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LA OBESIDAD EN MÉXICO

En México, el 70% de los mexicanos padece sobrepeso y casi una tercera parte sufre
de obesidad, además, esta enfermedad se asocia principalmente con la diabetes y
enfermedades cardiovasculares, pero también con trastornos óseos y musculares y
algunos tipos de cáncer.
Los hábitos alimenticios poco saludables y la falta de ejercicio ocasionan el 32%
de las muertes de mujeres y el 20% de hombres en el país.
La forma más efectiva para conocer el grado de obesidad y sobrepeso en las personas
es de acuerdo a su Índice de Masa Corporal (IMC).
De acuerdo con criterios establecidos por la Organización Mundial de la Salud
(OMS), se considera que una persona tiene sobrepeso cuando su IMC está entre 25.0 y
29.9; se considera obesidad grado I cuando el IMC está entre 30.0 y 34.9; obesidad
grado II cuando el IMC está entre 35.0 y 39.9, y obesidad grado III cuando el IMC
es igual o mayor a 40.

La obesidad es un verdadero problema de salud pública persistente en nuestro país


que incrementa el riesgo de la morbi-mortalidad. Las evidencias epidemiológicas
dejan claro el incremento sustancial que ha tenido a lo largo del tiempo, trayendo
como consecuencia un impacto económico en los gastos en salud. La causa fundamental
de la presencia de esta epidemia es por la modificación en los estilos de vida,
que involucran malos hábitos dietéticos, así como la escasa o nula actividad
física; por lo que centrar la atención a estos estilos puede ser la clave no solo
para darle solución al problema, sino para prevenirlo. La presente revisión se
centra en exponer los aspectos más relevantes entorno a la obesidad como
un problema de salud pública en nuestro país y el mundo, a partir de su
conceptualización y clasificación, las cifras epidemiológicas a través de los
años, las implicaciones económicas, así como las causas y estrategias para su
prevención y control.

• La obesidad está influenciada por una combinación de factores, que por


lo general se traducen en consumir más calorias de las que necesita el organismo.
• Entre estos factores se encuentran la falta de actividad física, la
alimentación, los genes, el estilo de vida, antecedentes étnicos y socioeconómicos,
exposición a ciertas sustancias químicas, ciertas enfermedades, y el uso de ciertos
fármacos y sustancias.
• Ser obeso aumenta el riesgo de muchas enfermedades, como diabetes,
hipertensión arterial, cardiopatías y ciertos tipos de cáncer, y puede ser causa de
muerte prematura.
• El aumento de la actividad física y la reducción de la ingesta calórica
son esenciales para tratar la obesidad, pero para algunas personas también puede
ser beneficioso tomar medicamentos.
• Una pequeña pérdida de peso entre el 5 y el 10% contribuye a disminuir
los trastornos relacionados con el peso, como la diabetes, la hipertensión arterial
los elevados niveles de colesterol
• Las personas obesas o con sobrepeso y con trastornos relacionados con
el peso (como la diabetes) pueden recibir tratamiento con fármacos para la pérdida
de peso.
• Las personas muy obesas y con graves problemas relacionados con el
exceso de peso pueden someterse a una intervención quirúrgica para adelgazar.

Los acontecimientos adversos sucedidos durante la infancia o los antecedentes


infantiles de abuso verbal, físico o sexual se asocian con un mayor riesgo de
obesidad. El estudio de los eventos adversos infantiles efectuado por los Centros
para el control y la prevención de enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés)
demostró que los antecedentes infantiles de abuso verbal, físico o sexual
predijeron un aumento del 8% en el riesgo de obesidad y del 17,3% en el caso de
obesidad grave.
El 59.1% de los hogares mexicanos se encuentra en algún tipo de inseguridad
alimentaria. El 20.6% de estos aparecen en el grado de moderada y severa, de
acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2020.
Toda la población afectada con esta problemática se ve perjudicada por la triple
carga de malnutrición: desnutrición, carencias en micronutrientes y sobrepeso u
obesidad. Cabe destacar que en las en zonas rurales se observan las mayores
proporciones de hogares con inseguridad alimentaria moderada y severa –28.8%.
Para atender la situación alimentaria de México se necesita regular la
disponibilidad de comida ultraprocesada, principalmente en las escuelas, porque ahí
es donde los niños tienen un mayor aumento de obesidad, apuntó Paulina Magaña.
También se requiere reglamentar la publicidad para que no se dirija a menores y
subir los impuestos de las de las bebidas azucaradas, dijo.

La situación actual no es una crisis, sino uno de los problemas de mayor relevancia
en México, agregó el funcionario. Sí hay solución, no obstante, preocupa debido a
que más de 14 de las principales causas de mortalidad y de hospitalización se
relacionan con la mala alimentación, aseveró.
“Se puede considerar que enfrentamos una epidemia de enfermedades crónicas y de
mala nutrición, que genera gastos muy importantes para el país. De alguna manera,
esto es un reto que se debe afrontar con mucha decisión y haciendo políticas,
campañas de prevención, tratamiento; entonces, sí es uno de los principales retos
de salud pública del país”, dijo Simón Barquera.
México es la nación con mayor obesidad infantil a nivel mundial –38% de los niños
de 12 a 24 meses padecen anemia y 36% de los menores en edad escolar sufren
sobrepeso y obesidad –, según datos de la ONU. En el rango de los adultos es el
segundo.

En territorio mexicano existe un ambiente obesogénico, el cual se refleja en la


oferta de la comida: los alimentos ultraprocesados se encuentran en varios puntos
de venta, por el contrario, conseguir alimentos saludables requiere un recorrido de
mayores distancias, explicó en entrevista Paulina Magaña, coordinadora de la
Campaña de Salud Alimentaria en la asociación El Poder del Consumidor.
La crisis alimentaria se evidencia cuando en un lugar o en un país hay un ambiente
obesogénico, abundó la especialista. En 2016, el Centro Nacional para la Prevención
y Control de Enfermedades emitió una alerta epidemiológica por la mala alimentación
de los mexicanos.
Los productos ultraprocesados tienen altas cantidades de azúcares, grasas
saturadas, calorías o sodio, por ello representan un riesgo para la salud cuando se
consumen en exceso, advirtió Paulina Magaña. Y además de ser los más disponibles,
agregó, son de bajo costo y cuentan con mucha publicidad.
“La opción natural es más económica, sin embargo, yo no puedo comprar papas
naturales en la esquina de mi casa, pero sí hay al alcance una tienda en donde
puedo acceder a una bolsa de papas fritas. La diferencia radica en qué tanto me
debo desplazar o qué tanto esfuerzo debo hacer para conseguir los alimentos”,
indicó la integrante de El Poder del Consumidor.

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