El Amor Incondicional Ibn Arabi
El Amor Incondicional Ibn Arabi
El Amor Incondicional Ibn Arabi
«Hubo un tiempo,
en el que rechazaba a mi prójimo
si su fe no era la mía.
Ahora mi corazón es capaz
de adoptar todas las formas:
es un prado para las gacelas
y un claustro para los monjes cristianos,
templo para los ídolos
y la Kaaba para los peregrinos,
es recipiente para las tablas de la Torá
y los versos del Corán.
Porque mi religión es el amor.
Da igual,
a dónde vaya la caravana del amor,
su camino es la senda de mi fe.»
Tratado de la Unidad
SOLO EXISTE LA UNIDAD 1.1 TU ERES EL Y EL ES TU. 1.1.1 ¡Gloria a Alá, ante
cuya Unicidad no hay nada anterior, si no es Él, que es el Primero! ¡Gloria a Alá,
después de cuya Singularidad no hay un después, si no es Él, que es el siguiente!
Unicidad y Singularidad, sin anterior y sin siguiente, intenta describir la eternidad y la
soledad absolutas de la Unidad. Esta debe ser estudiada, comprendida y vivida, porque
el estado de Unidad representa la culminación del proceso espiritual del sufí. Tal
culminación se alcanza por la extinción de la idea del sí-mismo, es decir, cuando se ha
llegado al Conocimiento, o Gnosis, de que el sí-mismo es Él, lo que equivale a “morar”
en Dios (baqa). Ibn El-Arabi dijo en una ocasión: “Cuando aparece mi Amado, ¿con qué
ojo he de mirarle? Con el suyo, no con el mío, porque nadie Le ve sino Él mismo.”
Nadie, salvo Él mismo, puede verle. Nadie, salvo Él mismo, puede asirle. Nadie, salvo
Él mismo, puede conocerle. Nadie distinto de Él puede ocultarle. Él se ve y se conoce a
Sí mismo. Su velo impenetrable es su propia Unicidad. Él mismo es su propio velo. Su
velo es su propia existencia. Su Unicidad le vela de forma inexplicable. No es posible
comprender la Unidad desde la dualidad, ya que cualquier movimiento que haga la
mente para comprender es ya dualidad. Por eso se puede decir que “su Unicidad es su
propio velo” (de la Unidad). Esta y otras expresiones mistéricas quieren expresar que la
Unidad está fuera de los límites de la mente. Por eso es “no-nacida” (a la existencia
perceptible de la mente), y de ahí que a la mente no le es posible alcanzar la Unidad. Sin
embargo, cuando la mente cesa, lo que ocurre en el curso del éxtasis, ahí está la Unidad,
donde estuvo siempre, porque es omnipresente.
Por eso ha dicho el Profeta: “Quien se conoce a sí mismo conoce a su Señor”. También
ha dicho: “Yo conozco a mi Señor, por mi Señor”
Escucha, ¡oh bien amado! Yo soy la realidad del mundo, el centro y la circunferencia,
Yo soy las partes y el todo.
3.El que tiene esta esperanza en él, se purifica, así como él es puro.
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«En la tarde de esta vida, compareceré delante de ti con las manos vacías, pues no te
pido, Señor, que lleves cuenta de mis obras. Todas nuestras justicias tienen manchas a
tus ojos. Por eso, yo quiero revestirme de tu propia Justicia y recibir de tu Amor la