Sentencia Aguinaga
Sentencia Aguinaga
Sentencia Aguinaga
la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante “la Corte Interamericana”, “la
Corte” o “el Tribunal”), integrada por los siguientes jueces y juezas:
presentes, además,
de conformidad con los artículos 62.3 y 63.1 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos (en adelante “la Convención Americana” o “la Convención”) y con los artículos 31,
32, 42, 65 y 67 del Reglamento de la Corte (en adelante “el Reglamento”), dicta la presente
Sentencia, que se estructura en el siguiente orden:
Contenido
2
I
INTRODUCCIÓN A LA CAUSA Y OBJETO DE LA CONTROVERSIA
1
La representación de la presunta víctima fue ejercida por Mario Melo Cevallos y Sofia Pazmiño Yánez.
2
El mismo fue notificado a las partes el 14 de agosto de 2013.
3
La Comisión designó como su delegada ante la Corte a la entonces Comisionada Antonia Urrejola
Noguera. Asimismo, designó a la entonces Secretaria Ejecutiva Adjunta, Marisol Blanchard Vera, y Jorge
Humberto Meza Flores y Christian González Chacón, como asesores legales.
3
II
PROCEDIMIENTO ANTE LA CORTE
11. Observaciones a los anexos a los alegatos finales. - El 27 de octubre de 2022, los
representantes remitieron sus observaciones a los anexos remitidos junto a los alegatos
finales escritos del Estado. En la misma fecha, la Comisión informó que no tenía
observaciones que formular respecto de los anexos remitidos por el Estado junto con
sus alegatos finales escritos.
4
El Estado designó como agentes en el caso a María Fernanda Álvarez Alcívar, Fernanda Narváez, Carlos
Espín Arias y Alonso Fonseca Garcés.
5
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador. Convocatoria a audiencia. Resolución del Presidente de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos de 19 de julio de 2022. Disponible en:
https://www.corteidh.or.cr/docs/asuntos/aguinaga_aillon_19_07_22.pdf
6
A esta audiencia comparecieron: a) por la Comisión Interamericana: Jorge Meza Flores y Karin Mansel;
b) por los representantes: Mario Melo Cevallos, Sofía Pazmiño Yáñez y Cristina Melo, y c) por el Estado: María
Fernanda Álvarez Alcívar, Carlos Espín Arias, Amparo Esparza Paula y Alonso Fonseca Garcés.
4
12. Deliberación del presente caso. - La Corte deliberó la presente Sentencia entre
los días 25, 26 y 30 de enero de 2023.
III
COMPETENCIA
13. La Corte es competente para conocer el presente caso en los términos del artículo
62.3 de la Convención, debido a que Ecuador ratificó la Convención Americana sobre
Derechos Humanos el 28 de diciembre de 1977 y aceptó la competencia contenciosa de
la Corte el 24 de julio de 1984.
IV
RECONOCIMIENTO DE RESPONSABILIDAD
B. Consideraciones de la Corte
5
Interamericano 7. A continuación, el Tribunal analizará la situación planteada en este
caso en concreto.
17. En el presente caso, la Corte constata que el Estado aceptó todos los hechos
contenidos en el Informe de Fondo relacionados con “a) la cesación del cargo como vocal
del Tribunal Supremo Electoral mediante Resolución del Congreso Nacional” y “b) la falta
de un mecanismo de impugnación a la Resolución acorde a los estándares del artículo
25 de la Convención Americana”. Así, el Tribunal entiende que el Estado ha reconocido
los hechos expuestos en el Informe de Fondo en el acápite titulado “el cese del Tribunal
Supremo Electoral”, referidos en los párrafos 37 a 43 de dicho Informe. La Corte
considera que el resto de los hechos establecidos en el Informe de Fondo no quedaron
comprendidos en el reconocimiento de responsabilidad. Estos hechos, contenidos en los
párrafos 30 a 36 del Informe de Fondo, se refieren a lo siguiente: i) el contexto; ii) el
marco normativo relevante, y iii) el proceso de nombramiento de la presunta víctima en
el Tribunal Supremo Electoral.
18. Teniendo en cuenta las violaciones reconocidas por el Estado, así como las
observaciones de los representantes y de la Comisión, la Corte considera que la
controversia ha cesado respecto de la violación de los derechos contenidos en el artículo
8 de la Convención, en perjuicio del señor Carlos Julio Aguinaga Aillón, como resultado
del procedimiento de destitución como vocal del TSE; y respecto del artículo 25 de la
Convención, como resultado de los límites impuestos a la acción de amparo por la
Resolución No. 01-27 de la Corte Suprema de Justicia y la Resolución No. 25-160 del
Tribunal Constitucional, los cuales afectaron los derechos del señor Aguinaga Aillón.
7
Cfr. Caso Kimel Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de mayo de 2008. Serie
C No. 177, párr. 24, y Caso Deras García y otros Vs. Honduras. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
25 de agosto de 2022. Serie C No. 462, párr. 21.
6
21. El reconocimiento efectuado por el Estado constituye una aceptación parcial de los
hechos y un reconocimiento parcial de las violaciones alegadas. Este Tribunal estima que
el reconocimiento de responsabilidad internacional constituye una contribución positiva
al desarrollo de este proceso y a la vigencia de los principios que inspiran la Convención,
así como a las necesidades de reparación de la presunta víctima 8. El reconocimiento
efectuado por el Estado produce plenos efectos jurídicos de acuerdo a los artículos 62 y
64 del Reglamento de la Corte ya mencionados. Adicionalmente, la Corte advierte que
el reconocimiento de hechos y violaciones puntuales y específicos puede tener efectos y
consecuencias en el análisis que haga este Tribunal sobre los demás hechos y violaciones
alegados, en la medida en que todos forman parte de un mismo conjunto de
circunstancias 9.
22. En las circunstancias particulares de este caso, la Corte precisará el alcance de los
efectos del reconocimiento de responsabilidad en la determinación de los hechos y el
examen de fondo sobre las violaciones a derechos alegadas. En tanto subsisten las
controversias sobre las mismas, la Corte considera pertinente dictar una Sentencia en la
cual se determinen los hechos acaecidos, de acuerdo con la prueba recabada durante el
proceso ante este Tribunal y la aceptación de hechos, así como sus consecuencias jurídicas
y las reparaciones correspondientes. Además, en el presente caso resulta pertinente analizar
los hechos relacionados con la violación a las garantías judiciales y protección judicial, y,
dado que no fueron reconocidas por el Estado, a las alegadas violaciones al principio de
independencia judicial, al principio de legalidad y a los derechos políticos.
23. Por último, la Corte considera pertinente recordar que, en su escrito contestación,
el Estado opuso una excepción preliminar. No obstante, teniendo en cuenta el alcance
del reconocimiento de responsabilidad realizado por el Estado en el presente caso, y en
particular que durante la audiencia pública expresó que “la excepción preliminar el
Estado pues la ha retirado, la deja de lado en virtud del reconocimiento realizado”, el
Tribunal considera que Ecuador desistió de dicha excepción, razón por la cual no se
pronunciará al respecto.
V
PRUEBA
24. El Tribunal recibió diversos documentos presentados como prueba por la Comisión,
los representantes y el Estado (supra párrs. 5, 6 y 7), los cuales, como en otros casos,
admite en el entendido que fueron presentados en la debida oportunidad procesal (artículo
57 del Reglamento) 10. Además, conforme lo indicado en la Resolución de 19 de julio de
8
Cfr. Caso Benavides Cevallos Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 19 de junio de
1998. Serie C No. 38, párr. 57, y Caso Deras García y otros Vs. Honduras, supra, párr. 26.
9
Cfr. Caso Rodríguez Vera y otros (Desaparecidos del Palacio de Justicia) Vs. Colombia. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 14 de noviembre de 2014. Serie C No. 287, párr.
27, y Caso Palacio Urrutia y otros Vs. Ecuador, supra, párr. 31.
10
Cfr. La prueba documental puede ser presentada, en general y de conformidad con el artículo 57.2 del
Reglamento, junto con los escritos de sometimiento del caso, de solicitudes y argumentos o de contestación,
según corresponda, y no es admisible la prueba remitida fuera de esas oportunidades procesales, salvo en las
excepciones establecidas en el referido artículo 57.2 del Reglamento (a saber, fuerza mayor, impedimento
grave) o salvo si se tratara de un hecho superviniente, es decir, ocurrido con posterioridad a los citados
momentos procesales. Cfr. Caso Familia Barrios Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. sentencia de
24 de noviembre de 2011. Serie C No. 237, párrs. 17 y 18, y Caso Brítez Arce y otros Vs. Argentina. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 16 de noviembre de 2022. Serie C No. 474, párr. 24.
7
2022 (supra, párr. 9), se incorporó al expediente, como prueba documental, una
declaración pericial rendida en otro proceso 11.
25. La Corte también recibió documentos adjuntos a los alegatos finales escritos
presentados por el Estado 12 que fueron aportados dentro del plazo establecido para tal
efecto. Al respecto, los representantes señalaron que los anexos 1, 2 y 3,
correspondientes a las sentencias del Tribunal Constitucional de Ecuador No.472-2001-RA,
No.100-2001-TP y No.769-2003-RA, no se refieren a la aplicación de la Ley de Elecciones
en las facultades jurisdiccionales del TSE, y que, por lo tanto, no se vinculan al caso
concreto. En lo que respecta a los anexos 4 y 5, los representantes advirtieron que dichas
leyes no se encontraban vigentes en la época en que se suscitaron los hechos del presente
caso. La Comisión indicó no tener observaciones a los referidos anexos.
26. En relación con los documentos adjuntados por el Estado como anexos 1, 2 y 3, el
Tribunal observa que el Estado no ha justificado la razón por la cual, en los términos del
referido artículo 57.2 del Reglamento de la Corte, deberían ser excepcionalmente admitidos,
toda vez que los mismos son de fecha anterior a su respectivo escrito de contestación. En
consecuencia, dichos documentos son inadmisibles por extemporáneos. Por otro lado, la
Corte advierte que los anexos 4, 5, 6, 7, 8, 9 y 10, ya forman parte del expediente ante
este Tribunal, toda vez que ya fueron remitidos como anexos 10, 8, 5, 1, 6 y 7 del escrito
de contestación del Estado, respectivamente. En virtud de lo anterior, no resulta necesario
realizar un análisis de la admisibilidad de los anexos identificados con los números 4, 5, 6,
7, 8, 9 y 10 presentados por el Estado junto con sus alegatos finales escritos, en los
términos del artículo 57.2 del Reglamento.
27. Este Tribunal estima pertinente admitir las declaraciones rendidas en audiencia
pública 13 y ante fedatario público 14, en la medida en que se ajustan al objeto que fue
11
Se trata de la declaración pericial rendida en el Caso Quintana Coello y otros Vs. Ecuador por el señor
Param Cumaraswamy.
12
Anexo 1: Sentencia del Tribunal Constitucional No. 472-2001-RA publicada en el Registro Oficial No.
517 de 19 de febrero de 2002, Anexo 2: Sentencia del Tribunal Constitucional No.100-2001-TP publicada en
el Registro Oficial No. 364 de 9 de julio de 2001, Anexo 3: Sentencia del Tribunal Constitucional No. 769-2003-
RA publicada en el Registro Oficial No. 334 de 13 de mayo del 2004, Anexo 4: Ley Orgánica Electoral y de
Organizaciones Políticas de la República de Ecuador (Código de la Democracia), promulgada en el Suplemento
del Registro Oficial No. 578 de 27 de abril de 2009, Anexo 5: Reglamento Orgánico Funcional del Consejo
Nacional Electoral y de los Tribunales Provinciales Electorales, publicado en el Registro Oficial No. 115 de 25
de enero de 1999, Anexo 6: Ley de Partidos Políticos, publicada en el Registro Oficial No. 196 de 1 de
noviembre de 2000, Anexo 7: Ley de Elecciones, promulgada en el Registro Oficial No. 117 de 11 de julio de
2002, Anexo 8: Ley Orgánica de Control del Gasto Electoral y de la Propaganda Electoral, promulgada en el
Suplemento del Registro Oficial No. 41 de 22 de marzo de 2000, Anexo 9: Reglamento General a la Ley de
Elecciones, emitido mediante la resolución No. 001, publicada en el Suplemento del Registro Oficial No. 39 de
20 de marzo de 2000, y Anexo 10: Reglamento Interno de los Organismos Nacionales y Provinciales de la
Función Electoral, promulgado en el Registro Oficial No. 366 de 11 de julio de 2001.
13
En audiencia pública la Corte recibió las declaraciones de la presunta víctima Carlos Julio Aguinaga
Aillón y de los peritos Ruth Hidalgo, propuesta por los representantes, y Diego Jadán-Heredia, propuesto por
el Estado. En respuesta al requerimiento de la Corte en la audiencia pública, el 01 de septiembre de 2022 los
peritos remitieron una versión escrita de sus declaraciones, las cuales ha sido incorporadas al expediente de
prueba del caso.
14
La Corte recibió la declaración pericial de Medardo Oleas Rodríguez rendida ante fedatario público el 01
de septiembre de 2022 (expediente de prueba, folios 2745 a 2773).
8
definido por la Presidencia en la resolución mediante la cual se ordenó recibirlas en el
presente caso 15.
VI
HECHOS
Artículo 119
Las instituciones del Estado, sus organismos y dependencias y los funcionarios públicos no
podrán ejercer otras atribuciones que las consignadas en la Constitución y en la ley, y tendrán
el deber de coordinar sus acciones para la consecución del bien común. Aquellas instituciones
que la Constitución y la ley determinen, gozarán de autonomía para su organización y
funcionamiento.
[…]
Artículo 130
[…]
Proceder al enjuiciamiento político, a solicitud de al menos una cuarta parte de los integrantes
del Congreso Nacional, del Presidente y Vicepresidente de la República, de los ministros de
Estado, del Contralor General y Procurador del Estado, del Defensor del Pueblo, del Ministro
Fiscal General; de los superintendentes, de los vocales del Tribunal Constitucional y del
Tribunal Supremo Electoral, durante el ejercicio de sus funciones y hasta un año después de
terminadas.
Los demás funcionarios referidos en este número podrán ser enjuiciados políticamente por
infracciones constitucionales o legales, cometidas en el desempeño del cargo. El Congreso
podrá censurarlos en el caso de declaratoria de culpabilidad, por mayoría de sus integrantes
La censura producirá la inmediata destitución del funcionario, salvo en el caso de los ministros
de estado, cuya permanencia en el cargo corresponderá decidir al Presidente de la República.
15
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador. Convocatoria a audiencia. Resolución del Presidente de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos de 19 de julio de 2022.
9
11. Nombrar […] a los vocales del Tribunal Constitucional y Tribunal Supremo Electoral […]
conocer sus excusas o renuncias, y designar a sus reemplazos.
En los casos en que los nombramientos procedan de ternas, éstas deberán ser presentadas
dentro de los veinte días subsiguientes a la vacancia del cargo. De no recibirse tales ternas
en este plazo, el Congreso procederá a los nombramientos, sin ellas.
El Congreso Nacional efectuará las designaciones dentro del plazo de treinta días contados a
partir de la fecha de recepción de cada terna. De no hacerlo, se entenderá designada la
persona que conste en el primer lugar de dicha terna.
Artículo 199
Artículo 209
Se integrará con siete vocales principales, quienes tendrán sus respectivos suplentes, en
representación de los partidos políticos, movimientos o alianzas políticas que hayan obtenido
las más altas votaciones en las últimas elecciones pluripersonales, en el ámbito nacional, los
que presentarán al Congreso Nacional las ternas de las que se elegirán los vocales principales
y suplentes.
Los vocales serán designados por la mayoría de los integrantes del Congreso, permanecerán
cuatro años en sus funciones y podrán ser reelegidos.
[…]
Artículo 276
[…]
Artículo 277
[…]
5. Mil ciudadanos en goce de derechos políticos, o cualquier persona previo informe favorable
del Defensor del Pueblo sobre su procedencia, en los casos de los números 1 y 2 del mismo
10
artículo 16.
Artículo 13
Los organismos electorales tienen competencia privativa para resolver todo lo concerniente a
la aplicación de esta ley; a los reclamos que interpongan los sujetos políticos a través de sus
representantes legales, apoderados o mandatarios especiales, según el caso, y los
candidatos; y, a la aplicación de las sanciones previstas en esta ley.
Artículo 17
Los vocales del Tribunal Supremo Electoral gozarán de inmunidad mientras duren en sus
funciones; y los vocales de los tribunales provinciales electorales, entre el día en que se
publique la convocatoria a elecciones y hasta treinta días después de verificados los
escrutinios.
[…]
[…]
La inmunidad no les amparará al tratarse de las infracciones de carácter electoral a las que
se refiere esta ley, ni en los casos de delito flagrante.
Artículo 20
[…]
m) Resolver en única instancia, las quejas que se presentaren contra las autoridades civiles,
en materia electoral;
[…]
[…]
Art. 134
[…]
Artículo 143
Las infracciones de carácter electoral a las que se refiere esta ley, a excepción de las
sancionadas en el Código Penal, serán juzgadas por la Corte Suprema de Justicia al tratarse
de los vocales del Tribunal Supremo Electoral y de las personas sujetas al fuero de la Corte
Suprema; por el Tribunal Supremo Electoral al tratarse de los vocales de los tribunales
16
Cfr. Constitución Política de la República de Ecuador de 11 de agosto de 1998, artículos 119, 130, 199,
209, 276 y 277 (expediente de prueba, folios 2276, 2278, 2292, 2294, 2307 y 2308).
11
provinciales electorales y de las personas sujetas al fuero de las cortes superiores de justicia
y por los tribunales provinciales electorales al tratarse de los vocales de las juntas receptoras
del voto y de cualquiera otra persona.
[…]
Art. 155
Serán reprimidos con la destitución del cargo y la suspensión de los derechos políticos por el
tiempo de un año:
[…]
Artículo 6
[…]
c) Las cuestiones que se susciten en relación con los actos políticos del Gobierno
[…]
B. Antecedentes
17
Cfr. Ley de Elecciones, publicada en el Registro Oficial No. 117 de 11 de julio de 2000, artículos 13, 17,
20, 134, 143 y 155 (expediente de prueba, folios 2107 a 2109, 2132, 2133 y 2135).
18
Cfr. Ley de Jurisdicción Contenciosa Administrativa, artículo 6 (expediente de prueba, folio 2009).
19
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de agosto de 2013. Serie C No. 266, párr. 39, y Caso del
Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 28 de agosto de 2013. Serie C No. 268, párr. 40.
20
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 40, y Caso del
Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 41.
12
34. El contexto del presente caso se relaciona con los ceses del Tribunal
Constitucional, el Tribunal Supremo Electoral y la Corte Suprema de Justicia del Ecuador,
los cuales ocurrieron en noviembre y diciembre de 2004. Estos ceses, que ya fueron
abordados por la Corte en los casos de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y
otros) Vs. Ecuador y del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador 21,
y fueron llevados a cabo por el Congreso Nacional en un lapso temporal de 14 días en
una situación de inestabilidad política (infra párrs. 82 a 86). El presente caso se
concentra en el cese de los vocales del Tribunal Supremo Electoral.
37. En la sesión inaugural del TSE, llevada a cabo el 3 de diciembre de 1998, el señor
Aguinaga Aillón fue electo como su vicepresidente 24, y el 7 de diciembre de 2000 como
su presidente 25. El 9 de enero del 2003 el Congreso Nacional reeligió al señor Aguinaga
Aillón como vocal principal del TSE por un período adicional de cuatro años 26, y tomó
posesión del cargo el 14 de enero de 2003 27.
21
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, párrs. 42 a 62, y Caso del
Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, supra, párrs. 43 a 48.
22
Cfr. Constitución Política de la República de Ecuador de 11 de agosto de 1998, artículo 209 (expediente
de prueba, folio 2294).
23
Cfr. Resolución de designación del señor Aguinaga Aillón como vocal del TSE de 2 de diciembre de 1998
(expediente de prueba, folio 1783).
24
Cfr. Certificación de 15 de noviembre de 1999 (expediente de prueba, folio 1785).
25
Cfr. Certificación de 1 de febrero de 2001 (expediente de prueba, folio 1787).
26
Cfr. Resolución de designación como vocal de 9 de enero de 2003 (expediente de prueba, folio 1789).
27
Cfr. Acta de posesión de 14 de enero de 2003 (expediente de prueba, folio 1791).
13
en la Corte Suprema de Justicia, en los que tenía orden de privación de libertad y por
los que se encontraba prófugo en Panamá 28.
[...]
Que existe un clamor unánime de la población ecuatoriana por terminar el estado de caos
constitucional que prevalece en los organismos públicos;
Que los vocales principales y suplentes del Tribunal Constitucional fueron designados en forma
ilegal;
Que los vocales principales y suplentes del Tribunal Supremo Electoral fueron designados sin
considerar lo que establece el artículo 209 de la Constitución Política de la República y las
leyes [...] 30.
[...]
1.- Declarar que los vocales principales y suplentes del Tribunal Constitucional fueron
designados en forma ilegal y, proceder a designarlos de acuerdo con lo que manda la
Constitución Política de la República y la ley, de entre las ternas recibidas en su momento por
el Congreso Nacional.
Designar a los dos vocales principales y suplentes del Tribunal Constitucional que
directamente le corresponde hacer al Congreso Nacional. Los designados deberán
posesionarse ante el Presidente y/o cualquiera de los vicepresidentes del Congreso Nacional
y permanecerán en sus cargos hasta ser legalmente reemplazados en enero del 2007.
2. Declarar cesantes en sus cargos a los señores vocales principales y suplentes del Tribunal
Supremo Electoral por haber sido designados sin contemplar lo que establece el artículo 209
de la Constitución Política de la República, en relación a la forma de designación, y, proceder
a su designación de conformidad a la norma constitucional señalada, de acuerdo a los
resultados electorales del 20 de octubre de 2002.
28
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 64, y Caso del
Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 55.
29
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 65, y Caso del
Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 56.
30
Cfr. Resolución del Congreso Nacional No. R-25-160 de 25 de noviembre de 2004, publicada en el
Registro Oficial No. 378 (expediente de prueba, folios 1795 y 1796).
31
Cfr. Resolución del Congreso Nacional No. R-25-160 de 25 de noviembre de 2004, publicada en el
Registro Oficial No. 378 (expediente de prueba, folios 1795 y 1796).
14
R-25-161, 162, 163, 164, 165, 166, 167, 168 y 169, mediante las cuales designó a los
vocales principales y suplentes del Tribunal Constitucional 32. Por otro lado, mediante la
Resolución No. R-25-181, el Congreso Nacional también declaró cesantes a todos los
magistrados de la Corte Suprema de Justicia y sus conjueces y designó nuevos
magistrados 33.
43. El 27 de junio de 2001 la Corte Suprema del Ecuador emitió la Resolución 01-
027, en la que dispuso que las acciones de amparo no procedían y debían rechazarse de
plano respecto de, inter alia, “[l]os actos normativos expedidos por una autoridad
pública, tales como leyes orgánicas y ordinarias, decretos leyes, decretos, ordenanzas,
estatutos, reglamentos y resoluciones de obligatoriedad general (erga omnes), ya que
para suspender sus efectos por violación de la Constitución, en el fondo o en la forma,
cabe la acción de inconstitucionalidad que debe proponerse ante el Tribunal
Constitucional 34.
[…] Para suspender los efectos de una resolución parlamentaria, entre ellas la 25-160,
adoptada por el H. Congreso Nacional el 25 de noviembre de 2004, por supuesta violación a
la Constitución, en el fondo o en la forma, la única acción que cabe es la acción de
inconstitucionalidad que debe proponerse ante el Tribunal Constitucional […] y, que cualquier
recurso de amparo que presentara en los juzgados del país relacionado con la referida
resolución, los jueces deben rechazarla de plano e inadmitirla, pues en caso contrario se
estaría despachando una causa contra ley expresa, que acarrearía las acciones judiciales
correspondientes” 35.
45. Varios de los vocales cesados del Tribunal Constitucional interpusieron acciones
de amparo, las cuales fueron rechazadas en aplicación de la Resolución de 2 de diciembre
de 2004 36. El señor Aguinaga Aillón no presentó acción de amparo 37.
VII
FONDO
32
Cfr. Caso del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 63 y 64.
33
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 83 a 86.
34
Cfr. Resolución de la Corte Suprema de Justicia emitida el 27 de julio de 2001 (expediente de prueba,
folio 1804).
35
Cfr. Resolución del Tribunal Constitucional emitida el 2 de diciembre de 2004, publicada en el Registro
Oficial No. 477 (expediente de prueba, folio 1809).
36
Cfr. Caso del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 102.
37
Cfr. Declaración del señor Aguinaga Aillón rendida en audiencia pública celebrada el día 8 de septiembre
de 2022 en el marco del 151 Periodo Ordinario de Sesiones.
15
Supremo Electoral de Ecuador realizado por la Resolución No. 25-160 del Congreso Nacional
(supra párrs. 40 y 41). Al respecto, la Corte recuerda que el Estado reconoció́ su
responsabilidad internacional por la violación a los derechos a las garantías judiciales y
protección judicial, contenidos en los artículos 8 y 25 de la Convención Americana, en
relación con el artículo 1.1 y 2 del mismo instrumento, en perjuicio del señor Aguinaga
Aillón. Sin perjuicio de ello, y en consideración a las razones señaladas con anterioridad
(supra párr. 22), la Corte abordará los alegatos relacionados con la violación a dichos
derechos. Asimismo, el Tribunal analizará si el Estado es responsable por la violación a la
garantía de independencia judicial, al principio de legalidad, a los derechos políticos, y al
derecho al trabajo del señor Aguinaga Aillón, los cuales se encuentran protegidos por los
artículos 8.1, 9 y 23.1.c) y 26 de la Convención Americana, y cuya responsabilidad
internacional no fue reconocida por el Estado.
VII-1
DERECHO A LAS GARANTÍAS JUDICIALES, DERECHOS POLÍTICOS, DERECHO
AL TRABAJO, Y DERECHO A LA PROTECCIÓN JUDICIAL, EN RELACIÓN CON LAS
OBLIGACIONES DE RESPETAR LOS DERECHOS Y DE ADOPTAR DISPOSICIONES
DE DERECHO INTERNO
47. Como cuestión previa a sus alegatos de derecho, la Comisión señaló que
independientemente de la ubicación orgánica del TSE en el diseño institucional del
Estado, dicha autoridad ejercía funciones materialmente jurisdiccionales. En ese sentido,
consideró que el señor Aguinaga Aillón desempeñaba una función jurisdiccional en el
ámbito electoral, por lo que le resultaban aplicables las garantías reforzadas de
inamovilidad conforme a la cual solamente resulta posible separar a un juez de sus
funciones al término de un nombramiento o por motivos atribuibles a su conducta
mediante un proceso que respete las garantías del debido proceso. En el caso, la
Comisión señaló que el señor Aguinaga Aillón fue cesado de su cargo de vocal del
Tribunal Supremo Electoral como consecuencia de una decisión del órgano legislativo
que tenía la finalidad declarada de corregir un supuesto nombramiento contrario al
ordenamiento jurídico. En ese sentido, explicó que “el carácter sancionatorio de este
acto del Estado, y la consecuente determinación de las garantías aplicables no se deriva,
como en otros casos, del carácter formal del proceso”, sino que se trató de la imposición
de una sanción de facto. En razón de ello, señaló que el caso debía ser analizado en
aplicación a las garantías reconocidas en los artículos 8 y 9 de la Convención.
16
y 9 de la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento,
en perjuicio del señor Aguinaga Aillón. Asimismo, la Comisión concluyó que el Estado
violó los artículos 8.2 b) y 8.2 c) de la Convención Americana en relación con el artículo
1.1 del mismo instrumento en perjuicio del señor Aguinaga Aillón.
49. Los representantes alegaron que las funciones del Tribunal Supremo de
Elecciones eran jurisdiccionales, tal como se desprende de la Ley de Elecciones del año
2000. En virtud de ello, consideraron que sus miembros se encontraban cubiertos por
las garantías derivadas de la independencia judicial que implican tanto un adecuado
nombramiento, como la inamovilidad en el cargo y la garantía contra presiones externas.
Asimismo, señalaron que, tal como lo ha dicho la Corte, existe una relación directa entre
la garantía de estabilidad e inamovilidad del juez, con el derecho a permanecer en las
funciones públicas en condiciones de igualdad en términos de la protección a los
derechos políticos del artículo 23 de la Convención. En el caso concreto, los
representantes alegaron que el cese del señor Aguinaga Aillón fue ejecutado por un
órgano incompetente mediante un procedimiento no establecido en el ordenamiento
jurídico interno, por lo que debe ser entendido como un cese arbitrario, y por lo tanto
también afectó indebidamente el derecho a permanecer en el cargo en condiciones de
igualdad y el principio de legalidad. En razón de ello, los representantes concluyeron que
el Estado es responsable por la violación a los artículos 8.1, 9 y 23.1 de la Convención
Americana.
50. Por otro lado, los representantes alegaron que en la época de los hechos existían
dos únicos procedimientos posibles para la destitución de los vocales miembros del
Tribunal Supremo Electoral por parte del Congreso Nacional, a saber: a) el juicio político
y b) la fiscalización. Ambos procedimientos, después de un debido proceso, podían
finalizar con el cese de las funciones de los vocales. Sin embargo, en el caso del cese
del señor Aguinaga, ninguno de estos procesos se llevó a cabo, sino que su destitución
se dio por efecto inmediato de una resolución del Congreso Nacional, producto de una
votación interna de dicho organismo. Sobre este particular señalaron que no existió una
comunicación previa, no se estableció una causal disciplinaria que se estuviera
imputando, no se escuchó a la presunta víctima, esta se vio imposibilitada de ejercer su
derecho a la defensa y la decisión no fue motivada. En consecuencia, los representantes
concluyeron que se violaron las garantías mínimas contenidas en el artículo 8.2, b) y c)
de la Convención Americana, en perjuicio del señor Aguinaga. En sus alegatos finales
escritos, los representantes formularon aclaraciones respecto de la naturaleza del TSE,
y sostuvieron que al señor Aguinaga Aillón se le debían conceder las mismas garantías
que a los jueces en general.
17
haber sido designado funcionario público en cualquier nivel de responsabilidad o pudo
participar libremente en procesos de elección popular en el país.
52. La Comisión señaló que el señor Aguinaga Aillón no contaba con ningún
mecanismo para cuestionar la decisión de su cese por dos razones fundamentales. En
primer lugar, porque el procedimiento seguido no estaba previsto en la legislación, y por
ende no existía un recurso para impugnar la decisión. En segundo lugar, porque el Estado
emitió́ una resolución para obstaculizar la posibilidad de plantear el recurso de amparo
contra la resolución del Congreso. En ese sentido, el único recurso disponible era la
acción de inconstitucionalidad, la cual debía ser resuelta por el nuevo Tribunal
Constitucional designado precisamente como consecuencia de la Resolución No. 25-060,
tornando nula toda posibilidad de obtener una decisión imparcial y efectiva, porque ello
implicaría determinar la constitucionalidad del acto que permitió́ su propio
nombramiento. En virtud de lo anterior, la Comisión concluyó que el Estado violó los
artículos 8.2 h) y 25.1 de la Convención Americana en relación con las obligaciones
establecidas en el artículo 1.1 y 2 del mismo instrumento, en perjuicio del señor
Aguinaga Aillón.
B. Consideraciones de la Corte
18
56. En relación con lo anterior, este Tribunal advierte que, conforme el artículo 209
de la Constitución Política de la República de 1998, el TSE tenía las atribuciones de
“[j]uzgar las cuentas que rindan los partidos, movimientos políticos, organizaciones y
candidatos, sobre el monto, origen y destino de los recursos que utilicen en las campañas
electorales” 38. Asimismo, que la Ley de Elecciones de 2000 reconocía al TSE atribuciones
para resolver sobre controversias relacionadas con la aplicación de dicha ley 39, así como
“[r]esolver en única instancia, las quejas que se presentaren contra las autoridades
civiles en materia electoral” 40, y juzgar las infracciones “cometidas por los vocales de los
tribunales provinciales electorales y de las personas sujetas al fuero de las cortes
superiores de justicia […]” 41. Por su parte, la Ley de Jurisdicción Contenciosa
Administrativa disponía que no le correspondía a la jurisdicción contenciosa conocer
sobre “[l]as resoluciones expedidas por los organismos electorales” 42.
57. Al respecto, la perita Ruth Hidalgo afirmó lo siguiente: “[…] [e]l Tribunal Supremo
Electoral de entonces, en ese momento ejercía una jurisdicción material y competencias
para juzgar cuentas electorales, juzgaba además infracciones electorales conforme a
establecía en ese momento la Ley de Elecciones y la Ley de Gasto Electoral, vigente en
el 2004 […] resolvía recursos de queja, recursos de revisión, también revisaba las
cuentas y juzgaba las faltas de los partidos políticos”. Por su parte, el perito Oleas
Rodríguez señaló que “la Ley Electoral le confería competencia privativa a los organismos
electorales y sus resoluciones causaban ejecutoria; determinaba que el ejercicio de las
funciones de los [v]ocales de estos organismos era obligatorio, pudiendo incluso ser
sancionados con la suspensión de los derechos políticos, de no cumplirlo” 43. Asimismo,
el perito Diego Jadán Heredia, durante la audiencia pública, indicó que al TSE le
correspondía declarar con carácter definitivo el resultado de los comicios electorales 44.
58. Asimismo, la Corte advierte que, conforme a la Ley de Elecciones, los vocales del
TSE gozaban de “inmunidad mientras duren en sus funciones” y que “[n]o podrán ser
procesados ni privados de su libertad personal, sino previo pronunciamiento de la Corte
Suprema […]” 45. Dicha Ley también reconocía que “[n]inguna autoridad extraña a la
organización electoral podrá intervenir directa o indirectamente en el funcionamiento de
los organismos electorales” 46, y en ese mismo sentido establecía que las autoridades
externas a los organismos electorales que intervinieran en las elecciones podrían ser
38
Cfr. Constitución Política de la República de Ecuador de 11 de agosto de 1998, artículo 209 (expediente
de prueba, folio 2294).
39
Cfr. Ley de Elecciones, publicada en el Registro Oficial No. 117 de 11 de julio de 2000, artículo 13
(expediente de prueba, folio 2106).
40
Cfr. Ley de Elecciones, publicada en el Registro Oficial No. 117 de 11 de julio de 2000, artículo 20
(expediente de prueba, folio 2108).
41
Cfr. Ley de Elecciones, publicada en el Registro Oficial No. 117 de 11 de julio de 2000, artículo 143
(expediente de prueba, folio 2133).
42
Cfr. Ley de Jurisdicción Contenciosa Administrativa, artículo 6 (expediente de prueba, folio 2009).
43
Cfr. Declaración pericial escrita de Medardo Oleas Rodríguez, rendida ante fedatario público (affidávit)
pág. 3 (expediente de prueba, folio 2756).
44
Cfr. Declaración pericial de Diego Jadán Heredia, rendida en audiencia pública celebrada el día 8 de
septiembre de 2022 en el marco del 151 Periodo Ordinario de Sesiones.
45
Cfr. Ley de Elecciones, publicada en el Registro Oficial No. 117 de 11 de julio de 2000, artículo 17
(expediente de prueba, folio 2107).
46
Cfr. Ley de Elecciones, publicada en el Registro Oficial No. 117 de 11 de julio de 2000, artículo 134
(expediente de prueba, folio 2132).
19
sancionados con la “destitución del cargo y la suspensión de los derechos políticos” 47. El
perito Oleas Rodríguez señaló que, al igual que con los integrantes del Tribunal
Constitucional y la Corte Suprema de Justicia, los vocales del TSE solo podían ser
destituidos “previo el respectivo juicio político”, el cuál podía ser llevado a cabo por el
Congreso conforme a las facultades establecidas conforme al artículo 130 de la
Constitución 48.
59. De esta forma, este Tribunal considera que, si bien el TSE realizaba funciones
administrativas, de organización y dirección de los procesos electorales 49, entre sus
funciones también se encontraba conocer y resolver cuestiones propias de la justicia
electoral. En consecuencia, la Corte concluye que el TSE cumplía con funciones
materialmente jurisdiccionales en lo electoral y, por lo tanto, sus vocales, como el señor
Aguinaga Aillón, gozaban de las mismas garantías de independencia judicial que los
jueces en general debido a la naturaleza materialmente jurisdiccional de las funciones
que desempeñaban.
1. Independencia judicial
47
Cfr. Ley de Elecciones, publicada en el Registro Oficial No. 117 de 11 de julio de 2000, artículo 155 e)
(expediente de prueba, folio 2135).
48
Cfr. Declaración pericial escrita de Medardo Oleas Rodríguez, rendida ante fedatario público (affidávit)
pág. 5 (expediente de prueba, folio 2758).
49
Cfr. Declaración pericial escrita de Diego Jadán-Heredia, rendida ante fedatario público (affidávit), págs.
3 y 4 (expediente de prueba, folios 2723 y 2724).
50
Cfr. Inter alia, Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
31 de enero de 2001. Serie C No. 71, párrs. 73 a 75; Caso Palamara Iribarne Vs. Chile. Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de 2005. Serie C No. 135, párrs. 145 y 156; Caso Apitz Barbera y
otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de agosto de 2008. Serie C No. 182, párrs. 43 a 45, 84 y 138; Caso
Reverón Trujillo Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de junio
de 2009. Serie C No. 197, párrs. 67, 68, 70 a 81; Caso Chocrón Chocrón Vs. Venezuela. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de julio de 2011. Serie C No. 227, párrs. 97 a 100; Caso Atala
Riffo y niñas Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de febrero de 2012. Serie C No. 239,
párr. 186; Caso de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de agosto de 2013. Serie C No. 266, párrs. 144 a 154; Caso
del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de agosto de 2013. Serie C No. 268, párrs. 188 a 198; Caso Argüelles
20
jurisprudencia constante, el Tribunal ha señalado que se trata de uno de los “pilares
básicos de las garantías del debido proceso” 51, por lo que cuando se afecta en forma
arbitraria la permanencia de las juezas y los jueces en sus cargos, se vulnera el derecho
a la independencia judicial consagrado en el artículo 8.1 de la Convención 52.
62. Asimismo, la Corte ha afirmado que uno de los objetivos principales que tiene la
separación de los poderes públicos es, precisamente, la garantía de la independencia de
las autoridades judiciales 53. También ha destacado que el ejercicio autónomo de la
función judicial debe ser garantizado por el Estado tanto en su faceta institucional, esto
es, en relación con el Poder Judicial como sistema, como en su vertiente individual, es
decir, en relación con la persona de la jueza o el juez específico. El objetivo de la
protección radica en evitar que el sistema judicial, en general, y sus integrantes, en
particular, se vean sometidos a posibles restricciones indebidas en el ejercicio de su
función por parte de órganos ajenos al Poder Judicial, o incluso por parte de quienes
ejercen funciones de revisión o apelación 54.
63. De esa cuenta, existe una relación directa entre la dimensión institucional de la
independencia judicial y el derecho de las juezas y los jueces a acceder y permanecer
en sus cargos en condiciones generales de igualdad 55. A partir de lo anterior, la Corte
ha señalado que de la independencia judicial se derivan las siguientes garantías en torno
a la función de las autoridades judiciales: (i) a un adecuado proceso de nombramiento;
(ii) a la estabilidad e inamovilidad en el cargo, y (iii) a ser protegidas contra presiones
externas 56.
y otros Vs. Argentina. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de noviembre
de 2014. Serie C No. 288, párr. 147; Caso López Lone y otros Vs. Honduras. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de octubre de 2015. Serie C No. 302, párrs. 190 a 199; Caso Valencia
Hinojosa y otra Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de
noviembre de 2016. Serie C No. 327, párr. 105; Caso Acosta y otros Vs. Nicaragua. Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de marzo de 2017. Serie C No. 334, párr. 171; Caso San
Miguel Sosa y otras Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de febrero de 2018. Serie
C No. 348, párr. 207; Caso Colindres Schonenberg Vs. El Salvador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 4 de febrero de 2019. Serie C No. 373, párrs. 68 y 69; Caso Villaseñor Velarde y otros Vs. Guatemala.
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de febrero de 2019. Serie C No. 374, párrs. 75, 83 y 84; Caso
Rico Vs. Argentina. Excepción Preliminar y Fondo. Sentencia de 2 de septiembre de 2019. Serie C No. 383,
párrs. 54, 55 y 56; Caso Urrutia Laubreaux Vs. Chile. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 27 de agosto de 2020. Serie C No. 409, párrs. 104 a 110; Caso Cordero Bernal Vs. Perú.
Excepción Preliminar y Fondo. Sentencia de 16 de febrero de 2021. Serie C No. 421, párrs. 71 y 72; y Caso
Ríos Avalos y otro Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 19 de agosto de 2021. Serie C
No. 429, párr. 85.
51
Cfr. Caso Reverón Trujillo Vs. Venezuela, supra, párr. 68, y Caso Ríos Avalos y otro Vs. Paraguay,
supra, párr. 85. Ver también, Declaración Universal de los Derechos Humanos, artículo 10; Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos, artículo 14.1; Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos
y de las Libertades Fundamentales, artículo 6.1, y Carta Africana sobre los Derechos Humanos y de los Pueblos,
artículo 26.
52
Cfr. Caso de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 155, y
Caso Ríos Avalos y otro Vs. Paraguay, supra, párr. 85.
53
Cfr. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú, supra, párr. 73, y Caso Ríos Avalos y otro Vs. Paraguay,
párr. 86.
54
Cfr. Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela,
supra, párr. 55, y Caso Ríos Avalos y otro Vs. Paraguay, párr. 86.
55
Cfr. Caso de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 154, y
Caso Ríos Avalos y otro Vs. Paraguay, supra, párr. 87.
56
Cfr. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú, supra, párr. 75; Caso Reverón Trujillo Vs. Venezuela,
supra, párr. 70, y Caso Ríos Avalos y otro Vs. Paraguay, supra, párr. 87.
21
64. En cuanto a la garantía de estabilidad e inamovilidad en el cargo de dichas
autoridades, el Tribunal ha considerado que implica, a su vez, lo siguiente: (i) que la
separación del cargo debe obedecer exclusivamente a causales permitidas, ya sea por
medio de un proceso que cumpla con las garantías judiciales o porque se ha cumplido el
término o período del mandato; (ii) que las juezas y los jueces solo pueden ser
destituidos por faltas de disciplina graves o incompetencia, y (iii) que todo proceso
seguido contra juezas y jueces debe resolverse de acuerdo con las normas de
comportamiento judicial establecidas y mediante procedimientos justos, objetivos e
imparciales, según la Constitución o la ley 57. Ello deviene imperativo, en tanto la libre
remoción de las autoridades judiciales fomenta la duda objetiva sobre la posibilidad
efectiva que tienen de ejercer sus funciones sin temor a represalias 58.
65. Todo lo anterior se sustenta en el importante rol que las juezas y los jueces
desempeñan en una democracia 59, en tanto se constituyen en garantes de los derechos
humanos 60, lo que exige reconocer y salvaguardar su independencia, especialmente
frente a los demás poderes estatales 61, pues, de otro modo, se podría obstaculizar su
57
Cfr. Caso de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 155; Caso
López Lone y otros Vs. Honduras, supra, párr. 192, y Caso Ríos Avalos y otro Vs. Paraguay, supra, párr. 88.
58
Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela, supra,
párr. 44, y Caso Ríos Avalos y otro Vs. Paraguay, supra, párr. 88.
59
Cfr. Caso de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 154, y
Caso Ríos Avalos y otro Vs. Paraguay, supra, párr. 89. Al respecto, la Asamblea General de las Naciones Unidas
ha declarado que “la independencia del sistema judicial, junto con su imparcialidad e integridad, es un requisito
previo esencial para apoyar el [E]stado de derecho”. Naciones Unidas, Asamblea General, Resolución
A/RES/67/1 de 24 de septiembre de 2002. Por su parte, en 2002, la entonces Comisión de Derechos Humanos
de las Naciones Unidas identificó, entre otros elementos “esenciales de la democracia”, el respeto de los
derechos humanos y de las libertades fundamentales, y la independencia del poder judicial. Comisión de
Derechos Humanos de Naciones Unidas, “Nuevas medidas para promover y consolidar la democracia",
Resolución 58ª sesión, U.N. Doc. E/CN.4/RES/2002/46, de 23 de abril de 2002, párr. 1. Asimismo, el Consejo
de Derechos Humanos ha afirmado que la independencia del sistema judicial “es un requisito indispensable
para proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales, promover el [E]stado de derecho y la
democracia”. Consejo de Derechos Humanos, “Integridad del sistema judicial”, A/HRC/37/L.11/Rev.1, y “La
independencia e imparcialidad del poder judicial, los jurados y los asesores y la independencia de los
abogados”, A/HRC/44/L.7, de 10 de julio de 2020. En igual sentido, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos
ha afirmado que “la independencia judicial es uno de los valores más importantes que sostienen el
funcionamiento eficaz de las democracias”. TEDH, Caso Oleksandr Volkov Vs. Ucrania, no. 21722/11. Sentencia
de 9 de enero de 2013, párr. 199.
60
El entonces Relator especial de Naciones Unidas sobre la independencia de los magistrados y abogados,
Leandro Despouy, afirmó que “[e]n toda sociedad democrática, el juez actúa como guardián de los derechos
y libertades fundamentales. Los jueces y los tribunales garantizan en efecto la protección judicial de los
derechos humanos, el ejercicio del derecho de recurso, la lucha contra la impunidad y el derecho a la
reparación”. Comisión de Derechos Humanos, Informe del Relator Especial sobre la independencia de los
magistrados y abogados, Sr. Leandro Despouy, Doc. E/CN.4/2004/60, de 31 de diciembre de 2003, párr. 30.
61
Cfr. Caso Palamara Iribarne Vs. Chile, supra, párr. 145, y Caso Ríos Avalos y otro Vs. Paraguay, supra,
párr. 89. Al respecto, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha afirmado que “[l]a misión del poder judicial
en un estado democrático es garantizar la existencia misma del [E]stado de derecho”. TEDH, Caso Harabin Vs.
Eslovaquia, no. 58688/11, Sentencia de 20 de noviembre de 2012, párr. 133. En tal sentido, dicho Tribunal
ha indicado que en una sociedad democrática los tribunales deben permanecer libres de cualquier presión
política. Ante ello, su jurisprudencia ha reiterado de manera constante que la independencia judicial exige,
necesariamente, que se garantice la inamovilidad de las autoridades judiciales y que estas cuenten con
“salvaguardas contra presiones externas”, lo que hace necesario considerar “el modo de designación y duración
del mandato” de tales autoridades. Cfr. Inter alia, TEDH, Caso Ringeisen Vs. Austria, no. 2614/65, Sentencia
de 16 de julio de 1971, párr. 95; Caso Le Compte, Van Leuven y De Meyêre Vs. Bélgica [GS], no. 6878/75,
Sentencia de 23 de junio de 1981, párr. 55; Caso X Vs. Reino Unido, no. 7215/75, Sentencia de 5 de noviembre
de 1981, párr. 53; Caso Piersack Vs. Bélgica, no. 8692/79, Sentencia de 1 de octubre de 1982, párr. 27; Caso
Campbell y Fell Vs. Reino Unido, no. 7819/77, Sentencia de 28 de junio de 1984, párrs. 78 y 80; Caso
Langborger Vs. Suecia [GS], no. 11179/84, Sentencia de 22 de junio de 1989, párr. 32; Caso Stran Greek
22
labor, al punto de hacer imposible que estén en condiciones de determinar, declarar y
eventualmente sancionar la arbitrariedad de los actos que puedan suponer vulneración
a aquellos derechos, así como ordenar la reparación correspondiente 62.
67. Así, desde el caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras, esta Corte ha afirmado que
la obligación de garantía, conforme al artículo 1.1 de la Convención, implica el deber de
los Estados de organizar todo el aparato gubernamental y, en general, todas las
estructuras a través de las cuales se manifiesta el ejercicio del poder público, de manera
tal que sean capaces de asegurar jurídicamente el libre y pleno ejercicio de los derechos
humanos 64. En el contexto de ese deber de garantía, la independencia judicial se
proyecta como elemento imprescindible de la organización del aparato gubernamental,
sin la cual el Estado no es capaz de asegurar el libre y pleno ejercicio de los derechos 65.
Refineries y Stratis Andreadis Vs. Grecia, no. 13427/87, Sentencia de 9 de diciembre de 1994, párr. 49; Caso
Bryan Vs. Reino Unido, no. 19178/91, Sentencia de 22 de noviembre de 1995, párr. 37; Caso Findlay Vs.
Reino Unido, no. 22107/93, Sentencia de 25 de febrero de 1997, párr. 73; Caso Papageorgiou Vs. Grecia, no.
97/1996/716/913, Sentencia de 22 de octubre de 1997, párr. 37; Caso Incal Vs. Turquía [GS], no.
41/1997/826/1031, Sentencia de 9 de junio de 1998, párr. 65; Caso Galstyan Vs. Armenia, no. 26986/03,
Sentencia de 15 de noviembre de 2007, párr. 62; Caso Guja Vs. Moldavia [GS], no. 14277/04, Sentencia de
12 de febrero de 2008, párr. 86; Caso Henryk Urban y Ryszard Urban Vs. Polonia, no. 23614/08, Sentencia
de 30 de noviembre de 2010, párr. 45; Caso Khrykin Vs. Rusia, no. 33186/08, Sentencia de 19 de abril de
2011, párr. 30; Caso Fruni Vs. Eslovaquia, no. 8014/07, Sentencia de 21 de junio de 2011, párr. 145; Caso
Oleksandr Volkov Vs. Ucrania, no. 21722/11, Sentencia de 9 de enero de 2013, párr. 103; Caso Maktouf y
Damjanović Vs. Bosnia y Herzegovina [GS], nos. 2312/08 y 34179/08, Sentencia de 18 de julio de 2013, párr.
49; Caso Baka Vs. Hungría [GS], no. 20261/12, Sentencia de 23 de junio de 2016, párr. 108; Caso Denisov
Vs. Ucrania [GS], no. 76639/11, Sentencia de 25 de septiembre de 2018, párr. 60, Caso Gudmundur Andri
Ástrádsson Vs. Islandia [GS], no. 26374/18, Sentencia de 1 de diciembre de 2020, párr. 232, y Caso Xhonxhaj
Vs. Albania, no. 15227/19, Sentencia de 9 de febrero de 2021, párr. 298.
62
La Corte ha afirmado que la independencia judicial “no es un ‘privilegio’ del juez o un fin en sí misma,
sino que se justifica para posibilitar que los jueces o juezas cumplan adecuadamente su cometido”. Cfr. Caso
Villaseñor Velarde y otros Vs. Guatemala, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de febrero de 2019.
Serie C No. 374, párr. 130.
63
Cfr. Caso Villaseñor Velarde y otros Vs. Guatemala, supra, párr. 84.
64
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Fondo. Sentencia de 29 de julio de 1988. Serie C No. 4,
párr. 166.
65
La entonces Relatora especial de Naciones Unidas sobre la independencia de los magistrados y
abogados, Gabriela Knaul, afirmó que “[l]la efectividad de los derechos humanos depende, en última instancia,
de que la justicia se administre de forma adecuada, es fundamental que el sistema de justicia sea
independiente, competente e imparcial para salvaguardar el [E]stado de derecho”. Cfr. Consejo de Derechos
Humanos, Informe de la Relatora Especial sobre la independencia de los magistrados y abogados, Doc.
A/HRC/26/32, de 28 de abril de 2014, párr. 3. Ver también, Comisión de Derechos Humanos, Informe del
Relator Especial sobre la independencia de los magistrados y abogados, Param Cumaraswamy, Doc.
E/CN.4/1995/39, de 6 de febrero de 1995, párr. 100, y Asamblea General, Informe de la Relatora Especial
sobre la independencia de los magistrados y abogados, Gabriela Knaul, Doc. A/69/2/94, de 11 de agosto de
23
Como corolario, la independencia judicial resulta indispensable para la protección y
efectiva garantía de los derechos humanos 66.
2014, párr. 28. Asimismo, el Consejo Consultivo de Jueces Europeos ha considerado que “[l]a independencia
de los jueces es una condición previa al Estado de [d]erecho y una garantía fundamental para un juicio justo”,
pues “[l]os jueces se encargan de decidir en última instancia sobre la vida, la libertad, los derechos, los deberes
y los bienes de las personas”. Cfr. Consejo Consultivo de Jueces Europeos, Informe No. 1 a la atención del
Comité de Ministros del Consejo de Europa sobre las normas relativas a la independencia y a la inamovilidad
de los jueces (Recomendación No. R (94) 12 sobre la independencia, la eficacia y el papel de los jueces y la
pertinencia de las normas que establece y de las demás normas internacionales para los problemas existentes
en estos ámbitos), de 23 de noviembre de 2011, párr. 10.
66
Cfr. El hábeas corpus bajo suspensión de garantías (Arts. 27.2, 25.1 y 7.6 Convención Americana sobre
Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-8/87 de 30 de enero de 1987. Serie A No. 8, párr. 30; Caso
Reverón Trujillo Vs. Venezuela, supra, párr. 68, y Caso Villaseñor Velarde y otros Vs. Guatemala, supra, párr.
75.
67
Cfr. Asamblea General de la OEA, Carta Democrática Interamericana, Resolución AG/RES. 1 (XXVIII-
E/01) de 11 de septiembre de 2001.
68
Cfr. Principios Básicos de Naciones Unidas relativos a la independencia de la judicatura, adoptados por
el Séptimo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente,
celebrado en Milán del 26 de agosto al 6 de septiembre de 1985, y confirmados por la Asamblea General en
sus resoluciones 40/32 de 29 de noviembre de 1985 y 40/146 de 13 de diciembre de 1985, Principios 1, 2, 12
y 18, y Principios de Bangalore sobre la Conducta Judicial, redactados por el Grupo Judicial de Reforzamiento
de la Integridad Judicial, integrado por presidentes de tribunales supremos y magistrados de tribunales
superiores, a invitación del Centro de las Naciones Unidas para la Prevención Internacional del Delito y en el
marco del Programa mundial contra la corrupción, anexados a la Resolución 2006/23 de 27 de julio de 2006
del Consejo de Derechos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, principio 1 y aplicación 1.1. Por su
parte, el Comité de Derechos Humanos ha indicado que “[l]os Estados deben adoptar medidas concretas que
garanticen la independencia del poder judicial, y proteger a los jueces de toda forma de influencia política en
la adopción de decisiones”. Comité de Derechos Humanos, Observación General No. 32, Artículo 14. El derecho
a un juicio imparcial y a la igualdad ante los tribunales y cortes de justicia, 23 de agosto de 2007, Doc.
CCPR/C/GC/32, 23 de agosto de 2007, párr. 19.
69
Cfr. Consejo de Europa, Recomendación No. R (94) 12 del Comité de Ministros de los Estados Miembros
sobre la Independencia, Eficiencia y Función de los Jueces, adoptada el 13 de octubre de 1994, principios I.1.,
I.2.b. y d., y I.3, y Carta europea sobre el estatuto de los jueces, (DAJ/DOC (98) 23), 1998, párr. 1.1. Ver
también, Consejo Consultivo de Jueces Europeos, Informe No. 1 a la atención del Comité de Ministros del
Consejo de Europa sobre las normas relativas a la independencia y a la inamovilidad de los jueces
(Recomendación No. R (94) 12 sobre la independencia, la eficacia y el papel de los jueces y la pertinencia de
las normas que establece y de las demás normas internacionales para los problemas existentes en estos
ámbitos), 1998, párr. 60; Informe No. 3 a la atención del Comité de Ministros del Consejo de Europa sobre
“Los comportamientos incompatibles y la imparcialidad”, 2002 párr. 16, y Carta Magna de los Jueces (principios
fundamentales), adoptada en la 11ª reunión plenaria, Estrasburgo, de 17 de noviembre de 2010, principio 10.
Los Principios y Directrices relativos al Derecho a un Juicio Justo y a la Asistencia Jurídica en África establecen
que “[l]a independencia de los órganos y funcionarios judiciales […] deben ser respetadas por el gobierno, sus
organismos y autoridades”. Ver también, Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, Principios
y Directrices relativos al Derecho a un Juicio Justo y a la Asistencia Jurídica en África, adoptados como parte
del informe de actividades de la Comisión en su 2ª Cumbre y reunión de Jefes de Estado de la Unión Africana,
celebrada en Maputo del 4 al 12 de julio de 2003, principios A.4.a. y l. Véase, además, Estándares Mínimos de
Independencia Judicial, adoptados por la Asociación Internacional de Abogados en 1982; Conferencia de
Presidentes de las Cortes Supremas de Asia y el Pacífico, Declaración de Beijing sobre los Principios relativos
a la Independencia de la Judicatura en la región de LAWASIA, aprobada en 1995 por la VI Conferencia, principio
3; Directrices de Latimer House para el Commonwealth sobre Supremacía Parlamentaria e Independencia
Judicial, adoptadas el 19 de junio de 1998 por representantes de la Asociación Parlamentaria del
24
independencia judicial se encuentra proclamada en las constituciones de los Estados que
han reconocido la competencia contenciosa de la Corte Interamericana, ya sea en forma
expresa o mediante la inclusión de específicas salvaguardas dirigidas a su protección 70.
70. En relación con lo anterior, la Corte considera pertinente señalar que la garantía
de independencia judicial de los tribunales electorales resulta indispensable dentro de
un sistema democrático, por cuanto estas instituciones forman parte de la columna
vertebral del sistema electoral y son el mecanismo de revisión judicial que garantiza la
realización de unas elecciones justas, libres y creíbles. La protección y preservación de
la independencia de los tribunales electorales previene interferencias indebidas de otros
poderes del Estado, especialmente del poder ejecutivo, en los mecanismos de control
jurisdiccional que protegen el ejercicio de los derechos políticos, tanto de los votantes,
como de los candidatos que participan en una contienda electoral. De esta forma, la
protección de la independencia judicial de los tribunales electorales constituye una
garantía para el ejercicio de los derechos políticos, esto es, para la efectiva participación
en la dirección de los asuntos públicos, votar y ser elegido, y tener acceso en condiciones
generales de igualdad a las funciones públicas.
25
electorales por otros poderes públicos afecta transversalmente a toda la institucionalidad
democrática, y en esa medida constituye un riesgo para el control del poder político y la
garantía de los derechos humanos, pues menoscaba las garantías institucionales que
permiten el control del ejercicio arbitrario del poder. Así, se imposibilita la existencia de
mecanismos jurisdiccionales que velen por la protección de los derechos políticos y, por
tanto, las garantías de inamovilidad y estabilidad de los jueces electorales deben ser
reforzadas. En ese sentido, la Corte considera que cualquier demérito o regresividad en
las garantías de independencia, estabilidad e inamovilidad de los tribunales electorales,
son inconvencionales en cuanto su efecto se puede traducir en un impacto sistémico
igualmente regresivo sobre el estado de derecho, las garantías institucionales y el
ejercicio de los derechos fundamentales en general. La protección de la independencia
judicial en este ámbito adquiere una relevancia especial en el contexto mundial y
regional actual de erosión de la democracia, en donde se utilizan los poderes formales
para promover valores antidemocráticos, vaciando de contenido las instituciones y
dejando solo su mera apariencia.
73. Por su parte, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (en adelante “el TEDH”)
ha establecido que el derecho a elecciones libres contiene obligaciones positivas que
“requieren la existencia de un sistema nacional para el examen eficaz de las demandas
y apelaciones individuales en cuestiones relativas a los derechos electorales” 75. El TEDH
ha señalado al respecto que la existencia de este sistema es una de las garantías
esenciales para la existencia de elecciones libres, y constituye un importante dispositivo
para lograr el cumplimiento de su deber positivo en virtud del Artículo 3 del Protocolo
No. 1 76. En esa lógica, ha establecido que para que el proceso de toma de decisiones
sobre impugnaciones sea eficaz, deben existir salvaguardas que eviten la arbitrariedad.
Estas salvaguardas requieren que los agravios de un demandante sean atendidos en
procedimientos que ofrezcan garantías adecuadas y suficientes para asegurar su estudio
efectivo de conformidad con el contenido del derecho a las elecciones libres 77.
73
Cfr. Comité de Derechos Humanos, Observación general No. 25 (57) de 27 de agosto de 1996 adoptado
en virtud del Artículo 40 (4) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (CCPR / C / 21 / Rev.1 /
Add.7), párr. 20.
74
Cfr. Comisión Europea para la Democracia por el Derecho (Comisión de Venecia). Código de Buenas
Prácticas en Materia Electoral, Directriz 3.3 e informe explicativo párr. 92.
75
Cfr. TEDH, Caso Mugemangango Vs. Bélgica [G.S], no. 310/15, Sentencia de 10 de julio de 2020, párr.
69, y Caso Davydov y otros contra Rusia, no. 75947/11, Sentencia de 30 de mayo de 2017, párr. 274.
76
Cfr. TEDH, Caso Mugemangango Vs. Bélgica [G.S], no. 310/15, Sentencia de 10 de julio de 2020, párr.
69, y Caso Davydov y otros contra Rusia, no. 75947/11, Sentencia de 30 de mayo de 2017, párr. 274.
77
Cfr. TEDH, Caso Mugemangango Vs. Bélgica [G.S], no. 310/15, Sentencia de 10 de julio de 2020, párr.
69, Caso Kovach Vs. Ucrania, no. 39424/02, Sentencia de 7 de mayo de 2008, párrs. 54 a 55; Caso Kerimova
26
2. Garantías judiciales
75. El incumplimiento de una de las garantías antes mencionadas conlleva una violación
de dicha disposición convencional 80. Asimismo, esta Corte ha señalado que las garantías
contempladas en el artículo 8.1 de la Convención son también aplicables al supuesto en
que alguna autoridad no judicial adopte decisiones que afecten los derechos de las
personas 81, tomando en cuenta que no le son exigibles aquellas propias de un órgano
jurisdiccional, pero sí debe cumplir con aquellas destinadas a asegurar que la decisión
no sea arbitraria 82.
76. Por su parte, el artículo 8.2 de la Convención establece las garantías mínimas que
deben ser aseguradas por los Estados en función del debido proceso legal 83. La Corte se ha
pronunciado en su jurisprudencia sobre el alcance de este artículo y ha establecido que no
se limita a procesos penales, sino que lo ha extendido, en lo pertinente, a procesos
administrativos seguidos ante autoridades estatales y a procesos judiciales de carácter no
penal en el ámbito constitucional, administrativo y laboral 84. Asimismo, ha indicado que,
tanto en estas como en otro tipo de materias, “el individuo tiene también derecho, en
general, al debido proceso que se aplica en materia penal” 85. Esto indica que las garantías
del artículo 8.2 de la Convención no son exclusivas de los procesos penales, sino que pueden
ser aplicadas a procesos de carácter sancionatorio. Lo que corresponde en cada caso es
Vs. Azerbaiyán, no. 20799/06, Sentencia de 30 de septiembre de 2010, párrs. 44 a 45, y Caso Riza y otros
Vs. Bulgaria, no. 48555/10 y 48377/10, Sentencia de 13 de octubre de 2015, párr. 143.
78
Cfr. Garantías Judiciales en Estados de Emergencia (arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana sobre
Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-9/87 del 6 de octubre de 1987. Serie A No. 9, párr. 27, y Caso
Colindres Schonenberg Vs. El Salvador, supra, párr. 63.
79
Cfr. Excepciones al Agotamiento de los Recursos Internos (arts. 46.1, 46.2.a y 46.2.b, Convención
Americana sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-11/90 del 10 de agosto de 1990. Serie A No.
11, párr. 28, y Caso Colindres Schonenberg Vs. El Salvador, supra, párr. 64.
80
Cfr. Caso Claude Reyes y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 19 de septiembre
de 2006. Serie C No. 151, párr. 119, y Caso Colindres Schonenberg Vs. El Salvador, supra, párr. 64.
81
Cfr. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú, supra, Sentencia de 31 de enero de 2001, párr. 71, y
Caso Colindres Schonenberg Vs. El Salvador, supra, párr. 65.
82
Cfr. Caso Claude Reyes y otros Vs. Chile, supra, párr. 119, y Caso Colindres Schonenberg Vs. El
Salvador, supra, párr. 65.
83
Cfr. Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de febrero de
2001. Serie C No. 72, párr. 137, y Caso Moya Solís Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 3 de junio de 2021. Serie C No. 425, párr. 68.
84
Cfr. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú, supra, párr. 70, y Caso Moya Solís Vs. Perú, supra, párr.
68.
85
Cfr. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú, supra, párr. 70, y Caso Moya Solís Vs. Perú, supra, párr. 68.
27
determinar las garantías mínimas que conciernen a un determinado proceso sancionatorio
no penal, según su naturaleza y alcance 86.
77. El cese del señor Aguinaga Aillón por una decisión del Congreso Nacional implicó
una afectación de sus derechos, ya que trajo como consecuencia la separación inmediata
de su cargo de vocal del TSE. Por lo tanto, este Tribunal examinará si fue acorde a las
garantías del debido proceso establecidas en el artículo 8 de la Convención Americana.
78. En relación con lo anterior, este Tribunal ha establecido que el artículo 8.1 de la
Convención garantiza que las decisiones en las cuales se determinen derechos de las
personas deben ser adoptadas por las autoridades competentes que la ley interna
determine. Por tanto, se deberá examinar si el Congreso tenía competencia para cesar
al señor Aguinaga Aillón como vocal del TSE.
79. Al respecto, en primer lugar, la Corte advierte que el artículo 130 de la Constitución
Política de 1998 preveía la atribución del Congreso de proceder al enjuiciamiento político de
los vocales TSE. Asimismo, de dicho artículo se desprende que los vocales del TSE podrían
ser enjuiciados políticamente “por infracciones constitucionales o legales, cometidas en el
desempeño del cargo” y que “[e]l Congreso podr[ía] censurarlos en el caso de declaratoria
de culpabilidad, por mayoría de sus integrantes”. Dicha disposición constitucional reconocía
que “la censura produciría la inmediata destitución del funcionario” 87.
80. En segundo lugar, el Tribunal advierte que el motivo que se expresó en la Resolución
No. 25-160 de 25 noviembre de 2004, mediante la cual el Congreso Nacional cesó a los
vocales del TSE, fue que “los vocales principales y suplentes del Tribunal Supremo Electoral
fueron designados sin considerar lo que establece el artículo 209 de la Constitucional Política
de la República y sus leyes” 88. De lo anterior se desprende con claridad que el Congreso
Nacional cesó a los vocales del TSE por la supuesta ilegalidad de la votación para su
designación, sin especificar norma alguna como base legal de la declaración de cese.
81. Asimismo, esta Corte advierte que la declaración de una posible ilegalidad
respecto del nombramiento efectuado por el Congreso Nacional correspondía a la
Jurisdicción de lo Contencioso Administrativo mediante una acción de lesividad, de forma
tal que si el Congreso consideraba que el acto de designación había sido irregular debió
acudir a dicha jurisdicción para que determinara si tal nominación era ilícita 89. De la
misma forma, de la prueba aportada al Tribunal se desprende que la única forma
mediante la cual era posible cesar a los vocales del TSE era mediante el juicio político
en aplicación del artículo 130, numeral 9 de la Constitución. Sin embargo, “[n]o existió
en contra del Tribunal Supremo Electoral, ni contra ninguno de sus vocales, un
procedimiento de fiscalización, como tampoco un juicio político […]” 90.
86
Cfr. Caso Maldonado Ordóñez Vs. Guatemala, supra, párr. 75, y Caso Moya Solís Vs. Perú, supra, párr. 68.
87
Cfr. Constitución Política de la República de Ecuador de 11 de agosto de 1998, artículo 130 (expediente
de prueba, folios 2278 y 2279).
88
Cfr. Resolución del Congreso Nacional No. R-25-160 de 25 de noviembre de 2004, publicada en el
Registro Oficial No. 378 (expediente de prueba, folios 1795 y 1796).
89
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 175.
90
Cfr. Versión escrita del peritaje de la señora Ruth Hidalgo, rendido en la audiencia pública celebrada el
8 de septiembre de 2022 en el marco del 151 Periodo Ordinario de Sesiones (expediente de prueba, folio 2733
y 2734).
28
82. En tercer lugar, la Corte considera pertinente reiterar las precisiones realizadas
sobre la faceta institucional y la dimensión objetiva de la independencia judicial
realizadas en los casos de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs.
Ecuador y del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador 91. La Corte
considera que las circunstancias del presente caso son análogas a las de dichos casos,
en el sentido que el cese de los vocales del TSE se produjo como parte de una destitución
masiva de jueces, particularmente de altas cortes en Ecuador en la época de los hechos,
lo cual constituyó no sólo un atentado contra la independencia judicial sino también
contra el orden democrático.
85. La Corte recuerda que, en el término de 14 días, se destituyó no solo a los vocales
del TSE, sino también a los integrantes de la Corte Suprema y del Tribunal
Constitucional, lo cual constituyó un actuar intempestivo totalmente inaceptable. Todos
estos hechos constituyeron una afectación a la independencia judicial. Ello permite, por
lo menos, concluir que en ese momento en Ecuador había un clima de inestabilidad que
afectaba a importantes instituciones del Estado. Asimismo, que los vocales se
encontraban impedidos para hacer uso del recurso de amparo frente a las decisiones
que el Congreso pudiera tomar en contra de ellos. La Corte resalta que estos elementos
permiten afirmar que es inaceptable un cese masivo y arbitrario de jueces por el impacto
negativo que ello tiene en la independencia judicial en su faceta institucional 93.
86. Con relación a los hechos específicos relacionados con el cese de los vocales del
TSE, la Corte resalta las conclusiones del perito Medardo Oleas, quien señaló lo
siguiente:
91
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párrs. 170 a 179, y
Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, supra, párrs. 207 a 227.
92
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, párr. 174, y Tribunal
Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, párr. 211.
93
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, párr. 174, y Tribunal
Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, párr. 211.
29
1.- La destitución y cese arbitrario de las altas cortes del país; Corte Suprema de Justicia,
Tribunal Constitucional y Tribunal Supremo Electoral alteró la institucionalidad democrática y
creó una crisis política sin precedentes en la historia republicana del Ecuador, que incluso dejó
sin a integración del Tribunal Constitucional y de la Corte Suprema de Justicia por varios
meses;
[…]
5.- Se irrumpió en el orden constituido por intereses claramente políticos, formándose una
coalición entre la Función Ejecutiva y mayoría del Congreso Nacional, con el fin de captar con
personal y autoridades afines a ellos en el Tribunal Constitucional, que era un órgano de
control de constitucionalidad; el Tribunal Supremo Electoral, con una doble competencia, el
cual organizaba las elecciones para las más altas dignidades del Estado, partiendo del
Presidente y Vicepresidente de la República, diputados, entre otros y resolvía los medios de
impugnación, recursos electorales, juzgaba cuentas e imponía sanciones; y, en la Corte
Suprema de Justicia, órgano de la Función Judicial;
[…]
7.- Se terminó abruptamente con los periodos de duración de los cargos de los [v]ocales de
Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo Electora, los cuales ya habían sido designados
por el propio Congreso Nacional y venían cumpliendo las funciones establecidas en la
Constitución y las leyes que los regulaban. Y en el caso de los Magistrados de la Corte
Suprema de Justicia […] se los cesó de forma inconstitucional e ilegal, quienes no tenían un
periodo fijo para el ejercicio de sus cargos conforme lo dispuesta en la Constitución vigente a
esa fecha 94.
88. En consecuencia, esta Corte concluye que, si bien el Congreso Nacional era el órgano
competente para destituir a los magistrados del Tribunal Electoral, sólo podía actuar en el
marco de las competencias establecidas por la Constitución y la ley. Por lo tanto, en el
presente caso actuó fuera del marco de sus competencias al adoptar la Resolución 25-160
por medio de la cual fue cesado el señor Aguinaga Aillón. Por esta razón, y por el
reconocimiento de responsabilidad del Estado, el Tribunal concluye que el Estado violó el
derecho del señor Aguinaga Aillón a que la decisión sobre la determinación de sus derechos
fuera realizada por una autoridad competente conforme a la legislación interna, en relación
con la garantía de la independencia judicial, que incluye la garantía a la estabilidad e
inamovilidad en el cargo, en términos del artículo 8.1 de la Convención Americana, en
relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento.
94
Cfr. Declaración pericial escrita de Medardo Oleas Rodríguez, rendida ante fedatario público (affidávit)
pág. 5 (expediente de prueba, folios 2765 y 2766).
30
89. Una vez se ha determinado que el órgano que llevó a cabo el proceso no era el
competente, y como lo ha hecho en otros casos 95, este Tribunal considera que no es
necesario entrar a examinar otras garantías establecidas en el artículo 8 de la
Convención. Por ello, la Corte no analizará los alegatos presentados por la Comisión y
los representantes respecto a la presunta vulneración de otras garantías judiciales.
Asimismo, tal como lo señaló en el caso de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello
y otros) Vs. Ecuador, la Corte considera que, debido al tipo de afectación a la separación
de poderes y la arbitrariedad de la actuación del Congreso Nacional, no es necesario
entrar en un análisis detallado de los alegatos de las partes respecto a si la decisión de
cese constituyó un acto de naturaleza sancionatoria, por lo que no examinará otros
aspectos relacionados con el eventual alcance que hubiera tenido el principio de legalidad
(artículo 9 de la Convención) en el presente caso.
3. Derechos políticos
92. En casos de ceses arbitrarios de jueces 98 y fiscales 99, esta Corte ha considerado
que este derecho se relaciona con la garantía de estabilidad o inamovilidad en el
cargo 100. El respeto y garantía de este derecho se cumplen cuando los criterios y
95
En similar sentido, en otros casos relacionados con jurisdicción penal militar, ha indicado que no es
necesario pronunciarse respecto de otros alegatos sobre independencia o imparcialidad del juez, así como
otras garantías, una vez que ha arribado a la conclusión que éste no era el competente. Cfr. Caso Cabrera
García y Montiel Flores Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de
noviembre de 2010, Serie C No. 220, párr. 201; Caso Rosendo Cantú y otra Vs. México. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2010. Serie C No. 216, párr. 161; Caso Fernández
Ortega y otros. Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de agosto
de 2010. Serie C No. 215, párr. 177; Caso Usón Ramírez Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2009. Serie C No. 207, párr. 124, y Caso Cantoral
Benavides Vs. Perú. Fondo. Sentencia de 18 de agosto de 2000. Serie C No. 69, párr. 115; (Quintana Coello
y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 181, y Colindres Schonenberg Vs. El Salvador, supra, párr. 91.
96
Cfr. Caso Reverón Trujillo Vs. Venezuela, supra, párr. 138, y Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de noviembre de 2022. Serie C No. 477, párr. 95.
97
Cfr. Caso Moya Solís Vs. Perú, supra, párr. 108 y Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay, supra, párr. 95.
98
Cfr. Inter alia, Caso Reverón Trujillo Vs. Venezuela, supra, párr. 138 y Caso Cuya Lavy y otros Vs. Perú,
supra, párr. 160.
99
Cfr. Caso Martínez Esquivia Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo y Reparaciones. Sentencia
de 6 de octubre de 2020. Serie C No. 412, párr. 115; Caso Casa Nina Vs. Perú, supra, párr. 97; Caso Moya
Solís Vs. Perú, supra, párr. 109; Caso Cuya Lavy y otros Vs. Perú, supra, párr. 160; Caso Nissen Pessolani Vs.
Paraguay, supra, párr. 96.
100
Cfr. Caso Martínez Esquivia Vs. Colombia, supra, párrs. 95 y 96; Caso Casa Nina Vs. Perú, supra, párr.
69; Caso Moya Solís Vs. Perú, supra, párr. 109, y Caso Cuya Lavy y otros Vs. Perú, supra, párr. 160.
31
procedimientos para el nombramiento, ascenso, suspensión y destitución sean
razonables y objetivos, y que las personas no sean objeto de discriminación en el
ejercicio de este derecho 101. A este respecto, la Corte ha indicado que la igualdad de
oportunidades en el acceso y la estabilidad en el cargo garantizan la libertad frente a
toda injerencia o presión política 102.
93. Como consecuencia del procedimiento al que fue sometido, el señor Aguinaga
Aillón fue destituido de su cargo de vocal del TSE. La Corte considera que esta destitución
constituyó un cese arbitrario debido a que fue realizado por un órgano incompetente y
mediante un procedimiento que no estaba establecido legalmente. Por tanto, este cese
arbitrario afectó indebidamente el derecho a permanecer en el cargo en condiciones de
igualdad del señor Aguinaga Aillón, en violación del artículo 23.1.c de la Convención
Americana.
4. Derecho al trabajo
95. La Corte encuentra que, para el análisis que realizará respecto al derecho a la
estabilidad laboral, resulta necesario considerar la simultaneidad con las violaciones a los
otros derechos conforme se desarrolló anteriormente104. Al respecto la Corte ha reconocido
que tanto los derechos civiles y políticos, como los económicos, sociales, culturales y
ambientales (en adelante “los DESCA”), son inescindibles, por lo que su reconocimiento y
goce indefectiblemente se guían por los principios universalidad, indivisibilidad,
interdependencia e interrelación 105. Lo anterior indica que ambas categorías de derechos
deben ser entendidas integralmente y de forma conglobada como derechos humanos, sin
jerarquías entre sí y como exigibles en todos los casos ante aquellas autoridades que
resulten competentes 106.
96. Debe considerarse, además, que los derechos humanos son interdependientes e
indivisibles por lo que no es admisible la hipótesis de que los DESCA queden abstraídos del
control jurisdiccional de este Tribunal 107.
101
Cfr. Caso Reverón Trujillo Vs. Venezuela, supra, párr. 138 y Caso Cuya Lavy y otros Vs. Perú, supra,
párr. 160.
102
Cfr. Caso Reverón Trujillo Vs. Venezuela, supra, párr. 72, y Caso Colindres Schonenberg Vs. El Salvador,
supra, párr. 94.
103
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras, supra, párr. 163 y Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay,
supra, párr. 99.
104
Cfr. Caso Lagos del Campo Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 31 de agosto de 2017. Serie C No. 340, párr. 143, y Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay, supra,
párr. 100.
105
Cfr. Caso Lagos del Campo Vs. Perú, supra, párr. 141 y Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay, supra,
párr. 100.
106
Cfr. Caso Lagos del Campo Vs. Perú, supra, y Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay, supra, párr. 100.
107
Cfr. Caso Guevara Díaz Vs. Costa Rica. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de junio de
2022. Serie C No. 453, párr. 57.
32
97. Esta Corte ha sostenido que el derecho al trabajo es un derecho protegido por el
artículo 26 de la Convención 108. En relación con lo anterior, este Tribunal ha advertido que
los artículos 45.b y c 109, 46 110 y 34.g 111 de la Carta de la OEA establecen una serie de
normas que permiten identificar el derecho al trabajo. En particular, la Corte ha notado que
el artículo 45.b de la Carta de la OEA establece que “b) [e]l trabajo es un derecho y un deber
social, otorga dignidad a quien lo realiza y debe prestarse en condiciones que, incluyendo un
régimen de salarios justos, aseguren la vida, la salud y un nivel económico decoroso para el
trabajador y su familia, tanto en sus años de trabajo como en su vejez, o cuando cualquier
circunstancia lo prive de la posibilidad de trabajar”. De esta forma, la Corte ha considerado
que existe una referencia con el suficiente grado de especificidad al derecho al trabajo para
derivar su existencia y reconocimiento implícito en la Carta de la OEA.
98. Respecto al contenido y alcance de este derecho, el Tribunal recuerda que el artículo
XIV de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre dispone que “[t]oda
persona tiene derecho al trabajo en condiciones dignas y a seguir libremente su vocación
[…]”. De igual forma, el artículo 6 del Protocolo de San Salvador establece que “[t]oda
persona tiene derecho al trabajo, el cual incluye la oportunidad de obtener los medios para
llevar una vida digna y decorosa a través del desempeño de una actividad lícita libremente
escogida o aceptada”. En el ámbito universal, la Declaración Universal de Derechos
Humanos establece que “[t]oda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su
trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el
desempleo”. Por su parte, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales (en adelante “PIDESC”) establece que “[l]os Estados Partes en el presente Pacto
108
Cfr. Caso Lagos del Campo Vs. Perú, supra, párrs. 142 y 145, Caso Trabajadores Cesados de Petroperú
y otros vs. Perú, Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Sentencia de 23 de noviembre de
2017, Serie C No. 344., párr. 192; Caso San Miguel Sosa y otras vs. Venezuela, Fondo, Reparaciones y Costas,
Sentencia de 8 de febrero de 2018, Serie C No. 348, párr. 220; y Caso Casa Nina vs. Perú, Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Sentencia de 24 de noviembre de 2020, Serie C No. 419, párrs.
103-110; Caso Palacio Urrutia y otros vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de
noviembre de 2021. Serie C No. 446, párrs. 153-160; Caso Federación Nacional de Trabajadores Marítimos y
Portuarios (FEMAPOR) vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo y Reparaciones. Sentencia de 1 de febrero
de 2022. Serie C No. 448, párrs. 107-111; Caso Pavez Pavez vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 4 de febrero de 2022. Serie C No. 449, párrs. 88-90; Caso Guevara Díaz vs. Costa Rica. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de junio de 2022. Serie C No. 453, párrs. 55-74; Caso Extrabajadores
del Organismo Judicial vs. Guatemala. Excepciones Preliminares, Fondo y Reparaciones. Sentencia de 17 de
noviembre de 2021. Serie C No. 445, párrs. 128-133, y Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay, supra, párr. 101.
109
Artículo 45 de la Carta de la OEA. - Los Estados miembros, convencidos de que el hombre sólo puede
alcanzar la plena realización de sus aspiraciones dentro de un orden social justo, acompañado de desarrollo
económico y verdadera paz, convienen en dedicar sus máximos esfuerzos a la aplicación de los siguientes
principios y mecanismos: […] b) El trabajo es un derecho y un deber social, otorga dignidad a quien lo realiza
y debe prestarse en condiciones que, incluyendo un régimen de salarios justos, aseguren la vida, la salud y
un nivel económico decoroso para el trabajador y su familia, tanto en sus años de trabajo como en su vejez,
o cuando cualquier circunstancia lo prive de la posibilidad de trabajar; c) Los empleadores y los trabajadores,
tanto rurales como urbanos, tienen el derecho de asociarse libremente para la defensa y promoción de sus
intereses, incluyendo el derecho de negociación colectiva y el de huelga por parte de los trabajadores, el
reconocimiento de la personería jurídica de las asociaciones y la protección de su libertad e independencia,
todo de conformidad con la legislación respectiva […].
110
Artículo 46 de la Carta de la OEA. - Los Estados miembros reconocen que, para facilitar el proceso de
la integración regional latinoamericana, es necesario armonizar la legislación social de los países en desarrollo,
especialmente en el campo laboral y de la seguridad social, a fin de que los derechos de los trabajadores sean
igualmente protegidos, y convienen en realizar los máximos esfuerzos para alcanzar esta finalidad.
111
Artículo 34.g de la Carta de la OEA. - Los Estados miembros convienen en que la igualdad de
oportunidades, la eliminación de la pobreza crítica y la distribución equitativa de la riqueza y del ingreso, así
como la plena participación de sus pueblos en las decisiones relativas a su propio desarrollo, son, entre otros,
objetivos básicos del desarrollo integral. Para lograrlos, convienen asimismo en dedicar sus máximos esfuerzos
a la consecución de las siguientes metas básicas: […] g) Salarios justos, oportunidades de empleo y
condiciones de trabajo aceptables para todos.
33
reconocen el derecho a trabajar, que comprende el derecho de toda persona a tener la
oportunidad de ganarse la vida mediante un trabajo libremente escogido o aceptado, y
tomarán medidas adecuadas para garantizar este derecho”.
99. Respecto a su contenido, este Tribunal ha precisado que la estabilidad laboral, como
parte del derecho al trabajo, no consiste en una permanencia irrestricta en el puesto de
trabajo, sino de respetar este derecho, entre otras medidas, otorgando protección al
trabajador a fin de que, en caso de despido o separación arbitraria, se realice bajo causas
justificadas, lo cual implica que el empleador acredite las razones suficientes para ello con
las debidas garantías, y frente a lo cual el trabajador pueda recurrir tal decisión ante las
autoridades internas, quienes deberán verificar que las causales imputadas no sean
arbitrarias o contrarias a derecho 112.
100. Como ha sido referido en esta Sentencia, la Corte concluyó que el TSE cumplía con
funciones jurisdiccionales en materia electoral y, por lo tanto, sus vocales, como el señor
Aguinaga Aillón, gozaban de las mismas garantías de independencia judicial que a jueces
en general debido a la naturaleza materialmente jurisdiccional de las funciones que
desempeñaban (supra párr. 59). Además, los jueces, al desempeñar funciones de
operadores de justicia, requieren gozar de garantías de estabilidad laboral como condición
elemental de su independencia para el debido cumplimiento de sus funciones. En el presente
caso, la Corte concluyó que la decisión del Congreso Nacional de cesar al señor Aguinaga
Aillón como vocal del TSE fue arbitraria, al actuar fuera del marco de sus competencias y no
cumplir con las garantías del debido proceso, lo que configuró también violación al derecho
a la estabilidad laboral, como parte del derecho al trabajo, que como trabajador del TSE le
asistía durante el tiempo que durara el ejercicio del cargo.
101. De conformidad con lo anterior, el Estado es responsable por la violación del derecho
a la estabilidad laboral, reconocido en el artículo 26 de la Convención, en relación con el
artículo 1.1 del mismo instrumento, en perjuicio del señor Aguinaga Aillón.
112
Cfr. Caso Lagos del Campo Vs. Perú, supra, párr. 150 y Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay, supra,
párr. 102.
34
103. Este Tribunal ha señalado que el artículo 25.1 de la Convención contempla la
obligación de los Estados Partes de garantizar, a todas las personas bajo su jurisdicción, un
recurso judicial sencillo, rápido, y efectivo ante juez o tribunal competente y efectivo contra
actos violatorios de sus derechos fundamentales 113. En cuanto a la efectividad del recurso,
la Corte ha establecido que para que tal recurso posea tal característica, no basta con
que esté previsto por la Constitución o la ley o con que sea formalmente admisible, sino
que se requiere que sea realmente idóneo para establecer si se ha incurrido en una
violación a los derechos humanos y proveer lo necesario para remediarla. No pueden
considerarse efectivos aquellos recursos que, por las condiciones generales del país o
incluso por las circunstancias particulares de un caso dado, resulten ilusorios 114. Ello
puede ocurrir, por ejemplo, cuando su inutilidad haya quedado demostrada por la
práctica, porque falten los medios para ejecutar sus decisiones o por cualquier otra
situación que configure un cuadro de denegación de justicia 115. Así, el proceso debe
tender a la materialización de la protección del derecho reconocido en el
pronunciamiento judicial mediante la aplicación idónea de dicha decisión 116.
104. Por otra parte, este Tribunal ha indicado que el artículo 8.1 de la Convención implica
que el Estado debe garantizar que la decisión que se produzca a través del procedimiento
llevado a cabo satisfaga el fin para el cual fue concebido. Esto último no significa que siempre
deba ser acogido sino que se debe garantizar su capacidad para producir el resultado para
el que fue concebido 117. Asimismo, en los casos previos relativos a destituciones de jueces
por parte del poder legislativo, la Corte ha señalado que los actos del proceso de
destitución seguidos ante el Congreso, que se hallan sometidos a normas legales que
deben ser puntualmente observadas, pueden, por eso mismo, ser objeto de una acción
o recurso judicial en lo que concierne al debido proceso legal 118. En el caso Tribunal
Constitucional Vs. Perú se señaló específicamente que “este control no implica valoración
alguna sobre actos de carácter estrictamente político atribuidos por la Constitución al
Poder Legislativo” 119.
113
Cfr. Caso Mejía Idrovo Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 5 de julio de 2011, Serie C No. 228, párr. 95, y Caso Colindres Schonenberg Vs. El Salvador, supra, párr.
101.
114
Cfr. Caso Ivcher Bronstein Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de febrero de 2001.
Serie C No. 7, párr. 137, y Caso Colindres Schonenberg Vs. El Salvador, supra, párr. 101.
115
Cfr. Caso Las Palmeras Vs. Colombia. Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 Noviembre de 2002.
Serie C No. 96, párr. 58, y Caso Colindres Schonenberg Vs. El Salvador, supra, párr. 101.
116
Cfr. Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá. Competencia. Sentencia de 28 de noviembre de 2003.
Serie C No. 104, párr. 73, y Caso Colindres Schonenberg Vs. El Salvador, supra, párr. 101.
117
Cfr. Caso Barbani Duarte y otros Vs. Uruguay. Fondo, Reparaciones y costas. Sentencia de 13 de
octubre de 2011. Serie C No. 234, párr. 122, y Caso Colindres Schonenberg Vs. El Salvador, supra, párr. 102.
118
Cfr. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú, supra, párr. 94, y Caso Colindres Schonenberg Vs. El
Salvador, supra, párr. 103.
119
Cfr. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú, supra, párr. 94, y Caso Colindres Schonenberg Vs. El
Salvador, supra, párr. 103.
35
designados tras la Resolución No. 25-160 del Congreso Nacional, mediante la cual se cesó
a los vocales que integraron dicho Tribunal hasta el 25 de noviembre de 2004 (supra párr.
44).
106. La Corte advierte que el recurso que tenía a su disposición el señor Aguinaga Aillón,
por mandato expreso del Tribunal Constitucional, era la acción de inconstitucionalidad. En
relación con dicha acción, la Corte destaca que, de conformidad con lo establecido en la
Constitución de la República de Ecuador, vigente en dicha época, la interposición de dicha
acción requería, bien que la misma fuera respaldada mediante la firma de 1.000 personas
en el “goce de sus derechos políticos”, bien que la misma fuera respaldada mediante informe
favorable del Defensor del Pueblo. Cabe señalar, además, que el objeto de dicha acción era
la de analizar la conformidad formal y sustancial de una norma o de un acto administrativo
con la Constitución, pero no ofrecía la posibilidad de reparar un derecho violado, finalidad
que sí tenía el recurso de amparo, al cual el señor Aguinaga Aillón no tuvo acceso.
[…] [f]ue imposible [ejercer una acción legal] tanto para mí como para los miembros del
Tribunal Constitucional y los miembros de la Corte Suprema de Justicia en razón de que el 2
de diciembre de 2004, el Tribunal Constitucional de ese entonces que reemplazó al Tribunal
Constitucional removido adoptó una resolución en la cual ordenaba a todos los jueces y
juzgados y tribunales del país, que no se admitan acciones de amparos para impugnar la
resolución R-25-160 y que en caso de que sean admitidos actuaran contra ley expresa y serán
sometidos a juzgamiento, de tal fuerte que se nos cerró las puertas de una tutela efectiva,
judicial de nuestros derechos e intereses 120.
109. Por otro lado, la Corte advierte que las consecuencias jurídicas respecto a la ausencia
de la posibilidad de recurrir el fallo, en los términos alegados por la Comisión, ya han sido
abordadas en el análisis relativo al artículo 25 de la Convención. Asimismo, en virtud del
reconocimiento de responsabilidad del Estado, la Corte concluye que el Estado es
responsable por la violación al artículo 8.2.h) de la Convención, en relación con los artículos
1.1 y 2 del mismo instrumento, en perjuicio del señor Aguinaga Aillón.
VIII
REPARACIONES
120
Cfr. Declaración del señor Aguinaga Aillón rendida en audiencia pública celebrada el día 8 de septiembre
de 2022 en el marco del 151 Periodo Ordinario de Sesiones.
121
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de julio de 1989.
Serie C No. 7, párr. 25, y Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay, supra, párr. 105.
36
111. La reparación del daño ocasionado por la infracción de una obligación
internacional requiere, siempre que sea posible, la plena restitución (restitutio in
integrum), que consiste en el restablecimiento de la situación anterior. De no ser esto
factible, como ocurre en la mayoría de los casos de violaciones a derechos humanos, el
Tribunal determinará medidas para garantizar los derechos conculcados y reparar las
consecuencias que las infracciones produjeron 122. Por tanto, la Corte ha considerado la
necesidad de otorgar diversas medidas de reparación a fin de resarcir los daños de
manera integral por lo que, además de las compensaciones pecuniarias, las medidas de
restitución, rehabilitación, satisfacción y garantías de no repetición tienen especial
relevancia por los daños ocasionados 123.
112. La Corte ha establecido que las reparaciones deben tener un nexo causal con los
hechos del caso, las violaciones declaradas, los daños acreditados, así como las medidas
solicitadas para reparar los daños respectivos. Por lo tanto, la Corte deberá observar
dicha concurrencia para pronunciarse debidamente y conforme a derecho 124.
A. Parte lesionada
114. Este Tribunal considera parte lesionada, en los términos del artículo 63.1 de la
Convención, a quienes han sido declaradas víctimas de la violación de algún derecho
reconocido en la misma. Por lo tanto, esta Corte considera como “parte lesionada” al
señor Carlos Julio Aguinaga Aillón quien, en su carácter de víctima de las violaciones
declaradas en el capítulo VII de la presente Sentencia, será beneficiario de las
reparaciones que la Corte ordene.
B. Medidas de restitución
115. La Comisión señaló que el Estado debía “[r]eincorporar a Carlos Julio Aguinaga
Aillón en un cargo similar al que desempeñaba, con la misma remuneración, beneficios
sociales y rango equiparables a los que les correspondería el día de hoy si no hubiera
sido cesado, por el plazo de tiempo que quedaba pendiente de su mandato.” Además,
indicó que, si por razones debidamente fundadas dicha reincorporación no fuera posible,
el Estado debía “pagar una indemnización alternativa”.
122
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Reparaciones y Costas, supra, párrs. 25 y 2, y Caso
Nissen Pessolani Vs. Paraguay, supra, párr. 106.
123
Cfr. Caso de la Masacre de Las Dos Erres Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2009. Serie C No. 211, párr. 226, y Caso Nissen Pessolani Vs.
Paraguay, supra, párr. 106.
124
Cfr. Caso Ticona Estrada Vs. Bolivia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de noviembre de
2008. Serie C No. 191, párr. 110, y Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay, supra, párr. 107.
125
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Reparaciones y Costas, supra, párrs. 25 a 27, y Caso
Deras García y otros Vs. Honduras, supra, párr. 94, y Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay, supra, párr. 108.
37
Aguinaga Aillón no existe en la actualidad, debido a la promulgación de la Constitución
Política de 2008, por lo que no sería procedente el reintegro a su puesto como vocal del
TSE. En virtud de este hecho, solicitaron una indemnización como forma de
compensación.
117. El Estado alegó en sus alegatos finales escritos que “no hubo violación a las
normas internacionales susceptibles de generar la responsabilidad del Estado”, por lo
que no sería procedente otorgar la medida solicitada por el señor Aguinaga.
118. La Corte determinó en el presente caso que el cese del señor Aguinaga Aillón fue
el resultado de una decisión que atentó contra las garantías judiciales, la independencia
judicial, los derechos políticos, el derecho al trabajo y la protección judicial (supra párrs.
55 a 109). La Corte advierte que la garantía de permanencia o estabilidad en el cargo y
la estabilidad laboral implicarían la reincorporación en el cargo del que fue
arbitrariamente cesado. Sin embargo, este Tribunal nota que, con la promulgación de la
Constitución Política de 2008, las atribuciones del TSE fueron distribuidas entre el
Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Contencioso Electoral 126. La Corte considera que,
con el advenimiento de estas modificaciones en el diseño constitucional del Estado, se
ha tornado imposible la efectiva reintegración del señor Aguinaga Aillón a su puesto
como vocal del TSE, o cualquier otra posición análoga en remuneración y competencia.
119. No obstante lo anterior, la Corte recuerda su jurisprudencia 127 según la cual los
casos en que no sea posible realizar el reintegro del juez separado de su cargo de manera
arbitraria, corresponderá ordenar una indemnización como compensación por la
imposibilidad de retornar a sus funciones como juez. En razón de lo anterior, la Corte
considera pertinente ordenar por ese motivo una indemnización, que será independiente
de las indemnizaciones que fije este Tribunal relacionadas con los daños material e
inmaterial. Por ello, la Corte fija la cantidad de USD$ 60.000,00 (sesenta mil dólares de
los Estados Unidos de América), como medida de indemnización para la víctima. Esta
suma debe ser pagada en el plazo máximo de un año a partir de la notificación de la
presente Sentencia.
C. Medidas de satisfacción
120. Los representantes solicitaron que se ordene al Estado que publique el resumen
oficial de la presente sentencia en un diario de amplia circulación nacional, en tamaño
de letra legible, y la sentencia en su integridad en los sitios web oficiales de la Corte
Constitucional, la Asamblea Nacional, el Consejo Nacional Electoral y la Corte Nacional
de Justicia. El Estado argumentó que las medidas de satisfacción solicitadas por los
representantes no son procedentes en tanto no existió en el caso bajo estudio violación
a las normas internacionales susceptibles de generar responsabilidad internacional del
Estado. La Comisión no realizó solicitudes específicas a este respecto.
121. La Corte dispone, como lo ha hecho en otros casos 128, que el Estado publique,
en el plazo de seis meses, contado a partir de la notificación de la presente Sentencia,
126
Cfr. Constitución Política de la República de Ecuador de 20 de octubre de 2008, artículo 217 (expediente
de prueba, folio 2489).
127
Cfr. Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela.
Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de agosto de 2008. Serie C No. 182, párr.
246, y Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay, supra, párr. 113.
128
Cfr. Caso Cantoral Benavides Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de diciembre de 2001.
Serie C No. 88, párr. 79, y Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay, supra, párr. 115.
38
en un tamaño de letra legible y adecuado, lo siguiente: a) el resumen oficial de la
presente Sentencia elaborado por la Corte, por una sola vez, en el Diario Oficial; b) el
resumen oficial de la presente Sentencia elaborado por la Corte, por una sola vez, en un
medio de comunicación de amplia circulación nacional en un tamaño de letra legible y
adecuado, y c) la presente Sentencia en su integridad, disponible por un período de un
año, en los sitios web oficiales de la Corte Constitucional, la Asamblea Nacional, el
Consejo Nacional Electoral y la Corte Nacional de Justicia. El Estado deberá informar de
forma inmediata a este Tribunal una vez que proceda a realizar cada una de las
publicaciones dispuestas, independientemente del plazo de un año para presentar su
primer informe, conforme a lo señalado en el punto resolutivo 9 de esta Sentencia.
123. La Corte recuerda que los hechos del presente caso ocurrieron en un contexto
de inestabilidad política, situación que habría derivado en la separación de los
magistrados de la Corte Suprema y los vocales del Tribunal Constitucional y el TSE.
Asimismo, este Tribunal advierte que Ecuador ha modificado la normativa aplicable en
la época de los hechos y ha reorganizado las instituciones estatales que se vieron
afectadas e involucradas en el presente caso. De esta forma, ante el cambio de
circunstancias contextuales, y las transformaciones normativas e institucionales, la Corte
no considera pertinente ordenar la realización de capacitaciones a las autoridades del
Estado en los términos planteados por los representantes. Por otra parte, la Corte estima
que las medidas de reparación ordenadas en la presente Sentencia son suficientes y
adecuadas en relación a las violaciones declaradas, y para la prevención de situaciones
similares en el futuro. En consecuencia, no ordenará la adopción de medidas de
reparación adicionales.
E. Indemnizaciones compensatorias
39
viajes al exterior a seminarios, conferencias, observaciones electorales u otras
actividades, viáticos, prestaciones y/o servicios que correspondía percibir el señor
Aguinada Aillón”. En virtud de lo anterior, estimaron la reparación material en la suma
de US$ 302.998,95. Adicionalmente, los representantes indicaron que, sobre el monto
calculado, debían pagarse intereses correspondientes al periodo de diecisiete años que
ha transcurrido desde el inicio del litigio en el Sistema Interamericano.
128. Este Tribunal nota que los representantes aportaron un informe pericial para
motivar su pretensión en cuanto a la indemnización del daño material del señor Aguinaga
Aillón, el cual contiene un análisis contable para determinar el lucro cesante respecto de
las remuneraciones dejadas de percibir por la víctima desde que fue cesado de su cargo
el 25 de noviembre de 2004, hasta el momento en que concluía el periodo para el cual
fue nombrado, el 14 de enero de 2007. Para el cálculo correspondiente, tomó en cuenta
distintos rubros; entre ellos: el pago de remuneraciones, bonos, vacaciones no gozadas,
años de servicio y beneficios sociales 130. La reparación material calculada en dicho
informe respecto a los ingresos que dejó de percibir el señor Aguinaga Aillón en las
fechas indicadas asciende al valor de USD$ 302.998,65 (trescientos dos mil novecientos
noventa y ocho dólares con sesenta y cinco centavos de los Estados Unidos de América).
Este Tribunal nota que el Estado no formuló consideraciones específicas sobre la suma
por concepto de lucro cesante calculada en el peritaje aportado por los representantes.
129
Cfr. Caso Bámaca Velásquez Vs. Guatemala. Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de febrero de
2002. Serie C No. 91, párr. 43, y Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay, supra, párr. 126.
130
Cfr. Informe pericial contable de la señora Carla Renata Martínez Yerovi de 12 de agosto de 2021
(expediente de prueba, folios 2043 a 2054).
40
130. En virtud de lo anterior, esta Corte considera razonable ordenar al Estado el pago
de una indemnización de USD$ 302.998,65 (trescientos dos mil novecientos noventa y
ocho dólares con sesenta y cinco centavos de los Estados Unidos de América) por
concepto de lucro cesante en favor del señor Aguinaga Aillón correspondiente a las
remuneraciones dejadas de percibir, desde el cese de su cargo, el 25 de noviembre de
2004, y hasta la fecha prevista para el fin de su nombramiento, el 14 de enero de 2007.
La Corte advierte que no se desprende del expediente que el señor Aguinaga Aillón haya
tenido algún empleo público con posterioridad a su cese como vocal del TSE, ni que el
Estado haya alegado dicha cuestión, por lo que el Estado deberá pagar la suma antes
señalada de manera íntegra 131. Esta suma debe ser pagada en el plazo máximo de un
año a partir de la notificación de la presente Sentencia, en los términos del punto
resolutivo número 8.
133. El Estado argumentó que el señor Aguinaga Aillón no logró acreditar que el cese
de sus funciones como vocal del TSE en el año 2004 afectó su trayectoria de vida política.
Aunado a lo anterior, arguyó que no es razonable responsabilizar al Estado por el
truncamiento de una carrera política dado que esta actividad está sujeta a una
multiplicidad de factores “inestables” e “incontrolables”.
131
Cfr. Mutatis mutandi, Nissen Pessolani, párr. 127.
132
Cfr. Caso Loayza Tamayo Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de noviembre de 1998,
Serie C, No. 42, párr. 147, y Caso Casa Nina Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 24 de noviembre de 2020. Serie C, No.419, párr. 154.
133
Cfr. Caso Loayza Tamayo Vs. Perú, supra, párr. 147, y Caso Casa Nina Vs. Perú, supra, párr. 154.
41
desarrollo personal, profesional y familiar, posibles en condiciones normales 134.
135. Esta Corte también ha señalado que el daño al proyecto de vida implica la pérdida
o el grave menoscabo de oportunidades de desarrollo personal, en forma irreparable o
muy difícilmente reparable 135. Entre otras medidas, la Corte también ha ordenado en
casos particulares una compensación relativa a este tipo de daño 136. En el presente caso,
el alegato del daño al proyecto de vida del señor Aguinaga Aillón alude a una interrupción
de su desarrollo profesional como resultado de su cese como vocal del TSE. Este Tribunal
considera que el cese arbitrario del señor Aguinaga Aillón produjo un efecto perjudicial
en el desarrollo de su vida personal y profesional, así como de su estado anímico.
F. Costas y gastos
137. Los representantes indicaron que han incurrido en una serie de gastos
vinculados al trámite del caso ante el Sistema Interamericano. En concreto, señalaron
que han hecho erogaciones relativas a la celebración de la audiencia pública, envío de
documentos y de papelería, reproducción de documentos, movilización, hospedaje,
alimentación y honorarios de expertos y abogados. En virtud de lo anterior, solicitaron
que se fije en equidad la suma correspondiente a las costas y gastos del proceso. El
Estado alegó que como no existió ninguna violación susceptible de generar
responsabilidad estatal, no es procedente otorgar costas y gastos a favor del señor
Aguinaga Aillón. Aunado a lo anterior, señaló que, por tratarse de alegados desembolsos
económicos por gestiones realizadas en el trámite del caso se debe exigir que los
representantes relacionen sus reclamos con comprobantes, cosa que no sucedió en el
caso concreto.
134
Cfr. Caso Tibi Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 7 de
septiembre de 2004, Serie C, No. 114, párr. 245, y Caso Casa Nina Vs. Perú, supra, párr. 154.
135
Cfr. Caso Loayza Tamayo Vs. Perú, supra, párr. 150, y Caso Casa Nina Vs. Perú, supra, párr. 154.
136
Cfr. Caso de la Masacre de Las Dos Erres Vs. Guatemala, supra, y Caso Casa Nina Vs. Perú, supra, párr.
154.
42
139. El Estado deberá efectuar el pago de las indemnizaciones por concepto de
restitución, daño material e inmaterial y reintegro de costas y gastos establecidas en la
presente Sentencia directamente a las personas indicadas en la misma, dentro del plazo
de un año contado a partir de la notificación de la presente Sentencia, sin perjuicio de
que pueda adelantar el pago completo en un plazo menor, en los términos de los
siguientes párrafos.
140. En caso de que los beneficiarios hayan fallecido o fallezcan antes de que les sea
entregada la cantidad respectiva, esta se entregará directamente a sus
derechohabientes, conforme al derecho interno aplicable.
141. El Estado deberá cumplir con las obligaciones monetarias mediante el pago en
dólares de los Estados Unidos de América.
144. En caso de que el Estado incurriera en mora, deberá pagar un interés sobre la
cantidad adeudada correspondiente al interés bancario moratorio en Ecuador.
43
IX
PUNTOS RESOLUTIVOS
LA CORTE
DECIDE,
Por unanimidad:
DECLARA,
Disienten los jueces Humberto Antonio Sierra Porto y Patricia Pérez Goldberg.
Y DISPONE
44
6. Esta Sentencia constituye, por sí misma, una forma de reparación.
8. El Estado pagará las cantidades fijadas en los párrafos 119, 130 y 136 de la
presente Sentencia, por concepto de indemnización, daños materiales e inmateriales, y
por el reintegro de costas y gastos, en los términos de los párrafos 139 a 144.
Los Jueces Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot y Rodrigo Mudrovitsch, Humberto Antonio
Sierra Porto, y la Jueza Patricia Pérez Goldberg, dieron a conocer sus votos individuales
concurrentes y parcialmente disidentes.
45
VOTO CONCURRENTE Y PARCIALMENTE DISIDENTE DE LOS JUECES
EDUARDO FERRER MAC-GREGOR POISOT
Y RODRIGO MUDROVITSCH
I. INTRODUCCIÓN
2. La Sentencia en el caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador (en adelante “la Sentencia”) 1, —
cuyos hechos y contexto se relacionan con dos sentencias emitidas hace una década 2—,
constituye un importante aporte a la línea jurisprudencial en materia de independencia
judicial. La Sentencia se suma a la aproximación seguida por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos (en adelante “la Corte IDH” o “el Tribunal Interamericano”) en la amplia
jurisprudencia en materia de independencia judicial desarrollada en casos emblemáticos como
el caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú (2001) y que ha sido reiterada y fortalecida
durante más de 20 años 3.
1
Cfr. Aguinaga Aillón Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de enero de 2023.
2
Caso de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de agosto de 2013. Serie C No. 266; y Caso del Tribunal Constitucional
(Camba Campos y otros) Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de
agosto de 2013. Serie C No. 268.
3
Cfr. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de enero de
2001. Serie C No., párrs. 73 a 75; Caso Palamara Iribarne Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22
de noviembre de 2005. Serie C No. 135, párrs. 145 y 156; Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo
Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de
agosto de 2008. Serie C No. 182, párrs. 43 a 45, 84 y 138; Caso Reverón Trujillo Vs. Venezuela. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de junio de 2009. Serie C No. 197, párrs. 67, 68, 70 a 81; Caso
Chocrón Chocrón Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de julio de
2011. Serie C No. 227, párrs. 97 a 100; Caso Atala Riffo y niñas Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 24 de febrero de 2012. Serie C No. 239, párr. 186; Caso de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros)
Vs. Ecuador. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de agosto de 2013. Serie C No.
266, párrs. 144 a 154; Caso del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de agosto de 2013. Serie C No. 268, párrs. 188 a 198;
Caso Argüelles y otros Vs. Argentina. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de
noviembre de 2014. Serie C No. 288, párr. 147; Caso López Lone y otros Vs. Honduras. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de octubre de 2015. Serie C No. 302, párrs. 190 a 199; Caso Valencia Hinojosa
3. Este caso aborda, por primera vez, la destitución de un juez desde la
perspectiva del derecho al trabajo, en su dimensión a la estabilidad laboral, protegido
por el artículo 26 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (en adelante
“la Convención”). La Corte IDH reitera que para los operadores de justicia también
es necesario que se les dote de “estabilidad laboral” como garantía diferenciada y
reforzada de la independencia judicial, cuyo contenido es distinto de la garantía de
“estabilidad/permanencia en el cargo” (art. 23.1.c de la Convención 4). Como lo
hemos expresado en otra ocasión, cada derecho tiene su propio ámbito de protección,
lo que permite su incidencia simultánea y no excluyente, bajo una concepción global
e integral de la protección de la persona humana 5.
2
procedimiento ad hoc, no previsto en la Constitución y legislación ecuatoriana para
destituir a la víctima.
8. En ese sentido y para una mayor claridad, el presente voto (II) explica el
contexto en que se desarrollan los hechos del presente caso, cuyo abordaje resulta
relevante para entender las consecuencias jurídicas de los actos y omisiones del
Estado que afectaron los derechos del señor Carlos Julio Aguinaga Aillón, como
integrante del Tribunal Supremo Electoral (párrs. 9-13); (III) destaca los aspectos
centrales de los criterios sostenidos por la Corte IDH en materia de independencia
judicial, los cuales cobran especial relevancia cuando se trata de un tribunal electoral,
por su vinculación intrínseca con el sistema democrático y el ejercicio de los derechos
políticos (párrs. 14-20); (IV) aborda la importancia y novedad que el caso representa
respecto a la vulneración del derecho al trabajo en casos de destitución arbitraria de
jueces (párrs. 21-25); (V) expresa nuestro respetuoso disenso sobre la ausencia de
análisis respecto de la violación al principio de legalidad, explícitamente invocado y
solicitado por la Comisión Interamericana y los Representantes de la víctima (párrs.
26-41); y finalmente, (VI) presenta una breve conclusión a la luz de lo expuesto
(párr. 42-46).
II. CONTEXTO
7
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párrs. 37 y 84.
8
El artículo 66.2 de la Convención Americana establece: “[s]i el fallo no expresare en todo o en
parte la opinión unánime de los jueces, cualquiera de éstos tendrá derecho a que se agregue al fallo su
opinión disidente o individual”. Asimismo, véanse los artículos 24.3 del Estatuto y 32.1 a), 65.2 y 67.4
del Reglamento, ambos de la Corte IDH.
3
10. Los hechos del caso concreto, específicamente el cese del señor Aguinaga
Aillón como vocal del Tribunal Supremo Electoral (en adelante, “TSE”), se encuadran
dentro del contexto de cese de los integrantes de las altas cortes en Ecuador, ocurrido
en el 2004, en un ambiente de clara inestabilidad política. Este contexto, que ya
había sido abordado por el Tribunal Interamericano en los casos de la Corte Suprema
de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, y del Tribunal Constitucional
(Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, fue reiterado en el presente caso 9. En efecto,
en los casos antes señalados, la Corte IDH advirtió cómo entre los años de 1996 y
2007 se desempeñaron siete Presidentes de la República, de los cuales ninguno pudo
terminar su mandato de cuatro años. Esta inestabilidad también alcanzó al Poder
Judicial, el cual “en algunos momentos [fue] intervenid[o] desde el poder político, de
forma que ‘[e]n Ecuador, la independencia de la Corte Suprema de Justicia ha sido
comprometida, y la institución instrumentalizada a lo largo de la historia” 10.
9
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 42 a 62;
Caso del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, supra, párrs. 43-48, y Caso
Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párrs. 32 a 34 y 38.
10
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 40; Caso
del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 41; y Caso Aguinaga Aillón
Vs. Ecuador, supra, párr. 33.
11
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 64, y Caso
del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 55, y Caso Aguinaga Aillón
Vs. Ecuador, supra, párr. 38.
4
independencia judicial. Ello permite, por lo menos, concluir que en ese
momento en Ecuador había un clima de inestabilidad institucional que afectaba
a importantes instituciones del Estado. Asimismo, que los vocales se
encontraban impedidos para hacer uso del recurso de amparo frente a las
decisiones que el Congreso pudiera tomar en contra de ellos. La Corte resalta
que estos elementos permiten afirmar que es inaceptable un cese masivo y
arbitrario de jueces por el impacto negativo que ello tiene en la independencia
judicial en su faceta institucional 12.
12. De lo antes descrito resulta claro que la destitución del señor Aguinaga Aillón,
mediante la Resolución No. 25-160 del Congreso, ocurrió en el marco de una evidente
actuación del Congreso en un clima políticamente contaminado por los juicios penales
que eran llevados a cabo en contra de distintos personajes de la vida política en
Ecuador. Estos juicios, por supuesto, serían resueltos por el Poder Judicial.
12
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 174; y
Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 211, y Caso Aguinaga Aillón
Vs. Ecuador, supra, párrs. 84 y 85.
13
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párr. 63.
5
judiciales o porque se ha cumplido el término o período del mandato; (ii) que
las juezas y los jueces solo pueden ser destituidos por faltas de disciplina
graves o incompetencia, y (iii) que todo proceso seguido contra juezas y
jueces debe resolverse de acuerdo con las normas de comportamiento judicial
establecidas y mediante procedimientos justos, objetivos e imparciales, según
la Constitución o la ley. Ello deviene imperativo, en tanto la libre remoción de
las autoridades judiciales fomenta la duda objetiva sobre la posibilidad efectiva
que tienen de ejercer sus funciones sin temor a represalias 14.
18. Este último punto es importante resaltarlo, pues la Corte IDH estableció en la
Sentencia que precisamente por la importancia que tiene para la democracia, el
mecanismo de selección y remoción de jueces electorales debe ser coherente con los
principios de un sistema democrático y en ese sentido la protección de sus derechos
debe ser reforzada. La anterior afirmación se sustenta en los criterios de
independencia judicial que fueron mencionados con anterioridad, pero también parte
de una observación sobre los retos actuales que enfrentan las democracias en nuestra
región. En efecto, hemos observado cómo en distintos países ha habido intentos por
debilitar o cooptar a las instituciones encargadas de la organización de las elecciones,
o bien de afectar la independencia de los órganos judiciales especializados para
resolver controversias en materia electoral. Por esta razón, en definitiva, proteger la
integridad de los tribunales electorales como sistema, y de los jueces electorales
14
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párr. 64.
15
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párrs. 65-66.
16
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párr. 70.
6
como individuos, constituye un aspecto fundamental para la defensa de la vigencia
de la democracia y de la eficacia de los derechos políticos 17.
17
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párr. 71.
18
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párr. 88.
19
Cfr. Caso Lagos del Campo Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 31 de agosto de 2017. Serie C No. 340, párr. 143.
20
Cfr. Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párr. 97.
21
Cfr. Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párr. 99.
22
Cfr. Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay supra, párr. 103.
7
23. Esta apreciación constituye un reconocimiento respecto de la especificidad que
gozan los derechos laborales para los funcionarios públicos, incluidos aquellos que
ocupen altos cargos. Por esta razón, la declaración de violación del derecho a la
estabilidad laboral del señor Aguinaga Aillón ante la evidente arbitrariedad de su cese
constituye un aporte en la jurisprudencia interamericana y demuestra la interrelación
que existe entre los distintos derechos humanos que protege la Convención
Americana.
24. Tal y como lo hemos expresado en otro caso reciente 23, la dimensión global e
integral de los derechos desde la Convención Americana, supone analizar los hechos
a través de la incidencia simultánea de los artículos respectivos, bajo el presupuesto
de que la hermenéutica más adecuada de la Convención Americana es la que la toma
en su integridad, sin invocar nunca un derecho humano en detrimento de los demás.
Así, en aquella oportunidad, al distinguir los ámbitos de protección de estos derechos,
señalamos que la estabilidad en el cargo desde la perspectiva del artículo 23.1.c del
Pacto de San José, deviene del hecho per se de ser funcionario público; mientras que
la estabilidad laboral, desde la perspectiva del artículo 26 del mismo tratado, se funda
en la esencia de “ser trabajador”, con independencia de si pertenece a la rama pública
o privada. Claramente un funcionario público es un trabajador, pero no todo
trabajador es un funcionario público; por ello, entendemos que existe una doble
protección, desde los artículos 23.1.c (derechos políticos) y 26 (derecho al trabajo),
en el caso de trabajadores en el ejercicio de la función pública víctimas de ceses
arbitrarios.
25. De ahí que, en este caso, no solo se declara la violación de los derechos
relativos al acceso a las funciones públicas en condiciones generales de igualdad,
previstos en el artículo 23.1.c de la Convención (debido a que esta tiene su relación
con la garantía de “estabilidad e inamovilidad del cargo”), sino también de la
“estabilidad laboral” como parte del derecho al trabajo de los juzgadores, protegido
por el 26 de la Convención.
26. Por otro lado, a pesar de sus virtudes, consideramos que la Sentencia es omisa
respecto de un punto central: la violación al principio de legalidad. Tanto la Comisión,
como los representantes de la víctima, alegaron que el Estado violó el artículo 9 de
la Convención al imponer una sanción al señor Aguinaga Aillón al momento de cesarlo
del cargo y ello sin una causal previamente establecida sin que la normatividad
ecuatoriana lo previera. En ese sentido, la Comisión Interamericana argumentó que
“el carácter sancionatorio de este acto del Estado, y la consecuente determinación
de las garantías aplicables no se deriva, como en otros casos, del carácter formal del
proceso” 24.
23
Cfr. Voto razonado conjunto de los jueces Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot y Rodrigo Mudrovitsch,
en el caso Benites Cabrera y Otros Vs. Perú, supra, párrs. 7 y 33.
24
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párr. 47.
8
sido realizada sin haber contado con una causal de destitución y en un procedimiento
ad hoc. En aquella oportunidad, el Estado ecuatoriano señaló lo siguiente:
28. En los referidos casos Quintana Coello y Camba Campos, el Estado reconoció
su responsabilidad internacional respecto a la violación del artículo 9 de la Convención
Americana relacionada con el cese de los juzgadores. En el segundo de los casos
mencionados (Camba Campos), el Estado aceptó su responsabilidad internacional por
la violación de dicho dispositivo “en virtud de que no se contó con una causal
determinada en la ley para la separación de los cargos de las presuntas víctimas”. El
Estado precisó que “si bien es cierto el Congreso Nacional podía efectuar un análisis
constitucional y legal, éste debía contener mecanismos claros para someter a revisión
la duración y estabilidad de los cargos de los ex vocales del Tribunal Constitucional,
la falta de certeza legal respecto de las causales de separación de los ex magistrados
le impone al Estado reconocer su responsabilidad internacional al respecto” 26
(subrayado nuestro).
29. En el presente caso relativo a la destitución de la víctima como vocal del TSE,
la mayoría consideró que, dada la falta de competencia del Congreso Nacional para
cesar en el cargo al señor Aguinaga Aillón, no era necesario analizar si la decisión del
cese del señor Aguinaga Aillón constituyó un acto sancionatorio a la luz del artículo
9 de la Convención 27. Es en este punto que consideramos que la mayoría omitió un
aspecto central del caso al no analizar si se trató de una sanción —como de hecho
fue— y realizar un análisis de sus consecuencias. En ese sentido, la omisión de la
mayoría debilitó el análisis jurídico de las violaciones ocurridas en perjuicio del señor
Aguinaga Aillón, la cual fue resultado, a nuestro juicio, de una decisión sancionatoria
y abiertamente contraria por parte del Congreso Nacional a las garantías reforzadas
que brinda la Convención a favor de los operadores de justicia.
25
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 21.
26
Cfr. Caso del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 14.
27
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párr. 89.
9
31. En ese sentido, nos parece claro que el cese del señor Aguinaga Aillón, así
como del resto de magistrados y vocales cesados de las Altas Cortes constituyó, en
el plano material, una sanción encubierta que impactó la esfera laboral, económica y
personal de los cesados. En consecuencia, consideramos, tal como lo hicieron la
Comisión y los representantes, y como lo reconoció el Estado en los dos casos
anteriores (casos Quintana Coello y Camba Campos), que el acto legislativo por
medio del cual fue cesado el señor Aguinaga Aillón tuvo naturaleza sancionatoria, y
en esa medida constituyó una expresión del poder punitivo del Estado que debió
analizarse de conformidad con lo establecido en el artículo 9 de la Convención;
teniendo en cuenta que a la luz de la jurisprudencia de este Tribunal, dicho precepto
no solo aplica en materia penal, sino también en procesos y procedimientos
sancionatorios 28.
32. Cabe recordar que, para fundamentar la aplicabilidad del artículo 9 a los
procedimientos de naturaleza administrativa o disciplinaria, desde el caso Baena
Ricardo vs. Panamá, la Corte IDH se ha referido a la similitud de sus efectos sobre
los derechos de los acusados, en la medida en que ambos "implican menoscabo,
privación o alteración de los derechos de las personas". En este caso, no cabe duda
de que el proceso ad hoc llevado a cabo contra la víctima no sólo tenía como finalidad
restringir sus derechos, sino que efectivamente logró ese propósito al promover la
destitución del señor Aguinaga Aillón, por lo que los estándares de legalidad
derivados del citado dispositivo convencional son plenamente aplicables al caso
objeto de análisis.
33. En la propia Sentencia, siguiendo los dos casos anteriores de hace una década,
se reconoce que “la unión del gobierno de turno con el partido político que lideraba
el expresidente Bucaram muestra indicios sobre cuáles habrían podido ser los
motivos o propósitos para querer separar a los magistrados de la Corte Suprema y
los vocales del Tribunal Constitucional, particularmente, la existencia de un interés
en anular los juicios penales que llevaba a cabo la Corte Suprema en contra del
expresidente Bucaram 29.
28
Cfr. Caso Baena Ricardo y otros (“270 trabajadores vs. Panamá”). Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 2 de febrero de 2001. Serie C No. 72, párr. 106.
29
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párr. 84; Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana
Coello y otros) Vs. Ecuador, párr. 174, y Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador,
párr. 211.
30
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párr. 177.
10
carácter sancionatorio” 31.
36. De esta manera, estimamos que la Corte IDH debió pronunciarse sobre lo
alegado y expresamente pedido por la Comisión Interamericana y los representantes
de la víctima respecto de la violación al artículo 9 de la Convención, dada la gravedad
de los hechos y atendiendo a las motivaciones reales que originaron el cese de los
integrantes de las Altas Cortes en Ecuador al momento de los hechos. No debe pasar
inadvertido que en la propia Sentencia se reconoce “un actuar intempestivo
totalmente inaceptable” por parte del Congreso Nacional y que dados los hechos “es
inaceptable un cese masivo y arbitrario de jueces por el impacto negativo que ello
tiene en la independencia judicial en su faceta institucional” 32.
37. Así, teniendo como punto de partida que el acto de cese fue materialmente
sancionatorio, la Sentencia debió señalar que la Resolución No. 25-160 no estableció
la existencia de causales por las cuales fueron cesados los vocales del TSE, sino que
fueron cesados por la supuesta ilegalidad de su nombramiento realizado casi dos
años antes. La Constitución Política de 1998 otorgaba competencia al Congreso
Nacional para remover de su cargo a los vocales del TSE por medio de un juicio
político, o por fiscalización, pero no por la ilegalidad del proceso de nombramiento.
Lo anterior implicó que los vocales fueron cesados en aplicación de causales y
procedimientos distintos a aquellos establecidos en la ley, lo que debió ser analizado
a la luz del principio de legalidad.
39. Así, era necesario abordar y analizar la verdadera motivación que originó la
destitución de la víctima 34, y si al tener una motivación sancionatoria este
procedimiento podría considerarse como “un procedimiento sancionatorio de facto”,
31
Cfr. Caso de la Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 13.
32
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párr. 85.
33
Cfr. Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá, supra, párr. 106, y Caso Urrutia Laubreaux Vs. Chile.
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de agosto de 2020. Serie C No.
409, párr. 129.
34
Al respecto, la Corte IDH ya ha analizado, con base al contexto y “la desviación de poder”, las
intenciones reales de ciertos actos de autoridad y cómo estas intenciones lesionan derechos protegidos
por la Convención Americana. Mutatis mutandis, Caso Granier y otros (Radio Caracas Televisión) Vs.
Venezuela. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de junio de 2015.
Serie C No. 293, párr. 189 y Caso San Miguel Sosa y otras Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 8 de febrero de 2018. Serie C No. 348, párr. 122. En el voto concurrente del juez Eduardo
Ferrer Mac-Gregor, emitido en el caso Quintana Coello y otros se indicó que: “[l]a desviación de poder
implica una extralimitación en una función asignada a un agente estatal. Se trata de una figura que exige
que la autoridad tenga la facultad o competencia para tomar la decisión respectiva […]”. En igual sentido,
pueden verse las consideraciones emitidas sobre la desviación de poder y los motivos reales que originaron
las violaciones, en aquel caso, en el voto emitido del juez Eduardo Ferrer Mac-Gregor, en el caso Caso del
Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de agosto de 2013. Serie C No. 268, párrs. 120 a 140.
11
debido a su naturaleza y la finalidad que perseguía, lo cual, a nuestro juicio, ocurrió
en el caso del señor Aguinaga Aillón.
VI. CONCLUSIÓN
43. Si bien el cese del señor Aguinaga Aillón como vocal del TSE está
estrechamente relacionado con los casos de la Corte Suprema de Justicia (Quintana
Coello y otros), y del Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros), resueltos por
este Tribunal Interamericano hace una década, goza también de especificidad, al
tratarse de la afectación de la independencia judicial de un tribunal electoral.
44. En efecto, el cese de todos los integrantes del Tribunal Supremo Electoral
además de constituir una “desestabilización del orden democrático” al producirse una
ruptura en la separación e independencia de los poderes públicos, también repercute
sustancialmente en el régimen democrático, a la luz de Carta Democrática
Interamericana. De ahí que resulta fundamental la garantía de la independencia
judicial de los tribunales electorales, en tanto “forman parte de la columna vertebral
del sistema electoral y son el mecanismo de revisión judicial que garantiza la
realización de unas elecciones justas, libres y creíbles” 37, a la vez que son órganos
independientes que garantizan el ejercicio de los derechos políticos de los
ciudadanos.
35
Cfr. Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá, supra, párr. 106, y Caso Maldonado Ordóñez Vs.
Guatemala, supra, párr. 89
36
Cfr. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 174;
Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) Vs. Ecuador, supra, párr. 211, y Caso Aguinaga Aillón
Vs. Ecuador, supra, párr. 93;
37
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador, supra, párr. 70.
12
45. Esta especificidad también comprende la reiteración sobre la importancia de
la estabilidad laboral, como una manifestación del derecho al trabajo de las juezas y
jueces, y las consecuencias que de ello derivan. Sobre el particular, este es el primer
caso donde se protege de manera directa el derecho al trabajo por el cese arbitrario
de un juzgador, a la luz del artículo 26 del Pacto de San José, lo que abona a la
jurisprudencia interamericana sobre la materia 38.
38
Con anterioridad, este Tribunal Interamericano se había pronunciado sobre la violación a la
estabilidad laboral de fiscales declarando la violación al derecho al trabajo protegido por el artículo 26 de
la Convención. Cfr. Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay, supra, párrs. 99 a 104.
13
VOTO PARCIALMENTE DISIDENTE DEL
JUEZ HUMBERTO ANTONIO SIERRA PORTO
1
Cfr. Caso Lagos del Campo Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
31 de agosto de 2017. Serie C No. 340. Voto parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
2
Cfr. Caso Trabajadores Cesados de Petroperú y otros Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de noviembre de 2017. Serie C No. 344. Voto parcialmente disidente del
Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
3
Cfr. Caso San Miguel Sosa y otras Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de febrero
de 2018. Serie C No. 348. Voto parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
4
Cfr. Caso Muelle Flores Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6
de marzo de 2019. Serie C No. 375. Voto parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
5
Cfr. Caso Hernández Vs. Argentina. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22
de noviembre de 2019. Serie C No. 395. Voto parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
6
Cfr. Caso Asociación Nacional de Cesantes y Jubilados de la Superintendencia Nacional de Administración
Tributaria (ANCEJUB-SUNAT) Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de
noviembre de 2019. Serie C No. 39. Voto parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
7
Cfr. Caso Comunidades Indígenas Miembros de la Asociación Lhaka Honhat (Nuestra Tierra) Vs. Argentina.
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de febrero de 2020. Serie C No. 400. Voto parcialmente disidente del
Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
8
Cfr. Caso de los Empleados de la Fábrica de Fuegos de Santo Antônio de Jesus Vs. Brasil. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de julio de 2020. Serie C No. 407. Voto parcialmente
disidente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
9
Cfr. Caso Casa Nina Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de
noviembre de 2020. Serie C No. 419. Voto concurrente y parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra
Porto.
10
Cfr. Caso Guachalá Chimbo y otros Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de marzo
de 2021. Serie C No. 423. Voto concurrente y parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
11
Cfr. Caso Federación Nacional de Trabajadores Marítimos y Portuarios (FEMAPOR) Vs. Perú. Excepciones
Preliminares, Fondo y Reparaciones. Sentencia de 1 de febrero de 2022. Serie C No. 448. Voto parcialmente disidente
del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
Guevara Díaz Vs. Costa Rica 12, Mina Cuero Vs. Ecuador 13, Valencia Campos y otros Vs.
Bolivia 14, Brítez Arce y otros Vs. Argentina 15 y Nissen Pessonali vs. Paraguay 16; así como
en mis votos concurrentes de los casos Gonzales Lluy y otros Vs. Ecuador 17, Poblete
Vilches y Otros Vs. Chile 18, Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala 19, Buzos Miskitos Vs.
Honduras 20, Vera Rojas y otros vs. Chile 21, Manuela y otros vs. El Salvador 22,
Extrabajadores del Organismo Judicial Vs. Guatemala 23, Palacio Urrutia Vs. Ecuador 24 y
Pavez Pavez Vs. Chile 25, en relación con la justiciabilidad de los derechos económicos,
sociales, culturales y ambientales (en adelante “DESCA”) a través del artículo 26 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (en adelante “la Convención” o
“CADH)”.
3. En previas oportunidades he expresado las razones por las cuales considero que
existen inconsistencias lógicas y jurídicas en la posición jurisprudencial asumida por la
mayoría de la Corte, sobre la justiciabilidad directa y autónoma de los DESCA a través
del artículo 26 de la Convención. Esta posición desconoce las reglas de interpretación de
la Convención de Viena sobre el Derechos de los Tratados 26, cambia la naturaleza de la
obligación de progresividad 27, ignora la voluntad de los Estados plasmada en el Protocolo
12
Cfr. Caso Guevara Díaz Vs. Costa Rica. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de junio de
2022. Serie C No. 453. Voto concurrente y parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
13
Cfr. Caso Mina Cuero Vs. Ecuador. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
7 de septiembre de 2022. Serie C No. 464. Voto parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra
Porto.
14
Cfr. Caso Valencia Campos y otros Vs. Bolivia. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 18 de octubre de 2022. Serie C No. 469. Voto parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio
Sierra Porto.
15
Cfr. Caso Brítez Arce Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 16 de noviembre de
2022. Serie C No. 474. Voto parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
16
Cfr. Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de
noviembre de 2022. Serie C No. 477. Voto parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
17
Cfr. Caso Gonzales Lluy y otros Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 1 de septiembre de 2015. Serie C No. 298. Voto concurrente del Juez Humberto Antonio Sierra
Porto.
18
Cfr Caso Poblete Vilches y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de marzo
de 2018. Serie C No. 349. Voto concurrente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
19
Cfr. Caso Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 23 de agosto de 2018. Serie C No. 359. Voto concurrente del Juez Humberto Antonio Sierra
Porto.
20
Cfr. Caso de los Buzos Miskitos (Lemoth Morris y otros) Vs. Honduras. Sentencia de 31 de agosto de
2021. Serie C No. 432. Voto concurrente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
21
Cfr. Caso Vera Rojas y otros vs. Chile. Excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas.
Sentencia de 1 de septiembre de 2021. Serie C No. Voto concurrente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
22
Cfr. Caso Manuela y otros Vs. El Salvador. Excepciones preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 2 de noviembre de 2021. Serie C No. 441. Voto concurrente del Juez Humberto Antonio Sierra
Porto.
23
Cfr. Caso Extrabajadores del Organismo Judicial Vs. Guatemala. Excepciones Preliminares, Fondo y
Reparaciones. Sentencia de 17 de noviembre de 2021. Serie C No. 445. Voto concurrente del Juez Humberto
Antonio Sierra Porto.
24
Cfr. Caso Palacio Urrutia y otros Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de
noviembre de 2021. Serie C No. 446. Voto concurrente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
25
Cfr. Caso Pavez Pavez Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 4 de febrero de 2022.
Serie C No. 449. Voto concurrente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
26
Cfr. Caso Muelle Flores Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 6 de marzo de 2019. Serie C No. 375. Voto parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
27
Cfr. Caso Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 23 de agosto de 2018. Serie C No. 359. Voto concurrente del Juez Humberto Antonio Sierra
Porto.
de San Salvador 28 y mina la legitimidad del Tribunal 29; solo por mencionar algunos
argumentos. No obstante, mi propósito en esta ocasión es poner de manifiesto la
irrelevancia del análisis del artículo 26 tratándose de un caso que se refiere
específicamente a un funcionario de un órgano que cumplía funciones materialmente
jurisdiccionales, y que como consecuencia podía abordarse con suficiente profundidad a
partir del artículo 23 de la Convención, reiterando así la posición ya expresada en mis
votos parcialmente disidentes en los casos Caso Mina Cuero Vs. Ecuador 30 y Nissen
Pessonali vs. Paraguay 31.
6. Creo que, al igual que fue expuesto en mi voto parcialmente disidente en el Caso
Mina Cuero Vs. Ecuador, lo adecuado era referirse exclusivamente al artículo 23. Como
bien señala la sentencia el artículo 23.1 c) de la CADH dispone que “1. Todos los
ciudadanos deben gozar de los siguientes derechos y oportunidades: […] c) de tener
28
Cfr. Caso Poblete Vilches y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de marzo
de 2018. Serie C No. 349. Voto concurrente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
29
Cfr. Caso Trabajadores Cesados de Petroperú y otros Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de noviembre de 2017. Serie C No. 344. Voto parcialmente disidente
del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
30
Cfr. Caso Mina Cuero Vs. Ecuador. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 7 de septiembre de 2022. Serie C No. 464. Voto parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra
Porto.
31
Caso Nissen Pessolani Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de noviembre
de 2022. Serie C No. 477. Voto parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
32
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de enero de
2023. Serie C No. 483, párr. 100
33
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de enero de
2023. Serie C No. 483, párr. 93.
34
Cfr. Caso Aguinaga Aillón Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de enero de
2023. Serie C No. 483, párr. 100
acceso, en condiciones generales de igualdad, a las funciones públicas de su país”. En
este sentido, considero que una vez más la Corte acertó al incluir el análisis de este
artículo y declarar la violación del derecho a acceder a la función pública en condiciones
de igualdad, pues resulta evidente que, tratándose de un cargo en el TSE que además
implicaba materialmente el ejercicio de funciones jurisdiccionales, el señor Aguinaga
Aillón era un funcionario público. En efecto, según ha señalado esta Corte, siguiendo lo
previsto en la Observación General No. 25 del Comité de Derechos Humanos de las
Naciones Unidas 35, el artículo 23.1 c) no consagra exclusivamente el derecho a acceder
a un cargo público, sino a hacerlo en condiciones de igualdad y a permanecer en este
empleo. Esto implica que se respeten y garanticen criterios y procedimientos razonables
y objetivos para nombramiento, ascenso, suspensión y destitución, y que las personas
no sean objeto de discriminación en el desarrollo de dichos procedimientos 36. Este fue
precisamente el contenido obligacional infringido en el caso, porque el señor Aguinaga
Aillón fue destituido de su cargo por una autoridad que actuaba fuera de sus
competencias y mediante un procedimiento sin sustento legal.
35
Cfr. Naciones Unidas. Comité de Derechos Humanos. Observación General No. 25, Artículo 25: La
Participación en los Asuntos Públicos y el Derecho de Voto, CCPR/C/21/Rev. 1/Add. 7, 12 de julio de 1996,
párr. 23.
36
Cfr. Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela.
Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de agosto de 2008. Serie C No. 182, párr.
206.
VOTO CONCURRENTE Y PARCIALMENTE DISIDENTE DE LA
Para ello me referiré, en primer lugar, a la aplicación del principio iura novit curia y,
posteriormente, al fondo del asunto.
1
Artículo 65.2 del Reglamento de la Corte IDH: “Todo Juez que haya participado en el examen de un caso tiene
derecho a unir a la sentencia su voto concurrente o disidente que deberá ser razonado. Estos votos deberán ser
presentados dentro del plazo fijado por la Presidencia, de modo que puedan ser conocidos por los Jueces antes de la
notificación de la sentencia. Dichos votos sólo podrán referirse a lo tratado en las sentencias”.
2
Cfr. Párrafo 94.
3. En el ámbito de la adjudicación internacional, la aplicación del principio no ha
sido uniforme, destacándose —por la habitual utilización del mismo—la
jurisprudencia del Sistema Interamericano. Asimismo, la disuelta Corte
Permanente de Justicia Internacional 3, la Corte Internacional de Justicia 4 y el
Tribunal Europeo de Derechos Humanos 5, también han reflexionado sobre los
alcances del referido principio, pero haciendo un uso más restringido del
mismo.
3
Caso Lotus, sentencia Nº 9, 1927, Serie A, Nº1, página 31.
4
Caso Fisheries Jurisdiction (United Kingdom Vs. Iceland), sentencia del 25 de julio de 1974, párrafos 17-
18; caso Military and Paramilitary Activities in and against Nicaragua (Nicaragua Vs.United States of
America), sentencia de 27 de junio de 1986, párrafo 29.
5
Caso Handyside vs. United Kingdom, sentencia de 7 de diciembre de 1976, Series A No. 24, párrafo 41;
caso Guerra and others vs. Italy, sentencia de 19 de febrero de 1998, Reports 1998-I, p.13, párrafo 44;
caso Philis vs. Greece, sentencia de 27 de agosto de 1991, Series A No. 209, p. 19, párrafo 56; caso Powell
y Rayner vs. Reino Unido sentencia de 21 de febrero de 1990, Series A No. 172, p. 13, párrafo. 29; caso
Scoppola vs. Italy (No. 2), sentencia de 17 de septiembre de 2009, p. 17, párrafo 5; caso Celikbilek vs.
Turkey, sentencia de 31 de mayo de 2005, párrafos 100-105.
6
A diferencia de otros tribunales internacionales, la Corte ha hecho un uso recurrente de esta facultad,
como puede advertirse del examen de las decisiones adoptadas en los casos: Velásquez Rodríguez Vs.
Honduras, sentencia de 29 de julio de 1988; Godínez Cruz Vs. Honduras, sentencia de 20 de enero de
1989; Blake vs. Guatemala, sentencia de 24 de enero de 1998; Durand y Ugarte Vs. Perú, sentencia de
16 de agosto de 2000; Hilaire, Constantine y Benjamín y otros Vs. Trinidad y Tobago, sentencia de 21 de
junio de 2002; Castillo Petruzzi y otros vs. Perú, sentencia de 30 de mayo de 1999; Cantos vs. Argentina,
sentencia de 28 de noviembre de 2002; Cinco Pensionistas Vs. Perú, sentencia de 28 de febrero de 2003;
Myrna Mack Chang Vs. Guatemala, sentencia de 25 de noviembre de 2003; Maritza Urrutia Vs. Guatemala,
sentencia 27 de noviembre de 2003; Hermanos Gómez Paquiyauri Vs. Perú, sentencia de 8 de julio de
2004; Instituto de Reeducación del Menor Vs. Paraguay, sentencia de 2 de septiembre de 2004;
Comunidad Moiwana Vs. Surinam, sentencia de 15 de junio de 2005; Acosta Calderón Vs. Ecuador,
sentencia de 24 de junio de 2005; Niñas Yean y Bosico Vs. República Dominicana, sentencia de 8 de
septiembre de 2005; Masacre de Mapiripán Vs. Colombia, sentencia de 15 de septiembre de 2005; García
Asto y Ramírez Rojas Vs. Perú, sentencia de 25 de noviembre de 2005; Comunidad Indígena
Sawhoyamaxa Vs. Paraguay, sentencia de 29 de marzo de 2006; Masacres de Ituango Vs. Colombia,
sentencia de 1 de julio de 2006; Ximenes Lopes Vs. Brasil, sentencia de 4 de julio de 2006; Bueno Alves
Vs. Argentina, sentencia de 11 de mayo de 2007; Kimel Vs. Argentina, sentencia de 2 de mayo de 2008;
Heliodoro Portugal Vs. Panamá, sentencia de 12 de agosto de 2008; Bayarri Vs. Argentina, sentencia de
30 de octubre de 2008; González y otras (“Campo Algodonero”) Vs. México, solicitud de ampliación de
presuntas víctimas y negativa de remisión de prueba documental, 19 de enero de 2009; Escher y otros
Vs. Brasil, sentencia de 6 de julio de 2009; Usón Ramírez Vs. Venezuela, sentencia de 20 de noviembre
de 2009; Vélez Loor Vs. Panamá, sentencia de 23 de noviembre de 2010; Vera Vera y otra Vs. Ecuador,
sentencia de 19 de mayo de 2011; Contreras y otros Vs. El Salvador, sentencia de 31 de agosto de 2011;
Grande Vs. Argentina, sentencia de 31 de agosto de 2011; Furlán y familiares Vs. Argentina, sentencia de
31 de agosto de 2012; Gudiel Álvarez y otros (“Diario Militar”) Vs. Guatemala, sentencia de 20 de
noviembre de 2012; Caso Suárez Peralta Vs. Ecuador, sentencia de 21 de mayo de 2013; Hermanos
Landaeta y otros Vs. Venezuela, sentencia de 27 de agosto de 2014; Personas Dominicanas y Haitianas
Expulsadas Vs. República Dominicana, sentencia de 28 de agosto de 2014; Defensor de Derechos Humanos
y otros Vs. Guatemala, sentencia de 28 de agosto de 2014; Rochac Hernández y otros Vs. El Salvador,
sentencia de 14 de octubre de 2014; Cruz Sánchez y otros Vs. Perú, sentencia de 17 de abril de 2015;
Comunidad Campesina de Santa Bárbara Vs. Perú, sentencia de 1 de septiembre de 2015; Pueblos Kaliña
y Lokono vs. Surinam, sentencia de 25 de noviembre de 2015; I. V. Vs. Bolivia, sentencia de 30 de
noviembre de 2016; Acosta y otros Vs. Nicaragua, sentencia de 25 de marzo de 2017; Lagos del Campo
Vs. Perú, sentencia de 31 de agosto de 2017; Vereda La Esperanza Vs. Colombia¸ sentencia de 31 de
agosto de 2017; San Miguel Sosa y Otras Vs. Venezuela, sentencia de 8 de febrero de 2018; Mujeres
Víctimas de Tortura Sexual en Atenco Vs. México, sentencia de 28 de noviembre de 2018; Muelle Flores
Vs. Perú, sentencia de 6 de marzo de 2019; Rodríguez Revolorio y otros Vs. Guatemala, sentencia de 14
de octubre de 2019; Comunidades Indígenas Miembros de la Asociación Lhaka Honhat (Nuestra Tierra)
Vs. Argentina, sentencia de 6 de febrero de 2020; Hernández Vs. Argentina, sentencia de 22 de noviembre
de 2019; Cuya Lavy y otros Vs. Perú, sentencia de 28 de septiembre de 2021; Extrabajadores del
Organismo Judicial Vs. Guatemala, sentencia de 17 de noviembre de 2021; Casierra Quiñonez y otros Vs.
Ecuador, sentencia de 11 de mayo de 2022 y Nissen Pessolani Vs. Paraguay, sentencia de 21 de noviembre
de 2022.
configura una fundamentación.
7
Cfr. Caso González y otras (Campo Algodonero) Vs. México, párrafo 32.
8
Posición que reitera en sus votos respecto de los casos Rodríguez Revolorio y otros Vs. Guatemala y
Comunidades Indígenas Miembros de la Asociación Lhaka Honhat (Nuestra Tierra) Vs. Argentina.
Para explicar la falta de competencia de este Tribunal en los términos señalados,
comenzaré por hacer referencia al denominado “derecho de los tratados” como fuente
inspiradora y reguladora de la interpretación de los tratados internacionales,
incluyendo la Convención Americana. Posteriormente, me referiré a los trabajos
preparatorios de la Convención, en cuanto permiten arrojar luz sobre el alcance de
la disposición del artículo 26. Seguidamente, aludiré al origen y contenido del
Protocolo de San Salvador (en adelante, “el Protocolo”) y, por último, explicitaré las
razones que controvierten la decisión de la mayoría en el caso concreto.
9
“Se entiende por «tratado» un acuerdo internacional celebrado por escrito entre Estados y regido por el
derecho internacional, ya conste en un instrumento único o en dos o más instrumentos conexos y
cualquiera que sea su denominación particular”.
10
El destacado es propio.
5. Por su parte, el capítulo III de la Convención, titulado “Derechos económicos,
sociales y culturales”, contiene un único artículo, el 26, que se denomina
“desarrollo progresivo”. En consonancia con su título, en virtud de la referida
disposición “los Estados Partes se comprometen a adoptar providencias,
tanto a nivel interno como mediante la cooperación internacional,
especialmente económica y técnica, para lograr progresivamente la plena
efectividad de los derechos que se derivan de las normas económicas, sociales
y sobre educación, ciencia y cultura, contenidas en la Carta de la Organización
de los Estados Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos Aires, en la
medida de los recursos disponibles, por vía legislativa u otros medios
apropiados” 11.
Artículo 21.
1. Los Estados reconocen a todos sus habitantes la facultad de gozar de los derechos
económicos, sociales y culturales.
11
El destacado es propio.
12
Aprobado el 8 de septiembre de 1959, por Resolución No. XX del Consejo Interamericano de
Jurisconsultos; Doc. CIJ-41, 1959.
13
Cfr. Anuario Interamericano de Derechos Humanos 1968, OEA, Washington D.C., 1973, pág. 97.
2. Al mismo tiempo reconocen que el ejercicio de tales derechos sólo podrá tener las
limitaciones impuestas por la ley en la medida compatible con la naturaleza de tales derechos
y con el exclusivo objeto de promover el bienestar general de una sociedad democrática 14.
14
Cfr. Proyecto de Convención sobre Derechos Humanos, aprobado por la Cuarta Reunión del Consejo
Interamericano de Jurisconsultos, Acta Final, Santiago de Chile, septiembre, 1959 Doc. CIJ-43, en: Anuario
Interamericano de Derechos Humanos, 1968, OEA, Washington D.C., 1973, págs. 244.
15
Cfr. Proyecto de Convención sobre Derechos Humanos, aprobado por la Cuarta Reunión del Consejo
Interamericano de Jurisconsultos, Acta Final, Santiago de Chile, septiembre, 1959 Doc. CIJ-43, en: Anuario
Interamericano de Derechos Humanos, 1968, OEA, Washington D.C., 1973, págs. 244-249.
16
Cfr. Proyecto de Convención sobre Derechos Humanos presentado por el Gobierno de Chile a la Segunda
Conferencia Interamericana Extraordinaria, Río de Janeiro, 1965, doc. 35, en: Anuario Interamericano de
Derechos Humanos, 1968, OEA, Washington D.C., 1973, págs. 285.
17
Cfr. Proyecto de Convención sobre Derechos Humanos presentado por el Gobierno del Uruguay a la
Segunda Conferencia Interamericana Extraordinaria, Río de Janeiro, 1965, doc. 49, en: Anuario
Interamericano de Derechos Humanos, 1968, OEA, Washington D.C., 1973, págs. 303.
18
La primera parte del informe fue remitida el 4 de noviembre de 1966 y la segunda, el 10 de abril de
1967.
que respecta a la discusión sobre los derechos económicos, sociales y
culturales, en su segundo dictamen la Comisión Interamericana señaló lo
siguiente:
La Comisión estima, […], que la Convención debería contemplar inicialmente algunos derechos
y libertades respecto de los cuales los Estados Americanos se encuentran capacitados al
presente para otorgarles una protección internacional que trasciende los límites de su
competencia doméstica. La Comisión, al estudiar el capítulo relacionado con los derechos
económicos, sociales y culturales del proyecto de Convención del Consejo Interamericano de
Jurisconsultos y de los proyectos presentados por los Gobiernos del Uruguay y de Chile, tuvo
serias dudas respecto de la inclusión de tales derechos en el presente instrumento, pues
consideró, a la luz de la experiencia del Consejo de Europa y de las Naciones Unidas, que
dichos derechos, por su naturaleza, deberían ser objeto de un régimen especial de protección
internacional a que deben estar sometidos 19.
Sin embargo, la Comisión cree que, en vista de la importancia que tienen los derechos
económicos, sociales y culturales, la futura Convención Interamericana sobre Derechos
Humanos debería contener disposiciones en las cuales los Estados Partes en la Convención
reconozcan la necesidad de adoptar progresivamente, en sus legislaciones internas,
las garantías que permitan la plena vigencia de esos derechos. 20 La Comisión desea
señalar, además, que debería iniciarse cuanto antes la consideración de régimen de protección
internacional de los llamados derechos económicos, sociales y culturales. La Comisión estaría
dispuesta a iniciar el examen de ese régimen de protección siempre que los Gobiernos de los
Estados Miembros estuvieren de acuerdo con ello 21.
Artículo 21.
1. Los Estados Contratantes en la presente Convención reconocen la necesidad de adoptar y,
en su caso, de fortalecer las garantías que permitan la plena vigencia de los demás derechos
consignados en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y que no
hubieran quedado incluidos en los artículos precedentes.
2. Los Estados Contratantes manifiestan, además, su propósito de consagrar y, en su caso, de
mantener y de perfeccionar, dentro de sus legislaciones internas, las prescripciones que sean
más adecuadas para el ejercicio del derecho al trabajo, a la remuneración justa y equitativa
del mismo; a la fijación de las condiciones humanitarias de trabajo; a la protección de la niñez,
de la maternidad y de la familia; así como para el establecimiento de medidas de prevención
y seguridad sociales; que garanticen la protección de la salud, la invalidez y el desempleo, la
consecución de mejores niveles de vida y el acceso a la enseñanza y a la vida cultural.
Artículo 22.
Los Estados Contratantes informarán periódicamente a la Comisión de Derechos Humanos
sobre las medidas que hubieran adoptado para los fines señalados en el artículo anterior. La
Comisión formulará las recomendaciones que sean adecuadas y, cuando exista una aceptación
generalizada de dichas medidas, promoverá la celebración de una Convención especial o de
Protocolos complementarios de la presente Convención a fin de incorporarlos al régimen de la
misma, o al que se estime pertinente 22.
19
Cfr. Dictamen de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos relativo al Proyecto de Convención
sobre Derechos Humanos aprobado por el Consejo Interamericano de Jurisconsultos, Segunda Parte,
OEA/Ser.L/V/II.16/doc.8, en: Anuario Interamericano de Derechos Humanos, 1968, OEA, Washington
D.C., 1973, págs. 334.
20
El destacado es propio.
21
Cfr. Dictamen de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos relativo al Proyecto de Convención
sobre Derechos Humanos aprobado por el Consejo Interamericano de Jurisconsultos, Segunda Parte,
OEA/Ser.L/V/II.16/doc.8, en: Anuario Interamericano de Derechos Humanos, 1968, OEA, Washington
D.C., 1973, págs. 334-335.
22
Cfr. Dictamen de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos relativo al Proyecto de Convención
sobre Derechos Humanos aprobado por el Consejo Interamericano de Jurisconsultos, Segunda Parte,
OEA/Ser.L/V/II.16/doc.8, en: Anuario Interamericano de Derechos Humanos, 1968, OEA, Washington
D.C., 1973, p. 336.
7. El 12 de junio de 1968 el Consejo de la OEA adoptó una resolución, a través
de la cual le pidió a la Comisión Interamericana desarrollar un documento de
trabajo definitivo con respecto al proyecto de Convención, que la Comisión
plasmó en un “Anteproyecto de Convención Interamericana sobre Protección
de Derechos Humanos”. Este documento fue aprobado y adoptado en el
contexto de la Conferencia Especializada Interamericana 23.
Artículo 25.
1. Los Estados Partes en la presente Convención reconocen la necesidad de dedicar sus
máximos esfuerzos para que en su derecho interno sean adoptados y, en su caso, garantizados
los demás derechos consignados en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre y que no hubieren quedado incluidos en los artículos precedentes.
2. Los Estados Partes manifiestan, además, su propósito de consagrar y, en su caso, de
mantener y de perfeccionar, dentro de sus legislaciones internas, las prescripciones que sean
más adecuadas para: el incremento sustancial y autosostenido del producto nacional per
capita; distribución equitativa del ingreso nacional; sistemas impositivos adecuados y
equitativos; modernización de la vida rural y reformas que conduzcan a regímenes equitativos
y eficaces de tenencia de tierra, mayor productividad agrícola, expansión del uso de la tierra,
diversificación de la producción y mejores sistemas para la industrialización y comercialización
de productos agrícolas; y fortalecimiento y ampliación de los medios para alcanzar estos fines;
industrialización acelerada y diversificada, especialmente de bienes de capital e intermedios;
estabilidad del nivel de precios internos en armonía con el desarrollo económico sostenido y el
logro de la justicia social; salarios justos, oportunidades de empleo y condiciones de trabajo
aceptables para todos; erradicación rápida del analfabetismo y ampliación para todos, de las
oportunidades en el campo de la educación; defensa del potencial humano mediante la
extensión y aplicación de los modernos conocimientos de la ciencia médica; nutrición
adecuada, particularmente por medio de la aceleración de los esfuerzos nacionales para
incrementar la producción y disponibilidad de alimentos; vivienda adecuada para todos los
sectores de la población; condiciones urbanas que hagan posible una vida sana, productiva y
digna; promoción de la iniciativa y la inversión privadas en armonía con la acción del sector
público, y expansión y diversificación de las exportaciones.
Artículo 26.
Los Estados Partes informarán periódicamente a la Comisión de Derechos Humanos sobre las
medidas que hubieran adoptado para los fines señalados en el artículo anterior. La Comisión
formulará las recomendaciones que sean adecuadas y, cuando exista una aceptación
generalizada de dichas medidas, promoverá la celebración de una Convención especial o de
Protocolos complementarios de la presente Convención a fin de incorporarlos al régimen de la
misma, o al que se estime pertinente.
Artículo 41.
1. Los Estados Partes se comprometen a presentar a la Comisión informes periódicos sobre las
medidas adoptadas con el fin de garantizar la observancia de los derechos mencionados en el
Artículo 25.
2. La Comisión determinará la periodicidad que tendrán estos informes.
3. Cuando se trate de un informe que ha de ser presentado originalmente a uno de los
Organismos Especializados de las Naciones Unidas o de la Organización de los Estados
Americanos, el Estado Parte cumplirá lo prescrito en el párrafo 1 precedente, mediante el envío
de una copia del mismo informe a la Comisión 25.
9. Esta propuesta fue objeto de revisión y discusión por parte de las diferentes
delegaciones. Respecto al citado artículo 25.2, Uruguay 26 consideró que “su
contenido no parece propio de una convención, pero quizás no sea
políticamente conveniente oponerse a la inclusión de dicho texto”.
23
Cfr. Resolución del Consejo de la OEA, 2 de octubre de 1968.
24
Cfr. Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, Actas y Documentos,
OEA/Ser.K/XVI/1.2, pp. 1-3.
25
Cfr. Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, Actas y Documentos,
OEA/Ser.K/XVI/1.2, pp. 23 y 28-29.
26
Cfr. Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, Actas y Documentos,
OEA/Ser.K/XVI/1.2, p. 37, párr. 10.
10. Por su parte, la delegación de Chile 27 estimó que “las disposiciones que han
quedado en el proyecto en materia de derechos económicos, sociales y
culturales, son las que merecen mayores reparos de forma y fondo”. Lo
anterior, debido a que “se ha eliminado toda mención directa a dichos
derechos”. En línea con ello, agregó que “indirectamente, en el artículo 25,
párrafo 1, hay un reconocimiento insuficiente”. Por lo mismo, señaló que:
En buena técnica jurídica, sin embargo, a estos derechos se les debería dar una redacción
apropiada dentro del proyecto de Convención, para que se pueda controlar su aplicación.
[…]
Debería sugerirse, si se mantiene el criterio de redactar una Convención única, la técnica
seguida por Naciones Unidas y por el Consejo de Europa, de enumerar los derechos
económicos, sociales y culturales, estableciendo además detalladamente los medios para su
promoción y control.
[…]
En todo caso, debería consignarse respecto de los derechos económicos, sociales y culturales
una disposición que establezca cierta obligatoriedad jurídica (hasta donde lo permite la
naturaleza de estos derechos) en su cumplimiento y aplicación. Para ello, sería necesario
contemplar una cláusula semejante a la del artículo 2, párrafo 1, del Pacto de Naciones Unidas
sobre la materia 28.
Los derechos civiles y políticos comportan una eficaz protección jurisdiccional tanto interna,
cuanto internacional contra las violaciones practicadas por los órganos del Estado o sus
representantes. Al revés, los derechos económicos, sociales y culturales son contemplados en
grado y forma muy diversos por la legislación de los diferentes Estados Americanos y, aunque
los Gobiernos deseen reconocerlos todos, su vigencia depende substancialmente de la
disponibilidad de recursos materiales que le permitan su implementación.
El Artículo 25 del proyecto se ha inspirado en tal concepto pero su texto no corresponde a su
intención.
27
Cfr. Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, Actas y Documentos,
OEA/Ser.K/XVI/1.2, pp. 42-43, párr. 14-17.
28
Cfr. Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, Actas y Documentos,
OEA/Ser.K/XVI/1.2, pp. 42-43, párr. 15-17.
29
Cfr. Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, Actas y Documentos,
OEA/Ser.K/XVI/1.2, pp. 69-70.
30
Cfr. Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, Actas y Documentos,
OEA/Ser.K/XVI/1.2, p. 101.
31
Cfr. Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, Actas y Documentos,
OEA/Ser.K/XVI/1.2, pp. 124-125.
14. Junto a tales observaciones, hubo otras que seguían la misma línea, esto es,
apuntaban a la necesidad de enmendar ciertos aspectos de la propuesta,
planteadas por Argentina 32 y Guatemala 33.
Capítulo III.
Derechos económicos, sociales y culturales
[…]
Capítulo VII. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos
[…]
Sección 2. Funciones
[…]
Artículo 43.
Los Estados Partes deben remitir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos copia
de los informes y estudios que en sus respectivos campos someten anualmente a las
Comisiones Ejecutivas del Consejo Interamericano Económico y Social y del Consejo
Interamericano para la Educación, la Ciencia y la Cultura, a fin de que aquella verifique si se
están cumpliendo las obligaciones derivadas de las normas económicas, sociales y sobre
educación, ciencia y cultura, contenidas en la Carta de la Organización de los Estados
Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos Aires.
32
Cfr. Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, Actas y Documentos,
OEA/Ser.K/XVI/1.2, p. 47.
33
Cfr. Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, Actas y Documentos,
OEA/Ser.K/XVI/1.2, p. 107.
34
Cfr. Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, Actas y Documentos,
OEA/Ser.K/XVI/1.2, p. 276.
35
Cfr. Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, Actas y Documentos,
OEA/Ser.K/XVI/1.2, p. 318 y 384.
36
Cfr. Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, Actas y Documentos,
OEA/Ser.K/XVI/1.2, p. 448.
37
Cfr. Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos, Actas y Documentos,
OEA/Ser.K/XVI/1.2, p. 454. Los destacados son propios.
consecuencia, se pasaba de un mecanismo reforzado de protección a uno
vinculado a la promoción especial de este tipo de derechos.
[…] Reafirme el criterio de que la protección efectiva de los derechos humanos debe abarcar
también los derechos sociales, económicos y culturales, señalando, asimismo, que corresponde
a los gobiernos de los Estados miembros la responsabilidad de efectuar los máximos esfuerzos
posibles a fin de participar plenamente en la cooperación para el desarrollo hemisférico, por
cuanto es una vía fundamental para contribuir a aliviar en América la extrema pobreza,
adoptando las medidas específicas que permitan cumplir ese propósito 40.
38
Los destacados son propios.
39
Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe anual 1979-1980, OEA/Ser.L/V/II.50 doc.
13 rev. 1, del 2 de octubre de 1980, Capítulo VI, párr. 5.
40
Cfr. Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe anual 1980-1981, OEA/Ser.L/V/II.54 doc.
9 rev.1, del 16 de octubre de 1981, Capítulo V, Derechos Económicos y Sociales y Culturales,
Recomendaciones, párr. 10.
41
Cfr. AG/RES. 619 (XII-O/82), del 20 de noviembre de 1982, resolutivo único.
3. Por otro lado, el mismo artículo 19 del Protocolo de San Salvador dispone que
los Estados Parte se comprometen a presentar, de conformidad con lo
dispuesto en ese artículo y las correspondientes normas que al efecto deberá
elaborar la Asamblea General de la OEA, informes periódicos respecto de
medidas progresivas que hayan adoptado para asegurar el debido respeto de
los derechos consagrados en el mismo Protocolo. Tales informes periódicos,
en la actualidad, son analizados por el Grupo de Trabajo del Protocolo de San
Salvador (en adelante, “GTPSS”), constituido de acuerdo con los parámetros
establecidos por la Asamblea General de la OEA 42.
Los objetivos principales de los indicadores […] [es que] buscan contribuir a que los Estados
Parte cuenten con herramientas útiles para realizar un diagnóstico de la situación de los
derechos contenidos del Protocolo, establecer los temas y las agendas pendientes a partir de
un diálogo participativo con la sociedad civil, y formular estrategias para satisfacer
progresivamente el programa de derechos contenido en el Protocolo. Se busca estimular en
los Estados un proceso de evaluación y de medición de cumplimiento de derechos sociales que
trascienda la idea de mero reporte, sino que se convierta en un instrumento útil para el diseño
y evaluación permanente para las políticas públicas al interior de los Estados tendientes a
asegurar el cumplimiento del conjunto de los derechos económicos, sociales y culturales. Tal
como señalan las Normas “no pretenden contabilizar denuncias sino avances o progresos” 44.
42
Cfr. AG/RES. 2262 (XXXVII-O/07) del 5 de junio de 2007.
43
Cfr. Indicadores de progreso para la medición de derechos contemplados en el Protocolo de San
Salvador. OEA/Ser.D/XXVI.11 2015.
44
Cfr. Indicadores de progreso para la medición de derechos contemplados en el Protocolo de San
Salvador. OEA/Ser.L/XXV.2.1 y GT/PSS/doc.2/11 rev.2 del 16 de diciembre de 2011, párr. 9.
45
Los indicadores estructurales reflejan la ratificación o aprobación de instrumentos jurídicos
internacionales básicos para facilitar la realización de un derecho humano fundamental. Cfr. Indicadores
de progreso para la medición de derechos contemplados en el Protocolo de San Salvador.
OEA/Ser.L/XXV.2.1 y GT/PSS/doc.2/11 rev.2 del 16 de diciembre de 2011, párr. 33.
46
Los indicadores de proceso buscan medir la calidad y magnitud de los esfuerzos del Estado para
implementar los derechos, a través de la medición del alcance, la cobertura y el contenido de las
estrategias, planes, programas, o políticas u otras actividades e intervenciones especificas encaminadas
al logro de metas que corresponden a la realización de un determinado derecho. Cfr. Indicadores de
progreso para la medición de derechos contemplados en el Protocolo de San Salvador. OEA/Ser.L/XXV.2.1
y GT/PSS/doc.2/11 rev.2 del 16 de diciembre de 2011, párr. 34.
47
Los indicadores de resultado reflejan los logros, individuales y colectivos, que indican el estado de
realización de un derecho humano en un determinado contexto. Cfr. Indicadores de progreso para la
medición de derechos contemplados en el Protocolo de San Salvador. OEA/Ser.L/XXV.2.1 y
GT/PSS/doc.2/11 rev.2 del 16 de diciembre de 2011, párr. 35.
48
A través de la categoría de la recepción del derecho en el sistema legal, en el aparato institucional y en
las políticas públicas, se procura alcanzar información relevante sobre la forma en que un derecho incluido
en el Protocolo se encuentra incorporado en el sistema normativo doméstico y en las políticas públicas.
Cfr. Indicadores de progreso para la medición de derechos contemplados en el Protocolo de San Salvador.
OEA/Ser.L/XXV.2.1 y GT/PSS/doc.2/11 rev.2 del 16 de diciembre de 2011, párr. 37.
presupuestario 49 ; y, (iii) capacidades estatales 50 ; y tres principios
transversales: (a) igualdad y no discriminación; (b) acceso a la justicia; y, (c)
acceso a la información y participación 51. En este encuadre, el GTPSS destaca
que:
Los Estados pueden cumplir con sus obligaciones escogiendo entre un amplio espectro de
cursos de acción y de políticas. No corresponde al sistema de monitoreo internacional juzgar
entre las opciones que cada Estado, con un margen de apreciación y bajo mecanismos
participativos, haya elegido para realizar los derechos del Protocolo. Sí corresponderá́ examinar
si esas políticas garantizan el cumplimiento de las obligaciones positivas y negativas,
inmediatas o progresivas fijadas en el Protocolo 52.
49
A través de la categoría del contexto financiero básico y los compromisos presupuestarios, se busca
evaluar la disponibilidad efectiva de recursos del Estado para ejecutar el Gasto Público Social, su
distribución medida de la manera usual (porcentaje del Producto Bruto Interno para cada sector social) o
por otros indicadores y los compromisos presupuestarios que permiten evaluar la importancia que el propio
Estado le está asignando a un derecho determinado. Cfr. Indicadores de progreso para la medición de
derechos contemplados en el Protocolo de San Salvador. OEA/Ser.L/XXV.2.1 y GT/PSS/doc.2/11 rev.2 del
16 de diciembre de 2011, párr. 39.
50
A través de la categoría de las capacidades estatales o institucionales, implica revisar de qué manera y
bajo qué parámetros el Estado (y sus diversos poderes y reparticiones) resuelven el conjunto de cuestiones
socialmente problematizadas. Particularmente cómo definen sus metas y estrategias de desarrollo y bajo
qué parámetros se inscribe el proceso de implementación de los derechos contenidos en el Protocolo. Cfr.
Indicadores de progreso para la medición de derechos contemplados en el Protocolo de San Salvador.
OEA/Ser.L/XXV.2.1 y GT/PSS/doc.2/11 rev.2 del 16 de diciembre de 2011, párr. 40.
51
Cfr. Indicadores de progreso para la medición de derechos contemplados en el Protocolo de San
Salvador. OEA/Ser.L/XXV.2.1 y GT/PSS/doc.2/11 rev.2 del 16 de diciembre de 2011, párr. 15.
52
Cfr. Indicadores de progreso para la medición de derechos contemplados en el Protocolo de San
Salvador. OEA/Ser.L/XXV.2.1 y GT/PSS/doc.2/11 rev.2 del 16 de diciembre de 2011, párr. 23.
53
Cfr. Indicadores de progreso para la medición de derechos contemplados en el Protocolo de San
Salvador. OEA/Ser.L/XXV.2.1 y GT/PSS/doc.2/11 rev.2 del 16 de diciembre de 2011, párr. 24.
54
Cfr. Párrafo 95.
3. El primero radica en que se asocia la simultaneidad de una eventual violación
de derechos de ambas categorías, con el carácter indivisible de ambas clases
de derechos. Dicho de otra forma, se plantea que, en la especie, se ha
producido una violación al derecho establecido en el artículo 23.1 c) y, al
mismo tiempo, una vulneración al derecho al trabajo, y que ello se desprende
del carácter inescindible de los derechos civiles y políticos y de los derechos
sociales, económicos, culturales y ambientales (DESCA). Desde luego que un
mismo hecho puede producir la afectación de más de un derecho reconocido
en la Convención, pero lo que acontece en este caso es que, no obstante
existir un único ámbito de protección comprometido (el derecho a permanecer
en el empleo en condiciones de igualdad), se declara la vulneración no solo
de la norma aplicable a la situación fáctica analizada (artículo 23.1.c), sino
que, en un acto forzado de interpretación de la Convención —que
desnaturaliza su texto—se declara violado, además, el precepto del artículo
26.
4. El segundo problema consiste en que una cosa es que los derechos de ambas
categorías carezcan de jerarquía entre sí –afirmación correcta y que
comparto- y otra distinta, es que sean justiciables de la misma forma ante
este Tribunal. La segunda afirmación no se sigue de la primera.
55
Protocolo adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de derechos
económicos, sociales y culturales (Protocolo de San Salvador).
56
Véanse artículos 76.1 y 77.1 de la Convención.
57
Desde luego, eso no significa que la Corte no deba interpretar las normas del Tratado de un modo
evolutivo, precisando el alcance de los términos empleados en el mismo, de acuerdo con el contexto en
que se sitúan los hechos que serán subsumidos en la norma, como ha ocurrido, por ejemplo, en el caso
de la orientación sexual como categoría protegida, de la propiedad comunal indígena y del concepto de
víctima en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos.
58
Cfr. Párrafo 97.
justiciabilidad directa de los DESCA ante la Corte, no implica desconocer la
existencia, la enorme importancia de tales derechos, el carácter
interdependiente e indivisible que estos tienen respecto de los derechos civiles
y políticos, ni tampoco que carezcan de protección o que no deban ser
protegidos. Es deber de los Estados permitir que la autonomía de las personas
se actualice, lo cual implica que estas puedan contar con acceso a bienes
primarios (más amplios que los definidos en el ámbito de la filosofía política
por John Rawls) 59, que hagan posible el desarrollo de sus capacidades, esto
es, acceder a derechos económicos, sociales y culturales 60.
10. Es obligación de los Estados generar las condiciones para que las personas
puedan desarrollar sus capacidades y vivir una vida digna. Estas condiciones
se crean cuando los Estados garantizan el acceso a los DESCA, idealmente,
consagrándolos en sus respectivas Constituciones y habilitando a los jueces a
hacer una interpretación finalista de los mismos 61. A nivel interno, los Estados
han ido haciendo justiciables los DESCA progresivamente y, en el ámbito
internacional, el Protocolo de San Salvador ha constituido un avance en esta
materia, lo que por cierto es positivo. Sin embargo, que un determinado
objetivo sea beneficioso y deseable, no habilita a ningún Tribunal a preterir
las normas que delimitan su competencia. Como se ha expresado, la Corte ha
desarrollado importantes contribuciones en protección de los derechos
humanos, en base a la aplicación del principio pro persona, sin que ello haya
implicado sobrepasar el ámbito de sus facultades.
59
Para Rawls los bienes primarios serían un conjunto de bienes necesarios “para la elaboración y para la
ejecución de un proyecto racional de vida”, como la libertad, las oportunidades, los ingresos, la riqueza
y el respeto propio. Cfr. RAWLS, John: Teoría de la Justicia, Fondo de Cultura Económica, México (1995),
p.393.
60
Cfr. PÉREZ GOLDBERG, Patricia: Las mujeres privadas de libertad y el enfoque de capacidades, Der
Ediciones, Santiago (2021), pp. 94-109.
61
En este orden de ideas, uno de los postulados centrales del enfoque de las capacidades (que es una
teoría parcial de acerca de la justicia social) es que ciertos derechos básicos (los DESCA) estén consagrados
en las Constituciones nacionales en todo el mundo. Cfr. NUSSBAUM, “Frontiers of Justice: Disability,
Nationality, Species Membership” (2006:314).
62
Cfr. Párrafo 97.
63
El destacado es propio.
64
El destacado es propio.
13. Asimismo, el artículo 34 indica que:
Artículo 34
“Los Estados miembros convienen en que la igualdad de oportunidades, la eliminación
de la pobreza crítica y la distribución equitativa de la riqueza y del ingreso, así como la
plena participación de sus pueblos en las decisiones relativas a su propio desarrollo, son,
entre otros, objetivos básicos del desarrollo integral. Para lograrlos, convienen
asimismo en dedicar sus máximos esfuerzos a la consecución de las siguientes
metas básicas:
[…] g) Salarios justos, oportunidades de empleo y condiciones de trabajo aceptables para
todos […] 65.
16. Por ende, la Corte está facultada para conocer y reprochar los eventuales
incumplimientos de este compromiso (obligación de progresividad y no
regresividad) de los derechos que, interpretativamente, se pudieren derivar
de la referida Carta, no para establecer de manera autónoma la
responsabilidad internacional de los Estados por violaciones individuales a
tales derechos.
17. Cabe también tener presente que el artículo 26 sólo hace mención a la Carta
de la OEA y no a la Declaración Americana, por lo que es a este primer
instrumento al que hay que atender para dilucidar qué DESCA podrían
derivarse interpretativamente del mismo, a efectos de supervisar la
observancia del deber estatal ya referido.
65
El destacado es propio.
66
El destacado es propio.
artículo 26 sólo faculta a la Corte a realizar la supervisión general que ya se
ha explicitado y, a mayor abundamiento, el Protocolo de San Salvador abre
el camino para que la Corte ejerza su competencia contenciosa únicamente
respecto de dos DESCA. La presente sentencia opta simplemente por ignorar
la existencia del artículo 19 del Protocolo, pero esta omisión no ha derogado
la norma. Mientras siga vigente, dicho precepto da cuenta de la
manifestación de la voluntad de los Estados.
25. En síntesis, este modo de proceder afecta la seguridad jurídica que debe
garantizar un tribunal internacional y la legitimidad de sus decisiones, puesto
que la argumentación que se brinda simplemente ignora una norma que,
expresamente, limita la competencia a la Corte para conocer de eventuales
vulneraciones de los DESCA.
67
Cfr. MEDINA, Cecilia: La Convención Americana de Derechos Humanos. Teoría y jurisprudencia, Ediciones
Universidad Diego Portales, Santiago (2018), p.115.
68
Corte IDH. Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni Vs. Nicaragua. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2001. Serie C No. 79.
69
En este asunto, la Corte interpretó que el artículo 21 de la Convención, referido al derecho a la propiedad
privada, protegía las especiales características del derecho de propiedad comunal de los pueblos indígenas.
70
Corte IDH. Caso Atala Riffo y niñas Vs. Chile. Solicitud de Interpretación de la Sentencia de Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de noviembre de 2012. Serie C No. 254.
71
En este caso, la Corte entendió que la orientación sexual y la identidad de género son categorías
protegidas por la Convención Americana bajo el término “otra condición social” establecido en el artículo
1.1 de la Convención.
72
Cfr. MEDINA y DAVID, ”The American Convention on Human Rights” (2022:28). La traducción es propia.
28. Lo expresado no debe llevar a confundir los repertorios normativos de que
disponen, por una parte, los tribunales nacionales y, por otra, un tribunal
internacional como la Corte Interamericana de Derechos Humanos. No hay
ninguna norma del Tratado que la faculte para declarar vulnerado el derecho
al trabajo en forma autónoma.