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Los primeros cronistas nos han legado, sobre la lú- y los manuscritos encontrados en Nápoles y lla-
gubre conquista y los caóticos inicios de la historia mados según su dueña “Documentos Miccinelli”.
del Perú, narraciones que hasta ahora diferían tan Esos documentos napolitanos intentan dar prueba
sólo levemente unas de las otras. Se basaban en de que las historias narradas tradicionalmente no
testimonios personales o en informes de los parti- son verídicas por completo, que silencian muchos
cipantes y en documentos escritos, fruto de la asis- acontecimientos y de que habría que reinterpretar-
tencia de españoles, mestizos e indios, lo mismo de las o incluso que algunas crónicas no son obra de
los vencedores como de los vencidos. Narraban y los autores que figuraban en ellas como tales. La
escribían guiados por intereses privados y políticos situación actual de la discusión entre los defenso-
con todos los prejuicios de la época, en vista del res y los adversarios de los documentos napolita-
público y de la censura. Mencionemos entre ellos nos, según la resume Albert Meyers de la Universi-
a Francisco de Jerez, Pedro Pizarro, Garcilaso de dad de Bonn, se centra en la cuestión de si son o no
la Vega, Pedro Cieza de León, Agustín de Zárate, una falsificación procedente del tiempo pasado,
Fernando de Montesinos, Buenaventura de Salinas o incluso del actual, o si son auténticos por com-
y Córdoba y, de parte de los vencidos, a Santa Cruz pleto, o sólo parcialmente. Entre los que atacan su
Pachacutec y al inca de Vilcabamba Titu Cusi Yu- fiabilidad histórica figuran Rodolfo Cerrón-Palo-
panqui. Con esta base se ha formado una imagen mino, lingüista peruano, y los historiadores Pablo
compacta del pasado compartida por los historia- Macera, Teodoro Hampe Martínez y Víctor Angles
dores posteriores, que no la sometieron a examen Vargas. Uno de los defensores, Davide Domenici
crítico. Sin embargo, el gran historiador peruano de la Universidad de Boloña, recoge sus objecio-
Raúl Porras Barrenechea (1897–1960) ya advertía nes en contra de la autenticidad de los documentos
de que el número de las crónicas y relaciones que y, al mismo tiempo, intenta refutarlas. Los docu-
se han conservado, sobre todo del inicio de la con- mentos han sido objeto de análisis paleográficos
quista, es mucho menor que el de las crónicas y y lingüísticos, radiométrico, químico y espectro-
relaciones perdidas, olvidadas o silenciadas por la métrico micro-Raman sobre los colores y las tintas
censura. Algunas de ellas aparecieron utilizadas en empleadas y el análisis al microscopio electrónico
otras crónicas. y estos análisis concuerdan con las fechas y con lo
No obstante, en el último decenio del siglo que afirman los dos textos y sitúan los documentos
pasado sucedió en la historiografía peruana un en el tiempo de su presunta redacción.
cambio profundo. Perturbó la tranquilidad y los es- La existencia de los documentos napolitanos
quemas sancionados por los historiadores, sacudió fue revelada por Laura Laurencich Minelli, pro-
su legitimidad y les forzó a volver a la crítica de fesora de la historia y de las civilizaciones prehis-
las fuentes. En varias conferencias y simposios en pánicas de la Universidad de Boloña. Tuvo noti-
torno a temas etno-históricos de los Andes perua- cia de ellos a través del libro de Clara Miccinelli,
nos comenzó a discutirse ampliamente el alcance Quipu. Il Nodo Parlante dei Misteriosi Incas,
de obras tales como La Nueva Corónica y Buen publicado en Nápoles en el año 1989. Después de
Gobierno, de Guaman Poma de Ayala, Los Co- varios años de investigación los presentó al pú-
mentarios Reales de los Incas, de Garcilaso de la blico especializado durante el IV Congreso Etno-
Vega, tres manuscritos llamados “Crónica Murúa” Histórico en Lima organizado en 1996 por la Uni-
(Historia General del Pirú, de Martín de Murúa) versidad Católica del Perú. Tres años más tarde,
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las discusiones continuaron durante el seminario Antonio Cumis (1537–1618) y procede de princi-
internacional “Guaman Poma y Blas Valera” ce- pios del siglo XVII. Después de su muerte, prosi-
lebrado por el Instituto Italo-Latino Americano guió en italiano, entre 1637 y 1638, Juan Anello
de Roma y en el año 2005, en Alcalá de Henares. Oliva (1574–1642). Éste también agregó al ma-
Los documentos Miccinelli forman dos con- nuscrito tres folios: el primero está “escrito” en
juntos diferentes redactados por autores jesuitas quipu “real” sobre textil, en dibujos geométricos
distintos. Uno de ellos llegó a manos del jesuita (tocapu), la obra literaria Sumac ñusta (Princesa
Pedro de Illanes de un indio moribundo en Con- hermosa) firmada por Blas Valera. Sigue un frag-
cepción de Chile. En 1737 lo encuadernó dándole mento del quipu “ordinal” hecho de hilos de lana,
el título Historia et Rudimenta Linguae Piruano- y en el tercero hay una ilustración atribuida a Va-
rum y, siete años más tarde, cuando llegó a Roma, lera y una breve gramática del quechua.
lo vendió por 15 ducados al príncipe de Nápoles Los dos escritos critican la política y el go-
Raimundo di Sansevero. El príncipe, intelectual bierno de españoles en el Perú. Defienden el
ilustrado, utilizó una parte del documento en su sistema social de los incas y presentan nuevos
libro Lettera Apologetica del año 1750 al tratar hechos sobre su cultura y su mitología. Valera le
del quipu “literario”. Más tarde, los documentos presta una gran atención a quipu. Distingue los
pasaron a la posesión de la familia del príncipe quipus reales (capacquipu) que permiten escribir
Amadeo de Saboya Aosta. El príncipe regaló los textos, basándose en una serie de ideogramas que
documentos en 1927 y 1930 al mayor Riccardo deben leerse fonéticamente, en sistemas de nu-
Cera que le había salvado la vida. El mayor legó dos o motivos geométricos –tocapus– (lenguaje
ambos documentos a su sobrina, la actual dueña textil) trazados en queros y tejidos que utilizaba
Clara Miccinelli, profesora de lenguas clásicas en solamente la alta nobleza; los quipus calendario
Nápoles y autora de monografías sobre el prínci- (pachaquipus) para el cálculo del tiempo; y qui-
pe de Sansevero. El príncipe Saboya en su carta pus ordinales y quipus numéricos administrativos
a Riccardo Cera, del 10 de abril de 1930, expli-
có la manera de haber conseguido los dos docu-
mentos: el manuscrito de Historia et Rudimenta
Linguae Piruanorum lo compró de un revendedor
de Nápoles. El otro escrito lo heredó él mismo de
su abuelo Amadeo, rey de España entre 1870 y
1873, que lo había conseguido durante su gobier-
no español. Sobre su existencia ya tenía noticia el
etnólogo y americanista Paul Rivet (1876 –1958),
sin embargo, no logró conseguirlos ni presentarlos
al público. Los dos, con diferencias escasas, tratan
preponderantemente de los mismos acontecimien-
tos, ignorados hasta el presente, modificando con
ello el consenso que hasta ahora se había impuesto
entre los historiadores del periodo colonial.
El escrito Exsul Immeritus Blas Valera Popu-
lo suo fue redactado e ilustrado por Blas Valera,
jesuita mestizo, quien lo firmó el 10 de mayo de
1618 en Alcalá de Henares, en España. Por una
parte, es una autobiografía del autor, compuesta en
latín y, en parte, en quechua, para el Padre general
de los jesuitas Mutio Vitelleschi y para “su pue-
blo”. Forma parte del volumen una carta del capi-
tán Chaves escrita en Cajamarca en el año 1533.
El otro escrito, Historia et Rudimenta Lin-
guae Piruanorum, fue redactado entre los años Topa Inga Iupanqui vestido en uncu con diseño
1600 y 1638 en Lima por dos jesuitas italia- geométrico (tocapu) y con quipu de lana. Dibujo de
nos. La primera parte, en latín, es de autoría de Nueva corónica y Buen Gobierno.
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como propios del pueblo. La conjetura acerca de soltera Urpay (Tórtola), hija de un curandero.
de la escritura de los incas sigue siendo objeto de Según cuenta Valera, su padre era un mujeriego,
una remota discusión. Hacían referencia a los a su madre la contagió de sífilis y ésta, un día –al
quipus numerosos cronistas: a parte de Blas Va- no querer serle de grado– huyó de la casa por lo
lera también Garcilaso de la Vega, Martín Murúa, que él la mató a un espadazo a la vista del hijo que
Anello Oliva, Antonio Calancha y Fernando de tenía en aquel entonces 13 años. Se encargó de él
un tío bondadoso, Luis Valera, al que Blas llama
“mi padre” y que “tuvo la bondad de instruirme
en la doctrina del Viejo Mundo”. Frecuentó los
colegios jesuitas en Trujillo y en Lima y a los 23
años entraba en la Compañía de Jesús. “La Orden
de Ignacio de Loyola me pareció, por su juven-
tud, la mejor donde llevar a cabo mis propósitos”,
cuenta Blas Valera. Su hermano menor Jerónimo
pasó a ser franciscano e historiador oficial de la
Orden. A Blas Valera, por su conocimiento del
quechua, lo mandaban a diferentes regiones
del Perú en las que la Compañía llevaba a cabo
su actividad misionera. Su primer lugar de trabajo
llegó a ser la provincia Huarochiri que, más tarde,
se hizo famosa por las campañas jesuíticas de los
“jueces visitadores de la idolatría”. En el año 1573
estuvo en Lima y en Cusco, donde fue ordenado
sacerdote y donde ofició en los años 1573 a 1577.
En 1577 ó 1578 fue enviado a Juli. Los jesuitas de
allí, venciendo no poca resistencia de algunos pro-
vinciales, alcanzaron cierta autonomía para su re-
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redactadas en latín se hayan conservado sólo en jesuitas y se desterrara al Padre Baena del Perú.
los fragmentos utilizados por Garcilaso de la En el año 1578, la Inquisición tomó preso al P. Ló-
Vega en sus Comentarios Reales de los Incas y pez en Lima, después de su regreso de Arequipa.
que el resto haya sido destruido por un incendio Ocurrió por iniciativa del P. Acosta y del Virrey
en Cádiz en la época cuando Valera vivía allí du- que le consideraba un promovedor ideológico de
rante su exilio. Sucedería en el momento de un la oposición jesuítica contra su gobierno. La Inqui-
ataque al puerto por el pirata inglés Robert De- sición le acusó no sólo del exorcismo y de una vida
vereux en 1597. Sin embargo, Valera en su Exsul ilícita, sino también del crimen de lesa Majestad,
Immeritus escribe que la obra De Tahuantinsuyus de ofensa del Rey de España y de poner en duda
prischis gentibus la había entregado en 1586 al su derecho de soberanía sobre Perú. López señaló
Padre Acosta. En el año 1893, el historiador espa- como escandalosa la actitud de Toledo al reducir
ñol Jiménez de la Espada publicó la crónica bajo a los indígenas y su manera autoritaria y arrogan-
el título Tres relaciones de antigüedades perua- te de gobernar. Después de la prisión y el proceso
nas, conocida por la del “jesuita anónimo”, hoy que duró tres años, López fue –por orden del Ge-
día atribuida a Blas Valera. neral Acquaviva– desterrado a España y colocado
Pero se le atribuyen también otras obras. en el Colegio de Trigueros en Huelva. Falleció en
Anello Oliva se refiere al Vocabulario histórico el año 1599 en Sevilla. La Inquisición de Madrid
del Perú interrumpido en la letra “H”. Blas Va- atribuyó la condena a una crisis de “pasión” del Vi-
lera, lingüista extraordinario, estuvo encargado rrey, inclinándose por exonerar de culpa a López.
en 1583 de participar en la traducción del cate- También dentro de la Compañía de Jesús se tendió
cismo español al quechua, publicado en 1584 en a rehabilitar a López después de su muerte.
Lima en el taller tipográfico del italiano Antonio Blas Valera siguió las huellas de su profesor.
Ricardo. En cuanto al catecismo, según las pala- Enseñó en los colegios jesuitas, criticó la conquista
bras de Valera, “es mi tarea la traducción, pero se y declaró el dominio español en el Perú como ile-
editó sin nombres”. “Además, colaboré con otros gal y de rapiña. Tampoco ocultaba la idea de esta-
Hermanos en el diccionario en lengua quechua”, blecer un Estado cristiano inca –que llamó el Reino
impreso en 1586. En adelante, se queja amarga- de los Indios o una Reducción inca– en el marco
mente de que “mis libros fueron despreciados por del imperio de España. Parece que el impulso para
el Padre Acquaviva a causa de las verdades”. El esa idea utópica le vino tras la ejecución del úl-
ilustre conocedor de las crónicas coloniales Ma- timo inca de Vilcabamba Tupac Amaru en el año
nuel González de la Rosa (1841–1912) le consi- 1572. Contra su ejecución ordenada por Toledo
deró como el “primer historiador peruano”. protestaron numerosos religiosos, ante todo jesui-
Blas Valera era un dócil discípulo del Padre tas. El Reino de los Indios debió ser continuación
Luis López, ilustre intelectual graduado en Artes del Estado “neo-inca” de Vilcabamba en la mítica
en la Universidad de Salamanca. Allí experimentó tierra Paititi en los llanos de Mojos (“nuevo”, en
las apasionantes polémicas entre juristas y teólo- quechua) que había conquistado Tupac Yupanqui.
gos sobre la legalidad de la conquista y sobre el La idea de restaurar el imperio de los incas no era
derecho del monarca de España de gobernar en las nueva en ese tiempo. A partir de la ejecución de
Indias. Pasó a ser adicto de las ideas de Francisco Tupac Amaru había nacido el mito de Incarri que
Vitoria y de Diego de Covarrubias que en aquella alimentaba la esperanza de la restauración de los
Universidad predicaban sobre los derechos de los reyes incas. La Relación del Padre Diego Felipe
indios a la libertad personal y política. López llegó de Alcaya (1610) ofrece una versión según la cual
a Perú en el año 1567, junto con los primeros ocho los Incas poblaron Paititi en los Mojos y donde el
jesuitas enviados por el P. General de la Compañía sobrino del inca Huaina Capac estableció su rei-
San Francisco de Borja. En 1571 fundó el colegio no. El Padre Antonio Cumis comienza su texto de
en Cusco y sin la aprobación del Virrey Francisco Historia et Rudimenta con la ejecución de Tupac
de Toledo intentó establecer las casas jesuíticas en Amaru y con la obra de Blas Valera a favor de los
Potosí, en 1574, y en Arequipa. Los sermones pro- indios y con el proyecto del Reino de los Indios. El
vocativos del P. Diego de Baena en Potosí en los P. Gonzalo Ruiz, escriba e ilustrador de la Nueva
que condenaba la política económica de Toledo, corónica y Buen gobierno, fue uno de los cate-
que involucraba a los indios en el comercio de la quistas jesuitas de Tupac Amaru en los días de su
plata, llevaron a que se cerraran ambas casas de los cautiverio.
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Un reflejo de la utopía de Valera lo podemos Los dos documentos de Nápoles permiten
observar en la reducción jesuita de Juli junto suponer que Blas Valera no fue perseguido por
al lago Titicaca, fundada en 1576, donde actuó la Inquisición y por su Orden por relaciones in-
también Valera, pero principalmente en las re- decentes con una mujer –como escribió en el año
ducciones del Paraguay establecidas en 1610 1587 el P. Provincial Juan Atienza al P. General
por el P. Diego de Torres. Valera requería que la Acquaviva proponiendo la expulsión de Valera de
evangelización no fuese sometida a la exigencia la Orden– (Valera admitió que antes de entrar en
del Estado y del P. General Acquaviva de que, la Orden tuvo relación con una india y, de ella,
como paso previo, fuera suprimida la cultura de un hijo: Taqui Luis que murió prematuramente;
los indios, sino que los misioneros la respetaran. al entrar en la Compañía de Jesús, ese hecho no
Encabezó un movimiento indigenista-cristiano causó ninguna objeción, tan sólo más tarde sirvió
que se formó en torno a la Cofradía Nombre de de motivo para su expulsión), sino que en reali-
Jesús fundada por Valera y algunos jesuitas más dad fue procesado por herejía, por la manera en
en Cusco en 1575. Fue aprobada por una bula del que evangelizaba a los indios tomando en cuenta
Papa Clemente VIII en el año 1603. su cultura y por su labor política subversiva de
En las actividades de Valera empezó a inte- mestizo rebelde. Hasta ahora solía constatar-
resarse la Inquisición, que vivía en perenne ten- se que Valera falleció –“por muerte jurídica”–
sión con la Compañía de Jesús. Para no agudizar el 2 de abril de 1597 en Cádiz a causa de la des-
las relaciones, el General de la Orden P. Claudio trucción del puerto, como anunció el colegio
Acquaviva, que al mandar a los jesuitas a las colo- jesuita de Málaga y según está justificado en el
nias españolas se enfrentaba incluso con Madrid, Archivo Romano de la Compañía. Sin embargo,
pidió a Blas Valera que abandonase la Compañía. Exsul Immeritus refiere que después de declarada
Después de su negación, ordenó a los jesuitas pe- oficialmente su muerte, él volvió al Perú en 1599.
ruanos que le tomaran preso en 1588. Tras varios Es posible que esto ocurriera con el apoyo secre-
años que pasó detenido en el colegio jesuita de to del P. Mutio Vitelleschi, a la sazón Provincial
Lima fue desterrado a España. Su viaje comenzó jesuítico de Roma y vicario general de la Com-
en diciembre de 1592, sin embargo, permaneció pañía. Anello Oliva afirma que durante los pri-
algún tiempo en Quito, en Cartagena cayó enfer- meros meses del exilio le escondió el P. Gonzalo
mo y no fue hasta en julio del año 1595 que lle- Ruiz en Cusco entre los indios. En la primavera
gó a Cádiz donde fue entregado al P. Provincial del año 1611 se encontró con él –“un mestizo con
de Andalucía Cristóbal Méndez. Preguntando el cabellera blanca”– en Santa Cruz de la Sierra. En
Provincial en Roma si Valera podía ejercer como Perú permaneció con ayuda de algunos amigos
sacerdote, Acquaviva lo negó añadiendo incluso jesuitas, probablemente de manera ilegal, hasta el
que “por ningún modo le debía ser permitido dar año 1618. Entonces volvió a España, con el tácito
clases de gramática”. permiso del General Mutio Vitelleschi. Un año
En Exsul Immeritus Valera cuenta que en Espa- más tarde murió en Alcalá de Henares.
ña se encontró con Juan de Mariana (1535–1624), Maurizio Gnerre del Istituto Universitario
excelente historiador y filósofo jesuita, que se hizo Orientale di Napoli encontró hace poco en el ar-
famoso por sus ideas del tiranicidio y del gobierno chivo jesuítico en Roma (ARSI) una carta de Va-
de los monarcas por voluntad del pueblo. Al en- lera escrita en 1618, un año antes de morir, dirigi-
contrarse los dos, Mariana pasó a Valera una copia da al P. General Muzio Vitelleschi. Está firmada
de una carta de Cristóbal Colón. La conclusión por “El Hijo indigno y Proscrito sin culpa VB”.
de la carta le sirvió a Valera para componer una Le comunicaba que el documento Exsul Imme-
cantilena dirigida contra el Almirante. En ella le ritus estaba terminado y que esperaba la llegada
acusaba de que su descubrimiento de América no de un correo para entregárselo. También asegu-
era obra de misericordia, como sostenía Colón, ró que él con un grupo de jesuitas habían escrito
sino de destrucción. Se solía cantar en la Cofradía la Nueva Corónica y Buen Gobierno fingiendo
Nombre de Jesús de Cusco donde dos veces por la autoría del indio Guaman Poma. De la carta
semana se reunía la nobleza inca con los jesuitas se puede desprender que Viteleschi estuvo bien
para participar en coloquios espirituales y, como informado sobre ese jesuita y su causa y le fue
escribe Valera, “estas discusiones eran la filosofía afecto. Queda la duda de cómo pudiera aceptar
natural de los Incas y no la religión”. dichos escritos y cómo pudo haberlos conservado
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si por temor de la Inquisición y de Madrid había 1908. Raúl Porras Barrenechea opina que la cró-
ordenado en 1617 que se destruyesen sin testigos nica pasó a las manos de Cornelius Pedersen Ler-
todos los documentos comprometedores del ar- che, embajador danés en España en los años 1650
chivo jesuítico y había prohibido imprimir cual- a 1655 y 1658 a 1662 quien la donaría a su Rey.
quier obra que criticara a los monarcas, príncipes Los dos “Documentos Miccinelli” ponen en
y sus funcionarios. duda la autoría de esta fuente de primera clase
Según observan los dos documentos, durante para la historia colonial hasta ahora atribuida
su estancia en el Perú, Valera escribió la monu- a Guaman Poma de Ayala, un culto intérprete
mental crónica de 1.179 páginas y con más de indio. En la crónica coparticiparon también ami-
300 ilustraciones –frecuentemente caricaturas sa- gos de Valera: el P. Gonzalo Ruiz, mestizo, como
tíricas–, titulada Nueva Corónica y Buen Gobier- dibujante y escribano al que se suele considerar
no. El libro lo escribió (o dictó a Gonzalo Ruiz) también autor de las pinturas murales en la igle-
en una lengua poco correcta. “Es una mezcla de sia de Oropesa cerca de Cusco y el P. Oliva que
las lenguas castellana, quechua, aymara, realiza- contribuyó introduciendo informaciones que en-
da sin ayuda de la gramática para mostrar dili- cubrían al autor real. Camuflaban la verdad tam-
gentemente la Babel de los Lenguajes que tuvo bién los juicios contra los mestizos de cualquier
lugar en el Tahuantinsuyu”, escribe él mismo en raza, entre los que se contaba el mismo Valera.
Exsul Immeritus. Valera se negaba a escribir en A Guaman Poma, recomendado por Ruiz, le co-
castellano, la lengua de los conquistadores, y es- noció Valera –según sus palabras– “en mi largo
cribía exclusivamente en latín o quechua. “Pero, y pesado peregrinar a través del Perú”. Para que
para decir aquí toda la verdad, rompí el sello de la falsificación fuese verídica, “el indio Guaman
este principio mío solamente en el caso de la obra narra verbalmente su versión de conquista, las
Nueva Corónica y Buen Gobierno”. El autor, con costumbres de su provincia”. “Le agradezco al
el objetivo de quedar en el anonimato, hace cons- indio Poma”, escribe Valera, “el haber accedido
tar en la Corónica que no sabe el latín, sin embar- a adquirir esa fama pasajera al prestar su propio
go, le delata su conocimiento de la filosofía y de nombre por un caballo y una carreta. […] Pero
las utopías políticas de aquel entonces que habían como las exigencias del indio, además vanaglo-
sido redactadas solamente en latín y se enseñaban rioso y causídico, se repitieron y fueron de todo
en escuelas jesuíticas y dominicas. Además, el tipo, decidió posteriormente que suscribiera un
modelo historiográfico es europeo, sobre todo la contrato.” El contrato establecido entre los je-
tradición que parte de los griegos, romanos y di- suitas Gonzalo Ruiz y Jerónimo Montesinos con
versos autores medievales y renacentistas. Lo ter- “Huaman Lázaro Puma llamado don Felipe de
minó el 14 de febrero del año 1615 en Huamanga Ayala” en Huanca el 16 de febrero de 1614, y adi-
en forma de una carta a Felipe III. La carta final al cionalmente firmado por Anello Oliva en Juli en
Rey, según Exsul Immeritus, la redactó el jesuita el mismo año 1614, fue incluido en el escrito Ex-
Jerónimo Montesinos que cayó en desgracia de sul Immeritus. Blas Valera apuntó en lo referente:
sus superiores y del General Acquaviva por su “El contrato lo he guardado en un pequeño lugar
actitud crítica. En la primera parte llamada Nueva secreto”. En él consta que el indio Poma presta
Corónica se refiere el pasado del país antes de la su nombre como autor de la crónica. El contrato
llegada de los españoles y, en la segunda, el Buen lo acompaña un dibujo de la Nueva Corónica y
Gobierno, describe la atroz realidad del país an- Buen Gobierno complementado de cinco barriles
dino pidiendo al Rey una reforma de la adminis- de vino colocados al costado de un barco.
tración colonial y mantenimiento de las antiguas Ambos documentos napolitanos intentan
instituciones incas. Debió acabar con la explota- comprobar que también los Comentarios Reales
ción y violencia de los indígenas por parte de los de Garcilaso de la Vega fueron un plagio y una
funcionarios de la Corona, de los eclesiásticos, deformación de la Historia Occidentalis, obra
conquistadores, encomenderos y emprendedores perdida en cinco tomos, de Valera. Éste, en Ex-
enriquecidos que se apoderaron del territorio que sul Immeritus, acusa al P. Maldonado de Saavedra
no les pertenecía. que se ganó su confianza “y me robó unos papeles
La crónica fue encontrada por Richard Piet- míos sobre la cultura borrada por los hispanos,
schmann, director de la Biblioteca de Göttingen, fingiéndose su tutor, y en cambio se los confió a
en la Real Biblioteca de Copenhagen en el año Garcilaso de la Vega que con engaño se apropió de
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ellos, tahur horrible, y sobre ellos realizó muchas el colegio jesuita de Azpeitia, lugar natal de Ig-
heridas y mentiras. El quirógrafo de Garcilaso es nacio de Loyola. Lo descubrió Manuel González
mi tarea de día y de noche… después de haberla de la Rosa, sin embargo, fue publicado tan sólo
censurado y fabulado en muchas de mis disqui- en el año 1946. El “manuscrito Wellington” lla-
siciones o noticias, ya sea en la primera, ya sea mado así según su propietario, el príncipe Arthur
en la segunda parte de Los Comentarios Reales”. Wellesley, posteriormente duque de Wellington,
Así Valera. Anello Oliva estima Nueva Coróni- que había sido comandante del cuerpo de expe-
ca como “una obra que sirve de contrapeso a la dición antinapoleónico en España. Encontró el
historia de Garcilaso”. La acusación de plagio no manuscrito y otros libros, grabados y documentos
es nueva, la había expresado ya en 1908 Manuel en el equipaje del Rey José I. Bonaparte que es-
González de la Rosa despertando de ese modo una taba huyendo, y los llevó a Londres. Más tarde, el
discusión y polémica con José de la Riva Agüero príncipe ofreció al Rey Fernando VII devolverle
(1885–1944). Sin embargo, Garcilaso de la Vega el botín, sin embargo, el Rey se lo regaló todo.
varias veces se refiere a Valera como fuente de sus En el año 1951 descubrió el manuscrito en la bi-
informaciones y, de tal modo conservó al menos blioteca principesca el historiador español Ma-
parcialmente y en fragmentos su obra. nuel Ballesteros Gaibrois, habiéndolo publicado en
Los historiadores suelen aprobar también la 1962. La obra contiene 37 acuarelas y tiene adita-
cercanía del contenido de la Nueva Corónica y mentos al texto que van hasta el año 1613. Entre
Buen Gobierno con la Historia general del Pirú ellos se halla la copia de una carta en la que Gua-
del mercedario Martín de Murúa (1540?–1618). man Poma padre le recomienda al Rey a su hijo.
Murúa la escribía en Cusco, terminándola en Esa carta fue escrita por el mismo puño y letra
Arequipa en el año 1590. Después de volver a que la Nueva Corónica. Los documentos napoli-
España, pidió en Madrid la licencia para la pu- tanos argumentan que los textos inscritos poste-
blicación de su Historia. Sin embargo, ésta no se riormente y las noticias fueron redactados por el
llevó a cabo. En este contexto, también se men- autor de la Nueva Corónica. El llamado “manus-
cionaba la participación de Poma de Ayala en la crito Gálvin” que obtuvo su nombre según su
obra de Murúa que, no obstante, debió de termi- propietario Sean Galvin, multimillonario irlan-
nar con discordias. Su causa pudo haber sido la dés, fue descubierto tras varios años de búsqueda,
mujer de Guaman Poma, anhelada por el merce- en 1996, por el antropólogo Juan Ossio Acuña,
dario. La enemistad de los dos hombres queda que en el año 2005 publicó una edición facsimilar
anotada en la Nueva Corónica y Buen Gobierno que contiene 113 ilustraciones coloreadas en for-
en la que a Murúa se le describe como a un tirano ma de una serie de escenas que en 145 hojas pre-
lascivo de su parroquia Yanaca en la provincia sentan la vida de los incas. Por eso, Ossio Acuña
Aymaraes que desaprovechaba el trabajo de los afirma que Murúa fue el primer creador de cómic.
indios y que violaba a las mujeres, las tejedoras Por una considerable similitud de los dibujos con
indígenas. La crónica en uno de los dibujos re- los de la Nueva Corónica (según se puede deducir
presenta a Murúa pegando brutalmente a una india. de la comparación de las ilustraciones de las dos
La Historia de Murúa narra en dos capítulos obras, ante todo de las figuras con diseños geo-
la vida de los incas y sus mujeres (coyas) y sobre métricos –los tocapus–) se considera que aqué-
los jefes militares, mientras en otros dos capítulos llos sirvieron como modelo al ilustrador de la
describe con detalle la vida social y religiosa en Corónica. Paulina Numhauser de la Universidad
el imperio inca. Murrúa se regodeaba con la des- de Alcalá de Henares tiene por probable también
cripción de las mujeres y da impresión de diver- la posibilidad de que los manuscritos de Murrúa
tirse describiendo las acllas, las vírgenes del sol, fueran sólo ensayos que habrían desembocado en
que se paseaban desnudas por el acllahuasi, “casa la Nueva Corónica o que ambas obras utilizaron
de escogidas”, a pesar del frío, y refiriéndise a los la misma fuente, hoy desconocida.
amoríos de los pastores y acllas. Forman parte de los textos incorporados en
La Historia de Murúa fue concluida en el los manuscritos “Loyola” y “Gálvin” dos poe-
año 1590 y se ha conservado en tres manuscritos. mas escritos en la lengua quechua traducidos al
Los acompañan textos añadidos posteriormente castellano. El primero de ellos comienza con la
y escritos de puños diferentes. El “manuscrito ejecución de Túpac Amaru, continúa recordando
Loyola” carece de ilustraciones y se conserva en su amor por su hermana Cusi Huarcay y al final
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narra sobre Beatriz, hija del inca Sayri Tupac y La alegoría se puede interpretar también como
sobrina de Túpac Amaru. El otro poema trata de triunfo del esfuerzo de los disidentes jesuitas por
la boda del capitán Martín Oñez de Loyola, un realizar bajo la tutela de la Compañía de Jesús
sobrino del fundador de la Orden de los jesuitas el gobierno de los incas cristianos y una nueva
San Ignacio Loyola, con la princesa inca Beatriz orden política y social en el Perú.
que se celebró en la iglesia jesuítica de Cusco. Los disidentes jesuitas al poner en duda la le-
Todo parece indicar que los dos poemas son o- galidad de la conquista y, por lo tanto, también
bras de jesuitas. Numhauser pondera la posibili- la soberanía del monarca de España se apoyaban
dad de que su autor fuese Blas Valera. El segundo en la carta del conquistador Francisco de Chaves
de los poemas expresa de manera literaria lo que
un pintor anónimo de la época representara en un
lienzo aún existente en la iglesia de los jesuitas en
Cusco: la celebración de boda de Beatriz Clara, la
única heredera del inca Sayri Tupac, con Martín
García Oñez de Loyola, en 1589. En el cuadro
aparece también el matrimonio de su hija Ana
María Coya con Juan Enríquez de Borja, vincula-
do con la estirpe de San Francisco de Borja y con
la nobleza napolitana, en 1611. En medio de la
pintura están los garantes de su contrato matrimo-
nial Ignacio de Loyola y San Francisco de Borja,
dos santos de la orden jesuita. Entre los presentes
se encuentran también Túpac Amaru, inca de Vil-
cabamba, y el inca Sayri Tupac. El lienzo está do-
minado por la señal de los jesuitas: las letras IHS.
156
de haber participado en el “reparto del tesoro de a Atahualpa después de una lucha, como afirma la
Cajamarca”, pasó del partido de los “pizarristas” versión oficial, sino que se apoderó del inca por
al de los “almagristas”. Al bordo del navío Santa un engaño sucio. Cuando Atahualpa llegó de las
Catalina, en el que el 27 de diciembre de 1530, termas de la ciudad de Cajamarca, mandó Pizarro
saliendo de Panamá con Pizarro para conquistar a su intérprete Felipillo ofrecer al inca una copa del
Perú, escuchó que Pizarro y tres religiosos domi- vino bueno. A los oficiales y consejeros del inca
nicos hablaban sobre unas ciertas “cuatro botas les ofreció el vino envenedado “con todas buenas
cerradas y bien selladas,” sobre las que estaba es- palabras de persuasión y amigabilidad”. En conse-
crito “Vino del Capitán”, “como medio para ha- cuencia de ello, ocurrió un fallecimiento colectivo
cer amigos a los indios y vencer a los enemigos, de los comandantes indígenas y Pizarro fácilmente
que sabía ser muchedumbre, ferocísimos, bien se apoderó del inca indefenso. Los españoles ma-
armados y adiestrados”, explicaba Pizarro. Fray taban a los demás indios que intentaban huir des-
Juan de Yepes le aseguró que todo estaba prepa- provistos de sus jefes militares “y murieron gran-
rado, “cuatro barriles de moscato con una dosis dísima suma”. “Y esta fue la causa que en el Vino
de rebote tan caudalosa y poderosa que ya lloraba Envenenado está la Verdad de la Conquista de esta
al enemigo en los cuernos de toro”. Fray Vicente Provincia,” constató Chaves. Este hecho no se
Valverde añadió a ello: “Y todo esto sin recuentro compaginaba con el código moral de los hidalgos
(sic) ni batalla, para que no haya fraude en esto”. de la época de caballeros de Miguel de Cervantes,
“En Cajamarca llegamos un sábado diez y cinco de aunque en la Europa de aquel entonces reinaba la
noviembre del año de 1532”, continúa Chaves. En costumbre de deshacerse de los adversarios enve-
la carta escrita diez días después de la ejecución de nenándolos. Según Chaves, Pizarro rechazó la so-
Atahualpa, efectuada el 26 de julio de 1533, Cha- licitud de Atahualpa de viajar a España y “visitar y
ves asegura que Pizarro no había hecho prisionero rendir” ante el rey. Además de ello, Chaves acusó
a Pizarro de saquear el país conquistado y de ro-
bar el oro correspondiente al quinto real del tesoro
de Atahualpa que compartió con sus hermanos y
aliados más cercanos y con el tesorero Alonso de
Riquelme y fray Vicente Valverde.
Acerca de la consumación del alcohol en el
encuentro de los españoles y Atahualpa, escriben
los cronistas presentes en aquel entonces: Juan
Ruiz de Arce, Cristóbal de Mena, Miguel de Este-
te, Diego de Trujillo y Pedro Pizarro. La primera
vez, al relatar la visita de la delegación española
al campamento de Atahualpa en los baños “poco
más de media legua del asiento de Caxamalca”,
expedición encabezada por Hernando de Soto
y, más tarde, reforzada por Hernando Pizarro y
otros caballeros y peones. Los emisarios tomaron
con el inca la chicha de maíz, “el vino de esta tie-
rra” según las palabras del soberano, a pesar del
temor de un posible envenenamiento. La otra vez,
cuenta Pedro Pizarro, antes de entrar Atahualpa a
Cajamarca, hizo una parada por la mañana, “pi-
dió que le diesen de comer, y mandó que toda su
gente hiciese lo mismo. Los señores, después de
haber comido gastaban todo el día en beber hasta
la tarde”. Francisco Pizarro, para acelerar la lle-
La navegación a las Indias. Dibujo de Nueva coróni- gada del inca a la ciudad, mandó a su encuentro
ca y Buen Gobierno. Al convenio entre los jesuitas y
a Hernando de Aldana con una misiva amistosa.
Guamán Poma está añadido el mismo dibujo al que
se agregaron cinco barriles con vino a un costado Para cuando entró Atahualpa a Cajamarca, pare-
del barco. ce que los jefes militares y sus consejeros más
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cercanos estuvieron ya considerablemente borra- Pizarro no logró impedir que las noticias de que
chos y aceptaban con gusto el vino ofrecido por superara a Atahualpa gracias al vino envenenado
los españoles. pasasen al público. Al mismo tiempo, asevera que
Para que los crímenes y los fraudes no se pu- a pesar de que la censura no fue cabal y tampoco
siesen de manifiesto –según escribe Chaves–, Pi- las cautelas bastantes, la noticia tuvo sólo un “débil
zarro hizo callar a los críticos y testigos con dura eco” sin la fuerza necesaria para sustraerla a “las
censura y amenazas y a consecuencia de la repre- tinieblas con que se ha querido ofuscar la verdad”.
sión perdió su vida uno de los dominicos, Juan de No existía la posibilidad, escribe Boan, de que se
Yepes, al pretender hablar. Por eso, Chaves antes hubieran podido presentar documentos o testimo-
de partir a Chile con Almagro, entregó su carta al nios en confirmación ya sea porque hay muchas
regidor de la ciudad de Chachapoyas Luis Valera, crónicas “de autores graves”, ya sea porque “en la
tío de Blas Valera. Éste afirma haberla recibido de misma manera que destruyéronse los quippos (…)
su tío y pasarla al P. Provincial José de Acosta con se destruyeron las relaciones de todos testigos de
el ruego de que la divulgara. Sin embargo, al ave- vista, delatores de Pizarro, limpiando todas sus
riguar que el P. Provincial la dejara de lado, deci- huellas y hasta los nombres”.
dió quitársela. Polo de Ondegardo, corregidor de Boan adjuntó a su informe “unos dibujos que
Cusco de 1559 a 1560, puso a la carta la obser- me entregó un yndio desataviado, ladino y amigo
vación “No es cosa”, y el P. Acosta, provincial de de pleytos que rogaba mi amparo por ciertas sus
1576 a 1581, escribió “Non D. D. ExSimus”. An- tierras y en verdad, entre ellos, uno me turbó”.
tes de publicar los documentos napolitanos, se te- Fue aquel en el que el capitán Francisco Cha-
nía noticias de un Francisco de Chaves que habría ves escribe una carta al Rey sobre la trampa de
escrito una crónica perdida con una información Pizarro. Supuestamente lo tenía de un mestizo
crítica al proceder de Pizarro en Cajamarca. Lo cuyo nombre Boan ignoraba pero al que llama-
menciona también Garcilaso de la Vega e identi- ban “Ruiruruna”. Parece que el indio no era otro
fica a Blas Valera como su informador. que Guaman Poma de Ayala, que llevaba pleitos
En la carta de Chaves hallamos también va- continuos con el corregidor del lugar donde vi-
rios detalles del principio de la conquista, algunos vía en Chachapoyas por la posesión y tenencia
de ellos desconocidos hasta ahora: el nombre y el de sus tierras, y que el mestizo era Blas Valera.
tonelaje del barco Santa Catalina que partió del Éste, durante su estancia ilegal en el Perú empezó
Panamá a Perú el 27 de diciembre de 1531; el día a llamarse “ruiruruna” según el loro de su abuelo,
de la ejecución del inca Atahualpa –26 de julio de como cuenta en su obra manuscrita Exsul Imme-
1533–, fecha que hasta ahora sólo se deducía de ritus. El dibujo se asemeja mucho a la ilustración
los documentos del fiscal. Constan también des- de la Nueva Corónica en la página 521.
cripciones pormenorizadas de las armas de los es- Boan, probablemente a petición del Virrey de
pañoles en Cajamarca, o sea datos que los demás Nápoles, iba en busca de otras fuentes compro-
cronistas no comentan. metedoras acerca de la conquista. En la segunda
Lo auténtico del informe de Chaves lo prueban carta al Virrey dice que tuvo conocimiento de una
dos cartas, una del 28 de marzo de 1610 y otra del memoria “no sometida a censura”, redactada por
31 de octubre de 1611, de Juan Fernández de Boan, el hidalgo Alonso de Briceño sobre las hazañas
oidor de la Audiencia de Lima, antiguo profesor de de Cajamarca. Lo mismo que en la carta de Cha-
la Universidad de Salamanca quien después de la ves, se escribe en ella sobre el veneno utilizado
muerte repentina del Virrey Gaspar de Zúñiga y por Pizarro y sobre las falsas cuentas referentes
Acevedo, conde de Monterrey (1605), desempe- a la división del tesoro de Atahualpa a favor de
ñó transitoriamente el cargo del Virrey. Las cartas Pizarro, de sus hermanos y amigos más cercanos,
fueron encontradas por Francesca Cantú, historia- que firmó el tesorero real Alonso Riquelme y Sal-
dora italiana de la Università di Roma III, en el cedo. Briceño nombra también nueve adversarios
Archivo de Estado en Nápoles. Están destinadas al de Pizarro. Entre ellos figura también Francisco
Virrey de España en Nápoles, el conde de Lemos de Chaves y uno de los protagonistas más ex-
(1610–1616), ex presidente del Consejo de Indias traordinarios de la conquista, Rodrigo Orgóñez,
(1602–1609). Su remitente pide en ellas ayuda denominado “mariscal judío del Perú” y fiel alia-
para volver a Europa de una manera honorable. do de Diego de Almagro. El mismo autor de la
En la primera carta el oidor Boan se queja de que relación, Briceño, conquistador que sabía leer y
158
escribir, fue uno de los “afamados trece” de Pi- atacando al Rey que gobernaba como un tirano
zarro de la Isla de Gallo que le quedaron fieles por medio de criminales que enviaba al país.
en el momento crítico de la segunda expedición En el Reino de Nápoles sometido a España
al Perú. Gracias a eso, consiguió una posición y transcurría en ese entonces una lucha social ince-
una parte considerable al repartirse el tesoro de sante acompañada de perturbaciones antiespaño-
Atahualpa con la que volvió a España ya en 1534. las. En Calabria hubo en 1599 un levantamiento
Por eso, resulta sin aclarar qué motivos le lleva- que llevó a un gran número de detenidos, incluso
ron a redactar la relación que terminaba con el varios dominicos. Entre ellos estaba también To-
mito de la lucha valiente de Pizarro con el inca más Campanella, autor de la Ciudad del Sol que
en Cajamarca y que revelaba el engaño financiero pasó 27 años en una cárcel de Nápoles. En el año
sobre el quinto real. Boan proponía al Virrey ani- 1625, el jesuita napolitano Antonio Santarelli es-
quilar el informe. Además, advertía de que había cribió y publicó en Roma un libro en apoyo del
algunos jesuitas testarudos que propagaban docu- poder papal en decadencia, frente al absolutis-
mentos que se escaparon a la censura de Pizarro y mo de los monarcas. Defendía el derecho de los
que, por eso, era necesario purificar la Compañía Papas de destronar a los soberanos no sólo por
de “semejantes humores”. A ello añade con sar- motivos de herejía y cisma, sino también a cau-
casmo que había ocurrido el milagro de que un sa de su incapacidad, liberando a los vasallos de
jesuita muerto resuscitara y que ahora tiene más su juramiento de lealtad. El libro, publicado con
salud que cuando estaba vivo. Aunque se trate de la aprobación de Vitelleschi, despertó un eco tan
una prueba indirecta, las cartas de Boan avalan la enemistoso que el General tuvo que eliminarlo y
verosimilitud de la información que tenemos de publicarlo otra vez sin las partes que tanto provo-
que Blas Valera en aquel entonces estaba otra vez caban a los reyes. Por eso, amenazaba el peligro
en el Perú. En suma, de todo ello se desprende de que los misioneros jesuitas que partían a las
que por intervención de Pizarro se hayan falsifi- Indias de Italia llevasen consigo ideales utópicos
cado o deformado tendenciosamente los hechos e ideas revolucionarias. Temiendo a los extran-
por parte de los cronistas y que los acontecimien- jeros que representaban un gran peligro para la
tos de Cajamarca tal y cómo los habían descrito conversión de las Indias, expidió Felipe II en el
Chaves o Briseño estaban evidentemente todavía año 1596 un decreto con el que proclamó que
vivos en la tradición oral. Boan mismo conocía los extranjeros no debían asentarse ni morar en
bien esta versión. Por eso, el contenido de los los Reynos de Indias permitiéndoselo sólo a los
documentos napolitanos no necesariamente sería vasallos del Rey procedentes de Castilla, León,
sólo una hipótesis sin documentar. Aragón, Cataluña, Valencia, Navarra y Mallorca
Numhauser reflexiona sobre el papel y la ac- y Menorca. La entrada de clérigos extranjeros en
tividad de los misioneros italianos que influyeron las Indias estaba prohibida realmente ya desde
en la juventud criolla a través de su labor pedagó- la Bula Omnímoda del Papa Adriano VI del 10
gica en los colegios jesuitas. Muchos de ellos no de mayo de 1523 y después, en el año 1530, se
ocultaban su pensamiento antiespañol y antimo- promulgó la primera ley excluyente de clérigos
nárquico que exteriorizaban durante las clases, extranjeros de Indias.
en las prédicas y en obras literarias. Anello Oliva Desde finales del siglo XVI, cuando a los
(1574 Nápoles – 1642 Lima) fue uno de ellos. PP. Generales de la Orden españoles y al belga
Daba clases en diferentes colegios jesuitas en el P. Everard Mercuriano (1573–1580) sustituyeron
país, entre ellos en el prestigioso Colegio Jesuita los italianos Claudio Acquaviva (1581) y Mutio
Real de San Martín de Lima. El General Vitelles- Vitelleschi (1615–1645), se dieron enfrentamien-
chi prohibió publicar su obra Historia del Perú tos cada vez más frecuentes entre la Compañía de
y Varones Insignes en Santidad de la Compañía Jesús y la Corona castellana. La Compañía –que
de Jesús. Sus sermones antiespañoles de 1637 llegó a ser un gran poder internacional que tendía
causaron un escándalo en Lima y fueron motivo a ejercer una influencia global sobre la política
de una queja mandada al Vaticano y de protestas mundial–, se oponía a la política centralizadora
en Madrid. Uno de los discípulos de Oliva fue el de España que sometía la Iglesia a los intereses
excelente cronista fray Buenaventura de Salinas. del Estado. Madrid contaba con el apoyo de los
Lo mismo que su maestro, también él escanda- jesuitas españoles, los “regalistas”, a los que
lizó con sus prédicas a los habitantes de Cusco pertenecía el P. José de Acosta, fiel a la Corona.
159
Para restringir su influencia, los superiores de la castellanización de algunos apellidos llevaron
la Orden tomaron la decisión de sustituir en la a que las Cortes al final acordaran la salida de
mayor medida posible a los jesuitas españoles esa segunda expedición de “misioneros ilegales”.
por extranjeros, ante todo italianos del Reino A dificultades similares enfrentó también la ex-
de Nápoles. Este esfuerzo generaba dificultades pedición que se iba a llevar a cabo en 1648. Dos
ante el Consejo de Indias y la Casa de la Con- años antes, el Consejo de Indias volvió a protes-
tratación en Sevilla que respetaban las Cédulas tar contra los envíos de misioneros extranjeros y
Reales e intentaban impedirlo. Sin embargo, las detuvo su salida durante tres años. También aque-
leyes se esquivaban y el Consejo de Indias hacía lla vez fueron cambiados los nombres con el fin
excepciones con el consentimiento del Rey. Con de encubrir el origen no hispánico de los jesuitas.
relativa facilidad las obtenían “los oficios mecá- Tan sólo en la década de 1660, un decreto per-
nicos útiles a la República” según constaba en el mitió que saliesen para las Indias los misioneros
decreto de Felipe IV del año 1621. La posibilidad procedentes de los países de los Habsburgo aus-
de conceder excepciones a los religiosos extran- triacos. Tal tolerancia estuvo vigente hasta me-
jeros era competencia del Consejo de Indias, que diados de la década de 1750, cuando se renovó
primero investigaba la petición de los superiores la prohibición.
y después revisaba el caso de cada religioso en Los jesuitas, en vista de su influencia ex-
particular –con la condición de que serían desti- traordinaria en la sociedad, fueron considerados
nados exclusivamente a las misiones indígenas. como una peligrosa fuente de poder alternativo
Sin embargo, a Perú acudían muchos jesuitas que que amenazaba el centralismo de la monarquía
nunca se dedicaron a la evangelización de los absolutista. Este temor ante la Compañía llevó
indios. Se ocupaban en puestos administrativos, finalmente a que Carlos III publicase en 1767 el
económicos, cargos directivos y pedagógicos. Decreto de Extrañamiento de los jesuitas de to-
Tan sólo excepcionalmente fueron castigados con dos sus dominios. La desconfianza de las autori-
la expulsión por infringir la prohibición. Hasta el dades respecto a la lealtad de los Padres jesuitas,
momento de la decisión del Consejo de Indias, tal como la había expresado Boan en su carta al
a los jesuitas no se les permitía zarpar. Contra Virrey Lemos, no carecía de fundamentos. Con
la prohibición, la Compañía de Jesús aducía la razón la monarquía pudo considerar a numerosos
falta de jesuitas en España y la poca voluntad intelectuales jesuitas como divulgadores de ideas
de los criollos de trabajar en las misiones indias. revolucionarias y peligrosas. El historiador John
El argumento decisivo para otorgar excepciones Rowe llamó al colegio de San Francisco de Borja
a los extranjeros pasó a ser el “descubrimiento de en Cusco, destinado para los hijos de caciques y
la idolatría” en la zona de Huarochirí en el año de nobles indígenas, la cuna del movimiento na-
1608. Combatirlo suponía un mayor número de cionalista de la aristocracia india. En las clases
“extirpadores” por lo cual la Corona pasó a ser se solían leer incluso los Comentarios Reales de
más tolerante hacia los misioneros extranjeros. Garcilaso de la Vega que idealizaban el orden so-
Los contemporáneos decían que con su afluen- cial del imperio de los incas. El modelo del pa-
cia se llevó a cabo “una nueva conquista de las sado incaico mantenido por los jesuitas quedaba
Indias”. latente entre la nobleza indígena. En el prólogo
Sin embargo, no fue una victoria total y de- del editor a la segunda edición del año 1723, la
finitiva de la Compañía de Jesús. Las obstruc- más divulgada en el Perú, se menciona la peli-
ciones de las autoridades proseguían. Tuvo que grosa profecía del navegante inglés sir Walther
enfrentarse a ellas en el año 1608 el Provincial Raleigh, según la cual los incas –ayudados por
P. Diego de Torres Bollo al organizar la misión al Inglaterra– volverían al poder. Del colegio de
Paraguay compuesta por un considerable núme- Cusco, aquel criadero inca, salió también su
ro de italianos. También la expedición al Perú de alumno Juan Santos que a lo largo de varios años
1616, encabezada por el P. Juan Vázquez, en la que duró su sublevación (1742–1755) luchó por
que se hallaban muchos misioneros procedentes establecer el Estado cristiano de los incas.
del reino de Nápoles, fue detenida durante cierto El camino abierto por Blas Valera tuvo a su
tiempo en Sevilla. La capacidad diplomática de real sucesor en el otro discípulo del colegio,
Vázquez, que argumentaba que era imposible en- José Gabriel Condorcanqui, que por línea de su
contrar suficiente número de jesuitas españoles, y bisabuela llevaba el nombre Tupac Amaru. Con
160
el amplio levantamiento que en 1780 inició, LITERATURA
a principio trató de acelerar la eliminación de los
odiados y poco efectivos funcionarios de la ad- CANTÚ, Francesca, Guaman Poma y Blas Vale-
ministración colonial, de los corregidores, lo que ra en contraluz, Roma 2001.
también era el objetivo de una amplia reforma po- ESTEVE BARBA, Francisco, Cultura virreinal,
lítica y económica en el país. Su ambición no era Barcelona – Madrid 1965.
derrocar el gobierno de la monarquía española en Exsul Immeritus Blas Valera Populo suo e His-
Perú, conforme le acusaba el tribunal durante el toria et Rudimenta Linguae Piruanorum, ed.
proceso y también muchos historiadores contem- Laura Laurencich Minelli, CLUEB Bologna
poráneos. Opinaban así bajo la influencia de los 2007 (con la traducción al español: Lima –
acontecimientos que desembocaron en una suble- Chachapoyas 2009).
vación social irrefrenable que Tupac Amaru ya no GUAMAN POMA DE AYALA, Felipe, Nueva
pudo dominar. Su objetivo era la autonomía de la crónica y Buen gobierno, Madrid 1987.
región andina con el inca al frente en el marco LAURENCICH-MINELLI, Laura – NUMHAU-
de España, como lo habían concebido Las Casas SER BAR-MAGEN, Paulina (eds.), El si-
y Garcilaso, su autor predilecto. La desintegra- lencio protagonista. El primer siglo jesuita
ción del virreinato peruano en nuevas unidades en el Virreinato del Perú. 1567–1667, Quito
administrativas en los años anteriores pudo haber 2004.
llevado a Tupac Amaru a la idea de establecer una LAURENCICH-MINELLI, Laura – NUMHAU-
nueva capitanía general. Suponía que el Rey le SER, Paulina (eds.), Sublevado el virreinato.
llamaría a España y, como “heredero del marque- Documentos contestatorios a la historiografía
sado de Oropesa” en el valle de Yucay, le nom- tradicional del Perú colonial, Quito 2007.
braría capitán general. Se consideraba inca pero LAURENCICH-MINELLI, Laura, “La curiosa
como marqués de Oropesa quería servir también versión de Francisco de Chaves sobre la con-
al Rey. La historiadora argentina Ana María Lo- quista del Perú”, Escritura y Pensamiento,
randi llamó ese desdoblamiento de la aristocracia Vol. 5, No. 10, Facultad de Letras y Ciencias
indígena una “dualidad esquizofrénica de lealta- Humanas, Lima 2002, pp. 7–32.
des”. El levantamiento de Tupac Amaru enlazó MURÚA, Martín de, Historia de los incas, Ma-
con la utopía de Blas Valera. Le llamó la atención drid 2004.
a través de los Comentarios Reales. “Tupa Amaro PORRAS BARRENECHEA, Raúl, Fuentes his-
se alimentaba diariamente con lectura del histo- tóricas peruanas, Lima 1963.
riador Garcilaso según hemos sabido después”, PORRAS BARRENECHEA, Raúl, El cronista
escribió después del levantamiento Juan Mosco- Huaman Poma de Ayala, Lima 1971.
so, obispo de Cusco, al Rey y abundando en la ROEDL, Bohumír, “Causa Tupa Amaro. El pro-
crítica de la crónica, peligrosa ideológicamente, ceso a los tupamaros en Cusco, abril–julio
en una carta al visitador Areche: “Éste se mante- de 1781”, Revista andina, Núm. 34, Cusco
nía quieto en los confines del cortísimo pueblo de 2002, pp. 99 –121.
Tungasuca reducido a la labor de unos infértiles SCHÜRER, Gustav, Katholische Kirche und
sembrados y sujeto al aparejo y reata, en tráfico Kultur in der Barockzeit, Paderborn – Wien –
de mulas, pero el manejo de los Comentarios de Zürich 1937.
Garcilaso alentaron aquel espíritu para la irrup-
ción que experimenta el reyno”. En consecuen-
cia, la circulación de los Comentarios Reales de
los Incas fue prohibida mediante la Real Cédula
del 21 de abril de 1782.
Nota final: Lo escrito aquí demuestra cuán 1 Agradezco al Dr. Peter Thomas Lerche, etno-
poco cierto es todo lo que acerca de los principios historiador y alcalde de la provincia de Cha-
de la historia peruana habían narrado los cronis- chapoyas, su amistosa y veloz ayuda al conse-
tas e historiadores. No obstante, tampoco la nue- guir y enviarme la edición española de Exsul
va fuente deja de provocar dudas.1 Immeritus Blas Valera, Chachapoyas 2009,
que me dio la oportunidad de ampliar y termi-
(Traducción: Simona Binková) nar este artículo.
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