TEMA 2 Apuntes
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TEMA 2 Apuntes
DEPORTE
CURSO ACADÉMICO: 2021 - 2022
En este segundo tema, vamos a tratar la evaluación, elemento que forma parte del proceso
de enseñanza aprendizaje y que sin duda resulta complejo en muchos momentos de nuestra
etapa de docente. Según López Pastor (2006), cuando hablamos de evaluación educativa o
de evaluación en educación, nos estamos refiriendo a la evaluación que se realiza dentro de
los procesos de enseñanza – aprendizaje que se llevan a cabo en las aulas, en los
diferentes niveles del sistema educativo; a los procesos de evaluación que se dan en las
situaciones educativas formales y cotidianas del mundo escolar. La evaluación es un
proceso de elaboración de un juicio de valor sobre un proceso. Por lo tanto, la realización de
una evaluación implica varias fases encadenadas:
- Una recogida de información sobre lo que queremos evaluar, ya sea un proceso, un
producto, una actividad, una ejecución, un comportamiento, un trabajo… o todo ello.
- La realización de un juicio de valor sobre la calidad de dicho trabajo, que puede estar
basado en criterios ya establecidos o no, en criterios más o menos cuantitativos o
cualitativos, en comparaciones con otros o respecto a sí mismo, etc.
- Una toma de decisiones en función del juicio de valor realizado y la realidad del
contexto y de las personas que afectadas.
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1. QUÉ MODELO SELECCIONAR.
Por lo tanto, la evaluación debe quedar lejos de aquella identificación con la medición –
producto; es decir, comparar objetivos con resultados. La evaluación pretende obtener de
diversas maneras, bajo unos criterios previstos, una información sobre el recorrido del
proceso de enseñanza – aprendizaje y sobre el nivel de consecución de los objetivos. Todo
ello con la finalidad de regular y reajustar los elementos que interactúan en el proceso
educativo, para encontrar una mayor igualdad entre los resultados obtenidos y los deseados,
teniendo en cuenta que la finalidad última es la formación integral del alumnado. Enseñar y
aprender es un proceso de regulación continua de los aprendizajes. La regulación estará
enfocada a la adecuación de los procedimientos utilizado por el profesorado a las
necesidades y dificultades que el alumnado encuentra en su proceso de aprendizaje ( y que
se detectan al evaluar). Esta regulación debe ser continua y no estar sujeta a un momento
específico de la acción pedagógica.
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2. OBJETIVO DE NUESTRA EVALUACIÓN
Si bien se puede incluir algún otro aspecto (los recursos materiales, la propia evaluación,
etc).
FINALIDADES DE LA EVALUACIÓN
Blázquez, D. (2017)
Se trata de una función reguladora del proceso para posibilitar que los medios de
formación respondan a las características del que aprende, cumple con las
Finalidad siguientes intenciones:
pedagógica Proporciona los antecedentes para que cada estudiante comience el proceso de
enseñanza – aprendizaje en el momento más adecuado, de modo que pueda
iniciar con éxito los nuevos aprendizajes. Sirve para identificar las causas de las
deficiencias reiteradas en el logro del aprendizaje.
Mejora el proceso de enseñanza aprendizaje realizando la retroalimentación del
mismo.
Finalidad Tiene una aplicación social de tipo certificador con el objeto de asegura que los
social o logros de los alumnos respondan a las exigencias del sistema. Identifica el grado
certificadora de aprendizaje del alumnado con el fin de calificar y decidir la promoción.
Incluir e El fin de la evaluación no debería ser clasificar o etiquetar a los alumnos, sino
integrar identificar el tipo de ayudas y recursos que precisan para facilitar su proceso de
aprendizaje y participar lo máximo posible en las actividades educativas del aula
(Blanco, 2002).
Pretende determinar el nivel de un individuo en relación con determinados
parámetros.
- Diagnóstico genérico: debe realizarse al inicio del curso, con objeto de
determinar el nivel inicial de los alumnos y recoger otros datos de
Diagnosticar información individual requeridos por la naturaleza particular del trabajo
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realizado.
- Diagnóstico específico: elaborado para las diferentes unidades didácticas
e inmediatamente anterior a su desarrollo didáctico.
- Diagnóstico de puntos débiles de los alumnos: debe realizarse durante el
desarrollo del mismo proceso enseñanza aprendizaje.
La agrupación o clasificación de los alumnos según un criterio de homogeneidad
Agrupar y que atienda a su eficiencia o habilidad motriz tiene por finalidad proponer a cada
clasificar grupo niveles similares en la actividad en cuestión. La homogeneidad exige
uniformidad, o gran parecido entre los alumnos del grupo, respecto a alguna
característica o rasgo. Por tanto, no se puede aceptar la agrupación permanente
de los mismos alumnos para el desarrollo de todas las actividades.
Valorar la Si la mayoría de los alumnos no satisface las metas prescritas por los profesores
eficacia del o por los programas, se pueden alegar dos justificaciones: o los objetivos no han
sistema de sido los adecuados a las posibilidades de los alumnos; o los métodos de
enseñanza enseñanza adoptados no son los más convenientes. En cualquier caso, la
evaluación del rendimiento de los alumnos ofrece también al profesorado un
motivo de reflexión sobre el currículum elegido, las condiciones de trabajo y el
procedimiento de enseñanza utilizado.
Pronosticar El pronóstico de las posibilidades de los alumnos se basa en el conocimiento de
y orientar las su rendimiento, de sus capacidades e intereses, de sus dificultades en el
posibilidades aprendizaje y de los factores personales, familiares y ambientales.
del
alumnado
Seleccionar Es establecer el nivel a partir del cual se aceptarán o se descartarán los sujetos.
Motivar e Saber que sus logros son constatados y que es informado de sus fallos y de sus
incentivar éxitos constituye un estímulo para el alumno, que ve a su profesor atento a la
marcha de su trabajo. Este feedback es decisivo para el progreso en el
rendimiento.
Las reacciones más comunes del profesorado frente a los errores del alumnado suelen ser:
- La repetición de la tarea.
- La reiteración de la consigna que debe mejorar.
- La desaprobación de lo realizado.
- La interrogación (¿Seguro que lo has hecho bien?
- La corrección colectiva.
-
Blázquez, D. (2017), propone diversas maneras de abordar el error vinculándolo con la
realidad práctica:
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1. La autoevaluación por parte del ejecutante entre el modelo y su propia respuesta motriz.
- Autorreflexión o metacognición: son los momentos en que se rememora una tarea ya
realizada para reexaminarla mentalmente. Resulta útil recurrir a una descripción de
los errores cometidos, cómo ocurrieron y a qué se debieron.
- Conflictos socio – cognitivos o interacciones entre los alumnos: las interacciones con
los alumnos, permiten progresos intelectuales. Cooperar e intervenir con los demás
tiene más fuerza que si los profesores ejercen la corrección. Cuando un alumno se
enfrenta con la idea de otro que opina de forma diferente a la suya, normalmente se
ve motivado a reflexionar sobre el problema.
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recibe el alumno sobre su ejecución va a incidir en el aprendizaje, pudiendo realizarse,
durante la fase de ejecución, a la finalización del movimiento, o bien combinando las dos
anteriores “feedback”.
5. ¿QUIÉN EVALÚA?
Compartir con el alumnado la evaluación requiere que el profesorado ceda el control a éste
para que sea cada vez más autónomo, ya que, solo si el alumnado reflexiona sobre su
proceso, se producirá un aprendizaje realmente significativo. Esto implica que el profesorado
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facilite y promueva una reflexión constante de los alumnos sobre cómo aprenden, cómo
pueden aprender mejor, y evaluar su propio proceso.
Una vez que disponemos de los referentes para comparar. Ahora nos falta el escenario
dónde poder verificar y contrastar lo adquirido por los alumnos, Blázquez, D. (2017). Para
ello, debemos proporcionar a los alumnos de actividades dónde se requiera mostrar lo
aprendido. Dichas actividades se denominan situaciones de evaluación de referencia.
La situación de evaluación es una actividad preparada y propuesta por el docente que debe
permitir observar y determinar el nivel de adquisición del alumnado respecto a un criterio de
evaluación o un estándar de aprendizaje, a través de la movilización de saberes y de
desempeños determinados (recursos utilizados por el alumno en la resolución de una tarea )
de manera que los resultados permitan la toma de información ajustada.
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Medición Evaluación
Acción o acciones orientadas a la obtención y Un proceso sistemático que tiene por finalidad la
registro de información cuantitativa (expresa en obtención de información para determinar hasta
número su cantidad o grado) sobre cualquier qué punto han sido alcanzados los objetivos
hecho o comportamiento. En consecuencia, una educativos propuestos, emitir juicios de valor y
técnica de medición cuantitativa es considerada tomar decisiones.
objetiva en sí misma, puesto que el evaluador, a
menos que cometa un error, no ejerce ninguna
influencia sobre la valoración realizada.
Los procedimientos o técnicas están Los instrumentos de evaluación son recursos que
constituidos por el conjunto de acciones que se emplean para recolectar la información y deben
utiliza el docente para indagar y obtener poseer ciertas condiciones para que se garantice
información relacionada con el aprendizaje de una evaluación acorde con las intenciones.
los alumnos. Indican cómo se conseguirá la Constituyen un medio para obtener información y
información. Cada tipo de procedimiento dispone por tanto influye en la reconstrucción de la realidad
de unos instrumentos inherentes para su a evaluar. La lectura que se haga, estará
aplicación. Se les denomina también bajo el condicionada por la intencionalidad del que lo
término técnicas de evaluación… diseñó y del que lo interpreta. De ahí que se afirme
que el instrumento no es neutral ni objetivo.
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8. TIPOS DE DECISIONES A TOMAR
Durante todo el proceso evaluativo del alumnado, existen varios momentos diferenciados
donde la toma de decisiones se hace especialmente sensible. Dichos momentos según
Blázquez, D. (2017) son:
a) Decisiones a partir de la evaluación inicial.
Entre las actuaciones que se pueden deducir del análisis de los resultados de una
evaluación inicial destacaríamos:
- Se mantiene lo previsto. A partir de los resultados obtenidos no parece oportuna
ninguna adaptación o reajuste de lo programado.
- Se modifica lo programado inicialmente. Ya sea ampliando contenidos o actividades,
ya sea reduciéndolos o readaptándolos.
- Se organizan actividades que faciliten que el alumnado tome conciencia de sus
representaciones, puntos de partida, de sus ideas y procedimientos, y de la diversidad
de puntos de vista de otros compañeros.
- Se da atención a los alumnos y alumnas con dificultades específicas. Por ejemplo,
convocándolos a una hora de consulta fuera del aula, o promoviendo que algunos
compañeros o compañeras les ayuden, o haciendo un seguimiento más específico de
su trabajo en el aula.
- Se distribuye el alumnado de la clase en pequeños grupo. ya sea heterogéneos u
homogéneos, según las actividades, para atender las diferencias individuales.
Otras decisiones a tomar al inicio pueden ser: formar subgrupos, ajustar programas y
objetivos, pronosticar, orientar, atender a necesidades especiales, seleccionar y atención a
la diversidad en la evaluación inicial.
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- Detectar la adecuación de los aprendizajes a una determinada realidad escolar y la
coherencia entre ellos en relación con los contenidos, las actividades de enseñanza y
los criterios de evaluación aplicados.
- Emitir juicios de los aspectos que conviene reforzar y de las posibles causas de las
incoherencias detectadas.
- Tomar medidas acerca de cómo innovar para superar las deficiencias observadas. La
posibilidad de innovar y mejorar la práctica docente se relaciona directamente con la
disposición del docente por evaluar su propio desempeño y por aprovechar las
oportunidades que le ofrece la evaluación y la comunicación de los logros de
aprendizaje de los alumnos, con objeto de recopilar y sistematizar la información que
le permita autorregular su desempeño profesional.
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alumnos en el momento en el que se encuentran efectuando alguna acción relacionada con
el proceso de aprendizaje, sea de manera individual o colectiva. (Hancock, 2007).
Con esta actividad se espera que el alumnado demuestre la adquisición de una serie de
saberes y habilidades en uno o varios ámbitos disciplinarios. Los productos o respuestas
que se generen conforman el cúmulo de evidencias que permiten inferir el nivel de las
competencias logradas al momento de la evaluación.
Esto nos obliga a buscar estrategias de evaluación que tengan como base el desempeño,
como, por ejemplo: solución de problemas, la realización de proyectos, simulaciones,
análisis de casos contextualizados, etc. Se trata de estrategias que permitan evidenciar y
valorar integralmente las competencias particulares y genéricas: se trata de una tarea
problema o producto integrador.
La premisa central de una evaluación auténtica es que hay que evaluar aprendizajes
contextualizados (F. Díaz Barriga y Hernández, 2002). Es decir, que las condiciones de la
evaluación guarden un alto grado de fidelidad con las condiciones reales en las que se
produce el desempeño evaluado. Por lo tanto cuanto más se relacione una tarea de
evaluación con su homónima en un contexto de práctica social y situación de vida real, más
auténtica podremos considerarla (Arnaiz Sánchez, 1996).
Darling – Hammond, Ancess y Falk en Blazquez 2017, plantean cuatro características par
que una evaluación sea una evaluación auténtica:
1. Las evaluaciones auténticas están diseñadas para representar el desempeño real en
el terreno en cuestión. Es decir, las tareas que permiten evaluar están
contextualizadas, plantean al alumno desafíos intelectuales o motores complejos que
lo llevan a realizar un trabajo investigativo propio y a emplear su conocimiento en
tareas abiertas, poco estructuradas, de manera que se hace indispensable el
desarrollo de habilidades metacognitivas y de solución de problemas.
4. Puesto que la construcción del conocimiento se entiende como una empresa humana
de interés para la sociedad, en una evaluación auténtica se espera que lo que los
alumnos aprendieron y generaron, se comparta y discuta públicamente en la
comunidad de aprendizaje pertinente.
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d) La evaluación por competencias debe basarse en evidencias.
Las competencias, como las capacidades no son visibles, no son observables por sí mimas
y, en consecuencia, no son directamente evaluables. Se hace necesario inferirlas a través
de manifestaciones específicas. A eso se le denomina aporte de evidencias. Una evidencia
es una certeza clara y manifiesta de la que no se puede dudar. Por lo tanto, las evidencias
en educación son pruebas claras y manifiestas de los conocimientos, habilidades y actitudes
que un alumno ha adquirido y que determinan su competencia.
Para llegar determinar un competencia, es necesario llevar a cabo un proceso de
planificación, en donde partiremos de los criterios de evaluación. Dichos criterios de
evaluación se manifiestan en los estándares de aprendizaje. Los estándares de aprendizaje
no son lo mismo que las evidencias. Los estándares son las pautas de valoración (o
criterios) mientas que las evidencias son las pruebas concretas y tangibles para llevar a
cabo la evaluación. Estos estándares son la herramienta principal para la recolección de
información del aprendizaje durante todo el proceso formativo y continuo, para lograr
formarse un juicio, o sea, saber si se desarrolló, o en qué grado, la competencia.
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g) La evaluación por competencias es evaluar procesos en la resolución de
situaciones problema.
Puesto que ser competente supone ser capaz de responder de forma eficiente ante una
situación real, parece obvio que el punto de partir de cualquier actuación evaluadora sean
situaciones más o menos reales que ejemplifiquen de algún modo aquellas que pueden
encontrarse en la realidad. Así pues, todas las acciones dirigidas a recabar información
sobre las dificultades y la capacidad en relación con unas competencias determinadas
deberán partir de situaciones problema: actividades de culminación, competiciones,
acontecimientos físico deportivos, concursos, resolución de conflictos, etc. que mostrando
toda la complejidad de la realidad obliguen al alumnado a intervenir para llegar al
conocimiento o resolución del problema en cuestión (Zabala y Arnau, 2007).
La pirámide de Miller puede ser una manera útil de ayudar a escoger estrategias de
evaluación coherentes con resultados de aprendizaje descritos por el profesor. De este
modo, se puede evaluar sólo el hecho de saber (por ejemplo, por medio de una prueba tipo
test); o el hecho de saber hacer, que ya requiere una gestión de las habilidades ya
adquiridas; o bien se puede plantear una simulación e la que el estudiante actúe en
situaciones controladas. Finalmente hay que demostrar mediante actuaciones la adquisición
de una competencia, Miller 1990.
George Miller nos ofrece una posibilidad para orientarnos a los educadores en la realización
de la evaluación de las competencias mediante su pirámide y que se presenta a
continuación.
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