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III Etapa

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CAPÍTULO I: EL MÁS GRANDE DE LOS MANDAMIENTOS

El espíritu de los Diez Mandamientos es el amor. Cada mandamiento se cumple espontáneamente


si amamos a Dios y amamos a nuestro prójimo. (Mt. 22,36-40; Rm. 13,8-10). Ni el temor ni el deber es un
motivo adecuado para obedecer los mandamientos de Dios. El amor es el factor clave. (Jn. 13,23)
Al considerar los diez mandamientos en relación con los dos mandamientos más grandes,
podemos agruparlos en dos grupos: Los cuatro primeros mandamientos son un grupo y los últimos seis
mandamientos son otro grupo. Los cuatro primeros mandamientos conciernen a nuestra relación con Dios,
los últimos seis a nuestra relación para con los hombres. (Ex. 20:2-7).
1. Si amamos a nuestro Dios con todo nuestro corazón, alma, fuerza y mente: No tendríamos otros
dioses, No tomaríamos el Nombre de Señor en vano. Más bien, recordaríamos a Dios el Creador, y
santificaríamos todos nuestros días y nuestro tiempo para El.

2. Si amamos a nuestro prójimo como a nosotros mismos: Honraríamos a nuestro padre y a nuestra
madre. No mataríamos. No cometeríamos adulterio. No robaríamos. No daríamos falso testimonio. No
consentiríamos pensamientos ni deseos impuros. No codiciaríamos las cosas de nuestro prójimo.

Como los dos más grandes mandamientos conllevan el amor, ya sea amar a Dios o amar a los
hombres, el amor es el espíritu de los mandamientos de Dios.
Los Diez Mandamientos nos dicen expresamente qué NO HACER, lo que está en CONTRA de la
naturaleza de Dios. Concerniente a lo que DEBEMOS hacer positivamente a fin de andar agradando a
Dios y a los hombres, sólo una palabra es necesaria para instruirnos: debemos AMAR a nuestro Dios con
todo nuestro ser y debemos AMAR a nuestro prójimo como a nosotros mismos. El amor es el
cumplimiento de la ley. (Rm. 13,8-10)

CAPÍTULO II: SOY CATÓLICO


Tengo algo que enseñarles. (Muéstrele una Cruz). Saben qué es esto, ¿no? Desde luego que lo
saben, es una cruz. Tengo varias cruces que enseñarles. Esta es una cruz que está en una cadena y que
puedes ponértela alrededor del cuello. Esta es un marcador de libros hecha en forma de cruz y esta es una
cruz, muy bonita, para ponerla en la pared.
Todos los días vemos cruces alrededor nuestro. Las personas las usan como joyería, las ponen en
las paredes y las llevan en los llaveros. Es usual el que veas una cruz en la torre de la iglesia. Podemos
observar muchas personas que se hacen tatuajes de cruces en sus cuerpos. ¿En qué piensas cuando ves una
cruz? ¿Qué significa la cruz para ti? ¿Es solo una pieza de joyería o una obra de arte?
Un día, mientras Jesús y sus discípulos caminaban, Jesús le preguntó: “¿Quién dicen la gente que
soy?” Los discípulos le contestaron: “Algunos dicen que Juan el Bautista o alguno de los profetas”. “Y
ustedes, ¿quién dicen que soy?”, preguntó Jesús. Pedro contestó: “Tú eres el Cristo, el Mesías.” Pedro
había contestado bien. Pensarías que eso sería el final de la lección de Jesús, pero no lo era. “Manténganse
callados y no le digan esto a persona alguna”, dijo Jesús, “porque es necesario que sufra muchas cosas
terribles. Seré arrestado, probado y muerto, pero después de tres días resucitaré.” A Pedro no le gustó eso!
agarró a Jesús aparte y le dijo que dejara de hablar de esa manera. Jesús regañó a Pedro diciéndole:
“Aléjate de mí, Satanás! Estás mirando las cosas desde el punto de vista humano, pero no desde el punto
de vista de Dios.” Entonces Jesús se dirigió a la multitud que había alrededor y les pidió que se acercaran
a él y a sus discípulos. “Si alguien quiere ser mi discípulo”, les dijo, “que se niegue a sí mismo, lleve su
cruz y me siga. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa
de mí y del evangelio, la salvará”.
¿Qué significa eso para nosotros? Significa que tenemos un Salvador, Cristo Jesús, que estuvo
listo para dejar todo con tal de que tuviéramos vida eterna. Significa también que aquellos de nosotros que
deseemos ser sus seguidores tenemos que estar listos para cargar con nuestra cruz, dejar todo y seguirle.
La cruz es mucho más que una pieza de joyería, una obra de arte o una decoración en la torre de
una iglesia. Es un recordatorio del gran amor de nuestro Salvador, Jesús, por nosotros, ¡y del llamado a
seguirle!
SOY CATOLICO, porque creo en Jesucristo, porque creo que la fe que profeso y que he recibido
en el bautismo, es la misma fe que profesaron los Apóstoles y que de generación en generación se ha
venido transmitiendo, cumpliendo así el mandato que Cristo nos dejó antes de ascender al cielo (Mt 28,
19- 20).
La cruz es la dignidad del cristiano católico y en ella carga toda la realidad que le atañe en la
cotidianidad. Por eso el santiguarnos cuando pasamos al frente de la Iglesia es testimoniar mi amor por
Cristo y por la Iglesia.

CAPÍTULO III: EL PECADO NOS APARTA DE DIOS

Primero escuchemos esta historia: Unas personas salieron de día de campo y escogieron un lugar
muy bonito para comer. Al entrar vieron un letrero que decía “Prohibido el paso. Peligro, terreno
resbaladizo”, pero no le hicieron caso. Después, tres niños tuvieron un accidente y resultaron con lesiones
bastante serias. Llegó la policía y los multó por haberse metido a ese lugar prohibido. Pero ellos no
quisieron aceptar su responsabilidad. Fin de la historia
Esto nos sucede muchas veces, hacemos cosas que son malas y luego no queremos aceptar nuestra
responsabilidad.
Trabajo grupal:
Leer la parábola de la vid y los sarmientos. (Jn. 15, 5-7)
Explicar que los sarmientos son como las ramas de la vid, que es el árbol que produce las uvas.
Preguntar si es posible que los sarmientos den uvas, si son cortados de la vid.
Hacer ver que los humanos somos los sarmientos y Jesús la vid.
Dios nos creó por amor, para ser felices. Lejos de Él nunca podremos ser felices.

Hay dos tipos de pecado:


Mortal: que es el que endurece nuestro corazón y no nos deja reconocer el amor y la presencia de
Dios en nuestra vida. Este se da cuando decidimos alejarnos de los caminos de Dios, siguiendo nuestra
propia voluntad y olvidándonos de Dios.
Venial: es aquél que debilita nuestra amistad con Dios. El alejamiento de Dios no es total pero, si
no cambiamos, puede llevarnos a caer en el pecado mortal.
Debemos estar siempre atentos para no caer en la tentación ni cometer pecados, pues solo el
pecado nos puede apartar de Dios. Si nos separamos de Dios no daremos frutos.

CAPÍTULO IV: LA IMITACIÓN DE CRISTO Y LA ORACIÓN


Jesús se pasó su “vida pública” enseñándonos muchas cosas y diciéndonos qué deberíamos hacer
para poder lograr la salvación. Todo lo que Él dijo, lo practicó. No decía una cosa y hacía otra.
En una ocasión nos dijo: “Ustedes son la luz del mundo”. Con ello nos quería decir, que sus
seguidores debíamos dar ejemplo y testimonio de Él para que los demás lo conocieran.
Para poder imitar a Cristo tenemos que conocerlo, y vivir como Él vivió. Pero, primero hay que
conocerlo y después poner en práctica sus enseñanzas.
Tenemos que vivir las virtudes que Él practicó: la humildad, la obediencia, la sencillez, la caridad,
la paciencia, el perdón, la ayuda a los demás, etc. Para poder seguir a Cristo hay que imitarlo y llevarlo a
los demás.
Si leemos el Evangelio, vemos que Cristo pasaba largas horas orando. Él oraba todos los días a Su
Padre. Este fue otro de los ejemplos que nos dio. Él nos enseñó a orar para poder estar cerca del Padre.
Sabía que era muy importante que aprendiéramos a orar y que lo hiciéramos todos los días. Cuándo sus
apóstoles le pidieron que les enseñara a orar, Él les enseñó el Padrenuestro. En otro momento, dijo: “Todo
lo que pidan con fe, se les concederá”.
También habló de la necesidad de orar con insistencia.
La oración es dialogar con Dios: hablarle, pero también escucharle. Es reconocerle como nuestro
Padre, contarle nuestras dificultades, escuchar lo que Él nos quiere decir, agradecerle todas sus
bendiciones.
A veces nos parece que nuestra oración no es escuchada. Lo que sucede en estas ocasiones es que,
puede ser, que lo que pedimos no sea para nuestro bien, aunque a nosotros nos parezca lo contrario. Dios
conoce lo que necesitamos mejor que nosotros mismos. Otras veces, puede ser que no oramos con
suficiente fe.
En la Misa nos reunimos a orar juntos y nuestras oraciones pueden ayudar a muchas personas que
ni siquiera conocemos, pero que necesitan de ellas. Es muy importante.

CAPÍTULO V: EL NOMBRE DE DIOS: YAHVÉ


1.- ¿De dónde viene el nombre "Yahvé"?
Esta palabra es una palabra hebrea, el hebreo es el idioma de los israelitas o judíos del Antiguo
Testamento. En este idioma no se escribían las vocales de una palabra sino únicamente las consonantes.
Era bastante difícil leerlo correctamente, porque al leer un texto hebreo, uno mismo debía saber de
memoria qué vocales tenía que pronunciar en medio de las consonantes. El nombre de Dios: «YO SOY»
se escribía con estas cuatro consonantes: Y H W H que los judíos pronunciaban así «Yahvé», y en
castellano se escribe YAVE. La pronunciación «Yahvé» es sin duda la pronunciación más correcta del
hebreo original para indicar a Dios como «Yo soy el que soy» (Los judíos del A.T. nunca dijeron Jehová).
El Antiguo Testamento (los 46 libros de la Biblia que se escribieron antes del nacimiento de
Jesucristo), fue escrito en su mayor parte en el idioma hebreo. En el libro del Éxodo, capítulo 3, versículos
9 al 15, y en el mismo libro, capítulo 6, 2-3, aparece que cuando Dios revela su nombre, da el nombre de
YHWH (Yahvé).

2.- ¿Qué significa el nombre YHWH?


Según los investigadores este nombre de Yahvé, significa: "Yo soy el que soy", por eso no es nada
extraño que en los textos que hemos indicado del libro del Éxodo, aparezca la siguiente traducción:
"Moisés replicó a Dios: Bien, yo me presentaré a los israelitas y les diré: El Dios de sus antepasados me
envía a ustedes. Pero si ellos me preguntan cuál es su nombre, ¿qué les responderé? Dios contestó a
Moisés: Yo soy el que soy (YHWH). Explícaselo así a los israelitas: " Yo soy" me envía a ustedes. (Ex 3,
13-14)
Fíjate que en la lengua original en la que se escribió aparece la palabra YHWH, o sea, "Yahwéh", que
luego el traductor traduce por " Yo soy el que soy ", pero el nombre que aparece en el original es YHWH,
nunca "Jehová".
El significado profundo, por otro lado, de Yahvé o, ‘Yo soy el que soy’, estaría relacionado con la
necesidad de acabar con el politeísmo y la idolatría, que por entonces era el tipo de creencia más común
entre los pueblos, para pasar a una religión monoteísta, que solo acepta la creencia de un Dios único, por
encima de los otros. Teoría reforzada por otra de las afirmaciones de Dios en el Éxodo: “No tendrás dioses
ajenos delante de mí” (20: 3).

CAPITULO VI: EL CORAZON DE DIOS PADRE


Objetivo: Que nuestro catequizando conozca el corazón paternal de Dios y aprenda a disfrutar y
depender de ÉL.
Objetivos específico: El Común denominador de nuestra sociedad es: El corazón herido del
hombre, el cual solo puede ser sanado y restaurado a través del Tierno Corazón de Padre de nuestro Dios.
Texto Clave para memorizar: Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados
hijos de Dios (Primera de Juan 3,1)
Dios quiere que le conozcamos como nuestro Padre, así pues Envió a su Hijo: Mucha gente
experimentan un bloqueo emocional o mental cuando intentan llamar a Dios “PADRE” esto es porque no
le conocen a El de una manera personal. Hay una gran diferencia entre conocer acerca de Dios y conocerle
a El de una manera personal. Para ser hijos de Dios debemos de creer que Jesucristo vino a este mundo
como El HIJO DE DIOS, en su plan y estrategia de Salvación las palabras PADRE e HIJO son poderosas
y muy comunes en la Biblia, Dios quiere que le conozcamos a Él como Padre a través de su Hijo Jesús. La
Relación de Dios con Jesús es relación PADRE e HIJO y esta es la relación que Él quiere que tengamos
con EL.
Muchos chicos, particularmente hombres, reciben muy pocas muestras de afecto físico de sus
padres, y poca compasión cuando son heridos. Esto es por el falso concepto de masculinidad de nuestra
sociedad “no llores, los hombres no lloran” El amor de Dios sana de igual manera las heridas del hombre
y la mujer. Como Padre, el siente nuestro dolor de manera profunda.
Es triste saber que solo el año pasado se reportaron en Venezuela 59 mil 186 denuncias de
maltrato infantil, un 63% sucedió dentro de los hogares principalmente por Padres o Padrastros. Esto deja
heridas, cicatrices y muchas veces distorsiona la imagen de Padre de Dios debido a la experiencia que el
hombre tiene o ha tenido con su padre terrenal.

Nota para el catequista: Muchos de nuestros niños han pasado o están pasando por situaciones
de maltrato, ausencia de su Padre, o una relación pobre con su Padre y es importante poderlos llevar a un
punto de perdón a su padre terrenal para poder reconocer y reconectar con Dios Padre.
Dios nos enseña a orar, Padre nuestro….
No hay en el lenguaje humano ninguna palabra en que se condense toda la buena nueva que Cristo
trajo a la tierra, como en la palabra que el hombre dirige a su Dios llamándole: Padre. Dios, nuestro Padre,
nosotros sus hijos.
La palabra Padre la repite Cristo muchísimas veces, tanto en sus sermones como en sus oraciones.
Especialmente se ve esto en los Evangelios de San Mateo y San Juan. San Mateo trae esta palabra 44
veces, Juan cerca de 115 veces. De esto se deduce cuán profundamente impresionó esta palabra a los
apóstoles y cuánto se grabó en su memoria.
Al poner esta palabra al principio de su oración, Cristo quería producir en nosotros los mismos
sentimientos que El abrigaba. Por eso se puede comprender cuánto le agrada el que este pensamiento
fundamental de su trato con Dios halle un eco fiel en nuestras oraciones.
Cuando un niño no conoció a su padre como la imagen perfecta del amor providencial, y no creció
al calor de este amor, siempre sentirá la falta de uno de los aspectos más felices de su vida. Lo mismo
sucede en el hombre que no aprendió sentirse hijo de Dios. A él no le queda más remedio que pedir con
toda reverencia como los discípulos: "Señor, enséñanos a orar".

ORACION
¡Padre! ¡Cuán feliz me siento porque sé que eres mi Padre, Dios conocible, accesible, honesto,
creativo y Capaz. Eterno e Inmenso, el Creador y Señor de todas las cosas creadas! ¡Qué ánimo y aliento,
qué confianza en todas las situaciones de mi vida me da esta seguridad! ¡Oh Padre mío, yo creo en tu
eterno amor para conmigo! Cuán fielmente cumpliste siempre tus obligaciones de Padre conmigo! Yo a mi
vez quiero ser fiel hijo tuyo y buen hermano de tus hijos, mis hermanos en la tierra, ante todo de tu Hijo
que me recuperó los derechos perdidos de ser hijo tuyo.

CAPITULO VII: EL CARACTER DE DIOS


Objetivo: El objetivo de esta clase es el describir cómo es Dios en realidad y lo que eso significa
para nosotros. Él no está lejos, Él es Cognoscible, Accesible, Creativo, Honesto y Capaz.
Objetivo específico: Que nuestro catequizando tenga la firme convicción de que Dios puede ser
conocido personalmente, que está verdaderamente interesado en nosotros y puede relacionarse con nuestra
experiencia humana. Dios le da significado y propósito a nuestra vida. Esto es lo que Él nos muestra a
través de su carácter, podemos confiar en EL.
Texto Clave: Quien pone en TI su esperanza jamás será avergonzado. (Salmo 25,3)
Énfasis evangelístico: Llevar a nuestro catequizando al punto donde pueda entender que Dios está más
cerca de lo que pensamos y Él es todo para nosotros, es nuestra fuente, una fuente que debemos compartir
con los que están sedientos. Oremos en clase para que Dios revele más de su carácter en nuestras vidas a
través de su Espíritu Santo y así compartir con otros acerca de esta fuente de vida que es EL. Quién es
Dios. Él es cognoscible. Dios, quien creó el universo en toda su magnitud y sus detalles creativos, es
posible que lo podamos conocer. Él nos habla acerca de sí mismo en su Palabra la BIBLIA, pero inclusive
va más allá de esto. Él nos da la bienvenida a una relación, para que lo podamos conocer de una forma
personal. No solo podemos conocer cosas acerca de Él, sino que lo podemos conocer a Él de una forma
intima.
Así dice el Señor: "Que no se gloríe el sabio de su sabiduría, ni el poderoso de su poder, ni el rico
de su riqueza. Si alguien ha de gloriarse que se glorié de conocerme y de comprender que yo soy el Señor,
que actúo en la tierra con amor, con derecho y justicia, pues es lo que a mí me agrada" afirma el Señor
(Jeremías 9:23-24)
¿Quién es Dios?. Él es accesible. Dios no hace acepción de personas, él no nos ha escogido en
base a nuestra raza, nuestro trasfondo. Es su naturaleza el ser amoroso y con actitud de aceptación cuando
nos aproximamos a Él, todo lo que necesitamos es acercarnos a Él, buscarle y lo Hallaremos. El Señor está
cerca de quienes lo invocan, de quienes lo invocan en verdad. (Salmo 145, 18)
¿Quién es Dios? Él es creativo. Dios tiene la capacidad de darle vida a las cosas, no sólo galaxias
o formas de vida, sino soluciones para los problemas actuales. Dios es creativo, Él siempre nos sorprende,
Él va mucho más allá de nuestros deseos, anhelos, sueños, necesidades!!. Su Maravilloso poder es algo de
lo que EL quiere que tengamos conocimiento y en lo que podamos confiar.
En mi angustia invoqué al Señor y Él me respondió. Señor, líbrame de los labios mentirosos y de las
lenguas embusteras. (Salmos 121:1-2)
¿Quién es Dios? Él es honesto. Al igual que una persona que te deja conocer sus pensamientos y
sus sentimientos, Dios claramente nos habla de Él mismo, aquí la diferencia principal es, que Dios
siempre es honesto. Todo lo que Él dice acerca de Él o de nosotros, es información confiable. Más
verdadero que nuestros sentimientos, pensamientos o percepciones, Dios es totalmente preciso y honesto
en lo que dice. Podemos confiar en cada promesa que Él nos hace, lo dice en serio. Podemos creer en su
palabra.
La exposición de tus palabras nos da luz, y da entendimiento al sencillo. Tu palabra es una
lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero. (Salmos 119, 130, 105)
¿Quién es Dios?. Él es capaz. ¿Qué tanto te gustaría siempre tener el 100% de la razón en todo?
Dios siempre tiene la razón. Su sabiduría no tiene límites. Él entiende todos los elementos de una
situación, inclusive el pasado y el futuro relacionados con dicha situación. No tenemos que ponerlo al día,
darle consejo o convencerlo de que haga lo correcto. Él lo hará, porque Él es capaz y sus motivos son
puros. Si confiamos en Él, Él nunca cometerá un error, nunca nos hará menos o nos engañará. Él puede ser
de total confianza en que va a hacer lo correcto, en todas las circunstancias y en todo momento.
Quien pone en ti su esperanza jamás será avergonzado. (Salmos 25,3)

CAPÍTULO VIII: EL ADVIENTO


Imagina que te llega una carta diciendo que en cuatro semanas, llegará a tu casa a hospedarse, el
Hijo de Dios. ¡Qué honor! ¿Cómo a mi casa? ¿Qué haría yo? Por supuesto no me quedaría sentado y
dejaría pasar el tiempo para preparar el recibimiento. Manos a la obra:
1) Hay que hacer una buena limpieza de la casa.
2) Hay que recoger el tiradero, el desorden, poner orden en casa.
3) Hay que adornar, pintar, poner flores, que se vea más bonita la casa.
4) Hay que preparar con alegría el recibimiento.
Recordemos que La palabra Adviento es de origen latino y quiere decir: VENIDA. El Adviento es
un tiempo de espera, un tiempo especial para preparar el espíritu para el nacimiento de Jesús en la
Navidad.
En pocas palabras el Adviento es:
1) TIEMPO DE LIMPIAR: ¿Me atrevería a recibir al Hijo de Dios, en una casa llena de sucio?
Imposible. De igual manera, Jesús no podría hospedarse en mi alma, si esta está llena de pecado. La mejor
manera de preparar mi alma para la venida del niño Jesús es reflexionando, qué cosas me separan de Dios.
Haré un examen profundo, pensando con cuales de mis actos le ofendo. Después me esforzaré por hacer
una buena CONFESIÓN, pidiendo de corazón a Dios perdón por haberle ofendido a El que tanto me ama.
2) TIEMPO DE ORDENAR: Es muy fácil volver a ensuciar la casa. De igual modo, será fácil
volver a ensuciar mi alma, si no ordeno mis ideas, mis creencias, mis prioridades. Pensaré que para todo
católico lo más importante debiera ser, vivir de manera que logre llegar al cielo, a vivir toda la eternidad,
infinitamente feliz con Dios. Recordaré las palabras de Jesús cuando le preguntaron cuál era el
mandamiento más grande: "Amarás a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, y
amarás a tu prójimo como a ti mismo".
3) TIEMPO DE ADORNAR: Una vez limpia y ordenada la casa, ahora sí se puede adornar.
¿Cómo adorno mi alma para recibir al Hijo de Dios dignamente? El alma se embellece con las virtudes.
Cultivando las acciones buenas y las actitudes buenas, por ejemplo siendo sencillo, sirviendo o haciendo
favores a los demás, siendo amable, hablando bien de los otros, ayudando a aquel que está más amolado
que yo, aceptando y teniendo paciencia con aquel que me cuesta, perdonando a aquel que me ofendió.
4) TIEMPO DE ALEGRÍA: ¡Todo preparado en la casa! Ahora es tiempo de pensar en EL
INVITADO. El invitado es nada más y nada menos que Jesucristo, el hijo de Dios.

El Adviento es entonces y sobretodo un tiempo de alegría profunda. Si te fijas, todos los que
participaron de cerca en el nacimiento de Jesús: San José, la Virgen María, los pastores, los reyes magos,
todos estaban alegres. De igual manera mi vida debe ser también como un Adviento un poco más largo,
una alegre espera de ese momento definitivo en el que me encontraré por fin con el Señor para siempre
Mi alegría no debe depender de las cosas de la tierra: noticias agradables, salud, tranquilidad,
desahogo económico para sacar la familia adelante, etc. La verdadera alegría cristiana, esa que trae una
paz y serenidad que nadie puede quitar, sólo la tiene aquel hombre que logra escapar de si mismo, cuando
ama a los demás y hace la voluntad de Dios.
Este Adviento trataré de vivir esta alegría, con una sonrisa, una palabra cordial, un pequeño
elogio, evitando hacer tragedias por cosas de poca importancia que debería dejar pasar y olvidar. Así
contribuiré a hacer más llevadera la vida de las personas que me rodean. Esa es una de las grandes
misiones del cristiano: llevar alegría a un mundo que está triste porque se va alejando de Dios.

LA CORONA DE ADVIENTO: Existe la tradición de hacer en casa una "Corona de Adviento",


que es un círculo de follaje verde (pino, abeto o hiedra), envuelta con un listón rojo y en cuyo centro se
colocan 4 velas, para que la familia encienda una cada domingo de Adviento mientras hace oración. El
círculo simboliza la eternidad, el color verde simboliza la vida y la esperanza. La cinta roja significa el
amor de Dios que nos envuelve y también nuestro amor que espera con ansiedad el nacimiento del Hijo de
Dios. La luz de las velas simboliza nuestra fe.
PROPÓSITO DEL MES: Cada uno de los 4 domingos de este Adviento, me reuniré con mi
familia, encenderé una de las velas de la corona, leeré un pedazo del evangelio que me cuenta con detalle
como fue el nacimiento de Jesús. Leeré después la parte de este folleto que corresponde a lo que tengo que
trabajar esa semana.

CAPÍTULO IX: LOS SACRAMENTOS


Jesucristo, en su amor infinito a los hombres, instituyó los siete sacramentos, por medio de los
cuales llegan hasta nosotros los bienes de la redención.
Los Sacramentos son eficaces en sí mismos, porque en ellos actúa directamente Cristo. En cuanto
signos externos también tiene una finalidad pedagógica: alimenta, fortalecen y expresan la fe. Cuanto
mejor es la disposición de la persona que recibe los sacramentos, mas abundantes son los frutos de la
gracia.
¿Qué son los sacramentos?
Son signos eficaces de la gracia, instituidos por Jesucristo y confiados a la Iglesia, por los cuales
se nos dispensa la vida divina.

¿Cuántos y cuáles son los sacramentos?


Los sacramentos son siete, a saber: Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Penitencia, Unción de los
enfermos, Orden sacerdotal y Matrimonio.

¿Qué es el carácter sacramental?


Es un sello espiritual que configura con Cristo al que lo recibe. Por ello, se trata de un sello
indeleble, es decir, permanente y, por tanto, el cristiano los recibe una sola vez en la vida.

¿Cuáles son los sacramentos que imprimen carácter?


Son: Bautismo, Confirmación y orden Sacerdotal.

CAPÍTULO X: EL BAUTISMO I
Nuestros padres nos dieron la vida natural del cuerpo, pero Dios nos da el alma y nos destina,
además, a una vida sobrenatural; nacemos privados de ella por el pecado original, heredado de Adán.
El bautismo borra el pecado original, nos da la fe y la vida divina, y nos hace hijos de Dios.
La Santísima Trinidad toma posesión del alma y comienza a santificarnos. Según el plan de amor
del Señor, el bautismo es necesario para la salvación. (Mt. 28, 19 - Mc. 16, 16 - Jn. 3, 5)

¿Qué es el bautismo?
Es el sacramento por el que renacemos a la vida divina y somos hechos hijos de Dios.

¿Por qué el bautismo es el primero de los sacramentos?


Porque es la puerta que abre el acceso a los demás sacramentos, y sin el no se puede recibir
ningún otro.
¿Qué efectos produce el bautismo?
Los efectos que produce el bautismo son: perdona el pecado original y cualquier otro pecado, con
las penas debidas por ellas. Se nos dan las tres divinas personas junto con la gracia santificante. Infunde la
gracia santificante, las virtudes sobrenaturales y los dones del Espíritu Santo. Imprime en el alma el
carácter sacramental que nos hace cristianos para siempre. Nos incorpora a la Iglesia.

¿El bautismo es necesario para la salvación?


Según el plan del Señor, el bautismo es necesario para la salvación, como lo es la Iglesia misma, a
la que nos introduce el bautismo.
¿Quién puede bautizar?
Ordinariamente puede bautizar el obispo, el sacerdote y el diácono, pero en caso de necesidad
puede hacerlo cualquier persona que tenga intención de hacer lo que hace la Iglesia.

¿Cómo se bautiza?
Se bautiza derramando agua sobre la cabeza y diciendo: “Yo te Bautizo en el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo”.

¿Qué es el Catecumenado?
Es la preparación que deben recibir aquellos que van a bautizarse habiendo alcanzado el uso de la
razón.
¿Por qué hay que bautizar a los niños?
El sentido del sacramento del Bautismo es sencillo: ser incorporados a la Iglesia como miembros
de Cristo, eliminando en nosotros la huella del pecado de Adán y darnos la oportunidad de librarnos de las
consecuencias del pecado (concupiscencia) de nuestro primer padre por nuestra cooperación con la gracia
de Dios.
Es así que sin haber sido bautizados no podemos vivir según la fe de la Iglesia. El Catecismo de la
Iglesia Católica dice que «el santo Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la
vida en el espíritu y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos.
Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser
miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión (CEC 1213).
Todos hemos pecado en Adán y desde que nacemos estamos en pecado: “Así pues, como el delito de uno
solo atrajo sobre todos los hombres la condenación, así también la obra de justicia de uno solo procura
toda la justificación que da la vida” (Rm 5,18)

CAPÍTULO XI: EL BAUTISMO II


¿Por qué habría que bautizar a los niños? ¿No sería imponerles una fe que ellos no aceptan
libremente?
La fe nunca se impone. Simplemente se le dan al niño las “herramientas” para que comprenda la
Fe y viva según la ley de Cristo. Si el niño que crece no quiere hacerlo, siempre será libre de rechazar la fe
de sus padres. Pero la base sobre la que piensan los padres cristianos es que deben darle al hijo la
oportunidad de pertenecer a la Iglesia y hacerse partícipes de los dones que administra con la autoridad del
mismo Señor Jesús. Negarle esto a una persona significa no creer en la Iglesia como Cuerpo Místico de
Cristo. Por ello, si los padres no tienen fe o la han perdido, les será difícil comprender el sentido de
bautizar a su hijo recién nacido.
Bautizar a un niño es hacerle un regalo inmenso, desearle lo mejor, que es la vida en Cristo. Este
es un regalo que en su futuro podrá aprovechar o lo podrá abandonar, pero que siempre tendrá a la mano
para acercarse a la Iglesia y por medio de ella al mismo Señor Jesús. “La pura gratuidad de la gracia de la
salvación se manifiesta particularmente en el bautismo de niños”, dice el Código de Derecho Canónico
(CEC). Por tanto, los padres, que son parte de la Iglesia también, privarían a sus hijos de ser parte del
Cuerpo Místico de Cristo y les sustraerían la oportunidad de ir creciendo en la fe desde pequeño. Tendrá
que comenzar desde cero siendo mayor.
La fe sólo puede crecer después del Bautismo (CEC 1254). Por ello, no es necesario un acto de fe
perfecto previo al Bautismo. Una persona con síndrome de Down puede ser bautizada, aunque no pueda
hacer una profesión de fe. En casos comunes, si bien el niño no puede pedir ni responder por su fe, el
padrino lo hace en nombre del niño (CEC 1253). No bautizar a un niño indica que los padres no están
dispuestos a transmitirle su fe a su hijo. Una actitud así sólo puede nacer de padres que no creen
verdaderamente lo que profesan o que no consideran su fe como un don inmensurable.
Los padres que bautizan a sus hijos recién nacidos aceptan la misión de educarlos en su propia fe.
Algunas preguntas sensatas que pueden ayudar:
Si mi hijo recién nacido nace con una enfermedad, ¿le niego la medicina argumentando que no es
consciente de estar recibiéndola? ¿Diría que sería mejor esperar a que tenga suficiente uso de razón? Y si,
por otro lado, alguien le regala algo hermoso o le quiere dar su herencia a mi hijo ¿me niego a que la
reciba porque aún no es mayor?
Después de ser bautizados ha habido un cambio sustancial en nuestras vidas. Somos "otros", si
puede hablarse así. Pertenecer al Pueblo de Dios, a la Iglesia de Jesucristo, nos hace distintos de las
personas que no lo son. Ser hijo de Dios no es un dato cualquiera añadido sin consecuencias. Ser hijo de
Dios por el Bautismo es un don inmenso y es una responsabilidad que asumen los padres, y que luego
delegarán a su hijo. Jesucristo dijo claramente a Nicodemo: “Quien no nace del agua y del Espíritu no
puede entrar en el reino de Dios” (Jn 3, 5). Jesucristo no excluye a nadie; todos necesitan del Bautismo. Si
un niño no está bautizado, no es nacido del Espíritu.

¿Qué sucede con los niños que mueren sin haber sido bautizados?
Un niño recién nacido tiene pecado, pues todos hemos heredado el pecado de Adán. Sin embargo,
los niños que mueren sin ser bautizados son confiados a la misericordia de Dios. La Iglesia los confía a la
misericordia de Dios “que quiere que todos los hombres se salven” (1Tim 2, 4) y a la ternura de Jesús con
los niños, que le hizo decir: “Dejad que los niños se acerquen a mí, y no se lo impidáis” (Mc 10, 14). Esto
nos permite confiar en que hay un camino de salvación para los niños que mueren sin el Bautismo. Pero si
podemos tener la seguridad de salvar a un niño y no sólo eso, sino hacerlo partícipe de la vida misma de
Cristo, no tiene sentido esperar y privarlo de todo ello.

CAPÍTULO XII: LA CONFIRMACIÓN


El sacramento de la Confirmación perfecciona la gracia bautismal, y nos da la fortaleza de Dios
para ser firmes en la fe y en el amor a Dios y al prójimo.
La Confirmación es el verdadero y propio sacramento por el que Dios confirma en nosotros la
obra que comenzó en el Bautismo, y nos conduce a la consolidación de la fortaleza cristiana.
La Confirmación, junto con el Bautismo que le precede, y la Eucaristía, forman lo que se conoce
con el nombre de los “sacramentos de la iniciación cristiana”. Cuando la Confirmación se celebra
separadamente del Bautismo, como es el caso en el rito romano, la liturgia del sacramento comienza con
la renovación de las promesas del Bautismo y la profesión de fe de los confirmandos. Así aparece
claramente que la Confirmación constituye una prolongación del Bautismo. Cuando es bautizado un
adulto, recibe inmediatamente la Confirmación y participa en la Eucaristía.
El sacramento de la Confirmación nos une más íntimamente a la Iglesia y nos enriquece con una
fortaleza especial del Espíritu Santo. De esta forma quedamos obligados aún más, como auténticos
testigos de Cristo, a extender y defender la fe con sus palabras y sus obras.
(Hch. 8, 14-17 - Hch. 19, 1-6 - 2 Cor. 1, 21-22)

¿Qué es la confirmación?
Es el sacramento que perfecciona la gracia bautismal fortaleciéndonos en la fe y haciéndonos
soldados y apóstoles de Cristo.

¿Cuándo se debe recibir la confirmación?


A partir de los doce, o antes, si hay peligro de muerte.

¿Cómo se debe recibir la confirmación?


En estado de gracia y con la preparación conveniente.

¿Quién puede confirmar?


Puede confirmar el obispo, y en algunos casos especiales los sacerdotes delegado por el obispo.

CAPÍTULO XIII: LA EUCARISTÍA


La Eucaristía es el sacramento en el cual bajo las especies de pan y vino, Jesucristo se halla
verdadera, real y sustancialmente presente, con su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad. Es, por
eso, el más sublime de los sacramentos, de donde manan y hacia el que convergen todos los demás, centro
de la vida litúrgica, expresión y alimento de la comunión cristiana. (Mt. 26, 26-28 - Mc. 14, 22-24)

¿Qué es la Eucaristía?
Es el sacramento del cuerpo y la sangre de Jesucristo bajo las especies de pan y vino. Por medio
de la consagración, el sacerdote convierte realmente en su cuerpo y sangre el pan y vino ofrecido en el
altar.
¿Qué es la Santa Misa?
Es la renovación sacramental del sacrificio de la cruz.

¿La Santa Misa es el mismo sacrificio de la Cruz?


Si, pero sin derramamiento de sangre, pues ahora Jesucristo se encuentra en estado glorioso.

¿Quién puede celebrar la Santa Misa?


Solamente los sacerdotes pueden celebrar la Santa Misa, pues solo ellos pueden actuar
personificando a Cristo, cabeza de la Iglesia.
¿Cuáles son los fines por los que se ofrece la Santa Misa?
Los fines por los que se ofrece la Santa Misa son cuatro: adorar a Dios, agradecerles sus
beneficios con pedirle dones y gracias, y satisfacer por nuestros pecados.

La Santa Comunión
La Eucaristía es también banquete sagrado, en el que recibimos a Jesucristo como alimento de
nuestras almas.
La Comunión es recibir a Jesucristo sacramentado en la Eucaristía; de manera que, al comulgar,
entra en nosotros mismos Jesucristo vivo, verdadero Dios y verdadero hombre, con su cuerpo, sangre,
alma y divinidad.
La Eucaristía es la fuente y cumbre de la vida de la iglesia, y también lo es de nuestra vida en
Dios. La Iglesia manda comulgar al menos una vez al año, en estado de gracia; recomienda vivamente la
comunión frecuente y, si es posible, siempre que se asista a la Santa Misa, para que la participación en al
sacrificio de Jesús sea completa.
Es muy importante recibir la Primera Comunión cuando se llega al uso de razón, con la debida
preparación.

¿Qué es la Santa Comunión?


La Sagrada Comunión es recibir al mismo Jesucristo presente en la Eucaristía.

¿De qué modo está presente Jesucristo en la Eucaristía?


Jesucristo está en la Eucaristía verdadera, real y sustancialmente presente, todo entero, vivo y
glorioso, con su cuerpo, sangre, alma y divinidad, bajo cada una de especies y bajo cualquier parte de
ellas.
¿La Hostia consagrada es una “cosa”?
No, la Hostia consagrada no es una “cosa”, aunque lo parezca; es una Persona Divina, es Jesús
vivo y verdadero.

¿Quién puede comulgar?


El que está gracia de Dios, guarda el ayuno eucarístico y sabe a quién va a recibir.

¿En qué consiste el ayuno eucarístico?


Consiste en abstenerse de tomar cualquier alimento o bebida, al menos desde una hora antes de la
Sagrada Comunión, a excepción del agua y de las medicinas. Los enfermos y sus asistentes pueden
comulgar aunque hayan tomado algo en la hora anterior.

¿Cuándo se debe recibir la primera comunión?


Se debe recibir cuando se comienza a tener uso de razón, lo cual se supone a partir de los diez
años; habiendo recibido previamente la preparación oportuna y el sacramento de la penitencia.

¿Qué debe hacer el que desea comulgar y se encuentra en pecado mortal?


Debe acudir antes al sacramento de la Penitencia, pues para comulgar no basta el acto de
contrición.

Aprender de memoria:
ORACIÓN CUANDO NO SE PUEDE COMULGAR
Jesús mío, yo creo que tu estás presente en el Santísimo Sacramento, te amo por sobre todas las
cosas y deseo recibirte en mi alma; ya que no pude recibirte sacramentalmente, ven por lo menos
espiritualmente a mi corazón, me uno enteramente a ti y nunca permitas que me separe de ti. Amén

CAPÍTULO XIV: LA RECONCILIACIÓN


Los cristianos estamos llamados a la santidad; para ello hay que vivir en gracia de Dios; pero
podemos perder la gracia bautismal por el pecado mortal, que mata la vida sobrenatural del alma y rompe
la amistad y la comunión con Dios. El pecado, como explica el Papa Juan Pablo II, es un acto suicida,
porque ante todo, el hombre se daña a sí mismo, destruyendo toda obra buena.
El Señor Jesús ha instituido el sacramento de la penitencia, que se llama también y muy
adecuadamente "Sacramento de la Reconciliación" o Confesión, para perdonar los pecados cometidos
después del Bautismo y abrirnos así la puerta a la reconciliación con Dios.
Jesucristo, por ser Dios, tiene poder para perdonar los pecados, y dio este poder a los Apóstoles y
sus sucesores en el sacerdocio, quienes actúan "en la persona de Cristo"; o sea que, de hecho, es el mismo
Jesucristo el que perdona por el misterio del sacerdote.
Muchos se preguntan el por qué debemos confesar nuestros pecados a un sacerdote, si éste es tan
o más pecador que nosotros. Valga la pena mencionar aquí que hasta el mismo Papa tiene que confesarse
y recibir la absolución de parte de su confesor. La realidad es que nosotros los católicos no hacemos lo
que se nos ocurre creer, como lo que sí hacen nuestros hermanos protestantes, sino más bien, hacemos lo
que Dios manda en su propia Palabra. Si Jesús quiso que nosotros confesásemos nuestros pecados para
recibir la absolución por parte de sus sacerdotes, a quiénes otorgó el poder de perdonar pecados; pues
simplemente lo respetamos y lo ponemos en práctica porque es su voluntad y nosotros no somos nadie
para cuestionar a Dios, como hacen quienes no aceptan el sacramento de la penitencia (o confesión).
(Mt. 16, 19 - Mt. 18, 18 - Jn. 20, 21-23)

¿Qué es el sacramento de la reconciliación?


Es el sacramento instituido por Jesucristo para perdonar los pecados cometidos después del
Bautismo.
¿Qué es necesario para hacer una buena confesión?
Para hacer una buena confesión es necesario:
1º Examen de conciencia.
2º Dolor de los pecados.
3º Propósito de enmienda.
4º Decir los pecados al confesor.
5º Cumplir la penitencia.

¿Qué es el examen de conciencia? Es recordar los pecados cometidos desde la última confesión
bien hecha.

¿Qué es el dolor de los pecados? Es un sentimiento o pena interior de haber ofendido a Dios.

¿Qué es propósito de enmienda? Es una firme resolución de no volver a pecar y de evitar todo lo
que pueda ser ocasión de cometer pecados.

¿Qué pecados debemos confesar? Debemos confesar todos los pecados mortales no confesados
anteriormente, con su número y circunstancias. Conviene decir también los pecados veniales.

¿Qué es cumplir la penitencia? Es rezar las oraciones y hacer las buenas obras que manda el
confesor.
¿Qué pecado comete el que calla por vergüenza la confesión de algún pecado mortal?
Comete un grave pecado llamado sacrilegio, y no se le perdonan los otros pecados confesados.

¿Qué ocurre si se olvida la confesión de un pecado mortal? Si se olvida la confesión de un


pecado mortal, la confesión vale, pero el pecado olvidado debe manifestarse en la próxima confesión.

¿Qué es el secreto de confesión? Es el silencio absoluto que el sacerdote está obligado a guardar
sobre los pecados escuchados en la confesión.

CAPÍTULO XV: APRENDER A PERDONAR


Cuando perdonamos nos liberamos de una gran carga emocional que traemos sobre nuestros
hombros y que nos impide disfrutar de la vida. No perdonamos para beneficiar al otro, perdonamos para
liberarnos a nosotros y poder tener una vida mejor.
Si Dios te perdona todos los días aquellas cosas que haces en contra de Él; quien eres tú para no
perdonar a aquel que te hizo daño.
Tal vez pudo haber sido muy doloroso el fraude, las heridas, los golpes, el abuso verbal,
psicológico y físico que te causo esa persona a la cual ni quieres que se te mencione, pero la tienes todos
los días en tu mente de manera que vives creyendo que todos son iguales, que no merecen estar viviendo
pero, entre más le des lugar a tu pasado menos espacio le estarás dando a Dios para el futuro que Él tiene
para ti. Lo que Jesús quiso decir en esta palabra es que tienes que PERDONAR cuantas veces te hagan
mal.
Tal vez te has quedado esperando a que los demás se acerquen a ti a pedirte perdón por aquello
que te hicieron pero, déjame decirte que nunca vas a cosechar aquello que nunca sembraste; y quizás
tienes hasta razón en decirme; pero yo no tuve la culpa en todo lo que me hizo ; fue ella , fue él quien me
hizo mal a mí y aparte de ello Dios me dice que tengo que humillarme a perdonarle! que lo haga otro pero
a mí no me agarran en eso!!! Si esa es tu actitud lamentablemente nunca vas a salir de la amargura y
resentimientos en contra de los demás.
Llego un momento en mi vida que como joven me tuve que acercar a mis papas a perdonarlos por
todo lo que me hicieron aun sabiendo que yo no tenía nada que ver pero, algo si tenía claro, y es que si
ellos hubieran sabido la magnitud del dolor que me estaban causando no lo habrían hecho; y de igual
manera les pedí perdón por toda rebeldía, desobediencia y malas actitudes que tuve hacia ellos.
Tal vez hoy sea el día en el que esa muralla que sientes entre de tu padre, tu madre, tu esposo, esposa,
hijos, hermanos, pastores, líderes; se caiga en el Nombre de Jesús y eso va a ser por el Poder del
PERDON. Si hasta este día vivías preso de amarguras, recuerdos, odios en contra de otras personas
oremos juntos a Dios.
Padre Nuestro que estás en los Cielos en este momento me rindo a ti, y te pido perdón por haber
arrinconado dentro de mi odios y sentimientos dañinos, ahora te pido que tu derrames fuerzas , amor,
compasión y sensibilidad en mi corazón para PERDONAR a aquellos que tanto daño me hicieron en
algún momento de mi vida; YO DECIDO PERDONAR en el Nombre de Jesús, Perdono a (menciona el
nombre de quien o quienes debes perdonar); y gracias te doy porque las murallas que me separaban de
esas personas se caen por el poder del PERDON en el nombre Poderoso de Jesús. Amén.
Si hiciste esta oración de todo corazón; ahora ve y ponlo por obra, acércate a quienes debes
hacerlo y diles te perdono en el Nombre de Jesús y de igual manera si tienes que pedir perdón hazlo.

CAPÍTULO XVI: LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS


El Sacramento de la Unción de Enfermos confiere al cristiano una gracia especial para enfrentar
las dificultades propias de una enfermedad grave o vejez. Se le conoce también como el “sagrado viático”,
porque es el recurso, el “refrigerio” que lleva el cristiano para poder sobrellevar con fortaleza y en estado
de gracia un momento de tránsito, especialmente el tránsito a la Casa del Padre a través de la muerte.
Lo esencial del sacramento consiste en ungir la frente y las manos del enfermo acompañado de
una oración litúrgica realizada por el sacerdote o el obispo, únicos ministros que pueden administrar este
sacramento.
La Unción de enfermos se conocía antes como “Extremaunción”, pues sólo se administraba “in
articulo mortis” (a punto de morir). Actualmente el sacramento se puede administrar más de una vez,
siempre que sea en caso de enfermedad grave. (Mc. 6, 5 - Mc. 6, 12-13 - Sgo. 5, 14-15)

¿Qué es la Unción de Enfermos?


Es el sacramento que da la Iglesia para atraer la salud de alma, espíritu y cuerpo al cristiano en
estado de enfermedad grave o vejez.

¿Cuántas veces puede recibir el sacramento un cristiano?


Las veces que sea necesaria, siempre que sea en estado grave. Puede recibirlo incluso cuando el
estado grave se produce como recaída de un estado anterior por el que ya había recibido el sacramento.

¿Qué efectos tiene la Unción de enfermos?


La unción une al enfermo a la Pasión de Cristo para su bien y el de toda la Iglesia; obtiene
consuelo, paz y ánimo; obtiene el perdón de los pecados (si el enfermo no ha podido obtenerlo por el
sacramento de la reconciliación), restablece la salud corporal (si conviene a la salud espiritual) y prepara
para el paso a la vida eterna.

CAPÍTULO XVII: EL ORDEN SACERDOTAL


En virtud del Bautismo y de la Confirmación, todos los fieles participan del sacerdocio del
Jesucristo. Pero los que reciben el sacramento del Orden tiene, además, el sacerdocio ministerial o
jerárquico, que se diferencia del sacerdocio común de los fieles "esencialmente y no sólo en grado"
(Lumen Gentium, 10).
Este sacramento del Orden consagra al que lo recibe, configurándolo de modo particular con
Jesucristo y capacitándolo para actuar en la misma persona de Cristo para el bien de todo el pueblo de
Dios. (Lc. 10, 16 - Jn. 15, 5 - Hch. 6, 6 - Hch. 20, 17)

¿Qué es el Orden sacerdotal?


Es el sacramento por el que algunos fieles son constituidos ministros sagrados, siendo
cooperadores del Obispo con quien forman un presbiterio.

¿Por qué este sacramento se llama Orden?


Porque comprende varios grados subordinados entre sí.

¿Cuáles son las funciones principales de los sacerdotes?


Las funciones principales de los sacerdotes son: Celebrar el Santo Sacrificio de la Misa, perdonar
los pecados en la Confesión, administrar los demás sacramentos, predicar la Palabra de Dios y dirigir a los
fieles en las cosas que se refieren a Dios.

¿Son necesarios los sacerdotes?


Los sacerdotes son necesarios e insustituibles, pues sin ellos no existiría la Iglesia tal como la
fundó Jesucristo. Por eso todos los cristianos debemos colaborar en el fomento y formación de las
vocaciones sacerdotales. Hay que recordar que sin sacerdote no hay eucaristía y sin eucaristía no hay
salvación.

¿Por qué las mujeres no pueden ser sacerdotes?


El sacerdocio ministerial es signo sacramental de Cristo Sacerdote. El sacerdote ministerial,
especialmente en su acto central que es el sacrificio eucarístico, es signo de Cristo Sacerdote y Víctima.
Ahora bien, la mujer no es signo adecuado de Cristo Sacerdote y Víctima, por eso no puede ser sacerdote
ministerial.
"El Señor escogió como apóstoles a doce varones. Le seguían y servían mujeres (algunas más
fieles y enérgicas que los apóstoles), pero no las llamó al ministerio sacerdotal". En concreto, el
sacerdocio es para los hombres porque Dios así lo ha dispuesto y sólo Dios sabe las razones que tuvo para
hacerlo
CAPÍTULO XVIII: EL MATRIMONIO
El Matrimonio fue instituido por Dios cuando creó al hombre y a la mujer. Para los cristianos,
Jesucristo lo elevó a la dignidad de sacramento; un sacramento que da a los esposos una gracia especial
para ser fieles una al otro y santificarse en la vida matrimonial y familiar, ya que el matrimonio cristiano
es una auténtica vocación sobrenatural.
El Matrimonio por su naturaleza está ordenado a la generación y la educación de los hijos, al amor
y ayuda entre los esposos y a su santificación personal.
(Gén. 2, 18-25 - Mt. 5, 31-32 - Mt. 19, 3-9 - Mc. 10, 2-12)

¿Qué es el Matrimonio?
Es el sacramento que santifica la unión indisoluble entre un hombre y una mujer cristianos, y les
concede la gracia para cumplir fielmente sus deberes de esposos y de padres.

¿Cuáles son las propiedades esenciales del Matrimonio?


Estas son: unidad, indisolubilidad y apertura a la fecundidad.

¿Qué pecado comete el cristiano que estando casado, se une con otra persona?
Comete pecado de adulterio.

¿Cometen pecado los convivientes y los unidos solo en matrimonio civil?


Se hallan en permanente estado de pecado y no pueden comulgar.

¿Cuál es la edad mínima para casarse?


En la mayoría de naciones, la edad mínima para casarse es de 18 años y conocer a su pareja por lo
menos más de un año y medio. En cualquier caso, se requiere de un permiso de la autoridad eclesiástica
para hacerlo antes de la edad mínima establecida.

¿Cómo debe recibirse el sacramento del matrimonio?


En estado de gracia y con la debida preparación; por ello se le recomienda a los contrayentes
confesarles antes.

CAPÍTULO XIX: CONVERSIÓN: REVISAR, DISCERNIR,


CAMBIAR Y VIVIR.
“El Reino de Dios se ha acercado. Tomen otro camino y crean en la Buena Nueva” (Mc. 1, 15)
El seguimiento de Jesús comienza por la conversión. El Señor nos pide que dejemos nuestra
manera de vivir para creer en lo que nos propone el Evangelio y cambiar de vida.
La conversión está en la médula del mensaje evangélico. Implica un cambio de camino, de
mentalidad, de forma de vivir, de pensar, de creer, de amar.
Para vivir la conversión a la que nos invita Jesús en su Evangelio son necesarios cuatro pasos:

Revisar la propia vida y la vida social que nos rodea:


 ¿Cuáles son los valores que mueven nuestra vida?
 ¿Cuáles son los valores que me propone la sociedad?
 ¿Qué situaciones hay en mi vida, en la sociedad que me rodea, que no tienen nada que ver con lo
que Jesús propone?

Discernir por dónde pasa el Evangelio en estos días.


 ¿Por qué existen situaciones en mi vida que me alejan de Dios? ¿Por qué existen situaciones en la
sociedad que producen injusticia, egoísmo, violencia y exclusión?
 ¿Cómo vivir para ser fieles al mensaje de Jesús?

Cambiar lo que nos aleja de Jesús y lo que impide que la sociedad se construya según los valores del
Reino.
 ¿Qué debo cambiar en mi vida para vivir según el modelo que nos transmite Jesús?
 ¿Cuáles son las cosas a cambiar para que en la sociedad se construya el Reino de Dios?

Vivir el cambio que se descubre en la oración, la reflexión compartida, el discernimiento comunitario.


Dejar que los hechos ocupen el lugar de las palabras. Cambiar con gestos, con actitudes, con decisiones
que impliquen cosas concretas. Vida nueva.

Un camino de conversión para la Cuaresma


Los textos bíblicos de Cuaresma nos introducen en la verdadera espiritualidad que Dios nos invita a
seguir, y para vivir esa espiritualidad debemos cambiar el corazón e intentar escuchar la voz de Dios.
Te proponemos un espacio de lectura orante con dos textos bíblicos que se leen en el tiempo de
Cuaresma: Is. 58, 1-14 y Mt. 25, 31-46.
Ambos textos los propone la Iglesia en la liturgia diaria de los primeros días de Cuaresma.
Representan auténticos indicadores de cuál es el camino a seguir que Dios nos invita a recorrer.

Is. 58, 1-14


El texto es clave para entender el significado de la conversión. La voz de Dios resuena en el texto con
claridad y transparencia. Un corazón arrepentido es un corazón compasivo y misericordioso.
1) Leer el texto.
2) Hacer una lista de las actitudes relacionadas con la conversión: para los hombres y para Dios. Comparar
esas actitudes.
3) Relacionar las actitudes que Dios exige con la vida de Jesús. ¿Encontramos paralelos? ¿Cuáles?
4) Aplicar al texto los cuatro verbos y sus preguntas, presentados al comienzo del artículo:
 Revisar la vida personal a la luz del texto
 Discernir qué te propone Dios en tu vida concreta a partir del texto
 Cambiar, ¿qué puedes ofrecerle a Dios en esta Cuaresma?
 Vivir. Piensa en un compromiso concreto a partir de lo leído y rezado.

Mt. 25, 31-46


Al leerlo encontrarás una gran coherencia entre la enseñanza de Jesús, su práctica y las enseñanzas de
los profetas del Antiguo Testamento.
El texto presenta un camino de vida para seguir los pasos de Jesús y vivir sus enseñanzas en la vida
concreta de todos los días. El Dios de la Vida juzgará a las personas por el amor solidario, compasivo y
generoso, que brindemos a los demás, en especial a los que sufren y menos tienen.
1) Leer el texto.
2) Hacer una lista de las actitudes que Dios tendrá en cuenta. Comparar con el mensaje de Isaías.
3) Recordar ejemplos y situaciones de la vida de Jesús en las que El mismo viva estas actitudes.
4) Aplicar al texto los cuatro verbos y sus preguntas, presentados al comienzo del artículo:
 Revisar la vida personal a la luz del texto
 Discernir qué te propone Dios en tu vida concreta a partir del texto
 Cambiar, ¿qué puedes ofrecerle a Dios en esta Cuaresma?
 Vivir. Piensa en un compromiso concreto a partir de lo leído y rezado.

CAPÍTULO XX: LOS APÓSTOLES


¿Quiénes eran los 12 apóstoles?
Los 12 hombres que Jesús escogió como apóstoles venían de diferentes situaciones sociales y
poseían caracteres distintos. Por ejemplo, Mateo trabajaba para el gobierno mientras Simón el zelote luchaba
por una revolución. En ocasiones el grupo recibió reprensión de Jesús por una mala actitud pero en otras
fueron los únicos testigos de momentos milagrosos como la transfiguración. A pesar de sus diferencias, los
12 estaban dispuestos a seguir a Jesús y a tener fe aun cuando no entendían todo lo que estaba sucediendo.
En todo el antiguo testamente vemos como la fe de ellos madura y con el poder que Dios los usó en
diferentes partes del mundo. Casi todos murieron mártires del evangelio.

Los 12 apóstoles fueron:


Simón: Jesús lo llamó Pedro, que significa piedra, quizás por su fuerte carácter y temperamento.
Siempre actuaba con mucha pasión. Era pescador de profesión y negó a Jesús tres veces cuando fue
arrestado. Aun así, después de recibir perdón, fue usado por Dios para dar el primer discurso evangelístico
después de la resurrección.
Jacobo: Hermano mayor de Juan y primo de Jesús. Su ministerio fue predicar en Jerusalén y en
Judea, hasta que Herodes lo mando a matar en el 44 d.C.
Juan: El más joven de todos y el autor del cuarto evangelio, 1,2 y 3ra de Juan y Apocalipsis. Fue el
único que no abandono a Jesús durante su juicio. Jesús lo llamo "el discípulo amado".
Andrés: Como su hermano Pedro, era pescador. La tradición dice que fue condenado a crucifixión.
No sintiéndose digno de morir al igual que Jesús, lo crucificaron con la cabeza hacia abajo.
Felipe: Quizás un pescador, profesión común en Betsaida de donde era. Predicó el evangelio en
Frigia y Hierápolis.
Bartolomé: Su primer nombre fue Nataniel, y cuando Jesús lo llamó dijo que este era "un verdadero
israelita".
Mateo: También llamado Levi, es el autor del primer evangelio. Era un colector de impuestos y por
eso tenía mala fama de ser ladrón y traicionero. Su vida cambió cuando Jesús lo llamó.
Tomás: Al escuchar sobre la resurrección dijo que tenía que verlo para creerlo.
El ser testigo de la vida, muerte y resurrección de Jesús hizo que Tomas viajara hasta la India predicando.
Allí murió.
Jacobo: Era de Galilea y algunos creen que era hermano de Tadeo. Llevó el evangelio hasta
Palestina y Egipto, donde murió.
Tadeo: También lo conocían como Judas. Llevó el evangelio hasta Edesa cerca del río Éufrates. Se
dice que también era un nacionalista.
Simón el cananeo: Un judío nacionalista fanático que odiaba a Roma. Jesús cambió su corazón y
Simón dedicó su vida al evangelio. Un contraste total de su vida anterior.
Judas Iscariote: Posiblemente era de Judá. Traicionó a Jesús y fue cómplice de su arresto. Al darse
cuenta de la gravedad de sus acciones, Judas se ahorcó.
Matías: No fue uno de los originales, pero fue escogido por los otros 11 para tomar el lugar que
Judas dejó vacío.

CAPÍTULO XXI: MI FAMILIA Y YO


COMPRENSION
Nuestra canción favorita es que nadie nos comprende! que papá y mamá son unos anticuados! que
no comprenden que ya no somos unos niños! que queremos más libertad! que los tiempos han cambiado,
etc., etc. Todo eso es cierto.... más, ¿nos comprendemos nosotros a nosotros mismos? pedimos que nos
comprendan cuando nosotros no nos comprendemos! Y, ¿qué tanto comprendemos nosotros a mamá y a
papá? ¿Hemos tratado de entender su manera de ser? ¿Nos hemos puesto en sus zapatos? Si por ej., no nos
gusta que papá tome, ¿nos hemos puesto a pensar porqué lo hace? le hemos preguntado con interés y
cariño, ¿por qué toma? si mamá anda seguido de mal humor, ¿qué le pasa? Es tan fácil convertirnos en
jueces y criticar! Si nosotros queremos ser comprendidos, tenemos también qué comprender!

COMUNICACION
La única manera de que nuestros papás y hermanos sepan realmente cómo nos sentimos y qué
pensamos, es comunicándoselos. La única manera de conocer a fondo a papá y mamá y a nuestros
hermanos, es hablando con ellos de lo que sienten, piensan y el porqué de algunas conductas que a
nosotros no nos gustan. Comprender no es aprobar. Si no estamos de acuerdo en algunas cosas, como por
ej. Permisos, hay que dialogar, para tratar de llegar a un acuerdo. Lo que pasa es que cuando nos niegan
algo, en lugar de hablarlo con serenidad, nos enojamos, damos portazos o levantamos la voz y con eso
estamos demostrando que no somos dueñas de nuestras emociones y que posiblemente no somos
responsables como para obtener el permiso deseado.
Muchas veces pensamos: ni para qué intento hablar con ellos, nunca me escuchan! no es
conveniente adelantarnos a juzgar y cerrar la oportunidad de dialogar. Escojamos el momento oportuno y
vayamos abiertas a escuchar también su punto de vista. Si nosotras estamos convencidas de que lo que
pedimos es bueno para nosotras, es casi seguro que lograremos convencer a nuestros papás.

Los papás aprenden a ser padres a través de sus hijos y de lo que de ellos aprenden! Qué triste que
en muchos casos la única comunicación que existe entre papás e hijos, son órdenes y regaños, o cuando
hay que pedir permisos o dinero.

RESPETO
¿Qué significa para nosotros “Honrar a tu padre y a tu madre”? ¿Será llevar serenata y regalos el
mes de Mayo? ¿o el día del padre?
Honrar quiere decir: respetar, considerar.
Respetar a nuestros papás es respetar su manera de ser, de pensar de sentir, de actuar. Es no
ponernos en plan de jueces. Respetar su unicidad. Es no burlarnos de sus fallas o tratarlos en forma
grosera. Es ayudarlos y motivarlos en su tarea de papás. Es hacer florecer en nosotros todo lo bueno que
han sembrado. Así como nosotros nos sentimos felices aquella vez en la escuela, que sembramos un frijol
y que germinó y brotó una nueva plantita, así se sienten felices y recompensados los papás, cuando ven
que sus hijos van creciendo y superándose! Respetar es cuidar de ellos cuando enferman o envejecen, y no
hacerlos un lado porque estorban.
Si nosotros queremos que nos respeten nuestra manera de ser, necesitamos respetar.
Posiblemente algunas de nosotros nos preguntemos, ¿cómo puedo yo sentir respeto hacia alguien
que me ha hecho daño? ¿o que me abandonó cuando era yo una niña? ¿o que nunca me ha demostrado
cariño?.
Aquí la pregunta es: ¿y sirve de algo guardar enojo y resentimiento contra ellos? Ya hemos
hablado de lo que es un resentimiento. Cómo hace pesada la vida, cómo nos priva de la felicidad! Aun
cuando no entendamos el porqué de ciertas conductas, hay que aprender a perdonar.... el perdón nos hace
libres para disfrutar la vida! y para respetarlos, aunque no aprobemos lo que hacen! Ellos no van a
cambiar, si no quieren. Aprendamos a respetar, procurando que no nos afecten y lastimen.
Y, si nos hemos dado cuenta, que ser papás es una misión muy bella, pero que implica gran
responsabilidad por lo mucho que los papás influyen y afectan a sus hijos, hagamos el propósito de
prepararnos lo mejor posible para ser buenas mamás el día de mañana.
De nuestros papás tomemos todo lo bueno que tienen. Así como cuando una persona se cambia de
casa, escoge las cosas mejores para llevarlas consigo y regala o bota lo que ya no quiere o no le sirve, así
también nosotros podemos tomar lo que más nos gusta de nuestros papás y hermanos, y no imitar aquello
que nos lastimas o desagrada.

AMOR
El comprender, el compartir, el respetar, eso es amar. El amor es el sentimiento más maravilloso
que podemos sentir. Y necesita ser demostrado, ya sea con caricias, palabras alentadoras, sonrisas, etc.
¿Les decimos nosotros a papá y a mamá lo que los queremos? Y ¿a nuestros hermanos? No llevemos
flores a los cementerios! Hay que hacérselo saber y sentir, ahorita que están vivos.

OBEDIENCIA
El respetar a nuestros papás significa también obedecerlos. ¿Obedecer siempre? ¿Obedecer en
todo? Cuando fuimos pequeños nuestra experiencia de la vida era muy escasa. Necesitábamos que papá y
mamá nos marcaran el camino a seguir.
Ahora que hemos crecido, nos molesta que nos digan qué hacer. Casi siempre nos rebelamos ante
sus mandatos! como los hemos etiquetado de anticuados, ni siquiera reflexionamos si lo que nos están
pidiendo es lógico y conveniente.
No hay que irnos a los extremos: rebeldes o totalmente sumisas. El mismo Jesús nos da un claro
ejemplo de cómo actuar. En su edad adolescente, toma una decisión independientemente de sus padres; es
su misión la que está en juego y debe cumplirla, y así que se los hace comprender a sus padres, extrañados
y desconcertados. Pero no produce ruptura en sus relaciones familiares, no se afirma destruyendo, sino
que, tras el diálogo y explicación, perdura la unión, la integración y la colaboración obediente.
La relación con nuestros hermanos ¿Por qué casi siempre estamos como perros y gatos? ¿Por qué
con los amigos mostramos nuestra mejor cara, y con los hermanos ni nos sonreímos?
Es probable que para valorar lo que es un hermano, necesitaríamos meternos en los zapatos de
alguien que es hijo único, para sentir la soledad. Cómo se comparten las alegrías y las tristezas y hasta el
trabajo de la casa, cuando son varios hermanos!

ILUMINACION CRISTIANA DE LA REALIDAD


La paternidad y la maternidad es un signo Eucarístico.
En la Eucaristía, Jesús se nos presenta en forma de pan, para que nosotros lo podamos comer, y
así, se convierta en parte nuestra.
Un papá, pasa ocho horas trabajando ante una máquina, en la obra, en el taller, sudando,
cansándose, esforzándose.... Cuando termina la jornada, trae el salario a casa, y con ese salario, en la mesa
hay alimento.
El papá pude tomar ese alimento en sus manos y decir a sus hijos: "Este es mi cuerpo, que se ha
gastado por ustedes, para que ustedes tengan vida". Y este acto, se repite diariamente.
Una mamá puede decir lo mismo. Ella se ha gastado levantándose desde muy temprano para hacer
el lonche, para tenernos ropa limpia, para asear la casa, para servirnos la comida caliente.....
Un día, esos papás serán ancianos, estarán acabados..... y sus hijos, nosotros, estaremos en la
plenitud de la vida, con todo el vigor en nuestro cuerpo.
Cuántas cosas podía haber hecho papá con su dinero, si no hubiera tenido que mantenernos!
Cuánto descanso y tiempo para hacer lo que quisiera, hubiera tenido mamá, si no tuviera qué cuidar de
nosotros! Mas ellos, gustosamente, gastaron su vida, para darnos la vida! Un acto de amor constante, sin
vacaciones!

ACTUAR ¿Qué quieres hacer, después de lo que hemos reflexionado hoy?

CAPÍTULO XXII: LA CONFIANZA EN DIOS


Dios quiere lo mejor para ti, sabe lo que necesitas. Su mirada alcanza esta vida y la eternidad.
Él sabe bien lo que hace y lo que permite. Todo está dirigido para tu bien. Aprende a ver el amor que
Dios te tiene tanto en las cosas buenas que te pasan como en las adversidades.

EL AFÁN DE CADA DIA


En el Evangelio nos dice Jesús: ¨No andéis agobiados por el día de mañana, porque el mañana
traerá su propia preocupación. Le basta a cada día su propia preocupación. El ayer ya pasó, el mañana no
sabes si llegará para ti. No hay razón para andar angustiado y agobiado por qué pasará el día de mañana.
Dios te dará las fuerzas necesarias para enfrentar lo que traiga consigo.
Lo que importa es el hoy: es el que tienes para amar y santificarte. A veces puedes sufrir la
tentación de querer dominar también el futuro y olvidas que la vida está en manos de Dios. No seas como
el niño impaciente que lee un cuento y salta las páginas para ver como acaba la historia.
Pero no confundas el ¨no preocuparte¨, con el ¨no ocuparte¨ de hacer lo que debas por resolver tus
problemas, de trabajar por procurarte un futuro bueno. El abandonarse en las manos de Dios no significa
que te quedes sentado a que se resuelvan tus problemas y todo te caiga del cielo, significa ser responsable,
poner todo lo que está en tus manos y después, dejar, confiar, abandonar el resultado en manos de Dios.

ORAR MUCHO
Para conseguir la ayuda de Dios, debes pedírsela en la oración.
En ocasiones Dios te hace esperar, otras veces rectifica lo que le has pedido y te concede lo que
realmente necesitas; otras más, no te concede lo que pides, porque sin darte cuenta estás pidiendo un mal
que tú crees que es un bien.
Tu oración debe de ser:
a) con humildad--- reconociendo que tú solo no puedes nada y que Dios puede todo.
b) con constancia --- pedir todos los días.
c) con perseverancia --- seguir pidiendo, aunque no sientas respuesta.
d) con confianza --- sabiendo que Dios es tu Padre que te ama y busca tu bien.
e) con serenidad --- porque Dios sabe bien las necesidades que tienes, lo sabe mucho mejor que tú.
LA VOLUNTAD DE DIOS
Muchas veces los hombres no sabemos lo que es bueno para nosotros, y lo peor es que creemos
saberlo. Tú tienes tus propios planes para tu felicidad, y demasiado a menudo miras a Dios simplemente
como alguien que te ayudará a realizarlos.
Las cosas son totalmente al revés. Dios tiene ¨sus planes¨ para tu felicidad y está esperando que le
ayudes a realizarlos. Y quede bien claro que tú no puedes mejorar los planes de Dios.
Reflexiona esto una y otra vez, todos los días y entonces podrás abandonarte con serenidad,
incluso ante la dureza de aquello que no comprendes y que te causa dolor y preocupación.
Nunca olvides que Dios te quiere feliz aquí en el mundo, pero te quiere aún más, feliz con Él para
siempre en el cielo.

La SANTIDAD es conocer, amar y cumplir la voluntad de Dios. Amar y cumplir con alegría
aquello que Dios te manda cada día a lo largo de tu vida.

CAPÍTULO XXIII: LA SEMANA SANTA: SIGNOS Y SÍMBOLOS


A la Semana Santa se le llamaba en un principio “La Gran Semana”. Ahora se le llama Semana
Santa o Semana Mayor y a sus días se les dice días santos. Esta semana comienza con el Domingo de
Ramos y termina con el Domingo de Pascua. Los signos de la Semana Santa son:

1. Ramos o palmas
Del latín: "palmae" que significa palma de la mano y hoja de la palmera, que usan ya los romanos
como símbolo de victoria. Los pueblos que coinciden en asignarle altos valores a este símbolo ya que han
desarrollado en torno a ella diversos ritos. Recordemos, empezando por lo más próximo, cómo es
tradición entre nosotros colgar en los balcones los ramos bendecidos el Domingo de Ramos para que
protegiesen la casa durante todo el año.
2. El pan y el vino: Cuerpo y Sangre de Cristo
Son los elementos naturales que Jesús toma para que no sólo simbolicen sino que se conviertan en
su Cuerpo y su Sangre y lo hagan presente en el sacramento de la Eucaristía.
Jesús los asume en el contexto de la cena pascual, donde el pan ázimo de la pascua judía que celebraban
con sus apóstoles hacía referencia a esa noche en Egipto en que no había tiempo para que la levadura
hiciera su proceso en la masa (Ex 12,8).
El vino es la nueva sangre del Cordero sin defectos que, puesta en la puerta de las casas, había
evitado a los israelitas que sus hijos murieran al paso de Dios (Ex 12,5-7). Cristo, el Cordero de Dios (Jn
1,29), al que tanto se refiere el Apocalipsis, nos salva definitivamente de la muerte por su sangre
derramada en la cruz.
Los símbolos del pan y el vino son propios del Jueves Santo en el que, durante la Misa vespertina
de la Cena del Señor, celebramos la institución de la Eucaristía, de la que encontramos alusiones y
alegorías a lo largo de toda la Escritura.
3. El lavatorio de los pies
El Evangelio de San Juan es el único que nos relata este gesto simbólico de Jesús en la Última
Cena y anticipa el sentido más profundo del "sinsentido" de la cruz. Un gesto inusual para un Maestro,
propio de los esclavos, se convierte en la síntesis de su mensaje da a los apóstoles una clave de lectura
para enfrentar lo que vendrá.
En una sociedad donde las actitudes defensivas y las expresiones de autonomía se multiplican,
Jesús humilla nuestra soberbia y nos dice que abrazar la cruz, su cruz, hoy, es ponerse al servicio de los
demás. Es la grandeza de los que saben hacerse pequeños, la muerte que conduce a la vida.
El Jueves Santo
La Eucaristía con que se da inicio al Triduo Pascual es la "Missa in Coena Domini", porque es la
que más entrañablemente recuerda la institución de este sacramento por Jesús en su última cena,
adelantado así sacramentalmente su entrega de la Cruz.
Cena del Señor
Es el nombre que, junto al de "fracción del pan", le da por ejemplo San Pablo en 1 Cor 11,20 a lo
que luego se llamó "Eucaristía" o "Misa".
4. Abstinencia (del latín abstinentia, acción de privarse o abstenerse de algo) Gesto penitencial.
Actualmente se pide que los fieles con uso de razón y que no tengan algún impedimento se abstengan de
comer carne, realicen algún tipo de privación voluntaria o hagan una obra caritativa los días viernes, que
son llamados días penitenciales. Sólo el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo son días de ayuno y
abstinencia.
5. Ayuno (del latín ieiunium, ayuno, abstinencia). Privación voluntaria de comida por motivos
religiosos. Es una forma de vigilia, un signo que ayuda a tomar conciencia (ej.: el ayuno del Miércoles de
Ceniza recuerda el inicio del tiempo penitencial) o que prepara (ej.: el ayuno eucarístico predispone a la
recepción que en breve se hará del Cuerpo de Cristo).

Los símbolos de la Semana Santa son:


1. La cruz
La cruz fue, en la época de Jesús, el instrumento de muerte más humillante. Por eso, la imagen del
Cristo crucificado se convierte en "escándalo para los judíos y locura para los paganos" (1 Cor 1,23).
Debió pasar mucho tiempo para que los cristianos se identificaran con ese símbolo y lo asumieran como
instrumento de salvación, entronizado en los templos y presidiendo las casas y habitaciones sólo,
pendiendo del cuello como expresión de fe.
2. La corona de espinas, el látigo, los clavos, la lanza, la caña con vinagre...
Estos "accesorios" de la Pasión muchas veces aparecen gráficamente apoyados o superpuestos a la
cruz. Son la expresión de todos los sufrimientos que, como piezas de un rompecabezas, conformaron el
mosaico de la Pasión de Jesús. Ellos materialmente nos recuerdan otros signos o elementos igualmente
dolorosos: el abandono de los apóstoles y discípulos, las burlas, los salivazos, la desnudez, los empujones,
el aparente silencio de Dios. La Pasión revistió los tres niveles de dolor que todo ser humano puede
soportar: físico, psicológico y espiritual. A todos ellos Jesús respondió perdonando y abandonándose en
las manos del Padre.

3. Gólgota
Calvario. Colina de Jerusalén en Palestina, donde fue crucificado Jesús.
4. Vía Crucis (en latín: El camino de la cruz). Ejercicio piadoso que consiste en meditar el camino
de la cruz por medio de lecturas bíblicas y oraciones. Esta meditación se divide en 14 o 15 momentos o
estaciones. San Leopoldo de Porto Mauricio dio origen a esta devoción en el siglo XIV en el Coliseo de
Roma, pensando en los cristianos que se veían imposibilitados de peregrinar a Tierra Santa para visitar los
santos lugares de la pasión y muerte de Jesucristo. Tiene un carácter penitencial y suele rezarse los días
viernes, sobre todo en Cuaresma. En muchos templos están expuestos cuadros o bajorrelieves con
ilustraciones que ayudan a los fieles a realizar este ejercicio.

Los símbolos de la luz


1. La luz y el fuego
Desde siempre, la luz existe en estrecha relación con la oscuridad: en la historia personal o social,
una época sombría va seguida de una época luminosa; en la naturaleza es de las oscuridades de la tierra de
donde brota a la luz la nueva planta, así como a la noche le sucede el día.
La luz también se asocia al conocimiento, al tomar conciencia de algo nuevo, frente a la oscuridad
de la ignorancia. Y porque sin luz no podríamos vivir, la luz, desde siempre, pero sobre todo en las
Escrituras, simboliza la vida, la salvación, que es Él mismo (Sal 27,1; Is 60, 19-20).
La luz de Dios es una luz en el camino de los hombres (Sal 119, 105), así como su Palabra (Is 2,3-
5). El Mesías trae también la luz y Él mismo es luz (Is 42.6; Lc 2,32).
Las tinieblas, entonces. son símbolo del mal, la desgracia, el castigo, la perdición y la muerte (Job 18, 6.
18; Am 5. 18). Pero es Dios quien penetra y disipa las tinieblas (Is 60, 1-2) y llama a los hombres a la luz
(Is 42,7).
Jesús es la luz del mundo (Jn 8, 12; 9,5) y, por ello, sus discípulos también deben serlo para los
demás (Mt 5.14), convirtiéndose en reflejos de la luz de Cristo (2 Cor 4,6). Una conducta inspirada en el
amor es el signo de que se está en la luz (1 Jn 2,8-11).
Durante la primera parte de la Vigilia Pascual, llamada "lucernario", la fuente de luz es el fuego. Este,
además de iluminar quema y, al quemar, purifica. Como el sol por sus rayos, el fuego simboliza la acción
fecundante, purificadora e iluminadora. Por eso, en la liturgia, los simbolismos de la luz-llama e iluminar-
arder se encuentran casi siempre juntos.
2. El cirio pascual
Entre todos los simbolismos derivados de la luz y del fuego, el cirio pascual es la expresión más
fuerte, porque los reúne a ambos.
El cirio pascual representa a Cristo resucitado, vencedor de las tinieblas y de la muerte, sol que no
tiene ocaso. Se enciende con fuego nuevo, producido en completa oscuridad, porque en Pascua todo se
renueva: de él se encienden todas las demás luces.
Durante todo el tiempo pascual el cirio estará encendido para indicar la presencia del Resucitado
entre los suyos. Toda otra luz que arda con luz natural tendrá un simbolismo derivado, al menos en parte,
del cirio pascual.

Los símbolos del Bautismo


1. El agua bautismal
Si bien el rito del Bautismo está todo él repleto de símbolos, el agua es el elemento central, el
símbolo por excelencia.
En casi todas las religiones y culturas, el agua posee un doble significado: es fuente de vida y
medio de purificación.
En las Escrituras, encontramos las aguas de la Creación sobre las que se cernía el Espíritu de Dios
(Gn 1,2). El agua es vida en el riego, en la savia, en el líquido amniótico que nos envuelve antes de nacer.
En el diluvio universal las aguas torrenciales purifican la faz de 1a tierra y dan lugar a la nueva
creación a partir de Noé.

CAPÍTULO XXIV: SER TESTIGOS DE LA RESURRECCIÓN DE JESÚS


" El primer día después del sábado, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando
todavía estaba oscuro, y vio que la piedra que cerraba la entrada del sepulcro había sido
removida. Fue corriendo en busca de Simón Pedro y del otro discípulo a quien Jesús amaba y les
dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto. »
Pedro y el otro discípulo salieron para el sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo
corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro. Como se inclinara, vio los lienzos tumbados,
pero no entró. Pedro llegó detrás, entró en el sepulcro y vio también los lienzos tumbados. El
sudario con que le habían cubierto la cabeza no se había caído como los lienzos, sino que se
mantenía enrollado en su lugar. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado
primero, vio y creyó. Pues no habían entendido todavía la Escritura: ¡él "debía" resucitar de entre
los muertos!"
Jn. 20, 1-9
Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del Cielo. En la Misa dominical
recordamos de una manera especial esta gran alegría. Se enciende el Cirio Pascual que representa la luz de
Cristo resucitado y que permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión, cuando Jesús sube al Cielo.
La Resurrección de Jesús es un hecho histórico, cuyas pruebas entre otras, son el sepulcro vacío y
las numerosas apariciones de Jesucristo a sus apóstoles.
Cuando celebramos la Resurrección de Cristo, estamos celebrando también nuestra propia
liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte. En la resurrección encontramos la clave de la
esperanza cristiana: si Jesús está vivo y está junto a nosotros, ¿qué podemos temer?, ¿qué nos puede
preocupar?
Cualquier sufrimiento adquiere sentido con la Resurrección, pues podemos estar seguros de que,
después de una corta vida en la tierra, si hemos sido fieles, llegaremos a una vida nueva y eterna, en la que
gozaremos de Dios para siempre. San Pablo nos dice: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra
fe” (I Corintios 15,14)
Si Jesús no hubiera resucitado, sus palabras hubieran quedado en el aire, sus promesas hubieran
quedado sin cumplirse y dudaríamos que fuera realmente Dios.
Pero, como Jesús sí resucitó, entonces sabemos que venció a la muerte y al pecado; sabemos que
Jesús es Dios, sabemos que nosotros resucitaremos también, sabemos que ganó para nosotros la vida
eterna y de esta manera, toda nuestra vida adquiere sentido.
La Resurrección es fuente de profunda alegría. A partir de ella, los cristianos no podemos vivir
más con caras tristes. Debemos tener cara de resucitados, demostrar al mundo nuestra alegría porque Jesús
ha vencido a la muerte.
La Resurrección es una luz para los hombres y cada cristiano debe irradiar esa misma luz a todos
los hombres haciéndolos partícipes de la alegría de la Resurrección por medio de sus palabras, su
testimonio y su trabajo apostólico.
Debemos estar verdaderamente alegres por la Resurrección de Jesucristo, nuestro Señor. En este
tiempo de Pascua que comienza, debemos aprovechar todas las gracias que Dios nos da para crecer en
nuestra fe y ser mejores cristianos. Vivamos con profundidad este tiempo.
Con el Domingo de Resurrección comienza un Tiempo pascual, en el que recordamos el tiempo
que Jesús permaneció con los apóstoles antes de subir a los cielos, durante la fiesta de la Ascensión.

¿Cómo se celebra el Domingo de Pascua?


Se celebra con una Misa solemne en la cual se enciende el cirio pascual, que simboliza a Cristo
resucitado, luz de todas las gentes. En algunos lugares, muy de mañana, se lleva a cabo una procesión que
se llama “del encuentro”. En ésta, un grupo de personas llevan la imagen de la Virgen y se encuentran con
otro grupo de personas que llevan la imagen de Jesús resucitado, como símbolo de la alegría de ver vivo al
Señor.

La tradición de los “huevos de Pascua”


El origen de esta costumbre viene de los antiguos egipcios, quienes acostumbraban regalarse en
ocasiones especiales, huevos decorados por ellos mismos. Los decoraban con pinturas que sacaban de las
plantas y el mejor regalo era el huevo que estuviera mejor pintado. Ellos los ponían como adornos en sus
casas.
Cuando Jesús se fue al cielo después de resucitar, los primeros cristianos fijaron una época del
año, la Cuaresma, cuarenta días antes de la fiesta de Pascua, en la que todos los cristianos debían hacer
sacrificios para limpiar su alma. Uno de estos sacrificios era no comer huevo durante la Cuaresma.
Entonces, el día de Pascua, salían de sus casas con canastas de huevos para regalar a los demás cristianos.
Todos se ponían muy contentos, pues con los huevos recordaban que estaban festejando la Pascua, la
Resurrección de Jesús.
Uno de estos primeros cristianos, se acordó un día de Pascua, de lo que hacían los egipcios y se le
ocurrió pintar los huevos que iba a regalar. A los demás cristianos les encantó la idea y la imitaron. Desde
entonces, se regalan huevos de colores en Pascua para recordar que Jesús resucitó. Poco a poco, otros
cristianos tuvieron nuevas ideas, como hacer huevos de chocolate y de dulce para regalar en Pascua. Son
esos los que regalamos hoy en día.
El huevo es un símbolo de la Pascua que representa el inicio de la vida y la fertilidad, pues
simboliza la Resurrección de Jesús Cristo y la esperanza de una nueva vida.

CAPÍTULO XXV: EL AMBIENTE Y LAS AMISTADES


Empecemos el tema con un ejemplo:
Cierto día, una gota de agua corría junto a otras muchas formando el cauce de un hermoso río.
Cuando se iban acercando a una cascada, otras gotas le dijeron: No creemos que el mar hacia el que
caminamos sea tan impresionante como cuentan, así que hemos decidido aprovechar la cascada para
abandonar el cauce salpicando contra las rocas y lanzarnos a tierra firme. Síguenos, que será divertido. Así
pues, aunque algunas gotas sensatas le aconsejaron que no lo hiciera, la gota se fue tras sus descontentas
compañeras, y juntas saltaron a la orilla. Al momento, se mezclaron con la tierra y el lodo, y formaron un
charco fangoso.
La gota estaba contenta con sus nuevas amigas, pero no se daba cuenta de su error: había dejado
de ser agua limpia que corre libre y alegre, para convertirse en barro maloliente, o como mucho en agua
estancada llena de bichos y microbios dañinos.

Interpretación del cuento:


Ese río es la Iglesia; cada gota de agua es el cristiano, que una vez limpiado por el Bautismo camina
hacia la felicidad total en el Cielo (el mar).
Si no nos dejamos engañar, llegar al Cielo es fácil. Hay que seguir a Dios y la Iglesia, que con los
sacramentos, especialmente de la confesión y comunión, los mandamientos, etc. nos enseñan el camino. Pero
también es fácil dejarse engañar por los que han perdido la confianza en Dios (las gotas descontentas). Son las
malas compañías, los falsos amigos, que quieren apartarnos del camino que lleva al Cielo.
Pero, ¿quiénes son esos malos compañeros? Son todos aquellos que en vuestra presencia no se
avergüenzan de tener conversaciones sobre cosas obscenas, de decir mentiras, tacos e irreverencias, de hablar
mal de los demás, o que tratan de alejaros de la confesión y las cosas de la Iglesia, os aconsejan robar,
desobedecer a sus padres,... Todos estos son compañeros malos.

Por tanto, hazte amigos de los compañeros buenos, que son los que frecuentan los sacramentos de la
confesión y comunión, y con la palabra y con el ejemplo te animan a cumplir con tus obligaciones y te alejan
de ofender a Dios “como las gotas sensatas”. No olvides también que tus mejores amigos son Jesús, María y
el Ángel de la guarda.
También puedes encontrar en revistas, libros, incluso en alguna comiquita, dibujos o palabras que te
quieren hacer creer que el pecado no es tan malo, o que es algo muy divertido, o que seguir a Dios y a la
Iglesia es aburrido e inútil. Lo mismo en la televisión. Muchos creen que pueden ver todo lo que ponen en la
“tele”, pero, si no tienen cuidado, pueden caer en muchos pecados
Dice la Biblia: El demonio anda como león rugiente, buscando a quién devorar. El demonio es un
mentiroso, e intenta engañar a las personas poniéndoles las cosas que son pecados como algo bueno y
divertido, cuando en realidad es lo que mata al alma y la hace infeliz y desgraciada.

Por eso, hemos de estar siempre alerta y pedir a Dios que no nos dejemos engañar; juntémonos a los
buenos compañeros, frecuentemos los sacramentos (quien ya haya hecho la primera comunión), seamos fieles
a Jesús y María en medio de las dificultades, y así en esta vida seremos verdaderamente felices “como las
gotas que siguieron en el cauce del río” y alcanzaremos el Cielo, mientras que los que se dejan llevar por el
pecado, aunque parezcan contentos, viven tristes y amargados “como les pasó a las gotas que fueron a parar al
charco fangoso”, y van camino de perderse eternamente.
CAPÍTULO XXVI: QUEREMOS SER HOMBRES NUEVOS

El objetivo de este encuentro es brindar a los chicos la posibilidad de pensar acerca de su vida.
Hay que buscar un espacio amplio en dónde puedan estar separados. Puede ser en un jardín, patio, salón o
capilla. Cada uno contará con una hoja en escribir. Se puede comenzar todos juntos con una canción, y
después dejar 20 minutos de reflexión personal, y por último se vuelven a reunir para poner en común lo
que pensaron y cómo se sintieron haciendo silencio y pensando en sí mismos.

1.- Leer dos o tres veces este pequeño relato para después, contestar las preguntas
La sorpresa
En el bosque todos dejaban de lado a la oruga. «Es un animal horrible», decían unos. «No sirven
para nada», comentaban otros. «Lo único que hace es comer las plantas y estropearlas». «Se mueve como
las serpientes, arrastrándose por el suelo, pero ni siquiera tienen la piel que tienen ellas», decía el resto. La
pobre oruga andaba sola por el bosque sin poder conversar ni jugar con nadie. Así pasaba los días, hasta
que llegado un momento, sin que nadie la viera, se replegaba sobre sí misma y se cubría con una pequeña
piel. El resto de los animales, no sabían de donde provenían esos capullos que aparecían de repente en las
ramas de los árboles. Lo que sí sabían era que de ellos, después de varios días, nacían las mariposas, que
eran la alegría del bosque. Una noche, una ardilla se había desvelado y buscaba algo para comer en el
árbol, cuando escuchó que de una rama vecina provenía un llanto mudo. Se acercó lenta y sigilosamente y
vio una oruga que se acurrucaba y de a poco se convertía en capullo. ¡No lo podía creer¡ ¡Una oruga!, ese
bicho asqueroso, despreciado por todos. ¿Cómo podía ser? A la mañana siguiente, la ardilla se lo contó al
resto de los animales, y esa noche, escondidos entre los árboles tuvieron que darle la razón: las mariposas
provenían de las orugas. ¡Qué necios habían sido al juzgar a los demás por su aspecto!

 ¿Cuál es el mensaje del cuento?


 ¿Qué podemos aprender de las orugas?
 ¿Qué podemos aprender del resto de los animales?

2.- Leer la Palabra de Dios


 ¿Qué relación tiene con el cuento?
"Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de profunda compasión.
Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la paciencia. Sopórtense los unos a los otros, y
perdónense mutuamente siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha
perdonado. Hagan ustedes lo mismo. Sobre todo, revístanse del amor, que es vínculo de la
perfección. Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados, porque
formamos un solo Cuerpo. Y vivan en la acción de gracias". Colosenses 3, 12-15

3.- Resolver las siguientes preguntas según las actitudes que nombra San Pablo en la carta a los
Colosenses
 ¿Cómo debemos tratar a los demás?
 ¿Nuestras actitudes son similares a las que nos dice la Palabra de Dios?
 ¿En qué fallamos?
 ¿Qué hacemos bien?

CAPÍTULO XXVII: DIOS ES REAL


Salmo 19, 1 “Los Cielos cuentan la Gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos”
El objetivo del tema es que el joven tenga la seguridad y la base Bíblica de que el Dios a quien servimos y
en el cual creemos es un Dios real, un Dios vivo. Nuestro Dios es Espíritu, lo podemos ver, tocar y Sentir.
El Firmamento cuenta la gloria de Dios, voltea a tu alrededor y ve la mano del Todopoderoso y Creador.
Entonces, ¿Dios es Real? ¿Dios existe? Nuestro amoroso Dios existe y puede ser conocido en una manera
personal e íntima.
Nuestra meta es que el joven pueda estar maravillado, agradecido por esta gran verdad, “Dios es
real”. La finalidad es que nuestro catequizando pueda conocer que nuestro Dios real como una persona
(una persona en 3), Que tiene un Carácter, que aún siendo el Gran Dios, es nuestro Padre nuestro
restaurador, y no nos deja solos si no que es también nuestro guía.
Cuando se refiere a la existencia de Dios, la Biblia dice que hay personas que han visto suficiente
evidencia, pero que ellos han suprimido la verdad acerca de Dios.1 En cambio, para aquellos que quieren
saber si Dios está allí, Él dice, "Me buscarán y me encontrarán, cuando me busquen de todo
corazón".2 Antes de ver los hechos que manifiestan la existencia de Dios, pregúntate, "¿Si Dios existe,
quisiera conocerlo?" Aquí entonces, están algunas razones a considerar...
Si una persona se opone aun a la posibilidad que haya un Dios, podría cuestionar o descartar cualquier
evidencia. Para quien rehúsa creer que el hombre ha caminado en la luna, no hay información que cambie
su manera de pensar. Aunque este vea en la tele las filmaciones de los astronautas caminando en la luna,
las entrevistas a estos astronautas, las rocas lunares, fotografías, todas las evidencias no tendrían ningún
valor porque esta persona ya ha determinado y concluido que el hombre no puede ir a la luna aunque hay
evidencia suficiente de que fue una realidad.
¿No te gustaría que alguien te mostrase -de una manera simple- la evidencia de la existencia de
Dios? Sin forzar ni frases como "solo tienes que creer". Bien, aquí presentaremos solo unas cuantas
razones que sostienen que Dios existe. (El catequista puede buscar otros ejemplos)
¿Dios existe? La complejidad de nuestro planeta apunta a un Diseñador quien deliberadamente no
sólo creó nuestro Universo sino que lo sustenta hoy en día.
Muchísimos ejemplos de diseño de un Dios podrían ser dados -posiblemente un sin fin. Aquí, unos
pocos:
La Tierra y su tamaño es perfecto. El tamaño de la Tierra y su respectiva gravedad contienen una
capa delgada compuesta en mayoría de nitrógeno y oxígeno que se extiende a 80 kilómetros sobre la
superficie de la Tierra. Si la Tierra fuese más pequeña, sería imposible que tuviese atmósfera, como es el
caso del planeta Mercurio. Si la Tierra fuera más grande, su atmósfera contendría hidrógeno libre, como
Júpiter. La Tierra es el único planeta conocido equipado con una atmósfera compuesta por una mezcla
adecuada de gases que dan sustento a las plantas, animales y seres humanos. La Tierra está ubicada a la
distancia adecuada del sol. Considere que las temperaturas que tenemos, aproximadamente varían desde -
35º C a 50º C. Si la Tierra estuviese un poco más lejos del sol, todos nos congelaríamos. Si estuviese un
poco más cerca, nos quemaríamos. Incluso una pequeña variación -una fracción- en la posición de la
Tierra con respeto del sol haría imposible la vida sobre la Tierra. La Tierra permanece a una distancia
perfecta del sol mientras rota alrededor de él a una velocidad cerca de 107.000 kilómetros por hora. Esta
también rotando sobre su eje, permitiendo que la superficie entera de la Tierra sea perfectamente calentada
y enfriada cada día.
Nuestra luna tiene el tamaño y la distancia de la Tierra perfectos para su atracción gravitacional.
La Luna crea las mareas y los movimientos de los océanos de tal manera que sus aguas no se estanquen, y
al mismo tiempo evita que estas mismas inunden los continentes.
El agua es incolora, inodora y sin sabor, aun así, ningún ser viviente puede sobrevivir sin ella. Las
plantas, los animales y los seres humanos están compuestos en su mayoría por agua (alrededor de dos
tercios del cuerpo humano está compuesto por agua). Ahora veamos porque las características del agua
son únicas y especiales para la vida: El agua nos permite vivir en un ambiente de temperaturas
cambiantes, mientras mantiene a nuestros cuerpos a una temperatura de 37º C. El agua neutra. Sin afectar
la composición de las substancias, el agua hace posible que la comida, medicinas y minerales sean
absorbidos y usados por el cuerpo. El agua se congela de arriba hacia abajo, y flota de tal manera que los
peces pueden sobrevivir en el invierno.
El cerebro humano procesa simultáneamente una asombrosa cantidad de información. Tu cerebro
capta todos los colores y objetos que ves, la temperatura a tu alrededor, la presión de tus pies sobre el piso,
los sonidos a tu alrededor, lo seco de tu boca. Tu cerebro registra y procesa todas tus emociones,
pensamientos y memorias. Al mismo tiempo monitorea las funciones continuas de tu cuerpo como la
respiración, el parpadeo, el hambre y el movimiento de los músculos en tus manos.
El cerebro humano procesa más de un millón de mensajes por segundo. Tu cerebro evalúa la
importancia de todos estos datos, filtrando lo que relativamente no tiene importancia. Esta función de
filtrado es lo que te permite enfocar y funcionar efectivamente en tu mundo. Un cerebro que procesa más
de un millón de datos por segundo, mientras evalúa la importancia de ellos y te permite actuar de acuerdo
a la información más relevante. ¿surgió como producto de la mera casualidad? No
Sólo Dios supo y sabe hacer las cosas.

CAPÍTULO XXVIII: SANTIFICAR LAS FIESTAS


DEL SÁBADO JUDÍO AL DOMINGO CRISTIANO
El pueblo judío celebró (y celebra) el sábado, como un signo de la Alianza de Dios con
Israel. El sábado es para el Señor; está reservado para la alabanza a Dios. Son dos los motivos por
los que se alaba a Dios: por su obra creadora -"al séptimo día descansó"- y por las intervenciones
salvíficas de Dios en favor de su pueblo -"acuérdate de que fuiste esclavo en Egipto y de que el
Señor tu Dios te sacó de allí; por eso el Señor tu Dios te manda guardar el sábado"- (Dt 5,15).
Aparte del sentido de alabanza a Dios por sus obras, el sábado tiene también el sentido de valorar
al descanso. Para los judíos el sábado interrumpe los trabajos cotidianos y concede un respiro. Es
como un día de protesta contra las servidumbres del trabajo y el culto del dinero. Los primeros
cristianos asumieron el valor religioso del sábado judío (alabanza y descanso) y pasaron a
celebrarlo el domingo. En efecto, el domingo fue el día en que Cristo resucitó de entre los
muertos, significa la nueva creación inaugurada por el triunfo de Cristo sobre la muerte. El
domingo es vivido por los cristianos como la plenitud del sábado del Antiguo Testamento.

¿Por qué los cristianos sustituyeron el sábado por el domingo?


Los cristianos han reemplazado la fiesta del Sábado por la fiesta del domingo porque
Jesucristo resucitó de entre los muertos en domingo. Pero el «día del Señor» asume en sí
elementos del sábado.
De este modo el domingo cristiano tiene tres elementos esenciales: 1. Nos recuerda la
Creación del mundo e introduce el resplandor festivo de la bondad de Dios en el tiempo; 2. Nos
recuerda el «octavo día de la Creación», cuando el mundo se renovó en Cristo (como dice una
oración de la noche de Pascua, «oh Dios, que con acción maravillosa creaste al hombre y con
mayor maravilla lo redimiste»); 3. Retoma el motivo del descanso, pero no sólo para santificar la
interrupción del trabajo, sino para indicar ya desde ahora el descanso eterno del hombre en Dios.

VIVENCIA DEL DOMINGO


Día de descanso: Dice el Catecismo de la Iglesia Católica: "Los fieles se abstendrán de
entregarse a trabajos o actividades que impidan el culto debido a Dios, la alegría propia del día
del Señor, la práctica de obras de misericordia, el descanso necesario de espíritu y del cuerpo. Las
necesidades familiares o una gran utilidad social constituyen excusas legítimas respecto al
precepto del descanso dominical" (nº 2185)
Día de gozo: Evidentemente, el Tercer Mandamiento no pretende llenar la Iglesia con
gente amargada que hace "el sacrificio" de ir allá "para no pecar". El domingo entero ha de ser
vivido gozosamente, como el día del Señor. Cuando nos cueste mucho ir a Misa, o nos aburramos
en ella, o estemos en ella despistados, etc... debemos de examinarnos, ya que quizás estemos
cumpliendo la letra de la ley, pero no su espíritu (espíritu de fiesta). Fuera de la Misa, hay no
pocas personas a las que la inactividad del domingo les resulta triste y tediosa. Su falta de gozo,
indica que no viven el sentido del domingo.

Día de familia y de misericordia: "Los cristianos deben santificar también el domingo


dedicando a su familia el tiempo y los cuidados difíciles de prestar los otros días de la semana...
El domingo está tradicionalmente consagrado por la piedad cristiana a las buenas obras y a
servicios humildes para con los enfermos, débiles y ancianos." (CIC. nº 2186)

PROPUESTA DE REFLEXIÓN EN GRUPO


¿Cuáles son, en tu opinión, los motivos que más nos suelen alejar de la fidelidad en la
asistencia a la Eucaristía Dominical?

CAPÍTULO XXVIII: RESPETO A LOS BIENES AJENOS


NO ROBARÁS
El séptimo mandamiento prohíbe apropiarse o perjudicar los bienes ajenos. En nuestros
días hay formas muy diversas de pecar contra este mandamiento: Retener indebidamente objetos
perdidos, pagar salarios injustos, explotación laboral, especulación abusiva de precios, sobornos
para alcanzar los propios intereses, trabajos realizados irresponsablemente o chapuceramente,
fraudes fiscales y demás evasiones de impuestos, sobreexplotación de los recursos naturales,
entre otros. Obviamente, un signo inequívoco de la autenticidad del arrepentimiento de los
pecados contra este mandamiento, es la disposición a restituir lo robado, en la medida de lo
posible.

PROPUESTA DE REFLEXIÓN EN GRUPO


Cumplir con el séptimo mandamiento es mucho más que "no atracar un banco", supone
cuidar el sentido de la justicia. ¿Has pensado alguna vez que cuando un estudiante no estudia
conforme a su capacidad, está pecando contra la virtud de la justicia, es decir, contra el séptimo
mandamiento? ¿Contra quién te parece que se comete esa injusticia: contra los padres, contra
Dios, contra la sociedad?
¿Qué opinas del refrán: «El que roba un ladrón tiene cien años de perdón»?

NO ROBARÁS - EL DEBER DE LA SOLIDARIDAD


El séptimo mandamiento, no se limita al "no robar", sino que también nos manda ser
solidarios. Nos recuerda que los bienes del universo han sido creados por Dios con un destino
universal -sin negar el derecho de propiedad privada- y que debemos de gestionar los bienes
terrenos y el fruto de nuestro trabajo con justicia y caridad. Por otra parte, a veces puede ser
difícil distinguir la línea divisoria entre el robo y la insolidaridad; ya que, cuando menos una
parte de la prosperidad de Occidente, está fundada en una explotación injusta de las materias
primas de los países pobres.
UN CORAZÓN LIBRE
El décimo mandamiento, «No codiciarás los bienes ajenos», señala la envidia, la avaricia
y el deseo inmoderado de los bienes materiales y de poder. El ideal cristiano es que lleguemos a
tener un corazón libre, que sea capaz de poseer las cosas sin apegarse a ellas.

PROPUESTA DE REFLEXIÓN EN GRUPO


Lee 1 Cor 7,29-31 y explica qué relación tiene este texto con lo que nos manda el décimo
mandamiento. En nuestros días asistimos a un florecimiento de los juegos de azar entre los
jóvenes, especialmente a través de los dispositivos digitales. Se trata de un fenómeno que deja
patente muchas heridas y carencias: adicciones y faltas de autoestima, avaricia, falta de
solidaridad, imprudencia.

EL CAMINO QUE JESUCRISTO NOS MUESTRA


1.- Jesús nos recuerda que los bienes materiales son pasajeros. Lee y comenta Mt 6,19-21:
¿Cómo nos puede ayudar la perspectiva de la vida eterna para vencer nuestra avaricia?
2.- Jesús nos previene sobre el peligro de las riquezas. Lee Mt 19,21-26: ¿De dónde
proviene ese peligro de las riquezas?
3.- Jesús nos dice que está presente en los pobres. Lee y comenta Mt 25,31-46: ¿Qué
repercusión puede y debe tener esta presencia especial de Jesús en los pobres en nuestra caridad
cristiana?

CAPÍTULO XXIX: CONOCER AL DIOS UNO Y TRINO A TRAVÉS


DEL CREDO DE LOS APÓSTOLES.
EXPERIENCIA HUMANA
Colocamos una vela y se le pide a un catequizando encenderla. Al estar encendida le
pedimos a todos observar con detenimiento la llama, les enseña que tiene una forma, que está en
movimiento, que genera calor y que ilumina en la oscuridad. También hace notar que la llama
tiene 3 colores: su parte más externa es amarilla, luego hay una parte de color naranja, y
finalmente la parte interior es azul. Les explica que esas tres partes de la llama siempre allí, en
ese orden, que en algunas ocasiones un color puede ser más intenso que otro y eso se debe a la
mayor o menor presencia de elementos químicos como el oxígeno y el hidrógeno. A continuación
aplicaremos la técnica: 3 en 1 y uno somos todos.
Los 3 catequizandos más altos del grupo se colocan de frente tomándose de las manos,
formando un triángulo. Aparte el catequista les da a conocer el “santo y seña” con el que sus
compañeros podrán ingresar dentro del triángulo. Y les da la siguiente fórmula: “Todas las
naranjas están en el árbol / y las mandarinas están en la mesa”.
La primera parte la dicen los 3 catequizandos que están enlazados a una sola voz. Al resto
de los catequizandos, en lugar aparte, se les da dos respuestas, una “correcta” y otra
“equivocada”. La correcta: “y las mandarinas están en la mesa”, la equivocada: “y los limones
también”. Uno a uno se van acercando donde están los 3 y esperan a que les digan “todas las
naranjas están en el árbol” y el catequizando le responde en voz baja una de las dos respuestas. Si
es la “correcta” podrá entrar, sino se queda por fuera. Al terminar de pasar todos los
catequizandos se hace una reflexión y se invita a conocer la respuesta “correcta” que nos da la
Iglesia.
COMPROMISO
Se anima a los catequizandos a aprender el “Credo de los Apóstoles” de la Iglesia que
hicieron los apóstoles copiándolo en su cuadernito espiritual

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