Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                
0% encontró este documento útil (0 votos)
913 vistas7 páginas

La Entrevista en El Diagnóstico Psicopedagógico

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1/ 7

Capítulo 2 La entrevista en el diagnóstico psicopedagógico

El inicio de una relación interpersonal. La indagación, exploración, la escucha. Las


líneas de información. Lo dicho, lo no dicho. Las emociones en juego. La empatía. La
actividad interior del psicopedagogo. La formulación de hipótesis.

La entrevista es un instrumento del método clínico que dentro de la evaluación


psicopedagógica, tiene por objetivo la recopilación de información precisa, dinámica y
profunda sobre el motivo por el que consulta el paciente y su familia.
Proponemos pensar a la entrevista como una escena que tiene distintos niveles:
1. Como una situación que nos permite establecer las bases para el proceso de trabajo
conjunto.
2. Como el dispositivo privilegiado desde el contexto del diagnóstico psicopedagógico
para conocer y comprender la historia del consultante y su situación actual. Durante
la entrevista el especialista intentará explorar los aspectos pasados y presentes,
además de la expectativa con respecto al futuro. Buscará conocer tanto los aspectos
disfuncionales y como los recursos adaptativos del niño y su familia.
3. Como método sistemático para abordar estratégicamente las dificultades de
aprendizaje a través de un tratamiento psicopedagógico.

La primera entrevista en el diagnóstico psicopedagógico

La primera entrevista es un encuentro pautado que se da en el marco de un proceso


diagnóstico. Será un encuentro, en general con los padres o responsables del niño o niña
por quien se consulta con determinados objetivos que guiarán al encuentro.
Es un encuentro para recabar información que necesitaremos para aproximarnos a la
comprensión del paciente: conocer lo que tienen los padres para decir de su hijo, quién y
cómo es ese niño, y qué le está sucediendo en este momento en que decidieron hacer la
consulta.
Es importante que en esta primera entrevista podamos identificar el nivel de preocupación y
urgencia con que solicitan la consulta, el grado de involucramiento con la demanda y la
expectativa que tienen sobre esta consulta.
Bleger (1964), un autor clásico de la psicología, plantea que hay procedimientos y reglas
propias de la situación de entrevista y describe distintos modelos según el objetivo de la
misma. Él habla de una técnica y una teoría de la entrevista. Esto tiene relación con que
para llevar adelante o conducir una entrevista que permita conseguir los objetivos
planteados, se requiere una formación teórica en esta línea, y también un ejercicio práctico
que permita un aprendizaje desde la experiencia.
Hay que tener en cuenta que quien administra la técnica es un sujeto con sus propios
sesgos y modalidades. Reconocer y comprender los aspectos personales que pueden
intervenir o interferir en el contexto del trabajo clínico es fundamental. Es necesario
considerar que en la administración de una entrevista el entrevistador funciona como un
observador participante y como tal, es un factor interviniente. Seguramente la modalidad de
cada entrevistador, va a imprimir un carácter diferente a la dinámica de la entrevista,
generando diferentes climas o modalidades.
Para ello, además de la formación y el análisis del material de la manera más objetiva
posible, hay que posicionarse en el marco que provee el encuadre.
El encuadre, es un contrato simbólico que permite sostener de manera invariable, ciertas
variables, con el fin de lograr la mayor objetividad posible.
El establecimiento de un espacio y tiempo determinado, la prestación de un servicio a
cambio de un honorario, y sobre todo la diferenciación de roles - quien pide y quien da la
ayuda- es un recurso que preserva las condiciones para que el/la profesional se pueda
posicionar de la manera más objetiva posible ante el material clínico.

Tipos de entrevista
La entrevista como situación de exploración, puede categorizarse en dos modelos
principales.
En primer lugar está la entrevista cerrada, de tipo anamnesis, en la que se busca recabar
información precisa y sistemática a través de un interrogatorio que no se modifica. Este
interrogatorio o cuestionario puede orientarse a compilar datos sobre la historia vital,
información pre, peri y postnatal del paciente, hechos significativos de la historia o de la
actualidad, o preguntas sobre información que el entrevistador previamente selecciona con
el fin de recabar aquellos aspectos que le resulten significativos. La desventaja de este tipo
de entrevista cerrada es que al centrar su interés en información puntual y concreta, puede
obstaculizar o impedir una escucha u observación más contextualizada. Sin embargo, la
ventaja es que el formato de información recopilada es fácilmente comparable a través de
métodos estandarizados.
Por el otro lado está la entrevista abierta, o libre, en la que el/los entrevistados hablan
libremente, organizando su discurso desde su motivación, preocupación o preferencia. La
escucha activa de este discurso permitirá recopilar importante información acerca de cómo
el entrevistado establece relaciones entre temas, cómo se producen las ideaciones o en qué
momentos expresa algún tipo de emocionalidad. Cómo es presentado este material
discursivo, indica cuáles pueden ser las áreas más significativas de su realidad emocional,
cómo vivencian el malestar o expectativas que se genera ante el motivo de consulta. En
este caso, el rol del entrevistador, debe ser flexible y atento a lo manifestado por el
entrevistado. La desventaja es que pueden quedar áreas sin indagar o que será necesario
contar con más tiempo para obtener esta información. Sin embargo, la ventaja principal es
que este tipo de entrevista permite comprender y aprenhender aspectos de la personalidad
del sujeto de manera más profunda.
Como vemos, ninguno de estos dos tipos de entrevista, permite al psicopedagogo/a abordar
exhaustivamente aquello que espera lograr en este primer encuentro: la mayor cantidad
posible y más profunda información acerca de los antecedentes y condiciones que se
relacionan con la dificultad de aprendizaje por la que se consulta.
Podríamos decir en base a esta clasificación que en el diagnóstico psicopedagógico, el tipo
de entrevista privilegiado será una combinación de ambos modelos.
Por lo cual la entrevista semidirigida, o semi abierta, será un modelo privilegiado en el
contexto del diagnóstico psicopedagógico.
En este encuentro inaugural en la relación con la familia y el consultante, se deberían
abarcar tanto aspectos formales, información precisa (fechas o datos necesarios y
significativos) como aspectos de expresión libre y dinámicos, que permitan formular
hipótesis diagnósticas ajustadas al motivo de consulta.
Vamos a agregar en este punto que en el marco de esta primera entrevista se va a
establecer la impronta vincular entre profesional y quienes consultan. Por ello, es
fundamental que en este encuentro, el/la psicopedagogo/a genere un marco de confianza,
de confidencialidad, de respeto y disponibilidad hacia la familia que consulta. Es la primera y
gran oportunidad para establecer un adecuado vínculo terapéutico.
Nos referimos aquí a la posibilidad de establecer un marco de trabajo respetuoso de las
particularidades de cada familia, de confianza para que puedan expresarse libremente y de
condiciones que permitan progresivamente trabajar sobre los aspectos relevantes a la
consulta e intervenir y propiciar cambios relativos a la misma.

Áreas que se indagan


De manera general, la primera entrevista debería abarcar todas las áreas relacionadas con
las posibles causas y condiciones que se relacionan con el problema de aprendizaje por el
que se consulta.
Por lo cual se debería indagar sobre:
-El motivo de consulta, es decir, la pregunta que orienta a la evaluación: quién sugiere o
demanda la consulta, desde cuándo y en base a qué elementos. Como refieren varios
autores, el profesional debe escuchar el discurso de los padres con atención, porque a la
preocupación explicitada, pueden acompañar otras cuestiones. A esto se lo llama motivo de
consulta implícito o latente, y tiene la cualidad de que no está tan definido ni claro para los
propios padres. Es una preocupación no dicha explícitamente, pero que el especialista
puede detectar e inferir a partir de algunos indicios que aparecen en el discurso, en las
conductas, gestos o tonos de voz de los padres. Un ejemplo podría ser en el caso de una
niña con dificultades de aprendizaje que se siente disminuída en sus posibilidades y que se
compara negativamente con sus hermanos.La familia no consulta por la relación fraterna,
pero lo menciona vinculado con lo que trae a la consulta, y lo expresa con angustia. A veces
pueden tomar perspectiva y darse cuenta de que tienen más de una pregunta implicada en
la consulta, a veces lleva un tiempo que puedan hacer insight sobre esto. Será tarea del
profesional abordar estas demandas explícitas o latentes.
- Los aspectos evolutivos significativos, tanto pre, peri como posnatales.
En este punto es fundamental indagar acerca de determinados hitos de desarrollo que se
relacionan tanto con aspectos del neurodesarrollo como con situaciones vinculares en las
que el niño/a logra un primer despegue del cuidado y dependencia de sus adultos
referentes, un inicio de dominio de sí. Sin dudas, el cuándo y el cómo se produjeron estos
logros, revela aspectos individuales que pueden relacionarse con cómo aprende el
consultante en la actualidad, con su particular modalidad de aprendizaje.
Sara Paín, y posteriormente Alicia Fernández, plantearon la importancia de obtener
información acerca de cuatro hitos principales: marcha, lenguaje, alimentación y control de
esfínteres. La importancia de estos hitos radica en que también representan cuatro escenas
paradigmáticas del aprendizaje, en tanto se ponen en juego mecanismos adaptativos,
asimilativos/acomodaticios, que forman desde tiempos iniciales la matriz de aprendizaje. Es
decir, la modalidad particular de cada persona, su particular estilo de aprender, de
conectarse con el mundo que lo rodea, de poner en juego sus propios esquemas y recursos
cognitivos y emocionales, ante los desafíos y novedades del entorno.

Uno de los hitos de interés para la psicopedagogía es el inicio de la marcha, en tanto se


requiere de una organización neuromuscular adecuada de la motricidad gruesa, pero
además de un entorno que favorezca el desplazamiento, alejamiento y la separación de “los
brazos” de sus cuidadores. Además significa en el desarrollo del niño/a la posibilidad de
explorar activamente nuevos espacios y objetos.
Otro hito en términos evolutivos, el desarrollo del lenguaje: cuándo empezó a hablar, si
hubo dificultades y de qué tipo, si es un niño/a hablado, estimulado/a por su entorno.
En cuanto a la alimentación, es importante indagar si fue amamantado o no, cómo fue el
paso al alimento sólido, si disfruta variedad de alimentos o presenta un perfil restrictivo ante
la comida. Podríamos hacer aquí una relación con los procesos de
asimilación-acomodación, tal como se dan en toda situación y modalidad de aprendizaje.
Por último, el control de esfínteres, si fue a tiempo, cómo se logró, si persiste enuresis o
encopresis diurno o nocturno. Este logro evolutivo también podemos relacionarlo con la
capacidad de retener, de guardar o no, simbólicamente.
También es importante contar con otros datos de la historia vital como información acerca
de posibles enfermedades, situaciones traumáticas, duelos, cambios en la vida del niño/a o
de la familia.
Una vez obtenida la información de esta primera etapa del desarrollo, será necesario
indagar acerca de las primeras experiencias escolares. Preguntar cómo fue el ingreso a
jardín, desde qué edad, por qué motivo, cómo eligieron el jardín, qué motivó esa primera
inclusión en escuela. Aquí el interés se relaciona también con las primeras experiencias
exogámicas de ese niño. Además quedan claras las motivaciones de esta escolaridad
inicial: no es lo mismo el ingreso a un maternal a los pocos meses de vida por compromisos
laborales de la familia que quien inscribe a su hijo en jardín con el objetivo de que socialice,
o porque es muy inquieto y necesita “descargar”, o porque quisieron brindarle un espacio de
estímulo.
La elección del jardín también tiene su relevancia. Es una escuela que les queda cerca, de
fácil acceso? o eligieron una escuela en particular para la que deben desplazarse?
¿Cuántas horas va al jardín? ¡Quién es la o el referente? ¿Cómo fue la adaptación? ¿Quién
se ocupó de acompañar esa adaptación?
Luego y según la edad de nuestro paciente, hacer un recorrido, una línea de tiempo de
cómo fue cada grado, cómo se produjeron los aprendizajes, desde cuándo observan la
dificultad por la cual consultan y cualquier información relevante en relación a esto.
Todas estas respuestas, o la información que ellos desplieguen espontáneamente acerca de
este punto será de gran interés para el diagnóstico psicopedagógico.
Asimismo es positivo explorar acerca de la escolaridad de los padres. Aquí estaremos
consultando acerca de antecedentes familiares en relación a algún tipo de problema de
aprendizaje o del desarrollo que pudiera haber. También, de algún modo estaremos
escuchando cómo es la relación de esta familia, y en particular de cada uno de los padres
con el deseo de saber, y el deseo de aprender.
Otro tema relevante para indagar, son las rutinas de la vida cotidiana y del fin de semana.
Esta información nos va a dar la pauta de cómo es esta familia en particular, cómo es su
idiosincrasia y para poder escucharlos de modo dinámico sobre cómo se plantean y cómo
hablan de sus hijos. Indagaremos sobre los hábitos diarios, de autovalimiento, de higiene y
sueño, alimentarios, rutinas y actividades semanales. De alguna manera en este relato se
verán reflejadas las pautas parentales, el establecimiento de hábitos, las elecciones que
hace la familia, sobre actividades extraescolares, contacto con otras personas, presencia de
la familia extensa, y demás información que surge de cómo y con quiénes vive la persona
por la que se consulta.
Es muy ùtil conocer cómo es el momento de levantarse; cómo se despierta el niño/a por el
que están consultando, si lo despiertan, si se despierta solo, si hace falta acompañarlo o
ayudarlo a vestirse, si desayuna. Este momento de inicio del día nos va a dar un indicador
de cuestiones temperamentales del niño/a, nos va a hablar de su humor al despertarse, de
la calidad del sueño con la que descansa, de los hábitos alimentarios.

También sería interesante ver si se da espacio a la lectura de libros, si los papás generan
espacios de lectura compartidos. Esto se sabe que es un fuerte estímulo que propicia
mejores habilidades para la lectura y de comprensión lectora, además de ser momentos
culturales afectivos de encuentro sumamente necesarios para todo lo que tiene que ver con
el aprendizaje.

El orden y secuencia de estos ítems puede variar en función de cómo se desarrolla la


entrevista, pero al dar por finalizado el encuentro, debería quedar clarificado el motivo de
consulta y la información fundamental de la historia vital del paciente. Si el tiempo no fue
suficiente, se recomienda una segunda entrevista para completar la indagación de este
material, antes de continuar con las entrevistas con el niño o niña, dado que las hipótesis
que se formulen en base a lo observado y recopilado, permitirán proponer la batería de
técnicas de evaluación más adecuada. El motivo de consulta es el que dirige la selección de
técnicas, pero también poder estar atentos a los motivos subyacentes o preocupaciones
que trae la familia, en relación a lo explicitado.

Cómo dirigir la entrevista

La sugerencia es mantener nuestra presencia de la manera más neutral posible, respetando


la idiosincrasia de la familia que consulta, con naturalidad y calidez para generar un clima
de confianza y facilitar que las personas se sientan cómodas.
La apertura de la entrevista debiera ser lo menos directiva posible, tal vez con una pregunta
amplia como “ Cuéntenme”, “¿En qué los puedo ayudar?” o alguna forma de dar por iniciada
la entrevista en la que ellos elijan qué y cómo empezar a verbalizar.
Este será un momento de apertura donde es conveniente una actitud receptiva, y registrar
todo lo posible, de manera textual, tomando en cuenta de que es un material sumamente
valioso, tanto para esta evaluación como en el caso de que vuelvan a consultar en el futuro.
De a poco y en base a las áreas a indagar que se quieran ir completando, se pueden
realizar preguntas puntuales o que orienten a una reformulación para completar o aclarar
los dichos.
Cuando la entrevista se torna muy extensa, a veces por los antecedentes o porque la
dificultad por la que se consulta se requiere de más información, puede implementarse
complementariamente un tipo de cuestionario a responder en forma escrita. Sin embargo
esto no reemplaza de ninguna manera la posibilidad de escuchar y observar la dinámica
que se produce en el encuentro presencial.
La actitud será de escucha atenta, sin interrupciones, sosteniendo empáticamente la
atención si se producen silencios, esperando que puedan organizarse, componerse si hay
angustia y puedan desarrollar su discurso desde su particular forma de expresar qué es lo
que los trae a esta consulta.
Cuando desarrollan el motivo de consulta, y siguiendo lo que plantea Sara Paín (1983) , es
clave poder detectar cuál es la significación de ese síntoma en esa familia, y para esa
familia.
Este motivo de consulta puede ser expresado con claridad en la apertura de la entrevista, o
quedar poco preciso. Es importante tener clara la demanda, objetivar el motivo de consulta
de modo que si no quedó claro, se lo puede retomar antes de terminar la entrevista y
repasar sobre lo dicho para ayudarlos a hacer ese recorte. Que quede definido el qué y para
qué necesitan de la consulta, porque esa pregunta guiará el procedimiento a lo largo de
todo el proceso diagnóstico. Y a esa pregunta se intentará responder al momento de
terminar la evaluación. Este motivo de consulta será una demanda, un pedido de ayuda,
una pregunta, que va a regir nuestro proceso diagnóstico. Es la guía más contundente para
la evaluación, permite la organización de la misma, y nos orienta en la interpretación de los
resultados obtenidos durante el proceso diagnóstico.

El análisis del material


El análisis será cualitativo y dinámico, considerando que la información vertida representa
sólo una parte de la realidad de la familia, en un momento determinado. Lo que se expresa
en la entrevista está organizado en torno al motivo de consulta, por lo cual puede haber
mayor énfasis en determinados aspectos del hijo o hija.
Para ello se debe tener en cuenta no sólo lo dicho, lo verbalizado, sino cómo ha sido dicho.
Toma especial relevancia lo gestual, las posiciones corporales, indicadores de
emocionalidad, como una voz quebrada, un suspiro, una pausa o silencio, las expresiones
incongruentes, los mensajes inconscientes que los entrevistados pueden emitir a través de
los tonos de voz, los rubores o sudoraciones, es decir, aquellos indicadores de que por
debajo de lo dicho, hay más para comprender.
Para poder establecer relaciones lógicas sobre lo expresado, se busca establecer
recurrencias y convergencias, siendo éstas las coincidencias o no entre lo dicho en la
secuencia de la entrevista, con el cómo se lo dijo. Un ejemplo sería cuando se dice algo
muy conmovedor, pero sin una expresión sensible que acompañe los dichos. O lo contrario,
algo simple de la vida cotidiana, que al ser mencionado, se expresa con gran carga de
emoción.
Estas disrupciones merecen una especial atención del entrevistador, para poder establecer
relaciones y formular hipótesis acerca de los motivos.

Aberasturi, Arminda (1962) Teoría y técnica del psicoanálisis de niños. Buenos Aires:
Ed. Paidós, Caps. V y VI.
Bleger, José. (1985). Temas de psicología (Entrevista y grupos). Buenos Aires: Ed. Nueva
Visión. Cap. I.
Borelle, Azucena y Russo, Susana. (2013). El psicodiagnóstico de niños. Buenos Aires:
Ed Paidós. Guía A. Entrevista inicial a los padres.
Siquier de Ocampo, María L. y García Arzeno, M. Elena. (1976). Las técnicas
proyectivas y el proceso psicodiagnóstico. Buenos Aires: Ed. Nueva Visión. Caps. II y
III.
Bibliografía ampliatoria
Casullo, M. Martina. (2000) Evaluación psicológica en el campo socioeducativo. (2º
reimpresión), Argentina: Ed. Paidós, Anexos A. B y C
Casullo, M. y Cayssials, A. (1994) Proyecto de vida y decisión vocacional. Argentina:
Ed. Paidós. Cap.5

También podría gustarte