Advocaciones Marianas en America Latina
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Su devoción se remonta a 1630, cuando Antonio Farías de Sá, un hacendado portugués que vivía en Córdoba del Tucumán,
encargó de Brasil una imagen de la Virgen María. En el camino, los bueyes de la carreta en que viajaba dejaron de andar a orillas
del río Luján, señalando el lugar donde la figura quería quedarse para ser adorada.
Se dice que en 1583, un sacerdote de un pueblo llamado Copacabana, a orillas del lago Titicaca, llevó una figura de la Virgen María
hecha por un indio que había aprendido escultura en La Paz.
La historia cuenta que un pescador encontró una imagen de la Virgen María al lanzar sus aparejos de pesca en un río en el estado
de Sao Paulo en 1743, y luego de ello sus compañeros tuvieron una gran faena de pesca.
La historia cuenta que en 1560 Antonio de Santana, encomendero de los pueblos de Suta y Chiquinquirá, le pidió una imagen de la
Virgen del Rosario al español Alonso de Narváez. La imagen fue puesta en un capilla con techo de paja, y ya en 1578 estaba muy
deteriorada. Por ello, un párroco lo envió a una finca en Chiquinquirá, donde ante los rezos de una empleada doméstica, un día el
lienzo deteriorado por el paso de los años recuperó el color de manera misteriosa en 1586.
El culto por la Virgen del Carmen viene de los ermitaños que vivían en cuevas en el Monte Carmelo, en Israel, en los siglos III y IV.
Su popularidad creció por toda Europa y llegó a Chile de primera mano por Pedro de Valdivia, conquistador español y fundador de
la ciudad de Santiago, que le dedicó el primer templo en la ciudad el 20 de enero de 1540. Luego, esta virgen fue de especial
devoción de las tropas independentistas chilenas.
Se dice que alrededor de 1585 la tribu de indios Oyacachis contrató la creación de una imagen de la Virgen María para su
veneración, que al poco tiempo empezó a concederles milagros.
Se dice que a fines del siglo XVI un indio talló una figura de la virgen en un árbol que lo había protegido del ataque de los indios
Mbayaes. Luego, la figura apareció después de la inundación del lago del lago Tapaicuá, en 1603.
Se trata de una virgen que data del siglo XIII, y que llegó a Perú de la mano de los Padres Mercedarios, una orden fundada en 1235
y que es reconocida por haber liberado a miles de cristianos prisioneros de los moros, que los llevaban como esclavos a África.
Se trata de una figura de madera que se puso a la intemperie en el departamento de Florida, Uruguay. Frente a ella, 33 patriotas,
funcionarios civiles y militares declararon la asamblea soberana el 14 de junio de 1825, y luego, el 25 de agosto del mismo años,
cuando se proclamó la independencia del país, los constituyentes pusieron la patria bajo su protección.
Los uruguayos católicos celebran sus fiestas todos los segundos domingos de noviembre.
Todo ocurrió alrededor del año 1651, en la ciudad que hoy es Guanare, capital del Estado Portuguesa, Venezuela. La historia
cuenta que la virgen se le apareció en varias ocasiones al cacique Coromoto, tratando de convencerlo a convertirse al catolicismo,
hasta que lo consiguió, dejándole una imagen religiosa en su mano.