Egipto y Mesopotamia
Egipto y Mesopotamia
Egipto y Mesopotamia
EGIPTO
Los procesos de innovación del Neolítico culminaron en el cuarto milenio con la aparición en
el Próximo Oriente de las primeras civilizaciones de la Historia, caracterizadas por:
CARACTERÍSTICAS:
En la metalurgia surgen el cobre y el bronce, con los que fabrican herramientas y aperos
(arados, azadas, hachas…) y mejores armas; posteriormente se incorporará el hierro.
Asimismo, en el tráfico comercial la falta de materias primas estimuló el intercambio,
surgiendo una red de rutas comerciales.
3. Complejización de la sociedad
5. Sistemas religiosos
6. La escritura
I. MESOPOTAMIA
Significa “país entre ríos”, dado que se encuentra situado entre los ríos Tigris y Éufrates. Al
norte, los Montes de Tauro y Anatolia; al sur, el Golfo Pérsico; al este, los Montes Zagros y
la meseta del Elam, y al oeste, los desiertos sirios y jordanos. Es un marco geográfico
adverso por la presencia de desiertos y la falta de materias primas (metales, madera…),
aunque sirve de estímulo para el asentamiento de la población por la fertilidad de la tierra
(como consecuencia de los aluviones de los ríos, por lo que hay una obligada cooperación
en materia de intercambios).
1. Evolución histórica
Las primeras ciudades sumerias se conocen como “las ciudades más viejas del mundo”.
Algunas son Kish, Nippur, Eridú, Uruk, Ur, Lagash o Umma. La primera de todas fue Eridú,
la primera ciudad sobre la que instalaron la monarquía los dioses. Después fue Kish, cuyo
prestigio se mantuvo durante siglos, o Uruk, donde se encontraron las primeras tablillas de
escritura, como el Poema de Gilgamesh, cuya transmisión fue oral hasta ser completado y
escrito en la época asiria.
Las ciudades-estado sumerias estaban bajo la tutela de un dios protector que reside en el
templo, que es lugar de culto y centro económico. Allí se regula la explotación económica:
cultivos, canales de riego; granjas, talleres e intercambios; bajo control de la casta
sacerdotal (el dios es dueño de todo). El rey: EN, que gobierna en nombre del dios tutelar,
“el llamado por la divinidad”. Ahora tiene más preponderancia el templo que el palacio.
La sociedad estaba estratificada por su riqueza: corte palacial y alto clero (hombres),
campesinos (súbditos, mayoritarios) y gente dependientes (no libres, aunque no son
esclavos y son minoritarios).
Las distintas ciudades sumerias viven en continuo conflicto entre ellas por la hegemonía
(control del territorio y de los recursos económicos: agua, tierras cultivables, pastos, botines,
maderas, piedra, metales, preciosos… rutas comerciales) y por la amenaza de los pueblos
periféricos (nómadas de los desiertos y de las montañas).
Origen mítico de Sargón (Sharru Kinrey legítimo). Funcionario de Kish, ‘plebeyo’. Hijo de
una sacerdotisa, roto el voto de castidad, niño arrojado al Eúfrates en una cesta, aquí un
humilde barquero lo rescató y cuidó como un hijo propio, adolescente la diosa Ishtar le
reveló su destino como Rey del Universo, destinado a conquistar el mundo.
Al nieto de Sargón le siguió su nieto Naram-Sin, que aumentó el imperio y fue el primero en
divinizarse, presentándose como el Dios de Accad y proclamando así sus pretensiones de
hegemonía universal. Estela de la Victoria (2,5 m). El imperio acadio se desintegraba
fácilmente porque era desmesurado, precaria administración, sublevaciones y presión de
pueblos fronterizos: los Guti (bárbaros salvajes) penetran desde los Zagros. También hubo
de sostener otras guerras, incluso mucho más decisivas, contra tribus montañesas del norte
y del altiplano iraní amenazaban la existencia física del imperio a las cuales pudo contener.
Tras un siglo de confusión renacen las antiguas ciudades-estado sumerias.
Destacan las hegemonías de Lagash y Ur (de nuevo ambas), entre otras cosas por su
cultura: escritura, dioses, estructura… que es adoptada por los invasores. Las estructuras
administrativas del Imperio acadio, centradas en las personas de sus reyes, quedaron
obsoletas aunque dejaron profundas huellas en los mecanismos de gobierno.
Lagash fue una dinastía de reyes (Gudea): época de paz y prosperidad. 15 templos y
grandes edificios, política hidraúlica. Rey piadoso, administrador, restaurador de templos…
Patesi ‘profetas’ del dios Que (Ninhursag). Estela de Gudea con ladrillos conmemorativa de
la construcción del templo
Hacia el año 2000, el imperio neosumerio se derrumbó con la llegada de los amorritas,
semitas nómadas de Siria (Amurru era su dios); serán el núcleo del imperio babilónico en el
futuro. También hubo sublevaciones internas. El legado de la civilización sumerio-acadia se
extiende por todo el Oriente próximo y medio.
Los dioses
Los dioses principales forman tríadas de carácter astral y cósmico, protagonizan mitos y
cosmogonías: origen del mundo, la vida y la muerte, orden de la naturaleza…
El descubrimiento que permitió entender la escritura sumeria sucedió en el siglo XIX, en una
descripción topográfica del rey persa Darío.
LOS IMPERIOS ASIRIO Y BABILÓNICO
Tras caer el sistema sumerio-acadio, Mesopotamia entra en una larga época de crisis,
conocida como la época de los reinos combatientes. En ese contexto se desarrollarán dos
grandes potencias:
2. El dios que tutela a los asirios es Assur, el dios infinito. Se le representa con un disco
alado sobre el árbol sagrado de la vida.
3. Los reyes asirios son vicarios del dios Assur, obligados a conquistar y someter a los
pueblos. Aquí se plasma la “guerra santa”: es la lucha del bien (Assur) contra el mal.
Manifiestan su poder a través de campañas militares (victorias y cobro de tributos de los
pueblos sometidos) y la construcción de grandes capitales que centralizan el imperio desde
fastuosos palacios.
5. Las capitales y palacios asirios simbolizan el poder de los reyes, construidos gracias a los
botines, tributos y mano de obra proporcionada por la política imperialista.
Un ejemplo del Imperio asirio fue Assurbanipal, que en el año 645 celebró la victoria contra
los elamitas elaborando una serie de grabados. Fue uno de los impulsores de la
construcción de la biblioteca de Nínive, recogiendo todo tipo de textos.
Finalmente, el Imperio asirio caerá a partir del siglo VII a.C por la desestabilización interna y
la crisis económica. Debido al resurgimiento de la ciudad de Babilonia, las ciudades de
Assur y Nínive fueron arrasadas por la coalición con los persas.
Imperio neobabilónico (s. VI a.C)
Desde finales del siglo VI a.C, renace Babilonia y levantó el último gran reino
mesopotámico. Las claves fueron:
A finales del siglo VI a.C, la nueva gran potencia de Oriente, los persas, invaden Babilonia;
Ciro II entra en Babilonia el el 539 a.C y Mesopotamia se convierte en una satrapía
aqueménida. De esta forma, finaliza la larga historia que había tenido su centro en
Mesopotamia, aunque Babilonia seguirá siendo un centro importante en los siglos
siguientes, especialmente como futura sede política y administrativa del Imperio de
Alejandro Magno.
II. EGIPTO
Fue la civilización más larga de la historia: más de 3.000 años. Se calcula que empieza en
el año 3100 a.C con la unificación de Egipto y se desintegra en el siglo IV a.C con el
dominio romano. Las claves de esta civilización son:
- El río Nilo y sus creencias anuales, de tal forma que Egipto es un oasis en mitad del
desierto, suponiendo la base de la riqueza agrícola y del desarrollo de la civilización
egipcia.
- El sistema faraónico, generando una monarquía teocrática; el faraón es un rey y al
mismo tiempo un dios. Está a la cabeza de una administración centralizada, con una
escritura más evolucionada.
- La religión está presente en todos los ámbitos, con una singularidad: una fuerte
creencia en el Más Allá, desarrollando un sistema de pirámides donde se celebraban
ritos mágicos.
1. MARCO GEOGRÁFICO
Egipto ocupa una zona desértica, cruzada de sur a norte por el río Nilo, cuyo
desbordamiento anual proporciona agua y limo, generando un oasis de más de 1200 km de
longitud y 35.000 km2 de tierra fértil. El río Nilo tiene una longitud de más de 7.000 km desde
el África occidental hasta el Mediterráneo, con dos afluentes muy conocidos: el Nilo Blanco
y el Nilo Azul.
Egipto fue una civilización fluvial: la explotación sostenible del ecosistema dependiente del
Nilo configura la organización económica, social, creencias y costumbres del estado
faraónico. El Nilo y sus crecidas marcan el ritmo de las estaciones, la subsistencia, la
principal vía de comunicación y transporte y la línea de disposición de aldeas y ciudades.
Este sistema fue adoptado posteriormente por griegos y romanos. Los egipcios pensaban
que todo surgía gracias a los dioses, especialmente a Hapy, genio fluvial, personificación de
la inundación y la fertilidad.
Este aislamiento hace que los egipcios se considerarán los únicos hombres del Universo,
“los hombres”, la humanidad; de hecho, en la periferia existían una serie de poblados
susceptibles de ser incorporados a Egipto, por lo que se sucedieron numerosas
expediciones.
2. ECONOMÍA
La estación de la siembra (Peret) se prolonga desde octubre hasta marzo con la retirada
del agua, que ocasiona limo fértil y depósitos de agua dispersos. En ese momento se
produce una gran inversión de trabajo en los campos; la tierra es araba y labrada y el agua
se conduce mediante una compleja red de canales y diques, conocido como regadío de
estanque.
La estación de la cosecha (Shemu) se desarrolla entre abril y junio y está regulada por la
administración.
- El local se produce cada 10 días en cada nomo (región), con el Nilo como arteria
básica de productos entre el campo y la ciudad.
- El exterior, vital ante la falta de materias primas. Se comerciaban minerales, madera,
oro, plata y piedras preciosas, todo ello bajo control faraónico. Esto llevará a la
creación de grandes rutas marítimas y terrestres.
Toda esta actividad era solo posible por una economía centralizada por el aparato
administrativo del sistema faraónico, que controla el riego, los cultivos, las cosechas, los
productos industriales o el comercio, entre otros.
4. SOCIEDAD
Presenta una sociedad inmovilista (un mismo orden social durante milenios) y jerarquizada
(las personas próximas al faraón consiguen estatus social y económico), teniendo como
base la familia (padre, madre e hijos).
Por esa proximidad a la figura del faraón, se diferencian dos grupos sociales: “los hijos de
alguien” y “los hijos de nadie”.
D. Desde el Reino Medio se forma una nueva capa social intermedia: el clero de los
grandes templos, los escribas de la administración, artesanos cualificados
(canteros, orfebres…), mercaderes y profesiones especializadas (médicos,
embalsamadores…).
Los hijos eran considerados una bendición: mano de obra en el campo, cuidado de la tumba
de sus progenitores, destinados a suceder a su padre en el trono (inmovilismo social).
Había rituales de nacimiento. Divinidades tutelares: Tureis, Hathor, Bes, Heqet.
5. EL SISTEMA FARAÓNICO
- El poder teocrático del Faraón, responsable del bienestar del Estado y dorado de
rituales de poder propios de la realeza y la divinidad.
- Una sofisticada administración que permite la más rentable gestión.
Los rituales del poder son muy estrictos: conforman una “estética del poder” reconocible por
todos. Coronas, vestiduras, insignias, títulos y divinidades asociadas. Propaganda de tareas
y logros, de su poder religioso, administrativo, militar, etc., mediante esculturas, relieves o
textos jeroglíficos.
La vida del faraón transcurre en palacio, rodeado de la corte celebra consejos, recibe
embajadas, preside ceremonias oficiales… Apenas se muestra en público, solamente en las
procesiones, jubileos, cacerías o fiestas de coronación. Era muy importante la ceremonia de
la coronación. El faraón recibía los atributos y títulos de la autoridad y el poder; esta
ceremonia era renovada en sucesivos jubileos, realizados cada cierto tiempo (festival HEB
SED).
El faraón recibe la corona blanca, la roja, la doble corona (pschent), el atef (con plumas a
los lados, función religiosa) y otra corona azul (jeprech, militar). Además de la corona,
existen otros atributos exclusivos del faraón: el nemes (pañuelo), el flagelo y el báculo (los
dos últimos emblemas del dios Osiris, símbolos de pastor), la barba postiza y la cobra real
(ureus), símbolo del poder sobre la vida y la muerte del faraón. También lleva un faldellín de
lino blanco con la cola de toro o león, el trono y varios cetros. Al subir al trono, el faraón
recibe un nombre dinástico, siempre colocado dentro de un cartucho mágico, protector
(snehu). Principales títulos: SEREKH (Horus), NEBTY (el de las Dos Señoras), HER NEBU
(Horus de Oro), NESU-BITY (el que pertenece al junco y la abeja), SA-RA (hijo de Ra).
El poder del faraón se irá adaptando a los sucesivos periodo de la historia de Egipto:
6. LA ADMINISTRACIÓN FARAÓNICA
- Central o palacial: controlada por una jerarquía de altos cargos próximos al faraón:
“Amigos Únicos” (la familia real, desde el Reino Medio la nobleza se obtenía por
méritos propios). El delegado del faraón era el visir, responsable de la administración
de los dominios reales, la recaudación de tributos, la construcción de la tumba del
faraón, la justicia, las expediciones… Desde la dinastía XVIII se desdobla en visir del
Alto Egipto (Tebas) y visir del Bajo Egipto (Menfis).
- Los templos gestionan las tierras y riquezas donadas por el faraón, dirigido por un
jerarquizado cuerpo de sacerdotes que usurpó el poder del faraón en el Imperio
Nuevo.
5. LA RELIGIÓN
Claves:
Para los egipcios, los dioses eran seres sobrenaturales con fuerzas mágicas. Su veneración
garantiza el equilibrio universal y los egipcios se sienten seguros con sus dioses. Dentro de
la escritura jeroglífica, la palabra dios se simboliza con un banderín; otro símbolo de los
dioses es el Ankh, la “llave de la vida”.
Desde el Reino Antiguo, se experimenta un proceso de sincretismo; entre la multitud de
dioses griegos, destacan algunos que sincretizados son venerados en todo Egipto. Forman
familias divinas y se les construyen grandes templos, donde los sacerdotes impulsan su
teología.
La cosmogonía creadora:
Amón es el dios del Estado, garante del imperialismo a partir del Imperio Nuevo. Además de
estos dioses principales, existen cientos de dioses menores. Constantemente se practica la
magia: oráculos, encantamientos, conjuros, amuletos y talismanes sirven de protección
frente a peligros, enfermedades y fuerzas malignas. Por ejemplo, el escarabeo tiene una
capacidad regenerativa; el udjat u “ojo de Horus” es el símbolo del renacimiento en el Más
Allá. El Papiro de Ebers recoge cerca de 877 conjuros que prescriben tratamientos para
numerosas enfermedades.
- Alto Clero, integrado por la nobleza y con el Sumo Sacerdote a la cabeza (“Primer
Sirviente de Dios”).
- Bajo Clero, que se encarga de las labores religiosas, administrativas y trabajos
especializados. Todos los egipcios podían trabajar en estas labores, manteniendo un
ritmo rotativo en la participación de los trabajos: de un trabajo pasaba a otro rotando.
Hay una especie de sacerdotes especiales llamados los Vab “Los Puros”, encargados del
cuidado directo de los dioses, que siguen una serie de requisitos: abluciones, depilación,
ayuno, abstinencia sexual temporal… Los Sacerdotes Lectores están en todas las
ceremonias, interpretando los textos sagrados; al ser recitados por la fuerza mágica de la
palabra hacen presente y real lo divino. También músicos, cantantes y bailarines (mixtos
muy numerosos) y las sacerdotisas, llamadas “Las Esposas de Amón”.
Los rituales de clto seguían un estricto procedimiento: las ofrendas del culto diario
garantizaban la presencia benéfica del dios. Se realizaba 2 veces al día en el
sanctasanctórum y se aseaba vestía y ungía la estatua del dios en la naos, una capilla de
piedra con puertas de madera. Era obligatorio realizar este procedimiento diariamente, de lo
contrario, el dios les castigaría.
LOS TEMPLOS
LA RELIGIÓN FUNERARIA
Para los egipcios la muerte no era el fin de la vida, sino el comienzo de otra en el Más Allá.
La idea de renacer responde a los ciclos de la Naturaleza: salida y puesta de Sol,
luz/oscuridad, aridez/fertilidad, inundación… Era una transposición idílica, intemporal, de
Egipto en El País de los Bienaventurados, junto a los dioses. Las claves de la religión
funeraria son las siguientes:
Otros elementos materiales son el cuerpo (khet), la sombra (shut) y el nombre (ren).
Con la muerte se disgregan estos elementos, pero su unión mediante rituales funerarios
permitían alcanzar el Más Allá tras superar el Duat (inframundo que debía sortear el difunto
en diferentes etapas) y el Juicio de Osiris o Juicio de los Muertos.
2. El cortejo fúnebre se realiza con el sarcófago en un trineo bajo un dosel tirado por
bueyes y acompañado por el ajuar. Se realizan sucesivas paradas ante capillas y
templos. Antes de enterrarlo, el hijo primogénito del difunto oficia como sacerdote:
ataviado con piel de felino, purifica el cadáver y hace un ritual para devolverle la vida
y los sentidos, tocando con azada boca, ojos, nariz y orejas. El lugar reservado para
el difunto se llamaba serdab, separado del resto por una “puerta falsa”. Los ushebtis
eran estatuas que sustituían al difunto cuando no quería trabajar en los campos de
labor.
Las culturas neolíticas y calcolíticas del valle del Nilo, en el 4º milenio, evolucionan hacia
formas preestatales de las que surgirá el Egipto faraónico. Se suceden distintas culturas
definidas por estilos cerámicos y por el nombre de las localidades de los yacimientos.
Algunas culturas son la merimdense, la badariense y la amratiense o nagada (destacando la
cultura Gerzeense).
Con el asentamientos de estas culturas en el valle del Nilo, se acaban de formar dos reinos
independientes que definirán toda la historia de Egipto.
- El Bajo Egipto, cuya capital era Buto (corona blanca del rey y cobra como tótem).
- El Alto Egipto, cuya capital era Hieracómpolis. Su rey se coronaba con la corona
blanca y el tótem era el buitre
En el año 3000 a.C, el reino del Alto Egipto logra la unificación de Egipto. Se barajan
muchos nombres del primer faraón: Narmer, Menes, Horus-Aha, etc; aunque es una
hipótesis muy discutida entre los egiptólogos, ya que los reyes fusionaron sus nombres con
los de los dioses. Las primeras dinastías I y II fueron tinitas.
Con la época tinita se sientan las bases del sistema faraónico, que durará más de 3.000
años:
● Centralización del poder en la figura teocéntrica del faraón, tocado con la doble
corona como señor de las dos partes del país.
● Planificación centralizada que lleva a la centralización de la explotación económica.
● Creación de núcleos urbanos y regiones (nomos)
● Cosmogonía menfita, basada en el dios Ptah.
● Rituales funerarios (mastabas, necrópolis de Abidos…)
La VI dinastía supone, en muchos aspectos, la culminación del Imperio Antiguo, pero al final
de la misma el Estado se hunde irremediablemente. El primer rey de la dinastía, Teti I
mantuvo la política tradicional de Egipto en Nubia y respecto a los templos. Entre otras
cosas, Teti I fue el faraón que por primera vez hizo una expedición militar a Palestina.
El Alto Egipto, en el año 2.000 a.C, desde Tebas se unifica de nuevo Egipto. Tebas se va a
convertir en el centro religioso, económico y político de Egipto:
De los faraones de este periodo, destacamos a Sesostris III, cuya leyenda llegará hasta
Tácito. Con él se produce una centralización de la administración reforzando el papel del
gobierno central. Aparecen departamentos administrativos llamados Waret cuyo alcance
exacto desconocemos, pero dan toda la impresión de que se trata de un esfuerzo del rey
por crear una burocracia eficaz y culta, reclutada entre hombres de clase media (?) que han
pasado por las escuelas de escribas. A este ideal contribuyó toda una literatura de
inspiración real, que nos informa de hasta qué punto se había racionalizado el ejercicio del
poder.
En esta época, los hicsos invaden Egipto en el año 1800 a.C, asentándose en el Delta,
constatando el fin de la invulnerabilidad egipcia. La capital será Avaris, desde donde
controlan el Bajo Egipto y Menfis y someten a tributo al Alto Egipto disgregado, respetando
las culturas y las tradiciones egipcias.
Los reyes tebanos, bajo el amparo del dios Amón, expulsaron a los hicsos y unificaron todo
el territorio egipcio, restaurando el sistema faraónico. En este aspecto destacan las
dinastías tutmósida y ramésida (18 y 19), emprendiendo una política expansionista y la
construcción de un gran Imperio Egipcio, con muchos siglos de prosperidad.
Amosis es el fundador de la 18ª dinastía, tomando Menfis y conquistando la ciudad de
Avaris en el 1580 a.C. Tutmosis I prosigue la expansión con campañas en Asia y el
enfrentamiento con Mittani. Hatshepsut, la mujer de Tutmosis II, asumirá la regencia de su
hijo Tutmosis III y reinará como un auténtico faraón.
● Se presenta como una divinidad, hija de Amón-Ra, aclamada por el resto de los
dioses. Legitima su poder a través de un matrimonio teogónico.
● Preeminencia del dios Amón como garante del imperialismo, con el protagonismo
del clero de Tebas.
● Militarización del poder faraónico, con el protagonismo del ejército.
● Cosmopolitismo, con una transformación de la sociedad y sus costumbres.
Con la muerte de Akhenaton, se restaura la capital en Tebas, el poder del ejército y el clero
de Amon con el reinado de Tutankamón, el más famoso de los faraones; sin embargo,
muere muy joven, a la edad de 19 años, aunque se ha encontrado su tumba intacta.
Con la dinastía ramésida se inician una serie de novedades:
Uno de los primeros faraones ramésidas es Sethi I, restaurador del gran imperio tutmósida
con conquistas en Siria y Palestina. De este faraón conocemos su tumba, la KV17, con
unas excelentes pinturas.
Ramsés II tuvo un largo reinado de 66 años, inmortalizado con una grandiosa actividad
arquitectónica, templos y esculturas repartidas por todo Egipto, destacando el templo de
Abu Simbel.
En una imparable decadencia política llega Egipto a la dinastía XXI que quedó reducida al
norte con la capital en Tanis. El sur se organizó a su manera, como había ocurrido siempre.
El sacerdote de Tebas, Herihor, se erige en gobernador del Alto Egipto que ahora vuelve a
tener entidad política propia. El último faraón de nombre Ramsés - Ramsés XI - vivía en su
palacio dejando que Smendes hiciera las veces de rey.
Egipto será conquistado por las sucesivas potencias de Oriente y el Mediterráneo: asirios,
persas, grecomacedónicos y romanos establecerán sus propias dinastías (desde la 26
hasta la 31). Todas ellas se adaptarán a la milenaria cultura y organización del sistema
faraónico.