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Nutrición Vegetal

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EFECTOS AMBIENTALES Y TECNOLOGÍA EN EL

SISTEMA DE CULTIVO FORZADO


JOSÉ LÓPEZ GÁLVEZ Y JOSÉ ANTONIO SALINAS ANDÚJAR

«La tierra concibe por el sol y de él queda preñada,


dando a luz todos los años» (Copérnico)

INTRODUCCIÓN

La producción agraria, originariamente, se consideró que era fruto de la unión entre el cielo
y la tierra. No es de extrañar que las prácticas agrícolas se preocuparan por mejorar esa unión
con el fin de acrecentar sus frutos. Esta actitud de colaboración con la naturaleza se extendió
hasta finales del siglo XVIII. La aceptación del principio de conservación de la energía y la
materia, supone el abandono de las ideas creacionistas y la aparición de la química agrícola. El
balance de nutrientes se constituye en esta época en el instrumento básico del razonamiento
agrario. Y aún en la primera mitad del siglo XX había quien pensaba que la sostenibilidad de
la agricultura dependía de que se pudiera cerrar el ciclo de nutrientes devolviendo a los cam-
pos la materia orgánica que de ellos había salido, (ver apéndices 1 y 2).
La obtención de fertilizantes sintéticos y la respuesta a su empleo tras la Segunda Guerra
Mundial, en el marco de la llamada ‘revolución verde’ supuso el abandono de las anteriores
teorías. Ante esta situación surgieron nuevas preocupaciones relacionadas con los efectos ne-
gativos, consecuencia de la mineralización de los suelos y la contaminación de las aguas deri-
vadas del uso de agroquímicos.
Los cambios tan radicales que conlleva el paso de sistemas agrarios ‘tradicionales’ a ‘mo-
dernos’ hacen que al aparato conceptual de la idea ordinaria y atemporal de sistema económi-
co resulte insuficiente para su comparación. En efecto, en los sistemas ‘tradicionales’ los agri-
cultores trataban de colaborar con la Madre-Tierra reponiendo en ciclo cerrado la mayoría de
los insumos. En los ‘modernos’ se cuenta lo menos posible con la Madre-Tierra tendiendo a
comprar los medios de producción y a vender los productos, equiparándose con las plantas
industriales. Esta equiparación culmina en el caso de la ganadería sin suelo y de la agricultura
hidropónica (en la que se compra todo lo que se incorpora al proceso de producción, incluido
el CO2). El análisis para la comparación de estos sistemas agrarios, precisa, para su correcta
interpretación, de la modelación de su funcionamiento físico con independencia de su proyec-
ción económico-mercantil. Para ello es necesario echar mano de la ecología (y las ciencias de
JOSÉ LÓPEZ GÁLVEZ Y JOSÉ ANTONIO SALINAS ANDÚJAR

la naturaleza por ella utilizadas) y no de la actual economía académica. En definitiva, la fun-


ción de producción no parece adecuada para estudiar el funcionamiento y la evolución de sis-
temas biológicos tan complejos como son los agrarios.

SITUACIÓN ACTUAL

La agricultura actual es muy dependiente del combustible fósil. El incremento notable de


la producción por unidad de superficie que se ha producido en los últimos tiempos, ha sido
posible gracias a la conjunción de una serie de factores como son: la ingeniería genética, el riego,
los productos fitosanitarios, los fertilizantes y la mecanización. Esta última ha conllevado un
descenso importante de la mano de obra en el campo, produciéndose en algunas áreas una
desertización como consecuencia de la excesiva despoblación. Los mayores rendimientos obteni-
dos no han venido acompañados por una mejor relación entre la energía aportada y la obteni-
da (ver cuadro 1).
El cuadro 1 muestra información sobre el balance energéticos de cada técnica de cultivo.
Su cálculo se ha apoyado en datos experimentales. El contenido energético de los materiales y
productos que intervienen en el proceso, no se han analizado directamente, sino que proceden
de distintas fuentes. Por esta razón los balances energéticos deben considerarse meramente
orientativos de un orden de magnitud y no como el resultado de mediciones directas.
Los datos de los balances energéticos resaltan la importancia que tiene la energía aplica-
da a los procesos previos al cultivo para obtener: agua, fertilizantes, sustratos y plásticos. Esta
energía se incrementa sensiblemente en el caso del cultivo en sustrato, en razón del mayor gasto
que supone la obtención del propio sustrato y de los fertilizantes que tan abundantemente uti-
lizan.
El gasto energético relacionado con la aplicación de agua (red de distribución, bombeo y
desalación) es relativamente pequeño si lo comparamos con los fertilizantes. La energía emplea-
da en los procesos de extracción, molienda y transporte de las rocas volcánicas utilizadas, es
de un kilogramo equivalente de petróleo (kep) por cada kilogramo de sustrato, al que se le ha
añadido la energía gastada en el transporte desde las industrias productoras hasta la zona de
implantación.
La energía empleada en los sustratos hasta ponerlos en la parcela supera al gasto anual
medio exigido en el enarenado por la aportación de arena y estiércol, habida cuenta de su pro-
longada vida y suponiendo que se traiga de zonas próximas como ocurre en la zona del Cam-
po de Dalías.
Un aporte energético que no suele incluirse, en este tipo de análisis, es el de la radiación
solar, por tratarse de un bien verdaderamente libre y gratuito. La energía que recibió el inverna-
dero, donde se realizó el cultivo, por este concepto fue de 417 tep/ha. Su exclusión de las en-
tradas de energía en los sistemas agrarios, circunscribiéndolas sólo a las aplicadas por el hom-
bre, es lo que permite obtener rendimientos superiores a la unidad al relacionarla con la ener-
gía contenida en la cosecha.

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EFECTOS AMBIENTALES Y TECNOLOGÍA EN EL SISTEMA DE CULTIVO FORZADO

Balance energético (tep/ha) del tomate cultivado con diferentes tipos de sustrato.

MATERIALES E A B C D

0,12 0,31 0,26 0,28 0,25


Entradas: Agua 0,48 3,38 2,88 3,11 2,72
Fertilizantes
Sustrato - 1,83 3,85 6,35 9,93
Estiércol
0,20 - - - -
Arena
Plástico 0,13 - - - -

Salidas: Cosecha 2,15 2,15 2,15 2,15 2,15

4,3 5,4 5,2 5,2 5,7

Ratio de Rendimiento 1,40 0,70 0,57 0,44 0,38

Nota.- E= enarenado, A, B, C y D son diferentes tipos de sustratos.


Fuente: López-Gálvez y Naredo.

Los elementos considerados dan cuenta del grueso de la energía aplicada por el hombre a
las técnicas de cultivo analizadas y permiten advertir marcadas diferencias, así el cultivo en
sustratos reclama entre tres y cinco veces más energía que el enarenado, para obtener por tér-
mino medio sólo 1 tep/ha mas de cosecha.
El cultivo en enarenado, al ser menos exigente en energía y hacer un uso más eficiente de
la misma, se revela menos contaminante y más sostenible. En este sentido se puede señalar con
carácter casi generalizable que el número de calorías convertidas en energía alimentaria por cada
caloría de energía utilizada ha ido descendiendo en los sistemas agrarios a medida que avan-
zaba su grado de modernidad.
A largo plazo, la vulnerabilidad de la agricultura intensiva es consecuencia de su depen-
dencia de unos recursos que se agotan. Una de las opciones que se manifiestan como deseable
pasa por explotaciones agrícolas relativamente pequeñas y por utilización de tecnologías
intermedias, adaptadas al ecosistema, con el fin de reducir el uso de energía fósil. El problema
estriba en que el análisis económico-mercantil va a decidir como deseable ‘La explotación
agraria individual plenamente mecanizada que hace producir la máxima extensión culti-
vable de que son capaces el hombre y sus máquinas. Desde el punto de vista de los costes
por unidad de producción, este tipo de explotaciones tiene todas las ventajas económicas
asociadas con el tamaño.’ El actual modelo económico favorece una agricultura con una cada
vez más intensa utilización de energía, forzando los cultivos con el fin de obtener la mayor
rentabilidad.

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JOSÉ LÓPEZ GÁLVEZ Y JOSÉ ANTONIO SALINAS ANDÚJAR

EL SISTEMA DE CULTIVO FORZADO

El concepto de agricultura ha sido tradicionalmente entendido como propio de actividades


muy dependientes del medio físico natural. No debe, pues, extrañar que la prosperidad agríco-
la de una zona fuera concebida como algo consustancial con circunstancias favorables de sue-
lo, clima y agua. La condición desfavorable de alguno de estos factores limitaría el potencial
de diversas prácticas agrarias, hasta el punto de que estas lleguen a perder su interés económi-
co.
La técnica de protección o forzado de cultivos consigue modificar, total o parcialmente, las
variables ambientales haciendo que los cultivos se desarrollen con cierta independencia de los
factores climáticos. Esta técnica empezó a practicarse desde muy antiguo. La posibilidad de
realizar el cultivo mediante abrigos transparentes era conocido por los romanos, que observa-
ron como ‘ellos admiten el sol y el día sin sol (luz)’. Los pepinos que el Emperador Tiberio
necesitó para comer diariamente por prescripción médica ‘se cultivaban en macetas apoya-
das sobre ruedas, para que pudieran transportarse al sol fácilmente y en días invernales
pudieran ser retirados a abrigos transparentes’. La simplemente frase muestra como se puso
el acento crítico en esta forma de cultivo: ‘¿No están en contra de la Naturaleza, aquellos que
desean una rosa en invierno, mediante vapor de agua caliente y una oportuna modifica-
ción del ambiente, al cultivar en periodo de invierno aquella flor de primavera?’.
En el siglo XV, coincidiendo con el fervor económico y cultural en Europa, aparecen las
‘orangeries’ francesas. En ellas se trataba de disponer de cultivos adaptados a otros climas, en
particular naranjas y limones, por sus propiedades medicinales. Los primeros en disfrutar de
estas construcciones fueron ricos mercaderes que mantenían relaciones comerciales con países
de ultramar. A partir del siglo XVIII, la nobleza y casas reinantes se interesaron por estas cons-
trucciones, utilizándolas para el cultivo de plantas exóticas recogidas en otras latitudes. El
empleo generalizado del vidrio y su adaptación como material de cerramiento en invernaderos
permitió su construcción a mayor escala, sobre todo, por parte de viveristas y cultivadores de
planta ornamental. El exponente más importante de esta técnica de cultivo se tiene en Holanda
donde ya había 30 ha en 1904 y casi 7000 ha en 1970 (Gómez-López, 1993). Sin embargo, el
alto coste de estos invernaderos, derivado por la especial estructura para soportar el peso del
cristal y por el precio del mismo, no ayudó a la rápida extensión de esta tecnología.
La crisis del petróleo del año 1973 impuso la realización de investigaciones agrarias en-
caminadas a disminuir la cantidad de energía consumida por unidad producida. Estas consiguie-
ron materiales de cerramiento de gran transmisividad a la radiación solar y con buen efecto
termoaislante de las radiaciones de onda larga, poco pesado, lo que hizo posible pasar a un
esqueleto estructural más económico. Con la introducción de los materiales plásticos flexibles,
a principios de los años 70, surge la rápida expansión de los invernaderos. Esta fue facilitada
por el abaratamiento de los costes tanto de estructuras como de materiales. Estos presentaban
algunos problemas lógicos, por otra parte, en una naciente industria de formulación y fabrica-
ción. Jorge y Bretones (1990) señalan los principales defectos de estos materiales, que eran:
- Falta de uniformidad en el espesor de la película.
- Rápida degradación.

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EFECTOS AMBIENTALES Y TECNOLOGÍA EN EL SISTEMA DE CULTIVO FORZADO

- Poca resistencia mecánica con fácil rotura por el viento.


- Nula protección térmica con bajas temperaturas.

Todos estos problemas constituían un freno al desarrollo de los cultivos bajo invernadero
plástico, pues, a pesar de conseguirse mejoras en precocidad, calidad y cosecha total, compara-
dos con el cultivo al aire libre, no podían dar todo su potencial productivo, especialmente en
épocas frías, por la indefensión frente a las bajas temperaturas. La incorporación de formulacio-
nes adecuadas, los mejores sistemas de transformación, un manejo más cuidadoso y el nacimien-
to de materiales parcialmente termoaislantes a la radiación infrarroja de onda larga mejoraron
su prestación. A la par que en los distintos países del mundo se desarrollaban las industrias del
plástico, la evolución de la superficie cultivada bajo película de dicho material aumentó consi-
derablemente. La revolución que supone el desarrollo de materiales plásticos y su aplicación en
el mundo de la agricultura está propiciando un profundo cambio en la concepción de la prácti-
ca agraria. Así, estos materiales no solo intervienen en la mejora y manejo del agua (redes de
distribución, depósitos reguladores, sistemas de riego y redes de avenamiento), sino que tam-
bién permiten alterar las condiciones ambientales del medio, acolchados, pequeños túneles,
mallas de protección e, incluso, con la propia cubierta de invernaderos. A continuación se des-
criben las principales aplicaciones de los materiales plásticos en la protección de los cultivos.
El acolchado. Consistente en la colocación de una lámina plástica traslúcida u opaca so-
bre el suelo. De esta manera se mejora las condiciones térmicas del sistema radical de la plan-
ta, se disminuye la evaporación desde el suelo y se evita la proliferación de malas hierbas.
Últimamente se viene utilizando para realizar la desinfección del suelo, técnica conocida con
el nombre de solarización.

Superficie (ha) y cantidad de plástico (t) para acolchado en el mundo.

ZONA HA T

Europa 300.000 75.000

África/Medio Oriente 10.000 2.500

América 200.000 50.000

Asia/Oceanía 3.500.000 350.000

Por países destaca China con 2.000.000 ha, Japón con 150.000 ha y Corea con 100.000 ha.
España al igual que Francia tienen unas 70.000 ha cada una.
El pequeño túnel. Esta técnica se emplea para mejorar las condiciones de suelo en los
aspectos relacionados con temperatura y humedad. Además modifica las condiciones ambien-
tales del cultivo en sus primeras fases de desarrollo. Se estima que habrá unas 230.000 ha,
destacando china con 85.000 ha y Japón con 55.000 ha, en España hay unas 17.000 ha.

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JOSÉ LÓPEZ GÁLVEZ Y JOSÉ ANTONIO SALINAS ANDÚJAR

La cubierta directa. Se trata de una técnica más reciente, que está desplazando al peque-
ño túnel por su menor exigencia en mano de obra. La superficie ocupada es de unas 35.000 ha.
El invernadero. Con la llegada de los materiales plásticos se constituyeron tres grandes
líneas de evolución de esta tecnología, en función del grado de protección de los cultivos.
En primer lugar, continua con el invernadero tradicional de estructura y cubierta de mate-
rial rígidos. Este invernadero incorpora perfeccionamientos en el esqueleto estructural, utilizán-
dose acero inoxidable y aluminio anonizado en los herrajes, para recibir el material de cerra-
miento (vidrio o placa...). Incluso se mejora el microclima dotándolo de medios activos para su
control con sistemas de calefacción, ventilación, iluminación, inyección del anhídrido carbónico,
gobernado por medios automáticos. Por lo general, este tipo de estructuras se utiliza en zonas
frías o se construyen para el cultivo de plantas de alto valor, para investigación.
En segundo lugar, en zonas templadas comienza la construcción de invernaderos que uti-
lizan para su cerramiento materiales flexibles, no permanentes, lo que admite soportes estruc-
turales más ligeros. Este tipo de construcción viene ayudado en su expansión por la crisis ener-
gética y la concienciación de la limitación de los recursos naturales. Se abre aquí una nueva línea
de evolución de invernaderos que representan, respecto a los de material de cerramiento rígi-
do, mayores ventajas técnicas y económicas, derivadas de la flexibilidad de los materiales de
cerramiento y de su menor peso, permitiendo unas estructuras más económicas. En algunos
casos, para mejorar su microclima, se les dota de calefacción y de iluminación.
En tercer lugar, la tecnología de invernaderos la constituyen unas estructuras de bajo cos-
te de inversión, realizadas artesanalmente con materiales poco elaborados. Estos invernaderos
se caracterizaban por mejorar su microclima de forma pasiva, actuando como captadores sola-
res, con lo que consiguen aumentar la integral térmica en su interior.

Superficie (ha), ocupada en el mundo por túneles altos e invernaderos,


cerrados con material flexible.

ÁREA MEDITERRÁNEA 110.000

Resto de Europa 17.000

Continente americano 13.000

Área oriental 140.000

Total 280.000

Un ejemplo de esta tecnología tiene lugar en las Islas Canarias y en Almería (España).

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EFECTOS AMBIENTALES Y TECNOLOGÍA EN EL SISTEMA DE CULTIVO FORZADO

Evolución de la superficie ocupada (ha) por invernaderos en Holanda (1ª vía de evolución) y
en España (2ª y 3ª vía de evolución) y Almería (3ª vía). Diversas fuentes.

AÑO HOLANDA ESPAÑA ALMERÍA

1904 30

1927 2.025

1946 3.254

1968 6.946 546 30

1970 7.236 1.220 920

1975 7.906 4.400 2.975

1980 8.760 11.270 7.150

1985 8.973 18.680 11.850

1986 9.088 20.260 12.300

1987 9.210 26.160 13.200

1988 9.322 26.564 14.300

1990 9.769 28.100 16.500

1993 10.000 36.500 23.150

1995 10.225 38.300 24.300

1997 10.450 39.200 26.750

Almería es la zona donde más se han desarrollado los invernaderos. Tomándola como ejem-
plo, pasamos a describir su sistema de cultivo.

El sistema de producción bajo invernadero en Almería

La agricultura tradicional pone un énfasis en suelo, clima y agua. La presencia de condi-


ciones desfavorables en alguno de estos factores limita el potencial de diversas prácticas agra-
rias convencionales, hasta el punto de que estas llegan a perder su interés económico. Es el caso
en muchas zonas áridas y, en particular, en extensas áreas de la costa almeriense. La mala ca-
lidad de suelos y la extrema escasez e irregularidad de lluvias, junto a los pocos recursos hídricos
superficiales, así como vientos fuertes frecuentes, determinan el difícil aprovechamiento agrí-
cola de muchas tierras de Almería, a pesar de que su medio natural también está condicionado
por temperaturas relativamente suaves y por una insolación excelente. La dureza de las condi-
ciones desfavorables enunciadas determina en esta región un cierto carácter desértico.

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JOSÉ LÓPEZ GÁLVEZ Y JOSÉ ANTONIO SALINAS ANDÚJAR

Un esfuerzo acumulado a lo largo de los siglos va permitiendo invertir el signo negativo


del panorama descrito: convirtiendo algunas limitaciones en ventajas, ha desarrollado una agri-
cultura poco convencional, sostenida por la aplicación de agua y nutrientes a un medio en el que
las condiciones naturales del sistema suelo-clima han sido parcialmente controladas. La clave
del éxito reside en relacionar de modo apropiado el control del suelo (con cultivo enarenado),
el control del agua y nutrientes (con riego por goteo) y el control del ambiente (con inverna-
deros de plástico ‘tipo parral’). La espectacularidad del resultado justifica la inmodestia de
asignar al conjunto de las técnicas aplicadas una categoría de tecnología nacional.
Los campos de cultivo se estructuran en unidades de riego protegidas bajo plástico. A este
efecto, películas de plástico sostenidas por estructuras de alambre inspiradas en las utilizadas
en los parrales (técnica de conducción del cultivo de uva de mesa) actúan como cubierta que
mantiene un entorno cerrado, con su microclima parcialmente controlado. Se reduce en este la
evapotranspiración del cultivo, se limitan los daños del viento y se mejoran ligeramente su ré-
gimen térmico. Esta técnica de cultivo empezó a realizarse el año 1963.
En todo caso, antes de su construcción, el suelo se ‘hace’. Para su preparación se incluyen
usualmente, además de las labores de subsolado y explanación, el aporte e una capa de tierra
vegetal de unos 20 cm de espesor con la que se mezclan 5 kg de estiércol por m2 de suelo. A
continuación se aplica otra capa de unos 2 cm de estiércol (aproximadamente 5 kg/m2) y final-
mente una capa de unos 10 cm de arena de playa, con lo que se configura un suelo con cuatro
estratos claramente diferenciados, tanto desde el punto de vista físico como de su composición
química. El suelo así preparado dura entre 3 y 5 años, pasados los cuales se inicia la operación
de ‘retranqueo’. Esta técnica de cultivo, que empezó a emplearse a partir de los años 50, ofre-
ce ventajas significativas al conseguir cosechas precoces y elevadas con un alto rendimiento en
el uso del agua, al evitar pérdidas por evaporación, permitiendo la utilización, con rendimientos
aceptables, de aguas salinas. Además, el fuerte estercolado permite suplir las deficiencias en los
nutrientes aplicados al cultivo.
En cuanto al riego por goteo, este permite la aplicación de agua y nutrientes a pie de planta,
con la frecuencia precisa. De esta manera, aunque el suelo sigue desempeñando las funciones
de soporte mecánico del cultivo y de medio para el transporte de agua y nutrientes, pierde im-
portancia como almacén de reserva de estos. El empleo de substratos pretende ir a un paso más
allá, al promover cultivos que prescinden del suelo para cualquier función otra que la de apo-
yo.

EFECTOS AMBIENTALES DEL SISTEMA DE CULTIVO FORZADO EN


ALMERÍA

La agricultura de invernadero, al igual que otros procesos económicos, no solo opera so-
bre un medio físico y territorial concreto, sino que su actividad empieza y termina en la natu-
raleza. El proceso se inicia con el empleo de recursos naturales y termina generando residuos,
con la consiguiente incidencia medioambiental, al utilizar el medio como sumidero.

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EFECTOS AMBIENTALES Y TECNOLOGÍA EN EL SISTEMA DE CULTIVO FORZADO

El esquema 1 refleja las distintas escalas de agregación y de aspectos relacionados con la


gestión. Las escalas de agregación, desde el punto de vista físico-territorial, pueden ir desde el
invernadero hasta la comarca o Europa y atendiendo a las unidades de gestión desde la finca o
explotación hasta el municipio al que pertenecen o la Unión Europea.
Aspectos territoriales. La gestión se centra prioritariamente en los aspectos monetarios y
en segundo lugar sobre los físicos, en la medida en la que condicionan a los primeros. Por el
contrario, la ordenación del territorio debe ocupar un lugar importante desde la perspectiva de
la gestión municipal. Esta deberá contemplar, además de los aspectos estéticos, aquellos otros
que inciden negativamente sobre los recursos como son su contaminación o agotamiento. El
comportamiento del agricultor individual movido por la racionalidad coste-beneficio, puede
incidir, y en nuestro caso incide, sobre los aspectos territoriales y ambientales (declaración
provisional de acuífero sobreexplotado del Campo de Dalías). De ahí la conveniencia de ten-
der puentes entre ambas racionalidades para que la gestión cumpla los objetivos razonables de
rentabilidad a corto plazo de las fincas y de sostenibilidad a medio y largo plazo del sistema de
explotación.
Relativo al invernadero hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:
Suelo artificial o substrato. Para la realización del suelo enarenado se precisa de la en-
trada de estiércol y arena. El estiércol en zonas áridas es un factor limitante. La demanda de más
de 30 t/ha. año plantea la necesidad de asociar el sistema con algunos aprovechamientos gana-
deros, o la obtención de compost de residuos orgánicos. La arena, con 1600 t/(ha, 10 años)
constituye la segunda entrada en importancia, después del agua. Aunque en la corteza terrestre
la arena no sea un factor limitante, la zona costera de Almería precisa de una normativa estric-
ta que regule las importantes extracciones que requiere el cultivo enarenado a fin de minimi-
zar su impacto ecológico y paisajísticos. Los importantes volúmenes de arena y estiércol no
plantean problemas de residuos ya que se incorporan al suelo sin ocasionar perjuicio alguno.
Los substratos suponen una entrada de entre 2 y 10 t/(ha, 2 años) y una salida, de al me-
nos, esas cantidades de substrato desechado que no son fácilmente degradables y que están con-
taminados. La comparación enarenado/substrato a efectos ambientales, se pueden ver en el es-
quema 2.
Fitosanitarios. Los productos fitosanitarios usados en la agricultura, los podemos clasifi-
car según su origen en tres grupos: minerales, vegetales y compuestos orgánicos de síntesis. Los
dos primeros, salvo excepciones, no presentan problemas de contaminación. Los compuestos
orgánicos de síntesis son los que plantean mayor riesgo debido tanto a su persistencia como a
la de sus metabolitos, así como a su toxicidad. Los mayores problemas los plantean los productos
organoclorados y los carbamatos.
La aportación de un producto fitosanitario va a tener su efecto sobre el suelo donde es
retenido y sobre las aguas al ser arrastrado hasta acuíferos, ríos, lagos, etc. la persistencia del
producto o sus metabolitos en el suelo pueden plantear alteraciones, de consecuencias
escasamente estudiadas, tanto en la microfauna del suelo como sobre algunos vegetales donde
pueden ocasionar problemas de toxicidad o lo que es más grave aun pueden provocar un aumen-
to de la toxicología a través de los sucesivos pasos de las cadenas tróficas. Los restos de los

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JOSÉ LÓPEZ GÁLVEZ Y JOSÉ ANTONIO SALINAS ANDÚJAR

productos fitosanitarios que van a pasar al agua pueden causar daños verdaderamente impor-
tantes ya que además de ser el agua un vehículo muy importante de contaminación, los productos
resultantes de la hidrólisis o de la acción de microorganismos pueden ser a veces más tóxicos
que los originales.
Fertilizantes. El uso poco controlado de los fertilizantes puede provocar la salinización del
suelo y la contaminación de las aguas por iones nitrogenados y fosfatados. Los nitratos y nitritos
diluidos en la solución del suelo, son absorbidos por los complejos coloidales arcillo-húmicos
constituyendo una reserva de nitrógeno. Cuando aumenta los aportes de este elemento, sobre-
pasando la capacidad de retención del suelo y de asimilación, tanto de los microorganismos
como de la cubierta vegetal, los iones nitrogenados son lavados del suelo mediante el agua
aportada por el riego o la lluvia arrastrándolos hasta los cursos superficiales y subterráneos de
agua. Los fosfatos son también fuente de contaminación de acuíferos. Éstos provienen
fundamentalmente del abonado y en menor medida de los productos fitosanitarios que contie-
nen fósforo. Los elementos N y P influyen en la producción de biomasa acuática.

Balance de macronutrientes(t/ha) en tomate. C1=agua 0.5 dS/m y C2=agua 3 dS/m.

8 7,3 7,2
6,9
7
5,9
6
5 4,1 4,3
4 3,3 3,4
3
2 1,2 1,2
1
0 0
0
Lana de roca Perlita Arenado
Aportado C1 7,3 6,9 1,2
Lixiviado C1 4,1 3,4 0
Aportado C2 5,9 7,2 1,2
Lixiviado C2 3,3 4,3 0
Sustrato

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EFECTOS AMBIENTALES Y TECNOLOGÍA EN EL SISTEMA DE CULTIVO FORZADO

Balance de fertilización nitrogenada (en Kg/ha) en segundo ciclo de cultivo de tomate. Ay


B= lana de roca. C y D=perlita. E=arenado. N=Agua de 0,5 dS/m. S= Agua de 3 dS/m.

4000

3500

3000

2500

2000

1500

1000

500

-500

-1000
AN BN CN DN EN AS BS CS DS ES
Lixiviado 1288 948,4 864,4 765,2 -304,3 720,2 756,6 843,9 989,2 -312,9
Ext.raiz+sustrato 12,9 29,9 72,7 92,8 26,5 16,2 36,4 78,9 125,6 26,6
Ext.aéreos 469,5 528,5 690,6 554,5 529,9 449,3 539,4 613,7 432,8 532,3
Aporte 1770,4 1506,8 1627,7 1412,5 252,1 1185,7 1332,4 1536,5 1547,6 246
Tratamientos

Los gráficos anteriores muestran la cantidad de elementos fertilizantes (N, P2O5, K2O, Ca
y Mg) aportado y lixiviado por el suelo enarenado y substratos con dos calidades de agua (0,5
y 3,0 dS/m) y el balance de nitrógeno en un cultivo de tomate, en el que se puede observar la
deficiente programación de la fertilización nitrogenada.

Otros residuos. A los residuos sólidos dejados por los substratos hay que añadir los del
cultivo y los de los plásticos de cerramiento del invernadero que por lo general duran dos años.
El esquema 3 ilustra el funcionamiento en términos físicos de un invernadero donde se cuanti-
fica también los elementos líquidos (agua más fertilizantes) perdidos por lixiviación.
Agua. Supone la primera entrada en importancia en el sistema de cultivo en invernadero.
Y dada la escasez del recurso nos detendremos de manera particular en este punto.

El invernadero y el consumo de agua

El invernadero genera un microclima diferente al del exterior al reducir la radiación solar,


el déficit de presión de vapor, la evaporación en tanque y anular la velocidad de viento. La
consecuencia es que la demanda evaporativa del invernadero se reduce. Para el invernadero tipo
parral de Almería la reducción es de un 50% de la ET0 (evapotranspiración de referencia) en

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JOSÉ LÓPEZ GÁLVEZ Y JOSÉ ANTONIO SALINAS ANDÚJAR

invernadero con respecto a la ET0 exterior1. De lo anterior se desprende con claridad que el
invernadero parral mejora, multiplicándolo varias veces el rendimiento del agua. Siendo el
consumo de agua del cultivo de tomate en invernadero parral en Almería de 30 m3/t1, mientras
que en Holanda con invernadero de vidrio y cultivo en sustrato es de 15 m3/t 2zonas margina-
les, como eran buena parte de las del litoral almeriense, conseguir un gran potencial económi-
co en zonas de cultivo de invernadero.
La expansión de la superficie de invernadero en Almería, a pesar de su mayor rendimien-
to, está aumentando la demanda hídrica absoluta de este tipo de agricultura (ver gráfico 3).
Además, con el desarrollo económico de la zona, aumenta necesariamente la demanda de agua
de abastecimiento para usos urbano, turístico e industrial. Todo ello ha ocasionado problemas
acusados de descenso del nivel de los pozos con problemas, en algunos casos, de intrusión
marina como los detectados, a principios de los años 80 en el Campo de Dalías, por el Institu-
to Geológico y Minero de España (IGME), hoy Instituto Tecnológico y Geominero (ITGE),
apareciendo una legislación abundante desde entonces pretendiendo regular la gestión del agua3.
La realidad es que a pesar de la prohibición de nuevas puestas en regadío en el Poniente Alme-
riense, se ha incrementado la superficie regada (ver cuadro 4) sin apreciarse un incremento
paralelo en la cantidad de agua gastada, lo que está motivado por el proceso de modernización
que ha supuesto el pasar de riego a pie a riego por goteo, el entubamiento de gran parte de la
red de conducción y la construcción de depósitos reguladores que aunque aumentan las pérdi-
das por evaporación , evitan las pérdidas en cola que son mayores.

Evolución del volumen de agua (hm3/año) suministrada al Campo de Dalías


y a Almería capital.
160

140

120

100

80

60

40

20

0
80/81 81/82 82/83 83/84 84/85 85/86 86/87 87/88 88/89 89/90 90/91 91/92
Años hidrológicos

Fuente: Instituto Tecnológico Geominero de España. Las aguas superficiales que provienen de los ríos Celín y Adra
más el agua aportada por el embalse de Benínar suponen menos del 10% del volumen total suministrado.

1. J.López Gálvez y J.M. Naredo. Investigación en curso.


2. C. Stanghellini. 1994. Balance hídrico y manejo de microclima en invernadero. Tecnología de invernaderos. Curso
superior de especialización. FIAPA-Junta de Andalucía: 49-62pp.
3. Por hacer mención de excepcionales circunstancias con peligro de intrusiones salinas en los acuíferos, merece

78
EFECTOS AMBIENTALES Y TECNOLOGÍA EN EL SISTEMA DE CULTIVO FORZADO

Distribución de demandas y recursos propios de agua (Hm3). Almería 1992.

500

400

300

200

100

-100

-200

-300
III-4. IV-2. Campo de Níjar- V-1. R.Aguas y
R.Adra+C.Dalías+Almería IV-1. Andarax Alquián Rbla.Carboneras V-2. R.Almanzora y Antas C. Los Vélez Total provincial
c.
RECURSOS NATURALES 154 64 19 17 62 45 361

RECURSOS UTILIZADOS (*) 202 75 27 13 73 10 400

DEMANDA EXISTENTE (**) 205 70 55 13 90 16 449

RECURSOS DISPONIBLES PROPIOS 102 41 9 8 47 16 223

BALANCE -103 -29 -46 -5 -43 0 -226

(*): Regulados ó garantizados.


(**): La demanda se satisface mediante la sobreexplotación de acuíferos.
(1): En los recursos disponibles propios se incluyen 40 Hm3 de Benínar de próxima regulación.
(2): Los recursos utilizados en IV-1 incluyen La Cañada-Alquián.
(3): Los recursos utilizados en IV-2 no incluyen La Cañada-Alquián.
(4): El balance se considera como la diferencia entre los recursos propios disponibles de carácter sostenible
y la demanda.
Fuente: «Pasado, presente y futuro de los acuíferos almeriense». González Asensio, A. ITGE. Actas del I y
II Seminario del Agua IEA.

algunos comentarios la ley 15/1984 de 24 de mayo. Por una parte, crea perímetros de protección imponiendo restricciones
para el alumbramiento y captación de aguas subterráneas así como para cualquier modificación de las obras o de las
instalaciones elevadoras que aumenten el caudal alumbrado o para la implantación o ampliación de cualquier superficie
de regadío con aguas subterráneas. Por otra parte, concede carácter prioritario a las actuaciones y obras que puedan iniciarse
para el aprovechamiento en riego de aguas residuales, construcción de pequeños embalses y cualesquiera otras destinadas
al ahorro de aguas.
La intención del legislador, sin lugar a dudas loable, no reconoce de hecho el carácter de recurso limitante que, de una
manera natural, suele corresponder al agua en regiones donde escasea: habida cuenta de que otras condiciones climáticas son
favorables, el recurso limitante en regiones semiáridas puede ahora ser, inesperadamente, el suelo. En efecto, no es al recurso
agua al que se ponen límites bien definidos, sino a la superficie regada. Se explica así que el precio del agua mantenga un
valor reducido, en tanto que el tándem suelo-agua se revaloriza astronómicamente (en forma paralela a las tierras de los
regadíos tradicionales, con el agua -barata- asegurada por su indisoluble asociación a las obras primarias de sus
correspondientes sistemas). Tal vez la prohibición de que dicha superficie se extienda más allá del perímetro protegido facilita
la fiscalización del cumplimiento de la ley; pero tal limitación no implica una reducción de extracciones si no se incentiva
adecuadamente la utilización eficiente del agua disponible, dentro de dicho perímetro. A este fin sí puede contribuir el segundo
de los objetivos propuestos, como, según se comentó más arriba, es el caso de pequeños embalses, cuyo mejoramiento en el
manejo de los riegos tradicionales es notable.
Ya al amparo de la vigente ley 29/1985 de Aguas, el Real Decreto 2618/1986, repetidamente prorrogado, impone
restricciones para la explotación de aguas subterráneas, en zonas que se definen. Más recientemente, de nuevo en el marco

79
JOSÉ LÓPEZ GÁLVEZ Y JOSÉ ANTONIO SALINAS ANDÚJAR

Los gráficos anteriores muestran como el Decreto de 1984 y las sucesivas Disposiciones
y Decretos no han servido para que se mantuviera la presión sobre los acuíferos sobreexplotados
y ni siquiera para mantener la superficie regada. Dando lugar a un cierto confusionismo que al
ser preguntados los agricultores sobre el particular emiten opiniones como la que sigue: «si no
se puede hacer, no se puede hacer para nadie. y, si te viene la denuncia y pagas la sanción,
ya es legal el invernadero. El problema del agua no se soluciona poniendo 1.000.000 pts/ha:
o se construye o no se construye»4.

EL PROGRESO TECNOLÓGICO

La introducción del riego por goteo, con sistemas a presión, tiene lugar durante la década
de los 70, en los sistemas agrarios más competitivos del territorio español. Su expansión, inin-
terrumpida desde entonces, tiene lugar no solo a costa del riego tradicional a pie, sino también
gracias al agua ahorrada con los mejores rendimientos ahora posibles; además, porque se usan
recursos adicionales, por nuevos o más intensos alumbramientos5. Es de interés hacer notar una
paradójica situación que viene resultando en gran parte del levante español como consecuen-
cia de la escasez de recursos hídricos: avances tecnológicos como los relacionados con el bom-
beo en pozos profundos y con la aplicación de técnicas de riego por goteo muy eficientes vie-
nen intensificando la sobreexplotación de acuíferos. En respuesta a esta preocupación, se apro-
barían diversas disposiciones reguladoras. Este es el caso de Almería, donde la situación de los
acuíferos, que proporcionan el agua a su regadío más productivo, con evidencias de
sobreexplotación, con intrusión marina, hizo que en 1984 se dictaran las primeras disposicio-
nes legales que limitaban la expansión del regadío. Es el caso del Decreto 117/84 de 2 de mayo,
de la Junta de Andalucía, que regula los alumbramientos y las captaciones, y de la Ley 15/1984

de la misma ley, fue aprobado el Real Decreto 531/1992, de 22 de mayo, también sobre medidas administrativas especiales
para la gestión de los recursos hidráulicos. Faculta de nuevo a determinadas confederaciones hidrográficas a reducir los
suministros de agua y su distribución, aún cuando hubieren sido objeto de concesión. En particular, se disponen normas para
su aplicación en las cuencas comprendidas entre los ríos Adra y Andarax, ambos inclusive, y encomienda a la Confederación
Hidrográfica del Sur el establecimiento de directrices para el ahorro de agua en todos los sectores, así como los criterios
de prioridad para la asignación del recurso. Su Junta de Gobierno establecerá, en su caso, las dotaciones de agua para cada
uno de los distintos usos, quedando referidos los derechos concesionales a estas dotaciones reducidas. De conformidad con
dicha disposición, el organismo mencionado queda facultado para acordar la reducción o suspensión de cualquier
aprovechamiento de agua, así como para imponer a los usuarios el establecimiento de dispositivos de modulación, regulación
y medición en los canales de riego públicos y privados, mediante obras que podrán ser realizadas con cargo a los presupuestos
Confederación o de la Dirección General de Obras Hidráulicas.
4. A. Losada y J. López-Gálvez. 1995. Gestión del regadío en el campo de Dalías: Las comunidades Sol y Arena y Sol-
Poniente. Anejo 10.1.1. Resultados de la encuesta a los regantes de Sol y Arena y de Sol-Poniente.
5. No obstante, conviene observar que las citadas reales disposiciones no han resuelto el objetivo último de controlar
las extracciones de los acuíferos. El incontrolado desarrollo del regadío en una importante fracción de la zona considerada
no parece haber encontrado aún el deseado freno por parte de la administración pública, en cuanto a la ordenación racional
del alumbramiento y uso de recursos hídricos subterráneos.
Vigente ya la Ley de Aguas de 1985, y al amparo de su artículo 56, el R.D. 2618/86 de 24 de diciembre declaró
sobreexplotado los acuíferos del Campo de Dalías, estableciéndose condicionantes para la ejecución o modificación de obras
de alumbramiento y la exigencia de autorización para la implantación o ampliación de cualquier superficie de regadío.

80
EFECTOS AMBIENTALES Y TECNOLOGÍA EN EL SISTEMA DE CULTIVO FORZADO

de 24 de mayo, de ámbito nacional, «para el aprovechamiento de los recursos hidráulicos es-


casos a consecuencia de la prolongada sequía». Sin perjuicio de otras consecuencias en todo el
Campo de Dalías, estas restricciones no han supuesto la congelación de proyectos de puesta en
riego6.
Por lo tanto y en lo que respecta al progreso tecnológico, se advierte el riesgo de una ex-
cesiva tecnificación que posibilita procesos de perforación y bombeo cuyo uso generalizado se
muestra incompatible con el manejo sostenible de los recursos. Así, cuando los productos agra-
rios encuentran condiciones de mercado favorables, la consiguiente tendencia a intensificar la
demanda de agua se hace excesivamente agresiva. Sin un control social, cada vez más necesa-
rio, la disponibilidad de técnicas capaces de explotar recursos cada vez más accesibles puede
llevar a situaciones de agotamiento y hacer más difícil el equilibrio para utilizar debidamente
el agua renovable.
Otros aspectos. Otras cuestiones que habrá que estudiar con atención es el grado de mo-
dernidad y de desarrollo empresarial que debe alcanzar esta agricultura si pretende seguir en el
mercado. Este punto, que no es objeto de nuestro análisis, debería llevarnos a pensar si dispo-
nemos de las adecuadas infraestructuras y si el precio de la energía en Almería es similar al del
resto de sus competidores. En relación con este asunto hay que destacar la necesidad de dispo-
ner de un suministro de energía eléctrica acorde con las exigencias que la actual tecnología im-
pone.

CONCLUSIONES7

El que los aspectos hídricos, ambientales y territoriales sean competencia de las adminis-
traciones, no quiere decir que los agricultores deban permanecer insensibles a ellos. Antes al
contrario hay que establecer puentes institucionales entre ambos para revitalizar la vida social
de las organizaciones. En el caso del regadío, agricultores, comunidad de regantes, junta de
usuarios del acuífero y confederación hidrográfica deberían tener una participación mas activa
en los problemas que les atañen.
La sostenibilidad del sistema de cultivo en invernadero en la situación actual, dado el es-
caso éxito de los sucesivos Decretos, pasa por disponer de nuevas fuentes de suministros
hídricos.
El resultado conseguido con la modernización del regadío y de la estructura productiva del
sistema invernadero nos lleva a plantear que en un país que tiene como propósito el desarrollo
de nuevos recursos hídricos, el tratamiento que se debería dar al agua ahorrada, desde un pun-
to de vista financiero, debería ser igual al coste del incremento del agua disponible o de nue-
vas fuentes de suministro (en el coste se incluiría, además del interés y amortización de las
nuevas infraestructuras, el mantenimiento y administración de las mismas). El considerable
ahorro de agua que se puede conseguir con la modernización de determinados regadíos justifica-

6. Corominas, J. 1988. "La infraestructura hidráulica de regadío en Almería". El sector agrario y agroalimentaria del
año 2.000. Instituto de Estudios Almerienses.
7. Ver López-Gálvez, J. y J.M. Naredo. 1996. "Sistemas de producción e incidencia ambiental del cultivo en suelo
enarenado y en sustrato". Fundación Argentaria-Visor distribuciones. 294 pp.

81
JOSÉ LÓPEZ GÁLVEZ Y JOSÉ ANTONIO SALINAS ANDÚJAR

ría el impulsar determinadas mejoras conducentes a mejorar la eficiencia en el uso del agua para
riego.
Un uso tan intensivo del suelo como el que ha impuesto la agricultura de invernadero, en
Almería, reclama una política de ordenación del territorio y un cuidado del paisaje mucho más
estrictos que los actuales. Y no solo por compatibilizar con la estética y habitabilidad más ele-
mental, sino por problemas de índole técnico en relación con la salubridad y productividad del
propio sistema de cultivo.

TECNOLOGÍA APROPIADA Y SOSTENIBILIDAD LOCAL DE LOS SISTEMAS


DE CULTIVO

A pesar de que el medio natural en algunas áreas de Almería está condicionado por tem-
peraturas relativamente suaves y por una insolación excelente, se hace difícil el aprovechamiento
agrícola por condiciones edafoclimáticas extremadamente hostiles. Este es el caso del Campo
de Dalías (lugar de los experimentos de campo realizados) donde a la mala calidad de los sue-
los hay que añadir vientos fuertes y frecuentes, además de la extrema escasez e irregularidad
de lluvias, determinante de sus pocos recursos hídricos superficiales.
La confluencia de condiciones climáticas favorables y de avances tecnológicos ha signifi-
cado que la realidad actual de esta zona haya superado todas las previsiones cuando, hacia 1950,
se planificó su desarrollo agrario. El proceso entonces iniciado con el aprovechamiento de sis-
temas de alumbramiento y distribución del agua ha impulsado una agricultura de riego cada vez
más intensiva, sostenida por una síntesis afortunada de antiguas prácticas de cultivo y por di-
versas innovaciones técnicas. Así, la técnica del suelo enarenado, la protección del cultivo bajo
plástico y el riego por goteo, aportaron la «tecnología apropiada» con la que paliar los facto-
res limitantes de suelo y agua. El invernadero tipo parral ha sacado partido del factor relativa-
mente abundante sol, al tiempo que protege del viento al cultivo y reduce la demanda
evapotranspiratoria.
Hay que señalar que la escasez de agua en cantidad y calidad constituye el principal fac-
tor limitante para el desarrollo de la agricultura en el Campo de Dalías. Los nuevos sistemas
de transporte, distribución y aplicación del agua hacen que el riego se aplique, en los campos
de cultivo, con rendimientos muy estimables que no van por lo general acompañados de una
disminución del gasto de agua en la zona debido al crecimiento incontrolado de la superficie
regada. Esta situación ocasiona problemas de sobreexplotación de acuíferos que genera intru-
sión marina.
Los costes que se reconocen al agua nos son el reflejo de los que deberían corresponderle, en primer
lugar, por tratarse del recurso fundamental para mantener el desarrollo económico y hacer posible la
protección ambiental; en segundo lugar, por su escasez y, finalmente, pero no con menos importan-
cia, por las inversiones y gastos que exige el ponerla disponible. El agua representa un porcentaje
mínimo de los gastos de cultivo y, en consecuencia, los regantes no son sensibles al pequeño ahorro
adicional que podría resultar de esfuerzos para mejorar el rendimiento del uso del agua en el campo8.

8. López Gálvez, J. y Losada, A. 1995. «El uso del agua de riego en Almería».

82
EFECTOS AMBIENTALES Y TECNOLOGÍA EN EL SISTEMA DE CULTIVO FORZADO

Con el fin de no devaluar los conceptos de desarrollo sostenible y tecnología apropiada


conviene aclarar que nos estamos refiriendo a la aplicación de innovaciones que se adaptan a
las características de una zona y permiten el mantenimiento estable de sus recursos naturales.
El uso eficiente del agua constituye así el principal requisito de una tecnología apropiada a zonas
áridas, capaz de desarrollar en ellas una agricultura sostenible. Porque lo mismo que una sen-
tencia popular dice que «cualquier finca puede ser mejorada hasta la total ruina de su propie-
tario» también la producción agraria de un territorio puede ser «mejorada» hasta ocasionar la
total ruina de los ecosistemas que la sostienen.
La consecuencia de este modo de razonar es que el mercado deja de ser la panacea que
garantiza por sí sola el «óptimo económico», para convertirse en un instrumento más a utilizar
sobre bases controladas para conseguir soluciones que se adapten a determinados objetivos o
estándares socialmente acordados sobre el entorno físico. Lo cual empuja a abrir el universo
económico a la realidad física, a sus modelos predictivos, a las opciones tecnológicas y a los
procesos de negociación social, trasladando el centro de discusión económica desde el interior
del mercado hacia informaciones e instituciones exteriores al mismo.

APÉNDICE 1. EVOLUCIÓN DE LA VISIÓN DE LA AGRICULTURA

Copérnico en De revolutionibus y Aristóteles en De animalibus recogían la misma idea:


‘La tierra concibe por el sol y de él queda preñada, dando a luz todos los años’. Esta visión
organicista del mundo la describe Platón en su Timeo.
El principio de la agronomía como ciencia va desde la publicación de los Principia de
Newton en 1687, hasta la del Traité élémentaire de chimie de Lavoisier en 1789.
Bousingault, Mulder y Liebig fundaron la química agrícola sobre el principio de conser-
vación de la energía y la materia. Siendo el más reputado padre de la agricultura química Justus
von Liebig en su libro clásico ‘La química aplicada a la agricultura y a la fisiología’ (1840).

ESQUEMA 1

Escala Gestión

Dimensión Dimensión Dimensión Dimensión Socio-


Territorial Física Monetaria Institucional

Micro Finca o explotación + ++

Macro 1 Municipio ++ + ++

Macro 2 Comunidad Autónoma + + ++

Administración
Macro 3 + ++
Central

Macro 4 UE + ++
++ Interés prioritario + Interés secundario

83
ESQUEMA 2. Procesos del enarenado y los sustratos
MEMORIA RESUMEN

ESQUEMA 3

Cultivo: Pimiento
Superficie: 1 ha.

8.106 kW Radiación solar

0,6 t Plántula

3.300 t Agua

2,3 t Fertilizantes 65 t Cosecha

0,2 t Fitosanitarios Residuos


INVERNADERO 27 t Cosecha

0,3 t Energía (x)

1 t Plásticos

2.103 h Mano de obra

Lixiviado

Enarenado: 0,3 t Agua y fertilizantes

100 t/ha . 3 años de estiércol


1.600 t/ha .15 años de arena

85

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