Conociendo Al Espíritu Santo
Conociendo Al Espíritu Santo
Conociendo Al Espíritu Santo
Lectura: Lucas 24:49 “He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros;
pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder
desde lo alto.”
Introducción:
En los tiempos en que vivimos, la iglesia habla mucho del Espíritu Santo, se enseña la
doctrina del Espíritu Santo, hablamos acerca de ser llenos con el Espíritu del caminar y
del vivir en el Espíritu, hablamos de su obra de regeneración en el hombre.
Muchas personas encuentran la doctrina del Espíritu Santo algo confusa. Pero
¿conocemos en verdad al Espíritu Santo? ¿Quién es el Espíritu Santo?, ¿Es el Espíritu
Santo una fuerza, una persona, o algo más? El Espíritu Santo es más que una simple
fuerza externa o un fantasma como muchos han dicho. El Espíritu Santo es Dios. ¿Qué
enseña la Biblia?
¿Quién es el Espíritu Santo? Lucas 24:49 “He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre
sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos
de poder desde lo alto”.
La Biblia nos brinda muchas formas de ayudarnos a comprender que el Espíritu Santo
es realmente una persona, es decir, Él es un ser personal, y no algo impersonal. En
primer lugar, cada pronombre que se usa en referencia al Espíritu es "él, como cuando
uno habla de una persona" y no "eso, como cuando se habla de una cosa". El idioma
original griego del Nuevo Testamento es explícito en confirmar la persona del Espíritu
Santo. La palabra que se usa para "Espíritu" (pneuma), es neutra y sería lógico usar
pronombres neutros para que haya un acuerdo a nivel gramatical. Sin embargo, en
muchos casos, se encuentran pronombres masculinos (por ejemplo, Juan 15:26; 16:13-
14). Gramaticalmente, no hay otra manera de entender los pronombres del Nuevo
Testamento relacionados con el Espíritu Santo, se hace referencia a "Él", como una
persona.
Mateo 28:19 “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en
el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” aquí se nos enseña a bautizar en el
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Esta es una referencia colectiva a un Dios
trino.
La promesa del Padre: El Espíritu Santo prometido, He a aquí, yo enviare la promesa
de mi padre sobre vosotros. Jesús se refería al Espíritu Santo, cuyo derramamiento se
había prometido en Joel 2:28. “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda
carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y
vuestros jóvenes verán visiones.”
El pasaje que uso Pedro en el pentecostés. Ya el Señor sabía que sus últimos días de
estar aquí en la tierra se estaban acercando, sabía que sus discípulos se iban a enfrentar
con la oposición del mundo que no había creído en Jesús.
Mateo 10:16 “He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes
como serpientes, y sencillos como palomas“. El rechazo hacia Jesús se reflejaría en sus
seguidores.
Pero Jesús no los dejaría solos. Juan 14:16 “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro
Consolador, para que esté con vosotros para siempre“, se coloca al espíritu en la misma
categoría que Jesús, para que esté con vosotros para siempre“; expresa la idea de
acompañar, ayudar, interceder, consolar estar al lado de alguien cuando se encontrare
solo y esto fue lo que significó el Espíritu Santo para los primeros creyentes. He aquí la
promesa.
Antes de que Jesús ascendiera al cielo, les dijo a Sus discípulos que enviaría a uno que
enseñaría y guiaría a todos aquellos que creen en Él Hechos 1:5 “Porque Juan
ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo
dentro de no muchos días.”; Juan 14:26 “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el
Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que
yo os he dicho.”; Juan 16:7 “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya;
porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo
enviaré.”. La promesa de Jesús se cumplió en menos de dos semanas después de Su
ascensión, cuando el Espíritu Santo vino con poder sobre los creyentes en Pentecostés
(Hechos 2).
El Espíritu Santo intercede. Romanos 8:26-27 “26 Y de igual manera el Espíritu nos
ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos,
pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles, 27
Mas el que
escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la
voluntad de Dios intercede por los santos“.
El Espíritu Santo testifica Juan 15:26 “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo
os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio
acerca de mí“.
El Espíritu Santo dirige Hechos 8:29 “Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a
ese carro.“
El Espíritu Santo guía Juan 16:13 “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os
guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo
que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir“.
Al Espíritu Santo no se le puede mentir Hechos 5:3-4 “3 Y dijo Pedro: Ananías, ¿por
qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio
de la heredad? 4 Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder?
¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios“.
El Espíritu Santo puede ser ofendido Hebreos 10:29 “¿Cuánto mayor castigo
pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del
pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?.”
El Espíritu Santo no puede ser blasfemado Mateo 12:31-32. “31 Por tanto os digo:
Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el
Espíritu no les será perdonada. 32
A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del
Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será
perdonado, ni en este siglo ni en el venidero.”
El término blasfemia puede definirse generalmente como "irreverencia desafiante". El
término se puede aplicar a pecados tales como maldecir a Dios o a decir cosas
intencionalmente degradantes relacionadas con Dios. La blasfemia es también atribuir
algún mal a Dios, o negarle algún bien que deberíamos atribuirle a Él. Este caso
particular de blasfemia, sin embargo, se llama "la blasfemia contra el Espíritu Santo" en
Mateo 12:31. Los fariseos, habiendo sido testigos de pruebas irrefutables de que Jesús
estaba obrando milagros en el poder del Espíritu Santo, afirmaron en cambio que el
Señor estaba poseído por un demonio (Mateo 12:24). Fíjese que en Marcos 3:30 Jesús es
muy específico acerca de lo que los fariseos hicieron para blasfemar contra el Espíritu
Santo: "Porque ellos habían dicho: Tiene espíritu inmundo".
El Espíritu Santo se puede contristar Efesios 4:30 “30 Y no contristéis al Espíritu Santo
de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención“.
Cuando la palabra “apagar” es usada en la Escritura, está hablando de reprimir el
fuego. Cuando los creyentes se ponen el escudo de la fe, como parte de la armadura de
Dios (Efesios 6:16), ellos están reprimiendo el poder de los dardos de fuego de Satanás.
Cristo describe el infierno como un lugar donde el fuego nunca se “apaga” (Mr. 9:44, 46,
48). De la misma manera, el Espíritu Santo es un fuego que mora en cada creyente. Él
quiere expresarse a Sí mismo en nuestras acciones y actitudes. Cuando los creyentes no
permiten que el Espíritu sea visto en sus acciones, cuando hacemos lo que sabemos que
está mal, entonces reprimimos o “apagamos” al Espíritu. Permitimos que el Espíritu se
revele a Sí mismo de la manera que Él lo desea.
Para comprender lo que significa “contristar” al Espíritu, debemos entender
primeramente que el Espíritu posee personalidad. Sólo una persona puede ser
“contristada”; por lo tanto, el Espíritu debe ser una persona divina para poder tener esta
emoción. Una vez que comprendemos este aspecto, podemos entender mejor cómo Él
es “contristado,” especialmente porque nosotros también somos contristados. Efesios
4:30 nos dice que no debemos “contristar” al Espíritu. Podemos “contristar” al Espíritu al
vivir como paganos (4:17-19), al mentir (4:25), al airarnos (4:26-27), al robar (4:28), al
maldecir (4:29), al amargarnos (4:31), al no perdonar (4:32), al cometer inmoralidad
sexual (5:3-5). “Contristar” al Espíritu es actuar de manera pecaminosa, ya sea de
pensamiento y hechos, o solamente de pensamiento.
“Apagar” y “contristar” al Espíritu son ambos similares en sus efectos; ambos impiden
un estilo de vida piadoso. Ambos suceden cuando un creyente peca contra Dios y sigue
sus propios deseos mundanos. El único camino correcto por seguir, es el camino que
lleva a un creyente más cerca de Dios y la pureza, y más lejos del mundo y el pecado. Así
como a nosotros no nos gusta ser contristados, y así como tampoco buscamos reprimir
lo que es bueno, así también no debemos contristar o apagar al Espíritu Santo al rehusar
escuchar Su guía.
Conclusión
Cada una de las emociones y de los hechos que hemos señalado son propios de una
persona. El Espíritu Santo no es una fuerza impersonal, como lo es la gravedad o el
magnetismo. Es una persona, con todos los atributos de la personalidad. Pero no es
solamente una persona, también es divino.