Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Sentencia Aguinaga

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 82

CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS

CASO AGUINAGA AILLÓN VS. ECUADOR

SENTENCIA DE 30 DE ENERO DE 2023


(Fondo, Reparaciones y Costas)

En el caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador,

la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante “la Corte Interamericana”, “la
Corte” o “el Tribunal”), integrada por los siguientes jueces y juezas:

Ricardo C. Pérez Manrique, Presidente;


Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot, Vicepresidente;
Humberto Antonio Sierra Porto, Juez;
Nancy Hernández López, Jueza;
Verónica Gómez, Jueza;
Patricia Pérez Goldberg, Jueza, y
Rodrigo Mudrovitsch, Juez,

presentes, además,

Pablo Saavedra Alessandri, Secretario, y


Romina I. Sijniensky, Secretaria Adjunta,

de conformidad con los artículos 62.3 y 63.1 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos (en adelante “la Convención Americana” o “la Convención”) y con los artículos 31,
32, 42, 65 y 67 del Reglamento de la Corte (en adelante “el Reglamento”), dicta la presente
Sentencia, que se estructura en el siguiente orden:
Contenido

I INTRODUCCIÓN A LA CAUSA Y OBJETO DE LA CONTROVERSIA .................................. 3


II PROCEDIMIENTO ANTE LA CORTE ............................................................................. 4
III COMPETENCIA ......................................................................................................... 5
IV RECONOCIMIENTO DE RESPONSABILIDAD ............................................................... 5
A. Reconocimiento parcial de responsabilidad del Estado y observaciones de los
representantes y de la Comisión ...................................................................................... 5
B. Consideraciones de la Corte .................................................................................... 5
B.1. En cuanto a los hechos .......................................................................................... 6
B.2. En cuanto al derecho ............................................................................................ 6
B.3. En cuanto a las reparaciones.................................................................................. 6
B.4. Valoración del reconocimiento ................................................................................ 6
V PRUEBA...................................................................................................................... 7
A. Admisibilidad de la prueba documental ..................................................................... 7
B. Admisibilidad de la prueba testimonial y pericial ........................................................ 8
VI HECHOS .................................................................................................................... 9
A. Marco normativo relevante...................................................................................... 9
B. Antecedentes ....................................................................................................... 12
C. Proceso de nombramiento del señor Aguinaga Aillón en el Tribunal Supremo Electoral .. 13
D. Cese del señor Aguinaga del Tribunal Supremo Electoral............................................ 13
E. Los recursos disponibles contra la Resolución 25-160 del Congreso Nacional ................ 15
VII FONDO .................................................................................................................. 15
VII-1 DERECHO A LAS GARANTÍAS JUDICIALES, DERECHOS POLÍTICOS, DERECHO AL
TRABAJO, Y DERECHO A LA PROTECCIÓN JUDICIAL, EN RELACIÓN CON LAS
OBLIGACIONES DE RESPETAR LOS DERECHOS Y DE ADOPTAR DISPOSICIONES DE
DERECHO INTERNO ..................................................................................................... 16
A. Alegatos de las partes y observaciones de la Comisión .............................................. 16
A.1. Alegatos sobre independencia judicial, garantías judiciales, principio de legalidad y
derechos políticos ...................................................................................................... 16
A.2. Alegatos sobre el derecho a recurrir el fallo y la protección judicial ............................ 18
B. Consideraciones de la Corte ................................................................................... 18
B.1. Independencia judicial, garantías judiciales, derechos políticos y derecho al trabajo .... 20
B.2. Derecho a la protección judicial ............................................................................. 34
VIII REPARACIONES ................................................................................................... 36
A. Parte lesionada ........................................................................................................ 37
B. Medidas de restitución............................................................................................... 37
C. Medidas de satisfacción ............................................................................................. 38
D. Otras medidas solicitadas .......................................................................................... 39
E. Indemnizaciones compensatorias ................................................................................ 39
E.1. Daño material ..................................................................................................... 39
E.2. Daño inmaterial................................................................................................... 41
F. Costas y gastos ........................................................................................................ 42
G. Modalidad de cumplimiento de los pagos ordenados ..................................................... 42
IX PUNTOS RESOLUTIVOS ........................................................................................... 44

2
I
INTRODUCCIÓN A LA CAUSA Y OBJETO DE LA CONTROVERSIA

1. El caso sometido a la Corte. – El 20 de mayo de 2021, la Comisión Interamericana


de Derechos Humanos (en adelante “la Comisión Interamericana” o “la Comisión”)
sometió a la jurisdicción de la Corte el caso “Carlos Julio Aguinaga Aillón [contra] la
República de Ecuador” (en adelante “el Estado” o “Ecuador”). De acuerdo con lo indicado
por la Comisión, el caso se relaciona con una serie de violaciones en el marco del proceso
conducido por el Congreso de la República, el cual culminó con la destitución de Carlos
Julio Aguinaga Aillón como Vocal del Tribunal Supremo Electoral de Ecuador (en adelante
también “el TSE”). En particular, la Comisión determinó que, en virtud de dicho proceso,
el Estado violó los derechos a las garantías judiciales y protección judicial, así como los
principios de legalidad e independencia judicial.

2. Trámite ante la Comisión. – El trámite ante la Comisión fue el siguiente:

a) Petición. – El 26 de mayo de 2005, los representantes de la presunta víctima (en


adelante “los representantes”), presentaron la petición inicial ante la Comisión 1.

b) Informe de Admisibilidad. – El 11 de julio de 2013, la Comisión aprobó el Informe


de Admisibilidad No. 42/13, en el que concluyó que la petición era admisible 2.

c) Informe de Fondo. – El 5 de octubre de 2018, la Comisión aprobó el Informe de


Fondo No. 112/18 (en adelante “el Informe de Fondo”), en el cual llegó a una
serie de conclusiones y formuló varias recomendaciones al Estado.

d) Notificación al Estado. – La Comisión notificó al Estado el Informe de Fondo


mediante una comunicación de 20 de noviembre de 2018, otorgando al Estado
un plazo de dos meses para informar sobre el cumplimiento de las
recomendaciones. Tras el otorgamiento de nueve prórrogas, el Estado solicitó
una prórroga adicional, la cual fue rechazada por la Comisión.

3. Sometimiento a la Corte. – El 20 de mayo de 2021, la Comisión sometió a la


Corte la totalidad de los hechos y violaciones a derechos humanos del caso 3. Lo hizo,
según indicó, por la necesidad de obtención de justicia y reparación para la presunta
víctima. Este Tribunal nota con preocupación que, entre la presentación de la petición
inicial ante la Comisión y el sometimiento del caso ante la Corte, transcurrieron más de
15 años.

4. Solicitudes de la Comisión. – La Comisión solicitó a este Tribunal que concluyera


y declarara la responsabilidad internacional de Ecuador por las violaciones a los derechos
contenidos en los artículos 8.1, 8.2 b), 8.2 c), 8.2 h), 9 y 25.1 de la Convención
Americana, en relación con los artículos 1.1 y 2 del mismo instrumento, y que ordenara
al Estado, como medidas de reparación, las recomendaciones incluidas en dicho Informe.

1
La representación de la presunta víctima fue ejercida por Mario Melo Cevallos y Sofia Pazmiño Yánez.
2
El mismo fue notificado a las partes el 14 de agosto de 2013.
3
La Comisión designó como su delegada ante la Corte a la entonces Comisionada Antonia Urrejola
Noguera. Asimismo, designó a la entonces Secretaria Ejecutiva Adjunta, Marisol Blanchard Vera, y Jorge
Humberto Meza Flores y Christian González Chacón, como asesores legales.

3
II
PROCEDIMIENTO ANTE LA CORTE

5. Notificación al Estado y a los representantes. – El sometimiento del caso fue


notificado a los representantes y al Estado el 17 de junio de 2021.

6. Escrito de solicitudes, argumentos y pruebas. – El 16 de agosto de 2021, los


representantes presentaron su escrito de solicitudes, argumentos y pruebas (en adelante
“escrito de solicitudes y argumentos”), conforme a los artículos 25 y 40 del Reglamento.
Los representantes coincidieron sustancialmente con los alegatos de la Comisión,
argumentaron adicionalmente la violación de los derechos políticos del señor Aguinaga
Aillón y solicitaron que se ordenara a Ecuador adoptar diversas medidas de reparación
complementarias a las solicitadas por la Comisión.

7. Escrito de excepción preliminar y contestación. – El 17 de noviembre de 2021, el


Estado presentó su escrito de excepción preliminar y contestación al sometimiento del
caso e Informe de Fondo y al escrito de solicitudes y argumentos (en adelante “escrito
de contestación”), en los términos del artículo 41 del Reglamento del Tribunal 4.

8. Observaciones a la excepción preliminar. – El 20 de enero de 2022, los


representantes y la Comisión Interamericana presentaron sus respectivas observaciones
a la excepción preliminar.

9. Audiencia pública. – El 19 de julio de 2022, la Presidencia de la Corte dictó una


Resolución en la que convocó a las partes y a la Comisión a una audiencia pública sobre
la excepción preliminar y eventuales fondo, reparaciones y costas, así como para
escuchar los alegatos y observaciones finales orales de las partes y de la Comisión,
respectivamente 5. La audiencia pública se llevó a cabo mediante videoconferencia, de
conformidad con lo establecido en el Reglamento de la Corte, el día 8 de septiembre de
2022, durante el 151° Período Ordinario de Sesiones 6. Durante la audiencia pública, el
Estado realizó un reconocimiento parcial de responsabilidad y retiró la excepción
preliminar planteada en su escrito de contestación (infra párr. 14).

10. Alegatos y observaciones finales escritos. – El 7 de octubre de 2022, las partes y


la Comisión presentaron sus alegatos y observaciones finales escritas, respectivamente.
El Estado remitió anexos a sus alegatos finales escritos.

11. Observaciones a los anexos a los alegatos finales. - El 27 de octubre de 2022, los
representantes remitieron sus observaciones a los anexos remitidos junto a los alegatos
finales escritos del Estado. En la misma fecha, la Comisión informó que no tenía
observaciones que formular respecto de los anexos remitidos por el Estado junto con
sus alegatos finales escritos.

4
El Estado designó como agentes en el caso a María Fernanda Álvarez Alcívar, Fernanda Narváez, Carlos
Espín Arias y Alonso Fonseca Garcés.
5
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador. Convocatoria a audiencia. Resolución del Presidente de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos de 19 de julio de 2022. Disponible en:
https://www.corteidh.or.cr/docs/asuntos/aguinaga_aillon_19_07_22.pdf
6
A esta audiencia comparecieron: a) por la Comisión Interamericana: Jorge Meza Flores y Karin Mansel;
b) por los representantes: Mario Melo Cevallos, Sofía Pazmiño Yáñez y Cristina Melo, y c) por el Estado: María
Fernanda Álvarez Alcívar, Carlos Espín Arias, Amparo Esparza Paula y Alonso Fonseca Garcés.

4
12. Deliberación del presente caso. - La Corte deliberó la presente Sentencia entre
los días 25, 26 y 30 de enero de 2023.

III
COMPETENCIA

13. La Corte es competente para conocer el presente caso en los términos del artículo
62.3 de la Convención, debido a que Ecuador ratificó la Convención Americana sobre
Derechos Humanos el 28 de diciembre de 1977 y aceptó la competencia contenciosa de
la Corte el 24 de julio de 1984.

IV
RECONOCIMIENTO DE RESPONSABILIDAD

A. Reconocimiento parcial de responsabilidad del Estado y


observaciones de los representantes y de la Comisión

14. El Estado manifestó, durante la audiencia pública, que reconocía parcialmente


su responsabilidad internacional en el presente caso “por la violación de los artículos 8
y 25 de la Convención Americana en perjuicio del señor Carlos Aguinaga”. También
expresó que retiraba la excepción preliminar. En sus alegatos finales escritos ratificó
dicho reconocimiento al señalar que reconoce su responsabilidad internacional “por la
violación de los artículos 8 y 25 de la Convención Americana en perjuicio del señor Carlos
Aguinaga”. Dicho reconocimiento se realizó sobre los siguientes hechos: “a) la cesación
del cargo como vocal del Tribunal Supremo Electoral mediante Resolución del Congreso
Nacional” y “b) la falta de un mecanismo de impugnación a la Resolución acorde a los
estándares del artículo 25 de la Convención Americana”. Asimismo, el Estado solicitó
que su reconocimiento de responsabilidad “sea valorado con la buena fe, con la cual ha
sido efectuado, y en consecuencia, se le dé un efecto útil”.

15. La Comisión valoró el reconocimiento de responsabilidad internacional realizado


por el Estado en la audiencia pública. Al respecto, señaló que tal reconocimiento se
realizó, en relación con el artículo 8, respecto del cese del señor Aguinaga Aillón, el cual
no había sido realizado conforme a lo establecido en la Constitución de Ecuador, esto es
mediante un juicio político. Asimismo, advirtió que el reconocimiento de responsabilidad
respecto de las violaciones al artículo 25 de la Convención fue realizado por el Estado en
función de que la acción de inconstitucionalidad no cumplía con los estándares
establecidos para impugnar la resolución de cese del señor Aguinaga Aillón. En ese
sentido, señaló que “el allanamiento contribuye a la dignificación y reparación de las
víctimas. No obstante, dado que se trata de un reconocimiento parcial y genérico, la
Comisión presenta sus observaciones sobre los puntos que todavía son objeto de la
presente controversia”. Los representantes no realizaron observaciones específicas
sobre el reconocimiento de responsabilidad del Estado.

B. Consideraciones de la Corte

16. De conformidad con los artículos 62 y 64 del Reglamento, y en ejercicio de sus


poderes de tutela judicial internacional de derechos humanos, cuestión de orden público
internacional, incumbe a este Tribunal velar porque los actos de reconocimiento de
responsabilidad resulten aceptables para los fines que busca cumplir el Sistema

5
Interamericano 7. A continuación, el Tribunal analizará la situación planteada en este
caso en concreto.

B.1. En cuanto a los hechos

17. En el presente caso, la Corte constata que el Estado aceptó todos los hechos
contenidos en el Informe de Fondo relacionados con “a) la cesación del cargo como vocal
del Tribunal Supremo Electoral mediante Resolución del Congreso Nacional” y “b) la falta
de un mecanismo de impugnación a la Resolución acorde a los estándares del artículo
25 de la Convención Americana”. Así, el Tribunal entiende que el Estado ha reconocido
los hechos expuestos en el Informe de Fondo en el acápite titulado “el cese del Tribunal
Supremo Electoral”, referidos en los párrafos 37 a 43 de dicho Informe. La Corte
considera que el resto de los hechos establecidos en el Informe de Fondo no quedaron
comprendidos en el reconocimiento de responsabilidad. Estos hechos, contenidos en los
párrafos 30 a 36 del Informe de Fondo, se refieren a lo siguiente: i) el contexto; ii) el
marco normativo relevante, y iii) el proceso de nombramiento de la presunta víctima en
el Tribunal Supremo Electoral.

B.2. En cuanto al derecho

18. Teniendo en cuenta las violaciones reconocidas por el Estado, así como las
observaciones de los representantes y de la Comisión, la Corte considera que la
controversia ha cesado respecto de la violación de los derechos contenidos en el artículo
8 de la Convención, en perjuicio del señor Carlos Julio Aguinaga Aillón, como resultado
del procedimiento de destitución como vocal del TSE; y respecto del artículo 25 de la
Convención, como resultado de los límites impuestos a la acción de amparo por la
Resolución No. 01-27 de la Corte Suprema de Justicia y la Resolución No. 25-160 del
Tribunal Constitucional, los cuales afectaron los derechos del señor Aguinaga Aillón.

19. En razón de lo anterior, la Corte considera que el Estado reconoció su


responsabilidad internacional por la violación de los artículos 8.1, 8.2 b), 8.2 c), 8.2.h)
y 25 de la Convención Americana, en relación con los artículos 1.1 y 2 del mismo
instrumento, en perjuicio del señor Aguinaga Aillón. En ese sentido, y considerando los
términos en que fue realizado el reconocimiento de responsabilidad del Estado, el
Tribunal advierte que subsiste la controversia respecto a las alegadas violaciones a la
garantía de la independencia judicial, el principio de legalidad, y los derechos políticos,
este último alegado solo por los representantes, reconocidos en los artículos 8.1, 9 y 23
de la Convención Americana, en relación con los artículos 1.1 y 2 del mismo
instrumento.

B.3. En cuanto a las reparaciones

20. Subsiste la controversia respecto a la procedencia de las medidas de reparación


puntuales solicitadas por la Comisión y los representantes, por lo que le corresponderá
a la Corte examinarlas.

B.4. Valoración del reconocimiento

7
Cfr. Caso Kimel Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de mayo de 2008. Serie
C No. 177, párr. 24, y Caso Deras García y otros Vs. Honduras. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
25 de agosto de 2022. Serie C No. 462, párr. 21.

6
21. El reconocimiento efectuado por el Estado constituye una aceptación parcial de los
hechos y un reconocimiento parcial de las violaciones alegadas. Este Tribunal estima que
el reconocimiento de responsabilidad internacional constituye una contribución positiva
al desarrollo de este proceso y a la vigencia de los principios que inspiran la Convención,
así como a las necesidades de reparación de la presunta víctima 8. El reconocimiento
efectuado por el Estado produce plenos efectos jurídicos de acuerdo a los artículos 62 y
64 del Reglamento de la Corte ya mencionados. Adicionalmente, la Corte advierte que
el reconocimiento de hechos y violaciones puntuales y específicos puede tener efectos y
consecuencias en el análisis que haga este Tribunal sobre los demás hechos y violaciones
alegados, en la medida en que todos forman parte de un mismo conjunto de
circunstancias 9.

22. En las circunstancias particulares de este caso, la Corte precisará el alcance de los
efectos del reconocimiento de responsabilidad en la determinación de los hechos y el
examen de fondo sobre las violaciones a derechos alegadas. En tanto subsisten las
controversias sobre las mismas, la Corte considera pertinente dictar una Sentencia en la
cual se determinen los hechos acaecidos, de acuerdo con la prueba recabada durante el
proceso ante este Tribunal y la aceptación de hechos, así como sus consecuencias jurídicas
y las reparaciones correspondientes. Además, en el presente caso resulta pertinente analizar
los hechos relacionados con la violación a las garantías judiciales y protección judicial, y,
dado que no fueron reconocidas por el Estado, a las alegadas violaciones al principio de
independencia judicial, al principio de legalidad y a los derechos políticos.

23. Por último, la Corte considera pertinente recordar que, en su escrito contestación,
el Estado opuso una excepción preliminar. No obstante, teniendo en cuenta el alcance
del reconocimiento de responsabilidad realizado por el Estado en el presente caso, y en
particular que durante la audiencia pública expresó que “la excepción preliminar el
Estado pues la ha retirado, la deja de lado en virtud del reconocimiento realizado”, el
Tribunal considera que Ecuador desistió de dicha excepción, razón por la cual no se
pronunciará al respecto.

V
PRUEBA

A. Admisibilidad de la prueba documental

24. El Tribunal recibió diversos documentos presentados como prueba por la Comisión,
los representantes y el Estado (supra párrs. 5, 6 y 7), los cuales, como en otros casos,
admite en el entendido que fueron presentados en la debida oportunidad procesal (artículo
57 del Reglamento) 10. Además, conforme lo indicado en la Resolución de 19 de julio de

8
Cfr. Caso Benavides Cevallos Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 19 de junio de
1998. Serie C No. 38, párr. 57, y Caso Deras García y otros Vs. Honduras, supra, párr. 26.
9
Cfr. Caso Rodríguez Vera y otros (Desaparecidos del Palacio de Justicia) Vs. Colombia. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 14 de noviembre de 2014. Serie C No. 287, párr.
27, y Caso Palacio Urrutia y otros Vs. Ecuador, supra, párr. 31.
10
Cfr. La prueba documental puede ser presentada, en general y de conformidad con el artículo 57.2 del
Reglamento, junto con los escritos de sometimiento del caso, de solicitudes y argumentos o de contestación,
según corresponda, y no es admisible la prueba remitida fuera de esas oportunidades procesales, salvo en las
excepciones establecidas en el referido artículo 57.2 del Reglamento (a saber, fuerza mayor, impedimento
grave) o salvo si se tratara de un hecho superviniente, es decir, ocurrido con posterioridad a los citados
momentos procesales. Cfr. Caso Familia Barrios Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. sentencia de
24 de noviembre de 2011. Serie C No. 237, párrs. 17 y 18, y Caso Brítez Arce y otros Vs. Argentina. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 16 de noviembre de 2022. Serie C No. 474, párr. 24.

7
2022 (supra, párr. 9), se incorporó al expediente, como prueba documental, una
declaración pericial rendida en otro proceso 11.

25. La Corte también recibió documentos adjuntos a los alegatos finales escritos
presentados por el Estado 12 que fueron aportados dentro del plazo establecido para tal
efecto. Al respecto, los representantes señalaron que los anexos 1, 2 y 3,
correspondientes a las sentencias del Tribunal Constitucional de Ecuador No.472-2001-RA,
No.100-2001-TP y No.769-2003-RA, no se refieren a la aplicación de la Ley de Elecciones
en las facultades jurisdiccionales del TSE, y que, por lo tanto, no se vinculan al caso
concreto. En lo que respecta a los anexos 4 y 5, los representantes advirtieron que dichas
leyes no se encontraban vigentes en la época en que se suscitaron los hechos del presente
caso. La Comisión indicó no tener observaciones a los referidos anexos.

26. En relación con los documentos adjuntados por el Estado como anexos 1, 2 y 3, el
Tribunal observa que el Estado no ha justificado la razón por la cual, en los términos del
referido artículo 57.2 del Reglamento de la Corte, deberían ser excepcionalmente admitidos,
toda vez que los mismos son de fecha anterior a su respectivo escrito de contestación. En
consecuencia, dichos documentos son inadmisibles por extemporáneos. Por otro lado, la
Corte advierte que los anexos 4, 5, 6, 7, 8, 9 y 10, ya forman parte del expediente ante
este Tribunal, toda vez que ya fueron remitidos como anexos 10, 8, 5, 1, 6 y 7 del escrito
de contestación del Estado, respectivamente. En virtud de lo anterior, no resulta necesario
realizar un análisis de la admisibilidad de los anexos identificados con los números 4, 5, 6,
7, 8, 9 y 10 presentados por el Estado junto con sus alegatos finales escritos, en los
términos del artículo 57.2 del Reglamento.

B. Admisibilidad de la prueba testimonial y pericial

27. Este Tribunal estima pertinente admitir las declaraciones rendidas en audiencia
pública 13 y ante fedatario público 14, en la medida en que se ajustan al objeto que fue

11
Se trata de la declaración pericial rendida en el Caso Quintana Coello y otros Vs. Ecuador por el señor
Param Cumaraswamy.
12
Anexo 1: Sentencia del Tribunal Constitucional No. 472-2001-RA publicada en el Registro Oficial No.
517 de 19 de febrero de 2002, Anexo 2: Sentencia del Tribunal Constitucional No.100-2001-TP publicada en
el Registro Oficial No. 364 de 9 de julio de 2001, Anexo 3: Sentencia del Tribunal Constitucional No. 769-2003-
RA publicada en el Registro Oficial No. 334 de 13 de mayo del 2004, Anexo 4: Ley Orgánica Electoral y de
Organizaciones Políticas de la República de Ecuador (Código de la Democracia), promulgada en el Suplemento
del Registro Oficial No. 578 de 27 de abril de 2009, Anexo 5: Reglamento Orgánico Funcional del Consejo
Nacional Electoral y de los Tribunales Provinciales Electorales, publicado en el Registro Oficial No. 115 de 25
de enero de 1999, Anexo 6: Ley de Partidos Políticos, publicada en el Registro Oficial No. 196 de 1 de
noviembre de 2000, Anexo 7: Ley de Elecciones, promulgada en el Registro Oficial No. 117 de 11 de julio de
2002, Anexo 8: Ley Orgánica de Control del Gasto Electoral y de la Propaganda Electoral, promulgada en el
Suplemento del Registro Oficial No. 41 de 22 de marzo de 2000, Anexo 9: Reglamento General a la Ley de
Elecciones, emitido mediante la resolución No. 001, publicada en el Suplemento del Registro Oficial No. 39 de
20 de marzo de 2000, y Anexo 10: Reglamento Interno de los Organismos Nacionales y Provinciales de la
Función Electoral, promulgado en el Registro Oficial No. 366 de 11 de julio de 2001.
13
En audiencia pública la Corte recibió las declaraciones de la presunta víctima Carlos Julio Aguinaga
Aillón y de los peritos Ruth Hidalgo, propuesta por los representantes, y Diego Jadán-Heredia, propuesto por
el Estado. En respuesta al requerimiento de la Corte en la audiencia pública, el 01 de septiembre de 2022 los
peritos remitieron una versión escrita de sus declaraciones, las cuales ha sido incorporadas al expediente de
prueba del caso.
14
La Corte recibió la declaración pericial de Medardo Oleas Rodríguez rendida ante fedatario público el 01
de septiembre de 2022 (expediente de prueba, folios 2745 a 2773).

8
definido por la Presidencia en la resolución mediante la cual se ordenó recibirlas en el
presente caso 15.

VI
HECHOS

28. Tomando en consideración el alcance del reconocimiento de responsabilidad del


Estado, la Corte expondrá los hechos del caso, con base en el marco fáctico establecido
en el Informe de Fondo, los hechos complementarios relatados por los representantes
en su escrito de solicitudes y argumentos y las pruebas que obran en el expediente, en
el orden siguiente: a) el marco normativo relevante; b) antecedentes; c) proceso de
nombramiento del señor Aguinaga Aillón en el Tribunal Supremo Electoral; d) cese del
señor Aguinaga Aillón del Tribunal Supremo Electoral, y e) los recursos disponibles
contra la Resolución No. 25-160 del Congreso Nacional.

A. Marco normativo relevante

29. La Constitución Política de la República de Ecuador de 1998 disponía lo siguiente:

Artículo 119

Las instituciones del Estado, sus organismos y dependencias y los funcionarios públicos no
podrán ejercer otras atribuciones que las consignadas en la Constitución y en la ley, y tendrán
el deber de coordinar sus acciones para la consecución del bien común. Aquellas instituciones
que la Constitución y la ley determinen, gozarán de autonomía para su organización y
funcionamiento.

[…]

Artículo 130

El Congreso Nacional tendrá los siguientes deberes y atribuciones:

[…]

Proceder al enjuiciamiento político, a solicitud de al menos una cuarta parte de los integrantes
del Congreso Nacional, del Presidente y Vicepresidente de la República, de los ministros de
Estado, del Contralor General y Procurador del Estado, del Defensor del Pueblo, del Ministro
Fiscal General; de los superintendentes, de los vocales del Tribunal Constitucional y del
Tribunal Supremo Electoral, durante el ejercicio de sus funciones y hasta un año después de
terminadas.

El Presidente y Vicepresidente de la República sólo podrán ser enjuiciados políticamente por


la comisión de delitos contra la seguridad del Estado o por delitos de concusión, cohecho,
peculado, y enriquecimiento ilícito, y su censura y destitución sólo podrá resolverse con el
voto conforme de las dos terceras partes de los integrantes del Congreso. No será necesario
enjuiciamiento penal para iniciar este proceso.

Los demás funcionarios referidos en este número podrán ser enjuiciados políticamente por
infracciones constitucionales o legales, cometidas en el desempeño del cargo. El Congreso
podrá censurarlos en el caso de declaratoria de culpabilidad, por mayoría de sus integrantes

La censura producirá la inmediata destitución del funcionario, salvo en el caso de los ministros
de estado, cuya permanencia en el cargo corresponderá decidir al Presidente de la República.

Si de la censura se derivaren indicios de responsabilidad penal del funcionario, se dispondrá


que el asunto pase a conocimiento del juez competente.

15
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador. Convocatoria a audiencia. Resolución del Presidente de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos de 19 de julio de 2022.

9
11. Nombrar […] a los vocales del Tribunal Constitucional y Tribunal Supremo Electoral […]
conocer sus excusas o renuncias, y designar a sus reemplazos.

En los casos en que los nombramientos procedan de ternas, éstas deberán ser presentadas
dentro de los veinte días subsiguientes a la vacancia del cargo. De no recibirse tales ternas
en este plazo, el Congreso procederá a los nombramientos, sin ellas.

El Congreso Nacional efectuará las designaciones dentro del plazo de treinta días contados a
partir de la fecha de recepción de cada terna. De no hacerlo, se entenderá designada la
persona que conste en el primer lugar de dicha terna.

Artículo 199

Los órganos de la Función Judicial serán independientes en el ejercicio de sus deberes y


atribuciones. Ninguna función del Estado podrá́ interferir en los asuntos propios de aquellos.
Los magistrados y jueces serán independientes en el ejercicio de su potestad jurisdiccional
aun frente a los demás órganos de la Función Judicial; solo estarán sometidos a la Constitución
y a la ley.

Artículo 209

El Tribunal Supremo Electoral, con sede en Quito y jurisdicción en el territorio nacional, es


persona jurídica de derecho público. Gozará de autonomía administrativa y económica, para
su organización y el cumplimiento de sus funciones de organizar, dirigir, vigilar y garantizar
los procesos electorales, y juzgar las cuentas que rindan los partidos, movimientos políticos,
organizaciones y candidatos, sobre el monto, origen y destino de los recursos que utilicen en
las campañas electorales.

Su organización, deberes y atribuciones se determinarán en la ley.

Se integrará con siete vocales principales, quienes tendrán sus respectivos suplentes, en
representación de los partidos políticos, movimientos o alianzas políticas que hayan obtenido
las más altas votaciones en las últimas elecciones pluripersonales, en el ámbito nacional, los
que presentarán al Congreso Nacional las ternas de las que se elegirán los vocales principales
y suplentes.

Los vocales serán designados por la mayoría de los integrantes del Congreso, permanecerán
cuatro años en sus funciones y podrán ser reelegidos.

[…]

Artículo 276

Competerá al Tribunal Constitucional:

1. Conocer y resolver las demandas de inconstitucionalidad, de fondo o de forma, que se


presenten sobre leyes orgánicas y ordinarias, decretos-leyes, decretos, ordenanzas;
estatutos, reglamentos y resoluciones, emitidos por órganos de las instituciones del Estado,
y suspender total o parcialmente sus efectos.

2. Conocer y resolver sobre la inconstitucionalidad de los actos administrativos de toda


autoridad pública. La declaratoria de inconstitucionalidad conlleva la revocatoria del acto, sin
perjuicio de que el órgano administrativo adopte las medidas necesarias para preservar el
respeto a las normas constitucionales.

[…]

Artículo 277

Las demandas de inconstitucionalidad podrán ser presentadas por:

[…]

5. Mil ciudadanos en goce de derechos políticos, o cualquier persona previo informe favorable
del Defensor del Pueblo sobre su procedencia, en los casos de los números 1 y 2 del mismo

10
artículo 16.

30. Por su parte, la Ley de Elecciones de 2000 disponía lo siguiente:

Artículo 13

Los organismos electorales tienen competencia privativa para resolver todo lo concerniente a
la aplicación de esta ley; a los reclamos que interpongan los sujetos políticos a través de sus
representantes legales, apoderados o mandatarios especiales, según el caso, y los
candidatos; y, a la aplicación de las sanciones previstas en esta ley.

Artículo 17

Los vocales del Tribunal Supremo Electoral gozarán de inmunidad mientras duren en sus
funciones; y los vocales de los tribunales provinciales electorales, entre el día en que se
publique la convocatoria a elecciones y hasta treinta días después de verificados los
escrutinios.

[…]

No podrán ser procesados ni privados de su libertad personal, sino previo pronunciamiento


de la Corte Suprema con respecto de los vocales del Tribunal Supremo y de la Corte Superior
de su respectiva jurisdicción, con relación a los vocales de los tribunales provinciales y a los
de las juntas receptoras del voto.

[…]

La inmunidad no les amparará al tratarse de las infracciones de carácter electoral a las que
se refiere esta ley, ni en los casos de delito flagrante.

Artículo 20

Al Tribunal Supremo Electoral como máximo organismo de la Función Electoral le compete:

[…]

m) Resolver en única instancia, las quejas que se presentaren contra las autoridades civiles,
en materia electoral;

[…]

s) Ejercer todas las demás atribuciones señaladas en la ley.

[…]

Art. 134

Ninguna autoridad extraña a la organización electoral podrá́ intervenir directa o


indirectamente en el funcionamiento de los organismos electorales. Por lo tanto, la Fuerza
Publica sólo podrá́ actuar en el cumplimiento de las órdenes emanadas de los presidentes y
de los vocales de los tribunales Supremo Electoral y provinciales electorales y de los
presidentes de las juntas receptoras del voto.

[…]

Artículo 143

Las infracciones de carácter electoral a las que se refiere esta ley, a excepción de las
sancionadas en el Código Penal, serán juzgadas por la Corte Suprema de Justicia al tratarse
de los vocales del Tribunal Supremo Electoral y de las personas sujetas al fuero de la Corte
Suprema; por el Tribunal Supremo Electoral al tratarse de los vocales de los tribunales

16
Cfr. Constitución Política de la República de Ecuador de 11 de agosto de 1998, artículos 119, 130, 199,
209, 276 y 277 (expediente de prueba, folios 2276, 2278, 2292, 2294, 2307 y 2308).

11
provinciales electorales y de las personas sujetas al fuero de las cortes superiores de justicia
y por los tribunales provinciales electorales al tratarse de los vocales de las juntas receptoras
del voto y de cualquiera otra persona.

[…]

Art. 155

Serán reprimidos con la destitución del cargo y la suspensión de los derechos políticos por el
tiempo de un año:

[…]

e) La autoridad, funcionario o empleado público extraños a la Organización Electoral que


interfiriere el funcionamiento de los organismos electorales 17.

31. Asimismo, la Ley de Jurisdicción Contenciosa Administrativa de 1968 disponía lo


siguiente:

Artículo 6

No corresponden a la jurisdicción contencioso - administrativa:

[…]

c) Las cuestiones que se susciten en relación con los actos políticos del Gobierno

[…]

d) Las resoluciones expedidas por los organismos electorales 18.

B. Antecedentes

32. Entre 1996 y 2007, en Ecuador se desempeñaron siete presidentes de la


República. En ese lapso ninguno de ellos pudo cumplir con el mandato constitucional de
cuatro años. En efecto, desde 1996, cuando fue elegido el presidente Abdalá Bucaram,
hasta el año 2007, cuando asumió como presidente Rafael Correa, fueron presidentes
ecuatorianos en orden cronológico: Abdalá Bucaram (1996 - 1997), Rosalía Arteaga
(febrero 1997), Fabián Alarcón (febrero 1997 – agosto 1998), Jamil Mahuad (agosto
1998 – enero 2000), Gustavo Noboa (enero 2000 – enero 2003), Lucio Gutiérrez (enero
2003 – abril 2005) y Alfredo Palacio (abril 2005 – enero 2007) 19.

33. En Ecuador han sido frecuentes históricamente las reformas estructurales y en la


composición de las altas cortes. En algunos momentos, las altas cortes fueron
intervenidas desde el poder político, de forma que “[e]n Ecuador, la independencia de la
Corte Suprema de Justicia ha sido comprometida, y la institución instrumentalizada a lo
largo de la historia” 20.

17
Cfr. Ley de Elecciones, publicada en el Registro Oficial No. 117 de 11 de julio de 2000, artículos 13, 17,
20, 134, 143 y 155 (expediente de prueba, folios 2107 a 2109, 2132, 2133 y 2135).
18
Cfr. Ley de Jurisdicción Contenciosa Administrativa, artículo 6 (expediente de prueba, folio 2009).
19
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de agosto de 2013. Serie C No. 266, párr. 39, y Caso del
Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 28 de agosto de 2013. Serie C No. 268, párr. 40.
20
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 40, y Caso del
Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 41.

12
34. El contexto del presente caso se relaciona con los ceses del Tribunal
Constitucional, el Tribunal Supremo Electoral y la Corte Suprema de Justicia del Ecuador,
los cuales ocurrieron en noviembre y diciembre de 2004. Estos ceses, que ya fueron
abordados por la Corte en los casos de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y
otros) Vs. Ecuador y del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador 21,
y fueron llevados a cabo por el Congreso Nacional en un lapso temporal de 14 días en
una situación de inestabilidad política (infra párrs. 82 a 86). El presente caso se
concentra en el cese de los vocales del Tribunal Supremo Electoral.

C. Proceso de nombramiento del señor Aguinaga Aillón en el Tribunal


Supremo Electoral

35. El artículo 209 de la Constitución de 1998 disponía que el Tribunal Supremo


Electoral se integraba por siete vocales principales y siete suplentes, en representación
de los partidos políticos que hayan obtenido las más altas votaciones en las elecciones
pluripersonales, que presentarían al Congreso Nacional las ternas de las que se elegirían
a los vocales principales y suplentes 22.

36. El 2 de diciembre de 1998 el Congreso Nacional designó a los vocales principales


y suplentes del TSE para el período comprendido del año 1998 al año 2003. En dicha
resolución, el señor Carlos Julio Aguinaga Aillón fue designado como vocal principal del
TSE 23.

37. En la sesión inaugural del TSE, llevada a cabo el 3 de diciembre de 1998, el señor
Aguinaga Aillón fue electo como su vicepresidente 24, y el 7 de diciembre de 2000 como
su presidente 25. El 9 de enero del 2003 el Congreso Nacional reeligió al señor Aguinaga
Aillón como vocal principal del TSE por un período adicional de cuatro años 26, y tomó
posesión del cargo el 14 de enero de 2003 27.

D. Cese del señor Aguinaga del Tribunal Supremo Electoral

38. El 9 de noviembre de 2004 los partidos de oposición al gobierno preparaban en


el Congreso Nacional un enjuiciamiento político al Presidente de la República por el delito
de peculado. Para contrarrestar este enjuiciamiento, el gobierno logró construir una
mayoría parlamentaria e hizo acuerdos políticos, entre otros, con el Partido Roldosista
Ecuatoriano (en adelante “el PRE”). El líder del PRE, el ex Presidente de la República,
Abdalá Bucaram Ortíz, buscaba la anulación de varios juicios penales, que se tramitaban

21
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, párrs. 42 a 62, y Caso del
Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, supra, párrs. 43 a 48.
22
Cfr. Constitución Política de la República de Ecuador de 11 de agosto de 1998, artículo 209 (expediente
de prueba, folio 2294).
23
Cfr. Resolución de designación del señor Aguinaga Aillón como vocal del TSE de 2 de diciembre de 1998
(expediente de prueba, folio 1783).
24
Cfr. Certificación de 15 de noviembre de 1999 (expediente de prueba, folio 1785).
25
Cfr. Certificación de 1 de febrero de 2001 (expediente de prueba, folio 1787).
26
Cfr. Resolución de designación como vocal de 9 de enero de 2003 (expediente de prueba, folio 1789).
27
Cfr. Acta de posesión de 14 de enero de 2003 (expediente de prueba, folio 1791).

13
en la Corte Suprema de Justicia, en los que tenía orden de privación de libertad y por
los que se encontraba prófugo en Panamá 28.

39. El 23 de noviembre del 2004 el Presidente de la República, Lucio Gutiérrez,


anunció el propósito del gobierno de impulsar en el Congreso la reorganización del
Tribunal Constitucional, del Tribunal Supremo Electoral, así como de la Corte Suprema
de Justicia 29.

40. El 25 de noviembre de 2004, mediante Resolución No. 25-160, el Congreso


Nacional declaró que cesaba en sus cargos a los vocales del Tribunal Supremo Electoral
y del Tribunal Constitucional. En dicha resolución, el Congreso efectuó́ las siguientes
consideraciones:

[...]

Que existe un clamor unánime de la población ecuatoriana por terminar el estado de caos
constitucional que prevalece en los organismos públicos;
Que los vocales principales y suplentes del Tribunal Constitucional fueron designados en forma
ilegal;

Que los vocales principales y suplentes del Tribunal Supremo Electoral fueron designados sin
considerar lo que establece el artículo 209 de la Constitución Política de la República y las
leyes [...] 30.

41. En virtud de lo anterior, el Congreso dispuso, en lo pertinente para el caso:

[...]

1.- Declarar que los vocales principales y suplentes del Tribunal Constitucional fueron
designados en forma ilegal y, proceder a designarlos de acuerdo con lo que manda la
Constitución Política de la República y la ley, de entre las ternas recibidas en su momento por
el Congreso Nacional.

Designar a los dos vocales principales y suplentes del Tribunal Constitucional que
directamente le corresponde hacer al Congreso Nacional. Los designados deberán
posesionarse ante el Presidente y/o cualquiera de los vicepresidentes del Congreso Nacional
y permanecerán en sus cargos hasta ser legalmente reemplazados en enero del 2007.

2. Declarar cesantes en sus cargos a los señores vocales principales y suplentes del Tribunal
Supremo Electoral por haber sido designados sin contemplar lo que establece el artículo 209
de la Constitución Política de la República, en relación a la forma de designación, y, proceder
a su designación de conformidad a la norma constitucional señalada, de acuerdo a los
resultados electorales del 20 de octubre de 2002.

3. Esta resolución entrará en vigencia de inmediato, sin perjuicio de su publicación en el


Registro Oficial [...] 31.

42. El 26 de noviembre de 2004 el Congreso designó nuevos vocales principales y


suplentes del Tribunal Supremo Electoral. Asimismo, el Congreso emitió las Resoluciones

28
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 64, y Caso del
Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 55.
29
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 65, y Caso del
Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 56.
30
Cfr. Resolución del Congreso Nacional No. R-25-160 de 25 de noviembre de 2004, publicada en el
Registro Oficial No. 378 (expediente de prueba, folios 1795 y 1796).
31
Cfr. Resolución del Congreso Nacional No. R-25-160 de 25 de noviembre de 2004, publicada en el
Registro Oficial No. 378 (expediente de prueba, folios 1795 y 1796).

14
R-25-161, 162, 163, 164, 165, 166, 167, 168 y 169, mediante las cuales designó a los
vocales principales y suplentes del Tribunal Constitucional 32. Por otro lado, mediante la
Resolución No. R-25-181, el Congreso Nacional también declaró cesantes a todos los
magistrados de la Corte Suprema de Justicia y sus conjueces y designó nuevos
magistrados 33.

E. Los recursos disponibles contra la Resolución 25-160 del Congreso


Nacional

43. El 27 de junio de 2001 la Corte Suprema del Ecuador emitió la Resolución 01-
027, en la que dispuso que las acciones de amparo no procedían y debían rechazarse de
plano respecto de, inter alia, “[l]os actos normativos expedidos por una autoridad
pública, tales como leyes orgánicas y ordinarias, decretos leyes, decretos, ordenanzas,
estatutos, reglamentos y resoluciones de obligatoriedad general (erga omnes), ya que
para suspender sus efectos por violación de la Constitución, en el fondo o en la forma,
cabe la acción de inconstitucionalidad que debe proponerse ante el Tribunal
Constitucional 34.

44. Asimismo, el 2 de diciembre de 2004, el Tribunal Constitucional, conformado por


los vocales nombrados tras la Resolución 25-160 emitida por el Congreso, adoptó una
decisión en respuesta a una solicitud del Presidente de la República “para impedir que
los jueces de instancia acepten al trámite acciones de amparo constitucional en contra
de la Resolución Parlamentaria 25-160, adoptada por el […] Congreso Nacional el 25 de
noviembre de 2004”. Mediante dicha decisión se estableció que:

[…] Para suspender los efectos de una resolución parlamentaria, entre ellas la 25-160,
adoptada por el H. Congreso Nacional el 25 de noviembre de 2004, por supuesta violación a
la Constitución, en el fondo o en la forma, la única acción que cabe es la acción de
inconstitucionalidad que debe proponerse ante el Tribunal Constitucional […] y, que cualquier
recurso de amparo que presentara en los juzgados del país relacionado con la referida
resolución, los jueces deben rechazarla de plano e inadmitirla, pues en caso contrario se
estaría despachando una causa contra ley expresa, que acarrearía las acciones judiciales
correspondientes” 35.

45. Varios de los vocales cesados del Tribunal Constitucional interpusieron acciones
de amparo, las cuales fueron rechazadas en aplicación de la Resolución de 2 de diciembre
de 2004 36. El señor Aguinaga Aillón no presentó acción de amparo 37.

VII
FONDO

46. En el presente caso el Tribunal analizará el alcance de la responsabilidad internacional


del Estado por el cese del señor Carlos Julio Aguinaga Aillón como vocal del Tribunal

32
Cfr. Caso del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 63 y 64.
33
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 83 a 86.
34
Cfr. Resolución de la Corte Suprema de Justicia emitida el 27 de julio de 2001 (expediente de prueba,
folio 1804).
35
Cfr. Resolución del Tribunal Constitucional emitida el 2 de diciembre de 2004, publicada en el Registro
Oficial No. 477 (expediente de prueba, folio 1809).
36
Cfr. Caso del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 102.
37
Cfr. Declaración del señor Aguinaga Aillón rendida en audiencia pública celebrada el día 8 de septiembre
de 2022 en el marco del 151 Periodo Ordinario de Sesiones.

15
Supremo Electoral de Ecuador realizado por la Resolución No. 25-160 del Congreso Nacional
(supra párrs. 40 y 41). Al respecto, la Corte recuerda que el Estado reconoció́ su
responsabilidad internacional por la violación a los derechos a las garantías judiciales y
protección judicial, contenidos en los artículos 8 y 25 de la Convención Americana, en
relación con el artículo 1.1 y 2 del mismo instrumento, en perjuicio del señor Aguinaga
Aillón. Sin perjuicio de ello, y en consideración a las razones señaladas con anterioridad
(supra párr. 22), la Corte abordará los alegatos relacionados con la violación a dichos
derechos. Asimismo, el Tribunal analizará si el Estado es responsable por la violación a la
garantía de independencia judicial, al principio de legalidad, a los derechos políticos, y al
derecho al trabajo del señor Aguinaga Aillón, los cuales se encuentran protegidos por los
artículos 8.1, 9 y 23.1.c) y 26 de la Convención Americana, y cuya responsabilidad
internacional no fue reconocida por el Estado.

VII-1
DERECHO A LAS GARANTÍAS JUDICIALES, DERECHOS POLÍTICOS, DERECHO
AL TRABAJO, Y DERECHO A LA PROTECCIÓN JUDICIAL, EN RELACIÓN CON LAS
OBLIGACIONES DE RESPETAR LOS DERECHOS Y DE ADOPTAR DISPOSICIONES
DE DERECHO INTERNO

A. Alegatos de las partes y observaciones de la Comisión

A.1. Alegatos sobre independencia judicial, garantías judiciales, principio


de legalidad y derechos políticos

47. Como cuestión previa a sus alegatos de derecho, la Comisión señaló que
independientemente de la ubicación orgánica del TSE en el diseño institucional del
Estado, dicha autoridad ejercía funciones materialmente jurisdiccionales. En ese sentido,
consideró que el señor Aguinaga Aillón desempeñaba una función jurisdiccional en el
ámbito electoral, por lo que le resultaban aplicables las garantías reforzadas de
inamovilidad conforme a la cual solamente resulta posible separar a un juez de sus
funciones al término de un nombramiento o por motivos atribuibles a su conducta
mediante un proceso que respete las garantías del debido proceso. En el caso, la
Comisión señaló que el señor Aguinaga Aillón fue cesado de su cargo de vocal del
Tribunal Supremo Electoral como consecuencia de una decisión del órgano legislativo
que tenía la finalidad declarada de corregir un supuesto nombramiento contrario al
ordenamiento jurídico. En ese sentido, explicó que “el carácter sancionatorio de este
acto del Estado, y la consecuente determinación de las garantías aplicables no se deriva,
como en otros casos, del carácter formal del proceso”, sino que se trató de la imposición
de una sanción de facto. En razón de ello, señaló que el caso debía ser analizado en
aplicación a las garantías reconocidas en los artículos 8 y 9 de la Convención.

48. Asimismo, la Comisión destacó que los procesos disciplinarios en contra de


operadores de justicia deben ejercerse de manera compatible con el principio de
independencia judicial. De esta forma, la Comisión alegó que cuando se afecta en forma
arbitraria la permanencia de los y las juezas en su cargo, la Corte ha señalado que “se
vulnera el derecho a la independencia judicial consagrado en el artículo 8.1 de la
Convención”. En este sentido, la Comisión alegó que el Estado cesó al señor Aguinaga
Aillón de manera arbitraria de su cargo, por medio de un procedimiento no previsto en
la legislación interna, sin posibilidad alguna de ser oído ni de formular defensa y a través
del ejercicio de una competencia que no estaba en el Congreso Nacional. La Comisión
argumentó que esta cuestión constituyó una violación al principio de independencia
judicial, al principio de legalidad y al derecho a contar con una autoridad competente
mediante procedimientos previamente establecidos, en los términos de los artículos 8.1

16
y 9 de la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento,
en perjuicio del señor Aguinaga Aillón. Asimismo, la Comisión concluyó que el Estado
violó los artículos 8.2 b) y 8.2 c) de la Convención Americana en relación con el artículo
1.1 del mismo instrumento en perjuicio del señor Aguinaga Aillón.

49. Los representantes alegaron que las funciones del Tribunal Supremo de
Elecciones eran jurisdiccionales, tal como se desprende de la Ley de Elecciones del año
2000. En virtud de ello, consideraron que sus miembros se encontraban cubiertos por
las garantías derivadas de la independencia judicial que implican tanto un adecuado
nombramiento, como la inamovilidad en el cargo y la garantía contra presiones externas.
Asimismo, señalaron que, tal como lo ha dicho la Corte, existe una relación directa entre
la garantía de estabilidad e inamovilidad del juez, con el derecho a permanecer en las
funciones públicas en condiciones de igualdad en términos de la protección a los
derechos políticos del artículo 23 de la Convención. En el caso concreto, los
representantes alegaron que el cese del señor Aguinaga Aillón fue ejecutado por un
órgano incompetente mediante un procedimiento no establecido en el ordenamiento
jurídico interno, por lo que debe ser entendido como un cese arbitrario, y por lo tanto
también afectó indebidamente el derecho a permanecer en el cargo en condiciones de
igualdad y el principio de legalidad. En razón de ello, los representantes concluyeron que
el Estado es responsable por la violación a los artículos 8.1, 9 y 23.1 de la Convención
Americana.

50. Por otro lado, los representantes alegaron que en la época de los hechos existían
dos únicos procedimientos posibles para la destitución de los vocales miembros del
Tribunal Supremo Electoral por parte del Congreso Nacional, a saber: a) el juicio político
y b) la fiscalización. Ambos procedimientos, después de un debido proceso, podían
finalizar con el cese de las funciones de los vocales. Sin embargo, en el caso del cese
del señor Aguinaga, ninguno de estos procesos se llevó a cabo, sino que su destitución
se dio por efecto inmediato de una resolución del Congreso Nacional, producto de una
votación interna de dicho organismo. Sobre este particular señalaron que no existió una
comunicación previa, no se estableció una causal disciplinaria que se estuviera
imputando, no se escuchó a la presunta víctima, esta se vio imposibilitada de ejercer su
derecho a la defensa y la decisión no fue motivada. En consecuencia, los representantes
concluyeron que se violaron las garantías mínimas contenidas en el artículo 8.2, b) y c)
de la Convención Americana, en perjuicio del señor Aguinaga. En sus alegatos finales
escritos, los representantes formularon aclaraciones respecto de la naturaleza del TSE,
y sostuvieron que al señor Aguinaga Aillón se le debían conceder las mismas garantías
que a los jueces en general.

51. El Estado reconoció su responsabilidad internacional por la violación al artículo 8


de la Convención. Sin embargo, alegó que la naturaleza jurídica del TSE, en el contexto
de la Constitución de 1998, era administrativa. Por esta razón, señaló que la Corte debía
hacer un análisis particularizado del presente caso respecto a los alegatos y
consecuencias sobre la independencia judicial respecto de los casos de la Corte Suprema
de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, y del Tribunal Constitucional (Camba
Campos y otros) Vs. Ecuador. En materia sustantiva, el Estado alegó que no fue
acreditada ninguna acción u omisión de agentes estatales respecto de la institución del
juicio político al señor Aguinaga Aillón, por lo que el Estado no es responsable por la
violación al artículo 9 de la Convención. Respecto del alegato relacionado con el artículo
23 de la Convención, el Estado sostuvo que no existió violación alguna en perjuicio del
señor Aguinaga Aillón respecto a su participación en la gestión de los asuntos públicos
ni en su participación en elecciones. En específico, sostuvo que el señor Aguinaga pudo

17
haber sido designado funcionario público en cualquier nivel de responsabilidad o pudo
participar libremente en procesos de elección popular en el país.

A.2. Alegatos sobre el derecho a recurrir el fallo y la protección judicial

52. La Comisión señaló que el señor Aguinaga Aillón no contaba con ningún
mecanismo para cuestionar la decisión de su cese por dos razones fundamentales. En
primer lugar, porque el procedimiento seguido no estaba previsto en la legislación, y por
ende no existía un recurso para impugnar la decisión. En segundo lugar, porque el Estado
emitió́ una resolución para obstaculizar la posibilidad de plantear el recurso de amparo
contra la resolución del Congreso. En ese sentido, el único recurso disponible era la
acción de inconstitucionalidad, la cual debía ser resuelta por el nuevo Tribunal
Constitucional designado precisamente como consecuencia de la Resolución No. 25-060,
tornando nula toda posibilidad de obtener una decisión imparcial y efectiva, porque ello
implicaría determinar la constitucionalidad del acto que permitió́ su propio
nombramiento. En virtud de lo anterior, la Comisión concluyó que el Estado violó los
artículos 8.2 h) y 25.1 de la Convención Americana en relación con las obligaciones
establecidas en el artículo 1.1 y 2 del mismo instrumento, en perjuicio del señor
Aguinaga Aillón.

53. Los representantes señalaron que la protección de la acción de amparo no fue


efectiva por la existencia de dos resoluciones que coartaban la posibilidad de interponer
el recurso. Por un lado, la Corte Suprema de Justicia, el 27 de junio de 2001 emitió la
Resolución No. 01-027, en la que limitó el alcance de las acciones de amparo, y dispuso
que las mismas no procedían y debían rechazarse de plano cuando se las interpusiera
ante actos de gobierno. La segunda, dictada por el Tribunal Constitucional, en la que
estableció que el único recurso para suspender los efectos de la Resolución No. 25-160
(que cesaba a los vocales) era la acción de inconstitucionalidad. En relación con esta
última resolución, los representantes señalaron que derivaba en la inefectividad del
recurso, pues también se habría cesado al Tribunal Constitucional. Lo anterior conllevaba
a la ausencia de imparcialidad, y además a la imposibilidad material de presentación del
recurso. En consecuencia, sostuvieron que el señor Aguinaga Aillón no contó con un
recurso judicial efectivo para la protección de sus derechos, en violación al artículo 25
de la Convención.

54. El Estado reconoció su responsabilidad internacional por la violación a los


artículos 8 y 25 de la Convención.

B. Consideraciones de la Corte

55. El Estado reconoció su responsabilidad internacional por las violaciones a los


artículos 8 y 25 por el cese del señor Aguinaga Aillón de su cargo de vocal del TSE, y
por la falta de un mecanismo de impugnación a la decisión por medio de la cual se realizó
dicho cese (supra párr. 14). Sin embargo, sostuvo que la naturaleza del TSE era la de
un órgano administrativo y no judicial y, en razón de ello, alegó que el reclamo de la
Comisión y los representantes respecto a la afectación a la independencia judicial con
motivo del cese no era aplicable al presente caso. Por esta razón, y considerando la
transversalidad de las implicaciones que tiene el alegato del Estado para el análisis del
presente caso, la Corte se pronunciará, como cuestión inicial del análisis de fondo,
respecto a la aplicabilidad de los principios de la independencia judicial a los vocales del
TSE en Ecuador en la época de los hechos.

18
56. En relación con lo anterior, este Tribunal advierte que, conforme el artículo 209
de la Constitución Política de la República de 1998, el TSE tenía las atribuciones de
“[j]uzgar las cuentas que rindan los partidos, movimientos políticos, organizaciones y
candidatos, sobre el monto, origen y destino de los recursos que utilicen en las campañas
electorales” 38. Asimismo, que la Ley de Elecciones de 2000 reconocía al TSE atribuciones
para resolver sobre controversias relacionadas con la aplicación de dicha ley 39, así como
“[r]esolver en única instancia, las quejas que se presentaren contra las autoridades
civiles en materia electoral” 40, y juzgar las infracciones “cometidas por los vocales de los
tribunales provinciales electorales y de las personas sujetas al fuero de las cortes
superiores de justicia […]” 41. Por su parte, la Ley de Jurisdicción Contenciosa
Administrativa disponía que no le correspondía a la jurisdicción contenciosa conocer
sobre “[l]as resoluciones expedidas por los organismos electorales” 42.

57. Al respecto, la perita Ruth Hidalgo afirmó lo siguiente: “[…] [e]l Tribunal Supremo
Electoral de entonces, en ese momento ejercía una jurisdicción material y competencias
para juzgar cuentas electorales, juzgaba además infracciones electorales conforme a
establecía en ese momento la Ley de Elecciones y la Ley de Gasto Electoral, vigente en
el 2004 […] resolvía recursos de queja, recursos de revisión, también revisaba las
cuentas y juzgaba las faltas de los partidos políticos”. Por su parte, el perito Oleas
Rodríguez señaló que “la Ley Electoral le confería competencia privativa a los organismos
electorales y sus resoluciones causaban ejecutoria; determinaba que el ejercicio de las
funciones de los [v]ocales de estos organismos era obligatorio, pudiendo incluso ser
sancionados con la suspensión de los derechos políticos, de no cumplirlo” 43. Asimismo,
el perito Diego Jadán Heredia, durante la audiencia pública, indicó que al TSE le
correspondía declarar con carácter definitivo el resultado de los comicios electorales 44.

58. Asimismo, la Corte advierte que, conforme a la Ley de Elecciones, los vocales del
TSE gozaban de “inmunidad mientras duren en sus funciones” y que “[n]o podrán ser
procesados ni privados de su libertad personal, sino previo pronunciamiento de la Corte
Suprema […]” 45. Dicha Ley también reconocía que “[n]inguna autoridad extraña a la
organización electoral podrá intervenir directa o indirectamente en el funcionamiento de
los organismos electorales” 46, y en ese mismo sentido establecía que las autoridades
externas a los organismos electorales que intervinieran en las elecciones podrían ser

38
Cfr. Constitución Política de la República de Ecuador de 11 de agosto de 1998, artículo 209 (expediente
de prueba, folio 2294).
39
Cfr. Ley de Elecciones, publicada en el Registro Oficial No. 117 de 11 de julio de 2000, artículo 13
(expediente de prueba, folio 2106).
40
Cfr. Ley de Elecciones, publicada en el Registro Oficial No. 117 de 11 de julio de 2000, artículo 20
(expediente de prueba, folio 2108).
41
Cfr. Ley de Elecciones, publicada en el Registro Oficial No. 117 de 11 de julio de 2000, artículo 143
(expediente de prueba, folio 2133).
42
Cfr. Ley de Jurisdicción Contenciosa Administrativa, artículo 6 (expediente de prueba, folio 2009).
43
Cfr. Declaración pericial escrita de Medardo Oleas Rodríguez, rendida ante fedatario público (affidávit)
pág. 3 (expediente de prueba, folio 2756).
44
Cfr. Declaración pericial de Diego Jadán Heredia, rendida en audiencia pública celebrada el día 8 de
septiembre de 2022 en el marco del 151 Periodo Ordinario de Sesiones.
45
Cfr. Ley de Elecciones, publicada en el Registro Oficial No. 117 de 11 de julio de 2000, artículo 17
(expediente de prueba, folio 2107).
46
Cfr. Ley de Elecciones, publicada en el Registro Oficial No. 117 de 11 de julio de 2000, artículo 134
(expediente de prueba, folio 2132).

19
sancionados con la “destitución del cargo y la suspensión de los derechos políticos” 47. El
perito Oleas Rodríguez señaló que, al igual que con los integrantes del Tribunal
Constitucional y la Corte Suprema de Justicia, los vocales del TSE solo podían ser
destituidos “previo el respectivo juicio político”, el cuál podía ser llevado a cabo por el
Congreso conforme a las facultades establecidas conforme al artículo 130 de la
Constitución 48.

59. De esta forma, este Tribunal considera que, si bien el TSE realizaba funciones
administrativas, de organización y dirección de los procesos electorales 49, entre sus
funciones también se encontraba conocer y resolver cuestiones propias de la justicia
electoral. En consecuencia, la Corte concluye que el TSE cumplía con funciones
materialmente jurisdiccionales en lo electoral y, por lo tanto, sus vocales, como el señor
Aguinaga Aillón, gozaban de las mismas garantías de independencia judicial que los
jueces en general debido a la naturaleza materialmente jurisdiccional de las funciones
que desempeñaban.

B.1. Independencia judicial, garantías judiciales, derechos políticos y


derecho al trabajo

60. Tomando en consideración lo antes mencionado, así como el reconocimiento de


responsabilidad del Estado, este Tribunal procederá a examinar si el procedimiento
llevado a cabo por el Congreso Nacional fue acorde a las obligaciones establecidas en la
Convención Americana respecto de la independencia judicial en relación con las garantías
judiciales y los derechos políticos. En ese sentido, en primer lugar, la Corte considera
oportuno reiterar los criterios fundamentales en materia de independencia judicial
desarrollados en su jurisprudencia. En segundo lugar, y sobre la base de dichos criterios, la
Corte procederá a analizar las afectaciones a las garantías judiciales, y se pronunciará sobre
las alegadas afectaciones al principio de legalidad y a los derechos políticos del señor
Aguinaga Aillón.

1. Independencia judicial

61. Esta Corte ha tenido oportunidad de pronunciarse en distintas ocasiones acerca


de la relevancia de la independencia judicial en un Estado de derecho 50. En su

47
Cfr. Ley de Elecciones, publicada en el Registro Oficial No. 117 de 11 de julio de 2000, artículo 155 e)
(expediente de prueba, folio 2135).
48
Cfr. Declaración pericial escrita de Medardo Oleas Rodríguez, rendida ante fedatario público (affidávit)
pág. 5 (expediente de prueba, folio 2758).
49
Cfr. Declaración pericial escrita de Diego Jadán-Heredia, rendida ante fedatario público (affidávit), págs.
3 y 4 (expediente de prueba, folios 2723 y 2724).
50
Cfr. Inter alia, Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
31 de enero de 2001. Serie C No. 71, párrs. 73 a 75; Caso Palamara Iribarne Vs. Chile. Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de 2005. Serie C No. 135, párrs. 145 y 156; Caso Apitz Barbera y
otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de agosto de 2008. Serie C No. 182, párrs. 43 a 45, 84 y 138; Caso
Reverón Trujillo Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de junio
de 2009. Serie C No. 197, párrs. 67, 68, 70 a 81; Caso Chocrón Chocrón Vs. Venezuela. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de julio de 2011. Serie C No. 227, párrs. 97 a 100; Caso Atala
Riffo y niñas Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de febrero de 2012. Serie C No. 239,
párr. 186; Caso de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de agosto de 2013. Serie C No. 266, párrs. 144 a 154; Caso
del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de agosto de 2013. Serie C No. 268, párrs. 188 a 198; Caso Argüelles

20
jurisprudencia constante, el Tribunal ha señalado que se trata de uno de los “pilares
básicos de las garantías del debido proceso” 51, por lo que cuando se afecta en forma
arbitraria la permanencia de las juezas y los jueces en sus cargos, se vulnera el derecho
a la independencia judicial consagrado en el artículo 8.1 de la Convención 52.

62. Asimismo, la Corte ha afirmado que uno de los objetivos principales que tiene la
separación de los poderes públicos es, precisamente, la garantía de la independencia de
las autoridades judiciales 53. También ha destacado que el ejercicio autónomo de la
función judicial debe ser garantizado por el Estado tanto en su faceta institucional, esto
es, en relación con el Poder Judicial como sistema, como en su vertiente individual, es
decir, en relación con la persona de la jueza o el juez específico. El objetivo de la
protección radica en evitar que el sistema judicial, en general, y sus integrantes, en
particular, se vean sometidos a posibles restricciones indebidas en el ejercicio de su
función por parte de órganos ajenos al Poder Judicial, o incluso por parte de quienes
ejercen funciones de revisión o apelación 54.

63. De esa cuenta, existe una relación directa entre la dimensión institucional de la
independencia judicial y el derecho de las juezas y los jueces a acceder y permanecer
en sus cargos en condiciones generales de igualdad 55. A partir de lo anterior, la Corte
ha señalado que de la independencia judicial se derivan las siguientes garantías en torno
a la función de las autoridades judiciales: (i) a un adecuado proceso de nombramiento;
(ii) a la estabilidad e inamovilidad en el cargo, y (iii) a ser protegidas contra presiones
externas 56.

y otros Vs. Argentina. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de noviembre
de 2014. Serie C No. 288, párr. 147; Caso López Lone y otros Vs. Honduras. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de octubre de 2015. Serie C No. 302, párrs. 190 a 199; Caso Valencia
Hinojosa y otra Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de
noviembre de 2016. Serie C No. 327, párr. 105; Caso Acosta y otros Vs. Nicaragua. Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de marzo de 2017. Serie C No. 334, párr. 171; Caso San
Miguel Sosa y otras Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de febrero de 2018. Serie
C No. 348, párr. 207; Caso Colindres Schonenberg Vs. El Salvador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 4 de febrero de 2019. Serie C No. 373, párrs. 68 y 69; Caso Villaseñor Velarde y otros Vs. Guatemala.
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de febrero de 2019. Serie C No. 374, párrs. 75, 83 y 84; Caso
Rico Vs. Argentina. Excepción Preliminar y Fondo. Sentencia de 2 de septiembre de 2019. Serie C No. 383,
párrs. 54, 55 y 56; Caso Urrutia Laubreaux Vs. Chile. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 27 de agosto de 2020. Serie C No. 409, párrs. 104 a 110; Caso Cordero Bernal Vs. Perú.
Excepción Preliminar y Fondo. Sentencia de 16 de febrero de 2021. Serie C No. 421, párrs. 71 y 72; y Caso
Ríos Avalos y otro Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 19 de agosto de 2021. Serie C
No. 429, párr. 85.
51
Cfr. Caso Reverón Trujillo Vs. Venezuela, supra, párr. 68, y Caso Ríos Avalos y otro Vs. Paraguay,
supra, párr. 85. Ver también, Declaración Universal de los Derechos Humanos, artículo 10; Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos, artículo 14.1; Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos
y de las Libertades Fundamentales, artículo 6.1, y Carta Africana sobre los Derechos Humanos y de los Pueblos,
artículo 26.
52
Cfr. Caso de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 155, y
Caso Ríos Avalos y otro Vs. Paraguay, supra, párr. 85.
53
Cfr. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú, supra, párr. 73, y Caso Ríos Avalos y otro Vs. Paraguay,
párr. 86.
54
Cfr. Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela,
supra, párr. 55, y Caso Ríos Avalos y otro Vs. Paraguay, párr. 86.
55
Cfr. Caso de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 154, y
Caso Ríos Avalos y otro Vs. Paraguay, supra, párr. 87.
56
Cfr. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú, supra, párr. 75; Caso Reverón Trujillo Vs. Venezuela,
supra, párr. 70, y Caso Ríos Avalos y otro Vs. Paraguay, supra, párr. 87.

21
64. En cuanto a la garantía de estabilidad e inamovilidad en el cargo de dichas
autoridades, el Tribunal ha considerado que implica, a su vez, lo siguiente: (i) que la
separación del cargo debe obedecer exclusivamente a causales permitidas, ya sea por
medio de un proceso que cumpla con las garantías judiciales o porque se ha cumplido el
término o período del mandato; (ii) que las juezas y los jueces solo pueden ser
destituidos por faltas de disciplina graves o incompetencia, y (iii) que todo proceso
seguido contra juezas y jueces debe resolverse de acuerdo con las normas de
comportamiento judicial establecidas y mediante procedimientos justos, objetivos e
imparciales, según la Constitución o la ley 57. Ello deviene imperativo, en tanto la libre
remoción de las autoridades judiciales fomenta la duda objetiva sobre la posibilidad
efectiva que tienen de ejercer sus funciones sin temor a represalias 58.

65. Todo lo anterior se sustenta en el importante rol que las juezas y los jueces
desempeñan en una democracia 59, en tanto se constituyen en garantes de los derechos
humanos 60, lo que exige reconocer y salvaguardar su independencia, especialmente
frente a los demás poderes estatales 61, pues, de otro modo, se podría obstaculizar su

57
Cfr. Caso de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 155; Caso
López Lone y otros Vs. Honduras, supra, párr. 192, y Caso Ríos Avalos y otro Vs. Paraguay, supra, párr. 88.
58
Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela, supra,
párr. 44, y Caso Ríos Avalos y otro Vs. Paraguay, supra, párr. 88.
59
Cfr. Caso de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 154, y
Caso Ríos Avalos y otro Vs. Paraguay, supra, párr. 89. Al respecto, la Asamblea General de las Naciones Unidas
ha declarado que “la independencia del sistema judicial, junto con su imparcialidad e integridad, es un requisito
previo esencial para apoyar el [E]stado de derecho”. Naciones Unidas, Asamblea General, Resolución
A/RES/67/1 de 24 de septiembre de 2002. Por su parte, en 2002, la entonces Comisión de Derechos Humanos
de las Naciones Unidas identificó, entre otros elementos “esenciales de la democracia”, el respeto de los
derechos humanos y de las libertades fundamentales, y la independencia del poder judicial. Comisión de
Derechos Humanos de Naciones Unidas, “Nuevas medidas para promover y consolidar la democracia",
Resolución 58ª sesión, U.N. Doc. E/CN.4/RES/2002/46, de 23 de abril de 2002, párr. 1. Asimismo, el Consejo
de Derechos Humanos ha afirmado que la independencia del sistema judicial “es un requisito indispensable
para proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales, promover el [E]stado de derecho y la
democracia”. Consejo de Derechos Humanos, “Integridad del sistema judicial”, A/HRC/37/L.11/Rev.1, y “La
independencia e imparcialidad del poder judicial, los jurados y los asesores y la independencia de los
abogados”, A/HRC/44/L.7, de 10 de julio de 2020. En igual sentido, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos
ha afirmado que “la independencia judicial es uno de los valores más importantes que sostienen el
funcionamiento eficaz de las democracias”. TEDH, Caso Oleksandr Volkov Vs. Ucrania, no. 21722/11. Sentencia
de 9 de enero de 2013, párr. 199.
60
El entonces Relator especial de Naciones Unidas sobre la independencia de los magistrados y abogados,
Leandro Despouy, afirmó que “[e]n toda sociedad democrática, el juez actúa como guardián de los derechos
y libertades fundamentales. Los jueces y los tribunales garantizan en efecto la protección judicial de los
derechos humanos, el ejercicio del derecho de recurso, la lucha contra la impunidad y el derecho a la
reparación”. Comisión de Derechos Humanos, Informe del Relator Especial sobre la independencia de los
magistrados y abogados, Sr. Leandro Despouy, Doc. E/CN.4/2004/60, de 31 de diciembre de 2003, párr. 30.
61
Cfr. Caso Palamara Iribarne Vs. Chile, supra, párr. 145, y Caso Ríos Avalos y otro Vs. Paraguay, supra,
párr. 89. Al respecto, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha afirmado que “[l]a misión del poder judicial
en un estado democrático es garantizar la existencia misma del [E]stado de derecho”. TEDH, Caso Harabin Vs.
Eslovaquia, no. 58688/11, Sentencia de 20 de noviembre de 2012, párr. 133. En tal sentido, dicho Tribunal
ha indicado que en una sociedad democrática los tribunales deben permanecer libres de cualquier presión
política. Ante ello, su jurisprudencia ha reiterado de manera constante que la independencia judicial exige,
necesariamente, que se garantice la inamovilidad de las autoridades judiciales y que estas cuenten con
“salvaguardas contra presiones externas”, lo que hace necesario considerar “el modo de designación y duración
del mandato” de tales autoridades. Cfr. Inter alia, TEDH, Caso Ringeisen Vs. Austria, no. 2614/65, Sentencia
de 16 de julio de 1971, párr. 95; Caso Le Compte, Van Leuven y De Meyêre Vs. Bélgica [GS], no. 6878/75,
Sentencia de 23 de junio de 1981, párr. 55; Caso X Vs. Reino Unido, no. 7215/75, Sentencia de 5 de noviembre
de 1981, párr. 53; Caso Piersack Vs. Bélgica, no. 8692/79, Sentencia de 1 de octubre de 1982, párr. 27; Caso
Campbell y Fell Vs. Reino Unido, no. 7819/77, Sentencia de 28 de junio de 1984, párrs. 78 y 80; Caso
Langborger Vs. Suecia [GS], no. 11179/84, Sentencia de 22 de junio de 1989, párr. 32; Caso Stran Greek

22
labor, al punto de hacer imposible que estén en condiciones de determinar, declarar y
eventualmente sancionar la arbitrariedad de los actos que puedan suponer vulneración
a aquellos derechos, así como ordenar la reparación correspondiente 62.

66. Asimismo, la Corte ha señalado que la garantía de independencia judicial “abarca


la garantía contra presiones externas, de tal forma que el Estado debe abstenerse de
realizar injerencias indebidas en el Poder Judicial o en sus integrantes” y adoptar
acciones para evitar que tales injerencias sean cometidas por personas u órganos ajenos
al poder judicial. En ese sentido, la Corte ha notado que “los Principios Básicos de
Naciones Unidas [relativos a la Independencia de la Judicatura] disponen que los jueces
resolverán los asuntos que conozcan […] sin restricción alguna y sin influencias,
alicientes, presiones, amenazas o intromisiones indebidas, sean directas o indirectas, de
cualesquiera sectores o por cualquier motivo’”. De igual modo, “dichos Principios
establecen que ‘[n]o se efectuarán intromisiones indebidas o injustificadas en el proceso
judicial’” 63.

67. Así, desde el caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras, esta Corte ha afirmado que
la obligación de garantía, conforme al artículo 1.1 de la Convención, implica el deber de
los Estados de organizar todo el aparato gubernamental y, en general, todas las
estructuras a través de las cuales se manifiesta el ejercicio del poder público, de manera
tal que sean capaces de asegurar jurídicamente el libre y pleno ejercicio de los derechos
humanos 64. En el contexto de ese deber de garantía, la independencia judicial se
proyecta como elemento imprescindible de la organización del aparato gubernamental,
sin la cual el Estado no es capaz de asegurar el libre y pleno ejercicio de los derechos 65.

Refineries y Stratis Andreadis Vs. Grecia, no. 13427/87, Sentencia de 9 de diciembre de 1994, párr. 49; Caso
Bryan Vs. Reino Unido, no. 19178/91, Sentencia de 22 de noviembre de 1995, párr. 37; Caso Findlay Vs.
Reino Unido, no. 22107/93, Sentencia de 25 de febrero de 1997, párr. 73; Caso Papageorgiou Vs. Grecia, no.
97/1996/716/913, Sentencia de 22 de octubre de 1997, párr. 37; Caso Incal Vs. Turquía [GS], no.
41/1997/826/1031, Sentencia de 9 de junio de 1998, párr. 65; Caso Galstyan Vs. Armenia, no. 26986/03,
Sentencia de 15 de noviembre de 2007, párr. 62; Caso Guja Vs. Moldavia [GS], no. 14277/04, Sentencia de
12 de febrero de 2008, párr. 86; Caso Henryk Urban y Ryszard Urban Vs. Polonia, no. 23614/08, Sentencia
de 30 de noviembre de 2010, párr. 45; Caso Khrykin Vs. Rusia, no. 33186/08, Sentencia de 19 de abril de
2011, párr. 30; Caso Fruni Vs. Eslovaquia, no. 8014/07, Sentencia de 21 de junio de 2011, párr. 145; Caso
Oleksandr Volkov Vs. Ucrania, no. 21722/11, Sentencia de 9 de enero de 2013, párr. 103; Caso Maktouf y
Damjanović Vs. Bosnia y Herzegovina [GS], nos. 2312/08 y 34179/08, Sentencia de 18 de julio de 2013, párr.
49; Caso Baka Vs. Hungría [GS], no. 20261/12, Sentencia de 23 de junio de 2016, párr. 108; Caso Denisov
Vs. Ucrania [GS], no. 76639/11, Sentencia de 25 de septiembre de 2018, párr. 60, Caso Gudmundur Andri
Ástrádsson Vs. Islandia [GS], no. 26374/18, Sentencia de 1 de diciembre de 2020, párr. 232, y Caso Xhonxhaj
Vs. Albania, no. 15227/19, Sentencia de 9 de febrero de 2021, párr. 298.
62
La Corte ha afirmado que la independencia judicial “no es un ‘privilegio’ del juez o un fin en sí misma,
sino que se justifica para posibilitar que los jueces o juezas cumplan adecuadamente su cometido”. Cfr. Caso
Villaseñor Velarde y otros Vs. Guatemala, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de febrero de 2019.
Serie C No. 374, párr. 130.
63
Cfr. Caso Villaseñor Velarde y otros Vs. Guatemala, supra, párr. 84.
64
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Fondo. Sentencia de 29 de julio de 1988. Serie C No. 4,
párr. 166.
65
La entonces Relatora especial de Naciones Unidas sobre la independencia de los magistrados y
abogados, Gabriela Knaul, afirmó que “[l]la efectividad de los derechos humanos depende, en última instancia,
de que la justicia se administre de forma adecuada, es fundamental que el sistema de justicia sea
independiente, competente e imparcial para salvaguardar el [E]stado de derecho”. Cfr. Consejo de Derechos
Humanos, Informe de la Relatora Especial sobre la independencia de los magistrados y abogados, Doc.
A/HRC/26/32, de 28 de abril de 2014, párr. 3. Ver también, Comisión de Derechos Humanos, Informe del
Relator Especial sobre la independencia de los magistrados y abogados, Param Cumaraswamy, Doc.
E/CN.4/1995/39, de 6 de febrero de 1995, párr. 100, y Asamblea General, Informe de la Relatora Especial
sobre la independencia de los magistrados y abogados, Gabriela Knaul, Doc. A/69/2/94, de 11 de agosto de

23
Como corolario, la independencia judicial resulta indispensable para la protección y
efectiva garantía de los derechos humanos 66.

68. En definitiva, sin independencia judicial no existe Estado de derecho ni es posible


la democracia (artículo 3 de la Carta Democrática Interamericana 67), toda vez que juezas
y jueces deben contar con las garantías adecuadas y suficientes para ejercer su función
de resolver conforme al orden jurídico los conflictos que se producen en la sociedad. La
falta de independencia y de respeto a su autoridad es sinónimo de arbitrariedad.

69. Además de estar ampliamente garantizada a nivel internacional 68 y regional 69, la

2014, párr. 28. Asimismo, el Consejo Consultivo de Jueces Europeos ha considerado que “[l]a independencia
de los jueces es una condición previa al Estado de [d]erecho y una garantía fundamental para un juicio justo”,
pues “[l]os jueces se encargan de decidir en última instancia sobre la vida, la libertad, los derechos, los deberes
y los bienes de las personas”. Cfr. Consejo Consultivo de Jueces Europeos, Informe No. 1 a la atención del
Comité de Ministros del Consejo de Europa sobre las normas relativas a la independencia y a la inamovilidad
de los jueces (Recomendación No. R (94) 12 sobre la independencia, la eficacia y el papel de los jueces y la
pertinencia de las normas que establece y de las demás normas internacionales para los problemas existentes
en estos ámbitos), de 23 de noviembre de 2011, párr. 10.
66
Cfr. El hábeas corpus bajo suspensión de garantías (Arts. 27.2, 25.1 y 7.6 Convención Americana sobre
Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-8/87 de 30 de enero de 1987. Serie A No. 8, párr. 30; Caso
Reverón Trujillo Vs. Venezuela, supra, párr. 68, y Caso Villaseñor Velarde y otros Vs. Guatemala, supra, párr.
75.
67
Cfr. Asamblea General de la OEA, Carta Democrática Interamericana, Resolución AG/RES. 1 (XXVIII-
E/01) de 11 de septiembre de 2001.
68
Cfr. Principios Básicos de Naciones Unidas relativos a la independencia de la judicatura, adoptados por
el Séptimo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente,
celebrado en Milán del 26 de agosto al 6 de septiembre de 1985, y confirmados por la Asamblea General en
sus resoluciones 40/32 de 29 de noviembre de 1985 y 40/146 de 13 de diciembre de 1985, Principios 1, 2, 12
y 18, y Principios de Bangalore sobre la Conducta Judicial, redactados por el Grupo Judicial de Reforzamiento
de la Integridad Judicial, integrado por presidentes de tribunales supremos y magistrados de tribunales
superiores, a invitación del Centro de las Naciones Unidas para la Prevención Internacional del Delito y en el
marco del Programa mundial contra la corrupción, anexados a la Resolución 2006/23 de 27 de julio de 2006
del Consejo de Derechos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, principio 1 y aplicación 1.1. Por su
parte, el Comité de Derechos Humanos ha indicado que “[l]os Estados deben adoptar medidas concretas que
garanticen la independencia del poder judicial, y proteger a los jueces de toda forma de influencia política en
la adopción de decisiones”. Comité de Derechos Humanos, Observación General No. 32, Artículo 14. El derecho
a un juicio imparcial y a la igualdad ante los tribunales y cortes de justicia, 23 de agosto de 2007, Doc.
CCPR/C/GC/32, 23 de agosto de 2007, párr. 19.
69
Cfr. Consejo de Europa, Recomendación No. R (94) 12 del Comité de Ministros de los Estados Miembros
sobre la Independencia, Eficiencia y Función de los Jueces, adoptada el 13 de octubre de 1994, principios I.1.,
I.2.b. y d., y I.3, y Carta europea sobre el estatuto de los jueces, (DAJ/DOC (98) 23), 1998, párr. 1.1. Ver
también, Consejo Consultivo de Jueces Europeos, Informe No. 1 a la atención del Comité de Ministros del
Consejo de Europa sobre las normas relativas a la independencia y a la inamovilidad de los jueces
(Recomendación No. R (94) 12 sobre la independencia, la eficacia y el papel de los jueces y la pertinencia de
las normas que establece y de las demás normas internacionales para los problemas existentes en estos
ámbitos), 1998, párr. 60; Informe No. 3 a la atención del Comité de Ministros del Consejo de Europa sobre
“Los comportamientos incompatibles y la imparcialidad”, 2002 párr. 16, y Carta Magna de los Jueces (principios
fundamentales), adoptada en la 11ª reunión plenaria, Estrasburgo, de 17 de noviembre de 2010, principio 10.
Los Principios y Directrices relativos al Derecho a un Juicio Justo y a la Asistencia Jurídica en África establecen
que “[l]a independencia de los órganos y funcionarios judiciales […] deben ser respetadas por el gobierno, sus
organismos y autoridades”. Ver también, Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, Principios
y Directrices relativos al Derecho a un Juicio Justo y a la Asistencia Jurídica en África, adoptados como parte
del informe de actividades de la Comisión en su 2ª Cumbre y reunión de Jefes de Estado de la Unión Africana,
celebrada en Maputo del 4 al 12 de julio de 2003, principios A.4.a. y l. Véase, además, Estándares Mínimos de
Independencia Judicial, adoptados por la Asociación Internacional de Abogados en 1982; Conferencia de
Presidentes de las Cortes Supremas de Asia y el Pacífico, Declaración de Beijing sobre los Principios relativos
a la Independencia de la Judicatura en la región de LAWASIA, aprobada en 1995 por la VI Conferencia, principio
3; Directrices de Latimer House para el Commonwealth sobre Supremacía Parlamentaria e Independencia
Judicial, adoptadas el 19 de junio de 1998 por representantes de la Asociación Parlamentaria del

24
independencia judicial se encuentra proclamada en las constituciones de los Estados que
han reconocido la competencia contenciosa de la Corte Interamericana, ya sea en forma
expresa o mediante la inclusión de específicas salvaguardas dirigidas a su protección 70.

70. En relación con lo anterior, la Corte considera pertinente señalar que la garantía
de independencia judicial de los tribunales electorales resulta indispensable dentro de
un sistema democrático, por cuanto estas instituciones forman parte de la columna
vertebral del sistema electoral y son el mecanismo de revisión judicial que garantiza la
realización de unas elecciones justas, libres y creíbles. La protección y preservación de
la independencia de los tribunales electorales previene interferencias indebidas de otros
poderes del Estado, especialmente del poder ejecutivo, en los mecanismos de control
jurisdiccional que protegen el ejercicio de los derechos políticos, tanto de los votantes,
como de los candidatos que participan en una contienda electoral. De esta forma, la
protección de la independencia judicial de los tribunales electorales constituye una
garantía para el ejercicio de los derechos políticos, esto es, para la efectiva participación
en la dirección de los asuntos públicos, votar y ser elegido, y tener acceso en condiciones
generales de igualdad a las funciones públicas.

71. De esta forma, la Corte considera que el mecanismo de selección y destitución


de los jueces electorales debe ser coherente con el sistema político democrático en su
conjunto 71. En efecto, la vulneración de la independencia de los tribunales electorales
afecta no sólo a la justicia electoral, sino el ejercicio efectivo de la democracia
representativa, el cual es la base del estado de derecho 72. La cooptación de los órganos

Commonwealth, la Asociación de Magistrados y Jueces del Commonwealth y la Asociación de Educación Jurídica


del Commonwealth, directrices II, VI y VII; Cumbre Iberoamericana de Presidentes de Cortes Supremas,
Estatuto del Juez Iberoamericano, aprobado en la VI Cumbre celebrada en Santa Cruz de Tenerife, Canarias,
España, los días 23, 24 y 25 de mayo de 2001, artículos 1, 2 y 14; Principios de Burgh House relativos a la
Independencia de la Judicatura Internacional, adoptados por el Grupo de estudio de la Asociación de Derecho
Internacional sobre la práctica y el procedimiento de los tribunales y cortes internacionales, en asociación con
el Proyecto sobre tribunales y cortes internacionales, en 2004, y Declaración de Principios Mínimos sobre la
Independencia de los Poderes Judiciales y de los Jueces en América Latina, Declaración de Campeche,
adoptada por la Federación Latinoamericana de Magistrados en 2008.
70
Cfr. Constitución de la Nación Argentina, artículos 109 y 114, numeral 6; Constitución Política del Estado
Plurinacional de Bolivia, artículo 178; Constitución de la República Federativa de Brasil, artículos 95 y 103-B,
párrafo 4, numeral I; Constitución Política de la República de Chile, artículo 73; Constitución Política de
Colombia, artículos 228 y 230; Constitución Política de la República de Costa Rica, artículo 154; Constitución
de la República del Ecuador, artículos 168, numeral 1, y 431; Constitución Política de El Salvador, artículo 172;
Constitución Política de la República de Guatemala, artículo 203; Constitución Política de la República de Haití,
artículo 177; Constitución Política de la República de Honduras, artículos 303 y 307; Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, artículo 94; Constitución Política de la República de Nicaragua, artículo 166;
Constitución Política de la República de Panamá, artículo 207; Constitución Política del Perú, artículos 139,
numeral 2º, y 146; Constitución Política de la República Dominicana, articulo 151; Constitución de la República
de Surinam, artículo 10, y Constitución de la República Oriental del Uruguay, artículo 118.
71
El artículo 4 de la Carta Democrática Interamericana establece lo siguiente: “Son componentes
fundamentales del ejercicio de la democracia la transparencia de las actividades gubernamentales, la probidad,
la responsabilidad de los gobiernos en la gestión pública, el respeto por los derechos sociales y la libertad de
expresión y de prensa. La subordinación constitucional de todas las instituciones del Estado a la autoridad civil
legalmente constituida y el respeto al estado de derecho de todas las entidades y sectores de la sociedad son
igualmente fundamentales para la democracia.” Cfr. Asamblea General de la OEA, Carta Democrática
Interamericana, Resolución AG/RES. 1 (XXVIII-E/01) de 11 de septiembre de 2001.
72
El artículo 2 de la Carta Democrática Interamericana establece lo siguiente: “El ejercicio efectivo de la
democracia representativa es la base del estado de derecho y los regímenes constitucionales de los Estados
Miembros de la Organización de los Estados Americanos. La democracia representativa se refuerza y profundiza
con la participación permanente, ética y responsable de la ciudadanía en un marco de legalidad conforme al
respectivo orden constitucional.” Cfr. Asamblea General de la OEA, Carta Democrática Interamericana,
Resolución AG/RES. 1 (XXVIII-E/01) de 11 de septiembre de 2001.

25
electorales por otros poderes públicos afecta transversalmente a toda la institucionalidad
democrática, y en esa medida constituye un riesgo para el control del poder político y la
garantía de los derechos humanos, pues menoscaba las garantías institucionales que
permiten el control del ejercicio arbitrario del poder. Así, se imposibilita la existencia de
mecanismos jurisdiccionales que velen por la protección de los derechos políticos y, por
tanto, las garantías de inamovilidad y estabilidad de los jueces electorales deben ser
reforzadas. En ese sentido, la Corte considera que cualquier demérito o regresividad en
las garantías de independencia, estabilidad e inamovilidad de los tribunales electorales,
son inconvencionales en cuanto su efecto se puede traducir en un impacto sistémico
igualmente regresivo sobre el estado de derecho, las garantías institucionales y el
ejercicio de los derechos fundamentales en general. La protección de la independencia
judicial en este ámbito adquiere una relevancia especial en el contexto mundial y
regional actual de erosión de la democracia, en donde se utilizan los poderes formales
para promover valores antidemocráticos, vaciando de contenido las instituciones y
dejando solo su mera apariencia.

72. Respecto a lo anterior, el Tribunal advierte que el Comité de Derechos Humanos


de las Naciones Unidas señaló, en su Observación General No. 25, respecto del derecho
a la participación en los asuntos públicos y el derecho al voto, que debe “haber un
escrutinio de los votos y un proceso de recuento independientes y con posibilidad de
revisión judicial o de otro proceso equivalente a fin de que los electores tengan confianza
en la seguridad de la votación y del recuento de los votos” 73. En un sentido similar, el
Código de Buenas Prácticas en Materia Electoral de la Comisión de Venecia, establece
que la protección de los derechos políticos requiere la existencia de un sistema eficaz de
interposición de recursos puesto que “[p]ara que las reglas del derecho electoral no sean
letra muerta, deberá ser posible impugnar la violación de las mismas e interponer
recursos” 74.

73. Por su parte, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (en adelante “el TEDH”)
ha establecido que el derecho a elecciones libres contiene obligaciones positivas que
“requieren la existencia de un sistema nacional para el examen eficaz de las demandas
y apelaciones individuales en cuestiones relativas a los derechos electorales” 75. El TEDH
ha señalado al respecto que la existencia de este sistema es una de las garantías
esenciales para la existencia de elecciones libres, y constituye un importante dispositivo
para lograr el cumplimiento de su deber positivo en virtud del Artículo 3 del Protocolo
No. 1 76. En esa lógica, ha establecido que para que el proceso de toma de decisiones
sobre impugnaciones sea eficaz, deben existir salvaguardas que eviten la arbitrariedad.
Estas salvaguardas requieren que los agravios de un demandante sean atendidos en
procedimientos que ofrezcan garantías adecuadas y suficientes para asegurar su estudio
efectivo de conformidad con el contenido del derecho a las elecciones libres 77.

73
Cfr. Comité de Derechos Humanos, Observación general No. 25 (57) de 27 de agosto de 1996 adoptado
en virtud del Artículo 40 (4) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (CCPR / C / 21 / Rev.1 /
Add.7), párr. 20.
74
Cfr. Comisión Europea para la Democracia por el Derecho (Comisión de Venecia). Código de Buenas
Prácticas en Materia Electoral, Directriz 3.3 e informe explicativo párr. 92.
75
Cfr. TEDH, Caso Mugemangango Vs. Bélgica [G.S], no. 310/15, Sentencia de 10 de julio de 2020, párr.
69, y Caso Davydov y otros contra Rusia, no. 75947/11, Sentencia de 30 de mayo de 2017, párr. 274.
76
Cfr. TEDH, Caso Mugemangango Vs. Bélgica [G.S], no. 310/15, Sentencia de 10 de julio de 2020, párr.
69, y Caso Davydov y otros contra Rusia, no. 75947/11, Sentencia de 30 de mayo de 2017, párr. 274.
77
Cfr. TEDH, Caso Mugemangango Vs. Bélgica [G.S], no. 310/15, Sentencia de 10 de julio de 2020, párr.
69, Caso Kovach Vs. Ucrania, no. 39424/02, Sentencia de 7 de mayo de 2008, párrs. 54 a 55; Caso Kerimova

26
2. Garantías judiciales

74. Asimismo, la Corte ha señalado que el artículo 8 de la Convención consagra los


lineamientos del debido proceso legal, el cual está compuesto de un conjunto de requisitos
que deben observarse en las instancias procesales, a efectos de que las personas estén en
condiciones de defender adecuadamente sus derechos ante cualquier tipo de acto del Estado
que pueda afectarlos 78. De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 8.1 de la Convención, en
la determinación de los derechos y obligaciones de todas las personas, de orden penal, civil,
laboral, fiscal o de cualquier otro carácter, se deben observar “las debidas garantías” que
aseguren, según el procedimiento de que se trate, el derecho al debido proceso 79.

75. El incumplimiento de una de las garantías antes mencionadas conlleva una violación
de dicha disposición convencional 80. Asimismo, esta Corte ha señalado que las garantías
contempladas en el artículo 8.1 de la Convención son también aplicables al supuesto en
que alguna autoridad no judicial adopte decisiones que afecten los derechos de las
personas 81, tomando en cuenta que no le son exigibles aquellas propias de un órgano
jurisdiccional, pero sí debe cumplir con aquellas destinadas a asegurar que la decisión
no sea arbitraria 82.

76. Por su parte, el artículo 8.2 de la Convención establece las garantías mínimas que
deben ser aseguradas por los Estados en función del debido proceso legal 83. La Corte se ha
pronunciado en su jurisprudencia sobre el alcance de este artículo y ha establecido que no
se limita a procesos penales, sino que lo ha extendido, en lo pertinente, a procesos
administrativos seguidos ante autoridades estatales y a procesos judiciales de carácter no
penal en el ámbito constitucional, administrativo y laboral 84. Asimismo, ha indicado que,
tanto en estas como en otro tipo de materias, “el individuo tiene también derecho, en
general, al debido proceso que se aplica en materia penal” 85. Esto indica que las garantías
del artículo 8.2 de la Convención no son exclusivas de los procesos penales, sino que pueden
ser aplicadas a procesos de carácter sancionatorio. Lo que corresponde en cada caso es

Vs. Azerbaiyán, no. 20799/06, Sentencia de 30 de septiembre de 2010, párrs. 44 a 45, y Caso Riza y otros
Vs. Bulgaria, no. 48555/10 y 48377/10, Sentencia de 13 de octubre de 2015, párr. 143.
78
Cfr. Garantías Judiciales en Estados de Emergencia (arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana sobre
Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-9/87 del 6 de octubre de 1987. Serie A No. 9, párr. 27, y Caso
Colindres Schonenberg Vs. El Salvador, supra, párr. 63.
79
Cfr. Excepciones al Agotamiento de los Recursos Internos (arts. 46.1, 46.2.a y 46.2.b, Convención
Americana sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-11/90 del 10 de agosto de 1990. Serie A No.
11, párr. 28, y Caso Colindres Schonenberg Vs. El Salvador, supra, párr. 64.
80
Cfr. Caso Claude Reyes y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 19 de septiembre
de 2006. Serie C No. 151, párr. 119, y Caso Colindres Schonenberg Vs. El Salvador, supra, párr. 64.
81
Cfr. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú, supra, Sentencia de 31 de enero de 2001, párr. 71, y
Caso Colindres Schonenberg Vs. El Salvador, supra, párr. 65.
82
Cfr. Caso Claude Reyes y otros Vs. Chile, supra, párr. 119, y Caso Colindres Schonenberg Vs. El
Salvador, supra, párr. 65.
83
Cfr. Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de febrero de
2001. Serie C No. 72, párr. 137, y Caso Moya Solís Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 3 de junio de 2021. Serie C No. 425, párr. 68.
84
Cfr. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú, supra, párr. 70, y Caso Moya Solís Vs. Perú, supra, párr.
68.
85
Cfr. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú, supra, párr. 70, y Caso Moya Solís Vs. Perú, supra, párr. 68.

27
determinar las garantías mínimas que conciernen a un determinado proceso sancionatorio
no penal, según su naturaleza y alcance 86.

77. El cese del señor Aguinaga Aillón por una decisión del Congreso Nacional implicó
una afectación de sus derechos, ya que trajo como consecuencia la separación inmediata
de su cargo de vocal del TSE. Por lo tanto, este Tribunal examinará si fue acorde a las
garantías del debido proceso establecidas en el artículo 8 de la Convención Americana.

2.1. Competencia del Congreso Nacional para efectuar el cese

78. En relación con lo anterior, este Tribunal ha establecido que el artículo 8.1 de la
Convención garantiza que las decisiones en las cuales se determinen derechos de las
personas deben ser adoptadas por las autoridades competentes que la ley interna
determine. Por tanto, se deberá examinar si el Congreso tenía competencia para cesar
al señor Aguinaga Aillón como vocal del TSE.

79. Al respecto, en primer lugar, la Corte advierte que el artículo 130 de la Constitución
Política de 1998 preveía la atribución del Congreso de proceder al enjuiciamiento político de
los vocales TSE. Asimismo, de dicho artículo se desprende que los vocales del TSE podrían
ser enjuiciados políticamente “por infracciones constitucionales o legales, cometidas en el
desempeño del cargo” y que “[e]l Congreso podr[ía] censurarlos en el caso de declaratoria
de culpabilidad, por mayoría de sus integrantes”. Dicha disposición constitucional reconocía
que “la censura produciría la inmediata destitución del funcionario” 87.

80. En segundo lugar, el Tribunal advierte que el motivo que se expresó en la Resolución
No. 25-160 de 25 noviembre de 2004, mediante la cual el Congreso Nacional cesó a los
vocales del TSE, fue que “los vocales principales y suplentes del Tribunal Supremo Electoral
fueron designados sin considerar lo que establece el artículo 209 de la Constitucional Política
de la República y sus leyes” 88. De lo anterior se desprende con claridad que el Congreso
Nacional cesó a los vocales del TSE por la supuesta ilegalidad de la votación para su
designación, sin especificar norma alguna como base legal de la declaración de cese.

81. Asimismo, esta Corte advierte que la declaración de una posible ilegalidad
respecto del nombramiento efectuado por el Congreso Nacional correspondía a la
Jurisdicción de lo Contencioso Administrativo mediante una acción de lesividad, de forma
tal que si el Congreso consideraba que el acto de designación había sido irregular debió
acudir a dicha jurisdicción para que determinara si tal nominación era ilícita 89. De la
misma forma, de la prueba aportada al Tribunal se desprende que la única forma
mediante la cual era posible cesar a los vocales del TSE era mediante el juicio político
en aplicación del artículo 130, numeral 9 de la Constitución. Sin embargo, “[n]o existió
en contra del Tribunal Supremo Electoral, ni contra ninguno de sus vocales, un
procedimiento de fiscalización, como tampoco un juicio político […]” 90.

86
Cfr. Caso Maldonado Ordóñez Vs. Guatemala, supra, párr. 75, y Caso Moya Solís Vs. Perú, supra, párr. 68.
87
Cfr. Constitución Política de la República de Ecuador de 11 de agosto de 1998, artículo 130 (expediente
de prueba, folios 2278 y 2279).
88
Cfr. Resolución del Congreso Nacional No. R-25-160 de 25 de noviembre de 2004, publicada en el
Registro Oficial No. 378 (expediente de prueba, folios 1795 y 1796).
89
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 175.
90
Cfr. Versión escrita del peritaje de la señora Ruth Hidalgo, rendido en la audiencia pública celebrada el
8 de septiembre de 2022 en el marco del 151 Periodo Ordinario de Sesiones (expediente de prueba, folio 2733
y 2734).

28
82. En tercer lugar, la Corte considera pertinente reiterar las precisiones realizadas
sobre la faceta institucional y la dimensión objetiva de la independencia judicial
realizadas en los casos de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs.
Ecuador y del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador 91. La Corte
considera que las circunstancias del presente caso son análogas a las de dichos casos,
en el sentido que el cese de los vocales del TSE se produjo como parte de una destitución
masiva de jueces, particularmente de altas cortes en Ecuador en la época de los hechos,
lo cual constituyó no sólo un atentado contra la independencia judicial sino también
contra el orden democrático.

83. Al respecto, la Corte considera necesario reiterar el contexto bajo el cual


ocurrieron los hechos del cese del señor Aguinaga Aillón, por cuanto éste resulta útil
para entender las razones o motivos por los cuales se arribó a dicha decisión. Tener en
cuenta el motivo o propósito de un determinado acto de las autoridades estatales cobra
relevancia para el análisis jurídico de un caso, por cuanto una finalidad distinta a la de
la norma que otorga las potestades a la autoridad estatal para actuar, podría llegar a
demostrar si la acción puede ser considerada como una actuación arbitraria.

84. De los hechos que fueron reseñados en el capítulo VI de la presente Sentencia,


el Tribunal resalta que estos denotan que, en el momento en que ocurrió la cesación de
los vocales, Ecuador se encontraba en una situación política de inestabilidad, que había
implicado la remoción de varios Presidentes y la modificación en sucesivas oportunidades
de la Constitución con el fin de afrontar la crisis política. Asimismo, la unión del gobierno
de turno con el partido político que lideraba el expresidente Bucaram muestra indicios
sobre cuáles habrían podido ser los motivos o propósitos para querer separar a los
magistrados de la Corte Suprema y los vocales del Tribunal Constitucional,
particularmente, la existencia de un interés en anular los juicios penales que llevaba a
cabo la Corte Suprema en contra del expresidente Bucaram 92.

85. La Corte recuerda que, en el término de 14 días, se destituyó no solo a los vocales
del TSE, sino también a los integrantes de la Corte Suprema y del Tribunal
Constitucional, lo cual constituyó un actuar intempestivo totalmente inaceptable. Todos
estos hechos constituyeron una afectación a la independencia judicial. Ello permite, por
lo menos, concluir que en ese momento en Ecuador había un clima de inestabilidad que
afectaba a importantes instituciones del Estado. Asimismo, que los vocales se
encontraban impedidos para hacer uso del recurso de amparo frente a las decisiones
que el Congreso pudiera tomar en contra de ellos. La Corte resalta que estos elementos
permiten afirmar que es inaceptable un cese masivo y arbitrario de jueces por el impacto
negativo que ello tiene en la independencia judicial en su faceta institucional 93.

86. Con relación a los hechos específicos relacionados con el cese de los vocales del
TSE, la Corte resalta las conclusiones del perito Medardo Oleas, quien señaló lo
siguiente:

91
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párrs. 170 a 179, y
Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, supra, párrs. 207 a 227.
92
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, párr. 174, y Tribunal
Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, párr. 211.
93
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, párr. 174, y Tribunal
Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, párr. 211.

29
1.- La destitución y cese arbitrario de las altas cortes del país; Corte Suprema de Justicia,
Tribunal Constitucional y Tribunal Supremo Electoral alteró la institucionalidad democrática y
creó una crisis política sin precedentes en la historia republicana del Ecuador, que incluso dejó
sin a integración del Tribunal Constitucional y de la Corte Suprema de Justicia por varios
meses;

[…]

5.- Se irrumpió en el orden constituido por intereses claramente políticos, formándose una
coalición entre la Función Ejecutiva y mayoría del Congreso Nacional, con el fin de captar con
personal y autoridades afines a ellos en el Tribunal Constitucional, que era un órgano de
control de constitucionalidad; el Tribunal Supremo Electoral, con una doble competencia, el
cual organizaba las elecciones para las más altas dignidades del Estado, partiendo del
Presidente y Vicepresidente de la República, diputados, entre otros y resolvía los medios de
impugnación, recursos electorales, juzgaba cuentas e imponía sanciones; y, en la Corte
Suprema de Justicia, órgano de la Función Judicial;

[…]

7.- Se terminó abruptamente con los periodos de duración de los cargos de los [v]ocales de
Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo Electora, los cuales ya habían sido designados
por el propio Congreso Nacional y venían cumpliendo las funciones establecidas en la
Constitución y las leyes que los regulaban. Y en el caso de los Magistrados de la Corte
Suprema de Justicia […] se los cesó de forma inconstitucional e ilegal, quienes no tenían un
periodo fijo para el ejercicio de sus cargos conforme lo dispuesta en la Constitución vigente a
esa fecha 94.

87. La Corte destaca que el artículo 3 de la Carta Democrática Interamericana


dispone que “[s]on elementos esenciales de la democracia representativa, entre otros,
el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y
su ejercicio con sujeción al estado de derecho; […] y la separación e independencia de
los poderes públicos”. La destitución de todos los miembros del TSE implicó una
desestabilización del orden democrático existente en ese momento en Ecuador, por
cuanto se dio una ruptura en la separación e independencia de los poderes públicos al
realizarse un ataque a las tres altas cortes de Ecuador en ese momento. Esta Corte
resalta que la separación de poderes guarda una estrecha relación, no sólo con la
consolidación del régimen democrático, sino además busca preservar las libertades y
derechos humanos de los ciudadanos.

88. En consecuencia, esta Corte concluye que, si bien el Congreso Nacional era el órgano
competente para destituir a los magistrados del Tribunal Electoral, sólo podía actuar en el
marco de las competencias establecidas por la Constitución y la ley. Por lo tanto, en el
presente caso actuó fuera del marco de sus competencias al adoptar la Resolución 25-160
por medio de la cual fue cesado el señor Aguinaga Aillón. Por esta razón, y por el
reconocimiento de responsabilidad del Estado, el Tribunal concluye que el Estado violó el
derecho del señor Aguinaga Aillón a que la decisión sobre la determinación de sus derechos
fuera realizada por una autoridad competente conforme a la legislación interna, en relación
con la garantía de la independencia judicial, que incluye la garantía a la estabilidad e
inamovilidad en el cargo, en términos del artículo 8.1 de la Convención Americana, en
relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento.

94
Cfr. Declaración pericial escrita de Medardo Oleas Rodríguez, rendida ante fedatario público (affidávit)
pág. 5 (expediente de prueba, folios 2765 y 2766).

30
89. Una vez se ha determinado que el órgano que llevó a cabo el proceso no era el
competente, y como lo ha hecho en otros casos 95, este Tribunal considera que no es
necesario entrar a examinar otras garantías establecidas en el artículo 8 de la
Convención. Por ello, la Corte no analizará los alegatos presentados por la Comisión y
los representantes respecto a la presunta vulneración de otras garantías judiciales.
Asimismo, tal como lo señaló en el caso de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello
y otros) Vs. Ecuador, la Corte considera que, debido al tipo de afectación a la separación
de poderes y la arbitrariedad de la actuación del Congreso Nacional, no es necesario
entrar en un análisis detallado de los alegatos de las partes respecto a si la decisión de
cese constituyó un acto de naturaleza sancionatoria, por lo que no examinará otros
aspectos relacionados con el eventual alcance que hubiera tenido el principio de legalidad
(artículo 9 de la Convención) en el presente caso.

90. Sin perjuicio de ello, y en atención al reconocimiento de responsabilidad de


Ecuador, la Corte concluye que el Estado es responsable por la violación a los derechos
a la defensa y a conocer previa y detalladamente la acusación formulada en su contra,
en términos de los artículos 8.2.b) y 8.2.c) de la Convención Americana, en relación con
el artículo 1.1 del mismo instrumento, en perjuicio de Aguinaga Aillón.

3. Derechos políticos

91. El artículo 23.1.c de la Convención establece el derecho a acceder a un cargo público,


en condiciones generales de igualdad. Esta Corte ha interpretado que el acceso en
condiciones de igualdad constituiría una garantía insuficiente si no está acompañado por la
protección efectiva de la permanencia en aquello a lo que se accede96, lo que indica que
los procedimientos de nombramiento, ascenso, suspensión y destitución de funcionarios
públicos deben ser objetivos y razonables, es decir, deben respetar las garantías del
debido proceso aplicables 97.

92. En casos de ceses arbitrarios de jueces 98 y fiscales 99, esta Corte ha considerado
que este derecho se relaciona con la garantía de estabilidad o inamovilidad en el
cargo 100. El respeto y garantía de este derecho se cumplen cuando los criterios y

95
En similar sentido, en otros casos relacionados con jurisdicción penal militar, ha indicado que no es
necesario pronunciarse respecto de otros alegatos sobre independencia o imparcialidad del juez, así como
otras garantías, una vez que ha arribado a la conclusión que éste no era el competente. Cfr. Caso Cabrera
García y Montiel Flores Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de
noviembre de 2010, Serie C No. 220, párr. 201; Caso Rosendo Cantú y otra Vs. México. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2010. Serie C No. 216, párr. 161; Caso Fernández
Ortega y otros. Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de agosto
de 2010. Serie C No. 215, párr. 177; Caso Usón Ramírez Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2009. Serie C No. 207, párr. 124, y Caso Cantoral
Benavides Vs. Perú. Fondo. Sentencia de 18 de agosto de 2000. Serie C No. 69, párr. 115; (Quintana Coello
y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 181, y Colindres Schonenberg Vs. El Salvador, supra, párr. 91.
96
Cfr. Caso Reverón Trujillo Vs. Venezuela, supra, párr. 138, y Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de noviembre de 2022. Serie C No. 477, párr. 95.
97
Cfr. Caso Moya Solís Vs. Perú, supra, párr. 108 y Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay, supra, párr. 95.
98
Cfr. Inter alia, Caso Reverón Trujillo Vs. Venezuela, supra, párr. 138 y Caso Cuya Lavy y otros Vs. Perú,
supra, párr. 160.
99
Cfr. Caso Martínez Esquivia Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo y Reparaciones. Sentencia
de 6 de octubre de 2020. Serie C No. 412, párr. 115; Caso Casa Nina Vs. Perú, supra, párr. 97; Caso Moya
Solís Vs. Perú, supra, párr. 109; Caso Cuya Lavy y otros Vs. Perú, supra, párr. 160; Caso Nissen Pessolani Vs.
Paraguay, supra, párr. 96.
100
Cfr. Caso Martínez Esquivia Vs. Colombia, supra, párrs. 95 y 96; Caso Casa Nina Vs. Perú, supra, párr.
69; Caso Moya Solís Vs. Perú, supra, párr. 109, y Caso Cuya Lavy y otros Vs. Perú, supra, párr. 160.

31
procedimientos para el nombramiento, ascenso, suspensión y destitución sean
razonables y objetivos, y que las personas no sean objeto de discriminación en el
ejercicio de este derecho 101. A este respecto, la Corte ha indicado que la igualdad de
oportunidades en el acceso y la estabilidad en el cargo garantizan la libertad frente a
toda injerencia o presión política 102.

93. Como consecuencia del procedimiento al que fue sometido, el señor Aguinaga
Aillón fue destituido de su cargo de vocal del TSE. La Corte considera que esta destitución
constituyó un cese arbitrario debido a que fue realizado por un órgano incompetente y
mediante un procedimiento que no estaba establecido legalmente. Por tanto, este cese
arbitrario afectó indebidamente el derecho a permanecer en el cargo en condiciones de
igualdad del señor Aguinaga Aillón, en violación del artículo 23.1.c de la Convención
Americana.

4. Derecho al trabajo

94. La Corte advierte que ni la Comisión ni los representantes alegaron de manera


expresa en el presente caso la violación del artículo 26 de la Convención. Sin embargo, en
virtud del principio iura novit curia 103, el Tribunal se pronunciará sobre la violación al derecho
al trabajo, en particular sobre el derecho a la estabilidad laboral en perjuicio del señor
Aguinaga Aillón.

95. La Corte encuentra que, para el análisis que realizará respecto al derecho a la
estabilidad laboral, resulta necesario considerar la simultaneidad con las violaciones a los
otros derechos conforme se desarrolló anteriormente104. Al respecto la Corte ha reconocido
que tanto los derechos civiles y políticos, como los económicos, sociales, culturales y
ambientales (en adelante “los DESCA”), son inescindibles, por lo que su reconocimiento y
goce indefectiblemente se guían por los principios universalidad, indivisibilidad,
interdependencia e interrelación 105. Lo anterior indica que ambas categorías de derechos
deben ser entendidas integralmente y de forma conglobada como derechos humanos, sin
jerarquías entre sí y como exigibles en todos los casos ante aquellas autoridades que
resulten competentes 106.

96. Debe considerarse, además, que los derechos humanos son interdependientes e
indivisibles por lo que no es admisible la hipótesis de que los DESCA queden abstraídos del
control jurisdiccional de este Tribunal 107.

101
Cfr. Caso Reverón Trujillo Vs. Venezuela, supra, párr. 138 y Caso Cuya Lavy y otros Vs. Perú, supra,
párr. 160.
102
Cfr. Caso Reverón Trujillo Vs. Venezuela, supra, párr. 72, y Caso Colindres Schonenberg Vs. El Salvador,
supra, párr. 94.
103
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras, supra, párr. 163 y Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay,
supra, párr. 99.
104
Cfr. Caso Lagos del Campo Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 31 de agosto de 2017. Serie C No. 340, párr. 143, y Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay, supra,
párr. 100.
105
Cfr. Caso Lagos del Campo Vs. Perú, supra, párr. 141 y Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay, supra,
párr. 100.
106
Cfr. Caso Lagos del Campo Vs. Perú, supra, y Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay, supra, párr. 100.
107
Cfr. Caso Guevara Díaz Vs. Costa Rica. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de junio de
2022. Serie C No. 453, párr. 57.

32
97. Esta Corte ha sostenido que el derecho al trabajo es un derecho protegido por el
artículo 26 de la Convención 108. En relación con lo anterior, este Tribunal ha advertido que
los artículos 45.b y c 109, 46 110 y 34.g 111 de la Carta de la OEA establecen una serie de
normas que permiten identificar el derecho al trabajo. En particular, la Corte ha notado que
el artículo 45.b de la Carta de la OEA establece que “b) [e]l trabajo es un derecho y un deber
social, otorga dignidad a quien lo realiza y debe prestarse en condiciones que, incluyendo un
régimen de salarios justos, aseguren la vida, la salud y un nivel económico decoroso para el
trabajador y su familia, tanto en sus años de trabajo como en su vejez, o cuando cualquier
circunstancia lo prive de la posibilidad de trabajar”. De esta forma, la Corte ha considerado
que existe una referencia con el suficiente grado de especificidad al derecho al trabajo para
derivar su existencia y reconocimiento implícito en la Carta de la OEA.

98. Respecto al contenido y alcance de este derecho, el Tribunal recuerda que el artículo
XIV de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre dispone que “[t]oda
persona tiene derecho al trabajo en condiciones dignas y a seguir libremente su vocación
[…]”. De igual forma, el artículo 6 del Protocolo de San Salvador establece que “[t]oda
persona tiene derecho al trabajo, el cual incluye la oportunidad de obtener los medios para
llevar una vida digna y decorosa a través del desempeño de una actividad lícita libremente
escogida o aceptada”. En el ámbito universal, la Declaración Universal de Derechos
Humanos establece que “[t]oda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su
trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el
desempleo”. Por su parte, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales (en adelante “PIDESC”) establece que “[l]os Estados Partes en el presente Pacto

108
Cfr. Caso Lagos del Campo Vs. Perú, supra, párrs. 142 y 145, Caso Trabajadores Cesados de Petroperú
y otros vs. Perú, Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Sentencia de 23 de noviembre de
2017, Serie C No. 344., párr. 192; Caso San Miguel Sosa y otras vs. Venezuela, Fondo, Reparaciones y Costas,
Sentencia de 8 de febrero de 2018, Serie C No. 348, párr. 220; y Caso Casa Nina vs. Perú, Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Sentencia de 24 de noviembre de 2020, Serie C No. 419, párrs.
103-110; Caso Palacio Urrutia y otros vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de
noviembre de 2021. Serie C No. 446, párrs. 153-160; Caso Federación Nacional de Trabajadores Marítimos y
Portuarios (FEMAPOR) vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo y Reparaciones. Sentencia de 1 de febrero
de 2022. Serie C No. 448, párrs. 107-111; Caso Pavez Pavez vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 4 de febrero de 2022. Serie C No. 449, párrs. 88-90; Caso Guevara Díaz vs. Costa Rica. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de junio de 2022. Serie C No. 453, párrs. 55-74; Caso Extrabajadores
del Organismo Judicial vs. Guatemala. Excepciones Preliminares, Fondo y Reparaciones. Sentencia de 17 de
noviembre de 2021. Serie C No. 445, párrs. 128-133, y Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay, supra, párr. 101.
109
Artículo 45 de la Carta de la OEA. - Los Estados miembros, convencidos de que el hombre sólo puede
alcanzar la plena realización de sus aspiraciones dentro de un orden social justo, acompañado de desarrollo
económico y verdadera paz, convienen en dedicar sus máximos esfuerzos a la aplicación de los siguientes
principios y mecanismos: […] b) El trabajo es un derecho y un deber social, otorga dignidad a quien lo realiza
y debe prestarse en condiciones que, incluyendo un régimen de salarios justos, aseguren la vida, la salud y
un nivel económico decoroso para el trabajador y su familia, tanto en sus años de trabajo como en su vejez,
o cuando cualquier circunstancia lo prive de la posibilidad de trabajar; c) Los empleadores y los trabajadores,
tanto rurales como urbanos, tienen el derecho de asociarse libremente para la defensa y promoción de sus
intereses, incluyendo el derecho de negociación colectiva y el de huelga por parte de los trabajadores, el
reconocimiento de la personería jurídica de las asociaciones y la protección de su libertad e independencia,
todo de conformidad con la legislación respectiva […].
110
Artículo 46 de la Carta de la OEA. - Los Estados miembros reconocen que, para facilitar el proceso de
la integración regional latinoamericana, es necesario armonizar la legislación social de los países en desarrollo,
especialmente en el campo laboral y de la seguridad social, a fin de que los derechos de los trabajadores sean
igualmente protegidos, y convienen en realizar los máximos esfuerzos para alcanzar esta finalidad.
111
Artículo 34.g de la Carta de la OEA. - Los Estados miembros convienen en que la igualdad de
oportunidades, la eliminación de la pobreza crítica y la distribución equitativa de la riqueza y del ingreso, así
como la plena participación de sus pueblos en las decisiones relativas a su propio desarrollo, son, entre otros,
objetivos básicos del desarrollo integral. Para lograrlos, convienen asimismo en dedicar sus máximos esfuerzos
a la consecución de las siguientes metas básicas: […] g) Salarios justos, oportunidades de empleo y
condiciones de trabajo aceptables para todos.

33
reconocen el derecho a trabajar, que comprende el derecho de toda persona a tener la
oportunidad de ganarse la vida mediante un trabajo libremente escogido o aceptado, y
tomarán medidas adecuadas para garantizar este derecho”.

99. Respecto a su contenido, este Tribunal ha precisado que la estabilidad laboral, como
parte del derecho al trabajo, no consiste en una permanencia irrestricta en el puesto de
trabajo, sino de respetar este derecho, entre otras medidas, otorgando protección al
trabajador a fin de que, en caso de despido o separación arbitraria, se realice bajo causas
justificadas, lo cual implica que el empleador acredite las razones suficientes para ello con
las debidas garantías, y frente a lo cual el trabajador pueda recurrir tal decisión ante las
autoridades internas, quienes deberán verificar que las causales imputadas no sean
arbitrarias o contrarias a derecho 112.

100. Como ha sido referido en esta Sentencia, la Corte concluyó que el TSE cumplía con
funciones jurisdiccionales en materia electoral y, por lo tanto, sus vocales, como el señor
Aguinaga Aillón, gozaban de las mismas garantías de independencia judicial que a jueces
en general debido a la naturaleza materialmente jurisdiccional de las funciones que
desempeñaban (supra párr. 59). Además, los jueces, al desempeñar funciones de
operadores de justicia, requieren gozar de garantías de estabilidad laboral como condición
elemental de su independencia para el debido cumplimiento de sus funciones. En el presente
caso, la Corte concluyó que la decisión del Congreso Nacional de cesar al señor Aguinaga
Aillón como vocal del TSE fue arbitraria, al actuar fuera del marco de sus competencias y no
cumplir con las garantías del debido proceso, lo que configuró también violación al derecho
a la estabilidad laboral, como parte del derecho al trabajo, que como trabajador del TSE le
asistía durante el tiempo que durara el ejercicio del cargo.

101. De conformidad con lo anterior, el Estado es responsable por la violación del derecho
a la estabilidad laboral, reconocido en el artículo 26 de la Convención, en relación con el
artículo 1.1 del mismo instrumento, en perjuicio del señor Aguinaga Aillón.

5. Conclusión sobre garantías judiciales, independencia judicial, derechos


políticos y derecho al trabajo

102. En virtud de las consideraciones anteriores, la Corte concluye que el Congreso


Nacional actuó por fuera de sus facultades al destituir al señor Aguinaga Aillón como
vocal del TSE, lo cual afectó su derecho a ser juzgado por una autoridad competente en
relación con el principio de independencia judicial. Asimismo, en tanto su cese fue
arbitrario, afectó su derecho a permanecer en el cargo en condiciones de igualdad, y su
derecho al trabajo. Adicionalmente, en tanto su cese se realizó en el contexto de un cese
masivo y arbitrario de las altas cortes del Estado, el Tribunal reitera que el Estado atentó
contra el principio de independencia judicial y la separación de poderes. Por
consiguiente, el Estado violó los artículos 8.1, 23.1.c) y 26 de la Convención, en relación
con el artículo 1.1 del mismo instrumento, en perjuicio del señor Aguinaga Aillón.
Asimismo, en virtud del reconocimiento de responsabilidad del Estado, la Corte concluye
que el Estado violó los artículos 8.2 b) y 8.2 c) de la Convención Americana, en relación
con el artículo 1.1 del mismo instrumento, en perjuicio del señor Aguinaga Aillón.

B.2. Derecho a la protección judicial

112
Cfr. Caso Lagos del Campo Vs. Perú, supra, párr. 150 y Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay, supra,
párr. 102.

34
103. Este Tribunal ha señalado que el artículo 25.1 de la Convención contempla la
obligación de los Estados Partes de garantizar, a todas las personas bajo su jurisdicción, un
recurso judicial sencillo, rápido, y efectivo ante juez o tribunal competente y efectivo contra
actos violatorios de sus derechos fundamentales 113. En cuanto a la efectividad del recurso,
la Corte ha establecido que para que tal recurso posea tal característica, no basta con
que esté previsto por la Constitución o la ley o con que sea formalmente admisible, sino
que se requiere que sea realmente idóneo para establecer si se ha incurrido en una
violación a los derechos humanos y proveer lo necesario para remediarla. No pueden
considerarse efectivos aquellos recursos que, por las condiciones generales del país o
incluso por las circunstancias particulares de un caso dado, resulten ilusorios 114. Ello
puede ocurrir, por ejemplo, cuando su inutilidad haya quedado demostrada por la
práctica, porque falten los medios para ejecutar sus decisiones o por cualquier otra
situación que configure un cuadro de denegación de justicia 115. Así, el proceso debe
tender a la materialización de la protección del derecho reconocido en el
pronunciamiento judicial mediante la aplicación idónea de dicha decisión 116.

104. Por otra parte, este Tribunal ha indicado que el artículo 8.1 de la Convención implica
que el Estado debe garantizar que la decisión que se produzca a través del procedimiento
llevado a cabo satisfaga el fin para el cual fue concebido. Esto último no significa que siempre
deba ser acogido sino que se debe garantizar su capacidad para producir el resultado para
el que fue concebido 117. Asimismo, en los casos previos relativos a destituciones de jueces
por parte del poder legislativo, la Corte ha señalado que los actos del proceso de
destitución seguidos ante el Congreso, que se hallan sometidos a normas legales que
deben ser puntualmente observadas, pueden, por eso mismo, ser objeto de una acción
o recurso judicial en lo que concierne al debido proceso legal 118. En el caso Tribunal
Constitucional Vs. Perú se señaló específicamente que “este control no implica valoración
alguna sobre actos de carácter estrictamente político atribuidos por la Constitución al
Poder Legislativo” 119.

105. En el presente caso, la Corte recuerda que el 2 de diciembre de 2004 el Tribunal


Constitucional emitió una decisión mediante la cual ordenó a los jueces que, si llegaban a
recibir una solicitud de amparo en contra de la decisión que declaró el cese de los vocales
del TSE o actos legislativos similares, éstos debían “rechazarla de plano e inadmitirla, pues
en caso contrario se estaría despachando una causa contra ley expresa, que acarrearía las
acciones judiciales correspondientes”. La Corte nota que esta decisión fue adoptada
mediante una “Resolución” del Pleno del Tribunal Constitucional, cuyos vocales habían sido

113
Cfr. Caso Mejía Idrovo Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 5 de julio de 2011, Serie C No. 228, párr. 95, y Caso Colindres Schonenberg Vs. El Salvador, supra, párr.
101.
114
Cfr. Caso Ivcher Bronstein Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de febrero de 2001.
Serie C No. 7, párr. 137, y Caso Colindres Schonenberg Vs. El Salvador, supra, párr. 101.
115
Cfr. Caso Las Palmeras Vs. Colombia. Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 Noviembre de 2002.
Serie C No. 96, párr. 58, y Caso Colindres Schonenberg Vs. El Salvador, supra, párr. 101.
116
Cfr. Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá. Competencia. Sentencia de 28 de noviembre de 2003.
Serie C No. 104, párr. 73, y Caso Colindres Schonenberg Vs. El Salvador, supra, párr. 101.
117
Cfr. Caso Barbani Duarte y otros Vs. Uruguay. Fondo, Reparaciones y costas. Sentencia de 13 de
octubre de 2011. Serie C No. 234, párr. 122, y Caso Colindres Schonenberg Vs. El Salvador, supra, párr. 102.
118
Cfr. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú, supra, párr. 94, y Caso Colindres Schonenberg Vs. El
Salvador, supra, párr. 103.
119
Cfr. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú, supra, párr. 94, y Caso Colindres Schonenberg Vs. El
Salvador, supra, párr. 103.

35
designados tras la Resolución No. 25-160 del Congreso Nacional, mediante la cual se cesó
a los vocales que integraron dicho Tribunal hasta el 25 de noviembre de 2004 (supra párr.
44).

106. La Corte advierte que el recurso que tenía a su disposición el señor Aguinaga Aillón,
por mandato expreso del Tribunal Constitucional, era la acción de inconstitucionalidad. En
relación con dicha acción, la Corte destaca que, de conformidad con lo establecido en la
Constitución de la República de Ecuador, vigente en dicha época, la interposición de dicha
acción requería, bien que la misma fuera respaldada mediante la firma de 1.000 personas
en el “goce de sus derechos políticos”, bien que la misma fuera respaldada mediante informe
favorable del Defensor del Pueblo. Cabe señalar, además, que el objeto de dicha acción era
la de analizar la conformidad formal y sustancial de una norma o de un acto administrativo
con la Constitución, pero no ofrecía la posibilidad de reparar un derecho violado, finalidad
que sí tenía el recurso de amparo, al cual el señor Aguinaga Aillón no tuvo acceso.

107. En razón de lo anterior, ante la imposibilidad de interponer una acción de amparo,


el señor Aguinaga Aillón se vio impedido de interponer acción alguna contra su cese
como vocal del TSE. En ese sentido, el señor Aguinaga Aillón señaló ante esta Corte que:

[…] [f]ue imposible [ejercer una acción legal] tanto para mí como para los miembros del
Tribunal Constitucional y los miembros de la Corte Suprema de Justicia en razón de que el 2
de diciembre de 2004, el Tribunal Constitucional de ese entonces que reemplazó al Tribunal
Constitucional removido adoptó una resolución en la cual ordenaba a todos los jueces y
juzgados y tribunales del país, que no se admitan acciones de amparos para impugnar la
resolución R-25-160 y que en caso de que sean admitidos actuaran contra ley expresa y serán
sometidos a juzgamiento, de tal fuerte que se nos cerró las puertas de una tutela efectiva,
judicial de nuestros derechos e intereses 120.

108. Ante la ausencia de un recurso judicial efectivo que le permitiera la posibilidad de


protección de sus derechos violados, y en consideración al reconocimiento de
responsabilidad del Estado, la Corte considera que el Estado violó el artículo 25.1 de la
Convención, en relación con los artículos 1.1 y 2 del mismo instrumento, en perjuicio del
señor Aguinaga Aillón.

109. Por otro lado, la Corte advierte que las consecuencias jurídicas respecto a la ausencia
de la posibilidad de recurrir el fallo, en los términos alegados por la Comisión, ya han sido
abordadas en el análisis relativo al artículo 25 de la Convención. Asimismo, en virtud del
reconocimiento de responsabilidad del Estado, la Corte concluye que el Estado es
responsable por la violación al artículo 8.2.h) de la Convención, en relación con los artículos
1.1 y 2 del mismo instrumento, en perjuicio del señor Aguinaga Aillón.

VIII
REPARACIONES

110. Sobre la base de lo dispuesto en el artículo 63.1 de la Convención Americana, la


Corte ha indicado que toda violación de una obligación internacional que haya producido
daño comporta el deber de repararlo adecuadamente y que esa disposición recoge una
norma consuetudinaria que constituye uno de los principios fundamentales del Derecho
Internacional contemporáneo sobre responsabilidad de un Estado 121.

120
Cfr. Declaración del señor Aguinaga Aillón rendida en audiencia pública celebrada el día 8 de septiembre
de 2022 en el marco del 151 Periodo Ordinario de Sesiones.
121
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de julio de 1989.
Serie C No. 7, párr. 25, y Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay, supra, párr. 105.

36
111. La reparación del daño ocasionado por la infracción de una obligación
internacional requiere, siempre que sea posible, la plena restitución (restitutio in
integrum), que consiste en el restablecimiento de la situación anterior. De no ser esto
factible, como ocurre en la mayoría de los casos de violaciones a derechos humanos, el
Tribunal determinará medidas para garantizar los derechos conculcados y reparar las
consecuencias que las infracciones produjeron 122. Por tanto, la Corte ha considerado la
necesidad de otorgar diversas medidas de reparación a fin de resarcir los daños de
manera integral por lo que, además de las compensaciones pecuniarias, las medidas de
restitución, rehabilitación, satisfacción y garantías de no repetición tienen especial
relevancia por los daños ocasionados 123.

112. La Corte ha establecido que las reparaciones deben tener un nexo causal con los
hechos del caso, las violaciones declaradas, los daños acreditados, así como las medidas
solicitadas para reparar los daños respectivos. Por lo tanto, la Corte deberá observar
dicha concurrencia para pronunciarse debidamente y conforme a derecho 124.

113. Tomando en cuenta las violaciones a la Convención Americana declaradas en el


capítulo anterior, a la luz de los criterios fijados en la jurisprudencia del Tribunal en
relación con la naturaleza y alcances de la obligación de reparar 125, la Corte analizará
las pretensiones presentadas por la Comisión y los representantes, así como los
argumentos del Estado al respecto, con el objeto de disponer a continuación las medidas
tendientes a reparar dichas violaciones.

A. Parte lesionada

114. Este Tribunal considera parte lesionada, en los términos del artículo 63.1 de la
Convención, a quienes han sido declaradas víctimas de la violación de algún derecho
reconocido en la misma. Por lo tanto, esta Corte considera como “parte lesionada” al
señor Carlos Julio Aguinaga Aillón quien, en su carácter de víctima de las violaciones
declaradas en el capítulo VII de la presente Sentencia, será beneficiario de las
reparaciones que la Corte ordene.

B. Medidas de restitución

115. La Comisión señaló que el Estado debía “[r]eincorporar a Carlos Julio Aguinaga
Aillón en un cargo similar al que desempeñaba, con la misma remuneración, beneficios
sociales y rango equiparables a los que les correspondería el día de hoy si no hubiera
sido cesado, por el plazo de tiempo que quedaba pendiente de su mandato.” Además,
indicó que, si por razones debidamente fundadas dicha reincorporación no fuera posible,
el Estado debía “pagar una indemnización alternativa”.

116. Los representantes indicaron que la institución de la fue cesado el señor

122
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Reparaciones y Costas, supra, párrs. 25 y 2, y Caso
Nissen Pessolani Vs. Paraguay, supra, párr. 106.
123
Cfr. Caso de la Masacre de Las Dos Erres Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2009. Serie C No. 211, párr. 226, y Caso Nissen Pessolani Vs.
Paraguay, supra, párr. 106.
124
Cfr. Caso Ticona Estrada Vs. Bolivia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de noviembre de
2008. Serie C No. 191, párr. 110, y Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay, supra, párr. 107.
125
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Reparaciones y Costas, supra, párrs. 25 a 27, y Caso
Deras García y otros Vs. Honduras, supra, párr. 94, y Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay, supra, párr. 108.

37
Aguinaga Aillón no existe en la actualidad, debido a la promulgación de la Constitución
Política de 2008, por lo que no sería procedente el reintegro a su puesto como vocal del
TSE. En virtud de este hecho, solicitaron una indemnización como forma de
compensación.

117. El Estado alegó en sus alegatos finales escritos que “no hubo violación a las
normas internacionales susceptibles de generar la responsabilidad del Estado”, por lo
que no sería procedente otorgar la medida solicitada por el señor Aguinaga.

118. La Corte determinó en el presente caso que el cese del señor Aguinaga Aillón fue
el resultado de una decisión que atentó contra las garantías judiciales, la independencia
judicial, los derechos políticos, el derecho al trabajo y la protección judicial (supra párrs.
55 a 109). La Corte advierte que la garantía de permanencia o estabilidad en el cargo y
la estabilidad laboral implicarían la reincorporación en el cargo del que fue
arbitrariamente cesado. Sin embargo, este Tribunal nota que, con la promulgación de la
Constitución Política de 2008, las atribuciones del TSE fueron distribuidas entre el
Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Contencioso Electoral 126. La Corte considera que,
con el advenimiento de estas modificaciones en el diseño constitucional del Estado, se
ha tornado imposible la efectiva reintegración del señor Aguinaga Aillón a su puesto
como vocal del TSE, o cualquier otra posición análoga en remuneración y competencia.

119. No obstante lo anterior, la Corte recuerda su jurisprudencia 127 según la cual los
casos en que no sea posible realizar el reintegro del juez separado de su cargo de manera
arbitraria, corresponderá ordenar una indemnización como compensación por la
imposibilidad de retornar a sus funciones como juez. En razón de lo anterior, la Corte
considera pertinente ordenar por ese motivo una indemnización, que será independiente
de las indemnizaciones que fije este Tribunal relacionadas con los daños material e
inmaterial. Por ello, la Corte fija la cantidad de USD$ 60.000,00 (sesenta mil dólares de
los Estados Unidos de América), como medida de indemnización para la víctima. Esta
suma debe ser pagada en el plazo máximo de un año a partir de la notificación de la
presente Sentencia.

C. Medidas de satisfacción

120. Los representantes solicitaron que se ordene al Estado que publique el resumen
oficial de la presente sentencia en un diario de amplia circulación nacional, en tamaño
de letra legible, y la sentencia en su integridad en los sitios web oficiales de la Corte
Constitucional, la Asamblea Nacional, el Consejo Nacional Electoral y la Corte Nacional
de Justicia. El Estado argumentó que las medidas de satisfacción solicitadas por los
representantes no son procedentes en tanto no existió en el caso bajo estudio violación
a las normas internacionales susceptibles de generar responsabilidad internacional del
Estado. La Comisión no realizó solicitudes específicas a este respecto.

121. La Corte dispone, como lo ha hecho en otros casos 128, que el Estado publique,
en el plazo de seis meses, contado a partir de la notificación de la presente Sentencia,

126
Cfr. Constitución Política de la República de Ecuador de 20 de octubre de 2008, artículo 217 (expediente
de prueba, folio 2489).
127
Cfr. Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela.
Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de agosto de 2008. Serie C No. 182, párr.
246, y Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay, supra, párr. 113.
128
Cfr. Caso Cantoral Benavides Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de diciembre de 2001.
Serie C No. 88, párr. 79, y Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay, supra, párr. 115.

38
en un tamaño de letra legible y adecuado, lo siguiente: a) el resumen oficial de la
presente Sentencia elaborado por la Corte, por una sola vez, en el Diario Oficial; b) el
resumen oficial de la presente Sentencia elaborado por la Corte, por una sola vez, en un
medio de comunicación de amplia circulación nacional en un tamaño de letra legible y
adecuado, y c) la presente Sentencia en su integridad, disponible por un período de un
año, en los sitios web oficiales de la Corte Constitucional, la Asamblea Nacional, el
Consejo Nacional Electoral y la Corte Nacional de Justicia. El Estado deberá informar de
forma inmediata a este Tribunal una vez que proceda a realizar cada una de las
publicaciones dispuestas, independientemente del plazo de un año para presentar su
primer informe, conforme a lo señalado en el punto resolutivo 9 de esta Sentencia.

D. Otras medidas solicitadas

122. Los representantes solicitaron que el Estado ecuatoriano realice un evento


público de reconocimiento de responsabilidad internacional en el pleno de la Función
Legislativa. Asimismo, solicitaron, como garantía de no repetición, que se ordene la
realización de capacitaciones sobre independencia judicial a la Asamblea Nacional y al
Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, con el objetivo de proporcionar al
funcionario público conocimientos especializados sobre los estándares interamericanos
en materia de destitución de altos funcionarios judiciales. El Estado alegó que las
funciones de vocal ocupadas por el señor Aguinaga Aillón no eran equiparables a las de
un magistrado, por lo que la capacitación solicitada relativa a la independencia judicial
resulta improcedente, al no guardar relación con la temática bajo estudio en el caso.

123. La Corte recuerda que los hechos del presente caso ocurrieron en un contexto
de inestabilidad política, situación que habría derivado en la separación de los
magistrados de la Corte Suprema y los vocales del Tribunal Constitucional y el TSE.
Asimismo, este Tribunal advierte que Ecuador ha modificado la normativa aplicable en
la época de los hechos y ha reorganizado las instituciones estatales que se vieron
afectadas e involucradas en el presente caso. De esta forma, ante el cambio de
circunstancias contextuales, y las transformaciones normativas e institucionales, la Corte
no considera pertinente ordenar la realización de capacitaciones a las autoridades del
Estado en los términos planteados por los representantes. Por otra parte, la Corte estima
que las medidas de reparación ordenadas en la presente Sentencia son suficientes y
adecuadas en relación a las violaciones declaradas, y para la prevención de situaciones
similares en el futuro. En consecuencia, no ordenará la adopción de medidas de
reparación adicionales.

E. Indemnizaciones compensatorias

E.1. Daño material

124. La Comisión solicitó que se repararan integralmente las violaciones de derechos


humanos declaradas en el Informe de Fondo, incluyendo las medidas de compensación
y satisfacción necesarias respecto del daño material e inmaterial que sufrió el señor
Aguinaga.

125. Los representantes solicitaron que se efectúe el pago de una compensación


monetaria por daños y perjuicios relacionados con el monto de remuneración que dejó
de percibir el señor Aguinaga Aillón, desde que fue cesado y hasta que se cumpliera el
periodo para el cual fue designado, es decir, desde el 25 de noviembre de 2004 al 14 de
enero de 2007. Para el cálculo del daño material, los representantes solicitaron que se
consideren “[l]os salarios, remuneraciones adicionales, gastos de representación, bonos,

39
viajes al exterior a seminarios, conferencias, observaciones electorales u otras
actividades, viáticos, prestaciones y/o servicios que correspondía percibir el señor
Aguinada Aillón”. En virtud de lo anterior, estimaron la reparación material en la suma
de US$ 302.998,95. Adicionalmente, los representantes indicaron que, sobre el monto
calculado, debían pagarse intereses correspondientes al periodo de diecisiete años que
ha transcurrido desde el inicio del litigio en el Sistema Interamericano.

126. El Estado alegó que, de acuerdo con la jurisprudencia de la Corte


Interamericana, las reparaciones no pueden suponer el enriquecimiento indebido de la
víctima pues su fin último es únicamente la reparación integral de los daños declarados.
En ese sentido, alegó que la parte afectada no puede solicitar la indemnización por un
monto que no fue sustraído de su patrimonio, tal y como se pretende con el cobro de
gastos de representación, viajes al exterior a seminarios y viáticos. Sobre este punto,
arguyó que dichos gastos corresponden a “posibles erogaciones” y no a sumas
efectivamente dejadas de percibir por lo que solicitó que las pretensiones relacionadas
con dichos montos sean excluidas de cualquier indemnización que eventualmente se
otorgue.

127. La Corte ha desarrollado en su jurisprudencia que el daño material supone la


pérdida o detrimento de los ingresos de las víctimas, los gastos efectuados con motivo
de los hechos y las consecuencias de carácter pecuniario que tengan un nexo causal con
los hechos del caso 129.

128. Este Tribunal nota que los representantes aportaron un informe pericial para
motivar su pretensión en cuanto a la indemnización del daño material del señor Aguinaga
Aillón, el cual contiene un análisis contable para determinar el lucro cesante respecto de
las remuneraciones dejadas de percibir por la víctima desde que fue cesado de su cargo
el 25 de noviembre de 2004, hasta el momento en que concluía el periodo para el cual
fue nombrado, el 14 de enero de 2007. Para el cálculo correspondiente, tomó en cuenta
distintos rubros; entre ellos: el pago de remuneraciones, bonos, vacaciones no gozadas,
años de servicio y beneficios sociales 130. La reparación material calculada en dicho
informe respecto a los ingresos que dejó de percibir el señor Aguinaga Aillón en las
fechas indicadas asciende al valor de USD$ 302.998,65 (trescientos dos mil novecientos
noventa y ocho dólares con sesenta y cinco centavos de los Estados Unidos de América).
Este Tribunal nota que el Estado no formuló consideraciones específicas sobre la suma
por concepto de lucro cesante calculada en el peritaje aportado por los representantes.

129. En lo que respecta al pago de intereses de mora, la reparación material calculada


en el informe pericial aportado por los representantes asciende a la suma de USD$
481.148,63 (cuatrocientos ochenta y un mil ciento cuarenta y ocho dólares con sesenta
y tres centavos de los Estados Unidos de América). Al respecto, este Tribunal advierte
que los intereses de mora fueron calculados por los representantes desde el momento
en que el señor Aguinaga Aillón fue cesado de su cargo como vocal, en aplicación de la
Codificación de la Resolución de la Junta Monetaria Libro Primero Tomo V. Al respecto,
esta Corte considera que los representantes no han demostrado cómo, en virtud de la
disposición antes señalada, se deba calcular el pago de intereses de mora como resultado
de la falta de pago de salarios y otras prestaciones con motivo del cese del señor
Aguinaga Aillón como vocal del TSE.

129
Cfr. Caso Bámaca Velásquez Vs. Guatemala. Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de febrero de
2002. Serie C No. 91, párr. 43, y Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay, supra, párr. 126.
130
Cfr. Informe pericial contable de la señora Carla Renata Martínez Yerovi de 12 de agosto de 2021
(expediente de prueba, folios 2043 a 2054).

40
130. En virtud de lo anterior, esta Corte considera razonable ordenar al Estado el pago
de una indemnización de USD$ 302.998,65 (trescientos dos mil novecientos noventa y
ocho dólares con sesenta y cinco centavos de los Estados Unidos de América) por
concepto de lucro cesante en favor del señor Aguinaga Aillón correspondiente a las
remuneraciones dejadas de percibir, desde el cese de su cargo, el 25 de noviembre de
2004, y hasta la fecha prevista para el fin de su nombramiento, el 14 de enero de 2007.
La Corte advierte que no se desprende del expediente que el señor Aguinaga Aillón haya
tenido algún empleo público con posterioridad a su cese como vocal del TSE, ni que el
Estado haya alegado dicha cuestión, por lo que el Estado deberá pagar la suma antes
señalada de manera íntegra 131. Esta suma debe ser pagada en el plazo máximo de un
año a partir de la notificación de la presente Sentencia, en los términos del punto
resolutivo número 8.

E.2. Daño inmaterial

131. La Comisión solicitó que se reparara integralmente las violaciones de derechos


humanos declaradas en el Informe de Fondo, incluyendo las medidas de compensación
y satisfacción necesarias respecto del daño material e inmaterial que sufrió el señor
Aguinaga Aillón.

132. Los representantes solicitaron que se reconozca una recompensación


pecuniaria en razón del daño al proyecto de vida del señor Aguinaga Aillón por la
interrupción de su desarrollo profesional y como figura pública, producto del cese
arbitrario de sus funciones. En virtud de lo anterior, pidieron a la Corte “una justa
reparación establecida en equidad” que refleje las afectaciones al prestigio personal y
profesional del señor Aguinaga Aillón. En aras de sustentar los reclamos en materia de
daño inmaterial, los representantes adjuntaron un reporte psicológico clínico donde se
afirma que los hechos del caso desencadenaron “la exclusión y persecución” del señor
Aguinaga Aillón “con relación a su carrera política, electoral y profesional”, así como una
“sensación [personal] de desprestigio”.

133. El Estado argumentó que el señor Aguinaga Aillón no logró acreditar que el cese
de sus funciones como vocal del TSE en el año 2004 afectó su trayectoria de vida política.
Aunado a lo anterior, arguyó que no es razonable responsabilizar al Estado por el
truncamiento de una carrera política dado que esta actividad está sujeta a una
multiplicidad de factores “inestables” e “incontrolables”.

134. La Corte recuerda que en su jurisprudencia ha especificado que el daño al


proyecto de vida corresponde a una noción distinta del lucro cesante y del daño
emergente 132. Así, el daño al proyecto de vida atiende a la realización integral de la
persona afectada, considerando su vocación, aptitudes, circunstancias, potencialidades
y aspiraciones, que le permiten fijarse, razonablemente, determinadas expectativas y
acceder a ellas 133. Por tanto, el proyecto de vida se expresa en las expectativas de

131
Cfr. Mutatis mutandi, Nissen Pessolani, párr. 127.
132
Cfr. Caso Loayza Tamayo Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de noviembre de 1998,
Serie C, No. 42, párr. 147, y Caso Casa Nina Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 24 de noviembre de 2020. Serie C, No.419, párr. 154.
133
Cfr. Caso Loayza Tamayo Vs. Perú, supra, párr. 147, y Caso Casa Nina Vs. Perú, supra, párr. 154.

41
desarrollo personal, profesional y familiar, posibles en condiciones normales 134.

135. Esta Corte también ha señalado que el daño al proyecto de vida implica la pérdida
o el grave menoscabo de oportunidades de desarrollo personal, en forma irreparable o
muy difícilmente reparable 135. Entre otras medidas, la Corte también ha ordenado en
casos particulares una compensación relativa a este tipo de daño 136. En el presente caso,
el alegato del daño al proyecto de vida del señor Aguinaga Aillón alude a una interrupción
de su desarrollo profesional como resultado de su cese como vocal del TSE. Este Tribunal
considera que el cese arbitrario del señor Aguinaga Aillón produjo un efecto perjudicial
en el desarrollo de su vida personal y profesional, así como de su estado anímico.

136. En virtud de lo anterior, la Corte estima pertinente ordenar al Estado el pago en


equidad de una suma de USD$ 15.000,00 (quince mil dólares de los Estados Unidos de
América) a favor del señor Aguinaga Aillón, la que deberá pagarse en un plazo máximo
de un año a partir del dictado de la presente Sentencia, en los términos del punto
resolutivo número 8.

F. Costas y gastos

137. Los representantes indicaron que han incurrido en una serie de gastos
vinculados al trámite del caso ante el Sistema Interamericano. En concreto, señalaron
que han hecho erogaciones relativas a la celebración de la audiencia pública, envío de
documentos y de papelería, reproducción de documentos, movilización, hospedaje,
alimentación y honorarios de expertos y abogados. En virtud de lo anterior, solicitaron
que se fije en equidad la suma correspondiente a las costas y gastos del proceso. El
Estado alegó que como no existió ninguna violación susceptible de generar
responsabilidad estatal, no es procedente otorgar costas y gastos a favor del señor
Aguinaga Aillón. Aunado a lo anterior, señaló que, por tratarse de alegados desembolsos
económicos por gestiones realizadas en el trámite del caso se debe exigir que los
representantes relacionen sus reclamos con comprobantes, cosa que no sucedió en el
caso concreto.

138. En el presente caso no consta en el expediente respaldo probatorio alguno con


relación a las costas y gastos en los cuales incurrieron los representantes en la
tramitación del caso ante el Sistema Interamericano, ni se concretó una solicitud
indicando un monto específico. No obstante, el Tribunal considera que tales trámites
necesariamente implicaron erogaciones pecuniarias, por lo que determina que el Estado
debe entregar al señor Mario Melo Cevallos y a la señora Sofía Pazmiño Yañez, quienes
actuaron como representantes del señor Aguinaga Aillón en el presente caso, la cantidad
de USD $15.000,00 (quince mil dólares de los Estados Unidos de América) por concepto
de costas y gastos, la cual deberá ser dividida en partes iguales entre cada uno de ellos.
Cabe agregar que, en la etapa de supervisión de cumplimiento de la presente Sentencia,
la Corte podrá disponer que el Estado reembolse a la víctima o su representante los
gastos razonables en que incurran en dicha etapa procesal.

G. Modalidad de cumplimiento de los pagos ordenados

134
Cfr. Caso Tibi Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 7 de
septiembre de 2004, Serie C, No. 114, párr. 245, y Caso Casa Nina Vs. Perú, supra, párr. 154.
135
Cfr. Caso Loayza Tamayo Vs. Perú, supra, párr. 150, y Caso Casa Nina Vs. Perú, supra, párr. 154.
136
Cfr. Caso de la Masacre de Las Dos Erres Vs. Guatemala, supra, y Caso Casa Nina Vs. Perú, supra, párr.
154.

42
139. El Estado deberá efectuar el pago de las indemnizaciones por concepto de
restitución, daño material e inmaterial y reintegro de costas y gastos establecidas en la
presente Sentencia directamente a las personas indicadas en la misma, dentro del plazo
de un año contado a partir de la notificación de la presente Sentencia, sin perjuicio de
que pueda adelantar el pago completo en un plazo menor, en los términos de los
siguientes párrafos.

140. En caso de que los beneficiarios hayan fallecido o fallezcan antes de que les sea
entregada la cantidad respectiva, esta se entregará directamente a sus
derechohabientes, conforme al derecho interno aplicable.

141. El Estado deberá cumplir con las obligaciones monetarias mediante el pago en
dólares de los Estados Unidos de América.

142. Si por causas atribuibles a los beneficiarios de las indemnizaciones o a sus


derechohabientes no fuese posible el pago de las cantidades determinadas dentro del
plazo indicado, el Estado consignará dichos montos a su favor en una cuenta o certificado
de depósito en una institución financiera ecuatoriana solvente, en dólares de los Estados
Unidos de América, y en las condiciones financieras más favorables que permitan la
legislación y la práctica bancaria. Si no se reclama la indemnización correspondiente una
vez transcurridos diez años, las cantidades serán devueltas al Estado con los intereses
devengados. En caso de que lo anterior no sea posible, el Estado deberá mantener
asegurada la disponibilidad a nivel interno de los fondos por el plazo de diez años.

143. Las cantidades asignadas en la presente Sentencia por concepto de restitución,


satisfacción, indemnización por daño material e inmaterial y reintegro de costas y gastos
deberán ser entregadas a las personas indicadas en forma íntegra, conforme a lo
establecido en esta Sentencia, sin reducciones derivadas de eventuales cargas fiscales.

144. En caso de que el Estado incurriera en mora, deberá pagar un interés sobre la
cantidad adeudada correspondiente al interés bancario moratorio en Ecuador.

43
IX
PUNTOS RESOLUTIVOS

181. Por tanto,

LA CORTE

DECIDE,

Por unanimidad:

1. Aceptar el reconocimiento de responsabilidad del Estado, en los términos de los


párrafos 16 a 23 de la presente Sentencia.

DECLARA,

Por unanimidad, que:

2. El Estado es responsable por la violación de los derechos a las garantías judiciales,


establecidas en los artículos 8.1 y 8.2 b), 8.2 c) de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento, y la
consecuente afectación a la independencia judicial, en perjuicio de Carlos Julio Aguinaga
Aillón, en los términos de los párrafos 16 a 23, y 55 a 90 de la presente Sentencia.

Por unanimidad, que:

3. El Estado es responsable por la violación de los derechos políticos, establecidos


en el artículo 23 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con
el artículo 1.1 del mismo instrumento, en perjuicio de Carlos Julio Aguinaga Aillón, en
los términos de los párrafos 91 a 93 de la presente Sentencia.

Por cinco votos a favor y dos en contra, que:

4. El Estado es responsable por la violación del derecho al trabajo, establecido en el


artículo 26 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con el
artículo 1.1 del mismo instrumento, en perjuicio de Carlos Julio Aguinaga Aillón, en los
términos de los párrafos 94 a 101 de la presente Sentencia.

Disienten los jueces Humberto Antonio Sierra Porto y Patricia Pérez Goldberg.

Por unanimidad, que:

5. El Estado es responsable por la violación de los derechos a la protección judicial


y a recurrir el fallo, establecidos en los artículos 25 y 8.2.h) de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, en relación con los artículos 1.1 y 2 del mismo instrumento,
en perjuicio de Carlos Julio Aguinaga Aillón, en los términos de los párrafos 16 a 23, y
103 a 109 de la presente Sentencia.

Y DISPONE

por unanimidad, que:

44
6. Esta Sentencia constituye, por sí misma, una forma de reparación.

7. El Estado realizará, en el plazo de seis meses a partir de la notificación de esta


Sentencia, las publicaciones indicadas en el párrafo 121.

8. El Estado pagará las cantidades fijadas en los párrafos 119, 130 y 136 de la
presente Sentencia, por concepto de indemnización, daños materiales e inmateriales, y
por el reintegro de costas y gastos, en los términos de los párrafos 139 a 144.

9. El Estado, dentro del plazo de un año contado a partir de la notificación de esta


Sentencia, rendirá al Tribunal un informe sobre las medidas adoptadas para cumplir con
la misma, sin perjuicio de lo establecido en el párrafo 121 de la presente Sentencia.

10. La Corte supervisará el cumplimiento íntegro de esta Sentencia, en ejercicio de


sus atribuciones establecidas en la Convención Americana sobre Derechos Humanos, y
dará por concluido el presente caso una vez que el Estado haya dado total cumplimiento
a lo dispuesto en la misma.

Los Jueces Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot y Rodrigo Mudrovitsch, Humberto Antonio
Sierra Porto, y la Jueza Patricia Pérez Goldberg, dieron a conocer sus votos individuales
concurrentes y parcialmente disidentes.

Redactada en español en San José, Costa Rica, el 30 de enero de 2023

45
VOTO CONCURRENTE Y PARCIALMENTE DISIDENTE DE LOS JUECES
EDUARDO FERRER MAC-GREGOR POISOT
Y RODRIGO MUDROVITSCH

CASO AGUINAGA AILLÓN VS. ECUADOR

SENTENCIA DE 30 DE ENERO DE 2023


(Fondo, Reparaciones y Costas)

I. INTRODUCCIÓN

1. El presente caso se enmarca en un contexto de “cese masivo de jueces” de las tres


Altas Cortes de Ecuador ocurrido en noviembre y diciembre de 2004. En efecto, en 14 días
fueron destituidos los juzgadores de la Corte Suprema de Justicia, del Tribunal Constitucional
y del Tribunal Supremo Electoral (en adelante “TSE”), sin posibilidad de acceder a un recurso
efectivo, lo cual tuvo una afectación relevante para la faceta institucional de la independencia
judicial y su relación con la democracia, así como con el Estado de Derecho.

2. La Sentencia en el caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador (en adelante “la Sentencia”) 1, —
cuyos hechos y contexto se relacionan con dos sentencias emitidas hace una década 2—,
constituye un importante aporte a la línea jurisprudencial en materia de independencia
judicial. La Sentencia se suma a la aproximación seguida por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos (en adelante “la Corte IDH” o “el Tribunal Interamericano”) en la amplia
jurisprudencia en materia de independencia judicial desarrollada en casos emblemáticos como
el caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú (2001) y que ha sido reiterada y fortalecida
durante más de 20 años 3.

1
Cfr. Aguinaga Aillón Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de enero de 2023.
2
Caso de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de agosto de 2013. Serie C No. 266; y Caso del Tribunal Constitucional
(Camba Campos y otros) Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de
agosto de 2013. Serie C No. 268.
3
Cfr. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de enero de
2001. Serie C No., párrs. 73 a 75; Caso Palamara Iribarne Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22
de noviembre de 2005. Serie C No. 135, párrs. 145 y 156; Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo
Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de
agosto de 2008. Serie C No. 182, párrs. 43 a 45, 84 y 138; Caso Reverón Trujillo Vs. Venezuela. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de junio de 2009. Serie C No. 197, párrs. 67, 68, 70 a 81; Caso
Chocrón Chocrón Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de julio de
2011. Serie C No. 227, párrs. 97 a 100; Caso Atala Riffo y niñas Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 24 de febrero de 2012. Serie C No. 239, párr. 186; Caso de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros)
Vs. Ecuador. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de agosto de 2013. Serie C No.
266, párrs. 144 a 154; Caso del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de agosto de 2013. Serie C No. 268, párrs. 188 a 198;
Caso Argüelles y otros Vs. Argentina. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de
noviembre de 2014. Serie C No. 288, párr. 147; Caso López Lone y otros Vs. Honduras. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de octubre de 2015. Serie C No. 302, párrs. 190 a 199; Caso Valencia Hinojosa
3. Este caso aborda, por primera vez, la destitución de un juez desde la
perspectiva del derecho al trabajo, en su dimensión a la estabilidad laboral, protegido
por el artículo 26 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (en adelante
“la Convención”). La Corte IDH reitera que para los operadores de justicia también
es necesario que se les dote de “estabilidad laboral” como garantía diferenciada y
reforzada de la independencia judicial, cuyo contenido es distinto de la garantía de
“estabilidad/permanencia en el cargo” (art. 23.1.c de la Convención 4). Como lo
hemos expresado en otra ocasión, cada derecho tiene su propio ámbito de protección,
lo que permite su incidencia simultánea y no excluyente, bajo una concepción global
e integral de la protección de la persona humana 5.

4. Concurrimos con lo decidido en la Sentencia, en la que se declara al Estado


responsable por la violación a los derechos a las garantías judiciales y protección
judicial, derechos políticos y derecho al trabajo, contenidos en los artículos 8, 23, 25
y 26 de la Convención, en relación con la obligación estatal de respeto a los derechos
prevista en el artículo 1 del mismo instrumento. La Sentencia, sin embargo, omite
abordar las consecuencias jurídicas que un acto de destitución —groseramente
arbitrario a la luz del contexto específico del cese masivo de los jueces de las Tres
Altas Cortes—, tiene desde el artículo 9 de la Convención, lo cual estimamos debilita
el análisis del caso concreto.

5. La mayoría sostuvo que “debido al tipo de afectación a la separación de


poderes y la arbitrariedad de la actuación del Congreso Nacional, no es necesario
entrar en un análisis detallado de los alegatos de las partes respecto a si la decisión
de cese constituyó un acto de naturaleza sancionatorio”; por lo que no examinó “el
eventual alcance que hubiera tenido el principio de legalidad previsto en el artículo 9
de la Convención” 6. Contrariamente a lo anterior, a nuestro juicio, la Corte IDH debió
haber entrado al análisis de lo argumentado y pedido tanto por la Comisión
Interamericana como por los representantes de la víctima, y declarar la violación al
principio de legalidad, en tanto el acto por el cual el Congreso cesó de su cargo a la
víctima como integrante del TSE, se realizó fuera del marco constitucional y legal,
imponiendo una “sanción de facto”. En efecto, el Congreso actuó a través de un

y otra Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de


noviembre de 2016. Serie C No. 327, párr. 105; Caso Acosta y otros Vs. Nicaragua. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de marzo de 2017. Serie C No. 334, párr.
171; Caso San Miguel Sosa y otras Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de
febrero de 2018. Serie C No. 348, párr. 207; Caso Colindres Schonenberg Vs. El Salvador. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 4 de febrero de 2019. Serie C No. 373, párrs. 68 y 69; Caso Villaseñor
Velarde y otros Vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de febrero de 2019. Serie
C No. 374, párrs. 75, 83 y 84; Caso Rico Vs. Argentina. Excepción Preliminar y Fondo. Sentencia de 2 de
septiembre de 2019. Serie C No. 383, párrs. 54, 55 y 56; Caso Urrutia Laubreaux Vs. Chile. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de agosto de 2020. Serie C No. 409, párrs.
104 a 110; Caso Cordero Bernal Vs. Perú. Excepción Preliminar y Fondo. Sentencia de 16 de febrero de
2021. Serie C No. 421, párrs. 71 y 72; Caso Ríos Avalos y otro Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 19 de agosto de 2021. Serie C No. 429, párr. 85; Caso Cuya Lavy y otros Vs. Perú.
Excepciones preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de septiembre de 2021. Serie
C No. 438, párr. 123, y Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
21 de noviembre de 2022. Serie C No. 477, párr. 57.
4
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párr. 89.
5
Cfr. Nuestro Voto razonado conjunto en el caso Benites Cabrera y Otros Vs. Perú. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 4 de octubre de 2022. Serie C No. 465, párrs.
33-43.
6
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párr. 89.

2
procedimiento ad hoc, no previsto en la Constitución y legislación ecuatoriana para
destituir a la víctima.

6. El carácter sancionatorio de la destitución se advierte claramente de los


hechos y el contexto del caso, en tanto que en realidad lo que motivó el cese masivo
de los jueces de las tres Altas Cortes fueron los “acuerdos políticos” entre el entonces
presidente de la República, Lucio Gutiérrez (debido a que los partidos de oposición
preparaban un enjuiciamiento político por el delito de peculado) y la mayoría
parlamentaria controlada por el Partido Roldosista Ecuatoriano, cuyo líder era el ex
Presidente de la República, Abdalá Bucaram Ortíz. Lo anterior claramente refleja,
como lo expresa la Sentencia, “la existencia de un interés en anular los juicios penales
que llevaba a cabo la Corte Suprema en contra del expresidente Bucaram” 7. Y ello
explica palmariamente lo que realmente motivó la destitución de los jueces de las
tres Altas Cortes y el nombramiento de otros juzgadores (prácticamente de manera
inmediata), con la finalidad de cooptar institucionalmente a la cúpula de la judicatura.

7. Por las anteriores consideraciones estimamos oportuno, en términos del


artículo 66.2 de la Convención Americana 8, acompañar a la Sentencia el presente
voto concurrente, con la finalidad de destacar varios aspectos relacionados con la
dimensión esencialmente democrática de la independencia judicial, particularmente
relevante cuando se trata de un tribunal electoral, así como expresar nuestro
respetuoso disenso con la mayoría por no haber entrado al análisis de los argumentos
de la Comisión Interamericana y de los representantes de la víctima respecto de la
violación al principio de legalidad, contenido en el artículo 9 de la Convención.

8. En ese sentido y para una mayor claridad, el presente voto (II) explica el
contexto en que se desarrollan los hechos del presente caso, cuyo abordaje resulta
relevante para entender las consecuencias jurídicas de los actos y omisiones del
Estado que afectaron los derechos del señor Carlos Julio Aguinaga Aillón, como
integrante del Tribunal Supremo Electoral (párrs. 9-13); (III) destaca los aspectos
centrales de los criterios sostenidos por la Corte IDH en materia de independencia
judicial, los cuales cobran especial relevancia cuando se trata de un tribunal electoral,
por su vinculación intrínseca con el sistema democrático y el ejercicio de los derechos
políticos (párrs. 14-20); (IV) aborda la importancia y novedad que el caso representa
respecto a la vulneración del derecho al trabajo en casos de destitución arbitraria de
jueces (párrs. 21-25); (V) expresa nuestro respetuoso disenso sobre la ausencia de
análisis respecto de la violación al principio de legalidad, explícitamente invocado y
solicitado por la Comisión Interamericana y los Representantes de la víctima (párrs.
26-41); y finalmente, (VI) presenta una breve conclusión a la luz de lo expuesto
(párr. 42-46).

II. CONTEXTO

9. Para entender adecuadamente los alcances de las violaciones a los derechos


humanos en el presente caso es necesario referirnos a las circunstancias en que
ocurrieron.

7
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párrs. 37 y 84.
8
El artículo 66.2 de la Convención Americana establece: “[s]i el fallo no expresare en todo o en
parte la opinión unánime de los jueces, cualquiera de éstos tendrá derecho a que se agregue al fallo su
opinión disidente o individual”. Asimismo, véanse los artículos 24.3 del Estatuto y 32.1 a), 65.2 y 67.4
del Reglamento, ambos de la Corte IDH.

3
10. Los hechos del caso concreto, específicamente el cese del señor Aguinaga
Aillón como vocal del Tribunal Supremo Electoral (en adelante, “TSE”), se encuadran
dentro del contexto de cese de los integrantes de las altas cortes en Ecuador, ocurrido
en el 2004, en un ambiente de clara inestabilidad política. Este contexto, que ya
había sido abordado por el Tribunal Interamericano en los casos de la Corte Suprema
de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, y del Tribunal Constitucional
(Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, fue reiterado en el presente caso 9. En efecto,
en los casos antes señalados, la Corte IDH advirtió cómo entre los años de 1996 y
2007 se desempeñaron siete Presidentes de la República, de los cuales ninguno pudo
terminar su mandato de cuatro años. Esta inestabilidad también alcanzó al Poder
Judicial, el cual “en algunos momentos [fue] intervenid[o] desde el poder político, de
forma que ‘[e]n Ecuador, la independencia de la Corte Suprema de Justicia ha sido
comprometida, y la institución instrumentalizada a lo largo de la historia” 10.

11. Además —y de manera fundamental— el cese del señor Aguinaga Aillón se


encuentra precedido por el enjuiciamiento político por el delito de peculado que
preparaban los partidos de oposición en el Congreso Nacional. Para contrarrestar este
enjuiciamiento, el gobierno logró construir una mayoría parlamentaria con otros
partidos. Uno de los líderes de estos partidos buscaba la anulación de varios juicios
penales que se tramitaban en la Corte Suprema de Justicia en contra de un
expresidente que, con motivo de estos juicios, se encontraba prófugo en Panamá 11.
Este acuerdo parlamentario, dirigido por actores dentro del Poder Ejecutivo y
Legislativo en Ecuador, es el antecedente a la reorganización del Poder Judicial
impulsada por el gobierno del entonces Presidente Lucio Gutiérrez, el cual derivó en
la adopción de las Resoluciones del Congreso Nacional que cesaron en sus cargos a
los juzgadores del TSE, de la Corte Suprema de Justicia y del Tribunal Constitucional,
y nombraron sustitutos casi de forma inmediata. En ese sentido, la Corte IDH señaló
en la Sentencia lo siguiente:

84. De los hechos que fueron reseñados en el capítulo VI de la presente


Sentencia, el Tribunal resalta que estos denotan que en el momento en que
ocurrió la cesación de los vocales, Ecuador se encontraba en una situación
política de inestabilidad, que había implicado la remoción de varios Presidentes
y la modificación en sucesivas oportunidades de la Constitución con el fin de
afrontar la crisis política. Asimismo, la unión del gobierno de turno con el
partido político que lideraba el expresidente Bucaram muestra indicios sobre
cuáles habrían podido ser los motivos o propósitos para querer separar a los
magistrados de la Corte Suprema y los vocales del Tribunal Constitucional,
particularmente, la existencia de un interés en anular los juicios penales que
llevaba a cabo la Corte Suprema en contra del expresidente Bucaram.

85. La Corte recuerda que en el término de 14 días se destituyó no solo a los


vocales del TSE, sino también a los integrantes de la Corte Suprema y del
Tribunal Constitucional, lo cual constituyó un actuar intempestivo totalmente
inaceptable. Todos estos hechos constituyeron una afectación a la

9
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 42 a 62;
Caso del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, supra, párrs. 43-48, y Caso
Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párrs. 32 a 34 y 38.
10
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 40; Caso
del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 41; y Caso Aguinaga Aillón
Vs. Ecuador, supra, párr. 33.
11
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 64, y Caso
del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 55, y Caso Aguinaga Aillón
Vs. Ecuador, supra, párr. 38.

4
independencia judicial. Ello permite, por lo menos, concluir que en ese
momento en Ecuador había un clima de inestabilidad institucional que afectaba
a importantes instituciones del Estado. Asimismo, que los vocales se
encontraban impedidos para hacer uso del recurso de amparo frente a las
decisiones que el Congreso pudiera tomar en contra de ellos. La Corte resalta
que estos elementos permiten afirmar que es inaceptable un cese masivo y
arbitrario de jueces por el impacto negativo que ello tiene en la independencia
judicial en su faceta institucional 12.

12. De lo antes descrito resulta claro que la destitución del señor Aguinaga Aillón,
mediante la Resolución No. 25-160 del Congreso, ocurrió en el marco de una evidente
actuación del Congreso en un clima políticamente contaminado por los juicios penales
que eran llevados a cabo en contra de distintos personajes de la vida política en
Ecuador. Estos juicios, por supuesto, serían resueltos por el Poder Judicial.

13. Es por esta razón que, como mencionamos en párrafos anteriores, la


destitución del señor Aguinaga Aillón, y, en general, el proceso de reforma llevado a
cabo en el año 2004, se debe contextualizar para tener una mejor explicación de las
motivaciones que derivaron en la destitución de los vocales y magistrados de las altas
cortes. Entender las motivaciones detrás de los actos de las instancias que cesan o
destituyen jueces resulta un factor que no puede ser dejado de lado para tener una
comprensión adecuada del problema que se aborda. En general, la Sentencia realiza
este análisis para calificar la afectación a la independencia judicial; sin embargo,
como veremos más adelante, omite un aspecto del análisis que requería una
apreciación diferenciada, debido a la naturaleza sancionatoria de la Resolución del
Congreso por la cual cesó a la víctima de su cargo como vocal del TSE.

III. LA INDEPENDENCIA JUDICIAL

14. La Sentencia reafirma la jurisprudencia de la Corte IDH respecto a la


importancia de la independencia judicial como “uno de los pilares básicos de las
garantías del debido proceso”, que se encuentra protegida por el artículo 8.1 de la
Convención en su doble faceta: la institucional, que implica una protección al Poder
Judicial, como sistema, contra interferencias indebidas; y la individual, esto es la
protección de los juezas y jueces en lo particular.

15. La Sentencia reitera que la afectación arbitraria de la permanencia de juezas


y jueces en sus cargos constituye una vulneración al artículo 8.1 de la Convención, y
que de la independencia judicial se derivan garantías específicas para su protección,
que incluyen las siguientes: (i) el derecho a un proceso adecuado de nombramiento;
(ii) la estabilidad e inamovilidad en el cargo, y (iii) el derecho a ser protegidos contra
presiones externas 13. Es sobre esta base que cabe destacar el estándar normativo
que la Corte ha desarrollado para proteger la estabilidad e inamovilidad en el cargo,
y que es reiterado en el caso:

En cuanto a la garantía de estabilidad e inamovilidad en el cargo de dichas


autoridades, el Tribunal ha considerado que implica, a su vez, lo siguiente: (i)
que la separación del cargo debe obedecer exclusivamente a causales
permitidas, ya sea por medio de un proceso que cumpla con las garantías

12
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 174; y
Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 211, y Caso Aguinaga Aillón
Vs. Ecuador, supra, párrs. 84 y 85.
13
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párr. 63.

5
judiciales o porque se ha cumplido el término o período del mandato; (ii) que
las juezas y los jueces solo pueden ser destituidos por faltas de disciplina
graves o incompetencia, y (iii) que todo proceso seguido contra juezas y
jueces debe resolverse de acuerdo con las normas de comportamiento judicial
establecidas y mediante procedimientos justos, objetivos e imparciales, según
la Constitución o la ley. Ello deviene imperativo, en tanto la libre remoción de
las autoridades judiciales fomenta la duda objetiva sobre la posibilidad efectiva
que tienen de ejercer sus funciones sin temor a represalias 14.

16. En este marco conceptual es importante resaltar que la Sentencia reitera la


relación entre la protección de la independencia judicial y la preservación de otros
valores fundamentales en el cuerpo político, como lo es la democracia. En efecto, la
Sentencia señala que la protección de los jueces se constituye como un elemento
fundamental de la democracia, en la medida que es el Poder Judicial quien se erige
como garante de los derechos humanos frente a los abusos del poder. De ahí que
salvaguardar la independencia del Poder Judicial es también una forma de garantizar
la protección de los derechos humanos de las personas. De esta forma, la protección
de la independencia del poder judicial frente a interferencias de otros poderes, y la
protección de los jueces en lo particular ante destituciones arbitrarias o presiones,
resultan prerrequisitos para la eficacia de los demás derechos que reconoce y protege
la Convención 15.

17. Asimismo, la Sentencia señala que la protección de la independencia judicial


es fundamental para la eficacia de todos los derechos, pero adquiere un matiz
especial en materia electoral. Es decir, la garantía de la independencia judicial de
juezas y jueces que resuelven cuestiones electorales tiene una intrínseca relación con
la vigencia de la democracia. La Sentencia establece que la protección de los
tribunales electorales —y por lo tanto de sus jueces— resulta relevante para la
democracia, pues estos tribunales son parte integral de la columna vertebral del
sistema electoral, y además es en esta vía judicial que se dirimen las controversias
a las leyes electorales. Por esta razón, la posibilidad de que los jueces electorales
actúen libres de interferencias para dirimir conflictos electorales resulta un
componente para la plena vigencia de los derechos políticos, los cuales incluyen el
derecho a la efectiva participación en la dirección de los asuntos públicos, votar y ser
elegido, y tener acceso en condiciones generales de igualdad a las funciones
públicas 16.

18. Este último punto es importante resaltarlo, pues la Corte IDH estableció en la
Sentencia que precisamente por la importancia que tiene para la democracia, el
mecanismo de selección y remoción de jueces electorales debe ser coherente con los
principios de un sistema democrático y en ese sentido la protección de sus derechos
debe ser reforzada. La anterior afirmación se sustenta en los criterios de
independencia judicial que fueron mencionados con anterioridad, pero también parte
de una observación sobre los retos actuales que enfrentan las democracias en nuestra
región. En efecto, hemos observado cómo en distintos países ha habido intentos por
debilitar o cooptar a las instituciones encargadas de la organización de las elecciones,
o bien de afectar la independencia de los órganos judiciales especializados para
resolver controversias en materia electoral. Por esta razón, en definitiva, proteger la
integridad de los tribunales electorales como sistema, y de los jueces electorales

14
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párr. 64.
15
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párrs. 65-66.
16
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párr. 70.

6
como individuos, constituye un aspecto fundamental para la defensa de la vigencia
de la democracia y de la eficacia de los derechos políticos 17.

19. En ese sentido, y sobre la base de las anteriores consideraciones, la Sentencia


concluye adecuadamente que el cese del señor Aguinaga Aillón, mediante la
Resolución No. 25-160, la cual fue realizada por el Congreso Nacional al margen de
sus facultades constitucionales, constituyó una afectación a la independencia judicial
en tanto no respetó las garantías establecidas en el artículo 8.1 de la Convención.

20. En este aspecto, como se señaló en la Sentencia, el Congreso Nacional tenía


la atribución constitucional de proceder mediante juicio político en contra de los
vocales del TSE en determinadas causales que también estaban establecidas en la
Constitución. Sin embargo, el cese de los vocales del TSE fue realizado por una
supuesta ilegalidad en su proceso de nombramiento, el cual ocurrió alrededor de dos
años antes de la Resolución No. 25-160. De ahí que la Corte concluyera que el cese
del señor Aguinaga Aillón violó el artículo 8.1 de la Convención, y en consecuencia
también la garantía de estabilidad e inamovilidad de la cual goza en virtud del
principio de independencia judicial 18.

IV. LA VIOLACIÓN AL DERECHO AL TRABAJO

21. La Sentencia también aborda, por primera ocasión, la vulneración al derecho


al trabajo que ocurre cuando un juez es destituido de manera arbitraria de su cargo,
como ocurrió en el caso del señor Aguinaga Aillón. De esta forma, este caso se suma
a la línea jurisprudencial en materia de protección a los derechos laborales que fue
iniciada por la Corte IDH en el caso Lagos del Campo Vs. Perú 19. En efecto, la
Sentencia reitera que el derecho al trabajo se encuentra protegido por el artículo 26
de la Convención, y que tal derecho protege la estabilidad laboral 20. En relación con
la estabilidad laboral, la Corte IDH recordó que es un derecho que otorga protección
al trabajador a fin de que la separación del empleo se realice bajo causas justificadas,
“lo que implica que el empleador acredite las razones suficientes para ello con las
debidas garantías, y frente a lo cual el trabajador pueda recurrir tal decisión ante las
autoridades internas, quienes deberán verificar que las causales imputadas no sean
arbitrarias o contrarias a derecho” 21.

22. Los juzgadores, al desempeñar funciones de operadores de justicia, requieren


gozar de estabilidad laboral como condición elemental y reforzada de su
independencia para el cumplimiento de sus funciones. Este criterio resulta relevante
por dos razones: por un lado, reafirma el estándar desarrollado en el caso Nissen
Pessolani Vs. Paraguay 22, en el cual se vincula la independencia para un fiscal en el
ejercicio de sus funciones con la protección de la estabilidad laboral; y, en segundo
lugar, y en línea con lo anterior, se establece que el cese de un juez a través de un
procedimiento arbitrario también vulnera el derecho al trabajo.

17
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párr. 71.
18
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párr. 88.
19
Cfr. Caso Lagos del Campo Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 31 de agosto de 2017. Serie C No. 340, párr. 143.
20
Cfr. Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párr. 97.
21
Cfr. Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párr. 99.
22
Cfr. Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay supra, párr. 103.

7
23. Esta apreciación constituye un reconocimiento respecto de la especificidad que
gozan los derechos laborales para los funcionarios públicos, incluidos aquellos que
ocupen altos cargos. Por esta razón, la declaración de violación del derecho a la
estabilidad laboral del señor Aguinaga Aillón ante la evidente arbitrariedad de su cese
constituye un aporte en la jurisprudencia interamericana y demuestra la interrelación
que existe entre los distintos derechos humanos que protege la Convención
Americana.

24. Tal y como lo hemos expresado en otro caso reciente 23, la dimensión global e
integral de los derechos desde la Convención Americana, supone analizar los hechos
a través de la incidencia simultánea de los artículos respectivos, bajo el presupuesto
de que la hermenéutica más adecuada de la Convención Americana es la que la toma
en su integridad, sin invocar nunca un derecho humano en detrimento de los demás.
Así, en aquella oportunidad, al distinguir los ámbitos de protección de estos derechos,
señalamos que la estabilidad en el cargo desde la perspectiva del artículo 23.1.c del
Pacto de San José, deviene del hecho per se de ser funcionario público; mientras que
la estabilidad laboral, desde la perspectiva del artículo 26 del mismo tratado, se funda
en la esencia de “ser trabajador”, con independencia de si pertenece a la rama pública
o privada. Claramente un funcionario público es un trabajador, pero no todo
trabajador es un funcionario público; por ello, entendemos que existe una doble
protección, desde los artículos 23.1.c (derechos políticos) y 26 (derecho al trabajo),
en el caso de trabajadores en el ejercicio de la función pública víctimas de ceses
arbitrarios.

25. De ahí que, en este caso, no solo se declara la violación de los derechos
relativos al acceso a las funciones públicas en condiciones generales de igualdad,
previstos en el artículo 23.1.c de la Convención (debido a que esta tiene su relación
con la garantía de “estabilidad e inamovilidad del cargo”), sino también de la
“estabilidad laboral” como parte del derecho al trabajo de los juzgadores, protegido
por el 26 de la Convención.

V. NUESTRO DISENSO: AUSENCIA DE VIOLACIÓN AL PRINCIPIO DE


LEGALIDAD

26. Por otro lado, a pesar de sus virtudes, consideramos que la Sentencia es omisa
respecto de un punto central: la violación al principio de legalidad. Tanto la Comisión,
como los representantes de la víctima, alegaron que el Estado violó el artículo 9 de
la Convención al imponer una sanción al señor Aguinaga Aillón al momento de cesarlo
del cargo y ello sin una causal previamente establecida sin que la normatividad
ecuatoriana lo previera. En ese sentido, la Comisión Interamericana argumentó que
“el carácter sancionatorio de este acto del Estado, y la consecuente determinación
de las garantías aplicables no se deriva, como en otros casos, del carácter formal del
proceso” 24.

27. La posición de la Comisión Interamericana no resulta extraña, toda vez que


el propio Estado reconoció en el caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y
otros), que la destitución de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia había

23
Cfr. Voto razonado conjunto de los jueces Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot y Rodrigo Mudrovitsch,
en el caso Benites Cabrera y Otros Vs. Perú, supra, párrs. 7 y 33.
24
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párr. 47.

8
sido realizada sin haber contado con una causal de destitución y en un procedimiento
ad hoc. En aquella oportunidad, el Estado ecuatoriano señaló lo siguiente:

Respecto al reconocimiento sobre la violación del artículo 9 de la Convención


en razón de que la ley ecuatoriana no establecía una causal determinada
para la separación de los cargos de los magistrados “lo que mediante la
resolución del Congreso Nacional pudo entenderse como procedimiento ad-
hoc de carácter sancionatorio”, el Tribunal considera que dicho allanamiento
no da respuesta a varios de los argumentos presentados por la Comisión y
los representantes al respecto (infra párrs. 127 y 128). Por ejemplo, los
representantes aludieron a la existencia de un procedimiento para sancionar
a los magistrados de la Corte Suprema y señalaron que las causales de
sanción eran muy amplias e indeterminadas […] 25 (subrayado nuestro).

28. En los referidos casos Quintana Coello y Camba Campos, el Estado reconoció
su responsabilidad internacional respecto a la violación del artículo 9 de la Convención
Americana relacionada con el cese de los juzgadores. En el segundo de los casos
mencionados (Camba Campos), el Estado aceptó su responsabilidad internacional por
la violación de dicho dispositivo “en virtud de que no se contó con una causal
determinada en la ley para la separación de los cargos de las presuntas víctimas”. El
Estado precisó que “si bien es cierto el Congreso Nacional podía efectuar un análisis
constitucional y legal, éste debía contener mecanismos claros para someter a revisión
la duración y estabilidad de los cargos de los ex vocales del Tribunal Constitucional,
la falta de certeza legal respecto de las causales de separación de los ex magistrados
le impone al Estado reconocer su responsabilidad internacional al respecto” 26
(subrayado nuestro).

29. En el presente caso relativo a la destitución de la víctima como vocal del TSE,
la mayoría consideró que, dada la falta de competencia del Congreso Nacional para
cesar en el cargo al señor Aguinaga Aillón, no era necesario analizar si la decisión del
cese del señor Aguinaga Aillón constituyó un acto sancionatorio a la luz del artículo
9 de la Convención 27. Es en este punto que consideramos que la mayoría omitió un
aspecto central del caso al no analizar si se trató de una sanción —como de hecho
fue— y realizar un análisis de sus consecuencias. En ese sentido, la omisión de la
mayoría debilitó el análisis jurídico de las violaciones ocurridas en perjuicio del señor
Aguinaga Aillón, la cual fue resultado, a nuestro juicio, de una decisión sancionatoria
y abiertamente contraria por parte del Congreso Nacional a las garantías reforzadas
que brinda la Convención a favor de los operadores de justicia.

30. En efecto, contrario al análisis de la Sentencia, consideramos que era preciso


tener en cuenta que, si bien la decisión del Congreso Nacional no constituyó una
sanción penal, ni una sanción administrativa per se, el cese de los vocales del TSE se
produjo dentro de un contexto político convulso que tenía el objetivo de alterar la
integración de los órganos decisores de mayor jerarquía dentro del Tribunal
Constitucional, la Corte Suprema de Justicia y el Tribunal Supremo Electoral, con la
finalidad de favorecer los intereses de grupos políticos y evitar el enjuiciamiento del
entonces Presidente de la República y teniendo en cuenta que existían procesos
penales pendientes en la Suprema Corte respecto de un expresidente, y en los cuales
eventualmente las Altas Cortes adoptarían una decisión.

25
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 21.
26
Cfr. Caso del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 14.
27
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párr. 89.

9
31. En ese sentido, nos parece claro que el cese del señor Aguinaga Aillón, así
como del resto de magistrados y vocales cesados de las Altas Cortes constituyó, en
el plano material, una sanción encubierta que impactó la esfera laboral, económica y
personal de los cesados. En consecuencia, consideramos, tal como lo hicieron la
Comisión y los representantes, y como lo reconoció el Estado en los dos casos
anteriores (casos Quintana Coello y Camba Campos), que el acto legislativo por
medio del cual fue cesado el señor Aguinaga Aillón tuvo naturaleza sancionatoria, y
en esa medida constituyó una expresión del poder punitivo del Estado que debió
analizarse de conformidad con lo establecido en el artículo 9 de la Convención;
teniendo en cuenta que a la luz de la jurisprudencia de este Tribunal, dicho precepto
no solo aplica en materia penal, sino también en procesos y procedimientos
sancionatorios 28.

32. Cabe recordar que, para fundamentar la aplicabilidad del artículo 9 a los
procedimientos de naturaleza administrativa o disciplinaria, desde el caso Baena
Ricardo vs. Panamá, la Corte IDH se ha referido a la similitud de sus efectos sobre
los derechos de los acusados, en la medida en que ambos "implican menoscabo,
privación o alteración de los derechos de las personas". En este caso, no cabe duda
de que el proceso ad hoc llevado a cabo contra la víctima no sólo tenía como finalidad
restringir sus derechos, sino que efectivamente logró ese propósito al promover la
destitución del señor Aguinaga Aillón, por lo que los estándares de legalidad
derivados del citado dispositivo convencional son plenamente aplicables al caso
objeto de análisis.

33. En la propia Sentencia, siguiendo los dos casos anteriores de hace una década,
se reconoce que “la unión del gobierno de turno con el partido político que lideraba
el expresidente Bucaram muestra indicios sobre cuáles habrían podido ser los
motivos o propósitos para querer separar a los magistrados de la Corte Suprema y
los vocales del Tribunal Constitucional, particularmente, la existencia de un interés
en anular los juicios penales que llevaba a cabo la Corte Suprema en contra del
expresidente Bucaram 29.

34. Como se expresó en la sentencia en el caso Quinta Coello y otros, cuyo


contexto es el mismo del presente caso, “la resolución en virtud de la cual se acordó
el cese de los magistrados fue el resultado de una alianza política, la cual tenía como
fin crear una Corte afín a la mayoría política existente en dicho momento e impedir
procesos penales contra el Presidente en funciones y un ex presidente” 30. Lo anterior
fue determinante en aquel caso para que el Tribunal Interamericano concluyera que
existió un “abuso de poder” como una característica más del tipo de violación a la
faceta institucional de la independencia judicial.

35. Además, en el referido caso Quintana Coello y Otros, el propio Estado


reconoce la violación del artículo 9 de la Convención Americana, al considerar que la
actuación del Congreso Nacional “pudo entenderse como procedimiento ad-hoc de

28
Cfr. Caso Baena Ricardo y otros (“270 trabajadores vs. Panamá”). Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 2 de febrero de 2001. Serie C No. 72, párr. 106.
29
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párr. 84; Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana
Coello y otros) Vs. Ecuador, párr. 174, y Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador,
párr. 211.
30
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párr. 177.

10
carácter sancionatorio” 31.

36. De esta manera, estimamos que la Corte IDH debió pronunciarse sobre lo
alegado y expresamente pedido por la Comisión Interamericana y los representantes
de la víctima respecto de la violación al artículo 9 de la Convención, dada la gravedad
de los hechos y atendiendo a las motivaciones reales que originaron el cese de los
integrantes de las Altas Cortes en Ecuador al momento de los hechos. No debe pasar
inadvertido que en la propia Sentencia se reconoce “un actuar intempestivo
totalmente inaceptable” por parte del Congreso Nacional y que dados los hechos “es
inaceptable un cese masivo y arbitrario de jueces por el impacto negativo que ello
tiene en la independencia judicial en su faceta institucional” 32.

37. Así, teniendo como punto de partida que el acto de cese fue materialmente
sancionatorio, la Sentencia debió señalar que la Resolución No. 25-160 no estableció
la existencia de causales por las cuales fueron cesados los vocales del TSE, sino que
fueron cesados por la supuesta ilegalidad de su nombramiento realizado casi dos
años antes. La Constitución Política de 1998 otorgaba competencia al Congreso
Nacional para remover de su cargo a los vocales del TSE por medio de un juicio
político, o por fiscalización, pero no por la ilegalidad del proceso de nombramiento.
Lo anterior implicó que los vocales fueron cesados en aplicación de causales y
procedimientos distintos a aquellos establecidos en la ley, lo que debió ser analizado
a la luz del principio de legalidad.

38. En efecto, el artículo 9 de la Convención Americana establece que “[n]adie


puede ser condenado por acciones u omisiones que en el momento de cometerse no
fueran delictivos según el derecho aplicable” y que no es posible “imponer pena más
grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito”. La Corte IDH ha
interpretado que estos mandatos son aplicables no sólo al ámbito penal, sino que su
alcance se extiende en materia sancionatoria administrativa 33. Por analogía también
se puede extender el criterio antes señalado a procedimientos sancionatorios de
facto, como al que fue sometido el señor Aguinaga Aillón.

39. Así, era necesario abordar y analizar la verdadera motivación que originó la
destitución de la víctima 34, y si al tener una motivación sancionatoria este
procedimiento podría considerarse como “un procedimiento sancionatorio de facto”,

31
Cfr. Caso de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 13.
32
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párr. 85.
33
Cfr. Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá, supra, párr. 106, y Caso Urrutia Laubreaux Vs. Chile.
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de agosto de 2020. Serie C No.
409, párr. 129.
34
Al respecto, la Corte IDH ya ha analizado, con base al contexto y “la desviación de poder”, las
intenciones reales de ciertos actos de autoridad y cómo estas intenciones lesionan derechos protegidos
por la Convención Americana. Mutatis mutandis, Caso Granier y otros (Radio Caracas Televisión) Vs.
Venezuela. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de junio de 2015.
Serie C No. 293, párr. 189 y Caso San Miguel Sosa y otras Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 8 de febrero de 2018. Serie C No. 348, párr. 122. En el voto concurrente del juez Eduardo
Ferrer Mac-Gregor, emitido en el caso Quintana Coello y otros se indicó que: “[l]a desviación de poder
implica una extralimitación en una función asignada a un agente estatal. Se trata de una figura que exige
que la autoridad tenga la facultad o competencia para tomar la decisión respectiva […]”. En igual sentido,
pueden verse las consideraciones emitidas sobre la desviación de poder y los motivos reales que originaron
las violaciones, en aquel caso, en el voto emitido del juez Eduardo Ferrer Mac-Gregor, en el caso Caso del
Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de agosto de 2013. Serie C No. 268, párrs. 120 a 140.

11
debido a su naturaleza y la finalidad que perseguía, lo cual, a nuestro juicio, ocurrió
en el caso del señor Aguinaga Aillón.

40. En definitiva, sanciones legislativas como la aplicada en el presente caso


pueden tener efectos similares a las sanciones administrativas y penales, en la
medida en que implican el menoscabo, privación o alteración de los derechos de las
personas. Por lo tanto, en un sistema democrático es necesario extremar las
precauciones para que la interposición de ese tipo de sanciones se haga con estricto
respeto a los derechos de las personas y luego de una cuidadosa verificación de la
existencia de una conducta contraria a derecho.

41. En ese sentido, es indispensable que la norma sancionatoria exista y resulte


conocida o pueda serlo, antes de que ocurra la acción o la omisión que la contraviene
y que se pretende sancionar 35. En este caso consideramos que el señor Aguinaga
Aillón, al no ser removido del cargo por el Congreso mediante juicio político o
fiscalización, fue cesado sin una causal previamente establecida y en un
procedimiento no previsto por la ley, lo que constituyó un claro incumplimiento del
principio de legalidad en términos del artículo 9 de la Convención Americana.

VI. CONCLUSIÓN

42. El presente caso abona a la línea jurisprudencial de la Corte IDH sobre


independencia judicial, que constituye un pilar fundamental del debido proceso. Tal
y como fue expresado en la Sentencia, el cese masivo y arbitrario de todos los
juzgadores que formaban parte de las tres Altas Cortes de Ecuador en dos semanas
y sin que tuvieran un recurso efectivo para impugnarlo, “constituyó un actuar
intempestivo totalmente inaceptable”, lo que provoca un impacto negativo a la
independencia judicial en su faceta institucional 36.

43. Si bien el cese del señor Aguinaga Aillón como vocal del TSE está
estrechamente relacionado con los casos de la Corte Suprema de Justicia (Quintana
Coello y otros), y del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros), resueltos por
este Tribunal Interamericano hace una década, goza también de especificidad, al
tratarse de la afectación de la independencia judicial de un tribunal electoral.

44. En efecto, el cese de todos los integrantes del Tribunal Supremo Electoral
además de constituir una “desestabilización del orden democrático” al producirse una
ruptura en la separación e independencia de los poderes públicos, también repercute
sustancialmente en el régimen democrático, a la luz de Carta Democrática
Interamericana. De ahí que resulta fundamental la garantía de la independencia
judicial de los tribunales electorales, en tanto “forman parte de la columna vertebral
del sistema electoral y son el mecanismo de revisión judicial que garantiza la
realización de unas elecciones justas, libres y creíbles” 37, a la vez que son órganos
independientes que garantizan el ejercicio de los derechos políticos de los
ciudadanos.

35
Cfr. Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá, supra, párr. 106, y Caso Maldonado Ordóñez Vs.
Guatemala, supra, párr. 89
36
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 174;
Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 211, y Caso Aguinaga Aillón
Vs. Ecuador, supra, párr. 93;
37
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párr. 70.

12
45. Esta especificidad también comprende la reiteración sobre la importancia de
la estabilidad laboral, como una manifestación del derecho al trabajo de las juezas y
jueces, y las consecuencias que de ello derivan. Sobre el particular, este es el primer
caso donde se protege de manera directa el derecho al trabajo por el cese arbitrario
de un juzgador, a la luz del artículo 26 del Pacto de San José, lo que abona a la
jurisprudencia interamericana sobre la materia 38.

46. La Sentencia, sin embargo, omitió entrar al análisis de los argumentos de la


Comisión Interamericana y de los representantes de las víctimas relativas a la
violación del artículo 9 de la Convención, a pesar de que el cese del señor Aguinaga
Aillón se trató claramente de una sanción de facto —como se desprende de los hechos
y contexto del caso—. En efecto, tal y como lo hemos sostenido en este voto, el acto
legislativo por medio del cual fue cesada la víctima tuvo naturaleza sancionatoria, y
en esa medida constituyó una expresión del poder punitivo del Estado que debió
analizarse de conformidad con lo establecido en el artículo 9 de la Convención. En el
caso, el Congreso Nacional cesó de su cargo a la víctima a través de una causal y
procedimiento ad hoc no previsto en la Constitución y legislación ecuatoriana, lo cual
consideramos una oportunidad perdida de esta Corte IDH para entrar a su análisis y
declarar la violación al principio de legalidad.

Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot Rodrigo Mudrovitsch


Juez Juez

Pablo Saavedra Alessandri


Secretario

38
Con anterioridad, este Tribunal Interamericano se había pronunciado sobre la violación a la
estabilidad laboral de fiscales declarando la violación al derecho al trabajo protegido por el artículo 26 de
la Convención. Cfr. Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay, supra, párrs. 99 a 104.

13
VOTO PARCIALMENTE DISIDENTE DEL
JUEZ HUMBERTO ANTONIO SIERRA PORTO

CASO AGUINAGA AILLÓN VS. ECUADOR

SENTENCIA DE 30 DE ENERO DE 2023


(Fondo, Reparaciones y Costas)

1. Con el acostumbrado respeto por las decisiones mayoritarias de la Corte


Interamericana de Derechos Humanos (en adelante la Corte o el Tribunal), el presente voto
tiene por objeto explicar mi disidencia frente al punto resolutivo 4 en el que se declaró la
responsabilidad internacional del Estado de Ecuador (en adelante “el Estado” o “Ecuador”)
por la violación del derecho al trabajo, en perjuicio del señor Carlos Julio Aguinaga Aillón.

2. Este voto complementa la posición ya expresada en mis votos parcialmente disidentes


a los casos Lagos del Campo Vs. Perú 1, Trabajadores Cesados de Petroperú y otros Vs. Perú 2,
San Miguel Sosa y otras Vs. Venezuela 3, Muelle Flores Vs. Perú 4, Hernández Vs. Argentina 5,
ANCEJUB-SUNAT Vs. Perú 6, Comunidades Indígenas Miembros de la Asociación Lhaka Honhat
(Nuestra Tierra) Vs. Argentina 7, Empleados de la Fábrica de Fuegos de Santo Antônio de Jesus
Vs. Brasil 8, Casa Nina Vs. Perú 9, Guachalá Chimbo Vs. Ecuador 10, FEMAPOR Vs. Perú 11,

1
Cfr. Caso Lagos del Campo Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
31 de agosto de 2017. Serie C No. 340. Voto parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
2
Cfr. Caso Trabajadores Cesados de Petroperú y otros Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de noviembre de 2017. Serie C No. 344. Voto parcialmente disidente del
Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
3
Cfr. Caso San Miguel Sosa y otras Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de febrero
de 2018. Serie C No. 348. Voto parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
4
Cfr. Caso Muelle Flores Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6
de marzo de 2019. Serie C No. 375. Voto parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
5
Cfr. Caso Hernández Vs. Argentina. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22
de noviembre de 2019. Serie C No. 395. Voto parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
6
Cfr. Caso Asociación Nacional de Cesantes y Jubilados de la Superintendencia Nacional de Administración
Tributaria (ANCEJUB-SUNAT) Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de
noviembre de 2019. Serie C No. 39. Voto parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
7
Cfr. Caso Comunidades Indígenas Miembros de la Asociación Lhaka Honhat (Nuestra Tierra) Vs. Argentina.
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de febrero de 2020. Serie C No. 400. Voto parcialmente disidente del
Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
8
Cfr. Caso de los Empleados de la Fábrica de Fuegos de Santo Antônio de Jesus Vs. Brasil. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de julio de 2020. Serie C No. 407. Voto parcialmente
disidente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
9
Cfr. Caso Casa Nina Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de
noviembre de 2020. Serie C No. 419. Voto concurrente y parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra
Porto.
10
Cfr. Caso Guachalá Chimbo y otros Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de marzo
de 2021. Serie C No. 423. Voto concurrente y parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
11
Cfr. Caso Federación Nacional de Trabajadores Marítimos y Portuarios (FEMAPOR) Vs. Perú. Excepciones
Preliminares, Fondo y Reparaciones. Sentencia de 1 de febrero de 2022. Serie C No. 448. Voto parcialmente disidente
del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
Guevara Díaz Vs. Costa Rica 12, Mina Cuero Vs. Ecuador 13, Valencia Campos y otros Vs.
Bolivia 14, Brítez Arce y otros Vs. Argentina 15 y Nissen Pessonali vs. Paraguay 16; así como
en mis votos concurrentes de los casos Gonzales Lluy y otros Vs. Ecuador 17, Poblete
Vilches y Otros Vs. Chile 18, Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala 19, Buzos Miskitos Vs.
Honduras 20, Vera Rojas y otros vs. Chile 21, Manuela y otros vs. El Salvador 22,
Extrabajadores del Organismo Judicial Vs. Guatemala 23, Palacio Urrutia Vs. Ecuador 24 y
Pavez Pavez Vs. Chile 25, en relación con la justiciabilidad de los derechos económicos,
sociales, culturales y ambientales (en adelante “DESCA”) a través del artículo 26 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (en adelante “la Convención” o
“CADH)”.

3. En previas oportunidades he expresado las razones por las cuales considero que
existen inconsistencias lógicas y jurídicas en la posición jurisprudencial asumida por la
mayoría de la Corte, sobre la justiciabilidad directa y autónoma de los DESCA a través
del artículo 26 de la Convención. Esta posición desconoce las reglas de interpretación de
la Convención de Viena sobre el Derechos de los Tratados 26, cambia la naturaleza de la
obligación de progresividad 27, ignora la voluntad de los Estados plasmada en el Protocolo

12
Cfr. Caso Guevara Díaz Vs. Costa Rica. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de junio de
2022. Serie C No. 453. Voto concurrente y parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
13
Cfr. Caso Mina Cuero Vs. Ecuador. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
7 de septiembre de 2022. Serie C No. 464. Voto parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra
Porto.
14
Cfr. Caso Valencia Campos y otros Vs. Bolivia. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 18 de octubre de 2022. Serie C No. 469. Voto parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio
Sierra Porto.
15
Cfr. Caso Brítez Arce Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 16 de noviembre de
2022. Serie C No. 474. Voto parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
16
Cfr. Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de
noviembre de 2022. Serie C No. 477. Voto parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
17
Cfr. Caso Gonzales Lluy y otros Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 1 de septiembre de 2015. Serie C No. 298. Voto concurrente del Juez Humberto Antonio Sierra
Porto.
18
Cfr Caso Poblete Vilches y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de marzo
de 2018. Serie C No. 349. Voto concurrente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
19
Cfr. Caso Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 23 de agosto de 2018. Serie C No. 359. Voto concurrente del Juez Humberto Antonio Sierra
Porto.
20
Cfr. Caso de los Buzos Miskitos (Lemoth Morris y otros) Vs. Honduras. Sentencia de 31 de agosto de
2021. Serie C No. 432. Voto concurrente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
21
Cfr. Caso Vera Rojas y otros vs. Chile. Excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas.
Sentencia de 1 de septiembre de 2021. Serie C No. Voto concurrente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
22
Cfr. Caso Manuela y otros Vs. El Salvador. Excepciones preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 2 de noviembre de 2021. Serie C No. 441. Voto concurrente del Juez Humberto Antonio Sierra
Porto.
23
Cfr. Caso Extrabajadores del Organismo Judicial Vs. Guatemala. Excepciones Preliminares, Fondo y
Reparaciones. Sentencia de 17 de noviembre de 2021. Serie C No. 445. Voto concurrente del Juez Humberto
Antonio Sierra Porto.
24
Cfr. Caso Palacio Urrutia y otros Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de
noviembre de 2021. Serie C No. 446. Voto concurrente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
25
Cfr. Caso Pavez Pavez Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 4 de febrero de 2022.
Serie C No. 449. Voto concurrente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
26
Cfr. Caso Muelle Flores Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 6 de marzo de 2019. Serie C No. 375. Voto parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
27
Cfr. Caso Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 23 de agosto de 2018. Serie C No. 359. Voto concurrente del Juez Humberto Antonio Sierra
Porto.
de San Salvador 28 y mina la legitimidad del Tribunal 29; solo por mencionar algunos
argumentos. No obstante, mi propósito en esta ocasión es poner de manifiesto la
irrelevancia del análisis del artículo 26 tratándose de un caso que se refiere
específicamente a un funcionario de un órgano que cumplía funciones materialmente
jurisdiccionales, y que como consecuencia podía abordarse con suficiente profundidad a
partir del artículo 23 de la Convención, reiterando así la posición ya expresada en mis
votos parcialmente disidentes en los casos Caso Mina Cuero Vs. Ecuador 30 y Nissen
Pessonali vs. Paraguay 31.

4. En el caso, además de fundamentar las violaciones a las garantías judiciales y a


la protección judicial, las cuales comparto plenamente, la Corte consideró que hubo una
violación del derecho a permanecer en el cargo en condiciones de igualdad del artículo
23.1 c) y al derecho al trabajo en particular en su componente de estabilidad laboral
garantizada por el artículo 26 de la CADH. El Tribunal, haciendo uso del principio iura
novit curia, señaló que la remoción arbitraria del señor Aguinaga Aillón del cargo de
vocal del Tribunal Supremo Electoral (en adelante “el TSE”), configuró también una
violación a su derecho a la estabilidad laboral como parte del derecho al trabajo 32.

5. En relación con el derecho a permanecer en el cargo en condiciones de igualdad,


la Corte consideró que la destitución del señor Aguinaga Aillón “[…] constituyó un cese
arbitrario debido a que fue realizado por un órgano incompetente y mediante un
procedimiento que no estaba establecido legalmente” 33. Por otra parte, para
fundamentar la violación al derecho a la estabilidad laboral, la Corte concluyó que “[e]n
el presente caso, la Corte concluyó que la decisión del Congreso Nacional de cesar al
señor Aguinaga Aillón como vocal del TSE fue arbitraria, al actuar fuera del marco de
sus competencias y no cumplir con las garantías del debido proceso, lo que configuró
también violación al derecho a la estabilidad laboral, como parte del derecho al trabajo,
que como trabajador del TSE le asistía durante el tiempo que durara el ejercicio del
cargo” 34. Así, es evidente que aun cuando en un caso se dijo que no se siguió un
procedimiento establecido legalmente, y en el otro que el proceso no respetó las
garantías del debido proceso, materialmente se trató de una misma argumentación
fáctica y jurídica con un fundamento normativo diferente, de una parte, el artículo 23.1
c) y, de otra, el artículo 26 de la Convención.

6. Creo que, al igual que fue expuesto en mi voto parcialmente disidente en el Caso
Mina Cuero Vs. Ecuador, lo adecuado era referirse exclusivamente al artículo 23. Como
bien señala la sentencia el artículo 23.1 c) de la CADH dispone que “1. Todos los
ciudadanos deben gozar de los siguientes derechos y oportunidades: […] c) de tener

28
Cfr. Caso Poblete Vilches y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de marzo
de 2018. Serie C No. 349. Voto concurrente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
29
Cfr. Caso Trabajadores Cesados de Petroperú y otros Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de noviembre de 2017. Serie C No. 344. Voto parcialmente disidente
del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
30
Cfr. Caso Mina Cuero Vs. Ecuador. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 7 de septiembre de 2022. Serie C No. 464. Voto parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra
Porto.
31
Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de noviembre
de 2022. Serie C No. 477. Voto parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
32
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de enero de
2023. Serie C No. 483, párr. 100
33
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de enero de
2023. Serie C No. 483, párr. 93.
34
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de enero de
2023. Serie C No. 483, párr. 100
acceso, en condiciones generales de igualdad, a las funciones públicas de su país”. En
este sentido, considero que una vez más la Corte acertó al incluir el análisis de este
artículo y declarar la violación del derecho a acceder a la función pública en condiciones
de igualdad, pues resulta evidente que, tratándose de un cargo en el TSE que además
implicaba materialmente el ejercicio de funciones jurisdiccionales, el señor Aguinaga
Aillón era un funcionario público. En efecto, según ha señalado esta Corte, siguiendo lo
previsto en la Observación General No. 25 del Comité de Derechos Humanos de las
Naciones Unidas 35, el artículo 23.1 c) no consagra exclusivamente el derecho a acceder
a un cargo público, sino a hacerlo en condiciones de igualdad y a permanecer en este
empleo. Esto implica que se respeten y garanticen criterios y procedimientos razonables
y objetivos para nombramiento, ascenso, suspensión y destitución, y que las personas
no sean objeto de discriminación en el desarrollo de dichos procedimientos 36. Este fue
precisamente el contenido obligacional infringido en el caso, porque el señor Aguinaga
Aillón fue destituido de su cargo por una autoridad que actuaba fuera de sus
competencias y mediante un procedimiento sin sustento legal.

7. Lo anterior no es una distinción meramente nominal, pues como he dicho en otros


votos separados, utilizar el artículo 26 de la Convención para declarar la responsabilidad
del Estado es jurídicamente inadecuado y afecta la legitimidad de la decisión. De manera
que, determinar la responsabilidad de Ecuador exclusivamente a partir del artículo 23.1
c) de la CADH, no solo respondía de manera más precisa a la situación fáctica del señor
Aguinaga Aillón, y permitía a la Corte avanzar en su jurisprudencia sobre el alcance de
este derecho contenido en la Convención Americana, sino que también hubiera evitado
afectar la efectividad de la decisión debido a las inconsistencias de la justiciabilidad
directa del artículo 26 de la CADH. Así, queda demostrado una vez más que, la utilización
de esta disposición convencional tiene como único propósito reafirmar una línea
jurisprudencial sobre los DESCA, con independencia de que esta sea pertinente o
necesaria a los efectos de garantizar la justicia del caso concreto.

Humberto Antonio Sierra Porto


Juez

Pablo Saavedra Alessandri


Secretario

35
Cfr. Naciones Unidas. Comité de Derechos Humanos. Observación General No. 25, Artículo 25: La
Participación en los Asuntos Públicos y el Derecho de Voto, CCPR/C/21/Rev. 1/Add. 7, 12 de julio de 1996,
párr. 23.
36
Cfr. Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela.
Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de agosto de 2008. Serie C No. 182, párr.
206.
VOTO CONCURRENTE Y PARCIALMENTE DISIDENTE DE LA

JUEZA PATRICIA PÉREZ GOLDBERG

CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS

CASO AGUINAGA AILLÓN VS. ECUADOR

SENTENCIA DE 30 DE ENERO DE 2023

(Fondo, Reparaciones y Costas)

Con el habitual respeto a la decisión mayoritaria de la Corte Interamericana de Derechos


Humanos (en adelante, “la Corte” o el “Tribunal”), emito este voto 1 con el propósito de reiterar
mi postura sobre la improcedencia de establecer la responsabilidad internacional del Estado
del Ecuador por la pretendida vulneración del derecho individual al trabajo, específicamente
sobre el derecho a la estabilidad laboral, con base en el artículo 26 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos (en adelante, “la Convención” o “el Tratado”).

Para ello me referiré, en primer lugar, a la aplicación del principio iura novit curia y,
posteriormente, al fondo del asunto.

I. Aplicación del artículo 26 de la Convención, en virtud del principio iura novit


curia

1. En primer lugar, es necesario hacer presente que ni la Comisión Interamericana de


Derechos Humanos (en adelante, “la Comisión”) ni los representantes alegaron de
manera expresa la violación del artículo 26 de la Convención 2. No obstante lo anterior,
la Corte decidió pronunciarse sobre la violación al derecho al trabajo, en particular
sobre el derecho a la estabilidad laboral, en perjuicio de la presunta víctima, conforme
al principio iura novit curia.

2. Como es sabido, el referido principio tiene su origen en el derecho romano y ha


permeado especialmente los sistemas continentales en una dimensión procesal. Ello,
al entenderse que es propio de la función jurisdiccional el “poder-deber” de identificar
las normas o principios relevantes para la decisión de un caso, cuando la falta de
invocación de las mismas por alguna de las partes pudiese conducir a una decisión
errónea o a una hipótesis de denegación de justicia.

1
Artículo 65.2 del Reglamento de la Corte IDH: “Todo Juez que haya participado en el examen de un caso tiene
derecho a unir a la sentencia su voto concurrente o disidente que deberá ser razonado. Estos votos deberán ser
presentados dentro del plazo fijado por la Presidencia, de modo que puedan ser conocidos por los Jueces antes de la
notificación de la sentencia. Dichos votos sólo podrán referirse a lo tratado en las sentencias”.
2
Cfr. Párrafo 94.
3. En el ámbito de la adjudicación internacional, la aplicación del principio no ha
sido uniforme, destacándose —por la habitual utilización del mismo—la
jurisprudencia del Sistema Interamericano. Asimismo, la disuelta Corte
Permanente de Justicia Internacional 3, la Corte Internacional de Justicia 4 y el
Tribunal Europeo de Derechos Humanos 5, también han reflexionado sobre los
alcances del referido principio, pero haciendo un uso más restringido del
mismo.

4. En el caso concreto, el Tribunal no fundamenta las razones que la impulsan a


dar aplicación a este principio y sólo se limita a citar las sentencias de los
casos Velásquez Rodríguez Vs. Honduras y Nissen Pessolani Vs. Paraguay,
fallos en los que se recurrió al mismo 6, mención que, por cierto, no constituye
una motivación suficiente de la decisión de recurrir a esta herramienta
jurisdiccional. Aquello solo explicita un argumento de autoridad, mas no

3
Caso Lotus, sentencia Nº 9, 1927, Serie A, Nº1, página 31.
4
Caso Fisheries Jurisdiction (United Kingdom Vs. Iceland), sentencia del 25 de julio de 1974, párrafos 17-
18; caso Military and Paramilitary Activities in and against Nicaragua (Nicaragua Vs.United States of
America), sentencia de 27 de junio de 1986, párrafo 29.
5
Caso Handyside vs. United Kingdom, sentencia de 7 de diciembre de 1976, Series A No. 24, párrafo 41;
caso Guerra and others vs. Italy, sentencia de 19 de febrero de 1998, Reports 1998-I, p.13, párrafo 44;
caso Philis vs. Greece, sentencia de 27 de agosto de 1991, Series A No. 209, p. 19, párrafo 56; caso Powell
y Rayner vs. Reino Unido sentencia de 21 de febrero de 1990, Series A No. 172, p. 13, párrafo. 29; caso
Scoppola vs. Italy (No. 2), sentencia de 17 de septiembre de 2009, p. 17, párrafo 5; caso Celikbilek vs.
Turkey, sentencia de 31 de mayo de 2005, párrafos 100-105.
6
A diferencia de otros tribunales internacionales, la Corte ha hecho un uso recurrente de esta facultad,
como puede advertirse del examen de las decisiones adoptadas en los casos: Velásquez Rodríguez Vs.
Honduras, sentencia de 29 de julio de 1988; Godínez Cruz Vs. Honduras, sentencia de 20 de enero de
1989; Blake vs. Guatemala, sentencia de 24 de enero de 1998; Durand y Ugarte Vs. Perú, sentencia de
16 de agosto de 2000; Hilaire, Constantine y Benjamín y otros Vs. Trinidad y Tobago, sentencia de 21 de
junio de 2002; Castillo Petruzzi y otros vs. Perú, sentencia de 30 de mayo de 1999; Cantos vs. Argentina,
sentencia de 28 de noviembre de 2002; Cinco Pensionistas Vs. Perú, sentencia de 28 de febrero de 2003;
Myrna Mack Chang Vs. Guatemala, sentencia de 25 de noviembre de 2003; Maritza Urrutia Vs. Guatemala,
sentencia 27 de noviembre de 2003; Hermanos Gómez Paquiyauri Vs. Perú, sentencia de 8 de julio de
2004; Instituto de Reeducación del Menor Vs. Paraguay, sentencia de 2 de septiembre de 2004;
Comunidad Moiwana Vs. Surinam, sentencia de 15 de junio de 2005; Acosta Calderón Vs. Ecuador,
sentencia de 24 de junio de 2005; Niñas Yean y Bosico Vs. República Dominicana, sentencia de 8 de
septiembre de 2005; Masacre de Mapiripán Vs. Colombia, sentencia de 15 de septiembre de 2005; García
Asto y Ramírez Rojas Vs. Perú, sentencia de 25 de noviembre de 2005; Comunidad Indígena
Sawhoyamaxa Vs. Paraguay, sentencia de 29 de marzo de 2006; Masacres de Ituango Vs. Colombia,
sentencia de 1 de julio de 2006; Ximenes Lopes Vs. Brasil, sentencia de 4 de julio de 2006; Bueno Alves
Vs. Argentina, sentencia de 11 de mayo de 2007; Kimel Vs. Argentina, sentencia de 2 de mayo de 2008;
Heliodoro Portugal Vs. Panamá, sentencia de 12 de agosto de 2008; Bayarri Vs. Argentina, sentencia de
30 de octubre de 2008; González y otras (“Campo Algodonero”) Vs. México, solicitud de ampliación de
presuntas víctimas y negativa de remisión de prueba documental, 19 de enero de 2009; Escher y otros
Vs. Brasil, sentencia de 6 de julio de 2009; Usón Ramírez Vs. Venezuela, sentencia de 20 de noviembre
de 2009; Vélez Loor Vs. Panamá, sentencia de 23 de noviembre de 2010; Vera Vera y otra Vs. Ecuador,
sentencia de 19 de mayo de 2011; Contreras y otros Vs. El Salvador, sentencia de 31 de agosto de 2011;
Grande Vs. Argentina, sentencia de 31 de agosto de 2011; Furlán y familiares Vs. Argentina, sentencia de
31 de agosto de 2012; Gudiel Álvarez y otros (“Diario Militar”) Vs. Guatemala, sentencia de 20 de
noviembre de 2012; Caso Suárez Peralta Vs. Ecuador, sentencia de 21 de mayo de 2013; Hermanos
Landaeta y otros Vs. Venezuela, sentencia de 27 de agosto de 2014; Personas Dominicanas y Haitianas
Expulsadas Vs. República Dominicana, sentencia de 28 de agosto de 2014; Defensor de Derechos Humanos
y otros Vs. Guatemala, sentencia de 28 de agosto de 2014; Rochac Hernández y otros Vs. El Salvador,
sentencia de 14 de octubre de 2014; Cruz Sánchez y otros Vs. Perú, sentencia de 17 de abril de 2015;
Comunidad Campesina de Santa Bárbara Vs. Perú, sentencia de 1 de septiembre de 2015; Pueblos Kaliña
y Lokono vs. Surinam, sentencia de 25 de noviembre de 2015; I. V. Vs. Bolivia, sentencia de 30 de
noviembre de 2016; Acosta y otros Vs. Nicaragua, sentencia de 25 de marzo de 2017; Lagos del Campo
Vs. Perú, sentencia de 31 de agosto de 2017; Vereda La Esperanza Vs. Colombia¸ sentencia de 31 de
agosto de 2017; San Miguel Sosa y Otras Vs. Venezuela, sentencia de 8 de febrero de 2018; Mujeres
Víctimas de Tortura Sexual en Atenco Vs. México, sentencia de 28 de noviembre de 2018; Muelle Flores
Vs. Perú, sentencia de 6 de marzo de 2019; Rodríguez Revolorio y otros Vs. Guatemala, sentencia de 14
de octubre de 2019; Comunidades Indígenas Miembros de la Asociación Lhaka Honhat (Nuestra Tierra)
Vs. Argentina, sentencia de 6 de febrero de 2020; Hernández Vs. Argentina, sentencia de 22 de noviembre
de 2019; Cuya Lavy y otros Vs. Perú, sentencia de 28 de septiembre de 2021; Extrabajadores del
Organismo Judicial Vs. Guatemala, sentencia de 17 de noviembre de 2021; Casierra Quiñonez y otros Vs.
Ecuador, sentencia de 11 de mayo de 2022 y Nissen Pessolani Vs. Paraguay, sentencia de 21 de noviembre
de 2022.
configura una fundamentación.

5. La facultad que tiene la Corte para utilizar este principio no la exime de


justificar su aplicación, ni de emplearlo de forma moderada y cautelosa. En
este sentido, es relevante tener en cuenta, por una parte, que los hechos 7
siempre establecen un límite al derecho, en cuanto a que la tarea de
identificación y aplicación de este último, debe hacerse sobre la base del
marco fáctico determinado en el informe de fondo y, por otra, que debe
procederse de manera tal de no afectar la igualdad de armas y, en particular,
el derecho de defensa de los Estados.

6. En este sentido, y como ya lo ha planteado previamente el juez Sierra Porto


en su voto parcialmente disidente en el caso Lagos del Campo Vs. Perú 8, se
trata de una facultad que debe ser utilizada bajo ciertos criterios de
razonabilidad y pertinencia, como cuando “sea manifiesta la violación de
derechos humanos o cuando los representantes o la Comisión hayan incurrido
en un grave olvido o error, de manera que la Corte subsane una posible
injusticia, pero dicho principio no debe utilizarse para sorprender a un Estado
con una violación que no preveía en lo más mínimo y que no tuvo la
oportunidad de controvertir ni siquiera en los hechos”.

7. Ninguna de las hipótesis excepcionales antes señaladas se configuró en este


caso. Por el contrario, los hechos sometidos al conocimiento de esta Corte
daban cuenta de que la decisión del Congreso Nacional de cesar en el cargo
al señor Aguinaga Aillón como vocal del TSE fue arbitraria, al actuar fuera del
marco de sus competencias y no cumplir con las garantías del debido proceso.

8. En consecuencia, la discusión jurídica que se llevó a efecto en esta sede tenía


relación con la existencia de una efectiva vulneración —o no—del derecho
reconocido en el artículo 23.1.c) de la Convención.

9. Con base en la prueba incorporada al proceso, la Corte decidió declarar la


responsabilidad internacional del Estado del Ecuador por la vulneración de la
referida norma. El Estado estuvo desde un inicio informado de la invocación
de esta disposición por parte de la víctima y tuvo la oportunidad de
controvertir las alegaciones formuladas a este respecto. Adicionalmente, la
norma en cuestión captaba plenamente la situación fáctica sometida al
conocimiento del tribunal, lo que —sin perjuicio de lo que se dirá más adelante
en relación con la incompetencia del tribunal— tornaba innecesario e
impertinente invocar el principio iura novit curia para declarar también, en
virtud de idénticos hechos, la vulneración del artículo 26 de la Convención.

10. En síntesis, en el caso que nos ocupa, no concurrían los supuestos


excepcionales que justifican la aplicación del principio iura novit curia, por lo
que no correspondía que la Corte declarara la vulneración del derecho al
trabajo de la víctima. Es evidente que no fue posible para el Estado prever ni
controvertir tal extremo, ni desde el punto de vista de los hechos ni del
derecho, lo cual importó una afectación del debido proceso que todo Tribunal
está obligado a garantizar.

II. Incompetencia de este Tribunal para declarar la violación autónoma


del derecho al trabajo, con base en el artículo 26 de la Convención
Americana

7
Cfr. Caso González y otras (Campo Algodonero) Vs. México, párrafo 32.
8
Posición que reitera en sus votos respecto de los casos Rodríguez Revolorio y otros Vs. Guatemala y
Comunidades Indígenas Miembros de la Asociación Lhaka Honhat (Nuestra Tierra) Vs. Argentina.
Para explicar la falta de competencia de este Tribunal en los términos señalados,
comenzaré por hacer referencia al denominado “derecho de los tratados” como fuente
inspiradora y reguladora de la interpretación de los tratados internacionales,
incluyendo la Convención Americana. Posteriormente, me referiré a los trabajos
preparatorios de la Convención, en cuanto permiten arrojar luz sobre el alcance de
la disposición del artículo 26. Seguidamente, aludiré al origen y contenido del
Protocolo de San Salvador (en adelante, “el Protocolo”) y, por último, explicitaré las
razones que controvierten la decisión de la mayoría en el caso concreto.

A. El derecho de los tratados

1. Como es sabido, el derecho de los tratados se refiere a las obligaciones que


resultan del consentimiento expreso de los Estados. En consecuencia, si las
voluntades de éstos convergen en torno a una determinada materia, tal
consentimiento debe exteriorizarse en la forma establecida por el artículo 2
letra a) de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados (en
adelante, CVDT) 9.

2. En virtud de este tipo de acuerdos internacionales, los Estados pueden acordar


la creación de tribunales encargados de aplicar e interpretar las disposiciones
en ellos contenidas y, mediante instrumentos posteriores, pueden ampliar la
competencia de dichos organismos. Por ende, los tribunales internacionales
deben ejercer sus facultades en el marco fijado por los tratados pertinentes.
Tales instrumentos jurídicos constituyen su fundamento y también el límite
de su actuación. Desde una perspectiva democrática, lo expresado es
coherente con el debido respeto a los procesos deliberativos internos que se
desarrollan a propósito de la ratificación de un tratado, y con el tipo de
interpretación que realizan los tribunales internacionales. Dicha labor
hermenéutica se ejerce respecto de normas de derecho internacional, no
siendo de naturaleza constitucional.

3. A la luz de estas consideraciones, y habida cuenta que en este caso la Corte


declara la violación del derecho a la estabilidad laboral como parte del derecho
al trabajo, fundándose en lo dispuesto en el artículo 26 de la Convención, cabe
preguntarse si acaso el Tribunal posee o no competencia para proceder esta
forma.

4. Desde el punto de vista del derecho de los tratados, la respuesta a esta


interrogante es negativa. El artículo 1.1 de la Convención es claro en señalar
que los Estados Parte “se comprometen a respetar los derechos y libertades
reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona
que esté sujeta a su jurisdicción sin discriminación […]”. Correlativamente, las
normas sobre competencia y funciones de la Corte, también son prístinas al
establecer la sujeción de la Corte a las disposiciones de la Convención
Americana. En efecto, el artículo 62.3 indica que “la Corte tiene competencia
para conocer de cualquier caso relativo a la interpretación y aplicación de las
disposiciones de esta Convención que le sea sometido […]” y, en el mismo
sentido, el artículo 63.1 dispone que “cuando [la Corte] decida que hubo
violación de un derecho o libertad protegido en esta Convención […]
dispondrá que se garantice al lesionado en el goce de su derecho o libertad
conculcados” 10.

9
“Se entiende por «tratado» un acuerdo internacional celebrado por escrito entre Estados y regido por el
derecho internacional, ya conste en un instrumento único o en dos o más instrumentos conexos y
cualquiera que sea su denominación particular”.
10
El destacado es propio.
5. Por su parte, el capítulo III de la Convención, titulado “Derechos económicos,
sociales y culturales”, contiene un único artículo, el 26, que se denomina
“desarrollo progresivo”. En consonancia con su título, en virtud de la referida
disposición “los Estados Partes se comprometen a adoptar providencias,
tanto a nivel interno como mediante la cooperación internacional,
especialmente económica y técnica, para lograr progresivamente la plena
efectividad de los derechos que se derivan de las normas económicas, sociales
y sobre educación, ciencia y cultura, contenidas en la Carta de la Organización
de los Estados Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos Aires, en la
medida de los recursos disponibles, por vía legislativa u otros medios
apropiados” 11.

6. Sin perjuicio de lo que se señalará en los apartados siguientes, de la lectura


de esta norma se advierte que, a diferencia de lo que acontece a propósito de
los derechos civiles y políticos especificados y desarrollados en el Capítulo II
de la Convención, acá se establece una obligación de medios para los Estados
parte, en el sentido de adoptar las acciones, medidas o políticas públicas
necesarias para lograr “progresivamente” la plena efectividad de los derechos
contemplados en esta disposición.

7. Más aún, los artículos 76.1 y 77.1 de la Convención contemplan el sistema


acordado por los Estados para modificar lo pactado, sea través de una
enmienda o de un protocolo adicional. Fue justamente al amparo de esta
última disposición que se adoptó el “Protocolo Adicional a la Convención
Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, Protocolo de San Salvador” de 1988, con la finalidad de
incluir progresivamente en el régimen de protección de la Convención otros
derechos y libertades. Sobre este punto me referiré, con mayor detalle, en los
apartados siguientes.

8. En tal sentido, concebir el artículo 26 de la Convención como una norma de


remisión a todos los DESCA que estarían comprendidos en la Carta de la OEA,
desatiende el compromiso adoptado por los Estados que han ratificado la
Convención Americana.

B. Trabajos preparatorios de la Convención Americana

1. En 1959, durante la Quinta Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones


Exteriores de la Organización de los Estados Americanos (en adelante, OEA)
se decidió impulsar la preparación de una Convención de Derechos Humanos
y se encomendó al Consejo Interamericano de Jurisconsultos la preparación
de un proyecto 12 para tal efecto 13. Con este objeto el referido Consejo tomó
en consideración las experiencias del Sistema Europeo y del Sistema Universal
de Derechos Humanos. La temática de los derechos económicos, sociales y
culturales se incorporó en el capítulo II del proyecto (titulado “Derechos
económicos, sociales y culturales”) en los siguientes términos:

Artículo 21.
1. Los Estados reconocen a todos sus habitantes la facultad de gozar de los derechos
económicos, sociales y culturales.

11
El destacado es propio.
12
Aprobado el 8 de septiembre de 1959, por Resolución No. XX del Consejo Interamericano de
Jurisconsultos; Doc. CIJ-41, 1959.
13
Cfr. Anuario Interamericano de Derechos Humanos 1968, OEA, Washington D.C., 1973, pág. 97.
2. Al mismo tiempo reconocen que el ejercicio de tales derechos sólo podrá tener las
limitaciones impuestas por la ley en la medida compatible con la naturaleza de tales derechos
y con el exclusivo objeto de promover el bienestar general de una sociedad democrática 14.

2. Aunada a esta cláusula general, el capítulo II del proyecto contemplaba una


serie de otros artículos 15 en los que se protegía, de manera concreta, un
conjunto de derechos económicos, sociales y culturales, a saber: el derecho
de los pueblos a la libre determinación del estatuto político, económico, social
y cultural (artículo 20), el derecho al trabajo (artículos 22 y 23), el derecho a
sindicalizarse (artículo 24), el derecho a la seguridad social (artículo 25), el
derecho a la educación (artículos 27, 28 y 30) y los derechos culturales
(artículo 29).

3. La redacción del citado artículo 21 fue también propuesta por el proyecto de


Convención sobre Derechos Humanos presentado por el Gobierno de Chile 16,
documento en el que también se basó la Convención. Sin embargo, en su
Proyecto de Convención sobre Derechos Humanos, la formulación propuesta
por Uruguay fue diferente, asemejándose a la redacción contemplada por el
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales en su
artículo 2:

Capítulo II: Articulado sustitutivo sobre derechos económicos, sociales y culturales


[…]
Artículo 24.
1. Cada uno de los Estados Partes en la presente convención se compromete a adoptar
medidas, tanto por separado como en cooperación con los demás, hasta el máximo de los
recursos de que disponga, para lograr progresivamente la plena efectividad, mediante
disposiciones legislativas, así como por otros medios, de los derechos reconocidos en el
presente capítulo.
2. Los Estados Partes en la presente Convención reconocen que, en el ejercicio de los derechos
garantizados conforme al presente capítulo por el Estado, éste podrá someter tales derechos
únicamente a limitaciones determinadas por la ley, sólo en la medida compatible con la
naturaleza de esos derechos y con el exclusivo objetivo de atender el interés general o
promover el bienestar general de una sociedad democrática 17.

4. Posteriormente, la Segunda Conferencia Interamericana Extraordinaria de


1965 encomendó al Consejo de la OEA que actualizara y completara el
“Proyecto de Convención sobre Derechos Humanos” elaborado por el Consejo
Interamericano de Jurisconsultos en 1959, tomando en cuenta los Proyectos
presentados por Chile y Uruguay y considerando el criterio de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos. También se encomendó al Consejo de
la OEA que dicho proyecto fuera sometido a los gobiernos para que formularan
las observaciones que estimaran pertinentes y que convocara a una
Conferencia Especializada Interamericana para analizar el proyecto, las
observaciones remitidas y aprobar la Convención.

5. El Consejo de la OEA requirió la opinión de la Comisión Interamericana, y ésta,


por su parte, emitió un dictamen que transmitió al Consejo de la OEA 18. En lo

14
Cfr. Proyecto de Convención sobre Derechos Humanos, aprobado por la Cuarta Reunión del Consejo
Interamericano de Jurisconsultos, Acta Final, Santiago de Chile, septiembre, 1959 Doc. CIJ-43, en: Anuario
Interamericano de Derechos Humanos, 1968, OEA, Washington D.C., 1973, págs. 244.
15
Cfr. Proyecto de Convención sobre Derechos Humanos, aprobado por la Cuarta Reunión del Consejo
Interamericano de Jurisconsultos, Acta Final, Santiago de Chile, septiembre, 1959 Doc. CIJ-43, en: Anuario
Interamericano de Derechos Humanos, 1968, OEA, Washington D.C., 1973, págs. 244-249.
16
Cfr. Proyecto de Convención sobre Derechos Humanos presentado por el Gobierno de Chile a la Segunda
Conferencia Interamericana Extraordinaria, Río de Janeiro, 1965, doc. 35, en: Anuario Interamericano de
Derechos Humanos, 1968, OEA, Washington D.C., 1973, págs. 285.
17
Cfr. Proyecto de Convención sobre Derechos Humanos presentado por el Gobierno del Uruguay a la
Segunda Conferencia Interamericana Extraordinaria, Río de Janeiro, 1965, doc. 49, en: Anuario
Interamericano de Derechos Humanos, 1968, OEA, Washington D.C., 1973, págs. 303.
18
La primera parte del informe fue remitida el 4 de noviembre de 1966 y la segunda, el 10 de abril de
1967.
que respecta a la discusión sobre los derechos económicos, sociales y
culturales, en su segundo dictamen la Comisión Interamericana señaló lo
siguiente:

La Comisión estima, […], que la Convención debería contemplar inicialmente algunos derechos
y libertades respecto de los cuales los Estados Americanos se encuentran capacitados al
presente para otorgarles una protección internacional que trasciende los límites de su
competencia doméstica. La Comisión, al estudiar el capítulo relacionado con los derechos
económicos, sociales y culturales del proyecto de Convención del Consejo Interamericano de
Jurisconsultos y de los proyectos presentados por los Gobiernos del Uruguay y de Chile, tuvo
serias dudas respecto de la inclusión de tales derechos en el presente instrumento, pues
consideró, a la luz de la experiencia del Consejo de Europa y de las Naciones Unidas, que
dichos derechos, por su naturaleza, deberían ser objeto de un régimen especial de protección
internacional a que deben estar sometidos 19.

A lo anterior, la Comisión Interamericana agregó:

Sin embargo, la Comisión cree que, en vista de la importancia que tienen los derechos
económicos, sociales y culturales, la futura Convención Interamericana sobre Derechos
Humanos debería contener disposiciones en las cuales los Estados Partes en la Convención
reconozcan la necesidad de adoptar progresivamente, en sus legislaciones internas,
las garantías que permitan la plena vigencia de esos derechos. 20 La Comisión desea
señalar, además, que debería iniciarse cuanto antes la consideración de régimen de protección
internacional de los llamados derechos económicos, sociales y culturales. La Comisión estaría
dispuesta a iniciar el examen de ese régimen de protección siempre que los Gobiernos de los
Estados Miembros estuvieren de acuerdo con ello 21.

6. Como consecuencia de lo señalado, la Comisión Interamericana sugirió una


reformulación de los artículos relativos a los derechos económicos, sociales y
culturales, propuestos por el proyecto del Consejo Interamericano de
Jurisconsultos. De esta manera, se propuso la siguiente redacción:

Artículo 21.
1. Los Estados Contratantes en la presente Convención reconocen la necesidad de adoptar y,
en su caso, de fortalecer las garantías que permitan la plena vigencia de los demás derechos
consignados en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y que no
hubieran quedado incluidos en los artículos precedentes.
2. Los Estados Contratantes manifiestan, además, su propósito de consagrar y, en su caso, de
mantener y de perfeccionar, dentro de sus legislaciones internas, las prescripciones que sean
más adecuadas para el ejercicio del derecho al trabajo, a la remuneración justa y equitativa
del mismo; a la fijación de las condiciones humanitarias de trabajo; a la protección de la niñez,
de la maternidad y de la familia; así como para el establecimiento de medidas de prevención
y seguridad sociales; que garanticen la protección de la salud, la invalidez y el desempleo, la
consecución de mejores niveles de vida y el acceso a la enseñanza y a la vida cultural.

Artículo 22.
Los Estados Contratantes informarán periódicamente a la Comisión de Derechos Humanos
sobre las medidas que hubieran adoptado para los fines señalados en el artículo anterior. La
Comisión formulará las recomendaciones que sean adecuadas y, cuando exista una aceptación
generalizada de dichas medidas, promoverá la celebración de una Convención especial o de
Protocolos complementarios de la presente Convención a fin de incorporarlos al régimen de la
misma, o al que se estime pertinente 22.

19
Cfr. Dictamen de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos relativo al Proyecto de Convención
sobre Derechos Humanos aprobado por el Consejo Interamericano de Jurisconsultos, Segunda Parte,
OEA/Ser.L/V/II.16/doc.8, en: Anuario Interamericano de Derechos Humanos, 1968, OEA, Washington
D.C., 1973, págs. 334.
20
El destacado es propio.
21
Cfr. Dictamen de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos relativo al Proyecto de Convención
sobre Derechos Humanos aprobado por el Consejo Interamericano de Jurisconsultos, Segunda Parte,
OEA/Ser.L/V/II.16/doc.8, en: Anuario Interamericano de Derechos Humanos, 1968, OEA, Washington
D.C., 1973, págs. 334-335.
22
Cfr. Dictamen de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos relativo al Proyecto de Convención
sobre Derechos Humanos aprobado por el Consejo Interamericano de Jurisconsultos, Segunda Parte,
OEA/Ser.L/V/II.16/doc.8, en: Anuario Interamericano de Derechos Humanos, 1968, OEA, Washington
D.C., 1973, p. 336.
7. El 12 de junio de 1968 el Consejo de la OEA adoptó una resolución, a través
de la cual le pidió a la Comisión Interamericana desarrollar un documento de
trabajo definitivo con respecto al proyecto de Convención, que la Comisión
plasmó en un “Anteproyecto de Convención Interamericana sobre Protección
de Derechos Humanos”. Este documento fue aprobado y adoptado en el
contexto de la Conferencia Especializada Interamericana 23.

8. Luego, se convocó a la Conferencia Especializada Interamericana sobre


Derechos Humanos, realizada entre el 7 y el 22 de noviembre de 1969 en San
José de Costa Rica, para la evaluación del proyecto 24. La regulación en materia
de derechos económicos, sociales y culturales fue la siguiente:

Artículo 25.
1. Los Estados Partes en la presente Convención reconocen la necesidad de dedicar sus
máximos esfuerzos para que en su derecho interno sean adoptados y, en su caso, garantizados
los demás derechos consignados en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre y que no hubieren quedado incluidos en los artículos precedentes.
2. Los Estados Partes manifiestan, además, su propósito de consagrar y, en su caso, de
mantener y de perfeccionar, dentro de sus legislaciones internas, las prescripciones que sean
más adecuadas para: el incremento sustancial y autosostenido del producto nacional per
capita; distribución equitativa del ingreso nacional; sistemas impositivos adecuados y
equitativos; modernización de la vida rural y reformas que conduzcan a regímenes equitativos
y eficaces de tenencia de tierra, mayor productividad agrícola, expansión del uso de la tierra,
diversificación de la producción y mejores sistemas para la industrialización y comercialización
de productos agrícolas; y fortalecimiento y ampliación de los medios para alcanzar estos fines;
industrialización acelerada y diversificada, especialmente de bienes de capital e intermedios;
estabilidad del nivel de precios internos en armonía con el desarrollo económico sostenido y el
logro de la justicia social; salarios justos, oportunidades de empleo y condiciones de trabajo
aceptables para todos; erradicación rápida del analfabetismo y ampliación para todos, de las
oportunidades en el campo de la educación; defensa del potencial humano mediante la
extensión y aplicación de los modernos conocimientos de la ciencia médica; nutrición
adecuada, particularmente por medio de la aceleración de los esfuerzos nacionales para
incrementar la producción y disponibilidad de alimentos; vivienda adecuada para todos los
sectores de la población; condiciones urbanas que hagan posible una vida sana, productiva y
digna; promoción de la iniciativa y la inversión privadas en armonía con la acción del sector
público, y expansión y diversificación de las exportaciones.

Artículo 26.
Los Estados Partes informarán periódicamente a la Comisión de Derechos Humanos sobre las
medidas que hubieran adoptado para los fines señalados en el artículo anterior. La Comisión
formulará las recomendaciones que sean adecuadas y, cuando exista una aceptación
generalizada de dichas medidas, promoverá la celebración de una Convención especial o de
Protocolos complementarios de la presente Convención a fin de incorporarlos al régimen de la
misma, o al que se estime pertinente.

Artículo 41.
1. Los Estados Partes se comprometen a presentar a la Comisión informes periódicos sobre las
medidas adoptadas con el fin de garantizar la observancia de los derechos mencionados en el
Artículo 25.
2. La Comisión determinará la periodicidad que tendrán estos informes.
3. Cuando se trate de un informe que ha de ser presentado originalmente a uno de los
Organismos Especializados de las Naciones Unidas o de la Organización de los Estados
Americanos, el Estado Parte cumplirá lo prescrito en el párrafo 1 precedente, mediante el envío
de una copia del mismo informe a la Comisión 25.

9. Esta propuesta fue objeto de revisión y discusión por parte de las diferentes
delegaciones. Respecto al citado artículo 25.2, Uruguay 26 consideró que “su
contenido no parece propio de una convención, pero quizás no sea
políticamente conveniente oponerse a la inclusión de dicho texto”.

23
Cfr. Resolución del Consejo de la OEA, 2 de octubre de 1968.
24
Cfr. Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, Actas y Documentos,
OEA/Ser.K/XVI/1.2, pp. 1-3.
25
Cfr. Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, Actas y Documentos,
OEA/Ser.K/XVI/1.2, pp. 23 y 28-29.
26
Cfr. Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, Actas y Documentos,
OEA/Ser.K/XVI/1.2, p. 37, párr. 10.
10. Por su parte, la delegación de Chile 27 estimó que “las disposiciones que han
quedado en el proyecto en materia de derechos económicos, sociales y
culturales, son las que merecen mayores reparos de forma y fondo”. Lo
anterior, debido a que “se ha eliminado toda mención directa a dichos
derechos”. En línea con ello, agregó que “indirectamente, en el artículo 25,
párrafo 1, hay un reconocimiento insuficiente”. Por lo mismo, señaló que:
En buena técnica jurídica, sin embargo, a estos derechos se les debería dar una redacción
apropiada dentro del proyecto de Convención, para que se pueda controlar su aplicación.
[…]
Debería sugerirse, si se mantiene el criterio de redactar una Convención única, la técnica
seguida por Naciones Unidas y por el Consejo de Europa, de enumerar los derechos
económicos, sociales y culturales, estableciendo además detalladamente los medios para su
promoción y control.
[…]
En todo caso, debería consignarse respecto de los derechos económicos, sociales y culturales
una disposición que establezca cierta obligatoriedad jurídica (hasta donde lo permite la
naturaleza de estos derechos) en su cumplimiento y aplicación. Para ello, sería necesario
contemplar una cláusula semejante a la del artículo 2, párrafo 1, del Pacto de Naciones Unidas
sobre la materia 28.

11. De igual manera, la delegación de República Dominicana 29 consideró que,


respecto al artículo 25 párrafo 1 del texto, “las obligaciones de los Estados
Partes deben estipularse con claridad y sin tratar vagamente de incorporar
otras obligaciones por alusión”. Asimismo, sugirió reformular algunos
aspectos de los artículos 25, 26 y 41.

12. A su turno, la delegación de México 30 manifestó que:

Despierta serias dudas la conveniencia de incluir en el anteproyecto los derechos consagrados


en el artículo 25 del Proyecto: Por una parte, tal enunciación podría resultar repetitiva, toda
vez que ya figura en el Artículo 31 del Protocolo de Reformas a la Carta de la OEA. Enseguida,
a diferencia de todos los demás derechos aludidos en el proyecto –que son derechos de que
disfruta el individuo como persona o como miembro de un grupo social determinado– resulta
difícil en un momento dado establecer con precisión cuáles serían la o las personas que
resultaran directamente afectadas en el caso de que fueran violados los derechos contenidos
en el referido artículo 25. Otro tanto podría decirse en cuanto hace al grado de dificultad
implícito en determinar cuál sería, en su caso, la autoridad responsable de semejante violación.

13. En la misma línea, la delegación de Brasil 31 propuso realizar ciertas enmiendas


a los referidos artículos y, para ello, manifestó la necesidad de tener presente
que:

Los derechos civiles y políticos comportan una eficaz protección jurisdiccional tanto interna,
cuanto internacional contra las violaciones practicadas por los órganos del Estado o sus
representantes. Al revés, los derechos económicos, sociales y culturales son contemplados en
grado y forma muy diversos por la legislación de los diferentes Estados Americanos y, aunque
los Gobiernos deseen reconocerlos todos, su vigencia depende substancialmente de la
disponibilidad de recursos materiales que le permitan su implementación.
El Artículo 25 del proyecto se ha inspirado en tal concepto pero su texto no corresponde a su
intención.

27
Cfr. Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, Actas y Documentos,
OEA/Ser.K/XVI/1.2, pp. 42-43, párr. 14-17.
28
Cfr. Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, Actas y Documentos,
OEA/Ser.K/XVI/1.2, pp. 42-43, párr. 15-17.
29
Cfr. Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, Actas y Documentos,
OEA/Ser.K/XVI/1.2, pp. 69-70.
30
Cfr. Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, Actas y Documentos,
OEA/Ser.K/XVI/1.2, p. 101.
31
Cfr. Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, Actas y Documentos,
OEA/Ser.K/XVI/1.2, pp. 124-125.
14. Junto a tales observaciones, hubo otras que seguían la misma línea, esto es,
apuntaban a la necesidad de enmendar ciertos aspectos de la propuesta,
planteadas por Argentina 32 y Guatemala 33.

15. En el contexto del debate desarrollado en la Conferencia Especializada


Interamericana sobre Derechos Humanos, se discutieron con mayor detalle
los citados artículos 25 y 26 del Proyecto, aprobándose 34 y presentándose a
la sesión plenaria 35 la siguiente propuesta de preceptos referidos a los
derechos económicos, sociales y culturales:

Capítulo III.
Derechos económicos, sociales y culturales

Artículo 26. Desarrollo progresivo


Los Estados Partes se comprometen a adoptar providencias, tanto a nivel interno como
mediante la cooperación internacional, especialmente económica y técnica para lograr
progresivamente la plena efectividad de los derechos que se derivan de las normas
económicas, sociales y sobre educación, ciencia y cultura, contenidas en la Carta de la
Organización de los Estados Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos Aires, en la
medida de los recursos disponibles, por vía legislativa u otros medios apropiados.

Artículo 27. Control del cumplimiento de las obligaciones


Los Estados Partes deben remitir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos copia
de los informes y estudios que en sus respectivos campos someten anualmente a las
Comisiones Ejecutivas del Consejo Interamericano Económico y Social y del Consejo
Interamericano para la Educación, la Ciencia y la Cultura, a fin de que aquella verifique si se
están cumpliendo las obligaciones antes determinadas, que son la sustentación indispensable
para el ejercicio de los otros derechos consagrados en esta Convención.

[…]
Capítulo VII. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos
[…]
Sección 2. Funciones
[…]
Artículo 43.
Los Estados Partes deben remitir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos copia
de los informes y estudios que en sus respectivos campos someten anualmente a las
Comisiones Ejecutivas del Consejo Interamericano Económico y Social y del Consejo
Interamericano para la Educación, la Ciencia y la Cultura, a fin de que aquella verifique si se
están cumpliendo las obligaciones derivadas de las normas económicas, sociales y sobre
educación, ciencia y cultura, contenidas en la Carta de la Organización de los Estados
Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos Aires.

16. Al someter la propuesta final la votación en la sesión plenaria, esta decidió


aprobar el artículo 26 y eliminar el artículo 27, sin justificación alguna 36. Con
relación al artículo 43, el cambio fue más revelador, puesto que decidió
reemplazar la oración “[…] a fin de que aquella verifique si se están
cumpliendo las obligaciones derivadas de las normas económicas, sociales y
sobre educación, ciencia y cultura […]” por aquella que indica “[…] a fin de
que aquella vele porque se promuevan los derechos derivados de las normas
económicas, sociales y sobre educación, ciencia y cultura […]” 37 . En

32
Cfr. Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, Actas y Documentos,
OEA/Ser.K/XVI/1.2, p. 47.
33
Cfr. Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, Actas y Documentos,
OEA/Ser.K/XVI/1.2, p. 107.
34
Cfr. Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, Actas y Documentos,
OEA/Ser.K/XVI/1.2, p. 276.
35
Cfr. Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, Actas y Documentos,
OEA/Ser.K/XVI/1.2, p. 318 y 384.
36
Cfr. Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, Actas y Documentos,
OEA/Ser.K/XVI/1.2, p. 448.
37
Cfr. Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, Actas y Documentos,
OEA/Ser.K/XVI/1.2, p. 454. Los destacados son propios.
consecuencia, se pasaba de un mecanismo reforzado de protección a uno
vinculado a la promoción especial de este tipo de derechos.

17. Poco después de la aprobación de la Convención Americana sobre Derechos


Humanos, la Comisión Interamericana reconoció “la dificultad para
establecer criterios que permitan medir el cumplimiento por los
Estados de sus obligaciones 38 [respecto a los derechos económicos,
sociales y culturales]” 39. Lo anterior daba cuenta de que, la debida protección
de estos derechos a través de la Convención Americana no era suficiente e,
incluso, podría considerarse como inacabada.

18. Fue así como la Comisión Interamericana desplazó a la Asamblea General de


la OEA esta temática con el fin de que ésta lo abordase. De esta manera,
indicó la necesidad de que el órgano:

[…] Reafirme el criterio de que la protección efectiva de los derechos humanos debe abarcar
también los derechos sociales, económicos y culturales, señalando, asimismo, que corresponde
a los gobiernos de los Estados miembros la responsabilidad de efectuar los máximos esfuerzos
posibles a fin de participar plenamente en la cooperación para el desarrollo hemisférico, por
cuanto es una vía fundamental para contribuir a aliviar en América la extrema pobreza,
adoptando las medidas específicas que permitan cumplir ese propósito 40.

19. Tras ello, la Asamblea General de la OEA decidió encargar a la Secretaría


General de la OEA, la elaboración de un anteproyecto de Protocolo Adicional
a la Convención Americana que definiese los derechos económicos, sociales y
culturales 41. Finalmente, tal iniciativa se cristalizó en el Protocolo Adicional a
la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de derechos
económicos, sociales y culturales o “Protocolo de San Salvador”, suscrito el
17 de noviembre de 1988, en el décimo octavo período ordinario de sesiones
de la Asamblea General de la OEA.

C. El Protocolo de San Salvador

1. Este Protocolo es el principal instrumento interamericano en materia de


protección, garantía y promoción de los derechos económicos, sociales y
culturales. Tal tratado internacional reconoce una serie de obligaciones
estatales (obligación de adoptar medidas, de adoptar disposiciones de
derecho interno, de no discriminación, de no admisión de restricciones) y
derechos (derecho al trabajo, derecho a las condiciones justas, equitativas y
satisfactorias de trabajo, derechos sindicales, derecho a la seguridad social,
derecho a la salud, derecho a un medio ambiente sano, entre otros).

2. Respecto al contenido de este tratado, resulta necesario hacer dos


precisiones. Por un lado, con relación a la justiciabilidad de los derechos
contemplados en el Protocolo de San Salvador, conforme a su artículo 19, este
solo contempla la posibilidad de que, en caso de violación de los derechos
comprendidos en el párrafo a) del artículo 8 (derecho a la organización y
afiliación sindical) y en el artículo 13 (derecho a la educación), se pueda
recurrir a la Comisión Interamericana y, eventualmente, ante la Corte
Interamericana mediante el sistema de peticiones individuales.

38
Los destacados son propios.
39
Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe anual 1979-1980, OEA/Ser.L/V/II.50 doc.
13 rev. 1, del 2 de octubre de 1980, Capítulo VI, párr. 5.
40
Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe anual 1980-1981, OEA/Ser.L/V/II.54 doc.
9 rev.1, del 16 de octubre de 1981, Capítulo V, Derechos Económicos y Sociales y Culturales,
Recomendaciones, párr. 10.
41
Cfr. AG/RES. 619 (XII-O/82), del 20 de noviembre de 1982, resolutivo único.
3. Por otro lado, el mismo artículo 19 del Protocolo de San Salvador dispone que
los Estados Parte se comprometen a presentar, de conformidad con lo
dispuesto en ese artículo y las correspondientes normas que al efecto deberá
elaborar la Asamblea General de la OEA, informes periódicos respecto de
medidas progresivas que hayan adoptado para asegurar el debido respeto de
los derechos consagrados en el mismo Protocolo. Tales informes periódicos,
en la actualidad, son analizados por el Grupo de Trabajo del Protocolo de San
Salvador (en adelante, “GTPSS”), constituido de acuerdo con los parámetros
establecidos por la Asamblea General de la OEA 42.

4. El GTPSS es el organismo encargado de definir los indicadores que deben


incluirse en los informes de los Estados Partes, proporcionar cooperación
técnica, así como de analizar y monitorear el cumplimiento de las obligaciones
contenidas en el Protocolo de San Salvador. Para ello, utiliza los denominados
“Indicadores de progreso para la medición de derechos contemplados en el
Protocolo de San Salvador” 43, los cuales permiten medir el cumplimiento de
los derechos contemplados en el Protocolo y así reconocer el principio de
progresividad de los derechos económicos, sociales y culturales. En palabras
del GTPSS:

Los objetivos principales de los indicadores […] [es que] buscan contribuir a que los Estados
Parte cuenten con herramientas útiles para realizar un diagnóstico de la situación de los
derechos contenidos del Protocolo, establecer los temas y las agendas pendientes a partir de
un diálogo participativo con la sociedad civil, y formular estrategias para satisfacer
progresivamente el programa de derechos contenido en el Protocolo. Se busca estimular en
los Estados un proceso de evaluación y de medición de cumplimiento de derechos sociales que
trascienda la idea de mero reporte, sino que se convierta en un instrumento útil para el diseño
y evaluación permanente para las políticas públicas al interior de los Estados tendientes a
asegurar el cumplimiento del conjunto de los derechos económicos, sociales y culturales. Tal
como señalan las Normas “no pretenden contabilizar denuncias sino avances o progresos” 44.

5. De esta manera, en el marco de este modelo de evaluación de progreso, el


GTPSS identifica tres tipos de indicadores: (i) estructurales 45 ; (ii) de
proceso 46; y, (iii) de resultado 47organizados bajo tres categorías conceptuales:
(i) recepción del derecho 48 ; (ii) contexto financiero y compromiso

42
Cfr. AG/RES. 2262 (XXXVII-O/07) del 5 de junio de 2007.
43
Cfr. Indicadores de progreso para la medición de derechos contemplados en el Protocolo de San
Salvador. OEA/Ser.D/XXVI.11 2015.
44
Cfr. Indicadores de progreso para la medición de derechos contemplados en el Protocolo de San
Salvador. OEA/Ser.L/XXV.2.1 y GT/PSS/doc.2/11 rev.2 del 16 de diciembre de 2011, párr. 9.
45
Los indicadores estructurales reflejan la ratificación o aprobación de instrumentos jurídicos
internacionales básicos para facilitar la realización de un derecho humano fundamental. Cfr. Indicadores
de progreso para la medición de derechos contemplados en el Protocolo de San Salvador.
OEA/Ser.L/XXV.2.1 y GT/PSS/doc.2/11 rev.2 del 16 de diciembre de 2011, párr. 33.
46
Los indicadores de proceso buscan medir la calidad y magnitud de los esfuerzos del Estado para
implementar los derechos, a través de la medición del alcance, la cobertura y el contenido de las
estrategias, planes, programas, o políticas u otras actividades e intervenciones especificas encaminadas
al logro de metas que corresponden a la realización de un determinado derecho. Cfr. Indicadores de
progreso para la medición de derechos contemplados en el Protocolo de San Salvador. OEA/Ser.L/XXV.2.1
y GT/PSS/doc.2/11 rev.2 del 16 de diciembre de 2011, párr. 34.
47
Los indicadores de resultado reflejan los logros, individuales y colectivos, que indican el estado de
realización de un derecho humano en un determinado contexto. Cfr. Indicadores de progreso para la
medición de derechos contemplados en el Protocolo de San Salvador. OEA/Ser.L/XXV.2.1 y
GT/PSS/doc.2/11 rev.2 del 16 de diciembre de 2011, párr. 35.
48
A través de la categoría de la recepción del derecho en el sistema legal, en el aparato institucional y en
las políticas públicas, se procura alcanzar información relevante sobre la forma en que un derecho incluido
en el Protocolo se encuentra incorporado en el sistema normativo doméstico y en las políticas públicas.
Cfr. Indicadores de progreso para la medición de derechos contemplados en el Protocolo de San Salvador.
OEA/Ser.L/XXV.2.1 y GT/PSS/doc.2/11 rev.2 del 16 de diciembre de 2011, párr. 37.
presupuestario 49 ; y, (iii) capacidades estatales 50 ; y tres principios
transversales: (a) igualdad y no discriminación; (b) acceso a la justicia; y, (c)
acceso a la información y participación 51. En este encuadre, el GTPSS destaca
que:

Los Estados pueden cumplir con sus obligaciones escogiendo entre un amplio espectro de
cursos de acción y de políticas. No corresponde al sistema de monitoreo internacional juzgar
entre las opciones que cada Estado, con un margen de apreciación y bajo mecanismos
participativos, haya elegido para realizar los derechos del Protocolo. Sí corresponderá́ examinar
si esas políticas garantizan el cumplimiento de las obligaciones positivas y negativas,
inmediatas o progresivas fijadas en el Protocolo 52.

6. En definitiva, los indicadores de progreso constituyen una herramienta para,


por un lado, analizar el nivel de cumplimiento (progresos o retrocesos) de los
Estados desde una perspectiva general y, por otro, hacerlo desde un enfoque
particular con respecto a ciertos derechos. Para ello, el GTPSS tiene como eje
central el principio de progresividad (y, consecuentemente, la obligación de
no regresividad) de los derechos económicos, sociales y culturales, en el
sentido que la precarización y empeoramiento de los niveles de protección de
tales derechos, sin una justificación adecuada, implicará una regresión
prohibida por el Protocolo de San Salvador 53.

D. Análisis del caso concreto

1. Como se explicara en la primera parte de este voto, si bien ni la Comisión ni


los representantes de la víctima alegaron la violación del artículo 26 de la
Convención, la mayoría fue del parecer de declararlo infringido en virtud del
principio iura novit curia.

2. En lo pertinente, la sentencia expresa que para el examen de tal violación


“resulta necesario considerar la postura de la simultaneidad con las
violaciones a los otros derechos […]”, señalando que “al respecto la Corte ha
reconocido que tanto los derechos civiles y políticos, como los económicos,
sociales, culturales y ambientales, son inescindibles, por lo que su
reconocimiento y goce indefectiblemente se guían por los principios de
universalidad, indivisibilidad, interdependencia e interrelación” 54. Se agrega
que unos y otros “deben ser categorías entendidas integralmente y en forma
conglobada como derechos humanos sin jerarquías entre sí y como exigibles
en todos los casos ante las autoridades que resulten competentes”. Se
aprecian acá dos problemas lógicos.

49
A través de la categoría del contexto financiero básico y los compromisos presupuestarios, se busca
evaluar la disponibilidad efectiva de recursos del Estado para ejecutar el Gasto Público Social, su
distribución medida de la manera usual (porcentaje del Producto Bruto Interno para cada sector social) o
por otros indicadores y los compromisos presupuestarios que permiten evaluar la importancia que el propio
Estado le está asignando a un derecho determinado. Cfr. Indicadores de progreso para la medición de
derechos contemplados en el Protocolo de San Salvador. OEA/Ser.L/XXV.2.1 y GT/PSS/doc.2/11 rev.2 del
16 de diciembre de 2011, párr. 39.
50
A través de la categoría de las capacidades estatales o institucionales, implica revisar de qué manera y
bajo qué parámetros el Estado (y sus diversos poderes y reparticiones) resuelven el conjunto de cuestiones
socialmente problematizadas. Particularmente cómo definen sus metas y estrategias de desarrollo y bajo
qué parámetros se inscribe el proceso de implementación de los derechos contenidos en el Protocolo. Cfr.
Indicadores de progreso para la medición de derechos contemplados en el Protocolo de San Salvador.
OEA/Ser.L/XXV.2.1 y GT/PSS/doc.2/11 rev.2 del 16 de diciembre de 2011, párr. 40.
51
Cfr. Indicadores de progreso para la medición de derechos contemplados en el Protocolo de San
Salvador. OEA/Ser.L/XXV.2.1 y GT/PSS/doc.2/11 rev.2 del 16 de diciembre de 2011, párr. 15.
52
Cfr. Indicadores de progreso para la medición de derechos contemplados en el Protocolo de San
Salvador. OEA/Ser.L/XXV.2.1 y GT/PSS/doc.2/11 rev.2 del 16 de diciembre de 2011, párr. 23.
53
Cfr. Indicadores de progreso para la medición de derechos contemplados en el Protocolo de San
Salvador. OEA/Ser.L/XXV.2.1 y GT/PSS/doc.2/11 rev.2 del 16 de diciembre de 2011, párr. 24.
54
Cfr. Párrafo 95.
3. El primero radica en que se asocia la simultaneidad de una eventual violación
de derechos de ambas categorías, con el carácter indivisible de ambas clases
de derechos. Dicho de otra forma, se plantea que, en la especie, se ha
producido una violación al derecho establecido en el artículo 23.1 c) y, al
mismo tiempo, una vulneración al derecho al trabajo, y que ello se desprende
del carácter inescindible de los derechos civiles y políticos y de los derechos
sociales, económicos, culturales y ambientales (DESCA). Desde luego que un
mismo hecho puede producir la afectación de más de un derecho reconocido
en la Convención, pero lo que acontece en este caso es que, no obstante
existir un único ámbito de protección comprometido (el derecho a permanecer
en el empleo en condiciones de igualdad), se declara la vulneración no solo
de la norma aplicable a la situación fáctica analizada (artículo 23.1.c), sino
que, en un acto forzado de interpretación de la Convención —que
desnaturaliza su texto—se declara violado, además, el precepto del artículo
26.

4. El segundo problema consiste en que una cosa es que los derechos de ambas
categorías carezcan de jerarquía entre sí –afirmación correcta y que
comparto- y otra distinta, es que sean justiciables de la misma forma ante
este Tribunal. La segunda afirmación no se sigue de la primera.

5. Nuevamente, y tal como lo expresara en los votos emitidos en los casos


Guevara Díaz Vs. Costa Rica, Mina Cuero Vs. Ecuador, Benites Cabrera Vs.
Perú, Valencia Campos Vs. Bolivia, Brítez Arce y otros Vs. Argentina y Nissen
Pessolani Vs. Paraguay, reitero la ausencia de competencia de este Tribunal
para declarar la violación autónoma de los DESCA.

6. La teoría de la justiciabilidad directa de los DESCA genera un conjunto de


problemas lógicos, jurídicos y prácticos, que no han hecho sino afectar la
razonable predictibilidad y seguridad jurídica que debe garantizar este
Tribunal para todos los sujetos procesales.

7. En efecto, tal modo de proceder soslaya la exigencia de que las obligaciones


internacionales deban emanar del consentimiento previo y expreso de los
Estados; omite explicitar que éstos no han otorgado competencia a este
Tribunal para pronunciarse respecto de los DESCA -como consta tanto del
Tratado como de su Protocolo Adicional- 55; pretende ampliar artificialmente la
competencia de la Corte y se aparta de las reglas de interpretación del
Tratado. Por ende, en la práctica, se está alterando el contenido del
instrumento al margen de las reglas previstas para su modificación o
enmienda, 56 es decir, está operando una mutación jurisprudencial del texto 57.

8. El primer fundamento que se brinda para afirmar la justiciabilidad directa del


derecho al trabajo es un argumento de autoridad, puesto que se hace
referencia a diferentes precedentes, citándose al efecto la sentencia del caso
Lagos del Campo Vs. Perú y Nissen Pessolani Vs. Paraguay, que protegerían
el derecho al trabajo a partir del artículo 26 de la Convención 58.

9. Como he señalado en otras oportunidades, afirmar la ausencia de

55
Protocolo adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de derechos
económicos, sociales y culturales (Protocolo de San Salvador).
56
Véanse artículos 76.1 y 77.1 de la Convención.
57
Desde luego, eso no significa que la Corte no deba interpretar las normas del Tratado de un modo
evolutivo, precisando el alcance de los términos empleados en el mismo, de acuerdo con el contexto en
que se sitúan los hechos que serán subsumidos en la norma, como ha ocurrido, por ejemplo, en el caso
de la orientación sexual como categoría protegida, de la propiedad comunal indígena y del concepto de
víctima en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos.
58
Cfr. Párrafo 97.
justiciabilidad directa de los DESCA ante la Corte, no implica desconocer la
existencia, la enorme importancia de tales derechos, el carácter
interdependiente e indivisible que estos tienen respecto de los derechos civiles
y políticos, ni tampoco que carezcan de protección o que no deban ser
protegidos. Es deber de los Estados permitir que la autonomía de las personas
se actualice, lo cual implica que estas puedan contar con acceso a bienes
primarios (más amplios que los definidos en el ámbito de la filosofía política
por John Rawls) 59, que hagan posible el desarrollo de sus capacidades, esto
es, acceder a derechos económicos, sociales y culturales 60.

10. Es obligación de los Estados generar las condiciones para que las personas
puedan desarrollar sus capacidades y vivir una vida digna. Estas condiciones
se crean cuando los Estados garantizan el acceso a los DESCA, idealmente,
consagrándolos en sus respectivas Constituciones y habilitando a los jueces a
hacer una interpretación finalista de los mismos 61. A nivel interno, los Estados
han ido haciendo justiciables los DESCA progresivamente y, en el ámbito
internacional, el Protocolo de San Salvador ha constituido un avance en esta
materia, lo que por cierto es positivo. Sin embargo, que un determinado
objetivo sea beneficioso y deseable, no habilita a ningún Tribunal a preterir
las normas que delimitan su competencia. Como se ha expresado, la Corte ha
desarrollado importantes contribuciones en protección de los derechos
humanos, en base a la aplicación del principio pro persona, sin que ello haya
implicado sobrepasar el ámbito de sus facultades.

11. También se argumenta en favor de la competencia de la Corte, lo afirmado


por el propio Tribunal en la sentencia objeto de este voto, en cuanto éste “ha
advertido que los artículos 45.b y c, 46 y 34.g de la Carta de la OEA establecen
una serie de normas que permiten identificar el derecho al trabajo” 62 . En
primer lugar, tal instrumento no confiere competencias a este Tribunal. En
segundo término, a partir de la lectura de las normas de las cuales se
desprendería este derecho, se advierte que, en general, se trata de
disposiciones programáticas.

12. No es posible interpretar los artículos 45.b) y c), 46 y 34.g) aludidos en la


sentencia al margen de la norma que encabeza el capítulo de “Desarrollo
Progresivo”, esto es, el artículo 30 de la Carta de la OEA. En efecto, tal
precepto señala:
Artículo 30
“Los Estados miembros, inspirados en los principios de solidaridad y cooperación
interamericanas, se comprometen a aunar esfuerzos para lograr 63 que impere la
justicia social internacional en sus relaciones y para que sus pueblos alcancen un
desarrollo integral, condiciones indispensables para la paz y la seguridad. El desarrollo
integral abarca los campos económico, social, educacional, cultural, científico y
tecnológico, en los cuales deben obtenerse las metas que cada país defina para lograrlo”
64
.

59
Para Rawls los bienes primarios serían un conjunto de bienes necesarios “para la elaboración y para la
ejecución de un proyecto racional de vida”, como la libertad, las oportunidades, los ingresos, la riqueza
y el respeto propio. Cfr. RAWLS, John: Teoría de la Justicia, Fondo de Cultura Económica, México (1995),
p.393.
60
Cfr. PÉREZ GOLDBERG, Patricia: Las mujeres privadas de libertad y el enfoque de capacidades, Der
Ediciones, Santiago (2021), pp. 94-109.
61
En este orden de ideas, uno de los postulados centrales del enfoque de las capacidades (que es una
teoría parcial de acerca de la justicia social) es que ciertos derechos básicos (los DESCA) estén consagrados
en las Constituciones nacionales en todo el mundo. Cfr. NUSSBAUM, “Frontiers of Justice: Disability,
Nationality, Species Membership” (2006:314).
62
Cfr. Párrafo 97.
63
El destacado es propio.
64
El destacado es propio.
13. Asimismo, el artículo 34 indica que:
Artículo 34
“Los Estados miembros convienen en que la igualdad de oportunidades, la eliminación
de la pobreza crítica y la distribución equitativa de la riqueza y del ingreso, así como la
plena participación de sus pueblos en las decisiones relativas a su propio desarrollo, son,
entre otros, objetivos básicos del desarrollo integral. Para lograrlos, convienen
asimismo en dedicar sus máximos esfuerzos a la consecución de las siguientes
metas básicas:
[…] g) Salarios justos, oportunidades de empleo y condiciones de trabajo aceptables para
todos […] 65.

14. Por su parte, el artículo 45 señala que:


Artículo 45
“Los Estados miembros, convencidos de que el hombre sólo puede alcanzar la plena
realización de sus aspiraciones dentro de un orden social justo, acompañado de
desarrollo económico y verdadera paz, convienen en dedicar sus máximos
esfuerzos a la aplicación de los siguientes principios y mecanismos:
[…] b) El trabajo es un derecho y un deber social, otorga dignidad a quien lo realiza y
debe prestarse en condiciones que, incluyendo un régimen de salarios justos, aseguren
la vida, la salud y un nivel económico decoroso para el trabajador y su familia, tanto en
sus años de trabajo como en su vejez, o cuando cualquier circunstancia lo prive de la
posibilidad de trabajar;
c) Los empleadores y los trabajadores, tanto rurales como urbanos, tienen el derecho de
asociarse libremente para la defensa y promoción de sus intereses, incluyendo el derecho
de negociación colectiva y el de huelga por parte de los trabajadores, el reconocimiento
de la personería jurídica de las asociaciones y la protección de su libertad e
independencia, todo de conformidad con la legislación respectiva […] 66.

15. A partir de lo anteriormente señalado, es posible sostener que el artículo 26


de la Convención no contiene derechos subjetivos justiciables ante este
Tribunal. Lo que consagra es el compromiso de los Estados a adoptar las
providencias o medidas para lograr progresivamente la efectividad de los
derechos que se derivan de las normas pertinentes de la Carta de la OEA,
en la “medida de los recursos disponibles” (lo que es congruente con el
carácter progresivo de la obligación) y por “vía legislativa u otros medios
apropiados”. En otros términos, cada Estado parte tiene la obligación de ir
formulando definiciones y avanzando decididamente en estas materias, de
acuerdo con sus procedimientos deliberativos internos.

16. Por ende, la Corte está facultada para conocer y reprochar los eventuales
incumplimientos de este compromiso (obligación de progresividad y no
regresividad) de los derechos que, interpretativamente, se pudieren derivar
de la referida Carta, no para establecer de manera autónoma la
responsabilidad internacional de los Estados por violaciones individuales a
tales derechos.

17. Cabe también tener presente que el artículo 26 sólo hace mención a la Carta
de la OEA y no a la Declaración Americana, por lo que es a este primer
instrumento al que hay que atender para dilucidar qué DESCA podrían
derivarse interpretativamente del mismo, a efectos de supervisar la
observancia del deber estatal ya referido.

18. Ahora bien, según se aprecia de la lectura de la Carta, ésta no contempla


propiamente un catálogo de derechos ni define el contenido de los mismos,
sino que en ella se formulan, más bien, objetivos, esto es, metas a alcanzar
en la materia. En el caso del derecho al trabajo, a diferencia de otros DESCA,
hay una referencia expresa a éste. Sin embargo, no se desarrolla su alcance,
por ejemplo, no se expresa si el derecho al trabajo incluye o no la estabilidad
laboral. Más allá de estas dificultades interpretativas, lo concreto es que el

65
El destacado es propio.
66
El destacado es propio.
artículo 26 sólo faculta a la Corte a realizar la supervisión general que ya se
ha explicitado y, a mayor abundamiento, el Protocolo de San Salvador abre
el camino para que la Corte ejerza su competencia contenciosa únicamente
respecto de dos DESCA. La presente sentencia opta simplemente por ignorar
la existencia del artículo 19 del Protocolo, pero esta omisión no ha derogado
la norma. Mientras siga vigente, dicho precepto da cuenta de la
manifestación de la voluntad de los Estados.

19. Concordantemente con lo anterior, concebir el artículo 26 de la Convención


como una norma de remisión a todos los DESCA que estarían comprendidos
en la Carta de la OEA, desatiende el compromiso adoptado por los Estados
Parte y genera incertidumbre respecto del catálogo de derechos justiciables
ante el Tribunal, lo que trae aparejadas, al menos, dos consecuencias. La
primera es que, al desconocer los derechos específicos que podrían afectar
con su actuar, los Estados parte no pueden prevenir ni reparar internamente
eventuales violaciones. La segunda, radica en que una fundamentación que
desconoce el texto expreso del Tratado (la Convención y su Protocolo),
afecta la legitimidad de las decisiones que emanan del Tribunal, puesto que
refleja un bajo estándar de motivación, que posteriormente hace difícil
examinar la conducta de las autoridades internas a la luz de un baremo más
exigente.

20. Es preciso, entonces, distinguir dos planos distintos de adjudicación,


relacionados, pero diferentes. Uno es el ámbito nacional, en donde mediante
procedimientos democráticos, la ciudadanía decide plasmar los DESCA en su
respectivo ordenamiento jurídico, incorporando también el derecho
internacional sobre esta materia, como ocurre en la vasta mayoría de los
Estados miembros del Sistema Interamericano de Derechos Humanos. En
ese contexto, son los tribunales nacionales quienes -en el ámbito de sus
competencias- ejercen sus facultades respecto a la interpretación y la
justiciabilidad de los mismos, de conformidad a sus Constituciones y leyes.

21. Otro, distinto – aunque complementario- es el internacional. En tanto


tribunal internacional, el rol de la Corte en este ámbito es decidir si el Estado,
cuya responsabilidad se reclama, ha violado o no uno o más de los derechos
establecidos en el Tratado. A la luz del diseño normativo de éste, y conforme
al artículo 26, el Tribunal está facultado para establecer la responsabilidad
internacional del Estado si ha incumplido las obligaciones de desarrollo
progresivo y no regresividad, no de los DESCA considerados
individualmente.

22. Esta aseveración está en la línea de lo ya expresado en votos previos, en


cuanto a que la correcta doctrina que debiera seguir la Corte es,
precisamente, considerar las dimensiones económicas, sociales, culturales y
ambientales de los derechos reconocidos en las normas convencionales, y
ejercer su competencia adjudicativa por vía de conexidad, cuando
efectivamente pueda establecerse una relación en este sentido. Cabe
destacar que la declaración de responsabilidad con base en la conexidad, en
todo caso, no faculta a la Corte para declarar la violación de derechos no
reconocidos en el texto de la Convención. Este procedimiento simplemente
permite establecer las relaciones que correspondan entre los DESCA y los
derechos civiles y políticos reconocidos en el Tratado.
23. Adicionalmente, resulta pertinente señalar que, en lo que respecta al sistema
de interpretación aplicable a las normas convencionales, como mencioné
anteriormente, deberá estarse a las reglas de interpretación de la CVDT. Esto
implica considerar como elementos de interpretación la buena fe, el sentido
corriente de los términos en el contexto del tratado y el objeto y fin del
mismo. De este último elemento -como enseña Cecilia Medina- se
desprenden dos criterios específicos de la hermenéutica de los tratados de
derechos humanos: su carácter dinámico y pro persona, lo que posibilita que
los jueces dispongan de “amplio margen para una interpretación altamente
creativa” 67.

24. Uno de los cánones de interpretación más relevantes en el derecho


internacional de los derechos humanos es la interpretación evolutiva y pro
persona. Tal estándar fue seguido en casos como el de la Comunidad
Mayagna (Sumo) Awas Tingni Vs. Nicaragua 68, con relación al derecho a la
propiedad 69, o el caso Atala Riffo y niñas Vs. Chile 70, respecto al derecho a
la igualdad y no discriminación 71. Sin embargo, en el presente caso la Corte
no aplica ese criterio interpretativo, sino que afirma su competencia en
materias que los instrumentos respectivos no le han conferido, es decir, sin
que los Estados parte hayan consentido en ello. En otros términos, es un
error esgrimir el uso de estas herramientas hermenéuticas como
fundamento para ampliar la competencia de la Corte, existiendo una norma
expresa que precisa y claramente la limita.

25. En síntesis, este modo de proceder afecta la seguridad jurídica que debe
garantizar un tribunal internacional y la legitimidad de sus decisiones, puesto
que la argumentación que se brinda simplemente ignora una norma que,
expresamente, limita la competencia a la Corte para conocer de eventuales
vulneraciones de los DESCA.

26. Lo propio de la fundamentación de una sentencia judicial es que los


argumentos contenidos en ella permitan al lector reproducir y comprender
el razonamiento que ha empleado el Tribunal para arribar a una decisión en
concreto. La determinación de sostener la justiciabilidad de un DESCA no
puede construirse sobre la base de ignorar las normas de competencia que
se establecen en el Tratado y en su Protocolo adicional.

27. Lamentablemente, y como han expresado Medina y David, “la posición de la


mayoría socava la efectividad no solo del Protocolo de San Salvador sino del
propio artículo 26” 72 , disposición convencional que tiene un contenido
específico que la Corte puede y debe desarrollar en los casos que le
corresponda conocer.

67
Cfr. MEDINA, Cecilia: La Convención Americana de Derechos Humanos. Teoría y jurisprudencia, Ediciones
Universidad Diego Portales, Santiago (2018), p.115.
68
Corte IDH. Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni Vs. Nicaragua. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2001. Serie C No. 79.
69
En este asunto, la Corte interpretó que el artículo 21 de la Convención, referido al derecho a la propiedad
privada, protegía las especiales características del derecho de propiedad comunal de los pueblos indígenas.
70
Corte IDH. Caso Atala Riffo y niñas Vs. Chile. Solicitud de Interpretación de la Sentencia de Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de noviembre de 2012. Serie C No. 254.
71
En este caso, la Corte entendió que la orientación sexual y la identidad de género son categorías
protegidas por la Convención Americana bajo el término “otra condición social” establecido en el artículo
1.1 de la Convención.
72
Cfr. MEDINA y DAVID, ”The American Convention on Human Rights” (2022:28). La traducción es propia.
28. Lo expresado no debe llevar a confundir los repertorios normativos de que
disponen, por una parte, los tribunales nacionales y, por otra, un tribunal
internacional como la Corte Interamericana de Derechos Humanos. No hay
ninguna norma del Tratado que la faculte para declarar vulnerado el derecho
al trabajo en forma autónoma.

Patricia Pérez Goldberg


Jueza

Pablo Saavedra Alessandri


Secretario

También podría gustarte