Sistema Urinario
Sistema Urinario
Sistema Urinario
LOS RIÑONES:
LOS RIÑONES
INERVACIÓN E IRRIGACIÓN
MORFOLOGIA EXTERNA
Los riñones son de color rojizo, tienen forma de habichuela, en el adulto pesan
entre 130 g y 150 g cada uno y miden unos 11cm. (de largo) x 7cm. (de ancho) x
3cm. (de espesor). En cada riñón se distingue un polo superior y uno inferior; dos
caras, la anterior y la posterior; dos bordes, el externo o lateral convexo y el medial
o interno cóncavo que presenta en su porción central el hilio renal, éste es una
ranura por donde entran y salen nervios, vasos linfáticos, vasos arteriovenosos y la
pelvis renal, estos últimos constituyen el pedículo renal que se dispone de la
siguiente forma, de delante a atrás: vena renal, arteria renal y pelvis renal.
Envolviendo íntimamente al parénquima renal se encuentra primero la cápsula
fibrosa, por fuera de ésta se encuentra la cápsula adiposa y aún más
externamente se sitúa la aponeurosis renal.
En un corte frontal del riñón observamos dos elementos bien diferenciados: una
cavidad llamada seno renal, cuyo orificio es el hilio renal y el tejido llamado
parénquima renal, que a su vez presenta dos zonas de distinto aspecto y
coloración: la corteza renal lisa y rojiza, en la periferia y la médula renal de color
marrón, situada entre la corteza y el seno renal.
El seno renal es la cavidad del riñón que se forma a continuación del hilio renal,
contiene las arterias y venas renales segmentarias e interlobulares, los ramos
nerviosos principales del plexo renal y las vías urinarias intrarrenales (ver vías
urinarias): los cálices renales menores y mayores y la pelvis renal, todos ellos
rodeados de tejido graso que contribuye a inmovilizar dichas estructuras.
El parénquima renal es la parte del riñón que asegura sus funciones, está
constituido por las nefronas, cada una con una porción en la corteza y otra en la
medula renal.
La corteza renal es la zona del parénquima situada inmediatamente por debajo de
la cápsula fibrosa, tiene un aspecto liso, rojizo y un espesor aproximado de 1cm.,
se prolonga entre las pirámides formando las columnas de Bertin. En la corteza y
las columnas se disponen los corpúsculos renales y los conductos contorneados de
las nefronas (ver las nefronas), además de los vasos sanguíneos más finos.
La médula renal es de color marrón y textura estriada, consta de 8 a 18
estructuras cónicas, las llamadas pirámides renales o de Malpighi, cuyos vértices,
dirigidos hacia el seno renal, se denominan papilas.
En las pirámides se sitúan las asas de Henle, los conductos colectores y los
conductos papilares, todos ellos conductos microscópicos que forman parte de las
nefronas.
Dentro de cada riñón, la arteria renal sufre sucesivas divisiones, dando ramas de
calibre cada vez menor. La denominación de cada subdivisión arterial es como
sigue: de la arteria renal nacen, a nivel del seno renal, las arterias
segmentarias; éstas, a nivel de las columnas renales, se ramifican en arterias
interlobulares; de éstas se forman las arterias arciformes que rodean las
pirámides renales entre la corteza y la médula, a su vez, a nivel de la corteza renal,
las arciformes se ramifican en arterias interlobulillares, que emiten las
arteriolas aferentes y éstas, los capilares glomerulares o glomérulo en íntimo
contacto con la cápsula de Bowman de las nefronas.
A diferencia de otros órganos, aquí los capilares glomerulares no confluyen en una
vénula, sino que dan lugar a la arteriola eferente de la cual se origina la segunda
red capilar renal, los llamados capilares peritubulares, además de algunos
capilares largos en forma de asa que acompañan las asas de Henle de las nefronas
y que reciben el nombre de vasos rectos; a partir de aquí y siguiendo un recorrido
paralelo pero inverso los capilares venosos, vénulas i venas de calibre creciente
drenan la sangre a la vena renal que sale por el hilio renal.
VÍAS URINARIAS
a pelvis renal se forma por la reunión de los cálices mayores, es un reservorio con
capacidad para 4-8 cm3 de orina, tiene actividad contráctil que contribuye al avance
de la orina hacia el exterior. La pelvis renal tiene una porción intrarrenal, situada en
el seno renal y una porción extrarrenal, a partir del hilio, que se hace
progresivamente más estrecha hasta continuarse con el uréter.
EXTRARRENALES: URÉTERES, VEJIGA Y URETRA
Son los uréteres, la vejiga urinaria, la uretra: La pelvis renal de cada riñón se
continua con el uréter correspondiente éstos son dos finos conductos músculomembranosos
(entre 4 y 7 mm de diámetro), retroperitoneales, que terminan en la
base de la vejiga urinaria, dibujando un trayecto de entre 25 a 30 cm., con una
porción abdominal y una pelviana.
En su trayecto abdominal, los uréteres descienden verticalmente, apoyados sobre
la pared muscular abdominal posterior (a lo largo del músculo Psoas), recubiertos
por el peritoneo. Al penetrar en la cavidad pélvica, cruzan los vasos ilíacos comunes
iniciándose su trayecto pélvico. A continuación, en el hombre, los uréteres pasan
por debajo de los conductos deferentes, mientas que en la mujer lo hacen por
debajo de las arterias uterinas. Finalmente los dos uréteres llegan al fondo vesical
donde se abocan, atraviesan la pared vesical siguiendo un trayecto oblicuo de
arriba abajo y de fuera adentro. Este trayecto explica la ausencia de reflujo
vesicoureteral cuando la vejiga está llena, y se puede considerar una verdadera
válvula fisiológica.
La pared de los uréteres consta de tres capas: la mucosa, que recubre la luz del
tubo, la muscular intermedia, compuesta por células musculares lisas con actividad
contráctil y la serosa externa constituida a base de fibras conjuntivas
La vejiga urinaria es un órgano muscular hueco situado en la cavidad pélvica, es un
reservorio de orina con capacidad máxima fisiológica de hasta 800 ml, aunque en
determinadas patologías puede exceder bastante este volumen.
Cuando está vacía, la vejiga adopta una forma triangular de base ancha situada
hacia atrás y hacia abajo, el fundus, el cuerpo vesical se estrecha hacia delante
coincidiendo en su borde anterior con el borde superior de la sínfisis púbica. La cara
superior (sobre la cual se apoya el útero en la mujer) es ligeramente cóncava, a no
ser que contenga un gran volumen de orina (700cl aprox.), en cuyo caso, la cara
superior forma una cúpula que sobrepasa la sínfisis púbica.
En el fundus vesical hay tres orificios, los dos ureterales, separados por unos 4-5
cm. y el orificio uretral, punto de partida de la uretra, los tres delimitan un espacio
triangular denominado trígono vesical.
La capa muscular de la pared vesical está constituida por una potente red de fibras
musculares lisas, músculo detrusor, que permiten una contracción uniforme de
este órgano. La capa muscular está revestida interiormente por la mucosa y
submucosa.
El orificio uretral y el inicio de la uretra están rodeados por dos esfínteres: uno de
control involuntario formado por haces del músculo pubovesical y otro de control
voluntario formado por fibras del músculo transverso profundo del periné que
forma parte del diafragma urogenital.
FORMACIÓN DE LA ORINA
La formación de la orina pasa por tres etapas fundamentales:
(1) la filtración glomerular
(2) la reabsorción tubular
(3) la secreción tubular
La mayor parte de substancias excretadas, es decir las que se encuentran en la
orina definitiva, pasan por las dos primeras.
LA FILTRACIÓN GLOMERULAR
La filtración glomerular es la etapa inicial en la formación de la orina, consiste en el
paso de parte del plasma sanguíneo que circula por los capilares glomerulares del
riñón, hacia el espacio capsular de Bowman, atravesando la membrana de
filtración, ésta es un filtro complejo formado por tres estructuras: la membrana
basal y el endotelio fenestrado, ambos, constituyentes de los capilares
glomerulares y la capa de podocitos, propia de la pared visceral de la cápsula
de Bowman, que los rodea. Los podocitos son células epiteliales muy modificadas
con largas prolongaciones citoplasmáticas llamadas pedicelos.
Los elementos formes de la sangre (hematíes leucocitos y plaquetas) así como las
proteínas plasmáticas no pueden atravesar la membrana de filtración, de ahí que el
filtrado, orina primitiva u orina inicial que se recoge en el espacio de Bowman
tenga una composición similar a la del plasma, excepto en lo que concierne a las
proteínas.
Para que haya filtración glomerular debe haber suficiente presión sanguínea en los
capilares glomerulares, esto se consigue si la presión arterial sistémica (PAS)
es igual o superior a 60 mmHg, ya que cifras menores no producen una presión
capaz que forzar el paso del agua y solutos del plasma hacia el espacio capsular de
Bowman.
Gracias a distintos mecanismos reguladores en los que, entre otras, intervienen
hormonas producidas por el propio riñón (en el aparato yuxtaglomerular), se
consigue que la filtración glomerular se mantenga constante entre 80 y
180 mmHg de PAS.
La Presión neta de filtración (PNF) que hace posible la filtración glomerular, es el
resultado de las siguientes fuerzas contrapuestas: 1) la presión hidrostática de
la sangre en el glomérulo (PHSG) que depende de la PAS y favorece la
filtración, 2) la presión hidrostática del filtrado en la cápsula de Bowman
(PHC) y 3) la presión coloidosmòtica (oncótica) de la sangre glomerular
(PC), ambas opuestas a la filtración.
Substituyendo los valores medios reales de estas tres fuerzas obtenemos el valor
de la PNF que es de aprox. 10 mmHg.
PNF = PHSG – (PHC + PC) = 55 mm Hg – (15 mmHg + 30 mmHg) =
10 mm Hg
La tasa de filtración glomerular (TFG) es otro de los parámetros a saber de la
fisiología renal, es el volumen de filtrado que se produce por unidad de tiempo, es
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de unos 120mL/min. aprox., que en 24 horas supone la elevada cifra de 180
L.
Este enorme volumen de filtrado se debe a la gran cantidad de sangre que reciben
ambos riñones por unidad de tiempo, unos 1200 mL/min., que representa del 20 al
25% del gasto cardíaco en reposo (5000 mL/min.). Se comprende la necesidad de
la reabsorción tubular para alcanzar el volumen definitivo de orina, que en general,
en el adulto es de unos 2 L/día.
Se puede estudiar la TFG midiendo, en orina, la concentración de substancias que
como la inulina o la creatinina, cumplen los siguientes requisitos: se filtran en
forma de molécula libre, no ligada a proteínas, no se reabsorben ni se secretan a
nivel tubular, no se producen ni destruyen por el riñón, ni modifican el
funcionamiento del mismo.
LA REABSORCIÓN TUBULAR
SECRECIÓN TUBULAR
En el glomérulo renal se filtra toda la sal (NaCl o cloruro sódico) y el agua del
plasma a razón de 120mL/min. En los 180 L de filtrado producidos diariamente hay
1,5 Kg. de NaCl, del que sólo será excretado el 1%.
En el túbulo contorneado proximal (TCP) se reabsorbe el 75% del Na+ por
trasporte activo a través de las Bombas de Sodio/Potasio o ATPasa de
Na+/K+, una proporción similar de iones Cloro le sigue por la diferencia de cargas
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eléctricas que se crea (gradiente eléctrico) y el agua acompaña a ambos siguiendo
un gradiente osmótico. Al final de este segmento, el volumen de filtrado se ha
reducido mucho pero se mantiene isotónico con respecto al plasma sanguíneo, es
decir ambos fluidos presentan una similar concentración de sal.
En la porción descendente del asa de Henle, siguiente segmento tubular de la
nefrona, apenas sucede transporte activo de Na+ y consecuentemente tampoco de
Cl-, en cambio, sus paredes son muy permeables al agua.
La porción ascendente del Asa de Henle presenta características contrapuestas
a la anterior, es decir, una activa reabsorción de NaCl y gran impermeabilidad al
agua.
LA MICCIÓN
Para mantener la constancia hídrica del medio interno, las pérdidas hídricas son
proporcionales a las ganancias, de modo que se pierden unos 2500 mL /día por 4
vías: la renal que excreta un 60% aprox. de este volumen en forma de orina, la
dérmica que, a través del sudor, elimina un 8%, la pulmonar que, a través del
aliento, elimina aproximadamente un 28% y la gastrointestinal que elimina un 4%
en el agua incluida en las heces.
Tanto las ganancias como las pérdidas de agua van acompañadas de las
correspondientes de electrolitos, principalmente de Na+, Cl- y K+.
CONTROL DE LA GANANCIA DE AGUA
Cuando las pérdidas de agua del cuerpo superan a las ganancias, el centro
hipotalámico de la sed genera la necesidad de beber o conducta de la sed, de
cara a evitar la disminución del volumen de líquido y el aumento de la
concentración de los electrolitos disueltos (osmolaridad), situación que se conoce
como deshidratación.
Los estímulos y señales que desencadena la conducta de la sed son los siguientes:
(1) el aumento de la osmolaridad del plasma detectado por los osmorreceptores
hipotalámicos
(2) la sensación de boca seca producida por la disminución de saliva que genera
impulsos nerviosos estimuladores del centro de la sed
(3) la disminución de la presión arterial detectada por los barorreceptores del
sistema cardiocirculatorio (receptores de la presión arterial).
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(4) el aumento de la Angiotensina II circulante como respuesta a la Renina
secretada por el aparato yuxtaglomerular renal ante la disminución de la
presión arterial y el filtrado.
SISTEMAS AMORTIGUADORES
CONTROL RENAL