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Cuadernillo de Contenidos Ley Micaela 2023

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CUADERNILLO DE CONTENIDOS PARA LA


IMPLEMENTACIÓN DE LA LEY MICAELA EN EL
MINISTERIO DE SEGURIDAD

¡Bienvenidos/as a las capacitaciones


en el marco de la Ley Micaela!

La Ley 27.499 fue promulgada en enero de 2019 y establece la


capacitación obligatoria en género y violencia por razones de género para
todas las personas que se desempeñan en la función pública en todos
sus niveles y jerarquías en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de
la Nación. Se llama así en conmemoración de Micaela García, una joven
entrerriana de 21 años, militante social y del Movimiento Ni Una Menos,
que fue víctima de femicidio en manos de Sebastián Wagner.

El objetivo de las capacitaciones es fortalecer la perspectiva de


género en las acciones e intervenciones de los y las agentes estatales
para comprender las múltiples aristas que componen las violencias y
desigualdades de género y no reproducir dichas prácticas.

Esta capacitación abordará y profundizará los siguientes ejes temáticos:

» Género
» Violencia por razones de género
» Masculinidades
» Desigualdades de género en el ámbito laboral
» Violencia hacia personas disidentes

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» Normativa nacional e internacional
» Modelos de abordaje, prevención, asistencia, atención y reparación
de las violencias por razones de género.

Perspectiva de género

Cuando hablamos de perspectiva de género, aludimos a un tipo de


metodología que permite dar cuenta y cuestionar los mecanismos de
desigualdad, discriminación y exclusión de las mujeres y LGTBI+ que
son justificados y naturalizados en base a las diferencias biológicas
entre varones y mujeres. La perspectiva de género permite, entonces,
comprender que dichas desigualdades se pueden cambiar ya que no son
naturales.

Incorporar la perspectiva de género a la institución policial, permite analizar


y comprender las desigualdades, los conflictos y las discriminaciones
que se manifiestan en el quehacer profesional cotidiano y cuestionar los
estereotipos y las prácticas con las cuales somos educados/as para luego
generar una construcción con igualdad de género. Esto solo es posible
teniendo una perspectiva transversal, es decir analizar la institución policial
en su totalidad con una mirada de género. Desde los contenidos que se
dictan en las escuelas, hasta las experiencias y saberes que circulan en
lo cotidiano, como también las prácticas e intervenciones individuales de
cada sujeto/a.

Roles y estereotipos de género. Socialización de género.

Los roles de género son el conjunto de normas sociales y comportamientos


percibidos como apropiados y adecuados para los varones o las mujeres en

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un grupo o contexto socialmente determinado. Los estereotipos de género
son el conjunto de ideas, representaciones y patrones que se construyen
socialmente en base a la diferencia sexual. Como ejemplo, podemos decir
que uno de los roles sociales y culturales asignados a las mujeres es el
de cuidadora y ama de casa. A los varones, en cambio, se les asigna el
rol de proveedores económicos y por lo tanto del trabajo productivo. En
relación a los estereotipos, se espera que las mujeres sean sensibles,
amorosas, sumisas, obedientes, entre otras. De los varones se espera que
sean racionales, fuertes, valientes y exitosos.

Tanto los roles como los estereotipos se van construyendo a partir de la


socialización de género, que es el proceso por el cual la sociedad transmite
a sus individuos las representaciones y prácticas culturales propias de esa
sociedad en un determinado momento histórico. Desde el momento en que
nacemos comenzamos a recibir un trato diferenciado, dependiendo del
sexo que nos asignan al nacer, el cual es establecido según la apariencia
de nuestros genitales. Es así como existen juegos, vestimentas, música,
deportes, etc. que son diferenciados tanto para varones como para mujeres
de acuerdo al rol social que nos es asignado. Nuestros entornos y diversas
instituciones, como la familia, la escuela y los medios de comunicación
nos enseñan a cumplir dichos roles aprobando o sancionando nuestras
conductas de acuerdo a lo que se espera de nosotros/as en el contexto de
una sociedad patriarcal. Esto define trabajos diferenciados entre varones,
mujeres y el colectivo LGTBI+, como así también desigualdades en la
valoración social y económica de dichos trabajos.

Estos mandatos restringen las múltiples formas de ser y limitan la libertad


y diversidad de expresión de cada individuo, anulando la heterogeneidad
y complejidad propia de cada persona. A su vez, generan relaciones de
poder y desigualdad.

¿Se preguntaron alguna vez respecto de frases que escucharon


o les dijeron tan sólo por ser mujeres o ser varones?

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¿Pueden identificar en su ámbito familiar y laboral la reproducción
de los roles y estereotipos de género?
¿En qué prácticas?

Androcentrismo, patriarcado y sexismo

El género determina, como mencionamos antes, las características y


responsabilidades consideradas propias de los varones y propias de las
mujeres, y las presenta como si fueran naturales. A su vez las jerarquiza,
es decir que le da más valor a ciertas características, roles y tareas que a
otras. Como ejemplo, podemos tomar el asado, en el cual solo se aplaude
a quién lo realizó y no a quién puso la mesa, hizo la ensalada o el postre, se
encargó de realizar las compras, de lavar los platos, etc. Y es interesante
pensar a quién le es asignado el rol social de asador. Así las características
ligadas a los varones (fuerza, valentía, poder, etc.) no tienen la misma
valoración que las características ligadas a la mujer (sensibilidad, temor,
debilidad, etc.). A esto se lo denomina androcentrismo, es decir situar
al varón y a lo masculino, su mirada y sus intereses, en el centro de la
sociedad, omitiendo e invisibilizando a las mujeres y personas LGTBI+.

Estas desigualdades se inscriben dentro de un sistema más amplio, el


patriarcado. Es un modelo de organización social en el que la autoridad
la ejerce el varón. Promueve, reproduce y legitima la distribución desigual
entre los sexos respecto de lo social, lo político, lo económico, lo religioso,
lo moral y lo simbólico. Es un sistema basado en jerarquías que definen
las relaciones de género y que coloca a las mujeres y LGBTIQ+ en un lugar
subordinado respecto de los varones.

El patriarcado y androcentrismo son términos teóricos y analíticos, que


se traducen en las desigualdades de género que se observan en todos
los ámbitos de la vida cotidiana y en las instituciones tanto públicas
como privadas que habilitan normas, leyes, ideas, símbolos, lenguajes

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y prácticas que reproducen las lógicas patriarcales. Consecuentemente
nuestra sociedad se centra en la figura del varón y las mujeres y personas
del colectivo LGTBI+ quedan subordinadas en todos los ámbitos de la
vida (político, económico, familiar, laboral, etc.). A esto se lo denomina
sexismo.

¿Pueden identificar a lo largo de sus vidas elementos patriarcales


y androcéntricos? ¿Cuáles?

Violencia por razones de género

La violencia por razones de género es una problemática que nos


compete como sociedad históricamente. Si bien fue visibilizada masiva
y mediáticamente en los últimos 10 a 15 años, siempre existió. Según
la Ley 26.485 de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar
la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus
relaciones interpersonlaes, la violencia contra las mujeres es toda
conducta, acción u omisión, que de manera directa o indirecta, tanto en
el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual
de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica,
sexual, económica o patrimonial, como así también su seguridad personal.
Quedan comprendidas las perpetradas desde el Estado o por sus agentes.

Este tipo de violencias se basa en una relación de poder asimétrica y


desigual que se basa en la dominación del varón por sobre las mujeres e
identidades LGTBI + que quedan relegadas a un lugar de subordinación
y desvalorización. Son todas aquellas violencias que se ejercen como
forma de reforzar, reproducir y sostener la dominación masculina. De
este modo, podemos distinguir que las violencias por razones de género
no son sinónimo de “violencias contra las mujeres”. Por lo tanto son
víctimas de violencias por razones de género todas las personas que son

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violentadas y/o discriminadas por su género (mujeres, lesbianas, gays,
mujeres y varones transgenero y travesti, intersexuales, etc.). Los varones
cis pueden ser víctimas de violencias, pero no por razones de género, ya
que esas situaciones no son consecuencia de una desigualdad y asimetría
históricas en cuanto a su género y ocupan una posición de privilegio y
dominación.

Tipos y modalidades de violencia

Los tipos de violencia hacen referencia a las formas concretas de las


violencias, que pueden ser:

FÍSICA: la que se emplea contra el cuerpo de la mujer produciendo dolor,


daño o riesgo de producirlo y cualquier otra forma de maltrato agresión
que afecte su integridad física.

PSICOLÓGICA: la que causa daño emocional y disminución de la


autoestima o perjudica y perturba el pleno desarrollo personal o que
busca degradar o controlar sus acciones, comportamientos, creencias
y decisiones, mediante amenaza, acoso, hostigamiento, restricción,
humillación, deshonra, descrédito, manipulación aislamiento. Incluye
también la culpabilización, vigilancia constante, exigencia de obediencia
sumisión, coerción verbal, persecución, insulto, indiferencia, abandono,
celos excesivos, chantaje, ridiculización, explotación y limitación del
derecho de circulación o cualquier otro medio que cause perjuicio a su
salud psicológica y a la autodeterminación.

SIMBÓLICA: la que a través de patrones estereotipados, mensajes,


valores, íconos o signos transmita y reproduzca dominación, desigualdad
y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación
de la mujer en la sociedad.

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SEXUAL: cualquier acción que implique la vulneración en todas sus
formas, con o sin acceso genital, del derecho de la mujer de decidir
voluntariamente acerca de su vida sexual o reproductiva a través de
amenazas, coerción, uso de la fuerza o intimidación, incluyendo la violación
dentro del matrimonio o de otras relaciones vinculares o de parentesco,
exista o no convivencia, así como la prostitución forzada, explotación,
esclavitud, acoso, abuso sexual y trata de mujeres.

ECONÓMICA O PATRIMONIAL: la que se dirige a ocasionar un


menoscabo en los recursos económicos o patrimoniales de la mujer, a
través de: a) Obstaculización de la posesión, tenencia o propiedad de sus
bienes. b) La pérdida, sustracción, destrucción, retención o distracción
indebida de objetos, instrumentos de trabajo, documentos personales,
bienes, valores y derechos patrimoniales.

POLÍTICA: la que se dirige a menoscabar, anular, impedir, obstaculizar o


restringir la participación política de la mujer, vulnerando el derecho a una
vida política libre de violencia y/o el derecho a participar en los asuntos
públicos y políticos en condiciones de igualdad con los varones.

Las modalidades de violencia hace referencia a los lugares en donde se


desarrollan:
» Doméstica
» Institucional
» Laboral
» Contra la libertad reproductiva
» Obstétrica
» Mediática
» En el espacio público
» Pública - política
» En el espacio digital

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El iceberg de la violencia y los micromachismos

El iceberg de la violencia es una metáfora utilizada para describir la idea


de que solo vemos una pequeña parte de la violencia por razones de género.
Al igual que un iceberg, la mayoría de las violencias permanecen ocultas
debajo de la superficie, mientras que solo una pequeña parte es visible.

En la cima del iceberg se encuentran el femicidio, las violencias físicas


y sexuales, que son las más evidentes y las que más atención reciben
en los medios de comunicación y la sociedad en general. Sin embargo
la mayoría de las violencias por razones de género están ocultas en la
parte inferior del iceberg, que incluye violencias menos evidentes como el
acoso y la intimidación verbal, la discriminación en el lugar de trabajo, el
control económico, a violencia psicológica, entre otras.

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Algunas de estas violencias, quizás las menos evidentes y visibles,
son los micromachismos. Como lo dice el nombre, son prácticas y
discursos sexistas que se manifiestan en pequeños gestos, actitudes o
palabras cotidianas, a menudo de forma sutil e imperceptible, pero que
refuerza estereotipos y desigualdades de género. Algunos ejemplos
de micromachismo incluyen: exigir que la mujer haga todas las tareas
domésticas, incluso si ambos trabajan fuera de casa; hacer bromas o
comentarios sexistas; dudar de las habilidades o competencia de la
mujer en determinadas áreas; no dar crédito al trabajo o ideas de la mujer;
cuestionar la sexualidad o el comportamiento de la mujer basándose en
patrones estereotipados de género, entre otros.

Estos comportamientos pueden parecer inofensivos o incluso elogiosos


en algunos casos, pero contribuyen al mantenimiento de la desigualdad
de género y a la perpetuación de violencias más graves, como el femicidio.
Por eso, es importante estar atento a los propios comportamientos y a los
comportamientos de las personas alrededor, cuestionando y combatiendo
el micromachismo siempre que sea posible. Además, es importante
destacar que el micromachismo no es exclusivo de los hombres, y que las
mujeres también pueden reproducirlo. Por eso, es necesario un trabajo
colectivo para deconstruir estos comportamientos y construir relaciones
más igualitarias.

¿Podés identificar en tu vida cotidiana la reproducción de algún


micromachismo?, ¿cuál?

Femicidio

El término femicidio hace referencia a los asesinatos y las muertes


violentas por razones de género, realizados por varones motivados por
un sentido de tener derecho sobre el cuerpo y la vida de la mujer. Es la

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forma más extrema que adquiere la violencia hacia las mujeres y puede
ser perpetrada tanto dentro de la familia como en cualquier otra relación
interpersonal; en la comunidad, por parte de cualquier persona o por el
Estado a través de sus agentes, por acción u omisión.

En la Argentina es una problemática muy grave. En 2022 se registraron


un total de 233 femicidios y 425 intentos, lo que evidencia la urgencia de
tomar medidas contra este tipo de violencia de género.

En el año 2012, mediante la Ley Nº 27.791, se incorporó el concepto de


muertes violentas de mujeres por cuestiones de género como agravante,
en el Código Penal Argentino.

Círculo y espiral de la violencia

La violencia contra las mujeres, en el ámbito de la pareja, tiende a


presentarse de forma cíclica con periodos que van de la ternura y el afecto
hasta poner en riesgo la vida. El círculo de la violencia es un modelo que
describe cómo la violencia puede ser un patrón repetitivo en una relación
abusiva. Consta de tres fases: la fase de acumulación de tensiones, la
fase de agresión y la fase de arrepentimiento o luna de miel.

En la primera fase hay una escalada gradual de tensión en la pareja


caracterizada por el aumento de conflictos y actos violentos por pequeñas
disputas o problemas en la relación. El agresor manifiesta su violencia
verbalmente o con acciones violentas a las que no se da importancia
y tienden a ser naturalizadas y/o cambios repentinos de humor que la
víctima no comprende.

En la segunda fase, de agresión, estalla la violencia que puede ser


física, sexual o psicológica. Se producen estados de ansiedad y miedo en
la víctima, pedidos de ayuda y/o denuncias

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En la última fase, de luna de miel, es cuando el agresor se arrepiente
de su comportamiento violento y trata de hacer las paces con la víctima.
Pide perdón, promete que no volverá a suceder, atribuye su explosión a
otros problemas, incluso puede responsabilizar a la víctima por “hacer
que se ponga así”, minimiza los daños. Jura y promete amor, es amable y
cariñoso. Sin embargo, esta fase de arrepentimiento no suele durar mucho
tiempo y se vuelve a la fase de tensión, iniciando así un nuevo ciclo de la
violencia. Con el tiempo las fases se van acortando cada vez más en el
tiempo y las violencias van en aumento.

La masculinidad se refiere a un conjunto de características,


comportamientos, roles y expectativas socialmente construidas que se
asocian tradicionalmente con los varones y la identidad masculina. Estas
características, como ya lo hemos visto anteriormente, suelen incluir la
fortaleza física, la competencia, la independencia y autonomía, la valentía,
el control emocional y la agresividad.

La masculinidad no es una entidad fija o universalmente definida. Se va


configurando y cambiando de acuerdo a la época histórica, la cultura, la
geografía, la clase social, etc. No es lo mismo, por ejemplo, ser varón en
Argentina que en Noruega, o ser un varón de clase social alta que ser de
clase social baja.

Por otro lado, es importante destacar que la masculinidad no es


una característica exclusiva de los varones. Las mujeres y personas
de otras identidades de género también pueden tener características y
comportamientos considerados tradicionalmente “masculinos”, y su
expresión no debería ser considerada como algo negativo o inapropiado.

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La masculinidad hegemónica y sus mandatos

La masculinidad hegemónica es el modelo de masculinidad que se


impone en una determinada sociedad y cultura en un determinado tiempo,
el “deber ser” de los varones al cual, sin embargo, nadie puede responder
en su totalidad. Es la practicada por los varones heterosexuales, blancos,
de clase social media-alta y alta, que monopolizan el poder, el prestigio
y la autoridad legítima y es el pilar para la desigualdad y violencia hacia
otras personas. La masculindad hegemónica también implica la creencia
de que los varones cis son superiores a las mujeres y disidencias y que
deben tener un papel dominante en la sociedad.

Es importante tener en cuenta que la masculinidad hegemónica no es


una característica innata de los varones, sino una construcción social que
puede ser desafiada y transformada. Los hombres pueden adoptar nuevas
formas de expresar su masculinidad que no esté basada en la dominación
y opresión.

Esta construcción social también tiene efectos negativos en los


varones, quienes sienten una presión de cumplir con las expectativas
sociales de lo que significa “ser hombre de verdad”. Esta presión es
ejercida por los mismos círculos de varones quiénes constantemente
están midiendo su masculinidad y juzgando a quiénes no cumplan con
sus principales funciones y mandatos, dentro de los cuales podemos
identificar principalmente:

PROVEEDOR: es considerado el responsable de proveer de sustento


económico a la familia, es decir es el responsable de tener un trabajo y
proporcionar el bienestar económico de todas aquellas personas que
están a su cargo. Esto lo posiciona como el jefe de la familia y por lo
tanto lo dota de algunos privilegios como, por ejemplo, la posibilidad de
desentenderse de las tareas domésticas y de cuidado (a cargo de la mujer).
El ser el proveedor, le permite tener un control sobre la administración del

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dinero, lo que supone el ejercicio de poder que conlleva la administración
de los recursos.

PROTECTOR (defensa, seguridad, valentía y fuerza): deber de proteger, a


las mujeres y lxs niñxs. Este mandato le quita a la mujer el reconocimiento
como un par, ubicándola en un lugar de inferioridad y de fragilidad. Al
mismo tiempo este precepto no se centra en el cuidado de la mujer como
tarea de cuidado, sino como un objeto de la propiedad privada, el cual
debe poseer, ejerciendo poder y control sobre ella, quitándole autonomía.

AUTOSUFICIENCIA Y FUERZA: una de las características de la


masculinidad hegemónica y en contraposición con la mujer es la
independencia y autonomía, que se conjuga con la característica de ser
fuerte. Este mandato indica que los varones no deben necesitar ayuda,
deben ser resolutivos, no confiar en nadie y tener siempre el control de
todas las situaciones, no ser vulnerables y estar siempre a la ofensiva.
Este mandato puede conducir a la soledad, ya que se ven imposibilitados
de pedir ayuda, y por el contrario supone una ventaja a la hora de conseguir
trabajo ya que son cualidades muy requeridas en los ámbitos laborales.

HETEROSEXUALIDAD Y SEXUALIDAD OBLIGATORIA: este mandato


entiende que si se quiere ser varón con todas las letras, se debe ser
heterosexual obligatoriamente. Para demostrar la heterosexualidad, se
potencia como valor fundamental la virilidad en la práctica sexual con las
mujeres, invitando además, a los hombres a realizar un pleno ejercicio de
su sexualidad para poner en juego esta potencia viril.

EMOCIONALIDAD LIMITADA Y PLENA RACIONALIDAD: otro de los


mandatos imperantes es la obligación de no mostrar emociones, sobre
todo aquellas asociadas a los aspectos femeninos que en cierta parte
se encuentran emparentados con emociones que los colocarían como
vulnerables. En este sentido las emociones que si les están permitidas al
conjunto de los varones son las emociones relacionadas con la violencia,

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la ira, la bronca. Continuando en esta misma línea, la racionalidad
(contrario a la emocionalidad como característica de lo femenino) es
otra cualidad esperada en los hombres, que los obliga a tomar siempre
buenas decisiones, no equivocarse y permanecer calmos en situaciones
que puedan resultar estresantes.

Siguiendo estos mandatos, se caracteriza por no demostrar ni rasgos


femeninos, ni infantiles, ni homosexuales (los tres NO de la masculinidad).

¿Quiénes juzgan o juzgamos quién es o no varón?,


¿Alguna vez nos sentimos juzgados por nuestra masculinidad?,
¿Juzgamos a otros/as por ello?, ¿Cómo nos hace sentir?

La violencia como mandato de la masculinidad hegemónica

Los mandatos de la masculinidad se basan mayormente por medirse


a partir de la riqueza, el poder y el éxito (en todos los ámbitos de su vida:
laboral, sexual, familiar, etc.). En muchos casos, eso incluye el despliegue
de diferentes formas de violencia hacia sí mismos y hacia otras personas,
sobre todo hacia mujeres y disidencias, siendo la violencia también un
mandato para los varones. Los mandatos de masculinidad hegemónica
imponen límites a los varones en cuanto a la manifestación de ciertas
emociones como por ejemplo la tristeza, frustración, miedo o inseguridad
al no alcanzar el poder, la riqueza o el éxito. El hecho de ocultarlas o
reprimirlas no permite transitarlas apropiadamente, por lo cual el enojo o
la ira terminan siendo las únicas formas de expresión posibles siendo la
violencia en sus diversas formas la herramienta más común que utilizan. Es
importante resaltar que estos factores no deben actuar como justificación
de las violencias. Al contrario, fomentamos que las emociones sean

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identificadas y trabajadas de forma adecuada, para poder así modificar las
acciones y tener al alcance otras herramientas que no sean la violencia.

La masculinidad normativa tiene como motor fundamental la búsqueda


de reconocimiento por parte del grupo y el miedo a la pérdida de ese
reconocimiento. Un ejemplo muy común para pensar esto, es cuando
caminan por la calle, pasa una chica, la miran e inmediatamente buscan
la mirada de otro varón cómplice donde se chequea, sonrisa de por
medio, que los dos eran varones y, por supuesto, heterosexuales. Es decir,
la complicidad entre pares es la base a partir de la cual se sostienen
las diferentes formas de poner en práctica los mandatos masculinos
dominantes. En este sentido, es importante trazar estrategias para
evidenciar tanto las prácticas de violencia y humillación, como las
dinámicas de complicidad que se despliegan en dichas situaciones
(acompañamiento pasivo, silencio, minimización de lo realizado, temor
para que no quedar como “el diferente” del grupo, entre otras formas).

Las masculinidades subordinadas

En contraposición a la masculinidad hegemónica, las masculinidades


subordinadas hacen referencia a todas las masculinidades divergentes a
la hegemónica, como por ejemplo por la orientación sexual, la identidad
de género, la clase social, la etnia, entre otros; ya que no se ajustan a las
funciones y mandatos socialmente establecidos para el varón. En este
sentido es importante incorporar el término de la interseccionalidad, que
nos permite pensar las masculinidades atravesadas por otras estructuras
de poder como la clase social o la etnia. Por lo tanto, si bien la sociedad
impone un único modelo de “ser varón”, en la realidad hay tantas
masculinidades como varones en el mundo ya que está atravesada por los
contextos sociales, culturales, económicos y personales de cada persona.

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Repensar las masculinidades para prevenir la violencia

Las mujeres y personas LGTBI+ se cuestionan históricamente el


patriarcado y las desigualdades que las mantuvo en un lugar de inferioridad,
exclusión y discriminación en nuestra sociedad. Sin embargo esto no ha
sucedido con los varones, quienes no han asumido colectivamente el trabajo
de reconocer sus privilegios y rever críticamente las estructuras que los
benefician. Se hace por ello necesario la creación de nuevos espacios para
pensar en nuevos modelos que busquen de forma responsable la igualdad.

¿Alguna vez se pusieron a pensar en los privilegios que tienen los


varones socialmente?, ¿En qué ámbitos?, ¿Qué se puede hacer para
revertir esas situaciones?

El mercado de trabajo es uno de los ámbitos donde mayor desigualdad de


género existe, lo cual tiene una gran repercusión en el desarrollo personal
de las mujeres y LGTBI+. Menores posibilidades de conseguir empleo y
por lo tanto mayor desempleo; brechas salariales, mayor informalidad y la
división desigual del trabajo no productivo son algunas de las diferencias
de género que se dan. Ahondaremos en dichas problemáticas a partir de
ciertos conceptos.

División sexual del trabajo

La división sexual del trabajo es la forma en que cada sociedad organiza


la distribución del trabajo entre los varones y las mujeres, según los roles

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y estereotipos de género asignados a cada género. En nuestra sociedad
podemos afirmar que las tareas se dividen en el trabajo productivo y el
trabajo reproductivo. El primero hace referencia a la producción de bienes
y servicios a través del trabajo remunerado, espacio ocupado y adjudicado
hasta hoy mayoritariamente a los varones. Y el segundo abarca las
tareas de cuidado, organización y todo aquello que tenga que ver con el
cuidado del hogar. Este trabajo no es pago y está asignado a las mujeres.
Así el sistema patriarcal se concretó en una rígida división que marcó la
participación del varón en la esfera pública de la producción y la política,
y la relegación de la mujer a la esfera doméstica, el hogar y la familia.
Junto con la idealización del papel de la mujer como madre y esposa.
A cada quién se le atribuyen funciones sociales específicas que son
interiorizadas de tal manera, que parece que son naturales y asignadas
según las capacidades de cada quién.

Estos roles tiene una valoración social y económica distinta -lo cual
podemos observar en que uno de los trabajos es pago y el otro no - y
se traduce en relaciones jerárquicas de poder. El ámbito productivo está
mayormente masculinizado y es el que genera poder adquisitivo, tiene
reconocimiento social y proporciona autonomía personal. El trabajo
reproductivo está feminizado, no genera un poder adquisitivo reconocido,
es invisibilizado socialmente, no proporciona autonomía económica y se
considera secundario.

Esta distribución desigual de roles entre mujeres y varones se mantiene


en gran medida en la actualidad, generando una gran brecha de desigualdad
en el mercado laboral que describiremos a continuación.

Doble jornada laboral

La doble jornada laboral es una situación en la que muchas mujeres se


encuentran, especialmente aquellas que trabajan por fuera de la casa y

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a su vez tienen responsabilidades familiares y domésticas. La creciente
incorporación de las mujeres al mercado laboral no ha sido suficiente para
que se produzca una incorporación de los varones al trabajo doméstico
y de atención y cuidado de las personas dependientes. Sigue existiendo
una brecha de género en la distribución de las tareas domésticas y de
cuidado, ya que, como se mencionó anteriormente, hay una expectativa
social de que las mujeres son las principales responsables del cuidado de
la casa y la familia. Esto implica una carga de trabajo adicional para las
mujeres que siguen estando a cargo de dichas tareas, a lo que se le suma
también una carga mental. La carga mental refiere a la cantidad de trabajo
cognitivo y emocional que se requiere para llevar a cabo las tareas de
cuidado. Esto incluye no solo la planificación y organización de las tareas,
sino también la gestión de las emociones asociadas, como el estrés y la
preocupación por el bienestar de las personas a las que se cuida.

La doble jornada laboral y la carga mental tiene un impacto negativo en la


salud y el bienestar de las mujeres. Genera estrés, cansancio, poco tiempo
para cuidarse a sí mismas y limitaciones en realizar actividades de ocio,
afectando su calidad de vida. Es por ello importante que se tomen medidas
para lograr una distribución equitativa de las responsabilidades domésticas
y de cuidado. Para ello no alcanza con “ayudar” a las mujeres, sino que es
necesario tener una corresponsabilidad en las tareas de cuidado.

Si conviven en familia, les proponemos que hagan un listado que


detalle cuáles son las tareas diarias que se deben realizar en el hogar, y
qué integrante de la familia está a cargo de cada una de ellas. ¿Cuántas
horas lleva cada una de dichas tareas?, ¿qué integrante de la familia
tiene mayor carga horaria en relación a las tareas domésticas y de
cuidado?, ¿están distribuidas de forma igualitaria?

19
Techo de cristal y piso pegajoso

El techo de cristal es una metáfora que se usa para referirse a las


barreras y los límites a los que se enfrentan las mujeres y disidencias en el
mercado de trabajo para poder ocupar posiciones de liderazgo, no por una
carencia de preparación y/o capacidades, sino por la misma estructura
institucional. Se refiere entonces a las restricciones y obstáculos que
impiden a las mujeres y disidencias a acceder y/o permanecer en puestos
de responsabilidad o de dirección; o en su desarrollo profesional en etapas
como el embarazo o la crianza de hijos e hijas. Se llama techo de cristal
porque son barreras transparentes y difíciles de detectar.

La desigualdad en la repartición de las tareas domésticas y de cuidado


inevitablemente termina afectando su ámbito laboral y/o profesional,
teniendo menos tiempo para crecer profesionalmente y poder llegar a
puestos de trabajo de alta responsabilidad. Algunas mujeres o diversidades
encuentran que pueden avanzar en sus carreras, pero luego se ven bloqueadas
en su progreso por factores como la cultura institucional que favorece a
los varones bajo la idea subyacente de que las mujeres se comprometen
menos con el trabajo debido a las cargas familiares, la posibilidad de un
embarazo o el hecho de que tengan hijos/as; la discriminación de género, la
falta de oportunidades de desarrollo, etc.

El suelo pegajoso es una metáfora que hace referencia a la dificultad


con la que se encuentran las mujeres para recibir formaciones superiores
o insertarse en el mercado laboral. Esto se debe a la responsabilidad
que se le atribuye al género femenino en relación con todas las tareas
domésticas y de cuidados, que les imposibilita poder desarrollarse en
otros ámbitos.

Este término a su vez se utiliza para dar cuenta de la dificultad que


tienen las mujeres en comparación con los varones para abandonar los
trabajos más precarios o de peor remuneración.

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Si el techo de cristal es una traba invisible que da cuenta de la dificultad
para las mujeres y disidencias de poder ascender en sus puestos de trabajo,
el suelo pegajoso da cuenta de las dificultades con las que se enfrentan
para salir del ámbito doméstico e insertarse en el mercado laboral.

Roles y estereotipos de género en el trabajo

Los roles y estereotipos de género instalados en la sociedad se expresan


también en las relaciones laborales y sus formas organizativas. Hay
profesiones que de manera tradicional se han asociado al género. Existen
rubros laborales feminizados, como la enfermería, la docencia, el servicio
doméstico, etc.; ya que son actividades de servicio y cuidado, atributos
socialmente asignados a las mujeres. Por otro lado, existen profesiones
eminentemente masculinas, como la construcción, el transporte o la
seguridad, ya que están ligados a atributos socialmente asignados a los
varones como la fuerza, la valentía, el autocontrol o la racionalidad.

A su vez, los estereotipos sociales sobre las mujeres les impide poder
ejercer cargos jerárquicos, ya que existen supuestos de que tienen menos
aptitudes para supervisar trabajos y ejercer liderazgo, menos disposición
de tiempo por tener hijos/as, ser más dóciles o emocionales, ser más
pasivas y dependientes, entre otros. Consecuentemente, las mujeres se
encuentran en general en peores condiciones laborales que los varones, ya
que tienen menores remuneraciones, menos oportunidades para ejercer
cargos jerárquicos, elevada flexibilidad laboral, menor prestigio social en
su actividad laboral y un acotado poder de decisión.

Aunque en la actualidad se vayan produciendo cambios y avances, siguen


estando vigentes estos estereotipos en la sociedad. Sigue existiendo una
persistencia de la distribución según el género de los modelos ‘mujer
maestra-enfermera’ y ‘hombre-ingeniero”. Los estereotipos de género

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están vigentes desde incluso las diferencias claramente sexistas que se
dan en el acceso a ofertas de empleo. Un ejemplo claro son preguntas que
todavía se realizan a mujeres en las entrevistas de selección del tipo “¿Y
tiene familia o hijos/as? ¿Y previsión de quedarse embarazada?”. Por ello,
se hace muy importante romper con los estereotipos de género en los
ámbitos laborales, valorando al profesional por encima de todo lo demás.
Lo relevante en un trabajo son las capacidades y habilidades para llevarlo
a cabo, no sus circunstancias, entorno o género.

¿Podés identificar dentro de la institución policial tareas que son más


asignadas a varones que a mujeres?, ¿crees que inciden en ello
los estereotipos sociales que se le asignan a unos y otras?
(ej: ¿quiénes suelen manejar los móviles policiales?,
¿quiénes suelen limpiar las dependencias?)

En apartados anteriores, vimos que los roles y estereotipos de género


crean significados sociales y jerarquizaciones a las diferencias sexuales.
Si en el proceso de socialización aprendemos cómo ser mujeres y varones,
también en el mismo proceso hay una dimensión subjetiva sobre cómo
actuamos, nos sentimos y deseamos ser. Todas las personas tenemos
derecho a experimentar nuestra identidad de género como deseemos, sin
que nadie nos pueda someter a procedimientos ni etiquetamientos que no
nos identifiquen. Pero esto, ¿realmente se da así?

22
Violencia hacia lesbianas, travestis, transgénero y otras orientaciones
sexuales e identidades de género no binarias

La discriminación por orientación sexual e identidad de género se refiere


a las experiencias de estigmatización y de barreras en el acceso a derechos
que atraviesan las personas Lesbianas, Gays, Trans, Bisexuales e Intersex
(LGTBI). Se expresa en la invisibilización, así como también la violencia
verbal, física o simbólica que genera la exclusión y la subordinación de
las personas LGBTI. Cuando implica la negación o la obstrucción del
ejercicio de un derecho, se trata de un acto discriminatorio, que debe ser
denunciado.

El sistema jerárquico de las sexualidades está basado, en las


sociedades occidentales modernas, en el binarismo de género y en la
heteronormatividad.

El binarismo de género es una norma social que establece que solo


existen dos géneros: el masculino y el femenino. Esto lo podemos
observar en muchos ámbitos de la vida, desde los documentos legales
y los formularios, hasta en los baños públicos y la vestimenta. La
heteronormatividad también es una norma social que establece que la
heterosexualidad (atracción física y romántica por el sexo opuesto), es
la única forma “normal” y “natural” de expresión sexual y romántica. Esta
norma se traduce en las leyes y políticas públicas como también en las
relaciones personales y la cultura.

Tanto el binarismo de género como la heteronormatividad dejan de


lado muchas otras expresiones de género y orientaciones sexuales, que
son discriminadas y excluidas, además que limita la capacidad para
expresarse libremente.

Si bien en Argentina se ha avanzado en términos de derechos y


reconocimiento de la diversidad sexual y de género, aún persisten

23
actitudes discriminatorias y violentas hacia estas personas, entre los que
se encuentran crímenes de odio, agresiones físicas y verbales, amenazas,
discriminación laboral y otros tipos de violencia.

El último informe de la Federación Argentina LGBT describe que en


el año 2022 ocurrieron en Argentina 129 crímenes de odio, en donde
la orientación sexual, la identidad y/o la expresión de género de todas
las personas en situación de violencia fueron utilizadas como pretexto
discriminatorio para la vulneración de sus derechos. En relación a las
identidades de las víctimas, 108 crímenes fueron realizados a mujeres
trans, 15 a gays, 3 a varones trans y 3 a lesbianas. Estos datos dan cuenta
que la población travesti- trans sigue siendo en el día de hoy una de
las poblaciones más discriminadas, exlcuidas y violentadas en nuestro
sistema binario y heteronormativo.

El travesticidio social y la violencia estructural contra


la población travesti-trans

Ser travesti, transexual, transgénero ha implicado estar expuesta/o de


manera sistemática a hostigamiento, persecución, represión y exclusión.
La discriminación hacia personas trans se sustenta en fuertes estereotipos
y prejuicios sociales, que han llegado a cristalizarse en figuras jurídicas
que criminalizaban su identidad y expresión de género, y sus estrategias
de subsistencia.

Este entramado de vulneración de derechos ha implicado también


la erradicación familiar, el acceso precario a la vivienda, la exclusión
del sistema de salud, de educación y de los circuitos laborales. Ante la
falta de alternativas de sustento económico, muchas personas trans se
encuentran en situación de trabajo sexual o de prostitución.

24
Datos recabados en CABA por La Revolución de las Mariposas en
20171, indican que sólo el 11,8% de las mujeres trans participaban del
mercado de trabajo formal y solo el 29% acceden a una entrevista laboral.
En relación a la educación, seis de cada 10 abandonan sus estudios
secundarios a causa de la discriminación y el 83% fue víctima de graves
actos de violencia y discriminación policial.

La expectativa de vida de una mujer trans es de 35 a 40 años, siendo


la principal causa de muerte el VIH u otras enfermedades como la
tuberculosis, neumonía o pulmonía (64%), mientras que la segunda son
los trans y travestidicios (15%).

Los datos dan cuenta la sistemática y estructural violencia y exclusión


social, política y económica que atraviesan las personas travestis y trans.
Si bien en los últimos años se ha avanzado con la legislación, siguen siendo
necesarias políticas públicas de reparación para este colectivo, así como
también un cambio social y cultural que rompa con las estructuras binarias.

La existencia de legislación, en términos generales, se fundamenta en la


necesidad de regular ciertas prácticas, con el objeto de garantizar, promover y
proteger los derechos de las personas. Por medio de diferentes instrumentos
se conquistan y amplían derechos, a la vez que la legislación también se
vuelve necesaria para garantizar el acceso a derechos ya adquiridos.

Las declaraciones de los Derechos Humanos y su debida legislación,


tienen como objetivo garantizar la igualdad de condiciones de las

1| https://www.mpdefensa.gob.ar/sites/default/files/la_revolucion_de_las_mariposas.pdf

25
personas frente al Estado, que es el principal responsable de garantizar
dicha igualdad más allá de las diferencias económicas, sociales, étnicas,
de género, etc. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la mera
existencia de leyes no es suficiente para asegurar el pleno acceso a los
derechos. Las relaciones de poder desiguales que existen en cada contexto
social e histórico generan una asimetría en la distribución de los recursos
y el poder, lo que a su vez limita las posibilidades de ciertas personas o
grupos para acceder a los derechos establecidos por las leyes y otros
instrumentos legales. Esto significa que hay dos tipos de desigualdades:
la desigualdad material (o de hecho) y la desigualdad legal (o jurídica).
Por ejemplo, si consideramos el tiempo y el costo económico que implica
la presentación de una demanda legal, podemos concluir que no todas las
personas tienen igual acceso a dicho proceso.

Como hemos visto anteriormente, las mujeres y diversidades han sido


marginadas y excluidas históricamente, lo cual fue avalado y legitimado
a su vez por la legislación. En este sentido, podemos afirmar que la
legislación siempre fue establecida por y para los hombres, siendo estos
el parámetro universal de los derechos humanos y las leyes. Los varones
por ejemplo, eran los únicos contemplados en las leyes que habilitan a
ejercer el voto, a poder ocupar ciertos cargos políticos o poseer bienes
personales. Las mujeres y personas LGTBIQ+, en cambio, adquirieron
los mismos derechos luego de años de luchas en las que denunciaron
y visibilizaron dichas desigualdades y exigieron a los Estados Nación la
creación de legislación y de instrumentos específicos que promuevan y
protejan los derechos humanos de las mujeres y personas LGTBIQ+.

Legislación internacional

Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación


contra la mujer: adoptada y abierta a la firma y ratificación, o adhesión, por
la Asamblea General ONU en su resolución 34/180, en 1979, Argentina se

26
adhiere a través de la Ley 23.179 en el 1985. A los efectos de la presente
Convención, la expresión "discriminación contra la mujer" denotará toda
distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto
o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio
por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de la
igualdad del hombre y la mujer, de los Derechos Humanos y las libertades
fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o
en cualquier otra esfera.

Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la


Violencia contra la Mujer (Convención de Belém do Pará): el presente
instrumento internacional establece una serie de mecanismos de
protección y defensa de los derechos de las mujeres para luchar contra la
violencia, tanto en el ámbito público como en el privado. Fue adoptado el
día 9 de junio de 1994 por la Asamblea General de la OEA en la ciudad de
Belem do Pará, Brasil, y aprobada por la República Argentina por la Ley N°
24.632, sancionada y promulgada en 1996.

La misma es de suma importancia, ya que los estados parte reconocen


que la violencia contra la mujer constituye una violación de los derechos
humanos y libertades fundamentales, y una manifestación de las relaciones
de poder históricamente desiguales entre mujeres y hombres.

Define a la violencia contra las mujeres como cualquier acción o


conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento
físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el
privado y que puede ser tolerada o perpetrada por el Estado o sus agentes.
Se reconoce por primera vez el derecho de las mujeres a una vida libre
de violencias, y de este se desprenden muchos otros derechos que están
contemplados en la Convención. Los Estados están obligados, entonces,
a adoptar en forma progresiva medidas y políticas públicas amplias para
prevenir, investigar y sancionar los hechos de violencia contra las mujeres
con la debida diligencia.

27
En el año 2004, 10 años después de la aprobación de la Convención,
se crea el MESECVI, Mecanismo de Seguimiento de la Convención de
Belém do Pará, que evalúa en forma continua la aplicación efectiva de
la Convención, verificando que los responsables de las políticas públicas
desarrollen los programas necesarios para que todas las mujeres gocen
efectivamente de sus derechos.

Principios de Yogyakarta: son una serie de principios sobre la aplicación del


derecho internacional de los Derechos Humanos en relación con la orientación
sexual e identidad de género. Fueron redactados en Indonesia en 2006.

Postulan principalmente el derecho a la no discriminación y a una vida


sin violencia ni tortura, el derecho al acceso a la justicia, los derechos
económicos y sociales (no discriminación en el empleo, en el acceso
a la vivienda, a la seguridad social, a la educación y a los servicios de
salud), a la opinión y asociación, a la seguridad humana y personal, a la
participación en la vida social y cultural, al asilo, entre otros.

Legislación nacional

Nuestro sistema jurídico se sustenta en un sistema jerárquico, en el


cual prima la supremacía constitucional. Esto quiere decir que nuestra
constitución está por encima de todo el ordenamiento jurídico nacional. A
partir de la reforma constitucional de 1994, se incorporan a la constitución
los tratados internacionales de Derechos Humanos a los cuales adhiere
la Argentina, por lo que a su vez adquieren supremacía constitucional.
Dichos tratados y la constitución son, entonces, la estructura que enmarca
toda nuestra legislación nacional, sobre la que tienen mayor jerarquía.

El gráfico que se ofrece a continuación, llamado “pirámide normativa”


o “pirámide de Kelsen”, ilustra la posición de cada tipo de normativa en

28
el ordenamiento jurídico de un Estado; a medida que se asciende en la
pirámide se ubican las normas de mayor alcance y, por el contrario, en la
base se encuentran las normas de menor alcance pero mayor especificidad.
Cada “escalón”, cada tipo de normativa, debe contener a las que están por
debajo y a la vez estar en consonancia con los estamentos superiores.

Pirámide de Kelsen

La ratificación de pactos y tratados internacionales por parte de un


Estado implica que el mismo asume hacia los otros Estados parte y hacia
los organismos internacionales que intervienen, el compromiso de cumplir
con los estándares básicos propuestos por dichos tratados, a la vez que
se compromete con las instituciones y habitantes de su propio territorio a
hacer cumplir esos tratados y adecuar la normativa interna a los mismos. De
este modo, explicita un posicionamiento en las relaciones internacionales
y a la vez establece la jerarquía supralegal de estos tratados.

29
Es así que a partir de la reforma de la Constitución Argentina, y
en consonancia con los tratados de derechos humanos que allí se
incorporaron, se sancionaron diversas leyes que permiten ir avanzando
en la igualdad de las mujeres y las diversidades.

En los años 2000 aparecen en la agenda institucional políticas más


integrales y con la inclusión de una perspectiva de género para la defensa
y protección de los derechos de las mujeres y diversidades, como por
ejemplo la Ley Nº 25.543 (2001) del Test de VIH a toda Mujer Embarazada,
Ley Nº 25.584 (2002) que prohíbe a las escuelas acciones que impidan
el acceso al estudio de alumnas embarazadas o madres en período de
lactancia, Ley Nº 25.673 (2003) en la que se crea el Programa Nacional
de Salud Sexual y Procreación Responsable en el ámbito del Ministerio de
Salud, Ley Nº 25.929 (2004) de Parto Respetado, Ley Nº 26.150 (2006)
de Educación Sexual Integral, la Ley Nº 26.364 (2008) de Prevención y
Sanción de la Trata y Asistencia a sus Víctimas (y su modificatoria Ley
Nº 26.482, sancionada en 2012) y la Ley Nº 26.485 (2009) de protección
integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres
en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales. Nos
detendremos un momento en esta última ya que marca un cambio
cualitativo en la manera de abordar las violencias contra las mujeres.

La Ley Nº 26.485 propone un abordaje amplio de la problemática de las


vulneraciones contra las mujeres. Asimismo, establece acciones de los
tres poderes del Estado y propone la participación de la Corte Suprema,
los jueces y las fuerzas de seguridad. Posee un enfoque integral en
relación al reconocimiento de los diferentes ámbitos y tipos en los que
se ejerce violencia contra las mujeres (vistos en apartados anteriores)
y propone medidas para la erradicación de dichas violencias, siendo un
instrumento jurídico de avanzada en la región. En adición, establece la
creación de programas destinados a la reeducación de hombres que
ejerzan violencias (art 10, inc 7). En este sentido aborda la problemática

30
de manera integral, enfocando las intervenciones no solo en la víctima,
como se venía haciendo anteriormente, sino también en la persona que
ejerce violencia

Si bien la Ley Nº 26.485 según enuncia aborda las violencias “contra las
mujeres”, lo hace contemplando que las mismas se basan en la “relación
desigual de poder” entre quien agrede y quien sufre la agresión. De la
misma manera, el identificar y sancionar violencias no solamente en el
marco de las relaciones interpersonales (como la violencia institucional
y la violencia simbólica), permite comprender y abordar el carácter
sistemático de estas violencias. Es de este modo que se visibiliza su
anclaje en el sistema patriarcal que las sustenta y se la puede comprender
en toda su complejidad. En este sentido no es la violencia que ejercen los
varones contra las mujeres, sino que es la violencia basada en la relación
desigual de poder que se ejerce contra quienes detentan menor poder.

En el territorio bonaerense, las leyes Provinciales Nº 12.569/01 y la


Modificatoria Nº 14.509/13 de Violencia Familiar, sancionada en diciembre
del año 2000 tienen como eje rector a los Tratados de Derechos Humanos
y a la Ley Nacional Nº 26.485. En su artículo 1, texto según Ley Nº 14.509,
define: “se entenderá por violencia familiar, toda acción, omisión, abuso,
que afecte la vida, libertad, seguridad personal, dignidad, integridad física,
psicológica, sexual, económica o patrimonial, de una persona en el ámbito
del grupo familiar, aunque no configure delito” Y por grupo familiar: “Al
originado en el matrimonio o en las uniones de hecho, incluyendo a
los ascendientes, descendientes, colaterales y/o consanguíneos y a
convivientes o descendientes directos de algunos de ellos. La presente Ley
también se aplicará cuando se ejerza violencia familiar sobre la persona
con quien tenga o haya tenido relación de noviazgo o pareja o con quien
estuvo vinculado por matrimonio o unión de hecho.” (Artículo 2). Vemos
que estos artículos se encuentran vinculados con lo que postula la Ley
Nacional Nº 26.485.

31
La novedad radica en el Artículo 20, el cual dispone los objetivos que
debe promover el Poder Ejecutivo, dentro de los cuales se encuentran:
“Destinar en las comisarías personal especializado en la materia (equipos
interdisciplinarios; abogados, psicólogos, asistentes sociales, médicos) y
establecer un lugar privilegiado a las víctimas; Capacitar al personal de la
Policía de la provincia de Buenos Aires sobre los contenidos de la presente
Ley, a los fines de hacer efectiva la denuncia.”

Expondremos algunas cuestiones fundamentales de ambas leyes, en


tanto constituyen el fundamento del accionar policial:

» Según la ley provincial, solo se está obligado a denunciar cuando


las víctimas fueran menores de edad, incapaces, ancianos o
discapacitados que se encuentren imposibilitados de accionar por sí
mismos. En tal caso, la denuncia la deberán realizar representantes
legales, los obligados por alimentos, el Ministerio Público y/o quienes
se desempeñan en organismos asistenciales, educativos, de salud, de
justicia (Art. 4 Ley 12.569). Cuando la mujer sea víctima de violencia
de género el art. 2 incorpora art. 4 bis ley 14.509: están obligados a
Informar a la autoridad administrativa o de justicia, quienes desde
el ámbito público o privado tomen conocimiento de situaciones
de violencia familiar o tengan indicios de que puedan existir.

Es importante a la vez tener en cuenta la modificación de la


instancia privada en el Artículo 72 del Código Penal de la Ley 27.455.
Estas modificaciones establecidas en el Código Penal hacen que la
instancia privada no exista en violencia por razones de género y/o
familiar, porque siempre median razones de seguridad y de orden
público. A partir de ello, al tomar la denuncia, no se pregunta a la
persona en situación de violencia si insta o no la acción penal.2

2 | Artículo 72: Son acciones dependientes de instancia privada las que nacen de los
siguientes delitos: 1. Los previstos en los artículos 119, 120 y 130 del Código Penal cuando no
resultare la muerte de la persona ofendida o lesiones de las mencionadas en el artículo 91. 2.
Lesiones leves, sean dolosas o culposas. 3. Impedimiento de contacto de los hijos menores con
sus padres no convivientes. En los casos de este artículo, no se procederá a formar causa sino
por acusación o denuncia del agraviado, de su tutor, guardador o representantes legales. Sin
embargo, se procederá de oficio: a) En los casos del inciso 1, cuando la víctima fuere menor de

32
» En el proceso judicial se deberán realizar audiencias separadas, ya
que en caso contrario se trataría de una práctica revictimizante para
la persona en situación de violencia (PSV), en tanto se repite, en la
misma audiencia, la desigualdad de poder inherente al vínculo violento.
Por lo tanto, se prohíbe todo tipo de mediación en situaciones de
violencia. Por ejemplo: siempre separar a las partes ante un llamado
de emergencia o en la dependencia, como así también, no se puede
recomendar terapia de pareja en este tipo de situaciones.

» Medidas cautelares: ante las situaciones de violencia por razones


de género y/o familiar el Juez del Juzgado de familia o de Paz, tiene
48 o 72 horas para dictar una medida cautelar. El objetivo de estas
medidas es evitar que se reiteren los hechos de violencia y de esa
forma proteger a la PSV.

En relación a la persona: cese de los actos de perturbación o


intimidación contra la o las víctimas, prohibición de acercamiento de
la persona agresora al lugar de residencia, trabajo, estudio; ordenar
la exclusión de la persona agresora de la residencia donde habita
el grupo familiar; ordenar el reintegro de quien ha debido salir del
domicilio por razones de seguridad personal, previa exclusión del
presunto agresor; ordenar las medidas necesarias para garantizar la
seguridad de la/s persona/s agredidas/s, en su domicilio; ordenar la
suspensión provisoria del régimen de visitas.

En relación a los bienes: ordenar la restitución inmediata de los


efectos personales, ordenar la fijación de una cuota alimentaria y
tenencia provisoria, otorgar su guarda provisoria del menor a quien
considere idóneo para tal función; ordenar el inventario de los bienes;

18 años de edad o haya sido declarada incapaz; b) En los casos del inciso 2, cuando mediaren
razones de seguridad o interés público; c) En los casos de los incisos 2 y 3, cuando el delito fuere
cometido contra un menor que no tenga padres, tutor ni guardador, o que lo fuere por uno de sus
ascendientes, tutor o guardador, o cuando existieren intereses gravemente contrapuestos entre
éstos y el menor, siempre que resultare más conveniente para el interés superior de aquél.

33
prohibir al presunto agresor enajenar, disponer, destruir, ocultar o
trasladar bienes gananciales de la sociedad conyugal o los comunes
de la pareja conviviente.

Continuando con las leyes que amplían y protegen los derechos, la Ley
Nº 26.743 de Identidad de Género (2012); establece en el artículo 2 que
“se entiende por identidad de género a la vivencia interna e individual del
género tal como cada persona la siente”. El Artículo 5º determina que los
niños, niñas y adolescentes que deseen efectuar un cambio de género y
nombre deben hacer el pedido “a través de sus representantes legales y con
expresa conformidad del menor”. El Registro de las Personas está obligado
a reconocer la identidad de género “sin necesidad de ningún trámite judicial”
(artículo 6º). Esta ley por tanto, garantiza, protege y amplía los derechos
humanos de todos/las y los/as habitantes del territorio argentino.

En el Artículo 12 de la Ley de identidad de género, establece que tanto


en el trato hablado como en el escrito, se debe respetar la identidad
autopercibida. Siempre se llama a la persona por su nombre de pila
adoptado, independientemente de lo establecido en el DNI. En registros
y trámites, se deberá ingresar el nombre de la siguiente manera en caso
que no exista un cambio registral: “Nombre de pila adoptado (iniciales del
nombre según la documentación) apellido”. Ejemplo: María (J) Pérez.

En caso que el cambio registral esté hecho, se copia el nombre según


figura en el DNI sin realizar ningún tipo de aclaración

El 14 de noviembre de 2012 se sanciona la Ley Nacional N° 26.791,


que reformó el artículo 80 del Código Penal, en consonancia con la
Ley Nº 26.485, para criminalizar de modo agravado ciertos homicidios
especialmente relacionados con el fenómeno de las violencias por razones
de género, no solo para el caso de cónyuge o ex cónyuge sino también
contra la persona con quien mantiene o ha mantenido una relación de
pareja, mediare o no convivencia, cuando sea cometido por odio, de

34
género o a la orientación sexual, identidad de género o su expresión, y
cuando el hecho sea cometido por un hombre y mediare violencia de
género. En particular, esta norma amplió la figura del homicidio calificado
por el vínculo (inciso 1°) y el catálogo de crímenes de odio (inciso 4°), e
incorporó las figuras de “femicidio” (inciso 11°) y “femicidio vinculado”
(inciso 12°).

Particularmente, la reforma del inciso 4° amplió el catálogo de crímenes


de odio para tutelar a grupos especialmente victimizados por cuestiones
de género y orientación sexual, como las lesbianas, gays, bisexuales,
transexuales, travestis, transgéneros, e intersexuales. Es así que, hoy,
se encuentran reconocidos legalmente tanto los femicidios, como los
travesticidios y transfemicidios, las formas más extremas de violencia
hacia las mujeres y LGTBIQ+.

En los últimos años a su vez se ha sancionado y promulgado la Ley Nº


26.618 de Matrimonio Igualitario (2010), Ley Nº 27.610 de Interrupción
Voluntaria del Embarazo (2020), la Ley Nº 27.636 (2021) de promoción
del acceso al empleo formal para personas travestis, transexuales y
transgénero `Diana Sacayan - Lohana Berkins´ y, por último, Decreto Nº
476 en el marco de la Ley de identidad de género, el cual establece en uno
de sus puntos que toda persona tiene el derecho al reconocimiento de su
identidad de género y a ser identificada de ese modo en los instrumentos
que acreditan la identidad.

Por último, nos parece importante mencionar algunos instrumentos


legales de la Provincia de Buenos Aires para la prevención y asistencia
de la violencia por razones de género. La Ley 14.893 y su decreto
reglamentario Nro. 121/2020 son una herramienta que una herramienta
de la Provincia de Buenos Aires que permite brindar una respuesta rápida
ante la gravedad de la violencia por razones de género a las trabajadoras
del ámbito público, a la vez que activa mecanismos de acompañamiento,
protección y denuncia con perspectiva de género en el ámbito laboral.

35
Esta ley permite que las mujeres que atraviesan una situación de
violencia por razones de género, puedan tomarse una licencia total o
parcial del servicio, por una plazo de 35 días por año calendario, continuos
o alternados; la cual podrá prorrogarse por un plazo equivalente. La
licencia la podrán tomar todas las mujeres policías (Ley Nº 13.982)
y empleadas del Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos
Aires, cualquiera sea el Subescalafón o régimen al que pertenezcan y
la podrán solicitar personalmente o a través de una tercera persona si
estuviera imposibilitada. La solicitud se puede realizar ante la oficina de
personal de la dependencia en donde se desempeñe, ante la Estación de
Policía Departamental o Comunal de Seguridad, la Superintendencia de
Políticas de Género y sus dependencias, o la seccional que por domicilio
corresponda

Para solicitar la licencia, se debe realizar un pedido formal que debe


contener la fecha, firma, aclaración del nombre y apellido completo, jerarquía
y lugar de destino. Deberá ser fundamentada con una denuncia policial o
una denuncia ante la justicia, un informe de un equipo interdisciplinario,
un informe médico, etc. El plazo de entrega de la licencia es de cinco días
hábiles contados a partir del día siguiente de la solicitud, prorrogable por
tres días hábiles más, que se resolverán al momento del otorgamiento de
la licencia.

La licencia no modifica el servicio si no hay un informe del Equipo


Interdisciplinario (readecuaciones horarias, traslados, etc.). No afectará
el desarrollo de la carrera administrativa o policial, ni los ascensos o
recategorizaciones que le correspondan. Tampoco será obstáculo ni
interferirá en la estabilidad en el cargo.

Por último, cabe mencionar el Protocolo para el abordaje, la evaluación


y el tratamiento del personal de la Policía de la Provincia de Buenos
Aires en situaciones de violencia de género y violencia familiar. El
presente protocolo incorpora la perspectiva de género en los sumarios

36
administrativos, que tiene una mirada integral ya que no solo aborda el
modo en que se debe intervenir con una persona que se encuentra en
situación de violencias, sino que a su vez hace foco en la persona que
ejerce la agresión a través de un Programa socioeducativo para el
personal policial denunciado, realizado por un equipo de profesionales
pertenecientes a la Dirección Provincial de Políticas de Género y DDHH.
En dicho programa se trabaja, a través de talleres interactivos, sobre las
violencias, las masculinidades, entre otras temáticas.

Internacionales

Campo Algodonero

“Campo Algodonero” adquiere una relevancia significativa al abordar


específicamente los temas de la violencia por razones de género
y el femicidio en particular, ya que sienta precedentes en la región
latinoamericana.

México y la región han sido testigos de altos niveles de violencia de


género. En 2001, las jóvenes Claudia González, Laura Berenice Ramos y
Esmeralda Herrera desaparecieron y fueron posteriormente asesinadas
en Ciudad Juárez, localidad en México.

Las madres de las víctimas presentaron el caso ante la Comisión


Interamericana de Derechos Humanos para buscar justicia y denunciar la
falta de respuesta efectiva por parte del Estado mexicano.

37
En 2009, la Corte Interamericana de Derechos Humanos emitió una
sentencia histórica, ya que fue la primera en abordar de manera específica
la violencia por razones de género y el femicidio en América Latina,
presentando importantes precedentes para la protección de los derechos
humanos de las mujeres.

Puntos fundamentales:

» La obligación del Estado de prevenir, investigar y sancionar la


violencia de género y el femicidio.

» La necesidad de implementar medidas de protección para las


mujeres y niñas.

» El enfoque de género en las investigaciones y acceso a la justicia.

» La importancia de la reparación integral a las víctimas y sus


familiares.

El fallo ha tenido un impacto significativo a nivel nacional e internacional


y ha llevado a la implementación de medidas y acciones en México y otros
países para abordar la violencia de género y el femicidio. Sin embargo, es
crucial garantizar un seguimiento constante y la rendición de cuentas en la
implementación de las recomendaciones del fallo. Establece estándares y
pautas claras para la protección de los derechos humanos de las mujeres.

"Las Palmeras vs. Colombia"

Se refiere a una situación de violencia de género y femicidio ocurrido


en Colombia. Los hechos involucran la desaparición y posterior asesinato
de Ángela González y de su hija. En el caso se presentaron diversos
argumentos relacionados con la violencia de género y el femicidio. Entre
ellos se destacan las deficiencias en la investigación falta de medidas
preventivas y de protección a las mujeres en situación de riesgo, así como
la discriminación estructural que perpetúa la violencia de género.

38
Se condena al Estado colombiano por su responsabilidad en los hechos
de violencia y femicidio, así como la orden de implementar medidas para
prevenir, investigar y sancionar la violencia de género, garantizando el
acceso a la justicia y la reparación a las víctimas. Establece un precedente
importante al reconocer que el Estado tiene la obligación de prevenir,
investigar y sancionar estos actos de violencia, así como de garantizar el
acceso a la justicia y la protección de las víctimas.

Solución amistosa María Mamérita Mestanza Chávez

El informe No. 71/03 se refiere a la petición 12.191 presentada ante


la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por diversas
organizaciones no gubernamentales en representación de María Mamérita
Mestanza Chávez, una mujer peruana que fue sometida a un procedimiento
quirúrgico de esterilización forzada que resultó en su muerte. Este hecho
se dio en el contexto de una grave violación a los derechos humanos que
se dio bajo el gobierno de Alberto Fujimori en Perú, quien implementó una
política pública que consistió en impedir la reproducción principalmente de
mujeres pobres, indígenas y de zonas rurales, a través de procedimientos
de esterilización, vulnerando su derecho a la planificación familiar y el
consentimiento previo, libre, informado y por escrito. A la fecha se conoce
que durante la vigencia del programa entre los años 1996 y 1998, más de
217 mil mujeres fueron esterilizadas sin garantizar sus derechos humanos.

Las organizaciones denunciaron que el Estado peruano violó varios


derechos humanos, incluyendo el derecho a la vida, a la integridad personal
y la igualdad ante la ley. El Estado peruano y las representantes de las
víctimas suscribieron un Acuerdo Previo para Solución Amistosa el 2 de
marzo de 2001, con la intervención y aprobación de la CIDH.

Este acuerdo reconocía la responsabilidad internacional del Estado


peruano por las violaciones denunciadas y se comprometía a tomar
medidas de reparación en beneficio de las víctimas. En el informe se

39
mencionan los antecedentes del caso, los hechos alegados por las
peticionarias y la solución amistosa alcanzada.

El Estado peruano se comprometió a realizar una investigación


exhaustiva de los hechos y aplicar sanciones legales a los responsables.
Se acordaron medidas similares de reparación material y moral por el
daño sufrido por la víctima, así como medidas de prevención para evitar
que se repitan hechos similares en el futuro.

Nacionales

Fallo Zambrano

La Sala IV de la Cámara de Apelación y Garantías de La Plata 2016 hizo


lugar a uno de los habeas corpus presentados por la organización OTRANS.
En la sentencia se expresa que las requisas fueron “vejatorias en grado
sumo”, y en consecuencia, decretó la nulidad del acta de procedimiento
policial, revocó la orden de detención dictada a su respecto, dispuso
la inmediata libertad de las imputadas y encomendó a las autoridades
administrativas pertinentes que arbitren los medios y recursos necesarios
a efectos de prevenir y erradicar toda forma abusiva en los procedimientos
de las fuerzas policiales que pueden constituir violencia institucional
sobre personas que integran el colectivo propiciando la implementación
de un protocolo de actuación funcional.

Este fallo fue importante ya que impulsó el cambio de los protocolos


con respecto a los procedimientos de las fuerzas policiales.

40
Caso Garcia Mabel Alejandra

La demanda presentada por la Sra. MAG contra el Estado de la Provincia


de Buenos Aires se basó en la falta de acción por parte de las autoridades
frente a las denuncias de violencia doméstica realizadas, lo cual termino en
el asesinato de sus dos hijos por parte de la ex-pareja. La Suprema Corte de
Justicia de la Provincia falló a favor de la demandante, reconociendo que
el Estado no brindó la protección necesaria ni tomó medidas preventivas
para evitar el trágico desenlace.

En el fallo del caso presentado, la Suprema Corte de Justicia de la


Provincia de Buenos Aires se basó en instrumentos internacionales para
respaldar su decisión de acoger la demanda resarcitoria de la Sra. M.A.G.
Estos instrumentos internacionales desempeñan un papel fundamental al
proporcionar normas y principios que pueden ser aplicados por el Estado
en relación con la protección de los derechos humanos y la prevención
de la violencia de género. Como por ejemplo la Convención sobre la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer
(CEDAW) ue resalta la obligación del Estado de proteger a las mujeres
y sus hijos e hijas de la violencia doméstica y garantizar una respuesta
adecuada ante las denuncias de violencia.

41
Ruta crítica

Muchas de las mujeres denunciantes están atravesadas por un


proceso en el cual enfrentan miedos, amenazas externas, sentimientos
de vergüenza o culpa y en muchos casos también desconfianza respecto
de la posibilidad de encontrar apoyo del Estado. Todo este camino que
debe atravesar una persona que atraviesa una situación de violencia, es
denominado ruta crítica. En dicho proceso influyen diversos factores:

Factores internos: son los que tienen que ver con el proceso personal
que impulsó a la persona que atraviesa una situación de violencia por
razones de género a buscar ayuda (sentimientos y emociones personales,
representaciones sociales, razonamientos, etc.).

Factores externos: están vinculados a los procesos externos que


impulsaron a la persona que atraviesa una situación de violencia por
razones de género a querer salir del círculo de la violencia (acceso a
información y servicios, recursos materiales, apoyo, etc.)

Los factores pueden ser impulsores (factores que la impulsan a salir


del círculo de la violencia) o inhibidores (factores que la obstaculizan
para tomar decisiones), lo que da cuenta que la ruta crítica es un proceso
complejo que no siempre es lineal y que implica avances y retrocesos. Estos
factores se encuentran interrelacionados y actúan sobre la subjetividad de
la mujer para fortalecerla o debilitarla en su decisión de iniciar y continuar
la búsqueda de ayuda y soluciones.

42
La violencia sufrida por la mujer en todas sus manifestaciones es
el principal factor externo que impulsa la ruta crítica. El aumento de la
violencia o la aparición de nuevas formas de agresión, como la violencia
sexual, la posibilidad de perder sus bienes o la negativa de la persona
agresora a cubrir los gastos familiares, ya sea propios de la mujer o de sus
hijos/as, la llevan a buscar ayuda.

En este proceso, la contención de su red socio-familiar y la respuesta


institucional en la búsqueda de soluciones son fundamentales. Esto se
debe a que el inicio de la ruta crítica implica que la mujer asuma riesgos
que van desde el aumento de la violencia hasta la eventual pérdida de
sus bienes patrimoniales o incluso su vida. Es por ello importante el rol
que tenemos como agentes estatales que intervenimos frente a dichas
situaciones, ya que el tipo de intervención y respuesta que brindemos
a la persona que decide realizar una denuncia, tendrá influencia en sus
posibilidades de salir del círculo de la violencia. El mejoramiento de la
respuesta social e institucional en cuanto al acceso, la disponibilidad y
calidad de los recursos, así como la visibilización y repudio social hacia la
violencia por razones de género, es por tanto un factor externo crucial que
impulsa la ruta crítica.

Principios rectores para el abordaje de situaciones de violencia

El Protocolo 1048 de actuación policial para el abordaje integral ante


situaciones de violencia por razones de género, familiar y vulneración de
derecho de niños, niñas y adolescentes, regula las pautas de actuación
en las sedes policiales frente a una situación de violencia por razones de
género y/o familiar.

En primer lugar es importante tener en cuenta que una persona que


atraviesa una situación de violencia podrá realizar la denuncia en cualquier

43
dependencia policial a la que acuda, sin importar la especialidad, y será
obligatoria la recepción de la misma por parte del personal policial. Ello
da cuenta de la transversalización de la perspectiva de género a todas las
áreas del ámbito policial, que viene de la mano de la Resolución 341. En
la misma se regulan las funciones de la Dirección de Políticas de Género
y Derechos Humanos, así como también la Superintendencia de Políticas
de Género.

Al recepcionar una denuncia, como se viene planteando anteriormente,


es necesario que lxs profesionales que asisten, asesoran y acompañan
a una persona que atraviesa una situación de violencia por razones de
género, tengan una actitud receptiva, sin críticas ni prejuicios, favoreciendo
así la comunicación y promoviendo un clima de confianza. Para ello es
importante tener en cuenta los siguientes principios, que deben guiar
nuestras intervenciones y que están explicitados en mayor detalle en el
protocolo de actuación mencionado:

SUJETA DE DERECHO: las personas que atraviesen situaciones de


violencia deben ser consideradas como sujetas de derecho y, por lo tanto,
sujetas de decisión frente a su problema.

ESCUCHA ACTIVA Y EMPÁTICA: implica brindar atención plena,


disponibilidad e interés a lo que la persona dice y hace. La empatía implica
ponerse en el lugar de la otra persona, comprender sus pensamientos
y sentimientos y pensar con ella estrategias posibles, de acuerdo a la
situación, y no a lo esperado por la o el profesional.

EVITAR LA REVICTIMIZACIÓN: la revictimización es toda práctica,


proceso, medida, acto u omisión que implique un trato inadecuado por
parte del personal que integra los distintos ámbitos con los que la persona
debe interactuar. Por ello es necesario evitar el lenguaje culpabilizador,
brindar información clara y precisa y reconocer las experiencias y los
conocimientos de la víctima.

44
CONSENTIMIENTO INFORMADO: brindar, de manera clara y detallada,
información vinculada al objetivo de la intervención, los deberes de
confidencialidad y el eventual uso de la información recolectada, los
procedimientos disponibles y los beneficios y riesgos que se esperan
de los recursos que se recomiendan. Se aconseja crear un entorno de
confianza, para que todas las preguntas pertinentes puedan tener lugar.
Se deberá respetar si la persona decide rechazar la intervención, en caso
de que no esté preparada para asumir los riesgos del proceso, respetando
en todo momento su decisión.

CONFIDENCIALIDAD: la confidencialidad y la privacidad debe ser


garantizada por parte del equipo y por quienes en razón de sus funciones
institucionales hayan tomado conocimiento y/o intervención de la situación
que se acompaña. También debe garantizarse que la información sea
adecuadamente resguardada en todo el recorrido del abordaje.

GRATUIDAD Y CELERIDAD: todo el proceso de asistencia,


asesoramiento y acompañamiento se deberá realizar de manera gratuita,
sin demoras injustificadas y en el menor tiempo posible.

TRABAJO INTERDISCIPLINARIO E INTERSECTORIAL: la problemática


de la violencia por razones de género es una problemática multidimensional
y compleja, por lo que el abordaje se debe dar entre distintas áreas
profesionales para poder abarcar las diversas dimensiones que la
componen. La articulación institucional e interinstitucional -sea con
organismos nacionales, provinciales y/o municipales- será vital para
acompañar la salida de las violencias.

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Protocolo de intervención

En la Resolución 982/10 del Ministerio de Seguridad, Directivas para


el abordaje de eventos de violencia familiar; se establecen pautas para
la intervención policial en la temática. Para una mejor comprensión
realizamos algunas actualizaciones de la misma:

Ante un llamado de emergencia el personal deberá actuar de acuerdo


a las pautas generales para la intervención policial en situaciones de
violencia por razones de género:

» Luego de la escucha activa y sin emitir opiniones ni prejuicios,


establecer un análisis preliminar de riesgo, considerando: amenazas
de muerte, presencia de armas de fuego, antecedentes de violencia,
abuso o consumo problemático de sustancias, incumplimiento de
medidas de protección.

» Si se observan lesiones en la víctima, solicitar la presencia de una


ambulancia en el lugar u ofrecer traslado al centro de salud.

» Si hay niños, niñas o adolescentes involucrados/as, dar intervención


al Servicio local de promoción y protección de los derechos de niños,
niñas y adolescentes.

» Si la PSV manifiesta su voluntad de realizar la denuncia, se la


trasladará a la dependencia policial más cercana, con la posibilidad
de asistir con acompañante

» Si la PSV no quisiese radicar la denuncia, pero se encuentra en una


situación de riesgo, se consulta con la autoridad judicial de turno.
De no lograr resolver la situación, el personal policial debe actuar de
oficio y radicar la denuncia. (Ley 26.485. Art. 18 y 26 Inc. E. Año 2009
y Art. 4 bis de la Ley 12.569).

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» La Policía podrá proceder al allanamiento de morada sin previa orden
judicial cuando: 1.- Se denunciare que alguna persona ha sido vista
mientras se introducía en una casa o local, con indicios manifiestos
de cometer un delito. 2.- Se introduzca en una casa o local algún
imputado de delito a quien se persigue para su aprehensión. 3.-
Voces provenientes de una casa o local advirtieren que allí se está
cometiendo un delito o pidieren socorro (se aplica al botón antipánico)
(Art. 222 CPP)

» Informar a la persona acerca de los recursos con los que cuenta, y


sobre la importancia de realizar la denuncia y solicitar medidas de
protección.

» Siempre se debe cerrar el evento. Es importante aclarar que en la


actualidad los eventos de violencia por razones de género y/o familiar
fueron categorizados como Prioridad 1 de acuerdo a lo establecido
en la Resolución Ministerial 581/21.

Ejemplo:

Modula móvil: 911----móvil 456 Comando La Plata


Modula 911: QRV 456
Modula móvil: (explica lo que pasó y que no quiere hacer la denuncia),
Atento lo manifestado por la Sra. es que se procederá a realizar el acta
correspondiente y entregarla en la dependencia que por jurisdicción
pertenece a los fines se cumplimente con lo establecido en el Art. 4 bis de la
Ley 12.569., o el art. 4 si la víctima es anciana/o, discapacitado/a, o niño/a o
adolescente

47
Teniendo en cuenta la particularidad de este módulo, se realizará un
recorrido respecto a los artículos de las leyes que hacen referencia a la
obligatoriedad de realizar informe o actas de procedimientos, así también,
cómo debe confeccionarse dicho instrumento público (requisitos legales)
para evitar la nulidad tanto del procedimiento como del acta en cuestión.
En este sentido, el artículo 4to. bis de la Ley de violencia familiar, establece
que una mujer adulta en situación de violencia que no quiere radicar
denuncia, los/as funcionarios/as estamos obligados/as a informar a la
autoridad competente.

Respecto a las Actas de procedimiento, el artículo 117 y siguientes


del Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires, establece los
requisitos para la confección del acta.

Contenidos y formalidades de las actas: deberán contener el lugar,


la fecha, el nombre y el apellido de las personas que intervienen; la
intervención de las personas obligadas a asistir, la indicación de las
diligencias realizadas y su resultado, las declaraciones recibidas, si estas
fueron hechas espontáneamente o a requerimiento y si las dictaron los
declarantes. Una vez concluida o suspendida la diligencia, el acta será
firmada, previa lectura, por todos los intervinientes que deban hacerlo.
Cuando alguno no pudiere o no quisiere firmar, se hará mención de ello.
Si tuviere que firmar una persona ciega o una analfabeta, se les informará
que el acta puede ser leída y en su caso suscripta por una persona de su
confianza, lo que se hará constar.

Las actas deben ser cumplidas cuando estemos frente a un acto


definitivo e irrepetible. La carencia de la firma de sujetos esenciales puede
acarrear la nulidad del acto, como sería el caso de la ausencia de la firma
del testigo. Asimismo el acta será nula si falta la indicación del lugar, de
la fecha o la firma del funcionario actuante o la del secretario. Cuando
faltare la firma de los testigos de actuación, se analizará el motivo que
haya impedido la intervención de esas personas y, cuando se encontrare

48
verosímil la existencia de imposibilidad material o situaciones análogas,
quedará al arbitrio del órgano judicial declarar o no la nulidad del acta. Por
último, el código establece que no podrán ser testigos de actuaciones los
menores de dieciséis (16) años, las personas con padecimiento mental, ni
los que en el momento del acto se encuentre en estado de inconsciencia.

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Sexo: es el conjunto de características físicas, anatómicas biológicas y
fisiológicas que definen como varón o mujer a los seres humanos. El sexo
alude por lo tanto al cuerpo biológico y clasifica cultural- y binariamente a
los seres vivos en dos: macho/ hembra, mujer/ varón. Debe considerarse
sin embargo, que los aspectos biológicos y anatómicos presentan una
diversidad mucho mayor de la que se cree, lo que pone en duda la división
estricta en dos sexos.

Género: es una herramienta teórica que permite definir la representación


cultural que se realiza acerca del sexo de las personas, por medio de
la cual se constituye lo femenino y lo masculino. Es decir que sobre
las características biológicas se van construyendo determinadas
características culturales, sociales, políticas, psicológicas, jurídicas y
económicas que se definen como propias de los varones o las mujeres.
Son construcciones socio- culturales que varían a través del contexto
histórico y cultural.

Construcción social: son acuerdos, mitos y tradiciones creados por


colectivos de personas. Un conjunto de ideas que una vez aceptadas por
las mayorías, se naturalizan y se convierten en una verdad, dejando de
ser cuestionadas. Estas construcciones o mandatos se insertan en la
vida social y tienden a pasarse de generación en generación, alimentando
nuestro sentido común.

Orientación sexual: refiere a la atracción romántica, sexual y emocional


que una persona siente hacia otra persona. Puede ser heterosexual
(atracción hacia personas del sexo opuesto), homosexual (atracción
hacia personas del mismo sexo), bisexual (atracción hacia personas del

50
mismo sexo), pansexual (atracción hacia personas de cualquier genero),
asexual (poca o ninguna atracción sexual hacia otras personas), u otras
orientaciones.

Identidad de género: se vincula a la percepción subjetiva que cada


persona tiene acerca de sí mismo en cuanto al género con el que se
identifica y autopercibe, es decir a las construcciones socioculturales que
representan a los diversos géneros existentes. Esta identificación puede
coincidir o no con el sexo asignado al nacer (varon/mujer). La sociedad
patriarcal reconoce como válidos el binomio constituido por los géneros
masculino y femenino, pero existen múltiples identidades que incluyen
lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, quir y otros, nucleados en el
colectivo LGBTIQ+. Al mismo tiempo puede ser variable y no estática
durante el transcurso de la vida, así como también es posible que no se
perciba una identificación con ninguno de los géneros. 3

Cis género: aquellas personas cuya identidad de género se corresponde


con el género que se le asignó al nacer en función de su sexo biológico.

Trans género: aquellas personas que construyen su identidad de género


de forma distinta al sexo asignado al nacer. Una persona que nace con
vulva, puede crecer e identificarse como varón trans; una persona que
nace con pene puede crecer e identificarse como mujer trans.

No binarie: personas que eligen no identificarse con el género femenino,


ni con el masculino, ni con las expresiones convencionales de los mismos,
poniendo en tensión la mirada binaria, hombre-mujer.

Intersex: las personas intersex son aquellas cuyos cuerpos


(cromosomas, órganos reproductivos y/o genitales) no se encuadran

3 | Las identidades no se reducen a los aspectos descriptivos que daremos a continuación,


sino que nos referimos a identidades políticas plenas, que pueden implicar significados variados
según el lugar desde donde se enuncien.

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anatómicamente dentro de los patrones sexuales que constituyen
el sistema binario varón/mujer. La intersexualidad es una variación
biológica natural y no una condición médica que requiera de tratamiento
o intervención, salvo expreso consentimiento libre e informado de la
persona, ya sea adulta, niña, niño o adolescente. La intersexualidad se
refiere a aspectos biológicos del cuerpo, no a la identidad de género ni a la
orientación sexual. Las personas intersex tienen diferentes orientaciones
sexuales e identidades de género, y las unas no dependen de las otras.

Lenguaje inclusivo: es un enfoque lingüístico que busca utilizar


palabras y expresiones que no excluyen o discriminan a ciertos grupos
de personas por su género, orientación sexual, identidad de género, raza,
etnia, religión, discapacidad, entre otros. Busca promover la igualdad de
género y la diversidad en el lenguaje y en la sociedad en general. Algunas
de las prácticas que se utilizan en el lenguaje inclusivo incluyen el uso
de pronombres no binarios, como “elle” en lugar de “el” o “ella”, o el uso
de lenguaje no sexista como evitar el uso del genérico masculino para
referirse a todos los géneros.

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LEY MICAELA DE CAPACITACIÓN OBLIGATORIA EN GÉNERO PARA TODAS LAS PERSONAS QUE INTEGRAN LOS
TRES PODERES DEL ESTADO

Ley 27499

Disposiciones.

El Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina reunidos en Congreso, etc. sancionan con fuerza de Ley:

LEY MICAELA DE CAPACITACIÓN OBLIGATORIA EN GÉNERO PARA TODAS LAS PERSONAS QUE INTEGRAN LOS TRES
PODERES DEL ESTADO

Artículo 1° - Establécese la capacitación obligatoria en la temática de género y violencia contra las mujeres para todas las
personas que se desempeñen en la función pública en todos sus niveles y jerarquías en los poderes Ejecutivo, Legislativo y
Judicial de la Nación.

Art. 2° - Las personas referidas en el artículo 1° deben realizar las capacitaciones en el modo y forma que establezcan los
respectivos organismos en los que desempeñan sus funciones.

Art. 3° - El Instituto Nacional de las Mujeres es autoridad de aplicación de la presente ley.

Art. 4° - Las máximas autoridades de los organismos referidos en el artículo 1°, con la colaboración de sus áreas,
programas u oficinas de género si estuvieren en funcionamiento, y las organizaciones sindicales correspondientes, son
responsables de garantizar la implementación de las capacitaciones que comenzarán a impartirse dentro del año de la
entrada en vigencia de la presente ley.

Para tal fin, los organismos públicos podrán realizar adaptaciones de materiales y/o programas, o desarrollar uno propio,
debiendo regirse por la normativa, recomendaciones y otras disposiciones que establecen al respecto los organismos de
monitoreo de las convenciones vinculadas a la temática de género y violencia contra las mujeres suscriptas por el país.

Art. 5° - El Instituto Nacional de las Mujeres certificará la calidad de las capacitaciones que elabore e implemente cada
organismo, que deberán ser enviadas dentro de los seis (6) meses siguientes a la entrada en vigencia de la presente ley,
pudiéndose realizar modificaciones y sugerencias para su mayor efectividad.

Art. 6° - La capacitación de las máximas autoridades de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la Nación estará a
cargo del Instituto Nacional de las Mujeres.

Art. 7° - El Instituto Nacional de las Mujeres, en su página web, deberá brindar acceso público y difundir el grado de
cumplimiento de las disposiciones de la presente en cada uno de los organismos referidos en el artículo 1°.

En la página se identificará a las/os responsables de cumplir con las obligaciones que establece la presente ley en cada
organismo y el porcentaje de personas capacitadas, desagregadas según su jerarquía.

Anualmente, el Instituto Nacional de las Mujeres publicará en esta página web un informe anual sobre el cumplimiento de
lo dispuesto en la presente ley, incluyendo la nómina de altas autoridades del país que se han capacitado.

Además de los indicadores cuantitativos, el Instituto Nacional de las Mujeres elaborará indicadores de evaluación sobre el
impacto de las capacitaciones realizadas por cada organismo. Los resultados deberán integrar el informe anual referido en
el párrafo anterior.

En la página web del Instituto Nacional de las Mujeres se publicará una reseña biográfica de la vida de Micaela García y su
compromiso social, así como las acciones del Estado vinculadas a la causa penal por su femicidio.

Art. 8° - Las personas que se negaren sin justa causa a realizar las capacitaciones previstas en la presente ley serán
intimadas en forma fehaciente por la autoridad de aplicación a través y de conformidad con el organismo de que se trate.
El incumplimiento de dicha intimación será considerado falta grave dando lugar a la sanción disciplinaria pertinente, siendo
posible hacer pública la negativa a participar en la capacitación en la página web del Instituto Nacional de las Mujeres.

Art. 9° - Los gastos que demande la presente ley se tomarán de los créditos que correspondan a las partidas
presupuestarias de los organismos públicos de que se trate.

Art. 10. - Invítase a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y a las provincias a adherir a la presente ley.

Cláusula Transitoria: De conformidad con lo previsto en el artículo 4°, los organismos que a la entrada en vigencia de la
presente ley no hayan elaborado o adaptado programas de capacitación en género, deberán utilizar los programas, cursos
u otras plataformas de capacitación diseñados por el Instituto Nacional de las Mujeres.

Art. 11. — Comuníquese al Poder Ejecutivo nacional.

DADA EN LA SALA DE SESIONES DEL CONGRESO ARGENTINO, EN BUENOS AIRES, A LOS DIECINUEVE DIAS DEL MES DE
DICIEMBRE DEL AÑO DOS MIL DIECIOCHO.

REGISTRADA BAJO EL N° 27499

MARTA G. MICHETTI - EMILIO MONZO - Eugenio Inchausti - Juan P. Tunessi

e. 10/01/2019 N° 1607/19 v. 10/01/2019

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MODELO DE ACTA DE PROCEDIMIENTO

En la Ciudad de Guernica, partido de Pte. Perón, provincia de


Buenos Aires, a los 03 Días del mes de Octubre del año 2021, siendo
las 15:45, por motivos de ser convocados mediante el Sistema de
Emergencias 911, es que nos dirigimos al domicilio sito en la calle
Ayacucho altura 4890, la suscripta SARGENTA legajo 123456,
ROSA GOMEZ, a cargo del móvil 1234 del comando LA PLATA,
secundada en esta oportunidad por el OFICIAL legajo 456789,
JUAN CARLOS PEREZ, asignado a LA ZONA 13 de recorrida de
dicha jurisdicción, quienes al constatar (situación específica)
nos constituimos inmediaciones del domicilio mencionado con
anterioridad, donde nos entrevistamos con una persona, quién
dice ser y llamarse LASTRE VANINA MARIEL, de nacionalidad
Argentina, de 42 años de edad, domiciliada en calle 19 N° 138
piso 3 depto. “h” de La Localidad de La Plata, manifestando ser
titular del Documento Nacional de Identidad N° 26.750.724, la que
nos informa que, ella se comunicó con la central de emergencia
para solicitar auxilio, ya que en las inmediaciones de su domicilio
se encontraba su ex pareja, el Sr. CALERO NICOLAS, Argentino de
30 años de edad, domiciliado en la calle 173 N° 22 e/ 15 y 16 de
La Plata, al que la Sra. LASTRE lo denunciara en otra oportunidad
por amenazas, en el día de la fecha refiere la misma que el Sr.
CALERO, se apersono con el fin de hostigarla psicológicamente
y proferirle insultos haciendo ademanes y gestos que la Sra.
LASTRE interpretó que significaban una futura agresión física
hacia su persona, asimismo refiere LASTRE que cuando CALERO
observo que se estaba comunicando con el 911, es que se retiró
de manera apresurada del domicilio de la Sra. LASTRE, ante los
dichos de la Sra. es que se le informo que se encontraba en una
situación de violencia descripta por la normativa 12.569 y 26.485,

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y que la misma podía realizar una denuncia en la comisaría que ella
desee, donde podría solicitar una medida cautelar para evita que
el Sr. CALERO, se acerque o siga teniendo comunicación con ella,
luego de oír la información brindada por los suscriptos es que la
Sra. LASTRE nos manifiesta que desistirá de radicar la denuncia,
ante esto es que se cierra el evento del 911, informando que se
procederá a realizar el acta de rigor a los fines se cumplimente
a través de las vías correspondientes con lo establecido en el
Art. 4 bis de la Ley 12.569.-. Que siendo las 16:20 hs. se da por
finalizada la presente, siendo leída, ratificada y firmada al pie,
para constancia, por los intervinientes. –

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MODELO DE INFORME

Referente: Producir Informe según 4 bis 12.569


Al Sra. Jueza del Juzgado de Paz Letrado de Berisso
DRA. XXXXXXXXXX
S/D

El suscripto Pedro Gómez sargento legajo 123456,


perteneciente a la Comisaria Berisso 2da Los Talas, me dirijo a
Ud. a efectos informarle que en el día de la fecha en momentos
en que me encontraba cumpliendo la función de ayudante de
guardia de dicha dependencia, es que ingresa una persona
que dice ser XXXXXXXXX, XXXXX, DNI XXXXXXXXXXXXX5,
de 35 años, Domiciliada en la calle XXXXXXXXXXX, celular
XXXXXXXXXXXXX, de estado civil soltera, , de ocupación
ama de casa. La misma manifiesta que su ex pareja el Sr.
XXXXXXXXXXX de 24 años, albañil, domiciliado en XXXXXXXXX
casa 36., es una persona violenta, que si bien no viven más
juntos, el mismo cuando ingiere alcohol se presenta en el
domicilio de la Sra. XXXXXXX, con el fin de hostigarla tanto
psicológica como físicamente. La misma si bien tiene miedo, no
quiere realizar la denuncia por temor. Visto lo expuesto y siendo
que la Sra. XXXXXXXXXX, no desea realizar la denuncia, es que
me dirijo a Ud. a los fines informarle y cumplimentar con lo
establecido en el Art. 4 bis, de la Ley 12.569 y Art. 18 y ss. de la
Ley 26.485.

Lo expuesto es cuanto debo informar.


Berisso, 30 de febrero de 2013.

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