Maxi Fin
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Maxi Fin
El general Martínez, quien gobernó El Salvador a fuerza de hierro durante 13 años, empezó
jugando sus cartas dictatoriales como vicepresidente de Arturo Araujo. Fue presidente de El
Salvador desde 1931 a 1944. Su régimen fue una dictadura estricta que volteó una insurrección
comunista durante sus primeros días en el cargo. Promovió el crecimiento económico basado en la
expansión de las grandes fincas cafetaleras, beneficiando así a los terratenientes e iniciando
vínculos entre el ejército y la oligarquía. Una de las maneras que Martínez encontró para poner
orden fue a través del asesinato.
El general mantuvo un estricto control sobre la nación, a través de un extenso sistema de represión
y espías. Su régimen se volvió más opresivo en sus últimos años, especialmente después de 1938.
Los métodos policiales eran duros. Entre sus "reformas" se encontraban leyes que reinstauraban la
pena de muerte para delitos como la rebelión.
Cuando, en 1944, se disponía a ser reelegido, una revuelta popular lo obligó a abandonar el país.
Martínez se exilió en Honduras, donde residió hasta su muerte, ocurrida en la Hacienda Jamastrán,
Danlí, Honduras, 15 de mayo de 1966. Murió asesinado por Cipriano Morales, su motorista, quien
le asestó 17 puñaladas en el comedor de su hacienda.