Dismenorrea
Dismenorrea
Dismenorrea
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Revista Médica Sinergia. Vol. 4 Num. 11. Noviembre 2019, e296
ISSN: 2215-4523, e-ISSN: 2215-5279
DOI: https://doi.org/10.31434/rms.v4i11.296
http://revistamedicasinergia.com
Fechas
Recepción 10-09-2019 Corregido 15-09-2019 Aprobación 23-09-2019
RESUMEN
La dismenorrea primaria es el síntoma más común asociado a la menstruación y se puede
clasificar en dismenorrea primaria, que es el dolor pélvico asociado a la menstruación en
ausencia de patología pélvica subyacente, y en dismenorrea secundaria, que es cuando se
puede atribuir la sintomatología a alguna patología pélvica de fondo. La prevalencia de
esta patología es altamente subestimada y varía ampliamente. El proceso patológico no se
ha entendido de manera completa, pero según investigaciones es el resultado del aumento
de producción de prostaglandinas y leucotrienos, con el resultante incremento de la
actividad miometrial. El diagnóstico se basa principalmente en una historia clínica
exhaustiva y un examen físico dirigido, aunque la respuesta al tratamiento también
corrobora el diagnóstico. El principal objetivo del tratamiento de la dismenorrea es la
reducción del dolor y mejorar la funcionalidad de las pacientes, siendo la primera línea los
antiinflamatorios no esteroideos y la terapia hormonal.
PALABRAS CLAVE
Dismenorrea; atención primaria; dolor pélvico; mujer; ciclo menstrual; adolescente.
ABSTRACT
Primary dysmenorrhea is the most common symptom associated with menstruation and
can be classified into primary dysmenorrhea, which is the pelvic pain associated with
menstruation in the absence of an underlying pelvic pathology, and in secondary
dysmenorrhea, which is when the symptomatology can be attributed to an underlying
pelvic pathology. The prevalence of this pathology is highly underestimated and varies
widely. The pathological process has not been fully understood, but according to research it
is the result of increased production of prostaglandins and leukotrienes, with the resulting
increase in myometrial activity. The diagnosis is mainly based on a thorough medical
history and a targeted physical examination, although the response to treatment also
corroborates the diagnosis. The main objective of treatment of dysmenorrhea is to reduce
pain and improve the functionality of patients, being the first line treatment the
nonsteroidal anti-inflammatory drugs and hormonal therapy.
KEYWORDS
Dysmenorrhea; Primary Health Care; pelvic pain; women; menstrual cycle; adolescent.
INTRODUCCIÓN
La dismenorrea se define como la presencia de dolores menstruales de origen uterino y
representan una de las causas más comunes de dolor pélvico (1). Es la principal causa de
morbilidad ginecológica en mujeres de edad reproductiva, sin importar la nacionalidad o
estatus económico, y resulta en una importante pérdida de productividad y calidad de vida
(1). La edad es inversamente proporcional al dolor menstrual, por lo que los síntomas son
más pronunciados a menores edades luego de establecerse los ciclos menstruales (2). El
objetivo de esta revisión bibliográfica es resumir la evidencia actual respecto a la
dismenorrea primaria y de esta manera dar un abordaje integral a las pacientes y optimizar
el manejo del dolor menstrual desde edades tempranas.
DEFINICIONES
Con base en la fisiopatología, la dismenorrea se ha clasificado en dismenorrea primaria y
dismenorrea secundaria (1). La dismenorrea primaria, se refiere a la presencia de dolor
pélvico recurrente asociado a la menstruación, en ausencia de patología pélvica
subyacente. Usualmente inicia en la adolescencia luego de haberse establecido los ciclos
ovulatorios (2). Ocurre cerca del inicio o durante la menstruación y usualmente tiene un
claro y predecible patrón temporal. Puede acompañarse de síntomas sistémicos como
náuseas, vómitos, diarrea, fatiga e insomnio (3).
A diferencia de la anterior, la dismenorrea secundaria se refiere a la presencia de dolor
pélvico que es causado por una patología orgánica o cualquier desorden que se pueda
determinar como responsable de los síntomas de dolor (4), como por ejemplo, la
endometriosis, la adenomiosis, fibromas o enfermedad inflamatoria pélvica. Dependiendo
de la causa subyacente, puede acompañarse de síntomas como metrorragia y/o menorragia
y no necesariamente el dolor ocurre con la menstruación (3).
EPIDEMIOLOGÍA
La prevalencia de la dismenorrea es altamente subestimada, y por ende, difícil de
determinar. Pocas mujeres afectadas buscan atención médica para el tratamiento de esta
patología, a pesar de experimentar importante malestar. Muchas mujeres llegan incluso a
considerar el dolor como parte normal del ciclo menstrual (3), en vez de un desorden
menstrual, por lo que muchos casos quedan sin documentarse.
Por otra parte, se define migraña crónica como aquella cefalea que perdura durante 15 o
más días en un mes durante más de tres meses y que al menos, durante 8 días por mes
presenta características de cefalea migrañosa (4).
PATOGENIA
La etiología de la dismenorrea se basa principalmente en la sobreproducción del cuerpo
de prostaglandinas y leucotrienos (7), ambos mediadores de la inflamación (8). Se cree que
las concentraciones anormalmente elevadas de prostaglandinas vasoactivas en el
endometrio inducen a un estado de hipercontractilidad del miometrio, llevando a isquemia
e hipoxia del músculo uterino (9,10,11). Las contracciones uterinas tienen una duración
variable y a veces pueden llegar a producir presiones uterinas mayores a 60 mmHg (2).
Es de esta manera que la disminución en los niveles de progesterona por la regresión del
cuerpo lúteo en la fase lútea del ciclo menstrual, resulta en el aumento de fosfolipasa A2 y
por ende, se genera más ácido araquidónico, llevando a un aumento de las prostaglandinas
(3). Todas las mujeres tienen niveles altos de prostaglandinas durante la fase lútea de los
ciclos ovulatorios, sin embargo, en comparación con las mujeres eumenorreicas, las
mujeres dismenorreicas tienen un mayor número de prostaglandinas que puede llegar
incluso al doble (3,7).
Hay nueve tipos de prostaglandinas, siendo la PGE2 y la PGF2a las más implicadas en la
patogénesis de la dismenorrea primaria (3). La intensidad de los dolores menstruales y de
los síntomas asociados a la dismenorrea están directamente relacionados a la cantidad de
PGF2a liberada (7). Mientras que la PGE2 puede resultar tanto en relajación como en
contracción miometrial, la PGF2a siempre causa una potente vasoconstricción de los vasos
uterinos (3). También hay evidencia que esta misma prostaglandina disminuye el umbral
del dolor percibido por medio de sensibilización de las terminaciones nerviosas (3).
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
El inicio de la dismenorrea primaria usualmente es de 6 a 12 meses luego de la menarca
(1, 12,14,15), por lo que generalmente coincide con el establecimiento de los ciclos
ovulatorios regulares (4,8,17). Se describe como un dolor abdominal bajo o dolor pélvico,
con o sin radiación a espalda baja o muslos (3,4,12). El dolor se describe como tipo cólico
y usualmente en línea media (2). Puede ir asociado a síntomas como náuseas, vómitos,
diarrea, cefaleas, fatiga, dolor lumbar y mareos (11), pero no se acompaña de otros
síntomas ginecológicos (17). El dolor generalmente dura de 8 a 72 horas (3,15,17), puede
iniciar uno o dos días antes del inicio de la menstruación (15,18) y mejora conforme
progresa el flujo menstrual (17). El dolor tiene un patrón claro y predecible en la mayoría
de los casos (3).
DIAGNÓSTICO
Muchas mujeres consideran que el dolor menstrual, aún siendo severo e incapacitante, es
inevitable (2). Las adolescentes son particularmente susceptibles a demorar en obtener
atención médica. También pueden experimentar un mayor tiempo para diagnosticar la
etiología del dolor pélvico (hasta 5.4 años), en comparación con mujeres cuyos síntomas
iniciaron en la adultez (1.9 años) (8). Es importante que durante la evaluación se realice
una historia clínica exhaustiva y un examen físico dirigido (7).
Historia clínica
La evaluación inicial para todas las pacientes presentándose con dismenorrea tiene que
incluir antecedentes médicos, ginecológicos, menstruales, familiares, y psicosociales para
determinar si la paciente tiene dismenorrea primaria o si tiene síntomas sugestivos de
dismenorrea secundaria (7,8).
Examen físico
Muchas veces con un examen abdominal es suficiente para dejar claro la presencia y la
localización del dolor (7) y descartar patología palpable (2). En pacientes adolescentes que
no han tenido relaciones sexuales y presentan los síntomas característicos de la
dismenorrea primaria, no es necesario realizar el examen pélvico (2,4,7,12). Mientras que a
las adolescentes que si son sexualmente activas, se recomienda realizar el examen pélvico
(7,12).
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Cuando se entrevista a una paciente adolescente y se realiza el examen físico, se deben de
considerar distintas posibles causas del dolor antes de concluir que la dismenorrea primaria
es la causante del dolor menstrual, aunque casi un 90% de las pacientes adolescentes que
se presentan con dismenorrea es primaria (4). Como primera línea se debe descartar la
dismenorrea secundaria como causante del dolor, que es posible por medio de la historia
clínica y el examen físico dirigido (17). Ver tabla 1.
También se debe descartar otras causas de dolor menstrual como la infección pélvica
inflamatoria, adhesiones pélvicas, intestino irritable, cistitis intersticial y desórdenes
psiquiátricos (2).
TRATAMIENTO
El principal objetivo del tratamiento de la dismenorrea es la reducción del dolor (1) y los
síntomas asociados, así como mejorar la funcionalidad de las pacientes y disminuir los días
de productividad perdidos en trabajo, estudio o actividades extracurriculares (4). Cuando la
historia sugiere dismenorrea primaria, se podría iniciar el tratamiento de forma empírica.
Tanto tratamiento médico como alternativo puede ser utilizados para el alivio del dolor (8).
Tratamiento farmacológico
Los AINES deberían de ser utilizados por al menos tres ciclos menstruales, y si no es
suficiente para controlar el dolor, se pueden combinar con la terapia hormonal (1). La
aspirina, el naproxeno y el ibuprofeno se encuentran entre los agentes más utilizados
(1). Se recomienda que se inicie el uso de estos medicamentos, de ser posible, 1 o 2
días antes del inicio del sangrado menstrual, y continuarlos por los primeros 2 o 3 días,
o mientras se encuentre presente el dolor (4,8,12,15).
Hay gran variedad de efectos adversos con estos medicamentos, y estos se agravan y
se vuelven más aparentes con el uso prolongado de los mismos. Cefaleas,
somnolencia, mareos, y resequedad se encuentran entre los principales efectos
adversos neurológicos. Náuseas e indigestión son los efectos secundarios
gastrointestinales más reportados (7). Tomar el medicamento junto con alimentos y
con abundante líquido puede mitigar los síntomas gastrointestinales (8).
Según una revisión de Cochrane, los AINES parecen ser muy efectivos en el
tratamiento de la dismenorrea primaria, pero las mujeres utilizando estos tratamientos
deben estar conscientes sobre el posible riesgo sustancial de presentar efectos adversos
como indigestión o somnolencia. No hay suficiente evidencia para afirmar que un
AINE es mejor que otro pero si parece que los AINES son más efectivos que el
paracetamol (17,19). Hay evidencia que los inhibidores específicos de la COX-2
tienen implicaciones cardiacas, por lo que ya no se recomiendan para el tratamiento de
la dismenorrea primaria (4,15).
Tratamiento hormonal
Tratamiento de soporte
Cuando una paciente no muestra mejoría de los síntomas luego de 3 a 6 meses de haber
iniciado el tratamiento, se debería investigar por posible dismenorrea secundaria o por
poca adherencia al tratamiento (8). Una revisión bibliográfica concluyó que el apoyo y
relaciones con sus pares son claves a la hora de evaluar la adherencia al tratamiento,
señalando que las adolescentes se preocupan por el estigma y la vergüenza a la hora de
tomar medicamentos frente a sus pares o que ellos sepan de su condición médica. Otro
punto importante fue la relación entre los padres y la no-adherencia al tratamiento. Esto
podría surgir de padres que encuentran difícil incluir al adolescente en el proceso de toma
de decisiones, o al contrario, padres que no se involucran (8).
CONCLUSIÓN
La prevalencia de la dismenorrea primaria es alta y tiene consecuencias importantes y
extensas en las mujeres que la padecen. Se le ha dado poca atención científica, por lo que
sigue sin aclararse completamente este desorden y las mujeres lo siguen viendo como parte
normal de su ciclo menstrual. Un gran porcentaje de las mujeres que padecen dismenorrea
primaria tienen alivio de sus síntomas con alguno o varios de los tratamientos mencionados
anteriormente, pero otro porcentaje no presenta esta mejoría y puede llegar a ser
debilitante. La mayoría de la evidencia en cuanto a la dismenorrea primaria es limitada o
contradictoria, por lo que se necesitan investigaciones adicionales para avanzar en el
entendimiento de la misma y sus consecuencias a largo plazo, ya que con una visión más
clara de la patología, las opciones de tratamiento pueden expandirse y mejorarse, y así no
solo ofrecer tratamiento de los síntomas, sino ofrecer tratamiento que prevenga los
mismos.
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