Material Primera Evaluación. Temas 1,2,3,4.
Material Primera Evaluación. Temas 1,2,3,4.
Material Primera Evaluación. Temas 1,2,3,4.
1º BACHILLERATO
TEMAS 1- 4
UNIDAD 1. FILOSOFÍA: SENTIDO E HISTORIA
La Modernidad (siglos XVII-XVIII) es heredera del Renacimiento y orienta sus intereses hacia la
teoría del conocimiento (hacia el estudio del funcionamiento y límites de la razón humana). Surgen
dos escuelas con planteamientos diferentes:
● Racionalismo (Descartes, Malebranche, Spinoza, Leibniz): sostiene la superioridad de la
razón sobre los sentidos para alcanzar el conocimiento (la razón es la fuente de la que
provienen nuestros conocimientos verdaderos). El modelo de conocimiento son las
matemáticas.
● Empirismo (Hobbes, Locke, Berkeley, Hume): la razón ha de tomar como punto de
partida los datos de los sentidos. Cuando nacemos, según los empiristas, nuestra mente no
posee ningún contenido, es como una "hoja en blanco", y es a partir de la experiencia (de los
datos de los sentidos) cuando adquirimos los contenidos con los que nuestro entendimiento
opera.
La Ilustración (siglo XVIII) traerá la monumental obra de L'Encyclopédie, la primera enciclopedia
moderna, bajo la dirección de Denis Diderot y Jean le Rond d'Alembert: en esta obra, en la que
colaboran, entre otros, Montesquieu, Rousseau o Voltaire, se ofrece una nueva visión de la vida,
que rompe con muchas de las creencias tradicionales. La intención es fomentar el espíritu crítico y
la libertad de pensamiento, lo que se refleja en el lema de Kant (el principal ilustrado alemán): Sapere
aude (¡Atrévete a saber!). Los ilustrados reclaman la emancipación del hombre, su salida de la
"minoría de edad" en la que lo había sumido la tradición. Este cuestionamiento del Antiguo Régimen
será el germen de futuras revoluciones en el último tercio del siglo.
El Romanticismo (siglo XIX) alemán representado por Goethe conlleva una exaltación de la
libertad y del sentimiento, frente a los esquemas rígidos de la Ilustración. También en este siglo
surge el Idealismo alemán (Fichte, Schelling, Hegel). Las revoluciones liberales del siglo XIX se
inspirarán en estos movimientos artísticos y culturales.
FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA
En la época contemporánea se da una enorme diversidad de corrientes y tendencias pero se puede
decir que una característica que define esta filosofía es su talante crítico y su actitud de denuncia y
sospecha. Esto se aprecia sobre todo en las tres corrientes que inauguran el siglo XIX: el marxismo,
el psicoanálisis de Freud o el irracionalismo de Nietzsche.
“La filosofía es un asunto que no atañe sólo al profesor de ella. Por muy raro que parezca,
probablemente no hay hombre que no filosofe. O, por lo menos, todo hombre tiene momentos
en su vida en que se convierte en filósofo”.
J. M. Bochenski, Introducción al pensamiento filosófico, traducción de Daniel Ruiz, Herder, Barcelona, 2014,
Capítulo 2 ("La filosofía)
1. Todos somos, en cierto modo, filósofos. La filosofía -tan difícil de definir- puede
definirse como un intento de identificar y dar respuestas a los grandes interrogantes
que rodean nuestra existencia. Así, la clave de la filosofía está en las preguntas, en
aquellas que tratan de averiguar la esencia y el trasfondo de las cosas. Anota algunas
de esas preguntas esenciales que todos nos hemos hecho alguna vez. Explica por qué
crees que se trata de preguntas importantes.
2. Haz una tabla en la cual reflejes las diferencias que hay entre el pensamiento mítico y
el pensamiento racional.
3. ¿Cuáles fueron algunas de las principales razones que, según los investigadores,
provocaron el surgimiento de la filosofía y, con ella, del pensamiento racional, en
Grecia en el siglo VI a. C.?
LA PERCEPCIÓN, que nos pone en contacto con la realidad y nos permite construir
representaciones de ésta a partir de los datos que nos proporcionan nuestros sentidos. La percepción
organiza e interpreta los datos sensoriales, configurando así una imagen unitaria y coherente del
supuesto objeto externo. Esto es de esto modo, pues no percibimos sensaciones aisladas, sino que
construimos una imagen total, la cual agrupa y combina lo que serían datos simples, como olores,
colores, tactos, etc.
LA MEMORIA nos permite retener y recordar en el futuro las imágenes que la percepción nos
proporciona. Esta capacidad para retener experiencias del pasado posibilita el aprendizaje así como
nuestra identidad y continuidad como personas. No obstante, el tiempo puede ir diluyendo la huella
que dejan nuestras experiencias produciendo el olvido, o incapacidad para recuperar información
almacenada en la memoria.
LA IMAGINACIÓN es la capacidad de representar mentalmente situaciones, personas o cosas que
no se ofrecen en aquel momento a la percepción sensible. Con la imaginación podemos modificar y
crear imágenes nuevas con mayor libertad y espontaneidad. Por ello, puede decirse que hay dos tipos
de imaginación, o que ésta tiene dos funciones: reproductora, cuando trata de representar la realidad
(imágenes que recrean paisajes, objetos, o gente conocida, por ejemplo); y creadora o fantástica,
cuando recrea, inventa o anticipa nuevas imágenes, de modo que recrea un mundo diferente del real
(imágenes de seres de ficción, personas idealizadas, etc.).
LA INTELIGENCIA es la capacidad de pensar, entender, asimilar, elaborar información y utilizarla
para resolver problemas. Etimológicamente significa “saber elegir”, por lo que de acuerdo con el
origen del término, esta capacidad que nos permite procesar la información y comprenderla ha de
servirnos para escoger la mejor opción cuando tenemos delante varias posibilidades para hacer frente
a un determinado problema o una determinada situación. En el caso de los humanos, la inteligencia
adquiere una cualidad distinta a la de los animales, pues la nuestra se apoya en la capacidad simbólica,
que posibilita el uso de un lenguaje articulado y la abstracción mental.
Es evidente que estos cuatro elementos no están desligados entre sí, sino que suelen trabajar
conjuntamente, retroalimentándose, en el proceso del conocimiento.
Otro ejemplo: si al considerar muchos árboles hago la operación de abstraer (considerar por separado)
las distintas tonalidades de colores que he detectado, los diferentes tamaños que he visto, la variedad
de las formas de hojas que he ido encontrando, los diferentes tipos de frutos, etc., y trato de considerar
solamente qué es un árbol, es decir, qué es lo común a todos los árboles del mundo y qué es lo que
distingue a todo árbol del resto de las cosas del mundo, estoy construyendo un concepto.
Por medio de los conceptos seleccionamos los rasgos o características que son comunes a una
pluralidad de objetos prescindiendo de aquellas características que no comparten todos ellos. Otro
ejemplo: el concepto de “perro” recoge las características que son comunes a todos los perros y deja
fuera aquellas otras características que no son comunes a todos los perros (hay perros grandes,
medianos y pequeños, los hay de diferentes colores, de diferentes razas, etc., pero todos ellos son
perros).
El pensamiento humano se caracteriza por la utilización de conceptos. Un ser humano adulto posee
una amplia red de conceptos, pero siempre es posible la construcción de conceptos nuevos. Esto es
fundamental para la ampliación de nuestros conocimientos. Los progresos científicos, por su parte,
siempre van a acompañados de la creación de nuevos conceptos.
LA SENSIBILIDAD
Para poder alcanzar conocimiento necesitamos recibir datos externos. Sin estos no descubrimos nada
nuevo y, por tanto, no podemos lograr conocimiento alguno (pues podemos decir que conocer es
alcanzar una información nueva, algo que estaba oculto para nosotros.
Esta capacidad humana de recibir sensaciones que proceden del exterior, y de captarlas y retenerlas
con vistas a descubrir verdades nuevas, se llama sensibilidad. Ahora bien: cualquier percepción que,
por medio de los sentidos, nos llega desde el exterior de nuestra mente es de algo que se halla
localizado en un punto del espacio y ubicado en un momento exacto de la línea del tiempo. El espacio
y el tiempo son, así, los recipientes en los cuales nuestra sensibilidad recoge los datos que se hallan
fuera de nuestra mente. Sin una posición espacial y un valor temporal nada puede ser procesado por
nuestra mente. Así, la sensibilidad es una facultad que:
● Recoge los datos externos
● Ubica esos datos en un lugar y un momento concretos
(Según Kant, el espacio y el tiempo no son propiedades de las cosas, sino que son las condiciones
subjetivas que hacen posible la experiencia: son algo “puesto” por la sensibilidad en el acto de
conocer. Fuera del sujeto, el espacio y el tiempo no son nada)
EL ENTENDIMIENTO
Los datos percibidos que capta nuestra sensibilidad son inconexos. Al percibir, por ejemplo, una mesa
roja, la sensibilidad recibe, en una ubicación espacial y en un momento temporal, muchos estímulos
simultáneamente: los materiales de los que está hecha, las formas y tamaños de estos, la unión entre
ellos, su color, etc. Es necesaria, por tanto, otra facultad que pueda crear una síntesis, es decir, reunir y
ordenar esa diversidad caótica de percepciones. Y la facultad encargada de “realizar” esa unión es el
entendimiento humano.
Esta capacidad del entendimiento de ordenar los datos que proceden de la experiencia y generar dicha
síntesis es posible debido a que trabaja mediante unos conceptos predeterminados que ya tenemos
incorporados desde que nacemos y que compartimos con todos los seres humanos: las llamadas
categorías. Las categorías son conceptos o estructuras innatas, es decir, que no hemos aprendido (a
diferencia de otros conceptos, los empíricos, que son generalizaciones tomadas de la experiencia,
como “árbol”, “casa”, “perro”, etc), sino que forman parte de nosotros desde el nacimiento y nos
sirven para estructurarlas informaciones que recogen nuestros sentidos.
Por ejemplo, una de estas categorías (son 12 en total) es la de sustancia. Gracias a ella, según Kant,
percibimos la realidad como algo constituido por objetos, pues dicha categoría es la responsable de
que agrupemos varias sensaciones como manifestaciones de una misma realidad o sustancia.
Asimismo, el establecimiento de relaciones de causa y efecto entre los distintos fenómenos viene dada
por la categoría de causalidad: ella posibilita que podamos conectar unos fenómenos con otros en
determinadas condiciones.
Sin las categorías nuestra imagen del mundo resultaría completamente diferente: de hecho, no
podemos ni imaginarnos cómo sería, pues ellas también establecen el modo como opera nuestra
imaginación.
LA RAZÓN
En Kant la palabra razón tiene un significado específico: si la sensibilidad sitúa todo lo que llega bajo
unas coordenadas espaciotemporales, y el entendimiento lo estructura según unas determinadas
categorías, la razón nos lleva a pensar sobre los fundamentos o los primeros principios de lo que
experimentamos.
La razón es aquello que nos induce a plantearnos el porqué de las cosas de manera incesante. Así, a
cada respuesta que obtenemos de por qué sucede esto o lo otro, la razón nos invita a preguntarnos
nuevamente cuál es la explicación de la causa que hemos encontrado. Como la cadena de sucesivos
“porqués” tiende a hacerse infinita, y nuestra razón no puede pensar la infinitud, eso la lleva a generar
lo que Kant llama las “ideas metafísicas” (las ideas son tres: Alma -unifica nuestra experiencia
interna-, Mundo -unifica nuestra experiencia externa- y Dios -ambas esferas se reducen a una
mediante la idea de Dios-). Las ideas metafísicas no tienen su origen en la experiencia, pero el ser
humano recurre inevitablemente a ellas para explicarse la realidad.
Dichas ideas metafísicas responden a la necesidad de la razón de contestar a las siguientes preguntas:
1. ¿En qué medida tenemos libertad a la hora de actuar?
2. ¿Qué sentido le podemos encontrar al mundo? ¿Existe algún futuro para mí tras la muerte?
3. ¿Hay una entidad universal o realidad cósmica que otorgue unidad a todo lo que existe?
Sin embargo, según Kant, a pesar de que la razón construye las ideas metafísicas, cuando tratamos de
emplear nuestro entendimiento para demostrar alguna cosa sobre ellas nos topamos siempre con una
dificultad: al intentar aplicar las categorías del entendimiento sobre dichas ideas, como estas se
refieren a entidades que no están situadas en el espacio y en el tiempo, es decir, como quedan al
margen de la facultad de la sensibilidad, resulta que las categorías no pueden funcionar
adecuadamente y acaban demostrándonos tanto una cosa como su contraria; es decir, generan
contradicción y no aportan conocimiento.
De este modo, Kant llega a la conclusión de que no puede haber conocimiento sobre las entidades
metafísicas, pues la razón no puede ni afirmar ni negar su existencia, por más que sea inevitable
pensar en ellas cuando nos planteamos las preguntas fundamentales. Por supuesto, podemos pensar
(considerar estas ideas en la mente) en las grandes cuestiones metafísicas -Dios, el alma, el mundo (su
origen, su finalidad…)-, pero nada podemos conoceracerca de ellas. Lo que más cabe aquí es la
creencia, no el conocimiento. La crítica de Kant a la metafísica fue, como se ve, demoledora.
De alguna manera, racionalistas y empiristas acertaban y se equivocaban a la vez: sin experiencia no
hay conocimiento (empiristas), pero sin las categorías (conceptos innatos del entendimiento) este
tampoco es posible.
● LA EVIDENCIA (palabra que proviene del término latino videre [“ver”]) se refiere a la
especial forma de presentarse que tienen ciertos hechos y proposiciones que consideramos
evidentes (por ejemplo, parece evidente que A=A). Un conocimiento es evidente cuando
produce una certeza que nos impide dudar de su verdad: aunque no puedo probarlo, su verdad
se me presenta de forma directa e indudable.
Lo malo de la evidencia es que no sirve como criterio en determinados ámbitos del saber o de las
creencias: no hay evidencias en moral, política, religión… Y el sentimiento de certeza y seguridad que
proporciona la evidencia es, justamente, un estado mental o sentimiento, propio del sujeto que conoce
y no del objeto conocido; o sea, es algo subjetivo, por lo que no resulta un criterio satisfactorio
(mientras yo siento la certeza de que hay vida en otros planetas, otros pueden no sentirla y tener serias
dudas al respecto). Además: no sabemos exactamente en qué consiste y resulta difícil poder asegurar
su legitimidad: por el hecho de que estamos conformados social y culturalmente, tendemos a
considerar evidentes cosas que pueden no serlo.
● LA COHERENCIA
El saber (las creencias que consideramos verdaderas) forma -o, al menos, tiende a formar- sistema.
Así, la regla de la coherencia -como criterio de verdad- nos dice: una proposición es verdadera si es
coherente con el sistema de nuestro saber; es decir: si no entra en contradicción con el resto de las
proposiciones aceptadas. Por ejemplo: la proposición “si sigues caminando hacia el horizonte, llegarás
al fin del mundo” es falsa porque contradice numerosas proposiciones verdaderas (por ejemplo: “la
Tierra es redonda”).
Por otro lado, tal vez no deberíamos concebir los sistemas de creencias como algo cerrado y
definitivo, sino como algo vivo y en evolución: cuando sobreviene una evidencia incontrovertible que
contradice el sistema, éste se reorganizará e, incluso, expulsará creencias particulares incompatibles.
Así -y no solo por acumulación, como veremos en vídeos/temas posteriores- es como progresa la
ciencia y nuestra concepción del mundo.
En resumen, si el dogmatismo es inadmisible porque conduce a creerlo todo o dejar de creerlo sin
razón alguna, el escepticismo universal y radical parece insostenible. La crítica, en cambio, suele
conducir a un escepticismo parcial: la pretensión dogmática de un saber universal y absoluto parece
imposible de justificar.
1. Explica la diferencia que existe entre el conocimiento verdadero, la opinión y la creencia.
2. Presenta un ejemplo de una situación en la que se esté aplicando cada una de las cuatro
herramientas del conocimiento que hemos estudiado.
3. Explica con tus palabras qué papel juega la abstracción en el proceso de conocimiento.
4. Presenta un ejemplo de una afirmación cuya verdad resulte evidente para algunas personas
pero no para otras, y justifica por qué tiene lugar dicha discrepancia.
5. Comenta el siguiente texto:
La necesidad de verdad es la más sagrada de todas. Sin embargo nunca se habla de ella. Cuando se percibe la
cantidad y la enormidad de falsedades materiales expuestas sin vergüenza incluso en los libros de los autores
más reputados da miedo leer. Pues se lee como se bebería el agua de un pozo dudoso. Hombres que trabajan
ocho horas diarias hacen el gran esfuerzo de leer por la noche para instruirse. Como no pueden ir a las
grandes bibliotecas a verificar lo que han leído, creen todo lo que figura en los libros. No hay derecho a que se
les dé de comer algo falso. ¿Qué sentido tiene alegar que los autores van de buena fe? Ellos no hacen ocho
horas diarias de trabajo físico. La sociedad les alimenta para que dispongan de tiempo libre y se tomen la
molestia de evitar el error. Un guardagujas culpable de un descarrilamiento que alegara buena fe no sería
precisamente bien visto. Con mayor razón resulta vergonzoso que se tolere la existencia de diarios de los que
todo el mundo sabe que ningún colaborador podría permanecer en el cargo si a veces no aceptara alterar
conscientemente la verdad. El público recela de los diarios, pero esa desconfianza no le protege. Como sabe
que un diario contiene verdades y mentiras, reparte las noticias entre las dos rúbricas, pero al azar, según sus
preferencias. De este modo sigue expuesto al error. Todo el mundo sabe que cuando el periodismo se confunde
con la organización de la mentira constituye un crimen. Pero se considera un delito impunible.
Simone Weil, Echar raíces, traducción de Juan Ramón Capella y Juan Carlos González, Editorial Trotta,
Madrid, 1996, pp. 48-49
1. El conocimiento científico
Seguro que has oído muchas veces la expresión “esto está científicamente probado”; o “se ha
publicado un estudio científico que dice que no es bueno comer tal o cual cosa”. Con estas
expresiones se da a entender que nos hallamos ante un conocimiento verdadero y que ha sido
demostrado. Pero, ¿qué tiene la ciencia de especial para haber obtenido tan alta consideración? En este
tema/vídeo vamos a tratar de responder a esta pregunta, indagando en eso que llamamos ciencia, en su
historia, su actividad y los tipos de explicaciones que nos ofrece. ¡Quédate, que seguro que no te
arrepientes!
LA CIENCIA ANTIGUA
Los primeros filósofos griegos intentaron sustituir el antiguo saber de la humanidad -los mitos- por un
saber racional, al cual Platón llamó episteme (ἐπι ήμη), “ciencia”. Aristóteles desarrolló y modificó
la concepción de su maestro Platón. Simplificando un poco la cuestión, podemos decir que la ciencia
para Aristóteles exige:
1. demostración deductiva necesaria: partiendo de unas proposiciones o de unas “cosas” (de
unos hechos) verdaderas llegar necesariamente a una conclusión verdadera que explique
determinados hechos. La ciencia es “el conocimiento de las causas“;
2. conocimiento de la esencia de las cosas, conocer qué son las cosas.
LA CIENCIA MODERNA
Este concepto de ciencia será recogido por la filosofía medieval pero entrará en crisis en la época
moderna: a partir del siglo XVII se adopta una nueva concepción: el mecanicismo. El mundo es ahora
concebido como una gran “máquina”, esto es, como un conjunto de corpúsculos dotados de extensión
en movimiento (y “fuerzas” que los mueven). Quedan excluidas de la ciencia, pues, las esencias, las
cualidades y las finalidades, lo que supone la negación de la existencia de entidades espirituales.
Asimismo, y a consecuencia de la crítica demoledora que realizó el filósofo David Hume (1711-1776)
al concepto aristotélico de “causalidad”, la ciencia deriva hacia un “fenomenismo“: no es posible
descubrir las causas reales de la “producción” de los fenómenos, ni tampoco establecer “causas
necesarias” entre ellos. El campo de la ciencia queda limitado a los fenómenos y sus leyes, entendidas
estas últimas como regularidades (solo probables) de los fenómenos mismos.
LA CIENCIA ACTUAL
En la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del XX, nuevos acontecimientos modifican el
panorama de la ciencia: por un lado, aparecen las llamadas ciencias humanas -historia, geografía,
sociología, psicología, etc.-, las cuales parecen ser de “otro tipo” que las ciencias naturales; por otro
lado, el mecanicismo anterior es sustituido por la nueva física, que introduce conceptos
revolucionarios (relatividad, “cuantos”, etc.) y acaba con el determinismo de la antigua física.
¿Cuál es, entonces, el concepto actual de la ciencia? Alan Francis Chalmers -en un libro titulado ¿Qué
es esa cosa llamada ciencia?– afirma sorprendentemente que no hay tal cosa llamada “ciencia”, es
decir, que no es posible decir qué es la ciencia de un modo unívoco, dada la enorme diversidad de
ciencias existentes hoy día: “no hay una sola categoría de ciencia… ni es posible fijar los criterios que
deben ser satisfechos para que un área de conocimiento sea considerada aceptable o científica“.
2. El método científico
En cierto sentido, lo que distingue a la ciencia de cualquier otra forma de saber es la posesión de un
método de investigación. El método científico es el procedimiento que siguen los científicos para
alcanzar el conocimiento. En el desarrollo de la actividad científica se emplean distintas formas de
argumentación, como son la deducción y la inducción. El método que actualmente define de forma
más adecuada la actividad científica se conoce como método hipotético-deductivo.
– El método deductivo
La deducción es un razonamiento que permite derivar de una o varias proposiciones dadas (llamadas
“premisas“), otra proposición (llamada “conclusión“) que es su consecuencia lógica necesaria. La
deducción procede, generalmente, de lo general a lo particular, por lo que puede decirse que se trata
de un procedimiento opuesto a la inducción. Si las premisas son ciertas, al razonar correctamente
tenemos la seguridad de que la conclusión se ha de cumplir también. Por tanto, si partimos de datos
que sabemos que son verdad, la deducción nos ofrece la certeza de que el enunciado final ha de ser
verdadero.
Sin embargo, el método deductivo no permite ampliar conocimiento, pues en realidad se limita a hacer
explícita información que ya se encontraba implícita en las premisas. Por ejemplo: “Todos los gatos
maúllan; Félix es un gato; Félix maúlla”. Como puede observarse, lo que se concluye está ya
contenido en las premisas: así, inferimos que Félix maúlla sobre la base de que en las premisas se nos
ha afirmado que “Todos los gatos maúllan”.
– La cuestión de la demarcación
El problema de la demarcación hace referencia a la discusión acerca de cómo establecer el criterio que
nos permita distinguir qué teorías son científicas y cuáles no. Mientras que la astronomía se considera
una ciencia, no ocurre igual con la astrología. ¿Por qué? ¿En qué consiste la demarcación entre ciencia
y no ciencia?
Para resolver esta cuestión hay que considerar el problema de la contrastación. La contrastación es la
puesta a prueba de una hipótesis, confrontándola con los hechos. Para ello hay que deducir de las
hipótesis hechos que sean observables y comprobar, a continuación, que efectivamente se dan en la
realidad. Se han propuesto dos formas de contrastación: verificacionismo y falsacionismo.
1. Los llamados filósofos neopositivistas del Círculo de Viena, inspirados en el enfoque que
propuso Auguste Comte (1798-1857) de la ciencia, defendieron, durante el primer tercio del siglo XX,
el verificacionismo: una hipótesis se considera “verdadera” si los hechos observados en el mundo
están de acuerdo con los hechos deducidos de la hipótesis. Sin embargo, los neopositivistas pronto se
dieron cuenta de que no es posible realizar una verificación concluyente, es decir, completa, de un
enunciado universal (como son las hipótesis o las leyes científicas): no es posible comprobar qué
pasaría en todos los casos en los que la hipótesis científica es de aplicación. Siempre cabe la
posibilidad de que aparezca un caso que contradiga la hipótesis. Por esta razón, el filósofo Rudolf
Carnap (1891-1970) concluyó que si bien no se puede conseguir nunca la “verificación” completa de
una hipótesis, sí se puede obtener una confirmación provisional de la misma, considerando ello
científicamente suficiente.
2. Las deficiencias de la verificación condujeron a Karl Raimund Popper (1902-1994) a sugerir
otra forma de contrastación, la falsación: una hipótesis puede ser admitida (provisionalmente) sólo
“mientras” no resulte refutada por los hechos. Por lo tanto, en la falsación ya no se trata de buscar
hechos que estén de acuerdo con las consecuencias de las hipótesis, sino hechos que estén en
oposición con las mismas.
El valor científico de una hipótesis radica en su resistencia a la refutación. No es una buena señal que
un científico se esfuerce por demostrar que sus hipótesis se ven siempre confirmadas; al contrario,
debe arriesgarse a que resulten falsas. Una teoría que no pueda ser refutada por ningún acontecimiento
concebible, no es científica. La irrefutabilidad, al contrario de lo que suele creerse, no es una virtud de
una teoría, sino que es un vicio. Según Popper, las teorías metafísicas o religiosas no son científicas
según este criterio, al no existir ninguna posible observación que las pudiera refutar.
– El progreso de la ciencia
Tanto Popper como los miembros del Círculo de Viena mantenían una concepción optimista de la
ciencia, porque entendían que si examinamos la historia de la ciencia advertimos que las teorías más
próximas a nosotros son más verdaderas que las teorías más antiguas, de modo que podemos afirmar
que en la ciencia hay un progreso en la búsqueda de la verdad. En el camino hacia la verdad unas tesis
se mantienen mientras que otras van siendo corregidas y mejoradas, gracias a la contrastación
empírica.
La obra de Thomas Samuel Kuhn (1922-1996) La estructura de las revoluciones científicas cuestionó
la idea misma de progreso científico a partir del análisis de la historia de la ciencia y su concepción de
los paradigmas científicos. Según Kuhn, podemos distinguir diferentes fases en el desarrollo histórico
de la ciencia.
La ciencia es obra de una comunidad de científicos cuyos componentes aceptan un paradigma común
(es decir, una serie de concepciones teóricas compartidas, así como una manera común de enfocar e
intentar resolver los problemas que se les presentan). La comunidad de científicos trabaja a partir de
ese paradigma, que conserva como precioso tesoro; las realizaciones científicas que están dentro del
paradigma constituyen la ciencia normal. Imaginemos, pues, una comunidad científica que trabaja a
partir del paradigma común.
Pero, ¿qué ocurre si surgen “anomalías” (problemas irresolubles)? En un principio, estos son
rechazados como irrelevantes, pues se considera que podrán ser resueltos en un futuro. Pero si las
anomalías se multiplican, sobreviene una “crisis”. Entonces, quizá, surge un paradigma rival que entra
en conflicto con el anterior. Si la comunidad científica opta por él, sobreviene una revolución
científica.
Esto es lo que ocurrió durante siglos con el modelo aristotélico-ptolemaico del Cosmos, que defendía
el geocentrismo. El el período de ciencia normal, todas las observaciones que contradecían la teoría o
bien eran ignoradas o se intentaban “salvar” añadiendo complejidad al sistema, pero sin tocar la tesis
central de que la Tierra permanecía quieta en el centro. Sin embargo, la acumulación de anomalías
llegó a un punto en el que los científicos comenzaron a sentirse incómodos con el viejo paradigma,
con lo que se abrió el paso a la revolución científica.
Ahora bien, según Kuhn los científicos no adoptan un paradigma por cuestiones exclusivamente
objetivas: hay numerosos componentes de fe e irracionalidad. También aseguró que los paradigmas
son inconmensurables, es decir, la verdad de una teoría que forma parte de un paradigma científico no
se puede valorar desde las asunciones de otro paradigma. La propiedad de la inconmensurabilidad
ponía en cuestión el propio progreso científico: para Kuhn la historia de la ciencia no conduce a
teorías más próximas a la verdad. No hay progreso científico en sentido estricto, sino “revolución”.
Las tesis de Kuhn supondrán un punto de inflexión en la filosofía de la ciencia contemporánea.
En el próximo tema/vídeo vamos a continuar hablando de estos temas, vamos a seguir reflexionando
acerca de nosotros, de la realidad, de lo que podemos conocer acerca de ella… ¡No os lo perdáis!
1. Define las siguientes disciplinas y sitúalas según sean ciencias formales, naturales, sociales o
no sean ciencias: geología, antropología, geometría, botánica, medicina, informática,
astrología, meteorología, lingüística, dietética, álgebra, ufología, economía.
2. Señala cuáles de los siguientes razonamientos son inductivos y cuáles son deductivos.
Justifica tu respuesta.
a) Todos los mamíferos tienen oído, y por esta razón se
concluye que la ballena también dispone de oídos.
b) Los ángulos de un triángulo isósceles suman 180º; los de
un triángulo escaleno miden lo mismo, al igual que los de un
triángulo equilátero. Por tanto, los ángulos de todos los
triángulos suman 180º.
c) Según la teoría de la selección natural, entre dos organismos
cualesquiera existe un antepasado común. Esto significa que el ser
humano y el chimpancé comparten un antepasado común.
d) Los gatos tienen cuatro patas, al igual que los leones, los tigres y los
pumas. Por tanto, los felinos tienen cuatro patas.
4. Explica con ejemplos algunos de los problemas actuales de los cuales no puede hacerse cargo
la ciencia y que, por tanto, deben abordarse desde la reflexión ética y filosófica en general
1. ¿Cuáles han sido las distintas concepciones acerca de la ciencia habidas desde su surgimiento
en la Grecia antigua?
2. ¿Cómo podemos clasificar actualmente las distintas ciencias existentes?
3. ¿En qué consisten los distintos componentes de la ciencia, tales como los conceptos, las leyes
y las teorías?
4. ¿En qué consisten la deducción y la inducción? ¿Qué problemas plantea la inducción como
método para alcanzar verdades científicas?
5. ¿En qué consiste el método hipotético- deductivo? ¿De qué pasos consta?
6. ¿En qué consisten las dos formas principales de contrastación de las teorías científicas que se
han propuesto, esto es, en qué consisten la verificación y la falsación?
7. ¿Qué opina el filósofo Thomas S. Kuhn acerca del progreso de la ciencia?
8. ¿Es suficiente la ciencia para resolver todos nuestros problemas e inquietudes?
– La realidad
¿Qué es la realidad? ¿Qué es real? Una definición intuitiva de la realidad nos llevará a decir que la
realidad está constituida por el conjunto de todo lo que existe o es. Esta afirmación, por otra parte, no
deja de ser problemática, pues: ¿existen los unicornios? ¿y los dragones? ¿y el amor? ¿y la belleza o la
justicia, existen?; aunque no podamos verlos a simple vista, ¿existen los átomos de la misma manera
que existen los árboles o los caballos?
Responder a estas preguntas no es fácil pues, aunque parece claro que los unicornios o los caballos no
existen de la misma manera, tampoco podemos negar que ambos tienen algún tipo de existencia.
Clarificar y precisas estas intuiciones que tenemos acerca de la realidad ha sido, desde siempre, una de
las pretensiones fundamentales de la metafísica, por lo que contamos con muchas y diversas teorías
acerca de ello. Por el momento, nosotros vamos aquí a señalar, de modo general, dos concepciones
básicas de la realidad:
● En un sentido restrictivo, la realidad es todo aquello que nos rodea y de lo que podemos tener
experiencia; bien porque se trate de seres observables por los sentidos (árboles), bien porque
puedan observarse gracias a instrumentos como microscopios o telescopios (átomos,
planetas), o porque podamos constatar su existencia (ley de gravitación universal). Esta
concepción de la realidad coincide con la concepción científica de la realidad física o
material.
● En un sentido amplio, se considera que no solo tienen existencia los seres materiales y
observables de la ciencia, sino también realidades subjetivas que conocemos íntimamente
(sentimientos, ideas, creencias, …), productos culturales, (personajes literarios,
mitológicos…), realidades inmateriales o espirituales (la mente, Dios, la libertad, la
justicia…). Incluso, se puede considerar real la esencia misma de las cosas; esto es, aquello
que no podemos observar pero que dota de sentido a la realidad material.
Por ejemplo, ¿qué es el amor? Una posible respuesta -restrictiva- sería la siguiente: “la concentración
de las hormonas oxitocina y vasopresina, que actúan sobre numerosos sistemas del interior del
cerebro, interactuando sobre todo con el sistema de recompensa dopaminérgico y pudiendo estimular
la liberación de dopamina por el hipotálamo. Las vías dopaminérgicas activadas durante el amor
romántico crean una sensación placentera gratificante”. Pero, ¿nos parece suficiente esta explicación?.
Sobre el amor los filósofos y filósofas han reflexionado mucho. El primero que utilizó la idea del
amor en un sentido cósmico-metafísico fue Empédocles de Agrigento (495-444 a. C.), que consideró
el amor y el conflicto o lucha (odio) como principios de unión y separación de los elementos que
constituyen el universo.
En Platón, por otro lado, el amor a las cosas particulares y a los seres humanos particulares no es sino
un reflejo, una participación, del amor a la belleza absoluta, que es la idea de lo Bello en sí.
“Bajo la influencia del verdadero y puro amor, el alma asciende hacia la contemplación de lo ideal y
eterno. Las diversas bellezas -o reflejos de lo bello- que se hallan en el mundo son usadas como
peldaños en una escalera que lleva a la cumbre, la cual es el conocimiento puro y desinteresado de la
esencia de la belleza”
Aristóteles reprocha a su maestro Platón el haber afirmado que lo verdaderamente real -el “ser”
propiamente dicho o la substancia- era la Idea (esas Ideas que, como mencionamos en el tema/vídeo 1
-y comentaremos luego en este-, existen “separadas” de las cosas individuales). Para Aristóteles,
substancias son únicamente los individuos concretos, como Sócrates, esta oliva o esta mesa. Aún así,
Aristóteles concede también la existencia de lo que llama “substancias segundas” (las especies y los
géneros: “hombre”, “animal”, “oliva”, “árbol”…): sobre ellas -y no sobre los individuos particulares-
trata la ciencia. Los individuos perecen y solo la especie y el género subsiste; y la ciencia estudia lo
universal y no lo particular. Pero estos “universales” no existen “separados” de las substancias (como
las Ideas platónicas), sino únicamente en ellas. En definitiva, para Aristóteles la substancia primera es
lo verdaderamente real.
Pero, para Aristóteles, hemos dicho, “la expresión ‘algo que es’ se dice en muchos sentidos”; es decir:
para Aristóteles hay varias formas de “ser”. La primordial es la substancia (el individuo concreto). Las
otras formas de “ser” son modificaciones o accidentes de la substancia: cantidad, cualidad, relación,
lugar, tiempo, posición, estado, acción y pasión. Los accidentes, para existir, deben apoyarse en la
substancia. Si, por ejemplo, decimos que Juan está sentado, Juan sería la substancia y estar sentado un
accidente de esa substancia. Otros ejemplos de accidentes serían: Juan tiene 30 años (cantidad), es
novio de María(relación), está en su casa ahora (lugar y tiempo), está viendo la tele mientras María le
acaricia la cabeza (acción y pasión -de pasivo, de recibir algo-), etc. Pero, como parece evidente, lo
más importante, lo esencial, es la substancia (Juan).
La substancia (o “entidad”) y los accidentes son los “géneros supremos” del ser. Aristóteles los llama
“categorías”.
– Orientaciones de la metafísica
Las distintas teorías metafísicas, a la hora de categorizar racionalmente lo real, adoptan orientaciones
diferentes. Bajos los rótulos monismoy pluralismo se engloban teorías que responden a la pregunta
por la realidad afirmando que:
● por encima o por detrás de las aparentes diferencias, todas las cosas vienen a consistir en ser
de una misma naturaleza, reducirse a algún elemento fundamental o ser modos de una única y
misma sustancia (monismo);
● o bien respondiendo que entre las cosas que hay se da una irreductible diversidad de
naturaleza, esencia o sustancia, de manera que haya que hablar de una radical heterogeneidad
entre ellas (pluralismo)
– El monismo en metafísica afirma, pues, que solo hay una especie de realidad de las que todas las
restantes “aparentes” realidades serían manifestaciones o modificaciones. A dicha realidad las demás
realidades tienen que ser reducidas en última instancia.
● Las posturas monistas mantenidas en la historia de la filosofía pueden ser reducidas al
“materialismo” o al “espiritualismo“, según en qué se ponga lo primario y el principio de
todas las cosas, es decir, en la materia o en el espíritu.
● Tanto el monismo materialista como el monismo espiritualista pueden a su vez ser entendidos
de distintas maneras, según lo que se entienda en cada caso por “materia” (hay un
materialismo mecanicista, dialéctico, histórico, etc.) o por “espíritu”.
– El pluralismo, por su parte, afirma la diversidad esencial e irreductible de sustancias: se considera
que los principios de la realidad son múltiples.
FUENTES principales para la elaboración de los apuntes:
Juan Méndez Camarasa et al., F ilosofía 1, Edebé, Barcelona, 2016
César Tejedor Campomanes, Introducción al pensamiento filosófico, SM, Madrid, 1996
César Tejedor Campomanes, Historia de la Filosofía en su marco cultural, SM, Madrid, 1993
Tomás Calvo Martínez y Juan Manuel Navarro Cordón, Filosofía, 3º Bachillerato, Anaya, Madrid, 1990
Fernando González Ruiz, Agustín González Ruiz, Filosofía, Proyecto Episteme, 1º Bachillerato, Akal, Madrid, 2002.
3
FILOSOFÍA (1º DE BACHILLERATO)
UNIDAD 4. LA EXPLICACIÓN METAFÍSICA DE LA REALIDAD
Es difícil definir la postura espiritualista. Pero podemos intentarlo: si piensas que la realidad exterior
que percibimos por nuestros sentidos es solo una apariencia, una ilusión producida por nuestra
particular y deficiente capacidad de experimentar el mundo; si estás convencido de que, por debajo de
las confusas y cambiantes apariencias, existe una realidad auténtica que, a pesar de no poderse captar
por los sentidos, constituye el verdadero soporte de la información que nos transmiten…
Si estás convencido de que eres algo más que un cuerpo y un cerebro. Si piensas que tus ideas,
sentimientos y creencias no se pueden identificar con estados neurofisiológicos de tu cerebro, porque
tú eres algo más que conexiones nerviosas y materia. Si piensas que lo que verdaderamente eres, tu
identidad como persona, es tu mente o tu alma y que, además, esta es lo más valioso que tienes,
aquello que garantizará tu supervivencia más allá de tu cuerpo…
Si crees que debe de haber algo más. Si las explicaciones de la ciencia no te dejan del todo satisfecho
porque necesitas creer en la existencia de algo más que dé sentido a nuestras vidas y al mundo. Si
crees que existe un Dios o un principio que es la causa y la razón de todo lo que hay…
Si compartes alguna de estas ideas, entonces puedes considerarte espiritualista, ya que contemplas la
existencia de una realidad que no se puede identificar o reducir a la realidad física o material, ya sea la
esencia inmaterial de las cosas, la mente o Dios.
Entonces, ¿qué es eso del espiritualismo? No es algo fácil de definir, pero lo podemos intentar. Bajo la
etiqueta de espiritualismo o metafísicas espiritualistas se agrupan teorías que sostienen que, por
debajo de la realidad material de la que tenemos experiencia, existe una realidad espiritual que le da
sentido. Ahora bien, ¿en qué consiste esa realidad espiritual? Las diferentes maneras de responder a
esta pregunta nos lleva a hablar de diferentes planteamientos espiritualistas.
Las Ideas son “esencias”, es decir, aquello por lo que una cosa particular es lo que es. Así, por
ejemplo, la Idea de belleza es la Belleza en sí, esto es, aquello por lo que las cosas bellas son bellas.
Estas Ideas existen separadas de las cosas particulares (no como, como hemos visto, ocurre en el
pensamiento de Aristóteles, donde los “universales” existen únicamente en las substancias).
El objeto de la ciencia solo pueden ser las Ideas; por otro lado, los gobernantes han de ser filósofos
que se guíen, no por su ambición política, sino por ideales (las Ideas) transcendentes y absolutos.
Entre las Ideas y las cosas hay una relación de participación o imitación: las personas y las acciones
que consideramos justas, por ejemplo, lo son porque participan de la Idea perfecta de Justicia.
La teoría implica, pues, una duplicación del mundo: por un lado, el mundo visible de las cosas
particulares; por otro, el mundo inteligible de las Ideas. Esta duplicidad es alegorizadabellamente en el
famoso “mito de la caverna” (República, VII): el mundo irreal de las sombras, el mundo real de la luz
solar.
Descartes emplea como sinónimos las palabras “substancia” (substantia) y “cosa” (res). Lo propio de
la substancia es la existencia independiente: la substancia no necesita de nada más que ella para
existir.
De esta definición se sigue que sólo Dios es substancia, puesto que las criaturas necesitan de Dios
para existir. Por eso Descartes dice que el concepto de “substancia” no se refiere del mismo modo a
Dios que a las criaturas. Tres son las substancias que concibe Descartes:
● Res cogitans: substancia pensante o alma. Su esencia o atributo es el pensamiento y, aunque
es una substancia imperfecta, posee una potente arma: la razón
● Res extensa: substancia material. La forman todos aquellos seres que tienen una localización
espacio-temporal y que están sometidos a las leyes de la física.
● Res infinita: substancia divina o Dios. Descartes descubre en su alma una idea singular: la
idea de perfección. ¿De dónde procede tal idea? No puede haber sido construida por mí
mismo, ni venir de fuera, ya que ni yo ni las cosas del mundo somos perfectos: tiene que ser
una idea innata, puesta en mí por un ser que realmente sea perfecto: Dios. Dios, por tanto,
existe. Ontológicamente (en relación al ser) es la realidad suprema y es la que garantiza
nuestro conocimiento sobre la realidad. En sentido estricto, es la única que propiamente
merece el calificativo de substancia, ya que es la única que no ha sido creada por nadie y que
existe por sí misma.
El absolutismo hegeliano
El sistema filosófico de Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770–1831) (Jorge Guillermo Federico
Hegel) puede entenderse como la culminación o radicalización del espiritualismo, puesto que Hegel
no parcela la realidad en diferentes mundos o substancias, sino que considera una sola realidad que es
pensamiento, idea o espíritu.
Hegel construye un inmenso sistema en el que se ordenan todos los conocimientos de su época. Para
este autor, la filosofía debe englobar todo lo que es, comprender lo real en su totalidad, pensar la
historia y pensar todas las cosas.
Hegel llama a esta realidad total Espíritu absoluto, porque contiene en sí la totalidad de lo real. Sin
embargo, este Espíritu o totalidad no nos es dado de una vez, desde el principio, sino que es el
producto final de un proceso dinámico de maduración, al que Hegel denomina dialéctica.
Este proceso histórico o dialéctico consiste en la confrontación y superación de los contrarios, de las
contradicciones de la realidad, que finalmente se reconcilian. El final de este proceso, la finalidad de
todo acontecer histórico, es el Espíritu absoluto, es decir, la autoconciencia, el conocimiento total, por
el cual la humanidad será más racional y, por tanto, más libre.
La obra de Hegel es tan compleja y rica que es completamente imposible expresarla en unas pocas
líneas. Lo mejor es acercarse uno mismo a ella, aunque sea poco a poco.
Desde la filosofía se ha entendido la materia, fundamentalmente, como sustrato de los cambios (algo
que puede llegar a ser numerosas cosas potencialmente), como elemento del que se componen las
cosas y como aquello que se percibe por los sentidos.
Pero, ¿qué es ser materialista? De nuevo, no se trata, en absoluto, de una cuestión fácil ni exenta de
polémica. Además, no hay un solo tipo de materialismo. Pero bueno, vamos a tratar de señalar algunas
notas que pueden servir para definir una postura materialista.
Un materialista es alguien que solo da crédito a los conocimientos probados que proporcionan las
ciencias; para un materialista, lo único seguro y garantizado es aquello de lo que tenemos experiencia.
Los seres humanos, para un materialista, son, tal vez, un animal más, al que la evolución ha dotado de
un complejo y sofisticado instrumento llamado cerebro, responsable de todas nuestras ideas,
creencias, sentimientos… Es una ilusión pensar que somos algún tipo de seres privilegiados, dotados
de un alma inmortal independiente de nuestro cuerpo. Un materialista, en principio, no cree en la
existencia de un ser superior, sea este como sea, que es la causa y la explicación de todo lo que nos
rodea.
Bajo la etiqueta “metafísicas materialistas” englobamos a algunos heterogéneos pensadores que
niegan la existencia de realidades de tipo espiritual o, al menos, conceden primacía a la realidad
material.
El materialismo histórico
El materialismo de Karl Heinrich Marx (1818-1883) es bastante complejo y no consiste en la simple
afirmación de que “todo es materia”. El materialismo de Marx parece tener una significación polémica
y práctica: se opone tanto al idealismo de Hegel (pues Hegel parece haber convertido al hombre en
puro espíritu, en lugar de considerarlo como un ser real, concreto y sensible), como al materialismo
“clásico” (aquel que parece reducir la materia a leyes mecánicas).
Para Marx el ser humano no es un ser contemplativo, sino un ser activo que transforma la Naturaleza.
El mundo que nos rodea es un producto histórico, es el resultado de la transformación que las
generaciones precedentes han realizado.
El amigo y compañero de Marx, Friedrich Engels (1820-1895), definió el materialismo histórico como
“la concepción de la historia universal que ve la causa final y la fuerza propulsora decisiva de todos
los acontecimientos históricos importantes en el desarrollo económico de la sociedad, en las
transformaciones del modo de producción y de cambio, en la consiguiente división de la sociedad en
distintas clases y en las luchas de estas clases entre sí”.
Marx considera que la historia y todo proceso humano o natural tienen causas materiales. No es el
espíritu, la conciencia o el pensamiento el que en su desarrollo conforma la realidad y la historia. En
otras palabras: no es la ideología, las creencias, las teorías… las que determinan la forma de vida (la
realidad material), sino que, al contrario, son las condiciones materiales de vida de un momento
concreto (los medios de producción, las relaciones de producción) las que determinan la ideología
imperante.
4. Actualidad de la metafísica
La explicación metafísica de la realidad no se agota, ni mucho menos, en la exposición que hemos
hecho aquí. Quedan muchos autores y problemas importantes sin ni siquiera mencionar. En cualquier
caso, si al menos algo ha quedado claro acerca del tipo de aproximación a la realidad que pretende
realizar la metafísica, el esfuerzo realizado en ver y pensar este vídeo/tema no ha sido en vano.
La metafísica está en crisis. Aunque siempre, en el fondo, lo estuvo. La razón de ello se debe, tal vez,
a la osada pretensión de esta rama de la filosofía: si la metafísica pretende ser una teoría general de la
realidad, parece que ya los saberes científicos y técnicos realizan mejor esa pretendida función. O al
menos, estos saberes parecen favorecer el progreso y hacernos la vida más cómoda, fácil y larga. ¿No
es, pues, la metafísica una pretensión y un esfuerzo inútiles? Tal vez lo sea.
Pero, ¿para qué surgió este saber? La metafísica, surgida con la filosofía, nació probablemente como
esfuerzo intelectual para orientarnos en el mundo, para saber estar en la realidad, como una tendencia
FUENTES principales para la elaboración de los apuntes:
Juan Méndez Camarasa et al., Filosofía 1, Edebé, Barcelona, 2016
César Tejedor Campomanes, Introducción al pensamiento filosófico, SM, Madrid, 1996
César Tejedor Campomanes, Historia de la Filosofía en su marco cultural, SM, Madrid, 1993
Tomás Calvo Martínez y Juan Manuel Navarro Cordón, Filosofía, 3º Bachillerato, Anaya, Madrid, 1990
Fernando González Ruiz, Agustín González Ruiz, Filosofía, Proyecto Episteme, 1º Bachillerato, Akal, Madrid, 2002.
8
FILOSOFÍA (1º DE BACHILLERATO)
UNIDAD 4. LA EXPLICACIÓN METAFÍSICA DE LA REALIDAD
natural hacia la verdad, como una respuesta a un anhelo humano por la felicidad. ¿Alguien cree,
verdaderamente, que podamos algún día dejar de hacernos preguntas metafísicas, preguntas acerca del
sentido último de nuestra propia existencia?
1. ¿Qué es la metafísica? ¿De qué tipo de cuestiones se ocupa? Formula algunas preguntas
metafísicas.
2. ¿De dónde proviene el término “metafísica”?
3. ¿Qué es eso de la realidad? ¿Qué podemos entender por “realidad en sentido restrictivo” y
“realidad en sentido amplio”?
4. ¿Cómo aborda Aristóteles el estudio del “ser”?
5. ¿En qué consiste el “espiritualismo” como postura metafísica? Explica el planteamiento de, al
menos, un autor considerado espiritualista.
6. ¿En qué consiste el “materialismo” como postura metafísica? Explica el planteamiento de, al
menos, un autor considerado materialista.
7. ¿Crees que la metafísica tiene futuro como saber -o intento de saber-? Argumenta tu
respuesta.
8. ¿Cuál es tu postura metafísica propia? Descríbela en una breve redacción.
2. Lee este texto en el que se presenta la teoría de las Ideas de Platón y responde a las preguntas
que aparecen a continuación.
Nuestro mundo no es más que una imitación deformada, una encarnación material y, por lo
tanto, degenerativa, de la verdad fulgurante. No os molestéis en buscar una circunferencia
auténtica en nuestro mundo. Aunque la dibujéis con los mejores útiles de diseño, si la miráis
con lupa descubriréis que su periferia no es una línea, tal y como prescribe la definición,
sino una superficie del grosor de un lápiz, plumilla o rayo láser con que hayáis decidido
imprimirla. De hecho, tampoco será una superficie uniforme, porque le afectarán las
oscilaciones microscópicas de la rugosidad del papel y su capacidad de absorción. No hay
nada que hacer. El reino de las circunferencias no es de este mundo. Ni el de las líneas
rectas, ni el del concepto de igualdad (tampoco hay dos cosas iguales en este mundo).
Tampoco pertenecen a este mundo los conceptos de justicia, bondad o belleza [...], los actos
son más o menos justos, más o menos buenos o bellos, dependiendo de si se aproximan más o
menos a sus perfectos e inaccesibles modelos. Y tal y como ocurre con la circunferencia y
con la belleza, también hemos necesitado anteriormente un modelo de naturaleza humana, y
de lo que sea un árbol, un caballo o una mesa. [...].
Platón llamaba a estos modelos inmateriales y perfectos Ideas o Formas (no las confundáis
con las ideas en minúscula que nos pasan por la cabeza).
Joan Manel Bueno, A hombros de gigantes. Diálogos con la filosofía occidental, Milenio, Lleida, 1996, pp. 30-31
a) Explica cómo justifica el autor que las circunferencias no pertenecen a este mundo.
b) Justifica con palabras del texto que el núcleo fundamental de la teoría platónica consiste en
defender que no solo las realidades matemáticas (circunferencias) o los conceptos abstractos (bondad)
tienen realidad ideal, sino que, de todas las cosas del mundo (árboles), existe un modelo perfecto.
c) Teniendo en cuenta la teoría platónica, indica a qué se refiere el autor cuando diferencia entre ideas
en minúscula e ideas en mayúscula.
4. ¿Cuál de estas dos concepciones de la realidad se aproxima más a tu concepción personal del
mundo? Argumenta tu respuesta.
5. Lee este texto de Kant y, a partir de él, explica cuál es el problema de la metafísica y por qué,
sin embargo, no logra acabar con ella.
Immanuel
Kant, Crítica de la razón pura, traducción de Pedro Ribas, Alfaguara, Madrid, 1997, prólogo de la primera edición, A VII, p. 7
1. ¿Qué es la metafísica? ¿De qué tipo de cuestiones se ocupa? Formula algunas preguntas
metafísicas.
2. ¿De dónde proviene el término “metafísica”?
3. ¿Qué es eso de la realidad? ¿Qué podemos entender por “realidad en sentido restrictivo” y
“realidad en sentido amplio”?
4. ¿Cómo aborda Aristóteles el estudio del “ser”?
5. ¿En qué consiste el “espiritualismo” como postura metafísica? Explica el planteamiento de, al
menos, un autor considerado espiritualista.
6. ¿En qué consiste el “materialismo” como postura metafísica? Explica el planteamiento de, al
menos, un autor considerado materialista.
7. ¿Crees que la metafísica tiene futuro como saber -o intento de saber-? Argumenta tu
respuesta.
8. ¿Cuál es tu postura metafísica propia? Descríbela en una breve redacción.
FUENTES principales para la elaboración de los apuntes:
Juan Méndez Camarasa et al., Filosofía 1, Edebé, Barcelona, 2016
César Tejedor Campomanes, Introducción al pensamiento filosófico, SM, Madrid, 1996
César Tejedor Campomanes, Historia de la Filosofía en su marco cultural, SM, Madrid, 1993
Tomás Calvo Martínez y Juan Manuel Navarro Cordón, Filosofía, 3º Bachillerato, Anaya, Madrid, 1990
Fernando González Ruiz, Agustín González Ruiz, Filosofía, Proyecto Episteme, 1º Bachillerato, Akal, Madrid, 2002.
2
ACTIVIDADES COMPLEMENTARIAS. TEMAS 1-4
Nº1.
Nº2
Nº3
Nº5
Nº6