Notasgrupos3 GruposCociente
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2
Contenido
1 Grupos y subgrupos 19
1.1 Grupos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
1.2 Subgrupos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
1.2.1 Subgrupos generados y orden . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
2 Acciones de grupos 33
2.1 G-órbitas y estabilizadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
2.2 Permutaciones internas, acciones fieles y Teorema de Cayley . . . . . . . . . . . . . . . . 37
2.3 Clases laterales, Teorema de Lagrange y Teorema órbita-estabilizador . . . . . . . . . . . 41
2.4 g-puntos fijos y Teorema de conteo de órbitas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48
2.5 Acción por conjugación, clases de conjugación y ecuación de clase . . . . . . . . . . . . . 50
3 Grupos cociente 53
3.1 Inducción de estructura de grupo en conjuntos de clases laterales . . . . . . . . . . . . . . 53
3.2 Subgrupos normales y grupos cociente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
3.3 Más ejemplos de subgrupos normales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
3.3.1 Subgrupo normal generado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
3.3.2 Conmutador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
3
4 Contenido
Capítulo 0
• las relaciones nos permiten —valga la redundancia— “relacionar” a los elementos de dos conjuntos
de varias maneras,
• las funciones nos dan la posibilidad de relacionar tanto elementos de dos conjuntos como los
conjuntos mismos (e.g. a través de nociones como inyectividad, suryectividad y biyectividad),
• y las operaciones nos permiten pensar en algunos elementos como aquellos “producidos” al operar
sobre otros.
Sabemos que las funciones son un caso particular de relación; específicamente, tal que cada elemento
que aparece en la segunda entrada de un par ordenado lo hace a lo más una vez. Más aún, las operaciones
son, en particular, funciones. En matemáticas, muchas operaciones donde sólamente se utiliza un
conjunto no vacío y a cada par ordenado de elementos de dicho conjunto le corresponde un único
elemento del mismo conjunto son de gran importancia. Esto nos lleva a la siguiente
Definición 0.1.1 Una operación binaria en un conjunto A ̸= ∅ es una función ∗ : A × A → A.
Ejemplo 0.1.2 Algunos ejemplos de operaciones binarias incluyen:
(3) La división en el conjunto de los números racionales distintos de cero ÷ : Q̸=0 × Q̸=0 → Q̸=0 .
(4) La exponenciación en el conjunto de los números reales mayores o iguales a cero3 ˆ : R≥0 × R≥0 →
R≥0 .
(5) La conjunción lógica en el conjunto de los valores Booleanos ∧ : {V, F} × {V, F} → {V, F}.
1
Estos pueden ser, en particular, otros conjuntos.
2
En este texto incluimos al cero en el conjunto de los números naturales.
3
Aquí consideramos 00 := 1 y 0r := 0 para todo r > 0.
5
6 Capítulo 0. Nociones generales de álgebra
0.1.1 Asociatividad
Dado que ∗ es una operación binaria en A, sabemos que expresiones como a ∗ b realmente representan a
un elemento de A; si lo llamamos u, escribimos a ∗ b = u para expresar esto matemáticamente. En este
caso, es común decir que u es “el producto” de a y b —pues se considera que u puede ser “producido”
a partir de a y b colocando la operación ∗ entre ellos y, más aún, que por la Definición 0.1.1 es el único
elemento de A que cumple esto. También es usual decir que la expresión a ∗ b “se reduce a” u.
Aquí es posible que nos surja la pregunta: ¿De qué manera podemos reducir expresiones más
complejas como a ∗ b ∗ c ∗ . . . ? Para empezar, analicemos el caso más sencillo, en el que hay dos
operaciones entre tres elementos, i.e. a ∗ b ∗ c. Como nuestra operación es binaria, para que una
expresión que involucre el símbolo ∗ sea válida necesita tener un solo elemento de A de cada lado.
Usando paréntesis para denotar prioridad en las operaciones, tenemos que las expresiones
(a ∗ b) ∗ c y a ∗ (b ∗ c)
son válidas. Sin embargo, en principio, no tienen por qué ser iguales. Cuando “emparejamos” dos
elementos alrededor de una operación binaria, decimos que los asociamos. Por ejemplo, en la primera
expresión asociamos a a y b, cuyo producto está asociado con c, mientras que en la segunda hemos
asociado a a con el producto resultante de asociar a b con c. Esto nos lleva a la siguiente
Definición 0.1.4 Una operación binaria ∗ : A × A → A es asociativa si, para cualesquiera a, b, c ∈ A,
(a ∗ b) ∗ c = a ∗ (b ∗ c). (0.1.1)
Ejemplo 0.1.5 Las operaciones binarias de los incisos (1) y (5)-(7) del Ejemplo 0.1.2 son asociativas,
mientras que los incisos restantes nos dan ejemplos de operaciones binarias no asociativas.
Observación 0.1.6 Sea ∗ : A × A → A una operación binaria asociativa.
(1) La expresión a ∗ b ∗ c ∗ d está bien definida; es decir, es libre de ambigüedad.
En efecto: Las expresiones válidas que podemos formar a partir de a ∗ b ∗ c ∗ d son
((a ∗ b) ∗ c) ∗ d,
(a ∗ (b ∗ c)) ∗ d),
a ∗ ((b ∗ c) ∗ d),
a ∗ (b ∗ (c ∗ d)) y
(a ∗ b) ∗ (c ∗ d).
Sin embargo, recordando que a ∗ b, b ∗ c y c ∗ d son elementos de A, entonces, por la ecuación
(0.1.1), cada una de estas expresiones es igual a la siguiente. Por ende, todas son iguales entre sí.
0.1. Operaciones binarias 7
(2) Generalizando (1), las expresiones finitas de la forma a1 ∗ a2 ∗ · · · ∗ an están bien definidas, pues
todas las expresiones válidas que se pueden formar a partir de ellas se reducen al mismo elemento.
En efecto: Procederemos por inducción. Tomaremos como nuestra base inductiva a la ecuación
(0.1.1), pues ∗ es asociativa.
Consideremos la expresión a1 ∗ a2 ∗ · · · ∗ an , con a1 , a2 , . . . , an ∈ A y n > 3. Sean e y f cualesquiera
dos expresiones válidas formadas a partir de esta expresión. Sin pérdida de generalidad, podemos
suponer que
e = (a1 ∗ · · · ∗ ai ) ∗ (ai+1 ∗ . . . an ),
f = (a1 ∗ · · · ∗ aj ) ∗ (aj+1 ∗ . . . an ),
con i ≤ j < n, donde las expresiones entre paréntesis están bien definidas por la hipótesis de
inducción. Si i = j, se sigue directamente que e = f , por lo que supondremos que i < j. Entonces,
nuevamente por la hipótesis de inducción, tenemos que
e = (a1 ∗ · · · ∗ ai ) ∗ (ai+1 ∗ · · · ∗ aj ) ∗ (aj+1 ∗ · · · ∗ an ) ,
f = (a1 ∗ · · · ∗ ai ) ∗ (ai+1 ∗ · · · ∗ aj ) ∗ (aj+1 ∗ · · · ∗ an ).
Luego, por la asociatividad de ∗, concluimos que e = f .
Definición 0.1.7 Sea ∗ : A × A → A una operación binaria asociativa. Entonces, para cualesquiera
a ∈ A y k ≥ 1, definimos
a1 := a,
ak+1 := ak ∗ a.
Más generalmente, para cualesquiera a1 , . . . , an ∈ A, definimos
n
Y
ai := a1 ∗ · · · ∗ an .
i=1
Observación 0.1.8
(1) Las expresiones de la Definición 0.1.7 están bien definidas por el inciso (2) de la Observación 0.1.6.
(2) Siguiendo esta misma notación, para cualesquiera a ∈ A y m, n ≥ 1, tenemos que
am ∗ an = am+n = an ∗ am
(am )n = amn = (an )m .
Nota Por el inciso (2) de la Observación 0.1.6, de ahora en adelante, si ∗ es asociativa, sólo colocaremos
paréntesis en expresiones finitas de la forma a1 ∗ a2 ∗ · · · ∗ an cuando querramos hacer énfasis en alguna
asociación en particular. En este escrito no consideraremos expresiones infinitas de la forma a∗b∗c∗. . . .
Ejemplo 0.1.10
(5) Las operaciones binarias de los incisos (2)-(4) y (8) del Ejemplo 0.1.2 no tienen elementos identidad.
Observación 0.1.11 Si una operación binaria asociativa tiene un elemento identidad, este es único.
En efecto: Sean ∗ : A × A → A una operación binaraia asociativa y e, e′ ∈ A elementos neutros de
∗. Entonces, tenemos que
e′ = e′ ∗ e (pues e es neutro)
= e. (pues e′ es neutro)
Conforme al inciso (2) de la Observación 0.1.8, la Observación 0.1.11 nos permite dar la siguiente
Definición 0.1.12 Sea ∗ : A × A → A una operación binaria asociativa con elemento identidad e ∈ A.
Para todo a ∈ A, definimos
a0 := e.
a ∗ b = e = b ∗ a.
Ejemplo 0.1.14
(1) Todo elemento identidad de una operación binaria es inverso de sí mismo bajo dicha operación.
(4) Considerando el inciso (6) del Ejemplo 0.1.2, el elemento neutro es el único elemento que tiene
inverso.
0.1. Operaciones binarias 9
(5) En el caso del inciso (7) del Ejemplo 0.1.2, sólo las biyecciones en A tienen elementos inversos.
Este tipo de funciones son conocidas como permutaciones puesto que, dado un orden secuencial
inicial para los elementos de A, se pueden interpretar como un “reacomodo” de sus elementos. Por
ejemplo, la biyección
1 si i = 2,
f : {1, 2, . . . , n} → {1, 2, . . . , n}, f (i) := 2 si i = 1,
i, si i ∈
/ {1, 2},
y su inversa se pueden pensar como las permutaciones hacia la derecha e izquierda, respectivamente,
de
(1, 2, 3, . . . , n) ←→ (2, 1, 3, . . . , n).
Observación 0.1.15
(1) La definición de elementos inversos es simétrica; es decir, a es inverso de b si, y sólo si, b es inverso
de a.
(2) Si un elemento tiene inverso bajo una operación binaria asociativa, éste es único.
En efecto: Sea ∗ : A × A → A una operación binaria asociativa con elemento neutro e ∈ A.
Supongamos que a, b, b′ ∈ A son tales que
a ∗ b = e = b ∗ a y a ∗ b′ = e = b′ ∗ a.
b′ = b′ ∗ e (pues e es neutro)
= b′ ∗ (a ∗ b) (por hipótesis)
= (b′ ∗ a) ∗ b (por asociatividad de ∗)
=e∗b (por hipótesis)
= b.
(3) Son de particular interés aquellas operaciones binarias bajo las cuales todos sus elementos tienen
inversos. Por ejemplo, la existencia de inversos para todos los elementos en el inciso (2) del Ejemplo
0.1.14 es lo que nos permite definir la operación binaria del inciso (2) del Ejemplo 0.1.2. Por otro
lado, no todos los elementos del inciso (3) del Ejemplo 0.1.14 tienen inverso, pues no existe inverso
multiplicativo para 0 ∈ Q. Sin embargo, si consideramos al conjunto Q̸=0 de los números racionales
distintos de cero, entonces sí existen inversos para todos los elementos de Q̸=0 bajo la operación
· : Q̸=0 × Q̸=0 → Q̸=0 ; esto es precisamente lo que nos permite definir la operación binaria del
inciso (3) del Ejemplo 0.1.2.
Definición 0.1.16 Sea ∗ : A × A → A una operación binaria asociativa con elemento identidad e ∈ A.
Para cualesquiera elementos inversos a, b ∈ A, definmos
a−1 := b.
Observación 0.1.17 Sea ∗ : A×A → A una operación binaria asociativa con elemento identidad e ∈ A.
10 Capítulo 0. Nociones generales de álgebra
(1) Juntando las Definiciones 0.1.7, 0.1.12, 0.1.16 y 0.1.18 obtenemos una notación consistente con el
inciso (2) de la Observación 0.1.8, la cual es muy útil para hacer cálculos.
(2) Si a, b ∈ A tienen inversos en A, entonces a ∗ b tiene inverso en A, dado por la siguiente ecuación:
Luego, como por hipótesis a−1 , b−1 ∈ A y ∗ es una operación binaria, se sigue que b−1 ∗ a−1 ∈ A,
por lo que se verifica la ecuación (0.1.2).
(3) Generalizando (2), si a1 , a2 , . . . , an ∈ A tienen inversos en A, entonces a1 ∗ a2 ∗ · · · ∗ an tiene inverso
en A, dado por la ecuación
En efecto: Procederemos por inducción. Nuestra base inductiva será la ecuación (0.1.2).
Sea n > 2. Supongamos que existen a1 , a2 , . . . , an ∈ A con inversos en A. Notemos que
(a1 ∗ a2 ∗ · · · ∗ an ) ∗ (a−1 −1 −1 −1 −1 −1
n ∗ · · · ∗ a2 ∗ a1 ) = a1 ∗ (a2 ∗ · · · ∗ an ) ∗ (an ∗ · · · ∗ a2 ) ∗ a1
(asociatividad)
= a1 ∗ e ∗ a−1
1 (hipótesis inductiva)
−1
= a1 ∗ a1 (neutralidad)
= e, (inversos)
(a−1 −1 −1 −1 −1 −1
n ∗ · · · ∗ a2 ∗ a1 )(a1 ∗ a2 ∗ · · · ∗ an ) = (an ∗ · · · ∗ a2 ) ∗ (a1 ∗ a1 ) ∗ (a2 ∗ · · · ∗ an )
= (a−1 −1
n ∗ · · · ∗ a2 ) ∗ e ∗ (a2 ∗ · · · ∗ an )
= (a−1 −1
n ∗ · · · ∗ a2 ) ∗ (a2 ∗ · · · ∗ an )
= e.
0.1.4 Conmutatividad
Hasta este punto, hemos enfatizado que una operación binaria actúa sobre pares ordenados de elementos
de un conjunto no vacío. El no poder modificar el orden de (o, dicho de otra forma, conmutar) una
expresión de la forma a∗b sin cambiar el resultado es una de las mayores restricciones posibles al momento
de manipular expresiones algebraicas. Por ello, las operaciones que cuentan con esta posibilidad son
particularmente poderosas, lo cual nos lleva a dar la siguiente
Definición 0.1.19 Una operación binaria ∗ : A×A → A es conmutativa si, para cualesquiera a, b ∈ A,
a ∗ b = b ∗ a.
Ejemplo 0.1.20 Los incisos (1), (5) y (6) del Ejemplo 0.1.2 representan operaciones conmutativas,
mientras que las operaciones de los demás incisos no son conmutativas en general, aunque pueden serlo
en casos muy específicos (por ejemplo, en el inciso (7), cuando el conjunto A tiene uno o dos elementos).
Nota Siguiendo una práctica común en álgebra, en este documento denotaremos operaciones binarias
conmutativas con el símbolo de suma (+) para hacer explícita esta propiedad, además de emplear la
notación dada por la siguiente
Definición 0.1.21 Sea ∗ : A × A → A una operación binaria asociativa y conmutativa. Entonces, para
cualquier a ∈ A y k ≥ 1, definimos
1a = a,
(k + 1)a = ka + a.
Más generalmente, para cualquier conjunto finito de índices N = {1, 2, . . . , n}, con a1 , . . . , an ∈ A,
definimos4 n X X
ai := a1 + · · · + an =: ai .
i=1 i∈N
0a := 0.
−a := b,
(−k)a := k(−a).
Observación 0.1.22
(1) A la notación para operaciones conmutativas de la Definición 0.1.21 se le conoce como notación
aditiva, mientras que aquella dada por las Definiciones 0.1.7, 0.1.12 y 0.1.16 es llamada notación
multiplicativa 6 .
4
Nótese que la irrelevancia del orden de los elementos al centro nos permite definir la expresión del lado derecho.
5
Note que la expresión del lado izquierdo es distinta de 0 + a.
6
En esta notación más general es común que se omita el símbolo de la operación binaria y que el elemento identidad
—de existir— se denote por 1.
12 Capítulo 0. Nociones generales de álgebra
(2) Sea ∗ : A × A → A una operación binaria asociativa y conmutativa con elemento identidad 0 ∈ A.
Si N y M son conjuntos finitos y disjuntos de índices, entonces tenemos que
X X X
ai + aj = ak ,
i∈N j∈M k∈N ∪M
ma + na = (m + n)a = na + ma,
n(ma) = (nm)a = m(na),
0.1.5 Cerradura
Dado que, por definición, una operación binaria sobre un conjunto no vacío debe tomar cualesquiera
dos elementos del conjunto y con ellos “producir” un elemento del mismo conjunto, resulta interesante
preguntarnos para cuáles subconjuntos no vacíos de A se sigue cumpliendo dicha condición. Para ello,
introducimos la siguiente
Ejemplo 0.1.24
(1) La operación binaria de exponenciación ˆ : R≥0 × R≥0 → R≥0 vista en el inciso (4) del Ejemplo
0.1.2 es cerrada en el subconjunto no vacío N≥0 .
(2) Si una operación binaria tiene un elemento identidad, entonces el conjunto que sólo contiene al
elemento identidad es cerrado bajo dicha operación.
(3) El conjunto de los números naturales pares es cerrado bajo la operación binaria + : N × N → N,
pero el de los impares, no. Lo análogo vale para números enteros.
(5) El círculo unitario del plano complejo {z ∈ C | |z| = 1} es cerrado8 bajo la operación · : C×C → C.
(1) El hecho de que ∗ : A × A → A sea cerrada en B hace referencia a que al operar ∗ con cualesquiera
dos elementos de B nunca nos “salimos” de B, por lo que la operación se cierra en este subconjunto.
(3) Siguiendo de (2), si ∗ es una operación binaria asociativa y/o conmutativa en A, entonces cualquier
operación binaria inducida por ∗ verifica las mismas propiedades.
En efecto: Esto se sigue de las Definiciones 0.1.4 y 0.1.19.
(5) Si la operación inducida del inciso (2) ∗ : B × B → B tiene un elemento identidad y un elemento
b ∈ B tiene inverso en B, entonces éste es igual a su inverso en A.
En efecto: Esto se sigue de la Definición 0.1.13.
Nota Toda vez que hemos terminado nuestro breve estudio de las operaciones binarias, por simplicidad,
de ahora en adelante generalmente omitiremos los símbolos de operaciones binarias en expresiones de la
forma a ∗ b , escribiendo simplemente ab —u, ocasionalmente, a · b, de considerarlo pertinente.
Ejercicio 2. Repite el Ejercicio 1 pero colocando en las columnas todas las operaciones binarias de la
teoría de conjuntos que conozcas. ¿Encuentras alguna relación entre ambas tablas?
La realidad es que ambas preguntas son difíciles de responder con precisión y cualquier respuesta
es apenas temporal, por lo que conviene adaptar una postura pragmática. A partir del siglo XVIII, la
tendencia del álgebra ha sido “destilar” conceptos provenientes de ejemplos y problemas de distintas
ramas de las matemáticas de manera abstracta, enfocándose en las estructuras asociadas y las propiedades
que cumplen9 . Por ende, siguiendo una visión más “moderna” del álgebra, podemos tomar como
respuesta —tan poco satisfactoria como cualquiera— que el álgebra es el estudio de las estructuras
algebraicas.
Definición 0.2.1 Una estructura algebraica es un conjunto no vacío A con al menos una operación
en A y una colección posiblemente vacía de relaciones en A. Denotamos a una estructura algebraica
formada por un conjunto A, una operación ∗ y una relacion ∼ como (A, ∗, ∼).
Ejemplo 0.2.2 Todas las operaciones binarias del Ejemplo 0.1.2, junto con sus conjuntos asociados,
forman estructuras algebraicas, que denotamos por (N, +), (Z, −), (Q̸=0 , ÷), (R≥0 ,ˆ), (AA , ◦), etc.
Existe una infinidad de ejemplos de estructuras algebraicas, por lo que resulta complicado estudiarlas
caso por caso. Sin embargo, el estudio se simplifica si nos enfocamos en estudiar ciertos tipos de
estructuras algebraicas, definidos por las propiedades que cumplen sus operaciones.
Ejemplo 0.2.4 Considerando los incisos (1)-(8) del Ejemplo 0.1.2, tenemos que:
(4) (N, +) y (N, ·) del inciso (1) y (P(A), ∪) del inciso (6) son monoides Abelianos, cuyos elementos
identidad están dados por 0, 1 y ∅, respectivamente;
Por otro lado, (C̸=0 , ·), (R̸=0 , ·), (Q̸=0 , ·), (Z, +), (Q, +), (R, +) y (C, +) son ejemplos de grupos Abelianos.
Más aún, cualquier conjunto con un solo elemento y una operación binaria definida sobre ese conjunto
es trivialmente un grupo Abeliano.
Observación 0.2.5 Usando esta nueva terminología, podemos resumir los resultados más importantes
de la Sección 0.1 como sigue:
(1) En un semigrupo, los productos finitos están bien definidos (inciso (2) de la Observación 0.1.6).
(2) En un monoide:
(3) Los incisos anteriores siguen siendo válidos en el caso particular de los grupos.
La Observación 0.2.5 nos muestra la utilidad de estudiar el álgebra enfocándonos en ciertos tipos de
estructuras algebraicas, como aquellas nombradas en la Definición 0.2.3, pues dicho enfoque nos facilita
el registro de los resultados obtenidos, permitiéndonos escribir afirmaciones como10
Además, nos da nombres con los cuales identificar a las estructuras subyacentes de diversos ejemplos y,
una vez que hemos identificado a algo como ejemplo de un tipo de estructura algebraica particular, nos
da la certeza de que podemos aplicarle todos los resultados válidos para ese tipo de estructura.
Antes de adentrarnos de lleno en el estudio de los grupos, veremos dos nociones generales más que
serán de enorme utilidad para esta tarea.
Definición 0.2.6 Sea (A, ∗) una estructura algebraica. Una subestructura algebraica de (A, ∗) es
un subconjunto ∅ ̸= B ⊆ A cerrado bajo ∗ tal que la operación binaria inducida ∗ : B × B → B verifica
las mismas propiedades que ∗ : A × A → A. En este caso, las estructuras algebraicas (A, ∗) y (B, ∗) son
del mismo tipo.
Estudiar las relaciones entre estructuras algebraicas y subestructuras algebraicas del mismo tipo también
nos permite entender más sobre ese tipo particular de estructuras algebraicas, como veremos más
adelante.
10
Nótese que los resultados de los incisos (1)-(3) de la Observación 0.2.5 también pueden ser redactados de esta forma.
16 Capítulo 0. Nociones generales de álgebra
Ejemplo 0.2.7 A continuación, damos ejemplos de estructuras y subestructuras algebraicas del mismo
tipo.
Además, existen ejemplos de estructuras algebraicas de cierto tipo cuyas operaciones inducidas
cumplen las mismas propiedades que las originales más algunas adicionales.
Ejemplo 0.2.8 Los siguientes son ejemplos de estructuras algebraicas de un tipo y subestructuras
algebraicas del mismo tipo que, por sí solas, son ejemplo de una estructura algebraica de un tipo más
particular.
(1) Consideremos la estructura algebraica dada por un conjunto de dos elementos D := {a, b} y la
operación binaria ∗ : D × D → D, (x, y) 7→ y. Entonces, tenemos que
a ∗ a = a,
a ∗ b = b,
b ∗ a = a,
b ∗ b = b.
Notemos que la operación ∗ es asociativa pues, debido a su regla de correspondencia, lo único que
importa en una expresión de la forma x∗y ∗z es el elemento en el extremo derecho. Más aún, de las
cuatro ecuaciones anteriores observamos que no existe un elemento identidad de ∗ : D × D → D,
y que ∗ no es conmutativa. En otras palabras, (D, ∗) es un semigrupo (no monoidal ni Abeliano).
Los únicos subgrupos de D bajo los cuales ∗ es cerrada son {a} y {b}, por lo que ({a}, ∗) y ({b}, ∗)
son subsemigrupos de (D, ∗). Sin embargo, observemos que, adicionalmente, ({a}, ∗) y ({b}, ∗)
son grupos Abelianos.
(2) El grupoide (no monoidal ni Abeliano) (N>0 ,ˆ ) tiene como subgrupoide a ({1},ˆ ) el cual, en
particular, es un grupo Abeliano.
0.2. Estructuras algebraicas 17
También puede suceder que una operación inducida cumpla menos propiedades que la operación
original; todo depende de las propiedades de la operación original y el subconjunto cerrado bajo la
operación. En particular, una estructura algebraica con elemento identidad puede tener un subconjunto
cerrado que no contenga al elemento identidad.
Ejemplo 0.2.9 Consideremos el monoide Abeliano (N, +) del inciso (4) del Ejemplo 0.2.2. Entonces, en
particular, (N, +) es un semigrupo Abeliano. Luego, notemos que (N>0 , +) es un subsemigrupo Abeliano
de (N, +), mas no un submonoide.
Observación 0.2.10 De los Ejemplos 0.2.7, 0.2.8 y 0.2.9 concluimos que una operación binaria inducida
puede cumplir las mismas, más o hasta menos propiedades que la operación binaria original, por lo que
la estructura algebraica inducida puede ser del mismo tipo que la estructura original, así como también
puede ser de un tipo más particular o más general. Por ello, es importante asegurarnos de que se
verifiquen las hipótesis de los incisos (3)-(5) de la Observación 0.1.25 antes de aplicar estos resultados.
0.2.2 Morfismos
Anteriormente mencionamos que estudiar las relaciones entre estructuras algebraicas de cierto tipo y
subestructuras algebraicas del mismo tipo es una forma de entender más sobre ese tipo particular de
estructuras. Más generalmente, estudiar las relaciones entre diferentes estructuras algebraicas del mismo
tipo es una forma muy valiosa de estudiar a ese tipo de estructura algebraica en sí. Para esto, hacemos
uso de las funciones que preservan el tipo de estructura en cuestión, que definimos a continuación
Definición 0.2.11 Un morfismo entre estructuras algebraicas del mismo tipo (A, ∗) y (B, •) es una
función entre los conjuntos subyacentes f : A → B que preserva la estructura algebraica; es decir, tal
que, para cualesquiera a1 , a2 ∈ A,
f (a1 ∗ a2 ) = f (a1 ) • f (a2 ).
El conjunto de morfismos de A a B es
Hom(A, B) := {f : A → B | f preserva la estructura de A y B}.
Nota Aunque existen definiciones más generales de morfismo, dado que en este documento nuestro
enfoque es la teoría de grupos, nos basta dar la definición para el caso particular de estructuras
algebraicas con una sola operación binaria.
Ejemplo 0.2.12 Para todos los incisos del Ejemplo 0.2.7, la inclusión del subconjunto cerrado bajo
la operación binaria en el conjunto original es un morfismo entre las estructuras algebraicas del tipo
correspondiente.
Definición 0.2.13 Sea (A, ∗) una estructura algebraica.
(a) Un endomorfismo es un morfismo de una estructura algebraica en sí misma. El conjunto de
endomorfismos de A es
End(A) := Hom(A, A).
(b) Un automorfismo es un endomorfismo biyectivo. El conjunto de endomorfismos de A es
Aut(A) := {f ∈ End(A) | f es biyectiva}.
Observación 0.2.14 Para una estructura algebraica (A, ∗), la función identidad IdA : A → A es un
morfismo. En particular, es un endomorfismo y, más aún, un automorfismo, por lo que IdA ∈ Aut(A) ⊆
End(A).
En efecto: Esto es un caso particular del Ejemplo 0.2.12, pues toda estructura algebraica es trivialmente
una subestructura algebraica de sí misma del mismo tipo.
18 Capítulo 0. Nociones generales de álgebra
Morfismos especiales
Definición 0.2.15 Sea f : G → H un morfismo. Decimos que:
Observación 0.2.16 Por definición, un morfismo f : G → H es un isomorfismo de grupos si, y sólo si,
es un monomorfismo y epimorfismo de grupos.
Ejercicio 5. Demuestra que la composición de morfismos entre estructuras algebraicas del mismo tipo
es nuevamente un morfismo entre estructuras algebraicas del mismo tipo. En particular, nota que la
composición de morfismos es una operación es asociativa.
Grupos y subgrupos
En este capítulo, empezaremos viendo una variedad de ejemplos de grupos que nos servirán para
ilustrar algunos de los conceptos que introduciremos, como la noción de isomorfismo de grupos. Luego,
caracterizaremos a las subestructuras algebraicas de grupos que tienen estructura de grupo —llamadas
subgrupos— y estudiaremos algunas de sus propiedades fundamentales.
1.1 Grupos
El triángulo equilátero
Supongamos que tenemos un triángulo equilátero en algún espacio afin tridimensional, como el que
se muestra en la Figura 1.1. Enfoquémonos por un momento en el conjunto de transformaciones de
simetría de la figura; esto es, transformaciones geométricas que dejan a la figura invariante.
r1 ∗ r1 = r2 .
19
20 Capítulo 1. Grupos y subgrupos
¿Qué otras simetrías tiene un triángulo equilátero? Las reflexiones con respecto a cada una de sus
tres bisectrices —o, equivalentemente, de sus tres mediatrices. Para poder distinguir entre ellas con
facilidad, nos apoyaremos primero numerando los vértices arbitrariamente en el sentido de rotación
positivo empezando por arriba, como en la Figura 1.2.
2 3
Luego, para cada i ∈ {1, 2, 3}, denotaremos por si a la reflexión con respecto a la bisectriz que pasa
por el vértice i —o, equivalentemente, la mediatriz que pasa por la arista opuesta al vértice i. Ahora nos
preguntamos, ¿qué relaciones tienen s1 , s2 y s3 ? Esto es más fácil de estudiar si nos enfocamos en ver
a dónde mandan a cada uno de los vértices. Por ejemplo, podemos ver que s1 mantiene fijo al vértice
1, manda al vértice 2 a la posición del 3, y manda al 3 a donde estaba el 2. Más generalmente —de
acorde a la numeración de vértices y notación de reflexiones que estamos utilizando—, la reflexión si
fija al i-ésimo vértice e intercambia a los otros dos de posición.
¿Qué sucede entonces si, por ejemplo, reflejamos primero con respecto al eje de simetría del vértice 1
y después con respecto al del vértice 2? Después de haber aplicado ambas transformaciones de simetría,
habremos mandado al vértice 1 a la posición inicial del vértice 3, mientras que el vértice 3 terminará
donde empezó el 2 y, por último, el 2 tomará la posición original del 1. Es decir, tendremos que
1 7→ 3,
3 7→ 2,
2 7→ 1.
s 2 ∗ s 1 = r2 ,
y diremos que r2 es igual al producto de s2 con s1 —o, para referirnos al orden de la composición de
transformaciones de simetría de forma más explícita, “s2 después de s1 ”.
¿Hemos terminado de enlistar a todas las transformaciones de simestría del triángulo equilátero? La
respuesta es que no, pues nos falta una muy importante: la transformación identidad; es decir, aquella
que fija los tres vértices, dejando a la figura idéntica. Esta es una transformación de simetría puesto
que, por definición, deja a la figura invariante.
1
Nótese que, al denotar de esta forma el resultado de reflejar por la bisectriz del vértice 1 antes de hacerlo por la del
vértice 2, estamos adoptando la convención de que las transformaciones de simetría se aplican “de derecha a izquierda”.
1.1. Grupos 21
Ejercicio 7. Sea e la transformación identidad sobre el triángulo equilátero. Demuestra que se verifican
las siguientes condiciones.
(1) e ∗ e = e.
e si j ̸= i,
ri ∗ rj =
rk , con k ̸= i si j = i.
e si m = l,
sl ∗ sm =
rn para algún n ∈ {1, 2}, si m =
̸ l.
Ahora, tenemos listos todos los ingredientes necesarios para hacer la siguiente
La forma más fácil de ver que la composición de transformaciones de simetría es asociativa es notando
22 Capítulo 1. Grupos y subgrupos
que pueden ser representadas por funciones que cambian (o no) los vértices 1, 2 y 3 de lugar, como sigue:
1
si x = 1,
e → fe (x) = 2 si x = 2,
3 si x = 3;
2
si x = 1,
r1 → fr1 (x) = 3 si x = 2,
1 si x = 3;
3
si x = 1,
r2 → fr2 (x) = 1 si x = 2,
2 si x = 3;
1
si x = 1,
s1 → fs1 (x) = 3 si x = 2,
2 si x = 3;
3
si x = 1,
s2 → fs2 (x) = 2 si x = 2,
1 si x = 3;
2
si x = 1,
s3 → fs3 (x) = 1 si x = 2,
3 si x = 3.
Por último, notamos que la transformación identidad funge como la identidad de la composición de
transformaciones de simetría y que, por el Ejercicio 7, todos los elementos de {e, r1 , r2 , s1 , s2 , s3 } tienen
inversos2 bajo ∗. Intuitivamente, podemos pensar que “el dejar a una figura geométrica idéntica siempre
es una transformación de simetría” y que “la transformación inversa de toda transformación de simetría
es nuevamente una transformación de simetría”.
∗ e r1 r2 s1 s2 s3
e
r1
r2
s1
s2
s3
Tabla 1.1
Así, vemos que un grupo codifica de cierta manera a un conjunto de transformaciones de simetría.
Esto no es una casualidad pues, históricamente, la noción de grupo surgió precisamente de axiomatizar
las propiedades de los conjuntos de transformaciones de simetría de figuras geométricas, por lo que
ambos conceptos están íntimamente ligados. Por ende, de cierta forma, podemos considerar a la teoría
de grupos como el estudio de la simetría.
Nota La Observación 1.1.2 no sólo aplica para figuras geométricas con cierto grado de simetría puesto
que, por más asimétrica que sea una figura geométrica, la transformación identidad siempre será una
transformación de simetría sobre ella. Por lo tanto, en los casos más extremos de asimetría, el conjunto
de transformaciones de simetría tendrá únicamente a la transformación identidad como elemento, por
lo que será igual al grupo Abeliano trivial de un solo elemento.
Los grupos de transformaciones de simetría de polígonos regulares se conocen como grupos diédricos.
Cuando un polígono regular tiene un número impar n de lados y de ángulos, como en el caso del
triángulo equilátero, los ejes de simetría bajo reflexión están dados por las bisectrices de los ángulos
o, equivalentemente, por las mediatrices de los lados, pues en este caso ambas cosas coinciden. Por lo
tanto, podemos detectar n transformaciones de simetría bajo reflexión al emparejar a cada vértice con su
arista opuesta, obteniendo así n ejes de simetría. En cambio, cuando el número n de lados y de ángulos
de un polígono regular es par, se forma un eje de simetría bajo reflexión por cada bisectriz y otro por
cada mediatriz, que en este caso se diferencían entre sí; sin embargo, para cada ángulo, su bisectriz es
igual a la del ángulo opuesto, y lo análogo sucede con los lados y las mediatrices. Por ende, podemos
contar una transformación de simetría bajo reflexión por cada par de vértices opuestos, y otra por cada
par de aristas opuestas. En ambos casos, podemos contar una transformación de simetría rotacional por
cada lado —o, equivalentemente, por cada ángulo—, incluyendo a la rotación por 0, que funge como
identidad. Más aún, no existen más que estas transformaciones de simetría para polígonos regulares, lo
que nos lleva a la siguiente
En efecto: Dado que el grupo diédrico de un polígono regular de n lados es el grupo de sus
transformaciones de simetría, basta notar que, si n es impar, existen
n+n
n +
|{z} 2 }
número de rotaciones (incluyendo la identidad) | {z
número de pares vértice-arista opuestos
transformaciones de simetría.
Por la Observación 1.1.3, en álgebra, el grupo diédrico del polígono regular de n lados se suele escribir
como D2n , haciendo referencia explícita a su cardinalidad, mientras que en geometría se le suele denotar
por Dn , haciendo referencia al número de lados o ángulos de la figura geométrica asociada.
Nota En lo siguiente, diremos simplemente “simetría” para referirnos a una transformación de simetría.
24 Capítulo 1. Grupos y subgrupos
1 4
2 3
Existe una diferencia importante entre el grupo de simetrías del triángulo equilátero y el del cuadrado.
Mientras que cualquier posible intercambio de posiciones de vértices del triángulo equilátero corresponde
a una simetría de esta figura, como evidencía la Observación 1.1.1, no podemos decir lo mismo en el caso
del cuadrado pues, por ejemplo, el intercambiar a los vértices 3 y 4 de posición dejando a los vértices 1
y 2 fijos no representa una simetría del cuadrado.
Hasta ahora, las figuras geométricas que hemos considerado han sido polígonos, por lo que sus
simetrías deben hacer que cada punto del polígono vuelva a caer sobre algún punto del polígono de
manera biunívoca. Aligeremos esta restricción removiéndole las aristas al cuadrado y considerando
como figura geométrica únicamente a los cuatro vértices.
1. .4
. .
2 3
En este caso, como nuestra figura geométrica consiste sólo de cuatro puntos, cualquier intercambio de
posiciones de dichos puntos es una simetría. En otras palabras, todas las simetrías de la Figura 1.4
pueden ser representadas por funciones que cambian (o no) a los vértices 1, 2, 3 y 4 de posición, de
forma análoga a la Observación 1.1.1. Más aún, para dichas funciones es irrelevante si los cuatro puntos
son vértices de un cuadrado; mientras una figura geométrica consista de cuatro puntos con posiciones
distintas, las mismas funciones seguirán representando a su grupo de simetrías. Dicho de otra forma,
el grupo de simetrías del conjunto de vértices de un cuadrado es equivalente al grupo de simetrías de
cualquier conjunto de cuatro puntos con posiciones distintas, como el de la Figura 1.5.
1.1. Grupos 25
• • • •
1 2 3 4
En general, para cualquier entero positivo n, podemos considerar al grupo de simetrías de un conjunto
de n puntos con posiciones distintas. Debido a que las restricciones geométricas impuestas sobre este
tipo de figuras son mínimas, estos grupos de simetrías son los más generales que existen; por ello, se
conocen como grupos simétricos. Además, las simetrías de un conjunto de n puntos distinguibles pueden
ser identificadas de forma biunívoca con permutaciones (i.e., funciones biyectivas) sobre un conjunto con
n elementos. Más aún, del Ejercicio 3 se sigue que el conjunto de permutaciones sobre un conjunto no
vacío junto con la composición de funciones forma un grupo; por ende, a los grupos simétricos también
se les conoce como grupos de permutaciones.
Observación 1.1.4 Dado que existen n! permutaciones distintas sobre un conjunto con un número
finito n de elementos, el grupo de simetrías de n puntos con posiciones distintas tiene n! elementos.
Ejercicio 9. Demuestra que existe un isomorfismo de grupos entre el grupo de simetrías del triángulo
equilátero y el grupo de simetrías de un conjunto con 3 puntos distinguibles.
Ejercicio 10. Demuestra que no existe un isomorfismo de grupos entre el grupo diédrico del cuadrado
y el grupo de permutaciones sobre un conjunto con cuatro elementos.
Observación 1.1.5 Para un polígono regular, su conjunto de rotaciones simétricas forma un grupo.
En particular, todas las funciones entre grupos con un solo elemento son trivialmente isomorfismos de
grupos.
26 Capítulo 1. Grupos y subgrupos
Ejercicio 11. Demuestra que la relación de isomorfismo de grupos es una relación de equivalencia.
¿Qué hay sobre los grupos de dos elementos, como ({−1, 1}, ·) y (AA , ◦) para conjuntos A con solo
dos elementos? Vamos a cambiar el enfoque. Consideremos un conjunto G = {a, b} con dos elementos
distintos, y veamos de qué forma podemos definir una operación binaria ∗ : G × G → G tal que (G, ∗)
sea un grupo. Primero, necesitamos un neutro. Recordando que, por la Observación 0.1.11, el elemento
neutro es único, necesitamos que uno de los elementos sea la identidad de la operación; arbitrariamente,
elegiremos a a. Luego, tenemos que
a ∗ a = a,
a ∗ b = b,
b ∗ a = b,
por lo que nos falta definir el producto b ∗ b. Para obtener un grupo, cada elemento debe tener inverso.
Por ser el neutro, a es su propio inverso. Por los incisos (1) y (2) de la Observación 0.1.15, a no puede
ser inverso de b. Por lo tanto, concluimos que b ∗ b = a. Podemos resumir esto en la Tabla 1.2, conocida
como una tabla de Cayley. Es decir, para cualquier grupo de dos elementos, uno debe ser el neutro y el
∗ a b
a a b
b b a
otro debe ser su propio inverso. Esto es precisamente lo que sucede, por ejemplo, con ({−1, 1}, ·), donde
1 es el neutro y −1 es su propio inverso, cuya tabla de Cayley está dada por la
· 1 −1
1 1 −1
−1 −1 1
Hemos visto que sólo existe una forma de definir una operación binaria sobre un conjunto de dos
elementos tal que forme un grupo. Por ende, todos los grupos de dos elementos son esencialmente el
mismo.
Veamos cuántas formas existen de definir una operación binaria ∗ sobre un conjunto con tres
elementos H = {a, b, c} tal que forme un grupo. Dado que la operación necesita un neutro, elijamos
arbitrariamente a a como la identidad; esto determina a todos los productos que involucran a a, por lo
que falta determinar a los demás.
Para que H forme un grupo, necesitamos que todos sus elementos tengan inversos, por lo que nos
falta determinar a los inversos de los elementos no neutros b y c, pues la identidad es trivialmente su
propio elemento inverso. Por el inciso (2) de la Observación 0.1.15, es claro que a no puede ser el inverso
de ningún elemento de {b, c}, pues eso implicaría que dicho elemento es igual a a, contradiciendo que H
tiene tres elementos.
1.1. Grupos 27
Supongamos que, al igual que a, b y c son sus propios inversos, i.e., que
b ∗ b = a y c ∗ c = a.
Entonces, falta determinar los productos b ∗ c y c ∗ b —que, por unicidad de los elementos inversos, deben
ser distintos de a. Observemos que
b∗c=b ⇐⇒ b∗b∗c=b∗b ⇐⇒ c = a;
b∗c=c ⇐⇒ b∗c∗c=c∗c ⇐⇒ b = a;
c∗b=b ⇐⇒ c∗b∗b=b∗b ⇐⇒ c = a;
c∗b=c ⇐⇒ c∗c∗b=c∗c ⇐⇒ b = a.
En otras palabras, la suposición de que b y c son sus propios inversos contradice que H tenga tres
elementos, por lo que debe ser desechada. Por lo tanto, la única opción posible es que b y c sean inversos
entre sí.
Notemos que sólo quedan por determinar los productos b ∗ b y c ∗ c, para lo cual usaremos el siguiente
Ejercicio 12 (Ley de cancelación). Sea G un grupo. Demuestra que, para cualesquiera g1 , g2 , g3 ∈ G,
g1 = g3 (g2 )−1 ⇐⇒ g1 g2 = g3 ⇐⇒ g2 = (g1 )−1 g3 .
Ahora, supongamos que b ∗ b = b. Entonces, por la Ley de cancelación y la asociatividad que debe
tener la operación de grupo, tenemos que
b ∗ b = b ⇐⇒ b ∗ b ∗ c = b ∗ c ⇐⇒ b = a,
por lo que b ∗ b = b contradice que H tenga tres elementos. Por otro lado, ya hemos visto que b no
puede ser su propio inverso, por lo que la única opción posible para b ∗ b es que sea igual a c. Por un
argumento simétrico, se sigue que la única opción posible es que c ∗ c = b. Por lo tanto, concluimos que
todo grupo de tres elementos debe tener una tabla de Cayley de la forma
∗ a b c
a a b c
b b c a
c c a b
Tabla 1.4: Tabla de Cayley de un grupo con tres elementos {a, b, c}, con a el elemento identidad.
Es decir, todo grupo de tres elementos es isomorfo a aquel determinado por la Tabla 1.4 —por ejemplo,
el grupo de rotaciones simétricas del triángulo equilátero—, por lo que “en esencia” sólo puede haber
un grupo con tres elementos. La manera formal de enunciar esto es diciendo que
“Sólo existe un grupo de tres elementos salvo (la relación de) isomorfismo (de grupos).”
1.2 Subgrupos
En la Sección 0.1.5 vimos que, para un conjunto no vacío con una operación binaria, el que un
subconjunto no vacío sea cerrado bajo dicha operación induce una operación binaria en el subconjunto.
Sin embargo, la operación inducida no necesariamente debe tener las mismas propiedades de la operación
original, sino que puede tener más o incluso menos. Luego, en la Sección 0.2.1 vimos que estas tres
opciones dan como resultado subestructuras algebraicas del mismo tipo, de un tipo más particular o de
un tipo más general que la estructura algebraica original, como ilustran los Ejemplos 0.2.7, 0.2.8 y 0.2.9,
respectivamente.
Dicho esto, nos preguntamos lo siguiente: ¿Bajo qué condiciones un subconjunto no vacío de un
grupo junto con una operación inducida por la del grupo tendrá una estructura de grupo? Claramente,
la primera condición necesaria es que el subconjunto sea cerrado bajo la operación del grupo, pues de lo
contrario esta no inducirá una operación binaria sobre él. Sin embargo, la cerradura de un subconjunto
no vacío bajo la operación de un grupo no implica que la operación inducida tenga un elemento identidad;
como ejemplo, podemos tomar al subconjunto no vacío {2n | n ∈ Z, n ≥ 1} de Z, que es cerrado bajo
la operación del grupo Abeliano (Z, +) sin que su operación inducida tenga neutro. Por lo tanto,
necesitamos asegurar que el subconjunto no vacío contenga a un elemento identidad de la operación
inducida.
¿Será posible que el elemento identidad de una operación inducida sea distinto del de la operación
original? Veamos. Sean (G, ∗) un grupo y ∅ ̸= H ⊆ G con eH ∈ H tal que eH ∗ h = h = h ∗ eH para
cada h ∈ H, donde ∗ en la expresión anterior se entiende como la operación inducida. Ya que H ⊆ G
se sigue que, para cada h ∈ H, eG ∗ h = h. En particular, como la operación inducida no es más que la
restricción de la operación original a H × H, en G se sigue que
eG ∗ eH = eH = eH ∗ eH .
eG ∗ eH = eH ∗ eH =⇒ eG ∗ eH ∗ e−1 −1
H = eH ∗ eH ∗ eH
=⇒ eG ∗ eG = eH ∗ eG
=⇒ eG = eH .
Por ende, para que la operación inducida tenga un elemento identidad, este debe ser el mismo elemento
identidad de la operación original. Por lo tanto, para que un subconjunto no vacío de un grupo junto
con una operación inducida por la del grupo pueda tener una estructura de grupo es necesario que el
subconjunto contenga al elemento identidad del grupo.
Finalmente, dado que la existencia de elementos inversos para todos los elementos del subconjunto no
vacío bajo la operación inducida tampoco está asegurada por la cerradura, es necesaria esta condición.
Ejercicio 14. Sean G un grupo y ∅ ̸= H ⊆ G cerrado bajo ∗ tal que eG ∈ H. Por definición de grupo,
para cada h ∈ H ⊆ G existe h−1 ∈ G tal que h ∗ h−1 = eG = h−1 ∗ h. Demuestra que, si h′ ∈ H es tal
que h ∗ h′ = eG = h′ ∗ h con la operación inducida en H, entonces h′ = h−1 .
De lo anterior, obtenemos la siguiente
Definición 1.2.1 Un subgrupo H de un grupo G, denotado por H ≤ G, es un subconjunto ∅ ̸= H ⊆ G
cerrado bajo la operación de grupo de G tal que eG ∈ H y, para cada h ∈ H, su elemento inverso h−1 ∈ G
pertenece a H.
1.2. Subgrupos 29
Demostración.
(a)⇒(b) Supongamos que H ≤ G. Sean h1 , h2 ∈ H. Entonces, como H es cerrado bajo inversos,
h2 ∈ H. Luego, como H es cerrado bajo productos, se sigue que h1 ∗ h−1
−1
2 ∈ H.
Ejercicio 15. Sean G un grupo y X ⊆ G. Demuestra que ⟨X⟩ es el subgrupo más pequeño de G que
contiene a X.
La Definición 1.2.5 es análoga a la de los subespacios vectoriales generados en álgebra lineal, pues
podemos obtenerla simplemente reemplazando las nociones de grupo por la de espacio vectorial y
subgrupo por la de subespacio vectorial. En ese otro caso, los subespacios vectoriales generados se
podían caracterizar como los conjuntos de todas las combinaciones lineales finitas de los elementos
del conjunto generador —donde una combinación lineal no es más que el resultado de combinar las
operaciones de suma vectorial y producto de un vector por un escalar que, por definición, tiene cualquier
espacio vectorial arbitrario.
¿Qué operaciones podemos realizar en cualquier grupo arbitrario G? Sabemos que G tiene una
operación binaria de producto pero, además, como todo elemento de G tiene un elemento inverso en G,
podemos considerar la operación unaria de inversión
−1
: G → G,
g 7→ g −1 .
Para darle un nombre al resultado de combinar estas dos operaciones, damos la siguiente
Definición 1.2.7 Sean G un grupo y ∅ ̸= X ⊆ G.
Demostración. Notemos que, si X = ∅, entonces W (X) = {eG } ≤ G, por lo que podemos suponer que
X ̸= ∅. Sean ω1 , ω2 ∈ W (X). Entonces, tenemos que
y
e′ e′ e′
ω2 = x′ 1 1 x′ 2 2 . . . x′ mm ,
para algunos x1 , x2 , . . . , xn , x′ 1 , x′ 2 , . . . , x′ m ∈ X, e1 , e2 , . . . , en , e′ 1 , e′ 2 , . . . , e′ m ∈ {1, −1} y m, n ≥ 1.
Luego,
e′ e′ e′
ω1 ω2−1 = xe11 xe22 . . . xenn (x′ 1 1 x′ 2 2 . . . x′ mm )−1
e′ e′ e′
= xe11 xe22 . . . xenn (x′ mm )−1 (x′ m−1
m−1 −1
) . . . (x′ 1 1 )−1 (Observación 0.1.17(3))
−e′ −e′ −e′
= xe11 xe22 . . . xenn (x′ m m
)(x′ m−1m−1 ) . . . (x′ 1 1
). (pues e′ 1 , . . . , e′ m ∈ {1, −1})
Dado que x′ m , x′ m−1 . . . , x′ 1 ∈ X, −e′ m , e′ m−1 , . . . , −e′ 1 ∈ {1, −1} y n + m ≥ 1, se sigue que
ω1 ω2−1 ∈ W (X).
⟨X⟩ = W (X).
Demostración. Nótese que, si X = ∅, de las Definiciones 1.2.5 y 1.2.7(b) se sigue directamente que
Por otro lado, como ⟨X⟩ es un subgrupo de G, entonces es cerrado bajo productos y todos sus
elementos tienen inverso en ⟨X⟩ —es decir, también es cerrado bajo inversiones. Por lo tanto, se sigue
que es cerrado bajo la formación de palabras sobre X, lo que implica que W (X) ⊆ ⟨X⟩.
⟨g⟩ = {g n | n ∈ Z}.
Ejemplo 1.2.12 Para cualquier entero z del grupo Abeliano (Z, +), tenemos que
1 si z = 0,
ord(z) =
∞ si z =
̸ 0.
g k = eG ⇐⇒ q | k.
ord(g) = ord(⟨g⟩).
Acciones de grupos
α : G × X → X,
(g, x) 7→ α(g, x) =: g ⋆ x
Además, podemos deducir otros ejemplos de acciones a partir de ella, tales como la acción del grupo
cíclico Cn en el conjunto Pn mediante rotaciones discretas o la acción del grupo alternante An en el
conjunto {1, 2, . . . , n} mediante permutaciones pares.
33
34 Capítulo 2. Acciones de grupos
Ejercicio 17 (Acciones en espacios vectoriales). Sea (V, K) un espacio vectorial. Demuestra lo siguiente.
(a) El producto de un vector por un escalar es una acción del grupo (K ̸=0 , ·) en V .
g ⋆ x = y ⇐⇒ x = g −1 ⋆ y.
g ⋆ x = y ⇐⇒ g −1 ⋆ (g ⋆ x) = g −1 ⋆ y
⇐⇒ (g −1 g) ⋆ x = g −1 ⋆ y (por (AI1))
⇐⇒ e ⋆ x = g −1 ⋆ y
⇐⇒ x = g −1 ⋆ y. (por (AI2))
Sugerimos repasar la Definición 2.0.1 con el Ejemplo 2.0.3 y el Ejercicio 17 en mente para entender
las definiciones de acción y G-conjunto de forma más intuitiva; sobre todo, las condiciones (AI1) y (AI2).
La noción de acción es tan fundamental como ubicua en matemáticas —ahí donde hay invariancia,
simetría o “cambio sin cambio” hay acción— y la principal evidencia de ello es que precediera a la
noción misma de grupo. En efecto, pensando en la idea de acción intuitivamente como la aplicación de
un “conjunto de transformaciones” sobre un “conjunto simétrico bajo esas transformaciones”, al abstraer
y axiomatizar las propiedades que cumple ese conjunto de transformaciones de simetría se obtiene el
concepto de grupo. En la historia del pensamiento matemático, esto es precisamente lo que sucedió.
Nota Cuando hablemos de un G-conjunto X, para distinguir más fácilmente entre los elementos del
grupo G —que realizan la acción— y los elementos del conjunto X —sobre los cuales se actúa—,
frecuentemente nos referiremos a los elementos de X como puntos.
Observación 2.0.5 Haciendo referencia al Ejemplo 2.0.3, notamos lo siguiente.
(1) La cuarta columna de la tabla enlista transformaciones de simetría de sus respectivos conjuntos.
En otras palabras, por cada renglón, el grupo de la segunda columna actúa sobre el conjunto de
la tercera columna mediante las simetrías de la cuarta columna.
(2) Partiendo de cualquier punto de uno de los conjuntos, podemos preguntarnos a cuáles puntos
del mismo conjunto podemos “llegar” mediante las simetrías del grupo correspondiente. Por otro
lado, podemos preguntarnos cuáles elementos del grupo tienen simetrías correspondientes que dejan
invariante a dicho punto —o, más aún, que dejan invariantes a todos los puntos del conjunto.
(3) Recordando que los grupos actúan mediante simetrías sobre todos los puntos del conjunto, notamos
que cada una de estas simetrías —las cuales, en cierto sentido, representan a los elementos del
grupo— permuta a todos los elementos del conjunto.
(4) Tomando a cualquier elemento de uno de los grupos, podemos preguntarnos a cuáles puntos del
conjunto deja invariantes bajo la acción de su correspondiente simetría.
2.1. G-órbitas y estabilizadores 35
(a) La G-órbita de x es
G(x) := {g ⋆ x ∈ X | g ∈ G} ⊆ X;
StG (x) := {g ∈ G | g ⋆ x = x} ⊆ G;
Ejemplo 2.1.2 Haciendo referencia directa a las acciones del Ejemplo 2.0.3, mencionaremos algunos
ejemplos de G-órbitas y estabilizadores.
(1) La G-órbita de cualquiera de los vértices es el conjunto de todos los vértices, y el estabilizador
de cualquier vértice contiene sólamente a la identidad y a la reflexión con respecto a ese vértice.
Dicho de otra forma, si {1, . . . , n} ⊆ Pn es el subconjunto de vértices del polígono regular de n
lados entonces, para cualquier x ∈ {1, . . . , n},
Lo análogo sucede para el conjunto de puntos medios de las aristas. Así, tenemos que
(2) Para cualquier x ∈ {1, . . . , n}, su G-órbita bajo la acción de Sn es nuevamente G(x) = {1, . . . , n}.
(3) Para cualquier vector no nulo, su G-órbita es todo el subespacio generado por dicho vector con
excepción del vector nulo y su estabilizador sólo contiene a la identidad (reescalamiento por uno).
En contraposición, el vector nulo es el único elemento de su propia G-órbita, mientras que su
estabilizador es todo el grupo de reescalamientos no nulos.
(4) Para cualquier vector no nulo, su G-órbita es todo el plano real con excepción del vector nulo, pues
siempre existe un operador lineal invertible que lleva a un vector no nulo en otro. En cambio, como
ningún operador lineal invertible puede llevar a un vector no nulo en el vector nulo, la G-órbita
del vector nulo sólo contiene al vector nulo1 .
(5) Para cualquier z ∈ U (1) se tiene que G(z) = U (1) y StG (z) = {1}.
A las acciones para las cuales las G-órbitas de todos los puntos son todo el conjunto de puntos,
como en los incisos (2) y (5) del Ejemplo 2.1.2, se les conoce como acciones transitivas, pues es posible
“transitar” de cualquier punto a otro mediante acciones de elementos del grupo.
1
¿Cómo son los estabilizadores en estos dos casos?
36 Capítulo 2. Acciones de grupos
Ejercicio 18. Sea X un G-conjunto. Demuestra que la relación binaria en X de “pertenecer a una
misma G-órbita” es transitiva. Más aún, demuestra que también es reflexiva y simétrica, por lo que es
una relación de equivalencia.
Definición 2.1.3 Una partición de un conjunto A es una colección de conjuntos P = {Pi }i∈I tales que
(P3) Pi ̸= Pj =⇒ Pi ∩ Pj = ∅.
Demostración.
(a) Para cada x ∈ X, sabemos que G(x) ⊆ X por la Definición 2.1.1; más aún, por la propiedad (AI2)
de la Definición 2.0.1, tenemos que
x ∈ G(x) ̸= ∅.
En particular, se sigue que [
G(x) = X.
x∈X
Por lo tanto, {G(x)}x∈X cumple las propiedades (P1) y (P2) de la Definición 2.1.3. Demostraremos
que cumple la propiedad (P3) por contrapositiva. Sean x, x1 , x2 ∈ X tales que x ∈ G(x1 ) ∩ G(x2 ).
Entonces, existen g1 , g2 ∈ G tales que
g1 ⋆ x1 = x = g2 ⋆ x2 .
x1 = g1−1 g2 ⋆ x2 y g2−1 g1 ⋆ x1 = x2 .
G(x1 ) = {g ⋆ x1 | g ∈ G}
= {g ⋆ (g1−1 g2 ⋆ x2 ) | g ∈ G}
= {gg1−1 g2 ⋆ x | g ∈ G} ⊆ G(x2 )
y, por un argumento simétrico, que G(x2 ) ⊆ G(x1 ). Por lo tanto, para cualesquiera x1 , x2 ∈ X,
(b) Sea x ∈ X. Por la Definición 2.1.1, sabemos que StG (x) ⊆ G. Sean g, g ′ ∈ StG (X). Entonces,
g ⋆ x = x y g ′ ⋆ x = x.
g ′ g −1 ⋆ x = g ′ ⋆ (g −1 ⋆ x)
= g′ ⋆ x
= x,
por lo que g ′ g −1 ∈ StG (x). Por la Caracterización de los subgrupos, concluimos que StG (x) ≤ G.
En particular, de la Proposición 1.2.4 y el inciso (c) de la Definición 2.1.1 se sigue que
\
StG (x) = StG (X) ≤ G.
x∈X
Otra forma de demostrar que un G-conjunto es particionado por sus G-órbitas es mediante el siguiente
(a) Sea ≃ una relación de equivalencia en A. Demuestra que las clases de equivalencia de ≃ dadas por
[a] = [b] ⇐⇒ a ≃ b
(b) Sea P = {Pi }i∈I una partición de A. Entonces, por la Definición 2.1.3, cada elemento de a
pertenece a una única parte, que denotamos por [a]. Demuestra que la relación ∼ en A dada por
a ∼ b ⇐⇒ [a] = [b]
Luego, basta aplicar el inciso (a) del Ejercicio 19 al Ejercicio 18 para demostrar el inciso (a) de la
Proposición 2.1.4. Observemos del Ejercicio 19 que toda relación de equivalencia en un conjunto induce
una partición en ese conjunto y vice versa. Por lo tanto, el que dos elementos del conjunto sean elementos
de una misma parte es equivalente a que sean dos representantes de una misma clase de equivalencia.
Ig : X → X,
x 7→ g ⋆ x
es una biyección en X.
Ig (x1 ) = Ig (x2 ) =⇒ g ⋆ x 1 = g ⋆ x2
=⇒ g −1 ⋆ (g ⋆ x1 ) = g −1 ⋆ (g ⋆ x2 )
=⇒ g −1 g ⋆ x1 = g −1 g ⋆ x2
=⇒ eG ⋆ x1 = eG ⋆ x2
=⇒ x1 = x2 ,
por lo que Ig es inyectiva. Por otro lado, para cualquier x ∈ X, tenemos que g −1 ⋆ x ∈ X es tal que
Ig (g −1 ⋆ x) = g ⋆ (g −1 ⋆ x)
= gg −1 ⋆ x
= eG ⋆ x
= x,
Ig : X → X,
x 7→ g ⋆ x.
Ejercicio 20 (Grupo de permutaciones internas). Sea X un G-conjunto. Demuestra que InnG (X) tiene
una estructura de grupo inducida por la de G.
En particular, para cualquier G-conjunto X, InnG (X) ≤ SX . Para demostrarlo, usaremos el siguiente
Lema 2.2.3 Sea X un G-conjunto. Entonces, para cualquier Ig ∈ InnG (X), se tiene que
Ig−1 = Ig−1 .
2.2. Permutaciones internas, acciones fieles y Teorema de Cayley 39
Demostración. Sea Ig ∈ InnG (X) una permutación interna de G en X inducida por un elemento g ∈ G.
Consideremos a Ig−1 , la permutación interna inducida por g −1 ∈ G, el elemento inverso de g. Observemos
que, para cualquier x ∈ X,
Ig (Ig−1 (x)) = Ig (g −1 ⋆ x)
= g ⋆ (g −1 ⋆ x))
= g −1 g ⋆ x
= eG ⋆ x
=x
(Ig1 ◦ Ig−1
2
)(x) = (Ig1 ◦ Ig−1 )(x) (por 2.2.3)
2
= Ig1 (g2−1 ⋆ x)
= g1 ⋆ (g2−1 ⋆ x)
= g1 g2−1 ⋆ x
= Ig1 g−1 (x).
2
g ⋆ x = x ∀ x ∈ X =⇒ g = eG .
Proposición 2.2.6 (Caracterización de las acciones fieles) Sea X un G-conjunto. Entonces, las siguientes
condiciones son equivalentes.
g1 ⋆ x = g2 ⋆ x ∀ x ∈ X =⇒ g1 = g1 .
40 Capítulo 2. Acciones de grupos
Ejercicio 21. ¿Cuáles de los incisos del Ejemplo 2.0.3 son acciones fieles y cuáles no? Demuéstralo.
Observación 2.2.9 Consideremos las tablas de Cayley 1.2 y 1.4, utilizadas en la Sección 1.1 para
representar grupos pequeños.
(1) Observemos que, en ambos casos, por cada renglón, el elemento del grupo en la primera columna
determina una permutación única de todos los elementos del grupo, dada por las demás columnas
del mismo renglón. Esto es precisamente una consecuencia del Teorema de Cayley, pues en una
tabla de Cayley el primer elemento de cada renglón actúa sobre el grupo por la izquierda como en
el Lema 2.2.7.
(2) Más aún, de la Observación 2.0.2 vemos que también podemos considerar a la acción α del Lema
2.2.7 como una acción a derecha. Luego, aplicando el Teorema de Cayley a la acción α pensada
como una acción a derecha, obtenemos como consecuencia lo siguiente: En una tabla de Cayley, el
elemento del primer renglón de cada columna determina una permutación única de los elementos
del grupo, dada por los demás renglones de la misma columna. Notemos que esto también se
observa en las Tablas 1.2 y 1.4.
(3) En resumen, debido al Teorema de Cayley, en la tabla de Cayley de cualquier grupo —ignorando
el primer renglón y la primera columna—, cada renglón restante muestra una permutación de los
elementos del grupo única entre los renglones, y lo análogo vale para las columnas.
En particular, el inciso (3) nos dice que, como consecuencia del Teorema de Cayley, ¡podemos “rellenar”
la tabla de Cayley de un grupo finito siguiendo reglas análogas a las del juego de Sudoku2 !
Ejercicio 22 (Grupos de cuatro elementos). Demuestra que sólo existen dos grupos de cuatro elementos,
salvo isomorfismo, y ambos son Abelianos. Sugerencia: Aplica la Observación 2.2.9.
Lema 2.3.1 Sean G un grupo y A ⊆ G. Entonces, para cualquier g ∈ G, se cumplen las siguientes
condiciones.
Demostración.
2
Conversamente, ¿será que cualquier juego de Sudoku representa a la tabla de Cayley de un grupo de 9 elementos?
42 Capítulo 2. Acciones de grupos
f : A → gA,
a 7→ ga
por lo que f es inyectiva. Ahora, sea x ∈ gA. Entonces, por definición de gA, existe a ∈ A tal que
x = ga = f (a),
gH := {gh | h ∈ H} ⊆ G.
(a) gH = H ⇐⇒ g ∈ H.
Demostración.
(a) (⇒) Sea g ∈ G tal que gH = H. Esto implica que, para todo h ∈ H, existe h′ ∈ H tal que
gh′ = h. En particular, dado que H es un subgrupo de G, el elemento identidad e de G está en
H, por lo que existe h′ ∈ H tal que gh′ = e. Más aún, dado que los subgrupos son cerrados bajo
inversos, tenemos que (h′ )−1 ∈ H. Ahora, notemos que
g = ge
= gh′ (h′ )−1
= e(h′ )−1
= (h′ )−1 ,
2.3. Clases laterales, Teorema de Lagrange y Teorema órbita-estabilizador 43
h = g(g −1 h),
aH = bH ⇐⇒ {ah | h ∈ H} = {bh | h ∈ H}
⇐⇒ {(b−1 a)h | h ∈ H} = {(b−1 b)h | h ∈ H}
⇐⇒ {(b−1 a)h | h ∈ H} = {eh | h ∈ H}
⇐⇒ b−1 aH = H.
g1 H ̸= g2 H =⇒ g1 H ∩ g2 H = ∅.
g1 H ∩ g2 H ̸= ∅ =⇒ g1 H = g2 H,
g1 h1 = x = g2 h2 .
Ahora,
g1 h1 = g2 h2 =⇒ g1 = g2 h2 (h1 )−1
=⇒ (g2 )−1 g1 = h2 (h1 )−1 .
Entonces, por la Caracterización de los subgrupos, tenemos que (g2 )−1 g1 ∈ H. Luego, del inciso (b) del
Lema 2.3.3, se sigue que g1 H = g2 H. Por lo tanto, G/H es una partición de G. Por último, el que todas
las partes gH ∈ G/H tengan cardinalidad |H| se sigue del inciso (a) del Lema 2.3.1.
Definición 2.3.5 Sean G un grupo y H un sugrupo de G. El índice de H en G es
[G : H] := |G/H|.
|G| = [G : H]|H|.
= |G/H||H|
= [G : H]|H|.
En particular, si G es finito, entonces H ⊆ G también es finito, y podemos dividir ambos lados de la
ecuación anterior entre |H| para obtener
[G : H] = |G|/|H|.
Ejercicio 23. Sea G un grupo finito con elemento neutro eG ∈ G. Demuestra que, para cualquier g ∈ G,
g |G| = eG .
Ejercicio 24 (Grupos de orden primo). Demuestra que cada grupo de orden primo es único salvo
isomorfismo y, en particular, que es cíclico.
Observación 2.3.8 Podemos interpretar el Teorema órbita-estabilizador para el caso finito como sigue:
Si G es un grupo finito, X es un G-conjunto finito y x ∈ X es un punto arbitrario, entonces la ecuación
nos dice intuitivamente que podemos descomponer a cada elemento de G como el producto de un elemento
que fija al punto x y uno que posiblemente lo transforma; en otras palabras, podemos obtener cualquier
simetría del conjunto finito X primero aplicando una simetría que no mueva al punto x y luego otra que
posiblemente lo cambie de posición.
D10 = {e, r, r2 , r3 , r4 , s1 , s2 , s3 , s4 , s5 },
X := {1, 2, 3, 4, 5},
1.
2. .5
. .
3 4
Para ilustrar una aplicación del Teorema órbita-estabilizador, consideraremos al punto 3 ∈ X. Primero,
dado que
e ⋆ 3 = 3,
r ⋆ 3 = 4,
r2 ⋆ 3 = 5,
r3 ⋆ 3 = 1,
r4 ⋆ 3 = 2,
por lo que existen cinco clases laterales de StD10 (x) en D10 . Dado que las únicas simetrías del pentágono
que dejan invariante a 3 son la identidad y la reflexión con respecto a la bisectriz que pasa por 3, entonces
Calculando las clases laterales de StD10 (3) en D10 , vemos que efectivamente son cinco, pues
Por otro lado, como D10 es finito —y, por ende, StD10 (3) ⊆ D10 también lo es—, pudimos haber primero
calculado al estabilizador de 3 y después aplicado el Teorema órbita-estabilizador para obtener que
Luego, dado que |X| = 5, de lo anterior se sigue que la G-órbita del vértice 3 es todo el conjunto X de
vértices. Mas aún, dado que StD10 (x) = {e, sx } para cada x ∈ X, esta aplicación nos permite demostrar
de forma rápida que la acción de D10 en el conjunto de vértices de un pentágono es transitiva.
Ejercicio 25. Considera la acción del inciso (1) del Ejemplo 2.0.3. Demuestra que
n si x es un vértice o el punto medio de una arista,
|G(x)| =
2n si x no es un vértice ni el punto medio de una arista.
En particular, se sigue que, para cualquier n ≥ 3, la acción del grupo diédrico D2n sobre el conjunto
X = {1, . . . , n} de vértices del polígono regular de n lados es transitiva mientras que, por otro lado, la
acción de D2n sobre Pn no lo es, pues cualquier G-órbita es finita pero el G-conjunto Pn es infinito.
Teorema 2.3.10 (Teorema de Cauchy) Por cada número primo que divide al orden de un grupo finito,
existe al menos un elemento en el grupo cuyo orden es dicho primo.
Demostración. Sean G un grupo y p un número primo tal que p | |G|. Consideremos el conjunto
Es decir, al aplicar una permutación cíclica a las entradas de un elemento de X obtenemos nuevamente
un elemento de X. Consideremos ahora al grupo cíclico de p elementos Cp generado por un elemento
r ∈ Cp . Entonces, por el inciso (b) del Teorema 1.2.13 y la Definición 0.1.12, tenemos que
Veamos que el grupo Cp actúa sobre X mediante permutaciones cíclicas de las entradas de sus elementos.
Consideremos la correspondencia
Cp × X → X,
rn , (g0 , . . . , gp−1 ) 7→ rn ⋆ (g0 , . . . , gp−1 ) := (g(0+n)modp , . . . , g(p−1+n)modp ).
por lo que el elemento identidad de Cp actúa trivialmente en todos los puntos de X. Más aún, para
cualesquiera rm , rn ∈ Cp y cualquier (g0 , . . . , gp−1 ) ∈ X, tenemos que
Más aún, como Cp es finito, del Teorema de Lagrange se sigue que [Cp : StCp (x)] = |Cp |/|StCp (x)|.
Luego, como el orden de Cp es el número primo p, se sigue que el orden de StCp (x) es p ó 1, lo que
implica que la Cp -órbita de x es de tamaño 1 ó p, respectivamente. Observemos que, si |Cp (x)| = 1,
entonces x = (g, . . . , g) para algún g ∈ G, y dicho elemento es tal que
g p = eG .
En tal caso, del Teorema de Lagrange y la unicidad del elemento identidad (neutro) eG ∈ G se sigue que
1 si g = eG ,
ord(g) = |⟨g⟩| =
̸ eG .
p si g =
Por lo tanto, queremos encontrar a un punto x ̸= (eG , . . . , eG ) ∈ X tal que |Cp (x)| = 1.
Es decir, la última entrada de cualquier punto en X queda totalmente determinada por las otras p − 1
entradas. Por lo tanto, si colocamos elementos arbitrarios de G en las primeras p − 1 entradas de una
p-tupla en Gp , entonces podemos calcular el elemento que hay que colocar en la p-ésima entrada para
48 Capítulo 2. Acciones de grupos
obtener un elemento de X. Por ende, se sigue que |X| = |G|p−1 . En particular, como por hipótesis
p | |G|, entonces
pp−1 | |X|. (2.3.1)
Ahora, por el inciso (a) de la Proposicion 2.1.4, sabemos que
X
|X| = |Cp (x)|. (2.3.2)
x∈X
Además, como hemos visto, cada Cp -órbita tiene cardinalidad 1 ó p. Dado que (eG , . . . , eG ) ∈ X tiene
Cp -órbita de tamaño 1, de las ecuaciones (2.3.1) y (2.3.2) se sigue que existen al menos p − 1 puntos de
X distintos de (eG , . . . , eG ) con Cp -órbita de tamaño 1; es decir, existen al menos p − 1 elementos de G
de orden primo p.
Corolario 2.4.3 Sean X un G-conjunto y x ∈ X. Entonces, para cualquier y ∈ G(x), tenemos que
|StG (y)| = |StG (x)|.
Demostración. Como y ∈ G(x), existe g ∈ G tal que y = g ⋆ x. Luego, se sigue que
|StG (y)| = |StG (g ⋆ x)|
= |gStG (x)g −1 | (por 2.4.2)
= |gStG (x)| (por 2.3.1(b))
= |StG (x)|. (por 2.3.1(a))
2.4. g-puntos fijos y Teorema de conteo de órbitas 49
Teorema 2.4.4 (Conteo de órbitas) Sea X un G-conjunto, con X y G finitos. Entonces, el número de
G-órbitas es igual al número promedio de g-puntos fijos; es decir,
1 X
|{G(x)}x∈X | = |Fix(g)|.
|G| g∈G
Demostración. Como X y G son finitos, entonces las G-órbitas también son finitas, por lo que podemos
numerar los puntos de X mediante el siguiente procedimiento.
(1) Iniciamos numerando a un punto arbitrario de X como x1 , y luego numeramos a los puntos en la
G-órbita de x1 como
G(x1 ) = {x1 , . . . , xk };
(2) si X − G(x1 ) ̸= ∅, procedemos numerando a un punto arbitrario de X − G(x1 ) como xk+1 , y luego
numeramos a los puntos en la G-órbita de xk+1 como
G(xk+1 ) = {xk+1 , . . . , xk+l };
(3) si (X − G(x1 )) − G(xk ) ̸= ∅, continuamos este proceso hasta numerar a todos los puntos de X.
Por otro lado, por hipótesis, podemos numerar a los elementos de G arbitrariamente como
G = {g1 , . . . , gn }
para algún n ∈ N>0 . Luego, definimos una matriz A cuyas entradas están dadas por
1si gi ⋆ xj = xj ,
Ai,j =
0 si gi ⋆ xj ̸= xj .
Notemos que a cada elemento de G le corresponde un renglón de la matriz, mientras que a cada punto
en X le corresponde una columna. Más aún, cada renglón de la matriz nos muestra qué puntos del
conjunto son g-puntos del elemento del grupo correspondiente a dicho renglón; en particular,
X
|Fix(gi )| = Ai,j ∀ gi ∈ G,
j
Por otro lado, cada columna de la matriz nos muestra qué elementos del grupo están en el estabilizador
del punto correspondiente a dicha columna; en particular,
X
|StG (xi )| = Ai,j ∀ xi ∈ X.
j
obtenida en la demostración del Teorema de conteo de órbitas, es válida para G-conjuntos X arbitrarios.
Sin embargo, cuando X ó G no son finitos, sus aplicaciones en problemas de conteo no son muy útiles.
Si acaso, nos puede decir que, si X o G son infinitos, entonces hay una cantidad infinita de g-puntos
fijos, lo cual lamentablemente no es muy revelador.
Nota Cabe mencionar que el Teorema de conteo de órbitas tiene varios nombres diferentes en la
literatura. Por ejemplo, es conocido como el Teorema de Cauchy-Frobenius porque, hasta donde se
sabe, Cauchy fue la primera persona en publicar su enunciado (1845) y Frobenius, su demostración
(1887). Sin embargo, cuando Burnside lo registró en su libro On the Theory of Groups of Finite Order,
parece que inicialmente no se lo atribuyó a nadie, por creer que era un resultado ampliamente conocido.
Por ello, pasó a ser conocido como el Lema de Burnside, quizá el nombre más popular de este resultado
en la literatura actual. Hoy en día, algunas personas que conocen esta historia optan incluso por llamarlo
el “Lema que no es de Burnside”. En este documento hemos preferido utilizar el nombre Teorema de
conteo de órbitas por considerarlo el más descriptivo, tanto del contenido geométrico del enunciado como
de su principal área de aplicación: los problemas de conteo.
α : G × G → G,
(g, g ′ ) 7→ g ⋆ g ′ := gg ′ g −1
es una acción.
La acción por conjugación es tan importante que sus G-órbitas y estabilizadores reciben notaciones
y nombres especiales, que recopilamos en la siguiente
(g ′ )g := g ⋆ g ′ = gg ′ g −1 ,
Lema 2.5.2 Sean G un grupo, g ∈ G, y consideremos la clase de conjugación g G . Entonces, las siguientes
condiciones son equivalentes.
(a) |g G | = 1.
(b) g G = {g}.
(c) g ∈ Z(G).
Demostración.
(a)⇔(b) Observemos que el elemento identidad e ∈ G es tal que
g e = ege−1
= ge
− g,
por lo que g ∈ g G . Por lo tanto,
|g G | = 1 ⇐⇒ g G = {g}.
(b)⇔(c) Se sigue de observar que
′
g G = {g} ⇐⇒ gg = g ∀ g′ ∈ G
⇐⇒ g ′ g(g ′ )−1 = g ∀ g ′ ∈ G
⇐⇒ g ′ g = gg ′ ∀ g ′ ∈ G
⇐⇒ g ′ = gg ′ g −1 ∀ g ′ ∈ G
⇐⇒ g ′ = (g ′ )g ∀ g ′ ∈ G
⇐⇒ g ∈ CG (g ′ ) ∀ g ′ ∈ G
CG (g ′ )
\
⇐⇒ g ∈
g ′ ∈G
⇐⇒ g ∈ Z(G).
52 Capítulo 2. Acciones de grupos
Demostración. Por el inciso (b) de la Definición 2.5.1, las clases de conjugación no son más que las
G-órbitas de la acción por conjugación de G en G. Por lo tanto, tenemos que
|g G |
X
|G| = (por 2.1.4(a))
g∈G
|g G | + |g G |
X X
=
g∈Z(G) g∈(G−Z(G))
|g G |
X
= |Z(G)| + (por 2.5.2)
g∈(G−Z(G))
X
= |Z(G)| + [G : CG (g)]. (por 2.3.7)
g∈(G−Z(G))
Capítulo 3
Grupos cociente
En la Sección 2.3 vimos que un grupo puede ser particionado por cualquiera de sus subgrupos
mediante clases laterales, obteniendo partes uniformes con tantos elementos como el subgrupo utilizado.
¿Será posible inducir una estructura de grupo sobre los conjuntos de clases laterales a partir de la
operación binaria del grupo? En caso que sí, ¿cuál sería una condición necesaria y suficiente para que
esto suceda?
Sean G un grupo y H ≤ G. Consideremos una operación • en G/H, inducida por la de G, dada por
g1 H • g2 H := g1 g2 H, (3.1.1)
Para obtener una condición necesaria para que esta propiedad se verifique, supongamos primero que se
cumple y veamos alguna de sus implicaciones. Notemos entonces que, para cualesquiera g ∈ G y h ∈ H,
gH = eG gH
= eG H • gH
= hH • gH (por 2.3.3(a))
= hgH.
Más aún, por el inciso (b) del Lema 2.3.3, lo anterior equivale a que
g −1 hg ∈ H ∀ h ∈ H, ∀ g ∈ G.
53
54 Capítulo 3. Grupos cociente
ghg −1 ∈ H ∀ h ∈ H, ∀ g ∈ G,
Supongamos que el subgrupo H ≤ G cumple la propiedad (3.1.2). Sean g1 , g2 , g1′ , g2′ ∈ G tales que
g1 H = g1′ H y g2 H = g2′ H.
Veamos que g1 H •g2 H = g1′ H •g2′ H. En efecto, por el inciso (b) del Lema 2.3.3, se sigue que (g1′ )−1 g1 ∈ H
y (g2′ )−1 g2 ∈ H. Más aún, como H satisface la propiedad (3.1.2), tenemos que
g2 (g2′ )−1 g2 g2−1 = g2 (g2′ )−1 ∈ H.
Luego, dado que H es un subgrupo de G, se sigue que (g1′ )−1 g1 g2 (g2′ )−1 ∈ H. Nuevamente, dado que H
satisface la propiedad (3.1.2), entonces
(g2′ )−1 (g1′ )−1 g1 g2 (g2′ )−1 (g2′ ) = (g2′ )−1 (g1′ )−1 g1 g2 ∈ H.
Finalmente, notando que (g2′ )−1 (g1′ )−1 = (g1′ g2′ )−1 , del inciso (b) del Lema 2.3.3, se sigue que
g1 g2 H = g1′ g2′ H;
es decir, g1 H • g2 H = g1′ H • g2′ H, de donde concluimos que la operación • en G/H está bien definida.
Por lo tanto, el que el subgrupo H ≤ G satisfaga la propiedad (3.1.2) equivale a que la operación dada
por la ec. (3.1.1) esté bien definida.
Resulta que la buena definición de • no es sólo necesaria para que G/H tenga una estructura de
grupo inducida de la de G, sino que también es suficiente, como demostraremos en el siguiente
Teorema 3.1.1 Sean G un grupo y H ≤ G. Entonces, las siguientes condiciones son equivalentes.
(g1 H • g2 H) • g3 H = (g1 g2 H) • g3 H
= (g1 g2 )g3 H
= g1 (g2 g3 )H
= g1 H • (g2 g3 H)
= g1 H • (g2 H • g3 H),
por lo que • es asociativa. Por definición de grupo, existe un elemento identidad eG ∈ G; luego, para
cualquier gH ∈ G/H, tenemos que
eG H • gH = eG gH = gH = geG H = gH • eG H,
por lo que eG H ∈ G/H es el elemento identidad de la operación •. Por último, como todos los elementos
de G tienen un inverso en G, para cualquier gH ∈ G/H existe g −1 H ∈ G/H tal que
gH • g −1 H = gg −1 H = eG H = g −1 gH = g −1 H • gH,
de donde se sigue que todos los elementos de G/H tienen inverso bajo • en G/H.
gHg −1 ⊆ H ∀ g ∈ G.
Ejemplo 3.2.2 El conjunto de todas las rotaciones simétricas de un polígono regular de n lados
(incluyendo la rotación trivial, i.e., la identidad) es un subgrupo normal de su grupo de simetrías.
En efecto: Sean Pn el polígono regular de n lados, D2n su grupo de simetrías y Cn ≤ D2n el subgrupo
de rotaciones simétricas de Pn . Por definición de subgrupo, claramente ghg −1 ∈ Cn para cualesquiera
g, h ∈ Cn , por lo que basta enfocarnos en las conjugaciones de elementos h ∈ Cn —esto es, rotaciones
simétricas— por elementos g ∈ D2n − Cn —es decir, reflexiones simétricas. Sean h ∈ Cn , g ∈ D2n − Cn
y consideremos al elemento ghg −1 ∈ D2n . Entonces, recordando que las reflexiones simétricas son
involuciones —es decir, son sus propias inversas—, g −1 = g cambia la orientación de Pn , h rota a Pn con
esta nueva orientación y g le devuelve a la figura su orientación original, aunque los vértices pueden estar
recorridos. Por lo tanto, la simetría resultante equivale a una rotación simétrica, i.e., ghg −1 = ghg ∈ Cn .
Por ende, concluimos que Cn ⊴ D2n .
56 Capítulo 3. Grupos cociente
Observación 3.2.3 Si H ⊴ G, entonces, dado que el grupo cociente G/H agrupa a todos los elementos
de H en una misma clase de equivalencia (cuyo representante es, precisamente, cualquier elemento de
H), podemos considerar que “la estructura del grupo cociente G/H está dada por la estructura del
grupo G módulo la del subgrupo normal H”.
Proposición 3.2.4 (Caracterización de los subgrupos normales) Sean G un grupo y H ≤ G. Entonces,
las siguientes condiciones son equivalentes.
(a) gHg −1 ⊆ H para cualquier g ∈ G.
(b) H ⊴ G.
(c) gHg −1 = H para cualquier g ∈ G.
(d) gH = Hg para cualquier g ∈ G.
(e) Para cualesquiera g, g ′ ∈ G, tenemos que
gg ′ ∈ H ⇐⇒ g ′ g ∈ H.
Demostración. La equivalencia (a)⇔(b) está dada por la Definición 3.2.1.
Veamos la equivalencia (a)⇔(c). Notemos que la implicación (c)⇒(a) es trivial, por lo que basta
demostrar que (a)⇒(c). Supongamos que se verifica la condición (a). Sea g ∈ G. Entonces,
|gHg −1 | = |Hg −1 | (por 2.3.1(a))
= |H|; (por 2.3.1(b))
más aún, como gHg −1 ⊆ H por hipótesis, se sigue que gHg −1 = H.
Ejercicio 28. Demuestra que todo centro de un grupo es un subgrupo normal de ese grupo.
En este caso, X es el conjunto generador del subgrupo normal (X). En particular, ⟨∅⟩ = {eG }.
Ejercicio 31. Sean G un grupo y X ⊆ G. Demuestra que (X) es el subgrupo normal más pequeño de
G que contiene a X.
3.3.2 Conmutador
Definición 3.3.2 Sea G un grupo.
Observación 3.3.3 El conmutador de dos elementos de un grupo caracteriza si estos conmutan o no.
En particular, de esta ecuación se sigue que ab = ba si, y sólo si, [a, b] = eG ; es decir, dos elementos
de un grupo conmutan si, y sólo si, su conmutador es igual al elemento identidad del grupo. Más
generalmente, pensando en la igualdad anterior en términos de acciones, vemos que actuar con ab es
equivalente a actuar con [a, b]ba. Por lo tanto, el conmutador [a, b] nos da el elemento del grupo con el
cual debemos actuar para “compensar” después de invertir el orden de las acciones de a y b, obteniendo
así la misma simetría resultante que con el orden original.
Ejercicio 33 (Caracterización de grupos Abelianos). Demuestra que un grupo es Abeliano si, y sólo si,
su subgrupo conmutador contiene sólamente al elemento identidad.
1
El subgrupo conmutador de G también es conocido como el subgrupo derivado de G, y denotado por G′ .
58 Capítulo 3. Grupos cociente
(b)
Demostración. Dado que [G, G] es un subgrupo generado de G, basta demostrar que es normal en G.
Sea h ∈ [G, G]. Entonces, por la Caracterización de los subgrupos generados, podemos suponer que
con n ≥ 1 y ai , bi ∈ G, ei ∈ {1, −1} para cada i ∈ {1, . . . , n}. Notemos que, para cualquier g ∈ G,
más aún, por el Lema 3.3.4, para cada i ∈ {1, . . . , n} tenemos que
[ga g −1 , gb g −1 ]
si ei = 1,
i i
g[ai , bi ]ei g −1 = −1 −1
[gbi g , gai g ] si ei = −1,
con gai g −1 , gbi g −1 ∈ G, de donde se sigue que ghg −1 ∈ [G, G]. Por lo tanto, g[G, G]g −1 ⊆ [G, G] para
cualquier g ∈ G, de donde concluimos que [G, G] ⊴ G.
Ejercicio 34. Sean G un grupo y H ⊴ G. Demuestra que G/H es Abeliano si, y sólo si, [G, G] ⊆ H.
En particular, el subgrupo conmutador de un grupo es el subgrupo normal más pequeño de ese grupo
tal que el grupo cociente asociado es Abeliano.