientes de otras disciplinas y especialidades para alcanzar sus objetivos. La incorporación
de los avances logrados en campos propios de la física, la química, la botánica, la zoología, la medi-
cina, la odontología y, a últimas fechas, de las tecnologías moleculares tiene el propósito de obtener
información para resolver problemas de investigación que todavía no encuentran una respuesta ni
una solución adecuadas. En este caso se trata de incursionar desde la perspectiva antropofísica, y
en concreto desde la osteología, en el ámbito de las características de la genética de los individuos
de la población prehispánica de Colima, con el apoyo de los planteamientos metodológicos y téc-
nicos generados por la bioquímica molecular.
La utilización de estrategias bioquímicas en estudios como éste obedece a dos razones funda-
mentales. En primer lugar, concordamos con otros investigadores en el sentido de que estas disci-
plinas han abierto nuevos horizontes en la investigación bioantropológica, puesto que las técnicas
y metodologías desarrolladas en estos campos para el análisis del material genético humano han

*
Profesor-investigador, Museo del Templo Mayor, inah (excavadorsp@hotmail.com).
**
Profesor-investigador, Centro inah Colima (asas03r@hotmail.com).
***
Profesora titular de tiempo completo, Facultad de Ciencias, unam (goliver@unam.mx).

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aportado nuevos datos y con ello la posibilidad de inter- ra quienes se dedican a estudiarla. Desde que fue reco-
pretaciones mejor solventadas para abordar temas clave nocida como área cultural por la comunidad científica
de la antropología física y la arqueología. En segundo lu- durante el desarrollo de la IV Mesa Redonda de la So-
gar, debido a que en la literatura de nuestra especialidad ciedad Mexicana de Arqueología, en 1946, investiga-
no se han encontrado criterios suficientemente claros y dores de la talla de Paul Kirchhoff, Salvador Toscano y
precisos para identificar, sin lugar a dudas, los marcado- Daniel Rubín de la Borbolla ya destacaban que los ma-
res genéticos de los individuos que se recuperan en las teriales arqueológicos de occidente eran producto de
excavaciones arqueológicas, lo cual ha limitado los al- tradiciones culturales diferentes o poco comunes res-
cances interpretativos de las investigaciones antropofí- pecto a las existentes en las otras regiones de Mesoa-
sicas y arqueológicas. mérica (Olay, 2004a: 52).
En razón de lo anterior, la presente investigación A pesar de los notables avances que presentan las
se enfoca en obtener material genético de restos óseos investigaciones que se desarrollan en el área en la ac-
humanos pertenecientes a individuos prehispánicos re- tualidad, éstas avanzan a cuentagotas, no obstante
cuperados en un predio cercano a la ciudad de Colima, los enormes esfuerzos por parte de los investigadores
con el propósito de identificar marcadores genéticos que dedican su trabajo a esta región. Por ello se intenta
poblacionales del genoma mitocondrial, cuyo éxito aprovechar al máximo cada uno de los hallazgos recu-
permitirá caracterizar, en primera instancia, las fre- perados, sin importar lo grandes o pequeños que sean,
cuencias de dichos marcadores en la antigua pobla- a fin de obtener datos novedosos que permitan avanzar
ción colimense de este sitio. A su vez, el conocimiento en el armado del rompecabezas de los procesos socia-
de estas frecuencias permitirá compararlas con las de les que se han dado en esta región a lo largo de un po-
otras poblaciones antiguas y contemporáneas del con- co más de tres mil años de historia prehispánica, ya que
tinente americano. Esto último ayudará, por ejemplo, a esta área cultural aún está lejos de ser comprendida a
corroborar o refutar varios aspectos relacionados con cabalidad y todavía se encuentra más lejano el momen-
la hipótesis de la existencia de contactos entre las po- to en que su historia empiece a ser escrita.
blaciones de Colima y las de América del Sur. Una de las investigadoras pioneras que trabajó en la
región fue la doctora Isabel Kelly. Aunque no fue la prime-
El panorama cultural de Colima ra, a ella le correspondió efectuar notables planteamientos
sobre el desarrollo cultural del área. Inició sus investiga-
El estado de Colima forma parte del área cultural de- ciones a finales de la década de 1930, que consistieron
nominada como occidente mesoamericano. Por sus en un trabajo sistematizado por toda el área. Después de
características geográficas y sus condiciones climato- 40 años de estudios relevantes y acuciosos, propuso di-
lógicas, se trata de una zona caracterizada por con- versos aspectos que contribuyen al conocimiento del oc-
tar con abundancia de recursos naturales, lo cual la cidente mesoamericano. Una de sus aportaciones más
convirtió en un área extremadamente favorable para importantes consistió en que definió los cuatro complejos
el establecimiento de grupos humanos que la habita- cerámicos que caracterizan el área de occidente (Kelly,
ron desde épocas muy tempranas. Esta bondad en re- 1974, 1976, 1978). Pese a la distancia temporal de sus es-
cursos y diversidad de nichos ecológicos de la que son tudios, éstos se mantienen como los pilares más sólidos
poseedores estos vastos territorios se debe a que se para quien desee introducirse en el estudio de la proble-
ubica entre los conjuntos serranos que forman el Eje mática cultural prehispánica de Colima, a la que la docto-
Volcánico Transversal, la Sierra Madre del Sur y la Sie- ra Kelly denominó el Eje Armería (Kelly, 1980).
rra Madre Occidental; además, se beneficia de los fe- En su último trabajo, publicado en 1980, la doctora
nómenos atmosféricos estacionales que proveen de Kelly dio a conocer la existencia de un nuevo complejo
abundantes lluvias y cuenta con variados y extensos cerámico en Colima, sobre el cual había trabajado du-
litorales que limitan, al sur, con el océano Pacífico. rante largo tiempo. Hasta ese momento esa cerámica, a
Desarrollada en este rico ambiente natural, la his- la que se asigna el nombre de “complejo capacha”, era
toria cultural del occidente mesoamericano ha presen- desconocida por la comunidad científica. La importan-
tado diversas problemáticas cuya complejidad exhibe cia de estos materiales arqueológicos y otros asociados
dificultades al interpretarlas y explicarlas; por ello, a lo con ellos se debió al hecho de que mediante los estu-
largo del tiempo ha producido muchas incógnitas pa- dios de fechamiento absoluto efectuados por Kelly con

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mo, cuestionó que Kelly colocara al complejo capacha
en un periodo anterior al Opeño, Michoacán, antes del
surgimiento del sitio de Teopantecuanitlán, Guerrero,
y antes del surgimiento de San Lorenzo Tenochtitlán,
Veracruz.
En cuanto a los contactos de la cultura capacha con
Tlatilco, la doctora Kelly hace referencia al corpus de
similitudes presentes en ambos materiales cerámicos,
para lo cual se auxilió con varios elementos y atributos
que le permitieran definir el estilo. Entre los más desta-
cados se encuentran las vasijas con decoración zonal y
baño guinda, las denominadas “asa estribo”, y por últi-
mo los trífidos, que en Tlatilco son botellones de cue-
llo largo y boca pequeña (ibidem: 19).

Los contactos entre América del Sur


y el occidente de México

Respecto a las similitudes con el sur del continente,


Kelly reportó que los materiales encontrados en occi-
dente presentaban similitudes con vasijas de la costa

Figura 1. Localización del área donde se recuperó el cementerio de Ecuador, específicamente con los de la fase Macha-
capacha, en los terrenos del fraccionamiento Las Fuentes. lilla, caracterizadas sobre todo por las vasijas asa es-
tribo. Para ella era clara la posibilidad de la existencia
la técnica del radiocarbono obtuvo fechas que oscilan de contactos culturales o comerciales entre ambas zo-
entre 1500 y 1200 a.C. De acuerdo con la temporalidad nas geográficas; de hecho, ella fue quien señaló que
estimada mediante esta técnica, el complejo capacha se los materiales capacha son originarios de la región sur
ubica cronológicamente en el periodo Formativo o Pre- del continente, pero que presentaron un desarrollo lo-
clásico mesoamericano. Con su propuesta, Isabel Kelly cal y, por ende, único y diferente a lo sudamericano
adjudicó a las poblaciones de este periodo una identi- (ibidem: 20).
dad de la que carecían. Este planteamiento adquirió una gran relevancia en-
tre los investigadores de este corredor cultural, el cual
La problemática del complejo capacha pretendidamente conectaba a Sudamérica con Me-
soamérica, por lo que las discusiones y desacuerdos
Desde sus orígenes, el complejo capacha ha sido ob- estuvieron a la orden del día. El primer esfuerzo para so-
jeto de diversas críticas por parte de los especialistas, lucionar esta interrogante fundamental surgió en 1958,
que de manera básica centran sus señalamientos en durante el XXXIII Congreso de Americanistas, celebrado
dos vertientes. Por un lado está el cuestionamiento a en Costa Rica. A partir de las evidencias expuestas por
los fechamientos propuestos por la doctora Kelly, pues varios arqueólogos que trabajaron en diversos sitios a
muchos investigadores dudan de su veracidad. Tal es el lo largo de las costas del Pacífico, desde Perú hasta Mé-
caso de las objeciones realizadas por Joseph B. Mount- xico, se pusieron de manifiesto en forma contundente
joy a partir de sus trabajos realizados en el sitio de las similitudes existentes entre los materiales arqueoló-
Mascota, Jalisco (Alcántara, Almendros y Olay, 2010: gicos recuperados en cada sitio investigado. A partir de
21). Allí el investigador obtuvo fechas que ubican a es- ese momento se logró un consenso entre la comunidad
te periodo alrededor de 1200 y 800 a.C., lo cual sig- científica, el cual se plasmó en la minuta del evento,
nifica una temporalidad más reciente a la establecida donde se acordó la búsqueda de la resolución y esclare-
por Kelly. Además, Mountjoy cuestiona la forma en que cimiento de aquellas semejanzas, en particular para la
se obtuvieron los materiales fechados, pues conside- etapa del Formativo, que era donde más trascendencia
ra que se trataba de contextos poco seguros. Por últi- presentaba el fenómeno (Olay, 2004a: 55-56).

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A partir de esta coyuntura y del esfuerzo entre di- Los contextos de la cultura capacha en Colima
versas dependencias e instituciones científicas surgió el
denominado Proyecto A, conformado por 10 proyectos El estudio del Formativo en Colima a partir del comple-
que trabajarían a lo largo de la costa del Pacífico, desde jo capacha ha presentado diversas problemáticas deri-
Perú hasta México. Se trató de un proyecto ambicioso y vadas de los propios contextos, ya que tras los trabajos
de gran alcance, del cual estuvieron a cargo los docto- efectuados por Isabel Kelly la recuperación de los mis-
res Clement Meighan y H. B. Nicholson, quienes lo ini- mos ha sido escasa y, en la mayoría de los casos, se
ciaron con el reconocimiento del territorio de las costas trata de pequeños conjuntos funerarios que no han per-
mexicanas (ibidem: 56). mitido realizar un análisis ni una interpretación adecua-
Así, entre 1959 y 1970 se recorrieron las costas de dos. A esto se suman las características climatológicas
Nayarit, Jalisco, Colima y Michoacán en un esfuerzo y los tipos de suelos de esta región tropical, donde la
por identificar cualquier manifestación que corrobora- acidez es muy fuerte. Combinado con el clima cálido y
ra los contactos entre Sudamérica y Mesoamérica, en húmedo, lo anterior destruye casi todo elemento orgá-
particular para el Formativo, con fechas que oscilaran nico y afecta en gran medida los restos óseos existen-
entre 1200 y 800 a.C. Desafortunadamente estos ob- tes, lo cual complica aún más su estudio y las posibles
jetivos nunca se alcanzaron y quedaron en el olvido aportaciones en la interpretación de resultados.
conforme se adentraban en otras problemáticas, como Por otro lado, el factor que más ha modificado o
las novedosas aportaciones realizadas en la temática destruido grandes áreas de depósitos mortuorios es la
de las tumbas de tiro y diversas aportaciones que en- práctica recurrente de los campesinos de buscar obje-
riquecieron el conocimiento arqueológico de la región tos arqueológicos en sus terrenos de cultivo. El único
de occidente (Olay, 2004b: 282), aunque no resolvieron objetivo de este saqueo es obtener recursos económicos
la problemática central concerniente a esos contactos. por medio de la venta clandestina de los hallazgos, en
Las particularidades culturales en la región de oc- una práctica de tráfico ilegal que alimenta un mercado
cidente son la base para pensar en la posibilidad de en crecimiento constante.
que la zona tuvo una constante y prolongada rela- En este ámbito se enmarca el presente trabajo, que
ción cultural y comercial con Sudamérica, una posi- constituye un intento de contribuir a la resolución de las
bilidad que se evidencia en los materiales cerámicos, a interrogantes que no han obtenido una respuesta satis-
la cual se suman las semejanzas en los patrones factoria en cuanto a lo ocurrido en ese periodo. En
mortuorios conocidos como la tradición de tumbas fechas recientes se descubrieron dos sitios con elemen-
de tiro (Meighan, 1972: 65). Al parecer en este pun- tos capacha: Las Fuentes y Puertas de Rolón. Aquí sólo
to es más claro el contacto entre ambas áreas cul- nos referiremos al primero.
turales, ya que tales patrones se tienen identificados
desde la fase Machalilla en Ecuador y se encuentran Rescate Las Fuentes
asimismo en la cultura capacha asentada en la región
de Colima y Jalisco. De manera específica, los patro- El hallazgo de este contexto capacha en 2002 fue el
nes mortuorios de la tumba de tiro del occidente me- resultado de una inspección de verificación de unos
soamericano son similares a los de diversas culturas terrenos donde se llevaban a cabo afectaciones con
sudamericanas, como la San Agustín, Colombia; Cho- maquinaria pesada en gran parte de la superficie. Co-
rrera, La Tolita y Jama Coaque, Ecuador; Chavín de mo resultado de la visita, se recuperaron vasijas ca-
Huantar, Vicus, Gallinazo, Salinar, Moche, Paracas y pacha que se encontraban expuestas luego de los
Nazca, Perú, con un rango temporal que va de 1200 trabajos del trascabo. Esto ocasionó la suspensión total
a.C. a 700 d.C. (Hernández, 2013: 90). de la obra, en tanto no se realizara el trabajo arqueo-
Una posibilidad del porqué de la existencia de es- lógico respectivo. El sitio se ubicaba al sur de la ciudad
tos contactos a gran distancia fue expuesta por Ve- de Colima, y en el lugar se corroboró la existencia de
rónica Hernández (ibidem: 91): “[…] una de las pistas contextos capacha. Se trataba de un sitio con depósitos
señala una ruta por el Pacífico, de sur a norte, en funerarios que más tarde se excavaron y registraron. El
busca de un tipo de concha, el Spondylus princeps, área se localizaba en el extremo noreste del fracciona-
de significado religioso esencial para ciertos pueblos miento Las Fuentes, en terrenos de la antigua hacien-
sudamericanos”. da El Cortijo (figura 1).

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tas corrientes de agua, el espacio se hallaría relativa-
mente protegido.
La deposición de los entierros se realizó de manera
ordenada y se intentó respetar los espacios entre uno
y otro entierro, dejando entre cada uno distancias en-
tre 20 y 50 cm. Por otra parte, se detecta una diferen-
ciación social de los personajes depositados, la cual
quedó plasmada en el registro arqueológico, definido
a partir del modo en que se realizó la deposición de las
osamentas y su asociación con los artefactos dejados
a manera de ofrenda.
En la unidad de excavación se detectaron entierros
sencillos y múltiples. En ambos casos los personajes lle-
Figura 2. Entierro 18. Se observa a un individuo en posición decú-
bito dorsal al que se le colocaron diversas vasijas. Nótese la com- gaban a presentar un ajuar funerario muy complejo que
plejidad del conjunto. en algunos casos incluía hasta tres niveles de deposi-
ción para un mismo evento, y donde el gran número de
Lo que se pensó que tendría las características sen- vasijas, así como la complejidad en sus formas, fueron
cillas de los contextos capacha y, por ende, que se tra- uno de los marcadores más destacados para esta infe-
taría de un trabajo de corto plazo mediante un rescate rencia (figuras 2-3).
arqueológico, al final implicó un trabajo de poco más Asimismo, se encontraron inhumaciones de perso-
de tres meses. Aunque se llevó a cabo en temporada de najes depositados sin ninguna ofrenda o con hasta dos
lluvias, se logró la recuperación de un cementerio con elementos cerámicos, los cuales correspondían a de-
alrededor de 144 individuos, tanto primarios como se- posiciones sencillas (figuras 4-5).
cundarios, asociados con ofrendas integradas por más En la actualidad, los materiales arqueológicos pro-
de 300 materiales arqueológicos, donde la cerámica es ducto de este rescate aún se encuentran en fase de
la de mayor representación (Alcántara, 2005). estudio y conservación. Los elementos recuperados
como ofrenda se encuentran en análisis y en la mayo-
Figura 3. Entierro 16. Uno de los conjuntos más complejos, donde ría de los casos ya se restauraron. Entre las formas ce-
al personaje principal se le depositaron 22 elementos cerámicos.
rámicas características de esta fase se encuentran las
típicas vasijas acinturadas o bules, vasijas con decora-
Como menciona Oliveros (2000: 31), por sí solos los ción en rojo zonal, tecomates, una vasija de asa estribo
objetos recuperados no darían luz sobre la concepción incompleta, así como diversas vasijas tanto zoomorfas
del mundo y su sociedad. Así, mediante los trabajos de y antropomorfas que son muy relevantes para una pos-
excavación y el registro llevado a cabo se recuperó in- terior interpretación (figuras 6-11).
formación valiosa que refleja las expresiones rituales Los restos óseos se enviaron a la Escuela Nacional
sucedidas al momento del enterramiento, plasmadas de Antropología e Historia para los estudios corres-
en los contextos funerarios a partir de la forma de de- pondientes, los cuales se encuentran a cargo del an-
posición de los cuerpos y objetos que lo acompañan tropólogo físico Juan Alberto Román Berrelleza, quien
(Alcántara, Almendros y Olay, 2010: 33). ha establecido vínculos con la Facultad de Ciencias
Con la exploración arqueológica se corroboró el de la unam, a través de la doctora Angélica González
uso de un espacio funerario de manera recurrente y Oliver, para realizar estudios más específicos a par-
prolongada por parte de quienes utilizaron el sitio pa- tir de análisis de adn presente en los materiales. Se
ra los enterramientos. El espacio presenta caracterís- pretende identificar los marcadores genéticos mito-
ticas particulares, debido a que se ubica en un área condriales de los individuos y corroborar la posible
donde el grupo tenía asegurado que el depósito de vinculación entre América del Sur y el occidente me-
sus ancestros no fuera alterado. Quienes crearon el soamericano con base en la detección de determina-
espacio funerario escogieron una planicie aluvial en dos marcadores.
medio de los arroyos Pereyra y Los Trastes, ya que Se trata del primer intento de utilización de esta téc-
consideraron que, al encontrarse delimitado por es- nica de análisis para Colima, en una muestra repre-

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sentativa de los restos óseos recuperados durante el
proceso de excavación. En este trabajo se expondrán
los primeros avances en la aplicación de la técnica, a
partir de los cuales se hará una evaluación de los alcan-
ces potenciales en el resto de los materiales óseos, para
determinar si es pertinente continuar con su aplicación.

El análisis molecular de los restos óseos

La antropología molecular analiza la variación gené-


tica codificada en las proteínas y ácidos nucleicos que
se encuentra en las poblaciones humanas antiguas o Figura 4. Entierro 38. En este ejemplo se observa un entierro in-
dividual al que sólo se le colocaron dos elementos cerámicos. Se
contemporáneas para identificar las relaciones genéti- aprecia el grado de deterioro tanto de los restos óseos como de los
cas entre éstas, así como su origen e historia evolutiva objetos cerámicos.

ocurrida durante procesos migratorios, de mezcla, ais-


lamiento y diferenciación, entre otros (Stoneking, 2000;
Pérez, 2013).
La aparición de la técnica de amplificación in vitro
del adn, denominada “reacción en cadena de la polime-
rasa” (pcr, por sus siglas en inglés), genera la producción
exponencial de copias de un segmento nucleotídico es-
pecífico. Por su gran sensibilidad, esta técnica se convir-
tió en el método ideal y más utilizado para los estudios
del adn antiguo (Pérez, 2013).
Al mismo tiempo, la identificación de distintos
marcadores genéticos, como los polimorfismos de la
Figura 5. Entierro 28. Es uno de los depósitos que contrasta de
longitud de los fragmentos de restricción (rflp, por manera clara con los entierros complejos antes observados. A es-
sus siglas en inglés), sitios polimórficos de las regio- te individuo sólo se le ofrendó un elemento cerámico.

nes hipervariables I y II del adn mitocondrial (adnmt),


polimorfismos del cromosoma Y, microsatélites y adnmt permite discriminar entre poblaciones cercana-
minisatélites, facilitó el análisis de la genética de las po- mente relacionadas.
blaciones humanas. Los avances recientes en las tec- Al poseer un mayor número de copias, el adnmt

nologías de secuenciación de alto rendimiento y de los presenta ventajas frente al cromosoma Y. Una célula
programas informáticos especializados incrementaron sólo tiene una copia del cromosoma Y, mientras que en
los estudios de la variación genética de las poblaciones ella hay un número variable de mitocondrias que de-
humanas antiguas y contemporáneas del mundo (Pine- pende del tejido en cuestión. Cada mitocondria posee
da, en prensa). entre dos y 10 copias del adn, una característica que
El genoma mitocondrial y el cromosoma Y presen- permite que la recuperación y amplificación del adn-

tan una herencia uniparental; es decir, el adnmt se he- mt resulte más fácil. Una madre hereda el adnmt a to-
reda en exclusiva por la vía materna y el cromosoma dos sus hijos independientemente de su sexo, mientras
Y, por la paterna. Debido a su forma de herencia, se que un padre sólo hereda el cromosoma Y a los hijos
utilizan como la principal herramienta para investigar varones. Debido a su herencia materna y a la ausen-
la evolución humana y discernir acerca de las relacio- cia de recombinación, el adnmt acumula mutaciones
nes de ancestro-descendencia (Cavalli-Sforza, 1997; en su secuencia con el paso del tiempo. Es importante
Stoneking, 2000). mencionar que el análisis del adnmt y del cromosoma
A diferencia del material genético nuclear, el adn- Y sólo corresponde a una parte de la historia genética
mt carece de eventos de recombinación en cada gene- de los individuos o de las poblaciones, ya sea la matri-
ración y posee una tasa de mutación cinco a 10 veces lineal o patrilineal (Stoneking y Soodyall, 1996; Lell et
mayor que la de aquél. La alta tasa de mutación del al., 1997; Pérez, 2013).

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Figura 7. Olla simple de borde alto con decoración en “V” en la
parte superior del cuerpo. Esta pieza se colocó como ofrenda del
Entierro 47 y se registró como Elemento 4 del contexto mortuorio.

Figura 6. Vasija acinturada o bule, la forma característica del pe-


riodo capacha. Se trata del Elemento 1 del Entierro 16.

Figura 8. Vasija antropomorfa que al parecer representa a un Figura 9. Vasija zoomorfa que representa un loro. La pieza formó
personaje de sexo femenino. La pieza se ofrendó en un entierro parte de la ofrenda mortuoria del Entierro 16.
complejo que denota la importancia del personaje inhumado. Se
recuperó en el Entierro 19.

Figura 10. Vasija miniatura de cerámica con la típica decoración Figura 11. Olla con decoración rojo zonal. Un ejemplo de lo más
capacha. Constituye una rareza, ya que este tipo de elementos po- representativo de este tipo cerámico capacha. Formaba parte de la
cas veces se recuperan. Procede de la Ofrenda 3. ofrenda del Entierro 3.

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En un inicio los estudios del adnmt y del cromoso- guos presentan daños físicoquímicos que impiden su
ma Y de las poblaciones nativas actuales de América amplificación. Los extractos de adn antiguo contienen
se enfocaron en el poblamiento de América, lo cual co- componentes no identificados en la mayoría de los ca-
rroboró el origen asiático de los nativos americanos y sos que inhiben la acción de las enzimas adn polime-
proporcionó nueva información sobre la fecha en que rasas durante la pcr (Pääbo y Wilson, 1988; Sampietro
éste ocurrió, el tamaño aproximado de la población co- et al., 2006).
lonizadora, las migraciones ocurridas y las rutas de mi- No obstante, el uso de la pcr junto con el adn po-
gración en el interior continental. Estos temas siguen limerasa y el uso de albúmina de sérica bovina per-
en debate y no existe un consenso entre los especia- mitieron superar las dificultades y amplificar el adn de
listas del área. interés, al incrementarlo en cantidades que permiten
Los análisis de marcadores moleculares del cro- su análisis mediante técnicas convencionales de se-
mosoma Y y del adnmt humano se usaron después cuenciación (Pääbo y Wilson, 1989).
para abordar problemáticas más específicas acerca de Con el desarrollo del análisis del adn antiguo surgie-
América. Los datos moleculares, en conjunto con los ron los criterios de autenticidad. El principal problema
culturales, lingüísticos, históricos y geográficos, per- es el adn humano moderno, fuente de contaminación
miten realizar estudios moleculares a escala regional del adn humano antiguo. La contaminación puede pro-
para comprender mejor la composición y relaciones venir de quienes han manipulado las muestras bioló-
genéticas entre las poblaciones humanas actuales y gicas (restos óseos, pelo, dientes, tejidos momificados
antiguas. y coprolitos), o de quienes realizan los procesos del
En 1992, Torroni y colaboradores analizaron rflp del análisis genético molecular en el laboratorio. Por ende,
adnmt en varias poblaciones contemporáneas nativas de para obtener resultados confiables se ha implementa-
América y propusieron cuatro haplogrupos fundadores, do una serie de medidas preventivas y de controles
inicialmente denominados A, B, C y D. Años después se para detectar contaminación con adn moderno en
identificó a un quinto haplogrupo fundador, llamado X, una muestra antigua (Pääbo y Wilson, 1989; Cooper y
presente en la minoría de los nativos americanos (Brown Poinar, 2000; Willerslev y Cooper, 2005; Gilbert et al.,
et al., 1998). En la actualidad, los haplogrupos se deno- 2005a, 2005b).
minan con una nueva nomenclatura: A2, B2, C1, D1 y Mesoamérica fue un área ocupada por diferentes
X2A (Tamm et al., 2007). En los análisis de poblaciones de poblaciones humanas que poseían un conjunto de ca-
América del Norte se encontró que la distribución de las racterísticas culturales en común. Existe mucha in-
frecuencias de los haplogrupos mitocondriales es atribui- formación histórica y cultural acerca de las mismas,
ble a relaciones lingüísticas, geográficas o culturales (Lo- aunque se desconoce la composición genético-bioló-
renz y Smith, 1996). gica de la mayoría.
Cada uno de los haplogrupos mitocondriales –A2, En este trabajo proponemos analizar en conjunto
B2, C1, D1 y X2A– se relacionan con dos mutaciones los haplogrupos y haplotipos del adnmt en individuos
específicas de la región hipervariable I (hvri, por sus si- antiguos que pertenecen a la colección del material
glas en inglés) del adnmt, claramente identificadas en osteológico del sitio arqueológico de Las Fuentes, en
los nativos americanos (Tamm et al., 2007). La secuen- Colima, con el objetivo de conocer su composición
cia de la hvri permite identificar los haplotipos del genética.
adnmt que proveen una mejor evidencia de la ances- A fin de eliminar la posible presencia de adn mo-
tralidad compartida entre poblaciones antiguas e ir más derno en los restos óseos, al iniciarse el estudio de al-
allá de la distribución de las frecuencias de los haplo- gunos individuos las muestras se sumergieron durante
grupos identificados en éstas (Eshleman et al., 2003). 10 minutos en hipoclorito de sodio concentrado y se
En la década de 1980 se iniciaron los estudios del irradiaron con uv a 254 nm durante cinco minutos en
adn humano antiguo en Norteamérica, y con éstos se un CL-1000 Ultraviolet Crosslinker. Después se realizó
identificó una serie de problemas técnicos. La secuen- el método de extracción con la técnica de Krings et al.
cia de adn de interés existe en pequeñas cantidades y (1997), basada en solventes orgánicos y sílica (Boom et
muestra un exceso de adn que proviene de bacterias, al., 1990). Este método lo hemos utilizado exitosamen-
hongos u otras especies. Además, la gran mayoría de te en otros estudios (González-Oliver, 2001; De la Cruz
las moléculas de adn que se extraen de restos anti- et al., 2008, 2010).

101
La identificación de los haplogrupos mitocondria- Resultados iniciales y procesos a seguir
les en los individuos prehispánicos se ha realizado por
análisis de restricción. Los primers empleados y las Con base en estos procedimientos, se efectuó la fase
condiciones de amplificación por pcr utilizadas fueron experimental, en la que hasta ahora se han analizado
descritas en González-Oliver et al. (2001). Las reac- pocos individuos, la cual arroja un resultado negativo
ciones de amplificación se llevaron a cabo en un ter- para el haplogrupo A, sobre todo porque los extractos
mociclador Eppendorf Master Cycler Gradient modelo de este marcador no amplificaron en este primer inten-
AG22331 de uso exclusivo para el adn antiguo. to; así, se tendrán que repetir en varias ocasiones hasta
corroborar que no existe adn de calidad para el análi-
sis de este marcador.
Posteriormente se analizaron los individuos para
el haplogrupo B y se encontró que un individuo es
B, mientras que los otros no presentaron los produc-
tos de amplificación para este marcador. Los resulta-
dos pueden indicar que no hay adn en los extractos
de estos individuos –excepto en el que presentó B–,
aunque, como en el caso anterior, será necesario repe-
tir los experimentos (figura 12). Esta situación resulta
preocupante, ya que se podría correlacionar con el da-
Figura 12. Proceso inicial de extracción del adn de una muestra ño sufrido por los huesos a causa del pH ácido del sue-
de hueso.
lo y otros factores, lo cual probablemente trajo como
consecuencia la destrucción y ausencia del adn en al-
gunos individuos.
Cabe mencionar que los haplogrupos A y B son los
más frecuentes entre las poblaciones indígenas actuales
del centro y norte de México, en tanto que el A lo es en
poblaciones antiguas de Mesoamérica (De la Cruz et al.,
2008; González-Oliver et al., 2001). Hasta ahora se ha lo-
grado amplificar el adn de un individuo (figuras 13- 14),
y falta realizar las pruebas para identificar el marcador
genético en los ejemplares restantes. Es importante se-
ñalar que, desafortunadamente, la fase experimental se
Figura 13. Colocación de los tubos en el termociclador. Cada uno efectúa con mucha lentitud y presenta un considerable
contiene los componentes químicos y los extractos obtenidos de
atraso a causa de que al proyecto no se le han asignado
las muestras de hueso con que se llevará a cabo la reacción en ca-
dena de la polimerasa (pcr). los recursos necesarios por parte del inah para continuar
con el análisis de manera más consistente. Aun así, la
identificación del haplogrupo B en uno de los indivi-
duos de capacha es uno de los primeros resultados ob-
tenidos en el análisis de adn antiguo en individuos de
esta importante cultura del occidente de México.
La amplificación de la región hipervariable I se lle-
vará a cabo en dos o tres fragmentos superpuestos con
los primers propuestos por Vigilant et al. (1989), de-
bido a que el adn recuperado de restos antiguos es-
tá sujeto a procesos de degradación que propician su
fragmentación en tamaños que varían entre 100 y 500
Figura 14. Los productos resultantes de la pcr se someten a elec- pares de bases (pb) (Pääbo y Wilson, 1989; Handt et al.,
troforesis para corroborar si un determinado marcador genético
1994; Höss et al., 1996). Los protocolos del análisis de
amplificó, así como para comprobar que no existió contaminación
en el proceso. la hvri se han utilizado en otros estudios para analizar

102 diario de campo, núms. 10-11, septiembre-diciembre de 2015


adn moderno de individuos indígenas (Pérez, 2013; Pi- turas de América del Sur ha planteado su probable con-
neda, 2015) y se optimizan las condiciones necesarias tacto, lo cual tampoco se ha corroborado.
de acuerdo con las muestras antiguas a estudiar (Bra- En razón de lo anterior, se avizora que el empleo
vo, en proceso). Se identificarán las dos cadenas del de herramientas novedosas, como las que aporta la an-
adn antiguo mediante la secuenciación automatizada tropología molecular, proporcionan información valio-
directa en un secuenciador abi Prism 310 de Applied sa para desentrañar la problemática de esta fascinante
Biosystem del Laboratorio de Secuenciación Genómi- cultura. Consideramos que los resultados del estudio
ca de la Biodiversidad y de la Salud del Instituto de Bio- genético permitirán entender mejor la compleja diná-
logía de la unam. mica sociocultural de la población de la cultura capa-
Asimismo se realizará la edición de las secuencias cha, no sólo a escala regional por la relación que pudo
con el software CodonCode 3.0.1, y se obtendrá la se- haber establecido con los grupos de los alrededores,
cuencia de cada individuo, la cual se comparará tan- sino también continental, por los contactos e inter-
to con la secuencia de referencia del adn mitocondrial cambios que hipotéticamente pudo haber tenido con
(Anderson et al., 1981; Andrews et al., 1999), como con poblaciones de otras latitudes.
las secuencias obtenidas por los investigadores que
realizaron el análisis molecular y con otros individuos Agradecimientos
antiguos de Mesoamérica reportados en la literatura.
Cabe precisar que todos los procedimientos expe- A la química farmacéutica biológica Miriam Jetzabel
rimentales se han llevado a cabo con reactivos grado Bravo López por su participación en el análisis de las
biología molecular en el laboratorio del grupo de inves- muestras, así como el apoyo de la unam, papiit-in306014.
tigación de antropología molecular de la Facultad de
Ciencias de la unam. El laboratorio de adn antiguo está Bibliografía

separado del laboratorio de adn moderno y del labora-


torio donde se manipulan los productos de pcr, con la Alcántara Salinas, Andrés Saúl, “Un panteón preclásico en Co-

finalidad de evitar una contaminación cruzada de las lima”, tesis de licenciatura en arqueología, México, enah,

muestras durante los pasos de extracción y amplifica- 2005, pp. 25-58.


Alcántara Salinas, Andrés Saúl, Laura Almendros y Ángeles
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territorial, extensión temporal, desarrollo alcanzado,
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áreas de influencia y relaciones regionales o continen-
ge Reference Sequence for Human Mitochondrial dna”, en
tales, entre otros aspectos, constituye puntos cruciales
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a resolver y, en esa medida, resulta fundamental para
Boom, R. et al., “Rapid and Simple Method for Purification of
entender a esta cultura en su verdadera dimensión so-
Nucleic Acids”, en Journal of Clinical Microbiology, vol. 28,
ciocultural, en relación con las características peculia-
núm. 3, 1990, pp. 495-503.
res del resto de las culturas mesoamericanas.
Bravo López, M. J., “Análisis del adn mitocondrial en mayas con-
Así, por ejemplo, se ha expuesto que a partir de los
temporáneos y antiguos de Xcaret, Quintana Roo”, tesis de
materiales arqueológicos –en particular los artefactos de maestría en ciencias biológicas, México, unam, en proceso.
cerámica perteneciente a este complejo cultural, como Brown, M. D. et al., “mtdna Haplogroup x: An Ancient Link Bet-
las vasijas asa de estribo y las vasijas acinturadas– no ha ween Europe/Western Asia and North America?”, en Ame-
sido posible corroborar una clara filiación del grupo que rican Journal of Human Genetics, vol. 63, núm. 6, 1998, pp.
las creó, pues sus formas únicas no son comparables 1852-1861.
con ninguna otra cerámica elaborada por grupos con la Cavalli-Sforza, L. L. y A. W. Edwards, “Phylogenetic Analysis.
misma temporalidad y cercanía a la región de occidente. Models and Estimation Procedures”, en American Journal
Sin embargo, su similitud con las fabricadas por las cul- of Human Genetics, vol. 19, núm. 3, 1997, pp. 233-257.

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